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APUNTE DE CLASE UNIDAD 3

TIPO DE APUNTE: PAPER


TERAPIA SEXUAL Y DE PAREJA
TERAPIA DE PAREJAS Y
DESARROLLO PSICOSEXUAL Y
AFECTIVO
2 Apunte de clase

Índice

I. Introducción ................................................................................................... 3

II. Historia de la terapia de parejas .................................................................... 5

A. Asesoramiento matrimonial ateórico ....................................................... 6

B. Experimentación psicoanalítica............................................................... 6

C. Incorporación de la terapia familiar ......................................................... 7

D. Refinamiento, extensión, diversificación e integración ............................ 7

III. Ciclo vital y desarrollo psicosexual ................................................................ 9

A. Lactancia: de 0 a 2 años ......................................................................... 9

B. Infancia temprana: de los 2 a 5 años .................................................... 10

C. Infancia media: de los 6 a 12 años ....................................................... 11

D. Aspectos históricos y culturales ............................................................ 14

IV. Identidad sexual: Identidad de género y orientación sexual ........................ 15

A. Identidad de género .............................................................................. 15

B. Orientación sexual ................................................................................ 17

V. Sexualidad y afectividad .............................................................................. 19

VI. Bibliografía .................................................................................................. 22


3 Apunte de clase

I. Introducción

Los significativos cambios culturales, en la última mitad del siglo XX, han tenido

un enorme impacto en el matrimonio y relaciones de pareja a largo plazo. Las

personas están cada vez más dispuestas a buscar ayuda para solucionar sus

problemas de pareja, siendo diversas las razones por las cuales acuden a terapia.

Estas preocupaciones suelen involucrar asuntos relacionales tales como el

desapego emocional y el declive en el compromiso, las luchas por el poder, las

dificultades para solucionar problemas y dificultades en la comunicación, los celos

y las relaciones extramatrimoniales, los conflictos de valores y de roles, la

insatisfacción sexual, y el abuso y la violencia (Whisman, Dixon y Johnson, 1997).

En general, las parejas buscan terapia debido a amenazas a la seguridad y

estabilidad de sus relaciones con las figuras de apego más importantes de la vida

adulta (Johnson y Denton, 2002). En este apunte revisaremos la historia de la

terapia de parejas desde sus inicios hasta la actualidad, con el fin de ilustrar cómo

los distintos modelos teóricos han intentado dar respuesta a los problemas por los

cuales las parejas consultan.

Por otro lado, se revisará la importancia del trabajo de la persona del terapeuta

tanto en el ámbito de la terapia sexual, como de la terapia de parejas. Al igual que

en la formación del psicoterapeuta, la formación del terapeuta sexual y/o de parejas,

requiere la atención en tres aspectos importantes: los conocimientos teóricos a los

cuales se adscribe el terapeuta, el entrenamiento en habilidades para la terapia y

los aspectos formativos de su persona, que incluyen el contacto o conciencia de sus

propios conflictos, y motivos y recursos que pueden influir en su quehacer como


4 Apunte de clase

clínico (Cruz, 2009). En este apartado, se revisarán los aspectos relativos a la

persona del terapeuta sexual y/o de parejas que se deben tener en cuenta al

momento de iniciar el trabajo terapéutico con personas que presentan dificultades

relacionadas con su sexualidad o su relación de pareja. En particular, se abordarán

aspectos relacionados con el desarrollo psicosexual, la identidad y orientación

sexual, y la afectividad (Fellow & Aveline, 2005).


5 Apunte de clase

II. Historia de la terapia de parejas


Gurman & Fraenkel (2002) dividen la historia de la terapia de parejas en cuatro

fases. Estas fases, por supuesto, no son discretas, es decir, no comienzan o

terminan en años particulares. Es una representación fásica que sirve como una

heurística organizacional para examinar la evolución de las tendencias

conceptuales y clínicas del campo de terapia de pareja.

Fig. 1. La historia de cuatro fases de la terapia de pareja

Fuente: (Gurman y Fraenkel, 2002)


6 Apunte de clase

A. Asesoramiento matrimonial ateórico

La primera fase de la historia de la terapia de pareja se practicó alrededor de las

décadas de 1930 a 1963. En este período la consejería marital era ejercida por

muchos profesionales orientados al servicio, que actualmente no se considerarían

"expertos en salud mental" (por ejemplo, obstetras, ginecólogos, educadores de

vida familiar, clérigos, entre otros). La consejería matrimonial era regularmente

proporcionada a consumidores que no se encontraban ni muy desajustados ni

enfrentaban trastornos psiquiátricos diagnosticables. La asesoría guiaba sobre los

papeles familiares y maritales adecuados y adaptados, y a menudo contenía un

núcleo fuertemente cargado en valores para la vida (Gurman y Fraenkel, 2002).

B. Experimentación psicoanalítica

La segunda fase de la terapia de pareja, denominada como “experimentación

psicoanalítica”, por Gurman y Fraenkel (2002), transcurrió entre las décadas de

1931 y 1966. La misma fue de enorme importancia, dado que, a mediados de los

años sesenta se empezó a practicar regularmente la terapia conjunta (formato casi

universalmente dominante en el que se practica actualmente la terapia de pareja).

La consejería de pareja, que carecía de una teoría o técnica propia, comienza a

incorporar una variedad de ideas e injerencias del que entonces era el único

enfoque influyente general de la intervención psicoterapéutica (el psicoanálisis), en

sus muchas formas y variedades, incluyendo métodos psicodinámicos menos

formales.
7 Apunte de clase

C. Incorporación de la terapia familiar

La tercera fase que va de 1963 a 1985, reemplaza el estancado campo del

asesoramiento matrimonial. La gran mayoría de los pioneros y fundadores de la

terapia familiar (por ejemplo, Boszormenyi-Nagy, Bowen, Jackson, Minuchin,

Whitaker y Wynne) eran psiquiatras (muchos con formación psicoanalítica formal)

que estaban insatisfechos con el inherente conservadurismo del dominante modelo

psiquiátrico/médico, en términos de su renuencia a explorar nuevos modelos de

comprensión de los trastornos psicológicos y nuevos métodos para ayudar a las

personas con tales dificultades.

Sin duda, el terapeuta de la familia de la "edad de oro", cuyo trabajo impactó más

poderosamente la práctica de la terapia de pareja fue, Jay Haley. Su artículo de

1963, titulado de manera eficiente “Terapia marital”, marcó el momento decisivo en

el que se incorpora la terapia familiar usurpando lo poco que quedaba de la

consejería matrimonial y los dominios de la terapia marital psicodinámica. Las ideas

de Haley fueron, y continúan siendo, la perspectiva clínica más amplia y fuertemente

influyente sobre el funcionamiento de pareja y la terapia de pareja que surgió desde

el movimiento de terapia familiar (Gurman y Fraenkel, 2002).

D. Refinamiento, extensión, diversificación e integración

A mediados de la década de 1980, la terapia de pareja comenzó a resurgir con

una identidad bastante diferente de la de la terapia familiar. La práctica y los

avances en la investigación clínica, sobre las relaciones de parejas y la terapia de

pareja, señaló el inicio de la cuarta fase en la historia de la terapia de pareja


8 Apunte de clase

"Refinamiento, extensión, diversificación e integración". La terapia de pareja de las

tres últimas décadas se ha destacado principalmente por el crecimiento de tres

tradiciones de tratamiento en particular: terapia de pareja conductual y cognitivo-

conductual, terapia de pareja centrada en la emoción y terapia de pareja

psicodinámica (Gurman y Fraenkel, 2002).

En la actualidad existen diversos enfoques teóricos para el trabajo terapéutico

con parejas, entre los cuales se destacan: el enfoque cognitivo-conductual (terapia

de pareja cognitivo-conductual y terapia de pareja conductual integrativa), el

enfoque humanista existencial (terapia de pareja centrada en las emociones y el

método de Gottman de terapia de pareja), el enfoque psicodinámico y

transgeneracional (terapia de pareja de relaciones objetales y terapia de parejas

transgeneracional), el enfoque construccionista social (terapia de pareja narrativa y

terapia de pareja centrada en soluciones), el enfoque sistémico (terapia de pareja

estratégica breve y terapia de pareja estructural), y el enfoque integrativo (terapia

de pareja afectiva-reconstructiva y terapia de pareja integrativa).

La principal virtud de los enfoques integradores de la terapia de pareja es, una

mejor comprensión de la conducta humana que mejora la flexibilidad del tratamiento

(Gurman, 2008). De acuerdo a Gurman la orientación teórica más común, entre los

psicoterapeutas en general y los terapeutas de pareja en particular, es el

eclecticismo.
9 Apunte de clase

III. Ciclo vital y desarrollo psicosexual

Como terapeuta sexual y/o de parejas, es importante hacer una revisión acerca

del propio desarrollo psicosexual a lo largo del ciclo vital y realizarlo desde un punto

de vista biopsicosocial. Esto significa, comprender que la propia sexualidad está

enraizada en el funcionamiento biológico, que emerge paralelamente al desarrollo

psicológico, y que se expresa en un contexto cultural e histórico determinado, el

cual regula las reglas sobre el contacto sexual, las actitudes sobre la sexualidad

moral e inmoral, los hábitos de comportamiento sexual, y los patrones de relaciones

entre los sexos.

A. Lactancia: de 0 a 2 años

Es necesario considerar que el desarrollo psicosexual comienza desde las

primeras etapas de la vida. Aunque los infantes no atribuyen significados a su

sexualidad de la manera que lo hacen los adultos, los niños/as experimentan una

sexualidad rica y placentera. Por ejemplo, los bebés varones tienen erecciones

durante la lactancia (lo que puede ser muy desconcertante para la madre), mientras

que las niñas tienen erecciones del clítoris y lubricación (aunque esto es menos

probable que sea notado) (Carroll, 2009). Por este motivo, al recorrer la propia

historia psicosexual parece relevante preguntarse desde los primeros momentos de

la vida. En este sentido, sería importante conocer, cómo se llevó a cabo la lactancia,

si hubo dificultades o no durante el proceso, y las reacciones personales y de la

madre frente al amamantamiento. Esto podría ser explorado a través de una


10 Apunte de clase

conversación con los padres o cuidadores que estuvieron presentes o participaron

de la crianza durante esta etapa del desarrollo.

B. Infancia temprana: de los 2 a 5 años

Durante la etapa preescolar, la curiosidad es la base de la sexualidad. Los

niños/as también aprenden que sus genitales son privados durante estos años, y a

menudo empiezan a asociar la sexualidad con el secreto. Los/as niños/as pueden

aprender más en los primeros años de la infancia sobre la naturaleza de sus

cuerpos, que lo que aprenden en todo el resto de sus vidas. En esta etapa

comienzan la exploración seria del cuerpo y realizan las primeras y más básicas

preguntas sobre el sexo, por lo general, acerca de por qué los niños y niñas tienen

diferentes órganos genitales y para qué sirven (Carroll, 2009).

La reacción de los padres en esta etapa es muy importante; la fuerte

desaprobación, puede enseñar a los/as hijos/as a ocultar el comportamiento y

hacerlo en secreto e incluso sentir vergüenza de sus cuerpos, mientras que los

padres que son tolerantes a la sexualidad emergente de sus hijos/as, pueden

enseñarles a respetar y tener orgullo en sus cuerpos (Carroll, 2009). Sería

interesante preguntar a nuestros padres o cuidadores, de qué manera se expresaba

la curiosidad o exploración de la sexualidad durante esta etapa y cómo ellos

respondían ante estas manifestaciones.

Muchos padres simplemente niegan el desarrollo de sus hijos/as como seres

sexuales. No obstante, los padres imparten su propio sistema de valores sexuales

de maneras sutiles, pero significativas. Mientras que las personas adquieren


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muchos esquemas de sus padres, la sociedad refuerza poderosamente algunos

guiones y abiertamente ignora otros. Nuestros guiones sexuales implican nuestras

respuestas emocionales a los estímulos sexuales, que fueron incorporados desde

nuestro entorno familiar y social cercano, y que se incorporan sutilmente en nuestro

sistema de valores sexuales (Westheimer & Lopater, 2005). Entonces parece

necesario preguntarse, ¿cuáles fueron los sistemas de valores sexuales

incorporados durante esta etapa de la infancia?

Fisher, White, Byrne, y Kelley (1988) describieron una dimensión de la

personalidad relacionada con guiones sexuales. Cuando los padres y cuidadores

son punitivos, rudos, y coercitivos en respuesta a la experimentación sexual del/a

niño/a, puede entonces, surgir la erotofobia como una característica destacada de

la personalidad: ansiedades y temores manifiestos sutilmente, asociados con

asuntos que tienen una connotación sexual. Los/as niños/as erotofóbicos/as

desarrollan una aproximación restringida y nerviosa para casi cualquier cosa con un

significado sexual. Por el contrario, los/as niños/as erotofílicos/as desarrollan

gradualmente una sensación de placer e interés en los sentimientos y

comportamientos sexuales.

C. Infancia media: de los 6 a 12 años

Durante la etapa escolar los y las niñas se vuelven más privados/as sobre sus

cuerpos. En la medida que el/la niño/a madura, el comportamiento sexual abierto

disminuye. Sin embargo, este comportamiento puede disminuir porque se hace

menos tolerado por los padres y adultos a medida que el/la niño/a crece. En general,
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para el final de este período, la mayoría de los niños/as son capaces de estimularse

hasta el orgasmo. A menudo, los niños, aprenden la masturbación de sus

compañeros, y a medida que envejecen, pueden masturbarse en grupos. Las niñas,

por otra parte, típicamente descubren la masturbación por accidente (Carroll, 2009).

En este punto es bueno preguntarse de qué manera se llevaba a cabo la exploración

del propio cuerpo durante este periodo ¿hubo contactos exploratorios con otros

niños o niñas?, ¿cómo comenzó la masturbación?

El aprendizaje de estándares sexuales del grupo de pares, es tan importante

como el aprendizaje de todas las otras actitudes y comportamientos. Los niños/as

aprenden actitudes y comportamientos aceptables respecto a la sexualidad, por

ejemplo, el grupo de pares contribuye a moldear las normas de relacionamiento con

el sexo opuesto. La mayoría de los niños/as empiezan a reconocer su naturaleza

sexual y a ver a sus pares como posibles novios o novias durante la pre-

adolescencia. Aunque esto no sucede hasta el final de este período, los niños/as de

tan sólo 11 años, comienzan a desarrollar el interés en los demás y pueden

comenzar a formar parejas dentro de los grupos más grandes de amigos o en

fiestas. Es en esta etapa donde los pre-adolescentes, que sienten que podrían ser

homosexuales, comienzan a experimentar una confusión de identidad o a sentirse

diferente a sus pares, ya que se sienten presionados a responder de la misma

manera que lo hacen sus pares heterosexuales (Carroll, 2009). Una pregunta

interesante en este punto sería ¿de qué manera se experimentó esta etapa pre-

puberal? y ¿qué rol jugó el grupo de pares durante este periodo? Adolescencia: de

los 12 en adelante.
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La pubertad marca la transición de la inmadurez a la madurez sexual y el inicio

de la capacidad reproductiva. Aunque en los hombres el primer signo de madurez

sexual (la eyaculación) es, generalmente, una experiencia placentera abiertamente

asociada con la sexualidad, en las mujeres, la señal de madurez no está asociada

con el placer sexual, incluso puede ir acompañada de molestias como la vergüenza,

si llegase a pasar en un momento inoportuno (como por ejemplo en la escuela)

(Carroll, 2009). Tal vez, es importante recordar de qué manera se experimentó el

descubrimiento de la madurez sexual. Si se contaba con la información necesaria

para comprender los cambios corporales, o si este período se vivió con ansiedad

y/o incertidumbre.

En esta etapa, la masturbación contribuye a la exploración de la propia

sexualidad. A través de la masturbación, el o la adolescente, puede conocer cómo

funciona su propio cuerpo y la manera en que responde a los estímulos sexuales.

Muchos consideran la masturbación en adolescencia como una preparación para la

sexualidad en la vida adulta. Sin embargo, a pesar de la importancia de la

autoestimulación para el o la adolescente, la masturbación es uno de los

comportamientos sexuales menos reportado durante esta etapa. Esto se debe

principalmente a que la masturbación adolescente es un tema delicado, y los

adolescentes a menudo son un poco reacios a admitir que lo hacen (Carroll, 2009).

Aquí sería interesante explorar la manera en que se experimentó la masturbación

durante la adolescencia. ¿Se contaba con la suficiente privacidad o intimidad para

la masturbación?, ¿hubo dudas, temores o sentimientos de culpa asociados a esta

conducta?
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Las citas también comienzan a menudo a esta edad, lo que lleva a muchos

adolescentes a preocuparse por su apariencia física y experimentar diferentes

estilos. Además, durante esta etapa, los y las adolescentes deben tomar la decisión

de tener relaciones sexuales por primera vez. Aunque la primera relación sexual

puede ser muy placentera, para muchos/as puede representar una fuente

importante de ansiedad, ya sea porque no se sienten preparados/as o porque

desconocen el impacto que esta puede tener. Los y las adolescentes pueden

preocuparse por el embarazo, enfermedades de transmisión sexual, sus

capacidades, o cómo las relaciones sexuales podrían cambiar la relación con su

pareja (Carroll, 2009). Recordar cómo se experimentó la primera relación sexual

puede ser un buen trabajo para el autoconocimiento de la propia historia y desarrollo

psicosexual.

D. Aspectos históricos y culturales

Es necesario tener en cuenta los aspectos históricos y culturales relacionados

con el propio desarrollo psicosexual. La propia constelación de creencias,

sentimientos y posiciones morales sobre el sexo, son el producto de un tiempo y un

lugar determinado, y están en un constante estado de evolución. En la cultura

occidental, la religión ha influido en muchos de los puntos de vista sobre la

sexualidad a lo largo de la historia. Tal vez ningún sistema de pensamiento ha tenido

tanto impacto, en el mundo occidental, como el cristianismo en sus puntos de vista

sobre la sexualidad (Stark, 1996). El legado del cristianismo temprano fue una

asociación general de la sexualidad con el pecado. Todo el sexo no procreativo

estaba estrictamente prohibido, al igual que la anticoncepción, la masturbación, la


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homosexualidad y el sexo por placer. El resultado fue que, en la actualidad, muchas

personas que se desarrollan en un entorno cristiano asocian el placer de la

sexualidad con la culpa (Stark, 1996). Es bueno preguntarse entonces ¿de qué

manera los valores religiosos o culturales respecto a la moral sexual, moldearon

nuestro propio desarrollo psicosexual?

IV. Identidad sexual: Identidad de género y orientación


sexual

La identidad sexual incluye “la manera como la persona se identifica como

hombre o mujer, o como una combinación de ambos, y la orientación sexual de la

persona. Es el marco de referencia interno que se forma con el correr de los años,

que permite a un individuo formular un concepto de sí mismo sobre la base de su

sexo, género y orientación sexual y desenvolverse socialmente conforme a la

percepción que tiene de sus capacidades sexuales” (Organización Panamericana

de la Salud, 2000, p. 7).

A. Identidad de género

La identidad de género se refiere a la propia percepción psicológica de un

individuo de ser hombre o mujer. Es en la primera infancia donde se comienza a

entender lo que significa ser un “niño” o una “niña”. Los infantes se dirigen a sus

padres, hermanos, o la televisión para observar los modelos de comportamiento de

género. A veces los niños/as de esta edad parecen coquetear o participar en

comportamientos sexuales, como cuando se besan en un intento de comprender

los roles de género (Lehmiller, 2014).


16 Apunte de clase

Las interacciones sociales se encuentran entre los primeros factores que dan

forma a nuestras percepciones de género; las interacciones con nuestros padres en

particular se encuentran entre las más influyentes. El género de un/a niño/a es

aparentemente muy importante para los padres. La expectativa de género de los

padres puede llevar a los/as niños/as a participar en comportamientos

estereotipados de género a través de una "profecía autocumplida". De este modo,

las expectativas de los padres provocan y refuerzan los comportamientos de

género, por lo que efectivamente los estereotipos de género se hacen realidad

(Lehmiller, 2014).

Más allá de los padres, las interacciones sociales de los niños/as con sus

compañeros/as y profesores/as, que tienen lugar en la escuela, refuerzan aún más

estas ideas sobre el género. Por ejemplo, el juego segregado por el género

comienza muy rápidamente en la infancia y continúa hasta la adolescencia. Por lo

tanto, es a partir de la interacción con el entorno social que los niños/as van

incorporando los estereotipos de género (Lehmiller, 2014).

Los estereotipos de género refieren a las creencias sobre-generalizadas respecto

a las cualidades y características de los hombres y las mujeres (Deaux & Lewis,

1984). Algunos estereotipos de género son los siguientes: los hombres

naturalmente tienen rasgos masculinos, lo que significa que son fuertes, estables,

agresivos, competitivos y autosuficientes, y emocionalmente poco demostrativos.

Mientras que las mujeres son naturalmente femeninas, lo que significa que son

intuitivas, cariñosas, cuidadoras, emocionalmente expresivas, y gentiles. Por lo


17 Apunte de clase

tanto, lo masculino y lo femenino se relacionan al grupo ideal de rasgos que la

sociedad atribuye a cada género.

En este escenario parece relevante preguntarse de qué manera se desarrolló la

propia identidad de género a lo largo de la infancia, los agentes de socialización que

contribuyeron a ello (padres, pares, profesores, etc.), y los estereotipos de género

que se incorporaron durante este periodo del desarrollo psicosexual.

B. Orientación sexual

La orientación sexual puede definirse como, un patrón único que cada persona

expresa respecto al deseo sexual y romántico, de comportamiento e identidad.

Algunas personas ven la orientación sexual como un asunto de la atracción sexual

(es decir, ¿qué le resulta sexualmente deseable?), una cuestión de comportamiento

sexual (es decir, ¿con quién tienes sexo?) o una cuestión de la identidad psicológica

y etiquetas (es decir, ¿se identifica como homosexual, heterosexual, bisexual, o

alguna otra orientación?) (Lehmiller, 2014).

La orientación sexual puede adoptar muchas formas diferentes. Muchas

personas tienden a pensar que sólo comprende tres categorías: heterosexual

(interés por los miembros del sexo opuesto), homosexual (interés por miembros del

mismo sexo), y bisexuales (interés en hombres y mujeres). Sin embargo, la

orientación sexual es, quizás, mejor entendida como un continuo, porque la

sexualidad puede ser bastante compleja y las personas rara vez encajan

perfectamente en un conjunto estrechamente definido de categorías (Lehmiller,

2014).
18 Apunte de clase

El origen de la orientación sexual está lleno de mitos y conceptos erróneos. Por

ejemplo, algunas personas han argumentado que la homosexualidad y la

bisexualidad reflejan una elección consciente. No obstante, no existen datos que

apoyen la idea de que la mayoría de la gente elige su sexualidad (American

Psychological Association, 2012). Si se aceptara la idea de que la homosexualidad

y la bisexualidad son una cuestión de elección, entonces la heterosexualidad

también debería ser una cuestión de elección. Del mismo modo, no existen datos

que apoyen la idea de que la homosexualidad es socialmente "adquirida" o

transmitida, o que sea el resultado de que una persona simplemente no haya tenido,

aún, una buena experiencia heterosexual (Bell, Weinberg, & Hammersmith, 1981).

Las teorías biológicas proponen que, los factores hormonales, genéticos, y

posiblemente inmunológicos, actúan en gran medida durante la vida embrionaria o

durante la primera infancia y juegan un papel importante en la determinación de la

orientación sexual (Balthazart, 2011a). Por ejemplo, las personas homosexuales,

en promedio, estarían expuestas a condiciones endocrinas atípicas (diferentes

niveles de testosterona: bajos niveles en hombres y altos niveles en mujeres)

durante el desarrollo prenatal (Balthazart, 2011b).

En la sociedad actual muchas personas presentan prejuicios respecto a las

personas no heterosexuales. El perjuicio concreto a los homosexuales se conoce

más comúnmente como homofobia. Este término sugiere que el prejuicio sexual se

deriva de un miedo irracional (es decir, una verdadera fobia) a las personas

homosexuales. Sin embargo, el prejuicio hacia la homosexualidad, por lo general,

consiste en una constelación más amplia de actitudes negativas, siendo el miedo,


19 Apunte de clase

solo una de esas actitudes. Relacionados con la homofobia está el heterosexismo,

o la suposición de que todo el mundo es heterosexual y que la atracción hacia el

sexo opuesto es normativa (Lehmiller, 2014). Muchas personas homofóbicas ven la

homosexualidad como una anormalidad o enfermedad. Mientras que otros

consideran que la homosexualidad es antinatural o un pecado (Figueroa & Tasker,

2014).

Conviene preguntarse entonces, de qué manera se llevó a cabo la exploración

de la propia orientación sexual y si la definición de la identidad sexual fue un proceso

complejo o fácil de enfrentar. También, es necesario examinar las propias actitudes

hacia la homosexualidad o la transexualidad, con el fin de evitar contribuir a la

estigmatización de las personas que no se identifican como heterosexuales o

cisgénero (que se identifican con el sexo asignado al nacer).

V. Sexualidad y afectividad

Un marco teórico que es particularmente relevante para las relaciones de pareja

y que se ha extendido a la investigación de la sexualidad, es la teoría del apego

(Lehmiller, 2014). Esta teoría propone que las interacciones tempranas con otros

significativos, establecen expectativas y creencias que posteriormente configuran

cogniciones y comportamientos que se presentarán en las relaciones de pareja en

la edad adulta. Se supone que estos vínculos de apego temprano son relevantes

para la expresión emocional y sexual en las relaciones románticas (Stefanou, &

McCabe, 2012). Cada persona tiene su propio estilo de apego, que puede

considerarse como su enfoque general para desarrollar y mantener relaciones con


20 Apunte de clase

otras personas (Hazan y Shaver, 1987). Las personas adultas pueden presentar

apego seguro (es decir, se sienten cómodas al acercarse a los demás), ansioso (es

decir, temen que sus parejas se vayan), o evitante (es decir, se sienten incómodos

con la intimidad) (Lehmiller, 2014).

Dos dimensiones independientes explican las diferencias individuales en el

apego adulto. La ansiedad relacionada con el apego refleja el grado en que las

personas temen al rechazo y el abandono. La evitación, relacionada con el apego,

refleja el grado en que las personas experimentan incomodidad con la cercanía y la

dependencia (Mikulincer & Shaver, 2007). Por lo tanto, el apego ansioso se

caracteriza por una alta ansiedad y baja evitación, el apego evitante se define por

una baja ansiedad y alta evitación; el apego desorganizado se caracteriza por una

alta ansiedad y alta evitación. Por lo tanto, los individuos que obtienen puntajes altos

en una o ambas de estas dimensiones, presentan apegos inseguros. Por el

contrario, los individuos que son bajos en ansiedad y evitación presentan apegos

seguros (es decir, se sienten cómodos con la intimidad y la dependencia) (Shaver

& Mikulincer, 2002).

En los adultos, los vínculos de apego son más recíprocos que entre padres e

hijos, y se puede acceder a ellos a través de representaciones mentales cuando la

otra persona está ausente; los adultos piensan en sus seres queridos cuando están

bajo estrés y así encontrar confort y fortaleza. La proximidad física y la comodidad

también se expanden hacia un vínculo sexual en la edad adulta. Bowlby (1969), el

padre de la teoría del apego consideró que, de los tres sistemas conductuales

activos en las relaciones cercanas (apego, cuidado y sexualidad), es el vínculo de


21 Apunte de clase

apego -con sus asociaciones fundamentales con la seguridad y la supervivencia- lo

que es primario. El apego entonces estructura los otros dos sistemas conductuales:

el cuidado y la sexualidad (Johnson, 2017).

La investigación ha encontrado que estos estilos de apego se asocian con

diversos comportamientos sexuales, así como diversos niveles totales del

funcionamiento sexual (Lehmiller, 2014). Específicamente, una revisión de 15

estudios en esta área realizada por Stefanou y McCabe (2012) reveló que niveles

más altos de apego ansioso se asociaron con una mayor frecuencia de sexo y la

búsqueda del sexo como un medio de acercarse a la pareja. Además, los niveles

más altos de vinculación evitante estaban enlazados a una menor frecuencia de

actividad sexual y a perseguir el sexo por razones no románticas (por ejemplo, para

mejorar el propio estatus o para manipular al compañero). Tanto el apego ansioso

como el evitante, estaban vinculados a niveles más bajos de satisfacción sexual y

un mayor número de problemas sexuales (Ej. dificultad para alcanzar el orgasmo).

Parece necesario entonces, examinar los propios estilos de apego y de qué

manera impactan en el establecimiento de relaciones de pareja en la vida adulta.

Conviene preguntarse ¿qué tan cómodo me siento al acercarme a los demás?,

¿estoy preocupado o tengo miedo de que mi pareja se vaya?, ¿qué tan cómodo me

siento con la intimidad?


22 Apunte de clase

VI. Bibliografía

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23 Apunte de clase

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25 Apunte de clase

Si usted desea referenciar este documento, considere la siguiente información:

Figueroa, V. (2021). Terapia de parejas y desarrollo psicosexual y afectivo.

Apunte de clase unidad 3, Terapia sexual y de pareja, Universidad UNIACC.

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