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Otoño 2022
(1) DON DIEGO: Dices bien... ¿Y sabes tú lo que es una mujer aprovechada, hacendosa, que
(2) sepa cuidar de la casa, economizar, estar en todo?... Siempre lidiando con amas, que si una es
(3) mala, otra es peor, regalonas, entremetidas, habladoras, llenas de histérico, viejas, feas como
(4) demonios... No señor, vida nueva. Tendré quien me asista con amor y fidelidad, y viviremos
(7) DON DIEGO: No, yo ya sé lo que dirán; pero... Dirán que la boda es desigual, que no hay
(9) SIMÓN: Vamos, que no parece tan notable la diferencia. Siete u ocho años a lo más...
(10) DON DIEGO: ¡Qué, hombre! ¿Qué hablas de siete u ocho años? Si ella ha cumplido
(13) DON DIEGO: Y yo, aunque gracias a Dios estoy robusto y... Con todo eso, mis cincuenta
(17) SIMÓN: Decía que... Vamos, o usted no acaba de explicarse, o yo lo entiendo al revés...
Inarco Celenio
El sí de las niñas es una representación dramática en prosa ideada por Inarco Celenio
(seudónimo de Leandro Fernández de Moratín), que en 1806 agotó, siempre y en sus más de
veinte días de puestas en escena, las entradas en Madrid. Esta obra se presentó por primera vez
en enero en el Teatro de la Cruz, y hasta el momento es considerada una de las más brillantes
convenido entre un hombre mayor y una joven de dieciséis años que se ve obstaculizado por el
sobrino del hombre comprometido. Estos hechos se dividen en tres actos de entre nueve y
dieciséis escenas de distinta duración, se dramatizan como una acción sucesiva única que
empieza in media res, y una sala de paso de una posada de Alcalá de Henares es su permanente
escenario en un periodo dramático de entre las siete de la tarde y las cinco de la mañana siguiente.
Este análisis se centra en un fragmento corto que pertenece a la primera escena del primer
acto, correspondiendo a los primeros minutos, en cuanto al tiempo interno de los hechos, de las
siete de la tarde. Aquí participan dos de los siete personajes de la obra, Don Diego y Simón,
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dialogando sobre los deseos, planes y preocupaciones del primero. Cabe mencionar que una de
inclinándose sobre el lenguaje usual y cotidiano entre un señor y su sirviente de inicios del siglo
XIX en España.
desde el comienzo: en las líneas 1 y 2 describe su ideal de esposa “aprovechada, hacendosa, que
sepa cuidar de la casa, economizar, estar en todo” por medio de una pregunta con tono soñador.
serie de adjetivos degenerativos que llegan hasta la cuarta línea para exponer su punto de vista
(sino su experiencia) sobre las “amas”, o bien, las mujeres mayores. Para complementar, entre
las líneas 4 y 5 se entreve cierta emoción, pues la frase “No señor, vida nueva” indica la
renovación de un estado que logra comprenderse con las palabras que le siguen y que dan vistas
de un matrimonio: “Tendré quien me asista con amor y fidelidad, y viviremos como unos santos”.
En adición, en las líneas 13 y 14, Don Diego menciona que es robusto y que tiene cincuenta y
nueve años.
Hasta este punto, la construcción de Don Diego es la de alguien que gusta de las mujeres
hogareñas, tranquilas, dóciles, jóvenes y hermosas; y que tiene planes de casarse. Sin embargo,
para terminar de argumentar la angustia con que el señor comunica un hecho que, en otras
circunstancias, expresaría con alegría, observemos que la onceava línea especifica que Doña
Contextualmente, la época en que se sitúan los hechos está marcada por la costumbre de
convenir matrimonios jóvenes, lo que, en conjunto con las repeticiones al inicio del fragmento
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que refieren a la opinión social (v. g. “Dirán que la boda es desigual, que no hay proporción en la
edad”); explica que las preocupaciones de Don Diego se deben a la gran diferencia entre su edad
y la de su prometida.
Esta idea se ve reforzada por el personaje de Simón, sirviente de Don Diego, que
participa en el fragmento con diálogos breves que no develan mucho acerca de su personalidad,
apariencia o intenciones en la obra. Sus aportaciones, más bien, motivan el desenvolvimiento del
protagonista por medio de cuestionamientos como el de la sexta línea (“¿qué pueden decir?”) o
ilaciones, como la línea 9 (“Vamos, que no parece tan notable la diferencia. Siete u ocho años a
lo más”).
el que Don Diego es el emisor del mensaje y Simón el receptor, por lo que la retroalimentación
comunicativa se verifica a través del entendimiento de este último. Afectado por la regla social
que se mencionó previamente, Simón malentiende las intenciones originales de su señor (como
se confirma de las líneas 15 a la 22) e incluso muestra su sorpresa cómicamente con la expresión
De acuerdo con lo anterior, las inquietudes por la unión de Don Diego y Doña Paquita
como tema evidencian, en primer lugar, que Don Diego se desenvolverá como un agente causal
en la obra; en seguida, que Simón es el mediador para dar a conocer la problemática de los
hechos; en tercera, que la realidad sobre la que se construyen las acciones es externa; y,
finalmente, que la intención del autor es exponer este tipo de situaciones en las tablas (e incluso
criticarlas).
dentro de El sí de las niñas porque, a través del diálogo representado, introduce el tema de la
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obra, le otorga a la audiencia bases sobre las que generar expectativas y también desliza la
simpática forma de dar a entender los hechos con la chistosa malinterpretación de Simón.
entregar el mensaje de Celenio sobre un tema que, en su tiempo, era tan común pero poco
reflexionado; y el fragmento, por su parte, es una muestra de cómo transmitir ese mensaje
artística y cordialmente.
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Obras citadas
Fernández de Moratín, Leandro. “El sí de las niñas”. Imprenta de Villalpando, 1806. Biblioteca
García Barrientos, José Luis. “Escritura, dicción y ficción dramática”. Cómo se comenta una
obra de teatro: ensayo de método. 1ª. ed. corregida y aumentada. México D.F.: Paso de
Lázaro Carreter, Fernando y Evaristo Correa Calderón. Cómo se comenta un texto literario. 7ª.
https://www.ugr.es/~inveliteraria/PDF/MATRIMONIO%20Y%20LA%20MUJER%20E