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YO SOY BRITNEY
“Primeramente quise ser una caja de música. Sin duda alguna me la habían regalado, y me
pareció maravilloso que, con sólo levantar la tapa, se oyese la música; pero sin preguntarle a
nadie, ya me di cuenta de que yo no podía ser una caja de música, porque esa música, por
mucho que a mí me gustara, no era mi música, que yo tendría que ser una caja de música
inédita, una caja de mi música, de la música de mis pasos, de mis acciones… Yo era una niña
sin remordimientos, y aun sin ellos, temía o sabía que una caja de música no se podía ser.”
- Algunas estaciones del itinerario de la razón poética, María Zambrano.
ESCENA 1: CIRCUS.
PINA está calentando en la sala de una casa promedio clase media, tiene una malla de
bailarina rosada y leggins color pastel. Hay un sofá, una mesa con un teléfono, un equipo de
sonido y un televisor con una webcam encima. En el sofá, DIANA revisa papeles en varias
carpetas de manila. Interrumpe su acción para hablarle directamente al público. Suena una
versión instrumental de “Lucky” de Britney Spears.
DIANA: Esta es la historia de cuando abandoné lo que más amaba, no era mi primera
renuncia vital, ni sería la última. Ah, esto pasó hace un tiempo, ya lo superé, no se preocupen.
La acción transcurre en esa brecha temporal de la vida de muchas jóvenes donde, como dicen,
no somos niñas, pero tampoco mujeres todavía. Todo comienza con mi hermana, aunque tal
siempre hay salones disponibles para que los conviertas en tu discoteca personal, pero por
favor…/
DIANA: Por cierto, ¿alguien me llamó mientras no estaba? Estoy esperando una llamada.
PINA: ¡Sí, de hecho sí! Los del homenaje llamaron otra vez y…¡Adivina!
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DIANA: ¿Dijeron algo de lo del documental? Tengo que llamarlos… (busca en las carpetas,
PINA: ¿Qué documental? No, no dijeron nada de eso, pero ¡quieren que bailes en el
DIANA: No tengo tiempo. ¿Aló? ¿Sí? Hola, estoy devolviendo la llamada sobre el
documental de Marilyn Carreño. Sí, el homenaje, todo. Vale, espero. Gracias. (A Pina). Mira,
después cuadramos lo del baile, pero mejor hazlo tú sola. ¿No prefieres un solo?
PINA: Ya tengo varios, quería hacer algo contigo, creí que podíamos hacer algo juntas como
antes.
DIANA: No necesito tu cortesía, gracias, de verdad no creo que tenga tiempo, además estoy
PINA: Y muy ocupada también, seguramente, bailando hasta tarde cuando la academia se
queda sola, así que tan fuera de forma no estás, si te da miedo que bailemos juntas dilo y ya,
cancelo todo.
PINA: Ay, no seas narcisista, no eres la única que entrena hasta tarde, tú misma me mandas
para allá para no atormentar a nadie. Te vi, me parece que sigues teniendo el toque, pero si no
te da la gana /
DIANA: ¡Cállate!
DIANA: ¡Eres una…! ¿Aló? ¿Sí? (Mira a Pina con Rabia y hace gestos de que se espere
mientras atiende, Pina se ríe sola sin hacerle mucho caso). Sí, quería hablar del documental.
Claro, el homenaje está todo aprobado, nos tiene muy contentos. Ah. Sí, luego negociamos lo
del dueto, eso hay que discutirlo todavía (mira a Pina) pero estaba revisando algunos puntos
y no entiendo cómo nosotras, que somos la familia, no vamos a tener acceso al material del
documental hasta que esté terminado y publicado, no sé si podemos aprobar eso. ¿De qué
material estamos hablando, cómo no vamos a tenerlo? Exactamente, ¿qué quieren decir de mi
abuela? Ya les dije que no íbamos a ser parte de nada amarillista, ni mucho menos
melodramático. Su muerte está fuera de la mesa, esto es sólo sobre su trabajo como bailarina,
¿correcto? (Pausa, Diana escucha atenta) No, no vamos a tocar ese tema. No, eso tampoco.
Bueno, entonces no lo hacemos y ya. (Pausa). ¿Perdón? Okey, eso puede ser…Sí, mañana
DIANA: Nada, tranquila. ¿Mañana estás libre en la noche, tienes planes divertidos de sábado
en la noche?
DIANA agarra el control remoto del equipo de sonido, vuelve a poner la música y le sube el
volumen. Bailan juntas sin preocuparse por la técnica, ahora son dos peces en el agua. Se
divierten hasta que la canción termina.
PINA: 8:15.
DIANA: Okey.
Sale Diana. Pina toma las carpetas que dejó sobre la mesa. Se sienta a leerlas mientras se
cuida de que no la vean. Se detiene en una de las hojas. La dobla y guarda en su leggin.
-
Transición.
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ESCENA 2: SOMETIMES.
Entra Pina visiblemente molesta, lanza el bolso en medio de la sala. Suena el pito de la
contestadora.
VOZ DE MAMÁ: Nos tienen en el olvido. Miren, no sabíamos nada de ustedes y ya le tocaba
a Pina la nueva dosis, así que les dejamos las pastillas en la gaveta de siempre. Pina, tómalas,
no dejes de hacerlo. Ah, tómalas bien, por favor, ni más ni menos, cualquier cosa nos llamas.
VOZ DE PAPÁ: ¡Diana! Mira, llámame que necesito que hablemos del contrato y los papeles,
Cuelgan. Pina se sienta y mete los pies en el tobo con agua caliente. Está aliviada. Entra
Diana.
PINA: Sí, ya, ya, déjenme tranquila con eso, que fastidio. (Pausa). ¿Y tú? ¿Cómo te sientes
DIANA: ¿Yo? Bien. Molesta por perder un ensayo por tu culpa, pero de resto…
PINA: ¿Segura?
más bien hablamos demasiado de ella, ¿qué más quieres que te diga?
PINA: No, hablamos para afuera, para los demás sí decimos mucho, pero entre nosotras
nunca.
PINA: Eso está claro, tú nunca tienes tiempo para mí, pero para los demás…
Tocan la puerta. Diana abre. Entra Sebastián con una caja de chocolates en la mano.
dejé el carro ahí y les traje esto (le entrega los chocolates a Diana) ¿no hay problema,
verdad?
DIANA: No, no creo. Gracias por acompañarme, ayudarme con la coreografía y por traerme,
gracias, gracias por todo. Ven, ya voy a hacer la cena, es lo menos que puedo hacer para
SEBASTIÁN: No, no hay nada que agradecer, créeme que fue un placer.
Pina. Pina, él es Sebastián, tal vez lo recuerdes de la Academia, es un gran coreógrafo, de mis
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favoritos, y nos va a ayudar con nuestro dueto, ya que me metiste en esto, deberías poner de
Sebastián y Pina se dan la mano. Pina no les presta mucha atención, está más pendiente de
sus pies en el agua.
SEBASTIÁN: En realidad ya nos conocíamos, coincidimos en un festival hace unos años, nos
DIANA: ¡¿Se conocían?! El mundo es tan chiquito, sobre todo en este país, más aún en este
SEBASTIÁN: Bien, bien. Ha pasado el tiempo desde la última vez que coincidimos, aunque
PINA: Igual, me gusta mucho lo que estás haciendo ahora. Digo, tu trabajo junto a mi abuela
estaba bien, pero desde que…tú sabes, desde que murió, no sé, tus coreografías se sienten
SEBASTIÁN: Sí. Ha sido una pérdida irrecuperable para la escena del país.
PINA: Sí, es verdad. Talentosa, brillante, misteriosa, discreta, todos tenemos mucho que
SEBASTIÁN: Demasiado, hay que repetir pronto. Ya va, ¿cuántos años tienes ahorita?
PINA: ¡¿Qué?! No, no me enteré, creí que se había ido del país. Lo siento. Aunque
pensándolo bien, no me sorprende tanto, era una farmacia andante, hasta a mí me costaba
seguirle el paso.
SEBASTIÁN: Bueno, mentira no es. Para mí eso fue una señal de alerta, te digo, más nunca
SEBASTIÁN: Ah, sí. (Pausa, se detiene a ver el piano en la sala) ¿Hay pianistas en la casa?
DIANA: No.
PINA: Sí.
PINA: Sí, sí, pero si te dedicaras podrías hacerlo. Si pasaras menos tiempo quejándote de no
DIANA: Claro, para ti es fácil decirlo. Tú crees que sabes, pero no tienes idea de la cantidad
de cosas que tengo que hacer para todos, deja de hablar sin saber.
PINA: ¿Cómo que no sé? Lo dices todo el día / (se montan una encima de la otra).
DIANA: ¿Qué vas a saber tú que nunca me escuchas, sólo piensas en ti todo el día, todo el
PINA: Ay, sí, la que se sacrifica por todos porque no puede con el estrés de estrenar sus
propios trabajos, yo sé lo que haces y no me sorprende para nada. Eres igualita a mamá, ¿lo
ves, no?
PINA: Coño, sí. Me pasé, pero es que tú… (De repente Sebastián empieza a tocar el piano,
ambas quedan en silencio mirándolo, escuchándolo. Comienza tocando algo que puede ser
una canción original, suave y dulce. Ambas se acercan y comienza a tocar Sometimes de
Britney Spears. Diana se acerca y toca a su lado y Pina los ve con complicidad, decide
dejarlos solos y sale).
SEBASTIÁN: No me odies, pero Pina tiene razón, si le quisieras dedicar más tiempo…
SEBASTIÁN: Okey, no voy a hablar sin saber, ya, ya, lo que quiero decirte es que, si quieres,
SEBASTIÁN: A mí también.
Ambos voltean para buscar a Pina con la mirada. Se dan cuenta de que están solos. Él le
extiende la mano y salen juntos agarrados de manos. Antes de salir, ella vuelve su mirada al
piano, sonríe, apaga la luz y sale.
ESCENA 3: OVERPROTECTED.
Es de día, a la mañana siguiente, Pina entra a la sala en pijama con una taza de café. Suena
un celular. Suena el ringtone de skype, se enciende el televisor y aparece MAMÁ, tiene ropa
playera, bronceada. Está en un cuarto de hotel elegante.
MAMÁ: Bueno, aquí, podríamos estar mejor. ¿Tu hermanita está por ahí?
PAPÁ: ¿Dónde está Diana y por qué no contesta el teléfono? No parecen cosas suyas. Están
pasando demasiado tiempo juntas, se está poniendo como tú con las llamadas. Necesito
Entra Diana en pantaletas con la camisa de Sebastián, tomando café, cantando Sometimes
bajito.
PAPÁ: ¡Diana!
DIANA: ¡Papá!
PAPÁ: ¿Por qué estás desaparecida? ¿Ahora quieres ser como tu hermana, es eso? ¿Necesitas
ir al doctor tú también? ¿Te volviste loca? Tú sabes la situación en la que estamos, necesito
Entre el caos del café y el regaño, Diana, desde lejos, se mete en el foco de la cámara
mostrando su situación.
DIANA: ¡Es lunes por la mañana! ¿Qué quieres de mí? Sí, ya sé la situación en la que
estamos, pero ¿tú sabes en qué situación estoy yo? ¿Me lo has preguntado? No me
corresponde a mí arreglar tus desastres, ni los de mi mamá, ni los de Pina, ni los de mi abuela,
que en paz descanse, por lo menos déjame tomarme el café primero. No me ladilles o por lo
menos ten la cortesía de hacerlo después de las 10:00 am, como la gente normal. Papá, de
verdad, si nuestra relación va a basarse 100% en lo profesional, te mando por correo un link
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para que agendes una cita conmigo, pero no voy a permitir que me hables de esta manera, en
estas condiciones.
completamente.
PAPÁ: Sebastián, hola. No esperaba verte hoy, ni con mis hijas, pero bueno…
SEBASTIÁN: Yo tampoco me lo esperaba, pero supongo que soy un tipo con suerte.
MAMÁ: ¿Son novios? Diana, ¿tienes novio? ¡¿Pina, por qué no me contaste!?
DIANA: ¿Qué?
PINA: ¿Qué?
PAPÁ: Bueno, no podemos tener una presencia a la ligera, no con mis hijas. Nosotros
regresamos la semana que viene. ¿Te parece el viernes a las 7:00 pm?
PAPÁ: Diana con novio, esto es el magno evento familiar, podemos abrir la botella que
DIANA: Se volvieron todos locos, que no somos novios. Perdón (a Sebastián) no les hagas
SEBASTIÁN: El viernes es perfecto, a las 7:00 estaré aquí. ¿Qué debo traer?
PINA: Trae un postrecito, algo sin gluten preferiblemente, Diana se tiene que poner a dieta
para el homenaje.
DIANA: Te odio.
MAMÁ: Ay, sí, muñequita, ya te toca. Sebastián, un postre sin gluten, por fa.
SEBASTIÁN: Como ustedes digan, perfecto. (Pausa) ¿Y nuestra otra reunión, sigue en pie?
PAPÁ: Claro, el lunes te espero en mi oficina…sin postre, pero si te sientes generoso, que
tenga bastante gluten y todas esas cosas que ya uno no puede comer en paz en esta casa.
PAPÁ: Bueno. Ya está hablado. Nos vemos. Diana, mándame el link para agendar, pues,
Cuelgan.
SEBASTIÁN: Gracias.
Transición. Entra Pina vestida de colegiala al estilo de “...Baby, one more time.” Prende el
televisor. Se proyecta el video de Britney Spears cuando era niña cantando “I will always
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love you” de Whitney Houston. La imagen se interrumpe y aparecen dos niñas, Pina y Diana,
bailando juntas. Se va la señal.
PINA: Ahora me toca a mí. A ver, quiero aclarar algo. Yo no soy un prodigio, ni tuve
asegurada siempre una exitosa carrera en las tablas de este país porque ni siquiera quienes, de
hecho, tienen una gran trayectoria en las artes escénicas ultra uff aquí, la tienen en realidad.
Es como ser famoso en Picure, ¿sí me captas? Entonces, vamos a ubicarnos en tiempo y
espacio. Diana y yo nos criamos en una Academia de danza, hago énfasis en el pronombre.
Nos criamos a nosotras mismas. Nos sentimos orgullosas de eso. No importa el éxito, ni el
reconocimiento, en general diría que artista no es gente, artista no es gente paternal, por lo
menos.
PAPÁ: Una vez escuché a un director de orquesta decir que era un pianista no practicante
instrumento. Me pasa algo parecido, pero peor. No sé explicarlo, pero para mí la música era
lo más parecido a rezar que podía tener en mi casa, practicar con mi instrumento era un
escape, sí, pero más allá de eso, era mi manera de velar un muerto que no conocí nunca, pero
que llevaba conmigo desde siempre. Mi papá, que era un hombre más bien ignorante,
creer, pero le agradezco eso al viejo, me ayudó mucho. Nunca comulgué con esa idea absurda
de pasárselo bien cuando estás aprendiendo tu oficio, las cosas hay que tomárselas en serio y
aun así, nadie te garantiza nada. Eso es lo que les he repetido hasta el cansancio a las niñas,
no creo que quieran comprenderlo todavía. Quise enseñarlas a amar la música también, pero
un instrumento no es un juego, ni siquiera los de juguete que les regalamos cuando eran
niñas, todo contacto con la música requiere disciplina, rigor. Pina no se comprometió nunca,
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música a su manera, rebelde como siempre, pero le ha salido bien la gracia La danza
demanda una flexibilidad que le sale natural y está tranquila porque está en camino a ser la
mejor de su generación y ojo, eso no lo digo yo porque soy su papá, se sabe que soy el
primero en criticarla, pero es así, simplemente, todos lo saben. En cambio Diana…es una
artista no practicante, me recuerda mucho a mí, por eso soy tan duro con ella. Si a Mozart le
hubiesen puesto pañitos de agua caliente con palabras bonitas, no tendríamos la pequeña
serenata nocturna, ¿cierto? Ella necesita vivir este momento de sostener una vida diurna de
papeleo y una noche de pequeñas serenatas con derecho de admisión, es lo que toca a veces.
eso. Aprender a vivir con lo que se puede, eso es un arte, ¿no te parece? Vivir bien requiere
Diana fuma en la ventana, tiene un vestido de color opaco, elegante. La mesa está puesta
DIANA: Ay, no. Rojo no, te dije que sólo colores complementarios.
PINA: ¿Cómo que no? ¿Cuándo me dijiste eso? ¿Y desde cuándo fumas? De verdad hay una
DIANA: Te mandé un correo con un mood board de la cena de esta noche, especifiqué paleta
de colores y todo.
PINA: Guao. Sí, no lo vi, obviamente. Tienes que relajarte (pausa) y no te voy a sermonear
DIANA: Nunca creas que conoces a alguien, siempre he fumado cuando estoy…así.
DIANA: Ya me maquillé…
DIANA: Mejor háblame de ti, ¿qué estás haciendo estos días, además de ensayar?
PINA: Fue algo de una vez y deja de echármelo en cara, nunca debí contarte nada.
Ponen Oops!... I did it again de Britney Spears. Diana mira por la ventana, bailando un
poco. Pina entra bailando, girando, bailan juntas la coreografía icónica de la canción. Luego
le bajan un poco el volumen, Pina sienta a Diana y empieza a maquillarla.
DIANA: Eso es estúpido, te he visto enamorada mil veces, ¿cómo que no?
PINA: Creo que el amor sólo puede ser recíproco, de otra forma no es amor, es otra cosa que
PINA: No, la apariencia es una parte del todo, es la fachada de una casa, la portada de un
libro.
PINA: ¡No! Te digo, más de una vez he comprado un libro sólo por su portada y nunca me he
la máscara. Si te fijas bien, las cosas, por lo general, son exactamente lo que parecen.
DIANA: Sí. Tienes razón. Las cosas suelen ser lo que parecen.
SEBASTIÁN: Sí, conseguí el postre gluten-free por aquí cerca y no quería esperar más para
DIANA: Sí, perfecto. Ya va, ¿cuál dieta? Bueno, equis. Mira, Sebastián, siéntate, creo que
PINA: ¿Debemos? ¿Qué es esa pluralidad gratuita? Mi único deber ahora es sacarte las cejas,
esperando este momento, ¿podemos retomar, por favor? El cometa de la depilación pasa una
DIANA: ¡Cállate!
DIANA: Necesito foco un momento, por favor. Mira, mi familia tiene una extraña manera de
expresar…afecto.
PINA: Usas la palabra “afecto” con mucha ligereza, pero sí, continúa.
PINA: Ah, sí, normalmente te preguntarían cuánto ganas, pero como trabajas en la Academia,
SEBASTIÁN: Ya saben que soy artista, ¿qué tan malo puede ser, una prueba de orina para
PINA: Bueno…
DIANA: ¡Y Daniel era músico también, no era sólo abogado, no seas exagerada!
PINA: Nada, nada, tú sabes que me encantan, pero cualquier baterista no es músico.
SEBASTIÁN: Y abogado.
SEBASTIÁN: Está bien. Tomaré agua y repasaré las tablas de multiplicar, por si acaso.
PINA: Perfecto.
DIANA: Es algo eventual. (Pausa incómoda). ¿Por qué no llegan? Mi mamá es demasiado
PINA: Podemos abrir una botella y los esperamos con un poco de vino, así nos divertimos
mientras.
PINA: ¿En serio? Eso fue fácil. Estás rara hoy, ¿qué te pasa?
DIANA: Nada.
MAMÁ: ¿Aló?
Pina comienza a abrir la botella. Sebastián le hace gestos a Diana para que apague el
cigarro. Diana lo ignora, preocupada por la conversación.
MAMÁ: Ay, muñequita, perdimos el vuelo. Nos vemos mañana o bueno, otro día.
PAPÁ: Nos vemos otro día, después conocemos a…¿cómo es que se llama?
DIANA: Sebastián.
DIANA: ¡No!
PAPÁ: ¿Te presionamos para nada? Es una cena, cálmate. Nos vemos otro día, total, igual nos
MAMÁ: Sí, gordita, es una cena. Por cierto, no te vendría mal dejar de cenar unas cuantas
noches, ¿sabes?
DIANA: No, no. Ya que estamos todos reunidos, vamos a hablar. Esto lo cuadraron ustedes,
PAPÁ: No, mejor después, llegamos mañana, yo tengo que descansar, después estoy ocupado.
SEBASTIÁN: Yo tampoco.
DIANA: ¡¿Y yo?! Yo tampoco. Tengo que ensayar. Yo tengo una vida, me gustaría vivirla
para variar.
DIANA: No me da la gana de complacerlos más. Voy a ensayar. Voy a practicar el piano. Voy
Renuncio.
PAPÁ: ¿Qué?
MAMÁ: Diana…
DIANA: Lo siento.
PINA: Ya va, pero ¿podemos hacer preguntas? ¿puedo hablar? ¿a qué estás renunciando
DIANA: Sí. Mi carrera como bailarina sigue. El karma maldito que estoy pagando como
secretaria no. Renuncio al papeleo infinito, a las diligencias que nadie más quiere hacer, a
Academia, ya no puedes renunciar así tan fácil, simplemente no puedes hacerlo. Lamento
PAPÁ: No lo hagas.
PAPÁ: Sí.
DIANA: Haz lo que quieras. Tú mismo lo dijiste, estoy demasiado involucrada, piénsatelo un
Pina cuelga el teléfono. Diana le sirve un trago. Beben juntas. Diana saca un cigarro, Pina
se lo prende. Diana exhala aliviada.
DIANA: Sí.
Sebastián sale.
DIANA: Gracias.
PINA: Puedes hacer lo que quieras. Podemos, las dos. Bueno, igual te advierto que esto va a
Pina se acerca a la mesa con la comida. Abre la torta, la mira detenidamente. Saca un
tenedor y empieza a comérsela sin picarla y casi sin masticar. Suena Break The Ice de
Britney Spears. Black out.
Transición. Entra Pina vestida de colegiala al estilo de “...Baby, one more time.”
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PINA: Antes que nada, no quiero drama, no quiero show. En todas las familias pasan cosas,
cosas pasan, es así. (Pausa). Creo que fui muy dura antes con mis padres, o no lo sé. No sé.
Hay padres que abandonan, ¿no? Bueno, ese no fue nuestro caso, los nuestros estaban
presentes o, digamos, estaban ahí. En honor a la verdad, su presencia es más bien remota,
pero consistente. Aunque si lo pienso mejor, abandonar por completo puede ser más generoso
que estar sólo para la salsa y el control, ¿me explico? Me choca la gente tibia, especialmente
MAMÁ: Nos conocimos en un concierto. Yo era una corista invitada, para mí era muy
emocionante presentarme junto a músicos de ese calibre. Era un repertorio de jazz que me
encantaba (pausa, recuerda) Billie Holiday, ella debe tener la voz más triste del mundo. No
sé, los escuchaba atenta hasta que me tocara cantar y muchas veces se me olvidaba que venía
mi parte, me quedaba prendada escuchándolos, pero era muy triste, una cosa casi invasiva, yo
me ponía a llorar como una boba ¡y eso que yo nunca lloro! Pero es que era demasiado fuerte.
Me daba pena, yo creí que ellos entenderían, pero me sorprendió que estaban ahí como
cumpliendo un deber, fastidiados, como pensando “otro maldito día de ensayo” hasta escuché
a algunos decir que el jazz era un género menor, imagínate, un horror. Yo me indigné, pero
así son algunos, las orquestas a veces te embasuran un poco, tanto virtuosismo atrofia la
emoción. Ay, no le digas a mi marido que dije eso. ¿Esto lo pueden cortar? Bueno, da igual.
Es la verdad (Pausa). Aunque él me pareció diferente, así se sintió en ese momento. Me miró
mientras lloraba en el coro de “Don’t Explain” y sonrió, me pareció verlo asentir con la
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cabeza, como diciendo: Sí, te entiendo, me pasa algo por dentro a mí también. No estás
Al salir me invitó a su casa a escuchar música, música de verdad, según él. Yo no entendí a
qué se refería con eso, ¿música de verdad? Siempre es verdad, ¿no? Pero no, para él no era
Igual yo lo escuchaba y estaba fascinada con lo que me mostraba, aunque siempre eran
canciones sin letra, no podía cantarlas, pero bueno, con él era como una eterna aprendiz.
Antes yo cantaba muchísimo y muy bien, déjame decirte. Bueno, cantaba, bailaba, hacía de
todo, pero él cada vez me escuchaba menos. Me di cuenta muy tarde de que me casé con un
músico que se hacía el sordo cuando le convenía, pero con un oído súper afinado para corregir
a todo el mundo. Por eso me encanta Pina, ella baila como yo cantaba antes, mientras
Diana…Bueno, hace lo que puede, creo que se creyó el cuento de la música de verdad y lo
intenta, a ver si logra convencerlo. Yo ni lo intento ya. Si él supiera, seguiría sin entender.
Mejor así.
PINA: Tal vez no fui dura, tal vez estoy siendo precisa. Sí, artista no es gente, pero viene
desde otro lugar. Es gente a la que le cuesta acompañar fuera de la sala de ensayo y así no se
puede amar.
ESCENA 7: RADAR.
Pina entra a la casa, está llegando de ensayo, sudada y busca agua en la nevera. Se quita el
sostén, se pone cómoda y se sienta en el piso para hacerse un automasaje en los muslos.
Entra Sebastián desde el cuarto en short y camiseta, ella no lo oye. Él la mira en silencio, sin
querer se tropieza con el piano. Ella se asusta.
SEBASTIÁN: Ensayando.
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PINA: Ya veo. Me alegro. Ella no le da llaves de la casa a nadie, conmigo le tomó más tiempo
normalmente no incluyen nada con técnica de contact y creo que es un eje de investigación
SEBASTIÁN: Gracias. He esperado mucho para una oportunidad así, no es cualquier cosa
estar en el foco de todos, tan cerca del legado de tu abuela, no me lo tomo a la ligera, quiero
que lo sepas.
PINA: Con razón a Diana le gustas tanto, ella es muy crítica, no le gusta cualquiera, mucho
menos creativamente.
SEBASTIÁN: ¿Y a ti?
PINA: ¿A mí?
SEBASTIÁN: El jazz.
SEBASTIÁN: Lo sé. Bueno, siempre me llamó la atención que elegías puros solos de jazz
PINA: Ah, sí. Me aburre un poco lo lírico. Mi abuela me decía que elegir jazz era mi extraña
manera de retarme a mí misma y que podía hacerlo con un baile que, de hecho, fuera
SEBASTIÁN: Que loco, cuando vi clases con ella, siempre te ponía de ejemplo y te decía que
si íbamos a hacer jazz, teníamos que hacerlo como tú o si no, que ni se nos pasara por la
cabeza.
PINA: Sí, claro. Estoy soñando mucho con ella últimamente, de hecho, no sé por qué.
PINA: Nada extraordinario, que ensayamos juntas, lo que hacíamos siempre. Casi parecen
recuerdos, pero no lo son del todo. Son súper cotidianos, pero con algo raro, distinto. Estamos
más apuradas. Hacemos lo de siempre, pero con mucha urgencia. Me apura, me grita, no me
da tiempo de nada. O bueno, voy unas cuentas más atrás y no logro dar con su tiempo. Es
desesperante.
SEBASTIÁN: Entiendo. Suena como una pesadilla, pero tranquila. Estás a tiempo.
Suena una alarma. Pina se levanta automáticamente, entra al cuarto. Sebastián queda solo
en escena mientras tanto.
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SEBASTIÁN: De vez en cuando sueño que estoy por entrar en escena y llego tarde, debo ver
desde las patas cómo todo ocurre sin mí, el silencio, el miedo en la cara de los otros, la tos del
público, lo veo todo y no me atrevo a llegar y que todos se den cuenta de que es mi culpa.
Sebastián encuentra en el sofá el sostén de Pina. Lo sostiene, lo mira con atención. Lo toca.
PINA (desde adentro): Sí, también he tenido de esos. ¿Te da miedo perderte de algo?
Entra Pina sin verlo, con dos pastillas en la palma de la mano, busca su termo y bebe agua
para pasar las pastillas. Él suelta el sostén.
PINA: Tienes que dejar el miedo y mentalizarte. Si te equivocas, nadie tiene que enterarse,
feos.
PINA: A todo el mundo le ha pasado algo. Una vez me hice pipí en plena función.
SEBASTIÁN: ¡¿Qué?! (Pausa). Eres la tercera persona que me dice esto, es más común de lo
que creí.
PINA: ¿Ves? Pasa hasta en las mejores familias, ¿y sabes qué hice? Seguí como si nada, por
suerte había telas abajo y no sonó…tanto, pero tú entiendes el punto. Seguir, el show debe
continuar.
Pina se da cuenta de que olvidó su sostén en el sofá y está cerca de Sebastián. Empieza a
sonar el teléfono. Trata de tomarlo sin que se dé cuenta. Él no mueve su mano y está a mitad
de camino.
PINA: ¿Puedes contestar tú, por fa? Ya me senté, estoy muy cansada, el masaje me dejó un
poco agotada.
SEBASTIÁN: Por cierto, toma, guárdalo, así es que se pierden las cosas.
Le entrega el sostén en la mano. Se levanta. Ella se sorprende por la osadía de él. El teléfono
deja de sonar.
PINA: ¿Gracias? (Pausa). Mira, no le digas nada a Diana de lo que pasó la otra vez entre
nosotros. Fue hace años y yo la conozco, no le va a gustar. Sabes, es cierto, ella es muy
cerrada y tenía años sin verla así de dispuesta y entregada. Sé que si le dices, va a volver a
poner una pared entre ella y el mundo y me la voy a tener que calar yo, así que por favor no.
SEBASTIÁN: ¿Decirle qué exactamente? Tranquila, lo que pasó pasó, como dice el poeta.
Además, fue bajo los efectos del Molly, si no recuerdo mal, eso ciertamente no cuenta.
PINA: ¡Eso mismo digo yo, exactamente! Gracias, no lo repitas nunca. Y deja de citar a
SEBASTIÁN: Salir con tu hermana es una responsabilidad más grande de la que pensaba. No
DIANA: Bien, bien, apurada, atando cabos de la academia, luego una cita médica, súper full.
adentro.
Transición. El espacio tiene una atmósfera onírica. Pina y Diana bailan juntas con mallas
color blanco y negro, sus caras están muy cerca y parecieran estar cerca de besarse. Suena
“Inside out” de Britney Spears de fondo. Sebastián las separa, sienta a Diana en el sofá y le
venda los ojos.
Hay una cama sin colchón, únicamente una base de metal, similar a la cama del video de Me
against the music donde Madonna y Britney se persiguen a través de esta cama vacía.
Todo el baile es una cacería hasta que Sebastián finalmente atrapa a Pina, la carga y ella
rodea su cintura con sus piernas. Black out. Transición, Pina desaparece y Sebastián queda
solo, buscándola.
ESCENA 9: WOMANIZER.
Diana está estirándose, haciendo el split mientras Sebastián presiona su espalda con su pie,
sentado en el sofá despreocupadamente. Agarra el control remoto, prende el TV. Se proyecta
la entrevista de Justin Timberlake con Diane Sawyer donde dice cómo Britney le rompió el
corazón, seguidamente canta fragmentos de una canción que nunca sacó llamada “Horrible
Woman.” Se va la señal, Sebastián queda congelado. Diana mira directamente al público.
una película porno amateur, pero así fue. Creo que nunca tuve demasiada suerte en el amor,
admito que he pecado de rigidez a la hora de salir con hombres, nunca tuve demasiado tiempo
como para pensar en eso. Bueno, no sé si fue falta de tiempo o suerte, en realidad. En cambio,
a Pina se le daba tan fácil. Diría que recuerdo más intensamente cuando ella perdió su
virginidad -y por desgracia, me enteré por todo lo alto, nos separaba una delgada pared con
una pésima acústica- que cuando yo perdí la mía. El amor parecía más placentero, más
disfrutable, cuando lo vivía a través de ella. Para mí siempre fue una versión como de cine de
autor, ¿saben? Se supone que debería estar fascinada, pero por dentro no dejaba de pensar,
¿esto es todo? ¿Esta es la gran obra de arte, de esto fue que Shakespeare escribió sonetos y
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Britney cantó baladas, así se siente el amor? No, ni siquiera hablemos del amor. ¿Así se
Diana apaga el televisor. Le cierra los ojos a Sebastián, éste se duerme en sus brazos.
atrevería a decir que estuvo con Pina tampoco. Júzguenlo ustedes mismos. A veces la casa
pierde y terminamos dándonos el vuelto como deudores prófugos entre todos. Al final todo
Diana está sentada fumando en la ventana. El televisor está prendido, sin señal. Pina entra
apurada.
PINA: ¡Perdón, ya llegué! Lista para la entrevista, había demasiada cola, pero ya, ya estoy
PINA: Estás demasiado tranquila, ¿qué te pasa? Tú odias reprogramar. Sé que estoy tarde,
pero no era como para cambiar toda la logística del día, Diana, por dios.
Pausa.
PINA: Baby, tres semanas tarde es estar embarazada. ¿Te hiciste la prueba? ¿Te acompaño?
PINA: Wow. Eso me haría sentir mejor si no supiera tu capacidad de estresarte hasta atrofiar
Diana se levanta y se sirve un trago en la cocina. Pina se lo quita de las manos y se lo bebe.
PINA: ¿Ese trago es para mí? Gracias, que atenta. A ver, pensemos, ¿qué quieres hacer?
DIANA: ¿Ahora? Beber. (Pausa). La verdad es que no lo sé. Tú pensarías que después de dos
negativos y uno nulo tendría una idea de cómo me siento, pero no.
DIANA: No.
PINA: ¿Y Daniel?
DIANA: ¿Qué? ¿Qué pasa con Daniel? No sabe nada y no tiene que enterarse, ¿qué estás
insinuando?
PINA: Nada, nada, que las mujeres embarazadas pueden beber hasta una copa de vino
PINA: Me parece que esta es una de esas situaciones donde la duda es razonable, pero el
tiempo apremia.
PINA: Yo creo que serías una excelente mamá, si quisieras serlo. En realidad creo que te iría
PINA: Lo que te quiero decir es que no decidir es decidir. Deja de perder el tiempo.
Pausa.
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PINA: ¿Qué opinas tú? ¿Estás enamorada del futuro padre de tus hijos?
PINA: Baby, son tres semanas. Sabes lo que sabes, en el fondo uno siempre sabe. No sé ni
PINA: Creo que es un poquito raro que luego de años siendo un bailarín, más o menos,
seguro, pero eso, un potencial, de repente es productor ejecutivo del homenaje y está en la
DIANA: Sebastián está siendo un gran apoyo para la Academia, créeme. Sin él, no creo que
llegaríamos al final de este año. Estábamos mal, Pina…En todos los sentidos.
DIANA: No, no lo sabes. Han habido un montón de…problemas legales, en fin, todo eso es
dinero. La familia de Sebastián, como sabes, tiene buenos contactos y bueno, varios negocios
que, gracias a él, se están volviendo grandes aliados, era el respiro que necesitábamos. Creo
PINA: Me parece que te cayó la locha de que tu etapa de joven promesa pasó hace por lo
menos tres años y que te dio por vivir una adolescencia tardía extraña con Daniel, que no
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estás para nada enamorada de Sebastián y que no quieres aceptar que la maternidad está
sentándose en tu cara en este preciso momento. Te vas a ahogar si sigues así. Respira y
disfruta el proceso.
DIANA: No todo en la vida es dormir hasta tarde y cogerte a cualquier pseudo-artista que te
Pausa.
PINA: Por cierto, hace poco miré tus carpetas y estaban llenas de acuerdos de
DIANA: Nada, Daniel me está ayudando a darle la vuelta. No viene tan mal tener un ex
abogado con una familia como la nuestra, te recomiendo que replantees tu casting
sentimental.
DIANA: Ah y deja de revisar mis cosas. Es cierto que en el fondo uno siempre sabe, pero a
veces es mejor quedarse con la duda. Tú crees que sabes, pero no tienes idea.
PINA: Te creo.
DIANA: Por cierto, hablando de papeleo, tuvimos que reprogramar porque necesitamos que
Pausa.
PINA: Mamá se va a poner muy contenta cuando se entere de que va a ser abuela.
DIANA: Cállate.
Diana deja los papeles sobre la mesa y sale. Pina lee los papeles. Va a firmar, lo piensa, no lo
hace.
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Pina se asoma por la ventana. Reacciona, saca su torso por la ventana y saluda a alguien
abajo. Hace gestos de que se apure. Ríe. Vuelve su torso hacia la sala mientras su sonrisa
desaparece y su gesto se endurece. Espera.
Entra Sebastián. Se acerca a Pina, la abraza e intenta besarla, ella quita la cara.
PINA: No sé qué está pasando, ese es el punto. He notado una actitud un poco incómoda de
tu parte, la verdad es que no entiendo cuáles son tus intenciones y quisiera aclararlo todo
antes de que puedas confundirte más. Tuvimos algo hace tiempo, no significó nada, supéralo,
ahora estás con Diana que sí te ama, ¿por qué lo tienes que arruinar por una estupidez?
SEBASTIÁN: Para mí no. Yo voy donde está mi deseo. A mí me gustas tú, ahora lo veo
claro. Y sé que tú también sientes algo por mí, yo estoy listo para asumirlo, ¿tú?
PINA: No, ¿estás loco? Yo no estoy enamorada, ni cerca de estarlo. No podría, en general,
PINA: Que estupidez, que miedo tan cobarde el miedo a enamorarse. Es como tenerle miedo
negocia. Si te pasó, no hay nada que hacer. Sorry, en cualquier caso, no es mi problema.
SEBASTIÁN: Avísame si cambias de opinión. Es verdad, estás a tiempo. Para mí está muy
claro todo.
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PINA: ¿Qué quieres, que repita una experiencia sexual promedio, tirando a mediocre, para
ahorrarle el mal rato a mi hermana de seguir perdiendo el tiempo contigo? Patético. Espero
Sebastián se acerca a Pina. Ella lo empuja. Él extiende el brazo y acaricia su pelo. Ella lo
mira con asco y le quita la mano. Sebastián sonríe y se acerca a la puerta.
tiempo salimos? ¿Uno, dos meses? Creo que puedo cambiar de opinión sin rendirle cuentas a
nadie.
cerca, va a ser lo mejor para todos, para ti, para Diana…y claro, para mí también.
Diana entra a la casa con los tacones en la mano, trata de no hacer ruido, pero se tropieza
con la mesa, busca un tobo para vomitar, se lanza sobre el sofá, pone el tobo a su lado y se
queda dormida.
DIANA: Excelente.
PINA: ¿Viste? Todo va a estar bien. ¿Ya fuiste al médico, todo bien? ¿Necesitas que te
acompañe?
PINA: Obvio.
DIANA: Me amenazó.
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PINA: Ese es su lenguaje del amor. ¿Qué te dijo? No le pares, él te ama, eres su favorita, ya
DIANA: No lo sabe todavía. Quiero ser mamá, pero no sé si quiero una familia con él.
DIANA: Sí, supongo. Una crisis a la vez, ya salí de la noticia paternal, dame chance.
DIANA: ¡Pina!
PINA: Perdón, es que Daniel sería un padre tan apropiado, ahí sí papá mandaría a hacer
DIANA: No. Ojalá fuera Daniel, la verdad. Pero no, créeme, estoy segura y arrepentida al
respecto.
DIANA: No sé, no pensé que tendría un hijo sin él, siento que estoy traicionando a un gran
amigo, es extraño.
Suena el timbre.
Tocan el timbre con insistencia, Pina abre. Está Sebastián, borracho, recostado del espaldar,
sigue tocando el timbre con la puerta abierta hasta que Pina lo agarra por la camisa y lo
lanza dentro de la casa.
DIANA: Claro. Bueno, mala señal. Tienes que ser más responsable.
SEBASTIÁN: Ya me enteré de la noticia, mi suegra me contó. Felicidades, Pina, vas a ser tía.
DIANA: ¿Qué estás insinuando? Sí, lo voy a tener. Yo voy a ser mamá, no sé qué quieres tú,
SEBASTIÁN: ¿Sí? Ayer estabas bebiendo y fumando, hoy “tienes claro lo que quieres”, ¿así
ser mamá o no, es si quieres tener un hijo con alguien como yo, hazme caso, piénsalo.
PINA: Ahí tiene un punto, es verdad. Tener un hijo con un guevón es lo peor.
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SEBASTIÁN: Ausencia, falta de dinero o peor, dinero esporádico, nunca cuentas con nada,
pero igual quiero y puedo opinar sobre tu vida. Es un karma, sálvate. Además, ¿tú no querías
ser artista? ¿Tú crees que las oportunidades te van a caer varias veces? Por muy nieta de tu
abuela que seas, perdóname que te lo diga, pero nadie se muere por tenerte en un elenco de
nada. Despierta.
DIANA: Disculpa, ¿este eres tú ejerciendo tu rol de padre ausente desde ya? Yo puedo hacer
lo que me dé la gana, después veré cómo retomo mi carrera, no sé, ese es mi problema.
SEBASTIÁN: ¿Cuál carrera? Ese problema lo tiene Diana Carreño, no Pina Bausch (pausa)
ni siquiera Pina Carreño, que ya sería algo. Además, ¿qué clase de mamá pretendes ser? Si no
estuviste ahí para tu hermana cuando casi se mata, obviamente eso no me lo cuentas, pero
PINA: ¡Cállate!
PINA: Nada. Da igual, no le pares, es un guevón, ¿qué importa lo que diga un guevón? No es
importante.
SEBASTIÁN: ¿Por qué no le dices? Fue hace años, pero no me vas a negar que quedó algo
DIANA: ¡Yo sabía! Te lo juro que lo sentí desde el primer momento y quise creer que estaba
loca. ¿Por qué no me dijiste, Pina? Que estúpida, me siento demasiado estúpida.
DIANA (a Sebastián): Menos mal que perdiste las llaves. Pierde mi número también.
Diana sale. Pina la sigue. Sebastián se sienta en el sofá, mete una mano en el bolsillo,
descansa complacido.
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Hay una maleta en la sala de la casa. Entra Pina apurada, suena el teléfono. Ella voltea los
ojos, ya intuye de quién es. Busca un vaso de agua y se toma sus pastillas. Suena la
contestadora, dejan un mensaje.
visitas, te va a encantar. Bueno, eso es espero, ya sabes las reglas, hay toque de queda a las
nueve y media. Llámenme, necesito organizar todo. (Pausa). Diana..hablé con tu papá, no te
desaparezcas, por favor. Él sólo quiere ayudar, estamos preocupados por ti…y por el bebé
también, claro que sí, estamos felices de apoyarte. ¿Por qué no se vienen juntas, así podemos
cuidarlas mejor? Por cierto, ¿qué pasó con Sebastián? Está tan preocupado por ustedes,
pobrecito. Pórtense bien con él, es nuestro nuevo Co-Director en la Academia, prácticamente
nos salvó de la quiebra con su inversión, así que no quiero enterarme de que lo están
tratando…como suelen hacerlo cuando las cosas no salen como ustedes quieren. Ya saben.
Pina saca un pote de helado del freezer, se lo come directo del pote con cucharadas muy
grandes. Se acerca a la contestadora y la apaga. Entra Diana, al ver a Pina voltea los ojos.
DIANA: Sigues aquí comiéndote mi comida. ¿Te falta mucho para irte? Tengo cosas que
hacer.
DIANA: Estoy ocupada, no tengo tiempo para llover sobre mojado, ya sé lo que vas a decir.
Diana se sienta. Pina se sienta a su lado. Diana reacciona, Pina se aleja un poco.
DIANA: No te odio. Sólo necesito que te alejes de mí, de verdad no estoy de humor para
PINA: Quiero ayudarte. Estoy clara de lo que quiere hacer mi papá, necesito que comprendas
que él va en serio. Tienes que estar preparada, no me importa que me odies, tienes que
escucharme. (Pausa). Creo que nunca supiste la historia completa de lo que pasó el año
pasado. Es normal, ellos manejan todo bajo cuerdas y todo pasó tan rápido. En fin, no sé por
dónde comenzar, pero…¿Te acuerdas del bailarín con quien salí en diciembre, que era un
poco mayor?
PINA: No, el de flamenco. Bueno, da igual, el caso es que tuvimos unas funciones en el
interior del país, todo salió mejor de lo que esperábamos, yo no sé qué me pasó, pero de
PINA: Al regresar me di cuenta de que tenía un retraso. Así como te pasó a ti, básicamente.
Tenía mucho miedo y cometí la estupidez de pedirle ayuda a mi mamá, esa vez nos estaba
acompañando en la gira, nos acercamos mucho, ella lo vio todo. Obviamente yo no estaba
lista para decirle a nadie, solo necesitaba tiempo para pensar, no me sentía lista, fue un error,
pero quería tomarme aunque sea un momento para sentir que era posible, ¿sabes? Bueno, me
imagino que sí sabes. El caso es que papá apareció de una con las pastillas, todo listo y
yo…no sé, tenía otro viaje planeado, no me sentía bien. Pasó, lo hice y fue un antes y un
después. Fue como reconocer una gran equivocación y endeudarme con ellos. Me hacían
sentir como que me salvaron y les debía mi carrera, mi juventud, todo. Con eso ya no podía
negarles nada.
PINA: Fue como un parto o como lo que imagino debe ser un parto, pero con la pulsión de
Recuerdo que vomité y papá abrió la puerta del baño, me dijo “¡¿Tú eres estúpida?! Vas a
vomitar las pastillas.” Contracciones. Coágulos. Culpa. Asco. No dudo que un tiro en la
pierna duela menos. En algún punto, el parto descendió al dolor sistemático de una regla,
horas después me dormí. Amaneció. Me di cuenta de que papá se había quedado dormido en
la sala y lo veía sudando, tenía una fiebre altísima. Quise ignorarlo y no sé por qué, me vestí
cuidé. Se veía indefenso, triste, parecía un niño, se notaba que había llorado. Casi delirando,
me miró y dijo en voz baja “mi bebé, eras mi bebé…” Le bajé la fiebre y sentí que había dado
a luz a un bebé que no era mío y que era todo oscuridad. Parí mi propia náusea y la he
cargado conmigo desde entonces. (Pausa). En todo caso, no me arrepiento. No tenía manera
de hacerlo distinto y sé que fue lo mejor. Sólo me pareció que debías saberlo porque los
PINA: No. Sí. No exactamente. Las cosas se complicaron un poco después de eso, creo que
me sentía distinta, como si mi cuerpo no fuese mío, como si nunca pudiera estar cerca de
nadie otra vez porque ese secreto sería una distancia que nunca dejaría que me vieran de
quería ser yo, pero no quería matarme, sólo quería descansar, ¿nunca has tenido ganas de
desaparecer?
DIANA: Pues sí, Pina, pero algunos tenemos responsabilidades aquí, no podemos hacer lo
DIANA: Ah, y ya sabía. Papá siempre te usa de mal ejemplo anticonceptivo, no sé cómo
terminé igual yo, pero pasó. Hay que asumirlo y ya estoy decidida a hacerlo sola, sin ti, sin
papá, sin nadie. No valen la pena. ¿Eso era todo o tienes algo más que decir? Aprovecha, no
ACTO 3: El homenaje.
El escenario está desnudo, excepto por un podio al costado donde Pina se prepara para dar
un discurso, detrás de ella hay dos sillas donde están Diana y Sebastián.
PINA: Buenas noches. Gracias por venir y ser parte de un homenaje a una de las figuras más
importantes de la danza en este país y también, debo agregar, de una de las mujeres que ha
sido más importante en mi vida: Marily Carreño. Una artista canalizadora de infinitos
búsquedas colectivas. Le debemos mucho a su mirada que atrapa el impulso del movimiento.
Como ya saben, creó la Academia de Danza de Caracas, donde nos formamos mi hermana y
yo. Todo queda en familia, dicen, de ella aprendimos el amor por la danza, un amor que se ha
convertido en el lenguaje con que mi hermana y yo nos decimos lo que callamos. Pina
Bausch decía que bailar es una forma de amar y, a riesgo de ser cursi, creo que es la única
forma de querer que conozco. Hoy tengo el honor de bailar con Diana una de las coreografías
más icónicas de nuestra abuela con un toque…moderno. Fue mi idea, por cierto. Espero que
lo disfruten.
Sebastián aplaude de pie, sonriendo complacido. Diana se levanta nerviosa. Toman extremos
del escenario. Bailan “Gimme More” con un arreglo de jazz. Sebastián sigue a Pina con la
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mirada. Ambas bailan con mucha soltura, hasta que la mirada de Diana se encuentra con la
de Sebastián y en medio de un giro, se tropieza con Pina. Pina no se inmuta, continúa como
si nada. Diana se paraliza. Sale del escenario. Pina continúa sola, la música desaparece en
fade-out. Pina entra a buscar a Diana, mientras Sebastián se acerca al micrófono.
SEBASTIÁN: Bueno, pasa hasta en la familia Carreño, los tropiezos son parte del trabajo. Un
Pina y Diana entran, se quedan en el extremo del escenario. Se ve que Diana busca a alguien
en el escenario y Pina la toma del brazo.
SEBASTIÁN: Bueno, nuestra Marilyn fue una maestra, de esas con las que uno siente una
pertenencia especial. Era mi maestra. Curiosamente, hablaba mucho del error en escena, de
intérprete. Queda un gran camino de aprendizaje, estoy seguro de que no es lo último que
Aplausos. Diana se acerca impulsivamente, soltándose del brazo de Pina. Se acerca al podio,
toma el micrófono de Sebastián.
DIANA: ¡Gracias, Sebastián! Bellas palabras. Siempre dando en el clavo, ¿no? Hablemos de
tu maestra, para eso vinimos. Bueno, nuestra maestra, la que me enseñó a girar y a caerme y a
tomar laxantes y vomitar a veces. Para nada, porque al final terminé de secretaria del negocio
DIANA: Tampoco es que sea sorpresa, Pina. Eso también es parte del trabajo, es casi normal.
Al menos entre nosotros, todo queda en familia, ciertamente. Ah, algo bonito que rescato es
que esta Academia tiene un elenco estable que es como una familia, como esas agencias que
te pagan mal, pero hay pizza todos los viernes, algo así.
DIANA: Tienes razón, total, ni mamá ni papá están aquí hoy. Mentira, vienen tarde, mientras
PINA: Diana…ya…
PINA: Ay, no. Tú cállate, termina de irte, por favor. (Pausa). De hecho, es perfecto esto. Sí,
era como parte del trabajo. Era normal. Obviamente no nos puso a vomitar por gusto, Diana.
SEBASTIÁN: No podemos costear este showcito, ¿quieren salir o tengo que buscar a
seguridad y obligarlas?
PINA: Ay, por favor, hace cinco minutos eras un suplente promedio, ahora te empoderaste
porque pagaste tu escalada al nivel promedio, busca a seguridad, dale, corre. Espero que te
Sebastián sale.
DIANA (sin prestarle atención): No, a ella prácticamente le obligaban a hacerlo. Secreto a
agravantes de culpa con lavados de cerebro, pero la verdad es que pasaba y lo sufría bastante.
DIANA: Sí, como nosotras y varias estudiantes más, tenemos varias demandas encima por
maltrato psicológico, que antes podíamos esquivar y silenciarlas, pero…Ya no hay dinero
PINA: Ya llegaron.
DIANA: Tarde.
DIANA: Pues se acabó el show, en todos los sentidos. Para esta paternidad remota que sólo
PINA: No seas galla. No todos los días estás en una tabla, disfrútala.
Pina hace ademanes de órdenes a la cabina. Suena de nuevo Gimme More. Suenan aplausos.
PINA: Te toca.
DIANA: ¿Qué vamos a hacer luego? Digo, creo que acabamos de mandar a la mierda todo.
PINA: Pues nada, haremos lo que nos dé la gana, ¿qué más vamos a hacer?
Vuelve a sonar la música. Diana se pone en posición. Pina se queda en el podio, mirándola.
Diana baila. La canción se distorsiona como un radio sin señal. Suena “Work, Bitch” por
unos segundos, cambia nuevamente a “I Wanna Be Loved By You” de Marilyn Monroe, hasta
finalmente volver a Gimme More. Diana fluye con naturalidad ante los cambios, improvisa
sin esfuerzo. Fade out de la música. Pina la aplaude. Diana recibe los aplausos, satisfecha.
Toma de la mano a Pina hasta el centro del escenario y ambas hacen la reverencia al
público.
Black out.
EPÍLOGO: STRONGER
Pina y Diana están en casa. En el televisor se proyectan imágenes de las marchas del
movimiento #FreeBritney. Ambas tienen camisas estampadas con el hashtag #FreeBritney.
PINA: Ya no hay contratos legales o emocionales que nos aten a nuestra familia.
DIANA: Soltarlos no es el final feliz que esperábamos, al menos no uno que se pueda mostrar
PINA: Ojalá.