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El 4 de septiembre de 1970 Salvador Allende logra el primer lugar en las elecciones presidenciales en Chile.

Este triunfo electoral reflejó


superestructuralmente el ascenso de la clase obrera y el movimiento campesino y popular iniciado a principios de los años 60. La
Unidad Popular, formada fundamentalmente por el Partido Socialista (PS), el Partido Comunista (PC) y el Movimiento de Acción Popular
Unitario (MAPU), surgió como una coalición reformista que planteaba como orientación estratégica “la vía chilena al socialismo”. Esta
orientación política se basaba en la supuesta posibilidad de ir ganando, a través de las elecciones, mayor poder en el Parlamento y de
esa manera ir profundizando las medidas necesarias para transformar la sociedad capitalista y concluir en el socialismo.
Una vez en el gobierno Allende va a tomar una serie de medidas importantes, como dejar de pagar la deuda externa y restablecer
relaciones con Cuba. Un aumento salarial de 35% y la estatización de la banca comprando sus acciones, pero sin expropiarla.
Nacionaliza el cobre, principal producto de Chile y avanza en la Reforma agraria que había realizado su antecesor, el demócrata
cristiano Eduardo Frei.
El 29 de junio de 1973 un sector de la Fuerzas Armadas promueve un intento de golpe, conocido como “el tanquetazo”. Una sublevación
liderada por el teniente coronel Roberto Suouper, así denominado porque en el intento se utilizaron tanques y carros de combate
pesados. El levantamiento fue sofocado con éxito, aunque dejó un saldo de 22 muertos y contribuiría a profundizar la crisis al interior
del gobierno de Allende e irónicamente fue Pinochet quien ayudó a sofocar ese intento de golpe militar, quien entonces tenía el cargo
de comandante en jefe interino del Ejército.
Casi dos meses después de ese tanquetazo, el 23 de agosto de 1973, ascendió al cargo de comandante en jefe por recomendación
propia del Presidente Allende.
Tan solo 19 días después de esto, Pinochet encabeza el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, entre otros como José Toribio
Merino vicealmirante de la Armada y Gustavo Leigh, comandante de la Fuerza Aérea. Al mediodía aviones de la Fuerza Aérea de Chile
comenzaron el bombardeo del Palacio Presidencial, por 15 minutos consecutivos. Luego de unas horas, se encuentra a Allende allí
adentro quien se había suicidado con un tiro en la barbilla.
A partir de entonces, una Junta Militar presidida por Pinochet tomó el control del Gobierno.
El diagnóstico que va a hacer la dictadura sobre el modelo económico y social que dejaba el modelo de Allende era pesimista,
entendiendo que había que liberalizar una economía chilena totalmente cerrada, con una férrea regulación del Estado, actuando éste
como empresario, promotor de inversión e industrialización y anulando la participación de agentes privados en dichas áreas. A la par,
teníamos un desequilibrio importante en la balanza de pagos y una hiperinflación que se ubicó en los tres dígitos. Este era el panorama
que la dictadura tomó en cuenta para implementar el modelo económico neoliberal siguiendo a rajatabla la férrea ortodoxia de los
postulados liberales suscritos por los Chicago Boys. Quiénes eran los Chicago Boys? Un grupo de economistas chilenos, la mayoría
formados en el Departamento de Economía de la Universidad de Chicago, siguiendo ideas de Friedman y Arnold Harberger. Cuando
regresan a Sudamérica, adoptan posiciones en los gobiernos y regímenes autoritarios.
Básicamente: economía no regulada, abierta al mundo, Estado pequeño y subsidiario, de riguroso equilibrio fiscal -limitando gasto
público y burocracia- y funcionamiento, por lo tanto, de un libre mercado.
De hecho, Milton Friedman se reúne con Pinochet el 21 de abril de 1975 y charlan por 45 minutos en donde Friedman le recomienda su
programa de Shock.

Los Chicago Boys ingresan al gobierno en 1975, se hacen cargo de Hacienda, Economía y Banco Central. Este programa significaba la
reestructuración completa de la economía, de la sociedad y del sistema político. Y esa transformación únicamente podía lograrse bajo
un control autoritario estricto, que elimine las distorsiones producidas por el populismo y cree las condiciones apropiadas en las cuales
pudieran operar las fuerzas del mercado.
La reducción del sector público eliminaría la base de las presiones sectoriales o populares por concesiones gubernamentales; la
reorientación de los excedentes hacia el mercado de capitales robustecería el respaldo a las políticas militares y castigaría a las fuerzas
que se le opusieran. La apertura de la economía al libre mercado proporcionaría los medios para poder crecer, sin que hiciera falta
apoyo estatal a sectores no competitivos. Permitir que el nivel de los sueldos fuera regulado por las fuerzas del mercado debilitaría el
poder de negociación política del movimiento sindical. Y de esa manera todo esto con el objetivo de eliminar la inflación.
De esta manera, esta ortodoxia económica atrajo a los militares porque ofrecía coherencia y disciplina y se la percibía como técnica y
científica y, por lo tanto, ideológicamente neutral. Una vez en marcha, esto iba a ser irreversible.
Hay tres puntos clave del programa económico: lo primero era la apertura al exterior. preconizaban una rebaja general de aranceles, la
adopción de un cambio fijo, y el abatimiento de todas las barreras que obstaculizaban el libre flujo de bienes y servicios. Se formuló un
nuevo Código de Inversiones en un intento por atraer capitales extranjeros.

También se habla de un papel subsidiario del Estado; dicho de otra forma, se debía facultar al mercado para que haga cuanto pueda
hacer y reservar a la autoridad la facultad de cautelar las actividades en las cuales el mercado no opera – monopolios naturales- e
igualmente, velar porque la actividad privada se desenvuelva dentro del bien común.
En efecto, el Estado toma el cargo de mero vigilante, protector, auxiliador, orientador y cooperador de ciertas iniciativas provenientes de
ciertos grupos de particulares.
La aplicación de este principio tuvo como punto más importante la privatización del área social, a fines de 1973. 115 grandes empresas
del área social fueron oficialmente reintegradas a capitalistas chilenos y extranjeros, entre ellos, empresas nacionales devueltas figuran
metalúrgicas, aceiteras, textiles, conservas, de vidrio, electrónicas, lecheras, de bebidas gaseosas. La idea era hacer a todas las empresas
tan rentables como fuese posible y que lleguen al autofinanciamiento.
A la par, para poder atacar la inflación, la escasez, el déficit fiscal y de la balanza de pagos, se aplicó un programa tradicional y
conservador de estabilización económica cuyos principales ingredientes fueron:
1. Una disminución del gasto público y del déficit presupuestario que bajó desde el 24% del PGB en 1973 al 8% en 1974.
2. Una baja, en más de un 30%, de los sueldos y salarios reales entre 1973 y 1974.
3. Un intento de contracción monetaria que trajo consigo menor liquidez en la economía.
Se abolieron la totalidad de los controles de precios y mercados introducidos durante el gobierno de Allende. Y en 1975 profundizan
estas medidas que todavía no habían tenido éxito alguno en los primeros años de gobierno, se disminuye el personal del sector público
en un 15%, la política monetaria se contrajo aún más y los salarios reales bajaron a un nivel cercano al 62% del año 1970.
El gasto real del gobierno se redujo en un 27% en 1975, el déficit fiscal consecuentemente cayó del 8% al 2%, los aranceles a las
importaciones bajaron de un promedio de 70% a mediados de 1974 a un 33% a mediados de 1976. El crédito se restringió y la tasa de
interés real que ya eran altas subieron de un 49% anual a un 178% a fines de 1975. La inversión pública disminuyó a la mitad. El
producto nacional bruto bajó casi un 15% en comparación con 1974. La producción industrial cayó en un 25%. La tasa de desempleo
subió de un 9% en diciembre de 1974 a un 16% en el mismo mes de 1975. El déficit en la cuenta corriente se duplicó alcanzando la cifra
récord de 491 millones de dólares, especialmente como consecuencia de los bajos precios del cobre. No obstante, la inflación reaccionó
con lentitud y se mantuvo en un 343% en 1975.
Además, en materia tributaria se incrementó un 10% el impuesto a la renta; se aplicó una sobretasa de la misma magnitud al consumo
suntuario, se eliminaron casi por completo las exenciones al impuesto al valor agregado.
Se da apertura a lo que se llama Sistema Tributario PRO RICO. se produce una integración de impuestos entre empresas y sus dueños a
través del impuesto global complementario. Esto quiere decir que los impuestos que las empresas pagan por sus ganancias, son un
crédito a los impuestos que pagan los dueños de esas empresas.

En 1984 se crea el Fondo de Utilidades Tributarias. Este FUT permite que los impuestos se paguen sobre las utilidades efectivamente
retiradas y no sobre la base de su simple existencia.
SISTEMA DE SALUD. 1981.
Previo al golpe de 1973, coexistía un sistema privado minoritario, y para la gran mayoría de la población, obreros e indigentes, existía el
Servicio Nacional de Salud (SNS) creado en 1952, el cual estaba en una considerable expansión de cobertura geográfica y poblacional,
con un modelo de planificación centralizado y un financiamiento solidario que provenía de aportes patronales, de aportes de los
trabajadores y fiscales. Este sistema logró mejoras notables en los indicadores de morbimortalidad, sobre todo materno infantil.
La dictadura militar consagra un sistema de Salud segregado, con un componente privado no solidario, debilitando con esto el Sistema
Público de Salud.
En 1980 hay una municipalización de los Centros de Atención Primaria que reducía el alcance de la responsabilidad estatal. Los
gobiernos posteriores hasta el año 2020 no han modificado esos cimientos, limitándose a intervenciones en materia de regulación de
precios, control y fiscalización.

En 1979 se descentraliza el SNS, creándose el Sistema Nacional de Servicios de Salud compuesto de 27 entidades autónomas que
administran la red hospitalaria estatal, y la atención primaria pasa a ser administrada por los municipios. Se crea el Fondo Nacional de
Salud (FONASA), un seguro público que entrega cobertura tanto a los indigentes como a los asalariados y a sus familiares dependientes
(cargas) mediante una cotización obligatoria del 7% del sueldo. De lógica solidaria, FONASA se financia con recursos provenientes de
impuestos generales además de las cotizaciones individuales.

Sin embargo, la reforma más transcendente en dictadura es la creación en 1981 de las Instituciones de Salud Previsional (ISAPRE),
seguros privados con fines de lucro, donde el trabajador puede “elegir” cotizar su 7%. Eso lo cubre a él y a sus cargas. Sin embargo, en
la mayoría de los casos el cotizante además debe suministrar un monto adicional, llegando en promedio al 10% de sus ingresos. En
contrario, en el sistema público el escaso gasto en salud produce que la red de prestadores esté en constante colapso y con problemas
de deuda, lo que incentiva a los chilenos de mayores ingresos a optar por cotizar en ISAPRE.

FOMENTO FORESTAL. En 1974, con la promulgación del decreto-ley 701, se potencia al sector forestal a través de una bonificación para
la forestación. Sistema de bonificación se mantiene hasta 2013, amplio beneficio para empresas del sector y una gran concentración del
mercado.

Fue un instrumento económico que rigió hasta 2013 y tuvo un fuerte impacto en el bosque nativo y su sustitución por especies exóticas.

Actualmente, son dos las familias dueñas de prácticamente toda la industria forestal del país. Por un lado, el grupo Matte que control la
forestal CMPC, y el grupo Angelini, dueño de Celulosa Arauco. Ambas empresas controlan el 70% del negocio forestal, que produce más
de 4 millones de toneladas de celulosa anualmente.

La riqueza acumulada por estas familias a través de la explotación forestal, se origina en la dictadura de Augusto Pinochet. El decreto
Ley 701 del año 1974, vigente hasta la actualidad con mínimas modificaciones, conocida como ley al “fomento forestal”, subsidia con un
75% de los recursos las plantaciones de monocultivos de Pinos y Eucaliptos. El Estado con este “subsidio” a las empresas, promovió la
destrucción paulatina del bosque nativo por plantaciones de pino y eucaliptus rentables para el negocio forestal.
PRIVATIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN. 1981.
Se desmunicipaliza la Educación Escolar y se financian escuelas a través de subvención por número de alumnos que asisten a clases.
En 1981 en Educación Superior se permitió la creación de Universidades, CFT e IP Privados generándose un mercado de la educación y
un crecimiento inorgánico de la matrícula.

La descentralización de la educación pública realizada durante la dictadura del general Pinochet, fue en rigor una desconcentración, es
decir, una transferencia de responsabilidades del Estado a los gobiernos locales, aunque sin implicar una transferencia de mayor poder
a los mismos, o una mayor participación ciudadana. Esta política estuvo basada en los principios del neoliberalismo, que reemplazó la
fuerte participación del Estado en estos temas existente desde 1928, al punto de hacer desaparecer el llamado "Estado docente". De
esta forma, la descentralización implicó racionalizar recursos, focalizándolos en los sectores más vulnerables de la población, lo que
significó una fuerte disminución en el gasto fiscal en educación. Esto ocurrió especialmente en el aporte fiscal a la educación superior,
mientras se aumentó el mismo en educación parvularia y básica, sobre todo en los grupos más pobres. En consecuencia, se logró un
avance destacado en la educación especial y parvularia, por sobre la educación general.
El aspecto más importante de este proceso fue la municipalización de la educación, en el entendido que el Estado debía impulsar a
empresarios privados en la gestión educacional, combinando subsidios estatales con financiamiento de privados. A esto se sumó el
aumento de la subvención a particulares -los llamados 'sostenedores'- y el traspaso de centros técnico-profesionales a instituciones
gremiales empresariales. Ahora bien, a esa descentralización, la dictadura militar sumó un reemplazo de orientaciones y contenidos en
la enseñanza, sustituyendo materias estimadas como conflictivas por otras vinculadas a valores nacionales.

Desde 1977, además, el financiamiento de la educación media y superior cambió: en la enseñanza media la familia asumiría los costos,
apoyada por subsidios directos del Estado. En la educación superior, en cambio, sería el propio estudiante el que costearía sus
aranceles, mediante pago directo o créditos reembolsables una vez que se hubiese titulado. Esto significó una paulatina reducción del
gasto fiscal en educación superior, que tendría su punto culmine a partir de la Ley General de Universidades de 1981, basada en las
directrices del libre mercado, y que fue el origen de las universidades privadas en Chile.

SISTEMA BANCARIO. 1975.


Se privatizan los bancos -excepto Banco del Estado-, y se permite la entrada de bancos extranjeros y se liberalizan las tasas de interés.
En 1986 se crea la Ley General de Bancos que, entre otros, estableció segmentación de carteras según tipo de riesgo.

En 2001, se reduce a la mitad el requerimiento mínimo de capital necesario para constituir una sociedad bancaria, generando
condiciones para la banca de retail, la cual no estuvo regulada hasta 2006.

SUBCONTRATACIONES. 1979. A través del decreto-ley 2950 se permite que las empresas subcontraten las actividades que tienen que
ver con su giro principal.

PRIVATIZACIÓN DEL AGUA. 1981. El Código de Aguas, promulgado en 1981, privatizó los recursos hídricos. Lo que permitió lucrar con el
agua a quienes se adjudicaron derechos de provechamiento, que además son comercializables.

LA CONSTITUCIÓN DE 1980, aprobada en un fraudulento plebiscito consagra un rol subsidiario del Estado en la economía y el derecho
de propiedad privada. Relega a segundo plano los derechos económicos, sociales y culturales. Se entregó a las Fuerzas Armadas un rol
tutelar de la democracia.
La nueva Constitución tuvo como principal objetivo resguardar el régimen de cualquier grupo o ideología que quisiera atentar contra el
Estado y la nación. Para ello, declaró inconstitucional todo acto u organización que propugnara una concepción contraria a la familia o
fundada en la lucha de clases. Estableció, además, un modelo fuertemente presidencialista (con facultad para disolver la Cámara de
Diputados); un Consejo de Seguridad Nacional, cuyos miembros eran en su mayor parte militares; un Tribunal Constitucional con la
atribución de resolver la constitucionalidad de los actos del ejecutivo, legislativo y organizaciones en general; Fuerzas Armadas
constituidas en garantes de la institucionalidad, con comandantes en jefe inamovibles en sus cargos; un sistema electoral binominal,
favorecedor de la existencia de sólo dos grandes conglomerados políticos; un Senado compuesto en parte por senadores designados;
gobiernos locales presididos por alcaldes designados y severas restricciones a la posibilidad de reformar la Constitución.
La Constitución fue aprobada con el 67 por ciento de los votos a favor y 30,2 por ciento en contra, en un plebiscito efectuado el 11 de
septiembre de 1980, sin que hubiese padrón electoral y bajo severas restricciones a la libertad de expresión, información y reunión.
Comenzó a regir en forma transitoria a partir del 11 de marzo de 1981 y en forma plena el 11 de marzo de 1990, con la vuelta de la
democracia.

CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS DE LA DICTADURA CHILENA.

En 2003 se creó la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, conocida como Comisión Valech, un organismo creado para
investigar y recoger testimonios de todos los casos de abusos, torturas y asesinatos cometidos durante la dictadura (1973-1990). Más de
35.000 personas presentaron su testimonio.
Las conclusiones de la Comisión se publicaron en 2004 y se ampliaron con un segundo informe en 2011. Según los últimos datos del
Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile, las víctimas de la dictadura superan las 40.000 personas.

Durante este período, efectivos de las tres ramas de las FF.AA., funcionarios de Carabineros y agentes de civil miembros de las policías
secretas de la dictadura militar (la DINA y la CNI) efectuaron una política de genocidio sistemático, prolongado, masificado y
de persecución, encarcelamiento, secuestro, tortura, asesinato, desaparición forzada y en última instancia el exterminio de opositores
políticos a la dictadura. Con el fin de ocultar o desligarse de la responsabilidad de dichos crímenes, el régimen recurrió
sistemáticamente a estrategias como la creación de falsos enfrentamientos, la censura y la desinformación.
Y en resumen, los resultados netos fueron mediocres en lo económico y muy regresivos en o social. El ingreso por habitante de Chile, en
1973 – al iniciar la dictadura- era 28% del de los estadounidenses; en 1989 había disminuido al 25%, por lo que no hubo ningún
acercamiento al mundo desarrollado. Mientras que en democracia, logró progresar hasta índices del 34% en el año 1997, según cifras
de Ricardo French-Davis del Departamento de Economía de la Universidad de Chile.

En cuanto al PBI, aumentó 6% anual y hasta 9%, pero en otros casos cayó al 14% o 17%. Porque el mito de éxito se basa, en mucho, en
considerar sólo las recuperaciones ignorando las caídas. La realidad es que el promedio anual, contando recuperaciones y recesiones,
fue de solo 2,9%, y una vez ajustado por el alza de la población (de 1,6% anual) entrega la mencionada caída frente al PIB por habitante
de los EEUU desde 28% a 25%.
En lo social, el salario mínimo real era menor en 1989 que en 1981 y en 1974 y la brecha entre ricos y pobres se había agrandado,
agravada en la primera mitad de la dictadura y peor aún en la segunda mitad (quintil rico con ingreso 20 veces el ingreso del quintil
más pobre versus 12 a 13 veces en los 60s), el desempleo más que duplicó la tasa de desocupación de los 60s.
El empleo y el crecimiento económico están asociados a la inversión productiva (maquinarias y equipos y construcciones). Estas
inversiones fueron menores en los 70s y 80s que en los 60s (20% del PIB versus 16%): los empresarios no “votaban” en el mercado por
el gobierno pues preferían comprar empresas privatizadas en vez de crear nuevas. El balance neto de las reformas neo-liberales, al final
no es pro-desarrollo sino más bien pro-especulación y pro-desigualdad.
PLAN CONDOR. En América del Sur, regímenes autoritarios ideológicamente inspirados por la Doctrina de Seguridad Nacional se
extendieron por lo largo y ancho de la región en el contexto geopolítico de la Guerra Fría. Se inició en Paraguay en 1954; Brasil siguió en
1964 y, posteriormente, hubo golpes de Estado en Bolivia en 1971, en Uruguay y Chile en 1973, y finalmente en Argentina en 1976.
Estas dictaduras reprimieron brutal y sistemáticamente todas las formas de oposición, apuntando tanto a integrantes de grupos
armados de izquierda, como a líderes políticos, docentes, estudiantes, periodistas, dirigentes sindicales y activistas políticos y sociales. A
pesar de algunas diferencias, estas dictaduras perpetraron miles de delitos de lesa humanidad, como son las ejecuciones
extrajudiciales, los secuestros ilegales, las desapariciones forzadas, la tortura y tratos inhumanos, el robo de bebés, y la violencia
sexual.

La llamada Doctrina fue un producto del pensamiento de la Guerra Fría, que mantuvo al mundo dividido en dos campos antagónicos.
Fue ideada por los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos y puesta en práctica mediante el entrenamiento de los
distintos ejércitos latinoamericanos en la Escuela de las Américas en Panamá.15 Allí, durante casi cuarenta años, eran enviados militares
procedentes de distintos países latinoamericanos para instruirse en técnicas de contrainsurgencia: interrogatorios mediante torturas,
infiltración, inteligencia, secuestros y desapariciones de opositores políticos, combate militar, guerra psicológica.1516171819 Contando
incluso con manuales de tortura y contrainsurgencia de la CIA para este fin.

Según esta Doctrina, cualquier amenaza a la Seguridad Nacional de EE. UU. originada en cualquier parte del mundo, constituía una
acción a favor de la potencia enemiga de EE. UU., la URSS.2425Existía la convicción, en ciertas áreas del gobierno estadounidense, de que
el bloque comunista (surgido después de la Segunda Guerra Mundial) tenía como principal objetivo el convertirse en la única potencia
mundial y reorganizar la sociedad mediante la expansión del comunismo soviético.26La llamada doctrina considera a los propios
ciudadanos de un país como posibles amenazas a la seguridad.

A partir del fin de la Guerra de Vietnam, EE. UU. replanteó su estrategia con el objetivo de involucrar más directamente a los ejércitos
de las propias naciones latinoamericanas en la defensa hemisférica, comprometiendo en menor medida a las fuerzas armadas de los
EE. UU., en lo que se conoció como Doctrina Nixon.14Los EE. UU. intentaron proteger sus intereses en Latinoamérica mediante la
instalación de gobiernos dictatoriales.29Pero con la influencia de la revolución cubana de 1959 y el crecimiento del pensamiento
comunista o socialista entre los estudiantes y trabajadores latinoamericanos, por primera vez surgía la idea de que el pueblo del propio
país podía constituir una amenaza a la seguridad nacional.

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