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ANDRES ORTIZ OSES Y LOS AFORISMOS. Ibon Zublaur
ANDRES ORTIZ OSES Y LOS AFORISMOS. Ibon Zublaur
por
Prof. Dr. Ibon Zubiaur
Universidad de Tubinga
Director del Instituto Cervantes (Múnich)
Las energías que recicla Ortiz-Osés irradian por lo general del mismo
idioma. Formado en las dos lenguas más constructivistas de la tradición
europea (latín y alemán), aplica sus principios analíticos y configurativos
a la que siente como propia y es, quizá, la más metafórica de todas: el
castellano. Ortiz-Osés pudo quedarse en Innsbruck y eligió volver a
tierra infiel: ha confesado muchas veces que le decidió saber que su
destino es la lengua castellana. El lector de sus aforismos percibe
efectivamente que este autor no podría escribir en otro idioma; pero
además -precisamente por esa combinación de mestizaje y de
vinculación fatal con su medio expresivo- que ha forjado un estilo
original y sin apenas precedentes. Ortega señalaba que el castellano de
Unamuno era aprendido (una formulación muy elegante); su propio
estilo es la fusión afortunada de modos de pensamiento nórdicos con la
retórica ensayística francesa en el crisol de su talento inmenso.
Si mi análisis es correcto, Andrés Ortiz-Osés sería uno de los primeros
pensadores españoles en pensar radicalmente en castellano: la
radicalidad, igual que sus maestros, la ha aprendido fuera, en el
constructivismo del latín y el alemán; pero al ejercitarla no hace sino
desplegar las potencialidades del idioma en el que siente. Co-razón es
un gran ejemplo: inventa una raíz posible (aunque irreal), una
etimología eurética, que sirve para iluminar caras ocultas de un astro
semántico -por no decir que pone a circular estrellas nuevas
(luminosas). Este último matiz es delicado, porque bordea un vicio
muchas veces reprobado en los filósofos: el de contaminar espacios del
discurso con abstrusas jergas e idiolectos.