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Programa de Actualización en Trasplante de Órganos1
Programa de Actualización en Trasplante de Órganos1
er
Programa de Actualización en
Trasplante de Órganos
Hospital Universitario Virgen de las Nieves
Granada 2019
1
Título: Curso de Programa de Actualización en Trasplante de Órganos.
Autor: Manuel Alejandro Sánchez García, Francisco Manuel Santiago Martín.
Editor: GAMI Editorial.
Depósito legal: GR 698-2019
I.S.B.N: 978-84-17688-62-2
Imprime: GAMI Editorial.
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Prólogo.
Está estructurado en módulos online, cada uno referente a los trasplantes realizados en el
centro, así como en lo referente a la donación de órganos. Y posteriormente, una serie de casos
clínicos presenciales, para afianzar conceptos.
Estamos ante la primera edición, y esperamos que tenga la suficiente aceptación como
para poder repetirse posteriormente.
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Autores.
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Índice:
1. Historia del trasplante de órganos.
Lidia Burgos Ruíz
3. Trasplante Hepático.
4. Trasplante Renal.
6
4.3 Valoración preanestésica del paciente candidato a trasplante renal.
Marta Lara Campos.
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1. Historia del trasplante de órganos.
Lidia Burgos Ruíz.
Los animales domésticos, mamíferos, fueron los primeros utilizados en este desarrollo
experimental. Prácticamente todas las vísceras fueron trasplantadas en el animal. El riñón como
modelo, primero en el animal y luego en humanos. Por varios motivos:
-El riñón es una víscera par que permite la normofunción en el monorreno, y por tanto
garantiza la vida.
-Su pedículo vascular tiene un calibre que permite trabajar adecuadamente en las
anastomosis vasculares;
En 1906, Jabulay en Lyon, realiza por primera vez un xenotrasplante: El riñón de un cerdo
fue implantado en el codo de una mujer afectada de síndrome nefrótico. El injerto no funcionó y
fue retirado al tercer día. En el mismo año injertó el riñón de una cabra en un brazo. Los estudios
de Jabulay con su alumno Carrel, le valieron a éste el Nobel de Medicina en 1912.
El primer homotrasplante clínico fue realizado por el ruso Voronoy en 1933. El riñón
donante procedía de un paciente fallecido por un traumatismo encefálico y fue implantado en otro
paciente, con anastomosis a los vasos femorales. El riñón no produjo orina.
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En 1949, Voronoy publica otros cinco trasplantes con esta técnica, pero ninguno de ellos
llegó a funcionar. Los órganos dejaban de funcionar sin que se apreciasen fallos técnicos o
trombosis vasculares. Es a partir de la segunda y tercera décadas del siglo XX cuando se ve que
órganos trasplantados correctamente desde el punto de vista técnico-quirúrgico, dejaban de
funcionar porque sufren un proceso de base inmunológica que constituye lo que se denomina
rechazo.
En Boston 1947, tiene lugar el primer trasplante renal entre humanos con resultado de
supervivencia para el receptor. A una joven en coma profundo por uremia, en anuria tras diez días
por shock séptico secundario a un aborto complicado, se le trasplantó el riñón de un cadáver. El
implante se practicó en la flexura del codo, y se mantuvo caliente con una lámpara. El riñón
secretó orina el primer día, y dejó de funcionar al segundo día. Dos días después se reanudaba la
diuresis natural y se producía la curación.
En la segunda mitad del siglo XX, en París en 1952 una madre dona un riñón a su hijo,
que sobrevivirá veinte días.
En 1963, Guy Alexandre en Lovaina (Bruselas) realizó el primer trasplante renal a partir de
un cadáver en situación de "muerte cerebral" y con corazón latiente. El receptor falleció un mes
más tarde por una septicemia.
En 1964, Hamburguer, en París realizó el segundo trasplante renal con donante cadáver en
"muerte cerebral".
El trasplante hepático es más complejo que el de riñón o corazón. Se inicia entre 1955 y
1967 en algunos centros de Europa y norte América.
En 1963 Thomas Starzl realizó el primer trasplante de hígado entre humanos. A un niño de
tres años afecto de atresia biliar le trasplantó el hígado de otro niño fallecido de un tumor
cerebral. Cinco horas de supervivencia. En el mismo año, dos meses más tarde, practicó su
segundo trasplante hepático, esta vez entre adultos. El receptor, un varón de 48 años. El
trasplante fue un éxito, el receptor murió 22 días más tarde de una embolia pulmonar.
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En 1963, en Junio, James D Hardy en Mississippi efectúa el primer trasplante de pulmón
de la historia, se realizó a un hombre de 58 años, J Russel con un cáncer de pulmón. Russel
estaba condenado a muerte y se le ofertó conmutar la pena por una intervención que antes no se
había realizado, éste aceptó, falleció después de 16 días, a causa de un fracaso renal.
En 1967, en Ciudad del Cabo, Christian Barnard realizó el primer trasplante cardíaco en el
ser humano. La donante, una joven con politraumatismo tras un atropello, presentaba lesiones
cerebrales muy graves con actividad cerebral mínima al ingreso. Barnard solicitó la donación del
corazón al padre de la víctima. El receptor fue un varón de 54 años afecto de miocardiopatía
isquémica. Se instalaron donante y receptor, respectivamente, en dos quirófanos adyacentes.
Tras el cese de toda actividad cardiaca en el electrocardiograma del donante y comprobar la
ausencia de respiración espontánea y de todos los reflejos durante siete minutos, se declaró
muerta a la donante y se procedió a la extracción cardiaca. El injerto se implantó y funcionó. A los
diez días el receptor caminaba por la habitación. Una neumonía bilateral provocará su muerte
cuatro días más tarde. Un mes más tarde, Barnard realizó su segundo trasplante cardíaco. El
receptor vivió diecinueve meses y medio.
En España en 1965 se realizó el primer trasplante de órganos con éxito entre humanos, en
Barcelona. Fue un trasplante renal obtenido de un cadáver. Desde entonces, y hasta el
reconocimiento legal de la muerte de una persona por "muerte cerebral" mediante la Ley de 27
de octubre de 1979, la ley 30/1979, todas las extracciones renales para trasplante procedentes
de cadáveres habían de esperar a la asistolia del donante. Durante estos años, los equipos de
trasplantes velaban de forma ininterrumpida, a veces durante muchos días, a los pacientes
graves sin perspectivas de viabilidad, en estado crítico o estado de "muerte cerebral", a la espera
de la asistolia, y procedían entonces, previa autorización de la familia del fallecido, a la extracción
renal del cadáver para trasplante.
En la década de los setenta continuarían los progresos en las tres disciplinas principales
del trasplante. En nefrología se perfeccionan las técnicas de depuración sanguínea extrarrenal y
se crean los primeros centros de diálisis para los enfermos en insuficiencia renal terminal a la
espera de trasplante. En cirugía, gracias a una estrecha colaboración con las unidades
generadoras y la aplicación de los conceptos y las técnicas de la moderna reanimación, se
obtienen órganos de excelente calidad de individuos fallecidos mantenidos artificialmente con
vida. En inmunología, el manejo de fármacos inmunosupresores y la investigación de métodos de
emparejamiento donante-receptor por pruebas de histocompatibilidad (sistema HLA), cooperaran
para el establecimiento de una inmunosupresión más eficaz contra el rechazo y menos nociva
para el paciente trasplantado.
A partir de los años ochenta, la regulación legal de la muerte cerebral hizo aumentar la
donación de órganos procedentes de este tipo de donantes. Se produce un desarrollo importante
de los centros de trasplantes por todo el mundo.
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Bibliografía.
-Hamilton , D: Tissue transplantation. P.J. Morris ed. Churchill Livingstone Edimgurgh. London
and New York. 1982.
-Morris, PJ : kidney Transplantation. Principles and practice. Grune and Stratton. Londres 1984.
-Woodruff, MF. A: the Transplantation of Tissue and Organs. Thomas , Springfield, USA 1961.
-Carlps, A: Gil -Wernet, JM; Vives, J;Andreu , J, Brulles, A ;Tornos, D. Trasplante renal. Ed Toray
SA. Barcelona 1983.
-Fondevila C, Hessheimer AJ, Flores E et al. Applicability and Results of Maastricht Type 2
Donation after Cardiac Death Liver Transplantation. Am J Transplant 2011.
-Domínguez-Gil B, Delmonico FL, Shaheen FA et al. The critical pathway for deceased donation:
reportable uniformity in the approach to deceased donation. Transpl Int 2011; 24(4): 373-378.
-Alonso-Pulpón L, Almenar L, Crespo MG et al. Guías de actuación clínica de la sociedad
Española de Cardiología. Trasplante hepático y de corazón-pulmones. Rev española de
cardiología. 1999, 52.
11
2. Modelo español de donación de órganos (ONT). Detección y
valoración de posibles donantes. Tipos de donantes.
Alberto Iglesias Santiago, María Sevilla Martínez,
Elisabet Patricia Fuentes García.
A pesar de este éxito, la escasez de órganos para trasplante constituye el mayor factor
limitante de estos tratamientos, puesto que la demanda crece de manera exponencial según
mejoran los resultados y por tanto, que se beneficien un mayor número de pacientes de los
mismos. Este problema, de envergadura universal es el responsable de que los pacientes
afronten largos periodos en lista de espera o incluso fallezcan en ella.
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traslado a otras regiones o países y como consecuencia, los factores estructurales que pueden
influir en los resultados.
c) El tercer nivel, el coordinador hospitalario debe ser un médico (en muchos hospitales
apoyado por un enfermero) situado dentro del hospital y que depende de la dirección del mismo.
Está íntimamente ligado a la coordinación autonómica y nacional.
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*Factores que influyen en la traslación del modelo Español.
-Pirámide de edad de la población. Las zonas donde como en España, se superan los
35 donantes pmp, lo hacen a expensas de una expansión del pool de donantes y gracias a la
aceptación de donantes más difíciles y de mayor edad, la mayoría procedentes de accidentes
cerebro- vasculares. El porcentaje de donantes de más de 60 años pasó de 10 a 43% en apenas
15 años, siendo en el año 2011 superior al 50%.
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*Funciones de la ONT.
El escenario descrito, dio paso en 1989 con la creación efectiva de la ONT a la eclosión de
una serie de profesionales fuertemente motivados y entusiastas, que en muy pocos años hicieron
pasar a España de un puesto medio - bajo en el ranking europeo de donaciones de órganos (14
donantes por millón de habitantes -pmp- y año en 1989) al primer lugar del mundo con una
diferencia sobre el resto de los países que no hace sino ampliarse año a año. El mundialmente
conocido como Modelo Español de Donación y Trasplantes es el punto de referencia
internacional obligado a la hora de hablar de potenciar la donación de órganos desde un punto
de vista científico. Fundamentalmente ellos, bajo la dirección funcional de la ONT han sido los
responsables de que España constituya el único país que ha experimentado un incremento
progresivo y continuado de las tasas de donación a lo largo de más de los últimos 20 años
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Detección de Potenciales donantes de órganos y tejidos.
Según nuestra legislación, todas las personas somos potenciales donantes de órganos a
no ser que se haya expresado su negativa en vida. Aunque la población española en general, y en
particular la andaluza, se encuentran muy concienciados en relación a la donación (tasas de
aceptación en torno al 90% en Andalucía) es necesario que cuando llegue el momento se les
brinde y garantice esta oportunidad. Por ello, la detección de potenciales donantes debe ser
labor de todos los profesionales de un hospital, así como dispositivos de críticos y emergencias.
Estos profesionales manejan situaciones relacionadas, en ocasiones, con el final de la vida de sus
pacientes, por l que deben ofrecer la posibilidad a ellos de ser donantes si lo hubieran deseado.
No obstante, en España los roles están muy bien definidos de manera que los profesionales que
tratan al paciente no participan, por norma general, la opción de la donación. Este deseo debe
ser estudiado por los coordinadores de trasplantes. Así se garantiza la independencia de los
procesos, atendiendo a los cuidados al final de la vida, y valorando la posibilidad de la donación.
Para que exista una adecuada identificación de potenciales donantes es necesaria una buena
formación de todos los profesionales que pueden participar en este proceso (como son
intensivistas, médicos de urgencias, neurocirugía, neurología, medicina interna, 061...), de tal
manera que recuerden alertar al coordinador cuando exista un potencial donante. El estudio
ACCORD evidenció donde existían perdidas en la identificación de donantes, los cuales sucedían
en la mayoría de los casos fuera de la UCI, lo cual significa que el esfuerzo en la formación de
intensivistas ha dado resultado, por lo que debeos extenderlo a otras áreas.
Al igual que en cualquier otro acto médico, se debe realizar una adecuada anamnesis a
través de la familia, fundamentalmente para conocer sus antecedentes patológicos y posible
historia o factores de riesgo, así como circunstancias específicas, tales como viajes recientes al
extranjero. Se realizará una exploración clínica completa del potencial donante, una exploración
visual del cuerpo nos permitirá valorar la presencia de datos de venopunción o tatuajes de
aspecto poco habitual o con signos de infección local. La exploración habitual nos ofrecerá
información sobre la posibilidad de enfermedades respiratorias, masas abdominales, etc.
Respecto a las pruebas de imagen mínimas a realizar, siempre se incluirá una radiografía
de tórax, y una ecografía abdominal, pudiendo ampliarse a otros estudios en función de la
sospecha de otras patologías, como puede ser ecografía de otras regiones o TAC. Si existe
cualquier lesión sugestiva de neoplasia (que de confirmarse contraindicarían la donación, a
excepción de ciertos tumores primarios del SNC) se deben contemplar las opciones con la
información disponible, o incluso realizar una biopsia de dicha lesión.
*Diagnóstico de Muerte.
En ambos casos debe cumplirse uno de los dos escenarios referidos, junto con una
temperatura adecuada (>32oC). En este caso es preciso que transcurran 5 minutos en los cuales
se evidencia ausencia de circulación mediante un trazado de asistolia en ECG, ausencia de flujo
sanguíneo mediante monitorización invasiva, o bien ausencia de flujo aórtico mediante una
ecocardiografía.
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*Entrevista familiar y autorizaciones.
-Plantear la donación como una opción a la que tienen derecho y que ayuda a otras
personas de manera incondicional.
En ocasiones, el fallecimiento de una persona será judicial (si hay indicios de muerte
violenta), por lo que antes de iniciar el proceso de donación, y con el beneplácito de la familia, es
preciso conseguir autorización judicial para poder realizar la misma. Por ello, la comunicación con
el médico forense, el cual traslada la información al juez, debe ser fluida, para que se garantice
que no se altera ninguna evidencia ni se vulnera ningún procedimiento legal en curso. Éste es el
motivo de que estos profesionales sanitarios y no sanitarios deben recibir formación en este
campo, aclarando cuales son los procedimientos a seguir, así como que ellos expresen los
supuestos que necesitan garantizar en dichas situaciones.
Es importante resaltar que una de las funciones del coordinador es asistir a todas las
necesidades de la familia, acepten o no la donación, manteniendo una adecuada atención, ya
que se enfrentan a una situación complicada y debemos garantizar su bienestar.
Tipos de donantes.
Los tipos de donantes se clasifican en dos grupos: por un lado se encuentran los
donantes vivos, y por otro los donantes cadáver.
Los donantes vivos son aquellas personas que deciden donar un órgano o tejidos en
vida, generalmente a un ser querido, con idea de mejorar su calidad de vida. Lo más frecuente en
estos casos, es que se realice una donación de riñón, aunque también puede realizarse de un
lóbulo hepático, incluso de un pulmón. Además es posible la donación de tejido óseo y de
progenitores hematopoyéticos (donantes de medula ósea).
Los donantes cadáver se pueden clasificar a su vez en dos grandes grupos: donantes
en muerte encefálica (fallecidos por criterios neurológicos), y donantes en asistolia (fallecidos
por criterios cardiocirculatorios.
Han sido precisas varias reuniones de consenso para poder alcanzar una clara posición
de la comunidad científica en cuanto a la clasificación de los donantes a corazón parado. De
entre todas ellas la que se constituye como referente en este sentido es la de Maastricht de 1995.
Dado el papel primordial en todo lo relacionado con la donación y trasplante de órganos que
asume nuestro país, y el reciente y potente impulso que se ha dado desde a ONT a la donación
en asistolia, en 2011 se ha propuesto y aceptado una modificación de la anterior clasificación:
Clasificación de Maastricht modificada en Madrid en 2011 (Tabla 1).
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El donante Tipo I sólo podría ser donante de tejidos, pues los tiempos de isquemia no
harían viable el trasplante de órganos sólidos.
El donante Tipo III es el donante más habitual dentro del grupo de donantes a corazón
parado fuera de nuestras fronteras. Siendo la limitación del tratamiento de soporte vital (LTSV)
una práctica habitual dentro de la asistencia en los servicios de medicina intensiva, se propone en
la actualidad impulsar este tipo de donación en España y son varios los hospitales que han
iniciado ya programas específicos en este sentido.
Se consideran potenciales donantes tipo III a aquellos pacientes sin evidencia de tumor
maligno, infección no controlada o fallo multiorgánico en los que, por su patología de ingreso y su
evolución posterior, se ha decidido conjuntamente con la familia la LTSV y en los que se espera
que, tras la retirada de estas medidas, se produzca la parada cardio-circulatoria en las horas
siguientes. La mayoría serán pacientes con patología neurológica grave con pronóstico funcional
catastrófico y en los que la evolución a muerte encefálica no sea previsible. Entre estas
patologías se encuentran pacientes en coma o estado vegetativo por lesiones cerebrales de
causa isquémica, hemorrágica o traumática, lesiones medulares altas o enfermedades
neuromusculares avanzadas.
Bibliografía.
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3. Trasplante Hepático:
3.1 Indicaciones del trasplante hepático.
María Dolores Espinosa Aguilar.
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Elección del momento del Trasplante.
La elección del momento de acceso a la lista de espera es uno de los aspectos del
trasplante hepático de mayor variabilidad en la práctica clínica. El establecimiento de una
puntuación mínima en la clasificación de Child-Pugh o en el sistema MELD en los pacientes con
cirrosis para acceder a la lista de espera permitiría simplificar el proceso y proporcionar
un respaldo frente a posibles problemas éticos y legales asociados con limitar el trasplante
hepático en pacientes por debajo de una determinada puntuación.
*Clasificación de Child-Pugh
1 2 3
Tiempo de protrombina
- segundos sobre el control 1-3 4-6 >6
- INR <1,8 1,8-2,3 >2,3
Encefalopatía No Grado 1-2 Grado 3-4
*Puntuación MELD.
El cálculo de la puntuación MELD está disponible “on line” en el siguiente enlace: http://
www.mayoclinic.org/meld.
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1. Criterios de Indicación de Trasplante en paciente con Cirrosis de tipo parenquimatoso.
G. Cirrosis de causa alcohólica: La elección del momento debe basarse en los mismos
criterios aplicados a otras causas de cirrosis. Se aconseja un periodo de abstinencia
superior a 6 meses, pero no hay un tiempo homologado sobre bases científicas por lo que
la decisión debe de ser individualizada y estar apoyada en el informe psicológico o
psiquiátrico y en la situación socio-familiar.
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B. Colangitis esclerosante primaria.
-Criterios generales
Los mismos que para CBP
Colangitis recurrente
A. Hepatocarcinoma.
-Criterios de Milan (6)
-Tumor único inferior o igual a 5 cm
-Multinodular de no más de 3 nódulos: el diámetro del nódulo de mayor
tamaño debe ser inferior a 3 cm
-Ausencia de extensión tumoral extrahepática
-Ausencia de invasión tumoral de grandes vasos abdominales
B. Otros tumores.
-Hepatoblastoma y hemangioendotelioma epitelial: valoración individualizada
-Metástasis de tumores neuroendocrinos: Valoración individualizada
-Colangiocarcinoma: Sólo en ensayos clínicos controlados
Criterios de Clichy.
Para valorar la idoneidad del paciente candidato a trasplante hepático, se debe realizar
una evaluación exhaustiva que incluya una serie de exploraciones complementarias detalladas en
el PAI trasplante hepático:
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En esta evaluación, se podrán identificar posibles patologías subyacentes, o bien los
factores de riesgo o contraindicaciones para la realización del trasplante hepático. En el PAI
trasplante hepático, se establecen los siguientes:
25
En el siguiente gráfico podemos ver las indicaciones de trasplante hepático en España en
el año 2018.
La indicación mayoritaria fue la cirrosis hepática, en el 50% de los casos, seguida de los
tumores hepáticos con el 25% de indicaciones.
Bibliografía.
26
3. Trasplante Hepático:
3.2 Criterios de inclusión/exclusión en lista de trasplante hepático.
María Dolores Espinosa Aguilar.
La elección del momento de acceso a la lista de espera es uno de los aspectos del
trasplante hepático de mayor variabilidad en la práctica clínica. No se ha determinado con
precisión el grado de disfunción hepática que justifica el riesgo de este procedimiento ni un límite
máximo de deterioro que permita la exclusión de un potencial candidato. El establecimiento de
una puntuación mínima en la clasificación de Child-Pugh o en el sistema MELD en los pacientes
con cirrosis para acceder a la lista de espera permitiría simplificar el proceso y proporcionar un
respaldo frente a posibles problemas éticos y legales asociados con limitar el TH en pacientes
por debajo de una determinación puntuación. Las desventajas de adoptar una puntuación mínima
para incluir a los pacientes en lista de espera son la pérdida de datos en relación con la
mortalidad en lista de espera en pacientes con puntuaciones bajas, así como la imposibilidad de
realizar el trasplante en los pacientes con puntuaciones bajas que presentan complicaciones
graves de la cirrosis.
-Sólo deberían incluirse en lista de espera los pacientes con cirrosis descompensada con
una puntuación ≥ 7 puntos en la clasificación Child-Pugh y una puntuación > 10 en el sistema
MELD.
-No deberían trasplantarse a los pacientes en situación terminal, intubados, con fallo
multiorgánico u otras circunstancias que se asocien con una supervivencia estimada
postrasplante inferior al 50% a los 5 años.
-Debe emplearse la puntuación MELD para valorar la inclusión en lista de espera del
paciente con indicación de trasplante hepático, en lugar de la clasificación de Child, ya que la
puntuación MELD presenta ventajas con respecto a ésta:
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La puntuación MELD mínima, para la inclusión de un paciente en lista de espera de
trasplante hepático en Andalucía, se establece en 15 puntos, según el PAI Trasplante hepático de
la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, dicha puntuación se debe actualizar cada 3
meses.
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La priorización en la lista de espera de trasplante hepático de Andalucía se realizará según
el siguiente esquema, establecido en el PAI trasplante hepático.
En cuanto a la edad del paciente candidato a trasplante hepático, el límite de edad para
acceder al trasplante hepático ha ido aumentado de forma progresiva a lo largo del tiempo. En la
actualidad, la mayoría de centros usan como límite de edad aproximado los 65 años. A pesar de
ello, la mayoría de unidades también aceptan el TH en pacientes de 65-70 años en casos muy
seleccionados con poca o nula comorbilidad y en excelentes condiciones de salud.
En los mayores de 65 años, se aconseja una valoración exhaustiva para detectar factores
de riesgo adicionales que condicionen la supervivencia (nivel de evidencia C III).
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En la siguiente figura podemos ver los diagnósticos de los pacientes adultos incluidos en
la lista de espera de trasplante hepático en España en el año 2018.
Exclusión Temporal.
Cuando empeore la situación clínica, pero es recuperable en un periodo más o menos corto de tiempo:
• Insuficiencia renal corregible con ascitis importante
• Infección controlable con tratamiento médico
• Empeoramiento clínico severo
Exclusión Definitiva.
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*Hepatocarcinoma:
-Aparición de metástasis a distancia.
-Evidencia de infiltración vascular.
-Crecimiento del tumor por encima de criterios generales de aceptación del
candidato.
Para evitar, en la medida de lo posible, la exclusión de los pacientes incluidos en lista por
hepatocarcinoma, y tratar de prevenir el crecimiento o diseminación, se aconseja una actuación
sobre el tumor que se especifica en el siguiente esquema:
31
Comité de Selección de Pacientes.
Bibliografía.
32
3. Trasplante Hepático:
3.3 Valoración preanestésica del paciente candidato a
trasplante hepático.
Manuel Alejandro Sánchez García.
Función Cardiovascular.
-Escala NYHA (New York Heart Association), para la clasificación funcional del paciente.
33
electrolíticos del tipo hipopotasemia o hipomagnesemia) o el uso de fármacos que pueden
empeorarlo.
-Foramen Oval Permeable: está presente en el 25% de la población y en casos con HTP
debemos tener presente que aumenta la frecuencia de embolismo paradójico. Debemos tener
cuidado con la presencia de aire en los sistemas venosos.
-Enfermedad arterial coronaria: los factores de riesgo para patología coronaria son
similares a los de a población general. Sin embargo, parece que la presencia de enfermedad
coronaria en hepatópatas está aumentada entre 2-28% (en >50 años). En estos pacientes, se
encuentra un aumento de la inflamación crónica, aumento del metabolismo, descenso de la
resistencias vasculares sistémicas y aumento del flujo sanguíneo, lo que precipita la rotura de las
placas ateromatosas y el consiguiente síndrome coronario agudo. Ésto condiciona una alta
morbimortalidad en este grupo de pacientes, por lo que es fundamental la identificación de
pacientes asintomáticos con enfermedad coronaria. En caso de pacientes con patología
coronaria, deberá valorarse realizar una coronariografía con la consiguiente posibilidad de
revascularización antes de la intervención. En caso de precisar revascularización, se decidirá de
manera multidisciplinar (cirugía, hepatología, cardiología y anestesia) la manera de proceder en
función de cada caso.
34
Patología Pulmonar.
La disnea es frecuente en los pacientes propuestos para trasplante hepático, siendo esta
estimada en torno al 50-70% de ellos. Es importante hacer un diagnóstico diferencial, que
incluye: alteración en la ventilación/perfusión, patología obstructiva de vía aérea, retención de
líquido, derrames pleurales, patología restrictiva por ascitis,…
Volumen total espirado tras Tras inspiración forzada. Normal No confundir con índice de
inspiración máxima. Normal si es si >80%. Tiffeneau (FEV1/CV). Refleja la
>80%. parte de la CVF que se espira en
primer segundo. Normal si >70%
(aunque disminuye con la edad).
Diferencia enfermedades
obstructivas (<70%, mayor
gravedad cuanto menor sea el
valor) de restrictivas (>70%,
normal).
Gráfica adaptada de: Álvarez Gutiérrez FJ et al. Documento de Consenso sobre la espirometría en
Andalucía. SEMERGEN. 2009;35(9):457-68.
35
Patrón FVC FEV1 FEV1/FVC
Normal 85-120%
Ligero 70-85%
Moderado 50-70%
Grave 35-50%
-Radiografía de tórax.
Deberemos sospechar este cuadro si: Gradiente A-a O2 > 15mmHg, DLCO <80% del
previsto y/o Bloqueo completo de Rama Derecha e hilios pulmonares engrosados.
36
Condiciona un aumento de la postcarga del VD, con un remodelado del mismo (disminuye
volumen sistólico y volumen telediastólico), con disminución de la irrigación por coronarias.
Ocasiona por tanto una insuficiencia cardiaca de origen pulmonar o Cor-Pulmonale.
-En caso de alta sospecha clínica de HTPP (disnea no explicada por otra causa,…).
-En todos los pacientes con hallazgos ETT sugestivos de HTP (aún con valores normales
o elevaciones limítrofes de la PSVD).
-Síndrome Hepatopulmonar: Se trata de una patología con una incidencia alta, en torno
al 20% y morbilidad baja. Caracterizado por la triada: hepatopatía (Hipertensión portal),
hipoxemia arterial (PaO2<80mmHg con aire ambiente, que responde a aumento de la FiO2) y
dilataciones vasculares intrapulmonares (por falta de aclaramiento de vasodilatadores y
producción de vasodilatadores por el hígado patológico). También se acompañan de acropaquias
y ortodesoxia (desaturación arterial de oxígeno con el ortostatismo, mejorando al adoptarse la
posición de decúbito, debido a que estas dilataciones son más frecuentes en las bases
pulmonares).
Las dilataciones difusas vasculares (pre y postcapilar) hacen que la sangre pase más
rápido por la región alveolar, impidiéndose el correcto intercambio (efecto shunt), lo que ocasiona
una disminución de la oxigenación arterial, con aumento del gradiente alveolo-arterial de oxígeno
(sin relación con patología cardiopulmonar intrínseca). Esto se evidencia en Ecocardiografía con
test de burbujas, con el paso de burbujas de derecha-izquierda después de los 3 primeros
latidos.
La gravedad de la patología hepática no tiene porqué tener relación con la aparición del
síndrome, pudiendo aparecer incluso con función hepática normal (aunque los grados peores de
hipoxemia se encuentran en hepatopatías avanzadas). En el diagnóstico juega un papel muy
importante la ecocardiografía.
En el SHR se produce alteración de la función renal, por causa prerrenal, debido a una
vasoconstricción secundaria a la activación del sistema renina-angiontensina-aldosterona (SRAA).
Ésto ocurre por incremento del volumen sanguíneo esplácnico, que disminuye el volumen
intravascular efectivo (hipoperfusión renal) y activa el sistema (aumenta la reabsorción de sodio y
disminución de la excreción de agua libre, lo que provoca ascitis e hiponatremia dilucional).
Cuando es de mal control, puede ser necesario el doble trasplante hepato-renal.
37
Existen 2 tipos: Tipo 1 (más severo, con inicio agudo secundario a una causa precipitante
y con una mortalidad más elevada) y Tipo 2 (menos severo y no de inicio agudo).
Es necesario recordar que el SHR puede ocurrir en pacientes con nefropatía crónica
preexistente. Por lo tanto, la presencia de otro diagnóstico renal (por ejemplo: nefropatía
diabética), no excluye necesariamente el síndrome hepatorrenal.
Hemostasia.
Para una correcta hemostasia se precisa del equilibrio entre coagulación, fibrinolisis y
plaquetas. En la enfermedad hepática se afectan estos tres componentes en mayor o menor
medida, desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo.
Encefalopatía.
Hematológico.
Digestivo
38
Circuito Preanestésico.
Éste sería el circuito anestésico actual, pudiendo variar. El hepatólogo y/o cirujano
general, dentro del estudio de pretrasplante, realizan una hoja de interconsulta al grupo de
trasplantes (a través de la secretaría de Anestesiología) tras la realización de todas las
pruebas complementarias, quienes valorarán individualmente cada caso.
Además allí se llevará a cabo el resto del estudio preanestésico (alergias, medicación,
antecedentes, cirugías, vía aérea,…), informándose de los riesgos de la intervención con la firma
del consiguiente consentimiento informado.
39
Factores de riesgo y contraindicaciones.
Bibliografía.
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40
3. Trasplante Hepático.
3.4 Peculiaridades en indicaciones, criterios de inclusión/exclusión e
inmunosupresión del Trasplante Hepatorrenal.
María Ángeles López Garrido.
Introducción.
El fallo renal agudo (Acute Kidney Injury: AKI) aparece hasta en un 23% de los pacientes
con cirrosis, mientras que la enfermedad renal crónica (Chronic Kidney Disease: CKD) afecta al
1% de los pacientes cirróticos.
En pacientes sometidos a trasplante hepático, el fallo renal agudo (AKI) aparece entre un
25-50% de éstos y la enfermedad renal crónica (CKD) se desarrolla en el 30% de los pacientes,
alcanzando hasta un 90% en algunas series. No existen factores predictores de la evolución de la
función renal tras el trasplante hepático bien definidos, en pacientes con daño renal previo al
trasplante.
También se ha comprobado que la función renal pretrasplante puede actuar como factor
independiente de supervivencia tras el trasplante. Esto se cumple especialmente en pacientes
con cifras de creatinina > 2 mg/dl o /y que han necesitado terapia renal sustitutiva antes del
trasplante, los cuáles han presentado peores resultados en términos de supervivencia del
paciente y del injerto, respecto aquellos pacientes con función renal previa al trasplante
conservada.
En EEUU la OTPN (The Organ Procurement and Transplant Network) creó un grupo de
trabajo en 2014 para ordenar la política de distribución de órganos en aquellos pacientes con
enfermedad hepática terminal y disfunción renal, para definir que pacientes se beneficiarían de un
doble trasplante. Para ello se elaboró un Documento de Consenso por un equipo multidisciplinar
de expertos. Este Documento se finalizó en 2016 y fue implantado en 2017. En este Documento
quedaron plasmados los criterios que debe cumplir un paciente para un trasplante hepato-renal,
que actualmente se siguen en EEUU (Tabla 1) y en la mayor parte de los países con actividad
trasplantadora.
Tabla 1: Medical eligibility criteria for simultaneous liver-kidney transplantation. A transplant nephrologist
must confirm that candidates meet one of the below criteria in order to them receive SLKT organ offers.
Chronic kidney disease (defined by having a glomerular filtration rate -GFR- >60ml/min for at least 90
days), and at least one of the followings:
-The most recent GFR<30ml/min.
-Has initiated chronic dialysis for end-stage renal disease (ESRD).
Acute kidney injury, as evidenced by having a combination of either of the following for 6 consecutive
weeks (must be documented by 7 days):
-Requiriing acute dialysis treatment.
-GFR<25ml/min.
Metabolic disease:
-Hyperoxaluria.
-Atipycal Hemolytic uremic syndrome (aHUS) due to mutation of either factor H or factor I.
-Familial non-neuropatic systemic amyloidosis.
-Methylmalonic aciduria.
Tabla 1.Criterios médicos para selección de trasplantes candidatos a un trasplante hepato-renal
simultáneo.
2. Candidato a trasplante hepático que presente una enfermedad renal crónica (ERC)
definida como paciente con:
b. FGR estimado entre 30-40 ml/min con algún signo de mal pronóstico renal:
-Presencia de proteinuria > 1 g/24 h (> 3 meses).
-Nefropatía diabética.
42
-Hallazgos histológicos de mal pronóstico en la biopsia renal (> 30%
glomerulosclerosis o > 30% fibrosis intersticial).
El cálculo del FGR se puede hacer mediante las fórmulas MDRD4 o MDRD6. La
realización de biopsia renal se indicará según el riesgo/beneficio para el paciente y valorando la
coagulación que presente.
En este escenario se adoptaron las nuevas definiciones de fallo renal agudo (AKI) según el
Club Internacional de la Ascitis. En pacientes con AKI se consideran factores de mal pronóstico
para la recuperación de la función renal: el tiempo en diálisis, la persistencia del FGR < 30 ml/min
y la causa del AKI.
5. Paciente con poliquistosis hepática y renal: Se aconseja el THRS para casos con
indicación de trasplante hepático y afectación renal con un FGR < 40 ml/min.
Clásicamente se han considerado donantes para THR simultáneo a aquellos donantes sin
criterios expandidos.
No obstante, es necesario individualizar los criterios de aceptación del donante para cada
receptor de THRS, que deben detallarse en un Informe en Coordinación, y adjuntarse al Informe
de Inclusión en lista de espera de trasplante.
43
Inmunosupresión en el trasplante Hepato-Renal simultáneo.
En el caso del trasplante hepato-renal simultáneo, los datos publicados hasta el momento
sugieren que el injerto hepático (que se implanta en primer lugar) confiere un efecto
inmunoprotector al injerto renal, especialmente en el rechazo mediado por anticuerpos. Se cree
que este efecto protector es debido a la absorción por parte del hígado de la mayor parte de los
anticuerpos anti-HLA, especialmente de Clase I desde el momento de su implantación, que hace
que el nivel de estos anticuerpos disminuya progresivamente en el postrasplante.
Aunque el riesgo de rechazo del injerto renal es bajo en un trasplante simultáneo, sin
embargo, las diferentes formas de rechazo renal pueden estar presentes hasta un 20% de estos
trasplantes simultáneos.
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45
3. Trasplante Hepático.
3.5 Técnica quirúrgica.
Antonio Becerra Massare, Esther Brea Gómez, Natalia Zambudio Carroll,
Jesús María Villar del Moral, María Trinidad Villegas Herrera.
Introducción.
-La adecuada exposición del campo operatorio con los modernos retractores
abdominales y costales (retractor subcostal de Rochard).
46
Fase de Hepatectomía.
Tras la preparación del campo abdominal, se realiza una incisión subcostal bilateral,
excepcionalmente con prolongación vertical en la línea media hasta la punta del xifoides (incisión
en Mercedes). Solamente en pacientes obesos o con un arco costal muy cerrado en los que
exista dificultad para el abordaje de la vena cava suprahepática consideramos necesaria esta
prolongación. La incisión se extiende desde la línea axilar media o posterior del lado derecho
hasta el borde externo del músculo recto izquierdo. Lo importante, con cualquier incisión es
obtener una visión perpendicular a la cava infradiafragmática, y una visión lateral de la cava
retrohepática una vez movilizado el hígado derecho.
La disección comienza con la identificación del conducto cístico, lo que nos guiará en la
disección del hepatocolédoco y la sección del mismo lo más proximalmente posible, por encima
de la unión císticocoledociana. El corte asimétrico de los extremos de la ligadura de la VBP
facilitará más tarde su reconocimiento. En casos de hipertensión portal severa, pueden existir
unas colaterales venosas muy dilatadas en la pared de la vía biliar, lo que puede ser origen de
hemorragia.
Si la disección del pedículo resulta muy hemorrágica por hipertensión portal puede
optarse por la disección bajo clampaje pedicular (maniobra de Pringle), e incluso por la sección
en bloque de todo el pedículo y posterior disección (una vez realizada la hepatectomía) de los
elementos vasculobiliares de forma independiente.
La disección debe ser muy cuidadosa para no lesionar la íntima, y la sección se hará lo
más alta posible, a nivel de las arterias hepáticas derecha e izquierda independientemente. Las
variantes anatómicas (AHI de la ACE o AHD de la AMS), no son tan importantes como en el
donante, ya que utilizaremos aquella de mayor calibre, habitualmente la que proviene del tronco
celiaco. En casos de una AHD predominante, procedente de la AMS, será ésta la que utilizaremos
para la arterialización del injerto.
47
La disección arterial se realizará una vez completada la hepatectomía, y con el shunt
portocava temporal ya realizado, lo que facilita la disección, al no existir hipertensión portal. Con
ello evitaremos el espasmo arterial de la disección previo a la anastomosis. En casos de arterias
hipoplásicas, arterioscleróticas o con mal flujo, será necesario extender la disección mas
proximalmente al tronco celiaco o a la arteria esplénica. Excepcionalmente, tendremos que
recurrir a la disección de la aorta infrarrenal o supracelíaca para arterializar el hígado.
Una vez separadas las dos estructuras previas, queda expuesta la vena porta, que
disecaremos y seccionaremos cerca del parénquima hepático. Es importante aislar y seccionar la
ramas de la porta (coronaria, pancreáticas) en caso de implantación alta, para evitar desgarrarlas
posteriormente. Una vez seccionada la porta, bien mediante sutura mecánica o entre ligaduras,
se disecará un pequeño segmento de vena cava infrahepática que nos permita aplicar un clamp
de Satinsky para realizar un shunt portocava temporal, que se confeccionará de forma
terminolateral con polipropileno 5/0. Este gesto, realizable en prácticamente todos los receptores,
nos permite asegurar el drenaje del territorio esplácnico, lo que se traduce en menos hemorragia
(colabora también la movilización plaquetaria desde el bazo), una menor utilización de
hemoderivados y de líquidos de infusión, que facilita también un mejor comportamiento renal.
En cirróticos con complejo atrofia derecha – hipertrofia izquierda, con el hígado rotado
hacia la derecha, es especialmente útil realizar la hepatectomía desde la izquierda, traccionando
del caudado hacia arriba y a la derecha. La exposición de esta zona exige una hemostasia muy
cuidadosa, ya que quedará oculta cuando se implante el nuevo hígado. Si la conservación de la
cava no es posible técnicamente, se realizará una hepatectomía clásica, por lo que se dejará
pasada una cinta vascular alrededor de la cava infrahepática para su posterior sección.
La sección de los ligamentos triangulares derecho e izquierdo, así como de los ligamentos
coronarios y el falciforme hará que quede expuesta la vena cava infradiafragmática. Una vez
disecada toda la cava retrohepática hasta el origen de las tres venas suprahepáticas, las
rodearemos traccionando del hígado anteriormente, y aplicaremos el clamp de Klintmalm
alrededor de las mismas, sin ocluir el flujo de la vena cava (en ocasiones se produce un clampaje
lateral parcial de la misma). Una vez colocado el clamp la hepatectomía finaliza con la sección de
las venas hepáticas a nivel lo más intrahepático posible, con objeto de ganar el mayor segmento
posible de vena a anastomosar. El muñón resultante de las tres venas suprahepáticas se
convierte en un ostium único seccionando los puentes entre las mismas.
La disección de la vena cava retrohepática durante el piggy back puede resultar muy difícil
y arriesgada, o las venas suprahepáticas pueden no ser adecuadas por la anastomosis por
trombosis, retrasplante, poliquistosis, tumores muy próximos a la confluencia de las
48
suprahepáticas o daño intimal, como en el caso del síndrome de Budd-Chiari o la presencia
previa de endoprótesis para shunt portosistémicos –TIPS-. En estos casos se pueden cerrar los
orificios vasculares de las suprahepáticas, y realizar el drenaje del injerto con las técnicas
alternativas que se comentarán en la fase del injerto.
Fase Anhepática.
Con la sección de los elementos vasculares y la extracción del hígado nativo comienza la
fase anhepática, que durará hasta la reperfusión del injerto, y que está marcada por una serie de
alteraciones metabólicas y trastornos severos de la coagulación. En este momento debe
efectuarse una hemostasia cuidadosa de toda el área desnuda diafragmática, retroperitoneo y de
la glándula suprarrenal, lo que se facilita en gran medida con el coagulador de argón. Una vez
revisada la hemostasia, se llevará a cabo la preparación de la arteria hepática, como hemos
comentado previamente.
Una vez completada la hepatectomía, se realiza el implante del nuevo órgano que ha sido
preparado en la cirugía del banco. Se realizarán primero las anastomosis vasculares con el este
orden: vena cava suprahepática del donante con las tres venas suprahepáticas del receptor, vena
porta y arteria hepática. La reperfusión se realiza con sangre procedente de la vena porta, una
vez completada esta anastomosis.
*Anastomosis cavosuprahepática.
En las situaciones en las que sea necesario la resección de la vena cava retrohepática
(retrasplante, poliquistosis, tumores cercanos a la cava, síndrome de Budd-Chiari, etc) se utilizará
la circulación extracorpórea, con cánulas en venas femoral, porta, y axilar izquierda. De esta
manera se realizará la intervención preservando la estabilidad hemodinámica. También se puede
intentar un clampaje de prueba, y en el caso de mantenerse la estabilidad hemodinámica se
puede evitar el bypass hasta el final de la fase anhepática, y la heparinización que conlleva.
49
Si existen derivaciones portosistémicas espontáneas o quirúrgicas es conveniente ligarlas
para aumentar el flujo portal en el momento en que se reanude la función del órgano
trasplantado. Existen tres tipos de derivaciones portosistémicas espontáneas, identificadas
mediante arteriografía o pruebas de imagen de reconstrucción vascular:
Una vez terminada la anastomosis portal, se procederá a la reperfusión del injerto, dando
por finalizada la fase anhepática del injerto y el tiempo de isquemia caliente del órgano. Primero
se abre el clamp de la cava (Klintmalm) y posteriormente el clamp de la porta (Dardik). Antes de
abrir el clamp portal hay que comprobar la estanqueidad de la sutura de la cava y de posibles
puntos hemorrágicos. La apertura de la porta debe hacerse de forma gradual y en comunicación
con el anestesista. En este momento, se puede considerar que comienza la fase neohepática.
*Anastomosis arterial.
Es uno de los pasos más importantes en el trasplante hepático, debido a que una técnica
correcta disminuirá la incidencia de trombosis arterial en el receptor. También minimiza la
aparición de otras complicaciones tardías de la vía biliar ya que esta esta irrigada por sangre
arterial casi en su totalidad.
La elección del punto de reimplante tiene en cuenta -por parte del receptor-, el número de
arterias, su calibre y la presencia de ateromas, de trombosis, o de un ligamento arcuato
significativo. Normalmente se utilizará la bifurcación de las hepáticas, o la bifurcación de la arteria
hepática común con la gastroduodenal del receptor, confeccionado un parche de Carrel. Menos
frecuente es el uso de una arteria hepática derecha o izquierda dominante cortándola en bisel, o
la arteria esplénica girada. En el donante se empleará usualmente la arteria hepática común o el
propio tronco celiaco.
50
gastroduodenal antes de realizar la anastomosis. En caso de reducción importante del flujo de la
arteria hepática propia, se propone la revascularización mediante derivación aortohepática.
Las variantes anatómicas de la arteria del injerto pueden requerir diferentes métodos de
reconstrucción:
-Si la arteria hepática izquierda procede de la coronaria, se utilizará el tronco celíaco del
donante con o sin parche aórtico.
-Si existe una arteria hepática derecha procedente de la arteria mesentérica superior, se
pueden anastomosar los ostium del tronco celiaco y la arteria mesentérica superior y
anastomosar al receptor la arteria mesentérica superior (Gordon). Otra opción es unir la arteria
hepática derecha a la arteria gastroduodenal o a la arteria esplénica, utilizando el tronco celíaco
para la anastomosis con el receptor.
-Si las arterias del receptor no son adecuadas, se utilizará una reconstrucción basada en
la arteria esplénica. Si ésta no es utilizable, se usará un injerto de arteria ilíaca o carótida del
donante o un segmento de material sintético (politetrafluroetileno) para anastomosar el sistema
arterial del injerto a la aorta infrarrenal, supracelíaca (más difícil) o a la arteria ilíaca derecha. La
tunelización se efectúa a nivel transmesocólico, prepancreático o retrogástrico.
En casos en los que no pueda utilizarse la vía biliar del receptor (retrasplante, colangitis
esclerosante), el drenaje biliar se confeccionará mediante hepaticoyeyunostomía terminolateral,
sobre un asa yeyunal desfuncionalizada, de 60 - 70 cm de longitud de asa aferente.
Este tiempo es muy importante. Debe conseguirse una buena hemostasia antes de hacer
la anastomosis biliar. Se coagularán o ligarán todos los puntos sangrantes. Una vez que mejora la
hemodinámica y la coagulación, la hemorragia cesará. En este momento, es de una gran utilidad
el uso del bisturí de Argón, así como los hemostáticos locales y sellantes.
51
Actualmente, no es necesario el uso rutinario de drenajes abdominales. Sin embargo,
pueden ser útiles en caso de hemostasia dificultosa por coagulopatía no reversible en quirófano,
así como en caso de grandes ascitis.
Una vez terminada la cirugía se escribirá la Hoja Operatoria de la forma más detallada
posible, consignado todas las eventualidades, tiempos y medidas realizadas durante el
trasplante. Conocer estos eventos intraoperatorios puede ser de una gran utilidad para
comprender la evolución posterior del paciente. Finalmente, el último gesto que debe realizar el
cirujano es informar a la familia tanto de la intervención, estado del paciente, pronóstico y
posibles complicaciones.
Bibliografía.
52
3. Trasplante Hepático.
3.6 Inmunosupresión en el trasplante hepático.
Flor Nogueras López.
Introducción.
-SIROLIMUS (Rapamune®).
-EVEROLIMUS (Certican®).
-AZATIOPRINA (Imurel®).
-Derivados del ácido micofenólico: MICOFENOLATO MOFETIL (Cellcept®, Myfenax) y
MICOFENOLATO SÓDICO (Myfortic®).
*Destruir los linfocitos circulantes y los existentes en los órganos linfoides (agentes
antilinfocitarios):
53
*Actuar a varios niveles: CORTICOSTEROIDES.
Fármacos Inmunosupresores.
*Inhibidores de la calcineurina.
-Ciclosporina:
La dosis inicial es de 15 mg/Kg/día repartidos en dos tomas, una hora antes del desayuno
y de la cena. La monitorización de la CSA se puede hacer mediante la determinación en sangre
de los niveles valle o a las dos horas postdosis (nivel C2).
-Durante los 6 primeros meses: 1000 ng/ml +/- 20%, es decir, de 800 a 1200 ng/mL.
-De 6 a 12 meses: 800 ng/ml.
-A partir de los 12 meses: 600 ng/ml.
Los niveles valle (sangre obtenida inmediatamente antes de la siguiente dosis) son:
-Tacrolimus:
Constituye el fármaco de elección en más del 90% de los pacientes que han recibido un
trasplante hepático habiéndose demostrado una potencia inmunosupresora 100 veces mayor que
la Ciclosporina.
54
*Corticoides:
*Micofenolato de Mofetilo.
*Basiliximab.
Se administra en dos dosis de 20 mg, la primera durante las primeras 6 horas posteriores
a la reperfusión del injerto en el día 0 y la segunda, en el día +4.
*Inhibidores de la m-TOR.
-Sirolimus:
La dosis inicial recomendada es 6 mg administrada por vía oral el día del trasplante,
seguida de 2 mg una vez al día. Las dosis posteriores deben modificarse para mantener unos
niveles valle entre 5-15 ng/ml.
-Everolimus:
Nefrotoxicidad ++ ++ No No No
Diabetes + ++ No No ++/+++
Neurotoxicidad + + No No No
Toxicidad hematológica No No ++ + No
Hiperplasia gingival ++ No No No No
Hirsutismo ++ No No No No
Acné + No No No ++
Osteoporosis ++ + No NO +++
CSA: Ciclosporina, TAC: Tacrolimus, ImTOR: inhibidores de la mTOR, MMF: Micofenolato Mofetil, EST:
esteroides
Hasta ahora se han considerado cuatro escenarios en los que la inmunosupresión puede
desempeñar un papel importante: neoplasias de novo, hepatitis C, hepatocarcinoma (HCC) e
insuficiencia renal. La inmunosupresión en el trasplante hepático por cirrosis por VHC ha
cambiado radicalmente tras la introducción en 2014 de los fármacos de acción directa (AAD) en
el tratamiento de la hepatitis C. De esta manera, los pacientes receptores con VHC, tras su
tratamiento, han pasado a beneficiarse de las pautas de inmunosupresión estándar.
56
-Tacrolimus: Advagraf, ajustada dosis al peso (0,20 mg/Kg/día) iniciando su
administración a las 12-24 horas Monitorización mediante niveles plasmáticos valle:
Se deberá monitorizar los niveles del fármaco cada 3-5 días durante el primer mes
postrasplante.
-Corticoides: Metilprednisolona:
El factor de riesgo de nefrotoxicidad más importante es el uso de ICN, los cuales tienen
un componente de nefrotoxicidad reversible, la vasoconstricción, mientras que la fibrosis
tubulointersticial crónica y otros cambios en el parénquima renal, son irreversibles.
57
La asociación de MMF con reducción (por lo menos un 50%) o no administración de los
inhibidores de la calcineurina se asocia con una mejora significativa de la función renal y un
menor riesgo de rechazo agudo demostrable mediante biopsia. No se debe utilizar el MMF en
monoterapia, ya que es causa de una incidencia significativamente elevada de rechazo celular
agudo.
-Basiliximab (20 mg el día 0 y +4) + MMF + esteroides, con introducción tardía de TAC.
-Basiliximab (20 mg el día 0 y +4) + MMF + EVR (1-1,5 mg/12 horas a partir del día+7
(Niveles valle 6-10 ng/ml) + TAC dosis reducidas (niveles 3-5 ng/mL a partir del día +7).
-Día del cambio (Día 0): ICN (tacrolimus reducción al 50% dosis habitual) + EVR a dosis
0.75-1 mg/12 horas.
Los tumores de novo son aquellos tumores que aparecen después del trasplante sin
evidencia previa al mismo. Es una de las principales causas de mortalidad tardía tras el trasplante
hepático con una incidencia del 3 al 16%. El riesgo global es más elevado que en la población
general, tienen un comportamiento más agresivo y suelen ser diagnosticados en fases más
avanzadas.
-Factores genéticos.
-Factores relacionados con el trasplante: inmunosupresión(tipo, intensidad y duración,
tiempo desde el trasplante, indicación del trasplante).
-Factores de riesgo generales: tabaco, exposición solar, alcohol, edad, infección por virus
oncogénicos.
-Transmisión de neoplasias procedentes del donante al receptor.
-Día del cambio (Día 0): Retirada total de ICN (Tacrolimus) + EVR a dosis 0.75-1 mg/12
horas ± MMF (500-1000 mg/12 h).
-Día de control (Día +7-14 tras el cambio): EVR ajustar dosis a nivel valle 3-8 ng/ml ±
MMF (dosis 500-1000 mg/12 h).
Dado que no existen estudios controlados y aleatorizados sobre el EVR, considerando los
datos de algunos ensayos clínicos fase I y fase I/II, parece posible que la monoterapia con EVR
estabilice la progresión del CHC avanzado. A pesar de que no está demostrado que EVR
disminuya la recurrencia del CHC a largo plazo, todos los grupos de trasplante establecen pautas
de retirada del ICN y de inicio de un i-mTOR en pacientes seleccionados.
Día del cambio (Día 0): Retirada total de ICN (Tacrolimus) + EVR a dosis 0.75-1 mg/12
horas ± MMF (500-1000 mg/12 h).
Día de control (Día +7-14 tras el cambio): EVR ajustar dosis a nivel valle 3-8 ng/ml ±
MMF (dosis 500-1000 mg/12 h).
Para el tratamiento del rechazo agudo celular existen diferentes alternativas terapéuticas:
59
Inmunosupresión de Mantenimiento.
Bibliografía.
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2015.
61
3. Trasplante Hepático.
3.7 Manejo anestésico intraoperatorio. Monitorización intraoperatoria.
Ana María Mesa López, Esther García Ureña.
*Intraoperatorio:
-Monitorización básica.
-Canalización de dos vías periféricas 8.5 F.
-Premedicación ansiolítica con midazolam 1-2 mg iv, salvo que padezca encefalopatía ≥ 2.
-Valorar administración de Ranitidina (50 mg iv/6 h) y Metoclopramida 10 mg iv ya que se
trata de paciente con estómago lleno.
-Profilaxis antibiótica con: Amoxicilina/Clavulánico 2gr + Cefotaxima 2g. Repetir dosis
intraoperatoria cada 4 horas. En caso de alergia Ciprofloxacino 400mg iv.
-Dosis inicial de Ácido Tranexámico 10-15mg/kg iv y mantenimiento con 10mg/kg/h, hasta
finalizar reperfusión y asegurar hemostasia. Uso especial en receptores de donantes en asistolia.
No se utilizará de forma profiláctica en aquellas patologías que presentan tendencia a la
hipercoagulabilidad (S. Budd-Chiari, CBP, CEP).
-En determinados hospitales se realiza punción subaracnoidea con metadona 10-15 mg o
cloruro mórfico 0.2-0.3 mg previo a inducción anestésica como analgesia postoperatoria. La
analgesia epidural está contraindicada por la coagulopatía existente en el intraoperatorio.
62
*Mantenimiento Anestésico: Sevoflurane o Propofol 0.75-150 mcg/kg/min +
Remifentanilo 0.1-0.5 microg/kg/min + Cisatracurio 1-3 microg/kg/min o Rocuronio 0.3 mg/kg/h.
Reducción remifentanilo un 25% en fase anhepática.
El trasplante hepático consta de 3 fases bien diferenciadas, con una duración promedio
de 8 horas: hepatectomía, anhepática y de reperfusión.
1) Fase Hepatectomía.
Fluidoterapia restrictiva guiada por objetivos con cristaloides isotónicos evitando los que
contengan lactato y Albúmina 5%. No están indicados coloides.
Vigilancia de diuresis e hiperpotasemia. Mantener gasto urinario > 0.5 ml/kg/h (uso de
furosemida/manitol). El uso de dopamina a bajas dosis no está demostrado su beneficio. En
casos de hiperpotasemia refractaria valorar hemodiálisis intraoperatoria o hemodiafiltración.
63
2) Fase Anhepática.
Se inicia con la extracción del hígado patológico y termina con la revascularización del
injerto (desde pinzamiento de vena porta, arteria hepática y vena hepática /cava hasta la
reperfusión del injerto).
El riesgo viene definido por cambios hemodinámicos tras clampaje vascular, alteraciones
metabólicas, activación de la coagulación y oligoanuria.
Antes de la reperfusión realizar analítica completa y TEG. El INR deberá ser < 2.5, sólo
transfundir plaquetas si <50.000 y fibrinógeno < 1,5 g/dl.
3) Fase Neohepática.
64
Son característicos lo trastornos del ritmo cardíaco por ascenso brusco del K plasmático
(bradiarritmias), disminución de la temperatura corporal (1-2 grados) y acidosis.
Existe riesgo de embolismo aéreo y/o trombótico por apertura de anastomosis vasculares.
Como hemos mencionado anteriormente este síndrome es mucho más frecuente con donaciones
en asistolia, y en caso de aparecer, suelen ser más acentuados. Puede producirse edema
pulmonar que deberá tratarse con PEEP y soporte inotrópico (si precisa).
Adaptar el volumen ventilatorio, según capnografía y/o PCO2 (aumento del gasto cardíaco
y del metabolismo).
*Monitorización Intraoperatoria.
Por todo ello se debe llevar a cabo una monitorización invasiva completa, con una
vigilancia exhaustiva tanto de la función cardiovascular como respiratoria.
Con el paso del tiempo los dispositivos calibrados de medición del GC han sido
respaldados por la evidencia científica como el gold estándar en la monitorización hemodinámica
65
de pacientes sometidos a cirugía hepática mayor y cardíaca, en detrimento de los dispositivos no
calibrados (FloTrac). Esto es debido a que los dispositivos no calibrados no son fiables en
aquellos pacientes en los que se producen cambios bruscos y rápidos en la compliancia y
resistencia arteriales, como es el caso de los pacientes sometidos a trasplante hepático o con
dosis altas de vasopresores por shock vasopléjico. Si sumamos este motivo al hecho de que
ofrecen una visión mucho más completa de la función cardiopulmonar del paciente, que nos va a
permitir ir por delante en el diagnóstico y tratamiento de las distintas alteraciones hemodinámicas
que van a aparecer durante el trasplante hepático (síndrome postreperfusión, trastornos del
ritmo, insuficiencia cardíaca, edema agudo de pulmón…) hacen de estos dispositivos los de
elección durante el intraoperatorio de nuestros pacientes.
La dosificación recomendada por la Compañía Pulsion para su uso con el monitor LiMON
es de 0,5 mg/Kg.
La dosis total diaria no debe sobrepasar los 5 mg por kilogramo de peso y día lo que
implica que no se pueden realizar más de 10 determinaciones por día.
66
-Captación y Excreción por el hepatocito.
-Principios de Medida.
Tras un bolo de ICG se obtiene una curva de concentración (curva indicadora de dilución)
que se mide por espectrofotometría (a 805 nm)de forma:
Los métodos no invasivos están validados y se correlacionan con los métodos invasivos
en pacientes críticos y tras cirugía hepática.
En pacientes con función hepática normal, la eliminación del ICG de la sangre sigue una
función exponencial negativa. El tiempo medio de tránsito (MTT) es el promedio de tiempo que
tarda el colorante en repartirse en el sistema circulatorio.
-Valores normales:
67
-Factores que influyen en la medición DEPDR.
b) Unión a Proteínas: en general es un factor importante: sólo la fracción libre entra a las
células del órgano para eliminar el fármaco. Con la ICG, a pesar de su unión a proteínas la
extracción no depende de la unión sino del flujo sanguíneo hepático, debido a la alta tasa de
extracción hepática.
e) Excreción biliar: Como el ICG se excreta en bilis, las situaciones que alteren la
eliminación biliar van a modificar el aclaramiento del ICG (colestasis aguda, hiperbilirrubinemia
congénita no hemolítica)
El trasplante hepático es uno de los principales campos de uso del aclaramiento del verde
de indocianina (Cl-ICG).
b) PDR como criterio para determinar idoneidad del hígado donante: En otro estudio
(Wesslau 1994) se comprobó que la medida del PDR en el donante puede servir como criterio
diagnóstico para decidir la utilización de un hígado para trasplante. Midieron PDR en 41 donantes
y encontraron que un PDR igual o mayor a 15%/min indicaba la idoneidad del hígado del donante
para ser trasplantado.
68
c) Cl-ICG como marcador del pronóstico postrasplante: disfunción del injerto y
supervivencia. La medida del Cl-ICG post-trasplante refleja la función del injerto y puede utilizarse
para predecir la viabilidad del injerto y la supervivencia del paciente.
El PDR es mucho mejor predictor de disfunción del injerto que AST, INR y BR.
Por tanto:
-Cl-ICG es superior a los test estáticos de función hepática para detectar cambios agudos
en la función o daño hepáticos.
-En el trasplante hepático ha mostrado valor pronóstico para determinar la supervivencia
en la lista de espera, la disfunción del injerto y mortalidad post-trasplante.
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70
3. Trasplante Hepático.
3.8 Papel de la enfermería en quirófano.
Vanessa Fernández Gómez, Adelina García Fernández, Eugenio Coll del Rey.
Introducción
En los apartados anteriores se ha explicado cuáles son las indicaciones del trasplante
hepático, así como la técnica quirúrgica y el manejo anestésico del paciente. Gracias a los
facultativos que han intervenido ha quedado clara lo complejo que es realizar esta intervención
quirúrgica y la cantidad de recursos humanos y materiales que se necesitan para su realización.
En este apartado del curso, hablaremos sobre todas estas necesidades desde la visión
puramente enfermera.
71
*Disposición del quirófano: Todo el material y los dispositivos, así como la medicación
necesaria deben estar preparados antes de la entrada del paciente en el quirófano.
*Circuito quirúrgico:
El bloque quirúrgico está diseñado de forma que existen y tres zonas con distinto nivel de
restricción de paso y de exigencia de vestimenta y calzado adecuado.
-La zona negra es un pasillo externo al bloque por donde puede pasar personal sin
vestimenta adecuada. Esta zona incluye los vestuarios zona de almacenes, sala de recepción de
pacientes o transfer, el estar de profesionales, la sala de lavado y preparación de instrumental, la
sala de espera de familiares y la sala de información.
-La zona gris consiste en los pasillos alrededor de los quirófanos incluyendo el área de
trabajo con ordenadores y almacenaje de material fungible y de cajas instrumental. Esta es solo
para personal que esté implicado en la intervención quirúrgica, y debe vestir con ropa y calzado
de quirófano.
-La zona blanca es el quirófano, y en este tan solo debe entrar el personal que va a actuar
en la intervención quirúrgica y debe vestir con calzado y ropa de quirófano y además gorro y
mascarilla. Las puertas del quirófano deben permanecer cerradas durante la intervención.
El personal de enfermería.
*Enfermera Circulante:
72
-Conjuntamente con la enfermera de anestesia sondaje vesical y medidas de protección
del paciente: Protección de hipotermia y Prevención de las lesiones debidas a la posición
quirúrgica.
-Control y registro de compresas y gasas, según protocolo establecido.
-Control de la temperatura y medición de los líquidos usados en el campo quirúrgico.
-Registro de los tiempos clave del trasplante.
-Preparación de la zona de Banco y asistencia a los cirujanos que trabajen en ella.
-Recepción del injerto.
-Conexión de los dispositivos eléctricos y de aspiración.
-Mantenimiento del orden y limpieza del quirófano durante toda la intervención.
*Enfermera Instrumentista:
Instrumental y materiales
-Trasplante hepático.
-Cirugía de Banco.
-Separador hepático.
-Barras del separador hepático (paquete).
-Sondas del Flujómetro.
-Picadora de hielo estéril.
-Batea y cuenco grandes.
73
*Material fungible necesario.
1 equipo Set universal 1 drenaje aspirativo tipo Jackson Pratt plano con pera de 100
1 equipo Set de cesárea. ml.
4 batas quirúrgicas impermeables. 1 grapadora cortadora GIA Universal.
Guantes para 4 personas (con pares de recambio). Cargas para GIA 2’5 (vascular) de 30mm y de 45mm (confirmar
Almohadillas para zona poplítea y tobillos (gel). medida).
Varias tiras adhesivas. Hemoclips de 11’5 y de 13.
3 alforjas. 1 grapadora de piel.
1 rascador. 2 paquetes de ligaduras de seda nº 2/0 de 75 cm.
1 bisturí eléctrico. 2 paquetes de ligaduras de seda nº 3/0 de 75 cm.
1 terminal largo de bisturí eléctrico. 1 ligadura de seda de nº 2.
1 bisturí de Argón. 1 sutura de seda con aguja cilíndrica de 3/0.
1 Ligasure® Maryland corto de 5 mm. 3 sutura de Monofilamento irreabsorbible 3/0 con aguja c-26.
2 gomas de aspirador. 1 sutura de Monofilamento irreabsorbible 4/0.
1 terminal de aspirador “Yankauer” grueso. 3 sutura de Monofilamento irreabsorbible 5/0 con aguja c-17.
1 terminal de aspirador “Yankauer” fino. 2 sutura de Monofilamento irreabsorbible 5/0 con aguja c-13.
1 terminal de aspirador flexible. (aspirador de cava). 5 sutura de Monofilamento irreabsorbible 6/0 con aguja c-9.
2 hojas de bisturí nº 11. 2 sutura de Monofilamento irreabsorbible 1 Loop con aguja c-48.
2 jeringas de 50 cc de cono ancho con pera. 1 paquete de protectores para mosquitos.
3 jeringas de 20 cc. 2 Clamps amarillos.
1 sistema de suero tipo “Uromatic”.
Catéter venoso periférico nº14, 16 y 18.
20 Gasas pequeñas con hilo radio opaco (paquetes de 10
gasas).
40 Compresas con hilo radio opaco (paquetes de 5 compresas).
Cirugía de Banco
La enfermera circulante viste la mesa con sabanas estériles poniendo dos bandeja
grandes en la cual vierte de 4 a 5 litros de suero congelado en pile para mantener el injerto en
isquemia fría. El instrumental necesario para dicha cirugía está en el contenedor “Cirugía de
Banco”. Se coloca en la mesa un sistema de irrigación de uromatic que nos sirve para ir irrigando
el injerto durante la cirugía con Custodiol® frio, se ponen dos paños para proteger el injerto del
contacto directo al hielo, gasas y compresas que serán siempre sin contrate para diferéncialas de
la cirugía de implante y ligadura de seda de 3/0 y monofilamentos de 5/0 y 6/0 y sutura mecánica.
El hielo a pilé se consigue mediante una picadora de hielo que está estéril para el uso de los
cirujanos que hacen la cirugía de banco.
El hígado llega en una nevera de transporte, con frio seco colocado en 3 bolsas de
órganos estéril. La enfermera circulante abre la primera bolsa para exponerlo sin tocar el interior y
que los cirujanos puedan cogerla y trasladarla a la mesa para la cirugía. El órgano viene inmerso
en líquido conservador.
Se registra la hora de inicio y de fin de cirugía de banco en la hoja de Tiempos clave del
trasplante hepático.
El ingreso del paciente se produce en la planta de Cirugía General y allí es preparado para
la intervención por el personal de la Unidad de Trasplante Hepático. También allí se realiza una
visita Prequirúrgica por parte del anestesista.
74
Una vez que se recibe la información de que el órgano que se está extrayendo del
donante es válido como injerto, hacemos traer al paciente al quirófano.
Procedimiento quirúrgico.
*Trasplante Hepático.
-Preparación de Instrumental.
La enfermera instrumentista prepara 2 mesas para instrumental quirúrgico, una para mesa
de trabajo y la otra para arsenal del instrumental. Y 2 mesas auxiliares, una para tener más cerca
el instrumental que se utiliza en cada tiempo quirúrgico y otra para colocar las piezas del
separador hepático, con campos estériles.
75
-Se colocará primero paño adhesivo infraumbilical y luego campo quirúrgico completo
adhesivo con recolector de líquidos (Set de Cesárea).
-1 bisturí eléctrico
-1 bisturí de Argón
-1 Ligasure® Maryland de 5mm/23cm
-1 goma de aspirador con “Yankauer” grueso
-1 goma de aspirador para la bolsa del campo quirúrgico
-2 rascadores para el terminal de bisturí eléctrico
-2 alforjas
-Tiras adhesivas
-2 compresas
-Abordaje.
-Hepatectomía.
Al clampar la vena Porta del paciente se realiza habitualmente una anastomosis Porto-
Cava, para evitar estasis venoso, con dos suturas de monofilamento de 5/0 aguja de 13mm,
previamente se aísla la Cava con un Satinsky o similar y la vena Porta con un Dardik, se
diseccionada ambos vasos con un bisturí largo con hoja nº 11 y tijera de Pott.
Durante toda la hepatectomía, utilizamos suero fisiológico de irrigación caliente (37º), para
lavar el campo quirúrgico cuando se requiera y evitar las pérdidas de calor.
-Fase Anhepática.
Comienza cuando se disecciona con tijera Mayo larga, por delante del Klintmalm las
VCSH y se extrae el órgano del paciente. Lo coge la enfermera instrumentista y lo deposita
dentro en un contenedor.
Para modificar el anclaje del Klintmalm, se coloca una pinza triangular y dos o tres pinzas
de Allis por delante del mismo. Y para asegurar el anclaje se fija con ligadura de seda del 2.
Se realiza una plastia de las tres bocas de las VCSH con tijera de Metzembaum fina y con sutura
monofilamento irreabsorbible de 5/0, se une para que quede una boca anastomótica. Después el
cirujano deja puestas dos suturas de monofilamento irreabsorbible de 3/0 en la Vena Cava para
posteriormente hacer la anastomosis con la Cava del injerto, y los prepara referenciados con dos
mosquitos protegidos.
También se prepara la arteria hepática con un Bulldog metálico o de plástico. Para ello se
utilizan disector corto, pinza de disección vascular de 18 cm y 1 tijera “supercut” de 18 cm.
76
-Implante.
a) Anastomosis Cava:
Tendremos preparados suero Ringer No Lactado frio con sistema “Uromatic”, que se
conectará a la sonda con la que viene canalizada la vena Porta del hígado donante y se inicia la
perfusión para lavar el órgano, eliminando así los restos de solución de preservación . Esto se
realizará simultáneamente con la anastomosis de la cava, por lo que adecuaremos el ritmo de
perfusión para pasarle 1500 ml de esta solución. Este lavado entra por la vena Porta y sale por la
vena Cava, que se está anastomosando. Para recogerlo se coloca el aspirador metálico flexible
en el fondo del lecho hepático.
Las suturas que se dejaron preparadas de monofilamento irreabsorbible de 3/0 son las
utilizadas una para la cara posterior y otra para la cara anterior del vaso. Se utilizan portaagujas
“deBakey” de 30 cm y pinzas de disección vascular de 30 cm. Es importante humedecer los
dedos del cirujano a la hora de hacer los nudos.
b) Anastomosis Porto-Portal.
Se clampa con un Dardik la vena Porta receptora que esta anastomosada a la Cava y se
disecciona con una cortadora tipo EndoGia y carga vascular de 30 mm. A continuación, se
prepara la boca anastomótica con pinzas de disección vascular y tijera “supercut”. La vena porta
donante se libera de la cánula de irrigación cortando con bisturí frio nº11. Se procede a la
anastomosis de ambas bocas con sutura monofilamento irreabsorbible de 5/0 aguja de 17mm.
Dos suturas con doble agujas para ambas caras y 2 mosquitos Baby protegidos.
Previo a cerrar esta anastomosis, se administra Ringer con heparina por la misma para
evitar trombosis. También se deshecha 100ml de sangre para eliminar toxinas.
Unos minutos antes de terminar esta anastomosis, el cirujano avisa al anestesista para que esté
preparado ante un posible Síndrome de Postreperfusión.
Se inicia con la preparación de las bocas anastomóticas de la arteria hepática común del
receptor, que lleva puesto el clamp o el bulldog desde que fue seccionada. La arteria del injerto
se prepara normalmente con el trabajo de banco. Para esta preparación se utiliza tijera “supercut”
con pinza vascular de 18 cm. Se pueden usar varios bulldogs de plástico amarillo que se
entregan montados en una bengolea. Para la anastomosis se utiliza sutura de monofilamento
irreabsorbible de 6/0 de aguja de 9mm. Pinza de disección vascular de 18 cm y portaagujas
microvascular de 18 cm Se administra solución de papaverina sobre la arteria como
vasodilatador. Previo a su cierre se administra solución de Ringer con Heparina Sódica. Cuando
se termina, se desclampa la arteria restableciendo el aporte de sangre arterial al órgano. Se
termina la Isquemia Caliente.
d) Flujómetro.
77
e) Anastomosis Biliar.
Se procede a una colecistectomía según técnica habitual, del hígado implantado. Ligando
el conducto cístico y la arteria cística con ligadura de seda de 3/0.
-Hemostasia y Cierre.
También se colocan un o dos drenajes aspirativos dentro de cavidad que se fijará a piel
con una sutura de seda de 2/0 aguja triangular.
La piel se sutura con grapas. Por último se limpia la piel del paciente y se colocan los
apósitos.
*Trasplante hepatorrenal
Una vez confirmada la validez de los órganos, el paciente será trasladado a quirófano. El
idóneo será el quirófano de Cirugía Cardiaca en los que haya posibilidades de necesitar bypass
veno-venoso. Con personal específico de dicho quirófano, inclusive. Y en el quirófano de Cirugía
General en el resto de ocasiones.
En ambos casos el equipo de anestesia responsable del proceso estará formado por
anestesiólogo de trasplante hepático y el de trasplante renal.
Los cirujanos responsables serán los de trasplante hepático para el implante de dicho
órgano, y los urólogos de trasplante para el implante renal.
En materia de Seguridad del Paciente, uno de los las intervenciones enfermeras más
importantes es el control de los materiales utilizados durante la cirugía. A este procedimiento se
le llama habitualmente contaje.
Hay que tener claro, que el control y contaje del material e instrumentales en la cirugía es
responsabilidad del cirujano, y de las enfermeras instrumentista y circulante. Todo el equipo debe
ser consciente de la importancia de esta actividad y colaborar en ella.
78
El objetivo es evitar el olvido de material textil, punzante o instrumental en el interior del
paciente y evitar el extravío de instrumental, entre las ropas o deshechos de la intervención.
La técnica de contaje que realizamos en el trasplante hepático se basa en un Protocolo de
Contaje.
Registros de Enfermería
Los registros de enfermería son una parte muy importante de nuestra labor en todos los
ámbitos, y también en el trasplante hepático por eso, deben ser cumplimentados legibles y
correctamente identificados.
En la cama debe haber una cinta métrica para medición de su perímetro abdominal. El
paciente en su cama se le abriga bien y se traslada a la Unidad de Cuidados Intensivos.
Le dejamos puestas las medias de compresión secuencial para que las siga utilizando
durante el postoperatorio en UCI.
Durante el traslado llevaremos ambú con sonda para oxígeno, una cánula de Guedel y
medicación necesaria para el traslado a UCI.
80
Fármacos en Trasplante Hepático.
Servicio de Anestesiología y Reanimación.
Hospital Universitario Virgen de las Nieves.
Granada.
Tener preparado:
*Adrenalina:
-1mg en 100ml SSF -->10mcg/ml.
-1mg en 20ml SSF-->50mcg/ml.
*Efedrina: 3 o 5 mg/ml.
81
Inducción anestésica:
*Ácido tranexámico: 12.5mg/kg diluido en 100ml de SSF a pasar en 30min durante inducción +
6.5mg/kg/h en PC durante la cirugía hasta asegurar hemostasia. No administrar en caso de
Hipercoagulabilidad.
-Para 70Kg: 2500mg (5amp de 500mg) en 100ml SSF a 20ml/h.
*Fluidoterapia: SSF, Suero hiposódico 0.45%, Glucosado 5%, Glucosalino, Plasmalyte, Gelafundina,
Albúmina 5%, Manitol 20%.
*Infusor rápido (conectado y sin purgar hasta que se concrete con qué).
82
Bibliografía
83
3. Trasplante Hepático.
3.9 Cuidados postoperatorios.
Rocio Prieto Jurado, María del Mar Jiménez Quintana,
Javier Puerma Jiménez.
Introducción.
-Funciones vitales: ECG, frecuencia cardiaca, tensión arterial, presión venosa central,
saturación periférica de 02, diuresis y temperatura.
-Drenajes:Registro horario del débito, medición del perímetro abdominal y débito por
SNG. Deberemos registrar el balance hídrico total cada 24h.
Desde el punto de vista analítico realizaremos un primer análisis al ingreso y cada 6 horas
durante las primeras 24 horas que incluya: hemograma, estudio de coagulación incluyendo
Factor V, perfil bioquímico que incluya transaminasas; bilirrubina directa e indirecta, gamma-GT,
fosfatasa alcalina y calcio; lactato y gasometría.
Pasadas las primeras 24 horas los controles analíticos se realizarán de forma regular cada
24 horas si la situación clínica del paciente no lo precisa de forma más frecuente.
-Tratamiento inmunosupresor.
-Profilaxis antimicrobiana según protocolo: cefotaxima 1g iv /8h y amoxicilina-clavulánico
1g iv/8h durante 48h tras la cirugía.
-Protección gástrica: pantoprazol 20 mg iv/24h.
-Analgesia: cloruro mórfico 0,5-1mg/kg/h.
-Sedación: propofol 0,5-1 mg/kg/h.
-Fluidoterapia inicial: Glucosalino (125 ml/h) con 15 mEq de ClK cada 500 ml.
84
Soporte de Funciones Orgánicas.
*Función Cardiovascular:
Nuestro objetivo será mantener una perfusión óptima del injerto y así garantizar su
viabilidad. Para ello mantendremos una TAM > 70 mmHg, diuresis > 0,5 ml/kg/h y una PVC < 10
cmH20 para evitar la congestión venosa hepática que dificultaría el flujo hepático teniendo
también en cuenta evitar la hipovolemia que conlleva riesgo de insuficiencia renal.
Durante las primeras 24-36 horas se desarrolla un tercer espacio que provoca la necesidad de
elevadas cantidades de fluidos y una vez pasado este momento inicial se produce una expansión
del espacio intravascular siendo a partir de entonces necesaria la terapia con diuréticos.
-Perfusión conservada: reposición de las pérdidas por los drenajes sin que la PVC
sobrepase los 10 cmH20.
-Perfusión insuficiente: Si PVC < 10 cmH20: Fluidoterapia con cristaloides si Tp < 20 seg,
Hcto > 30% y plaquetas >50000. Bolo de cristaloides (10 ml/kg). Reposición con hemoderivados
si Tp > 20 seg, Hcto < 30% o plaquetas < 50000. Si PVC > 10 cmH20: Drogas vasoactivas.
-Hipertensión arterial: lo primero pensar que puede ser debida al dolor si no hemos
asegurado una analgesia adecuada. Puede ser también debida a los corticoides o la expansión
intravascular. Si es muy severa se pude utilizar nitroglicerina (0,5-4 mg/h iv) o labetalol (1-2 mg/
min).
*Función Respiratoria.
Llegada a UCI del paciente bajo ventilación mecánica e inicialmente administramos Fi02 al
100% y PEEP de 5 cmH20.
Debemos asegurar una adecuada oferta de oxígeno a los tejidos con la menor Fi02
posible y PEEP tras la llegada del paciente.
Como en cualquier situación del paciente crítico nos plantearemos la extubación cuando
el paciente esté despierto y colaborador; sin soporte vasoactivo y con parámetros respiratorios
que lo indiquen; es decir: Pa02/fi02 > 200 mmHg con PEEP igual o menor a 5 cmH20 y relación f/
Vt (RSBI) < 110 con CPAP de 10 cmH20.
85
*Función Renal.
El paciente trasplantado puede desarrollar disfunción renal aguda; definida esta como una
situación de oliguria durante al menos 6 horas (diuresis < 0,5 ml/kg/h) o aumento de cifras de
creatinina al menos 1,5 veces el valor basal.
Causas posibles:
-Necrosis tubular aguda: en este caso se produce una lesión renal como tal y la estrategia
a seguir consistirá en el apoyo con diuréticos de asa o técnicas de depuración extrarrenal hasta
la recuperación del túbulo renal.
Hay que tener en cuenta que los fármacos anticalcineurínicos provocan vasoconstricción
de la arteriola aferente disminuyendo el flujo plasmático renal al 50%. De forma compensatoria
existe un mecanismo de autorregulación del flujo intrarrenal llevado a cabo por las
prostaglandinas por lo que no deberíamos administrar de forma concomitante fármacos
nefrotóxicos como los AINEs.
-Manejo hemodinámico: Objetivo PAM > 65 mmHg con PVC entre 10 y 12mmHg. Si están
alterados: Reposición de volumen con salino o albúmina al 5% (y evitar almidones) y/o
Noradrenalina.
86
10mmHg. Aminoglucósidos: vigilar niveles séricos a diario con ajuste de dosis según
aclaramiento de creatinina. Administrar en una única dosis diaria. Contraste yodado: evitarlo en la
medida de lo posible. Como profilaxis administrar bicarbonato 1/6 molar (3-5 ml/kg/h) la hora
previa y 1ml/kg/h las 12 horas posteriores. En procedimientos muy urgentes administrar 200 mg
de aminofilina e hidratación posteriormente.
*Función Hematológica:
Como regla práctica administraremos los hemoderivados que corresponda según los
siguientes valores analíticos:
-Plaquetas < 20000 en todos los casos y <50000 si el paciente se encuentra inestable,
presenta sangrado o se va a realizar algún procedimiento de riesgo.
Ante la evidencia de una coagulopatía severa deberemos evaluar la función del injerto
mediante los siguientes parámetros; factor V, enzimas hepáticas de citolisis; así como la
permeabilidad vascular mediante eco-doppler.
*Función Neurológica:
*Función Digestiva:
87
Manejo Postoperatorio del Trasplante Hepatorrenal.
El primer trasplante combinado de hígado y riñón se realiza en 1983 por Margreit et. Al, en
un paciente de 32 años con rechazo crónico de una trasplante renal previo y cirrosis hepática por
VHB. Hasta ese momento la ERC se había considerado una contraindicación para la realización
de un trasplante hepático. Actualmente, se ha visto, que el tratamiento combinado de la
enfermedad renal y hepática con trasplante simultáneo, tiene mejores resultados.
*Indicaciones:
-Pacientes con indicación de trasplante renal con enfermedad hepática con hipertensión
portal significativa (GVPH mayor o igual de 10 mmHg) o presencia de varices esofágicas.
-Pacientes candidatos a TH con insuficiencia renal aguda que requieran diálisis durante
más de 6 semanas consecutivas, ya sea de forma continua o intermitente.
-Pacientes con poliquistosis hepática y renal con indicación de TH y afectación renal con
un FG menor de 40 ml/min.
*Manejo en UCI:
-Habitualmente el tiempo quirúrgico del paciente con THR, será entre 3-4 horas mayor
que en el TH, con un aumento de la probabilidad de politransfusión sanguínea, hipotermia e
inestabilidad hemodinámica. A su llegada a UCI es prioritaria una estrecha monitorización tanto
hemodinámica, como respiratorio y renal.
-Hay que prever la posibilidad de que el paciente haya precisado depuración extrarrenal
durante la cirugía, aunque al 100% de los pacientes se le va a realizar una sesión de hemodiálisis
intermitente previamente a su llegada a quirófano, para garantizar que el equilibrio
hidroelectrolítico sea el adecuado, así como el estado de volemia.
-Un DUE asignado por la Supervisora de dicho servicio, y con formación en dicha técnica,
para realizar el montaje y supervisión continua posterior.
-Un FEA de UCI para la programación y ajustes necesarios, que se mantendrá disponible
para volver a acudir a quirófano ante eventualidades o disfunción del dispositivo.
El traslado del paciente en estos casos desde el área quirúrgica hasta la UCI, se realizará
tras desconectar el dispositivo de depuración extrarrenal. Posteriormente se valorará de nuevo la
necesidad de reiniciar la técnica, en función de la situación y evolución del paciente.
-Fluidoterapia inicial: Glucosalino (125 ml/h) con 15 mEq de ClK cada 500 ml.
-Profilaxis de TVP: se recomienza iniciar HBPM una vez que el INR sea menor de 1,5 y la
cifra de plaquetas sea superior a 50.000 mm3.
Una vez que no sea precisa la estancia del paciente en UCI, se procederá a su traslado a
planta de hospitalización. En caso de no necesitar diálisis será trasladado al área de la Unidad de
Trasplante Hepático (7a planta), en caso contrario se trasladará a la Unidad de Trasplante Renal,
situada en la 2a planta
89
Bibliografía:
90
3. Trasplante Hepático.
3.10 Complicaciones médicas más frecuentes.
Javier Puerma Jiménez, María del Mar Jiménez Quintana,
Rocío Prieto Jurado.
Complicaciones hepáticas.
-Concepto: La disfunción primaria del injerto (primary graft non-function) se define como
la incapacidad del hígado trasplantado para llevar a cabo las funciones metabólicas y sintéticas
vitales desde el postoperatorio inmediato. La tasa de incidencia oscila entre 2-10%, llegado al
23% en algunas series. Se pueden distinguir dos entidades dentro de esta complicación con
diferente curso clínico:
a) Pobre función inicial del injerto: Se mantiene la función del injerto sin ocasionar la
muerte del paciente. Normalmente tiene un curso benigno en el que destaca un retardo en la
normalización de los parámetros de función del injerto. Representa en torno al 70% de los casos
de DPI.
*Rechazo Hiperagudo.
Raro en el trasplante hepático, suele aparecer en las primeras horas aunque puede
hacerlo a los pocos días después de una función normal del injerto.
-Sospecha clínica: Es necesario hacer el diagnóstico diferencial con la DPI, pues muestra
los mismos datos de fallo agudo grave y creciente del injerto. Así, encontramos tanto datos
clínicos (encefalopatía, ictericia, abolición del gasto biliar) como analíticos (elevación masiva de
transaminasas, coagulopatía, hipoglucemia, fallo renal agudo, hiperbilirrubinemia) de disfunción
grave del injerto. De la misma manera, conduce a fallo hepático fulminante y disfunción
multiorgánica desde el día +1 y muerte del receptor en la primera semana.
Es el tipo de rechazo hepático más frecuente, con una incidencia del 50-90% de los
trasplantados. El término de agudo no es apropiado ya que no siempre el proceso es agudo y
reversible con tratamiento. Se suele presentar a partir del primer mes postrasplante, aunque
presenta un pico de incidencia en los primeros 8 días.
-Sospecha clínica: En la mayoría de los casos cursa con clínica inespecífica. Más
frecuentemente se manifiesta por dolor en hipocondrio derecho, fiebre o febrícula, y menos
frecuentemente afecta a la función del injerto causando ictericia y reducción del gasto y pigmento
biliar, aunque puede ser completamente asintomático. Analíticamente, el marcador más sensible
es elevación de transaminasas y enzimas de colestasis y bilirrubina. La leucocitosis y la eosinofilia
en el hemograma suele asociarse.
92
-Diagnóstico: Para el diagnóstico se deben descartar causas vasculares de la disfunción
con un estudio eco-Doppler en primer lugar. El diagnóstico de confirmación debe establecerse
mediante biopsia hepática. Se requieren, al menos, dos de los tres criterios que forman la triada
característica: infiltrado portal, lesión de los conductos biliares y endotelitis venosa. El infiltrado
portal es mixto de predominio mononuclear, linfocitos activados, neutrófilos y eosinófilos. La
endotelitis es el hallazgo más específico del rechazo y se identifica en más del 90% de las
biopsias pero es la primera lesión en desaparecer tras el tratamiento. La lesión del conducto biliar
consiste en vacuolización del citoplasma, pleomorfismo nuclear, anisocitosis. Se establecen tres
grados de gravedad histológica:
b) Rechazo moderado o grado II: Infiltrado portal que afecta a la mayoría o a todos los
espacios porta, con o sin extensión centrolobulillar y sin necrosis centrolobulillar.
c) Rechazo grave o grado III: Además de los hallazgos del grado II, comprende extensión
del infiltrado inflamatorio en áreas periportales junto a inflamación perivenular que se extiende al
parénquima hepático y se asocia a necrosis hepatocitaria perivenular.
En todos los casos debe existir infiltrado mononuclear, lesión de los conductos biliares e
infiltración del subendotelio de las ramas venosas portales o de las venas centrolobulillares.
*Colestasis funcional.
Se caracteriza por un aumento gradual de la bilirrubina a partir del tercer día del
postoperatorio en ausencia de otras causas, casi con normalidad de transaminasas, fosfatasa
alcalina y tiempo de protrombina. Suele permanecer elevada durante varios días con valores a
veces superiores a 30 mg y la tendencia a revertir con el tiempo incluso meses. En la biopsia se
observan signos de colestasis canalicular con ausencia de inflamación. Este síndrome se
relaciona con el daño inducido en el injerto durante la extracción y la isquemia fría.
Complicaciones extrahepáticas.
*Complicaciones neurológicas.
93
siempre complicaciones parenquimatosas (más frecuentemente DPI) y vasculares que
comprendan fallo hepático agudo. Las convulsiones en el postoperatorio precoz son un efecto
adverso conocido del tratamiento con inhibidores de la calcineurina. En conjunción con los
esteroides reducen el umbral convulsivo en el SNC. Las infecciones del SNC, los trastornos
ácido-base y los ACV isquémicos o hemorrágicos (en contexto de coagulopatía) deben ser
siempre sospechados y abordados de forma específica.
*Complicaciones respiratorias.
El síndrome de distrés respiratorio agudo (ARDS) puede justificar una hipoxemia severa
y precoz en el postoperatorio. Frecuentemente se presenta en su forma secundaria como parte
del síndrome de reperfusión. No es objeto de este capítulo el manejo del SDRA, que no difiere del
resto de escenarios con la precaución de que altos niveles de PEEP pueden comprometer el flujo
sanguíneo del injerto por el aumento de presión intratorácica. La lesión pulmonar aguda
relacionada con transfusión (TRALI) es una complicación grave que cursa con hipoxemia en el
postoperatorio precoz. Aparece en pacientes sometidos a transfusión múltiple de hemoderivados
durante o previamente al procedimiento. Su patogenia está relacionada con alo-anticuerpos
preformados que reaccionan contra los antígenos leucocitarios del receptor (anti-HLA o anti-
granulocitos). Clínicamente es similar al SDRA y con manejo equivalente.
*Complicaciones hemodinámicas.
-Shock distributivo:
-Shock cardiogénico:
-Shock hipovolémico:
*Complicaciones renales:
Detectar el fallo renal de forma precoz tras el ingreso en UCI se convierte en estratégico
para el manejo adecuado de estos pacientes por lo que se utilizará la definición mediante escala
AKIN/ RIFLE desde el ingreso para identificar de forma precoz a aquellos pacientes que precisen
medidas específicas. Dado el retraso en la modificación de las cifras de creatinina se valorará el
criterio de gasto urinario en las primeras 6 horas de ingreso en UCI para establecer el estadio
de fallo renal. Se realizará adecuada reposición del volumen plasmático y mantenimiento de la
perfusión renal. Es ampliamente conocido que la depleción de volumen supone el factor de
riesgo más importante para el desarrollo de IRA postrasplante. Existe controversia en cuanto a la
elección del fluido más adecuado para la resucitación de estos pacientes. Inicialmente el suero
fisiológico al 0,9% libre de potasio se recomienda en los pacientes con disfunción renal. La
reposición de volumen resulta beneficiosa para mantener cifras de presión arterial media (PAM)
mayores de 65 mmHg, ya que cifras menores se asocian a hipoperfusión renal. El estado
hiperdinámico por vasodilatación en la insuficiencia hepática puede requerir la asociación de
noradrenalina para aumentar la PAM y optimizar por tanto la perfusión renal. El uso de los
diuréticos de asa u osmótico de forma precoz mejora la diuresis, pudiendo trasformar una IRA
oligúrica en no oligúrica. Sin embargo, no se ha demostrado una menor incidencia de IRA ni de
necesidad de técnicas de reemplazo renal tras su empleo. Dentro de los inmunosupresores, los
anticalcineurínicos son los inmunosupresores más nefrotóxicos y por tanto se han desarrollado
diversas estrategias para intentar preservar la función renal. Dichas pautas serán valoradas de
forma individualizada en pacientes de riesgo por parte de Hepatología.
96
Por tanto, en aquellos pacientes con factores de riesgo preoperatorios o
intraoperatorios (prioritariamente la inestabilidad hemodinámica, el sangrado y la
politransfusión), se valorarán estrechamente, estableciendo el estadio de IRA mediante las
clasificaciones RIFLE/AKIN. Sobre la población de “alto riesgo” se realizará una valoración y
seguimiento frecuente con parámetros adecuados (cifras de creatinina y gasto urinario horario) y
cuando un paciente pase según la Escala RIFLE a un nivel de riesgo “R” (o el FG esté por debajo
de 70 ml/min, o en su defecto la creatinina > 1,2 mg/dl) se iniciará el protocolo basado en el uso
de una inmunosupresión de baja toxicidad, optimización de la volemia/parámetros
hemodinámicos, monitorización de la Presión Intra-abdominal (PIA) y evitar el uso de nefrotóxicos
(AINEs, aminoglucósidos). Una vez establecido el FRA el manejo se realizará según los mismos
principios pero con aplicación de TRRC de forma precoz (en pacientes estables con RIFLE “F” y
oliguria; en pacientes inestables o sépticos con RIFLE “F” independientemente del nivel de
diuresis).
La mayor complejidad del trasplante hepatorrenal viene derivada del hecho de que se
aúnan en un mismo acto quirúrgico dos cirugías de diferente índole. La mayor duración del acto
quirúrgico, la necesidad de transfusión de hemoderivados y la posible inestabilidad
hemodinámica, se suman a las complicaciones que son inherentes al TH y al TR por separado.
Como ya se ha comentado en el apartado anterior de este capítulo, las complicaciones médicas
relacionadas con el TH pueden ser diversas. De igual forma sucede con el TR. Aunque si hay una
complicación que puede estar presente en ambos postoperatorios, y que además se va a ver
potenciada en el trasplante simultáneo es la insuficiencia renal aguda, por lo que nos centraremos
en esta entidad.
97
Una de las principales dificultades que se establecen es la estimación adecuada de la tasa
de filtrado glomerular (TFG) en pacientes con cirrosis. La creatinina sérica no es un marcador muy
exacto de la disfunción renal en cirróticos. Aunque puede reflejar aceptablemente la TFG en
cirrosis compensada, los pacientes con cirrosis descompensada, a menudo tienen niveles bajos
de creatinina en relación a su TFG. Las fórmulas habituales (Cockcroft-Gault o MDRD) también
sobreestiman la TFG. La utilización de marcadores exógenos como inulina o EDTA, son
laboriosas, caras o no están validadas en cirróticos. Por tanto, y pese a las limitaciones que
presenta, la creatinina continua siendo el marcador más utilizado.
Tras el trasplante renal entre un 10-60% de los pacientes requieren diálisis por una función
retrasada del injerto o presentan una recuperación lenta de la función renal. La función retrasada
implica, de forma global, una peor supervivencia del injerto debido a una mayor incidencia de
rechazo en este grupo. En la mayoría de los casos, el sustrato histológico es una necrosis tubular
aguda. Se trata de una lesión por isquemia-reperfusión, en la que la restitución de flujo al injerto,
tras horas de isquemia, ocasiona una liberación de radicales libres de oxígeno procedentes del
metabolismo anaerobio, que producen lesión celular. En estos pacientes, el tiempo de isquemia
renal se prolonga, dado que el implante renal será posterior al implante hepático, con el
consiguiente retraso en el tiempo quirúrgico.
Los resultados actuales indican que la terapia precoz de reemplazo de la función renal tras
trasplante hepático mejora la supervivencia de los pacientes con IRA. No obstante, se requieren
98
ensayos clínicos aleatorizados que confirmen esta hipótesis, basada actualmente en estudios
prospectivos.
Los datos de la literatura que recogen el manejo perioperatorio con TRRC son pocos y
están limitados a casos esporádicos o series de casos. Las técnicas intermitentes de reemplazo
renal, como la hemodiálisis estándar con altas dosis de flujo de diálisis y de flujo de sangre, es
una técnica eficiente, pero su uso está limitado por la escasa tolerancia hemodinámica y el alto
riesgo de edema cerebral, sobre todo en pacientes con hipertensión intracraneal y fallo renal.
Aunque hay algunos estudios que sugieren que la HD es posible y segura en el postoperatorio de
TH, la corrección más gradual que ofrecen las técnicas continuas es preferida sobre todo en
pacientes con inestabilidad hemodinámica, fallo multiorgánico, sepsis, o alteraciones de la
natremia severa. No obstante, estas técnicas también tienes sus desventajas como la necesidad
de anticoagulación continuada, mayor complejidad y mayor coste económico.
Bibliografía.
100
3. Trasplante Hepático.
3.11 Complicaciones quirúrgicas más frecuentes.
Natalia Zambudio Carroll, María Trinidad Villegas Herrera, Esther Brea
Gómez, Antonio Becerra Massare, Jesús María Villar del Moral.
Introducción.
Los resultados en el trasplante hepático han ido mejorando de manera constante desde
sus inicios por muchos motivos pero principalmente por: la selección de los pacientes, la mejora
del soporte anestésico, la medicación en el postrasplante (antiinfecciosos, antivirales,
inmunosupresores…) y por último, por la mejora de la técnica quirúrgica. Todos estos aspectos
son importantes a la hora de obtener unos buenos resultados no solo en cuanto a mortalidad,
sino en cuanto a calidad de vida del receptor.
Vasculares.
Fig 1. Reconstrucción arterial. En rojo: arteria hepática derecha del donante. En azul: arteria hepática
izquierda del donante que venia junto con la arteria gástrica izquierda de un tronco común de la aorta. En
verde: arteria esplénica del donante anastomosada con la arteria hepática izquierda del receptor. En
amarillo: arteria hepática común del receptor.
101
Clínica: La clínica depende el momento en el que se produzca la trombosis.
Se puede manifestar por: fístulas biliares, biliomas (debidos a necrosis del colédoco) o
formas de ictericia obstructiva secundaria a estenosis de la vía biliar intrahepática. Hay algunos
casos en los que se describes únicamente episodios de cuadros sépticos intermitentes que
cursan con fiebre.
Puesto que en la mayoría se presentan estos problemas meses después del trasplante, en
la mayoría de las ocasiones ya presentan circulación colateral suficiente para evitar la necrosis
extensa de los hepatocitos pero no la necesaria para evitar que aparezcan lesiones isquémicas
de la vía biliar. Esto ocurre porque el único riego de la vía biliar lo tiene por la arteria hepática.
Fig 2. Trombosis arteria hepática. Se aprecia la discontinuidad de la Arteria Hepática (marcada con la flecha
roja) tras la bifurcación del tronco celiaco de la Arteria Hepática y la Arteria Esplénica.
102
Tratamiento:
Por lo tanto, su detección temprana y corrección puede permitir salvar injertos. Con un
seguimiento sistemático, las estenosis de la arteria hepática valorada mediante parámetros
ecográficos (índice de resistencia < 0,5) y confirmada mediante angiografía.
Localización:
-Anastomosis.
-Arteria del donante (debido a infección, rechazo, disección de la íntima…).
-Arteria receptora (causada por lesión por el clamp, disección de la íntima,
arterioesclerosis)
Tipo:
-Acodamiento o “kinking”
-Torsión
Clínica: La clínica es sutil y puede presentarse por disfunción del injerto y por las
complicaciones biliares secundarias a la falta de perfusión arterial
Diagnóstico:
103
Fig 3. Estenosis Arteria Hepática. Marcada con una flecha roja la estenosis de la Arteria Hepática.
Tratamiento:
*Complicaciones Venosas: Las complicaciones venosas son poco frecuentes pero con
importante repercusión para el receptor. Lo más frecuente es que estén motivadas por fallos
técnicos durante la cirugía pero también existen factores predisponentes como alteraciones de la
coagulabilidad del paciente o anomalías anatómicas.
La causa más frecuente son los errores técnicos relacionados con la redundancia venosa
y la torsión y/o estenosis de la anastomosis, actuando como factores de riesgo la presencia de
cirugía previa sobre el eje venoso portal o esplácnico (shunt portocava, mesentericocava,
esplenorrenal, esplenectomía, etc.) o una trombosis portal pretrasplante que obliga a una
trombectomía durante el acto operatorio.
104
Diagnostico:
-ECO Doppler cuando existe una sospecha de trombosis portal por la clínica del paciente.
Aparecerá ausencia de flujo a nivel de la porta y en función de la evolución de esta situación
podremos observar la presencia de circulación colateral a la cava
-AngioTAC para confirmar los hallazgos (Fig. 4 y Fig 5)
Fig. 4. Trombosis completa de la rama portal izquierda y parcial de la rama portal derecha. En azul el
trombo completo de la rama portal izquierda y en amarillo en trombo parcial de la rama portal derecha.
Tratamiento:
105
-Tardía: Medidas encaminadas a tratar la hipertensión portal mediante derivaciones porto
sistémicas (TIPS). Sin embargo, más de la mitad de los pacientes trasplantados con
complicaciones a este nivel solo precisan tratamiento sintomático de la hipertensión portal y se
han descrito resoluciones del proceso de manera espontánea gracias a la recanalización de la
vena porta. Pero en estos casos es importante descartar que además asocien una complicación
arterial puesto que el pronóstico es peor.
Esta entidad es más rara puesto que el calibre de la anastomosis es relativamente mayor.
Dependiendo del grado y la localización de la trombosis el receptor puede encontrarse
asintomático o presentar síntomas como: ascitis refractaria, edemas El diagnóstico se realiza con
ECO-Doppler para valorar la permeabilidad de las venas suprahepáticas y de vena cava inferior.
Existe la posibilidad de realizar una cavografía en paciente con esta sospecha.
El tratamiento, si se ha detectado de manera precoz y el paciente no presenta fallo hepático
grave, será inicialmente mediante radiología intervencionista realizando una angioplastia
percutánea y asociando tratamiento anticoagulante sistémico. Sin embargo, en casos en los que
el paciente ya presenta una insuficiencia hepática grave se debe plantear el retrasplante urgente.
-Estenosis Portal.
106
El diagnóstico se realiza mediante valoración por Eco-Doppler de la velocidad de flujo a
ese nivel. Y el tratamiento puede realizarse mediante dilataciones percutáneas gracias a técnicas
de radiología intervencionista o llegar a precisar una reanastomosis quirúrgica.
-Estenosis Cava.
En la hepatectomía con técnica de piggy back puede aparecer una estenosis a nivel de la
anastomosis suprahepática, esto es especialmente frecuente cuando se realiza la anastomosis
usando solo las venas suprahepáticas media e izquierda. La clínica del paciente es de
hipertensión portal postsinusoidal con ascitis refractaria, edemas, insuficiencia renal, dolor
abdominal e incluso derrame pleural (Fig. 7).
Figura 7. 7.a.: Estenosis de la Vena Cava. Marcada con flecha azul y en amarillo se encuentra la medición
del grado de estenosis. 7.b.: Cavoplastia o dilatación con balón
Existen distintas complicaciones biliares que suelen aparecer en los primeros 3 meses y
que detallaremos a continuación.
107
-Fuga Biliar.
Clínica: Esta situación aparece en post operatorio más o menos inmediato. Se manifiesta
por dolor abdominal, fiebre y alteraciones analíticas (elevación de GGT, BT y leucocitosis). Se
producirá por un acúmulo de bilis en hipocondrio derecho que podría evolucionar a una
peritonitis biliar si no se controla. Si existe un drenaje se podrá comprobar la presencia de un
débito biliar en los primeros días.
La mayoría de los casos se resolverán con tratamiento conservador pero si con esto no
fuera posible, pueden precisar laparotomías exploradoras con revisión de la anastomosis y
reconstrucción de la misma si se encuentra isquémica mediante hepático yeyunostomía en Y de
Roux.
Etiología: Pueden estar causadas bien por defectos técnicos o bien como consecuencia
de una lesión isquémica de la vía biliar.
Clínica: Suele aparecer a partir del primer tercer mes y se manifiesta como una ictericia
obstructiva de localización extrahepática. En algunos casos se pueden manifestar con colangitis
Tratamiento:
-En el caso de las estenosis anastomóticas causadas por fallos técnicos, se realizará una
dilatación de la misma con colocación de stents recubiertos. En caso de que esta opción fracase,
se puede plantear una dilatación percutánea o derivación mediante hepaticoyeyunostomía en Y
de Roux.
-Para las estenosis de origen no anastomótico: En este caso suelen ser múltiples, de
localización intrahepática y pueden presentar cálculos o biliomas. En este caso, el tratamiento
será sintomático mediante drenajes endoscópicos, percutáneos o quirúrgicos. Pero estos casos
suelen acabar en éxitus del paciente salvo que sea candidato a retrasplante.
108
Figura 8. Estenosis de vía biliar de causa anastomótica. Se identifica con una flecha verde el nivel de la
estenosis.
Otras Complicaciones.
*Sangrado.
Suele aparecer en el post operatorio inmediato y es muy frecuente que sea una
hemorragia que se inicia durante la cirugía y que persiste tras la misma.
El momento más complejo en estas situaciones es cuando presentan disfunción del injerto
ya que este sangrado va a ser más difícil de controlar.
109
Bibliografía.
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-Turrion V, Prados Edwards E, Cuervas-Mons V. Complicaciones arteriales en el paciente
trasplantado de hígado. 2019.
110
4. Trasplante Renal.
4.1 Indicaciones del trasplante renal.
Víctor Sánchez Conde, Fernando Vázquez Alonso, Almudena Sabio Bonilla,
Ignacio Puche Sanz, Francisco Rodríguez Herrera, Eduardo Espejo
Maldonado, Jose Manuel Cózar Olmo.
Introducción.
Existen relativamente pocas contraindicaciones para el trasplante renal pero todos los
pacientes deben seguir una evaluación previa para identificar factores de riesgo o
contraindicaciones. Además dicha evaluación debe repetirse periódicamente.
Contraindicaciones.
111
Nefrectomía de los riñones nativos
La evaluación de la función y vaciado vesical debe realizarse en todos los pacientes que
mantengan la micción. La evaluación inicial debe medir flujo y residuo postmiccional. Si se
encontrase alterado debería aumentarse el estudio con cistograma y estudio urodinámico.
Dicho estudio no está indicado en pacientes que presenten diuresis por debajo de 300
mililitros al día ya que la vejiga se encuentra desfuncionalizada y no se puede predecir su función
postrasplante. En este caso se debe esperar entre 3 y 12 meses en los que la vejiga ganará
tamaño y función normales.
Aquellos que padecen cáncer de próstata deben esperar 2 años para el trasplante desde
la terapia curativa. En caso de paciente con tumores focales (cT1c), de bajo riego con Gleason
igual o menor a 3 no es necesaria dicha espera. El riesgo de recidiva durante el trasplante del
cáncer de próstata es bajo y el tratamiento más recomendado es la prostatectomía radical. En
paciente con cáncer de próstata avanzado (T3, T4, N+ o M+) no deben recibir trasplante.
*Cáncer de Vejiga: Se debe descartar el cáncer de vejiga ya que los pacientes con
enfermedad renal crónica presentan 5 veces más probabilidad de padecerlo. Se realizará:
ecografía de vía urinaria, citología urinaria, cistoscopia y, si procede, resección transuretral de
lesiones sospechosas.
En pacientes con cáncer de vejiga se debe esperar 2 años desde el tratamiento correcto
del mismo, excepto en los de bajo grado que no es necesaria dicha espera.
En caso del cáncer urotelial alto, el riesgo de recidiva vesical o de vía urinaria contralateral
es alto por lo que si se decidiese trasplantar se podría plantear tratamiento sobre el urotelio
contra lateral o incluso en la vejiga mediante nefroureterectomía o incluso cistectomía radical.
*Cáncer renal: El riesgo de cáncer renal en riñones nativo está aumentado con respecto a
la población general entre 5 y 20 veces, especialmente en aquellos que han realizado de 3 a 7
años de diálisis.
112
En el caso de receptores que hayan sido tratados de cáncer renal con terapia curativa,
deben ser clasificados según el riesgo de metástasis. Para ello se utilizan clasificaciones
pronosticas en base a las características histológicas y de invasión local como la de Leibovich et
al. Los individuos con un riesgo bajo (G1, papilares cromófobos) podrían ser trasplantados sin
espera. Los individuos con enfermedad avanzada o de alto riesgo (G4, carcinoma medular,
sarcomatoide o carcinoma de los conductos de Bellini) no deberían ser trasplantados. Los
pacientes con riesgo intermedio deberían ser evaluados por un urólogo u oncólogo especialista
en cáncer renal.
Bibliografía.
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the Canadian Society of Transplantation.-Canadian Society of Transplantation consensus
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Camillo Porta. Kidney transplantation in patients with previous renal cancer: a critical appraisal
of current evidence and guidelines.
113
4. Trasplante Renal.
4.2 Criterios de inclusión/exclusión en lista de trasplante renal.
María José Torres Sánchez.
Introducción.
Contraindicaciones.
-Edad >75-80 años (en algunos centros el margen es más amplio, por ello requiere
individualización).
-Neoplasia activa.
-Infección activa aguda o crónica.
-Arteriosclerosis grave no solucionable.
-Afectación orgánica severa, grave e irreversible: cardiopatía, enfermedad pulmonar
obstructiva crónica, hepatopatía/cirrosis, ulcus activo.
-Enfermedad psiquiátrica no controlada.
-Esperanza de vida <2 años.
-Enfermedad sistémica, glomerulonefritis o vasculitis con actividad.
*Contraindicaciones relativas para recibir un trasplante: Son las más frecuentes y las
que requieren una valoración individual que dependerá de la experiencia del equipo médico-
quirúrgico de cada centro.
114
-Enfermedad renal de base con alto grado de recidiva.
-Drogadicción, enolismo (mínimo deben estar 6 meses de abstención).
-Infección hepática con replicación activa (VHB, VHC). Valorar biopsia hepática,
tratamiento antiviral previo al trasplante y posibilidad de doble trasplante.
-Alteración de la coagulación (hemorrágico, trombótico).
-Enfermedad intestinal (úlcera, enfermedad inflamatoria, poliposis).
-Historia de incumplimiento terapéutico.
-Enfermedad psiquiátrica (esquizofrenia, síndrome depresivo, psicosis maníaco
depresiva).
-Retraso mental (valorar apoyo socio-familiar).
-Infección crónica.
-Infección activa por VIH.
-Obesidad mórbida.
Con las mejoras evidenciadas en los últimos años relativas a la evolución del trasplante,
hoy día la edad del receptor no se considera una contraindicación. Sin embargo, hay que tener en
cuenta que los problemas cardiovasculares son más prevalentes en la población de más edad
por lo que receptores mayores de 50 años necesitan una evaluación más estricta. Se acepta que
la mayoría de los receptores menores de 50 años, sin enfermedad cardiovascular previa, sin
diabetes, sin excesiva fragilidad física, con un tiempo en diálisis menor de 2 años y sin
antecedentes familiares de patología cardiovascular tienen más fácil el acceso al trasplante.
Nefropatía de base.
Siempre que sea posible es bueno saber la etiología de la enfermedad renal del receptor
ya que nos puede dar mucha información para valorar una eventual recidiva de la enfermedad
renal de base. Para ello, es útil revisar las biopsias nativas de los pacientes aunque la recurrencia
de la nefropatía tras el trasplante sólo es responsable de la pérdida del injerto en menos del 5%
de los casos. Siempre que se sospeche una recidiva de la enfermedad de base se debe realizar
una biopsia del injerto.
Para evitar en lo posible las recidivas hay que tener en cuenta el momento de activación
en lista de trasplante esperando a la negativización de anticuerpos (en los casos donde se
detecten) o a la quiescencia de la enfermedad durante un mínimo de 6 meses.
115
En el caso de enfermedades genéticas como la enfermedad de Alport es conveniente
realizar estudio genético ya que un porcentaje de los casos se asocia a enfermedad
antimembrana basal. Otras enfermedades genéticas como Fabry o Poliquistosis renal no
conllevan la posibilidad de recidiva.
Estudio Cardiovascular.
Existen múltiples estudios en los últimos años que señalan la necesidad de descartar
patología coronaria en pacientes asintomáticos candidatos a trasplante ya que en el
postoperatorio inmediato aumenta el riesgo de eventos cardíacos. Algunas series han detectado
casi un 50% de casos de muerte con injerto funcionante debido a cardiopatía isquémica dentro
de los primeros 30 días postrasplante. Realizar una historia cardiovascular detallada y
pormenorizada de los factores de riesgo cardiovascular, una exploración completa y tener en
cuenta factores como el tiempo en diálisis, el acceso vascular, etc ayuda al manejo cardíaco
postoperatorio y mejora los resultados cardíacos a corto y largo plazo.
Las pruebas a realizar tanto diagnósticas como terapéuticas utilizan contraste yodado que
en el caso de paciente en hemodiálisis no requiere diálisis posterior y en el caso de pacientes en
prediálisis o con función renal residual (como ocurre en los paciente de diálisis peritoneal) se
deben aplicar medidas previas para evitar la nefropatía por contraste basadas en sueroterapia (el
uso de N-Acetilcisteína no ha demostrado eficacia). En el caso de pacientes que precisan
gadolinio como medio de contraste se debe evitar en prediálisis y se debe dializar tras la
realización de la prueba en los pacientes en hemodiálisis.
En los pacientes >60 años con factores de riesgo vascular (hipertensión arterial, tabaco y
dislipemia) se debe descartar la presencia de estenosis carotídea mediante Doppler carotídeo aún
estando asintomáticos y en caso de estenosis significativa plantear resolución con
endarterectomía. En los pacientes con problemas cerebrales isquémicos se debe esperar al
menos 6 meses antes de incluirlos en lista de espera (prescribir tratamiento antiagregante y
corregir factores de riesgo). Si tienen historia de ictus transitorios hay que realizar estudio para
proceder a cirugía/angioplastia si está indicado. Los enfermos poliquísticos renales, con
antecedentes familiares de aneurismas intracraneales o personales de hemorragia
subaracnoidea, deben realizarse angio-TAC craneal que descarte lesiones.
*Estudio Digestivo.
A nivel digestivo hay que descartar ciertas patologías que podrían suponer una
contraindicación para el trasplante, los puntos a considerar son:
b) Úlcera péptica activa, incluyendo los portadores de Helicobacter pylori, se debe tratar
activamente pretrasplante, y confirmar la curación de la misma mediante endoscopia. Igualmente
realizar endoscopia digestiva alta en antecedentes de úlcera péptica.
117
c) En divertículos de colon revisar con enema opaco y evitar las resinas intercambiadoras
en el postrasplante.
Estudio Respiratorio.
Estudio Urológico/Ginecológico.
En las mujeres hay que realizar estudio ginecológico con inspección genital interna y
externa, citología vaginal en mayores de 20 años y mamografía en mayores de 40 años o
mayores de 35 años con antecedentes familiares de primer grado de cáncer de mama.
Tumores.
Los receptores de trasplante tienen más riesgo de sufrir tumores de novo o recidivas de
tumores previos debido al uso de inmunosupresión que favorece el crecimiento de células
malignas. Ello conlleva una disminución de la supervivencia del paciente trasplantado y por ello,
es preciso realizar un estudio para investigar una eventual neoplasia oculta. Para ello, se realizan
estudios como colonoscopias, endoscopias digestivas altas, mamografías y TAC toraco-
abdominal en los casos necesarios.
Obesidad.
Infecciones.
La inmunosupresión que reciben los pacientes tras el trasplante renal puede reactivar
diferentes infecciones silentes y por ello es importante realizar una vacunación previa adecuada,
una investigación del estado inmunológico y descartar la presencia de una infección activa que
supondría una contraindicación para el trasplante.
*Infecciones víricas:
-VIH: Incluir tras un tratamiento adecuado con RNA del virus indetectable durante al
menos 3 meses (en pacientes sin criterio de tratamiento antirretroviral pretrasplante se pueden
admitir niveles bajos de viremia debiéndose iniciar tratamiento tras el trasplante); un recuento de
CD4 mayor de 200/uL; ausencia de infecciones oportunistas en los 6 meses previos; y ausencia
de leucoencefalopatía, linfoma o criptospordiosis crónica intestinal. Es importante valorar las
119
posibles interacciones farmacológicas entre los antiretrovirales y los inmunosupresores para
realizar un adecuado ajuste y vigilar las niveles de los mismos.
-Hepatitis C: Igual que con el VHB, se debe determinar el estado viral VHC en prediálisis
y los pacientes con carga viral detectable deberían ser tratados en fase pretrasplante porque
aumenta la supervivencia del injerto y del enfermo. Actualmente están disponibles los antivirales
de acción directa (AADs) mejor tolerado que el interferón, con elevado porcentaje de respuesta y
escasos efectos secundarios. El uso de cada uno de ellos y la duración del tratamiento
dependerá de factores como son el genotipo viral, la existencia de cirrosis o la situación en la que
se encuentre el paciente, ya sea con ERC estadio 5 prediálisis o en diálisis. Requiere por ello un
estudio hepatológico completo.
-Virus BK y CMV: Igualmente es útil conocer la viremia de VBK y CMV ya que en aquellos
pacientes que han perdido un injerto renal previo por nefropatía por VBK si la carga viral persiste
positiva habría que considerar la nefroureterectomía del injerto previo al nuevo trasplante.
*Tuberculosis: Los pacientes con infección activa deben recibir tratamiento completo
antes de incluirlos en lista de espera. Por ello, y para descartar infección activa, se debe realizar
una radiografía de tórax, IGRA y/o PPD (Mantoux). La quimioprofilaxis con isoniacida durante 6-9
meses (5 mg/Kg/día sin sobrepasar los 300 mg/día) debe realizarse en pacientes con historia
previa de infección activa no tratada, anomalías radiológicas sugerentes, PPD (+) o procedencia
de áreas de alto riesgo. La profilaxis se realiza una vez y se puede hacer pre o postrasplante,
aunque es más frecuente en el postrasplante. Antes de iniciar el tratamiento profiláctico se debe
descartar infección activa mediante cultivo y PCR para micobacterias en sangre, esputo y orina.
Otras consideraciones.
-Bioquímica: Función renal, glucemia, HbA1c, curva de glucemia (en casos señalados),
electrolitos, perfil hepático, metabolismo calcio-fósforo, albúmina. Proteinograma en pacientes de
cierta edad para descartar posibilidad de gammapatías que requerirían valoración previa al
trasplante.
120
-Serología más o menos completa según sospechas de contacto: CMV (IgG e IgM es
importante sobre todo cuando donante es + y receptor -), varicela-zóster, herpes simple, rubeola,
Epstein Barr (por el riesgo de enfermedad linfoproliferativa en pacientes con IgG-), Virus Hepatitis
C, HBsAg y anti core, PCR de VHC, VHB y VIH (cuando sea necesario). Determinación de
toxoplasma, LUES (el cribado debe hacerse mediante una prueba reagínica o no treponémica
VDRL o RPR), leishmania en casos necesarios.
-Grupo sanguíneo.
-Serología vírica: CMV, varicela-zóster, herpes simple, rubeola, Epstein Barr, Virus
Hepatitis C, HBsAg y anti core, PCR de VHC y VIH (cuando indicado)
-Urocultivo
-Ecografía abdominal: Si >60 años para despistaje de enfermedad renal quística adquirida
en sujetos de riesgo (varones jóvenes con más de 5-7 años en diálisis). Sangre oculta en heces.
Valorar colonoscopia en caso de dudas con sangre oculta en heces + o con antecedentes
familiares de cáncer de colon.
-En hombres: Examen testicular, y en mayores de 50 años, PSA y tacto rectal anualmente.
Si el tacto rectal es sospechoso o el PSA-total elevado, está indicada una biopsia prostática
multifocal antes del trasplante.
-En mujeres: Examen físico mamario; mamografía en las >40 años (>35 años si hay
historia familiar de cáncer de mama en un familiar de primer grado) anualmente. Citología cervical
anual en las mujeres mayores de 20 años de edad.
-Grupo sanguíneo; tipaje HLA; anticuerpos citotóxicos cada 3 meses y 15 días tras cada
transfusión o proceso inmunizante.
121
-Proteinograma en mayores de 60 años como despistaje de enfermedad hematológica.
-Cada dos años: revaluación del examen físico (sólo hallazgos nuevos relevantes);
serología vírica; estado cardiovascular; ecocardiografía convencional y/o de esfuerzo.
Bibliografía.
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122
4. Trasplante Renal.
4.3 Valoración preanestésica del paciente candidato a trasplante renal.
Marta Lara Campos.
Introducción.
Objetivos.
Evaluación Preoperatoria.
-Auscultación cardiopulmonar.
123
-El peso «seco» del paciente expresado en kilogramos. Se deben calcular índice de masa
corporal (IMC) y superficie corporal (SC) con base en el peso seco. Aunque la obesidad no es una
contraindicación de trasplante se recomienda evaluación exhaustiva y pérdida de peso previa al
mismo.
-El sitio y estado de los accesos vasculares para hemodiálisis y catéter peritoneal en el
caso de diálisis.
-Hacer mención del último evento dialítico así como de los controles analíticos
correspondientes.
-Es fundamental conocer todos los fármacos que previamente y de forma crónica ha
tomado el paciente.
-Cabe hacer alusión por la frecuencia con que habitualmente son tratados este tipo de
pacientes, a antihipertensivos como ARA II/ IECAS, los cuales deben suspenderse previo al TR,
ya que su uso inhibe la degradación hepática de la angiotensina, ocasionando niveles séricos
altos de renina y disminución del flujo sanguíneo renal con riesgo de necrosis tubular aguda en el
postoperatorio.
-Insulinas: Se realizaran controles previos a la cirugía para corregir los niveles e glucemia.
Se detallará en la historia: dosis, tipo de insulina ,así como la última pauta administrada
intentando evitar desajustes.
*Valoración Hematológica.
-Toxinas urémicas: acortan la vida media del hematíe, disminuyen la afinidad de los
receptores de la EPO y la capacidad de unión de la transferrina al hierro.
-En estos pacientes hay una elevada prevalencia de hemorragia digestiva oculta.
124
-Aumento de la suceptibilidad a infecciones debido a la linfocitopenia y atrofia de las
estructuras linfoides , por lo que se debe exigir la mayor asepsia posible en las manipulaciones
de estos enfermos(canalizaciones de vías , sondajes, etc…).
-Los niveles de Hg recomendados no pueden ser los mismos, para pacientes con
hemodiálisis(HD), diálisis peritoneal (DP) Y ERC, ya que cada uno de estos tres grupos muestran
cambios marcados en los niveles de hemoglobina antes y después de la diálisis. El nivel de Hb
objetivo es de 11-14g /dl (en pacientes con riesgo cardiovascular grande, el límite superior es de
13g/dl). En ERC el nivel de Hg objetivo es 11-13g/dl. Post HD el nivel de Hg objetivo 10-11g/dl.
La FDA recomendó en base a los estudios existentes que el nivel de Hg de los pacientes
tratados con estimulantes dela eritropoyesis no exceda los 12 g/dl. Las transfusiones
preoperatorias de eritrocitos suelen administrarse, solo en caso de anemia grave de acuerdo con
las necesidades clínicas del paciente. Siendo necesaria la reserva de hemoderivados de forma
preventiva antes del inicio de la cirugía.
*Valoración endocrino/metabólica.
-La alteración metabólica más frecuente es la Hiperkalemia que puede llegar a producir
trastornos de la conducción y arritmias de manera que ningún paciente debería ser anestesiado
para trasplante renal cuando sus cifras de k+ en sangre superen los 5,5mEq/l debiéndose realizar
corrección farmacológica o mediante diálisis.
-La nefropatía diabética es una de las causas más prevalentes de ERC. Además, la ERC,
independientemente de la diabetes, se asocia con resistencia a la insulina e intolerancia a la
glucosa, de este modo se aconseja seguir las pautas generales de manejo perioperatorio del
paciente diabético y control estricto de la glicemia.
-Los pacientes con diabetes mellitus presentan una mayor mortalidad y una reducción del
resultado a largo plazo del injerto en comparación con los no diabéticos para el TR.
*Valoración neurológica.
-Mioclonías y convulsiones.
125
Debido a la alta incidencia en los ERC de aterosclerosis acelerada, existe más riesgo de
sufrir enfermedad cerebrovascular.
*Valoración cardiovascular.
-La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en los pacientes don ERC,
tratados con diálisis y en los trasplantados.
-Los factores de riesgo que predisponen a alta incidencia de patología cardiovascular y/o
enfermedad coronaria son: diabetes mellitus HTA hipertrofia de ventrículo izquierdo, y disfunción
miocárdica, dislipemia, anemia, obesidad y tabaco entre otros.
-El gasto cardiaco aumenta en la ERC para mantener el suministro de oxígeno debido a la
atenuación en el transporte de oxigeno de la sangre.
-La sobrecarga de líquido por retención de sodio junto con la anemia y la HTA los hace
propensos a insuficiencia cardiaca congestiva y a edema pulmonar.
126
-Electrocardiograma o gammagrafía con talio durante el ejercicio o ecocardiograma
de esfuerzo en los pacientes con una capacidad de ejercicio baja.
*Valoración pulmonar.
Estos pacientes pueden depender de una ventilación por minuto más elevada para
compensar la acidosis metabólica. En la exploración pulmonar se debe buscar derrame pleural
por hipoproteinemia, hipertensión pulmonar, además de sobrecarga de volumen y permeabilidad
de la membrana alveolo-capilar, que pueden causar edema pulmonar y que resultan en hipoxemia
e hipercapnia.
*Valoración renal.
Valoración analítica: comprobare los niveles séricos de iones: sodio, potasio, cloro,
magnesio y calcio. Ver los niveles de creatinina sérica y de nitrógeno ureico.
Pulmonares hipoxemia
Gastrointestinales ascitis
127
*Valoración gastrointestinal.
La uremia por insuficiencia renal puede conducir a anorexia, nauseas, vómitos y parálisis
gastrointestinal (íleo adinámico).
Además muchos pacientes asocian diabetes mellitus y neuropatía autonómica y, por tanto
,deben ser tratados como estómago lleno.
Hay una alta incidencia de hepatitis B y C en pacientes con diálisis crónica , con
frecuencia subclínica , por lo que se aconseja se realicen serología para este virus.
La infección por VHC es un factor de riesgo de muerte en pacientes con trasplante renal,
que desarrollan sepsis y shock séptico.
Bibliografía.
129
4. Trasplante Renal.
4.4 Técnica quirúrgica.
Almudena Sabio Bonilla, Ignacio Puche Sanz, Victor Sanchez Conde,
Fernando Vazquez Alonso, Francisco Rodriguez Herrera, Eduardo Espejo
Maldonado, Jose Manuel Cózar Olmo.
Introducción.
En este capítulo describimos los diferentes abordajes quirúrgicos para la implantación del
riñón, que incluyen el trasplante en posición heterotópica convencional, el trasplante ortotópico
de riñón y las técnicas laparoscópicas y robóticas más recientemente utilizadas.
La información sobre el injerto (lado, número de vasos y características del injerto) junto
con las características del receptor son esenciales para decidir cuál es el mejor método de
implante para cada paciente.
Se aborda al paciente con una incisión en palo de hockey, para-rectal externa para
obtener acceso al espacio extraperitoneal. La incisión debe llegar al pubis, lo que permite realizar
una anastomosis ureteral fácil. Este paso es de especial interés si se planifica una
ureteroneocistostomía intravesical.
Una vez decidida la posición final del injerto, se realiza la disección de los vasos iliacos
limitándola al área de la anastomosis. Se debe ligas de manera cuidadosa el tejido graso
perivascular por dónde transcurren los vasos linfáticos, lo que reduce la incidencia de linfoceles.
130
Es importante mantener el injerto durante la anastomosis vascular en hipotermia
constante, lo que puede conseguirse con hielo granizado estéril fabricado a partir de una solución
de Ringer Lactato, que se administra al riñón envuelto en gasas.
*Anastomosis de la vena.
Esta técnica evita la movilización del injerto durante la cirugía, lo que facilita la hipotermia
y facilita la disminución del tiempo operatorio.
Alternativas a la anastomosis venosa son utilizar cuatro puntos colocados en cada punto
cardinal de la venotomía, y la anastomosis se completa con suturas entre ellos o completar
ambos lados de la anastomosis desde el exterior, aunque esta última implica la movilización del
riñón. A pesar de eso, no hay evidencia de que una técnica sea mejor que otra.
*Anastomosis arterial.
Una vez finalizada la anastomosis venosa se continúa con la arterial. La técnica es similar
al anterior, aunque se realiza mediante una única sutura continua de 360º. En los injertos de
donante cadáver se usa un hilo 6/0, mientras que en los riñones de donante vivo, es más
recomendable un 7/0 ya que los vasos no tienen parche arterial. Como en el caso de la vena, la
pared posterior de la arteria se sutura desde dentro del lumen arterial, por lo que no es necesario
movilizar el riñón. Se entra con la aguja hacia la luz de la arteria renal y se asegura el ángulo. Se
sigue suturando la pared posterior hasta llegar al ángulo opuesto de la venotomía por donde se
sale. Se completa la anastomosis suturando la pared anterior por fuera.
131
*Urétero-neocistostomía.
La anastomosis del uréter nativo se puede realizar en los casos en que el uréter del
donante presente signos de vascularización deficiente, lo que implica un mayor riesgo de fístulas
o estenosis.
Normalmente, se deja un drenaje retroperitoneal durante varios días hasta que la descarga
es <50 ml/día, para evitar la formación de colecciones extraperitoneales. En los casos en que la
disección de los vasos es mínima y no se produce sangrado durante la cirugía, se debe
considerar no dejar drenaje.
Trasplante ortotópico.
En 1950 Lawler y col. realizaron el primer trasplante ortotópico. En 1978, Gil-Vernet y col.
describieron un nuevo enfoque, con una vía de abordaje extraperitoneal a los vasos esplénicos
para el tratamiento de la hipertensión secundaria a la estenosis de la arteria renal. Esta técnica
quirúrgica se adaptó al trasplante ortotópico de riñón, y en 1989 se publicaron los resultados de
139 casos. Esta serie incluyó principalmente a receptores jóvenes sin patología vascular, en los
cuales se indicó esta técnica para evitar la disfunción eréctil asociada al uso de la arteria
hipogástrica (técnica usada en ese momento). Desde 1990, esta técnica está reservada para
pacientes en los que el trasplante heterotópico de riñón no es posible, no está indicado o es
técnicamente más complicado (por ejemplo, aterosclerosis grave, trombosis de la vena cava
inferior o fosa ilíaca ocupada por trasplantes previos).
El trasplante ortotópico es una técnica quirúrgica compleja que involucra una nefrectomía
abierta a través de una lumbotomía, con preservación de la vena renal y el tracto urinario, y
disección adicional de la arteria esplénica, para proceder a anastomosis vasculares. La razón por
la que se requiere la arteria esplénica está relacionada con el hecho de que los pacientes con
enfermedad renal en etapa terminal generalmente tienen arterias renales pequeñas, que
proporcionan un flujo de sangre inadecuado al injerto.
132
El paciente se coloca en decúbito lateral derecho, con soporte lumbar y se realiza una
lumbotomía amplia, postero-lateral izquierda, con resección de la 12ª costilla. Se abre la celda
renal y la nefrectomía se completa por vía retroperitoneal para evitar la movilización y disección
excesivas del tracto urinario. En primer lugar, se liga y secciona la arteria renal ya que en la
mayoría de los casos es atrófica y no se puede usar para la revascularización del injerto. Después
se diseca con sumo cuidado la vena renal, la cual se empleará para derivar la sangre venosa del
injerto hasta la aorta. Para obtener una vena ancha y larga, en lugar de seccionar la vena en la
entrada al seno renal, es necesario liberar con cuidado el segmento intrahilar de la vena. La
ligadura proximal de las venas suprarrenal y gonadal se realiza alejada de la vena renal por si
fuera necesario emplearlas para la ampliación de ésta. Antes de seccionar completamente la
vena, se coloca una pinza de bulldog en su segmento proximal. Finalmente, se disecciona el
tracto urinario. En este punto, es esencial preservar la vascularización de la pelvis y el uréter. El
tracto urinario se disecciona a nivel intraparenquimatoso, preservando los cálices renales.
En pacientes delgados la arteria esplénica puede verse por transparencia a través del
peritoneo parietal, pero en pacientes más obesos se debe localizar por palpación. La disección
de la arteria esplénica debe realizarse con cuidado, ya que tiene una gran tendencia a
espasmodizarse, y así evitar la lesión vena esplénica. Una vez que se libera un segmento
apropiado de la arteria esplénica, normalmente hasta la bifurcación de la arteria, se coloca una
pinza de bulldog de forma proximal para verificar el flujo sanguíneo.
Se instilan unos 10 ml de heparina diluida (5000 u. en 100 cm3 de solución salina normal).
No es necesaria la realización de esplenectomía ya que, aunque se ligaran la vena y la arteria
esplénica, los vasos cortes del estómago son suficientes para perfundir el bazo.
La anastomosis puede ser pielo-piélica, entre las dos pelvis renales, pielo-ureteral, entre la
pelvis del injerto y el uréter nativo, o urétero-ureteral, entre ambos uréteres. La sutura se realiza
normalmente, en la zona posterior por dentro con puntos totales, y con puntos sueltos
submucosos en el plano anterior. De rutina se deja un catéter doble J o una nefrostomía de Gil-
Vernet. El catéter es retirado en el plazo de unos 20 días. Si se opta por la nefrostomía, se realiza
una pielografía anterógrada a los 12 días y si no hay incidencias, se retira.
En el año 2009 se realizó con éxito el primer trasplante laparoscópico de riñón humano,
por Rosales y col. con un injerto de donante vivo.
A partir de entonces se han publicado algunas series de casos como la de Modi col. (8),
donde describen una serie de casos de 72 casos de trasplante laparoscópico exitoso de
donantes vivos, con una duración media de la intervención de 224 min. Informan de resultados
comparables a la cirugía abierta en cuanto a supervivencia del injerto y del paciente, con una
mediana de seguimiento de 22 meses.
Con respecto al efecto del neumoperitoneo, aunque es cierto que reduce el flujo
sanguíneo renal y puede reducir la función renal temporalmente durante la laparoscopia, su
impacto clínico es insignificante al optimizar la técnica quirúrgica y anestésica.
El primer trasplante renal abordado con el sistema Da Vinci se realizó en 2002, por Hoznek
y col., donde se utilizó el robot para terminar las anastomosis vasculares. La cirugía duró 178
minutos, y se realizó con éxito un trasplante en un paciente joven con un injerto renal derecho.
A finales de 2009 Geffner realizó el primer trasplante renal totalmente asistido por el robot,
en Nueva Jersey. Aunque el primer trasplante renal con Da Vinci exitoso fue realizado por
Giulianotti y col. en Chicago, a principios de 2010. Se trasplantó un injerto de cadáver a una
paciente con obesidad mórbida (IMC 41 kg/m2) de 29 años.
A raíz de este caso resulto con éxito gracias a la cirugía robótica, desarrollaron un
protocolo en el que receptores obesos (IMC>30 kg/m2) serían sometidos a un trasplante renal
robótico. En un estudio comparativo retrospectivo, este grupo mostró menos infecciones de la
herida quirúrgica con eta técnica comparado con la cirugía abierta en pacientes similares.
Recientemente, la Universidad de Chicago ha publicado su experiencia con 135 trasplantes
robóticos, sin ninguna infección de la herida quirúrgica.
En Europa, Boggi y col. fueron los primeros en realizar un trasplante renal robótico en
2011.
La colaboración entre los grupos de Detroit (EE. UU.) y Gurgaon (India) ha dado como
resultado el desarrollo del programa IDEAL para el trasplante de riñón. Estos dos grupos han
desarrollado un procedimiento para mantener la hipotermia regional en el trasplante robótico de
riñón, insertando el injerto en la cavidad abdominal a través del acceso a GelPoint cubierto con
una gasa llena de hielo y agregando más hielo con jeringas modificadas de Toomey. Los
resultados presentados en estos artículos muestran cómo la temperatura se mantiene por debajo
de 18°C hasta la reperfusión. No han encontraron complicaciones vasculares ni del tracto
urinario, con una supervivencia del injerto a 1 año del 100%. Estos mismos grupos han realizado
actualmente> 200 trasplantes robóticos y han logrado resultados funcionales comparables a los
obtenidos con la cirugía abierta convencional. Recientemente, se ha realizado el trasplante
robótico con inserción del injerto a través de la vagina con buenos resultados.
Con todas estas novedades, se constata que el trasplante renal sigue siendo actualmente
una técnica quirúrgica en evolución.
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135
4. Trasplante Renal.
4.5 Inmunosupresión en el trasplante renal.
María Carmen Ruíz Fuentes.
Introducción.
Los inmunosupresores actuales, tras la era de la azatioprina, han demostrado una mejoría
del pronóstico de trasplante renal a corto plazo, con disminución de la incidencia de rechazo
agudo y aumento de éxito a corto plazo. Sin embargo el reto actual de la inmunosupresión
conlleva un intento de mejora en la supervivencia a largo plazo del injerto y del paciente, así como
disminución de incidencia de infecciones y neoplasias.
Sistema histocompatibilidad: El locus del gen MHC (en seres humanos, HLA) se localiza
en el cromosoma 6 y está dividido en tres regiones. Sólo la clase I y clase II codifican proteínas
implicadas en la presentación antigénica. Clase I: HLA-A, HLA-B, y HLA-C presente en la
membrana de todas las células, presentan antígenos intracelulares a CD8 citotóxicos. Clase II:
HLA-DP, HLA-DQ y HLA-DR presentes en monocitos, endotelio, células B y dendríticas,
presentan antígenos extracelulares a CD4 colaboradores.
Respuesta linfocitaria: Una vez presentado el antígeno (por vía directa, indirecta o
semidirecta) al linfocito T del receptor que lo reconoce mediante el receptor de células T (TCR), el
linfocito libera diversas citocinas que van a activar la respuesta celular y humoral de linfocitos
(primera señal). La segunda señal o de coestimulación consiste en la unión de CD28 (linfocito T)
con el complejo B7 de las célula presentadoras de antígeno. La tercera señal es la expansión
clonal de linfocitos mediada por IL-2 y otras citocinas que finalmente deriva en la respuesta
inflamatoria efectora celular y humoral (responsable de los dos grandes grupos de rechazo,
celular y humoral).
Muchos son los factores que pueden contribuir al estado de riesgo inmunológico de un
potencial receptor de trasplante renal, aunque solo el número de incompatibilidades HLA ha sido
reconocido como aumento de riesgo. Las guías KDIGO (Kidney Disease Improving Global
Outcomes) de 2009 definen los siguientes factores de riesgo para el riesgo de padecer rechazo
agudo:
-Número de incompatibilidades HLA.
-Receptor joven.
-Donante añoso.
-Etnia Afro-americana.
-Panel reactivo de anticuerpos > 0%.
-Presencia de anticuerpos donante específico.
-Incompatibilidad de grupo sanguíneo.
-Función retardada del injerto.
-Tiempo de isquemia fría >24h.
136
La disminución de donación en muerte encefálica ha conducido a ampliar el espectro de
donantes, siendo cada vez más frecuentes donantes con criterios expandidos (definido como
edad>60 años, o 50-59 años que cumplan dos de estos tres criterios: ACV como causa de
muerte, HTA de larga data o creatinina sérica>1.5 mg/dl), entre los que podemos incluir los
donantes en asistolia.
Esta estrategia presenta dos opciones según el riesgo inmunológico del receptor:
Fármacos Inmunosupresores.
*Tratamiento estándar.
Tacrolimus oral: presentaciones de liberación normal, que son administradas dos veces
al día (Prograf®, Modigraf®, Adoport®), y presentaciones de liberación retardada, administradas
137
una vez al día y que facilitan la adherencia y la disminución en la variabilidad de los niveles
séricos del fármaco (Advagraf ®, Envarsus®).
Presentaciones:
138
*Tratamiento de inducción con anticuerpos biológicos.
La dosis inicial es de 1mg/kg a administrar por vía central, una vez que ésta es canalizada
en quirófano. La dilución se realiza en suero salino 500 ml, y la duración de perfusión es 8-10
horas. Se administra premedicación con antihistamínico, antipirético asociado a la dosis de
esteroides pretrasplante, para minimizar las posibles reacciones adversas como síndrome de
liberación de citosinas o anafilaxia en distintos grados de intensidad. La ralentización en la
velocidad de perfusión puede disminuir la intensidad de dichas reacciones adversas.
Los días posteriores se ajustará dosis de timoglobulina según recuento de CD3, o en caso
de no disponer de subpoblaciones linfocitarias, según recuento de linfocitos totales.
La dosis es 20 mg vía i.v. el día 0, previo a trasplante, y la misma dosis el día +4. Su efecto
inmunosupresor presenta una duración de aproximadamente un mes. Se administra vía i.v. en
20-30 min (también se puede administrar en bolo directo).
139
Las formas de presentación son:
Protocolos de Inmunosupresión.
Aquellos que presenten las siguientes características: Retrasplantados y(o Panel reactivo
de anticuerpos (PRA) >25-50%.
*Donación en asistolia.
El trasplante renal de donante vivo supone una serie de ventajas respecto al donante
cadáver:
140
Permite por tanto que el paciente ya presente niveles terapéuticos de anticalcineurínico
previo al trasplante, comenzando el tratamiento 3 días previos al mismo con tacrolimus y
micofenolato sódico. En el pretrasplante se administra una primera dosis de basiliximab 20 mg el
día -1 y segunda dosis el día +3. La pauta de corticoides será igual que en la terapia de inducción
de donante cadáver.
Consideraciones Generales.
La pauta de profilaxis frente a citomegalovirus con valganciclovir oral (Valcyte ®), puede
estar condicionada por la inmunosupresión pautada. Encontramos dos estrategias de profilaxis:
-Profilaxis universal a todos los pacientes durante tres meses. Pacientes donante CMV
IgG positivo-receptor CMV IgG negativo durante 6 meses si es tolerada.
141
-Tratamiento precoz (“preemptive”): seguimiento estrecho de cuantificación de DNA de
CMV, y cuando se detecte replicación, comenzar tratamiento precoz.
Bibliografía:
142
4. Trasplante Renal.
4.6 Manejo anestésico intraoperatorio.
Antonio José Heras Martínez, Jose Carlos Fernández Sánchez,
Ana Ballesteros Ramos.
Introducción.
Los pacientes en situación de ERC (causada en su mayoría por la Diabetes Mellitus 30%,
HTA 24 % y la glomerulonefritis 17%) presentan una serie de particularidades fisiopatológicas y
metabólicas que pueden producir distintas repercusiones a nivel de los diferentes aparatos y
sistemas debido a la acumulación de productos tóxicos metabolizados y alteraciones endocrinas,
que deben ser perfectamente conocidas por el anestesiólogo responsable ya que pueden
provocar alteraciones hemostáticas, hemodinámicas, metabolismo de fármacos anestésicos, etc.
Dichas alteraciones aparecen especialmente en casos de larga evolución que están incluidos en
programa de hemodiálisis o diálisis peritoneal.
143
Previo a inducción anestésica.
*Valoración preanestésica.
También resulta importante la evaluación de la vía aérea del paciente de cara a que será
sometido a una cirugía no electiva que requerirá un manejo adecuado.
*Premedicación.
-Pequeña dosis de midazolam (0.5-2 mgr IV) para ansiolisis. Evitar el uso de meperidina y
diazepam por la excreción renal de sus metabolitos.
-Pacientes con pirosis, ERG u otros síntomas de gastroparesia recibirán antiácidos orales
como citrato sódico 500 mgr y un bloqueador H2 como la ranitidina 50 mgr IV o inhibidores de la
bomba de protones como el omeprazol con el objetivo de aumentar el pH gástrico y disminuir el
volumen.
-La premedicación con metoclopramida (10-20 mgr IV 20 minutos antes de la IQ) no se
emplea de rutina, se empleará en aquellos casos de pacientes diabéticos mal controlados, ya
que aumenta el vaciamiento gástrico y el tono del esfínter esofágico inferior.
-En el caso de que el paciente esté en tratamiento con fármacos antiagregantes o
antivitamina K. Su manejo se realizará como cualquier otra cirugía de urgencias. Se valorará la
función plaquetaria transfundiéndose plaquetas si es necesario y se administrará vitamina K,
plasma fresco congelado o complejo protrombínico en función del estado hemostático hasta
conseguir un INR inferior a 1.5 en el caso de fármacos antivitamina K.
*Hemoderivados: A pesar de que se trata de una cirugía con una pérdida sanguínea
estimada de 150 ml, se recomienda la disposición de 2 concentrados de hematíes cruzados y
reservados en banco de sangre previo al inicio de la intervención.
144
-Presión arterial no invasiva o invasiva si se considera necesario. Importante tener en
consideración el miembro en el que tiene la fístula arterio-venosa para no colocar el manguito en
esta región.
-Capnografía y espirometría.
-Control de Temperatura.
-Control del gasto urinario mediante sondaje vesical.
-Habitualmente se realiza la canalización de acceso venoso central, que será útil para el
manejo intraoperatorio del paciente (fluidoterapia, hemoderivados, drogas vasoactivas, etc) y
postoperatorio, ya que, el paciente puede requerir hemodiálisis posterior. Además permite la
monitorización intraoperatoria de la presión venosa central, que aunque no se trate de un
parámetro de referencia actualmente, está relacionada con el retorno venoso, afecta a al flujo
sanguíneo tisular, su valor elevado es siempre patológico, ayuda a establecer un límite en la
administración de fluidos, etc por lo que puede ser de gran utilidad especialmente en el manejo
pacientes con larga evolución de su ERC con presencia de sobrecargas o déficits volémicos por
el proceso de la hemodiálisis, y en pacientes con otras comorbilidades asociadas(especialmente
cardíacas).
-El uso de TNM aunque no se realiza de manera sistemática es recomendable, ya que los
relajantes musculares, en mayor o menor medida, tras metabolizarse son excretados a nivel renal
(rocuronio 10%), por lo que su uso durante la cirugía permite ajustar y minimizar las dosis de
relajante administradas y por tanto su acumulación y prolongación de su efecto de manera
innecesaria.
Técnica anestésica.
*Anestesia general.
*Inducción.
145
-Preoxigenación o desnitrogenación durante 5 minutos con FiO2 al 100%.
-Hipnóticos:
Propofol: 1-2.5 mgr/kg. Debemos reducir la dosis en pacientes hipovolémicos, con
insuficiencia cardíaca y en caso de pacientes con edad avanzada.
Etomidato: 0.2-0.3 mgr/Kg
*Mantenimiento Anestésico.
Como analgesia intravenosa intra y postoperatoria son de elección los opioides de corta
duración y metabolitos inactivos como fentanilo, remifentanilo y sufentanilo. El fentanilo se
metaboliza principalmente en el hígado, su metabolito (norfentanilo) es inactivo y la fracción de
fármaco no unido a proteínas es similar a pacientes sanos. Debido a su corta duración (en torno a
20-30 minutos) puede utilizarse tanto en bolos como en perfusión. El remifentanilo se metaboliza
por estearasas plasmáticas y tisulares. Su inicio de acción rápido y su duración corta y predecible
(5-7 minutos) no se ven alterados en estos pacientes, pero debe combinarse con fentanilo o
sufentanilo para prolongar la analgesia postoperatoria. Si utilizamos dosis superiores a 0.3mcg/
kg/min aumenta el riesgo de hiperalgesia postoperatoria. El sufentanilo es 5-10 veces más
potente que el fentanilo, y su efecto es algo menos predecible.
Tanto morfina como tramadol tienen metabolitos activos que pueden acumularse en
pacientes con insuficiencia renal, por lo que deben utilizarse con precaución por el riesgo de
depresión respiratoria durante el postoperatorio. En el caso de la meperidina, su metabolito activo
(normeperidina) además puede producir neurotoxicidad y convulsiones, por lo que debe evitarse.
En cuanto a otros analgésicos i.v, los AINES deben evitarse por su demostrada nefrotoxicidad.
Pueden usarse metamizol y paracetamol con seguridad.
146
Como parte de la analgesia multimodal, son opciones válidas tanto anestesia
locorregional como bloqueos centrales. Respecto a la colocación de catéter epidural para
analgesia intra y postoperatoria, existe cierta controversia por la disfunción plaquetaria y
coagulopatía secundarias a la uremia, y el posible efecto residual de la heparina utilizada durante
la diálisis previa, que producirían un riesgo teórico aumentado de hematoma epidural. Sin
embargo existen algunos estudios aunque con bajo nivel de evidencia que avalan su uso, y
actualmente se utiliza en algunos centros de referencia sin haber documentado un aumento de
complicaciones. La analgesia con opioides intradurales (morfina 1-1.5mcg/kg, metadona…) está
poco estudiada en este tipo de pacientes, y aunque podía ser una alternativa, debería utilizarse
con precaución por la falta de evidencia sólida.
Los bloqueos centrales son una alternativa interesante a la analgesia locorregional. El uso
de la ecografía aumenta su eficacia y seguridad, por lo que es de elección en estos pacientes.
-TAP/Ilioinguinal: en función del lugar de incisión (suele ser a nivel de los vasos ilíacos) la
altura del bloqueo puede variar un poco. Permite anestesiar los nervios ilioinguinal e
iliohipogástrico que inervan gran parte de la piel y pared del lugar de incisión (el nervio
genitofemoral debería ser bloqueado por el cirujano en el interior del abdomen para un bloqueo
más completo). Se deposita el A.L en el plano interfascial entre m.oblicuo interno y transverso. Es
un bloqueo sencillo y rápido, con dosis de AL inferiores a 15ml. Puede realizarse con la sonda
lineal de alta frecuencia.
-ESP-block (en plano del erector espinal): muy prometedor, de reciente descripción. En
este caso se realizaría a nivel torácico bajo-lumbar alto, entre la fascia del músculo erector de la
espina, y levemente medial a la articulación costovertebral, a unos 2.5cm, consiguiendo una
distribución del AL interfascial que abarca varias metámeras. Consigue una analgesia muy similar
a un paravertebral, tanto de pared abdominal como visceral, pero es más fácil de realizar con
ecografía y posiblemente más seguro (es muy reciente y falta evidencia). Se utilizan volúmenes
más altos, en torno a 15ml. Puede realizarse con el paciente sentado antes de la inducción, o tras
la misma en decúbito lateral. Precisa de sonda convex de menor frecuencia. Punción en plano.
*Fluidoterapia:
Los sistemas de análisis de la onda de pulso proporcionan una alternativa más fiable y
poco invasiva (a pesar de sus múltiples limitaciones tanto la VPP como VVS (>15 responde a la
administración de volumen) han demostrado mayor fiabilidad. El incremento de VS tras un fluid
challenge con 250ml de coloide también indicaría que el paciente es respondedor. El uso de la
ETE estaría justificado en pacientes con disfunción cardíaca importante o de sospecha de
insuficiencia cardíaca, TEP, embolia aérea (intraoperatorios).
Los pacientes dializados en el mismo día puede tener una depleción de volumen
importante (muy útil conocer el peso seco del paciente y cuánto volumen se extrajo). No obstante
147
debemos tener cuidado a la hora de reponer líquidos, especialmente en pacientes sin diuresis
residual, por el riesgo de sobrecarga hídrica y EAP/ICC.
En el momento de la reperfusión del riñón debemos tener una TAM al menos 70-90mmHg
(en hipertensos TAM>90mmHg), y TAS en torno a 130-140mmHg, dado la que la hipotensión en
este momento puede dañar el órgano. Para ello debemos asegurar una volemia adecuada
previamente. Solemos utilizar bolos de efedrina 3-10mg y fenilefrina 50-200mcg hasta alcanzar el
objetivo tensional. El uso de dopamina de rutina a dosis 1-4mcg/kg/min no se recomienda
actualmente puesto que no ha demostrado mejorar la función del injerto a pesar de aumentar la
diuresis de forma transitoria y si tener efectos potencialmente dañinos. En caso de hipotensión
refractaria a efedrina, podemos utilizarla, así como noradrenalina. Los pacientes alfabloqueados
pueden necesitar dosis más altas y responder de forma más lenta, por lo que debemos tenerlo en
cuenta y anticiparnos de cara a la reperfusión.
*Educción.
Para la educción utilizaremos sugammadex en caso de haber utilizado rocuronio (en estos
pacientes puede haber mayor tasa de recurarización en reanimación), o neostigmina si usamos
cisatracurio. Salvo contraindicación, extubaremos al paciente en quirófano.
148
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149
4. Trasplante Renal.
4.7 Papel de la enfermería en quirófano.
Encarnación Durán Carranza, Daniel Guerrero Doblado,
Nadia Ocete Martín.
Introducción.
Una vez dada la validez del órgano por parte de los urólogos se pone en marcha el
operativo de oferta Renal mediante una llamada de los coordinadores hospitalarios a la ONT y
esta a su vez a los Coordinadores locales de los equipos implantadores.
Objetivos Generales:
Objetivos Específicos:
-Preparación de las bombas de infusión tanto de agentes anestésicos como de otro tipo
de drogas.
150
-Preparación del instrumental y fungible necesario para la cirugía.
-Bioseguridad ambiental.
-Despertar (Educción): consiste en revertir los efectos que mantienen al paciente dormido
y dependiente del respirador, de modo que recupere el control de todas sus funciones vitales y
por tanto su autonomía.
*Los objetivos principales del enfermero en la anestesia del trasplante renal son:
*Fase I (pre-renal):
151
-Fluidoterapia: SSF, suero Hiposódico 0,45%, Glucosado 5%, Glucosalino, Plasmalyte,
Gelafundina, Albúmina 5%, Manitol 20%.
-Timoglobulina: administrar por vía central en luz única, en caso de ser necesario vendrá
preparado al quirófano por nefrología y se administrará en 8-12 h.
-Hemoderivados: comprobación de disponibilidad en banco de sangre.
-Además del fungible habitual, necesitaremos el específico para la monitorización de PVC
y PA invasiva.
Abarca desde que el cirujano recibe el riñón del donante e inicia la isquemia fría, se
identifica, repara y diseca la vena, arteria y el uréter. En esta fase no existe el estímulo quirúrgico
por lo que nos ocuparemos del control de constantes.
*Fase IV (Tardía):
En este momento se comienza con la anastomosis del uréter, hemostasia y cierre por
planos. Por lo que se preparará perfusión analgésica si el anestesista lo requiere y una vez
finalizada totalmente la intervención quirúrgica asistiremos al anestesista en la extubación del
paciente.
*Enfermera Circulante:
-En primer lugar la enfermera circulante junto con la instrumentista deben comprobar el
funcionamiento y provisión del aparataje propio de la cirugía, así como asegurarse del buen
funcionamiento de los aspiradores.
-El personal de enfermería se encarga de disponer el quirófano de la forma que se va a
utilizar para el implante introduciendo y ordenando los aparatos y dispositivos necesarios que no
están dentro de la sala habitualmente.
-Una vez que el paciente se encuentra anestesiado, se procederá al sondaje vesical en
condiciones de máxima esterilidad, dejando un sistema de llenado de la vejiga conectado a un
suero fisiológico que facilitará la implantación posterior del uréter.
-Se colocará la placa de bisturí eligiendo el lugar ideal para la aplicación, teniendo en
cuenta el tipo de intervención y posición del paciente. Comprobar que la placa está bien adherida
al paciente y conectada correctamente al cable.
-Ayudar a la colocación del paciente en la posición correcta (Supino lateral modificado)
protegiendo los punto de apoyo para evitar posibles complicaciones.
-Comprobar que la toma de tierra se encuentra conectada mientras dura la cirugía
-Realizados estos procedimientos, se preparará el campo estéril y se iniciará la
intervención, proporcionando en todo momento el material necesario a la enfermera
instrumentista.
-Registro de los tiempos clave del trasplante.
152
-Identificación de las muestras recibidas para su envío al laboratorio pertinente.
-Encargarse del mantenimiento del orden recogiendo en la medida de lo posible cables y
demás aparatos que puedan interferir en el paso y asegurar la limpieza del quirófano durante la
cirugía.
-Mantener en todo momento las puertas de quirófano cerradas.
-Atender las necesidades de la enfermera instrumentista.
-Recogida de datos de importancia para la posible evolución posterior del injerto:
Necesidad de cirugía de banco, tipo de la misma y tiempo de duración. Tiempo de isquemia fría:
periodo que va desde el fin de la perfusión al final de la extracción, hasta que se realiza la
reperfusión del riñón con sangre en el implante (horas). Tiempo de sutura venosa: periodo que
media desde que se inicia hasta que finaliza la sutura venosa (minutos). Tiempo de sutura arterial:
tiempo que media desde el inicio de la sutura arterial hasta el desclampaje y la reperfusión del
órgano con sangre (minutos). Tiempo de isquemia caliente secundaria: dado por la suma de la
sutura venosa más la arterial (minutos). Calidad y homogeneidad de la perfusión.
-Antes de sacar el riñón a trasplantar del contenedor, se suministrará el hielo para que la
enfermera instrumentista proceda a picarlo. En el momento que el riñón a trasplantar es sacado
del contenedor, se prepararán almohadillas de hielo picado envuelto en gasa que se utilizarán
para envolver el riñón, dejando libres los vasos y el uréter de forma que durante su implantación
esté protegido por un medio frío.
*Enfermera Instrumentista.
La primera nefrectomía llevada a cabo con éxito fue en 1954 entre gemelos. En la
actualidad la extracción renal de donante vivo se realiza mediante dos técnicas principalmente,
Lumbotomía postero-lateral y Nefrectomía laparoscópica, aunque es esta última la que progresiva
y rápidamente se va incorporando en el arsenal terapéutico de la mayoría de hospitales.
*Ventajas:
-Disminución del dolor y la morbilidad postoperatoria.
-Disminución de la estancia hospitalaria.
153
-Disminución del periodo de recuperación.
-Escaso sangrado.
-No genera problemas estéticos debido a las pequeñas incisiones
-Menor estrés preoperatorio al tratarse de una cirugía programada
*Inconvenientes:
-Dificultad técnica
-Complicaciones intra-operatorias por la lesión de órganos anejos.
*Nefrectomía Laparoscópica:
Una vez extraído el órgano en una mesa con campo estéril los urólogos extraen del
contenedor el injerto renal mantenido en hipotermia mediante hielo y líquido de preservación. Se
realiza:
-Examen del pedículo vascular del riñón, para identificar y reparar posibles lesiones y ligar
las ramas colaterales.
-Se elimina el exceso de grasa perirrenal, teniendo cuidado de no lesionar la
vascularización ureteral.
-Reparación del punto de la biopsia si la hubiera.
-Preparación de las anastomosis vasculares.
-Tipo de anestesia: General, posible vía central. SNG. Sondaje vesical Prequirúrgico tipo
Foley (14-16).
Posición: Decúbito supino lateralizado.
Otros: Vendaje secuencial en MMII. Almohadillado y protección de zonas de decúbito.
Manta térmica y placa de bisturí.
-Aparataje: Torre de Laparoscopia. Bisturí eléctrico: monopolar y bipolar. Ligasure
Instrumental quirúrgico: Cirugía mayor urológica, Caja de laparoscopia urológica y caja de Hem-
o-lok.
-Material fungible:
-Set de Laparoscopia, Batas y Guantes. -Una bolsa de extracción de órganos de 15 mm.
-Mango de lámpara. -Un drenaje tipo redón del Nº 14.
-Martillo, Batea grande para el hilo picado y otra -Suturas: seda triangular Nº 0 (para fijar drenaje).
pequeña para lecho frío del riñón. Suturas reabsorbibles: del 1tc 48 y 2/0 Aguja de
-Gasas y compresas contrastadas. anzuelo.
-2 bolsas de succión-diatermia. -Seda de 4/0, ligadura, reabsorbible trenzado de
-Bisturí eléctrico + limpiador. 5/0 (aguja C). Monofilamento no reabsorbible 6/0 y
-2 gomas de aspiración. 5/0
-Grapadora cutánea. -Nevera con hielo para el contenedor del riñón.
-Un sistema de irrigación simple para bolsa de -2 sistemas de perfusión doble purgados con
suero fisiológico de un litro (templado). líquido de preservación y manguitos de presión.
2 Trocar de 5 mm, 2 trocar de 11 mm y un trocar de -Sondas de Nelaton No 4, 6, y 8Ch.
11 mm. Disponible: una aguja de neumo-peritoneo. -Catéteres venosos nº 22, 20, 18, 16, y 14.
Trocar HUDSON -Contenedor para el riñón.
-Endoclip II. -Llave de 3 vías.
-Cargas de Hem-o-lok L y XL. -Conexión de bulbo.
-Ligasure laparoscópico. -2 jeringas de 20 mm.
154
*Nefrectomía Abierta:
Una vez extraído el órgano en una mesa con campo estéril los urólogos extraen del
contenedor el injerto renal mantenido en hipotermia mediante hielo y líquido de preservación. Se
realiza:
-Examen del pedículo vascular del riñón, para identificar y reparar posibles lesiones y ligar
las ramas colaterales.
-Se elimina el exceso de grasa perirrenal, teniendo cuidado de no lesionar la
vascularización ureteral.
-Reparación del punto de la biopsia si la hubiera
-Preparación de las anastomosis vasculares.
-Tipo de anestesia: General, posible vía central. SNG. SV. Pre-quirúrgico tipo Foley
(14-16).
-Posición: Lumbotomía póstero-lateral.
-Otros: Vendaje secuencial en MMII. Almohadillado y protección de zonas de decúbito.
Manta térmica y placa de bisturí.
-Aparataje: Bisturí eléctrico y LIgasure.
-Instrumental quirúrgico: Cirugía mayor urológica. Cirugía clanes vasculares disponibles.
-Material fungible:
*Implante Quirúrgico.
-Material quirúrgico:
-Aparataje: Bisturí eléctrico. Sellador de vasos Ligasure tipo Blunt tip. Mesas quirúrgicas
necesarias. Aspirador central. Porta sueros. Mangos de lámpara.
155
-Fungible.
-Equipo universal o de laparotomía mayor, depende -Vasseloops.
de cada hospital. -Protectores de mosquitos.
-Batas. -Jeringa de 20ml y 10ml.
-Guantes. -Agujas de carga e I.M.
-Aspirador con terminal grueso y fino. -Hemostáticos tipo Surgicel, Tachosil.
-Bisturí eléctrico. -Sonda vesical no 18 de tres vías.
-Ligasure Blunt tip. -Bolsa colectora de orina.
-Gasas, compresas y torundas. -Tapón para la sonda.
-Dos sistemas de suero para medir presión venosa -Apósitos.
central.
-Suturas: Ligaduras de seda de 2/0, 3/0 y del 0. Sutura reabsorbible, Vicryl de 3/0 con
aguja cilíndrica pequeña para presentación de la vejiga, varios. Sutura reabsorbible, Vicryl de 5/0
para anastomosis de uréter, varios. Sutura reabsorbible, Vicryl del 1 para cerrar músculo y fascia,
varios. Sutura irreabsorbible tipo Prolene de 5/0 y de 6/0 con aguja de 13mm para anastomosis
de vena y de arteria. Sutura mecánica tipo grapadora para la piel. Catéter doble J.
-Medicación: Suero fisiológico pilé hasta que termina la isquemia templada. Heparina al
5% 1cc. 20 ml de suero salino. Agua estéril para el sondaje vesical.
Antes de iniciar la cirugía se procede al sondaje vesical del paciente y se clampa la bolsa
colectora.
La técnica quirúrgica más sencilla y utilizada es alojar el riñón en la fosa ilíaca derecha por
vía extra-peritoneal.
-Incisión: se realiza una incisión para-rectal derecha en ”palo de jockey” desde el ombligo
hasta la sínfisis del pubis con bisturí eléctrico. Si el paciente estuviera trasplantado previamente o
tuviera patología vascular se elige el lado izquierdo. Se hace hemostasia.
-Cavidad Abdominal: se abre la aponeurosis por la línea de Spiegel ligando los vasos
epigástricos y el ligamento amarillo, cuidando el cordón espermático en el varón, con ligadura de
seda de 3/0. Se coloca el separador trivalvo con tres compresas húmedas una para cada valva.
Se da el riñón a la instrumentista que lo coloca en una bandeja con una compresa y suero de
preservación frío, lo deja tapado. Se diseca la vena y la arteria ligando los vasos linfáticos con
ligadura de seda de 2/0 o 3/0. Se presenta el riñón, se coloca sobre un almohadillado de
compresas y una gasa siempre húmeda con suero pilé. Cuando han promediado la zona de las
anastomosis se devuelve a la instrumentista que lo dejará en su bandeja tapado y con suero de
preservación frío hasta el inicio de las anastomosis.
-Anastomosis venosa: se coloca un clamp arterial tipo Satinsky en la vena ilíaca externa,
se hace venotomía con bisturí del arteria del no 11 y del mismo tamaño de la vena renal. Puede
lavarse la vena con 1cc de heparina Na al 5% diluida con suero salino hasta 20ml. Se empieza la
anastomosis término-lateral con sutura irreabsorbible tipo Prolene de 5/0 o 6/0 (dos suturas).
Cada sutura tiene dos agujas las que no estén usando se deja con un mosquito protegido. Se
prepara otro punto con una sola aguja para hacer hemostasia si hiciera falta. Cuando se acaba la
anastomosis ponemos un clamp venoso tipo Buldog en la vena renal y retiramos el Satinsky,
comprobamos la estanqueidad de la sutura y así devolvemos el retorno venoso a la pierna.
-Anastomosis arterial: al igual que la vena se coloca el clamp Satinsky o recto, si tuviera
placas de ateroma, se usan unas tijeras de disección para elevar la arteria ilíaca y facilitar la
colocación del clamp. Hacemos la arteriotomía con bisturí del no 11 del mismo tamaño de la
arteria renal. La sutura de la arteria puede ser: término-lateral a la ilíaca externa o término-
terminal a la hipogástrica, se realiza con sutura irreabsorbible tipo Prolene de 5/0 o 6/0 con dos
156
agujas y al igual que en la vena se pondrán dos mosquitos protegidos en las agujas que no se
estén usando. Antes de terminar la segunda cara de la arteria lavan con el suero heparinizado. Se
prepara otro punto con una sola aguja para hacer hemostasia. Cuando se finaliza se comprueba
la estanqueidad de la sutura y se retira el clamp revisando flujo de la arteria ilíaca. Se retira el
Buldog venoso y se revisa la hemostasia dejando si fuera necesario algún hemostático tipo
Surgicel o Tachosil. Cuando se empieza la anastomosis de la arteria se pasa Manitol al 20%
según peso, veinte minutos antes del desclampaje se ponen 100mgr de Furosemida I.V. Se
empieza a llenar la vejiga con suero fisiológico a caída libre para que se distienda y poder
visualizarla.
Se pinta con Betadine diluido con suero fisiológico y se pone apósito bien preformado o
gasa con esparadrapo.
-Fin de cirugía: Se coloca un tapón en la sonda, se retira todo el campo estéril, la placa
del bisturí y se tapa al paciente. Se comprueba que el paciente orine y características de la orina.
Como ya he comentado se elige este lado cuando el paciente esta trasplantado o tiene
patología abdominal que lo contraindique. Cuando se elige este lado hay que tener la precaución
de dejar la vena renal más larga para facilitar la anastomosis.
Hay más variantes para el trasplante renal que condicionan el sitio donde hacer las
anastomosis pero para la enfermería no es influyente.
Destacaré sin embargo el trasplante renal aorto-cavo que es el que se usa en pediatría en
niños por debajo de 20kg. El injerto se sitúa en la cavidad peritoneal a través de una incisión
media o para-rectal y se anastomosa la vena renal a la vena cava y la arteria renal a la aorta.
Conclusión:
157
Fármacos en Trasplante Renal.
Servicio de Anestesiología y Reanimación.
Hospital Universitario Virgen de las Nieves.
Granada.
Tener preparado:
*Efedrina: 3 o 5 mg/ml.
158
Inducción anestésica:
*Timoglobulina: administrar por CVC en luz única. En caso de ser necesario, vendrá preparado a
quirófano (por Nefrología) y se administrará en 8-12h.
*Catéter venoso central o Catéter de diálisis Shaldon (en caso de paciente en diálisis
peritoneal).
159
Bibliografía.
-Cuervas-Mons V, Del Castillo Olivares JL. Introducción al trasplante de órganos y tejidos. Editado
por Editores Libro del Año. Madrid, 1994.
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1763-1782.
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current practice os US transplant centres. Transplantation 1994; 57: 490.
-Kasiske B, Ramos E, Gastón R et al. The evaluation of renal transplant candidates: clinical
practice guidelines. J AM Soc Nephrol 1995; 6: 1.
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-García Buitrón J, Rodríguez Rivera R, Chantada Abal V, González Martín M. Trasplante renal con
injertos pediátricos menores de 1 año. Técnicas de implantación. Arch Esp Urol 1993; 46:
793-798.
160
4. Trasplante Renal.
4.8 Cuidados postoperatorios.
Blanca Martínez-Dueñas López-Marín.
Introducción.
Otro aspecto importante es disponer del informe intraoperatorio dónde quede reflejado el
estado hemodinámico intraoperatorio del paciente, uso de drogas vasoactivas y/o inotrópicos,
monitorización intraoperatoria, aparición de arritmias intraoperatorias, hemorragia, necesidad de
transfusión de hemoderivados, episodios de desaturación así como posibles dificultades en la
ventilación mecánica, fluidoterapia y existencia de diuresis.
Los cuidados necesarios en este tipo de pacientes van a ser los siguientes:
*Monitorización Hemodinámica.
El objetivo debe ser asegurar una perfusión óptima del injerto y recuperación rápida de la
función renal. Se suele tener monitorizada la presión arterial invasiva (PAI) y la presión venosa
central (PVC) en las primeras seis horas postquirúrgicas mínimo, y siempre que se encuentre en la
Unidad de Reanimación. Posteriormente, en la unidad de nefrología, se monitorizará la presión
arterial no invasiva (PANI) horaria y PVC cada 8h, durante las primeras 24h.
Los valores de presión arterial media deben estar en torno a 75-80 mmHg, aunque
dependiendo de las presiones arteriales previas del paciente, podemos necesitar medias algo
superiores o inferiores. La medición de la PVC se recomienda en el postoperatorio para prevenir
la hipovolemia y la disfunción del injerto (su valor debe ser > 10 mmHg).
161
En caso de pacientes con tendencia a la hipertensión (PAS> 160 mmHg), algo que puede
ser habitual en este tipo de pacientes, el tratamiento de elección sería el amlodipino 5 mg/12h o
10mg/24h, pudiendo asociar un betabloqueante o alfabloqueante en caso de no ser suficiente. Se
deben evitar ARA II y IECAS por el riesgo de disfunción renal.
*Fluidoterapia.
Una de las causas de fallo del injerto puede ser la utilización de una fluidoterapia
inadecuada. Está bien documentado que el retraso en el funcionamiento del injerto aumenta la
susceptibilidad del rechazo y está asociado a 20-40% de la disminución de la supervivencia. Por
este motivo, es muy importante el manejo tanto intra como postoperatorio de la fluidoterapia.
Otra de las claves fundamentales es una hidratación adecuada para evitar la necrosis tubular
aguda y asegurar la perfusión del injerto.
Generalmente se suele pautar fluidoterapia continua para 24h bien con solución salina o
alternando con suero glucosalino (en diabéticos para evitar hipoglucemias). Posteriormente, si es
necesario, se suele suplementar con cargas puntuales en función de la monitorización y de la
diuresis. En principio se usan soluciones sin potasio adicional.
En caso de que la diuresis no sea óptima (< 1 ml/kg/h) a pesar de la reposición hídrica, se
puede plantear el uso de dopamina (dosis renales), aunque su uso rutinario no se recomienda en
el periodo postoperatorio ya que no mejora la función o supervivencia del injerto (IB). Sí se podría
forzar la diuresis con furosemida.
Se deberá realizar una evaluación clínica periódica con los consiguientes controles
analíticos.
162
Esta prueba se ha usado clásicamente para valorar el rechazo agudo pero además aporta
datos para predecir el rechazo crónico.
Ante cualquier alteración en las pruebas se deberá avisar al urólogo y nefrólogo, para
valoración conjunta de la actitud a tomar.
La biopsia renal del injerto permite un estudio histológico del injerto renal. En situación de
necrosis tubular aguda prolongada debe hacerse de forma sistemática en los primeros 10-14 días
para descartar un rechazo agudo subclínico. Se realiza bajo control ecográfico y está indicada en
situaciones de deterioro de causa desconocida de la función renal o ante una proteinuria
progresiva.
*Gasto Urinario.
El inicio inmediato en las primeras horas de diuresis es un factor de buen pronóstico para
el injerto y para el paciente.
La bibliografía describe una supervivencia del injerto del 75% al año si la recuperación de
la diuresis es inmediata y disminuye al 49% cuando el inicio se retrasa más de 12h.
Tras el trasplante se recomienda retirar el catéter vesical urinario lo antes posible, sopesando el
riesgo de fuga de orina con el de infección del tracto urinario (2D).
Además se recomienda registrar la tasa de eventos adversos (infección del tracto urinario,
fuga de orina) en cada centro para documentar la decisión de retirada de catéter vesical
permanente (ID).
Durante la cirugía con frecuencia se utilizan diuréticos, especialmente del asa y diuréticos
osmóticos como el manitol. La furosemida se suele usar en bolo (1mg/kg) tras el desclampaje de
forma rutinaria así como si fuera necesario para forzar la diuresis en las primeras horas. La
administración de manitol previa a la revascularización parece reducir la incidencia de necrosis
tubular aguda en fase temprana. Sin embargo, se debe tener precaución con el uso de este ya
que dosis superiores a 200g en 24h o 400g en 48h producen lesión renal por un mecanismo de
toxicidad mediada por vasoconstricción renal.
*Tratamiento Farmacológico.
-Analgesia.
De forma rutinaria se usan otros medicamentos como son los IBP (omeprazol) para evitar
el efecto gastrolesivo por la administración de corticoides.
-Antieméticos.
El uso de heparinas bajo peso molecular estaría indicada en caso de factores de riesgo
tales como antecedentes de trombosis venosa, obesidad, inmovilización prolongada o presencia
de nefritis lúpica con SAAF secundario, entre otros.
-Otros.
En caso de hipocalcemia (calcio iónico < 1mmol/l), esta será tratada con gluconato
cálcico, aunque suele resolverse durante las primeras 24-48h.
164
*Dieta.
*Inmunosupresión.
Existe un tema específico que trata este tema. Es importante verificar que se ha iniciado la
inmunoterapia antes de bajar a quirófano y durante el intraoperatorio, debido a la gran
importancia que tiene.
Actualmente está demostrado que el paciente trasplantado renal tiene un riesgo elevado
cardiovascular que conviene detectar precozmente. Debido a esto, será necesario determinar un
perfil lipídico completo (colesterol HDL y LDL, triglicéridos) antes del alta.
En caso de trastorno lipídico conocido se realizará estudio lipídico completo (apo A-I,
apo-B, lp(a), homocisteína) para evaluar mejor el perfil lipídico en pacientes de alto riesgo
cardiovascular.
Tras la retirada del sondaje vesical se realiza un urocultivo y se iniciará tratamiento con
cotrimoxazol durante 6 meses, para profilaxis urinaria y prevenir infección por Pneumocystis
carinii.
*Monitorización de osteodistrofia.
165
-Trasplante renal donante vivo:
Junto con los anteriores (donante vivo), suelen tener muy buena evolución con diuresis
inmediata. Ante la ausencia de respuesta diurética en las primeras horas, se deben intensificar los
cuidados de forma inmediata y alertar sobre posibles complicaciones.
-Trasplante renal donante cadáver con factor riesgo renal renal y trasplante renal
donante en asistolia:
Este tipo de pacientes pueden no responder con diuresis de forma inmediata a pesar de
las medidas terapéuticas, llegando a requerir hemodiálisis en los primeros días.
*Técnica quirúrgica.
166
-Pacientes en hemodiálisis: Hay que tener en cuenta que su estado iónico y de volemia
dependerá del momento de la última hemodiálisis. Estos paciente suelen dializarse previo a la
cirugía siempre que es necesario para llegar en condiciones óptimas.
-Trasplante renal ABO incompatible: Actualmente se está llevando a cabo este tipo de
trasplante procedentes de donante vivo. No representan un actitud distinta desde el punto de
vista del manejo perioperatorio.
-Trasplante renal complejo: Son pacientes que por diversas circunstancias (trasplante
previo, características del árbol vascular que conllevan una dificultad quirúrgica, comorbilidades
del paciente, etc.) son complejos desde el punto de vista quirúrgico y/o anestésico. Previo a ser
sometidos al trasplante han sido evaluados por ser pacientes de alto riesgo.
Conclusiones.
Bibliografía.
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and Recipient. Vol.34. Núm 3. Mayo 2014.
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-Eunice Nayeli Rivera-Luna, Jose Cruz Santiago, Guillermo Meza Jimenez, Germán Bernladez-
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167
4. Trasplante Renal.
4.9 Complicaciones médicas más frecuentes.
Javier de Teresa Alguacil.
Introducción.
El período precoz o temprano postrasplante renal incluye los primeros 3 meses y tiene una
especial relevancia en los resultados tanto a medio como a largo plazo. En este período, las
complicaciones médicas y quirúrgicas son causa de pérdida del injerto y muerte del paciente, por
lo que su prevención, diagnóstico y tratamiento precoz influyen en la evolución del paciente
trasplantado renal. Una separación cronológica entre la primera semana (postrasplante inmediato)
y los primeros 3 meses tiene importancia por las diferentes entidades que pueden presentarse.
Postoperatorio precoz.
La hipertensión arterial grave debe tratarse para evitar sangrado quirúrgicos, edema de
pulmón o catástrofes cerebrales. Hay que evitar hipervolemia excesiva, especialmente en
pacientes longevos (mayores de 60 años) o con disfunción diastólica o coronariopatía. La
oligoanuria o anuria, especialmente en pacientes en los que se espera una diuresis inmediata
(donante vivo, receptor y donante joven con isquemia fría corta, etc.), es una urgencia
diagnóstica, y requiere pruebas de imagen (eco-Doppler o isótopos) para comprobar la
vascularización del injerto o la presencia de colecciones que compriman la vía urinaria. En los
días siguientes el paciente comenzará a sentarse y deambular, e iniciará la ingesta oral para
comprobar la tolerancia, siendo importante además de la evaluación diaria de la diuresis y el
peso, la situación hemodinámica y respiratoria, la detección de infecciones precoces (fiebre) y la
dosificación de fármacos inmunosupresores, así como el inicio de la profilaxis de infecciones
oportunistas. Los estudios que deben realizarse son: hemograma y bioquímica cada 24 horas,
niveles de inmunosupresión cada 48 horas, una radiografía de tórax y un ecocardiograma en las
primeras 24-48 horas, así como cuando haya indicación clínica, un eco-Doppler de control en los
primeros días (si no hay urgencia diagnóstica previa) y repetir en caso de indicación clínica.
-Función excelente.
-Función renal retardada del injerto: necesidad de terapia renal sustitutiva
(hemodiálisis) la primera semana postrasplante. Esta situación es más frecuente en los
trasplantes de donante en asistolia (a corazón parado), sobre todo en las asistolias tipo II de
168
Maastricht. Esto se debe la isquemia/hipoperfusión del injerto más acentuada por la parada
cardio-respiratoria.
-Función lenta del injerto con buena diuresis sin necesidad de diálisis, pero
descenso lento de la creatinina plasmática.
-Raramente (<5% de los casos): ausencia de función primaria del trasplante. Son
injertos que nunca llegan a funcionar.
-Postrasplante temprano (1-12 semanas): tras presentar función renal normal, ésta se
deteriora.
Tras el trasplante, un 10-60% de los pacientes requieren diálisis (función renal retrasada) o
presentan una recuperación lenta de la función renal (función lenta del injerto). La función renal
retrasada implica, de forma global, una peor supervivencia del injerto debido a una mayor
incidencia de rechazos en este grupo. Algo similar ocurre en la función lenta del injerto, que se
considera una forma atenuada de función renal retrasada. En la mayoría de los casos, el sustrato
histológico es una necrosis tubular aguda(NTA). La asociación de disfunción del injerto (función
renal retrasada/función lenta del injerto) y rechazo agudo conlleva una clara disminución en la
supervivencia de éste, lo que obliga a descartar el rechazo utilizando los métodos diagnósticos
posibles, preferentemente la biopsia percutánea del injerto. La función renal retrasada sin rechazo
concomitante del injerto no parece implicar un peor pronóstico .
Es la causa más frecuente de función renal retrasada o función lenta del injerto (20-40%
de los casos con donante cadáver, muy poco frecuente con donante vivo un menor tiempo de
isquemia fría). Su incidencia aumenta en presencia de determinados factores de riesgo
relacionados con características del donante, del receptor, de la preservación del injerto y del
manejo perioperatorio.
La coexistencia con el rechazo agudo empeora el pronóstico del injerto, por lo que es
fundamental detectarlo y tratarlo precozmente. Su diagnóstico se establece por exclusión de
otras causas de función renal retrasada.
La necrosis tubular aguda puede aparecer en los primeros 3 meses tras el trasplante en
injertos con buena función previa, y su etiología es la misma que en el paciente no trasplantado
que empeora por el uso de anticalcineurínicos.
*Rechazo Hiperagudo.
Es una causa muy poco frecuente y actualmente evitable de función renal retrasada/
pérdida del injerto debida a la existencia de anticuerpos preformados específicos de donante. Se
produce al trasplantar con incompatibilidad ABO o con prueba cruzada positiva (debido a
anticuerpos preformados anti-HLA contra el donante, lo cual contraindica el trasplante).
Se produce por la agresión del sistema inmunitario del receptor frente a los antígenos
extraños del injerto. Éste es lesionado por factores celulares (linfocitos T…) y otros no totalmente
conocidos. Es más frecuente en los primeros 6 meses tras el trasplante, aunque puede aparecer
en cualquier momento.
Suele aparecer 2-5 días tras el trasplante y a veces tras buena función del injerto. Está
producido por la sensibilización previa a los antígenos del donante. Es más frecuente en
pacientes con riesgo inmunológico (retrasplantados o hipersensibilizados). Para el diagnóstico se
requieren cumplir los Criterios de la Clasificación de Banff algunos como: evidencia histológica de
daño tisular, presencia de DSA (donor specific antibodies), presencia de C4d (huella de la acción
del complemento) en los capilares peritubulares, disfunción renal aguda (rechazo clínico) según
las actualizaciones de las reuniones periódicas del grupo de Banff, los criterios y terminología se
van modificando.
Ante la sospecha elevada de rechazo mediado por anticuerpos (pacientes de alto riesgo:
retrasplantados, hipersensibilizados, etc.), aun sin cumplirse todos los criterios referidos, se
recomienda repetir la biopsia del injerto y/o iniciar el tratamiento.
*Oclusiones vasculares.
Diversas entidades pueden comprometer la perfusión del injerto renal, entre las que
destacan la trombosis arterial y venosa, la estenosis de la arteria del injerto, la fístula arterio-
venosa intrainjerto
170
Fuente: Nefrología al día (Lorenzo, Lopez Gomez et al- Sociedad Española de Nefrología)
*Infecciones.
Tanto las pielonefritis agudas como las infecciones por citomegalovirus (CMV) y por virus
BK pueden cursar con disfunción aguda precoz del injerto. Así como cualquier tipo de sepsis que
por la vasodilatación periférica disminuye la perfusión del injerto y disminuye el filtrado
glomerular.
El diagnóstico de NODAT se hace haciendo uso de los mismos criterios de la ADA para
diabetes mellitus tipo II, la HB1CAo es diagnostica de NODAT, pero se debe usar para monitoreo
171
una vez se allá hecho el diagnostico con una meta de menos de 7%. Se conoce que existen
factores de riesgo asociados al desarrollo de NODAT entre los cuales se encuentran ser afro
descendiente, ser hispano/latino, historia familiar de diabetes tipo II, serología positiva para el
virus de la hepatitis C, IMC aumentado, entre otros. La relación existente entre la terapia
inmunosupresora (Tacrolimus>ciclosporina y corticoesteroides) y sus altas dosis con la aparición
de NODAT en los primeros seis meses postrasplante es clara, esto se explica porque este tipo de
medicamentos inducen una resistencia a la insulina y un defecto en su secreción. Las
intervenciones enfocadas en prevenir NODAT se basan en prevención de la aparición de factores
de riesgo modificables como lo es IMC, componentes del síndrome metabólico y la
inmunosupresión.
Identifying Specific Causes of Kidney Allograft Loss. El-Zoghby, M. D. Stegall, D. J. Lager, W. K. Kremers.
American Journal of Transplantation 2009; 9: 527–535
Mortalidad.
Según datos del United States Renal Data System (USRDS), el riesgo ajustado de
mortalidad en los primeros 3 meses postrasplante supera la mortalidad del paciente que
permanece en lista de espera (TRS: Hemodiálisis o Diálisis peritoneal).Esto refleja el riesgo y las
secuelas asociadas al perioperatorio. Una vez superada esta fase, las ventajas en cuanto a la
supervivencia del trasplante se hacen notables. Para maximizar la supervivencia en este período
es necesaria una correcta evaluación y preparación del candidato en lista de espera (ver capítulo
correspondiente*), identificar a los pacientes de riesgo, establecer pautas individualizadas de
inmunosupresión, especialmente en los pacientes con riesgo de disfunción precoz del injerto, y
anticiparse en la detección de complicaciones médicas e infecciosas.
172
Infecciones.
Las infecciones son una causa frecuente de morbilidad y mortalidad en los receptores de
un trasplante renal. Su prevención y tratamiento adecuado son pilares sobre los que debe
asentarse un programa de trasplante renal de calidad. Los receptores de trasplante de un órgano
sólido son susceptibles de padecer una gran variedad de complicaciones infecciosas que se
presentan con frecuencia con síntomas poco específicos, imitando otras complicaciones como el
rechazo o la toxicidad farmacológica. El correcto tratamiento de las infecciones en el receptor de
un trasplante se ve dificultado por la toxicidad y las interacciones entre los fármacos
antimicrobianos y los inmunosupresores, así como por la escasa tolerancia de estos pacientes a
ciertos procedimientos diagnósticos agresivos necesarios para establecer un diagnóstico de
certeza.
Los pacientes que reciben un trasplante renal tienen factores predisponentes de infección
diferentes de los de la población general. Es necesario considerar la situación pretrasplante, la
posible transmisión de infecciones a través del propio injerto renal, las complicaciones que hayan
ocurrido en el postrasplante inmediato, el grado de inmunosupresión del paciente y sus
comorbilidades.
La infección nosocomial predomina durante las primeras semanas tras el trasplante; las
infecciones oportunistas entre el 2º y el 6º mes, momento en que la inmunosupresión es mayor, y
las infecciones de adquisición comunitaria son las dominantes a partir del 6.o mes. Sin embargo,
en aquellos casos con complicaciones en el período inicial postrasplante pueden observarse
infecciones graves oportunistas más allá de los 6 meses posteriores al trasplante.
Los bacilos gramnegativos son los responsables de más del 70% de las infecciones del
tracto urinario y, al igual que en la población general, Escherichia coli constituye la causa más
frecuente. La infección por Pseudomonas aeruginosa es más frecuente que en la población
general, especialmente en caso de pielonefritis. Se ha descrito una incidencia mayor de P.
aeruginosa, estafilococos coagulasa negativos y Enterobacter cloacae en las primeras 3-5
semanas después del trasplante renal y su posterior sustitución por Escherichia coli y
enterococos durante las semanas 6 a 12.
Los pacientes que reciben un trasplante renal pueden desarrollar pielonefritis del riñón
trasplantado. Hay que tener en cuenta que el rechazo del riñón trasplantado puede cursar con
manifestaciones clínicas muy parecidas a las de la pielonefritis: fiebre y dolor sobre el órgano
trasplantado.
*Infecciones víricas.
173
Definición de pacientes con ALTO riesgo de infección-enfermedad por CMV: Aquellos que
reúnen una o más de las siguientes características
-Factores de riesgo: Los más importantes son la adquisición de la infección después del
trasplante y el empleo de sueros antitimocíticos.
Los factores de riesgo para el desarrollo de nefropatía del injerto asociada a poliomavirus
BK son: la triple terapia con inhibidores de la calcineurina, mofetil micofenolato y esteroides; ser
varón de más de 50 años; ser receptor seronegativo del virus BK que recibe donante seropositivo
del virus; incompatibilidad HLA; lesión isquémica o inmunológica, y carga vírica latente, entre
otros.
174
nefropatía del injerto asociada a poliomavirus BK se establecen tres patrones histológicos de
gravedad según la identificación y extensión del infiltrado inflamatorio y de la fibrosis asociados a
la infección vírica.
*Aspergillus sp.
175
Bibliografía.
176
4. Trasplante Renal.
4.10 Complicaciones quirúrgicas más frecuentes.
Almudena Sabio Bonilla, Fernando Vazquez Alonso, Víctor Sánchez Conde,
Ignacio Puche Sanz, Francisco Rodríguez Herrera, Eduardo Espejo
Maldonado, Jose Manuel Cózar Olmo.
Introducción.
Los factores de riesgo que intervienen en las complicaciones quirúrgicas del trasplante
renal están relacionados con: perfil del donante, perfil del receptor, técnica quirúrgica,
inmunosupresión y evolución del injerto.
*Perfil del donante: Está bien establecido que el uso de donantes subóptimos (edad> 55
años, comorbilidad como diabetes o hipertensión) se asocia con una mayor incidencia de
complicaciones médicas (18.8% frente a 6%) y complicaciones quirúrgicas (34.5% frente a 20%)
en comparación con el uso de donantes estándar.
Los pacientes con enfermedad vascular periférica tienen una menor supervivencia de
aloinjerto (54,8 frente a 59,7 meses) que aquellos sin esta enfermedad. La mortalidad por todas
las causas (6.2 vs 3%), muerte cardiovascular (4 vs 1.7%), infección (2.2 vs 1.2%), función
retardada del injerto (21.6 vs 16.2%) y fallo del injerto (15.6 vs 8.2%) también son
significativamente mayores en los receptores con enfermedad vascular periférica. Se sabe que la
comorbilidad cardiovascular aumenta con el tiempo de diálisis y más de un tercio de los
pacientes están recibiendo agentes anticoagulantes o antiagregantes. Algunos estudios han
reportado un aumento en la tasa de hemorragias (14.7% versus 7%) en pacientes con
tratamiento anticoagulante.
Un metaanálisis mostró que el uso del catéter doble J de rutina disminuye la tasa de
complicaciones de la anastomosis ureterovesical, aunque sigue siendo un tema controvertido. El
uso de un uréter corto, el mantenimiento de la grasa periureteral y la ligadura de las arterias
polares son importantes para la prevención de la necrosis parenquimatosa y ureteral.
177
introducción de estos agentes antiproliferativos hasta el período postoperatorio, o ajustar sus
dosis en relación con otras comorbilidades (IMC> 30 kg / m2, diabetes, paciente añoso).
*Evolución del injerto: La función retardada del injerto ha sido reportada como un factor
de riesgo independiente para el desarrollo de diferentes complicaciones. Se asocia con un
aumento de 5,5 veces en el riesgo complicaciones postoperatorios tipo III según la escala de
Clavien y un aumento del riesgo de hemorragia de 2,7 veces. Además, la función retardada del
injerto también se ha reportado como un factor de riesgo para el desarrollo de estenosis de la
arteria renal del injerto. Se ha visto una asociación entre la aparición de necrosis ureteral y función
retardada del injerto, que muestra la interdependencia entre las complicaciones quirúrgicas y
médicas. La edad del donante y la infección por citomegalovirus (CMV) también se han descrito
como factores de riesgo para la necrosis ureteral.
Hemorragia.
Trombosis arterial.
Trombosis venosa.
Una de las principales causas de pérdida de injerto durante el mes posterior a la cirugía es
la trombosis de la vena renal. Se trata de una complicación temprana con una prevalencia del
0.5-4%.
178
Entre las etiologías responsables se encuentran errores técnicos (acodadura de la vena
debido a un exceso de longitud, torsión, plicatura de los puntos de sutura de la pared anterior y
posterior), y estados de hipercoagulabilidad del receptor.
Hay que sospecharla en casos de anuria de rápida instalación con abombamiento renal
debido a la congestión venosa. El diagnóstico se realiza a través de eco-doppler que muestra la
ausencia de flujo venoso con una señal arterial anormal (generalmente un flujo diastólico inverso
similar a una meseta).
Linfocele.
Se trata de una complicación relativamente común (1-26%). Entre los factores asociados
se encuentra la diabetes, la terapia con inhibidores m-TOR (sirolimus) y el rechazo agudo. Solo es
necesario tratar los linfoceles sintomáticos. En el caso de los linfoceles grandes que entran en
contacto con la superficie peritoneal, la marsupialización laparoscópica en la cavidad peritoneal
es un método seguro y eficiente, con una tasa de recurrencia del 4-8%. La marsupialización
laparoscópica tiene una tasa baja de complicaciones (lesión ureteral) y se asocia con un menor
tiempo de hospitalización. En la actualidad, la marsupialización abierta solo está indicada en los
linfoceles recurrentes después de la escleroterapia, sin contacto con el peritoneo. La colocación
de un drenaje percutáneo (por ejemplo, un Pig-Tail) es una opción viable con una tasa de éxito de
hasta el 50%. La aspiración percutánea se puede considerar, aunque la tasa de recurrencia
asciende en algunos casos hasta el 95%, con mayor riesgo de infecciones locales (6-17%). Los
agentes esclerosantes como el etanol, povidona yodada, sellador de fibrina, gentamicina u
octreótido reducen la tasa de recurrencia en comparación con la aspiración simple.
Fuga urinaria.
La fuga urinaria se produce en el 0.9-3% de los casos. Las fugas de orina anastomótica
pueden ser ureterales o vesicales. La necrosis ureteral y/o el fracaso de la sutura son las causas
más importantes. Los factores de riesgo no técnicos incluyen la edad del receptor, el número de
179
arterias renales, el sitio de anastomosis arterial, la aparición de episodios de rechazo agudo,
problemas en la vejiga y el tratamiento con inmunosupresores. El diagnóstico se sospecha por el
nivel de creatinina en el líquido del drenaje debido a la salida de orina por éste. Es necesario
preservar la vasculatura del uréter dista para disminuir el riesgo de necrosis ureteral y además es
recomendable la colocación rutinaria de catéter doble J.
Estenosis ureteral.
La estenosis ureteral es una complicación frecuente en los receptores, con una incidencia
del 0,6-10,5%. La estenosis temprana (dentro de los tres meses posteriores a la cirugía) se debe
por lo general a fallos durante la técnica quirúrgica o por falta de irrigación sanguínea ureteral
durante la cirugía. La estenosis tardía (después delo primeros seis meses) es provocada por
infección, fibrosis, enfermedad vascular progresiva y/o rechazo. Se debe considerar una
estenosis ureteral clínicamente significativa cuando se visualiza hidronefrosis persistente en
ecografía asociado con insuficiencia renal.
Hematuria.
Urolitiasis.
La urolitiasis se produce en el 0,2-1,7% de los receptores. Las causas más frecuentes son
la hiperfiltración, la acidosis tubular renal, las infecciones urinarias recurrentes, la hipocitraturia, la
hiperoxaluria, la hiperuricemia, el exceso de alcalinización urinaria, el hiperparatiroidismo terciario
persistente y las estenosis ureterales. Otro factor a considerar es la técnica de anastomosis
ureteral, siendo la de Lich-Gregoire la que presenta la tasa de litiasis más baja. Los signos
clínicos más frecuentes son fiebre, aumento del nivel de creatinina sérica, oligoanuria y
hematuria. Los pacientes generalmente no refieres dolor debido a los daños en la inervación. La
ecografía suele proporcionar el diagnóstico, aunque puede ser necesaria la realización de un TAC
para confirmar la ubicación y el tamaño del cálculo. El tratamiento depende de la ubicación y el
tamaño de la piedra, y la presencia de obstrucción. En el caso de cálculos obstructivos, el
tratamiento de primera línea incluye la colocación de un tubo de nefrostomía o, en ocasiones,
colocación de catéter doble J. La litotricia extracorpórea por ondas de choque (ESWL)
generalmente se considera la primera aproximación para cálculos inferiores a 15 mm, con tasas
de éxito que varían entre 40 y 80%, según la ubicación del cálculo. La ureteroscopia, incluidos los
abordajes anterógrados y retrógrados, puede considerarse para cálculos inferiores a 20 mm, con
una tasa de éxito de hasta el 67%. Para cálculos más grandes (> 20 mm), se puede ofrecer
180
nefrolitotomía percutánea con tasas altas y efectivas de éxito. En los casos de cálculos grandes
impactados, la anastomosis urétero-ureteral, la anastomosis pieloureteral o la reimplantación
urétero-vesical pueden proporcionar excelentes resultados tanto para la obstrucción urinaria
como la obstrucción ureteral.
Son actualmente el tipo más común de complicación posterior al trasplante, con una
frecuencia en torno al 10-15%. La edad, obesidad, diabetes, rechazo agudo, el retrasplante y el
uso de fármacos antiproliferativos inmunosupresores son factores de riesgo importantes para el
desarrollo de complicaciones de la herida.
Bibliografía.
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182
5. Mantenimiento del paciente para Extracción de órganos.
5.1 Valoración y mantenimiento del donante.
María Sevilla Martínez, Alberto Iglesias Santiago,
Elisabet Patricia Fuentes García.
Las funciones del médico intensivista no finalizan con el diagnóstico de muerte encefálica
o realización de limitación del esfuerzo terapéutico (en los casos de donantes Maastricht III). Se
deben realizar medidas para mantener en óptimas condiciones la perfusión y oxigenación del
potencial donante, con el fin de mantener la viabilidad de los órganos, para ser trasplantados.
Esto es especialmente importante en la muerte encefálica, ya que se produce una serie de
alteraciones consistentes en: ausencia de respiración espontánea, shock neurogénico,
alteraciones de la secreción hormonal y electrolíticas junto a pérdida de control de temperatura
local. Esto llevara irreversiblemente hacia la parada cardiaca y por tanto, se deben corregir estas
alteraciones de la misma manera que en un paciente crítico.
Este hecho es crucial ya que el incorrecto mantenimiento del donante es una importante causa
de pérdida de donantes y de disfunción primaria del órgano trasplantado.
Objetivos:
Manejo Respiratorio.
183
debe mantenerse durante el traslado del donante a quirófano y durante el tiempo de la
preservación y extracción de los órganos torácicos.
Por este motivo las recomendaciones para el manejo respiratorio del donante pulmonar:
-Si hay atelectasia, se recomienda realizar drenajes posturales con decúbitos laterales,
percusión con utilización de vibrador y broncoscopia precoz. Las aspiraciones endobronquiales
solo se realizaran si son estrictamente necesarias.
-Test de apnea con CPAP: En el diagnóstico de muerte encefálica la realización del test
para demostrar ausencia de respiración espontánea debe hacerse con CPAP a 10 cmH2O para
evitar en la medida de lo posible la despresurización o el colapso alveolar.
-En caso de atelectasia o deterioro del intercambio gaseoso que no responda a las
medidas previas, se utilizara PEEP, reclutamiento.
-La reposición de volumen debe ser adecuada pero evitando el edema pulmonar. Si el
donante está muy inestable y se precisa administrar gran cantidad de líquidos, se recomiendan
mantener una PVC de 6-8 mmHg y un índice de agua extravascular pulmonar inferior a 10 caso
de monitorización con PICCO. Si es necesario, se recomienda utilizar tratamiento con diuréticos.
Manejo Hemodinámico.
184
El balance hidroelectrolítico es complejo: el aporte excesivo de soluciones que contengan
glucosa puede ocasionar hiponatremia e hiperglicemia, con el consiguiente aumento de la poliuria
y deshidratación intracelular. Por otro lado, la reposición con soluciones ricas en sodio, en
pacientes con la osmolaridad aumentada por la restricción hídrica, puede ocasionar, en pocos
días, la presencia de hipernatremias difíciles de corregir. La solución de Ringer Lactato, con
menor concentración de sodio, puede ser el cristaloide de elección. Las pérdidas urinarias
deberían reponerse basándose preferentemente en las pérdidas calculadas de electrólitos por
orina. La rehidratación debe realizarse con la precaución de no provocar la aparición de edema
pulmonar, sobrecarga cardíaca o congestión hepática.
Una vez logrado el balance líquido correcto, la persistencia de la hipotensión deberá ser
tratada con drogas inotrópicas y de ser necesario, vasopresores.
Manejo Metabólico.
Cuando la producción de orina supere los 200-250 ml/h (3-4 ml/Kg/h) deberá emplearse
análogos de la ADH.
Manejo de la hipotermia.
El control ejercido por el centro regulador del hipotálamo sobre la temperatura corporal se
pierde tras la ME, por tanto se produce vasoconstricción e inestabilidad cardiaca. La hipotermia
también condicionará la aparición de arritmias , alteraciones en la función renal alteraciones de la
coagulación y desviación a la izquierda de la curva de disociación de la hemoglobina con
reducción de la liberación de oxígeno a los tejidos.
185
Manejo de Infecciones.
Manejo Intraoperatorio.
La monitorización debe comprender: ECG, PVC, presión arterial cruenta, débito urinario,
temperatura corporal central, capnografía y pulsioximetría. En ocasiones puede ser recomendable
la monitorización de las presiones pulmonares y la PCP. Simultáneamente se debe monitorizar el
estado del equilibrio ácido-base, electrolítico, glicemia y concentración de hemoglobina.
Bibliografía.
Las características de nuestros donantes han cambiado a lo largo del tiempo aunque se
mantiene el predominio del sexo masculino entre los donantes siendo los grupos sanguíneo más
prevalentes los grupos sanguíneos A y O. La edad media de nuestros donantes se ha
incrementado de forma notable de forma paralela al cambio en la etiología de la muerte cerebral
de los donantes, siendo en los inicios del trasplante el donante más frecuente un varón joven en
muerte encefálica por un TCE a consecuencia de un accidente de tráfico, sin embargo gracias a
las medidas de seguridad vial y a la imposición del casco obligatorio estos donantes han
disminuido y ahora nuestros donantes son pacientes añosos que a consecuencia de un ACV se
encuentran en muerte encefálica.
A pesar de la alta tasa de donación que tenemos en España, existe una discrepancia entre
los candidatos a trasplante en lista de espera y el número de donantes. En el mundo occidental
de 10% al 30% de los pacientes en lista de espera fallecen antes de ser trasplantados. Por estos
motivos en los últimos años se ha producido una ampliación de los criterios de de donación de
órganos mediante la utilización de los llamados injertos “subóptimos”, “marginales” o “de alto
riesgo”. Definiéndolos como: “aquellos injertos con un mayor riesgo de presentar un fallo primario
de injerto (FPI), una disfunción primaria del mismo (DPI) o llevar a cabo la transmisión de una
enfermedad infecciosa o neoplásica”.
Existen tres tipos de donantes: los donantes en muerte encefálica (ME), en asistolia (DA) y
donantes vivos. En este tema hablaremos de los donantes en muerte encefálica y en asistolia,
puesto que en nuestro Centro no realizamos trasplantes con injertos procedentes de donante
vivo.
187
*Donantes de edad avanzada.
El envejecimiento del hígado provoca una serie de cambios que otorgan a estos injertos
de unas características especiales. Muchas de las funciones hepáticas y la respuesta de
regeneración ante una lesión hepática disminuye con la edad, sin embargo las pruebas de
función hepática estándar (GOT, GGT y GPT) se alteran mínimamente.
Los donantes de edad avanzada presentan con más frecuencia ateromatosis, que puede
puede condicionar más dificultad a la hora de realizar la extracción, así como una perfusión
inadecuada del injerto y mayor dificultades a la hora de hacer la reconstrucción arterial en el
receptor.
En los últimos años se han realizado estudios que analizan la influencia de la edad del
donante en los resultados del TH, en ellos se ha llegado a la conclusión de que los resultados son
similares frente a los realizados con donantes de menor edad, por lo que la edad por si sola no
debería ser un factor para descartar un donante.
*Esteatosis hepática.
Al haber aumentado el número de donantes también lo ha hecho la edad del donante y los
factores favorecedores de la esteatosis hepática con la hipertensión arterial, la diabetes mellitus,
la obesidad, etcétera.
*Infección VHB:
La primera actuación será la exposición de los grandes vasos mediante las maniobras de
Kocher y Catell. Se dejan pasadas tres ligaduras de seda nº 1 ó 2 a nivel de la aorta, proximales a
la bifurcación ilíaca, y una en la cava a la misma altura. Se diseca la porción infrahepática de
dicha vena, y se identifica la entrada de las venas renales.
Se secciona entre ligaduras de seda 2/0 la arteria mesentérica inferior. Se identifica con
ligadura del mismo material la arteria mesentérica superior en su salida de la aorta; lo más distal
posible para evitar lesionar una posible arteria hepática derecha. Preservando una arteria
hepática izquierda si la hubiera, se secciona el epiplón menor, abriendo la membrana
frenoesofágica y seccionando el pilar diafragmático derecho para disecar la aorta supracelíaca,
que se pasa con cinta gruesa.
Para la perfusión venosa habitualmente empleamos la vena mesentérica inferior (VMI), que
se identifica a la izquierda del ligamento de Treitz, y se referencia mediante ligaduras de seda
2/0.
El colédoco se liga y secciona a nivel suprapancreático, craneal a la ligadura. Se realiza
una colecistotomía a nivel del fundus para aspirar la bilis, y se lava a través de la vía biliar
seccionada y la vesícula con suero salino hasta obtener un efluente limpio por la vía biliar.
Dependiendo de la estabilidad del donante, también se liga la arteria gástrica derecha y se diseca
189
la arteria gastroduodenal, dejándola referenciada con una sutura de seda 2/0. Se realiza la
heparinización del donante un minuto antes de la canulación, con 3 mg/Kg de peso de Heparina
sódica intravenosa (iv).
Se canula para la perfusión portal en la VMI, cuidando que quede posicionada en el tronco
principal de la porta. Se canula la aorta infrarrenal, colocando el extremo de la cánula distal a la
salida de las arterias renales. En el caso de extracción de corazón y/o pulmones, se colocarán las
cánulas para la cardioplejia y pulmoplejia por los respectivos equipos, y se coordinará el
momento del clampaje.
Los donantes en asistolia son aquellos en los que el fallecimiento de la persona no viene
dado por la pérdida irreversible de la función cardíaca sino de la función circulatoria y respiratoria.
La clasificación de estos donantes en vigor en nuestro ámbito es la de Maastricht, modificada en
Madrid en 2011.
190
Donación en asistolia no controlada.
I. Fallecido fuera del hospital: no resucitadas
II. Fallecidos sometidos a maniobras de resucitación.
II.a Extrahospitalaria: parada en ámbito extrahospitalario, atendida por el servicio
de emergencias extrahospitalario y trasladado con maniobras de cardiocompresión (LUCAS™) y
soporte ventilatorio
II.b Intrahospitalaria: parada en el ámbito intrahospitalario y presenciada por
personal sanitario, con inicio inmediato de maniobras de resucitación.
Este tipo de donación es la que proviene de personas en las que tras la limitación de
tratamiento de soporte vital, se establece el diagnóstico de fallecimiento por criterios circulatorios
y respiratorios. La limitación del soporte vital es decidida conjuntamente por el equipo a cargo del
paciente y sus familiares, bien por encontrarse el paciente en una situación clínica en la que
cualquier terapia posterior se considera fútil, o bien en el contexto de un rechazo de tratamiento
(testamento vital).
-La heparina sódica se añade al sistema de la PRN (bolo intravenoso inicial de 300 UI/Kg y
1000 UI más para el cebado del sistema).
-Se procede precozmente a la apertura de la vesícula y al lavado de vía biliar,
comprobando que la perfusión de ambas es adecuada.
-Se utiliza, para iniciar la preservación fría, la misma cánula arterial de la PRN, y para la
exanguinación, la cánula venosa. De este modo sólo es precisa la canulación de la VMI para la
perfusión portal. La solución de preservación es, como en la donación por muerte encefálica,
HTK (Custodiol).
-Durante el procedimiento de extracción, el facultativo de UCI encargado de controlar la
PRN, corregirá los parámetros necesarios para asegurar las condiciones adecuadas para el
mantenimiento de los órganos:
1. Flujo de la bomba (>1,7 l/m).
2. Temperatura (37ºC).
3. pH (7,35-7,45).
4. PaO2 (100-150 mmHg).
5. Hematocrito (> 20%).
6. Sodio, potasio, glucosa y lactato en rango normal del laboratorio.
Debe mostrar un aspecto adecuado al finalizar la perfusión. Como criterios analíticos, las
transaminasas deben estar en los niveles aceptados:
-Al inicio de la PRN (serán aceptables cifras menores a tres veces el límite superior de la
normalidad).
-Luego deben determinarse cada 20 minutos hasta el inicio de la preservación (serán
aceptables cifras menores a cuatro veces el límite superior de la normalidad).
192
*Donación en asistolia no controlada o tipo IIa de Maastricht.
-Selección de donantes.
Los donantes pueden ser de cualquier edad entre 1 y 55 años que sufran parada
cardiorrespiratoria (PCR) de cualquier causa. El tiempo de PCR hasta el inicio del soporte vital
avanzado (SVA) debe ser < 15 minutos, y desde la PCR hasta la llegada al hospital < 120 minutos.
-Tiempo de parada: debe ser inferior a 15 minutos, y tiempo de isquemia caliente total
(desde la PCR hasta el inicio de la preservación de los órganos) < 150 minutos.
-Edad, factores de riesgo cardiovascular y otros antecedentes patológicos.
-Niveles basales y evolución durante el procedimiento de preservación de los hepáticos
(creatinina plasmática < 2,5 mg/dl; AST, ALT iniciales < 3-4 veces el valor normal; AST, ALT finales
< 4-5 veces el valor normal).
-Flujo de perfusión de los órganos abdominales > 1,7 y < 2,5 L/min/m2 y tiempo de
perfusión de los órganos < 4 horas (hasta 6 horas si los parámetros bioquímicos, gasométricos y
hematológicos se mantienen controlados).
-Pruebas complementarias: ecografía abdominal.
-Aspecto macroscópico intraoperatorio de los órganos.
-Estudios histológicos.
Cualquiera que haya sido el tipo de donante, una vez llegado al Hospital y Quirófano
donde se va a realizar el implante, se dispone una mesa quirúrgica, con dos taburetes. Se pone el
hígado sobre un contenedor metálico, sobre un lecho de suero helado pilé, evitando el contacto
directo con el mismo. La cánula venosa se coloca en el tronco principal de la porta, y se mantiene
la perfusión con solución HTK. Se ligan la vena mesentérica superior y la esplénica.
Se disecan los elementos del tronco celíaco. Se prepara la arteria hepática, retirando todo
el tejido linfograso y nervioso hasta el nivel de la salida de la arteria gastroduodenal. Asimismo se
retira el tejido que rodea a la vena porta, siendo el límite de la disección la vía biliar. Se revisan y
controlan los posibles puntos de sangrado.
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científica Hospital Sanchinarro.
194
5. Mantenimiento del paciente para Extracción de órganos.
5.3 Cirugía de la extracción Renal.
Victor Sanchez Conde, Ignacio Puche Sanz, Almudena Sabio Bonilla,
Fernando Vázquez Alonso, Francisco Rodríguez Herrera, Eduardo Espejo
Maldonado, Jose Manuel Cózar Olmo.
*Incisión y exposición.
*Acceso retroperitoneal.
El peritoneo parietal se abre con cauterización o tijeras desde la arteria iliaca externa
hasta el ligamento hepatoduodenal siguiendo la línea de Toldt. Se realiza una movilización media
del colon ascendente y se realiza la maniobra de Kocher. Se debe retirar todo el intestino delgado
del retroperitoneo desde los vasos iliacos derechos hasta la arteria mesentérica superior. Se debe
cortar la línea de Toldt para exponer la fascia de Gerota izquierda. Se debe cubrir el intestino
delgado con una compresa y retirar el mismo.
En este momento presentaremos una buena exposición de la arteria aorta abdominal por
debajo de la arteria mesentérica superior; de la vena cava inferior, de los riñones, venas renales,
uréteres, vasos iliacos, parte posterior del duodeno y de la cabeza pancreática.
La cava inferior debe ser disecada por encima del hígado y la arteria aorta por encima de
la arteria mesentérica superior. Se identifica y liga la arteria mesentérica inferior después de
asegurar que la arteria renal no tiene una variable anatómica baja. La arteria mesentérica superior
debe ser disecada y separada del plexo celiaco. Se realiza disección y marcado de la arteria aorta
con ligaduras cerca de su bifurcación, si apareciese una arteria renal polar inferior se puede
considerar la canulación desde una de las arterias iliacas. Se debe movilizar con delicadeza la
arteria aorta con ligaduras para comprobar la aparición de arterias lumbares en su cara posterior,
que deben seccionarse si existe la posibilidad de dañarlas durante la canulación.
En ese momento, y sólo se va a extraer los riñones, se puede ligar y cortar la arteria
mesentérica superior. También se puede clampar el pedículo hepático con una pinza grande
mediante la maniobra de Pringle. Se marca con una ligadura la vena cava inferior y la arteria aorta
por encima de la salida de la arteria mesentérica superior previa a la canulación y la perfusión fría.
De esta forma la arteria aorta abdominal presenta dos ligaduras distales una inferior y otra
superior. Se puede realizar la movilización del colon descendente para facilitar el enfriamiento del
riñón izquierdo con hielo estéril en el momento de la perfusión con líquido de conservación.
La canulación única de la aorta tiene mejores resultados que la combinada con la aórtica
más portal. (1) En este momento se realiza una heparinización completa del donante con 300-500
U/kg de heparina intravenosa y manitol 25g.
Después de retirar el colon derecho y el intestino delgado a la parte superior del abdomen.
Se debe realizar la ligadura inferior de la aorta a nivel de su bifurcación. La ligadura superior de la
aorta distal debe ser movilizada 1 o 2 cm por encima de la localización de la incisión aórtica. Con
las manos del cirujano o un clamp vascular se clampa la arteria aorta por debajo de las arterias
renales. Se realiza una incisión anterior de la aorta por encima de la ligadura distal superior que
aún no ha sido anudada y por debajo del clamp vascular. Se realiza la inserción de la cánula en la
aorta abdominal y se asegura con la ligadura distal superior. Se debe evitar el exceso en su
introducción pues podría afectar a la perfusión renal si las arterias renales son sobrepasadas.
Se realiza la ligadura de la vena cava inferior a nivel de la confluencia de las venas iliacas.
Se realiza un clampaje de la vena cava inferior por debajo de las venas renales y se incide en la
cara anterior para introducir un drenaje para la exanguinación y se fija con una ligadura(1)
También puede ocluirse la vena cava a la altura de la unión de las vena iliacas y abrir una ventada
de exanguinación hacia el campo a nivel de la vena cava inferior, en su unión ala aurícula
derecha, aunque la sangre tibia empeora en enfriamiento de los riñones y en nuestro centro
preferimos utilizar el drenaje venoso.
*Extracción de órganos.
Después de la perfusión, las cánulas de infusión y drenaje son extraídas y las ligaduras
cortadas. La vena renal izquierda se corta a su entrada en la vena cava o puede dividirse la vena
cava de forma longitudinal entre ambas venas, teniendo en cuenta que se debe dejar suficiente
cantidad de vena cava con la vena renal derecha para aumentar su longitud, si fuese necesario.
Se debe cortar la vena cava por debajo del hígado y por encima de la vena renal derecha.
La cara anterior de la arteria aorta se abre de forma longitudinal para buscar con cuidado
el osteum de ambas arterias renales o incluso alguna polar. Se realiza un corte craneal a la arteria
mesentérica superior de forma transversal. La arteria aorta se corta a nivel de la bifurcación y su
cara posterior se abre de forma longitudinal. El segmento de aorta a la altura de la arteria
mesentérica superior y de la arteria celiaca se diseca de los demás tejidos.
196
Se realiza la apertura del mesocolon transverso con tijeras y se identifica el páncreas. Y se
corta a nivel de la cola. Además la raíz del mesenterio del intestino delgado se corta de 3 a 5 cm
por debajo del proceso uncinado del páncreas.
La vena cava por encima del hígado se corta 2 cm por debajo del diafragma con el dedo
dentro de la misma y se liberan ambos polares diafragmáticos. En este momento el hígado está
libre.
En este momento los riñones se disecan, para ello cada riñón se diseca con la grasa
perirrenal y pararrenal del retroperitoneo hasta la columna vertebral. El parche aórtico y de a vena
cava son disecados y movilizados.
Los uréteres deben ser disecados y movilizados con abundante tejido adyacente para
evitar su desvascularización. Deben ser cortados profundo en la cavidad pélvica. Los riñones
deben ser revisados y perfundidos en el banco.
Los donantes en asistolia no controlada son aquellos que han tenido una parada
cardiorrespiratoria inesperada en el que las maniobras de resucitación no han sido satisfactorias,
Maastricht tipo II.
El trasplante de donante vivo tiene las siguientes ventajas con respecto a la donación de
cadáver: aumento de supervivencia del receptor, mejor calidad de vida, menor espera para el
trasplante y mejor supervivencia del riñón implantado.
Existen varias formas de realizar la extracción renal: abierta, laparoscópica pura (ya sea
peritoneal o retroperitoneal), laparoscopia manoasistida y robótica. La más común es la
laparoscópica presentando similares resultados que la abierta y la robótica en cuanto a
supervivencia del injerto y del paciente, función del injerto, complicaciones urológicas.
Presenta mejores resultados que la cirugía abierta en cuanto a mejor control analgésico
tras la intervención, menor estancia hospitalaria y menor tiempo de baja laboral.
El donante debe quedarse el riñón con mejor función y si la función es similar en ambos
riñones, se debe elegir el izquierdo para la extracción, dada la mayor longitud de su vena.
197
Antes de iniciar la cirugía se sitúa al paciente en decúbito lateral con flexión de la mesa
quirúrgica de 45 a 60º. Se protegen las extremidades y los puntos de presión con almohadas. Se
realiza neumoperitoneo según la técnica de Hasson. Los trócares deben ser colocados en la línea
paracólica. Se coloca un trocar de 5 mm a 2 cm de la 12ª costilla, algo más baja en el lado
derecho para no lesionar el hígado.
En este momento se mantienen las adherencias laterales para evitar la caída del riñón.
Una vez que el colon se ha movilizado de forma completa, se diseca el polo superior del riñón,
para ello se recomienda la movilización completa con respecto al bazo, liberando el peritoneo
parietal hasta el nivel del cruce con el diafragma. Se termina la disección completa de la cola del
páncreas, el bazo y se identifica la glándula suprarrenal y la vena renal.
Se diseca el plano entre la glándula suprarrenal y el riñón hasta el hilio, prestando atención
a la posible aparición de arterias polares que no hayan sido identificadas en los estudios de
imagen previos. Una vez que el polo superior ha sido completamente disecado, se procede a la
identificación de la vena gonadal y del uréter. La vena gonadal puede ser ligada a 2 o 3
centímetros de la vena renal. El uréter se eleva y diseca hasta el nivel del cruce de los vasos
iliacos, evitando la denudación del mismo, y realizando la disección de las fijaciones con energía
bipolar. Tras la disección del uréter, se levanta el polo inferior del riñón y se realiza la disección de
la zona posterior del mismo. Se aborda el hilio renal de forma medial a la vena gonadal y se
continúa hasta la vena lumbar. Si se identifica alguna vena lumbar se pone un clip y se corta.
Se realiza una disección meticulosa del hilio renal aislando la arteria renal hasta su
nacimiento en la aorta, evitando la manipulación que produzca vasoespasmo, se puede utilizar
papaverina local para evitar el mismo. Se aísla la vena suprarrenal si se sospecha que termina en
la vena renal y se pone un clip vascular si es necesario. Los clips de la vena suprarrenal o lumbar
no deben dificultar el clipaje de la vena renal. Se realiza la extracción del riñón al corte de los
vasos por la incisión de la mano.
Finalmente se retiran los trocares bajo visión directa, se realiza el cierre de la fascia en la
incisión para introducir la mano y cierre cutáneo con grapas de todas las incisiones de los
puertos.
198
Bibliografía.
199
5. Mantenimiento del paciente para Extracción de órganos.
5.4 Mantenimiento intraoperatorio del donante.
Ana Ballesteros Ramos, Antonio José Heras Martínez,
Jose Carlos Fernández Sánchez.
Introducción.
200
*Monitorización continua:
-Electrocardiograma.
-Sat O2.
-PAI a través de catéter de arteria radial.
-PVC.
-Si se considera oportuno se colocará sistema de monitorización de gasto
cardiaco (ej Vigileo).
A pesar de la situación de ME, estos pacientes tienen la médula espinal intacta por lo que
los reflejos somáticos y viscerales pueden estar presentes. Por lo tanto los relajantes
musculares serán necesarios si queremos suprimir la actividad motora de los reflejos espinales.
Tanto estos reflejos espinales espontáneos como la estimulación quirúrgica, pueden
desencadenar una liberación de catecolaminas e hipertensión. Esta hipertensión puede
manejarse con diferentes fármacos incluyendo vasodilatadores, opiáceos y anestésicos, sin
embargo, lo habitualmente preferidos son los anestésicos volátiles. Los anestésicos volátiles se
usan a las mismas dosis que en pacientes vivos para atenuar la respuesta simpática a la agresión
quirúrgica y presentan beneficios adicionales que incluyen el preacondicionamiento a la isquemia
y la disminución del daño por isquemia-reperfusión.
*Tratamiento hemodinámico:
-Objetivos hemodinámicos: PAM≥60 mmHg, PVC: 6-8 mmHg, PCP: 8-12 mmHg, FEVI≥
45%, Diuresis: 1-2 mL/Kg/h y FC: 60-120 lpm.
201
Debemos iniciar el mantenimiento hemodinámico con sueroterapia para corrección de la
hipovolemia. Se realizará preferentemente con sueros glucosados (pensar en situación de
diabetes insípida). Para conseguir una adecuada presión de perfusión, se iniciaría la terapia con
vasopresores cuando sea necesario, siempre con la mínima dosis efectiva para conseguir PAM ≥
60 mmHg. Las catecolaminas de elección son dopamina asociada a noradrenalina.
Actualmente, se recomienda mantener una PaO2 ≥100 mmHg con la menor FiO2 posible
(sobre 0.4-0.5) mientras se postula para el resto de parámetros de ventilación mecánica un VT
entre 8-10 mL/Kg, una frecuencia respiratoria que permita mantener una PaCO2 de 35-45 mmHg
y PEEP óptima o al menos PEEP entre 3-5 cm de H2O con la que lo ideal sería poder tener una
PaFi >300.
Para mantener la correcta homeostais, hay que recordar la probable situación de diabetes
insípida: diuresis>4 mL/Kg/h asociado a hipernatremia≥145 mmol/L y/o osmolaridad
plasmática≥300 mOsm/Kg y/o osmolaridad urinaria≤200 mOsm/Kg. De este estado se deduce la
necesidad de un aporte continuado de fluidos al paciente, fundamentalmente sueros glucosados
o glucosalinos con cloruro potásico. El ritmo de infusión será determinado por los parámetros
hemodinámicos monitorizados y la diuresis horaria. Si es preciso, se tratará con desmopresina
(1-2 mcg iv/6h o en perfusión continua endovenosa) ya que carece de poder vasoconstrictor y de
efectos nocivos sobre la función renal con el objetivo de conseguir una diuresis entre 1-2 mL/Kg/
h.
Bibliografía.
203
5. Mantenimiento del paciente para Extracción de órganos.
5.5 Papel de la enfermería en quirófano.
María Isabel Cañadas Baídes, María Dolores Martínez Contreras, Jéssica
García Espinosa, María Victoria Barrios Martín.
Introducción.
Tipos de Donantes.
-Muerte encefálica
-Muerte por asistolia (criterios cardiocirculatorios)
-Donante vivo
Objetivo Principal.
Personal Implicado.
-Coordinador médico
-Coordinador enfermero
-3 enfermeros
-1 auxiliar de enfermería
-1 anestesista
-Equipo de especialistas médicos para la extracción de órganos: Cirujanos generales,
Urólogos, Cirujanos cardiacos y Cirujanos torácicos
-Equipo médico especialista para la extracción de tejidos: Oftalmólogos, Traumatólogos y
Cirujanos vasculares
Preextracción.
Se contacta por teléfono con el equipo localizado y se cita a una hora determinada en el
hospital y quirófano que proceda en cada caso. Una vez allí se empieza la adecuación para la
recepción del donante y posterior extracción de órganos.
-Mesa quirúrgica con sábanas impermeables para protegerla y la viste de manera habitual.
-Caja de extracción.
-Equipo de extracción de órganos.
-Fungible habitual: batas, guantes, compresas, gasas, contenedores de biopsia, etc.
204
-Prepara neveras con suero fisiológico congelado y con suero de preservación de
órganos.
-Cursa analíticas y muestras.
-Apoya en todo momento al resto del equipo.
*Funciones de Enfermería.
Una vez que está todo preparado y el equipo al completo se avisa al coordinador para que
se traslade al donante al quirófano.
-Traspaso de perfusiones, sondas y sueros que porta el donante a los porta sueros de
quirófano.
-Monitorización y vigilancia de constantes vitales. Ayuda a la conexión del tubo
endotraqueal del respirador de traslado al de quirófano
-Ayuda al traspaso de la cama a la mesa quirúrgica controlado todos los dispositivos que
porta el paciente.
-Colocación del paciente adecuada según el tipo de extracción: Extracción de órganos
abdominales (posición decúbito supino y brazos en cruz sobre los apoyos), Extracción de
órganos torácicos y abdominales (Decúbito supino, brazos pegados al cuerpo y se coloca
elevación bajo las escápulas).
-Prepara y administra medicación parenteral.
-Apertura del pack específico de extracción de órganos que consta de: 4 sábanas cubre
mesas, Sábana de cadera con bolsas de recogida de líquidos a ambos lados, 1 funda de mesa
de mayo, 2 bisturíes eléctricos, 2 aspiradores con cánulas de Yankauer, Film adhesivo, 2 hojas de
bisturí del nº11, 1 cinta de poliéster, 1 catéter IV de 14G, 1 jeringa de 20cc y 2 jeringas de 50cc, 2
cápsulas de 250cc y 1 cápsula de 1l, 2 aplicadores de desinfección, 4 batas con toallitas seca
manos, 1 limpia electrodo de bisturí, 10 compresas con contraste y 10 gasas con contraste
-Además se añade: Guantes para el equipo quirúrgico, Paños adhesivos, Compresas y
Suturas (Seda nº 1 con aguja triangular grande y Ligaduras de seda de: 2- 1- 0- 2/0 -3/0)
-Específico de apertura de la caja torácica: Motor de batería con sierra para abrir
esternón, Vessel loop, Cinta de algodón, Cera de Hueso, Suturas monofilamento no reabsorbible
2/0 y 4/0 y Instrumental aportado por estos equipos.
-Lavado quirúrgico y montaje de mesas e instrumental.
-Mantener y vigilar la esterilidad del campo quirúrgico durante toda la cirugía.
205
Extracción Cardiaca y/o Pulmonar.
Extracción Hepática.
206
arterias, etc.). Se encarga de devolver limpio todo el material que traía consigo el paciente del
servicio de UCI.
d) Disección: Los cirujanos disecan todos los accesos venosos y arteriales relacionados
con el hígado, referenciadlos mediante ligaduras y mosquitos, o seccionándolos directamente,
con la finalidad de facilitar la canulación de la arteria aorta y la vena porta para perfundir por ellas
el líquido de conservación de los órganos. También disecan todo el pedículo hepático,
seccionando el colédoco, abriendo la vesícula y lavándola con suero fisiológico con jeringa de
50cc y lavando las vías biliares con jeringa de 20cc con la cánula de plástico del catéter del 14G.
Una vez empaquetado el hígado en las 3 bolsas, se deposita en la nevera que se prepara
con una base de cubitos de hielo, sobre la que se pone una sábana doblada donde se coloca el
hígado y no esté así en contacto directo con el hielo y se envuelve con ésta. Posteriormente se
añade más hielo hasta cubrir y se adjuntan los injertos vasculares, los botes con ganglio y bazo y
las muestras sanguíneas. Se cierra nevera y se sella con precinto de la ONT y se pega en la
tapadera el sobre con el protocolo de la donación.
Extracción Renal.
En el caso de ser sólo extracción renal son los urólogos quienes empiezan la extracción, o
la continúan tras el explante del hígado, y son ellos quienes canulan la aorta para la perfusión
renal.
Si la extracción renal es tras la extracción del hígado los riñones ya están perfundidos y
enfriados por lo que los urólogos procederán a la disección vascular, ureteral y renal para su
extracción.
Enfermera Instrumentista: Deposita cada riñón encima de una batea con hielo y una
compresa en la superficie de ésta y los pasará a otra mesa para realizar en un segundo acto la
cirugía de banco o limpieza renal donde se realiza una inspección ocular del órgano, se realiza
biopsia (polo superior) si procede y se elimina la grasa que recubre el órgano.
Comienza con el cierre de la cavidad abdominal, recoge el instrumental quirúrgico para su
limpieza y monta la caja del instrumental para mandarlo de nuevo a esterilizar.
En el caso de que fuera necesario perfundir más a los riñones se usan sondas
nasogástricas pediátricas.
207
Terminada la limpieza nos entregan el riñón dentro del contenedor rígido, cubierto de
líquido de conservación y dentro de 2 bolsas intestinales.
Se procede al empaquetado o embalaje al igual que el hígado pero sin sábana y sin
injertos vasculares, y sin con ganglio, bazo y tubos de analítica. Se especifica claramente en la
nevera si es riñón izquierdo o derecho y se adjunta sobre de protocolo de donación.
Extracción de Tejidos.
Una vez extraídas se introducen en neveras pequeñas con placas de hielo a su alrededor
y las muestras de sangre, se sella la nevera y se le pega el protocolo para su envío al centro de
procesamiento.
208
Extracción ósea y de tendones.
Se monta campo quirúrgico igual que para la extracción de vasos. Por norma general
trabajan 2 traumatólogos, cada una en una extremidad
Bibliografía.
-Rubio, JJ. y Palacios, D. Reflections upon donation after controlled cardiac death (Maastricht
type iii donors). Med Intensiva. 2016;40(7):431-433.
-Pérez Villares, JM. Donation after circulatory determination of death. Cuaderno Medicina Forense
2015; 21(1-2):43-49.
-Pérez Villares, JM et al. Código alfa. Inicio de un nuevo programa de donación en asistolia. Med
Intensiva. 2013; 37(4):224-231.
-Matesanz, R., Domínguez-Gil, B. y Coll, E. Uncontrolled non-heart beating donation: need,
opportunity and challenge. Med Intensiva. 2013; 37(4):221-223.
209
6. Circuito del proceso de donación de órganos. Papel del coordinador
de Trasplantes.
Elisabet Patricia Fuentes García,María Sevilla Martínez.
Alberto Iglesias Santiago.
Introducción:
Por eso se hizo necesaria la figura del Coordinador de Trasplantes, encargado de articular
y organizar a todo el personal interno y externo, sanitario y no sanitario que intervienen en el
proceso, tanto de extracción como de implante.
En España más del 80% de los coordinadores de trasplante son médicos intensivistas, y
enfermeros pertenecientes a este servicio. Considerándose la UCI principal unidad generadora de
potenciales donantes, ya que en ella, se realizan los diagnósticos de muerte encefálica, el
mantenimiento de potencial donante y se realizan los cuidados postoperatorios del paciente
trasplantado.
Los coordinadores de trasplantes hospitalarios están disponibles las 24 horas del día y
365 días al año, participando en cualquier actividad hospitalaria relacionada con obtención y
trasplante de órganos. Deben tener la formación adecuada en todos los aspectos técnicos,
científicos, jurídicos y administrativos relacionados con la donación y el trasplante. Son los
garantes del cumplimiento de la legislación durante todo el proceso, con suficiente autonomía y
con exclusiva dependencia de la Dirección Gerencia, Dirección Médica y de Enfermería de su
hospital. También tiene una dependencia funcional del coordinador sectorial, autonómico o
nacional.
El número de miembros que conforman el equipo de Coordinación de Trasplantes,
dependerá de cada hospital. Siendo generalmente tanto facultativos como enfermeros su
dedicación a tiempo parcial, manteniendo su labor asistencial en las unidades de trabajo.
210
Funciones del Coordinador Hospitalario de Trasplantes.
-Antes de la extracción:
Estos análisis periódicos forman parte del Programa de Garantía de Calidad, que se puso
en marcha en el año 1998 y tiene entre sus objetivos el análisis de los centros extractores para
mejorar su potencial de donación. Del análisis de estos datos se pueden hacer comparaciones
con otros hospitales similares al tiempo que deben derivarse las necesarias propuestas de
mejora. Los resultados de este programa se comunican periódicamente a la ONT así como a la
administración sanitaria correspondiente a través del coordinador de calidad que en este campo
debe trabajar en íntimo contacto con el de trasplantes. La participación en este programa es
requisito imprescindible para que un hospital determinado solicite a la ONT la evaluación externa,
que se lleva a cabo por parte de expertos en coordinación procedentes de otros hospitales.
b) Evaluación y selección del donante potencial: El objetivo principal en esta fase, será
determinar si los órganos son viables para trasplante y descartar cualquier enfermedad tumoral o
infecciosa que pudiera ser trasmitida a los posibles receptores.
Tendrá que comprobar que se soliciten todos los datos de laboratorio (bioquímica,
hematología, coagulación y microbiología), las exploraciones complementarias, los estudios
serológicos y las técnicas (PCR) de detección de ácidos nucléicos virales (VIH, VHB y VHC) en
sangre que nos permitirán estudiar si existen infecciones previas o latentes en el donante.
211
realización del diagnóstico de muerte encefálica, que deberá ser confirmado por tres médicos
distintos a los del equipo de trasplantes. El coordinador de trasplantes interviene en éste proceso
solicitando la colaboración a cada uno de los intervinientes en el diagnóstico de muerte y velando
por el estricto cumplimiento de los requisitos de la legislación vigente. (Real Decreto 1723/2012,
de 28 de diciembre, por el que se regulan las actividades de obtención, utilización clínica y
coordinación territorial de los órganos humanos destinados al trasplante y se establecen
requisitos de calidad y seguridad.)
La solicitud de donación debe ser realizada por el coordinador de trasplantes, que tiene
que estar adiestrado en ésta técnica de entrevista. Los aspectos más importantes a tener en
cuenta serán:
En ocasiones pueden presentarse algunas reacciones llamativas que forman parte del
proceso cultural del duelo. Utilizaremos siempre argumentos que pongan de manifiesto la
solidaridad, la utilidad, la gratificación por parte de los receptores…
212
abordamientos para intentar revertir la situación, y mostrar respeto siempre ante cualquier
decisión de la familia.
-Urgencia.
-Compatibilidad de grupo.
-Distribución geográfica.
-Consideraciones especiales: Niños, Hiperinmunizados y Trasplantes combinados (Riñón/
Páncreas; Hepatorrenal).
Es, en este momento, cuando se facilitará a la ONT los siguientes datos para poder
seleccionar el receptor más adecuado:
-Durante la extracción.
213
biopsias intraoperatorias...) coordinando a los diferentes equipos para verificar el orden de
entrada en la extracción de los diferentes profesionales, informando a la ONT de las viabilidades
o no de los órganos, hora de clampaje, circunstancias específicas para los equipos implantadores
y salida de los órganos y equipos a sus hospitales de destino, no dejando nunca de asistir e
informar a la familia que nos requerirá en cada parte del procedimiento.
-Después de la extracción.
No debemos omitir una parte muy importante del proceso de donación de órganos y
tejidos; es la restauración estética adecuada del cuerpo del donante, de la que el coordinador de
trasplantes es responsable y garante ante la familia. Será realizada conjuntamente por el equipo
responsable de extracción de órganos y la enfermería presente en quirófano. La restauración
ocular si existe extracción de córneas se realizará por el oftalmólogo con el máximo cuidado,
mientras que las extremidades superiores e inferiores si ha habido extracción de tejido
osteotendinoso y vascular, serán reconstruidas por los traumatólogos, manteniendo la correcta
alineación de las extremidades.
Pasados unos días, recabará información acerca de la evolución de los receptores de los
distintos trasplantes y enviará una carta de agradecimiento a la familia del donante.
214
Bibliografía.
-Matesanz R, Miranda B: Coordinación y trasplante. El Modelo Español. Grupo Aula Médica S.A.,
1995.
-Aranzábal J: El Coordinador de Trasplante: perfil y funciones. Rev Esp Trasp 1995,
-López-Navidad A: Labor del coordinador de trasplantes. En: Miranda B, Matesanz R.
Coordinación y Trasplante. El Modelo Español. Grupo Aula Médica, S.A., 1995.
-Escalante JL: Coordinador de trasplantes hospitalario: ¿por qué no un intensivista? Nefrología
11: 35-37, 1991. 294-300, 1995.
-López-Navidad A: Características profesionales del coordinador de trasplantes. En: López-
Navidad A y cols. El donante de órganos y tejidos. Evolución y manejo. Barcelona: Springer
Verlag Ibérica, 1997.
-Real Decreto 1723/2012, de 28 de diciembre, por el que se regulan las actividades de obtención,
utilización clínica y coordinación territorial de los órganos humanos destinados al trasplante y se
establecen requisitos de calidad y seguridad (BOE núm. 313, de 29 de diciembre de 2012).
-Martinez JM, López JS, Martín A, Martín MJ, Scandroglio B, Martín JM. Organ donation and
family decision-making within the Spanish donation system. Soc Sci Med 2001; 53:405-21.1
215