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¿Es legal descargar torrents en España?

Abogados responden

21 Febrero 2018Actualizado 7 Febrero 2019, 14:45

TONI CASTILLO @ToniCastillo_

En los últimos tiempos, varias historias relacionadas con las


descargas a través de redes P2P han llamado la atención de los
internautas en España. Dos sentencias sobre el caso Dallas Buyers
Club, por ejemplo, ponían de manifiesto la divergencia de pareceres
judiciales, en una se desestimaba la demanda y en la otra no,
mientras que poco después la Guardia Civil anunciaba el bloqueo de
23 webs de descargas de contenidos protegidos, aunque como se
vio más tarde, estaban reabriendo nuevamente.

Ante esta situación hemos querido preguntarnos si es legal


descargar torrents de obras protegidas en España. Un debate
complicado, sin fácil ni clara respuesta, que enfrenta
recurrentemente a titulares de derechos de autor con un sector del
público que defiende estas prácticas con diferentes argumentos.

Para despejar las dudas hemos querido contar con los pareces
expertos de los abogados Carlos Sánchez Almeida, de Bufete
Almeida, y David Maeztu, autor del blog Del derecho y las normas.
Estas son sus respuestas.

Al grano: ¿En España es legal descargar


archivos torrent de contenido
protegido?
"La respuesta corta es no, no es legal", nos dice Sánchez Almeida. "La
respuesta larga es 'no es delito para un usuario sin ánimo de
lucro, pero puede constituir un ilícito civil por el que el infractor
puede verse obligado a indemnizar'. Quien comparte comunica
públicamente obras protegidas, si bien es difícil probarlo en vía civil",
apostilla.

Para Maeztu, "descargar torrents, como tal, no es ilegal".


"Depende del contenido del archivo al que lleva el torrent, por ahí
podríamos tener un matiz", puntualiza antes de hablarnos de la
jurisprudencia europea.

La jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la UE ha venido


estableciendo que proporcionar, en determinadas circunstancias,
un enlace a un contenido (en cierta forma un torrent es una forma
de proporcionar un enlace) puede ser considerado una forma de
comunicación pública. La comunicación pública es uno de los
derechos de explotación que solo puede usarse con el permiso del
autor, por lo que, como es lógico, por esa vía quien pone a
disposición el torrent estaría cometiendo un ilícito contra la
propiedad intelectual.
Esta es la base, nos explica el abogado, para dirigirse contra las
webs que alojan, almacenan o facilitan la descarga y localización
de los archivos torrent de obras protegidas. A nivel usuario la
responsabilidad en torno al acto, la descarga, tiene varias lecturas.

Que yo como usuario me descargue un archivo que contiene


información sobre dónde localizar o cómo se podría descargar una
obra no supone ninguna infracción, lógicamente. [...] El problema
es si empleo ese archivo torrent para descargar contenido
protegido por la propiedad intelectual y que sus titulares de
derechos no han autorizado para esa forma de difusión. Una
película recién estrenada, por ejemplo.
Dándose este caso, Maeztu nos dice que "el usuario estaría
realizando una reproducción (la fijación de la obra en un soporte
que permite la obtención de copias, como se define en la ley) sin la
autorización del titular, por lo que se realizaría una conducta
ilícita (no delito) por ser contraria a la ley de propiedad intelectual".
Así pues, la descarga de un archivo es contraria a derecho si no se
tiene la autorización de los titulares de los derechos de explotación,
"sin que se pueda encajar en la excepción de copia privada u otra
similar".

Sin ánimo de lucro no se estaría


cometiendo un delito, pero sí una
conducta ilícita que podría resultar en el
pago de una indemnización
Sánchez Almeida también diferencia acciones: "una cosa es
descargar y otra cosa es compartir". No son la misma práctica, ni
tienen las mismas implicaciones legales. Siempre hablando de
contenidos protegidos por derechos de propiedad intelectual.

El problema de las redes de pares es que por defecto estás


compartiendo mientras descargas. Y de hecho, si no compartes en
muchas ocasiones no puedes descargar. Con lo cual, no sería lo
mismo pinchar en un enlace de una descarga directa, porque no
hay compartición, que compartir; sucede lo mismo que pasa en los
casos de pornografía infantil. El hecho simple de usar un programa
de P2P para bajarse pornografía infantil es un delito de
distribución de pornografía infantil. Entonces, de la misma manera
pasa con respecto a otros contenidos como los protegidos por
propiedad intelectual.
En la distribución de esa clase de contenidos el delito solamente lo
cometerá aquel que comparte con ánimo de lucro. El diseño del
Código Penal del año 2015 se hace modificando el artículo 270,
apartado segundo, "para criminalizar las webs de enlaces" según
nos cuenta el letrado del Bufete Almeida. ¿Pero qué sucede con los
usuarios que solamente se limitan a compartir sin ánimo de lucro?

Esta compartición, en la medida de que es una comunicación


pública sin ánimo de lucro, evidentemente no será un delito, porque
no se reúnen las condiciones de ese ánimo. Pero sí puede haber un
ilícito civil si se demuestra quién lo ha compartido. El problema es
que en casos civiles es muy discutible que se se pueda conseguir la
identidad del usuario que hay detrás de una IP.
Además, nos precisa, "una IP solamente identifica una conexión
telefónica, no a una persona". Un dato usado en países como
España y otros para conseguir la identidad de los usuarios y ponerse
en contacto con ellos, normalmente a través de una carta,
exigiéndoles un pago por las descargas que han hecho a cambio de
no iniciar acciones legales con desenlace incierto.

El detalle de las sentencias


contradictorias
Como comentábamos en la introducción, en el caso Dallas Buyers
Club tuvieron lugar —que se haya sabido— dos sentencias
contradictorias.

La primera desestimó la demanda presentada por los representantes


legales de los titulares de los derechos de autor de la película al
usuario de la red P2P que supuestamente había descargado el filme
porque "resulta forzada la calificación de comunicación pública
en las redes de intercambio de archivos". Además era difícil, según
el juez, "admitir que existía un propósito de difundir la obra y que
además hubo una serie de actos positivos que tendían a ello".

Para el también abogado David Bravo, con quien pudimos hablar


entonces, la sentencia creaba "un precedente importante, tanto en
lo que respecta a la consideración de si es o no infractora la
actividad como en lo que respecta a la prueba con IP". Aunque,
advertía, cabían otras interpretaciones por parte de los jueces.

La primera interpretación diametralmente opuesta se conoció hace


aproximadamente un mes, cuando Marcos Bermúdez Ávila,
magistrado del Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Bilbao, estimó
parcialmente la demanda de la mercantil propietaria de la
obra imponiendo al usuario el pago de una indemnización en
150 euros.

Aunque diversos especialistas apuntan a


que no podría irse contra un usuario con
una IP como única prueba, en España
alguna sentencia ha validado identificar a
los usuarios en supuestos similares
Y ese es el problema al que se podría enfrentar un usuario cuya IP
haya sido identificada por una mercantil como infractora de los
derechos de propiedad intelectual de una obra suya. "Imagina que
tú digitalizas una película y la subes y se la bajan cientos de miles de
personas...", expone el abogado Sánchez Almeida, "el problema
está en la valoración económica que se haga de eso"

Maeztu señala, no obstante, la dificultad a la que se enfrentan "quien


quiera ir contra los usuarios que comparten en redes P2P", que es
identificarlos, dado que normalmente solamente dispondrán de una
dirección IP. "La reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil introdujo
una modificación para esto, pero vinculada a que existan indicios de
un uso comercial, por lo que en teoría no podría irse contra
usuarios particulares". Eso es lo que sostienen también otros
especialistas.
Sin embargo, recuerda: "Lo cierto es que alguna resolución judicial,
de la Audiencia Provincial de Bizkaia en concreto, ha validado
identificar a los usuarios en supuestos similares, aunque a mi juicio
esa resolución es contraria a los principios que autorizan el
acceso a los datos de titularidad de una IP, y que también han
sido establecidos por el Tribunal de Justicia de la UE".

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