El libro a comentar es El sí se las niñas, obra escrita por Leandro Fernández de Moratín
y que pertenece a la comedia ilustrada de mediados del siglo XVIII.
Su autor nació en Madrid en 1760, hijo de Isidora Cabo y el escritor y abogado Nicolás Fernández de Moratín. Pese a que tuvo tres hermanos, éstos murieron muy pronto. A pesar de que no fue a la universidad, fue un gran lector movido además por el ambiente literario de su padre. Posiblemente, el tema utilizado posteriormente en sus obras de los matrimonios con gran diferencia de edad se deba a la unión de su amada Sabina Conti, joven cuya familia vivía en el piso de arriba de la de Moratín cuando éstos se mudaron a la calle de Fomento, con un familiar suyo mucho mayor. Con la muerte de su padre (1780) y su madre (1785), se traslada con su tío para trabajar juntos en la Joyería Real. Después, obtiene el puesto de secretario de Cabarrús con la protección de Jovellanos al que luego acompañará a París. Posteriormente y con Godoy, viajará a varios países europeos y en 1797, obtendrá de él, el puesto de secretario de Interpretación de Lenguas. En tiempos de José Bonaparte figura como bibliotecario mayor, que corresponde a director de la Biblioteca Real hasta que en 1812, enfermo, sin dinero y en peligro, se dirige a Valencia. En los últimos años, se ve obligado a trasladarse continuamente hasta que a la edad de 68 años, muere a causa de un cáncer de estómago en París en junio de 1828. El tema principal de su obra es el matrimonio concertado. Moratín defiende la idea de una unión debida al amor recíproco de los dos futuros cónyuges y no a la imposición por parte de los familiares de matrimonios concertados, con grandes diferencias de edad y movidos por el interés, así como una llamada a las jóvenes que ocultan sus sentimientos por un falso virtuosismo a causa de la educación que recibieron. Por otra parte, critica el mal estado de las posadas cuando tendrían que ser lugares de descanso para los viajeros. Doña Irene, con gran interés en colocar a su hija Paquita, decide casarla con don Diego, un adinerado hombre ya mayor que lo único que quiere es hablar con Paquita francamente pero siempre su madre se lo dificulta. Doña Francisca, por otro lado, conoció a don Carlos en Guadalajara y mantuvieron unas visitas por las noches mientras que ella residía en el convento. Finalmente le pide por carta su ayuda y don Carlos, se amado que es un oficial de Zaragoza, acude a resolver el problema del matrimonio concertado de su amada. Tras un enredo en la historia, se resuelve con la unión definitiva de doña Francisca y don Carlos. La obra está dividida en tres actos: En el primer acto, compuesto por nueve escenas, se presenta los personajes, el escenario y el tema que rige toda la comedia. En el segundo acto, compuesto por dieciséis escenas, se inicia el enredo: Don Carlos no sabe que su tío es el pretendiente y viceversa y el malentendido de la ida del amado de doña a Francisca a Zaragoza haciéndole creer que ha jugado con ella. En el tercer y último acto, compuesto por trece escenas, tiene lugar el descubrimiento de la relación secreta de los enamorados, el camino libre que deja don Diego para que su sobrino pueda estar con Paquita, la histeria de Irene debida a la desobediencia de su hija que quiere seguir sus sentimientos y en definitiva, la resolución de todo el conflicto. La acción transcurre en una posada de Alcalá de Henares en el espacio de entre las siete de la tarde y las cinco de mañana. Para que no sea tan pesada la estructura lineal de la obra, hay referencias pasadas en los diálogos de los personajes como cuando Francisca recordaba a Rita las veces que se encontraba con don Carlos, o la causa del enfado de don Diego con su sobrino. Los personajes son siete: doña Irene, don Carlos, don Diego, doña Francisca, Rita, Calamocha y Simón. Doña Irene. Es un personaje que manipula a su hija para que se case con su elegido (don Diego). Además, no pierde oportunidad en ilusionar a éste y en hablar de sus familiares distinguidos, llegando a tener un carácter cómico en la obra. Se casó tres veces y la primera fue a la edad de diecisiete años. Doña Francisca: Linda, graciosa, humilde, y en definitiva, una joven virtuosa de dieciséis años. Por su educación vive sujeta a la voluntad de su madre y oculta sus sentimientos, hasta que a partir del acto tercero, se sincera con su prometido. Don diego: Un personaje racional, acaudalado, honrado, de más de sesenta años que se ilusiona con los comentarios de doña Irene. Se puede considerar que es el portavoz de Moratín en la obra puesto que manifiesta el pensamiento ilustrado de la época y lo que defiende su autor. Don Carlos: Joven con talento, muy instruido, amable y oficial del ejército en Zaragoza. Al recibir la carta se muestra impetuoso para salvarla de su compromiso pero después pierde fuerza y se deja llevar por las adversidades de la vida sin oponerse a ellas, no como los personajes del teatro romántico que se dejaban dominar por las pasiones. Los tres criados (Rita, Calamocha y Simón). Rita es la confidente de su señora Paquita y que junto con Calamocha (criado de don Carlos), ayudan a sus señores para sus encuentros. Simón por su parte, es la mano derecha de don Diego. Todos ellos muestran gran familiaridad con sus amos, reflejándose en distintas escenas como por ejemplo, cuando Simón está durmiendo y don Diego decide no despertarlo, los secretos entre Francisca y Rita, y las tretas juveniles que se traen Carlos y Calamocha. Ya que es una obra teatral, el diálogo en estilo directo es el desencadenante de la acción, por ello los personajes se van a caracterizar mayormente a través de sus intervenciones y por tanto, la función apelativa y conativa del lenguaje van a estar presentes con los marcadores de función pragmática: comentarios oracionales (según parece…), apelaciones (mira; ¿qué dices?), vocativos para llamar a los personajes y, tanto interjecciones como muestras de frases exclamativas populares (¡medrados quedamos!). Por otro lado, la función referencial aparece en las narraciones de los acontecimientos, la función expresiva aparece con las exclamaciones e interrogaciones, los puntos suspensivos, los adjetivos, diminutivos (sanito, angelito, Paquita) y símiles con los que se manifiestan los puntos de vista de cada personaje; y la función poética, por la presencia de figuras retóricas como la hipérbole (come más que un avestruz), la elipsis propia del lenguaje oral para aligerar y evitar las repeticiones, la ironía ( como por ejemplo, `` aunque el novio no es de tu agrado ´´ o hizo muy buena diligencia para ir por la posta), los símiles (como un avestruz, feos como demonios, como una plata), el polisíndeton (ni ambición, ni pesadumbres, ni remordimiento), las antítesis ( como por ejemplo santos, demonios) y los paralelismos ( causa el leer, causa el dormir; las sillas desvencijadas, las estampas del hijo pródigo, el nido de campanillas; es muy linda, es muy linda, muy graciosa). Hay además recurrencias léxicas (convento, carta, hija), semánticas: por el empleo de campos semánticos de la familia (tía, tío, hermana, madre, padre), localidades (Castrojériz, Guadalajara, Madrid, Zaragoza…), de cargos eclesiásticos (fraile, padre, Ilustrísima, canónigo, obispo), palabras relacionadas con los sentimientos (amor, celoso…) y con el matrimonio (consentimiento, bendición, amor, casamiento…). Los diálogos son cortos con oraciones simples y coordinadas copulativas y adversativas y las acotaciones son simples, sin muchos detalles. En lenguaje es claro, sencillo, cercano y connotativo. Moratín pretendía enseñar al pueblo adaptando los gustos de éste a su plan didáctico, por eso gustó tanto al público popular. En lo que se refiere a la religión, aparecen muchas peticiones a Dios pero que se pueden considerar como frases hechas (¡válgame Dios! por ejemplo) y la alusión en boca de doña Irene en la que el tordo cantó el Gloria Patri y lo oración del Santo Sudario a la hora de dormir, y que resultaba insoportable. Como características del autor, hay que resaltar los leímos de CD de objeto y el laísmo en la obra como : ``la corresponde´´, ``la ha cortado´´, ``ya le habrá usted visto´´ (el cuadro), ``envíasele´´; la repetición de la preposición ``conque´´ y el imperativo con ``r ´´ (quitarmela). Comentario de lectura De