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GEMAS BÍBLICAS

De la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo


una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán:
“¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi
carne! Será llamada “Mujer”, porque del hombre fue
tomada”. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a
su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne.
Génesis 2:22-24.
Y Jehová Dios dijo a la serpiente:
-Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las
bestias y entre todos los animales del campo, Sobre
tu vientre te arrastrarás y polvo comerás todos los
días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer,
entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en
la cabeza, y tú la herirás en el talón.
A la mujer dijo:
-Multiplicaré en gran manera los dolores en tus
embarazos, con dolor darás a luz a los hijos, tu deseo
será para tu marido y él se enseñoreará de ti.
Y al hombre dijo:
-Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer y comiste
del árbol de que te mandé diciendo: “No comerás de
él”, maldita será la tierra por tu causa; con dolor
comerás de ella todos los días de tu vida, espinos y
cardos te producirá y comerás plantas del campo.
Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que
vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado;
pues polvo eres y al polvo volverás.
Génesis 3:14-19.
Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis
de Egipto, así mi espíritu estará en medio de
vosotros, no temáis, Porque así dice Jehová de los
ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y
la tierra, el mar y la tierra seca; haré temblar a todas
las naciones; vendrá el Deseado de todas las
naciones y llenaré de gloria esta Casa, ha dicho
Jehová de los ejércitos. Mía es la plata y mío es el
oro, dice Jehová de los ejércitos. La gloria de esta
segunda casa será mayor que la de la primera, ha
dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este
lugar, dice Jehová de los ejércitos.
Hageo 2:6-9
Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es.
Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de
toda tu alma y con todas tus fuerzas. Estas palabras
que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Se
las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas
estando en tu casa y andando por el camino, al
acostarte y cuando te levantes. Las atarás como una
señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus
ojos; las escribirás en los postes de tu casa y en tus
puertas.
Deuteronomio 6:4-9
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed
también en mí. En la casa de mi Padre muchas
moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho;
voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me voy
y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mi
mismo, para que donde yo éste, vosotros también
estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
Juan 14:1-4
Manifiestas son las obras de la carne, que son:
adulterio, fornicación inmundicia, lujuria, idolatría
hechicerías, enemistades pleitos, celos iras,
contiendas, divisiones herejías, envidias, homicidios
borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas. En
cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes
el, que los que practican tales cosas no heredarán el
reino de Dios. Pero el fruto del Espíritu es amor,
gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay
ley.
Gálatas 6: 19-22
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo
yo, mas Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó y se entregó a si mismo por mí.
Gálatas 2: 20
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve. Por ella alcanzaron
buen testimonio los antiguos. Por la fe
comprendemos que el universo fue hecho por la
palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho
de lo que no se veía.
Hebreos 11:1-3
Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva,
porque el primer cielo y la primera tierra habían
pasado y el mar ya no existía más. Y yo Juan, vi la
santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo,
de parte de Dios, ataviada como una esposa
hermoseada para su esposo. Y oí una gran voz del
cielo, que decía: “El tabernáculo de Dios está ahora
con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su
pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya
no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor
ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron”.
El que estaba sentado en el trono dijo: “Yo hago
nuevas todas las cosas”. Me dijo: “Escribe, porque
estas palabras son fieles y verdaderas”. Y me dijo:
“Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y
el fin. Al que tiene sed, le daré gratuitamente de la
fuente del agua de vida. El vencedor heredará todas
las cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo. Pero los
cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas,
los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los
mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con
fuego y azufre, que es la muerte segunda”.
Apocalipsis 21:1-8
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo
de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en
silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la
ley de Jehová está su delicia y en su Ley medita de
día y de noche. Será como árbol plantado junto a
corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y
su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará. No así
los malos, que son como el tamo que arrebata el
viento. Por tanto, no se levantarán los malos en el
juicio ni los pecadores en la congregación de los
justos, porque Jehová conoce el camino de los justos,
mas la senda de los malos perecerá.
Salmos 1:1-6
En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe
que está de parte de los hijos de tu pueblo. Será
tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo
gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será
libertado tu pueblo, todos los que se hallen inscritos
en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo
de la tierra serán despertados: unos para vida eterna,
otros para vergüenza y confusión perpetua. Los
entendidos resplandecerán como el resplandor del
firmamento; y los que enseñan la justicia a la
multitud, como las estrellas, a perpetua eternidad.
Daniel 12:1-3

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