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Mitcham
En este capítulo se plantea, evidentemente, una relación entre la ciencia, la tecnología y sus
respectivas ideas. A modo de síntesis, se conceptualiza que “la ciencia es un tipo especial de
conocimiento expresado por medio de ideas y teorías. Del mismo modo, la filosofía está vinculada
con la ciencia mediante ideas y teorías, tanto con las teorías de la ciencia (teorías científicas), como
con las teorías sobre la ciencia.”; de este modo, las ideas o teorías de la ciencia constituyen la
filosofía de la ciencia, con sus respectivos interrogantes (se pregunta sobre la verdad, sobre su
argumentación, la realidad de los entes científicos, etc.).
Sin embargo, la relación entre la tecnología y la filosofía no es tan evidente como entre
ciencia y filosofía. A veces se confunden las ideas tecnológicas con meras ideas científicas, y esto
implica una inhibición de la filosofía de la tecnología como estudio de las cuestiones de la
tecnología. En este texto, por tecnología se entiende como la “fabricación y uso de artefactos”, es
considerada una “práctica o actividad”. Incluso se argumenta de que, algunas ideas usadas en la
ciencia, como la idea de “mecánica”, deriva de una de las primeras ideas tecnológicas modernas
(mecánica de los relojes).
Las consecuencias de estas tradiciones desprenden una discusión conceptual acerca de los
diferentes tipos de artefactos, pensados en sí mismos y en relación con el pensamiento humano.
Luego, surgen preguntas sobre las distinciones entre tecnología como objeto, proceso, etc., y sobre
todo, las diferencias entre tecnología pre-moderna y la moderna. De este modo, las cuestiones
conceptuales se convierten gradualmente en lógicas y epistemológicas.
Las técnicas son concebidas en varias formas como extensiones de algún aspecto del
organismo humano. Esto proporciona la base lógica para la aspiración del Renacimiento de
perseguir “el alivio en la condición del hombre” (Bacon) a través de la humanización del mundo.
Ello transformó a la tecnología en una parte completamente natural del mundo. En su versión
moderna, la tecnología busca vencer la dominación del mundo sobre el hombre.
Por otro lado, Frege alude a la aspiración filosófica moderna de “romper la dominación de
la palabra sobre el espíritu humano”, un fin para el cual su sistema puede servir como “un
instrumento útil”.
Dentro de una lógica tecnológica, las proposiciones no son propiamente verdaderas o falsas,
sino más o menos útiles o apropiadas para un contexto; por lo tanto, esto sugiere una lógica
pragmática y, realmente, las filosofías de la ciencia pragmatistas han tendido a ver a la ciencia como
una actividad esencialmente tecnológica. Esta lógica de propiedad de contexto, denominada
también “racionalidad circunscrita”, se encuentra en la investigación operacional, en la ciencia de la
administración y en la inteligencia artificial.
El desarrollo del análisis riesgo-coste-beneficio como otro elemento de este armazón lógico,
ha dado lugar a que en la comunidad filosófica del habla inglesa se intentara identificar y superar
algunas de las debilidades de la racionalidad técnica. Por otro lado, la crítica de la “racionalidad
instrumental”, de la escuela de Frankfurt, ha intentado situar a la racionalidad técnica en su contexto
socioeconómico. Finalmente, Heidegger procura abordar el conocimiento tecnológico como un tipo
de verdad en el sentido de un desvelamiento, introduciendo así la noción de epistemología (de un
modo no tradicional).
La racionalidad técnica como “limitada” o como racionalidad sujeta a un contexto es tal vez
equivalente a conocimiento técnico como información. Una de las críticas a esto es el no poder
distinguir la información en un sentido técnico del verdadero conocimiento humano.
Sasha Emanuel Michelet
En este capítulo se hace un análisis breve de los diferentes abordajes de la ética relacionado
a la tecnología, basándose en tres teorías generales de la “ciencia de la ética”: a) la teoría de la ley
natural (se centra en una estructura pre-existente); b) la del utilitarismo (se centra en las
consecuencias); y c) la deontológica (se centra en el carácter inmanente de la acción en sí misma).
Ética nuclear
Por otro lado, el análisis moral de los riesgos inherentes a las tecnologías generadoras de
armas y energía nucleares ha vuelto a concentrar la discusión dentro de un marco utilitario.
Ética medioambiental
Ética biomédica
Dentro de esta disciplina ha surgido una ética de la responsabilidad del médico y de los
derechos del paciente. Pero, cuando estos roles constituyen profesiones estrechamente vinculadas a
los poderes de la moderna tecnología, adoptan un carácter nuevo especialmente importante.
Sasha Emanuel Michelet
A principios del 1900 se asumía que la principal obligación del médico era respecto del
paciente y la del ingeniero respecto a los patrones. Sin embargo, en la década de los sesenta, como
resultado de los crecientes poderes tecnológicos puestos en manos de los médicos y los ingenieros,
tales presupuestos comenzaron a ser cuestionados y se argumentó que las responsabilidades
primarias debían relacionarse con el bien de la sociedad como totalidad, y no con los pacientes o
patrones individuales.
Las responsabilidades de los roles se han ampliado más allá de los límites tradicionales y,
en ocasiones, han sido reemplazados por lo que John Ladd ha denominado “la ética del poder”. Por
su parte, para Jonas, el problema, presente por igual en las armas y energía nucleares, en la
contaminación ambiental y en las tecnologías biomédicas, es el de las consecuencias globales que
éstos implican a largo plazo y que no siempre pueden ser advertidas en su totalidad (Hans Jonas,
The Imperative of Responsability: In Search of an Ethics for the Technological Age, 1985). Este
nuevo imperativo de responsabilidad exige, a su vez, “un nuevo tipo de humildad, una humildad
debida no a la pequeñez de nuestro poder como la anterior, sino a su excesiva magnitud, que es
nuestra mayor capacidad para actuar que para prever y para evaluar y juzgar. Así, Jonas propone la
práctica de una “heurística del miedo”, que consideraría siempre las peores consecuencias antes de
emprender cualquier proyecto tecnológico; su aplicación es, por supuesto, discutible.
Ética de la informática
Los estudios de políticas tecnológicas trascienden los estrechos márgenes de los campos
técnico y económico e invocan el carácter de la totalidad de la vida política. Tradicionalmente, se ha
considerado a la justicia como el objeto de la vida política. La justicia impone la justa distribución
de los bienes (incluyendo la virtud) y los castigos por crímenes y vicios. El origen de la tecnología
moderna puede ser correlacionado, ciertamente, con algunas transformaciones en la comprensión de
Sasha Emanuel Michelet
la justicia, de la virtud y del crimen, por lo que esto va a analizarse en el campo de la filosofía
política de la tecnología.