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ROCA

Edición de la Comisión Nacional Monumento


al Teniente General Julio A. Roca.

Es prohibidala venta.

Imprenta y Casa editora CON' n, Perú 684, Buenos Aires


COMISIÓN NACIONAL
MONUMENTO AL TENIENTE GENERAL JULIO A. ROCA

LEOPOLDO LUGONES

ROCA
PRÓLOGO

DE.

OCTAVIO R. A M ADE O

BUENOS AIRES

1938

BIBLIOTECA NACIONAL
DE MAESTROS
DE ESTA OBRA SE HAN IMPRESO 4900 EJEMPLARESEN PAPEL
ANTIQUE Y 100 EJEMPLARES EN PAPEL TIPO HOLANDA, MARCA
coNr, QUE CONSTITUYEN LA TOTALIDAD DEL TIRAJE
COMISION NACIONAL MONUMENTO ÁL TENIENTE GENERAL JULIO A. ROCA

Presidentes honorarios

Doctor FELIPE JOFRE


General AGUSTfN P. Jus•ro

Presidente

Almirante MANUEL DOMECQ GARCÍA

Vicepresidentes
General FRANCISCO M. VÉLEZ
Doctor ERNESTO, PADILLA

Secretarios
Doctor CLODOMIRO ZAVALíA
Don BARTOLOMÉ GALíNDEZ

Tesorero

Don JUAN B. MIGNAQUY

Protesorero

Doctor JOAQUíN S. DE ANCHORENA

Vocales

Doctor RAMÓN S. CASTILLO


General JUAN E. VACAREZZA
Doctor CARLOS RISSO DOMíNGUEZ
Almirante JUAN A. MARTÍN
Vicealmirante ISMAEL F. GALíNDEZ
Doctor ERNESTO AGUIRRE
General CAMILO IDOATE
Doctor ADRIÁN C. ESCOBAR
General NICOLÁS C. ACCAME
Doctor OCTAVIO R. AMADEO
Doctor ENRIQUE LARRETA
Contraalmirante FRANCISCO STEWART
Doctor LUIS MARÍA CAMPOS URQUIZA
Doctor TITO L. ARATA
Doctor EDUARDO CRESPO
Don SATURNINO J. UNZUÉ
Doctor ENRIQUE NAVARRO VIOLA
COMISION ESPECIAL ENCARGADA DE LA PUBLICACION DE ESTA OBRA

Doctor CLODOMIRO ZAVALíA

Doctor OCTAVIO R. AMADEO


Don BARTOLOMÉ GALíNDEZ
os

JULIO X.
PRÓLOGO

La Comisión Nacional del monumento al teniente

generaldonJulioA. Roca,presidida por elseñoralmi-


rantedonManuelDomecq García, me hahechoelhonor
deconfiarme laredaccióndelprólogoa laobrasobre
tan ilustre
prócerquefuera encargadaal malogrado
escritor
don LeopoldoLugones,cuyo libro, interrum-
pidopor lamuerte,resultó
de talsuerte póstumo.
He divididomiprólogoen tres parles: en laprimera
estudiolapersonalidadliteraria delautorde laobra;
en lasegundadoy una noticiao resumendellibro ; y en
latercerahagounasíntesisde lapersonalidad delgene-
ralRoca,en laépocano alcanzada por Lugones.

Córdobadióalpaíssu primerjurisconsulto,
Vélez
;
elmejortáctico,
Paz ; susacerdote
demayorgeniopolí-
lico,
eldeánFunes; y su más excelso
poeta,Lugones.
Córdobaha cumplidoconlaNación.
Yo debo decirlaverdadsospechada sobreestavida
ilustre,la verdadestética del claroscuro.Lugones,el
logradoartista,ya no pertenece a su familiani a sus
amigos; eslátendido en lamesadeautopsia de losgran-
deshombres,anteeldiagnóstico de laposteridad.
En la Córdobadel91, esterebeldede diezy siete
añoseraelenemigonúmerounodelatradición. Pasaba
por lacalle de Caserosdisfrazado de leoilagrissobre
chalecoblancoy melenaapenasoculta por un quilasol
negro.Lasseñoras, queibana lanovenade San Fran-
cisco,decíanalpasar: « ¿De dóndehabrásacado« la
Custodia » estehijolanmandinga? ».
Córdobasesintió aliviadaconlapartida delhijo pró-
digo,y pudo decir: « Vale!, vete!» El trende Cór-
dobadesembarcó en elRetiroa eslebúfalode lasprade-
rasamericanas, conlaspupilas rojasdecuriosidad y de
fuerza.
Llegócon el oro de sus Montañasen losbolsillos
vacíos,y una carlade CarlosRomagosaparaMariano
de Vedia,cartapresagio deraraexactitud. RubénDa-
ríolohalló parecido a Poe y loproclamó« leader » de
la juventudliteraria. Con esteespaldarazo, Lugones
quedótriunfante en loscenáculos.
Ya estáen marcha.El motores sorprendente; pero
tienesusfallas.Es lasombrainevitable; lasombraes
donde descansa la luz.

Su estilo
esfebril
y lujoso,
perobeligerante
y dog-
11

máticocomodejiscal
delParnaso,conesagravedad sin
ironía
y sinhumour, quevienede larazamadrey tam-
biénde laaborigen.
Compulsivocon ellector,parecía
decirle
: Credi o titronco la testa.Además, es de la
jovenAmérica,quetienelaparadojadesusjóvenes
Oie-
jos,frente
a losviejos
jóvenesde laEuropavieja.Su
beligerancia
perpetualecreaantipatías,
que alfinallo
cercancon alambresde púas.Pero éldepuray corla
sinascocon sudaga criolla.
Es realmente
unafiestade
gala.LasfogatasdeLugonesalumbranlanocheameri-
cana.

Ha llegado
de Córdobaconcajonesllenos
depalabras
eléctricas,
de todoscolores,
que revientan
en elairey
suellan chorros de luz. Además tienela bellezadel com-

bate.
El tanquecordobéshacefuego,caigaquiencaiga,
porsuscuatrocostados.
Es elconsabido insurgente.
La
consignacontinental
es que elhombremuy hombreha
deserrebelde,
y eljefemuy jefedebeserabsoluto.
Ha sufridoelsatanismoinicial
delas« misasrojas
máscaraingenuadeasustar al burgués.
Todoesopasó;
ahoraestásegurodesímismoy no necesita
desustitutivos
del talento.

Su curiosidad
urgentequieremorder todala man-
zana de una vez.Su mal es elde América, la extensión,
enperjuicio
de laintensidad.
Por eso,metesu narizen
vitrinas
ajenas,dondeasoma de repenteuna calvade
sabiomiopequelehaceuna rectificación
brutal.
De esas
12

excursionespor lasafuerasvuelveconalgunoschascos,
perosiempreconriquezas ignoradas.
Su esqueletofilosóficoes débil,
casiinvertebrado;
porqueélno esfilósofo,sinoartista.
El relativo
fracaso
delprimerodañaalsegundo.Le faltatemperamento de
«pensador».Además, estáun pocointcxricado por su
impacientesobrealimentación
espiritual.
Tieneeltalento
verbalista
y elculto
de laforma.Así,
laspalabrasno nacende sus ideas, sinoal revés.No
preconcibe,concibeescribiendo.
No dejaescuela, no hay estilo
lugoniano;pero hay
un fenómeno,un espectáculo lugoniano.
Ha enseñado
consuejemplo
a noserinsulso.
Es enemigo
personal
del
lugarcomún,en laexpresión
y tambiénen laconcep-
ción.El lugarcomún tiene la comodidadde loszapatos
viejos,
peroéstosno sirven para lafiesta.Despuésde
Lugones,seescribede otromodo,aunqueno se escriba
como él.Porque hay algode Lugonesen lo mejorde
todosnosotros,
y esoeslomejorquehuboen él.
Suprimiólagrasadel estilo; lo hizotodonervio
y
músculo. Tuvo taller
de belleza,diríamos sanatoriode
ideas,ortopedia
de palabras.
Ha curadomuchasideas
y palabras
apolilladas
en eldesván,
lesha dadobrillo
y
engarcenuevocon brujeríagitanesca.
Estoes obrade
gran artista.
Su máquinadeacuñarpalabras,su modo tannuevo
deadjetivar,
lepermitieron
elderrocheverbal;
perosu
— 13 —

buengustofalló
a veces.
Hacíasonarsusmonedascon
cierta
jactancia
derajah.
No ha escrito
un librocompleto
como elFacundo,
Las Baseso MartínFierro,
quellegue
alsiglo
XXL
Perohadejado
un cofre
repleto
degemasdefuego,dia-
mantesde lacorona,oro en polvo,pedrería suficiente
para enjoyara lasultana; sinembargo,no existe una
alhajaconcluídaparaelescaparate. Su obrade frag-
menlarioescomo riqueza de lavadero,
dispersaen todos
suslibros,
quesedebejuntar porqueesdevalor fantás-
tico.
Quedaráde éluna antología de trecientas
páginas,
queserá« su libro» ;y esosí— ha deperdurar.
Para conmemorarelCentenario, produjotres obras:
Piedrasliminares, El payadory Odas seculares.
AnteshabíaescritosuImperiojesuítico y Guerragau-
cha.En Guerragaucha,a pesardelmesianismo victor-
huguescoy de lainfluenciade Georgesd'Esparbés, hay
unacomprensión genialde lacosaépica.Es un Güemes
queescribe,
comoGüemesesLugonesa caballo. Después
vendríansu Historia de Sarmientoy losPoemas so-
lariegos.
Todotípicamente argentino.
Elimperiojesuí-
ticofuésuculminación deprosista. El estilo,
macizoy
varonil,
llegóa laperfección,sinrellenosnicojines.
Ên suprosa
hayvarias
maneras;
lagrandilocuencia
juvenil
deGuerragaucha;lamadurezserena
y magis-
traldelImperiojesuítico
y lalevedadprofundade
Filosofícula.
— 14

Lugonespudo serun granorador, y lofué;perono


cultivóestaaptituden su madurez.Parado conaplomo,
devozautoritaria y gestocategórico,
producíaelescalo-
fríodelorador.Rígido,los brazoscolgantes como
barras, llevaba
elcompásconelpie;todalavidavibraba
en su voz.Mordía lapalabramás dura y la arrojaba
como bala.De repente su emociónsehinchaba cualagua
hirviente.Teníaun verbocortante y viril.En un mitin
obrerodelRetirola multitud ululabaa suspies,bajo
lasugestión desupalabra, y hubieracorridoa lasarmas
bajosusórdenes.
Quieneslo oyeron no olvidancómo eslehombre
pequeñoseagrandabaen su rigidez, e infundíaen los
auditoriostrémulossu propiaviolencia, nacidade tor-
mentas cerebrales.

La vastísimacuencaliteraria
de Lugonesno losalis-
facía.Su deseoíntimoeramandar.Sospecha mía,com-
partidapor otros.
Tan hostila lospolíticos,
teníaenel
fondo,sinsaberlo,lanostalgia
política.
Los literatos
integralessuelenno comprendera los
políticos,
por antípodas.
Elpolíticocomprendemejoral
hombrede letras,
aunquesinvalorarlobien.
En elfondo,
medidos ambos con cartabón ético,son delmismo barro
original.
Unostienen
másfrecuentes
ocasiones
depecar»
y esoeslodo.
No sé si Lugoneshubierasidoun gran político.
— 15

Tenía,sí,algunascalidades, sobretodolasdelcaudillo
americano, lafuerzay elabsolutismo. Buscabaaljefe;
esperaba conansiedad« lahorade laespada ».Pero le
fallaban lapersistenciay disciplina,y talvezpor eso
Roca,quedebióconocerlo, loayudó,perono lo« lanzó
Fué una suerte, porque de lo contrario Lugones se
habríamalogrado paraelarle.
El más grandeLugones, elquellegará más lejos,es
elpoeta.Poetadivino, como lodogranpoeta,aunque
pretenda serdiabólico.Peropoetacerebral, paradecirlo
dealgúnmodo.IVOmojólapluma en su sangre, nifué
elpelícano desu raza.Taloezelescritor no sobreoioaa
laimprovisación; pero elpoetadurará,porque no es
polemista nidoctrinario.
Quizáno diólanlaimportancia a su poesíacomo a su
prosa.Pero eselpoetanacional. En elLibro de los
paisajes hay 33 composiciones dedicadas a lasaves.
Entróa lodoslosnidos.Cantó lascosasmás típicas y
gentilesde latierra,losburritosde Córdoba,losgallos
delaschacras, a JuanRojasy almelón.Cantólosgran-
desríoscon voztanfrescaque hizoolvidar lasviejas
odasinsípidas. Cantóa losgauchosde Güemes,a los
granaderos de Américay a loscorsarios de Buchardo,
cuandopintabanla banderacon la espumablancade la
quilla
y lasaguasazules partidasen dos.
Erafísicamenle un clásico,
un homérida, sinintimis-
mo, deemocióncutánea. IVOeralírico, sinoépicoy des-
— 16

criptivo.
Sus lágrimas
sobrias
de estoico
parecían
esta-
lactilas.

Poetade lossentidos,
visual
y auditivo
sobretodo; de
riqueza
sensorial
inagotable,
pintabamusicalmente,
con
esavoluptuosidad
delpintorveneciano
queterminaba
sus
desnudoscon lasyemas de losdedossobrela telacomo
acariciando
y encendiendo.
Vivelodoélen suspoemasporqueno intentó demos-
Irarnada,dejándose llevar
por la corrientemágica;
olvidado
de símismo; y sobrelasoledady elsilencio,
cantópara cantar. Esa fuésu misióny a esovino.El
prosista
eraun pocointruso en él,ajicionado
a latesis,
escollo
delartista.Queríaserciceronedeluniverso y
perdióen ello
su ilusión
y su tiempo.Entonces,elpoeta
abríasu abanicode faisán;y todos,deslumbrados,
olvidabanalversátil
predicador.
Montañas del Oro, su primer libro, nebulosa del
astro
futuro, contiene
engrandesmasasígneas su deve-
nir.Más lardetodoseaquietay aparecelariqueza sur-
gidadelcataclismo. La sinfonía wagneriana ha con-
cluído.Lugones,desaJiebrado, lomaasientoentrelos
cofradesnocturnosdeRubén.
El ha cantado las cosa'snuestras,no las abstractas,
losárboles
de aquí,losríos,
losganadosy lasmieses
y
todolodemás,sondeaquí.Y élesde aquí.
Su amistad íntimacon la luna tienesu razón ; la luz
deLugonesno eradesol,
sinode luna.
Al claro
deluna
-— 17

peregrinópor laIllanchaconsu tizonaendecasílaba


y su
lanzaalejandrina. Todavíaencontró viejosmolinosy
pudo arremeterlos
sineficacia.
Las mujeresno lo leyeron,porqueteníalaemoción
sobriade loshoméridas;ellas
preferían elcopetín
lírico,
tan agradable, de Amado Nervo. Tampoco losniños
recitabansusversosen lasfiestas
escolares.Esteaban-
donode loscorazones debióherirloa fondo.Y sinem-
bargo,ha embellecidosu tierra.
Las rosassonmás rosas
desdequeéllaslustró; losburritos
delosescolares
serra-
nostienenahoraun sentido casihumano.Sorprendió el
secreto
de losanimalilosdeDiosconsimpleza angélica
y
amorfranciscano de lascosashumildes.

Teníasaludy alegría. Dejándoseoivircomo hombre


hubiera sidofeliz.Poseíaloesencial
y podó losdeseos
superfluos.Pero elotrohombre,eltrascendente, no se
resignó avivirnia morircomocualquiera.
Eradramático
y buscótrespiesalgalo.Cansadodelafelicidad barata,
prefería lacosaheroica, latragediay
aun eldolor;pero
no « elpan nuestro decadadía», queloshombresde la
tierrapedimosa Dios.
Su oidafuélimpia y degrandecoro,sinquejaseslé-
riles.No hacíamás ruidoqueelde susalas. Pasabaen
susdíasfinales contacosdegoma entre gentesbullicio-
sas;sediría ya un ausente; andabacomo de paso; tal
oezsupoque debevivirse comoencasadealquiler.
Su
2
— 18 —

filosofía
estásintetizada en losversos tansuyosde El
espejode Eufrosina, consejos de un ViejoVizcacha
refinado.
Su absolutahonradezlevedó todo « metequismo »
literario.
Era aplomadoy elástico, con ciertaagachada
de hombrosdelserrano queeludelarama.Bromistay
resignado;perono sometido. Su oidaexterna fué ladel
burgués virtuosoqueselevanta a lasseisy se acuestaa
lasdiez,sintapete nijuerga.Empleadosindeudas, y
porjubilarse.Pero esoeraloexterior, lavidadelfan-
[asma.El hombre interior bajabadelOlimpo,tomaba
unosmatesy seibaotravez.
Su individualidadfuerte e hirsutalevedabaelviaje
en « coleclioo
». Por esolacalle loignoraba;supúblico
erademesaredonda. El sabíaquelosgrandesno tienen
éxitodeferia;pero estosobrepasaba loprevisto.¿No
estaráahílafuentede su enconocontraesa«plebe»
queno lohabíaleído ? Puesenlacalle nadiereconocía a
esletranseúntemediocre, de pasomilitar, sinestampa
decorativa,
conesamiradaansiosa quetienenen elmon-
tónlosmiopesy lossordos. No fuépopular,niélhacía
por serlo, y como no llevaba boya luminosa, porque
todasu luzerainterna, lospeatones no sedabanouella.
El no buscabanotoriedad, perodebíasentirseherido por
eseanonimato ;y devolvía elpresuntodesdénconun des-
preciomal contenido haciala «plebeultramarina» o
« raleamayoritaria Esta,no sóloignorabasu exis-
— 19

tencia,
sinotambiénsu desprecio.Y estedesconocido
en
sucasaera nuestroembajadorpermanenteen todaslas
naciones
de lahispanidad.
A pesarde sus doctrinas,
puramente« cerebrales
susangreerade latierracriolla
y provincianade Cór-
doba,caside Santiago, de la tierravieja,caliente
y
dura,bajocuyacáscarasehadescubiertounacivilización
parecida
a lade Troya.¿No vendría élde algúnAqui-
lesamericano ?

Córdoba lo nutrióbieny cuando llegóa Buenos


Aires,a losveintidósaños,a pesarde su falsacorteza,
ya estaba
formadoeltronco definitivo,
dispuestoa JIO-
receramericanamente. Las floresinútilesprendidas en
susramaseranparasitarias. Las malezasiniciales
pro-
oeníande lagorduradesu tierra nueva,aradaporpri-
meravez.Además,crecieron plantasexóticas
sembradas
porélmismo;peroprontoesasinfluencias extrañasse
alejaroncomofantasmasentrometidos. Quedó Lugones
soloconsu genionativo y dióesasobraslannuestras
comosonlasOdas seculares y Los poemas solariegos.
El cordobés sehabíahechoargentino y ésteamericano.
ElpatriotismodeLugones,nadacarnavalesco, no era
frutodevoluntad o educación. Parecíauna ordenque
oeníade muy lejos,unaplantaquesubíade muy abajo,
un rocíoquebajabademuy arriba.
Su inquietudmental, impresaensu rostro, casima-
nía ambulatoria, lo llevópor todoslosclimasdonde
20

respira
elespíritu.
Su afánde viajeroensayótodaslas
rutas.
Buscabalaoíadesu alma,rectificando
frecuen-
tespistas
falsas.
Es que,poetapor arriba
detodo, hacía
lagimnasiadesusalasen brillantes
vuelosde colibrí,
siempredesinteresados.
Porfíadelpoeta,nuncacon-
clu[da,
queconsiste
enconvertirelrecuerdoenreminis-
cencia.

Pero loscambiosde opinión


debentenerlahumildad
delerrorconfesado,
sinenconocontraelídolo
de laoís-
pera,paraquenosedudede nuestrabuenafe anterior.
Esoscambios,talvezexplicables
enél,agolabana sus
satélites.
El desandabaconrapidez
;peroellosquedaban
exhaustos
y desencantados.

Lajidelidad
a su tierra
fuéperfecta,
sinexagerar
lo
oernáculo,
porqueelpericónesun poco lagavota;ya
Martín Fierro él lo resucitó
para entroncarlo
en la
Ilíada.

Su espíritu
de capitán
y conspirador
disonó en elam-
bientede paz y pacifismo,de prohibiciónde portar
armas. El se contentabacon esgrimirel sableen la
pedana,y cargarrevólver,
dondelasbalasseaburrían,
hastalanochedelaño nuevo,enquehacíacincodisparos
en laazotea
paracumplirconsu concienciay susante-
pasados.
Capitánde tercios
deFlandes, poetadelLanguedoc,
hijode laquimeraamericana, llegó
retardado en tres
— 21

siglos,
conlaconquista
terminada,
los
poetas
sinmelena
y apagadaslasluces
de lafiesta.
Pero elpoetasiempre
esasí:un hombrequellega conmucho retardoy enton-
cessesienta
a cantar,
comoelviajero quepierdeeltren
seponea silbar.
Le tocómal tiempopara él: «jazz»,
« ranchos»depajay «fuerzas
vivas».Sus grandes
empresas contramolinosde oiento,que ocuparoncasi
todasuvida,eranun derivativo
delsoldado enpotencia.
Sus castillos
en elairedurarán,talvez,más quelosde
piedra.Llegóenactitudderiñaconlacresta rojay ver-
tical,
y cantóparaqueamaneciera; eslafrecuente em-
briaguezdelpoeta,su anticipación
de luz;peroelalba
llegacuandodebellegar.
Sucedequeestos hombresdegran ímpetusuelen ser
enprivado mansosy austeros,
comoeraLugones, casiun
monje.Y sinembargo, fué noconformisla definitivo,
insatisfecho,
condición
de luchadory creador. En sus
calmas,entredoshuracanes,nacíanlasfloresdelicadas
desujardín.
Artistacienpor ciento,
seocupócíclicamentede todas
lasartes
; ningunalefuéextraña.
Su cultura musicalfué
también obra de autodidacto. Su alma sintonizaba con
Wagner alprincipio, despuésconBeethoven,talvez
con Bach. Con elprimero,cuando lo sacudíansus
tempestades
deprimavera,
y todasualma se orquestaba
enlasíntesis
wagneriana.
Despuésserefugióen lacal-
ma lunary eléctasis
deBeethoven.
— 22

La pinturafué otrade suspasiones artísticas.


Era
impresionista
y trabajaba con superposición
decolores
cuando escribíaen pintor.Comprendiólapintura,
como lasotrasarles,un poco intelectualmente.
Así la
escultura
y arquitectura,que ledieronocasiones
para
disertar
consu habitual
erudicióny osadía.
Era de la marca de Sarmiento. La misma montaña

lanzólosdosbloquesen lamisma erupción.Pero no son


iguales.
Sarmientotiene elgeniopolítico
y lacontinui-
dad.Por esose canalizóy regó.Lugonesse dispersó,
salido
demadre,por tierras no siemprefértiles.
Pudo
serun Nilo,fué un Amazonas.Pues erapoetay no
político.
Y, además,porqueno conocía a loshombresy
veíalascosasconirrealismo
depoetae ingenuidadretar-
dada de carbonario.

Aunque noparezca,raspándolo,
era temperamental-
menteun romántico.Fué su primeramor y no pudo
olvidarlo
deltodo.No románticoliterario,
sinoespíritu
romántico.
El escritor
habíadejadode serlo,
elhombre
lo era todavía.

En elrepartode losbienes,enesta« tómbola»de la


vida,a unostocaensuerte eloro,a otroslasdignidades,
a pocoslabuenaventura y a muchosnada.A Lugonesle
tocóun espíritu degran lujo.Había docemillones de
almasen elpaísquepodríanenvidiarlo.
Cierto«yoísmo» consustancial,laloezignoradopor
ély camuflado por su modestia, leimpidióentrarde
23

llenoen lapazcristiana.
El no gritabasu «yo » como
Sarmiento, pero lorespirabaprofundamente. Contri-
buyóafomentarlo lavida(nonocorde delescritorinte-
gralqueconcluyeporimprimir enelespírituunadefor-
maciónprofesional.ElJilósofodebieratenerun tendu-
cho,como el« boliche» de Ameghino,paraenchufar
conlatierra,oírlasvocesde lascosasy descansar del
monólogo fataldelalmasolitaria.
Al abrirsu picadase
llenódeespinas.Bajóa laaguadacomo unpuma man-
so.Era elaguadesujuventud, quebebíaen loscenácu-
losy queaguabalasveladas desuscofrades absintistas.
Peroesta oezelpuma,ya domesticado, no quisoquesu
pielvaciadade carnesse tendiera como abrigobajo
lospiesde algúnidiota; y prefirióvolverse,como un
leónentero,a su selvaamericana.

Lo encontré
dosveces,poco antesde su Jin,en casa
deLuisBerisso,su Jiel
y nobleamigo.Me pareció fon-
deadoen elpuertodefinitivo,
y que su anclateníala
forma de unacruz.Pero laideacristiana,
por lovisto,
iluminabasucerebro;peroaúnno calentabasu corazón.
Todassusviejasconstrucciones
se desmoronaban y la
nuevano estabalistatodavía.De prontose halló a la
intemperie,
viendolamuertedesusdioses, queloaplas-
taron al caer.

¿Estaríahastiado
porsupapelsecundario,
a lazaga
de lamediocridad?
Pero élsabíaque éseeseldestino
— 24

históricodelgranartista,
y nopodíaignorar laalcurnia
desu nombreen lahispanidad.
Lugonesesunasíntesis difícil,
en élquehay de lodo.
Pero essolo ; unasoledadde islaabrupta,conun arre-
cifey un faro.
Era estoico; su muerteloconfirma. El cristiano
habríaoioido. Su drama eslaconsecuencia de supara-
dojaíntima;y fué la bancarrota del intelectualismo
puro.Pero,¿quiénpuedearrojar laprimerapiedra?
El fallo, sobreeslemisterioen que se hundióelgran
hombre,nosesláespecialmente vedado. El tienesujuez.
Murióasíde paladín y trovador.A los64 años,mi-
rabacomoa los20, conojostodavía ilusos,la líneade
orodelhorizonte, comosifueralaaurora.¿ Será tan
fácil confundirelruiseñorconlaalondra ?
La muertedeLugonesnopuedeeaplicarse conelsim-
plismode lacausascircunstanciales.Eso esandarsepor
lasramas.Pudo serlagotadeldesborde y nadamás.
La causagrandede eseinfortunio es más compleja y
estáenlomás hondodesu espíritu dramático.
Marinode todoslosmaresy todaslastormentas, vió
porJinlaluzansiada, y cuandoibacon su proa hacia
ella naufragóen elpuerto,tocandoconsus manos heri-
daslasvigasdelmuelle iluminado. Aquela quienélbus-
caba,talvez lehaya dichoaloídoen elúltimo instante:
« Si me buscasesporqueme hasencontrado
Le fallóun paso más en el senderodifícil de los
25 —

humildes.La humildadeslasupremaelegancia, siesta


palabrafrívolay profanadapudiera usarseparatanalla
distinción.
Es pocotransitado elcaminohaciaella, por
unospersonajes raros,« lospocossabios
queenelmundo
hansido».Estehombre,quehabíabuscadosu destino
por tantasrutas,regresaba en la hora de la tardeal
lugarsolariego de partida,como sivolvieraa pie,lleno
deespinas, a su casita
de VilladeMaría delRío Seco,
alpiedelcerrodelRomero,dondenació.
Dos díasantesde su fin,Lugonessólopensabaen
cosastriviales
delavida.Su resoluciónfué improvisada,
deacuerdoconsumecanismomentalde motora explo-
Sión.

A díasiguiente
desu muerte,habíaelmismo tráfico
en laciudad.Cruzabaelgentíoy losvehículos
desiem-
pre.Losrostrosestabanllenos
desonrisasy lasoidrieras
deflores.
No habíasucedidonada.Elpuebloque había
ignoradosu presencia,ignorótambiénsupartida.No
siguieron
suataúdlasmulliludesquedosañosantesiban
llorosos
detrásdelféretrode un cantorde guitarra.
Estoestabaya previsto
por Lugones,y era talvezsu
argumentopóstumo.
La generación
quelodejómorirselavará lasmanos,
poniendo
su nombrea una calle
y a un bronce;porque
lasestatuas
son rectificaciones.
Pero estatorredealla
altanería
esya superiore indiferente
a lacuriosidady
alhomenaje.
— 26

11

Su obra sobreRoca quedótrunca y fuerairreveren-


ciasustituirlo,
ya queno sepuedereemplazarlo. Serála
columnarotade lossímbolos. FallaelRoca político
y
hombredeEstado. Es lástima que Lugonesno haya
podidopresentárnosloen lacúspidelograda. Perodeja
elpedestal
sólidoy elesbozodelaestatuafuerte.
Son nuevecapítulos,que llegan hastala Conquista
deldesierto.
El últimotermina conlasílabaNa, dejando
inconclusalapalabraNación;asíacabaellibro conel
nombre deldiarioquefuésu hogarperiodístico. Esta
parteha sidodifícil
de copiarpor loconfusodesuescri-
turay lasabundantes correcciones.Se advierte
lainmi-
nenciadeldrama,como eltemblor delsismógrafoanun-
cia el terremoto.

Lugonesha reproducido elesfuerzo


de su Historia
de Sarmiento,magnífica joyeríaenterrada
enloszóla-
nosy casi
perdida paraelarte.El Roca deLugonesserá
la réplicade su Sarmiento.Presentaa lo Taineel
ambientedegrangala;despliega en abanicoelpaisaje
circundante; y en elmomentoelegido
sepresentaelper-
sonaje.Pero,cuandosu acción debecambiarde escena-
rioporrazónde lugaro tiempo, Lugonesbajaeltelón ;
preparaconlujoelnuevodecorado y aprovechalaoca-
Siónparaexhibir como sociólogo-Jilósofo
desdesucále-
—- 27

dra,conlamagia de laelocuencia
lugoniana,todasu
ideología
renovada.
Elpersonaje
sufreunpocopor ello,
porquedebe respondercon algúnesfuerzoal nuevo
ambiente.

IVOcreoqueelretrato, propiamente tal,seauna espe


cialidaddeLugones;peroaquello deRodin:Je leyois
comme ça,lepermite darnossu interpretación de Roca,
que siempretendráel oalorsuperior de serun Roca
d'apràsLugones.Con estaobrade arte, la magnífica
estatuade Zorrillade San Illartín y losdos volúmenes
delgeneral Francisco M. Vélez,ademásde losmonu-
mentosde Choele-Choel y Bariloche, lacomisiónnacio-
nalpresidida por elalmirante donManuelDomeq Gar-
cíahabrá cumplidocon amplitudlatareahonrosaque
leconfió hacedosañoselgobierno de lanación.
En laintroducción, quellamaLimen, haceLugones
encincolíneas elresumende estaVida,conpalabrasde
broncequeparecenesculpidas paralaestatua.
Los tresprimeroscapítulos, de losnueveque ha
escrito,sonpreparatorios delpersonaje central; de his-
topia,paisaje y ambientehistórico y geográfico. En el
primero,Los Constructores, explica la tareadelcon-
ductor,lamisión de lalatinidady delaEspañaCatólica,
y dicequeelestadistacompleto ha desermilitar, como lo
fuéhastaelmismoPericles. En elsegundo,El hogar
hidalcro, demuestraqueelhogarcolonial recibióladoble
influenciareligiosay militar de laconquista bajola
— 28

influenciapreponderante de lasmadres,casadasmuy
jóvenes,delenguajepulcro y carácterentero ; quesuplían
a susmaridosen suslargasausencias. De un lalhogar
surgióRoca. El genionacedondequiera, pero no
como quiera, y éste« como » loda elhogar.En elter-
cero,La cepa,buscaelorigen y blasones deestafami-
liacatalana y condal;y arrancadelcapitán español
PedroRoca(mitaddelsiglo XVIII),quecasóen Tucu-
mán conMaríaAntoniaTejerina, de dondenacióJosé
Segundo,padredelgeneral. Estudialavidade éste en
elTucumán deentonces, de industrias
patriarcales ; su
casamiento con AgustinaPaz que salvóa su noviode
unacondena a muerteen1836.Ilaceunpoélico recuerdo
deaquellas morenasdelTucumán de haceun siglo, tos-
ladasporelsol,lamiely laJiebre, y en especial de
aquellamadre abnegadadesiete varones y una mujer.
En elcapílulocuarto, El vástago,hablaya deJulio
A. Roca, llegado a laoicla en un tiempode tristezas
colectivas,
prisiones, terremotos y miserias;de su
ambiente infantil,
su amor alestudio, travesuras, de su
curiosidad, talento
y predestinación; delsistema educa-
cionalde laépoca, de lossucesoscoetáneos, comolague-
rra civil,enconada por la intervención extranjera; y
en eslepuntodefiende la actitud deRosas.Alacamás
tardelaConstitución del53,porsuinadecuación, según
él,su erotismo y su cultode lariqueza a todotrance.
Hace la crítica delliberalismo anlirosista; y muestra
29

cómoesaideología actuósobre elespíritu


deladolescente.
Esteva alcolegiodelUruguay,pedidopor Urquiza a su
padre.El ambiente delcolegio, dirigidoporMr. Larro-
que,eselquevaa predominar en elpaís,derrumbando
a Rosas.Es eldelaConstitución, Las Bases,elprogreso
liberal,lainmigración, la libertadde ríos,
laprospe-
ridadeconómica, y eseoptimismo formidablequehasido
lafuerzay al mismo tiempoelopiode losargentinos.
Estudia ladisciplinade lacasa,y muestraalniñodesco-
llante,
sobrelodoengramática y latín,
lleno
de audacia,
simpatía y jovialidad. Aquí empiezaya el retrato de
Roca,conpincel de maestro.
En elcapítulo
quinto, Primerasarmas,muestra cuán
militaresla basede lapersonalidad deRoca,y cómo la
vidarudadesuscomienzos loforma hombrede acción,
desdesu ingresoen marzo10de 1858 de voluntario en
elejército,
antesdecumplir15 años.Cortasusestudios
y convalescienle
delafiebre, correa Cepeda,dondetam-
biéneslásupadre.La batalla se haperdido; éldispara
elúltimo cañonazoy conducesupiezahastaelRosario, a
travésde 45 kilómetrosde malos caminos. Termina sus
tres
añosdeestudios
en elcolegio
y vuelve
alejército.
Su
oidadecampamentoesruda, debedomesticara muchos
presidiarios
destinados
a su batallón.
La intemperie,
las
necesidades,
ladoma deaquellos
bandidos,endurecensu
carácter.

Así lopresenta
ya Lugones,en el capítulo
serlo,
— 30 —

Formacióndeljefe,dirigiéndose a Pavón.El tiene un


sueñoenesta época: launidadnacional. VuelveLugones
a sus divagaciones sobrela libertad racionalista
y la
Constituciónquellama« extranjera » del53. Estudia la
acciónmoderadora delejército
; lainfluencia delomili-
laren nucslraorganizaciónpolítica; lacampañacontra
elChachoy la intervención de Roca en ella. Después
tratadeexplicar laguerradelParaguay.El coronel
JoséSegundoRocaparlea ella con cuatro desushijos.
El y uno de ellosmueren allíde lapeste.El leniente
JulioA. Roca entraenlaguerraconun ímpetuhomé-
rico.Alardeaconsuponchoblanco y sudormánvistoso,
prodigándose y provocandoala muerte. Esla no tiene
interés
paraél.A los22 añosasciende a capitánsobre
loscamposde batalla de Yatayy Uruguayanaya mayor
en Tuyuly.En Curupaylí correalasallo consu batallón
desalteños,queesdeslruído; élsemetea caballo en los
abalíesparaguayos y seretira,
cuandolellega laorden,
consuamigoelcapitán Solierherido, a lagrupadelcaba-
110,
y esascendido allí
mismoa leniente coronel;perono
recibeeldespacho porquesu tíoeldoctor MarcosPaz,
queejercelapresidencia enausencia deMitre, no quiere
favorecerasu sobrino. Cosasdelaépoca. Sólotres años
después,Sarmiento leentregasudiploma. A lahoraen
quelatropa duerme,éllee.Una nochelosorprende su
jefeelgeneral
Mitre, conTiloLivio o César.Cuánagra-
dable sería el asombro del visitanteen ronda. Roca sale
— 31 —

paraBuenosAirescon elparlede Curupaytí.Elpresi-


denle
Sarmientoloenvíaa Saltaen 1868 para solucio-
narun conflicto.
Fué un granéxitodiplomático
deRoca.
Despuésdeeste
episodio
feliz,
seletrasladaa laguarni-
ciónde Tucumán. El descansoesmerecido; eslaciudad
natal
queloregalonea convanidadmaterna. Además, es
tierra
de laureles.Peroelguerrerodebeestar siempre
pronto
apartir. Sarmiento,quealprincipiolomirócon
desconfianza,
alverlotanJinoy« cajetilla
»,hasidocon-
quistado
por él,despuésdeléxitode Salta,y le ordena
marcharcontraLópez Jordán. «i Quieroque vaya
Roca! harugidocon algúnlterno. Roca sedespereza
deTucumány partecon sussoldados. Al atravesar
los
bosquesdenaranjos creeoírlavozde lasbrujasque
murmuran: « i Tu serásRey !» « iAllons,enfants
de
laPatrie
! Losadversarios
{chocan
enÑaembé.Las
tropasdelcoronelBaibiene, gobernador de Corrientes,
setrabanenformidable luchaconelrebelde ; el¿ritono
sedecide.
Entonces ellenientecoronel
Roca,alfrente del
7 deinfantería,
selanzachapaleando sobredos kilóme-
trosdeanegadizosy cargaa la bayoneta. LópezJordán
esvencido
y laguerraha terminado. Es el 26 de enero
de1871.Sarmiento loasciendea coronel
sobreelcampo
debatalla.
¿Tiene27 años.
En elcapítuloséptimo, El paísqueibaa mandar,
Lugonesoueloea estudiarelmedio,o sealanuevadeco-
raciónenquedebemoverse lafiguracentraldesulibro,
— 32 —

y estudia
laformacióndelpaís,queesla creación
de
seisguerras.
Exhibea Rocaen Río Cuartocomojefe
de lafronteracentralque la naciónpresentacontra
losindios.Hace una admirable descripción
delterri-
torio,
de lossalvajes,
resumelahistoria
de laconquista,
hablacon erudición
de ganados, fronteras,
malonesy
caciques;de Rosas,losranqueles,de Baigorria
y los
araucanos,
de lostributos
y subvenciones.
Y de nuevo
vuelvea suleit-motiv: laConstitución liberal
y ajena,
de lamisión deBuenosAires, y delcontrapeso histórico
de Córdoba.Y, por último, deRío Cuartoy desusitua-
ciónestratégica.
En elcapítulo octavo, El jefe,muestra a Roca con
un pieentreRío Cuartoy Córdoba,echandolasraíces
en esta
ciudad,que eraesencial enlapolítica
argentina;
conelotropie adelantado en direcciónhaciaSan Luis;
dominandoasí elcentro delpaís,viviendo práctica-
mentesusdosproblemas fundamentales, elde launión
nacional y eldelindio,curtiéndose a la intemperie
aprendiendo elmanejode loshombresy de laspequeñas
sociedades; y todoestoa los30 años.Es sindudaunb
perspicaciade Sarmientohaberdescubierto a Roca y
haberlo lanzado ». La guarnición deRío Cuarto fué
para élsu mejorescuela desoldado y gobernante,loque
para CésarfueronlasGalias.Lugonesexhibeen este
capítulo lascualidadesmilitaresdeljovencoronel, su
tipofísico,su bravuray almismotiemposujovialidad,
— 33 —

equivalente
a larisade loshéroeshoméricos. Su vincu-
laciónconlaciudaddeCórdobaseajirmacadavezmás.
Córdobasería para Avellaneda y para él»elcentro de
gravedad política.
Habladesucorrespondencia y estudia
su escritura
sacandodeducciones de grafólogo con esa
osadíadeintruso enlascienciasqueledabaa Lugonessu
geniointuitivo.
Roca concluyó, pues,desdeRío Cuarto,
por vincularse
estrechamente conlaclasegobernante de
Córdoba.Le sirvieron
papaesosu inclinación allibera-
lismoen boga,sujefatura militarde Río Cuarto,sus
laurelesde Cepeday de Pavón; delParaguayy de
Naembé; suparentesco coneldoctor MarcosPaz, que
habíasidovicepresidente
de la República en ejercicio
de
lapresidencia,
y también gobernador de Córdobay de
Tucumán,y porJinsu casamiento conlaseñorita Clara
Funes,delamejorcepacordobesa. Así elguerrero, al
formar un hogarhonesto y respetado,
echabacables sóli-
dosen lasociedadmás auténtica y sehacíaun represen-
latioo
deella.Lugonesdescribe laCórdobade entonces,
conamor de hijodelterruño. Despuéshaceelrelatopin-
torescode la revolución de 1874. Cuenta cómo venció
Ariasen La Verde; la sublevación
de Arredondoy la
muertede loanowski,
queélcreeasesinato,
en loqueyo
difiero.
Lugonesdescribe
admirablemente
lasmarchasy
contramarchas
deArredondo,laocupación
de Córdoba,
lahostilidad
deésta
para con él,laretirada
deArre-
dondoa RíoCuarto,después
a Villa
Mercedes,
San Luis
3
— 34 —

y Mendoza.Roca,después de varias
estratagemas
astu-
tas,
pasadeRío Cuartoa Villa
Maríaya FraileMuerto,
sobreelnuevoferrocarril,para recibir
refuerzos
de
Buenos Airesy mantenersu contactocon Córdobay
el interior.Y ocurre entonces la célebremarcha histórica
desdeallí
hastaMendoza,sinferrocarriles,
sobrecami-
nosásperos.Arredondose atrinchera en el campode
SantaRosa,conelríoTunuyán a un ladoy grandes
defensas
a sufrente.LlegaRocaconfuerzas inferiores,
estudia
laposición,enciende
fogataspor lanochesobre
elfrente
;y marchandoen latiniebla,envuelveelcam-
pamentoenemigoy aparecealalbapor su retaguardia,
sindarletiempoa invertirsu posición.
Arredondose
encuentra
vencidosincombatir. Roca tropiezaconély
ledicecorlesmenle
: « Mi compadre,
esusted
mi prisio-
nero pues erapadrinodelhijode Roca.Es el7 de
diciembre de 1874, Avellaneda,ya presidente,consa-
gra a Roca general sobreelcampo debatalladeSanta
Rosa. Lasbrujas empiezana tenerrazón.
En elcapítulo noveno,La Campaña delDesierto,
oueloea hacerunarecapitulacióndelproblema
delindio;
cuentalaimportancia que tuvola muertedelgeneralí-
simoCafulcurá en 1873,lacolaboracióndelex cacique
Baigorria a lasórdenesde Roca, la sublevación de
Catriely ladelnuevogeneralísimoNamuncurá;lagran
invasión de indios,comoconsecuenciadeladesguarni-
ciónde lafrontera por la revolución;laformidable
— 35 —

ofensiva
araucana ; labeligerancia
queelgobiernoargen-
tinoseveíaobligadoconfrecuenciaa conceder
a loscaci-
ques,con subvenciones, grados y sueldosmilitares,
suministro
demercaderías, tratados
y fronteras.
Explica
conclaridadelplan deAlsinaconsu defensiva, elfoso
y los
fortines;ladisidencia de Roca,partidario de la
ofensiva,
quedefiende suplancuandoelministro Alsina
loconsulta
sobreelsuyo.
A pesardelfosoy losfortines,
llególa diabólica
invasión.
Alsinasalea campaña,correa losindios,
perocaeenfermoy muereen diciembrede 1877. El
problema
quedaenpie.La salida
deAlsinaconfirmala
tesis
deRoca; lasuperioridad
de la ofensiva
sobrela
defensiva,
la inutilidad
relativa
de lazanja;lainfe-
rioridad
numéricamilitar
de losindiosquesólopueden
oponer3.000 lanzascontralos6.000 hombresbien
armadosy montadosdelejércitodelínea.Entretanto,
Roca estáen Río Cuarto,con su Jronleratranquila.
Espera
sudestino.
En 1878Avellaneda
lonombraminis-
trodelaGuerra en reemplazode Alsina.
Roca todavía
convalesciente,
asumelacarterael12 de junioy ordena
laofensiva
inmediata.SepidealCongresoun millón y
mediodepesosfuertes
para lacampaña,en un mensaje
histórico,
escritoen colaboración;allíestála síntesis
técnica
deRoca y la brillante
elocuencia
delpresidente.
Seproduceun gran debateen ambascámaras,sehace
lacuestión
federal, elderechodelasprovincias
a una
— 36

parlede losterritorios
reivindicados,
etc.
En elfondo,es
un conflicto
político.
PeroahíestáMitre,queselevanta
desu sectorpara defenderlosintereses
de lanación; lo
mismoqueSarmiento. Ellosnocreen
quepuedaacabarse
tanprontoconlosindios;perosíque esun deberinten-
[arlo.En eldebate,laacliludde Roca ha sidomesurada ;
sóloabrelabocacuandoya es urgente
su palabra.
Así
serásiempre.
La leyse aprueba.El momento es solemne}
seestá
jugandonosóloelproblema delindio
sinotambién eldela
fronteracon Chileque escorrelalioo; porque,sinos-
otrosnoposeemoselterrenoadyacente,
tampoco podremos
sostener,
sinodébilmente,que somosfronterizos. Sólo
cuandotengamos nuestrabanderaalpicde losAndesdis-
cutiremosafondolafrontera. La expedición se orga-
nizainmediatamente por cincodivisiones,con•unplan
parecidoaldeRosas,desdelacordillera hastalazanja,
sóloqueestavezsinlacolaboraciónchilena.En cambio,
conlamoscondosfactores decisivos;
elreminglon y el
telégrafo.
Ahí salenLevalle,
Racedo,Vinttery Villegas.
RocaparledelAzulel16 deabril de 1879. La escua-
dratambiénparticipa,conuna divisiónde barcos.Roca
llega
a Choele-Choel sobreelRío Negro.Elproblema
delindiohaconcluido.Roca tiene
36 años;y eslálisto.
Tienederechoa serpresidente
de lanación.
Aquí seinterrumpe laobradeLugones,cuyoresu-
men acabode hacer,lomás sintéticamente posible.El
37 —

granhombrede letras
ha escrito
unaspáginasbrillantes
sobre
elgranestadista
y militar
quefuéRoca.El monu-
mentoquehabríasidoen elordenliterario
e histórico,
lan admirable como será el de Zorrilla de San Martín

enelordenescultórico,
estáinconcluso,perolasparles
acabadas
sonsuficientespara
« oer» a Roca.Queda,es
claro,
eldeseodesabercómo hubierasidoloquenopode-
mosver; elmismodeseoinsatisfecho quesufreelvisi-
tante
delMuseodelLouvrefrente a laVictoria
deSamo-
tracia.
Pero entales casos,
pareceque la mutilación
acrecienta
elvalorde loqueseha salvado.
Hay sindudaeneslaobraeseafán quepersiguió a
Lugonesensusúltimos tiempos,de polemizarenfavor
desusnuevasdoctrinas
políticas
y sociológicas.
Peroen
este
casolohaceconbastantediscreción.En síntesis,
yo
diría
queen eslaobrano esláRoca lodoentero; perolo
queasomaesciertamenteRoca.
La iniciativa
deconfiar
a Lugoneseste
trabajo
sobre
Rocapertenece
al miembrode laComisióndoctorEnri-
queLarreta.
Aquélla
aceptólafelizinicialioa
conentu-
siasmo.
Se reservó
lapartemilitar
paraquelaestudiara
elgeneral
FranciscoM. Vélez,quienlaterminó
conel
mayor éxitoen dosvolúmenes.Es talvez lomás com-
pleto
queseha escrito
sobrela vidamilitar
delgeneral
Roca.

Lugoneslefallaban,
cuandomurió,algunos
capítu-
los;y también
elúltimo
retoque.
Pero,contodo,esuna
38 —

obrafuerte,con elvalorsuplementario
desersu libro
póstumo.
Lugoneshabíaconocidoa Roca,sobrequienescribiera
algúnensayode gran interés. Roca,a su vez,consu
seguraperspicacia,lo habíadescubierto, desdequeel
primerollegóa BuenosAires.PorqueRoca eraun des-
cubridorde almasnuevasy selectas.Como otroshallan
y explorantierras
desconocidas,
éldescubría elporvenir
de lasalmassuperiores
en losojosjuveniles.
La muertedetuvolamano deLugonesantesde termi-
narestaobra.Es probable quehubiera dedicadoelresto
a lapersonalidadpolítica
delgeneral. Estaparlede la
vidade Roca debióser lamás difícil de tratarpara
Lugones,queensusúltimos tiempossehabíaentregado
contodasu sinceridad
y vehemencia al cullode lasdoc-
trinastotalitarias
en cuantoal régimendelEstado.
Muchos años antes había anunciado en Lima « la hora

de laespada»,y habíaarrojadolapeligrosa
semilla
de
ladictadura,consupotentemano desembradora lodos
losvientos
de laAméricalatina,sobretierras
propicias
y ávidasdesemejante
semilla.
Y Roca habíasidolocon-
trariode lodoeso; un soldadodel orden, un estadista
delorden,tanalejado
delaslibertades
anárquicas,
como
de laprepotencia
cesarista.
Defendió,jugandosuvida
muchas veces,no elorden medroso de latiranía,
sinoel
de lasinstituciones
consagradas
y democráticas.Es ver-
dadquesurealismopolítico
loobligóa veces
a cerrarlos
39 —

ojossobre
ciertas
flaquezas
criollas
;peroestomismoera
laválvula
deescape
paraquelamáquinademasiado
apre-
lada no reventase.

Lugoneshubiesehechoelelogio
de Roca como esla-
dista,
no lodudo;peroen eslos
últimos
capítulos
quele
fallaron
(¿abría
sentido
elligeroembarazodesusnuevas
maneras de ver lascosasdelEstado.De lodosmodos, basta
loescrito
y concluídoparaqueestaobratengauna uni-
dadconcretay lodaladignidaddeuna creaciónartística..
El ciclolugonianosecierraasícon una obrade arle,
cortadapor lamuerte.Lugonesfué impresionado ensu
juventudrebelde,
alllegarde Córdoba,por lagrandeza
nutciza
deRoca,y sus últimas líneas
de escritor
fueron
paraRoca.En esegranintervalo, Lugoneshabíapasado
por todaslasvicisitudes
y lascontradicciones
deunavida
trabajada,y volvía
alpunto de partida,como vuelven
muchos,a modo depájarosasustados que,despuésde
vagarpor losvientos
contradictorios,
secobijandenuevo
en el árbol donde amanecieron. En ese último vuelo de

regreso,
elhuracánlodestrozó.
La ComisiónNacionaldelmonumentoal general
Roca,tribula
aleminente
escritor
elhomenajequeRoca
lehabríadiscernido,
elnuísgralopara elartista,
la
publicación
desuobramagistral. La espadatancívica
delgeneral
eradignade lapluma tanmilitar
delescri-
lor,
y siRocasupopreverelporvenir
deLugones,éste
supoavalorar
elpasadodeRoca.
— 40

111

Lugonesinterrumpe su obraen elmomentoen que


Roca terminalaconquisla deldesierto.
Haciendolasín-
tesisde loquevinodespués— ya queseríairreverencia
pretender llenar
elvacíodejadopor elgran escritor—
diréqueen 1880 Roca entrócasicomoextranjero en la
« ciudadsanta», todavía de lulopor su sangreazul,
vertidaen Puente Alsinay losCorrales. Teníaque
hacerseperdonarelpecadoqueno habíacometido. No le
costómucho,porqueen realidad élno eraun producto
de estufaoficial.
Las medallasquecubrían supechofue-
ronganadasa laintemperie de una oidapeligrosamente
vivida.

Fué uno de losconstructores


de esadifícil obrade
arleque es lapatria,tangratade verla ya formada,
perodegestaciónduray departobrutal.
Esapatrialedebíaalgoa Roca.A éllambiénletocó
hacerlaconsuespadade soldado quenuncasedesnudó
sindecoro.La defendió,
ya hecha,en loscamposdantes-
cosdelParaguay; y fuépaladíndelordenpara sofocar
laanarquía.Terminólaconquista de América,después
de tressiglos,
iluminandoladoblenochedeldesierto y
delindio.Llegaba,
pues,a BuenosAirescontítulos per-
feclos
paraser,no un condotiero,perosíun conductor.
Lugonesha vistotodoesocon lucidez, y eslamentable
— 41 —

queno hayapodidomostrarnos alRocadelafederaliza-


ciónde BuenosAires,alde lasdosgrandes
presidencias
y alpolítico
derazaquellenólavidapúblicaargentina,
y fuécolaborador
deMitredesde1891 a 1906,en una
paralelahistórica
de quinceaños.
Tomándolo,pues,dondelodejóLugones,diréquela
federalización
fuécruenta,
y noeraposible
deotromodo.
Por seramputación,erainevitable
lasangrey eldolor.
Durante cincuenta años se había intentado realizarla« a
lasbuenas» y nosepudo.La Provincia por antonoma-
sianopodíaresignarse aperdersu cabeza,y « laspro-
oincias»nopodíanoioir sinella.La Provincia-Nación
seencontró
frente a laNación-Provinciaenesteconflicto
quenopodíacurarse conprecedentesamericanos ni con
fallosdeSalomón.En realidad, larecetade Salomón
sehabíapracticadoya,perosinéxito; consistía
enquela
Provinciaeraladueñay laNación,lahuésped, o deotro
modo,lasdosmadrespretendientes. Pero asícomo del
astuto
fallosalomónico resultó
elhallazgo de laverdad,
asítambién,deestaconvivencia
tanantinaturaldelahija
condosmadres,resultó lacrisis
y con ellasu solución
definitiva.
En realidad,BuenosAireshabíasidocapital nacio-
nalantes
dequeexistieralaprovincia
desunombre.Su
título
nacionaleraanterior
y preoalente
altítulo
provin-
cial.
Era, además,elzaguánpor dondedesembocaba
todalacasa,o sisequiere,
lasalida
delembudogeográ-
42

Jicoque era la República


Argentina,descontando
la
Patagoniadespoblada.La viejacapital
delVirreinato
debía,
pues,volvera sucategoría
primilioay
serlacapi-
talde la nación.

EsteasuntodeBuenosAireshabíapuestoenpeligro
laintegridad
y laexistencia
mismadelaRepública.
Los
hombresde EntreRíospensaronalgunavezen una
Repúblicamesopotámica,con esaprovincia
y la de
Corrientes,
y talvezelParaguayy Uruguay;loshom-
bresde Buenos Aires,en horas de desaliento,
lalvez
como amenaza,hablaronde una República delPlata.
Porque,además,BuenosAireseralaAduana,o sea
la bolsa;y laespadaqueseJábrica conesabolsa.La
cuestión
capilalfué elpuntoneurálgicode lapolítica
argentinadurantecincuenta
años.Todaslassoluciones
propuestashabíanfracasado.
El nudo sehacíacadavez
más cerradoy duro.Sólolaespadapodíacorlarlo. Y
asífué.
En eslo Roca ció claro. Avellaneda buscó solucionar

elconflicto
porlaconciliación.
Cedióa su temperamento
cordial,
a sufeen lapersuasión,
explicable
por loséxi-
tosrepelidos
desupalabramágica,y lambiéna su con-
vivenciade casiun cuartode siglocon loshombresy
cosasde BuenosAires,dondesehabíaforjadosuperso-
nalidad
política.
Roca,por elcontrario,habituado
a las
solucionesdefuerza,por más que su temperamentole
permitiódespuésadaptarsea lasnecesidadespolíticas,
— 43 —

estabanerviosoconlasaparentes vacilaciones deAvella-


neda.Pero con astucia ya zorrunade candidato, más
hábilenestoqueSarmiento, no quisogastarse enelfro-
lamientoásperodelaluchaenconada ;y estuvoasíausente
delabatallafratricida.Ausente, perono indiferente, ni
neutral,niinactivoespectador.El dirigía loshiloscon
suhabitualpericia,y cuandollegó elmomentopropicio
sepresentóen BuenosAires.
La ciudadregalona aceptópor Jinalpetit-caporal
unpoco intruso, a regañadientesprimero,con resigna-
cióndespués; y alúltimocon simpatía y respeto. Sería
excesivodecirquellegó a considerarloun hijo. El siem-
pretrató de ganársela; y se laganó a medias, porque
suposerhombredegobierno y hombrede mundo. Sabía
llevarlabandadepresidenle conautoridad y lalevita de
señorcondistinción imperceptible.El ganó la ciudad,
perono en lacallesinoen lossalones; se acercóa sus
hombresmás interesantes ;y llegóa vivir en ellacomo si
fuerasu cuna.
No haréelanálisis dellargoperíodode actuación del
generalRoca,queLugonesno tuvotiempode tratar, y
queabarcade 1879 a 1914, o sea,35 años,esdecir, el
período más largoy fecundode su vidapública. Yo no
puedoreemplazarlo en estaarduatarea. La mía,depro-
loguista,
debeconsistir en llenarapenaslasuperficie de
esevacíohaciendounasomeray rápidasíntesis de loque
representó
Rocaparaelpaís,de loque significó en su
historia,
dellipode hombrepúblicoquefué,repitién-
dome talvezporquemi síntesis
deRoca lahiceantes
y no
ha variado.

Rocafué larealización
deAlberdi; un A Iberdi
logra-
do.Lo queéstepredicaba,
Roca lohizo. Dicenque del
dichoalhechomediaun grantrecho;perosobreesle Ire-
choformidable se colocaron
Las Bases,es decir,los
cimientos,
laobra muerta,que es la que más oive.Y
pudo hacerloporqueconocíasu tierra,sushombresy
« losbueyescon que araba»; se conocíaa sí mismo
en loposible.Y no exigíademasiado de loshombres,
porqueno creíamucho en ellos
;pero eslono leamar-
gaba la vida; era escéptico,
pero no decepcionado.
Por esono apurabaa su gentepara irentreella,pues
no legustabasituarsedemasiadoadelante ni tampoco
atrás.

Gobernócon loshechos,
acatándolos;
aprovechó
el
Diento,como el buen marino, utilizándolo
en sus velas.
Ese oportunismofecundolepermitióhacerlobueno,
aunquenofueselomejor.Estabacontenlo consupaísy
con su tiempo.Esloda mucha fuerzaalpolítico que
gobierna.Estarcontenloeslamitaddeléxito.
No Jilosofóhastadespuésde habervivido. El gran
peligroeshacerloal revés.
Leíasiempre, llevabalibros
en susbagajes,
y algunavezsustituyó en su mochilael
frascode cañaparaguayacon lasVidas Paralelas;
leíaen tierras
de indiosa laluzde lasfogatas,como un
— 45

generalromanoconductor de legiones
en elQuersonero.
Peronogobernaba conlecturas
niconsilogismos,sino
consu buensentido providencial.
No hacíaplanesmuy
anticipados; improvisabaunpocosegúnsepresentabala
batalla.Teníaeldonde lamedidaen supalabra,en su
gestoy en su silencio.
Conquistó eldesierto,
hizolapaz,tuvohijos,plantó
árbolesy escribiólahistoria
consuespadade soldadoy
consu bastóndepresidente.
El 12 de octubre de 1904, al terminarsu segun-
do gobierno, elgeneralMitrefué a saludarlo
: « Yo
recibísu juramento;vengoa decirle que loha cum-
plido». Fué un falloinapelable.Mitreeraya lahis-
loria.

Sus gobiernos
fueronfuertes
porquela Conslilución
argentina
ha organizado
un ejecutivo
ullrapotente,
pre-
venlioo
de laanarquía
quehabíadecurarse.
Peronores-
balóa losexcesos.Variasvecesvencedoren lasbatallas,
nuncafuétentado dedictadura niteníaeltemperamento.
El militar
fué muy militar
;peroelhombrepolítico fué
civil.
SiguióasílatradicióndelGran Capitánqueechó
susemillafecundaen latierraargentina. Y elejemplo
de Mitre,que,siendomilitar, fué siempreun político
civil.
Y tambiénelde Urquiza, libertador
de hombres.
Por eso,entrenosotros,
lateoríade losgobiernos
despó-
licos
no tiene
precedentesen losgrandesconductores,
ni
siquiera
enlosmilitares.
Al contrario,
elúnico
gobierno
46

absolutocon sede en Buenos Aires,desde 1810 hastala


fecha,hasidoeldeRosas,quefué hombrecivil,
y sólo
militar
a ralos
perdidos.
Esa eslatradición
delpaís;lo
demás es exótico.

Rocafué elordeny lapaz;erabastante. Nofuépaci-


Jislasentimental y afeminado; eraunpacifista cerebral
y viril.Amaba lapazporqueconocía laguerra.Rompió
eltémpanoque nos separabade Chile, y sellónuestra
amistad en laconferencia delEstrecho,y en lospactos
de mayo de 1902,quetambién sonuna cosadefinitiva,
conunapruebade36 años.
Roca nosacercó alBrasilensu segundapresidencia,
consuvisita a Ríoy laretribucióndelpresidente
Campos
Salles;y deahínacióeltratado sincláusulas, queestá
vigente hastaahora,y queya esunaespecie de romanza
sinpalabras.
DejóasílaArgentina enpazconlosde afuera, todos
susasuntos delímitesconcluídos
y respetada
comonunca.
Porqueeste pacifistano habíaolvidado lasarmas;las
habíapreparado contodaeficacia para obtener lapaz.
La conocida frasede Si vispacem para bellum tiene
generalmente unareservahipócrita.Sepreparalaguerra
y se quierela guerra.Roca, no. En él,esafrase
fuéunaverdadíntima; siempre quizolapaz;laobtuvo
y disfrutóde ella.
El último servicio
fué su nuevaembajadaa Río,a
pedidodelpresidente Roque SáenzPeña,su adversario
— 47 —

antiguo.
Aceptóestacolaboraciónen homenajealpaís.
Su objeto
fué obtenidocon creces.El aquietólasaguas
quealgúnNeptunocriollo habíarevueltoconsu tridente
inquieto.
Porquesu misiónpolítica fué siemprelade
aquietar
y lubrificar.
Caminabadespacioy mirabadesoslayo, ensu andar
y ensupensar;y escuchaba con avidez, como si oyera
conlosojos.Era depocaspalabrasy muchasobras. Pro-
vocabalaconfidencia
y sabíautilizarla.
No sabíahablar
enpúblico; perosabíacallaren público y en privado.
Hay dosgrandessilenciosheroicosen lahistoriaargen-
lina:elsilencio
de San MarlínsobreGuayaquily el
silenciode Mitre sobre Humaitá. Roca a su oez tuvo

abundancia
depequeños
silencios
esforzados.
Le repug-
nabaelénfasis
y lajactancia,
como corbatas
provocati-
vas.

Tuvo,como elsol,grandessatélites,
conpastadepre-
sidenles
todosellos.
Eso loagrandó.Es quesabíaencon-
Iraralhombreidóneo,porquelo buscaba. Instintivo
o
intuitivo,
baqueanoen lapampa y en elgobierno. Sin
éxitodecalle,
peronoindiferente
a lacalle.
Desconfiado,
perosinamargura,porqueno habíaexagerado su espe-
ranza.Sabía la vida,antesde teorizarla.
Eso lo había
hechoanalítico
;perolefallólasíntesis,
elpenacho.
Su
can¿ino
fué áspero;pero se tuvofe;y creíacomo un
falalisla
ensuestrella.
Asípudo seralegre y bromista
y
ésafuésudicha:poderreíren su retiroversallesco
de
— 48 —

La Paz,a laedaden que loshombreshan olvidado


la
risa.

Roca,comopolítico y militar,
fuéun arode engarce
entrelonuevoy loviejo;elnexo entrelossoldados de
fogóny losdeescuela, entre
loscaudillos
practiconesde
oiejo
cuñoy losuniversitarios
unpocoteóricos. Roca los
entendióa lodosy púsolosde acuerdo. Su finura,su
excepticismo,su moderación,
dierona su tipode gober-
nanteuna marcaoriginal. Comprendióeltiemponuevo
que llegabay fomentólasescuelasy lambiénlascosas
materiales,
lasgrandesobrasurgentes de lainstalación.
Pero no sedejóembriagar por lariquezaquesedesbor-
dabay su muñeca de gobernante llevabaeltimóncon
setenta
pulsaciones.
No despertóentusiasmoslíricos,
niexistió
« elmisti-
cismoRoca », niluvoraptosde esosensueños
que enno-
blecen
lavida;porquenuncaperdiócontacto con la lie-
rra,queesgroseraperoesverdadera, nillegó
a embar-
carseen lasnavesdelaire.Cada paso que daba era
después
de asentarbienelpie,segurode no hundirse,y
asícondujoa supueblo,sinhacerle concebir
esperanzas
quiméricas,
niacobardarlo
conpresagios sombríos.
Fué
político
y hombredeEstado,
de buensentidosobrelodo,
rumbeador degranestilo,
seguroy de crédito,
quellegó
adondeprometió.
Conquista
deldesierto,
federalización
deBuenosA ires,
paz externa,
obraescolar,
ferrocarriles,
colonización,

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