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Efectos en el funcionamiento social de pacientes

con Enfermedad de Parkinson tras la intervención


quirúrgica para la estimulación intracraneal profunda

TITULACIÓN: Máster
Alumno/a:
Neuropsicología Clínica
Convocatoria: Extraordinaria
Buide Pontide, Alicia Modesta
Curso académico:2022/2023 Orientación:
D.N.I: 34279573-M
Créditos:
Lugar de residencia, mes y año:
Director/a:
Vigo, Noviembre del 2023
Mestre Navas, Jose Miguel
Efectos en el funcionamiento social de pacientes con Enfermedad de Parkinson tras la estimulación intracraneal profunda

ALICIA M. BUIDE PONTIDE

Índice

1. Resumen ........................................................................................................2
2. Marco teórico.................................................................................................4
2.1. Aspectos socioafectivos ...........................................................................4
2.2. La enfermedad de Parkinson ....................................................................5
2.2.1. Síntomas de la enfermedad de Parkinson .............................................6
2.2.2. Aspectos socioafectivos de la enfermedad de Parkinson ......................8
2.3. La estimulación intracraneal profunda en pacientes con Parkinson .....9
2.4. Objeto de estudio ....................................................................................11
3. Objetivos e hipótesis ..................................................................................12
3.1. Objetivo principal ....................................................................................12
3.2. Objetivos específicos ..............................................................................12
3.3. Hipótesis ..................................................................................................12
4. Metodología .................................................................................................14
4.1. Diseño ......................................................................................................14
4.2. Participantes ............................................................................................14
4.3. Instrumentos ............................................................................................15
4.3.1. Escala de Evaluación de la Actividad Global .......................................15
4.3.2. WHOQOL-BREF .................................................................................16
4.3.3. Cuestionario sobre el funcionamiento social. Construido AD HOC ......16
4.4. Procedimiento y plan de trabajo .............................................................17
5. Analisis de datos y resultados ...................................................................18
6. Discusión .....................................................................................................19
7. Referencias ..................................................................................................21
8. Anexos .........................................................................................................25
a. Anexo A ....................................................................................................25
Efectos en el funcionamiento social de pacientes con Enfermedad de Parkinson tras la estimulación intracraneal profunda

ALICIA M. BUIDE PONTIDE

1. Resumen
La definición de salud de la OMS resalta el bienestar físico, mental y social como un concepto
más holístico. En el caso de las enfermedades neurodegenerativas los estudios se han
centrado sobre todo en la sintomatología física y cognitiva, dejando en segundo plano los
aspectos sociales y emocionales. Actualmente, con el desarrollo de nuevas técnicas
neurológicas como la estimulación intracraneal profunda en la enfermedad de Parkinson, la
mayor parte de las investigaciones han puesto el foco en los síntomas motores, cognitivos y
no motores de la enfermedad. Sin embargo, poco se sabe sobre el funcionamiento
socioemocional en estos enfermos intervenidos.
Ante la falta de estudios concluyentes, se plantea una propuesta de investigación
cuyo principal objetivo es estudiar qué cambios se producirían en el funcionamiento social
de las personas con enfermedad de Parkinson tras ser sometidos a la estimulación
intracraneal profunda en comparación con un grupo control. Para ello se realizarían tres
evaluaciones tanto al grupo de intervención como al grupo control: una preoperatoria para
garantizar la homogeneidad de los grupos obtener la base de datos, otra una vez hayan
pasado tres meses tras la intervención en el grupo experimentalde trabajo y otra de
seguimiento a los seis meses de la cirugía. Si en algún momento se llega a llevar a cabo
esta investigación, se espera que el grupo sometido a la operación obtenga mejores
resultados en contraste con los pacientes no intervenidos, además de mejorar con respecto
a sus propias puntuaciones de valoraciones anteriores.

Palabras clave: Enfermedad de Parkinson, funcionamiento social, estimulación intracraneal


profunda, DBS
Efectos en el funcionamiento social de pacientes con Enfermedad de Parkinson tras la estimulación intracraneal profunda

ALICIA M. BUIDE PONTIDE

Abstract
The WHO definition of health emphasises physical, mental and social well-being as a more
holistic concept of whether a person is healthy or unhealthy. In the case of neurodegenerative
diseases, studies have focused mainly on physical and cognitive symptomatology, leaving
social and emotional aspects in the background. Today, with the development of new
neurological techniques such as deep intracranial stimulation in Parkinson's disease, most
research has focused on the motor, cognitive and non-motor symptoms of the disease.
However, little is known about socio-emotional functioning in these interventional patients.
Without conclusive studies, we propose a research proposal whose main objective is to study
what changes would occur in the social functioning of people with Parkinson's disease after
being subjected to deep intracranial stimulation compared to a control group. To this end,
three assessments would be made of the intervention and control groups: one preoperative
evaluation to ensure homogeneity of the groups to obtain the database, another three months
after the intervention in the experimental working group, and a follow-up assessment six
months after surgery. If this research is ever carried out, it is expected that the surgery group
will perform better than the non-intervention group, as well as improve their scores from
previous assessments.

Keywords: Parkinson's disease, social functioning, deep intracranial stimulation, DBS.


Efectos en el funcionamiento social de pacientes con Enfermedad de Parkinson tras la estimulación intracraneal profunda

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2. Marco teórico
La salud se define, según la Organización Mundial de la Salud, como “un estado de completo
bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”
(OMS, 2023). Actualmente, existe un amplio conocimiento sobre los factores biológicos,
cognitivos y sociales de diversos trastornos, no sucediendo lo mismo con las enfermedades
neurodegenerativas, de las cuales hay bastante información sobre sus aspectos fisiológicos
y, aunque en menor medida, de los psicológicos. Sin embargo, la ciencia no le ha dado tanta
relevancia al plano social y afectivo, por lo que apenas existen investigaciones sobre este
tema en personas con este tipo de enfermedades.
En este trabajo se plantea un estudio de cómo la Estimulación Intracraneal Profunda
(DBS, usaremos el acrónimo en inglés, más conocido) afecta al funcionamiento social de los
enfermos de Parkinson, ya que hasta ahora se le ha dado importancia al estudio de otros
síntomas y porque no hay una buena metodología que dé resultados consistentes.
Para poder comprender la importancia de esta propuesta de investigación, a
continuación, se presentan las distintas variables implicadas, así como los trabajos previos
de cada una de ellas que permitirán una mejor interpretación de este trabajo.

2.1. Aspectos socioafectivos


La vida social y emocional de las personas también es fundamental para su bienestar, por
ello la OMS la consideró a la hora de definir qué es la salud. La vida sociafectiva incluye
todas las relaciones e interacciones que tiene una persona con otros, ya sean familiares,
amigos o desconocidos, y en las que se emplean contenidos sociales como sentimientos,
necesidades y motivaciones personales (Maricela, 2012). Estos vínculos pueden
cuantificarse a través de la duración y la calidad de los mismos (Porcelli et al., 2019).
Generalmente, la investigación le ha dado más importancia al cerebro social en
determinados trastornos neuropsicológicos, a aquellos más comunes o a los que han
generado un mayor interés en la comunidad científica como, por ejemplo, la esquizofrenia,
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la enfermedad de Alzheimer y el trastorno de depresión mayor (véanse dos ejemplos en Kas


et al., 2019, en el proyecto PRISM, y en Porcelli et al., 2019).
En el caso de la enfermedad de Parkinson (EP), se ha evidenciado que un mal
funcionamiento social del paciente afecta negativamente a su salud y, por ende, a su calidad
de vida (Van Uem et al., 2016). Sin embargo, la parte socioafectiva de la vida de las personas
con enfermedad de Parkinson no ha sido el foco de atención de las investigaciones,
dándosele más relevancia al estudio de los síntomas motores, cognitivos y no motores. A
pesar de esto, se conocen cuáles son las principales repercusiones sociales que tiene la EP
en las personas afectadas, este tema se desarrollará más en uno de los siguientes
apartados.

2.2. La enfermedad de Parkinson


La EP se encuentra dentro de las enfermedades neurodegenerativas. En ella se produce
una acumulación en las neuronas de una proteína, llamada alfa-sinucleína, formando
cuerpos de Lewy. Esta anomalía provoca la muerte de las neuronas dopaminérgicas situadas
en el mesencéfalo y poco a poco se va extendiendo a otras zonas del sistema nervioso.
Cuando los ganglios basales se ven afectados se producen los síntomas motores tan
representativos de esta enfermedad (Cabreira y Massano, 2019).
Esta enfermedad, que suele manifestarse entre los 50 y los 80 años, es habitual
encontrar enfermos con esta patología en los hospitales de países desarrollados. Su
prevalencia, siendo mayor en hombres, ha aumentado en los últimos años hasta llegar a
convertirse en la segunda enfermedad más común, alcanzando en Europa cifras de entre
257 y 1400 casos por 100.000 habitantes (Cabreira y Massano, 2019).
El diagnóstico de esta patología no puede realizarse in vivo con algún biomarcador o
test, por lo que en la práctica clínica se utiliza el protocolo de diagnóstico de la Movement
Disorder Society (MDS), el cual basa su criterio clínico en presencia o ausencia de síntomas
en el paciente (Carrillo García, 2019; Reich y Savitt, 2019). El primer paso consiste en
detectar si hay parkinsonismo, un síndrome formado por bradicinesia, temblor en reposo y
rigidez en los brazos. La primera causa del parkinsonismo es la EP, aunque puede darse por
otros motivos como por ejemplo como efecto secundario a algún tratamiento farmacológico.
Una vez se ha detectado este síndrome en la persona, el siguiente paso consiste en aplicar
los “criterios de apoyo”, el objetivo es descubrir otros síntomas que concuerden con el
diagnóstico de la EP, El criterio más importante es la respuesta favorable al tratamiento con
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dopamina, en concreto a la levodopa. El tercer paso del protocolo se basa en buscar


características excluyentes que apoyen diagnósticos alternativos. Entre estos criterios se
encuentran entre otros: la presencia de signos cerebelosos, obtener imágenes funcionales
del receptor presináptico de dopamina sin alteraciones, estar bajo un tratamiento bloqueador
dopaminérgico en el último año o una mala respuesta a la terapia dopaminérgica. El último
paso a seguir consiste en la identificación de signos que no sean totalmente excluyentes,
pero pongan en duda el diagnóstico. Como, por ejemplo, la presencia temprana de algunos
síntomas que en la EP se dan en fases más avanzadas, como son la disfunción de la marcha,
disartria o disfagia severas, las caídas o incluso la presencia de parkinsonismo bilateral en
las primeras fases de la enfermedad, cuando lo más habitual es su aparición unilateral
(Cabreira y Massano, 2019; Reich y Savitt, 2019).
Es importante conocer los síntomas de esta patología para poder llevar a cabo un
buen diagnóstico. A continuación, se describen los síntomas más comunes, diferenciándolos
entre síntomas motores y los síntomas no motores, que incluyen todos aquellos síntomas
cognitivos y socioafectivos más desconocidos en la sociedad (Reich y Savitt, 2019).

2.2.1. Síntomas de la enfermedad de Parkinson


2.2.1.1. Síntomas Motores
Los síntomas motores son los más representativos de la enfermedad y los que la gran
mayoría de la sociedad conoce. Los síntomas motores más comunes son la bradicinesia, el
temblor en reposo, la rigidez y alteraciones en la marcha y en las posturas.
Con la bradicinesia, la velocidad y la amplitud de movimientos alternantes repetitivos
se reducen progresivamente. También se ve disminuida la movilidad espontánea corporal y
aparecen hipofonía, hipomimia y micrografía como consecuencia de este síntoma. Este tipo
de pacientes suelen presentar un movimiento rítmico y oscilatorio involuntario que se conoce
como temblor en reposo lo presentan incluso estando con las extremidades relajadas sobre
una superficie. Por otro lado, tiene lugar la rigidez, los músculos se tensan perdiendo
flexibilidad, pudiendo llegar a causar malestar a la persona que lo padece. También,
aparecen cambios posturales, dando como resultado una posición más encorvada, y el
desequilibrio, haciendo que pierdan la inestabilidad y tengan una mayor facilidad para
caerse. Por último, es importante mencionar las alteraciones que se producen en la marcha,
volviéndose más lenta, con pasos cortos, con la aparición de bloqueos, en los que existe una
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incapacidad para continuar o iniciar el desplazamiento, y en ocasiones con la presencia de


festinación, el paciente da una serie de pasos dando la sensación de que está corriendo
(Bloem et al., 2021; Cabreira y Massano, 2019; Reich y Savitt, 2019).

2.2.1.2. Síntomas No Motores


A pesar de que la EP es conocida por sus síntomas motores, los síntomas no motores
también tienen un papel importante en el trastorno y, por tanto, es necesario conocerlos más
para poder llevar a cabo un diagnóstico y tratamiento adecuados. Los síntomas no motores
engloban una gran variedad de signos que son comunes a otras patologías o que incluso
son habituales en el transcurso natural de la vejez.
Uno de los síntomas frecuentes son las dificultades perceptivas. El 90% de los
pacientes suelen presentar habitualmente problemas olfativos, pudiendo llegar, incluso, a
padecer anosmia. Pueden aparecer problemas de visión, estos les limitan a la hora de
realizar determinadas actividades diarias, deteriorando su calidad de vida. También, el dolor
está presente en la gran parte de quienes la padecen, siendo el más habitual el
musculoesquelético. Y, aunque no son un síntoma frecuente, pueden darse alucinaciones
perceptivas (Reich y Savitt, 2019).
Puede darse un funcionamiento incorrecto del sistema nervioso autónomo. Las
disfunciones autonómicas más comunes son las alteraciones termorreguladoras, hipotensión
ortostática, dificultades gastrointestinales, disfunción urinarias y sexuales (Bloem et al.,
2021; Reich y Savitt, 2019). Pero dos signos que afectan, en algún momento, a todos los
pacientes de EP, son la fatiga y las alteraciones del sueño, siendo el insomnio y el trastorno
de conducta del sueño REM (RBM) los problemas más típicos (Pfeiffer, 2016).
A nivel cognitivo puede darse un deterioro leve, pueden aparecer disfunciones
ejecutivas, demencia, problemas atencionales, visuoespaciales, del lenguaje y de la
memoria episódica y/o del trabajo (Cabreira y Massano, 2019; Reich y Savitt, 2019).
Todos estos síntomas pueden aparecer en cualquier etapa de la EP y son
multifactoriales, por lo que el cuadro clínico de los pacientes es heterogéneo y cambiante a
lo largo de la enfermedad. Por otro lado, estos síntomas no tienen tanto impacto negativo en
la calidad de vida de los pacientes como los síntomas motores a lo largo del proceso de la
enfermedad (Prakash et al., 2016). Dentro de estos síntomas no motores, también se deben
incluir las alteraciones comunicativas y conductuales, pero dado el impacto que tienen en la
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vida socioafectiva de las personas que padecen la EP, se explicarán estos síntomas en el
siguiente subapartado.

2.2.2. Aspectos socioafectivos de la enfermedad


de Parkinson
No se puede obviar que tanto los síntomas motores y no motores, mencionados
anteriormente, también tienen un impacto en la vida socioafectiva de las personas con EP.
Concretamente, los afectados por esta enfermedad pueden presentar una serie de déficits a
nivel comunicativo y a nivel conductual-afectivo que les perjudican a la hora de relacionarse
con el resto de personas.
Por un lado, dentro de las dificultades comunicativas, es característico el
enmascaramiento facial, posiblemente debido a la bradicinesia, son incapaces de mostrar
de forma espontánea expresiones faciales, esto evidentemente les afectan a la hora de
relacionarse con otras personas ya que genera la sensación de que son personas frías
(Prenger et al., 2020). También, suelen tener problemas a la hora de identificar la prosodia
y las emociones en los demás, aunque no hay resultados consolidados acerca de cuáles son
los sentimientos que más les cuesta reconocer, se sabe que pueden aparecer dificultades
en esta área como recoge la revisión de Alonso-Recio, L. et al (2012), perjudicándoles a la
hora de relacionarse. Algunos pacientes también pueden tener disartria, que provoca que
tengan patrones del habla afectados. Generando una comunicación gramatical y
sintácticamente correcta, pero sin prosodia, con variaciones en el ritmo, pausas inoportunas
y con voz ronca (Prenger et al., 2020).
Por otro lado, las alteraciones más frecuentes y que tienen una mayor repercusión
en la vida social de los enfermos de Parkinson son la depresión, la ansiedad y el aislamiento
social (Pfeiffer, 2016). Entre estas alteraciones, la que más impacto tiene a nivel social es
el retraimiento. Ahn et al (2022) han observado una tendencia de estos pacientes al
aislamiento social, debido a las dificultades que tienen para relacionarse a causa de los
síntomas que presentan. Este retraimiento social afecta a su calidad de vida (Alonso-Recio
et al., 2012) y, al mismo tiempo, a los resultados del tratamiento que estén llevando a cabo.
A pesar de estos datos, debido a las limitaciones metodológicas, no hay resultados
concluyentes, por lo que es necesario seguir estudiando esta población (Ahn et al., 2022).
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Todos estos déficits tienen unas consecuencias en los pacientes con EP a la hora de
interactuar con el mundo, debido a estos, pueden dar una imagen a los demás que no
corresponde con la realidad, como por ejemplo que son individuos poco empáticos. Esto
provoca que se genere un estigma hacia las personas con esta enfermedad, es decir, se
crea una percepción negativa sobre ellos, lo que puede afectar tanto a la visión que tiene el
resto del mundo sobre ellos, como a la visión que tengan ellos de sí mismos (Prenger et al.,
2020). Por ello, se le debe dar más relevancia a los problemas a nivel social que pueden
presentar los enfermos de Parkinson, porque al final también pueden afectar al curso de su
enfermedad.

2.2.3. Tratamientos para la EP


La primera opción para intervenir la sintomatología de la EP es la administración de
levodopa, se considera una de las alternativas más eficaces, aunque puede tener efectos
secundarios en los pacientes, como mareos o problemas gastrointestinales. En aquellas
ocasiones en las que se busca evitar la toma de levodopa, se suelen usar fármacos agonistas
de la dopamina, que presentan una frecuencia de administración menor pero no son tan
eficaces y tienen efectos secundarios importantes a tener en cuenta, como psicosis, irritación
de la piel y un síndrome de abstinencia complicado (Reich y Savitt, 2019). En casos
avanzados de la enfermedad, se propone la estimulación cerebral profunda (DBS, por sus
siglas en inglés), este procedimiento neuroquirúrgico es prometedor, aunque no es apto para
todos los pacientes.

2.3. La estimulación intracraneal profunda


en pacientes con Parkinson
La estimulación cerebral profunda (DBS) para casos avanzados de Parkinson se ha
mostrado como un procedimiento neuroquirúrgico es prometedor, aunque no es apto para
todos los pacientes, ya que sólo algunos síntomas responden mejor a este tratamiento como
el temblor, la rigidez, las discinesias, la distonía y la bradiquinesia (Parkinson’s Foundation,
s. f.). De acuerdo con Perlmutter y Mink (2006), la DBS puede aplicarse en diferentes áreas:
en el núcleo intermedio ventral (VIM), ayuda a reducir el temblor de las extremidades; la
estimulación del globo pálido (GPi) disminuye la mayor parte de la sintomatología de la EP,
pero no permite la reducción del tratamiento farmacológico, por lo que pueden aparecer
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efectos secundarios generados por esta; y por último, la estimulación del núcleo subtalámico
(STN), mejora los síntomas motores sin necesidad de mantener la medicación .
Dado que se trata de una intervención invasiva y costosa, sólo unos pocos pacientes
que cumplan una serie de requisitos optan a ser candidatos, no sólo deben presentar alguno
de los síntomas motores mencionados anteriormente, sino que también es interesante que
cuenten con un apoyo social sólido, ya que los expertos han demostrado la importancia que
esto tiene sobre el resultado del tratamiento y sobre la calidad de vida del paciente (Bell
et al., 2011).

Ilustración 1.
Implantación de un electrodo para realizar una Estimulación Intracraneal Profunda

Fuente: (Okun, 2012)


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2.4. Objeto de estudio


En relación al DBS, la mayoría de los trabajos se centran en los cambios que se producen
tras la operación en los síntomas motores y cognitivos de la EP (Habets et al., 2018;
Parkinson’s Foundation, s. f ) mientras que solo existen unos pocos estudios sobre los
cambios a nivel social que se producen en los enfermos de Parkinson tras someterse a la
cirugía, pero no cuentan con resultados concluyentes debido a la falta de datos o a
limitaciones metodológicas (Boel et al., 2015; Perepezko et al., 2019).
Por consiguiente, ¿qué mejora en la calidad de vida y en el funcionamiento social de
los pacientes de Parkinson tras su implante con respecto a aquellos que no han sido
intervenidos? En este sentido, ¿su salud mejora dentro de los parámetros de la OMS con
respecto a los no intervenidos?
Con el fin de superar las limitaciones de los estudios hasta ahora llevados a cabo, se
propone en el presente trabajo una investigación longitudinal por grupos, con el objetivo de
determinar en qué medida la DBS mejora la vida social y la calidad de vida de las personas
con EP en comparación con enfermos que no se hayan sometido a esta intervención.
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3. Objetivos e hipótesis
3.1. Objetivo principal
El objetivo principal de este trabajo es conocer de qué manera mejoran los pacientes de EP
en el funcionamiento social tras someterse a la DBS. Por lo que, el fin último de esta
investigación es mejorar la calidad de vida de estos pacientes

3.2. Objetivos específicos


Para poder conseguir este propósito, se plantean una serie de objetivos específicos.
(A) Comprobar si los enfermos de P sometidos a la DBS obtengan mejores puntuaciones
en las pruebas de calidad de vida y de funcionamiento social, en comparación con
los sujetos no intervenidos.
(B) Comprobar si esta mejora del funcionamiento social se extiende más allá del
postoperatorio (a los seis meses) en comparación con un grupo de enfermos de P.
que no fueron sometidos a DBS.

3.3. Hipótesis
Las hipótesis con las que trabajará esta propuesta de investigación son varias. Por una parte,
están las hipótesis intergrupo (1, 2 y 3) y por otro están las intragrupo (4, 5 y 6).
Las hipótesis intergrupo son:
1. Tanto el grupo de intervención como el de control obtendrán
puntuaciones similares en las pruebas de evaluación, antes de llevar a cabo el
tratamiento.
2. El grupo de intervención obtendrá mayores puntuaciones en la escala
de evaluación de la actividad global (EEAG), en la escala de calidad de vida
WHOQOL-BREF y en el rating, en comparación con el grupo de control pasado un
mes tras realizar la operación quirúrgica.
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3. Los pacientes intervenidos sacarán mejores resultados en la


valoración de seguimiento, seis meses después de la operación, en contraste con el
grupo de sujetos no intervenidos.

Y las hipótesis intragrupo son:


4. Las puntuaciones del grupo de intervención en la valoración
postoperatoria, realizada un mes después de la cirugía serán mejores en
comparación con los resultados que obtuvieron antes del tratamiento.
5. Los datos obtenidos por el grupo intervenido en la evaluación de
seguimiento, seis meses después de la cirugía, serán mejores o iguales que los que
obtuvo el grupo en la valoración postoperatoria, pasado un mes de la intervención.
6. El grupo de control obtendrá resultados similares, a lo largo de las
distintas valoraciones, sin cambios significativos.
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4. Metodología
4.1. Diseño
Se propone una investigación con un diseño mixto factorial 2x2. En el que hay dos variables
independientes (VI): una intergrupo, según el grupo al que pertenecen los participantes, de
intervención o de control en lista de espera; y otra intragrupo, que corresponde al momento
de la evaluación, pre y post tratamiento. Y dos variables dependientes (VD) que se
corresponderían a los resultados de las pruebas utilizadas en las evaluaciones: los
instrumentos de calidad de vida y los de funcionamiento social.

Tabla 1.
Diseño de la Propuesta de Investigación

Postoperación Seguimiento
Preoperación
(3 Meses) (6 Meses)

Grupo Experimental
O1 O1’ O1’’
(Tratamiento DBS)

Grupo de Control
O2 O2’ O2’’
(Tratamiento usual sin DBS)

4.2. Participantes
Para seleccionar la muestra para esta propuesta de investigación, se buscarán posibles
candidatos en diferentes hospitales y asociaciones de EP de toda España. Como criterios
de inclusión se proponen: (1) se aceptarán para el proyecto todas aquellas personas de
género masculino; (2) de entre 60 y 70 años; (3) diagnosticadas de EP; (4) que tengan una
buena respuesta a los tratamientos con dopamina; (5) que cuenten con una red de apoyo
social sólida; (6) un funcionamiento social adecuado y (7) que los principales síntomas de su
cuadro clínico sean el temblor, la rigidez, la bradiquinesia, la distonía y la discinesia
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(Parkinson’s Foundation, s. f.). Como criterios de exclusión se utilizarán: (1) todos aquellos
sujetos que tengan un diagnóstico distinto al de EP y/o presenten más trastornos que puedan
perjudicar al desarrollo de este estudio serán descartados para formar parte de la muestra;
(2) al igual que aquellas personas que presenten un funcionamiento social por debajo o por
encima de lo que se pide.
Una vez seleccionados los participantes, se obtendrá una muestra de 40 pacientes
que se dividirán de forma aleatoria en dos grupos iguales, uno de intervención, a los que se
les realizará la DBS, y otro de control, que no serán intervenidos.

4.3. Instrumentos
A lo largo de las evaluaciones se utilizarán la escala de evaluación de la actividad global
(EEAG), la escala de calidad de vida de la OMS (WHOQOL-BREF) y un cuestionario
cualitativo sobre el funcionamiento social del paciente. Además, junto a esto se usarán
lápices y gomas, para que tanto los profesionales como los sujetos de interés puedan
cumplimentar dichas pruebas.

4.3.1. Escala de Evaluación de la Actividad


Global
En la década de los setenta, Endicott et al modificaron la Health-Sickness Rating Scale de
Luborsky, dando lugar a la Escala de Evaluación Global (GAS) que valora la funcionalidad
en una escala de 100 puntos. Más tarde, en el DSM-III se incluyó el eje V para evaluar el
funcionamiento adaptativo en una escala de 7 puntos. En 1987, el eje V del DSM-III-TR se
modificó por la Escala de Evaluación del Funcionamiento Global (EEAG), estaba basada la
escala GAS, pero con un menor rango de puntuación, hasta 90. En la cuarta edición del
DSM, se cambió la puntuación de la EEAG hasta 100 y en el eje V se incluyeron la Escala
de Evaluación Global de la Actividad Relacional (EEGAR) y la Escala de Evaluación de la
Actividad Social y Laboral (EEASL) (Pedersen et al., 2007).
La EEAG es un instrumento creado por la American Psychiatric Association (APA)
que permite valorar el funcionamiento global de un paciente teniendo en cuenta la
sintomatología y el nivel social y ocupacional del sujeto. Tiene una duración aproximada de
diez minutos. Se evalúan distintas tareas diarias en una escala del 0 al 100, teniendo en
cuenta la actividad de la persona en la última semana. Esta prueba recoge información tanto
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del estado mental como físico de la persona afectada, por lo que es interesante utilizarla para
conocer la situación en la que se encuentra. Aunque han surgido polémicas acerca de esta
escala, como que sólo se utilice una medida para hacer referencia a diferentes fenómenos,
cuenta con unas propiedades psicométricas adecuadas, con un alfa de Cronbach entre el
0,61 y 0,91, y con una elevada validez (Jones et al., 1995; Oe, 2015). Por lo que se ha
convertido en una de las pruebas más usadas en la práctica clínica (Pedersen y Karterud,
2012).

4.3.2. WHOQOL-BREF
La WHOQOL-BREF es una prueba creada por la OMS para valorar la calidad de vida de las
personas de manera breve. Está formado por 26 apartados, a partir de los cuales se puede
generar un perfil de calidad de vida en cuatro dimensiones: salud física, psicológica,
relaciones sociales y medio ambiente. Se ha demostrado que se trata de una buena
herramienta para utilizar en la evaluación de la EP dadas sus fuertes propiedades
psicométricas, ya que cuenta con un alfa de Cronbach superior al 0,70, por lo que se trata
de un instrumento fiable, y tiene una alta validez (Ilić et al., 2019; Lucas-Carrasco et al.,
2014). Este instrumento, junto con la EEAG, se utilizarán para obtener información sobre la
calidad de vida de los pacientes en un momento determinado.

4.3.3. Cuestionario sobre el funcionamiento


social. Construido AD HOC
El cuestionario sobre el funcionamiento social del paciente es un instrumento que se ha
elaborado específicamente para este estudio (Anexo A), con el fin de que personas cercanas
al afectado, en diferentes ámbitos de su vida, informen sobre el contenido y la calidad de su
funcionamiento social. Este cuestionario será cumplimentado fundamentalmente por la
pareja del enfermo, una amistad duradera y el clínico que está realizando el seguimiento tras
la DBS. En caso de que alguno de los sujetos no tenga alguna de estas figuras sociales, se
sustituirán por otras como, por ejemplo, un compañero de trabajo. El objetivo principal es
obtener un índice sobre el funcionamiento social del paciente a partir de las distintas
respuestas que de su círculo cercano.
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4.4. Procedimiento y plan de trabajo


Una vez tengamos la muestra se pasará al proceso de evaluación. A lo largo de la
investigación se llevarán a cabo tres valoraciones: una antes de la intervención, otra cuando
haya transcurrido un mes después de la operación y una última de seguimiento, que se
realizará pasados seis meses tras la cirugía. De esta forma se obtendrán los datos que se
utilizarán para comparar el progreso del grupo de trabajo y de control.
En las distintas evaluaciones se utilizarán los mismos instrumentos: la EEAG, el
WHOQOL-BREF y el rating. Los profesionales realizarán las pruebas correspondientes a
cada individuo de la muestra y sus allegados, obteniendo la mayor información posible, tanto
cuantitativa como cualitativa. Se estima que cada valoración durará entre treinta y sesenta
minutos por persona, pero dadas las condiciones de los pacientes podrá alargarse más. Por
ello, las evaluaciones se llevarán a cabo a lo largo de cinco días, de esta forma se busca,
por un lado, asegurar que los sujetos se encuentren en las mejores condiciones para realizar
las pruebas y, por otro lado, dar facilidades de horario a los allegados que también
participarán. De esta forma se evitarán posibles alteraciones que puedan afectar al curso de
la investigación.
A través de la evaluación preoperatoria se obtendrá la base de datos de ambos
grupos, dado que se han formado a partir de la misma muestra, es decir, siguiendo los
mismos criterios de inclusión y de exclusión, se espera que los resultados de esta primera
valoración sean similares para los dos grupos. A continuación, los sujetos que forman el
grupo de trabajo se someterán a la cirugía de la DBS, mientras que el grupo control no
realizará este paso. Una vez haya pasado un mes tras la intervención, se cumplimentará la
segunda evaluación. En este momento, los miembros del grupo de trabajo estarán en el
proceso de adaptación tras la cirugía, por lo que se espera que obtengan mejores resultados
en los test mientras que el grupo de control no deberá presentar cambios en sus datos. Por
último, se llevará a cabo una valoración de seguimiento una vez hayan pasado seis meses
tras la intervención quirúrgica. Aquí se espera que la mejoría del grupo de trabajo sea mucho
más notable con respecto a la anterior evaluación ya que los individuos operados ya estarán
más adaptados a su nueva vida, mientras que el grupo control continuará con datos similares
a los obtenidos previamente.
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5. Analisis de datos y
resultados
Usando el programa estadístico SPSS PC + 25 y el software JAMOVI se realizarán los
análisis pertinentes para la comprobación y verificación o no de las hipótesis. Además de los
resultados descriptivos pertinentes con los cálculos de la media, desviación tipo y fiabilidad
de los instrumentos. También se calculará el índex de correlación intraclase del cuestionario
ad hoc (anexo A) para ver el grado de acuerdo entre los diferentes “jueves” que valoran la
vida socioafectiva de los participantes.
Siempre y cuando se cumplan los criterios de normalidad de los datos:
Para verificar la primera hipótesis y que ambos grupos sean homocedásticamente
equivalentes utilizaremos la prueba t de Student-Fisher. Donde se espera que ambos grupos
sean equivalentes entre sí y no haya diferencias estadísticas en las puntuaciones obtenidos
por ambos grupos en las pruebas para valorar el funcionamiento social y emocional. En caso
de que los datos no cumplan los criterios de normalidad, entonces se optará por las pruebas
no paramétricas, en este caso la u de Mann-Whitney. La homocedasticidad vendrá valorada
con la prueba de Levene que viene incluida por defecto cuando se utiliza la prueba t de
Student con el SPSS.
En el caso de las hipótesis 2 y 3 se mantendrán las mismas pruebas que en la
hipótesis 1, salvo porque en esta ocasión sí se esperan las diferencias significativas
hipotetizadas, añadiendo el valor del tamaño del efecto calculando el valor d de Cohen. Por
consiguiente, t de Student o U de Mann-Whitney si no se consiguen las condiciones de
normalidad.
En función de los resultados, se podrían hacer análisis adicionales por si hubiera efectos de
mediación (como alguna variable intermedia que pueda favorecer o no un mejor
funcionamiento social) y moderación de otras variables (como el sexo)
En el contraste de las hipótesis intragrupo, 4, 5 y 6, y bajo condiciones de
normalidad, se harán pruebas de la t de Student-Fisher intragrupo o su versión no
paramétrica de Wilcoxon.
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6.Discusión
En la discusión lo primero que trataremos serán las posibles limitaciones que tenga el
estudio. Especialmente, aquellas que afectan a la validez interna del estudio como la
mortandad experimental, es decir, aquellos participantes que por diferentes causas
abandonaron el estudio (por ejemplo, complicaciones quirúrgicas o postoperatorias), una
fiabilidad baja en las medidas de funcionamiento social o cualquier varianza secundaria
que afecta al desarrollo de este proyecto experimental. Si esas limitaciones fuesen
claras, el estilo de la discusión sería tentativa.
Una vez establecida esas limitaciones retomaríamos los objetivos del estudio.
Empezaría por describir e interpretar los resultados obtenidos antes del experimento en
ambos grupos, utilizando estadísticos centrales (como la media) y de dispersión (como
la desviación tipo). En los casos que proceda, se puede comparar los resultados
obtenidos en los instrumentos de medida con los percentiles hallados en poblaciones
normales (sin EP) con edades similares. Lo que nos permitirá observar si los grupos
experimental y de comparación poseen un valor similar o no en cuanto al funcionamiento
social de partida. Siendo lo esperado que sus puntuaciones medias estén por debajo de
la población sana.
A continuación, se discutirán las hipótesis por orden, en función de los resultados
obtenidos. Especialmente las que hacen referencia a un contrate entre grupos con los
antecedentes descritos previamente en la introducción y el marco teórico. Se tratará de
ver y discutir si nuestros resultados están en línea o no con dichos trabajos. Si están
alineados a resultados previos, los obtenidos de este proyecto vendrían a avalarlos. En
caso contrario, habría que entender y discriminar qué aspectos han sido diferentes,
especialmente el diseño, el instrumento utilizado para explicar la discrepancia. Lo mismo
ocurrirá con las hipótesis de índole intragrupo.
Por supuesto, el estudio tendría fortalezas, la principal es el seguimiento de seis
meses que prácticamente ningún estudio ha realizado, el uso de los familiares o
cuidadores como fuentes de información del funcionamiento social y emocional de los
participantes. Y ello, en caso de que se confirmen las hipótesis daría lugar a posibilidades
de nuevas investigaciones y, especialmente, al desarrollo de estrategias de apoyo a los
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EP y a los allegados a atender psicoeducativamente las principales áreas de mejora que


experimentan estos enfermos tras la operación en comparación con otros.
Finalmente, la discusión debería acabar con las posibilidades y futuras
recomendaciones que de los datos se deriven en caso de que nuevas iniciativas a esta
se produzcan.

Asimismo, caso de que sea pertinente este proyecto requerirá de una aprobación
previa por un comité de ética externo (pues estamos hablando de intervenciones
quirúrgicas), cumplir las normativas internacionales como la Declaración de Helsinki, así
como la normativa española que regula este tipo de investigaciones que deben garantizar
el anonimato y la historia clínica de todos los participantes.
Si se requiriera un apartado de conclusiones se señalaría los principales resultados
(highlights) conseguidos y también sus limitaciones más relevantes. E indicando
claramente a futuros investigadores/as que deseen explorar este aspecto del proyecto
qué aspectos pueden ser mejorados, sobre todo, los que tengan que ver la evaluación
del funcionamiento social y emocional que por la experiencia del proyecto se hayan
podido detectar.
Así como incluir un apartado de agradecimientos, conflicto de intereses o de
financiación recibida para el desarrollo de este proyecto si ello fuese exigido o pertinente.
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8.Anexos
a. Anexo A
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