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Máximo vivía en una ciudad llamado Bagua, él era una persona muy humilde como
su familia. Trabajó desde que era niño, al inicio todo era felicidad ya que trabajaba al
lado de su papá y compartían en familia momentos inolvidables, pero una noche su
padre decidió salir a dar un paseo y no volvió jamás. Él era muy pequeño y
decidieron no decirle nada, pero a pesar de su corta edad se daba cuenta de todo y
sabía que su papá había muerto. Máximo que así se llamaba el niño se quedó al
cuidado de su tío Jacinto quien era muy estricto, tenía los ojos claros, cabellos
rubios y su cara daba miedo, él tenía una pequeña granja con diferentes animalitos
como vacas, toros gallinas patos gansos y otros animales pequeños, cerca de ese
lugar había un pequeño riachuelo donde se podía observar a los peces que corrían
de un lugar a otro como si estuvieran danzando.
Una tarde se entretuvo entre los árboles jugando y olvidó de darle de comer a los
pollitos al regresar a casa encontró que dos se habían muerto, Jacinto al ver que no
había cumplido bien con su tarea agarró su varilla y empezó a pegarle, él adolorido
por los azotes corrió de la finca sin dirección para poder salvarse de su tío quien lo
perseguía con tanta ira, pero él era más veloz que su tío.
Sin darme cuenta aparecí en un jardín muy hermoso lleno de hermosas flores y
junto a ellas una hermosa joven de ojos claros pelo castaño, una silueta muy
hermosa y una sonrisa despampanante, Yo me quedé boquiabierto al ver tanta
hermosura en una sola persona. La joven se fue acercando poco a poco y yo no
sabía que decirle, me quedé pasmado de la impresión, pero a la vez muy triste
porque cada vez que estaba muy cerca de ella me miraba con desprecio y me dijo
que me fuera muy lejos de su jardín, vete niño caro de sapo por aquí no te queremos
ver, yo la saludé amablemente, me llamo Máximo le dije, yo Anaís, pero ahora vete
por favor. yo me quedé encantado con su nombre, aparte de ser una niña muy
hermosa tenía un nombre bello pero su actitud era negativa.
Después de una semana, pasé por el mismo lugar, ella me invitó a pasear por su
jardín, al instante acepté, ¿habrá cambiado de idea, me pregunté muy
desconcertado? Acaso ya no siente desprecio por mí, me dije a mi mismo. Ella le
contó que conocía a su tío y siempre visitaba a su mamá como excusa porque en
realidad venía a verla a ella, también le contó que antes que él llegara a la casa de
su tío Jacinto lo maltrataba a sus animales y a veces mataba por gusto propio
diciéndole a la gente mentiras; que se le metió algún ratero a buscar de ellos y
querer hacerle mal, Máximo no pudo creer lo que estaba escuchando, ahora
recuerdo dijo él, siempre que salía a darle el pasto a los animales amanecían con
moretones en algunas partes del cuerpo, yo pensaba que era porque quizá algunos
de ellos resbaló o se cayó en algún momento pero ahora puedo afirmar que mi tío le
había pegado y no sólo una vez si no en repetidas veces.
Empezó a anochecer otro día más que pasaré en la oscura soledad dijo Máximo,
tengo que regresar a casa de mi tío, pero tengo mucho miedo que me vuelva a
castigar, pero no tengo a nadie más cercano y sin tener donde más quedarse se
armó de valor y regresó, se despidió de Anaís con un beso en la cara en ese
instante yo era el más feliz y contento saltando de alegría fui a la finca de mi tío.
Máximo al acercarse a la casa notó que no había nadie pensó que había ido a tomar
a algún lugar.
Entonces decidió ir a ver los animales para cerciorarse que no le haya pasado nada
en su ausencia, cuando fue mirando a cada uno de ellos notó algo muy
desagradable su tío se había desquitado con algunos de los animalitos, Máximo se
puso a llorar y decidió que en la noche dormiría con ellos; al quedarse dormido en su
sueño los animalitos empezaron a hablar donde le decían que en tres años una
gallina pondrá un huevo de oro véndelo y huye de ese lugar. Don Jacinto encontró a
Máximo dormido con los animales así que fue a llenar una cubeta de agua y
arrojársela para despertarlo de inmediato, él despertó y muy asustado pensando que
recibiría más golpes. Don Jacinto con gritos le mandó hacer sus labores diarias
nuevamente Máximo solo esperaba que ese sueño fuera realidad, aunque todo era
tristeza aún tenía una esperanza.
Habían pasado los años, Jacinto contrató un ayudante llamado Miguel, se acercaba
la temporada de cosecha, Miguel se convirtió en un buen amigo de Máximo ya que
de vez en cuando le ayudaba y salían a divertirse. Un día conversando Máximo casi
le cuenta sobre el sueño de la gallina de los huevos de oro, pero le interrumpió
Jacinto el cual le llamaba a Miguel para que fueran a la cosecha.
Esa misma noche Máximo fue a ver a Anaís porque se había convertido en su mejor
amiga, pero de lejos pudo observar que estaba con Miguel abrazándose, la tristeza
de Máximo se podía notar a distancias, sus lágrimas lo delataban.
En ese instante fue a conversar con Zarina una baquita de color marfil, le contó toda
su desgracia que le estaba pasando y se prometió que se vengaría de Miguel por no
ser el amigo que él pensaba.
De pronto Máximo salió corriendo a donde estaba la granja y se acurrucó donde sus
animalitos los cuales le daban mucha felicidad.
Pasaron los meses y Máximo al ver que no estudiaba decidió ir a una biblioteca y
empezar a leer algunos libros, él había aprendido a leer gracias a sus padres que a
pesar que eran pobres sabían leer muy bien, gracias a ellos quienes lograron
enseñarlo a su hijo algunas cosas; Máximo empezó a sentir mucho cariño por los
libros, estudiaba visitando día a día a una biblioteca donde podía encontrar una
diversidad de lecturas.
Don Jacinto tenía dinero y la justicia no hacía nada porque era sobornada
fácilmente por él, un día decidió ir a la policía por el mismo a comprobar a pesar de
mostrar los moretones en su cuerpo señalarles qué animales había pegado y donde
los votaba los policías no hacían nada porque ya conocían a Don Jacinto era un
caserito de ellos y solamente lo botaron como si no valiera nada Máximo al ver tanta
falta e injusticia que cometía, decidió aún seguir estudiando más y rogando que el
sueño que un día tuvo sea realidad.
Se había cumplido ya los tres años desde aquel sueño maraviñoso que tuvo,
Máximo fue deprisa haber antes que su tío lo encontrara, se podía observar desde
muy lejos lo brillante que era ese huevito como en el sueño habían dicho era un
regalo por haberlos cuidado tan bien y haberlos protegido cuando Jacinto lo quería
pegar.
Máximo le dio pena dejar a sus animalitos botados con su tío Jacinto, sabía cómo
los trataba pero para buscar un mejor futuro debería sacrificarse para no repetirse
los abusos nunca más y decidió llevarse el huevo a una ciudad donde todo era
nuevo para él, como había leído muchos libros e investigado algunas cosas ya sabía
cómo escribirse en una Universidad Cómo sacar algunos papeles para poder
inscribirse, él era muy aplicado podría obtener una beca que le favorezca pero lo
primero que hizo fue vender el oro, vio en los libros que las cosas de valores se
podrían vender a museos o casas de empeños pero en un museo te daría el mejor
precio así que decidió llevarlo y lo tomaron como Una reliquia y Máximo recibió
mucho dinero por aquel huevito. Y con ese dinero decidió inscribirse a la Universidad
y elegir su carrera de derecho a la que siempre aspiro y al fin logró su primer paso,
pasaron los años. Máximo había sido uno de los mejores alumnos de la Facultad de
Derecho el cual se ganó varios diplomas y medallas por tener Mucha imaginación en
sus proyectos y en algunos casos contados. Siempre se centraba en la defensa de
los animales, una vez sus profesores le preguntaron ¿por qué estaba tan
interesado en los animales y en sus derechos? Al instante contó su historia y lo que
vivió allá en su pueblo y que tiene muchas ganas de regresar y poder hacer justicia
por los actos cometidos… Los profesores se sintieron muy conmovidos con su
historia y decidieron apoyarlos en lo que pudieron.
Máximo se graduó con honores ocupando el primer puesto en derecho el cual
sorprendió a muchos de sus docentes y doctores por tener tanta iniciativa y carisma
con los animales él se sintió agradecido.
Luego Máximo fue a visitar a su tío y de paso preguntar por Anaís si se había
casado con Miguel ero gran sorpresa se llevó Máximo al ver a su tío Jacinto y a
Anaís y un niño junto a él no pudo creer tanta atrocidad Anaís siendo una niña y su
tío ya teniendo cuarenta y tantos años estuviera comprometida dichosa fue la
sorpresa al pasar por ahí al saludarlo su tío lo saludo como si nada hubiera pasado
pero Anaís bajó su cabeza con gran tristeza bajó la mirada como diciendo no me
mires Máximo y se sentó un rato a conversar con Anaís. Le dijo que después que él
se fue su madre la vendió por un par de terrenos y ahora era su mujer y le pregunté
sobre Miguel el cual respondió simplemente desapareció de la nada Máximo le pidió
permiso a su tío para visitar la granja movió la cabeza en signo de afirmación.