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1. ÍNDICE:
1. ÍNDICE: ......................................................................................................................1
2. INTRODUCCIÓN ........................................................................................................3
3. EL RELIEVE ...............................................................................................................3
4. HIDROLOGÍA .............................................................................................................5
5. EL CLIMA .................................................................................................................10
2. INTRODUCCIÓN
Podemos definir el medio natural como el entorno físico que conforma la interacción de
una serie de elementos y factores naturales en el espacio y en el tiempo, siendo los principales el
relieve, el clima, la hidrología, los suelos, la vegetación y la fauna.
Aunque, en el sentido más estricto del término, “natural” implica la no interferencia del
hombre, es necesario asumir la presunción de que cualquier ambiente ha sido influenciado en
mayor o menor medida por las actividades antrópicas. Por ello, resulta más correcto hablar de
“ecosistema” al referirnos al medio natural y su interrelación con el hombre, pudiendo, no
obstante, y a nuestros efectos, considerar ambos términos como sinónimos.
3. EL RELIEVE
El relieve de la Comunidad Valenciana viene definido por la omnipresencia de las
montañas en el interior y su prolongación hasta regiones muy cercanas a la costa, punto en el que
descienden con brusquedad para dar paso, en marcado contraste, a extensas llanuras litorales de
influencia marítima.
4. HIDROLOGÍA
La cuenca Hidrográfica del Júcar abarca el 91% de la extensión autonómica, con una
superficie de 21.000 km2, frente a los 1.250 km2 integrados en la demarcación del Segura o los
simbólicos 850 km2 pertenecientes a la división del Ebro. Aglutina 9 cuencas fluviales:
- Río Sènia: el más septentrional de los cursos valencianos, discurre desde el norte de
Castellón hasta tierras catalanas tras surgir en la Tinença de Benifassà.
- Río Millars: De 156 km de longitud, nace en la sierra de Gúdar turolense y se interna
en tierras castellonenses por la Monzona, rodeando por el oeste el macizo del
Penyagolosa hasta verter sus aguas en el Mediterráneo cerca de Vallat. Queda
regulado en su camino por múltiples embalses entre los que destacan el de Sitjar o el
de Arenós.
- Río Palancia: Surge en las estribaciones de la Sierra de Javalambre y desemboca en
Sagunto tras recorrer 75 km y pasar por municipios como Jérica, Soneja o Segorbe,
entre otros enclaves destacados. Resulta reseñable su importancia histórica como vía
de comunicación natural entre Valencia y el Valle del Ebro y la Meseta Norte.
- Río Turia: Nace en Teruel, en la confluencia de los ríos Guadalaviar y Alfambra.
Atraviesa el Rincón de Ademuz y reaparece en Valencia a la altura de Valdelagua y
Umbría Negra. Recorre la provincia por la línea de los Saltos de Chulilla y Pedralba y
muere en la ciudad de Valencia, donde el emblemático cauce ha sido desviado hacia
el sur. Entre sus afluentes cabe mencionar los ríos Sot, Ebrón y Reatillo, por la
derecha, o el Tuéjar, por la izquierda.
- Río Júcar: El más caudaloso de los ríos valencianos. Se origina en los Montes
Universales, en la provincia de Cuenca, y recorre 498 kilómetros hasta su
desembocadura en la localidad de Cullera. Recibe la aportación de afluentes
relevantes como el Magre, por la izquierda, o el Albaida y el Sallent, por la derecha. En
su curso queda retenido y regulado por multitud de embalses de gran envergadura,
como la Toba, Alarcón, Contreras o la presa de Tous.
- Río Serpis: Nace en el Port de la Carrasqueta, fruto de la unión de los riachuelos Cinc,
Barxell y Molinar, y discurre íntegramente por tierras valencianas hasta verter sus
aguas en el Grao de Gandia, tras pasar puntos de embalse como el pantano de
Beniarrés.
- Cuenca fluvial de la Marina Alta: Se ubica en el sector nororiental de la provincia de
Alicante, al Sud de la cuenca del Serpis. La integran cursos intermitentes, de escaso
caudal y corto recorrido, que discurren en dirección sudoeste nordeste desde las
estribaciones del sistema bético valenciano. Sus máximos exponentes son el Riu
Girona, que nace en la Vall d’Ebo y desemboca en Els Poblets; y el río Gorgos, que se
origina cerca de Castell de Castells, fruto de la confluencia de riachuelos menores, y
encuentra el mediterráneo cerca de la localidad de Xàbia.
- Cuenca fluvial de la Marina Baja: Recoge las aguas de la comarca que le confiere su
nombre y sus ríos comparten las características definidas en el punto anterior para
sus vecinos septentrionales. El curso de los mismos, no obstante, discurre de noroeste
FEDERACIÓN DE CAZA DE LA COMUNIDAD VALENCIANA
Plaza Cánovas del Castillo nº 8,3º,9ª 46005-VALENCIA
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Curso para la Obtención de la Licencia de Caza
de la Comunidad Valenciana - TEMA 1
FEDERACIÓN DE CAZA DE
LA COMUNIDAD VALENCIANA
5. EL CLIMA
La Comunidad Valenciana se encuentra bajo la influencia de un clima mediterráneo, clima
encuadrado en el grupo de los templados y caracterizado por una marcada estacionalidad, con
inviernos suaves y lluviosos, veranos secos y calurosos, y otoños y primaveras muy variables en
cuanto a precipitaciones y temperaturas. No obstante, existen diversos factores que condicionan
las características climáticas particulares de nuestra autonomía:
- Efecto atenuante marítimo: La peculiar fisonomía geográfica de la Comunitat
determina que prácticamente todo el territorio, a excepción del Rincón de Ademuz, se
encuentre a menos de 100 km de la costa, bajo la influencia, por tanto, del efecto
suavizante del Mediterráneo.
- Su posición en el marco peninsular: La ubicación en el extremo oriental de la
Península Ibérica dificulta, a pesar del predominio de los vientos del oeste, la llegada
de borrascas de origen atlántico. A esta situación, se suma la interposición de
numerosos sistemas montañosos y cordilleras al paso de los frentes húmedos,
determinando la relativa sequedad de la región.
- El relieve montañoso: La accidentada orografía de la Comunidad Valenciana
constituye un factor determinante para las pequeñas variaciones climáticas
regionales. La disposición perpendicular a la costa de las cordilleras favorece la
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Mediterráneo típico
Mediterráneo seco
Mediterráneo
continentalizado
5.2. Vientos
Al igual que en el resto de la Península Ibérica, en la Comunidad Valenciana predominan
los vientos del oeste, conocidos popularmente como vientos de Poniente. En nuestro territorio,
especialmente durante los meses de verano, la llegada de estas corrientes provoca un notable
aumento de las temperaturas y una considerable desecación del ambiente. Esta circunstancia se
debe a su paso por la Meseta central, trance en el que los vientos experimentan un fenómeno de
ascensión topográfica en el que pierden gran parte de su saturación de agua, y un episodio de
descenso hacia las llanuras valencianas en el que se calientan más intensamente debido a la
carencia de humedad. Es el conocido efecto Foehn.
La aparición del poniente se asocia, por tanto, a situaciones de extremo riesgo de
ocurrencia y propagación de los incendios forestales.
6. LOS SUELOS
Se denomina suelo a la parte más superficial de la corteza terrestre, activa
biológicamente, y originada por la alteración física, química y biológica de las rocas. Los suelos son
el resultado de la interacción de múltiples factores ambientales como el clima, la topografía, el
material geológico original o el nivel de actividad biológica. Pero, a su vez, condicionan muchos de
los componentes y procesos que caracterizan un ecosistema, como el tipo de vegetación o la
productividad global del medio.
En la Comunidad Valenciana predominan, según su composición química, los suelos
básicos y neutros, con presencia frecuente de carbonatos en el suelo y el subsuelo. Esta
característica determina de forma directa la vegetación, necesariamente adaptada y tolerante a
tales circunstancias. Existen, también, pequeñas regiones de suelos ácidos o descarbonatados,
que contribuyen a la biodiversidad de la flora permitiendo el asentamiento de especies calcífugas,
como el emblemático alcornoque. La Sierra de Espadán, en la provincia de Castellón, constituye el
ejemplo más representativo.
Los suelos de la región valenciana presentan contenidos en materia orgánica bajos o
medios. Esto se debe a la moderada incorporación de biomasa al suelo y a la rápida
mineralización, favorecida por las temperaturas elevadas y la buena aireación edáfica. No
obstante, su fertilidad potencial es elevada, tienen una buena capacidad de retención de
nutrientes y albergan niveles considerables de nitrógeno y fósforo utilizables por las plantas.
Los suelos del litoral mediterráneo han sido sometidos, históricamente, a una intensa
presión antrópica, ejercida sobre todo en forma de explotación agrícola. Esta utilización del
recurso ha marcado profundamente las características observables a día de hoy y, en algunos
casos, ha supuesto la pérdida irreversible del suelo.
Uno de los problemas más acuciantes que amenazan los suelos valencianos es la
desertificación. Se produce especialmente en los climas áridos y semiáridos, dándose estos, en
nuestra Comunidad, en el sud de la provincia de Alicante. En este proceso regresivo natural, los
suelos fértiles pierden parte o la totalidad de su potencial productivo debido a la destrucción de la
cubierta vegetal y a un acusado fenómeno de erosión asociado. En nuestro territorio, la
característica sequía estival y la concentración de las lluvias anuales en cortos períodos de tiempo
favorecen la escorrentía e impiden la infiltración, convirtiendo el sustrato edafológico en
altamente vulnerable.
Son formaciones típicamente climatófilas, que constituyen ecosistemas muy frágiles y con
poca capacidad de recuperación frente a perturbaciones naturales o antrópicas.
Cuando los bosques de sabina albar desaparecen o se generan en ellos grandes claros, se
produce la aparición de los salviares. Los salviares son un matorral de sustitución cuya especie
más representativa es la salvia (Salvia Lavandulifolia), comunmente acompañada por espliego
(Lavandula Latifolia), cojín de monja (Erinacea Anthyllis) o aliaga (Genista Scorpius).
En los claros se desarrollan formaciones de Ononis Cenisia, Coronilla Mínima, Poa Ligulata
o Festuca Indigesta.
Los mamíferos más representativos son el muflón (Ovis musimon) y la cabra montés
(Cabra pirenaica), mientras que entre los reptiles hallamos la lagartija colilarga (Psammodromus
algirus) y la víbora hocicuda (Vipera latasti).
7.2.1.1. Carrascales
7.2.1.2. Alcornocales
Los alcornocales son formaciones boscosas cuya especie dominante es el alcornoque
(Quercus Suber). Crecen en terrenos preferentemente ácidos o muy poco calizos, en zonas
litorales y sublitorales con regímenes de precipitación superiores a los 600mm anuales.
Las especies más características de su estrato arbustivo son el acebo (Ilex Aquifolium), la
rubia peluda (Cytisus villosus), el agracejo (Phillyrea Latifolia), el labiérnago (Phillyrea Angustifolia)
y la zarzamora (Rubus Ulmifolius).
En el sotobosque arbustivo y
herbáceo abundan las especies de sombra
como las violetas (Viola Willkommii), la
primavera (Primula Veris), el lastón
(Brachypodium Phoenicoides), la hepática
(Hepatica Nobilis) y diversas orquídeas,
además de una nutrida representación de
trepadoras como las madreselvas o las hiedras.
7.2.1.4. Pinares
Aparecen de manera natural en los emplazamientos en que las frondosas potenciales
como carrascas o alcornoques ven limitado su crecimiento por las condiciones de sequía o por la
existencia de sustratos inadecuados en el suelo. Son formaciones boscosas en muchos casos
antrópicas, cuyo origen radica en la política de reforestaciones llevada a cabo durante las últimas
décadas. Están dominadas en el estrato arbóreo por especies del género Pinus, en especial por el
pino carrasco (Pinus Halepensis), y menos frecuentemente por pino resinero (Pinus Pinaster), en
suelos descalcificados, o pino piñonero (Pinus Pinea), en suelos preferentemente arenosos.
En la Comunidad Valenciana,
estos bosques aparecen representados
destacadamente en el río Guadalaviar,
en el rincón de Ademuz, y en enclaves
bien conservados en los cauces de los
ríos Palancia, Mijares y Júcar.
El nombre de “bosques de
galería” hace referencia a la forma en la
que aparecen cubriendo los cauces a modo de túneles naturales de vegetación. En ellos, se
pueden identificar tres bandas bien diferenciadas que discurren paralelas al curso del río,
vinculadas respectivamente a tres tipos de formaciones boscosas con distintos requerimientos
hídricos:
7.2.2.3. Olmedas
Son bosques asociados a torrentes y ramblas dominados por el olmo (Ulmus minor) que
presentan una menor exigencia de humedad edáfica que las saucedas o choperas, y que por tanto
pueden ocupar zonas más alejadas de los cursos permanentes, donde el nivel freático se sitúe a
profundidades cercanas a los 3 metros.
Es mucho más común encontrar en esta tercera banda de vegetación riparia al almez
(Celtis Australis), favorecido por el cultivo humano con el fin de elaborar mangos para
herramientas.
7.2.3.1. Adelfares
Son formaciones vegetales localizadas mayoritariamente sobre terrenos calcáreos y que
se caracterizan por el dominio de la adelfa o baladre (Nerium Oleander), especie que puede darse
con porte arbustivo o de pequeño arbolillo de hasta 6 metros de altura.
ambiente puede aparecer la olivarda (Inula Viscosa), el hinojo (Foeniculum Vulgare) y el lastón
(Brachypodion Phoenicoides).
7.2.3.2. Zarzales
Los zarzales aparecen en cualquier zona donde se produzca cierto gradiente de humedad
en el suelo, desde barrancos naturales, fuentes y manantiales, hasta las propias cunetas de las
carreteras, y son formaciones caracterizadas por la densa presencia de la zarzamora (Rubus
Ulmifolius), que prácticamente impide el desarrollo de vegetación acompañante.
En las zonas más umbrías de las montañas la zarza convive con la emborrachacabras
(Coriaria Myrtifolia).
7.2.3.3. Tarayales
Son formaciones vegetales caracterizadas por
la preponderancia del tamarindo (Tamarix sp.), que en
función de las condiciones ecológicas particulares
pueden presentar un cortejo acompañante de olivarda
(Inula Viscosa), regaliz (Glycirrhiza Glabra), cola de
caballo (Equisetum Ramosissimum), matacán
(Cynanchum Acutum), sauzgatillo (Vitex Agnus-castus)
y, extrañamente, mimbrera púrpura (Salix Purpurea).
Se conoce como matorral de alto nivel evolutivo a aquellos que vegetan sobre suelos
relativamente profundos y evolucionados, condición que permite el desarrollo de una gran
diversidad estructural y florística. Los principales exponentes en la Comunidad Valenciana son:
7.2.4.1. Coscojares
Son formaciones arbustivas bajas, densas e impenetrables, fuertemente dominadas por la
coscoja (Quercus Coccífera), que se desarrollan sobre suelos calizos pobres, en circunstancias que
impiden el desarrollo de un estrato arbóreo de porte mayor. Son muy frecuentes en todo el
interior de la provincia de alicante y en la provincia de valencia, ocupando especialmente los
tramos interiores de las cuencas del Júcar y el Turia: Valle de Cofrentes, Canal de Navarrés,
Macizo del Caroig, Comarcas de los Serranos y Alto Turia.
Fruto de las políticas de repoblación seguidas en las últimas décadas, es frecuente que las
formaciones de coscojar presenten un estrato arbóreo de pino carrasco (Pinus Halepensis).
7.2.4.2. Lentiscares
Son formaciones arbustivas esclerófilas dominadas por el lentisco (Pistacia Lentiscus), que
comparten especies del cortejo florístico de los coscojares como el espino negro o el enebro, y en
las que puede adquirir cierto protagonismo el palmito (Chamaerops Humilis). Son frecuentes
especies como el belcho (Ephedra Fragilis), el bayón (Osyris lanceolata), las esparregueras
(Aparragus sp.) o el acebuche (Olea Europaea).
Las especies más representativas de estas formaciones son la retama amarilla (Retama
Sphaerocarpa), retama negra (Cytisus Scoparius), escoba blanca (Cytisus Multiflorus), la hiniesta
(Genista Cinerea), genista florida y cambroños (Adenocarpus sp.)
7.2.6.1. Majadales
De forma general, se denomina
majadal al pasto herbáceo aprovechado por el
ganado menor ovino. Son formaciones de
escasa talla, entre 5 y 10 cm de altura, que
alcanzan una cobertura del terreno muy
elevada, próxima en ocasiones al 100%. La
especie dominante es la Poa Bulbosa, una
gramínea vivaz cespitosa, que se acompaña
del trébol subterráneo (Trifolium Subterraneum) en majadales ácidos, poco frecuentes en la
Comunidad Valenciana, y de mielgas (Medicago sp.), carretones y astrágalos (Astragalus sp.) en
los calizos, mucho más comunes en nuestro territorio.
Las zonas más rocosas son el ambiente ideal para aves como los roqueros solitarios
(Monticola solitarius), el búho real (Bubo bubo), el cárabo común (Strix aluco), el halcón peregrino
(Falco peregrinus) o el águila perdicera (Hieraaetus fasciatus), mientras que las áreas de matorral
son frecuentadas por la perdiz (Alectoris rufa), la tarabilla común (Saxícola Torcuato), la curruca
rabilarga (Sylvia undata), la curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) o el pinzón común
(Fringilla coelebs).
Entre los anfibios cabe destacar el sapo común (Bufo bufo), el sapo corredor (Bufo
calamita), el gallipato, la rana común y el sapo partero (Alytes obstetricans).
Las zonas más llanas se han destinado tradicionalmente a los cultivos de secano,
especialmente cereales, almendros y olivares.
7.3.1. Espartizales
Constituyen formaciones poco densas,
con grandes espacios entre las matas propiciados
por la existencia de un suelo muy pobre o
degradado. Las especies características son el
esparto (Stipa Tenacissima), el albardín (Lygeum
Spartum), la tocha (Helictotrichon Filifolium), la
culilla (Avenula Bromoides), el cerrillo (Stipa
Pennata), o el cerrillo escobero (Stipa Offneri).
Entre los pequeños mamíferos destacan la musaraña (Crocidura russula), el topo (Talpa
europaea), la musarañita (Suncus etruscus), el erizo común (Erinaceus europaeus) o el ratón de
campo (Apodemus sylvaticus), que conviven con especies de gran interés cinegético como la
liebre (Lepus sp.) y el conejo (Oryctolagus cuniculus), y con mamíferos depredadores como el
tejón (Meles meles) o el zorro (Vulpes vulpes).
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7.4.2.1. Carrizales
Formaciones vegetales dominadas de forma preponderante por el carrizo (Phragmites
australis) que se extienden alrededor de charcas y embalses ocupando tanto las orillas secas
como el interior del agua hasta profundidades de 50 centímetros.
El cortejo de especies acompañantes lo componen las eneas o espadañas (Typha sp.) y los
juncos (Scirpus sp y Juncus sp.). En zonas concretas, como es el caso del parque natural del Fondo,
también aparece asociada al carrizo la característica corregüela (Cynanchum acutum).
7.4.2.2. Masiegares
Los masiegares aparecen cuando se destruyen los carrizales por fuego o siega antrópica y
su especie dominante casi exclusiva es la masiega (Cladium mariscus).
7.4.2.3. Juncales
Formaciones vegetales dominadas por los juncos que adquieren un carácter
preponderante en las desembocaduras de las golas, donde el agua es salobre. Las especies más
frecuentes son Scirpus littoralis y Scirpus compactus.
7.4.2.4. Saladares
Los saladares son suelos cargados de sales, principalmente cloruros, asociados a marismas
y zonas costeras, cuya existencia condiciona la aparición de una vegetación edafófila muy
especializada denominada halófita, que presenta adaptaciones específicas como la capacidad de
excretar sal por las hojas evitando su acumulación.
Entre los peces, cabe destacar por su simbolismo y significado para la Comunidad
Valenciana el samaruc (Valencia hispánica), un endemismo de nuestro territorio, y el fartet
(Lebias ibera), que todavía subsisten en las zonas mejor conservadas de l’Albufera y la zona dels
Ullals. Además cabe destacar la anguila (anguilla anguilla) y la colmilleja (Cobitis palúdica).
Los reptiles más representativos son la culebra viperina (Natrix Maura), el galápago
europeo (Emis orbicularis) y el galápago leproso (Mauremys leprosa), mientras que en el grupo de
los anfibios es de reseñar por su abundancia y difusión la rana común (Rana perezi) y el gallipato
(Pleurodeles walt).
La fauna de los acantilados costeros está dominada por las aves marinas como la pardela
cenicienta (Calonectris diomedea), el cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis), la gaviota
patiamarilla (Larus cachinnans), el charrán común (Sterna hirundo), el paiño (Hydrobates
pelagicus) o el alcatraz (Sula bassana). El máximo exponente de estas comunidades en nuestro
territorio son sin duda las islas Columbretes, que alberga especies en grave peligro de extinción,
como el halcón de Eleonor (Falco eleonorae), y colonias nidificantes de singular importancia como
las de la gaviota de audouin (Larus audouinii). En este mismo archipiélago encontramos un
endemismo en el mundo de los reptiles: la lagartija de columbretes (Podarcis hispanica atrata).
El efecto marino se atenúa a medida que nos alejamos de la orilla, por lo que las
comunidades adaptadas al medio costero se ubican en bandas paralelas al mar, en función de sus
requerimientos.