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Antología Poesía Medieval
Antología Poesía Medieval
Omar Sanz
JUDÁ LEVÍ
[1] “Una paloma que anida entre mirtos me mira mientras preparo mi canto o cuando me
lamento de mi tiempo. Me habla con una voz lastimera, como de muchacha que canta:
Ven, mi señor, ven, -¡el querer es tan gran bien de este tiempo!-, con el hijo de Aben al Dayyan.
[2] “Todo corazón tiene el deseo de ver (a su dueño, que es como) una colina de mirra,
para beber de sus manantiales y oír sus palabras –por eso va a consultar a una adivina:
Dime si eres una adivina que echa la buenaventura según la verdad, dime, cuándo vendrá mi amigo Isaac.
[3] “Tratad amablemente a la gacela que suspira con voz amarga… por su amigo ausente:
“Bajaré dolorosamente a mi tumba”:
TODROS ABULAFIA
[4] “Cuando viene, la ciudad se reviste de su gloria; todo el tiempo que él queda aquí, se
siente transportada de grandeza hasta los cielos. Por esto el día de su marcha, la ciudad
exclama:
‘Oh tú, mi dulce dueño Ibrahim, ven a mi casa por la noche. Si (?) no, si es que tú no quieres, yo me iré a
la tuya. ¡Dime dónde te encontraré!
ANÓNIMAS
[6] “Tras largo tiempo en el que ella fue atacada de locura y aprisionada en los labios de
amor, canta y llora por la soledad en que yo la he dejado:
[7] “La doncella, sola con su amigo, veía que el espía no les prestaba atención; entonces
con dulcísima voz dijo:
Si me amas como hombre de bien, besa aquí esta sarta de perlas, esta boquita de cerezas.
[8] “¡Cuán bella es, gacela aterrorizada en su cuarto por nuestra separación! Tiene trece
años y los ojos arrasados de lágrimas. Apasionadamente, como si estuviera ebria, dice a su
madre:
Madre, mi amigo se va (?) y (?) no vuelve. Dime, madre, ¿qué haré yo?...
¡Gracias, amigo mío, no me enojes! Bueno, besa mi boquita; sé que (?) no te marcharás.
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CANTIGAS D’AMIGO Y OTRAS CANCIONES
[10]
Vi remar o navio:
i vai o meu amigo.
E sabor ei da ribeira.
Vi remar o barco:
i vai o meu amado.
E sabor ei da ribeira.
[JOAN ZORRO]
Por las riberas del río vi remar el navío, y placer me da la ribera… Ahí va mi amigo, quiere llevarme
consigo.
[11]
E se el vai ferido,
irá morrer al mar:
si fará meu amigo
se eu d’el non pensar.
-E guardade-vos, filha,
ca já un atal vi
que se fez coitado
por guaanhar de mi.
E guardade-vos, filha,
ca já un vi atal
que se fez coitado
por de min guaanhar.
[PERO MEOGO]
-Así va mi amigo con el amor que le causé como el ciervo por el montero del rey… Y si él [el ciervo] va
herido, irá a morir al mar: así hará mi amigo, si no me acuerdo yo de él. –Tened cuidado, hija, que yo ya
he visto a alguno que se ha finjido enamorado para alcanzar mi amor.
[12]
[PERO MEOGO]
Digaisme, hija, hija mia hermosa, ¿por qué tardasteis en la fuente fría? –Amores tengo…- Tardé,
madre, en la fuente fría, porque los ciervos del monte revolvieron el agua… -Mentís, hija mía, mentís por
vuestro amigo: nunca he visto yo un ciervo que revolviese el río.
[13]
Ay flores del verde pino, ¿sabéis nuevas de mi amigo…, de aquel que no cumplió su promesa? Ay, Dios,
¿dónde estará? –Me preguntáis por vuestro amigo, y yo os digo que está sano y vivo… y que estará con
vos antes de cumplirse el plazo”.
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LÍRICA TRADICIONAL
[14]
Canción de mayo
[15]
[17]
Afirma Menéndez Pidal que esta canción se relaciona con la entrada de los Infantes de
Aragón en Castilla (1430).
[18]
[19]
se descibió ‘se engañó’. Obsérvese la extremada juventud de la muchacha, apta para gozar a
tan tierna edad -diez años- de “todos sus cinco sentidos”. En la Edad Media, el desarrollo
físico de la mujer era mucho más rápido que en la época actual. Y, consecuentemente, la
edad requerida para el matrimonio más temprana. Merece recordarse a este propósito que
Don Juan Manuel se casó en segundas nupcias con Dª Constanza, hija de Jaime II de
Aragón, en febrero de 1311, al cumplir ella los doce años de edad. Los esponsales se habían
celebrado bastante antes -en 1303-, y desde entonces la futura esposa fue internada en
Villena, de donde saldría para el matrimonio una vez alcanzada la edad legal.
[20]
Ojos de la mi señora,
Y vos, ¿qué habedes?
¿por qué vos abaxedes
cuando me veedes?
[21]
[22]
De amores son
mis ojuelos, madre,
de amores son.
Santa María,
¡qué fuerte pena,
tener amiga
y que non la vea!
[Cancionero de la Colombina]
[23]
[Cancionero de Upsala]
[24]
Besóme el colmenero,
que a la miel me supo el beso.
[25]
[Cancionero sevillano]
[26]
¡Mírame, Miguel,
cómo soy hermosa!
[27]
[Cancionerillos de Munich]
[28]
Si mi triste madre
tal cosa supiese,
con sus mesmas manos
la muerte me diese.
No hay hombre en el mundo
que no se doliese
de la desventura
que vino por mí.
En cas de mi padre
estaba encerrada,
de chicos y grandes
querida y mimada.
Véome ora triste
o enajenada;
triste fue la hora
en que yo nací.
Señor Gómez Arias,
doleos de mí:
soy mochacha e niña
y nunca en tal me vi.
[29]
¿Cuál es la niña
que coge las flores
si no tiene amores?
Cogía la niña
la rosa florida;
el hortelanico
prendas le pedía.
Si no tiene amores.
[GIL VICENTE]
[30]
Y hallábanlas cogidas
y tornaban desmaídas
y las colores perdidas
en Jaén:
Axa, Fátima y Marién.
[31]
El romance refleja un episodio que aparece también en el Cantar de Mio Cid: la convocatoria
de Cortes por Alfonso VI en Toledo para reparar el agravio hecho por los condes de
Carrión al Cid en la persona de sus hijas. Aunque algunos versos coinciden con lo narrado
en el Cantar, otros presentan motivos ausente en el poema épico, pero que se encuentran
en crónicas; Menéndez Pidal sugiere que puede derivar “de alguna de las refundiciones del
Mio Cid que sirvieron de fuente a las crónicas de los siglos XIII y XIV”, en contra de la
opinión de Milá, quien había deducido que el romance fue compuesto basándose en la
Crónica General.
[32]
Abenámar
[33]
El prisionero
Es este sin duda uno de los más bellos y logrados romances: el parlamento en primera
persona en que un desconocido prisionero se lamenta de sus situación, la descripción inicial
del entorno en que florece la primavera, el lirismo de la situación y la belleza de las
formulaciones se conjugan para conseguir un producto literario muy sugerente.
[34]
Fontefrida
1 Fonte Frida: es, naturalmente, arcaísmo por ‘fuente fría’, que aquí hemos versalizado como topónimo. Más
que –como sugería Menéndez Pelayo- un eco del castillo de Roca Frida, parece utilización de los motivos de
la fuente como lugar de encuentro amoroso y del agua fría como goce erótico, tan fecundos en la lírica
tradicional.
6 servidor: en el sentido de quien hace un servicio de amor.
[35]
Incendio de Roma
Pese a su recargada erudición, que nos haría identificarlo como romance tardío, los
primeros versos de este Incendio de Roma están documentados en fecha tan temprana como
la de la primera edición de la Celestina (1499), en cuyo primer auto Sempronio los canta para
consolar a Calisto de sus penas de amor. Después tuvo amplio éxito: se incluye en el
Cancionero de Velázquez de Ávila y –lo que debió impulsar más su popularidad- en un
pliego suelto impreso a raíz de saco de Roma de 1527, en que aparece junto al antipapal
Triste estaba el padre Santo, romance de circunstancias en que se defiende la tesis “imperial”
sobre el saqueo de la Ciudad Santa perpetrado por las tropas de Carlos V: que el saco fue
permitido por Dios como escarmiento por el mal ejemplo que daba a los fieles la jerarquía
eclesiástica y el verdadero culpable de lo sucedido es, por tanto, el papa, mal pastor de sus
ovejas. Resulta evidente la intencionalidad política de imprimir juntos el romance de la
destrucción de Roma por culpa del mal papa y el de la otra destrucción –antigua- por la
crueldad incendiaria de un mal emperador pagano.
1 Nero: Lucio Domicio Nerón, emperador romano de la familia Julia-Claudia (37-68 d. C.); Tarpeya es la roca
del mismo nombre, promontorio sobre el foro romano.
3 matronas: ‘madres de familia’.
7 siete montes: las siete colinas de Roma: Aventino (citado en el v. 9), Palatino, Capitolio (v. 8), Quirinal,
Esquilino, Celio y Viminal.
10 Caballo Rotundo: se refiere al Circo Máximo, el más importante de Roma.
11 Coliseo: el anfiteatro de Roma.
12 dictador: magistrado supremo; cónsules: magistrados.
13 tribunos: magistrados elegidos por el pueblo; magistrados: cargos públicos.
14 cuestores: administradores del tesoro público.
18 tallería: ‘de talla, tallados’.
20 lazos: ‘adornos arquitectónicos’.
21 postrimería: ‘fin’.
26 Mecenas: estadista romano, protector de poetas como Horacio y Virgilio.
28 El filósofo estoico Lucio Anneo Séneca (ca. 4 a. C.-65 d. C.) fue maestro de Nerón, y el emperador le
ordenó que se suicidase en una conspiración romana.
29 Nerón nació nueve meses antes de la muerte del segundo emperador romano, Tiberio.
31 siguió: ‘persiguió’. Según la leyenda, Nerón acusó a los cristianos del incendio de Roma que él mismo había
provocado.
33 scénico traje: ‘el traje de salir a escena, el propio de los actores’.
35 Doríforo: esclavo liberto de Nerón, que participaba en sus orgías vestido de mujer; Esporo: esclavo castrado
por orden del emperador.
36 Rubria: una virgen vestal violada por Nerón; Acté: esclava cristiana que fue concubina de Nerón.
37 Claudia Augusta: es el nombre de la hija de Nerón y Popea, que murió cuando solo tenía cuatro meses. Tal
vez se confunda aquí con Claudia Antonia; Mesalina: tercera esposa de Claudio.
38 Pompea: segunda mujer de Nerón, a quien también mandó asesinar; Agripina: madre de Nerón, a quien su
propio hijo hizo asesinar.
39 Antonia la mayor: abuela de Nerón.
40 Claudio: debe ser el emperador mencionado en el verso 27, ya que era e n efecto tío abuelo de Nerón y lo
adoptó como hijo; Cepida: tal vez esté por Claudia Lépida, cuñada de Agripina.
41 Auloplanco: será Aulo Plauco, gobernador de Gran Bretaña que tomó parte en la conjura de Pisón contra
Nerón; Rufino: otro de los implicados en la misma conspiración.
42 Británico: hijo del emperador Claudio y de su tercera esposa Mesalina.
43 Debe de referirse a los dos preceptores que tuvo Nerón en su niñez, antes de ser educado por Séneca.
44 Octavia: primera mujer de Nerón, quien la repudió.
45 Se cierra la enumeración volviendo al verso del principio (2b).
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POESÍA TROVADORESCA
[36]
VI Anc no la vi et am la fort;
anc no n’aic dreit ni no!m fes tort;
quan no la vei, be m’en deport;
no!m prez un jau:
qu’ie!n sai gensor e belazor,
e que mais vau.
[GUILLERMO DE POITIERS]
[37]
[BERNART DE VENTADORN]
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[38]
Cantar Primero
1-14 El texto conservado comienza con un pasaje cuya cuidada composición e innegable
eficacia emotiva han hecho pensar a algunos autores que se trataba del auténtico inicio del
Cantar y que la hoja perdida estaba en blanco (aunque esto es muy improbable). El Cid se
aleja de Vivar camino de Burgos y, antes de decidirse por completo a partir, contempla
entristecido la casa que abandona en total desolación, enumerando los objetos de los que
queda vacía, lo que acentúa el dolor de la partida y atrae sobre el héroe la simpatía del
público. Después, pasando de la contemplación a la acción, el Campeador y los suyos se
apresuran en dirección a Burgos, y en el trayecto observan los augurios contrapuestos de
las cornejas. Es el momento sin retorno de su marcha hacia el destierro.
15-64 El mal augurio de los versos anteriores se cumple en Burgos, cuyos habitantes, pese
al afecto que sienten por el Cid, no son capaces de contravenir el mandato real que les
prohíbe hospedar o vender alimentos al desterrado. Se narra primeramente la llegada del
Cid a Burgos, con la llorosa acogida y buenos deseos de sus ciudadanos (15-20). En
contraste con este recibimiento, se refieren a continuación la prohibición del rey Alfonso,
que había llegado la noche anterior (21-30), y la tensa escena en la que el Cid y sus tropas
están a punto de entrar por la fuerza en su posada (31-39). La violencia solo es
interrumpida por la aparición de la niña de nueve años, que informa al Cid de la disposición
real (40-49). Conocida esta, el Campeador decide acampar a la orilla del río, pasando la
noche fuera de la ciudad, como un marginado (50-64).
65-77 El Cid, acampado a orillas del río, recibe la ayuda de un vasallo suyo burgalés, Martín
Antolínez, quien le provee de alimentos.
[39]
Cantar Segundo
80
81-82
83
1310 Este verso es una fórmula de abreviación, que le permite al narrador resumir el itinerario del viaje.
1312 San Fagunt: Sahagún.
1313 y: allí.
1315 ‘Con este regalo se dirigió hacia allí’.
1316 essora: ‘entonces’.
1317 ‘Ved aquí a Minaya Álvar Fáñez, adonde llega tan oportunamente’.
1319 duelo: dolor.
1320 tan apuesto: ‘tan oportunamente’.
1321 merced: ‘por favor’.
1322-1323 Una vez más, el besar manos y pies es el gesto cortés que precede a la petición, como si dijera ‘os
ruega muy humildemente que’. Pero, al igual que en anteriores ocasiones, la mención del señorío atrae el
gesto a la esfera del vasallaje, según expresa el gesto 1339. Nótese, además, que aquí Alfonso empieza a se de
nuevo el buen señor anhelado para el Cid en el verso 20.
1326 ‘Aunque está en tierra extranjera, él lleva adelante sus asuntos’.
1328 miyor: ‘mejor’, ‘más importante’.
1329 Castejón: Castellón.
1330 peña fuert: ‘risco’, ‘fortaleza elevada’.
1332 Álvar Fáñez lleva el buen mandado de la erección de un obispado. La noticia no tiene como única
finalidad el alegrar a los castellanos por la expansión de la cristiandad, sino mostrarle al rey el carácter
definitivo del asentamiento en Valencia y las prerrogativas regias que ha alcanzado el Campeador.
1333 cinco lides campales: ‘cinco batallas en campo abierto’.
1335 señas: ‘muestras’.
1336 gruessos: ‘robustos’.
1339 razónas’: ‘se tiene por’, ‘se considera como’.
1340 se santigó: ‘se santiguó’. La persignación es signo de admiración y sorpresa en el lenguaje gestual del
Cantar.
1342 sí me vala Sant Esidro: ‘válgame San Isidro’. El rey Alfonso jura a menudo en el Cantar por San Isidro, el
de León. Se trata de San Isidoro de Sevilla, cuyas reliquias fueron trasladadas desde esa ciudad a León en
1063, por Fernando I. Era fama que Alfonso VI le tenía especial devoción a dicho santo.
1343 las nuevas que faze: ‘las novedades que realiza’, es decir, ‘sus nuevas hazañas’.
1345 ‘Aunque satisfizo al rey, le desagradó mucho a Garcí Ordóñez’. Se refiere a un personaje histórico,
García Ordóñez, conde de Nájera. Fue coetáneo de Rodrigo Díaz, con el que, al parecer, mantuvo buenas
relaciones en un principio, pero del que luego se convirtió en un claro enemigo. En el Cantar es la cabeza
visible de los antagonistas cortesanos del Cid y, aunque no se dice explícitamente, se deja suponer que fue
uno de los calumniadores que provocaron su destierro.
1347 ‘Cuando así obra a su antojo el Cid Campeador’.
1348-1349 ‘Le dijo el rey al conde: -¡Dejad de hablar así, / que en cualquier situación me sirve mejor que vos!’
Con esta respuesta, don Alfonso deja claro su creciente distanciamiento de los intrigantes que acusaron al Cid
y su paulatino acercamiento a este. En realidad, Alfonso VI y el conde don García mantuvieron siempre una
relación muy estrecha, basada en la confianza política y en los lazos de parentesco, por lo que la manera poco
amistosa con la que le trata el rey en el Cantar forma parte de la ficción poética.
1350 a guisa de varón: ‘como un hombre’, es decir, ‘con valentía’.
1351 si vos cayese en sabor: ‘si fuese de vuestro agrado’. Minaya le está pidiendo al rey algo más que un favor. Se
trata de una auténtica merced que preludia el perdón regio, pues el exiliado perdía la patria potestad sobre su
familia. Por tanto, el permiso del rey para que esta se reúna con el desterrado significa su reintegración como
paterfamilias.
1356 conducho: ‘provisiones (de viaje)’.
1357 ‘Y (mandaré) defenderlas de cualquier afrenta (fonta), daño y deshonra’; curiallas es el infinitivo de curiar
‘cuidar’, con asimilación de la erre final a la ele del pronombre enclítico.
1358-1359 ‘Cuando estas damas estén en la frontera de mis territorios, / vos y el Campeador veréis cómo las
servís’. El rey le hace a la familia del Cid la deferencia de aprovisionarla y escoltarla mientras atraviesa su
reino, pero esta responsabilidad queda en manos del Campeador al cruzar la frontera.
1360 escuelas: ‘séquito de un señor’.
1364-1365 ‘Que sus propiedades estén a su servicio dondequiera que esté el Campeador, / les aseguro sus
personas contra cualquier daño o peligro grave’.
1368 tan vellido: ‘tan hermoso’, aquí con sentido adverbial, ‘tan bien’.
1370 quitos: ‘libres’.
1371 otra desonor: ‘otra deshonra’.
1372 ‘En este momento se pusieron a hablar entre sí los infantes de Carrión’. Se refiere a Diego y a Fernando
González, dos jóvenes vástagos (ifantes) de la estirpe de los Vanigómez, condes de Carrión, una noble familia
de gran importancia política tanto en Castilla como en León. Ambos personajes son históricos, y están
documentados en la schola regis de Alfonso VI a finales del siglo XI, pero no parece que tuvieran relación
alguna con Rodrigo Díaz.
1373 mucho crecen las nuevas: ‘son cada vez más importantes las noticias’, o bien, ‘aumenta mucho la fama’.
1374 pora huebos de pro: ‘para atender a nuestro provecho’. Los infantes, cuya alta nobleza y posesiones
territoriales no excluyen problemas financieros, codician las riquezas en efectivo del Campeador.
1375-1376 ‘No nos atreveremos a plantear esta proposición, / pues el Cid pertenece al linaje de Vivar y
nosotros al de los condes de Carrión’; es decir, el Cid procede de la baja nobleza y los infantes de la más alta
alcurnia, por lo que se trataría de un matrimonio desigual, que podría suscitar el rechazo de la corte.
1377 e fincó esta razón: ‘y dejaron estar el asunto’.
1378 espidió: ‘despidió’.
1380 ‘Llevad un portero, creo que os vendrá bien’; el portero era un subalterno de la corte.
1382-1383 ‘Hasta llegar a Medinaceli que les den todo lo que necesiten, / de ahí en adelante que sea el
Campeador quien se preocupe de ellas’. Medina es Medinaceli, en el valle del alto Jalón, al sur de la actual
provincia de Soria. Su mención como plaza fronteriza castellana es un anacronismo, pues no fue conquistada
por Alfonso VI hasta 1104, cinco años después de la muerte de Rodrigo Díaz.
1386 ‘En todo sois excelente, haced esto siéndolo también’. Los infantes halagan a Minaya para intentar
ganarse su confianza.
1388 ‘Estamos por su provecho en todo cuanto podemos hacer’. Se trata de una mera fórmula de cumplido,
como el actual ‘estamos a su disposición para lo que guste’, pues es obvio que los infantes no han hecho nada
en provecho del Cid.
1390 ‘Respondió Minaya: -Esto no tiene por qué contrariarme.-‘ La contestación de Álvar Fáñez equivale a
‘No me parece mal’ o ‘¿Por qué no?’; se trata, por tanto, de una aceptación tibia y distanciada.
[40]
Cantar Tercero
133
133 bis
133 ter
134
2985-3532 La convocatoria de cortes desagrada a los infantes, pero no logran que el rey les
dispense de asistir. Ante esta situación, congregan a sus parientes, a los que se une Garcí
Ordóñez, como enemigo del Campeador (2985-2999). Llegado el plazo, acuden a Toledo el
rey y sus magnates, los mejores jurisperitos del reino y el bando de los infantes. Poco
después llega el Cid con sus hombres (3000-3043). Al día siguiente, tras la entrada triunfal
del Cid y sus mejores caballeros, lujosamente ataviados, comienza la sesión de cortes, con
el nombramiento de los jueces y otras formalidades (3044-3141). A continuación, el rey da
la palabra al Campeador, quien parece desentenderse de la parte criminal de la querella (la
afrenta infligida a sus hijas) y solo se ocupa de la civil, exigiendo la restitución de sus dos
espadas, Colada y Tizón. Los infantes, creyendo que el Cid se limitará a eso, acceden a la
petición (3142-3198). Sin embargo, el Campeador hace una nueva demanda: la devolución
de los tres mil marcos de dote que dio a sus hijas, pues la disolución del matrimonio por
culpa del marido obligaba a este a reintegrar la dote a su mujer. Los de Carrión alegan
defecto de forma, pero el rey admite la demanda. Los infantes se ven entonces en un gran
apuro, pues han gastado todo ese dinero y han de pagarle en especie: caballos, mulas,
armas, arneses (3199-3249). Por fin, cuando las demandas parecían concluidas, el Cid
plantea la querella criminal: el abandono y las lesiones de sus hijas, por las cuales los acusa
de menos valer. Le responde entonces Garcí Ordóñez, que actúa como portavoz o
abogado de los infantes y alega, como justificación, la enorme diferencia de linaje. El Cid le
recuerda que está deshonrado, por haberse dejado mesar las barbas por el Campeador sin
exigir reparación, lo cual le incapacita para intervenir en la corte (3250-3290). Los infantes
se ven obligados a abogar por sí mismos y repiten los argumentos de Garcí Ordóñez. Los
caballeros del Cid les responden recordándoles su cobarde actuación en Valencia, que
demuestra su menos valer. De este modo, Pero Vermúdez desafía a Fernando González,
Martín Antolínez a su hermano Diego y Muño Gustioz al hermano mayor, Asur González
(3291-3391). En ese momento, se presentan ante la corte los embajadores de los príncipes
de Navarra y Aragón, solicitando la mano de las hijas del Cid para sus respectivos señores.
El matrimonio se concierta, lo que agrada a casi todos los presentes (3392-3428). Tras esto
continúa la sesión y Minaya reta de nuevo a los infantes y a su bando. Le responde Gómez
Peláyet, pero el rey no concede más que las lides que ya se habían concertado, cuya
realización se aplaza, dado que los infantes han entregado todo su equipo al Cid como pago
de la deuda (3429-3485). Con esto se dan por finalizadas las cortes y el Cid se despide del
rey, dejando bajo su protección a sus campeones, y regresa a Valencia (3486-3532).