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Robert Michels

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Robert Michels
Información personal

Nacimiento 9 de enero de 1876

Colonia (Imperio alemán)

Fallecimiento 2 de mayo de 1936 (60 años)

Roma (Reino de Italia)

Nacionalidad Alemana

Educación

Educado en Universidad de Múnich

Universidad de Leipzig

Universidad de Halle-Wittenberg

Información profesional

Ocupación Sociólogo, profesor universitario y filósofo

Empleador Universidad de Basilea

Universidad de Marburgo

Universidad de Turín

Universidad de Perugia

Partido
Partido Socialdemócrata de Alemania
político

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Robert Michels (n. 9 de enero de 1876, en Colonia; m. 2 de mayo de 1936,


en Roma) fue un sociólogo y politólogo alemán, especializado en el
comportamiento político de las élites intelectuales. Es sobre todo conocido por su
libro Los partidos políticos, que contiene una descripción de su "ley de hierro de la
oligarquía". Fue alumno de Max Weber.

Biografía[editar]
Nació en Alemania en el seno de una rica familia de mercaderes, y fue doctor
universitario. Su militancia socialista le impidió ejercer el profesorado en Alemania,
pero no en Italia, donde llegó a ser doctor y catedrático en la Universidad de
Perugia.
En un primer momento, entra a formar parte del Partido Socialista Italiano (PSI), y
lo representa en la II Internacional. Lo abandona en 1907. Tiempo más tarde, en
1924, se une al Partido Nacional Fascista italiano.
En lo científico, recibe influencias de los elitistas, de Max Weber y de Vilfredo
Pareto. Escribe obras sobre los sistemas políticos de partidos y desarrolla su ley
de hierro de la oligarquía.

Ley de hierro de la oligarquía[editar]


Artículo principal: Ley de hierro de la oligarquía
Michels cuenta con una extensa obra como sociólogo. Estudia partidos, sindicatos,
el nacionalsocialismo y el nacionalismo en la época fascista.
En su obra Los partidos políticos, formula la "ley de hierro de la oligarquía", con la
que afirmaba que "tanto en autocracia como en democracia siempre gobernará
una minoría"; la idea básica es que toda organización se vuelve oligárquica.
Los líderes, aunque en principio se guíen por la voluntad de la masa y se digan
revolucionarios, pronto se emancipan de esta y se vuelven conservadores.
Siempre el líder buscará incrementar o mantener su poder a cualquier precio,
incluso olvidando sus viejos ideales.
Por eso, las organizaciones políticas pronto dejan de ser un medio para alcanzar
determinados objetivos socioeconómicos y se transforman en un fin en sí mismas
(desplazamiento de objetivos).
La ley de hierro de la oligarquía se fundamenta en tres argumentos:

 En primer lugar, cuanto más grandes se hacen las organizaciones, más


se burocratizan, ya que, por una parte, se especializan, y, por otra, deben
tomar decisiones cada vez más complejas y de una forma más rápida.
Aquellos individuos que conocen cómo tratar los temas complejos con los que
se enfrenta la organización se van volviendo imprescindibles, formando la élite.

 En segundo lugar, se desarrolla una dicotomía entre eficiencia y democracia


interna; de modo que para que la organización sea eficiente necesita un
liderazgo fuerte, a costa de una menor democracia interna.
 En tercer lugar, la propia psicología de las masas hace deseable el liderazgo,
puesto que son apáticas, ineptas para resolver problemas por sí mismas; son
agradecidas con el líder, y tienden al culto de la personalidad. Su única función
sería, pues, la de escoger de vez en cuando a sus líderes.
El liderazgo anula la democracia, ya que ésta es entendida por Michels a la
manera rousseauniana, como gobierno del pueblo.
El parlamentarismo coadyuva a la oligarquización (especialización de faenas,
comisiones...); hace que el líder sea imprescindible; es rutinario (el líder puede
hacer uso de sus capacidades técnicas adquiridas). El parlamentarismo da más
oportunidades al líder para automatizarse. La casta de los líderes (oligarquía) se
cierra como una falange, pues se ayudan mutuamente para evitar la competencia
de nuevos líderes surgidos de la masa (trust oligárquico).
Lo único que puede hacer la masa es sustituir un líder por otro. Por eso los líderes
mantienen algún vínculo con la masa, incluso alianzas contra nuevos líderes. Los
viejos líderes apelan a la disciplina, cosa que reduce la libertad de expresión de la
masa.
La organización es lo que da origen a la dominación de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los
delegados sobre los delegadores. Quien dice organización dice oligarquía.

La democracia sería un mejor sistema para la selección de oligarquías que un


sistema hereditario. En 1911 Michels aún habla de democracia como mal menor.
Después se decantará por las tesis fascistas[cita requerida].

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