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Ahora bien, cuando hablamos del hombre moderno ¿Qué nos diferencia de los demás
animales? Para eso, el texto de Carbonell, Bermúdez de Castro y Sala propone los
conceptos de evolución integrada o proceso convergente y complejidad (Reichholf dice
que es solo la capacidad del cerebro, lo biológico). El primero hace alusión a la dicotomía
entre la evolución biológica y cultural, las cuales enmarca en el mismo concepto. Ambas
evoluciones dan cuenta de la complejidad del hombre, es decir, lo que lo separa de los
demás animales debido a sus capacidades biológicas y culturales (crecimiento del
encéfalo, simbolismo, lenguaje, manejo del fuego).
Sobre las características biológicas: El hombre ha llegado a ocupar toda la superficie
terrestre de la tierra: hace unos 120.000 años, Homo sapiens partió del continente
africano y lo encontramos desperdigándose por Asia y llegando después a Australasia hace
unos 60.000 años. Finalmente, llegó a Europa hace unos 45.000 años, antes de ocupar la
última frontera: el continente americano. Dentro de las características anatómicas del
homo sapiens se encuentran: un gran volumen encefálico, menor cantidad de dientes, una
cara más reducida, un esqueleto poscraneal más delicado y un mentón en la mandíbula.
En cuanto al lenguaje, es cierto el hecho de que sea una característica del género Homo, y
no del Homo sapines, debido al descubrimiento de un gen compartido entre los homos
sapiens y los homos neanderthalensis (diferencia con Reichholf).
Sobre las características culturales: los autores sugieren que hay varios elementos
culturales que no son del homo sapiens, sino que el mismo fue el encargado de
generalizarlos. Un ejemplo de esto son la industria lítica y, con la misma, el desarrollo de
técnicas como el laminado; la madera y su capacidad para crear armas; y la construcción
de herramientas de hueso. Por el lado de la arquitectura, la misma pertenece al género y
no a la especie ya que neandethal también había creado cabañas; el descubrimiento del
fuego se remonta al homo erectus y su generalización es muy inespecífica; en cuanto a los
rituales funerarios, no son una adquisición solo de los humanos modernos, sino que este
hábito lo comparten otras especies; sobre el arte hay evidencias (la Venus de Tam Tam y
de Berekhat Ramo) que dan cuenta del arte antes del homo sapines, aunque fue este el
que lo generalizó hace 45mil años.
En síntesis, podemos decir que: los humanos anatómicamente modernos representamos
una síntesis evolutiva, biológica y cultural de nuestro género; es decir, que englobamos
características que han seguido al género Homo por miles de años en una sola especie y
hemos logrado generalizar sus aportes y trasladarlos más allá de África, Europa y Asia.
Volviendo a la evolución del hombre, la mayoría de las teorías ponen a la caza como la
primera fase del desarrollo cultural (Sanahuja Yll), debido a la utilización de armas y al
bipedismo. Este modelo de caza se basa en los siguientes puntos: la caza es responsable
de la división sexual del trabajo, del lenguaje, de la distribución de los alimentos, etc., y
estaba guiada por los machos; se ha querido relacionar esta teoría con la agresividad
natural del macho; las hembras no están capacitadas para la caza debido a su papel
reproductor, por lo que no son autónomas; los machos ejercer el dominio principal.
Con respecto a esta teoría Sahuaja Yll plantea que la caza es un desarrollo que
corresponde a Erectus, mientras que con Habilis (y con Erectus también), la actividad
principal era el carroñeo. Otra crítica que realiza la autora es que la agresividad no es algo
biológico de la especie, sino que se desarrolla dependiendo el contexto; por otro lado,
también sugiere que la afirmación de que las mujeres son inmóviles, solo es correcta para
algunas de ellas; las demás mujeres participan activamente en la caza menor y en la
recolección, tareas que requieren mucha movilidad, como ser ojeadoras.
Además del modelo cazados, tenemos el modelo recolector, según el cual las hembras son
las que recolectan, transportan y distribuyen los alimentos a sus crías. Según esta teoría,
la recolección la primera estrategia fundamental de subsistencia, y fueron estas las que
elegían a los machos más funcionales y no a los más agresivos. Una de las críticas que se
hacen a este modelo es el giro de tuerca que plantea del modelo anterior y que asocia a
las hembras con los vegetales, mientras que el modelo cazador asocia al macho con la
carne.
Gracias a esta teoría recolectora, surgen modelos alternativos. Algunos, como el de
Lovejoy, plantean que la división sexual del trabajo en mujer/reproductora y hombre
/cazador/proveedor de alimentos, se da por la adaptación al medio y la incapacidad que
tienen las primeras homínidas en desplazarse en dos pies durante largas distancias con los
embarazos. En síntesis, este nuevo modelo, propone lo mismo (o similar) que el modelo
cazador, con la innovación de que no hay cazadores.