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Cheque al portador
El cheque al portador es el cheque más común de todos y puede ser cobrado
por cualquier persona que llegue con él al banco. El único requisito para ser
beneficiario es ser su portador.
Sin embargo, el hecho de ser pagadero a cualquier persona, hace que sea
menos seguro en relación con los demás tipos de cheque porque en caso de
pérdida, cualquier persona que lo encuentre podrá realizar su cobro.
Cheque nominativo
El cheque nominativo, por su lado, requiere que se incluyan los datos del
beneficiario. Lo que implica que debe identificarse en el momento de realizar su
cobro en el banco. En este caso, si el cheque se pierde, no podrá ser cobrado
por alguien diferente.
Para que otro lo cobre, el cheque requiere estar endosado con los datos de la
persona que realizará el cobro, y debe incluir la firma del beneficiario, siempre y
cuando no exista una cláusula de no a la orden que prohíba el endoso.
Cheque cruzado
Este es un tipo de cheque nominativo y no puede ser cobrado en efectivo; su
característica principal es que solo puede cobrarse a través del banco para que
este sea abonado a una cuenta.
Se sabe que un cheque es cruzado porque tiene graficadas dos barras
paralelas en su cara inferior, las cuales son dibujadas por el librador o el
tenedor.
Cheque de caja
El cheque de caja no es un cheque propiamente dicho. Se asemeja a un recibo
y el beneficiario lo firma cuando recibe un dinero por ventanilla.
Cheque bancario
En un cheque bancario la entidad bancaria es quien firma y paga el cheque.
Por lo tanto, es válido decir que el banco cumple el rol de librador y librado.