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ve/guayana/ciudad/sin-luz-maleza-y-basura-esta-la-plaza-de-
unare-2/
Entre maleza, basura y postes caídos está la pequeña plaza de Unare 2 en Puerto
Ordaz.
Sus vecinos recuerdan que esta área estaba destinada a las actividades recreativas y
familiares de la zona, pero todo mermó desde hace más de tres años debido al
deterioro del lugar.
Rosgaby Rosal, residente del sector, considera que la plaza se encuentra en condiciones
deplorables y la presencia de personas en situación de calle que pernoctan el sitio,
incrementa la en sensación de inseguridad.
En medio de una zona escolar, el riesgo es doble, pues a diario padres y representantes
atraviesan la plazoleta para llevar a sus hijos a la escuela.
Los arreglos que se requieren en el lugar son completos, pero entre las fallas, el
alumbrado público es uno de los más necesarios. Cuenta Rosal que después de las 6:00
p.m., rodean la plaza para llegar a sus hogares aprovechando la iluminación de los
negocios cercanos.

Opinión personal
Considero que es responsabilidad del Estado garantizar el bienestar y la seguridad de
las familias en espacios públicos como la plaza de Unare 2. El deterioro de este lugar no
solo afecta la calidad de vida de los residentes, sino que también genera una sensación
de inseguridad que afecta a toda la comunidad.
La falta de alumbrado público es especialmente preocupante, ya que dificulta la
movilidad y pone en riesgo la integridad de quienes transitan por el área,
especialmente en horas nocturnas. Es necesario que las autoridades competentes
tomen acciones inmediatas para mejorar esta plaza y devolverle a los vecinos un lugar
seguro y adecuado para el disfrute de actividades recreativas y familiares.
artículo 75 de nuestra Constitución establece que el Estado tiene la responsabilidad de
proteger a las familias como la asociación natural de la sociedad y como el espacio
fundamental para el desarrollo integral de las personas.
En el contexto de la situación descrita en la plaza de Unare 2 en Puerto Ordaz,
podemos identificar una clara relación con este artículo. La plaza, que en su origen
estaba destinada a actividades recreativas y familiares, se encuentra en condiciones
deplorables, lo cual impacta negativamente en la calidad de vida y el desarrollo integral
de las personas que habitan en la zona.
Es importante reconocer que las familias necesitan espacios adecuados y seguros para
su esparcimiento y convivencia. Estos espacios públicos, como las plazas, no solo
proporcionan áreas de recreación, sino que también promueven la interacción social y
el fortalecimiento de los lazos comunitarios.
Por lo tanto, el deterioro de la plaza de Unare 2 va en contra de la protección y el
desarrollo integral de las familias que habitan en la comunidad.
En este sentido, es necesario que el Estado cumpla con su responsabilidad de
garantizar el bienestar y la seguridad de las familias, y tome medidas concretas para
mejorar y mantener en buen estado los espacios públicos, como la plaza de Unare 2.
Esto incluye la provisión de servicios básicos, como alumbrado público, y la puesta en
marcha de programas de mantenimiento y limpieza.
En conclusión, el artículo 75 de nuestra Constitución establece la obligación del Estado
de proteger a las familias y proporcionarles espacios adecuados para su desarrollo
integral.
La Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre (Unexpo) no se
ha recuperado desde que el vandalismo acabó con parte de las instalaciones, en medio
de la cuarentena por el covid-19.
Desde el Centro de Estudiantes y el resto de la población universitaria piden apoyo a
las autoridades correspondientes para reactivar los cinco edificios de especialidades
que no cuentan con sistema eléctrico, ni pupitres que permanecen inhabilitados.
PRIMICIA tuvo acceso a videos y fotos
tomadas por los mismos estudiantes en el edificio de Ingeniería Mecánica e Industrial,
quienes mostraron los destrozos en los techos, humedad, pupitres de madera ya
podrida y un almacén completamente destruido.
Opinión personal
El artículo 75 de la Constitución establece que el Estado tiene la responsabilidad de
proteger a las familias como asociación natural de la sociedad y como el espacio
fundamental para el desarrollo integral de las personas. Aunque este artículo se enfoca
específicamente en la protección de las familias, es importante tener en cuenta que el
concepto de desarrollo integral también puede aplicarse a otros ámbitos de la
sociedad, como la educación.

En el caso específico de la Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José


de Sucre (Unexpo), la falta de apoyo y la situación de abandono en la que se
encuentran los cinco edificios de especialidades afecta directamente el desarrollo
integral de la comunidad universitaria. La falta de sistema eléctrico, pupitres y
condiciones adecuadas en los edificios limita la calidad de la educación y el ambiente
propicio para el aprendizaje.

La educación es un derecho fundamental y es responsabilidad del Estado garantizar su


acceso y calidad. En este sentido, la falta de acción por parte de las autoridades
corresponde afecta no solo a los estudiantes, sino también a sus familias y a la
sociedad en general. El desarrollo integral de las personas está intrínsecamente ligado
al acceso a una educación de calidad y a las oportunidades que esta brinda.

La falta de inversión y mantenimiento en las instalaciones de la universidad muestra


una falta de protección hacia la asociación natural de la sociedad que son las familias
de los estudiantes. La comunidad universitaria, en su conjunto, está pidiendo el apoyo
de las autoridades correspondientes para reactivar los edificios y garantizar un
ambiente propicio para el desarrollo integral de los estudiantes.
En conclusión, el artículo 75 de la Constitución establece la responsabilidad del Estado
de proteger a las familias como asociación natural de la sociedad y como el espacio
fundamental para el desarrollo integral de las personas. En el caso de la Unexpo, el
abandono de los edificios y la falta de condiciones adecuadas en las instalaciones
afecta directamente el desarrollo integral de la comunidad universitaria. Es necesario
que las autoridades correspondientes tomen medidas para garantizar el acceso a una
educación de calidad y el ambiente propicio para el aprendizaje en la universidad.

"De vez en cuando", así llega el servicio de agua potable por tuberías en la avenida 3 de
Unare 2, en Puerto Ordaz.
Yudith Bernal, vecina del sector, describe que el servicio en ocasiones se ha
interrumpido por varios días, y que cuando llega a veces es en horas de la mañana o en
la madrugada.
"Llega dos horas y media, es lo máximo que llega", comenta. Por ello deben estar al
pendiente de las llaves para poder coincidir con los momentos en los que funciona el
suministro por tuberías.
Además, Bernal menciona que algunos cuentan con bombas en sus casas, por lo que
reciben el agua con mayor fuerza. Mientras, los demás luchan con la poca intensidad
del suministro.

Los afectados en Barrio Guayana señalan que han tenido que comprar este recurso
para poder abastecer sus hogares. Como ejemplo, manifiestan que la recarga de cada
pimpina cuesta 10 bolívares y deben costear varias de ellas.
El contexto descrito en el texto muestra claramente una situación en la que el Estado
no está cumpliendo con su responsabilidad de proteger a las familias y garantizar
condiciones adecuadas para el desarrollo integral de las personas, en este caso, en el
suministro de agua potable.
El acceso a agua potable es un derecho humano fundamental, reconocido en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y en otros instrumentos
internacionales. En este sentido, es responsabilidad del Estado asegurar que todas las
personas tengan acceso a este recurso básico.
Sin embargo, en la avenida 3 de Unare 2 en Puerto Ordaz, el suministro de agua
potable es intermitente y deficiente. Los vecinos describen que a veces pasan varios
días sin agua y cuando llega, lo hace en horarios inapropiados como en la madrugada o
por un tiempo limitado de dos horas y media.

Esta situación obliga a los habitantes del área a estar atentos a los momentos en los
que el suministro funciona para poder aprovecharlo y abastecerse.
Algunos incluso tienen que recurrir a la compra de agua, lo cual implica un gasto
adicional.

Esta falta de suministro regular de agua potable afecta directamente la calidad de vida
de las familias en la zona, teniendo que lidiar con la escasez y buscar alternativas para
poder cubrir sus necesidades básicas.
En este caso, se observa claramente una violación del artículo 75 de la Constitución, ya
que el Estado no está cumpliendo con su responsabilidad de proteger a las familias y
garantizar el acceso adecuado a agua potable. Es necesario que las autoridades
correspondientes tomen medidas para resolver esta situación y asegurar que todos los
ciudadanos tengan acceso a este recurso fundamental.
Vecinos de Villa La Paragua en el sector Altos del Atlántico, no cuentan con el servicio
de aguas servidas desde hace 18 años, dependiendo solo de pozos sépticos.
Yandreli Rodríguez, habitante residenciada desde hace diez años, cuenta que el pozo
séptico de su vivienda ha colapsado y está afectando a su vecina.
"Hoy por hoy mi pozo séptico se llenó, colapsó y se derrumbó; perjudicando a mi
vecina que no tiene piso de concreto, el pozo se desbarrancó y agarró hacia su patio",
indica.
La perjudicada, enfatiza que los olores son insoportables dicha comunidad
perteneciente a la parroquia Unare.
en
Señala que en una oportunidad hizo la solicitud al gobierno regional de un camión
vacuum, sin embargo, no recibió respuesta de la misma.
Por otro lado, Rodríguez asevera que en abril del año 2022, el representante de la
comunidad, presentó a la gobernación un proyecto de aguas servidas, el cual hasta los
momentos tampoco ha recibido respuesta.
Opinion personal
artículo 75 de la Constitución de Venezuela establece que el Estado tiene la
responsabilidad de proteger a las familias como asociación natural de la sociedad y
como el espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas.
En el contexto descrito en el texto, se evidencia una clara violación de este artículo.
Los vecinos de Villa La Paragua en el sector Altos del Atlántico llevan 18 años sin contar
con el servicio de aguas servidas, dependiendo únicamente de pozos sépticos. Esta
falta de servicio afecta directamente la calidad de vida de las familias en la comunidad,
generando malos olores y poniendo en riesgo la salud de los habitantes.
En el caso específico de Yandreli Rodríguez, su pozo séptico colapsó y está afectando a
su vecina, lo cual demuestra la precariedad de las condiciones en las que viven. A pesar
de haber solicitado ayuda al gobierno regional, no ha recibido respuesta, lo que indica
una falta de atención por parte de las autoridades competentes.
Pedro Suárez es residente de San José de Chirica en San Félix y, junto a su carretilla
hace aproximadamente cuatro viajes desde la calle principal hasta su abastecerse de
agua potable. casa para

Cuenta a PRIMICIA que el servicio por tuberías falla desde hace más de diez años y por
esta razón, han optado por recoger agua en una de las tomas ubicadas en la entrada de
la comunidad.
"Pasamos hasta tres días sin agua. Es un problema grave", lamenta el señor de la
tercera edad, mientras llena otro de los baldes para completar el de 70 litros que
reposa en la carrerilla, la misma que llevará hasta la calle Libertad, a una cuadra de allí.

El esfuerzo que hace Suárez se debe a las necesidades de su familia: Su esposa y una
persona con condiciones especiales.
Pagar por un camión cisterna ronda en los 35 bolívares por cada tambor que llene, un
dinero que no tiene en su presupuesto, debido a otros gastos que debe afrontar.

La noticia se relaciona con el artículo 75 de la Constitución de Venezuela, ya que muestra la


falta de protección del Estado hacia las familias al no garantizar un servicio básico como el agua
potable durante más de diez años.

Además, la situación expuesta en la noticia evidencia la vulnerabilidad de las personas


mayores y de aquellas con condiciones especiales, quienes dependen del suministro de
agua para satisfacer sus necesidades básicas. Esto pone en riesgo su bienestar y
desarrollo completo como miembros de la sociedad.
La deficiencia en el suministro de agua por tuberías en la urbanización Curagua, en
Puerto Ordaz, afecta a sus habitantes desde hace aproximadamente cinco años.

Isabel Arango, vecina del sector, recuerda que en el 2018 las fallas en el servicio
empezaron a ser "mucho más fuertes", y en la actualidad solo llega el agua en algunas
calles por breves momentos, mientras en otras no cuentan con el suministro.

Describe que han tenido que adaptarse a comprar el agua a camiones cisternas, los
cuales cobran alrededor de 10 dólares por la recarga de un tanque de mil litros.
Debido a esta situación, los vecinos han optado también por aprovechar el agua que
destilan los aires acondicionados para cumplir con quehaceres del hogar como, por
ejemplo, lavar la ropa.

De igual manera, una parte de los afectados poseen bombas para lidiar con la baja
presión con la que llega en ocasiones. Los afectados lamentan que hasta varios meses
han transcurrido sin recibir el suministro.

Esta situación en la urbanización Curagua de Puerto Ordaz, donde los habitantes sufren
de deficiencia en el suministro de agua desde hace cinco años, muestra una clara falta
de protección por parte del Estado hacia las familias, incumpliendo así el artículo 75 de
la Constitución. La falta de acceso a un servicio básico como el agua potable afecta
directamente el desarrollo completo y el bienestar de los miembros de estas familias.

Es lamentable ver cómo la falta de acción por parte del Estado para solucionar el problema del
suministro de agua ha afectado negativamente a las familias en estas comunidades. Es
necesario que se tomen medidas urgentes para garantizar el derecho básico al agua potable y
proteger el desarrollo completo de sus miembros, tal como establece el artículo 75 de la
Constitución.
Análisis del art 75 CRBV
El artículo 75 establece que es responsabilidad del Estado proteger a las familias como
una asociación natural de la sociedad y como un espacio vital para el desarrollo
completo de sus miembros.
Además, el artículo establece que las familias son el espacio fundamental para el
desarrollo integral de las personas. Esto significa que el entorno familiar proporciona
las condiciones necesarias para que los individuos puedan crecer y desarrollarse en
todas sus dimensiones: física, emocional, intelectual y social. Las familias brindan
cuidado, amor, educación, apoyo emocional y oportunidades de aprendizaje que son
esenciales para el desarrollo de cada individuo.

En términos legales, esta protección del Estado implica que el gobierno debe
establecer políticas y programas que promuevan y fortalezcan a las familias.
Esto implica que el Estado tiene la obligación de garantizar y promover los derechos y
el bienestar de las familias.
El hecho de que el artículo mencione a las familias como una asociación natural de la
sociedad implica que la existencia y función de las familias son fundamentales para la
estructura y funcionamiento de la sociedad en su conjunto. Esto reconoce el papel
crucial que las familias desempeñan en la formación de las personas y en la
transmisión de valores, tradiciones y conocimientos de una generación a otra. Además,
resalta que las familias son un núcleo básico en la configuración de la sociedad y que su
bienestar y estabilidad son de interés público.
Esto puede incluir la creación de leyes y regulaciones que protejan los derechos de los
miembros de la familia, el desarrollo de servicios y recursos que apoyen a las familias
en su rol de cuidado y socialización de los hijos, así como la implementación de
políticas de conciliación laboral y familiar que permitan a los miembros de la familia
equilibrar sus responsabilidades laborales y familiares.
En resumen, el artículo 75 reconoce el papel central de las familias en la sociedad y
establece que es deber del Estado protegerlas y promover su desarrollo integral. Esto
implica que el gobierno debe tomar medidas para garantizar los derechos y el bienestar
de las familias, así como proporcionar los recursos necesarios para que puedan cumplir
sus funciones de cuidado, educación y socialización de sus miembros.

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