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(2ª Edición)
Gary Groth-Marnat
DIBUJOS PROYECTIVOS
El intento de entender a los individuos basándonos en las interpretaciones que ellos
mismos hacen de su mundo tiene una larga historia. Secciones del Hindú Upanishad discuten
el significado de tres interpretaciones diferentes, expuestas por tres personas sobre las
palabras de un maestro espiritual. Las afirmaciones de los Oráculos griegos eran igualmente
abiertas a gran número de interpretaciones, que variaban según las necesidades y las
expectativas personales del oyente. De forma similar, las interpretaciones de los trabajos
artísticos se considera que aportan datos tanto sobre el artista como sobre la obra en sí. Como
dice Hammer (1958) : “cuando un autor pinta un retrato, en realidad pinta dos, al modelo y
a él mismo.” Aunque los métodos intuitivos de interpretación de dibujos tienen una larga
historia, que abarca varios siglos, una aproximación más empírica se ha popularizado sólo
los últimos 30 o 40 años.
La interpretación de dibujos (y los tests proyectivos en general), se basa
claramente en la teoría psicoanalítica. Uno de los paradigmas centrales de éste procedimiento
es que una gran parte de los aspectos de la personalidad no son accesibles a la expresión
consciente, por tanto los cuestionarios y inventarios son de valor limitado. Para obtener una
correcta visión del mundo interno de una persona, es necesario de una u otra forma engañar a
las defensas inconscientes y a las resistencias conscientes. Desde una perspectiva
psicoanalítica, es pues esencial una aproximación indirecta como son los dibujos proyectivos.
A través de la creación simbólica, se representan temas, dinámicas y actitudes importantes
de un individuo. La teoría psicoanalítica también asume que, no solamente es posible que se
dé la expresión simbólica, sino que todas las percepciones y respuestas están predeterminadas
por las cualidades y fuerzas internas. Éstas expresiones idiosincráticas de la dinámica interna
se dan con facilidad cuando la persona dibuja cualquier cosa en un trozo de papel en blanco.
La proyección de aspectos internos fácilmente implica ansiedad que provoca imágenes,
sensaciones, pensamientos y recuerdos. A través de la externalización hacia el mundo
externo, la persona crea una distancia entre ella misma y su ansiedad provocada por las
imágenes, de ese modo temporalmente reduce la ansiedad. La comprensión de éstas
proyecciones tiene la posibilidad de revelar las predisposiciones, conflictos y dinámicas de
una persona.
Los dibujos proyectivos son técnicas expresivas ya que sugieren aspectos de
una persona mientras ésta está llevando a cabo alguna clase de actividad. Otros ejemplos de
técnicas proyectivas expresivas son las de interpretar “role-playings”, dramas, el juego
infantil, o la comprensión del significado latente que subyace en los chistes. Hay una
extensa variedad de enfoques sobre el uso de técnicas proyectivas de expresión, así como de
dibujos proyectivos. Algunos clínicos piden sencillamente al sujeto que dibuje la figura de
una persona, mientras otros piden que se dibuje también la figura del sexo opuesto, una
casa, un árbol, que se explique una historia sobre cada dibujo, o que se utilicen lápices de
colores o ceras.
A pesar de las críticas sobre sus cualidades psicométricas, los dibujos
proyectivos han demostrado ser altamente populares. Eso fue especialmente cierto en los 50 y
60, cuando la teoría psicoanalítica fue la predominante. En 1961, Sundberg publicó que los
dibujos proyectivos representaban el segundo test más utilizado en hospitales, clínicas y
centros de orientación psicopedagógica. Durante la década de los 70 y especialmente en los
80, su uso declinó debido a los pobres resultados de las revisiones respecto a su validez, a la
desconfianza en la teoría psicoanalítica, al énfasis en los determinantes situacionales del
comportamiento y a cuestiones relacionadas con el coste-beneficio. De todos modos, los
dibujos proyectivos están aun clasificados entre los 10 tests más frecuentemente utilizados
(Lubin et al., 1984,1985; Piotrowski, 1984) y el 83% de los psicólogos escolares afirman que
frecuentemente o siempre los usan (Pront, 1983).
HISTORIA Y DESARROLLO
FIABILIDAD Y VALIDEZ
VENTAJAS Y LIMITACIONES
Una dificultad añadida es que, muchas de las hipótesis interpretativas no han sido por
una parte plenamente investigadas, y por otra las investigaciones que se han hecho han sido
defectuosas. En particular, muchos de los primeros estudios no consideraron la importancia
de los datos estandar al evaluar la significación de la interpretación. Por ejemplo, si el
grupo estudiado estaba formado por personas en psicoterapia y se esperaba que sus dibujos
mostraran baja autoestima o niveles altos de ansiedad, había una alta probabilidad de acertar
simplemente porque una alta proporción de las personas en psicoterapia sufren estas
dificultades. Los datos estandar tampoco se incluyeron para la presencia de características
especificas de los dibujos, como es la frecuencia de cabezas grandes, personas dibujadas sin
ropa o inclusión de pistolas o cuchillos. Además, pocos estudios tuvieron en cuenta un
número de factores que pueden influenciar considerablemente los dibujos. Estos incluyen las
habilidades artísticas de la persona, situación en la cual se pasa el test, la inteligencia,
experiencias previas con situaciones similares, las características del examinador y actitudes
acerca de la pasación del test.
Mientras que algunos defensores han sugerido que los dibujos proyectivos están
relativamente libres de la influencia de la cultura (Hammer, 1985; Oakland & Dowling,
1983), otros han cuestionado esta afirmación. Por ejemplo, Sundberg y Ballinger (1968)
notaron las diferencias de contenido que se pueden observar al comparar los dibujos de niños
del Nepal con niños americanos. De forma similar, los dibujos de los niños de regiones del
trópico es mas probable que incluyan escenas al aire libre, un mayor número de palmeras (en
vez de pinos), menos chimeneas y posiblemente menos ropa. Las interpretaciones tienen que
tener en cuenta este tipo de influencias. Otras características de los dibujos parecen ser
universales, como la observación de que el número de detalles aumenta con la edad.
Una de las críticas más importantes de los dibujos proyectivos es la frecuente
subjetividad presente en sus interpretaciones. Esto ocurre principalmente cuando las
interpretaciones se basan en un juicio intuitivo asumiendo un isomorfismo entre los dibujos y
la persona y su mundo (por ejemplo: figura reducida - ego reducido). La subjetividad es doble
ya que, no sólo el cliente proyecta subjetivamente partes de él mismo en el dibujo, sino que el
que interpreta también se proyecta a sí mismo en las interpretaciones. Por ejemplo, Hammer
(1968) se dio cuenta que las interpretaciones de los clientes están relacionadas con las
características propias de los que interpretan (por ejemplo: los clínicos más hostiles ven un
mayor número de "indicadores de hostilidad" en los dibujos).
Chapman y Chapman (1971) sugirieron que la confianza en las interpretaciones
incorrectas y repetidamente usadas, podrían ser debidas a la que ellos llaman "una correlación
ilusoria". Demostraron esto proporcionando a estudiantes universitarios dibujos de figuras
humanas acompañadas de interpretaciones específica. De esta forma se les enseñó la
interpretación "correcta". Entonces se les dio una lista de seis características de personalidad
y se les pidió que hicieran una lista asociando los dibujos con las distintas características. A
pesar de la instrucción previa, los estudiantes no hicieron la lista basándose en su aprendizaje
anterior, sino basándose en asociaciones inválidas derivadas intuitivamente (por ejemplo; se
identifica la desconfianza resaltando los ojos en exceso). Quizás el aspecto más preocupante
del estudio fue que las interpretaciones intuitivas de los estudiantes se correspondían con las
interpretaciones impresionistas hechas por clínicos cualificados. Esta "correlación ilusoria "
se demostró hasta cuando se pedía a los sujetos que trataran de evitarlo (Waller & Keeley,
1978), y es más acusada cuando se procesa gran cantidad de información (Lueger & Petzel,
1979). Esto, combinado con los pobres resultados de muchas investigaciones, sugiere que la
tradición clínica puede que esté más basada en el sentido común que en hipótesis validadas.
De hecho, los que interpretan pueden obviar los resultados de investigaciones, a favor de
interpretaciones intuitivamente sugerentes, aunque no estén contrastadas o hayan sido
contradichas por la literatura empírica.
Un número de limitaciones adicionales y más específicas han sido
dirigidas hacia el uso de las técnicas proyectivas. No hay interpretaciones ni tampoco
sistemas de puntuación unificados y hay un vasto número de variaciones en la
administración. Además, las normas o no existen, o están pobremente desarrolladas. En
muchos casos, los protocolos usados para la interpretación se presentan de manera que
pueden confundirse con manuales de tests con interpretaciones empíricamente establecidas.
El lector mal informado puede por ello hacer interpretaciones incorrectas basadas en éstas
seductoras listas de hipótesis de interpretación. Este problema se agrava ya que muchos
manuales han sido reeditados sin tener en cuenta investigaciones relevantes. Así que muchas
“interpretaciones” están incluidas aún sabiendo que son claramente inválidas. Estos factores
pueden alterar significativamente tanto los dibujos como las interpretaciones resultantes.
Dada la larga y desilusionante investigación empírica, se necesita buscar
alguna explicación para la continuada popularidad de los dibujos proyectivos. Los defensores
enfatizan que los dibujos son simples y fáciles procedimientos, que se pueden administrar
rápidamente, requieren poco material y que son entretenidos para muchos clientes. Además,
los dibujos pueden proporcionar gran cantidad de información relacionada con el
autoconcepto de una persona, el ideal del yo, la percepción de las personas del sexo opuesto,
nivel de adaptación, impulsividad, ansiedad, contacto con la realidad y las áreas de conflicto.
Como se supone que las respuestas dependen de las habilidades organizativas internas, los
dibujos teóricamente proporcionan un índice de la naturaleza y calidad de estos procesos
organizativos. Además, los dibujos proyectivos pueden ser utilizados con niños de un amplio
rango de edad. Como los dibujos son no verbales, pueden ser utilizados con clientes con
pobre habilidad verbal, como los que tienen bajo nivel intelectual, clientes que no hablan la
lengua del examinador, personas con dificultades para la lectura y escritura, o aquellos
retraídos, evasivos o defensivos. La administración se puede realizar tanto individualmente
como en grupo. No sólo los resultados de los dibujos proyectivos pueden ser fácilmente
integrados en informes psicológicos, sino que también puede ser usados para indicar cambios
en la evolución de una psicoterapia.
Considerando las preocupaciones prácticas, del día a día, con las que se
encuentran los clínicos, las mencionadas ventajas de los dibujos proyectivos son
significativas. Sin embargo, cada clínico que piensa utilizar dibujos proyectivos, tendría que
considerar si estas ventajas son suficientes para paliar las dificultades relacionadas con sus
características psicométricas. Los clínicos que quieren un instrumento claro, válido,
consistente para la evaluación de la personalidad, se sentirán frustrados. Por el contrario, los
que se sienten cómodos con una aproximación mas intuitiva, metafórica, especulativa e
interactiva para generar hipótesis y facilitar la interacción, pensarán que los dibujos
proyectivos son procedimientos útiles.
ADMINISTRACIÓN
de la
interacción entre la apariencia física de la persona y su autoconcepto?¿O es otra
cosa, o alguna combinación de alguna otra cosa? La cuestión,
evidentemente, no tiene
De manera que la proyección del self no tendría que ser definida en términos
reduccionistas. Podría ser el self actual del sujeto, su self ideal, su self temido, o puede
representar su percepción de otras personas de su entorno.
Algunos críticos han concluido que el factor mas importante involucrado en el dibujo
de los niños es la madurez cognitiva (ver el criterio de puntuación formal de Goodenough-
Harris) y que la personalidad o los estados emocionales son relativamente menos
importantes. En contraste, otros autores creen que, como los niños tienen menos defensas que
los adultos, es más probable que creen dibujos que sean expresiones vivas, directas y claras
de su estado emocional. Dejando a un lado cual sea la postura correcta, es esencial entender
los tests esperados versus los tests inusuales de los dibujos creados por personas de distintos
grupos de edad. Por ejemplo, es normal para un niño de 5 años no dibujar pies, cabello o
cuello, lo cual quiere decir que su ausencia no puede considerarse clínicamente significativa.
Koppitz (1968) resumió los ítems que se esperan de entre el 86% al 100% de los
dibujos de los niños de edades de 5 a 12 años (ver tabla 11-1). Por ejemplo, la tabla 11-1
muestra que para un porcentaje entre el 86% y el 100% de los niños de 5 años es normal
incluir cabeza, ojos, nariz, boca, etc. Sólo el 15% de la población no incluye estas
características y, cuando se omiten, puede sugerir que la persona es mentalmente inmadura.
En contraste, la tabla 11-1 también incluye ítems inusuales o “excepcionales” que sólo los
incluyen el 15% de la población. Por ejemplo, un niño de 5 años que incluya características
como la rodilla, el codo o los dos labios, puede indicar o bien que tiene una habilidad mental
superior o tal vez una preocupación por el área del cuerpo representada. La tabla puede ser,
pues, utilizada para determinar qué características del dibujo son normales versus aquellas
que son inusuales para los niños de distintas edades. El sistema de puntuación más formal de
Goodenough- Harris utilizada para determinar la madurez cognitiva de un niño, puede
sustituir la tabla 11-1 y está resumida en la sección de puntuación objetiva.
Aunque el cambio y la variedad se dan principalmente en los dibujos de los niños más
pequeños, también hay algunos patrones observables en los dibujos de adolescentes y adultos.
La adolescencia es frecuentemente un momento de experimentación y conductas exageradas,
que está frecuentemente reflejada en los dibujos. Por ejemplo, Saarni & Azara (1977)
encontraron que era claramente típico de los adolescentes hombres tener expresiones mas
extremas de la identidad de genero (músculos grandes, expresiones dominantes)
características mas hostiles y agresivas y más dibujos bizarros. En contraste, los dibujos de
las mujeres adolescentes solían mostrar características sugiriendo inseguridad-labilidad y
eran más ambiguos e infantiles. En consecuencia, las interpretaciones han de tener en cuenta
estas características, de manera que los dibujos de los adolescentes con estas características,
han de ser interpretados de forma distinta a los dibujos de los adultos con estas
características. También hay algunas sugerencias de que la gente mayor suele hacer dibujos
más incongruentes, relativamente fragmentados, absurdos y primitivos (Gilbert & Hall,
1966).
Autoestima: La autoestima puede estar indicada por un tamaño moderado (no excesivamente
grande o pequeño) y por una posición sólida, abierta y bien equilibrada de las figuras. La
cualidad del trazo ha de ser definida y firme y tienen que estar representadas todas las partes
esenciales de la persona (piernas, brazos, cabeza, torso, etc.).
Estabilidad y orden: El dibujo parece completo. No hay aspectos inacabados ni faltan detalles
importantes; las partes están integradas y completas.
Procedimientos interpretativos
Se recomiendan los cuatro pasos siguientes como una secuencia a seguir para
interpretar los dibujos proyectivos. Estos pasos combinan las dos posiciones: una
puntuación objetiva y una aproximación más impresionística. Cada clínico en particular
puede basar su confianza en estrategias objetivas o impresionísticas en función de sus
preferencias personales (necesidad de interpretaciones empíricamente validas, sentirse
cómodo con aproximaciones metafóricas) o en las necesidades definidas por el contexto de la
evaluación (como preludio a la terapia, alta validez requerida por una evaluación legal,
riqueza relativa del dibujo, presiones del tiempo).
1. Puntuación objetiva: Los clínicos pueden puntuar a través de uno o más sistemas de
puntuación objetiva incluidos en las siguientes secciones (madurez cognitiva, impulsividad,
ajuste, déficit neurológico). Esto proporciona interpretaciones relativamente válidas, al
mismo tiempo que advierten al clínico de detalles específicos y relevantes del dibujo. Este
enfoque coincide con las conclusiones de los autores de revisiones objetivas de dibujos
proyectivos que recomiendan clasificaciones globales y puntuaciones objetivas como el
mejor método de interpretación.
2. Impresiones globales: Una vez se ha calculado una puntuación específica, los clínicos
pueden volver al dibujo y considerarlo como un todo (Handler, 1985; Morena, 1981). Los
clínicos pueden preguntarse cuál es el estado de ánimo global, el mensaje general, o el
sentimiento del dibujo. ¿Qué nos comunica sobre la visión del mundo que tiene el cliente, su
autoconcepto, actitud ante su cuerpo, percepción del sexo opuesto o receptividad de las
relaciones interpersonales? Este es un proceso altamente intuitivo, en el cual los clínicos
intentan ponerse en el lugar del cliente para mirar el mundo del cliente desde la perspectiva
sugerida por el dibujo. Cualquier impresión/insight inicial puede anotarse y considerarla
más en detalle después .
Se ha abservado que la precisión utilizando este enfoque está muy relacionada con
personas que tienen un alto grado de empatía, intuición, flexibilidad y creatividad y son
sensibles a las relaciones interpersonales (Burley & Handler, 1970). Esto ha sido enfatizado
por Hammer (1968) quien dijo: “ ... en las manos de algunos estudiantes, los dibujos
proyectivos son un instrumento exquisitamente sensible” pero para otros que utilizan un
enfoque pomposo y rígido las interpretaciones son “como teléfonos desconectados” (p. 385).
Además de las características de personalidad, conocimientos relevantes para esta fase
incluyen la interpretación de sueños, mitología, teoría psicoanalítica, apreciación del arte y
mecanismos inconscientes como desplazamiento, substitución y condensación.
3. Consideración de detalles específicos: Una vez se ha hecho una consideración general, los
clínicos pueden hacer un análisis racional de los distintos detalles del dibujo, como está
explicado en términos generales en la sección de Interpretación de detalles específicos. Esto
puede incluir el significado asociado con aspectos inusuales de la figura, como el tamaño
del dibujo, los detalles, la calidad del trazo o el énfasis en el pecho. Sin embargo, el análisis
de estos detalles ha de hacerse cautelosamente, ya que muy pocos signos individuales han
recibido un apoyo empírico claro. Incluso los más firmes defensores de los dibujos
proyectivos afirman que, una de las peores violaciones al trabajar con dibujos es hacer
interpretaciones rígidas de signos aislados. Por ejemplo, Handler (1985) aconseja que los
clínicos no pregunten qué significa un signo específico sino qué podría significar.
Las hipótesis incluidas en esta sección son aquellas que, basadas en los tres resúmenes
básicos de la literatura (Kahill, 1984; Roback, 1968; Swenson, 1968), han obtenido, al
menos, alguna confirmación. También se ha consultado la investigación entre 1984 y 1989.
El criterio de inclusión es que, al comparar los estudios que confirman la hipótesis con los
que la rechazan, haya al menos un número igual de ellos. Además del número de estudios
confirmatorios versus los estudios no confirmatorios, también se tuvo en cuenta la calidad y
relevancia de los estudios. Las hipótesis que están claramente no confirmadas están listadas al
final de la sección.
Antes de intentar hacer interpretaciones de detalles específicos, los clínicos tendrían
que observar una serie de precauciones. La mayor parte de la investigación ha producido
resultados contradictorios hasta para los mejores de estos signos. Swenson (1968) explica la
variabilidad de los resultados como algo consistente con la fiabilidad moderada o baja
asociada, tanto con la frecuencia de estos signos (fiabilidad test-retest) como con el bajo
consenso encontrado al puntuarlos (fiabilidad entre examinadores). En la práctica, esto
significa que cualquier interpretación debe ser hecha con precaución. Handler (1985), en
particular, aconseja preguntar qué podría significar un signo específico más que prestar
atención a qué significa. Los interpretes también deberían tener presente la posibilidad de que
un signo pueda tener un significado específico para el cliente, lo que lleva a hacer una
interpretación idiosincrásica para esta persona, aunque el signo no esté suficientemente
probado en un sentido normativo. Los clínicos que se sienten cómodos con un enfoque más
interactivo y metafórico pueden encontrar la interpretación de signos específicos una fuente
muy rica para obtener información del cliente. Al mismo tiempo, los clínicos tienen que ser
conscientes de las limitaciones y los errores posibles asociados al juicio clínico (ver capítulo
1). Una advertencia final es que, la mayoría de la investigación en la interpretación de signos
específicos, se ha hecho con adultos y adolescentes. Por ello, la utilización de la evaluación
de la personalidad a partir de los dibujos de los niños, ha de enfocarse con mucha prudencia.
Esto es especialmente cierto porque los dibujos de los niños pueden estar más relacionados
con las habilidades cognitivas que con la personalidad (Swenson, 1968). Incluso cuando
aspectos de los dibujos de los niños están relacionadas con la personalidad, es difícil
separarlos de las habilidades cognitivas.
Tamaño: Machover (1949) hipotetizó que el tamaño relativo del dibujo está relacionado con el
nivel de autoestima y energía de la persona. Dibujos extremadamente pequeños, microformas,
reflejan bajo autoconcepto, depresión y falta de energía. Tamaños normales sugieren más altos
niveles de energía y autoestima. Si el dibujo es extremadamente grande, puede indicar
inflación compensatoria, coherente con personas que tienen niveles de energía característica
de maníacos o personas con delirios de grandeza. Machover (1949) posteriormente hipotetizó
que, si los hombres dibujan una figura femenina mucho mas grande que la figura masculina,
puede indicar que están dominados por la figura de su madre o por una figura materna y/o
pueden tener dificultades con la identidad sexual. La investigación empírica ha producido
resultados inconsistentes, pero ha obtenido un moderado apoyo la idea de que el tamaño
refleja los distintos niveles de autoestima, estados de ánimo y grado relativo de autoinflación.
Detalles: Hammer (1954), Handler (1985) y Machover (1949) sugirieron que la inclusión de
un número excesivo de detalles es propia de personas que manejan la ansiedad
obsesivizándose. En esta línea, el número de detalles se ha utilizado no sólo como un índice
bruto de ansiedad, sino también como el estilo con el cual la persona intenta afrontar su
ansiedad. Por el contrario, una falta notable de detalles sugiere retraimiento y una reducción
de energía. Un bajo número de detalles puede ser también propio de personas que son
mentalmente deficientes, indecisas o simplemente están aburridas con la tarea.
Dibujo cromático: Algunas variaciones en la administración sugieren que, además del dibujo
en lápiz, se pida al cliente que dibuje una persona en color utilizando lápices de color.
Hammer (1969) sugirió que la utilización del color podría revelar mejor aspectos cargados
emocionalmente y primitivos de la persona, particularmente si se encuentra bajo presión o
estrés. Aunque esto ha estado apoyado por dos estudios, hasta ahora no ha estado totalmente
estudiado.
Sexo de la primera figura dibujada La hipótesis de la imagen corporal dice que los artistas
no sólo se identifican con la figura que han dibujado, sino que la identificación es más
fuerte con el dibujo que escogen dibujar en primer lugar. Basandose en esta hipótesis,
Machover (1949) y Hammer (1954) sugirieron más tarde que, las personas con una identidad
sexual clara, dibujarán en primer lugar personas de su mismo sexo, y personas con confusión
respecto a su identidad sexual, dibujarían más frecuentemente personas del sexo opuesto.
Investigadores y teóricos posteriores han indicado que esta relación es más compleja. Por
ejemplo, Handler (1985) sugirió que, aunque la confusión acerca del genero es una
posibilidad, dibujar una persona del mismo sexo primero puede indicar también una fuerte
dependencia / vinculación a una persona del sexo opuesto, un gran interés en las personas del
sexo opuesto, o un autoconcepto bajo.
En los últimos 40 años, más de 25 estudios han testado las hipótesis de
que los clientes con confusión sobre su identidad sexual dibujarían primero una persona del
sexo opuesto. Hay un acuerdo general de que la confirmación de esta hipótesis es débil. Por
ejemplo, en un estudio reciente, Brown y Tolor (1957) encontraron que del 85% al 95% de la
población universitaria normal masculina, dibujaron el mismo sexo primero, en contraste con
del 75% al 92% de homosexuales. A pesar de que el porcentaje era un poco inferior para los
homosexuales, la superposición entre los dos grupos era suficientemente alta para indicar
que, si esto se utilizara para discriminar a los dos grupos, se producirían un elevado número
de errores. Kahill (1984) encontró que,estudios más recientes investigando la diferenciación
más general de identificación del rol sexual o conflicto en el rol sexual, no encontraron
igualmente una relación significativa. La hipótesis se complica más por el hecho de que
muchos niños dibujan el sexo opuesto primero, luego esta frecuencia va disminuyendo en
adolescentes y en universitarios, las personas dibujan personas del sexo opuesto primero
aproximadamente en el porcentaje descrito anteriormente por Hammer y Kaplan (1964). Hay
también una tendencia en mujeres universitarias normales a dibujar el sexo opuesto primero
en el 52% de las veces. Esto sugiere que, cualquier interpretación para mujeres o niños, debe
considerar que los dibujos en los que se dibuja primero la persona del sexo opuesto ocurren
frecuentemente en estos grupos. Aportamos la discusión anterior debido a que el sexo de la
primera persona dibujada es uno de los signos interpretativos clásicos en los dibujos de la
figura humana. Sin embargo, el débil apoyo para este indicador, sugiere claramente que la
interpretación basada en él se debe hacer con mucha prudencia, flexibilidad y hasta
escepticismo.
Boca y dientes: Intuitivamente, se puede conjeturar que la manera como los sujetos dibujan la
boca de la figura, revela su actitud para procesar cosas del mundo o cómo se expresan
verbalmente. Específicamente, Machover (1949) hipotetizó que el énfasis en la boca sugiere
o una personalidad inmadura con características orales, o agresión verbal. Aunque hacer
énfasis en la boca no se ha encontrado que esté relacionado con características orales
inmaduras, hay alguna indicación de que la presencia de ambas hileras de dientes con una
línea representando la boca, sugiere agresión verbal (pero no física), (ver Kahill, 1984).
Desnudez/vestido: Hammer (1954) hipotetizó que dibujos sin ropa indicaban “narcisismo
corporal” y posiblemente una persona que estaba absorbida en sí misma, hasta el punto de ser
esquizoide. A un nivel más global, puede ser un signo general de mal ajuste, particularmente
relacionado con dificultades sexuales. Aunque esta interpretación haya recibido alguna
confirmación, es complicada, ya que tanto la desnudez como la falta de ropa, se encuentran
en dibujos de personas normales y ocurre frecuentemente en dibujos de artistas. También se
ha encontrado que dibujan una alta proporción de figuras desnudas, poblaciones específicas
de las que se esperaba que tuvieran preocupaciones acerca de su cuerpo. Esto incluye el 58%
de los DAP de mujeres embarazadas, 60% de las que han dado a luz recientemente, y 60% de
mujeres con problemas ginecológicos (Tolor & Digrazia, 1973).
Madurez cognitiva.
Tabla 11-2 Guía de puntuaciones abreviadas *1- Puntuaciones para la figura masculina.
___________________________________________________________________________
1. Presencia de cabeza.
2. Presencia de cuello.
3. Cuello en dos dimensiones.
4. Presencia de ojos.
5. Detalles de los ojos: cejas o pestañas.
6. Detalles de los ojos: pupilas.
7. Detalles de los ojos: proporción.
8. Detalles de los ojos: mirada.
9. Presencia de nariz.
10. Nariz en dos dimensiones.
11. Presencia de boca.
12. Labios en dos dimensiones.
13. Nariz y labios, ambos en dos dimensiones.
14. Aparece barbilla y frente.
15. Barbilla prominente; barbilla claramente diferenciada del labio inferior.
16. Línea de la mandíbula.
17. Puente de la nariz.
18. Pelo I.
19. Pelo II.
1* Solo válidas en caso de que se dominen los requerimientos de puntuación.
Nota: Harris, D.B. children’s drawin as a Measures of Intellectual Madurity,1963, p.275.
20. Pelo III.
21. Pelo IV.
22. Presencia de orejas.
23. Presencia de orejas: Posición y proporción.
24. Presencia de dedos.
25. Se muestra el número correcto de dedos.
26. Detalles correctos de los dedos .
27. Oposición del pulgar.
28. Presencia de manos.
29. Se muestran muñecas o tobillos.
30. Presencia de brazos.
31. Hombros I.
32. Hombros II.
33. Brazos a un lado u ocupados en alguna actividad.
34. Se muestra la articulación del codo.
35. Presencia de piernas.
36. Cadera I (entrepierna).
37. Cadera II.
38. Se muestra la articulación de la rodilla.
39. Pies I: cualquier indicación.
40. Pies II: proporción.
41. Pies III: talón.
42. Pies IV: perspectiva.
43. Pies V: detalles.
44. Unión de brazos y piernas I.
45. Unión de brazos y piernas II.
46. Presencia de tronco.
47. Tronco proporcionado, dos dimensiones.
48. Proporción: cabeza I.
49. Proporción: cabeza II.
50. Proporción: cara.
51. Proporción: brazos I.
52. Proporción: brazos II.
53. Proporción: piernas
54. Proporción: extremidades en dos dimensiones.
55. Vestimenta I.
56. Vestimenta II.
57. Vestimenta III.
58. Vestimenta IV.
59. Vestimenta V.
60. Perfil I.
61. Perfil II.
62. Cara completa.
63. Coordinación motora: líneas.
64. Coordinación motora: uniones.
65. Coordinación motora superior.
66. Dirección de líneas y formas: contorno de la cabeza.
67. Dirección de líneas y formas: contorno del tronco.
68. Dirección de líneas y formas : brazos y piernas.
69. Dirección de líneas y formas: rasgos faciales.
70. Técnica de esbozo.
71. Técnica sombreado para dar relieve/profundidad.
72. Brazos en movimiento.
73. Piernas en movimiento.
__________________________________________________________________________
*Para ser utilizada solamente cuando se dominan los criterios de corrección.
Nota: Harris, D.B. Children’s Drawings as Measures of Intellectual Maturity, 1963, p. 275. Reproducido con la
autorización de Harcourt, Brace y Jovanovich.
Adaptación.
Varios investigadores han apuntado que, las puntuaciones globales, son el área en la
que el DAP ha obtenido una fiabilidad y validez adecuadas. Este es el caso de revisiones del
DAP como la de Roback (1968), quien afirma que el futuro probablemente más claro, para el
DAP, sea el considerarlo como un método aproximado de evaluar (con el fin de determinar),
“nivel global de inadaptación ” (p.17). Varios estudios han incluido clasificaciones globales,
basadas en impresiones globales y subjetivas (rareza, creatividad, calidad), número de
detalles presentes, o las puntuaciones cuantitativas, de una o varias características del dibujo.
Las comparaciones de estos diferentes sistemas de puntuaciones indican que, gran parte de
la varianza, puede ser explicada por el factor de calidad general del dibujo (Shaffer,
Duszynski y Thomas, 1984).
Maloney y Glasser (1982), revisaron las publicaciones sobre los signos del DAP que
indican desadaptación y desarrollaron una lista de nueve características, fácilmente
puntuables y que creen apropiadas para discriminar personas con dificultades. Estas
características y los criterios de puntuación se muestran en la tabla 11-4. Todos los
indicadores, excepto la Transparencia y el Desequilibrio vertical, permiten discriminar entre
personas normales y diferentes grupos de pacientes. Los indicadores que más discriminaron
fueron la Simplificación de la cabeza y Simplificación del cuerpo, seguido por la Calidad
global, la Diferenciación sexual y la Distorsión (indicadores 5, 6, 7, 9 y 3). La fiabilidad
interjueces total fue entre .78 y .30; con los niveles más bajos en el Desequilibrio vertical
(.39) y la Elaboración sexual (.30). Se obtuvieron las mejores diferenciaciones entre las
personas normales y los pacientes psiquiátricos utilizando la Simplificación de la cabeza,
Simplificación del cuerpo, Distorsión y una Baja calidad general (indicadores 5, 6, 3 y 7).
Estos indicadores no aparecieron, o aparecieron rara vez, en los dibujos de personas
normales. La Simplificación de la cabeza, Simplificación del cuerpo, Diferenciación sexual, y
Elaboración sexual (indicadores 5, 6, 8 y 9) aparecieron de forma más frecuente en
pacientes psicóticos, en comparación con los pacientes no psicóticos, que obtuvieron muy
pocas o ninguna puntuación en estos indicadores. Las personas con retraso mental tienen el
número más elevado de indicadores (excepto el 9; Elaboración sexual) de todos los grupos, si
exceptuamos los grupos psiquiátricos psicóticos.
2. Transparencias: Las partes del cuerpo pueden verse a través de los brazos, piernas, ropa,
etc. o pueden verse órganos internos (corazón, estómago, etc.) dentro del cuerpo.
7. Calidad global pobre: la calidad global del dibujo como conjunto, es decir, la calidad
artística, exactitud en la representación, relacionado con el número de detalles. La puntuación
es impresionística, usando una escala de 1 (pobre) a 9 (excelente).
9. Elaboración sexual: Cantidad de detalles relacionados con el sexo (pecho, pene, excesivo
maquillaje, etc.)
Adaptado de Maloney y Glasser (1982).
Impulsividad.
Oas (1984) también hizo una lista de indicadores del DAP que eran más
característicos de adolescentes reflexivos (no impulsivos). Los mejores discriminadores
fueron los aspectos de los dibujos que requirieron una mayor demora de los impulsos y
mayor escrupulosidad. Esto incluye detallismo, un largo tiempo de ejecución, esbozos,
énfasis en los ojos, detalles de la boca y sombreado (ver tabla 11-5, y Apéndice T). De todas
formas, los detalles específicos no deberían ser considerados de forma separada, sino más
bien en el contexto del número total de indicadores de impulsividad versus los de no
impulsividad. Para uso clínico, puede usarse un punto de corte de tres indicadores de
impulsividad y cinco de no impulsividad.
1. Tiempo de ejecución*
2. Agresividad.*
3. Calidad global.*
4. Discontinuidad.*
5. Omisiones.*
6. Omisiones específicas.*
7. Proporciones.*
8. Incremento de tamaño.
9. Cuello.
10. Postura.
11. Hombros.
12. Pobre planificación.
13. Lado izquierdo.
No impulsivos:
1. Simetría.
2. Detalles.**
3. Tiempo de ejecución.**
4. Ubicación.
5. Esbozo.**
6. Borrar.
7. Tamaño.
8. Identificación de género.
9. Énfasis en los ojos.**
10. Lado derecho.
11. Perspectiva.
12. Detalles de la boca.**
13. Sombreado**
Déficit Neurológico.
Se han desarrollado numerosos tests gráficos para la evaluación del daño cerebral.
Estos tests se basan en la observación de que el daño cerebral interfiere en la compleja
integración de las respuestas espaciales, perceptuales y motoras, que son necesarias para
reproducir un dibujo correctamente. Concretamente, las lesiones del hemisferio derecho están
asociadas con los pacientes que tienen dificultades para mantener la gestalt del dibujo.
Como resultado se producen distorsiones en la perspectiva o en las proporciones del dibujo.
En la mayoría de personas, las lesiones del hemisferio izquierdo provocan también
dificultades en el dibujo, ya que el hemisferio izquierdo da las instrucciones u órdenes a la
mano derecha para reproducir correctamente el dibujo. Así, las personas con lesiones en el
hemisferio izquierdo, pueden tener unas proporciones globales correctas, pero pueden omitir
detalles significativos (Lezak, 1983). El test gráfico (constructivo) más popular, es el test de
Bender, pero otros incluyen dibujos de bicicletas (Lezak, 1983), Memoria de dibujos
(Graham y Kendall, 1960), el Test de retención visual de Benton (Benton, 1947), y la
reproducción de un cuadrado, un reloj, una llave y una cruz griega, en el test de screening
para la afasia de Halstead Reitan (Wheeler y Reitan, 1962). Sería lógico asumir que
esfuerzos similares habrían conducido a la identificación de indicadores orgánicos en el DAP.
Desafortunadamente se ha hecho poco trabajo en este campo.
McLachlan y Head (1974) han sugerido algunas pautas, después de revisar los
trabajos anteriores, y desarrollado una lista de quince posibles indicadores de organicidad.
Sólo cinco de esos indicadores obtuvieron correlaciones significativas con un criterio externo
de puntuación (Indice de deterioro de la Batería de Tests Neuropsicológicos de Halstead
Reitan). La “Escala proyectiva de clasificación del deterioro” resultante (ver tabla 11-6), se
puntúa con una escala de tres puntos, los puntajes se conceden para un indicador no presente
(0), presente en un dibujo (1), o presente en ambos dibujos (2). La escala tiene pues
rango de 0 a 10. La fiabilidad interjueces para la puntuación total y para cada uno de los
cinco indicadores, fue alta (de .79 a .95), así como la partición en dos mitades (.89). La
validez fue baja para cada uno de los indicadores (de .31 a .37), pero hubo una moderada
correlación entre la suma de las puntuaciones y el índice de deterioro de Reitan (.50). Se
recomienda un punto de corte entre 7 y 8, para identificar un déficit neurológico. Aunque los
resultados anteriores son modestos, estos indicadores pueden servir como un breve screening
para identificar organicidad. De todas formas, las mismas precauciones que aplicamos en el
test de Bender, son probablemente relevantes cuando usamos el DAP para identificar
organicidad. Estas precauciones incluyen una poca sensibilidad para los niveles de deterioro
sutiles, el solapamiento con indicadores emocionales y la dificultad para identificar
disfunciones del hemisferio izquierdo (ver ventajas y limitaciones para el test de Bender).
Correlaciones con
Indicador el índice de deterioro.
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Adaptado de McLachlan y Head (1974).
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No obstante, Burns (1987), así como muchos otros autores, enfatizó una
aproximación más humanística y/o junguiana.
La desventaja del HTP (y otras técnicas de dibujo incluidas a continuación en éste
capítulo), es que adolece de una investigación extensa, como de la que dispone el más
tradicional DAP. Por ello el HTP es todavía menos estandarizado y empíricamente basado
que el DAP. El HTP (así como el Dibuja una Familia, Dibujo de la Familia Kinética, etc.)
acostumbran a ser técnicas atractivas, y a ser usadas frecuentemente, por los clínicos
interesados en enfoques intuitivos, interactivos y metafóricos. En gran parte es similar a la
interpretación de los sueños, en el sentido de basarse en las asociaciones que el terapeuta o
el paciente hacen sobre los dibujos. A menudo el significado es obtenido básicamente
involucrando interactivamente al paciente. Por esto un gran número de terapeutas de arte
acostumbra a usar estas y otras técnicas de evaluación relacionadas como preludio para una
técnica terapéutica.
La administración del HTP es similar a la del DAP, excepto en que al sujeto se le
pide dibujar una casa, un árbol y una persona, en hojas separadas de papel. Típicamente, el
orden de los dibujos viene dado por la secuencia anterior, debido a que la casa y el árbol se
consideran más fáciles y menos amenazantes que el dibujo de la persona. Algunos clínicos,
prefieren tener primero el “dibujo de una persona” (DAP) y después piden al sujeto que
“dibuje una persona del sexo opuesto”. Si se dispone de dos figuras humanas de los dos
sexos, los clínicos tienen la posibilidad de puntuarlos e interpretarlos de la misma forma
que el DAP. La hoja de papel en la que debe dibujarse la casa, debe darse al sujeto en
posición horizontal, mientras que la página destinada al árbol y a la persona, deben ser
presentadas de forma vertical. Se puede pedir al cliente que dibuje lo mejor que pueda.
Mientras que el primer conjunto de dibujos debe hacerse en lápiz, algunos clínicos prefieren
tener la secuencia repetida, con versiones cromáticas, en la que el sujeto hace los dibujos
usando lápices de colores o rotuladores.
Una variación eficaz, recomendada por Burns y Kaufman (1970, 1972) , es que la
persona dibuje los tres objetos en la misma hoja de papel. Burns (1987) incluyó más tarde,
una versión kinética (el Casa, Árbol y Persona en movimiento o KHTP), usando las
siguientes instrucciones: “Dibuje una casa, un árbol, y una persona entera, en este trozo de
papel, efectuando algún tipo de acción. Intente dibujar la persona al completo, no una
caricatura ni un dibujo de palotes.” (p. 5). Esta versión ahorra tiempo, y produce a menudo
una historia con energía e integrada. Desafortunadamente, acostumbra a haber menos
detalles en los objetos que derivan del HTP (o sus variaciones), y por tanto los
procedimientos y bases de datos para puntuar e interpretar el DAP, no pueden ser utilizados.
Al igual que hay signos de salud en el DAP, los hay similares con el HTP,
conceptualizados y enumerados por Burns (1987). La casa se representa como un lugar
feliz, y contiene signos de calidez y apertura (como un camino hacia la puerta, ventanas y
puertas aparentemente accesibles, etc). Debería dar también una sensación de estar
completa e integrada, y contar con la presencia de objetos hogareños (animales, juguetes,
flores). El árbol debería dibujarse completo, entero y armonioso y aparentando movimiento
hacia arriba y hacia el exterior. Las ramas también tendrían que parecer desarrolladas y
saludables y dibujarse continuas y no rotas. Muchas de las características de adaptación del
DAP también se aplican a las personas dibujadas en el HTP, en el sentido de incluir todos
los detalles esenciales, estar bien apoyadas, ser moderadamente simétricas y receptivas.
Cuando se dibujan los tres objetos, la casa, el árbol y la figura humana en una misma
página, se espera que una persona adaptada integre los tres objetos en una interacción
coherente. Los objetos no estarán ni demasiado separados y distantes, ni demasiado juntos y
chocando unos con otros. Su tamaño y su posición deben ser apropiados, aunque expresen
diferencias individuales entre los sujetos que realizan el test.
El Árbol. Para empezar, se puede obtener una impresión general del árbol fijándose
globalmente en la sensación que transmite y el estilo. Basándonos en esto, podemos obtener
una idea acerca de la relación que el sujeto tiene con el ambiente. ¿El árbol está completo,
balanceado, es armonioso, abierto e integrado en la escena? Si el árbol está atrofiado a
causa del ambiente, puede indicar que el sujeto se ha visto afectado por un ambiente
estresante. Un árbol sin ramas, significa que la persona tiene poco contacto con la gente. La
edad del árbol puede proporcionar un índice general sobre la edad psicológica que la
persona siente tener.
Además de la impresión general que el árbol proporciona, los clínicos, pueden
fijarse en rasgos específicos. El tronco, por ser el centro y la parte más vital del árbol,
puede representar el grado de fuerza interior, así como la autoestima o la integridad de la
personalidad. El uso de líneas débiles y superficiales para representar el tronco, indican
vulnerabilidad, pasividad e inseguridad. También se pueden representar estas mismas
preocupaciones en el sombreado del tronco, o con líneas reforzadas (defensividad), o
perforando el tronco. Las cicatrices o nudos indican posibles experiencias traumáticas, y la
edad en que el trauma ocurrió, puede determinarse, en ocasiones, por la altura de la cicatriz
o nudo (por ejemplo, un nudo a mitad del tronco, en un dibujo de un niño de diez años,
representa un trauma a la edad de cinco). Los troncos estrechos sugieren un precario nivel
de adaptación. Si la corteza del tronco es muy marcada, supone ansiedad; la corteza que se
dibuja con cuidado excesivo puede mostrar una personalidad rígida y compulsiva. Si el
árbol o tronco está partido por la mitad, sugiere una desintegración severa de la
personalidad.
Las ramas y la estructura de la raíz, simbolizan diferentes aspectos de la
personalidad. La función de las ramas es ser el medio por el cual el árbol se extiende hacia
afuera y se relaciona con el entorno. Las ramas reflejan el grado de crecimiento de la
persona y el grado de recursos percibidos. Si las ramas se mueven hacia arriba, la persona
puede ser ambiciosa y oportunista, mientras que si crecen hacia abajo (tipo sauce llorón),
sugieren un bajo nivel de energía. Las ramas cortadas representan una sensación de estar
traumatizado, y las ramas muertas, indican sentimientos de vacío y desesperanza. Las ramas
pequeñas sugieren que la persona presenta dificultades para obtener la atención de su
entorno, y las pequeñas ramas nuevas que brotan del árbol, pueden representar un nuevo
crecimiento personal, o inmadurez emocional. Si hay una casa en el árbol, el sujeto puede
expresar la necesidad de huir de un ambiente amenazador.
Por el contrario, las raíces reflejan el grado en que uno se siente arraigado y seguro.
Las raíces hacen referencia a cómo la persona se ciñe a la realidad, pero también refleja las
relaciones de la persona con el pasado. Si el sujeto está pasando un mal momento
”tratando de aferrarse a la vida”, las raíces pueden ser pequeñas e inefectivas o puede
compensarlo haciéndolas penetrantes o en forma de garra. Las raíces muertas indican vacío
y ansiedad consistente posiblemente con obsesividad compulsiva, especialmente si hay
excesivos detalles en otras áreas.
PROCEDIMIENTOS DIVERSOS
Los test proyectivos, de expresión gráfica, que más se utilizan son, el DAF, el HTP/
KHTP y el DAF/ KFD. Pero hay otros procedimientos valiosos que incluyen técnicas de
movimiento adicionales, dibujos hechos en grupo y dibujos libres. Siguiendo el énfasis
inicial de Burns y Kaufman (1970, 1972), en que las personas de los dibujos tienen que
estar “haciendo algo”, diferentes técnicas han sido utilizadas para diferentes ámbitos -
incluyendo la escuela, los negocios, la política y la religión. La técnica más plenamente
desarrollada es la de Prout y Phillip (1979), en el Dibujo de la Escuela en Movimiento
(“Kinetic School Drawing”), en la que se pide al sujeto que dibuje a los miembros de una
escuela “haciendo algo”. Las puntuaciones y la interpretación, son similares al KFD, ya que
se consideran elementos como si el sujeto se incluye o no en el dibujo, la distancia entre el
alumno y el profesor, los tipos de interacción y el número de pares que se incluyen. Aunque
las interpretaciones se basan principalmente en la impresión clínica, se han encontrado
correlaciones entre elementos en los dibujos considerados como favorables a la escuela y el
éxito académico (Prout y Celmer, 1984). Knoff y Prout (1985), enfatizan el hecho de que el
KSD puede ser completado con el KFD, y han intentado integrar ambos métodos de
recogida de datos en el llamado “Sistema de los dibujos kinéticos” (Knoff y Prout, 1985).
Otras variaciones de los dibujos proyectivos, han desarrollado técnicas de uso
grupal. Los miembros del grupo deben hacer sus propios dibujos en presencia de los demás,
o por lo contrario, todos deben participar, como un grupo, en la creación de un solo dibujo.
Otra posibilidad es proporcionar rotuladores y un gran trozo de papel, situarlo en el centro
del grupo y pedir a los miembros que dibujen e ir rotando la página cada pocos minutos.
Kwiatkowska (1978), ha dado importancia a los dibujos de la familia, y sugiere que cada
miembro de la familia trabaje en su propio dibujo. De todas formas, existe la oportunidad
de interactuar, ya que se usan bastidores colocados en círculo, con cada miembro sentado
dentro del círculo, de forma que cada miembro de la familia puede ver fácilmente lo que
los otros dibujan. Se pueden hacer observaciones e interpretaciones posteriores, tanto de la
interacción del grupo mientras se dibuja, como de los dibujos en sí. Algunas familias o
grupos, toman decisiones claras y sin problemas, mientras que otras desarrollan conflictos e
intentan controlar lo que los otros hacen. Los miembros del grupo pueden también volverse
territoriales acerca de su dibujo o porción de dibujo, y defenderlo de la intrusión de los
demás. Es típico que el método de interacción dentro de la sesión de dibujo, revele patrones
típicos que se dan fuera de la sesión.
Otra técnica es hacer que el cliente dibuje una isla y sugerirle que incluya todas las
cosas que necesitaría si tuviera que vivir en ella. Los objetos que escoge y la manera en que
se representa cada objeto, pueden ayudar a identificar los temas dominantes y los valores en
la vida del cliente. Otras opciones más libres son dibujar cómo se siente o cómo percibe
una situación específica - como nacimiento, muerte, conflicto o felicidad. El enfoque menos
estructurado es observar dibujos espontáneos.
Cualquiera de las técnicas precedentes, pueden usar muchas de las aproximaciones
interpretativas descritas por los métodos más formales (DAP, HTP, etc.). Los interpretes
deben observar la sensación, el tono, el humor o calidad del dibujo, considerando también
el significado de la calidad de la línea, del tamaño de las figuras, la situación relativa de
cada objeto y los temas o contenidos. Tales interpretaciones pueden variar en cuanto a la
cantidad de interacción entre el terapeuta y el artista/cliente, y pueden ser influenciadas por
la orientación teórica del que interpreta.
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Tabla 11-1. Items esperados y excepcionales en los dibujos de la figura humana de niños y niñas de 5 a 12 años.
Nota: E. Koppitz, Psychological Evaluation of Children’s Human Figure Drawings. New York: Grune & Stratton, Inc., 1968. Reproducción
autorizada.