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Crónicas de la Guerra
del Yaqui
Crónicas de la Guerra
del Yaqui
Hermosillo 1985
MANUEL BALBAS
El Estoicismo Yaqui
Manuel Balbás
FORTUNATO HERNÁNDEZ
3 Pág. xv.
* Su metodología ha sido muy criticada y sus informantes no tan apro
piados como se desearía, sin embargo, su obra es la primera recopilación
sistemática de información sobre este grupo tan difícil que son los seris.
INTRODUCCIÓN 115
“ Pág. 24.
12 Pág. 163.
118 INTRODUCCIÓN
13 Pág. 181.
i* Pág. 181.
15 F. Hernández, Más allá del desastre, México, 1913, pág. 147.
13 F. Hernández, 1913, nota de la pág. 11.
INTRODUCCIÓN 119
Michel Antochiw’
En resumen:
l9 Una elevada y escabrosa sierra de más de 30 leguas de
largo, por 15 de ancho, naturalmente fortificada en todas sus
alturas, provista de aguajes permanentes y temporales en toda
su extensión, surcada por innumerables y profundas cañadas e
intransitables bosques, y circunscribiendo un valle de trescientas
leguas cuadradas, poblado también por espesos bosques, en los
que pacen ganados de todas clases y en lo que se encuentra una
gran variedad de vegetales alimenticios y caza en abundancia.
29 Una extensa y fértil comarca regada por las aguas del
caudaloso Yaqui, en cuyas márgenes están los ocho, principales
pueblos de la rebelde tribu: Cócorit, Bacum, Torin, Vícam,
Pótam, La Isla, El Médano y Raun; todos estos cerca del río,
y a distancia de él: Huírivis, Belem y La Pitahaya. Además, el
territorio regado por el Mayo, con los pueblos de Camoa, Teda,
Navojoa, Cuirimpo, San Pedro, Echojoa y Santa Cruz situados
en sus riberas; pueblos éstos últimos que por fortuna hace ya
mucho tiempo permanecen pacíficos y cuyos habitantes, los
mayos, se han definitivamente sometido a la autoridad del go*
bierno.
Esta dilatada comarca está cubierta en la mayor parte de su
extensión por bosques casi impenetrables, en los que es impo
sible hacer la guerra sin exponerse al peligro de caer á cada
paso en las temibles emboscadas de los alevosos yaquis, que
pueden entrar y salir de ella por la extremidad oriental de la
sierra ya descrita.
39 Al sur de esta sierra, otro gran valle, el de Guaymas;
y más allá un nuevo refugio, las montañas de Santa Úrsula.
Total: más de tres mil kilómetros cuadrados de bosque y de
montaña: por todas partes ranchos, haciendas, pueblos y mi-
x128 CRÓNICAS DE LA GUERRA DEL YAQUI
por los que sabían escribir, mandó pedirla con dos ayudantes,
y un momento después, al frente de una tropa considerable,
ocupó la gran plaza del pueblo y acompañado de su Estado
Mayor, se dirigió a los negociadores de Guaymas y les mani
festó su aprobación por lo hecho, como un acto de la voluntad
de la tribu. Se le pidió que firmara el acta y contestó: “Mi
palabra tiene tanto valor como mi firma, y siempre han hecho
la paz los pueblos sin firmar ni el papel más insignificante.’’
Esta contestación puso término a aquellas negociaciones que,
por otra parte, nadie llegó a creer formales. El mismo Cajeme
era el primero en no hacer mérito de ellas, pues nunca llegó
a pasar por su imaginación la idea de someterse incondicional
mente sin luchar antes hasta lo último. Se mostraba deferente
a lo acordado por la multitud, porque esa era la base de su
sistema y el secreto de su prestigio, pero nunca podría resig
narse a perder su cacicazgo.
Lejos de aceptar las proposiciones de paz que se le hacían,
activó sus preparativos de guerra; reforzó sus fortificaciones
y construyó otras nuevas; mandó fabricar gran cantidad de
pólvora, que los indios saben hacer aunque imperfectamente
y muchos arcos y flechas para los guerreros que no tuvieran
armas de fuego; escondió en las quiebras de la sierra todo
el ganado y las semillas que fue posible acopiar, y estable
ciendo su cuartel general en Ráun, puso una fuerza avanzada
sobre la Pitahaya para vigilar al enemigo y se dedicó con
empeño a infundir en los indios el entusiasmo por la guerra.
El gobierno federal nombró al general Angel Martínez jefe
de la primera zona militar, que comprende los estados de So
nora y Sinaloa y el territorio de la Baja California, y a este
jefe le correspondía dirigir las operaciones sobre los ríos. En
, enero de 1886 llegó a Alamos y con verdadero empeño se ocupó
de los preparativos necesarios para emprender una campaña
vigorosa; poco después que él, llegó también a aquella ciudad
el 129 batallón del ejército con 600 plazas; se llamó del dis
trito de Moctezuma el ll9 regimiento; se organizaron fuerzas
del Estado en número considerable, y en el mes de marzo el
general Carrillo, con una columna de 1200 hombres, marchó
de Guaymas sobre el Yaqui, mientras que el general Martínez,
con fuerzas que no bajarían de 1500 hombres, iniciaba las
operaciones sobre el Mayo, derrotando a los indios en varios
176 CRÓNICAS DE LA GUERRA DEL YAQUI
La Cierra.
Señor Coronel en jefe Militar del 59 Regimiento
Dn. Francisco Peinado:
La Misa.
PRIMERA MENTE
S. S.
Juan Maldonado.
En la sierra, entre el «Bacatete» y el «Tetacombiate», en el
punto conocido con el nombre de la Cieneguita, el día veinti
séis de marzo de mil ochocientos noventa y siete, se hallaron
reunidos el C. coronel del quinto regimiento Francisco Pei
nado, jefe de la tercera línea de operaciones de la primera
zona militar; el capitán primero del mismo regimiento, Joa
quín Téllez, ayudante del mismo jefe; el alférez Adalberto
Moreyra del mismo cuerpo y los individuos de tropa si-
FORTUNATO HERNÁNDEZ / LA GUERRA DEL YAQUI 209
1897-1900
170 cabras.
25 pantalones mezclilla.
FORTUNATO HERNÁNDEZ / LA GUERRA DEL YAQUI 217
25 blusas ídem.
25 calzoncillos de manta.
25 camisas ídem.
25 pañuelos.
40 jabones.
5 reses y un becerro.
50 pesos en efectivo.
“Ya estoy arreglando unos burros y sus avíos, para que los
tengas en propiedad.
“A tu enviado de San Marcial, le di camisa, calzoncillos,
pañuelo y libros. A estos otros, también les di libros de lectura
y de rezos, etcétera...”
El dos de abril le escribía Maldonado:
”Mi muy estimado y querido amigo y hermano.
“...Mi querido amigo y mi corazón, soy el mismo tu fiel
amigo y hermano, mis cumplimientos con usted son tan verda
deros como la luz del día, porque, sé muy bien que quedando
mal con usted, sé que eres perdido y quedando usted mal
conmigo, soy perdido entre mi misma nación.
“Así es que mi señor sé que voy a perder mi vida pero
siempre tengo que cumplir con usted hasta la última hora de
mi vida.. .
“Ricibido entre mis compañeros y que de yo y mis compa
ñeros muy agradecido de usted y del supremo gobierno:
veinte sacos de maíz, ocho sacos de tépari (frijol), un saco
de sal, un saco de panocha, una caja de cigarros, dos tercios de
tabaco, seis baldes grandes, seis más chicos, seis chiquitos,
dos cubetas, veinticinco vasos, dos caramayolas, dos vasitos
finos que usted me mandó para mi, dos hachas grandes, dos
chiquitas, cien panes de jabón... y fue repartido a conforme
e igualmente y quedan mis compañeros muy agradecidos de
usted, dándole mil gracias con todos sus corazones.. . y tam
bién recibimos un violín y una imagen de Nuestra Señora de
Guadalupe, esta imagen querida la cuidaremos con el mayor
cuidado y esmero todo esto lo agradecemos mucho a usted
hasta los último días de nuestra vida... y ahí les escribo a
nuestros superiores al señor C. don Luis E. Torres y al supre
mo gobernador del Estado de Sonora don Ramón Corrales.”
En otra ocasión escribía Maldonado:
Al señor C. general en jefe militar de la primera zona,
don Luis E. Torres.
Mi muy apreciable y respetable superior... todos mis com
pañeros están sumamente muy agradecidos de usted dándole
mil gracias á usted y al señor C. gobernador del Estado de
Sonora don Ramón Corales y al señor C. vicegobernador
don Pusiliano Figueroa y principalmente al supremo gobier
no de la República Mexicana don Porfirio Díaz.
FORTUNATO HERNÁNDEZ / LA GUERRA DEL YAQUI 219
MUERTOS HERIDOS
4* Batallón 4 4 11 11
11’ >, 7 7 1 12 13
12’ „ 5 5 2 15 17
20’ ”, 2 2 7 7
Compañía Regional 2 2 1 1 2
Guardia Nacional 3 5 8 12 12
—M — —— — • ■
Total 3 25 28 4 58 62
Tórin, Sonora.
Después del combate del Mazocoba las columnas expedido*
narias quedaron a las órdenes del coronel García Hernández,
encargado de la persecución de los indios que vagaban disper
sos o reunidos en grupos de poca importancia, registrán
dose dos hechos de armas: uno en el punto llamado la Gloria,
y otro en el Puerto de San José; en este último murió el capi
tán 29 Manuel Santies y fue herido el de igual empleo
Leónides Ríos.
El 6 de noviembre de 1900 murió en un encuentro, comba
tiendo a las órdenes del teniente coronel Olivera, el capitán
de Guardia Nacional Enrique Vilchis.
El día seis de diciembre del mismo año fue herido grave
mente el señor coronel del 59 regimiento, Francisco Peinado,
en el cerro llamado la Gloria.
La persecución de los indios se proseguía con actividad, y
diversas columnas recorrían la sierra en distintas direcciones
con el objeto de aniquilar la resistencia de los yaquis.
Lugares ocupados por las fuerzas federales en la región
del Yaqui, en julio de 1901, con especificación de los jefes
que las mandan:
Parte Norte
Salsipucdes 25 50 Regto.
Bejulibampo 50 » » Coronel
Huichori 50 D Manuel D- Gómez
Higueras 25 n
248 CRÓNICAS DE LA GUERRA DEL YAQUI
Parte Central
Mazocoba 50 » ,, 11 Batallón
Cinco de Mayo 25 33 33 33
Coronel
Baccetaboca 25 33 33 33 33
> Manuel de la Rosa
Geohuibampo 25 33 33 33 33
Las Burras 25 33 33 33 33
Sibapobampo 25 33 33 33
Saucito 25 33 33
Parte Sur
Chichiquelitc de Flores
Hermosas 25 „ „ 40 Batallón
Gueguelloca 25 33 }> 39 39
Parte Sureste
Cutahuive 25 33 33 >3 33
Mil metros más allá, dieron alcance a ocho indios que con*
duelan un herido: obligados por lo apremiante de la situación,
los yaquis colocaron al herido tras una peña y huyeron hacia
la altura para situarse en un punto desde donde pudieran
defenderlo, teniendo segura la retirada, y desde allí siguieron
haciendo fuego sobre sus perseguidores.
Entre tanto, el herido, que tenía destrozada la rodilla izquier
da por un tiro de Mauser, se defendía heroicamente disparan
do con serenidad sobre los nacionales dos cargas consecutivas
de su carabina Winchester.
Por fin, un sargento que se había colocado a corta distancia
del herido logró asestarle un tiro en el pecho y otro en la
mandíbula: el indio cayó exánime, sus ocho defensores huye
ron por la montaña en dirección del Buichorito, y perse
guidos por la tropa se dispersaron en distintos rumbos.
Los soldados de Villa quedaron profundamente sorprendi
dos al ver que el cadáver que tenían a sus pies, era el famoso
jefe Tetabiate, que año y medio antes había librado en el
Mazocoba, como a 800 metros de aquel sitio, el más impor
tante y sangriento de los combates en la historia moderna de
su tribu.
El cadáver del jefe yaqui fue llevado al campamento del
Bacatete, donde cuatro años antes había convocado a todos
los indios rebeldes para proponerles la paz; y previa identifi
cación fue sepultado ante las tropas allí formadas, lo que dio
a este acto un carácter de imponente solemnidad.
El supremo gobierno concedió inmediatamente después de
este encuentro el diploma de la cruz de segunda clase del
mérito militar al mayor Loreto Villa.
Cinco meses después, el 16 de diciembre, de 1901, encontré
en el Bacatete a mi distinguido amigo, el señor coronel Peina
do, que en persecución de algunas gavillas de bandoleros
yaquis, cruzaba la sierra con dirección a los Pilares.
Le acompañaba el señor teniente coronel Anastasio Torres.
Sobre el montón de enormes piedras que forman el mausoleo
del guerrero indio, digno representante del valor indomable de
sus antepasados los toltecas, vi al ocultarse el sol tras las
gigantescas higueras silvestres, que al poniente de su casi igno
rada tumba, se destacan soberbias e imponentes, como mudos
testigos de aquella muerte trágica y aquel valor estéril, un
252 CRÓNICAS DE LA GUERRA DEL YAQUI
Introducción ................................ . .• . 9
I. . 21
II. 25
III. 27
IV. 29
V. 31
VI. 33
VII. 35
VIII. . 39
IX. . 41
X. 45
XI. 47
XII. 51
XIII. . 57
XIV. 59
XV. . 61
XVI....................... 65
XVII................................. 71
XVIII....................................... ........................... 75
XIX....................................... ............................................ 79
256 INDICE
XX. 83
XXI. 85
XXII. 87
XXIII. 91
XXIV. 95
XXV. 99
XXVI. 103
XXVII. 107
Introducción . . .111
El teatro de la guerra y el ejército mexicano . 121
Anabayuleti 133
Cajeme . . ... 159
Tetabiate . . ...... 205
Relación del señor teniente coronel Gil Manuel
(1897-1900)........................................................ .213
Crónicas de la guerra del yaqui, se terminó
de imprimir el día 13 de junio de 1985, en
los talleres de Gráficos ErS, Trabajadoras
Sociales 299, México 8, D. F.
La edición consta de 3 000 ejemplares y
estuvo al cuidado de Servando Morales.
PUBLICACIONES DEL GOBIERNO
DEL ESTADO DE SONORA
1979-1985
1. Horacio Sobarzo: Crónicas de la aventura de Raousset Boulbon
en Sonora.
2. José Rubén Romero, Juan de Dios Bojórquez, Dr. Atl y Juan
de Dios Robledo: General Alvaro Obregón. Aspectos de su
vida, 2* edición corregida.
3. Alvaro Obregón: Ocho mil kilómetros en campaña '(fragmen
tos), 2^ edición corregida.
4- Miguel R. Palacios y Ana María León de Palacios: Alvaro
Obregón, caudillo e ideólogo de la Reconstrucción nacional.
5. Juan Antonio Ruibal Corella: Plutarco Elias Calles, estadista
y patriota.
6. Juan de Dios Bojórquez: Crónicas del Constituyente.
7. Armando Quijada Hernández: Sonora, génesis de su soberanía.
8. Memorias de don Adolfo de la Huerta (transcripción y co
mentarios de Roberto Guzmán Esparza).
9. Charles W. Polzer: Eusebio Kino, padre de la Pimeria Alta,
2’ edición corregida.
10. Ramón Corral: Obras históricas.
11. Cuauhtémoc L. Terán: Jesús García, héroe de Nacozari.
12. Antonio G. Rivera: La Revolución en Sonora.
13. Carlos Moneada: El Quijote de la Revolución. Vida y obra
de Adolfo de la Huerta.
14. Horacio Sobarzo: Crónicas biográficas.
15. Alfonso Iberri: El viejo Guaymas.
16. Agustín A. Zamora: La Cohetera, mi barrio.
17. Gerardo Cornejo: La sierra y el viento.
18. Juan Antonio Ruibal Corella: Los tiempos de Salvador Al-
varado.
19. Francisco P. Troncoso: Las guerras con las tribus yaqui y
mayo, tomo i.
20. Francisco P. Troncoso: Las guerras con las tribus yaqui y
mayo, tomo n.
21. Arthur Woodward: Misiones del norte de Sonora.
22. Alberto Francisco Pradeau: Sonora y sus casas de moneda.
Alamos y Hermosillo.
23. Jorge Russek: Sonora.
24. Francisco R. Almada: Diccionario de historia, geografía y
biografía sonorenses.
25. Palemón Zavala: Perfiles de Sonora.
26. Ignacio Pfefferkom: Descripción de la Provincia de Sonora,
libro i (traducción de Armando Hopkins Durazo).
27. Ignacio Pfefferkom: Descripción de la Provincia de Sonora,
libro n (traducción de Armando Hopkins Durazo).
28. Gerardo Cornejo: El solar de los silencios.
29. Roberto Acosta: Apuntes históricos sonorenses.
30. Carlos Moneada: 30 años en esto.
31. Manuel R. Uruchurtu: Apuntes biográficos de don Ramón
Corral (1854-1900).
32. Gilberto Escobosa Gámez: Crónicas, cuentos y leyendas.
33. Louis Lejeune: La guerra apache en Sonora (traducción de
Michel Antochiw).
34. Horacio Sobarzo: Vocabulario Sonorense.
35. Temas sonorenses a través de los simposios de historia.
36. Eduardo W, Villa: Historia del Estado de Sonora.
37. Juan Mateo Mange: Diario de las exploraciones en Sonora/
Luz de tierra incógnita.
38- Andrés Pérez de Rivas: Páginas para la historia de Sonora/
Triunfos de Nuestra Santa Pe3 tomo i.
39. Andrés Pérez de Rivas: Páginas para la historia de Sonora/
Triunfos de Nuestra Santa Fe. tomo n.
40. Enrique de Parodi: Cuentos y leyendas.
41. José Francisco Velasco: Noticias estadísticas del Estado de
Sonora (1850).
42. Ignacio Zúñiga: Rápida ojeada al Estado de Sonora '(1835)’.
Publicaciones del
Gobierno del Estado
de Sonora 1979-1985