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El Palacio de las Aguas

El Palacio de Aguas Corrientes (llamado oficialmente Gran Depósito Ingeniero Guillermo


Villanueva) es un edificio emblemático de la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Fue
construido para alojar los tanques de suministro de agua corriente de la creciente
ciudad a fines del siglo XIX, envueltos en un exterior suntuoso de materiales importados
cuyo arquitecto fue el noruego Olaf Boye (1864-1933), que, llegado a Buenos Aires en
1885, trabajó con renombrados arquitectos locales como Juan Antonio Buschiazzo,
Adolfo Büttner y Carlos Altgelt. La supervisión del proyecto estuvo a cargo del sueco
Carlos Nyströmer. Se encuentra en la Avenida Córdoba Nº 1950, en el barrio de
Balvanera, y está clasificado como Monumento Histórico Nacional.

Descripción
El edificio es uno de los más exuberantes de Buenos Aires, y una muestra de la
arquitectura ecléctica que encantaba a las clases altas que gobernaron la Argentina
hasta 1916. El estilo puede encuadrarse dentro del impuesto en el Segundo Imperio
Francés, y se destacan las piezas de cerámica policromada y los abundantes ornamentos
en la fachada.

En sus tres niveles, contiene 12 tanques de agua (provistos por la firma belga Marcinelle
et Coulliet según licitación de diciembre de 18862) con capacidad total de 72 millones de
litros de agua, con un peso calculado de 135000 toneladas. Estos son sostenidos por una
estructura portante de vigas, columnas y cabriadas metálicas. Las paredes son de hasta
1,80 metro de espesor, y sostienen a las 180 columnas, distanciadas seis metros entre
sí. Se levantaron con ladrillos cocinados en un establecimiento que se instaló en la
localidad de San Isidro. En el centro del palacio, un patio interno provee de luz y aire a
los ambientes.
Sin embargo, es la fachada lo más conocido y admirado del Palacio de Aguas Corrientes.
Su revestimiento fue realizado en 130 mil ladrillos esmaltados y 300 000 piezas de
cerámica importados de Bélgica1 e Inglaterra y numerados para facilitar su colocación.
Las piezas de mármol que pretendían cubrir la fachada en el proyecto original fueron
reemplazadas por piezas de terracota elaboradas en las fábricas Royal Doulton & Co.,
de Londres, y Burmantofts Company, de Leeds. Los techos fueron realizados en pizarra
verde traída de Francia.

La idea de transformar un depósito de tanques de agua en un palacio ha recibido


numerosas críticas, en general en relación con la falta de necesidad de dotar a una
instalación de este tipo de semejante lujo, considerándolo una exageración y un
derroche. Sin embargo, era usual en esos tiempos que edificios de funciones utilitarias,
como depósitos o terminales ferroviarias, fueran envueltas en exteriores de aspecto
palaciego.

Los hierros eran belgas, los ladrillos a medias ingleses y a medias argentinos, pero el
exterior era una gloriosa fantasía victoriana fabricada en Gran Bretaña y traída
desarmada desde allá, 300.000 piezas de revestimiento sólo para las cuatro fachadas.3

Actualidad
En su interior funcionan el Museo del Patrimonio Histórico, el Archivo de Planos
Domiciliarios, y dependencias administrativas de la empresa.

En 2015 la empresa estatal Aysa comenzó la primera etapa del Plan de Recuperación
Progresiva del Palacio de Aguas de la avenida Córdoba. para restaurar sus torres,
cresterías y pizarras luciendo como en 1894

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