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ECONOMÍA ECUATORIANA
2 créditos
Profesor Autor:
Titulaciones Semestre
• ECONOMÍA Tercero
PERIODO MAYO
PERIODO 2023/ SEPTIEMBRE
OCTUBRE 2023
2023/ ENERO 2024
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Índice
Tabla de contenido
..........................................................................................................................................2
Introducción .................................................................................................................. 2
Tema 1. Aspectos generales.............................................................................................. 3
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Resultado de aprendizaje de la asignatura
Desarrollar en el estudiante saberes encaminados al análisis de la estructura económica
y funcionamiento de la economía ecuatoriana, con la información correspondiente, bajo
un enfoque crítico y sistémico que dé cuenta de los principales problemas, vinculaciones
externas y tendencias para su desarrollo sostenible.
Economía Ecuatoriana
Introducción
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Actualmente debido a la crisis mundial a causa del Covib-19, ha afectado las economías
de todos los países, por la dificultad que se vive en los procesos productivos y
comerciales. “Esto fue determinante para que en 2020 el Producto Interno Bruto (PIB) del
Ecuador, en términos constantes haya totalizado USD 66.308 millones, lo que representa
una caída de 7,8%, según los datos de las cuentas nacionales trimestrales.” (Banco
Central del Ecuador , 2021).
Época Precolombina
Época Colonial
Durante su historia colonial, como parte de los Virreinatos de Perú y de Nueva Granada,
los habitantes de estas tierras tuvieron que conocer no sólo un grupo de nuevas
enfermedades para las que no estaban preparados ni cultural ni inmunológicamente, sino
también esclavitud e inequidad. El declive económico de España, unido al ascenso de los
nuevos ideales de la Ilustración y la consecuente expansión del movimiento
independentista por toda Latinoamérica, al que el país no dejó de sumarse, consiguieron
que, tras cruentas luchas, este se independizara de España el 24 de mayo de 1822.
Durante los primeros años de independencia, Ecuador formó parte de la República de la
Gran Colombia de Simón Bolívar, territorio que comprendía también las actuales naciones
de Venezuela y Colombia. Esta asociación no duró mucho. El establecimiento de Ecuador
como república dio paso a un período de fuerte influencia de la Iglesia Católica. Eloy Alfaro
y sus seguidores lucharon entonces por muchas reformas seculares durante la Revolución
Liberal.
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En los tiempos de la Gran Depresión, Ecuador experimentó una marcada inestabilidad
política que culminó en una guerra con el Perú en los umbrales de la II Guerra Mundial.
El período de post Guerra de Ecuador se caracterizó por el incremento de la desigualdad
y la inestabilidad.
Bien es dicho que para entender nuestro presente debemos conocer primero nuestro
pasado, pues siendo así es fundamental indagar sobre qué aconteció con aquella gente
que vivió y sufrió en las tierras de nuestro actual Ecuador dejando como consecuencia el
“rezago colonial”. Desde la llegada de los mal llamados “salvadores”, es decir los
españoles, a la actual América en 1492, la población indígena entró en un “diluvio
universal”, debido a que estos invasores no hacían más que acorralar y despojar a los
indígenas de su tierra y su esencia; y así comenzó la colonización en la década de 1530
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hasta la época republicana (la cuál empieza desde 1830), tiempo durante el cual se
suscitaron varios hechos trascendentales que dejaron como saldo final en la población
una falsa identidad que se ve reflejada en el cambio de idioma, religión, estratificación
socioeconómica.
El esquema dogmático del pueblo nativo era el centro de funcionamiento de todas las
comunidades, la transición forzosa y violenta de las creencias en dioses de la naturaleza
como el Inti (Dios sol), la Mamaquilla (luna), entre otros, a una religión monoteísta europea
con sede en Roma, que carecía completamente de sentido para los indígenas, fue el
colapso de su posición existencial en el universo. Esto no significaba solamente una
progresiva deformidad en las creencias de aquel entonces, era mucho más grave, Enrique
Ayala Mora expone la siguiente idea:
La nueva estructura social impuesta por la monarquía española ubicaba a los indígenas
en el último eslabón de la cadena productiva feudal (los esclavos de raza negra no eran
considerados parte de la producción, en ocasiones contemplados por la religión como
seres sin alma) provocando la perdida de toda su costumbre de compras. Las castas
sociales fueron reemplazadas por clases sociales, la colaboración de sectores indígenas
para el bien común fue cambiada por condiciones de vida infrahumanas en agricultura,
minería y ganadería; posteriormente en los telares y fábricas de la época. Su forma de
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vida fue deteriorada, privados de cualquier clase de privilegio, salario o sistema judicial
para su protección, se orillaron y reconocieron como seres inferiores sin educación e
ignorantes en una tierra colonizada olvidando su herencia ancestral de riqueza cultural,
económica y espiritual.
El siguiente fragmento sintetiza las formas de trabajo de las clases sociales en aquel
entonces “Los blancos podían estar exentos del trabajo duro, … Los mestizos que no
pudieran ser reconocidos como blancos, ejercían ciertos oficios, pero estaban excluidos
de la educación formal y las funciones públicas. Los indios, y desde luego los negros, se
dedicaban exclusivamente al trabajo manual. En esta sociedad se consagró también una
realidad de discriminación de la mujer” (Ayala, 2008), es fácil darse cuenta que incluso la
discriminación en la que inconscientemente vivimos diariamente, de la cual somos
víctimas o hacemos victimas a otros, es el producto del rezago colonial, una estructura
social creada por los españoles durante la colonia.
En el siglo XVIII con las reformas borbónicas, comienza a configurarse el poder de los
latifundistas bajo el sistema hacendario, mediante la expropiación y apropiación de tierras
por parte de los criollos a costas de los indígenas, y la captación de la mano de obra
indígena recién liberada de los obrajes arruinados; por medio de la institución del
concertaje y la prisión por deudas. Este poder económico, pronto se expandió al ámbito
político y no se diga social. Así, liberados del poder de la metrópoli española comienza el
proceso independentista, donde los indígenas tuvieron un papel pasivo, debido que era
una revolución meramente criolla. Así, los herederos de los colonizadores a través de la
República acentuaron su poder y su explotación de la población nativa, al no interponerse
la Corona en sus intereses.
El Ecuador entonces surge como República independiente en 1830, a partir de lo que fue
la Real Audiencia de Quito, cargando sobre sí los pesados rezagos coloniales; la ruina del
sector obrajero y minero, conflictos territoriales y los costos de las guerras de
independencia, en especial de la liberación de Perú y Bolivia. Nace también junto con la
independencia, la identidad regional de los tres poderes básicos que marcarán hasta el
día de hoy la historia nacional.
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Quito y la región sierra centro-norte que basará su economía en el sistema hacendario y
aglutinaría la población; Cuenca y la región centro-sur donde primará la pequeña
propiedad agrícola, la artesanía y estará rezagada respecto a las otras regiones y
En 1851 por el General José Marí Urbina. Mediante el concertaje y el poder político de los
terratenientes serranos se mantuvo atada a la mano de obra en esta región; así surgen
tensiones entre la Costa y la Sierra; por la mano de obra barata y por la adopción de
políticas proteccionistas (favorecen a la Sierra y su pequeña manufactura) o políticas de
apertura que favorecían a los exportadores e importadores costeños. También se ve un
conflicto en la estructura tributaria, el diezmo fue el tributo base en la época de la
predominancia serrana, pues se cobraba sobre la producción cosa que afectaba a los
grandes productores costeños; pero fue abolido años más tarde por la presión de los
productores de cacao del litoral, y reemplazado por un impuesto sobre la propiedad que
afectaba más a los latifundistas serranos.
Otro importante fenómeno fue que mientras el sector agro-exportador iba creciendo en la
Costa ecuatoriana, se produjo un trasvase de población de la sierra a la costa y la
especialización interna de la economía; donde la sierra era proveedora de alimentos
baratos (algunas manufacturas-paños-) y mano de obra para la región litoral; que era el
sector vinculado al mercado mundial, mediante la exportación primaria (cacao). Nace así,
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una clase “rentista y parasitaria”, en la costa, que exportaba materias primas a los países
centrales e importaban manufacturas de los mismos.
Esta clase no podía ser la base para una burguesía nacional, que consolide un capitalismo
más autónomo. El problema radicaba en que la producción del principal producto, el
cacao, era extensivo, pero no requería de una gran inversión en capital, no de inversión
tecnológica; y funcionaba con una mano de obra barata que se explotaba con relaciones
pre capitalistas en su mayor parte. Es decir, que no podían generar externalidades
positivas de la innovación y peor aún un mercado interno basado en el salario de los
campesinos que era más bien decreciente.
Hay que tomar en cuenta que su alta rentabilidad, no incentivó a los propietarios de los
excedentes en ingresar en actividades productivas alternativas. Finalmente, al basarse
gran parte de la economía nacional en la producción y exportación de un solo bien (cacao),
nos ligó profundamente a los vaivenes de la economía mundial (europea y posteriormente
la norteamericana), se hizo que nuestra economía fuera tremendamente sensible a los
shocks externos.
El Estado político fue el sostén para la débil integración de las fragmentadas economías
regionales. El escaso financiamiento del Estado provino del tributo indígena, de los
estancos, de los diezmos y del endeudamiento interno; que se gastaban en mantener una
onerosa burocracia (para la época), un costoso ejército y al clero.
La debilidad de la integración nacional llega a su punto más bajo en el año 1859, donde
se forman 4 gobiernos locales, en Quito, Loja, Cuenca y Guayaquil, que sumados a una
invasión peruana pone en riesgo la existencia del país mismo. De esta crisis surge la figura
de García Moreno (1860-875), quien toma el poder y consolida el Estado Terrateniente-
Oligárquico; bajo una fuerte represión, una ideología centralista y teocráticapero también,
mediante una aglutinación histórica de las clases dominantes de sierra y costa y una
vinculación de los mismos mediante la inserción definitiva de la economía al mercado
mundial.
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Tema 3: Modelo tradicional de crecimiento primario – exportador.
El auge cacaotero surgió a finales del siglo XIX, esta etapa marcó el inicio de las
exportaciones de la fruta al mercado exterior y su ferviente participación internacional. La
recuperación experimentada desde entonces sufriría un severo retroceso en 1873 por
efecto de la crisis internacional. Además, entre las exportaciones asomaron otros
productos primarios: tagua, café, cueros y caucho (Acosta, 2006, págs. 44-58).
El Ecuador a principios del siglo XX ocupaba el tercer lugar entre los exportadores de ese
producto. Entre 1920-1930, la introducción de nuevos productores de cacao con costos
menores, trajo como consecuencia una baja en el precio del cacao y con ello el Ecuador
se sumió en una grave crisis, agravada con la que vivía el mundo en los años 30. Luego
de la primera guerra Mundial, Ecuador ocupaba el vigésimo tercer lugar entre los países
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exportadores de cacao. El cacao constituía en 1920 el 70% de las exportaciones totales
del Ecuador.
En la época cacaotera, existía poca integración entre las dos principales regiones; Sierra
y Costa, primordialmente por la falta de vías de comunicación. Los costos de transporte
encarecían los bienes serranos, haciéndolos poco competitivos con respecto a los
productos colombianos o peruanos. Por otra parte, el ciclo de producción y
comercialización del cacao era controlado por alrededor de únicamente 20 familias.
Nota: la imagen muestra la forma de producción y cosecha del cacao. Fuente: (El telégrafo, 2015)
Los primeros síntomas de la crisis del cacao se sintieron en 1914. Cuando se inició la
primera guerra, se cerró el puerto de Hamburgo, por donde entraba a Europa parte
significativa del cacao ecuatoriano. Simultáneamente se debilitaron los precios del cacao
(Acosta A., 2006, pág. 80); las secuelas que aparecieron por la posguerra por países
capitalistas dominantes, llevaron a una baja de los precios del bien en los mercados
externos, sin pensar en la sobreproducción del cacao, es decir un aumento de la oferta y
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que al mismo se vieron afectadas por plagas complejas de acabar, pero que de alguna
forma afectaron a las plantaciones.
El nuevo escenario con cambios sociales en la lucha de los grupos ciudadanos, las
denuncias de la mujer por explotación laboral, entre otros; conllevaron al surgimiento de
nuevas tendencias políticas en la búsqueda de organizaciones regionales y nacionales al
finalizar los años treinta, con este panorama se presenta otra faceta de crecimiento con la
producción de banano y venta al comercio internacional.
Hasta cerca de 1950, en el Ecuador se sintieron los efectos de la baja en los ingresos
provenientes del cacao, y de la gran depresión mundial. Entre 1948-1952 diversas
políticas gubernamentales como la oferta de créditos, la reglamentación de la inversión
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extranjera, la realización de valiosas obras de infraestructura, se constituyeron en fuertes
incentivos para el aparecimiento del auge bananero.
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hubo una ampliación de los estratos medios urbanos y engrandecimiento del mercado
interno, además de la creación de ciertos sectores de la industria.
En los primeros años de la década del 60, el modelo el modelo agroexportador entro en
crisis, ya desde 1955 habían bajado los precios relativos de las exportaciones
latinoamericanas.
En 1961 el país dejó de percibir 600 millones de sucres en divisas en relación con 1955,
debido a la baja en los volúmenes de exportación de café y banano y al deterioro de sus
precios en el mercado internacional.
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La crisis del modelo se agravó en 1965 cuando en Centroamérica se producen otras
variedades de banano con costos menores que los ecuatorianos, restándole a estos
últimos valiosos mercados.
Por otra parte y desde 1959, la hacienda tradicional llegaba a sus límites debido al
agotamiento de su frontera agrícola. De aquí en adelante se hacía necesario la
introducción de innovaciones tecnológicas y aumento de la productividad, descartando
mano de obra proveniente de los huasipungos y creando otro tipo de relaciones de
producción. Los terratenientes buscarían tierras fértiles por lo que desplazarían a los
huasipungueros hacia los terrenos altos y menos apropiados para el cultivo.
exportaciones.
Desde mediados de la década del 60 hasta fines de la década del 70, en el Ecuador
podemos hablar de un modelo de crecimiento de industrialización por sustitución de
importaciones (ISI). Un modelo que mucho antes (desde los años 30) se había
implementado en el resto de países de América Latina.
Como respuesta a la crisis del modelo agroexportador, en 1963 la Dictadura Militar que
estaba en el poder, persiguió un nuevo modelo que además de fundamentarse en la
"expansión hacia afuera" buscaría la ampliación del mercado interno basado sobre todo
en el impulso de la industria a través de políticas de sustitución de importaciones.
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Ø El incremento de aranceles para las importaciones de productos "sustituibles".
Depósitos previos para las importaciones y restricciones cuantitativas.
Boom petrolero
Acosta & Fander (2005), En su apartado menciona que: En 1972, el General Guillermo
Rodríguez Lara, llevado por un Gobierno Revolucionario y Nacionalista, pasaba por un
periodo de auge económico por el Boom petrolero, registrando un aumento de los precios
del crudo, por la coyuntura internacional. Este incipiente periodo permitió manejar
recursos que primera vez se habría logrado recaudar, destinados a la modernización del
Estado, en su mayoría de los casos con escasa planificación. Las ideas progresistas
planteadas en su política económica de índole internacional, favoreció respetar la
soberanía del país sobre sus recursos naturales. (pág. 38).
(Báez , y otros, 1995, pág. 175) mencionaba que: “La incrementada capacidad financiera
del sector público restará -en los tiempos de efervescencia del boom (1972-74)- en
correlativo aumento de su capacidad de gasto, ya en rubros administrativos y
asistenciales, ya en inversiones en infraestructura o inmediatamente productivas”,
mientras que Acosta, 2002 citado por Martínez Valle & North, (2009, pág. 33); establece
que: “En el Ecuador, las tasas de crecimiento fueron bastantes altas durante los años del
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boom petrolero: el PIB per cápita creció a un ritmo de 3.3 por ciento durante 1973-1980”;
con estas aportaciones el tiempo del auge petrolero llego a su máximo vigor con cifras
macroeconómicas inesperadas que abrieron la puerta al comercio exterior y de bonanzas
presupuestarias y de una modernización del capitalismo económico ecuatoriano.
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tecnología en los instrumentos agrícolas y los suplementos agrícolas importados, y los
consorcios transnacionales; aprovechando la tecnología y los conocimientos de las
empresas extranjeras que en esa época eran importantes actores de la economía local.
Los ingresos del petróleo son el principal motor para financiar el nuevo modelo, en el año
72 se descubre petróleo en el oriente ecuatoriano y la transnacional conocida como
Texaco Gulf Oil es la encargada de la explotación, mejorando notablemente los ingresos
del país convirtiéndose en el principal soporte del comercio internacional representando
el 68% de las exportaciones al final de la década (Correa, Ecuador: de Banana Republic
a la no Republica, 2012).
Como una consecuencia del crecimiento en el sector industrial se produjeron los primeros
desplazamientos de las zonas rurales a las zonas urbanas, con especial énfasis en las
ciudades más importantes y desarrolladas como lo son Quito y Guayaquil. Esto hizo que
se alcanzara un desarrollo más avanzado con un fuerte impacto social. La fuerza laboral
paso de ser rural a urbana, habiendo tenido un crecimiento del 137% en los últimos 20
años, siendo el sector de la manufactura quien absorbiera la mayor fuerza laboral.
Este periodo de prosperidad termina en el año 1982 cuando el Ecuador anuncia que no
puede continuar con los pagos de la deuda externa y se declara en mora. Se registran
déficits en la balanza de pagos y en el presupuesto general. Una caída de más de 300
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millones de dólares afecta a la reserva monetaria. Se desencadena una serie de efectos
en la economía afectando principalmente la inflación, el desempleo, los salarios reales y
el ingreso de las familias. El modelo ISI finalmente se deteriora y el país cambia
radicalmente la política económica adoptando un nuevo modelo de desarrollo.
Al mismo tiempo, las necesidades energéticas a nivel mundial son satisfechas en un 90%
por combustibles fósiles, siendo el petróleo el más trascendental. Es importante observar
los datos de la Corporación de Reservas de Productos Petrolíferos (Bizzotto & Silvotti,
2016), que indica que la demanda de petróleo aumentó en el 2015 un 2,6% respecto al
año 2014.
Esto debido que durante el 2015 se incrementaron las importaciones de todas las zonas
geográficas, destacando África y Oriente Medio, que ascendieron a 15,5% y 13,0%,
respectivamente. Por otro lado, en los últimos años países como Nigeria, México y Arabia
Saudí han sido los principales países suministradores de crudo a España.
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De acuerdo a las predicciones de los geólogos más importantes a nivel mundial, este
recurso natural alcanzará su nivel pico en la curva de producción a mediados del presente
siglo, donde el 50% de las reservas habrán sido agotadas, desde ese punto el precio del
barril seguirá creciendo de manera rápida afectando fuertemente a los países
industrializados y a las economías emergentes (Lòpez, 2008).
En América Latina, Ecuador es una de las economías más vulnerables frente a los
comportamientos desfavorables de los precios del barril de petróleo determinando sus
perspectivas económicas con ingresos petroleros superiores a 11 millones de dólares
anuales.
Ecuador exporta alrededor del 70% crudo oriente y 30% de crudo napo, y a lo largo de la
historia petrolera del país siempre se ha exportado el crudo Oriente y Napo por debajo del
precio de referencia WTI. El crudo Napo y Oriente se venden por separado y a diferentes
precios.
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Es importante recalcar que hay un diferencial entre el precio internacional WTI (West
Texas Intermédiate- tipo de crudo producido en USA, que sirve como referente a nivel
mundial) y el precio de crudo ecuatoriano debido a que al ser de menor calidad es cotizado
a un valor inferior. A mayor diferencial, menor es el precio que recibe el país por cada
barril de petróleo exportado.
Esto ha afectado en gran medida a la economía local, ejemplo de esto es lo que sucedió
a finales del 2014, con la reducción del precio del petróleo observada desde inicios del
segundo semestre, impactando directamente al equilibrio fiscal, al reducir los ingresos
petroleros del sector público. Desde Julio 28 hasta el 10 de diciembre del 2014 el petróleo
West Texas Intermédiate (WTI), de referencia para Ecuador, tuvo una reducción de 41%
en su precio (de USD $101,67 a UDS $59,65), cerrando el 7 de marzo del 2016 en USD
$37,90 por barril, lo cual deja al crudo ecuatoriano alrededor de USD 20 por barril. Un
escenario totalmente distinto al de junio del 2014 donde el precio llegó a su punto más
alto de $115 el barril (Jurado Parra, Bejarano Copo, Salcedo Muñoz, & Sánchez
Maldonado, 2017).
En conclusión, durante la nueva era del siglo XXI se han hecho presente un sin número
de eventos a raíz de la caída histórica del precio del petróleo, el cual es sensible a eventos
de carácter económicos como extraeconómicos, generando gran impacto en los países
netamente dependiente de sus rentas petroleras como los miembros de la OPEP.
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(pionero), esa sobreproducción es la que ha incidido en el precio. “Se prevé que Estados
Unidos se convierta en el mayor productor mundial de petróleo hacia el 2020 (adelantando
a Arabia Saudí hasta mediados de la década del 2020)”. (Jurado Parra, Bejarano Copo,
Salcedo Muñoz, & Sánchez Maldonado, 2017, pág. 35).
Nota: la imagen muestra el caos que vivió el país durante el feriado bancario de 1999
Fuente: (© 2020 EL TELÉGRAFO - NOTICIAS DEL ECUADOR Y DEL MUNDO, 2017)
El Ecuador vivió una crisis financiera generalizada, unida a una crisis fiscal, una inflación
acentuada y una recesión de la economía, agudizada por una errática política económica
por parte del gobierno del recién depuesto presidente Mahuad. Generalmente se señala
ésta es resultado de causas internas y externas, como, la inestabilidad política de esos
años, la guerra con el Perú, el impacto del fenómeno de "El Niño", las crisis internacionales
y la suspensión de las líneas de crédito a las economías emergentes, entre las cuales se
encontraba el Ecuador. En términos específicos, sin embargo, tiene sus raíces inmediatas
en la situación económica del país, el comportamiento del sector financiero en el nuevo
marco legal, introducido por el gobierno del Arq. Sixto Durán Ballén (1992 –1996), y en
las reacciones "puntuales" del Estado ante este comportamiento.
A diferencia de los que pensaban sus propulsores (De la Torre, 1997), el nuevo marco
legal y, especialmente la Ley de Instituciones Financieras de ese entonces, al definir en
forma difusa qué es un "grupo financiero", abrió las puertas para que los banqueros se
transformaran en "empresarios" y pudieran dedicarse a toda clase de negocios.
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Posibilitó también la concentración y la vinculación de créditos en empresas de los
principales accionistas de los bancos; permitió, a través de la fusión de las "casas valores",
el surgimiento de bancos débiles y pequeños que repercutieron negativamente en el
conjunto del sistema bancario. Más allá de sus enunciados no abrió, además, –al menos
hasta noviembre de 1998, cuando ya era demasiado tarde– a la banca nacional a la
inversión extranjera lo que impidió realizar alianzas estratégicas y fortalecer el sistema.
Por otro lado, no se mejoraron los mecanismos de control por parte de la Superintendencia
de Bancos y Seguros (Hoy Superintendencia de Bancos). Por el contrario, luego de un
proceso de "modernización" caótico iniciado en 1994, que desmoronó la escasa
capacidad técnica de las autoridades para intervenir "ex ante" en el control los problemas
que, poco después, se empezaron a detectar en el sistema financiero.
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Efectos de la crisis
El riesgo financiero que obligó al público a retener dinero en los bolsillos no era, en todo
caso, una medida segura. Por esta razón, luego de la crisis del Filanbanco, el público
como protección, empezó a demandar en forma creciente dólares, presionando a la tasa
de cambio. Esta medida unida al hecho de que el sector empresarial y financiero
endeudado, buscó aprovisionarse de dólares para poder cumplir con sus obligaciones en
el exterior, agudizó la depreciación del sucre y determinó que la economía ecuatoriana
tendiera a una dolarización acelerada. (Entre agosto y diciembre de 1998 el tipo de cambio
para la venta pasa de 5.471 a 6.765, y de enero a diciembre de 1999, de 7.245 a 19.848
sucres por dólar; para la primera semana de enero del 2000, había llegado a más de
26.000.)
Como ya para comienzos de 1999, de otra parte, empezó a ser evidente que las tasas de
interés en los depósitos a plazo tendían a ser negativas en términos reales, a pesar de la
política del BCE de elevarlas nominalmente, la dolarización y la especulación con divisas,
se transformaron en un negocio altamente rentable - conjuntamente con las inversiones
en bienes raíces y el ahorro financiero - en el que se percibieron ganancias por parte de
los diversos sectores de los agentes económicos, entre ellos los sectores productivos y
financieros que habían acumulado divisas, durante 1998. Circunstancias todas ellas que
condujeron a la depreciación del sucre en un 196.6% hasta diciembre de 1999.
Dolarización
Nota: la imagen muestra el cambio del Sucre a Dólar. Fuente: Barbara Fritz/ WordPress.com., 2017
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Si bien algunos funcionarios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde hace
varios años habían venido proponiendo la dolarización de Centroamericano, la idea de
dolarizar Latinoamérica – es decir, optar la “estabilidad cambiaria” y renunciar
definitivamente a las políticas monetarias nacionales y al tipo de cambio como mecanismo
de ajuste – solo tomó auge a inicios de 1999, con la propuesta del entonces (Correa, 2009,
pág. 75).
Con esta decisión Ecuador, cuya economía atravesaba por una depresión sin
comparación en su historia republicana, que tenía quebrado su sistema financiero y que
se encontraba en situación de aplazamiento de su deuda externa, se incorporó a la lista
de 26 colonias o territorios que utilizaban en el año 2000 una moneda extranjera en todo
el mundo, (Acosta, 2006, pág. 238).
De este modo se dio paso a una economía dolarizada basada en intereses hegemónicos
basados en un modelo neoliberal descendiente del poder americano, en el sentido de
perder una moneda nacional como el sucre, que en algún momento alcanzó un poder
económico con un leve paso al desarrollo económico global.
La crisis del sector financiero fue un factor determinante, si bien ésta se vio agravada por
la inestabilidad política de los últimos años de la década de los 90, la paralización y
recesión del aparato productivo y la errática política económica del Estado.
Aunque el sistema financiero fue uno de los factores de la crisis, lo paradójico es que los
banqueros fueron sus grandes beneficiarios, en la medida que lograron transferir los
costos al Estado ecuatoriano. Más aún, lograron, tanto individual como colectivamente,
salir indemnes -económica, jurídica y políticamente- de una coyuntura que se les
presentaba particularmente complicada. Sobre todo, lograron que el conjunto de las
empresas vinculadas a los grupos financieros no sea intervenido. Al igual que buena parte
del sector empresarial logró, además, sacar sus capitales fuera del país en la perspectiva
de protegerse y de cumplir con sus obligaciones, que el sobre endeudamiento en moneda
extranjera les había ocasionado. Incluso, gracias al congelamiento de los depósitos y el
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desarrollo de "inversiones cambiarias" y prácticas especulativas, en plena crisis, pudieron
apropiarse de una parte del ahorro nacional.
No hay duda, que los más afectados de esta crisis fueron la masa de pequeños y
medianos ahorristas y depositantes del país, incluidos los sectores medios que intentaron
protegerse ahorrando en dólares. Circunstancia que concentraba, todavía más, el ingreso
en las élites económicas y políticamente, tradicionalmente poderosas. Frente a esta
situación, ¿cómo entender el proceso de dolarización de la economía decretado por el
gobierno de Jamil Mahuad y ratificada por el presidente Noboa.
En primer lugar, resulta evidente que esta medida, tomada inicialmente como parte de
una maniobra para sostener al gobierno de Jamil Mahuad, sirvió para aglutinar a los
sectores empresariales alrededor del nuevo gobierno en la búsqueda de un objetivo. Se
trató de una adhesión que, aunque frágil podría desembocar en una alianza a mediano
plazo que pudo prefigurar una "alianza histórica", si es que el encantamiento inicial por la
dolarización da verdaderos frutos en relación con la recuperación económica y productiva
del país.
Esta situación, como es natural, trajo como resultado una momentánea tranquilidad a la
economía: al frenar el alza agresiva de la tasa de cambio lo que produjo una baja muy
significativa de las tasas de interés.
El uso del dólar como nuevo patrón monetario originó, sin embargo, una corrección de los
precios internos a los niveles internacionales lo que, en términos concretos, se tradujo en
un alza muy fuerte de los precios del consumidor y una acentuación del proceso
inflacionario. Estos últimos, en la práctica, agudizó la crítica situación de la mayoría de la
población del país, cuyo repliegue hacia formas de sobrevivencia comunitarias o
familiares propia de los momentos de crisis, al parecer, encuentran limitaciones
insalvables, dado el nivel de pobreza de la población.
La baja de las tasas de interés, por otro lado, si bien fue importante, no fue suficiente, por
sí misma, para asegurar una recuperación económica. El sector productivo, luego de casi
un lustro de continuas dificultades, manifestó problemas de distinto orden
(descapitalización, bajos de niveles de productividad, elevada capacidad ociosa,
sobreendeudamiento) todos los cuales requirieron de un conjunto de factores para lograr
su reactivación. Se debe tener en cuenta, así mismo, que la dolarización al equiparar los
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costos al nivel internacional incluido los salarios, le dejó al conjunto de actividades
productivas en condiciones precarias, dados sus bajos niveles de productividad. Si bien,
por unos momentos el precio de los "bienes transables" en los que se resuelve los bienes
de subsistencia, pudieron ser menores que los costos internacionales, más pronto que
tarde, tuvieron que tender a equipararse al nivel internacional. Y aunque esta fue una
ventaja comparativa, hay que resaltar, que fue de orden momentáneo.
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