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Se apuntará principalmente al cierre cordal, por lo que se utilizarán recursos similares a los
utilizados en parálisis cordales.
Se buscará el tono óptimo dentro de los tonos posibles, realizado suaves maniobras de presión
manual o cambios de postura de cabeza, evitando el esfuerzo por ganar intensidad (lo cual
aumenta únicamente el ruido y empeora la inteligibilidad).
Laringectomía total
Al extirparse la laringe, los últimos anillos traqueales se doblan hacia adelante y se suturan a
nivel de la piel dejando un traqueostoma de manera permanente. Las vías respiratorias
superiores (nariz, boca) e inferiores (tráquea, bronquios, pulmones) quedan separadas y
pierden su relación de encrucijada con la vía digestiva.
Es importante tener en cuenta los aspectos psicosociales que implica este tipo de ablación, ya
que la perdida de la función fonatoria limita al sujeto en su vida de relación y puede
desencadenar trastornos en la personalidad. La mutilación sufrida no solo le impide hablar,
sino que genera cambios a nivel físico-estéticos que pueden repercutir de manera negativa en
el paciente. (Ver p. 225 a 230 aspectos psicosociales).
Métodos reeducativos
Consiste en producir una voz insuflando aire al esófago y luego permitiendo que sea soltado,
haciendo vibrar la boca esofágica. El sonido resultante es articulado posteriormente en la
cavidad oral.
Para lograr que el aire ingrese al esófago debe haber suficiente presión aérea intraoral que
venza la constricción esfinteriana de la boca faringoesofágica. Para ello existen diferentes
métodos:
El paciente debe aprender a deglutir una pequeña cantidad de aire que quedará por unos
instantes en el esófago cervical. Luego será expulsado con un movimiento antiperistáltico por
medio de una contracción diafragmática. Se provoca entonces un eructo que tomará la
característica de algún sonido particular según como se articule.
Inicialmente, se puede ayudar a la deglución de aire con bebidas gaseosas. Se comienza con
vocales aisladas para pasar luego a sílabas, palabras y frases cortas.
Consta de dos pasos: aspiración de aire en el esófago, y contracciones fónicas del mismo.
Se le pide al paciente que con la cabeza inclinada hacia adelante aspire al máximo, alargándose
así el espacio esofágico. Luego debe llevar la cabeza bruscamente hacia atrás e intentar la
producción de la voz. Luego se trabaja la calidad del sonido con diferentes emisiones. El autor
sugiere realizar emisiones prolongadas de /m/, ya que la resonancia nasal mejora la voz
esofágica.
Van der Berg comprobó que en pacientes LT las consonantes explosivas P-T-K eran producidas
con más facilidad, pues su emisión era interrumpida solo cuando el paciente necesitaba
respirar. El método comienza con vocales precedidas de una consonante explosiva: pa- pe- pi
po- pu. Luego por palabras formadas por explosivas: papá, pato, etc., y finalmente palabras
que comienzan con vocal pero precedidas de la articulación muda de una explosiva.
Si comparamos ambos métodos, el de inyección permite un habla más fluida, ya que la entrada
de aire se va realizando con los mismos movimientos articulatorios de tal manera que se llega a
fonar sin que se perciban las tomas de aire bucal. En el método de deglución el paciente debe
realizar pausas para deglutir el aire.
El único método contraindicado es el de Seeman (inspiración forzada que provoca aspiración
de aire al esófago). Suele ser el mecanismo utilizado instintivamente por cuestiones reflejas,
tratando de fonar tomando más aire pulmonar y empujándolo.
Laringe artificial
Existen distintos modelos, unos de aplicación cervical, otros de aplicación dental y otros de
aplicación bucal.
La más utilizada es electrónica, de modelo manual, con un diafragma vibratorio que se coloca
firmemente contra el cuello. Las vibraciones se transmiten por la piel hasta la hipofaringe.
Algunas cuentan con intensidad y frecuencia ajustables. Se requiere de una articulación precisa
(se trabajan todos los puntos y modos articulatorios primero sin laringófono) y buen contacto
del cabezal con el cuello para evitar ruidos del aparato.
Fístula traqueoesofágica
Puede ser primaria (se efectúa junto con la LT) o secundaria (en una cirugía posterior). Se
busca crear una vía efectiva que asegure el pasaje de aire de la tráquea al esófago, evitando el
pasaje de saliva o alimento en sentido contrario.
Hay que presentar ambas opciones a los pacientes, ya que algunos preferirán la voz esofágica
por no tener que ocluir el estoma, por no depender de una prótesis, por no necesitar una
fistula o por el menor costo económico.
Hay que tener en cuenta que los pacientes que no pueden trabajar la voz esofágica por
espasmos del cricofaríngeo tampoco son aptos para prótesis traqueoesofágicas.
En otros países, como EEUU, la laringe artificial es el método primario, lo cual podría tener que
ver con las características de sus sistemas de salud. En nuestro país, la mayoría de los
laringectomizados intenta desarrollar la voz esofágica y un 70% logra utilizarla.
Con suficiente entrenamiento los hablantes alaríngeos pueden aprender un habla socialmente
aceptable a través de cualquiera de los métodos descriptos, dependiendo la elección del
mismo de las particularidades de cada caso.