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EL DIAGNÓSTICO INSTITUCIONAL EN EDUCACIÓN

FUNDAMENTOS Y ESTRATEGIAS
Mgtr. Olga Silvia Ávila

Introducción

Las prácticas en las instituciones educativas presentan siempre un costado inacabado


que proviene del mandato de introducir un grado de racionalidad prescriptiva en
escenarios cuya conformación es el resultado del cruce de una multiplicidad de procesos,
gestados a su vez por actores diversos en variados escenarios, y que por lo tanto resultan
“ingobernables” como tales.

En la actualidad estos escenarios se hallan fuertemente conmovidos. La crisis que


los venía afectando parece hoy desnudarse y mostrar con crudeza su envergadura.
Fuertes transformaciones en las grandes instituciones sociales como las de trabajo, la
familia, el Estado, la comunicación se hacen presentes en los espacios cotidianos
atravesando los modos de hacer y de pensar de los sujetos y sus prácticas colectivas.
Las relaciones intersubjetivas aparecen resquebrajadas por la pérdida de encuadres que
constituían sus soportes simbólicos. La crisis tiene una naturaleza estructural, pero es
vivida y dramatizada por los sujetos afectando a las relaciones humanas más
elementales.

Esto hace imprescindible plantear la necesidad de contar con un conocimiento de


esos procesos a fin de anclar dichas prácticas, en reconstrucciones de la realidad
institucional que reflejen sustancialmente esos procesos. Particularmente, en momentos
de conflicto institucional; fases institucionales en las que se torna necesaria la
recuperación de la capacidad de proyectar; momentos institucionales en los que se
afronta la resolución de problemas o de disyuntivas de futuro o de cambio institucional;
instancias directivas desde las que se deben definir estrategias institucionales.
Es el conocimiento de las instituciones la clave que permite generar dispositivos y
estrategias dirigidos a tocar algunos de los engranajes de la realidad, introduciendo
procesos de reflexión simbolizante que movilicen y promuevan transformaciones en las
direcciones deseadas.

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La naturaleza compleja de las instituciones como “formaciones sociales, culturales y
psíquicas”, dificulta la comprensión de los sentidos que ordenan su existencia y
transformación. En cada establecimiento, dicha complejidad es el producto de procesos
específicos, configuradores de un conjunto de pautas que ordenan las prácticas, el hacer,
el pensar, el decir en ese escenario y que hacen que esa institución sea como es y no de
otra manera. Los indicios se vuelven opacos a la hora de anudarlos y transitar el
recorrido hacia su comprensión de conjunto.

Uno de los aportes sustantivos del Análisis Institucional reside en sus


potencialidades para contribuir al develamiento de los procesos de la institución y al
análisis reflexivo por parte de los actores institucionales. Las prácticas del análisis son
prácticas de conocimiento y de autoconocimiento, que requieren operar sobre la base de
una reconstrucción interpretativa acerca de la institución y sus procesos. Es desde este
lugar que apelamos a la idea del diagnóstico institucional y buscamos desarrollar sus
herramientas teóricas y metodológicas.

El diagnóstico es conocimiento para la acción. Está directamente ligado al poder


operar en relación con una diversidad de fenómenos y dinámicas institucionales. De allí
la necesidad de recuperar la idea de diagnóstico, porque la investigación diagnóstica es
inseparable de una propuesta operativa. Se diagnostica para decidir, para generar
estrategias de desarrollo, para plantear proyectos, para resolver problemas. De hecho, el
diagnóstico provee también un marco de realidad indispensable para la inserción
adecuada de las diversas prácticas en las instituciones y para la orientación de sus
actores en las mismas.

Niveles del diagnóstico

En nuestra experiencia, el interés del diagnóstico institucional se centra, tomando los


conceptos de Loureau, en el nivel de la singularidad. A nivel de las instituciones
establecimientos, es decir, de las instituciones “singulares” resulta valioso a fin de
producir y modificar acciones y significados. Recordemos que atender a la singularidad
significa desentrañar el modo en que se tejen los componentes universales y particulares
de las instituciones en el espacio de una unidad institucional concreta. Allí se hace

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presente la actividad de los sujetos que la conforman y que a través de su historia han
timoneado los rumbos del proceso de institucionalización. También en este nivel los
sujetos aparecen en toda su estatura; allí se gestan y expresan de diversos modos sus
necesidades y demandas, y ello pone en tensión el sentido mismo de la vida
institucional, exigiendo una recuperación del valor humano de las prácticas.

A través de las indagaciones de un conjunto de establecimientos, el diagnóstico


puede operar a nivel de la particularidad, si el objetivo del mismo se vincula al
conocimiento de problemáticas que atraviesan a ese conjunto de instituciones. En ese
caso, permite atender a través de dispositivos o estrategias abarcativas, a dichas
problemáticas reuniendo a instituciones que las comparten y promoviendo entre los
sujetos la mirada compartida sobre los núcleos de dificultades descentrando de las
dinámicas regresivas y autocentradas. Permite trabajar sobre los problemas, al objetivar
sus determinaciones particulares. En este caso resulta fundamental determinar las
coordenadas que recortan la particularidad a diagnosticar y delimitar claramente sus
notas distintivas.

El diagnóstico como proceso de conocimiento de la institución


¿Es posible conocer las instituciones? Cuando entramos a un establecimiento nos
encontramos con sujetos desempeñando distintos papeles, con espacios particulares, con
documentos, con normas escritas, reglamentos, con conjuntos de actividades cotidianas.
En todos ellos aparecen huellas del sentido que se les otorga y el modo en que se
articulan. La institución está presente en estos cuerpos y cosas; pero está presente como
indicio, como marca, como signo de algo que solo se puede percibir parcialmente. Es
necesario un trabajo de reconstrucción investigativa.

Se pone en marcha el trabajo artesanal que supone utilizar en “esta” institución y sus
singularidades, las herramientas teórico-metodológicas disponibles desde el Análisis
institucional con metas cognitivas. El camino a recorrer en esa elaboración tiene una
lógica particular en la que se juegan diversos elementos. Tomaremos un esquema que
representa la relación de conocimiento en el diagnóstico con el fin de situar algunas de
las cuestiones que será imprescindible considerar.

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Procesos en el que avanza a través de “estrategias diagnósticas”:caminos flexibles
sustentados en la puesta en juego de la teoría y la adecuación del objeto (institución
singular)
Este esquema permite considerar algunas claves a tener en cuenta en ambos polos
del proceso, y definir las especificidades de las estrategias con las que se ponen en
relación. El sujeto que conoce está marcado por el lugar desde el cual produce el
diagnóstico. Es fundamental distinguir entre aquel que opera desde afuera del
establecimiento o quien lo hace desde dentro, desde algunas posiciones
intra-institucionales. El análisis de la implicación deberá permitir reconocer las
significaciones que organizan su perspectiva. Así también, la objetivación de la
posición, los intereses y los esquemas cognitivos son herramientas imprescindibles para
producir el descentramiento de la mirada, en función de captar los sentidos del “otro”
desplegados en los espacios institucionales.

En el polo del objeto institución, lo sustantivo a señalar está dado por la necesidad
de atrapar la singularidad, por construir un conocimiento singularizado de los procesos.
En este plano es necesario conjugar los esquemas de abordaje más generales, que
permiten reconstruir en grandes trazos la institución, ordenando el registro a través de
las dimensiones institucionales: contexto, espacio, historia, tiempo y temporalidad,
organización, normativa, función directiva; y los aspectos que emergen y se despliegan a
partir del análisis de las demandas, desde los sujetos que las enuncian y su inserción en

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los procesos institucionales.

La teoría institucional juega un papel central en el proceso de reconstrucción


analítica e interpretativa del “objeto institución”, y en ese sentido resulta indispensable
apelar a los desarrollos conceptuales acumulados desde el ámbito del Análisis
Institucional, así como de los elementos que eventualmente puedan proveer las
disciplinas que convergen desde distintos ángulos en la mirada sobre las instituciones.
Igualmente, el bagaje acumulado desde la casuística local constituye una fuente de alto
interés a la hora de producir nuevas categorías eficaces para atrapar los procesos
anudados a contextos específicos.
En las instituciones educativas, es fundamental inscribir las problemáticas y
procesos a partir de visualizar tanto su naturaleza como institución de existencia, con
todas sus consecuencias subjetivas e intersubjetivas como su doble estructuración, en
tanto que espacio pedagógico, y espacio de trabajo, agrupando las demandas de
alumnos y sus familias por un lado, y las de los docentes por otra.

Las estrategias diagnósticas, se elaboran en la tensión entre la singularidad del


objeto, el campo teórico y metodológico institucional, y el sentido de la intervención, es
decir el direccionamiento que le imprimen aquellas potenciales prácticas a las que están
anudadas. El diagnóstico busca arribar a construir hipótesis, que expresen los nudos
problemáticos centrales a los que se vinculan las demandas, los sucesos problemáticos o
los puntos de inflexión que articulan la trama institucional, dando cuenta del modo en
que se configuran en el cruce distintos componentes, dinámicas y procesos
reconstruidos. Dichas hipótesis son siempre provisorias y su lugar de contrastación está
en el marco del proceso de intervención o en el desarrollo de las prácticas con sentido
de intervención generadas desde diferentes lugares institucionales. Allí se ponen a
prueba a partir de lo acontecido y lo expresado por los actores institucionales. A partir
de este punto, todo el proceso de intervención sigue teniendo un componente
diagnóstico, en la medida en que las hipótesis deberán modificarse, reestructurarse o
complejizarse en su transcurso.

En todo este recorrido las preguntas más amplias que nos orientarán saber serán:

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1. Los interrogantes acerca de los pedidos, las demandas o los problemas que abren
paso al diagnóstico, constituyen el primer elemento a ser abordado y sobre los
cuales será necesario volver sistemáticamente. La interrogación y el análisis
acerca de los mismos resulta imprescindible, a riesgo de encarar
equivocadamente los caminos diagnósticos y elaborar erradamente las
estrategias.
2. Aquellas referidas a los procesos del objeto institución como formación social
compleja y sus procesos actuales.

¿Qué está pasando en esta institución? Registro de los sucesos


¿Por qué y cómo está pasando lo que pasa? Registro de los procesos

Estas preguntas disparan el trabajo de indagación que permitirá ir generando


respuestas cada vez más específicas, pero también cada vez más complejas y
relacionales. Al principio, será posible responder parcialmente a la primera de estas
preguntas, pero en la medida que se van estableciendo relaciones, se avanzará en
respuestas a la segunda de las preguntas planteadas; esta segunda pregunta nos
introduce en el análisis y la interpretación de lo institucional. Estos recorridos exigen al
menos tres tipos de operaciones: descripción exhaustiva, análisis con auxilio de la teoría
y reconstrucción interpretativa como producción relacional. Sin duda, la teoría estará
presente en todos los pasos y a la vez cada uno de ellos contendrá elementos de los
otros; sin embargo, preferimos señalarlo diferencialmente a fin de enfatizar su
especificidad.

3. Un tercer nivel de preguntas se refiere a los modos en que los sujetos perciben y
significan los sucesos y procesos. Y cuáles son los vínculos que los unen a la institución
tal como esta configurada, a sus problemas y particularmente al problema que motiva el
diagnóstico.

¿Cómo se representan los sujetos eso que pasa? ¿Cómo explican los sucesos
institucionales y cómo se posicionan ante sus procesos?

¿Cuáles son los vínculos que han construido con la institución y cómo se juegan esos

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vínculos en la trama de los procesos institucionales tal como están configurados?

Es necesario destacar que los elementos simbólicos y subjetivos participan de la


producción y del reconocimiento pero de diverso modo. Un suceso o una problemática
puede surgir de ciertos procesos de producción en cuya urdimbre se entrelazan
componentes objetivos y simbólicos, y a la vez ser reconocidos por otros sujetos o por
sus mismos protagonistas desde construcciones imaginarias anudadas a significaciones
emergentes de otras tramas y de otros procesos, a su vez anclados en múltiples
determinaciones. Las tensiones entre producción y reconocimiento, se expresan bajo
múltiples formatos y muy variados mecanismos; su dilucidación y la elaboración de
hipótesis que abran paso a la reflexión crítica y simbolizante, constituyen unos de los
aspectos más importantes a ser atendidos en los diagnósticos.

Las vías descriptiva-analítica y el uso de analizadores

El desarrollo de estrategias diagnósticas puede recurrir a dos vías según las


características del proceso instalado y los indicios disponibles en los comienzos del
trabajo. Son también herramientas en el seno de cuyas combinaciones es posible
articular paso a paso el trabajo de conocimiento de la institución. La primera se refiere
al avance descriptivo apelando a diversas dimensiones que permiten recortar y ordenar
la mirada para realizar un “barrido” sistemático de la información y un relevamiento
ordenado del material relativo a diversos aspectos de la vida institucional. Este recorrido
resulta importante a fin de obtener un relevamiento conjunto que permita identificar los
principales trazos que caracterizan a la institución e inscribir los problemas o las
demandas en las coordenadas más generales.

Entre las dimensiones de análisis que interesa destacar encontramos a las redes
interinstitucionales en las que se inscribe, la historia, el contexto, el espacio, lo
organizacional y el tiempo y la temporalidad, entre otras. (Incluimos algunas referencias
a las mismas en nota anexa).
A lo largo de estos recorridos descriptivos se trabajará en la identificación de
núcleos problemáticos, elementos susceptibles de ser conectados con otros que
aparezcan en otras dimensiones, atravesamientos de sentido. El trabajo de producción

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de relaciones entre las diversas dimensiones y su complejización analítica abre el
camino hacia la construcción de hipótesis interpretativa de los procesos de la
institución.

En algún momento puede emerger un suceso, un significante, un dato que opere


como reordenador de preguntas y redireccionador de la búsqueda. Estaremos en
presencia de un “analizador”. El analizador es un concepto “síntesis” dado que
concentra una multiplicidad de procesos, contenidos y significados. Siguiendo a
Lapassade, diremos que el analizador es un revelador de procesos no visibles
inmediatamente como tales, aquello que permite revelar la estructuración de las tramas
institucionales, provocarla, obligarla a hablar. Se refiere a acontecimientos, sucesos,
expresiones de los actores, acciones deliberadas o no, que permiten desentrañar
significaciones, procesos y tramas ocultas. Estos hechos no hablan por sí mismos,
requieren, a su vez, ser construidos como analizadores, tirando del hilo de las tramas
que revelan para deconstruirlas y reconstruirlas con la mediación de la teoría. Contiene
entonces un componente empírico y un componente teórico – metodológico: debe ser
reconstruido como analizador, a fin de que sea posible “hacer hablar a la realidad”.

En este sentido el analizador abre las puertas a la reconstrucción guiada por “líneas
de preguntas” que van ordenando el despliegue de la indagación a través de diversas
técnicas. A través de este trabajo de desentrañamiento y elucidación se busca dar cuenta
de los principales núcleos que organizan la problemática institucional.

Diagnóstico y demandas
En el diagnóstico anudado a procesos de intervención institucional, los caminos a
seguir se articulan a las demandas de los sujetos y los colectivos institucionales. En este
caso el pedido es el primer analizador institucional y es a través de las puertas que el
mismo abre, por donde se emprenderá y organizará el recorrido diagnóstico. Es probable
además que en ese camino nos encontremos con una multiplicidad de demandas que nos
remitan a interrogarnos acerca de procesos subterráneos, de los que los sujetos serán
portadores a manera de “mensajes cifrados” en variados códigos, y voceros no
conscientes de otras voces y realidades. De modo que las estrategias de conocimiento
requerirán de una organización y redefinición que incluya además los elementos de una

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teoría de la demanda y su adecuación una lectura múltiple y compleja. Se trata de
acceder a los costados institucionales de las demandas que exponen los sujetos, no ya
sus contenidos puramente individuales y subjetivos. Necesaria reformulación que toda
estrategia de conocimiento diagnóstico debe atravesar, y en el marco de la cual deberán
identificarse y elaborarse las conexiones entre esas 1) demandas incluyendo los
contenidos y los sentidos que los sujetos les confieren y 2) los procesos institucionales
entramados en la dinámica de la institucionalización singular en los cuales encuentran
anclaje dichas demandas.

En el seno de los diversos caminos que el diagnóstico y la intervención echan a


andar, es necesario atender especialmente a las condiciones que promueven la
construcción de un vínculo reflexivo con los colectivos institucionales. Al respecto Lidia
Fernandez sostiene: “un análisis institucional debe hacerse cuando existe la intención
de garantizar el acompañamiento de un proceso de diagnóstico u operación a cargo de
los actores de la organización y cuando la gente está dispuesta a encuadrar ese trabajo
como un proceso dirigido a “volver a pensar su realidad” para avanzar en la
comprensión de las características de su vida y producción y en las de las condiciones
que la determinan”1

La construcción de este vínculo, que comienza con el pedido de ayuda, requiere de


un trabajo específico, y una mirada atenta a los procesos que van emergiendo en el
diagnóstico con relación a las posibilidades y límites que marcan al análisis e
intervención.

La complejidad de los escenarios educativos en la actualidad: desafíos para el diagnóstico

En la experiencia de campo, la construcción de diagnósticos producidos sobre la


base de las articulaciones propuestas, permite dar cuenta de la complejidad que se
señalaba al comienzo de este trabajo. Aún cuando, desde una asesoría externa, se
ingrese por la vía de un pedido específico, la entrada a las escuelas, nos coloca frente
una multiplicidad de sucesos, a los cuales es necesario dar un lugar en el análisis.
Muchos de ellos sin tener una expresión en términos de pedido con contenidos

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Fernández, Lidia. El análisis de lo institucional en la escuela. Pag. 139.
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delimitados, parecen condensar significaciones de demanda: niños excluidos de los
grupos, altos índices de fracaso, peleas y determinados hechos de violencia, colectivos
docentes fracturados, situaciones conflictivas entre padres con graves problemas
sociales. Las demandas parecen expresarse en múltiples lenguajes y adueñarse de los
escenarios, pasando al acto, sin las palabras que la nombren. Precisamente, los desafíos
más significativos para el diagnóstico hoy se vinculan a la lectura interpretativa de estos
lenguajes de las demandas y su articulación significante a los procesos que les dan
contenido, sentido y sustento. Al mismo tiempo resulta imprescindible discriminar la
naturaleza de esas demandas y los límites de su inclusión como demandas
institucionales en la escuela.

Otra de las encrucijadas está referida a la dinámica de los colectivos docentes en la


actualidad. Los cambios ocurridos a nivel de la estructura del sistema, de los espacios
curriculares y de los contenidos escolares, las lógicas disruptivas que acompañaron la
Transformación ligando el riesgo laboral y la capacitación compulsiva a los cambios
educativos por un lado, y las repercusiones de los procesos sociales con su impronta de
heterogeneización y fragmentación, han tallado y diferenciado las identidades colectivas,
generando variadas formas de fractura (…). Estas condiciones generan la necesidad de
establecer cuales son los procesos específicos por los que atraviesa cada institución al
momento del diagnóstico.

Incluir el análisis de condiciones para la intervención, como parte del diagnóstico


constituye una necesidad de primer orden, tanto en términos de condiciones objetivas
como subjetivas. Particularmente, frente la emergencia de demandas del alumnado o de
las familias, la situación de los colectivos docentes que hemos referido, hace necesario
explorar no solamente los problemas y sus razones sino hasta qué punto y bajo qué
características se presenta la disposición institucional a la escucha y atención. A
menudo, este nivel del diagnóstico, conduce a establecer dispositivos preparatorios a
fin de promover la escucha y reposicionamiento docente.

Tal como se planteara al comienzo de este trabajo, la necesidad actual de


profundizar en los diagnósticos institucionales, tiene su origen en la fuerza de los
atravesamientos que los procesos, la crisis social, está generando en los

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establecimientos educativos. Son precisamente, las escuelas públicas, los espacios más
golpeados por esas problemáticas. Ello nos desafía a generar marcos adecuados tanto
para el diagnóstico como para la intervención institucional en estos establecimientos.

Las regulaciones del sistema, no siempre dispuestas a dejar entrar el conocimiento,


suelen exigir una “mimetización” a sus lógicas, con lo que se ahogan los elementos más
creativos de las demandas que suelen tender a trascenderlos en la medida en que se
proponen salir de los circuitos del sufrimiento. En nuestra experiencia son muchas las
demandas que surgen de los establecimientos del sistema y muchas son también las
dificultades a pesar de la supuesta “autonomía de los centros educativos” para concretar
la necesaria flexibilidad e instalar un proceso de conocimiento reflexivo.

Más allá de estas dificultades, resulta una tarea insoslayable generar esquemas
específicos y adecuados a la multiplicidad de condicionantes y especificidades que tanto
desde las normativas, la organización, como desde las culturas institucionales e
idiosincrasia de la tarea de los colectivos docentes, caracterizan a los establecimientos
públicos. Es también un compromiso teórico en atención a la realidad educativa de la
mayoría de la población en Argentina.

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