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Transparencia Venezuela, 04 de junio de 2021.- Una de cal y otra de arena. Esta parece
ser la política del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en relación con la dolarización de la
economía, pues ha avalado que ciudadanos y empresas firmen contratos en moneda
extranjera, siempre y cuando su ejecución se realice en bolívares.
La decisión la adoptó la Sala de Casación Civil, en su sentencia RC000106 en
la que declaró que “no deviene en ilegal un pacto estipulado en moneda extranjera, y menos
cuando dicha moneda se ha estipulado como moneda de cuenta, lo importante es que tal
convenio de las partes se adapte al vigente marco cambiario”.
En otras palabras, el máximo juzgado permite que los ciudadanos y empresas firmen
contratos donde el dólar se utilice para fijar los precios de los bienes y servicios a transar,
siempre y cuando su pago se realice en bolívares y al tipo de cambio oficial del momento.
El dictamen, redactado por la magistrada Marisela Godoy fue la respuesta a una demanda
que unos particulares (Gabriela Infante y Solvet Sánchez Briceño) interpusieron contra una
pareja (Alexander Santa María Ávila y Rosa Mara Nuti), a quienes en 2015 le vendieron
una casa en la ciudad de Maturín (Monagas) por 180.000 dólares. Pese a que, en el
contrato, los vendedores dejaron claramente expresado el monto en moneda estadounidense
los compradores se negaron a pagar lo acordado tras cancelar la mitad, por considerar que
lo pactado era inconstitucional, por cuanto la moneda de curso legal es el bolívar.
Este argumento fue rechazado por la Sala, la cual declaró que “el contrato de opción de
compraventa suscrito por las partes es conforme a derecho y no es ilegal por establecer el
monto del precio en dólares”.
Controversia servida
La decisión del TSJ provocó una ola de reacciones en las redes sociales, donde se aseguró
que el dictamen implicaba la dolarización de la economía, pese a que esta sentencia deja en
claro que la moneda de curso legal es el bolívar.
“Cuando la moneda extranjera funciona como moneda de cuenta, implica que las partes la
emplean como una fórmula de reajuste o estabilización de la obligación pecuniaria frente a
eventuales variaciones del valor interno de la moneda de curso legal, que en nuestro caso es
el Bolívar. Así, el deudor de una obligación estipulada en moneda extranjera, en principio,
se liberará entregando su equivalente en bolívares a la tasa corriente a la fecha de
pago (…) en consecuencia salvo que exista pacto especial o cláusula de pago efectivo en
moneda extranjera, conforme lo dispone el artículo 128 de la mencionada Ley del Banco
Central, el deudor se liberará de la obligación nominada en moneda extranjera mediante la
entrega de su equivalente en bolívares a la tasa de cambio corriente en el lugar de la fecha
de pago”, se lee en el dictamen.