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Evaluación Psicológica

(2ª Edición)

Gary Groth-Marnat

Postgrado “Evolución normal y patológica”


Traducción para uso interno de los alumnos del curso “Psicodiagnóstico en
la infancia y la adolescencia”. Profesora: A. Mª Tuset.
Capítulo 11

DIBUJOS PROYECTIVOS
El intento de entender a los individuos basándonos en las interpretaciones que ellos
mismos hacen de su mundo tiene una larga historia. Secciones del Hindú Upanishad discuten
el significado de tres interpretaciones diferentes, expuestas por tres personas sobre las
palabras de un maestro espiritual. Las afirmaciones de los Oráculos griegos eran igualmente
abiertas a gran número de interpretaciones, que variaban según las necesidades y las
expectativas personales del oyente. De forma similar, las interpretaciones de los trabajos
artísticos se considera que aportan datos tanto sobre el artista como sobre la obra en sí. Como
dice Hammer (1958) : “cuando un autor pinta un retrato, en realidad pinta dos, al modelo y
a él mismo.” Aunque los métodos intuitivos de interpretación de dibujos tienen una larga
historia, que abarca varios siglos, una aproximación más empírica se ha popularizado sólo
los últimos 30 o 40 años.
La interpretación de dibujos (y los tests proyectivos en general), se basa
claramente en la teoría psicoanalítica. Uno de los paradigmas centrales de éste procedimiento
es que una gran parte de los aspectos de la personalidad no son accesibles a la expresión
consciente, por tanto los cuestionarios y inventarios son de valor limitado. Para obtener una
correcta visión del mundo interno de una persona, es necesario de una u otra forma engañar a
las defensas inconscientes y a las resistencias conscientes. Desde una perspectiva
psicoanalítica, es pues esencial una aproximación indirecta como son los dibujos proyectivos.
A través de la creación simbólica, se representan temas, dinámicas y actitudes importantes
de un individuo. La teoría psicoanalítica también asume que, no solamente es posible que se
dé la expresión simbólica, sino que todas las percepciones y respuestas están predeterminadas
por las cualidades y fuerzas internas. Éstas expresiones idiosincráticas de la dinámica interna
se dan con facilidad cuando la persona dibuja cualquier cosa en un trozo de papel en blanco.
La proyección de aspectos internos fácilmente implica ansiedad que provoca imágenes,
sensaciones, pensamientos y recuerdos. A través de la externalización hacia el mundo
externo, la persona crea una distancia entre ella misma y su ansiedad provocada por las
imágenes, de ese modo temporalmente reduce la ansiedad. La comprensión de éstas
proyecciones tiene la posibilidad de revelar las predisposiciones, conflictos y dinámicas de
una persona.
Los dibujos proyectivos son técnicas expresivas ya que sugieren aspectos de
una persona mientras ésta está llevando a cabo alguna clase de actividad. Otros ejemplos de
técnicas proyectivas expresivas son las de interpretar “role-playings”, dramas, el juego
infantil, o la comprensión del significado latente que subyace en los chistes. Hay una
extensa variedad de enfoques sobre el uso de técnicas proyectivas de expresión, así como de
dibujos proyectivos. Algunos clínicos piden sencillamente al sujeto que dibuje la figura de
una persona, mientras otros piden que se dibuje también la figura del sexo opuesto, una
casa, un árbol, que se explique una historia sobre cada dibujo, o que se utilicen lápices de
colores o ceras.
A pesar de las críticas sobre sus cualidades psicométricas, los dibujos
proyectivos han demostrado ser altamente populares. Eso fue especialmente cierto en los 50 y
60, cuando la teoría psicoanalítica fue la predominante. En 1961, Sundberg publicó que los
dibujos proyectivos representaban el segundo test más utilizado en hospitales, clínicas y
centros de orientación psicopedagógica. Durante la década de los 70 y especialmente en los
80, su uso declinó debido a los pobres resultados de las revisiones respecto a su validez, a la
desconfianza en la teoría psicoanalítica, al énfasis en los determinantes situacionales del
comportamiento y a cuestiones relacionadas con el coste-beneficio. De todos modos, los
dibujos proyectivos están aun clasificados entre los 10 tests más frecuentemente utilizados
(Lubin et al., 1984,1985; Piotrowski, 1984) y el 83% de los psicólogos escolares afirman que
frecuentemente o siempre los usan (Pront, 1983).

HISTORIA Y DESARROLLO

El primer desarrollo formal de una técnica proyectiva de dibujo fue el


test Dibuja un hombre de Goodenough (1926). Ella lo utilizaba únicamente para estimar las
habilidades cognitivas de los niños a partir de la cualidad del dibujo. Asumía que la precisión
y el número de detalles contenían indicadores del nivel de madurez intelectual de los niños.
Los puntos se daban por la inclusión de diferentes partes del cuerpo, la cualidad de las
líneas y las conexiones. Aunque éste test fue utilizado con niños de edades comprendidas
entre los 3,0 a los 11,15 años, se vio que era más preciso con las edades comprendidas entre
3,0 y los 10 años. En 1963 Harris revisó el test Dibuja un hombre añadiendo dos nuevas
formas, un sistema de puntuación más detallado y una estandarización mucho más amplia.
Sugirió que no solamente se administrase la parte de dibujar un hombre, sino que añadió
dibujar una mujer y dibujarse a sí mismo. El nuevo sistema ampliado de puntuación incluía
73 ítems para el dibujo del hombre (comparado con los 51 de Goodenough) 71 ítems para el
dibujo de la mujer y una escala cualitativa de 12 puntos, con el 1 representando la
puntuación más baja y el 12 la más alta. No se incluyó un sistema de puntuación para el
dibujo de sí mismo. El test fue estandarizado con 2.975 chicos y chicas de edades
comprendidas entre 5 y 15 años, con 75 niños de cada grupo de edad. Hasta ahora, la versión
de Goodenough-Harris ha sido la forma psicométricamente más sólida, para la interpretación
de dibujos proyectivos.
Dibuja una persona (DAP) de Machover (1949) expandió los dibujos proyectivos más
allá de la evaluación cognitiva, al área de interpretación de la personalidad. Desarrolló un
gran número de hipótesis basadas en la observación clínica y los juicios intuitivos. Por
ejemplo, especuló que el tamaño de los dibujos estaba relacionada con el nivel de autoestima
y que la colocación del dibujo en la página expresaba el estado de ánimo y la orientación
social del sujeto. Durante la fase de administración, se daba a los clientes una hoja en blanco
y sencillamente se les pedía "dibuja una persona". Cuando habían completado el primer
dibujo, se les daba una nueva hoja y se les pedía "dibuja una persona del otro sexo". Se
recomienda a menudo una fase de encuesta en la que el sujeto responde preguntas
específicas sobre las personas de los dibujos -como pueden ser, cómo es su estado de ánimo,
cuales son sus intereses, o que hace que estén enfadados. Koppitz (1968, 1964) amplió los
aspectos evolutivos y de personalidad de los dibujos de la figura humana, creando sistemas
objetivos de puntuación del nivel de desarrollo e indicadores emocionales.
Relacionado con el primer trabajo de Machover, Buck (1948) desarrolló
el House -Tree - Person (Casa-árbol-persona, HTP). Teorizó que, además del significado
atribuido a los dibujos de la figura humana, la gente atribuía significado a casas y árboles.
Jolles (1952,1971) amplió el HTP recomendando tres diferentes administraciones. En primer
lugar, se pide al cliente que dibuje con lápiz (acromático) los dibujos, seguidamente que
conteste unas preguntas relacionadas con sus dibujos, y para finalizar, que haga una nueva
serie de dibujos usando ceras de colores. Una variación de la aplicación es que había que
dibujar una casa, un árbol y una persona en una sola hoja; otra variación es la de dibujar la
casa, el árbol y la persona separadamente en tres hojas de papel. Algunos examinadores
también hacen que el sujeto dibuje una persona del mismo sexo y del otro sexo (HTPP). El
“Kinetic House-Tree- Person" es la más reciente variación, en la que se dice al sujeto que
dibuje la persona "haciendo algo" Burns, (1987).
Para evaluar las relaciones interpersonales, diferentes versiones de los dibujos
proyectivos piden al cliente dibujar un grupo de personas significativas de su entorno. Por
ejemplo, Hulse (1951) desarrolló el Draw-A-Family (Dibuja-una-familia, DAF) en el cual los
sujetos dibujan a su familia al completo. Recomendaba interpretar los dibujos globalmente
(estado de ánimo, cualidad general) a la vez que descriptivamente (el tamaño relativo de las
figuras, proximidad de una figura a la otra, presión de las líneas, sombreado). Muy pocos
estudios de validez se llevaron a cabo sobre el DAF, aunque Wright y McIntyre (1982) han
desarrollado un sistema de puntuación objetivo, que es un indicador de depresión útil y
fiable. Una crítica del DAF es que produce como resultado figuras rígidas y estáticas, y por
ello tiene una utilidad limitada para evaluar los aspectos más fluidos y dinámicos de las
relaciones familiares. Para tener en cuenta estos aspectos, algunos clínicos recomiendan el
Kinetic Family Drawing (Dibujo de la familia en movimiento, KFD; Burns, 1980; Burns &
Kaufman, 1970) en el cual se pide a los clientes que dibujen su familia completa "haciendo
algo". Los dibujos resultantes son considerados mejores que los del DAF ya que revelan las
percepciones y actitudes de la persona hacia su dinámica familiar. El KFD fue utilizado en la
evaluación de la terapia a niños víctimas de abusos, diabéticos, niños con retraso
perceptivomotor, relaciones familiares y para comparaciones crosculturales. En la misma
línea el Kinetic- School- Drawing (Dibujo de la escuela en movimiento, KSD; Knoff &
Prout, 1985) pide al niño que haga un dibujo en el cual él está haciendo alguna cosa en clase.
Éste test está pensado para completar el KFD, y proporciona información relacionada con el
concepto de sí mismo, el profesor, sus compañeros y, cuando es utilizado con el KFD, para
entender cómo interaccionan la escuela y el entorno familiar. Normalmente se recomienda un
análisis cualitativo del dibujo (Scarabaugh, 1982) aunque una puntuación cuantitativa
correlaciona con el éxito escolar (Prout & Celmer, 1984).
Actualmente la versión más utilizada de los dibujos proyectivos es el Dibuja una
persona (DAP) como originalmente desarrolló Machover (1949) pero muy ampliado por
Hammer (1958), Handler (1985), Urban (1963) y Koppitz (1968, 1984). En ambientes
clínicos, los sistemas formales cuantitativos de puntuación de la depresión, impulsividad o
desarrollo madurativo son raramente utilizados. Los clínicos están mucho más a favor de
utilizar juicios intuitivos basados en la experiencia y en el supuesto parecido entre las
características de los dibujos y el ambiente externo del cliente. Sin embargo, pocas de estas
interpretaciones están basadas en investigaciones validadas. A falta de una administración,
puntuación o interpretación unificada y dada la complejidad, diversidad y riqueza de los
dibujos, es poco probable que esta aproximación intuitiva cambie significativamente en un
futuro próximo.

FIABILIDAD Y VALIDEZ

Establecer la fiabilidad y la validez de los dibujos proyectivos es


extremadamente difícil, dadas las condiciones fluctuantes entre una administración y la
siguiente, las suposiciones subyacentes en que se basa el procedimiento, tan difíciles de
demostrar; además de la frecuente riqueza y complejidad de las producciones. Algunos
análisis rigurosos de las propiedades psicométricas de los dibujos proyectivos generalmente
han fallado en el intento de demostrar que los dibujos son indicadores de la personalidad.
De todas formas, otros resultados han sido más esperanzadores y proporcionan al menos un
soporte parcial a algunas de las hipótesis. El mayor éxito de los dibujos proyectivos se
alcanza cuando estos son utilizados como una medida aproximada de la madurez intelectual;
se ha conseguido un éxito moderado haciendo valoraciones globales (nivel de adaptación,
impulsividad y ansiedad); pero se ha conseguido poco éxito en la evaluación de aspectos
específicos de la personalidad o para diagnósticos claros.
Los estudios de fiabilidad en tests proyectivos se han caracterizado por
algunas dificultades específicas. Normalmente hay una gran variación entre un dibujo y el
siguiente, particularmente respecto al contenido. Un niño puede dibujar un cowboy durante
una administración y un astronauta en la siguiente. Aunque es fácil someter puntajes globales
sobre áreas, como la cualidad general de los dibujos, a pruebas de test-retest o de fiabilidad
entre examinadores, los contenidos específicos es esperable que muestren una gran variación.
Como es de esperar, la fiabilidad test-retest basada en puntuaciones cuantitativos utilizando
los criterios de Harris (1963) para el DAP, muestran fiabilidades moderadas de contenido
(Mdn r = .74), mientras la fiabilidad test-retest de los contenidos es baja. La fiabilidad entre
examinadores ha sido mucho mejor, con una media de .90 para los dibujos del hombre y una
media de .94 para los dibujos de la mujer (Scott, 1981). Estudios posteriores sobre fiabilidad
entre examinadores del DAP, hecho por adultos, han sido igualmente respetables. En general,
la fiabilidad entre examinadores sobre estructura y forma, contenido y puntuación global han
sido superiores al .80 (Kahil, 1984).
Mientras que se han conseguido algunos éxitos en la fiabilidad, los
intentos de demostrar una validez adecuada han sido más problemáticos. El mayor éxito se
ha conseguido utilizando puntuaciones cuantitativas específicas, tal como las propuestas por
Harris (1963). Se han hecho discriminaciones adecuadas al determinar las edades de niños
comprendidas entre los 5 y 12 años, se han encontrado correlaciones moderadas y bajas entre
las puntuaciones DAP y inteligencia (.49), y correlaciones pobres con el éxito académico
(Scott, 1981). Es decir, cuando se puntúan cuantitativamente (número de detalles, cualidad
general) dibujos de niños (de 5 a 12 años), el D.A.P parece ser un buen indicador no verbal de
la habilidad cognitiva. Esto es especialmente cierto en niños con bajos niveles de inteligencia
(Scott 1981).
Evaluaciones globales basadas en múltiples detalles o impresiones
generales (aspectos bizarros, cualidad) han producido resultados contradictorios. Por ejemplo,
la diferencia entre distintos grupos diagnósticos no han tenido éxito cuando se utilizaron
puntuaciones sobre aspectos bizarros de los dibujos (Cauthen, Sandman, Kilpatrick &
Deabler, 1969), perturbaciones corporales (Carlson, Tucker, Harrow & Quinlan, 1971) o los
indicadores emocionales de Koppitz (Rubin, Ragins, Schacker, & Winberly, 1979). En
cambio las puntuaciones generales del DAP, han correlacionado con áreas como puntuaciones
de una escala de autoconcepto (Ottenbacher, 1981), con una escala modificada de organicidad
de Halstead-Reitan (McLachlan & Head, 1974), y con la presencia de homosexualidad
(Janzen & Coe, 1975).
El área más controvertida de los dibujos proyectivos ha sido su uso en la
evaluación de características específicas de la personalidad. La base original para interpretar
los dibujos fue desarrollada desde la experiencia clínica combinada con la teoría
psicoanalítica. Por ejemplo, Machover (1949) hipotetizó que dibujar la figura del sexo
opuesto indicaba una posible homosexualidad o por lo menos una confusión relacionada con
la identidad sexual. Pero la mayoría de investigaciones empíricas no han podido confirmar
esta interpretación. No se ha encontrado ninguna diferencia en la proporción de dibujos del
sexo opuesto, hechos en primer lugar, realizados por lesbianas (Hassell y Smith, 1975; Jasen
y Coe, 1975) homosexuales de ambos sexos (Roback, Langevin y Zajac, 1974), o
puntuaciones en la escala Mf del MMPI (Gravitz, 1969), en el Inventario de rol sexual de
Bem (Paludi, 1978), o en la Escala de orientación del rol sexual de Wellesley (Teglasi, 1980).
Otra hipótesis de Hammer (1954, 1958) argumentaba que las personas que situaban sus
dibujos en el lado izquierdo de la página, eran generalmente más impulsivas. Sin embargo no
se encontró ninguna relación entre personas que enfatizaban el emplazamiento en el lado
izquierdo y las puntuaciones de la escala Pd (Psychopatic deviance) del MMPI (Dudley,
Craig, Mason y Hirsch, 1976) o entre adolescentes delincuentes y no delincuentes
(Montague & Prytula, 1975).
Las primeras revisiones sobre investigaciones, raramente apoyaban la
validez de los dibujos proyectivos en evaluación de la personalidad (Suinn & Oskamp, 1969;
Swenson, 1957). Klopfer & Taulbee (1976) lamentaron la pérdida de energía en una
investigación que había producido resultados tan poco significativos. Sugirieron que se
considerara a los dibujos proyectivos no tanto como un test formal, sino preferiblemente
como un camino para aumentar el conocimiento del paciente, basado en la interacción entre
el cliente y el clínico proporcionada sobre el dibujo.
Una revisión más reciente de los dibujos de adultos de la figura
humana de Kahill (1984), identificó distintos niveles de validez para diferentes aspectos de
las interpretaciones de los tests proyectivos. Al igual que las revisiones previas, muchas de
las hipótesis derivadas de aspectos específicos de los dibujos (ojos, orejas, presión de las
líneas, etc.) no fueron corroboradas o presentaban resultados poco concluyentes. Las
evaluaciones globales de los dibujos fueron más exitosos en la discriminación de los niveles
normalidad. En particular, las evaluaciones de la cualidad global, estaban relacionados con
niveles de normalidad (Maloney & Glasser, 1982). De hecho las puntuaciones de la cualidad
global son la mayor contribución a la varianza de las puntuaciones globales (Lewinsohn,
1965; Shaffer, Duszynski, & Thomas, 1984). Sin embargo estos resultados podrían estar
enmascarados por la habilidad artística y el aprendizaje, raramente controlados en los
estudios. Kahill (1984) concluyó sugiriendo que:

....en lugar de hacer vanos intentos de transformarse


en un instrumento científico, los dibujos de figuras humanas habrían de
tomarse como un instrumento clínico rico y potencialmente valioso que
puede proporcionar hipótesis de trabajo y ser un trampolín para conversar con el
paciente. (pág. 288).

VENTAJAS Y LIMITACIONES

Una dificultad en la evaluación de los dibujos proyectivos es que la mayoría de los


estudios publicados, están realizados o por clínicos entusiastas de la orientación
psicoanalítica o por revisores hipercríticos de tendencia empírica. Los clínicos a menudo
proporcionan verificaciones de sus hallazgos proporcionando anécdotas y experiencia clínica
o presentando investigación favorable, selectivamente seleccionada. En contraste, las
revisiones orientadas empíricamente, han criticado seriamente los dibujos proyectivos,
particularmente cuando las interpretaciones están basadas en signos específicos (orejas,
cabellos, límites, etc.). Sin embargo, estos revisores raramente han valorado las propuestas,
procedimientos y la flexibilidad inherentes a la aproximación holística e interactiva del
psicoanálisis. Es la excepción que se facilite al lector una perspectiva equilibrada, que
combine una investigación apoyada empíricamente, con una sensibilidad para el trabajo con
los procesos inconscientes.

Una dificultad añadida es que, muchas de las hipótesis interpretativas no han sido por
una parte plenamente investigadas, y por otra las investigaciones que se han hecho han sido
defectuosas. En particular, muchos de los primeros estudios no consideraron la importancia
de los datos estandar al evaluar la significación de la interpretación. Por ejemplo, si el
grupo estudiado estaba formado por personas en psicoterapia y se esperaba que sus dibujos
mostraran baja autoestima o niveles altos de ansiedad, había una alta probabilidad de acertar
simplemente porque una alta proporción de las personas en psicoterapia sufren estas
dificultades. Los datos estandar tampoco se incluyeron para la presencia de características
especificas de los dibujos, como es la frecuencia de cabezas grandes, personas dibujadas sin
ropa o inclusión de pistolas o cuchillos. Además, pocos estudios tuvieron en cuenta un
número de factores que pueden influenciar considerablemente los dibujos. Estos incluyen las
habilidades artísticas de la persona, situación en la cual se pasa el test, la inteligencia,
experiencias previas con situaciones similares, las características del examinador y actitudes
acerca de la pasación del test.
Mientras que algunos defensores han sugerido que los dibujos proyectivos están
relativamente libres de la influencia de la cultura (Hammer, 1985; Oakland & Dowling,
1983), otros han cuestionado esta afirmación. Por ejemplo, Sundberg y Ballinger (1968)
notaron las diferencias de contenido que se pueden observar al comparar los dibujos de niños
del Nepal con niños americanos. De forma similar, los dibujos de los niños de regiones del
trópico es mas probable que incluyan escenas al aire libre, un mayor número de palmeras (en
vez de pinos), menos chimeneas y posiblemente menos ropa. Las interpretaciones tienen que
tener en cuenta este tipo de influencias. Otras características de los dibujos parecen ser
universales, como la observación de que el número de detalles aumenta con la edad.
Una de las críticas más importantes de los dibujos proyectivos es la frecuente
subjetividad presente en sus interpretaciones. Esto ocurre principalmente cuando las
interpretaciones se basan en un juicio intuitivo asumiendo un isomorfismo entre los dibujos y
la persona y su mundo (por ejemplo: figura reducida - ego reducido). La subjetividad es doble
ya que, no sólo el cliente proyecta subjetivamente partes de él mismo en el dibujo, sino que el
que interpreta también se proyecta a sí mismo en las interpretaciones. Por ejemplo, Hammer
(1968) se dio cuenta que las interpretaciones de los clientes están relacionadas con las
características propias de los que interpretan (por ejemplo: los clínicos más hostiles ven un
mayor número de "indicadores de hostilidad" en los dibujos).
Chapman y Chapman (1971) sugirieron que la confianza en las interpretaciones
incorrectas y repetidamente usadas, podrían ser debidas a la que ellos llaman "una correlación
ilusoria". Demostraron esto proporcionando a estudiantes universitarios dibujos de figuras
humanas acompañadas de interpretaciones específica. De esta forma se les enseñó la
interpretación "correcta". Entonces se les dio una lista de seis características de personalidad
y se les pidió que hicieran una lista asociando los dibujos con las distintas características. A
pesar de la instrucción previa, los estudiantes no hicieron la lista basándose en su aprendizaje
anterior, sino basándose en asociaciones inválidas derivadas intuitivamente (por ejemplo; se
identifica la desconfianza resaltando los ojos en exceso). Quizás el aspecto más preocupante
del estudio fue que las interpretaciones intuitivas de los estudiantes se correspondían con las
interpretaciones impresionistas hechas por clínicos cualificados. Esta "correlación ilusoria "
se demostró hasta cuando se pedía a los sujetos que trataran de evitarlo (Waller & Keeley,
1978), y es más acusada cuando se procesa gran cantidad de información (Lueger & Petzel,
1979). Esto, combinado con los pobres resultados de muchas investigaciones, sugiere que la
tradición clínica puede que esté más basada en el sentido común que en hipótesis validadas.
De hecho, los que interpretan pueden obviar los resultados de investigaciones, a favor de
interpretaciones intuitivamente sugerentes, aunque no estén contrastadas o hayan sido
contradichas por la literatura empírica.
Un número de limitaciones adicionales y más específicas han sido
dirigidas hacia el uso de las técnicas proyectivas. No hay interpretaciones ni tampoco
sistemas de puntuación unificados y hay un vasto número de variaciones en la
administración. Además, las normas o no existen, o están pobremente desarrolladas. En
muchos casos, los protocolos usados para la interpretación se presentan de manera que
pueden confundirse con manuales de tests con interpretaciones empíricamente establecidas.
El lector mal informado puede por ello hacer interpretaciones incorrectas basadas en éstas
seductoras listas de hipótesis de interpretación. Este problema se agrava ya que muchos
manuales han sido reeditados sin tener en cuenta investigaciones relevantes. Así que muchas
“interpretaciones” están incluidas aún sabiendo que son claramente inválidas. Estos factores
pueden alterar significativamente tanto los dibujos como las interpretaciones resultantes.
Dada la larga y desilusionante investigación empírica, se necesita buscar
alguna explicación para la continuada popularidad de los dibujos proyectivos. Los defensores
enfatizan que los dibujos son simples y fáciles procedimientos, que se pueden administrar
rápidamente, requieren poco material y que son entretenidos para muchos clientes. Además,
los dibujos pueden proporcionar gran cantidad de información relacionada con el
autoconcepto de una persona, el ideal del yo, la percepción de las personas del sexo opuesto,
nivel de adaptación, impulsividad, ansiedad, contacto con la realidad y las áreas de conflicto.
Como se supone que las respuestas dependen de las habilidades organizativas internas, los
dibujos teóricamente proporcionan un índice de la naturaleza y calidad de estos procesos
organizativos. Además, los dibujos proyectivos pueden ser utilizados con niños de un amplio
rango de edad. Como los dibujos son no verbales, pueden ser utilizados con clientes con
pobre habilidad verbal, como los que tienen bajo nivel intelectual, clientes que no hablan la
lengua del examinador, personas con dificultades para la lectura y escritura, o aquellos
retraídos, evasivos o defensivos. La administración se puede realizar tanto individualmente
como en grupo. No sólo los resultados de los dibujos proyectivos pueden ser fácilmente
integrados en informes psicológicos, sino que también puede ser usados para indicar cambios
en la evolución de una psicoterapia.
Considerando las preocupaciones prácticas, del día a día, con las que se
encuentran los clínicos, las mencionadas ventajas de los dibujos proyectivos son
significativas. Sin embargo, cada clínico que piensa utilizar dibujos proyectivos, tendría que
considerar si estas ventajas son suficientes para paliar las dificultades relacionadas con sus
características psicométricas. Los clínicos que quieren un instrumento claro, válido,
consistente para la evaluación de la personalidad, se sentirán frustrados. Por el contrario, los
que se sienten cómodos con una aproximación mas intuitiva, metafórica, especulativa e
interactiva para generar hipótesis y facilitar la interacción, pensarán que los dibujos
proyectivos son procedimientos útiles.
ADMINISTRACIÓN

Independientemente de las distintas variaciones en la administración, las instrucciones


son mínimas. Esto ayuda a mantener la ambigüedad de la situación, aumentando la
posibilidad de que se proyecten en el dibujo aspectos significativos de la personalidad. Los
clientes deberán estar sentados en una posición cómoda, con espacio suficiente para mover
los brazos mientras realizan el dibujo. Se les dará una hoja de papel de 8 ½ x 11 pulgadas (22
x 28 cm.) y, si lo que se pide es un dibujo sin color, un lápiz del número 2 y una goma de
borrar. Si lo que se pide es un dibujo en color, se han de facilitar también ceras, lápices de
colores o rotuladores. Si se pasa un DAP, simplemente se le pedirá al cliente “dibuja una
persona”. Una vez acabado el primer dibujo se le da otro papel de 8 ½ x 11 pulgadas, sin
líneas y se pide “dibújame una persona del sexo opuesto”. Si se administra también la
versión del “sí mismo”, se pedirá “hazme un dibujo de tí mismo”. Algunos administradores
sugieren que no se dé ninguna otra instrucción, mientras que otros recomiendan que se diga al
cliente que se tome el tiempo que le haga falta y que lo haga lo mejor que pueda. Las
administraciones que no sean del DAP utilizan instrucciones parecidas. Por ejemplo una
variación del HTP recomienda que se le diga al cliente “hazme un dibujo que incluya una
casa, un árbol y una persona” o los dibujos kinéticos piden “dibuja un dibujo de tu familia (o
personas en la escuela) haciendo algo.” Una vez ha terminado el dibujo, el clínico tiene que
anotar los datos del cliente: nombre, edad y fecha, y tiene que numerar los personajes del
dibujo según el orden en que hayan sido dibujados.
Muchas veces los clientes se quejan de que son malos artistas. Esto se puede
contrarrestar con la observación de que la habilidad artística de la mayoría de la gente acaba
cuando tienen 10 años, y por lo general la gente no es buena artista. Además debemos
acentuar que éste no es un test de habilidades artísticas pero que tiene que hacerlo lo mejor
que pueda. A veces los clientes piden indicaciones específicas, como por ejemplo como de
grande tiene que ser la persona, de que sexo tiene que ser, o que tiene que hacer la persona en
el dibujo. El examinador tiene que decir simplemente que hagan lo que quieran. Si dibujan
una persona con palotes se da otra hoja y se pide que dibujen una persona más completa.
Algunos examinadores recomiendan que, si el sujeto dibuja la parte de arriba o una cuarta
parte de la persona, también se le dé otra hoja y se le pida que dibuje otra persona más
completa.
Una opción es incluir una fase de preguntas, en la que se puede pedir al cliente que
haga una historia sobre la persona del dibujo. Esta historia puede ser utilizada posteriormente
en la interpretación. También se pueden hacer preguntas más específicas, como pedir al
cliente que indique lo que siente o piensa la persona del dibujo, qué le hace estar contento o
triste, cuáles son sus intereses. En el apéndice Q se adjunta una lista semiestructurada de
preguntas del HTP. Si sólo se administra el DAP, el examinador ha de seleccionar y preguntar
solamente las cuestiones relevantes al(a los) dibujo(s) que ha hecho al cliente. Algunos
examinadores pueden pedir que el cliente asocie e interprete el significado de su dibujo. Los
mismos clientes están así siendo utilizados como consultores para ayudar en la
interpretación. Este último procedimiento suele ser mas exitoso en clientes con un buen nivel
de insight y que saben apreciar sus procesos inconscientes.
Durante la administración, el examinador debería anotar las conductas
relevantes. Esto incluye nivel de confianza o duda, si el procedimiento aumenta la ansiedad,
su grado de jovialidad, impulsividad, conciencia o la presencia de excesivos borrados.
La versión más adecuada de administración dependerá de los propósitos de
la evaluación y las preferencias personales del clínico. En general, la mayoría de la
investigación, y por lo tanto, la mayoría de las estrategias de interpretación accesibles,
corresponden al dibujo de la figura humana. Sin embargo, si un clínico quisiera tener
información de la familia, la escuela o el trabajo, se pueden administrar variaciones como el
Dibujo de la Familia en Movimiento o el Dibujo de la Escuela en Movimiento. Distintos
autores sostienen la pertinencia de distintas versiones. Por ejemplo, Burns (1987) argumentó
y puso ejemplos de las ventajas de la casa- árbol- persona en movimiento por encima del
casa- árbol- persona habitual. De la misma forma, Sarrel & Berman (1981) enfatizaron que el
dibuja- una- persona es bueno para descubrir actitudes de la persona hacia la sexualidad y la
imagen corporal.

CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA INTERPRETACIÓN

La interpretación de dibujos proyectivos varía en un continuo que va desde


puntuaciones objetivas a un análisis intuitivo e impresionístico. La puntuación objetiva está
basada principalmente en detalles específicos o patrones de detalles que se dan en los dibujos.
Esto incluiría puntuación para factores como madurez cognitiva, impulsividad, déficit
neurológico o el grado de adaptación global. Sin embargo, es frecuente en la práctica clínica
hacer una aproximación más flexible e impresionística, esto empezaría por considerar la
sensación global que da el dibujo, prosiguiendo con interpretaciones más estándar de signos
específicos e integrando las hipótesis derivadas de estos pasos, dentro del contexto de la
información obtenida de otras fuentes.
Algunos clínicos prefieren basar sus interpretaciones en interacciones con sus clientes
en las que los dos, cliente y terapeuta, conversan para establecer el significado individual del
dibujo. En esta aproximación mas interactiva, los dibujos pueden ser utilizados como una
herramienta para centrarse en la experiencia interior del cliente, para ampliar la profundidad
de la evaluación, o para alcanzar objetivos terapéuticos, como pueden ser resolver
dificultades, descubrir patrones inconscientes o facilitar la catarsis.
La interpretación en términos de puntuación cuantitativa proporciona resultados
claros que pueden ser empíricamente apoyados. En contraste, aproximaciones más
impresionísticas a menudo producen resultados cuestionables, debido a varios tipos de sesgos
de los clínicos (correlaciones ilusorias, efecto de la primera impresión, etc.) unidas a las
propiedades psicométricas generalmente pobres del test .
La ventaja de la aproximación impresionística se encuentra en la flexibilidad.
Pueden

permitir a los clínicos descubrir aspectos únicos de la persona, que pueden


perderse con una aproximación objetiva, y desarrollar un nivel profundo de relación entre el
cliente y el clínico. Sin embargo, la exactitud de esta aproximación, varía tremendamente
dependiendo de las habilidades personales del clínico y/o las circunstancias que rodean la
administración e interpretación.

Hipótesis de la imagen corporal

La asunción central sobre la interpretación proyectiva del dibujo de la figura humana,


es que representa al artista o al menos algunos aspectos del artista. Las demás
interpretaciones (medida de la cabeza, desnudez, sexo de la primera persona dibujada...) giran
alrededor de esta primera asunción. Algunos de los muchos estudios hechos para probar esta
hipótesis la han confirmado. Por ejemplo, había una moderada relación entre los dibujos de la
figura humana de chicos adolescentes y las categorías atribuidas por examinadores externos
sobre las características físicas de los chicos (Van Dyne & Carskadon, 1978). De forma
similar, sujetos obesos dibujaron figuras más grandes que sujetos de peso normal (Bailey,
Shinedling, & Paynes, 1970) y esquizofrénicos que habían pasado por un entrenamiento en
movimiento y expresión creativa, incrementaron sus puntuaciones utilizando el criterio de
Goodenough-Harris (Rosenthal & Beutal, 1981). Igualmente, grupos de mujeres de las que se
esperaba que tuvieran preocupaciones acerca de su cuerpo, se reflejaban a través del dibujo
de la figura humana. Estos grupos incluían chicas en la fase de la pubertad, que hicieron una
representación más explícita del pecho (Reirdan & Koff, 1980), y mujeres embarazadas que
solían dibujar pechos y figuras desnudas y/o distorsionadas (Tolor & Digrazia, 1977).
Los resultados tanto de la hipótesis de la imagen corporal como de los dibujos en sí
mismos, tiene que ser interpretada cautelosamente, ya que la proyección del self en los
dibujos es probable que sea complicada y multifacética. Los clientes pueden hasta dibujar una
figura que sea opuesta a su self actual si “deciden” representar un yo ideal ilusorio. Un
problema básico es la dificultad en determinar qué constituye una visión “verdadera” de la
imagen corporal de la persona:
¿Es una fotografía, o una autodescripción verbal, o es la imagen
corporal una función

de la
interacción entre la apariencia física de la persona y su autoconcepto?¿O es otra
cosa, o alguna combinación de alguna otra cosa? La cuestión,
evidentemente, no tiene

respuesta. (Swenson, 1968, p.23)

De manera que la proyección del self no tendría que ser definida en términos
reduccionistas. Podría ser el self actual del sujeto, su self ideal, su self temido, o puede
representar su percepción de otras personas de su entorno.

Consideraciones sobre la edad

Algunos críticos han concluido que el factor mas importante involucrado en el dibujo
de los niños es la madurez cognitiva (ver el criterio de puntuación formal de Goodenough-
Harris) y que la personalidad o los estados emocionales son relativamente menos
importantes. En contraste, otros autores creen que, como los niños tienen menos defensas que
los adultos, es más probable que creen dibujos que sean expresiones vivas, directas y claras
de su estado emocional. Dejando a un lado cual sea la postura correcta, es esencial entender
los tests esperados versus los tests inusuales de los dibujos creados por personas de distintos
grupos de edad. Por ejemplo, es normal para un niño de 5 años no dibujar pies, cabello o
cuello, lo cual quiere decir que su ausencia no puede considerarse clínicamente significativa.
Koppitz (1968) resumió los ítems que se esperan de entre el 86% al 100% de los
dibujos de los niños de edades de 5 a 12 años (ver tabla 11-1). Por ejemplo, la tabla 11-1
muestra que para un porcentaje entre el 86% y el 100% de los niños de 5 años es normal
incluir cabeza, ojos, nariz, boca, etc. Sólo el 15% de la población no incluye estas
características y, cuando se omiten, puede sugerir que la persona es mentalmente inmadura.
En contraste, la tabla 11-1 también incluye ítems inusuales o “excepcionales” que sólo los
incluyen el 15% de la población. Por ejemplo, un niño de 5 años que incluya características
como la rodilla, el codo o los dos labios, puede indicar o bien que tiene una habilidad mental
superior o tal vez una preocupación por el área del cuerpo representada. La tabla puede ser,
pues, utilizada para determinar qué características del dibujo son normales versus aquellas
que son inusuales para los niños de distintas edades. El sistema de puntuación más formal de
Goodenough- Harris utilizada para determinar la madurez cognitiva de un niño, puede
sustituir la tabla 11-1 y está resumida en la sección de puntuación objetiva.
Aunque el cambio y la variedad se dan principalmente en los dibujos de los niños más
pequeños, también hay algunos patrones observables en los dibujos de adolescentes y adultos.
La adolescencia es frecuentemente un momento de experimentación y conductas exageradas,
que está frecuentemente reflejada en los dibujos. Por ejemplo, Saarni & Azara (1977)
encontraron que era claramente típico de los adolescentes hombres tener expresiones mas
extremas de la identidad de genero (músculos grandes, expresiones dominantes)
características mas hostiles y agresivas y más dibujos bizarros. En contraste, los dibujos de
las mujeres adolescentes solían mostrar características sugiriendo inseguridad-labilidad y
eran más ambiguos e infantiles. En consecuencia, las interpretaciones han de tener en cuenta
estas características, de manera que los dibujos de los adolescentes con estas características,
han de ser interpretados de forma distinta a los dibujos de los adultos con estas
características. También hay algunas sugerencias de que la gente mayor suele hacer dibujos
más incongruentes, relativamente fragmentados, absurdos y primitivos (Gilbert & Hall,
1966).

Los dibujos sanos

La psicología clínica y la psiquiatría muestran frecuentemente el sesgo de centrarse en


las áreas problemáticas. Frecuentemente, se tienen poco en cuenta la fortaleza, los recursos
y las áreas de crecimiento positivo de la persona. Este sesgo se observa claramente en la
interpretación psicoanalítica del material proyectivo. La mayoría de las guías interpretativas
de dibujos proyectivos hacen generalmente una referencia fugaz a la importancia de la
normalidad y prosiguen rápidamente con una larga lista de características que sugieren
patología. A menudo la suposición implícita es que, si no se identifican características
patológicas, entonces el dibujo es probablemente de una persona sana y bien adaptada.
Morena (1981) revisó la literatura relacionada con los dibujos sanos y resumió diferentes
características encontradas en los dibujos que sugieren autoestima positiva, seguridad,
confianza, relaciones interpersonales satisfactorias, autoconciencia y ser abierto al entorno,
claridad en la orientación sexual, y habilidad para organizarse uno mismo y organizar la
propia vida efectivamente. Se incluyen a continuación las distintas características para estas
áreas, pero el factor fundamental puede considerarse que es la cualidad global del dibujo.
Esta afirmación se apoya en los distintos sistemas de puntuación utilizados para evaluar los
dibujos, que apuntan a la calidad del dibujo (o su falta) como el único factor común (Shaffer,
Duszynski y Thomas, 1984).

Autoestima: La autoestima puede estar indicada por un tamaño moderado (no excesivamente
grande o pequeño) y por una posición sólida, abierta y bien equilibrada de las figuras. La
cualidad del trazo ha de ser definida y firme y tienen que estar representadas todas las partes
esenciales de la persona (piernas, brazos, cabeza, torso, etc.).

Seguridad y autoconfianza: La figura está bien apoyada y está situada en el centro de la


página, potencialmente capaz de movimiento (ni inmóvil ni rígido) y la calidad del trazo es
firme (ni muy claro ni muy oscuro).

Abierta a la experiencia: La persona puede interactuar potencialmente con el entorno, la


postura es abierta y en el test casa- árbol- persona, la casa es accesible (camino delante de la
casa para poder acceder a ella, presencia de puertas y ventanas).

Relaciones interpersonales positivas: En el dibujo de grupos (por ejemplo: dibujo de la


familia) las figuras están moderadamente cerca unas de las otras y hay posibilidad de
interacción.

Estabilidad y orden: El dibujo parece completo. No hay aspectos inacabados ni faltan detalles
importantes; las partes están integradas y completas.

Identificación sexual: Las figuras tienen características femeninas o masculinas claramente


definidas, todos los detalles están incluidos y el tamaño es correcto en relación a las otras
personas y al dibujo como un todo.

Procedimientos interpretativos

Se recomiendan los cuatro pasos siguientes como una secuencia a seguir para
interpretar los dibujos proyectivos. Estos pasos combinan las dos posiciones: una
puntuación objetiva y una aproximación más impresionística. Cada clínico en particular
puede basar su confianza en estrategias objetivas o impresionísticas en función de sus
preferencias personales (necesidad de interpretaciones empíricamente validas, sentirse
cómodo con aproximaciones metafóricas) o en las necesidades definidas por el contexto de la
evaluación (como preludio a la terapia, alta validez requerida por una evaluación legal,
riqueza relativa del dibujo, presiones del tiempo).

1. Puntuación objetiva: Los clínicos pueden puntuar a través de uno o más sistemas de
puntuación objetiva incluidos en las siguientes secciones (madurez cognitiva, impulsividad,
ajuste, déficit neurológico). Esto proporciona interpretaciones relativamente válidas, al
mismo tiempo que advierten al clínico de detalles específicos y relevantes del dibujo. Este
enfoque coincide con las conclusiones de los autores de revisiones objetivas de dibujos
proyectivos que recomiendan clasificaciones globales y puntuaciones objetivas como el
mejor método de interpretación.

2. Impresiones globales: Una vez se ha calculado una puntuación específica, los clínicos
pueden volver al dibujo y considerarlo como un todo (Handler, 1985; Morena, 1981). Los
clínicos pueden preguntarse cuál es el estado de ánimo global, el mensaje general, o el
sentimiento del dibujo. ¿Qué nos comunica sobre la visión del mundo que tiene el cliente, su
autoconcepto, actitud ante su cuerpo, percepción del sexo opuesto o receptividad de las
relaciones interpersonales? Este es un proceso altamente intuitivo, en el cual los clínicos
intentan ponerse en el lugar del cliente para mirar el mundo del cliente desde la perspectiva
sugerida por el dibujo. Cualquier impresión/insight inicial puede anotarse y considerarla
más en detalle después .
Se ha abservado que la precisión utilizando este enfoque está muy relacionada con
personas que tienen un alto grado de empatía, intuición, flexibilidad y creatividad y son
sensibles a las relaciones interpersonales (Burley & Handler, 1970). Esto ha sido enfatizado
por Hammer (1968) quien dijo: “ ... en las manos de algunos estudiantes, los dibujos
proyectivos son un instrumento exquisitamente sensible” pero para otros que utilizan un
enfoque pomposo y rígido las interpretaciones son “como teléfonos desconectados” (p. 385).
Además de las características de personalidad, conocimientos relevantes para esta fase
incluyen la interpretación de sueños, mitología, teoría psicoanalítica, apreciación del arte y
mecanismos inconscientes como desplazamiento, substitución y condensación.

3. Consideración de detalles específicos: Una vez se ha hecho una consideración general, los
clínicos pueden hacer un análisis racional de los distintos detalles del dibujo, como está
explicado en términos generales en la sección de Interpretación de detalles específicos. Esto
puede incluir el significado asociado con aspectos inusuales de la figura, como el tamaño
del dibujo, los detalles, la calidad del trazo o el énfasis en el pecho. Sin embargo, el análisis
de estos detalles ha de hacerse cautelosamente, ya que muy pocos signos individuales han
recibido un apoyo empírico claro. Incluso los más firmes defensores de los dibujos
proyectivos afirman que, una de las peores violaciones al trabajar con dibujos es hacer
interpretaciones rígidas de signos aislados. Por ejemplo, Handler (1985) aconseja que los
clínicos no pregunten qué significa un signo específico sino qué podría significar.

4. Integración: El último paso es coger la información derivada de los puntos 1 al 3 e


integrarla en un contexto más amplio derivado de los datos de la entrevista, notas personales
y otros resultados de tests. Por ejemplo, si la persona puntúa alto en los índices de
impulsividad de Oas (1984), ¿ha puntuado alto también en impulsividad en el MMPI (escalas
básicas 4 y 9)? De la misma forma, ¿corresponden las medidas de déficit neurológico
encontradas en el dibujo de la figura humana con la historia personal y/o con los indicadores
neurológicos de Bender? La fase final, entonces, es una prueba de realidad que intenta
aumentar la validez de los datos diagnósticos.

INTERPRETACIÓN DE SIGNOS ESPECÍFICOS

Las hipótesis incluidas en esta sección son aquellas que, basadas en los tres resúmenes
básicos de la literatura (Kahill, 1984; Roback, 1968; Swenson, 1968), han obtenido, al
menos, alguna confirmación. También se ha consultado la investigación entre 1984 y 1989.
El criterio de inclusión es que, al comparar los estudios que confirman la hipótesis con los
que la rechazan, haya al menos un número igual de ellos. Además del número de estudios
confirmatorios versus los estudios no confirmatorios, también se tuvo en cuenta la calidad y
relevancia de los estudios. Las hipótesis que están claramente no confirmadas están listadas al
final de la sección.
Antes de intentar hacer interpretaciones de detalles específicos, los clínicos tendrían
que observar una serie de precauciones. La mayor parte de la investigación ha producido
resultados contradictorios hasta para los mejores de estos signos. Swenson (1968) explica la
variabilidad de los resultados como algo consistente con la fiabilidad moderada o baja
asociada, tanto con la frecuencia de estos signos (fiabilidad test-retest) como con el bajo
consenso encontrado al puntuarlos (fiabilidad entre examinadores). En la práctica, esto
significa que cualquier interpretación debe ser hecha con precaución. Handler (1985), en
particular, aconseja preguntar qué podría significar un signo específico más que prestar
atención a qué significa. Los interpretes también deberían tener presente la posibilidad de que
un signo pueda tener un significado específico para el cliente, lo que lleva a hacer una
interpretación idiosincrásica para esta persona, aunque el signo no esté suficientemente
probado en un sentido normativo. Los clínicos que se sienten cómodos con un enfoque más
interactivo y metafórico pueden encontrar la interpretación de signos específicos una fuente
muy rica para obtener información del cliente. Al mismo tiempo, los clínicos tienen que ser
conscientes de las limitaciones y los errores posibles asociados al juicio clínico (ver capítulo
1). Una advertencia final es que, la mayoría de la investigación en la interpretación de signos
específicos, se ha hecho con adultos y adolescentes. Por ello, la utilización de la evaluación
de la personalidad a partir de los dibujos de los niños, ha de enfocarse con mucha prudencia.
Esto es especialmente cierto porque los dibujos de los niños pueden estar más relacionados
con las habilidades cognitivas que con la personalidad (Swenson, 1968). Incluso cuando
aspectos de los dibujos de los niños están relacionadas con la personalidad, es difícil
separarlos de las habilidades cognitivas.

Interpretación de la estructura y la forma

Tamaño: Machover (1949) hipotetizó que el tamaño relativo del dibujo está relacionado con el
nivel de autoestima y energía de la persona. Dibujos extremadamente pequeños, microformas,
reflejan bajo autoconcepto, depresión y falta de energía. Tamaños normales sugieren más altos
niveles de energía y autoestima. Si el dibujo es extremadamente grande, puede indicar
inflación compensatoria, coherente con personas que tienen niveles de energía característica
de maníacos o personas con delirios de grandeza. Machover (1949) posteriormente hipotetizó
que, si los hombres dibujan una figura femenina mucho mas grande que la figura masculina,
puede indicar que están dominados por la figura de su madre o por una figura materna y/o
pueden tener dificultades con la identidad sexual. La investigación empírica ha producido
resultados inconsistentes, pero ha obtenido un moderado apoyo la idea de que el tamaño
refleja los distintos niveles de autoestima, estados de ánimo y grado relativo de autoinflación.
Detalles: Hammer (1954), Handler (1985) y Machover (1949) sugirieron que la inclusión de
un número excesivo de detalles es propia de personas que manejan la ansiedad
obsesivizándose. En esta línea, el número de detalles se ha utilizado no sólo como un índice
bruto de ansiedad, sino también como el estilo con el cual la persona intenta afrontar su
ansiedad. Por el contrario, una falta notable de detalles sugiere retraimiento y una reducción
de energía. Un bajo número de detalles puede ser también propio de personas que son
mentalmente deficientes, indecisas o simplemente están aburridas con la tarea.

Sombreado: Machover (1949) y Hammer (1954, 1958) hipotetizaron que el sombreado


representa la ansiedad. El área específica que está sombreada suele sugerir ansiedad en
aquella área. Así, una persona que es consciente de su aspecto facial puede incorporar gran
cantidad de sombreado en la cara, o una persona con preocupaciones sobre su pecho puede
incluir sombreado en esta área. De todas formas, esta interpretación se ha de hacer
cautelosamente, ya que la falta de sombreado en áreas específicas no significa que no haya
ansiedad en aquellas áreas. El sombreado también puede representar adaptación y ajuste en
los dibujos de personas que sólo están intentando aumentar la calidad del dibujo enfatizando
el aspecto tridimensional.

Distorsión: La distorsión en los dibujos se da cuando el dibujo global o detalles específicos


están desproporcionados, desconectados o están situados en sitios inapropiadas del cuerpo.
Hammer (1958) hipotetizó que la distorsión moderada refleja un bajo autoconcepto, ansiedad,
y un ajuste pobre, mientras que una distorsión excesiva es característica de personas que han
experimentado un trastorno emocional severo. Ésta es una de las hipótesis más confirmadas
por todas las revisiones.

Dibujo cromático: Algunas variaciones en la administración sugieren que, además del dibujo
en lápiz, se pida al cliente que dibuje una persona en color utilizando lápices de color.
Hammer (1969) sugirió que la utilización del color podría revelar mejor aspectos cargados
emocionalmente y primitivos de la persona, particularmente si se encuentra bajo presión o
estrés. Aunque esto ha estado apoyado por dos estudios, hasta ahora no ha estado totalmente
estudiado.

Hipótesis no confirmadas: Un gran número de hipótesis tradicionales sobre la personalidad


relacionadas con la estructura y la forma de los dibujos están claramente no confirmadas.
Esto incluye el lugar donde se coloca el dibujo en la página, postura, perspectiva desde la que
la persona ve el dibujo, número de borrados, omisiones, grado de simetría y presencia de
transparencias.

Interpretación del contenido

Sexo de la primera figura dibujada La hipótesis de la imagen corporal dice que los artistas
no sólo se identifican con la figura que han dibujado, sino que la identificación es más
fuerte con el dibujo que escogen dibujar en primer lugar. Basandose en esta hipótesis,
Machover (1949) y Hammer (1954) sugirieron más tarde que, las personas con una identidad
sexual clara, dibujarán en primer lugar personas de su mismo sexo, y personas con confusión
respecto a su identidad sexual, dibujarían más frecuentemente personas del sexo opuesto.
Investigadores y teóricos posteriores han indicado que esta relación es más compleja. Por
ejemplo, Handler (1985) sugirió que, aunque la confusión acerca del genero es una
posibilidad, dibujar una persona del mismo sexo primero puede indicar también una fuerte
dependencia / vinculación a una persona del sexo opuesto, un gran interés en las personas del
sexo opuesto, o un autoconcepto bajo.
En los últimos 40 años, más de 25 estudios han testado las hipótesis de
que los clientes con confusión sobre su identidad sexual dibujarían primero una persona del
sexo opuesto. Hay un acuerdo general de que la confirmación de esta hipótesis es débil. Por
ejemplo, en un estudio reciente, Brown y Tolor (1957) encontraron que del 85% al 95% de la
población universitaria normal masculina, dibujaron el mismo sexo primero, en contraste con
del 75% al 92% de homosexuales. A pesar de que el porcentaje era un poco inferior para los
homosexuales, la superposición entre los dos grupos era suficientemente alta para indicar
que, si esto se utilizara para discriminar a los dos grupos, se producirían un elevado número
de errores. Kahill (1984) encontró que,estudios más recientes investigando la diferenciación
más general de identificación del rol sexual o conflicto en el rol sexual, no encontraron
igualmente una relación significativa. La hipótesis se complica más por el hecho de que
muchos niños dibujan el sexo opuesto primero, luego esta frecuencia va disminuyendo en
adolescentes y en universitarios, las personas dibujan personas del sexo opuesto primero
aproximadamente en el porcentaje descrito anteriormente por Hammer y Kaplan (1964). Hay
también una tendencia en mujeres universitarias normales a dibujar el sexo opuesto primero
en el 52% de las veces. Esto sugiere que, cualquier interpretación para mujeres o niños, debe
considerar que los dibujos en los que se dibuja primero la persona del sexo opuesto ocurren
frecuentemente en estos grupos. Aportamos la discusión anterior debido a que el sexo de la
primera persona dibujada es uno de los signos interpretativos clásicos en los dibujos de la
figura humana. Sin embargo, el débil apoyo para este indicador, sugiere claramente que la
interpretación basada en él se debe hacer con mucha prudencia, flexibilidad y hasta
escepticismo.

Boca y dientes: Intuitivamente, se puede conjeturar que la manera como los sujetos dibujan la
boca de la figura, revela su actitud para procesar cosas del mundo o cómo se expresan
verbalmente. Específicamente, Machover (1949) hipotetizó que el énfasis en la boca sugiere
o una personalidad inmadura con características orales, o agresión verbal. Aunque hacer
énfasis en la boca no se ha encontrado que esté relacionado con características orales
inmaduras, hay alguna indicación de que la presencia de ambas hileras de dientes con una
línea representando la boca, sugiere agresión verbal (pero no física), (ver Kahill, 1984).

Pecho: Se ha sugerido que enfatizar el pecho se da en dibujos de hombres emocional y


psicosexualmente inmaduros (Machover, 1949). Sin embargo, enfatizar el pecho en dibujos
hechos por hombres se ha encontrado tanto en personas normales como con problemas, de
manera que se debe ser prudente al inferir patología. En dibujos realizados por mujeres, se
encontró que el énfasis en el pecho se daba más frecuentemente en mujeres púberes (Rierdan
& Koff, 1980) y embarazadas (Tolor & Digrazia, 1977).

Desnudez/vestido: Hammer (1954) hipotetizó que dibujos sin ropa indicaban “narcisismo
corporal” y posiblemente una persona que estaba absorbida en sí misma, hasta el punto de ser
esquizoide. A un nivel más global, puede ser un signo general de mal ajuste, particularmente
relacionado con dificultades sexuales. Aunque esta interpretación haya recibido alguna
confirmación, es complicada, ya que tanto la desnudez como la falta de ropa, se encuentran
en dibujos de personas normales y ocurre frecuentemente en dibujos de artistas. También se
ha encontrado que dibujan una alta proporción de figuras desnudas, poblaciones específicas
de las que se esperaba que tuvieran preocupaciones acerca de su cuerpo. Esto incluye el 58%
de los DAP de mujeres embarazadas, 60% de las que han dado a luz recientemente, y 60% de
mujeres con problemas ginecológicos (Tolor & Digrazia, 1973).

Hipótesis no confirmadas: No se han confirmado la mayoría de las hipótesis relacionadas con


el contenido del dibujo de la figura humana. Esto es debido en parte a los significados
idiosincráticos asociados con muchos de los contenidos así como la baja fiabilidad de estos
indicadores. Interpretaciones relacionadas con contenidos específicos que no han sido
apoyadas incluyen aquellos relacionados con la cabeza, medida de la cabeza, cara, expresión
facial, cabellos, rasgos faciales (ojos, orejas, labios, nariz), cuello, rasgos de contacto (brazos,
manos, piernas, pies, dedos), tronco, hombros, indicadores anatómicos (órganos internos,
genitales), cadera/glúteos, cintura y detalles de la ropa (botones, pendientes, talones, cinturón,
...)

LA INTERPRETACIÓN A TRAVÉS DE LAS PUNTUACIONES OBJETIVAS.

Se han seleccionado los cuatro sistemas siguientes de puntuaciones representativos


para la madurez cognitiva, inadaptación, impulsividad y déficit neurológico, debido a su
orientación psicométrica, su relativa facilidad para puntuar y por que representan claramente
diferentes tipos de información. Todos ellos deben usarse con tests gráficos derivados de la
versión estándar del DAP (ver el apartado de Administración).

Madurez cognitiva.

El sistema de puntuaciones de Goodenough-Harris (Harris, 1963), proporciona un


método adecuado de screening parar determinar el nivel de madurez cognitiva en niños. Los
autores asumen que las habilidades necesarias para dibujar, requieren que el niño haga
discriminaciones relevantes relacionadas con el objeto dibujado. Los niños deben no solo
percibir el objeto de forma adecuada, sino que también deben organizar su respuesta de
acuerdo a un patrón sistemático y significativo. El grado de dificultad de sus respuestas (los
dibujos), pueden servir como índice de la complejidad de su habilidad para formar conceptos.
La complejidad se mide por el número de detalles relevantes incluidos en el dibujo. El
resumen anterior del método de Goodenough-Harris, indicaba que la fiabilidad es buena
(fiabilidad test-retest = .74, interjueces = .90 y .94), la estandarización de la muestra
suficientemente grande (aunque los niveles según la edad debieron dividirse en intervalos de
seis meses, en lugar de niveles de un año) y la validez adecuada. En particular, la escala es
adecuada para discriminar niños de diferentes edades (de 5 a 12). También se ha obtenido una
correlación media/baja con la inteligencia (.50), pero no puede predecir el rendimiento
académico (ver Scott, 1981). A pesar de la moderada correlación con la inteligencia, la escala
no debe ser usada como sustituto de un test de inteligencia, pero parece apropiado para un
screening rápido.
La administración debe seguir los procedimientos descritos en la sección
correspondiente de este capítulo. Además Harris (1963), recomienda que se le pida a la
persona que haga un dibujo de “sí mismo”. El autor cree que puede proporcionar información
sobre el propio concepto y es posiblemente un procedimiento proyectivo más válido que el
más ambiguo de “dibuje una persona”. No hay directrices para una puntuación objetiva del
dibujo de la propia persona. Las puntuaciones para los dos dibujos “de las personas” están
basadas en el número de detalles presentes. Cada detalle es puntuado de la misma forma, un
acierto (1) si el detalle está presente, o un error (0) si está ausente. Las puntuaciones para el
dibujo del hombre incluyen un total de 73 posibles ítems, mientras que el dibujo de la mujer
incluye 71 posibles ítems. Los clínicos proponen familiarizarse con los criterios de corrección
precisos incluidos en el manual de puntuaciones proporcionado por Harris (1963, pp 242-
292). Una vez se hayan aprendido, se puede recurrir a “guías abreviadas de puntuación”, que
resumen los detalles de las puntuaciones y que se incluyen en las tablas 11-2 y 11-3. Se puede
determinar la posición de un niño en el grupo comparando sus puntuaciones brutas con las
medias y desviaciones estandars presentadas en la “Escala para figura masculina” del
apéndice R , y la “Escala para figura femenina” en el apéndice S. Además, Harris (1963),
proporciona la conversión de puntuaciones brutas a estandars con una media de 100 y una
desviación típica de 15 (ver pp. 294-301 en Harris, 1963). Este autor también recomienda
estimar la calidad del dibujo, usando una clasificación jerárquica de 1 (menos maduro) a 12
(más maduro).

Tabla 11-2 Guía de puntuaciones abreviadas *1- Puntuaciones para la figura masculina.
___________________________________________________________________________

1. Presencia de cabeza.
2. Presencia de cuello.
3. Cuello en dos dimensiones.
4. Presencia de ojos.
5. Detalles de los ojos: cejas o pestañas.
6. Detalles de los ojos: pupilas.
7. Detalles de los ojos: proporción.
8. Detalles de los ojos: mirada.
9. Presencia de nariz.
10. Nariz en dos dimensiones.
11. Presencia de boca.
12. Labios en dos dimensiones.
13. Nariz y labios, ambos en dos dimensiones.
14. Aparece barbilla y frente.
15. Barbilla prominente; barbilla claramente diferenciada del labio inferior.
16. Línea de la mandíbula.
17. Puente de la nariz.
18. Pelo I.
19. Pelo II.
1* Solo válidas en caso de que se dominen los requerimientos de puntuación.
Nota: Harris, D.B. children’s drawin as a Measures of Intellectual Madurity,1963, p.275.
20. Pelo III.
21. Pelo IV.
22. Presencia de orejas.
23. Presencia de orejas: Posición y proporción.
24. Presencia de dedos.
25. Se muestra el número correcto de dedos.
26. Detalles correctos de los dedos .
27. Oposición del pulgar.
28. Presencia de manos.
29. Se muestran muñecas o tobillos.
30. Presencia de brazos.
31. Hombros I.
32. Hombros II.
33. Brazos a un lado u ocupados en alguna actividad.
34. Se muestra la articulación del codo.
35. Presencia de piernas.
36. Cadera I (entrepierna).
37. Cadera II.
38. Se muestra la articulación de la rodilla.
39. Pies I: cualquier indicación.
40. Pies II: proporción.
41. Pies III: talón.
42. Pies IV: perspectiva.
43. Pies V: detalles.
44. Unión de brazos y piernas I.
45. Unión de brazos y piernas II.
46. Presencia de tronco.
47. Tronco proporcionado, dos dimensiones.
48. Proporción: cabeza I.
49. Proporción: cabeza II.
50. Proporción: cara.
51. Proporción: brazos I.
52. Proporción: brazos II.
53. Proporción: piernas
54. Proporción: extremidades en dos dimensiones.
55. Vestimenta I.
56. Vestimenta II.
57. Vestimenta III.
58. Vestimenta IV.
59. Vestimenta V.
60. Perfil I.
61. Perfil II.
62. Cara completa.
63. Coordinación motora: líneas.
64. Coordinación motora: uniones.
65. Coordinación motora superior.
66. Dirección de líneas y formas: contorno de la cabeza.
67. Dirección de líneas y formas: contorno del tronco.
68. Dirección de líneas y formas : brazos y piernas.
69. Dirección de líneas y formas: rasgos faciales.
70. Técnica de esbozo.
71. Técnica sombreado para dar relieve/profundidad.
72. Brazos en movimiento.
73. Piernas en movimiento.
__________________________________________________________________________
*Para ser utilizada solamente cuando se dominan los criterios de corrección.
Nota: Harris, D.B. Children’s Drawings as Measures of Intellectual Maturity, 1963, p. 275. Reproducido con la
autorización de Harcourt, Brace y Jovanovich.

Tabla 11-3 Guía de puntuaciones abreviadas *2 - Puntuaciones para la figura femenina


___________________________________________________________________________
1. Presencia de cabeza.
2. Presencia de cuello.
3. Cuello, en dos dimensiones.
4. Presencia de ojos.
5. Detalles de los ojos: cejas o pestañas.
6. Detalles de los ojos: pupilas.
7. Detalles de los ojos: proporción.
8. Mejillas.
9. Presencia de nariz.
10. Nariz en dos dimensiones.
11. Puente de la nariz.
12. Se muestran los orificios nasales.

13. Presencia de boca.


14. Labios en dos dimensiones.
15. “Labios cosméticos”.
16. Nariz y labios en dos dimensiones.
17. Se muestran barbilla y frente.
18. Indicación de la línea de la mandíbula.
19. Pelo I.
20. Pelo II.
21. Pelo III.
22. Pelo IV.
23. Collares o pendientes.
24. Presencia de manos.
25. Hombros.
26. Brazos a un lado (o ocupados en alguna actividad, o detrás de la espalda).
27. Se muestra la articulación del codo.
28. Presencia de dedos.
29. Número correcto de dedos.
30. Detalles correctos de los dedos.
31. Diferenciación del pulgar.
32. Presencia de manos.
33. Presencia de piernas.
34. Cadera.
35 Pies I: alguna indicación.
2* Solo válidas en caso de que se dominen los requerimientos de puntuación.
Nota: Harris, D.B. children’s drawin as a Measures of Intellectual Madurity,1963, p.292.
36. Pies II: proporción.
37. Pies III: detalles.
38. Zapatos I: “femeninos”.
39. Zapatos II: estilo.
40. Ubicación de los pies apropiada a la figura.
41. Uniones de brazos y piernas I.
42. Uniones de brazos y piernas II.
43. Ropa indicada.
44. Manga I.
45. Manga II.
46. Línea del cuello I
47. Línea del cuello II: collar
48. Cintura I.
49. Cintura II.
50. Falda con pliegues o drapeados.
51. Ausencia de trasparencias en la figura.
52. Vestido femenino.
53. Vestido completo sin incongruencias.
54. Vestido de “tipo” definido.
55. Presencia de tronco.
56.Tronco proporcionado, dos dimensiones.
57. Proporción cabeza / tronco.
58. Cabeza: proporción.
59. Extremidades: proporción.
60. Brazos proporcionados al tronco.
61. Localización de la cintura.
62. Área del vestido.
63. Coordinación motora: uniones
64. Coordinación motora: líneas.
65. Coordinación motora superior.
66. Dirección de líneas y formas: contorno de la cabeza.
67. Dirección de líneas y formas: pecho.
68. Dirección de líneas y formas: contorno de la cadera.
69. Dirección de líneas y formas: brazos en forma de huso.
70. Dirección de líneas y formas: pantorrillas.
71. Dirección de líneas y formas:rasgos faciales.
________________________________________________________________________
*Para ser utilizada solamente cuando se dominan los criterios de corrección.
Nota: Harris, D.B. Children’s Drawings as Measures of Intellectual Maturity, 1963, p. 275. Reproducido con la
autorización de Harcourt, Brace y Jovanovich.

Adaptación.

Varios investigadores han apuntado que, las puntuaciones globales, son el área en la
que el DAP ha obtenido una fiabilidad y validez adecuadas. Este es el caso de revisiones del
DAP como la de Roback (1968), quien afirma que el futuro probablemente más claro, para el
DAP, sea el considerarlo como un método aproximado de evaluar (con el fin de determinar),
“nivel global de inadaptación ” (p.17). Varios estudios han incluido clasificaciones globales,
basadas en impresiones globales y subjetivas (rareza, creatividad, calidad), número de
detalles presentes, o las puntuaciones cuantitativas, de una o varias características del dibujo.
Las comparaciones de estos diferentes sistemas de puntuaciones indican que, gran parte de
la varianza, puede ser explicada por el factor de calidad general del dibujo (Shaffer,
Duszynski y Thomas, 1984).
Maloney y Glasser (1982), revisaron las publicaciones sobre los signos del DAP que
indican desadaptación y desarrollaron una lista de nueve características, fácilmente
puntuables y que creen apropiadas para discriminar personas con dificultades. Estas
características y los criterios de puntuación se muestran en la tabla 11-4. Todos los
indicadores, excepto la Transparencia y el Desequilibrio vertical, permiten discriminar entre
personas normales y diferentes grupos de pacientes. Los indicadores que más discriminaron
fueron la Simplificación de la cabeza y Simplificación del cuerpo, seguido por la Calidad
global, la Diferenciación sexual y la Distorsión (indicadores 5, 6, 7, 9 y 3). La fiabilidad
interjueces total fue entre .78 y .30; con los niveles más bajos en el Desequilibrio vertical
(.39) y la Elaboración sexual (.30). Se obtuvieron las mejores diferenciaciones entre las
personas normales y los pacientes psiquiátricos utilizando la Simplificación de la cabeza,
Simplificación del cuerpo, Distorsión y una Baja calidad general (indicadores 5, 6, 3 y 7).
Estos indicadores no aparecieron, o aparecieron rara vez, en los dibujos de personas
normales. La Simplificación de la cabeza, Simplificación del cuerpo, Diferenciación sexual, y
Elaboración sexual (indicadores 5, 6, 8 y 9) aparecieron de forma más frecuente en
pacientes psicóticos, en comparación con los pacientes no psicóticos, que obtuvieron muy
pocas o ninguna puntuación en estos indicadores. Las personas con retraso mental tienen el
número más elevado de indicadores (excepto el 9; Elaboración sexual) de todos los grupos, si
exceptuamos los grupos psiquiátricos psicóticos.

Tabla 11-4. Indicadores de desadaptación del DAP.


___________________________________________________________________________
1. Omisiones: detalles significativos del dibujo no incluidos (sin pies, piernas, brazos, etc.)

2. Transparencias: Las partes del cuerpo pueden verse a través de los brazos, piernas, ropa,
etc. o pueden verse órganos internos (corazón, estómago, etc.) dentro del cuerpo.

3. Distorsión: Partes de la persona son claramente desproporcionadas (brazos grandes o


alargados, cabeza diminuta, etc.), no se conectan partes relevantes del cuerpo, partes del
cuerpo están conectadas con áreas equivocadas.

4. Desequilibrio en la postura vertical: La persona se inclina claramente hacia un lado.

5. Simplificación de la cabeza: la cabeza está excesivamente simplificada, primitiva,


sencilla (parecida o igual a una figura de palotes).

6. Simplificación del cuerpo: (como en el número 5).

7. Calidad global pobre: la calidad global del dibujo como conjunto, es decir, la calidad
artística, exactitud en la representación, relacionado con el número de detalles. La puntuación
es impresionística, usando una escala de 1 (pobre) a 9 (excelente).

8. Diferenciación sexual: Claridad con la que la persona se parece a un hombre o a una


mujer. De igual forma se evalúa a partir de una escala, puntuando de 1 (indiferenciado) a 9
(claramente diferenciado).

9. Elaboración sexual: Cantidad de detalles relacionados con el sexo (pecho, pene, excesivo
maquillaje, etc.)
Adaptado de Maloney y Glasser (1982).

Estos datos sugieren claramente un incremento en la psicopatología asociada con un


mayor número de los indicadores resumidos por Maloney y Glasser (1982). Sin embargo, los
significados específicos asociados con estos indicaciones, son menos claros. Pueden indicar
una desadaptación global, estar relacionados con la madurez/sofisticación cognitiva, con una
perturbación general, pero no específica, o probablemente con el nivel de ansiedad, si
tenemos en cuenta que los seis primeros indicadores, fueron extraídos de los indicadores de
ansiedad de Handler (1967). Se aconseja a los clínicos usar estos nueve indicadores como una
forma global de screening para la presencia de desadaptación y determinar el significado
específico de cualquier desadaptación basándose en otras pruebas y /o en los datos de la
entrevista.

Impulsividad.

La impulsividad es un desorden de la atención que implica una conducta normalmente


inapropiada a la situación y que se da con poca autoreflexión o con poca conciencia. Los
anteriores indicadores de desadaptación, están más relacionados con la ansiedad. Ansiedad e
impulsividad son generalmente constructos diferentes y es probable que tengan distintas
manifestaciones en el DAP. Probablemente, un nivel moderado de ansiedad sirve para
controlar la impulsividad, por tanto, podríamos esperar una correlación negativa entre
ansiedad y impulsividad.
Se han identificado varias medidas de impulsividad versus no impulsividad
(reflexión), en el DAP. La formulación más reciente, extensa y exitosa, fue desarrollada por
Oas (1984). Fue un estudio inusual en la investigación con el DAP, en el que se controlaba
la habilidad para el dibujo, el C.I., la edad, drogas, organicidad y motivación. Usando este
sistema de puntuación (ver tabla 11-5), fue posible discriminar, de forma precisa, entre
adolescentes que habían sido clasificados como impulsivos y no impulsivos de forma
independiente. Los adolescentes impulsivos tenían el total de indicadores más altos en el
DAP (M = 3.4, DS = 1.5) que los no impulsivos (M = 1.4, DS = 1.0). Igualmente, los
adolescentes impulsivos en la escuela, tuvieron un número de indicadores
significativamente mayor (M = 4.2, DS = 1.3) que los adolescentes no impulsivos a nivel
escolar (M = 1.6, DS = 1.1). El tiempo de realización, el contenido agresivo, la calidad
global del dibujo, la discontinuidad (dificultad para conectar las líneas), la omisión general de
los detalles importantes, las omisiones específicas, las proporciones no conservadas, y el
dibujo inadecuado de los hombros, fueron los mejores discriminadores para identificar a los
adolescentes impulsivos y no impulsivos (en edades comprendidas entre 12 y 8). Usando un
análisis discriminante para el análisis de 13 indicadores de impulsividad y 13 de no
impulsividad, resultó que se identificó correctamente el 93% de los impulsivos hospitalizadas
y el 97% de los impulsivos en el ámbito escolar.

Oas (1984) también hizo una lista de indicadores del DAP que eran más
característicos de adolescentes reflexivos (no impulsivos). Los mejores discriminadores
fueron los aspectos de los dibujos que requirieron una mayor demora de los impulsos y
mayor escrupulosidad. Esto incluye detallismo, un largo tiempo de ejecución, esbozos,
énfasis en los ojos, detalles de la boca y sombreado (ver tabla 11-5, y Apéndice T). De todas
formas, los detalles específicos no deberían ser considerados de forma separada, sino más
bien en el contexto del número total de indicadores de impulsividad versus los de no
impulsividad. Para uso clínico, puede usarse un punto de corte de tres indicadores de
impulsividad y cinco de no impulsividad.

Tabla 11-5. Indicadores de impulsividad y no impulsividad en el DAP


___________________________________________________________
Impulsivos:

1. Tiempo de ejecución*
2. Agresividad.*
3. Calidad global.*
4. Discontinuidad.*
5. Omisiones.*
6. Omisiones específicas.*
7. Proporciones.*
8. Incremento de tamaño.
9. Cuello.
10. Postura.
11. Hombros.
12. Pobre planificación.
13. Lado izquierdo.

No impulsivos:

1. Simetría.
2. Detalles.**
3. Tiempo de ejecución.**
4. Ubicación.
5. Esbozo.**
6. Borrar.
7. Tamaño.
8. Identificación de género.
9. Énfasis en los ojos.**
10. Lado derecho.
11. Perspectiva.
12. Detalles de la boca.**
13. Sombreado**

*Los mejores indicadores para identificar la impulsividad.


** Los mejores indicadores para identificar la no impulsividad.
Adaptado de Oas (1984).

Déficit Neurológico.

Se han desarrollado numerosos tests gráficos para la evaluación del daño cerebral.
Estos tests se basan en la observación de que el daño cerebral interfiere en la compleja
integración de las respuestas espaciales, perceptuales y motoras, que son necesarias para
reproducir un dibujo correctamente. Concretamente, las lesiones del hemisferio derecho están
asociadas con los pacientes que tienen dificultades para mantener la gestalt del dibujo.
Como resultado se producen distorsiones en la perspectiva o en las proporciones del dibujo.
En la mayoría de personas, las lesiones del hemisferio izquierdo provocan también
dificultades en el dibujo, ya que el hemisferio izquierdo da las instrucciones u órdenes a la
mano derecha para reproducir correctamente el dibujo. Así, las personas con lesiones en el
hemisferio izquierdo, pueden tener unas proporciones globales correctas, pero pueden omitir
detalles significativos (Lezak, 1983). El test gráfico (constructivo) más popular, es el test de
Bender, pero otros incluyen dibujos de bicicletas (Lezak, 1983), Memoria de dibujos
(Graham y Kendall, 1960), el Test de retención visual de Benton (Benton, 1947), y la
reproducción de un cuadrado, un reloj, una llave y una cruz griega, en el test de screening
para la afasia de Halstead Reitan (Wheeler y Reitan, 1962). Sería lógico asumir que
esfuerzos similares habrían conducido a la identificación de indicadores orgánicos en el DAP.
Desafortunadamente se ha hecho poco trabajo en este campo.
McLachlan y Head (1974) han sugerido algunas pautas, después de revisar los
trabajos anteriores, y desarrollado una lista de quince posibles indicadores de organicidad.
Sólo cinco de esos indicadores obtuvieron correlaciones significativas con un criterio externo
de puntuación (Indice de deterioro de la Batería de Tests Neuropsicológicos de Halstead
Reitan). La “Escala proyectiva de clasificación del deterioro” resultante (ver tabla 11-6), se
puntúa con una escala de tres puntos, los puntajes se conceden para un indicador no presente
(0), presente en un dibujo (1), o presente en ambos dibujos (2). La escala tiene pues
rango de 0 a 10. La fiabilidad interjueces para la puntuación total y para cada uno de los
cinco indicadores, fue alta (de .79 a .95), así como la partición en dos mitades (.89). La
validez fue baja para cada uno de los indicadores (de .31 a .37), pero hubo una moderada
correlación entre la suma de las puntuaciones y el índice de deterioro de Reitan (.50). Se
recomienda un punto de corte entre 7 y 8, para identificar un déficit neurológico. Aunque los
resultados anteriores son modestos, estos indicadores pueden servir como un breve screening
para identificar organicidad. De todas formas, las mismas precauciones que aplicamos en el
test de Bender, son probablemente relevantes cuando usamos el DAP para identificar
organicidad. Estas precauciones incluyen una poca sensibilidad para los niveles de deterioro
sutiles, el solapamiento con indicadores emocionales y la dificultad para identificar
disfunciones del hemisferio izquierdo (ver ventajas y limitaciones para el test de Bender).

Tabla 11-6. Indicadores de organicidad en el DAP y correlaciones con medidas de


validez
___________________________________________________________________________

Correlaciones con
Indicador el índice de deterioro.
___________________________________________________________________________

1. Figura sin equilibrio.


.37
2. Detalles importantes omitidos (en la cabeza: ojos, nariz, boca,
orejas o pelo; en el cuerpo: brazos piernas, o el dorso; en las
extremidades: pies, manos o dedos - no se puntúan como omitidos
si se dibujan detrás de la espalda, en cambio puntúa si el dibujo
sale fuera de la página).
.31

3. Distorsiones groseras del cuerpo (se distorsionas otras partes


que no sean la cabeza y las extremidades, por ejemplo cuerpos
en forma de cuadrado o de pera, falta de simetría, piernas
más pequeñas que los brazos, discrepancia entre el tamaño
de brazos y piernas, brazos desiguales, barriga anormalmente hinchada). .46

4. Síntesis pobre (integración pobre de los brazos, piernas,


cabeza o cuello con el tronco, brazos que parecen pegados,
dislocados o en un lugar equivocado. Extremidades o cuerpo dislocados). .37

5. Control motor pobre (destrucción de las líneas: cambios de


dirección en líneas rectas de más de 6 milímetros, líneas de puntos
o de guiones, líneas dentadas, etc).
.35

Suma del índice proyectivo de deterioro


.50

_____________________________________________________________________
Adaptado de McLachlan y Head (1974).
_____________________________________________________________________

EL TEST DE LA CASA, EL ÁRBOL Y LA PERSONA.

El test de la Casa-Arbol-Persona (HTP) fue desarrollado originalmente por Buck


(1948) y Buck y Hammer (1969) quienes propusieron que, además de los dibujos de figuras
humanas, también las figuras de casas y árboles podían estar relacionadas con aspectos
relevantes de la persona. Las casas, los árboles y las personas, son objetos familiares y
aceptables para ser dibujados y producirán un mayor número de asociaciones que otros
objetos de carácter más neutro. El HTP tiene, potencialmente, algunas ventajas sobre el DAP,
en el sentido en que, no sólo incluye dibujos de figuras humanas, sino que la mayor variedad
de objetos dibujados aumenta la probabilidad de producir un mayor número de áreas para ser
interpretadas. Si la casa, el árbol y la persona se dibujan conjuntamente en una hoja de papel,
como recomiendan Burns y Kaufman (1970, 1972) y Burns (1987), entonces la
representación a menudo da por resultado una historia integrada y con interacción.
Los primeros autores que desarrollaron este test, se basaron en la teoría freudiana
tradicional, como se muestra en el siguiente comentario de Handler (1985) sobre la chimenea
de la casa.
“... si un sujeto sufre conflictos psicosexuales, la chimenea -en virtud de su
diseño estructural, y debido a que es una protuberancia, que sobresale del cuerpo
de la casa- es susceptible de recibir la proyección de los sentimientos internos del
sujeto sobre su pene.” (p. 137)

No obstante, Burns (1987), así como muchos otros autores, enfatizó una
aproximación más humanística y/o junguiana.
La desventaja del HTP (y otras técnicas de dibujo incluidas a continuación en éste
capítulo), es que adolece de una investigación extensa, como de la que dispone el más
tradicional DAP. Por ello el HTP es todavía menos estandarizado y empíricamente basado
que el DAP. El HTP (así como el Dibuja una Familia, Dibujo de la Familia Kinética, etc.)
acostumbran a ser técnicas atractivas, y a ser usadas frecuentemente, por los clínicos
interesados en enfoques intuitivos, interactivos y metafóricos. En gran parte es similar a la
interpretación de los sueños, en el sentido de basarse en las asociaciones que el terapeuta o
el paciente hacen sobre los dibujos. A menudo el significado es obtenido básicamente
involucrando interactivamente al paciente. Por esto un gran número de terapeutas de arte
acostumbra a usar estas y otras técnicas de evaluación relacionadas como preludio para una
técnica terapéutica.
La administración del HTP es similar a la del DAP, excepto en que al sujeto se le
pide dibujar una casa, un árbol y una persona, en hojas separadas de papel. Típicamente, el
orden de los dibujos viene dado por la secuencia anterior, debido a que la casa y el árbol se
consideran más fáciles y menos amenazantes que el dibujo de la persona. Algunos clínicos,
prefieren tener primero el “dibujo de una persona” (DAP) y después piden al sujeto que
“dibuje una persona del sexo opuesto”. Si se dispone de dos figuras humanas de los dos
sexos, los clínicos tienen la posibilidad de puntuarlos e interpretarlos de la misma forma
que el DAP. La hoja de papel en la que debe dibujarse la casa, debe darse al sujeto en
posición horizontal, mientras que la página destinada al árbol y a la persona, deben ser
presentadas de forma vertical. Se puede pedir al cliente que dibuje lo mejor que pueda.
Mientras que el primer conjunto de dibujos debe hacerse en lápiz, algunos clínicos prefieren
tener la secuencia repetida, con versiones cromáticas, en la que el sujeto hace los dibujos
usando lápices de colores o rotuladores.
Una variación eficaz, recomendada por Burns y Kaufman (1970, 1972) , es que la
persona dibuje los tres objetos en la misma hoja de papel. Burns (1987) incluyó más tarde,
una versión kinética (el Casa, Árbol y Persona en movimiento o KHTP), usando las
siguientes instrucciones: “Dibuje una casa, un árbol, y una persona entera, en este trozo de
papel, efectuando algún tipo de acción. Intente dibujar la persona al completo, no una
caricatura ni un dibujo de palotes.” (p. 5). Esta versión ahorra tiempo, y produce a menudo
una historia con energía e integrada. Desafortunadamente, acostumbra a haber menos
detalles en los objetos que derivan del HTP (o sus variaciones), y por tanto los
procedimientos y bases de datos para puntuar e interpretar el DAP, no pueden ser utilizados.

Signos de adaptación en el HTP.

Al igual que hay signos de salud en el DAP, los hay similares con el HTP,
conceptualizados y enumerados por Burns (1987). La casa se representa como un lugar
feliz, y contiene signos de calidez y apertura (como un camino hacia la puerta, ventanas y
puertas aparentemente accesibles, etc). Debería dar también una sensación de estar
completa e integrada, y contar con la presencia de objetos hogareños (animales, juguetes,
flores). El árbol debería dibujarse completo, entero y armonioso y aparentando movimiento
hacia arriba y hacia el exterior. Las ramas también tendrían que parecer desarrolladas y
saludables y dibujarse continuas y no rotas. Muchas de las características de adaptación del
DAP también se aplican a las personas dibujadas en el HTP, en el sentido de incluir todos
los detalles esenciales, estar bien apoyadas, ser moderadamente simétricas y receptivas.
Cuando se dibujan los tres objetos, la casa, el árbol y la figura humana en una misma
página, se espera que una persona adaptada integre los tres objetos en una interacción
coherente. Los objetos no estarán ni demasiado separados y distantes, ni demasiado juntos y
chocando unos con otros. Su tamaño y su posición deben ser apropiados, aunque expresen
diferencias individuales entre los sujetos que realizan el test.

Consideraciones interpretativas generales.

Una aproximación teórica a la interpretación del HTP, es considerar la casa, el


árbol y la figura humana, como una representación de diferentes aspectos del self. La casa
representa la parte del yo que corresponde al cuerpo (la “casa” en la que uno vive), así
como el apoyo para el crecimiento, la estabilidad y el sentido de pertenencia. El árbol está
más relacionado con el sentido de crecimiento de la persona, la vitalidad y el desarrollo. El
tamaño relativo y la calidad de estas dos figuras, pueden revelar actitudes y sentimientos
del sujeto hacia estos aspectos. La persona representada en el dibujo, es una forma más
directa de representación del yo, pero (si se dibujan los tres objetos en una misma página),
el tamaño relativo y la proximidad de la figura, en relación a la casa y el árbol, pueden
revelar, cómo se relacionan entre sí diferentes aspectos del yo. Por ejemplo, si diferentes
objetos se tocan, puede significar que el sujeto está teniendo dificultades para separarse, o
para desenmarañar diferentes aspectos de su vida.
Una teoría similar, mantiene que la casa representa la madre del sujeto, mientras que
el árbol representa a su padre. La ubicación de la persona (self), podría indicar el grado en
que el sujeto se siente próximo a uno o ambos padres. La persona puede sentirse distante de
ambos padres, atrapado en medio de ambos (tirado, haciendo de mediador, dando apoyo) o
más próximo a uno de los padres. Si los padres del sujeto están experimentando un
conflicto o están separados/divorciados, el árbol y la casa pueden estar dibujados en
diferentes lados del papel. Si uno de los padres es significativamente más grande que el
otro, puede reflejar un mayor poder y dominio por parte del más grande.
Burns (1987) sugiere que el orden en que los objetos se dibujan, refleja el grado
relativo de importancia que se les da a los diferentes objetos (aspecto de la persona, padres).
Dibujar el árbol en primer lugar, indica sujetos que se identifican principalmente con el
crecimiento, desarrollo o pulsiones de vida y muerte. El significado queda más claro si
consideramos los detalles del árbol. ¿Es armonioso, balanceado y sano, o está muerto y
deteriorado? Si la casa se dibuja en primer lugar, la preocupación principal del sujeto, será
el sentido de pertenencia, de desarrollo o el cuerpo y sus necesidades. De nuevo, la manera
en que se dibuja la casa, proporciona información más específica de estos aspectos de la
persona. ¿La casa está representada como un lugar abierto y acogedor, parece una prisión,
es dominante o es un lugar que simboliza, principalmente, poder y éxito? De la misma
forma, el dibujo de la persona, proporciona información más directa sobre el sujeto. ¿La
representación de la persona está escondida, o se muestra abiertamente, necesita demostrar
éxito y poder, en que grado se preocupa por el cuerpo y sus necesidades? Si la persona se
dibuja en primer lugar, y es además una representación relativamente grande, en
comparación a los otros objetos, significaría preocupación por su self, lo cual es
consecuente en una persona centrada en sí misma, quizá hasta el punto de llegar al
narcisismo, o hedonismo. Si dibuja a otra persona en lugar de a sí mismo, significaría
interés extremo u obsesión por la persona representada. Este hecho, podría significar amor
intenso, odio, veneración por algún héroe o ídolo, o quizá un proceso de duelo no del todo
elaborado, debido a la pérdida de algún familiar.
El significado de la estructura y la forma (presión de la línea, sombreado, detalles,
etc.), en el HTP/KHTP es similar a las interpretaciones del DAP. De cualquier modo, las
interpretaciones tendrían que hacerse con más precaución, ya que el mayor número de
dibujos, y una mayor complejidad de la tarea (cuando los dibujos se dibujan en una misma
página), pueden implicar algunas diferencias.

Interpretación del contenido.

El siguiente resumen sobre características del contenido, incluye interpretaciones


clásicas, disponibles en la literatura. El material sobre la persona dibujada en el HTP, remite
al lector a la discusión anterior sobre el DAP, mientras que el material más específico sobre
la casa y el árbol, se extrae de los trabajos de Bolander (1977), Buck (1948,1966), Burns
(1987), Jolles (1971), y Hammer (1954, 1958, 1985). También se citan otros autores en el
texto al comentar sus investigaciones. Gran parte de este material se basa en la experiencia
clínica y teorías del inconsciente, por lo que no debe considerarse empíricamente validado.
Más bien, este material se incluye para intentar proveer a los clínicos de pistas útiles, que
pueden seguir profundizando en la interacción con sus clientes, integrándolas en el contexto
de los datos de la entrevista y los resultados de otras pruebas. La interacción
cliente/terapeuta con el dibujo, puede iniciarse con una pregunta abierta, como preguntar al
sujeto qué cree que está ocurriendo en el dibujo. Ejemplos de preguntas más específicas, se
incluyen en el Apéndice Q.

La Casa. El simbolismo de la casa ha estado sujeto a diferentes interpretaciones. Se


puede concebir, como un símbolo del self, en el que diferentes partes de la casa
representarían diferentes aspectos del self (el tejado como la vida de la fantasía y las puertas
y ventanas, como accesibilidad a las relaciones interpersonales). Puede también
representar el cuerpo. Además, el hogar es normalmente el lugar donde nos criamos y
dónde nos sentimos seguros, por tanto puede sugerir actitudes hacia esas cualidades, al
igual que actitudes hacia la vida en el hogar en general. Tradicionalmente muchas de esas
cualidades son expresadas por la figura materna; la casa expresa por tanto, la actitud hacia
la propia madre, o de forma más general, hacia la maternidad. La primera aproximación y
más general hacia la interpretación de la casa, es tratar de entender el tono emocional
general, el grado de calidez o accesibilidad de la casa. ¿Es humilde y simple o grande y
ostentosa, está cargada de numerosos detalles o son escasos y parece vacía? Si se incluyen
detalles ¿cómo contribuyen a la impresión general de la casa? ¿Es un lugar accesible o
cerrado? ¿La casa domina el dibujo o es pequeña y situada en un extremo de la página? Una
casa extremadamente pequeña sugiere rechazo de la vida en el hogar, mientras que una casa
extremadamente grande y dominante, puede reflejar una visión restrictiva y controladora
del hogar.
Una vez determinada la impresión general de la casa, el terapeuta puede centrarse en
detalles más específicos. El tejado (incluido el ático), se considera a menudo como la
representación de la vida de fantasía o del lado intelectual. Un tejado sumamente grande,
sugiere personas introvertidas o extremadamente inmersas en su mundo interno de fantasía.
Si se dibujan ventanas en el tejado, pueden tender a ver el entorno a través de su mundo de
imágenes fantasiosas. La ausencia de tejado, sugiere una orientación constrictiva y
concreta. Por ejemplo, las personas con retraso mental, a menudo colocan una sola línea
para representar el tejado.
Las paredes representan el grado de fuerza del ego. Paredes que se desmoronan o
derrumban, pueden reflejar la desintegración de la personalidad, un exagerado refuerzo de
las paredes sugeriría, en cambio, miedo a desmoronarse, ya que la protección añadida, es
una necesidad de proporcionar protección, y las paredes transparentes (aunque son
frecuentes en niños pequeños), indicarían poca conciencia de la realidad.
La puerta y las ventanas, son las partes de la casa que conectan con el mundo
exterior. Si son pequeñas, con cerrojos, o las puertas y ventanas están barradas, nos sugiere
que la persona puede ser tímida, introvertida e inaccesible, o posiblemente desconfiada o
incluso hostil. Esto se acentúa si se eliminan las puertas o ventanas. Una puerta abierta y/o
muchas ventanas, sugieren grandes necesidades de contacto con los demás. Sin embargo, si
se hacen demasiadas oberturas, puede tratarse de una persona muy dependiente. Unas
ventanas muy grandes, especialmente en las habitaciones o en el baño, sugieren
exhibicionismo. La ausencia de ventanas en el HTP, en combinación con otra serie de
rasgos -incluyendo cabezas agrandadas, la ausencia de pies y figuras extremadamente
geométricas- se han encontrado con frecuencia, en niños que han padecido abusos (Blain,
Bergner, Lewis y Goodstein, 1981).
Una chimenea puede estar relacionada o con la disponibilidad de una persona y su
calidez, o con sus sentimientos de poder y masculinidad. Una chimenea ausente sugiere
pasividad o falta de calidez emocional en el hogar del sujeto. Las cantidades normales de
humo, se consideran una acentuación de calidez en el hogar, mientras que una excesiva
cantidad de humo, sugiere tensión intensa o agresividad contenida, turbulencias
emocionales y conflictos. De cualquier modo, las interpretaciones de la chimenea deben
tener en cuenta factores como la geografía (por ejemplo los trópicos) y la estación del año
(verano o invierno).
Además de la casa en sí misma, muchos sujetos incluyen varios accesorios en la
casa, el más frecuente es dibujar un camino. Los caminos estrechos y que llegan de forma
directa a la puerta, sugieren que la persona es accesible, abierta y directa. Por el contrario,
la ausencia de camino, indica que la persona puede ser cerrada, distante y aislada. Los
caminos largos y con curvas, reflejarían personas que inicialmente son distantes, pero que
más tarde pueden ser cálidas y accesibles. Si el camino es exageradamente amplio, el sujeto
puede expresar en un principio un sentido superficial de la amistad, pero después puede
llegar a ser distante. La presencia de vallas sugiere que el sujeto está a la defensiva. Si se
incluyen muchos detalles irrelevantes, el sujeto puede indicar grandes necesidades de
estructurar el ambiente, tal vez debido a un sentimiento interno de inseguridad.

El Árbol. Para empezar, se puede obtener una impresión general del árbol fijándose
globalmente en la sensación que transmite y el estilo. Basándonos en esto, podemos obtener
una idea acerca de la relación que el sujeto tiene con el ambiente. ¿El árbol está completo,
balanceado, es armonioso, abierto e integrado en la escena? Si el árbol está atrofiado a
causa del ambiente, puede indicar que el sujeto se ha visto afectado por un ambiente
estresante. Un árbol sin ramas, significa que la persona tiene poco contacto con la gente. La
edad del árbol puede proporcionar un índice general sobre la edad psicológica que la
persona siente tener.
Además de la impresión general que el árbol proporciona, los clínicos, pueden
fijarse en rasgos específicos. El tronco, por ser el centro y la parte más vital del árbol,
puede representar el grado de fuerza interior, así como la autoestima o la integridad de la
personalidad. El uso de líneas débiles y superficiales para representar el tronco, indican
vulnerabilidad, pasividad e inseguridad. También se pueden representar estas mismas
preocupaciones en el sombreado del tronco, o con líneas reforzadas (defensividad), o
perforando el tronco. Las cicatrices o nudos indican posibles experiencias traumáticas, y la
edad en que el trauma ocurrió, puede determinarse, en ocasiones, por la altura de la cicatriz
o nudo (por ejemplo, un nudo a mitad del tronco, en un dibujo de un niño de diez años,
representa un trauma a la edad de cinco). Los troncos estrechos sugieren un precario nivel
de adaptación. Si la corteza del tronco es muy marcada, supone ansiedad; la corteza que se
dibuja con cuidado excesivo puede mostrar una personalidad rígida y compulsiva. Si el
árbol o tronco está partido por la mitad, sugiere una desintegración severa de la
personalidad.
Las ramas y la estructura de la raíz, simbolizan diferentes aspectos de la
personalidad. La función de las ramas es ser el medio por el cual el árbol se extiende hacia
afuera y se relaciona con el entorno. Las ramas reflejan el grado de crecimiento de la
persona y el grado de recursos percibidos. Si las ramas se mueven hacia arriba, la persona
puede ser ambiciosa y oportunista, mientras que si crecen hacia abajo (tipo sauce llorón),
sugieren un bajo nivel de energía. Las ramas cortadas representan una sensación de estar
traumatizado, y las ramas muertas, indican sentimientos de vacío y desesperanza. Las ramas
pequeñas sugieren que la persona presenta dificultades para obtener la atención de su
entorno, y las pequeñas ramas nuevas que brotan del árbol, pueden representar un nuevo
crecimiento personal, o inmadurez emocional. Si hay una casa en el árbol, el sujeto puede
expresar la necesidad de huir de un ambiente amenazador.
Por el contrario, las raíces reflejan el grado en que uno se siente arraigado y seguro.
Las raíces hacen referencia a cómo la persona se ciñe a la realidad, pero también refleja las
relaciones de la persona con el pasado. Si el sujeto está pasando un mal momento
”tratando de aferrarse a la vida”, las raíces pueden ser pequeñas e inefectivas o puede
compensarlo haciéndolas penetrantes o en forma de garra. Las raíces muertas indican vacío
y ansiedad consistente posiblemente con obsesividad compulsiva, especialmente si hay
excesivos detalles en otras áreas.

La Persona. Si se dan instrucciones de dibujar los objetos en hojas de papel distintas,


entonces la tarea y el resultado de la producción es bastante similar al DAP. En
consecuencia puede utilizarse una interpretación muy similar, incluyendo las escalas
objetivas y la interpretación del contenido. Sin embargo deben tomarse algunas
precauciones, ya que el dibujo de la persona se realiza después que la casa y el árbol, y el
cansancio del sujeto puede causar ligeros cambios en el contenido y en el estilo de los
dibujos (por ejemplo menos detalles, la disminución en la presión de las líneas). Si se usa la
administración del test que requiere que los tres objetos se integren en la misma página, es
probable que la figura humana sea significativamente más pequeña que en el DAP. Las
diferencias se acentúan si se le pide al cliente/artista que dibuje una persona “haciendo
algo” (KHTP). Por ello, las interpretaciones de la figura humana, deberían hacerse incluso
con mayor precaución. El mejor enfoque en este caso será centrarse en el tema(s) expresado
en el dibujo y la situación de los diferentes objetos y personas, y comprometer al sujeto en
hacer sus propias asociaciones con el dibujo.

EL DIBUJO DE LA FAMILIA: EL TEST DE LA FAMILIA Y EL TEST DE LA


FAMILIA EN MOVIMIENTO.

Mientras el DAP, y en menor grado el HTP / KHTP, se centran en dinámicas


individuales, muchas personas interesadas en evaluación y terapia, se han interesado por
entender la estructura y las relaciones familiares. Al igual que con las técnicas gráficas
comentadas anteriormente, el dibujo de la familia proporciona una forma menos
amenazante de revelar esta información que las preguntas directas. Esto es especialmente
cierto en el caso de niños y adolescentes, que tienen normalmente mayores dificultades que
los adultos para expresar qué sienten sobre sus relaciones. Los dibujos de la familia fueron
sugeridos originalmente por Appel (1931) y Wolf (1942), pero más tarde se desarrollaron de
forma más amplia en el DAF, creado por Hulse (1951) y Harris (1963). La técnica ganó una
popularidad considerable en los años 60 y 70, con el incremento del desarrollo y utilización
de la terapia familiar.
La administración implica proporcionar a la persona un papel, un lápiz y una goma
de borrar y pedirle “haga un dibujo de su familia” (Harris, 1963). Cuando el sujeto termina
el dibujo se le hacen unas preguntas para identificar las diferentes personas del dibujo. Se
ponen los nombres, al igual que el nombre del sujeto y la fecha en que se realiza el dibujo.
La interpretación sigue procedimientos similares a los del HTP. En un principio se
hace una apreciación holística de los dibujos, con el fin de notar características como la
sensación que trasmite y el estilo. Seguidamente se evalúa el significado que subyace al
tamaño y la ubicación de las figuras. Normalmente esta evaluación proporciona
información sobre la forma en que la persona se ubica dentro de la familia. La proximidad
emocional se refleja con la relativa proximidad física en el papel. Un padre inaccesible
puede situarse en una esquina, lejos del resto de miembros de la familia. Un sujeto que se
siente rechazado, puede situarse en una esquina o bastante lejos de los otros miembros de
la familia, puede dibujarse en la parte de atrás de la hoja o incluso omitirse por completo.
Las figuras grandes y las que se dibujan primero, es más probable que sean percibidas por
el sujeto como más importantes o con más poder que las que se dibujan pequeñas o en
último lugar. Al igual que en el DAP, la estructura y las propiedades formales del dibujo,
pueden indicar rasgos como la ansiedad, indecisión o confianza. Por ejemplo un miembro
de la familia, que genera ansiedad en el artista/cliente, puede tener una mayor cantidad de
sombreado.
Una variación más reciente y bastante popular del DAF, es el dibujo de la familia en
movimiento (KFD), de Burns y Kaufman (1970, 1972). Estos autores han criticado el test
de la familia (DAF), por producir dibujos demasiado rígidos, con poca energía y sin
interacción e intentan corregir estas características, pidiendo al cliente que dibuje a su
familia “haciendo algo”. Normalmente, estas indicaciones se complementan pidiéndole al
sujeto que se incluya también en el dibujo. Una vez terminado el dibujo, el sujeto debe
describirlo y/o contar una breve historia sobre el dibujo. Esto ayuda al terapeuta a aclarar
las interacciones, los personajes y el mensaje subyacente del dibujo.
Al igual que en el DAF, el terapeuta debe anotar el orden en que se dibuja cada
figura, así como el tamaño, ubicación y cualquier indicador de ansiedad (sombreado,
presión de las líneas, borrado). A diferencia del DAF, es importante analizar el tipo de
actividad que realiza la familia. Una actividad pasiva, como ver la televisión, podría reflejar
una familia con un nivel bajo de energía y en la que los miembros no se comunican.
Colocar a los padres en los extremos de la mesa, en un dibujo que representa una comida
puede indicar que se percibe a los padres como emocionalmente distantes. Para facilitar la
interpretación del KFD, Burns y Kaufman (1972) proporcionan unas puntuaciones, a través
de un Análisis de rejilla, que se centra en la colocación de las diferentes figuras. Las
siguientes hipótesis interpretativas derivan principalmente de lo que implican diferentes
dimensiones de la rejilla. En ocasiones, las diferentes figuras del dibujo son representadas
en una posición precaria, lo que sugiere que el sujeto tiene un sentimiento de tensión
interna, o de tensión hacia la persona. Poner una persona en una esquina, o en la parte de
atrás u omitirla, sugiere que el artista/cliente percibe a la figura como una persona
emocionalmente distante de la familia, o quizá el sujeto tiene el deseo de que sea así (como
en casos de intensa rivalidad entre hermanos). Si un individuo se eleva sobre los demás en
el dibujo, el cliente percibe esta figura en una posición de dominancia, poder o estatus en
la familia. Las manos extendidas sugieren el hecho de que la figura está controlando el
entorno que le rodea (y lo hace habitualmente). Si una persona está haciendo algo diferente
de los demás, este individuo puede ser diferente en la vida real (excepcional, rechazado,
excéntrico). El fuego o la luz, pueden representar sentimientos positivos entre las personas.
Por el contrario, situar una pared o una barrera entre las personas, sugiere distancia
interpersonal. Los sentimientos de inseguridad y ansiedad, pueden ser representados por
nubes oscuras y espesas, y el subrayado puede utilizarse para compensar un sentimiento
de inestabilidad.
Se han ideado cinco formas diferentes de puntuar el DAF o el KFD. Cada una de
ellas ha obtenido diferentes grados de éxito, en relación a la fiabilidad entre examinadores,
validez concurrente y la sensibilidad a los cambios en la situación clínica del cliente. Por
ejemplo, Wright y McIntyre (1982), desarrollaron una escala formada por 15 ítems,
incluyendo variables como organización pobre, figuras pequeñas, el autorretrato pequeño
en comparación con las otras figuras, separación de uno mismo respecto a los otros,
carencia de detalles, diferenciación sexual pobre, expresión de poca energía en el propio
sujeto y en su familia y gran cantidad de espacio en blanco. La presencia de estos (y otros)
elementos, discriminan adecuadamente entre personas depresivas y normales y también
demuestran sensibilidad para detectar mejoras. La fiabilidad entre examinadores es del
orden de .87, pero la fiabilidad test-retest fue baja, debido en parte al mayor grado de
cambio encontrado en niños. Algunos autores han encontrado que un mayor grado de
aislamiento de sí mismo en los dibujos, discriminaba a niños con dificultades (Raskin y
Bloom, 1979; Sayed y Leaverton, 1974), mientras que McGregor (1979), no encontró que
el KFD fuera capaz de hacer discriminaciones útiles entre la población clínica y la normal.

PROCEDIMIENTOS DIVERSOS

Los test proyectivos, de expresión gráfica, que más se utilizan son, el DAF, el HTP/
KHTP y el DAF/ KFD. Pero hay otros procedimientos valiosos que incluyen técnicas de
movimiento adicionales, dibujos hechos en grupo y dibujos libres. Siguiendo el énfasis
inicial de Burns y Kaufman (1970, 1972), en que las personas de los dibujos tienen que
estar “haciendo algo”, diferentes técnicas han sido utilizadas para diferentes ámbitos -
incluyendo la escuela, los negocios, la política y la religión. La técnica más plenamente
desarrollada es la de Prout y Phillip (1979), en el Dibujo de la Escuela en Movimiento
(“Kinetic School Drawing”), en la que se pide al sujeto que dibuje a los miembros de una
escuela “haciendo algo”. Las puntuaciones y la interpretación, son similares al KFD, ya que
se consideran elementos como si el sujeto se incluye o no en el dibujo, la distancia entre el
alumno y el profesor, los tipos de interacción y el número de pares que se incluyen. Aunque
las interpretaciones se basan principalmente en la impresión clínica, se han encontrado
correlaciones entre elementos en los dibujos considerados como favorables a la escuela y el
éxito académico (Prout y Celmer, 1984). Knoff y Prout (1985), enfatizan el hecho de que el
KSD puede ser completado con el KFD, y han intentado integrar ambos métodos de
recogida de datos en el llamado “Sistema de los dibujos kinéticos” (Knoff y Prout, 1985).
Otras variaciones de los dibujos proyectivos, han desarrollado técnicas de uso
grupal. Los miembros del grupo deben hacer sus propios dibujos en presencia de los demás,
o por lo contrario, todos deben participar, como un grupo, en la creación de un solo dibujo.
Otra posibilidad es proporcionar rotuladores y un gran trozo de papel, situarlo en el centro
del grupo y pedir a los miembros que dibujen e ir rotando la página cada pocos minutos.
Kwiatkowska (1978), ha dado importancia a los dibujos de la familia, y sugiere que cada
miembro de la familia trabaje en su propio dibujo. De todas formas, existe la oportunidad
de interactuar, ya que se usan bastidores colocados en círculo, con cada miembro sentado
dentro del círculo, de forma que cada miembro de la familia puede ver fácilmente lo que
los otros dibujan. Se pueden hacer observaciones e interpretaciones posteriores, tanto de la
interacción del grupo mientras se dibuja, como de los dibujos en sí. Algunas familias o
grupos, toman decisiones claras y sin problemas, mientras que otras desarrollan conflictos e
intentan controlar lo que los otros hacen. Los miembros del grupo pueden también volverse
territoriales acerca de su dibujo o porción de dibujo, y defenderlo de la intrusión de los
demás. Es típico que el método de interacción dentro de la sesión de dibujo, revele patrones
típicos que se dan fuera de la sesión.
Otra técnica es hacer que el cliente dibuje una isla y sugerirle que incluya todas las
cosas que necesitaría si tuviera que vivir en ella. Los objetos que escoge y la manera en que
se representa cada objeto, pueden ayudar a identificar los temas dominantes y los valores en
la vida del cliente. Otras opciones más libres son dibujar cómo se siente o cómo percibe
una situación específica - como nacimiento, muerte, conflicto o felicidad. El enfoque menos
estructurado es observar dibujos espontáneos.
Cualquiera de las técnicas precedentes, pueden usar muchas de las aproximaciones
interpretativas descritas por los métodos más formales (DAP, HTP, etc.). Los interpretes
deben observar la sensación, el tono, el humor o calidad del dibujo, considerando también
el significado de la calidad de la línea, del tamaño de las figuras, la situación relativa de
cada objeto y los temas o contenidos. Tales interpretaciones pueden variar en cuanto a la
cantidad de interacción entre el terapeuta y el artista/cliente, y pueden ser influenciadas por
la orientación teórica del que interpreta.

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Tabla 11-1. Items esperados y excepcionales en los dibujos de la figura humana de niños y niñas de 5 a 12 años.

Nota: E. Koppitz, Psychological Evaluation of Children’s Human Figure Drawings. New York: Grune & Stratton, Inc., 1968. Reproducción
autorizada.

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