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Sasha Emanuel Michelet

Mitcham

Capítulo 4: Ciencia e Ideas, Tecnología e Ideas

En este capítulo se plantea, evidentemente, una relación entre la ciencia, la tecnología y sus
respectivas ideas. A modo de síntesis, se conceptualiza que “la ciencia es un tipo especial de
conocimiento expresado por medio de ideas y teorías. Del mismo modo, la filosofía está vinculada
con la ciencia mediante ideas y teorías, tanto con las teorías de la ciencia (teorías científicas), como
con las teorías sobre la ciencia.”; de este modo, las ideas o teorías de la ciencia constituyen la
filosofía de la ciencia, con sus respectivos interrogantes (se pregunta sobre la verdad, sobre su
argumentación, la realidad de los entes científicos, etc.).

Sin embargo, la relación entre la tecnología y la filosofía no es tan evidente como entre
ciencia y filosofía. A veces se confunden las ideas tecnológicas con meras ideas científicas, y esto
implica una inhibición de la filosofía de la tecnología como estudio de las cuestiones de la
tecnología. En este texto, por tecnología se entiende como la “fabricación y uso de artefactos”, es
considerada una “práctica o actividad”. Incluso se argumenta de que, algunas ideas usadas en la
ciencia, como la idea de “mecánica”, deriva de una de las primeras ideas tecnológicas modernas
(mecánica de los relojes).

A diferencia de la ciencia, en filosofía de la tecnología se pregunta sobre su funcionamiento


y su utilidad, por lo que normalmente corresponde su estudio a la ética y filosofía práctica; de todos
modos, la tecnología puede ser estudiada desde todos los enfoques de la filosofía tradicional, desde
lo conceptual hasta lo metafísico.

Capítulo 5: De la cuestión conceptual a la lógica y las cuestiones


epistemológicas

En este capítulo se sigue abordando la problemática ya expuesta en el capítulo anterior, a


saber, el problema de la relación entre ciencia y tecnología. En este caso, se hace una recapitulación
de lo que diferentes concepciones de tecnología.

Vamos a nombrar algunas concepciones de esto:

 Tradición fenomenológica: cuestiona a la tecnología como totalidad, y considera su


relación con la ciencia como algo más que la simple aplicación de la ciencia.
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 Ihde: distingue una actitud “idealista” y otra “materialista” hacia la tecnología; a)


idealista: entiende a la tecnología como ciencia prolongada; b) materialista: ve a la
ciencia como surgida de la tecnología. Ihde argumenta que la visión idealista ha
dominado en la filosofía occidental desde Platón a Descartes y que necesita ser
corregida por un enfoque materialista.
 Filosofía analítica anglo-americana (vinculado a Kuhn): ha influenciado y alterado
la concepción sobre la relación entre ciencia y tecnología. Kuhn plantea que la
dificultad para distinguirlas reside en el hecho de que el progreso es un atributo
evidente en ambos casos.

Las consecuencias de estas tradiciones desprenden una discusión conceptual acerca de los
diferentes tipos de artefactos, pensados en sí mismos y en relación con el pensamiento humano.
Luego, surgen preguntas sobre las distinciones entre tecnología como objeto, proceso, etc., y sobre
todo, las diferencias entre tecnología pre-moderna y la moderna. De este modo, las cuestiones
conceptuales se convierten gradualmente en lógicas y epistemológicas.

Las técnicas son concebidas en varias formas como extensiones de algún aspecto del
organismo humano. Esto proporciona la base lógica para la aspiración del Renacimiento de
perseguir “el alivio en la condición del hombre” (Bacon) a través de la humanización del mundo.
Ello transformó a la tecnología en una parte completamente natural del mundo. En su versión
moderna, la tecnología busca vencer la dominación del mundo sobre el hombre.

Por otro lado, Frege alude a la aspiración filosófica moderna de “romper la dominación de
la palabra sobre el espíritu humano”, un fin para el cual su sistema puede servir como “un
instrumento útil”.

Dentro de una lógica tecnológica, las proposiciones no son propiamente verdaderas o falsas,
sino más o menos útiles o apropiadas para un contexto; por lo tanto, esto sugiere una lógica
pragmática y, realmente, las filosofías de la ciencia pragmatistas han tendido a ver a la ciencia como
una actividad esencialmente tecnológica. Esta lógica de propiedad de contexto, denominada
también “racionalidad circunscrita”, se encuentra en la investigación operacional, en la ciencia de la
administración y en la inteligencia artificial.

El desarrollo del análisis riesgo-coste-beneficio como otro elemento de este armazón lógico,
ha dado lugar a que en la comunidad filosófica del habla inglesa se intentara identificar y superar
algunas de las debilidades de la racionalidad técnica. Por otro lado, la crítica de la “racionalidad
instrumental”, de la escuela de Frankfurt, ha intentado situar a la racionalidad técnica en su contexto
socioeconómico. Finalmente, Heidegger procura abordar el conocimiento tecnológico como un tipo
de verdad en el sentido de un desvelamiento, introduciendo así la noción de epistemología (de un
modo no tradicional).

La racionalidad técnica como “limitada” o como racionalidad sujeta a un contexto es tal vez
equivalente a conocimiento técnico como información. Una de las críticas a esto es el no poder
distinguir la información en un sentido técnico del verdadero conocimiento humano.
Sasha Emanuel Michelet

Capítulo 6: Las cuestiones éticas

En este capítulo se hace un análisis breve de los diferentes abordajes de la ética relacionado
a la tecnología, basándose en tres teorías generales de la “ciencia de la ética”: a) la teoría de la ley
natural (se centra en una estructura pre-existente); b) la del utilitarismo (se centra en las
consecuencias); y c) la deontológica (se centra en el carácter inmanente de la acción en sí misma).

Ética nuclear

El planteamiento inicial trata sobre dos tecnologías distintas pero estrechamente


relacionadas: la energía nuclear y las armas nucleares. Las cuestiones éticas que se discuten tratan
sobre todo a las armas nucleares, al estatus moral de las armas y energía nucleares, y la apropiada
distribución del riesgo y la responsabilidad por las generaciones presentes y futuras. Las críticas
realizadas han sido posicionadas principalmente desde la deontología y desde la teoría de la ley
natural. Por ejemplo, Anders denuncia la irracionalidad intrínseca de las armas nucleares, ya que la
máxima de las mismas es la destrucción total, y constituirlas sería contradictorio.

Por otro lado, el análisis moral de los riesgos inherentes a las tecnologías generadoras de
armas y energía nucleares ha vuelto a concentrar la discusión dentro de un marco utilitario.

Ética medioambiental

La ética medioambiental se refiere, frecuentemente, a una especie de sistema de ley natural,


aunque raramente se le llama explícitamente de esta manera. La creencia de esta teoría de que es
antinatural contaminar o trastornar excesivamente el ambiente natural puede ser reforzada apelando
a los argumentos utilitarios del interés personal y del análisis riesgo-coste-beneficio. La destrucción
del ambiente natural también afecta, a menudo, a los seres humanos o los somete a riesgos
injustificados.

Ética biomédica

La bioética es el área de la interacción entre ética y tecnología más altamente desarrollada.


Ésta, como disciplina académica, está convenientemente dividida en cuestiones morales vinculadas
a diferentes estadios de la vida humana (el aborto, la experimentación fetal; la relación médico-
paciente; la moralidad de los trasplantes, artefactos para la prolongación de la vida, etc.).

Dentro de esta disciplina ha surgido una ética de la responsabilidad del médico y de los
derechos del paciente. Pero, cuando estos roles constituyen profesiones estrechamente vinculadas a
los poderes de la moderna tecnología, adoptan un carácter nuevo especialmente importante.
Sasha Emanuel Michelet

Ética profesional de la ingeniería

A principios del 1900 se asumía que la principal obligación del médico era respecto del
paciente y la del ingeniero respecto a los patrones. Sin embargo, en la década de los sesenta, como
resultado de los crecientes poderes tecnológicos puestos en manos de los médicos y los ingenieros,
tales presupuestos comenzaron a ser cuestionados y se argumentó que las responsabilidades
primarias debían relacionarse con el bien de la sociedad como totalidad, y no con los pacientes o
patrones individuales.

Las responsabilidades de los roles se han ampliado más allá de los límites tradicionales y,
en ocasiones, han sido reemplazados por lo que John Ladd ha denominado “la ética del poder”. Por
su parte, para Jonas, el problema, presente por igual en las armas y energía nucleares, en la
contaminación ambiental y en las tecnologías biomédicas, es el de las consecuencias globales que
éstos implican a largo plazo y que no siempre pueden ser advertidas en su totalidad (Hans Jonas,
The Imperative of Responsability: In Search of an Ethics for the Technological Age, 1985). Este
nuevo imperativo de responsabilidad exige, a su vez, “un nuevo tipo de humildad, una humildad
debida no a la pequeñez de nuestro poder como la anterior, sino a su excesiva magnitud, que es
nuestra mayor capacidad para actuar que para prever y para evaluar y juzgar. Así, Jonas propone la
práctica de una “heurística del miedo”, que consideraría siempre las peores consecuencias antes de
emprender cualquier proyecto tecnológico; su aplicación es, por supuesto, discutible.

Ética de la informática

En sus formulaciones iniciales, la ética de la informática estuvo restringida a asuntos de


amenazas a la privacidad individual y a la seguridad colectiva, o sea, al control de la privacidad
individual por parte de la computadora institucional y a las violaciones por parte de los individuos
de las redes y los bancos de datos.

En términos generales, lo que la ética de la informática enarbola es la cuestión del buen y


mal uso de la información en una sociedad informatizada. Aquí la cuestión de la privacidad
adquiere una mayor importancia relacionada con la fenomenología de fabricar y utilizar en una
sociedad tecnológica avanzada.

Capítulo 7: Cuestiones de filosofía política

Los estudios de políticas tecnológicas trascienden los estrechos márgenes de los campos
técnico y económico e invocan el carácter de la totalidad de la vida política. Tradicionalmente, se ha
considerado a la justicia como el objeto de la vida política. La justicia impone la justa distribución
de los bienes (incluyendo la virtud) y los castigos por crímenes y vicios. El origen de la tecnología
moderna puede ser correlacionado, ciertamente, con algunas transformaciones en la comprensión de
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la justicia, de la virtud y del crimen, por lo que esto va a analizarse en el campo de la filosofía
política de la tecnología.

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