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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Facultad de Filosofía y Letras

Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica

Teoría del lenguaje literario

Otoño 2022

Natalia Benítez Córdoba

Fragmento de El sí de las niñas

(1) DON DIEGO: Dices bien... ¿Y sabes tú lo que es una mujer aprovechada, hacendosa, que

(2) sepa cuidar de la casa, economizar, estar en todo?... Siempre lidiando con amas, que si una es

(3) mala, otra es peor, regalonas, entremetidas, habladoras, llenas de histérico, viejas, feas como

(4) demonios... No señor, vida nueva. Tendré quien me asista con amor y fidelidad, y viviremos

(5) como unos santos... Y deja que hablen y murmuren y...

(6) SIMÓN: Pero, siendo a gusto de entrambos, ¿qué pueden decir?

(7) DON DIEGO: No, yo ya sé lo que dirán; pero... Dirán que la boda es desigual, que no hay

(8) proporción en la edad, que...

(9) SIMÓN: Vamos, que no parece tan notable la diferencia. Siete u ocho años a lo más...

(10) DON DIEGO: ¡Qué, hombre! ¿Qué hablas de siete u ocho años? Si ella ha cumplido

(11)dieciséis años pocos meses ha.

(12) SIMÓN: Y bien, ¿qué?

(13) DON DIEGO: Y yo, aunque gracias a Dios estoy robusto y... Con todo eso, mis cincuenta

(14) y nueve años no hay quien me los quite.

(15) SIMÓN: Pero si yo no hablo de eso.

(16) DON DIEGO: Pues ¿de qué hablas?


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(17) SIMÓN: Decía que... Vamos, o usted no acaba de explicarse, o yo lo entiendo al revés...

(18) En suma, esta Doña Paquita, ¿con quién se casa?

(19) DON DIEGO: ¿Ahora estamos ahí? Conmigo.

(20) SIMÓN: ¿Con usted?

(21) DON DIEGO: Conmigo.

(22) SIMÓN: ¡Medrados quedamos!

Inarco Celenio

Práctica de Análisis: Dramaturgia

Inarco Celenio: Fragmento de El sí de las niñas.

El sí de las niñas es una representación dramática en prosa ideada por Inarco Celenio

(seudónimo de Leandro Fernández de Moratín), que en 1806 agotó, siempre y en sus más de

veinte días de puestas en escena, las entradas en Madrid. Esta obra se presentó por primera vez

en enero en el Teatro de la Cruz, y hasta el momento es considerada una de las más brillantes

entre las del teatro español de las buenas costumbres.

La obra, en general, se sitúa en la época de su representación, y trata de un matrimonio

convenido entre un hombre mayor y una joven de dieciséis años que se ve obstaculizado por el

sobrino del hombre comprometido. Estos hechos se dividen en tres actos de entre nueve y

dieciséis escenas de distinta duración, se dramatizan como una acción sucesiva única que

empieza in media res, y una sala de paso de una posada de Alcalá de Henares es su permanente

escenario en un periodo dramático de entre las siete de la tarde y las cinco de la mañana siguiente.

Este análisis se centra en un fragmento corto que pertenece a la primera escena del primer

acto, correspondiendo a los primeros minutos, en cuanto al tiempo interno de los hechos, de las

siete de la tarde. Aquí participan dos de los siete personajes de la obra, Don Diego y Simón,
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dialogando sobre los deseos, planes y preocupaciones del primero. Cabe mencionar que una de

las características de este fragmento es la ausencia de acotaciones y de figuras retóricas,

inclinándose sobre el lenguaje usual y cotidiano entre un señor y su sirviente de inicios del siglo

XIX en España.

Ahora, hemos de describir a los personajes que participan de la acción dramática.

Primeramente está el protagonista, Don Diego, de quien tenemos atisbos de su personalidad

desde el comienzo: en las líneas 1 y 2 describe su ideal de esposa “aprovechada, hacendosa, que

sepa cuidar de la casa, economizar, estar en todo” por medio de una pregunta con tono soñador.

Inmediatamente, en contraposición con lo anterior, se sirve de un tono despectivo y una

serie de adjetivos degenerativos que llegan hasta la cuarta línea para exponer su punto de vista

(sino su experiencia) sobre las “amas”, o bien, las mujeres mayores. Para complementar, entre

las líneas 4 y 5 se entreve cierta emoción, pues la frase “No señor, vida nueva” indica la

renovación de un estado que logra comprenderse con las palabras que le siguen y que dan vistas

de un matrimonio: “Tendré quien me asista con amor y fidelidad, y viviremos como unos santos”.

En adición, en las líneas 13 y 14, Don Diego menciona que es robusto y que tiene cincuenta y

nueve años.

Hasta este punto, la construcción de Don Diego es la de alguien que gusta de las mujeres

hogareñas, tranquilas, dóciles, jóvenes y hermosas; y que tiene planes de casarse. Sin embargo,

para terminar de argumentar la angustia con que el señor comunica un hecho que, en otras

circunstancias, expresaría con alegría, observemos que la onceava línea especifica que Doña

Paquita, la joven pretendida, tiene dieciséis años.

Contextualmente, la época en que se sitúan los hechos está marcada por la costumbre de

convenir matrimonios jóvenes, lo que, en conjunto con las repeticiones al inicio del fragmento
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que refieren a la opinión social (v. g. “Dirán que la boda es desigual, que no hay proporción en la

edad”); explica que las preocupaciones de Don Diego se deben a la gran diferencia entre su edad

y la de su prometida.

Esta idea se ve reforzada por el personaje de Simón, sirviente de Don Diego, que

participa en el fragmento con diálogos breves que no develan mucho acerca de su personalidad,

apariencia o intenciones en la obra. Sus aportaciones, más bien, motivan el desenvolvimiento del

protagonista por medio de cuestionamientos como el de la sexta línea (“¿qué pueden decir?”) o

ilaciones, como la línea 9 (“Vamos, que no parece tan notable la diferencia. Siete u ocho años a

lo más”).

Para comprobar lo anterior, debemos recordar que el fragmento se trata de un diálogo en

el que Don Diego es el emisor del mensaje y Simón el receptor, por lo que la retroalimentación

comunicativa se verifica a través del entendimiento de este último. Afectado por la regla social

que se mencionó previamente, Simón malentiende las intenciones originales de su señor (como

se confirma de las líneas 15 a la 22) e incluso muestra su sorpresa cómicamente con la expresión

“¡Medrados quedamos!” al final del fragmento.

De acuerdo con lo anterior, las inquietudes por la unión de Don Diego y Doña Paquita

como tema evidencian, en primer lugar, que Don Diego se desenvolverá como un agente causal

en la obra; en seguida, que Simón es el mediador para dar a conocer la problemática de los

hechos; en tercera, que la realidad sobre la que se construyen las acciones es externa; y,

finalmente, que la intención del autor es exponer este tipo de situaciones en las tablas (e incluso

criticarlas).

En conclusión, este fragmento demuestra que la escena a la que pertenece es importante

dentro de El sí de las niñas porque, a través del diálogo representado, introduce el tema de la
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obra, le otorga a la audiencia bases sobre las que generar expectativas y también desliza la

intención de su autor. Además, resulta agradable y amistoso por su lenguaje sencillo y su

simpática forma de dar a entender los hechos con la chistosa malinterpretación de Simón.

La obra en sí me pareció encantadora y ejemplar en cuanto a que permaneció leal a

entregar el mensaje de Celenio sobre un tema que, en su tiempo, era tan común pero poco

reflexionado; y el fragmento, por su parte, es una muestra de cómo transmitir ese mensaje

artística y cordialmente.
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Obras citadas

Fernández de Moratín, Leandro. “El sí de las niñas”. Imprenta de Villalpando, 1806. Biblioteca

virtual Miguel de Cervantes. https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-si-de-las-

ninas--0/html/ff188e30-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html 13 nov. 2022.

García Barrientos, José Luis. “Escritura, dicción y ficción dramática”. Cómo se comenta una

obra de teatro: ensayo de método. 1ª. ed. corregida y aumentada. México D.F.: Paso de

Gato, 2012: 47-95.

Lázaro Carreter, Fernando y Evaristo Correa Calderón. Cómo se comenta un texto literario. 7ª.

Ed. revisada y ampliada. Madrid: Ed. Cátedra, 2004: 51-78.

Matínez Soto, María. “El matrimonio y la mujer en el siglo XVIII”. Web.

https://www.ugr.es/~inveliteraria/PDF/MATRIMONIO%20Y%20LA%20MUJER%20E

N%20EL%20SIGLO%20XVIII.pdf pp. 3-4. 25 nov. 2022.

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