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Conservatorio Nacional de Música

Historia de la Música III


Nombre: José Eduardo Mejía Mosquera
Curso: 2° de Bachillerato
Fecha de Entrega: viernes 28 de Junio de 2019
Tema: Biografía de Antonin Dvorak Y análisis de la 9° Sinfonía” el Nuevo Mundo”
Antonín Leopold Dvořák nació en Nelahozeves, pequeña población al norte de Praga
(entonces parte de Bohemia en el Imperio austríaco, ahora República Checa), el 8 de
septiembre de 1841. Su padre, František Dvořák, poseía un reducido establecimiento
hotelero y también trabajó como intérprete profesional de cítara y como carnicero. Su
madre, Anna Zdenĕk, era la hija de Josef Zdenĕk, el alguacil del príncipe Lobkowicz.
Dvořák fue el mayor de sus catorce hermanos, ocho de los cuales sobrevivieron a la
infancia. Fue bautizado como católico en la iglesia de San Andrés de su pueblo. Los
primeros años de Dvořák en Nelahozeves nutren la fuerte fe cristiana y el amor de su
herencia bohemia que influyen tan fuertemente en su música. En 1847 ingresó en la escuela
primaria de su pueblo, donde recibió las primeras enseñanzas musicales y aprendió a tocar
el violín de la mano de su profesor Joseph Spitz. Mostró un talento precoz y gracias a su
habilidad estuvo tocando en una banda de su pueblo y en la iglesia. František estaba muy
satisfecho por los dones de su hijo. A la edad de 13 años y bajo la influencia de su padre,
Dvořák fue enviado a Zlonice a vivir con su tío Antonín Zdenĕk con el fin de aprender
alemán. Su primera composición, Polka Pomnenka, fue escrita probablemente en 1855.
Dvořák recibió lecciones de piano, órgano y violín de su profesor de alemán Antonio
Liehmann. Liehmann también enseñó al joven muchacho teoría de la música y le presentó a
los compositores de la época. Dvořák tenía mucho respeto por su maestro, a pesar de que
éste tenía un carácter bastante duro. Liehmann fue el organista de la iglesia de Zlonice y a
veces dejaba a Dvořák que tocara en los servicios. A la edad de 16 años y bajo la
insistencia de Liehmann y Zdenĕk, František permitió a su hijo convertirse en un músico,
con la condición de que fuera organista. Cuando su tío no pudo mantenerle por más tiempo,
trabajó en la orquestina de Karel Komzák como medio de ganarse la vida, y llegó a adquirir
cierta reputación como intérprete. En 1886 pasó a la orquesta del Teatro Nacional de Praga
que dirigía Bedřich Smetana.
En 1873 saltó a la fama con su composición Himno Patriótico, de hondo calado
nacionalista. Ese mismo año obtuvo el reconocimiento internacional con su colección
de Danzas eslavas. En el verano de 1874 consiguió una beca del gobierno austriaco de
400 florines en mérito a las composiciones que presentó. Visitó Inglaterra en nueve
ocasiones, generalmente para presentar y dirigir su propia música, la primera fue en 1884,
cuando fue nombrado miembro de honor de la Sociedad Filarmónica de Londres. Más
tarde, en 1891, recibiría el título de Doctor Honorario de Música por la Universidad de
Cambridge. También, en 1889, la Orden de la Cruz de Hierro otorgada por el
emperador Francisco José I, en 1891 el doctorado honoris causa por la Universidad de
Praga, y un sillón en la Academia de Ciencias y Bellas Artes de Checoslovaquia y de
Berlín. Invitado por Chaikovski estuvo en San Petersburgo y Moscú ejecutando sus propias
obras.
Una etapa singular de su vida fue la que pasó en Estados Unidos. Jeannette Thurber,
fundadora del Conservatorio de Nueva York, le ofreció la dirección del centro, lo que le
determinó a trasladarse allí en 1892. Bajo la influencia de los espirituales negros y de la
música popular compuso la Sinfonía del Nuevo Mundo y el conocido Cuarteto americano.
Regresó a su país en 1895 para hacerse cargo de la dirección del Conservatorio de Praga.
Murió de una congestión cerebral el 1 de mayo de 1904.
Carrera musical[editar]
Estudió música en la escuela de órgano de Praga a finales de la década de 1850, y
lentamente fue desarrollándose como violinista y vihuelista profesional. Durante la década
de 1860 tocó la viola en la Orquesta del Teatro Provisional Bohemio, que fue dirigida a
partir de 1866 por Bedřich Smetana. La necesidad de ganarse la vida le condujo a la
enseñanza, hecho que le dejó muy poco tiempo libre, de forma que en 1871 dejó la orquesta
para dedicarse a la composición. Se enamoró de una alumna, y escribió un ciclo de
canciones, Cipreses, en las que trató de expresar su angustia cuando ella se casó con otro
hombre. Aun así, superó la decepción, y se casó en 1873 con la hermana de la
alumna, Anna Čermáková.
Cierta anécdota recogida por Filkenstein es muy significativa del respeto que el pueblo
inspiraba a Dvořák. Su hijo solía contarla: En Vysoka dijo a unos mineros que tenía en
proyecto una ópera en la que quería que aparecieran mineros de verdad, usando incluso las
mismas máquinas que empleaban en las explotaciones de Příbram y Brezohorské. Les
prometió que en la primera representación en el Teatro Nacional dispondrían de lugares de
preferencia en la sala para que pudieran dar su opinión sobre si se había logrado en ella una
sensación de realidad, de autenticidad. En este caso revelador Dvořák se mostraba no sólo
proclive a que el pueblo fuera protagonista de una ópera, sino también a que se le
atribuyera un papel crítico.
En el verano de 1874 obtuvo una beca del gobierno austriaco de 400 florines por el mérito
obtenido con su Sinfonía n.º 3. Dvořák ganaría esta beca en dos ocasiones más, en concreto
en los años 1876 y 1877. En el jurado que las evaluaba estaba Johannes Brahms, quien le
dispensó su voto y su duradera amistad. La intermediación de este último consiguió la
publicación de algunas obras con la importante editorial de partituras Simrock.
Las interpretaciones en el exterior se multiplicaron, especialmente las Danzas eslavas,
la Sexta sinfonía y el Stabat Mater, y con ellas más encargos.
Visitó el Reino Unido en nueve ocasiones, generalmente para presentar y dirigir su propia
música; la primera fue en 1884, cuando fue nombrado miembro de honor de la Sociedad
Filarmónica de Londres. El buen trato recibido en tierras inglesas le llevó a escribir La
novia del espectro (1884) y el Réquiem (1890) para Birmingham, la Séptima sinfonía para
la Sociedad Filarmónica (1885) y Santa Ludmila para Leeds (1886). Más tarde, en 1891,
recibiría el título de Doctor Honorario de Músicapor la Universidad de Cambridge.
No fueron estas las únicas distinciones que recibió en vida; en 1889, la Orden de la Cruz de
Hierro otorgada por el emperador Francisco José I de Austria, Bohemia y Baviera,
en 1891 el doctorado honoris causa por la Universidad de Praga, y un sillón en la Academia
de Ciencias y Bellas Artes de Checoslovaquia y de Berlín.
Invitado por Chaikovski, visitó Rusia en 1890. Estuvo en San
Petersburgo y Moscú ejecutando sus propias obras. Por entonces seguía estrenando nuevos
trabajos en Praga y Londres.
Antes de abandonar Europa para marcharse a Estados Unidos,
recorrió Bohemia interpretando el nuevo Trío Dumky.
La que pasó en Estados Unidos fue una etapa singular de su vida. Jeannette Thurber,
fundadora del Conservatorio de Nueva York, le ofreció la dirección del centro, lo que le
convenció para trasladarse allí en 1892. Bajo la influencia de los cantos espirituales de los
negros norteamericanos y de la música popular estadounidense, así como de los ritmos de
los aborígenes norteamericanos, compuso la Sinfonía nº 9 (más conocida como Sinfonía del
Nuevo Mundo), el Quinteto para cuerdas en mi bemol mayor y el conocido Cuarteto
americano. De este período también cabe mencionar su Concierto para violonchelo y
orquesta, que rápidamente se convirtió en una de las obras más apreciadas para este
instrumento solista.
Las dificultades económicas y los lazos familiares le llevaron de vuelta a Praga en 1895,
donde empezó a escribir poemas sinfónicos y donde vio recompensados sus esfuerzos en el
ámbito de la música dramática por el éxito de la ópera Rusalka(1901). También empezó a
enseñar en el Conservatorio de Praga, donde, entre sus pupilos con más talento, se
encontraban Josef Suk y Vítězslav Novák.
Viajes a Inglaterra[editar]
Dvořák llegó a realizar nueve viajes a Inglaterra, cinco de los cuales los llevó a cabo
entre 1884 y 1886. El primero fue muy provechoso artísticamente. El público inglés reservó
una excepcional acogida tanto a su música como su persona. Fue sobre todo el Stabat
Mater, dirigido por él mismo en Royal Albert Hall durante el primer viaje, la obra que más
impresionó a los ingleses. Aquella composición sinfónica-vocal tenía que gustar
forzosamente al público de las islas Británicas, un público fiel a los oratorios de Händel,
que seguían siendo interpretados y apreciados. Este primer viaje duró veinte días y en él
hubo varios conciertos dedicados a la música de Dvořák. Antes de volver a su país, el
propietario de la famosa editorial Novello de Londres le entregó un sustancioso adelanto
económico para que compusiera un oratorio. Así, al regreso de este primer viaje a
Inglaterra, el músico se encontró en condiciones de hacer realidad uno de los sueños de su
vida: adquirir una residencia de verano para poder retirarse y dedicarse al aislamiento y la
concentración. Adquirió una residencia campesina en Vysoká, donde se retiraba siempre
que podía y en esa casa compondría muchas de las futuras obras.
Segundo y tercer viaje[editar]
El segundo viaje a Inglaterra tuvo lugar en otoño de este mismo año 1884. Dvořák volvió a
dirigir el Stabat Mater, esta vez en el festival de Worcester. Al regreso de este viaje
compuso una cantata que traía por título La novia del espectro; el texto fue traducido al
inglés y la partitura la publicó la casa Novello. La obra fue estrenada en Pilsen, en
Bohemia, el marzo de 1885. El tercer viaje lo realizó en 1885 y estuvo consagrado
principalmente por la primera ejecución de la Séptima Sinfonía en Re menor, Op. 70, que
acababa de componer. La escribió entre diciembre de 1884 y marzo de 1885. De ella dice
Dvořák que fue realizada “en una época llena de duda, amargura, dolor silencioso y
resignación”. Y añade: “Dondequiera que voy no pienso más que en esta obra, que tiene
que conmover en el mundo, y con la ayuda de Dios lo lograré”. La razón del dolor de
Dvořák estaba en la reciente muerte de su madre. Por eso esta sinfonía ha sido
denominada Trágica. La obra fue recibida con gran entusiasmo y los críticos la compararon
con las Sinfonías de Beethoven y de Schubert. Algunos críticos consideran el segundo
movimiento como el más hermoso de los tiempos lentos de Dvořák, y juzgan que la
melodía de sus compases iniciales es una de las más bellas de su autor y que el siguiente
pasaje romántico es uno de los más profundos de la literatura sinfónica después de
Beethoven.
Más viajes a Inglaterra, Alemania y Rusia[editar]
Con su mujer Anna a Londres, en 1886. Hizo este viaje en agosto de 1886 y estuvo
dedicado a la presentación de La novia del espectro, en el Festival de Birmingham. Después
de todos aquellos éxitos, que iban aumentando de día en día, Dvořák logró una notable
independencia económica, la cual le permitió una mayor libertad en sus opciones artísticas.
Así nació el propósito de un oratorio nacional, Santa Ludmila, acabado el mayo de 1886.
Este oratorio se estrenó en Leeds en octubre del mismo año, con ocasión del quinto viaje
del compositor a las islas Británicas. Fue recibido con el mismo entusiasmo que siempre,
de forma que pudo escribir lo siguiente: "Me encuentro en un estado de gran excitación,
entre otras cosas por la notable interpretación de la orquesta (ciento veinte instrumentistas),
del coro (trescientos cincuenta cantantes) y de los solistas, todos de primera calidad, pero
de manera especial por las ovaciones clamorosas del público. ¡No había comprobado en
toda mi vida el entusiasmo, el característico entusiasmo inglés!".
De 1886 a 1890, Dvořák permaneció en su patria dedicado a la composición. Surgieron en
aquellos años, además de grandes composiciones de música de cámara, la Misa en re
mayor, Op. 86, la ópera El jacobino, representada en el Teatro Nacional de Praga en 1899,
y la octava sinfonía en sol mayor, Op. 88. El jacobino es una de las obras más alegres y
encantadoras escritas por su autor. El personaje central de la obra es Benda, un músico
bohemio que vive únicamente por su hija y por su arte. Es, evidentemente, un reflejo
de Anton Liehmann, el maestro de Antonín en su juventud. Los otros personajes se
asemejan mucho a la gente entre la cual vivió y creció el compositor en su pueblecito
nativo.
El 1890 el compositor realizó el sexto viaje a Inglaterra, donde ya se sentía como en casa.
En esta ocasión presentó su Octava sinfonía. Su notoriedad europea era tan grande que
realizó giras por Alemania y Rusia, y por todos lados fue cubierto de honores.
En 1891 realizó su octavo viaje a Inglaterra, dirigió en el Festival de Birmingham
su Réquiem, op. 89, para solistas, coro y orquesta, compuesto en 1890. Este mismo año fue
nombrado profesor del Conservatorio de Praga. Como docente, Dvořák reveló un temple
eficaz, inaugurando un sistema nada autoritario, fiel al que en otro tiempo había afirmado él
mismo, al decir que sus maestros, además de sí mismo, habían sido los pájaros, las flores y
el buen Dios.
Entre 1892 y 1895, Dvořák fue director del Conservatorio Nacional de Nueva York, donde
tuvo por alumno al famoso compositor norteamericano Horatio William Parker. El
Conservatorio fue fundado por una rica dama de la alta sociedad, Jeannette Thurber, quien
quería como director a un compositor reconocido, para dar brillantez a la institución.
Escribió a Dvořák, pidiéndole que aceptara el cargo, y él respondió afirmativamente, con
tal de que los estudiantes nativos americanos y afroamericanos dotados de talento, que no
pudieran permitirse este nivel de instrucción, tenían que ser admitidos gratuitamente (este
fue un primer ejemplo de ayuda financiera basada en la necesidad, lo que en los Estados
Unidos recibe el nombre de "need-based financial aid").
Durante su estancia en Nueva York, Dvořák se hizo amigo de Harry Burleigh, que fue un
importante compositor afroamericano. Dvořák enseñó a Burleigh composición y, a cambio,
Burleigh pasaba horas cantando las espirituales americanos tradicionales para Dvořák.
Burleigh continuó creando canciones espirituales, que resisten bien la comparación con
obras musicales europeas de la época.
Durante el invierno de 1893, mientras estaba en Nueva York, Dvořák compuso su obra más
célebre, la sinfonía núm. 9 del Nuevo Mundo. A consecuencia de una invitación de su
familia, pasó el verano del 1893 en una comunidad de habla checa en Spillville. Aquí
compuso dos de sus obras más famosas, el Cuarteto de cuerda No. 12 en Fa
mayor, Americano, y el Quinteto de cuerda en mí bemol, op. 97.
En los Estados Unidos también asistió a la interpretación de un concierto para
violonchelo de Victor Herbert. Salió tan entusiasmado de las posibilidades que la
combinación de violonchelo y orquesta ofrecía en esta obra que decidió componer
su Concierto para violonchelo en Si menor (1895). Desde entonces el concierto,
considerado como uno de los mejores de su género, ha crecido en popularidad y hoy en día
es interpretado muy a menudo. Dvořák también dejó una obra inacabada, el Concierto para
violonchelo en La mayor (1865), que fue completada y orquestada por el compositor
alemán Günter Raphael entre el 1925 y el 1929 y por Jarmil Burghauser en 1952.
Dvořák dejó los Estados Unidos en abril de 1895 y volvió definitivamente a su patria, de la
que ya salió muy pocas veces. Tan pronto como llegó a Praga recomenzó su trabajo de
profesor en el Conservatorio. En 1896 realizó su último viaje a Inglaterra, el noveno, y allí
estrenó su célebre Concierto para violonchelo y orquesta en si menor, Op. 104, que había
empezado en los Estados Unidos y terminó en Praga. Esta obra se alimenta de elementos
temáticos de origen bastante diverso: del folclore americano y también del folclore checo, a
treguas de los giros nacionales que surgen espontáneamente de la pluma de Dvořák. Desde
el punto de vista del sentimiento y de la escritura, la tendencia es claramente romántica. Se
trata de una obra lírica, ardiente e impetuosa. La escritura brillante y, por otro lado, muy
cuidadosa, solicita todos los resortes del instrumento solista, aunque sin virtuosismos muy
rebuscados. En este concierto la preocupación constante por la independencia del
instrumento solista es inminente, el cual destaca claramente de una rica orquesta, que nunca
le molesta. Desde el punto de vista del equilibrio entre el solista y la orquesta es una de las
obras más destacadas de la literatura para violonchelo, puesto que Antonin Dvořák solicitó
el consejo de varios célebres violonchelistas de su época. Respecto a la forma, es más bien
tradicional.
A partir de este momento Dvořák ya no escribió nada más en el campo de la música de
cámara ni de la sinfonía, sino que volvió al teatro y al poema sinfónico. Entró, pues, en una
especie de última fase de su evolución, en la que volvieron a predominar los ideales
románticos de su juventud (Wagner, Liszt). La actividad dramático-musical de Dvořák
logró la cumbre con la composición de la ópera Rusalka, cuyo texto fue extraído de la
leyenda de Ondina de Jaroslav Kvapil. También compuso la ópera Armida.
En los últimos años de su vida, el gran compositor recibió toda clase de honores y
reconocimientos. El 1901 pasó a ser director del Conservatorio de Praga donde tuvo
alumnos que siguieron su huella como Dobri Hristov y, por su parte, el
emperador Francisco José lo denominó senador vitalicio. Dvořák no había estado nunca
enfermo, sin embargo sufrió arteriosclerosis en la última época de su vida. Su salud
empeoró en abril de 1904 a consecuencia de un constipado. Una trombosis cerebral puso
fin repentinamente a su vida el 1 de mayo de 1904, cuando tenía sesenta y tres años. Al
final de su vida sufrió dificultades económicas, debido a los bajos importes por los cuales
había vendido los derechos de sus obras. Está sepultado en el cementerio de Vyšehrad en
Praga.
Dvořák utilizó varias formas musicales. Sus nueve sinfonías responden al modelo clásico y
habrían sido aprobadas por Beethoven, aunque están estilísticamente más cerca de las
de Brahms, pero también cultivó el poema sinfónico y la influencia de Wagner puede
rastrearse en alguna de sus composiciones. Muchas de sus obras muestran la influencia
del folclore checo, ya sea por los ritmos o por las formas melódicas; quizás el ejemplo más
claro son las dos compilaciones de danzas eslavas (Danzas eslavas para piano a cuatro
manos, op. 46 y 72, compuestas el 1878).
Además, Dvořák compuso óperas (la más célebre de las cuales es quizás Rusalka), música
de cámara (incluyendo un reducido conjunto de cuartetos de cuerda, entre los cuales
destaca el llamado «Americano») y música para piano.
Las obras de Dvořák fueron catalogadas por Jarmil Burghauser en su trabajo Antonín
Dvořák. Thematic Catalogue. Bibliography. Survey of Life and Work.
Obras principales
 11 óperas:
o El rey y el carbonero - 1874
o Los amantes obstinados - 1874
o Vanda - 1876
o El campesino astuto - 1877
o Dimitrij - 1882
o El jacobino - 1889
o El diablo y Catalina - 1899
o Rusalka - 1901
o Santa Ludmila - 1901
o Armida - 1904
o Alfred - 1938 (compuesta en 1870)
 Santa Ludmila (gran Oratorio nacional). Misa en Re mayor. Réquiem. Te Deum. Stabat Mater.
Coros a cappella. Los herederos de la montaña blanca, para coro y orquesta. Himno de los
campesinos checos, para coro y orquesta.
 9 Sinfonías (la nº. 9 del Nuevo Mundo).
 Dos series de Danzas eslavas (originalmente para piano a cuatro manos). Tres Rapsodias eslavas.
Cinco Poemas sinfónicos. Suites.
 Oberturas: Carnaval, En el reino de la naturaleza, Otelo, Husitsk, Mi país nativo.
 Serenata en mi mayor para orquesta de cuerda, Serenata para diez instrumentos de viento,
violonchelo y contrabajo, Concierto en sol menor para piano y orquesta. Concierto en la menor para
violín y orquesta, Concierto en si menor para violonchelo y orquesta.

 18 cuartetos de cuerda, cinco quintetos (dos con piano), un sexteto, siete tríos (nº, 5 Trío Dumky en
si menor), Piezas para violín y piano.

 Numerosas piezas para piano: Ocho Humoresques, Tema y variaciones. Danzas escocesas, Siluetas.
Polcas, Valses, Mazurcas, Hojas de álbum, Trece imágenes poéticas.

 Unas cien canciones y dúos vocales (diez canciones bíblicas, siete canciones gitanas).
Sinfonía n.º 9 en Mi menor, Opus 95, “Del nuevo mundo”
Primer Movimiento: Adagio-Allegro molto

Este primer movimiento se inicia con una introducción realizada por violas, violonchelos,
clarinetes, fagotes y trompas. Un comienzo oscuro, en penumbra, que representa la noche, a
la humanidad asolada por la tiranía y la esclavitud. Algo contra lo que hay que rebelarse.
Para ello Dvorak crea tres temas como personajes que luchan contra esta sombra.

El primer tema representa a la gente común, convertida en héroes. Es la fanfarria de la


trompa, lo llamaremos tema épico (cc. 24-40), mucha atención con este tema que volverá a
aparecer. El segundo tema que se alza contra el enemigo es una canción india. De apariencia
nocturna y calmada, pero que después irá creciendo (cc. 91-106). Y el tercer tema lo
interpretará la flauta, con su luz especial sobre un fondo de cuerda, evocando a lo pastoral
como un paisaje ideal, como un atardecer en una aldea (cc. 149-171).
Para la escritura de este último tema Dvorak se inspiró en un espiritual negro llamado Swing
low, sweet chariot. Esta canción pudo haber sido compuesta por Wallace Willis, un negro
emancipado en la actual Choctaw, cerca de Oklahoma, antes de 1862, inspirado por el río
Rojo, que le recordaba al río Jordán y al profeta Elías que fue llevado al cielo en un carro de
fuego. Varias fuentes afirmaron que, junto con Steal away, Sweet low, sweet chariot incluye
referencias a la red clandestina Ferrocarril subterráneo, que ayudó a numerosos esclavos
afroamericanos a escapar de las plantaciones del sur hacia el norte de los Estados
Unidos y Canadá.
La canción disfrutó de un resurgimiento en la década de 1960 con el movimiento por los
derechos civiles y fue interpretada por artistas como Joan Baez en el Festival de
Woodstock en 1969. En 2002, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos incluyó la
canción en el Registro Nacional de Grabaciones. Fue también incluida en la lista Songs of
the Century por la Recording Industry Association of America (RIAA). Y actualmente, la
canción es el himno de la selección de rugby de Inglaterra.
Estos son los tres temas que integran este primer movimiento: el tema épico de la gente
común, el tema indio y el tema pastoral que representa a los afroamericanos. Estos temas se
presentan uno detrás de otro conformando así la exposición. Una vez finalizada la exposición
empieza el desarrollo, tanto el primer y segundo temas, como el tercero, se desarrollan por
igual, es decir, no ocurre como en otras obras que se trabaja sobre uno de los tres temas o
sobre ambos por separado, sino que Dvorak entiende este desarrollo como una lucha épica,
una disputa por igual entre los grandiosos y amenazadores primer y segundo temas y el tema
sensible y pastoral, de manera que la melodía se convierte en una continua réplica que parece
terminar con la victoria del tema épico e indio al imprimir su carácter aterrador a su antónimo
tema espiritual.
Después de este desarrollo se vuelven a rememorar los tres temas, se trata de la reexposición.
Pero con ella no se alcanza la felicidad, pues este primer movimiento ha tenido un final
trágico con el acorde de Mi menor (cc. 436-452).
Segundo Movimiento: Largo
El segundo movimiento será lento y muy contemplativo. Los héroes descansan, meditan y
recuerdan cosas. El tema épico duerme. Suena uno de los temas más apacibles de la historia
de la música junto al solo de trompa del segundo movimiento de la Quinta Sinfonía de
Chaikovski, el tema del corno inglés apoyado sobre la cuerda (cc. 7-10). En palabras de
William Fisher, alumno de Dvorak: “Con su inquietante corno inglés en solitario, es el
derramamiento del propio hogar-anhelo de Dvorak, con algo de la soledad de horizontes
lejanos de la pradera, el vago recuerdo de los días pasados del hombre pelirrojo, y un sentido
de la tragedia del hombre negro que canta en sus ‘espirituales’. Aun más profunda, es una
expresión del movimiento de la nostalgia del alma que todos los seres humanos
sienten”. (Boston, 21 de julio de 1922).
Y así de pacífico seguirá el segundo movimiento, que es como un intermedio en el drama.
Es el turno del tema del indio Hiawatha y la muerte de su amada y bella Minnehaha. El
nombre de este famoso indio se halla en las mentes de los niños y niñas que nos criamos
viendo los cuentos de la factoría Disney. Hagamos memoria y recordemos el relato de El
pequeño Hiawatha. El origen de este personaje parece ser el poema épico La canción de
Hiawatha (1855), escrito por el poeta estadounidense Henry Wadsworth Longfellow y
basado en las leyendas de los indios Ojibwa. En este poema, este héroe de leyenda de los
indios americanos es hijo del Viento del Oeste y la bella Winonah. Pues bien, niños y niñas
de mi generación, ahora ya jóvenes adultos, mientras disfrutábamos de la aventura de este
pequeño indio (y sin darnos cuenta) estábamos escuchando un breve fragmento de la Novena
Sinfonía de Dvorak.
Mientras Dvorak componía la sinfonía, pasó sus vacaciones en la colonia checa de Spillville,
en Iowa. Algunos musicólogos creen que la imagen de las praderas verdes y desiertas de
Iowa pudo inspirar el primer tema de este Largo, un tema que se inicia con una serie de
acordes con una armonía muy poco convencional. Este tema introductorio acórdico cumple
la función de trasladarnos a un nuevo mundo de “leyendas” (como inicialmente tituló Dvorak
este movimiento), al igual que hacía Mendelssohn en el inicio de El sueño de una noche de
verano. Y esto tiene mucho sentido ya que, como declaró el compositor, los temas que
seguirán después hablarán sobre el mundo mitológico de la Canción de Hiawatha. El tema
interpretado por el corno inglés vuelve a adoptar el tinte de un espiritual negro usando la
escala pentatónica. La elección del corno como solista del tema lo hace en honor de su amigo
y cantante ya mencionado, Harry Burleigh, dicho instrumento le recordaba el su timbre de
voz. Sería precisamente Burleigh quien convertiría este tema en la canción Going Home y
quien descubriría a Dvorak la música de los espirituales negros. De hecho, el primer acto de
Dvorak como director del Conservatorio neoyorkino fue poner la matrícula gratuita para
todos los afroamericanos.
Los temas se repetirán de nuevo, pero esta vez añadiendo entre ellos una transición elegíaca
en las cuerdas. En la sección central del Largo aparecen dos nuevos temas, tan ligados entre
ellos que incluso podría considerarse al segundo una extensión del primero. Estos dos temas
interpretados por las maderas se repetirán luego conducidos por las cuerdas. El último tema
en aparecer, de nuevo narra un pasaje en el que se habla del cantar de las aves y del amanecer
de la vida animal en el bosque. Nuestro famoso tema épico duerme, pero al final del segundo
movimiento despierta y cobra energía de la mano de los trombones (cc. 96-98). Un
contrapunto perfecto contra el dolor vivido en el movimiento anterior.
Tercer Movimiento: Molto vivace
Así que primer movimiento trágico (lucha contra la sombra), segundo movimiento lento
(como un remanso de paz), y llegamos al tercer movimiento, que prepara poco a poco el acto
final. Seguimos luchando contra la sombra. Llegan los indios iroqueses con sus tambores.
Tenemos una música frenética convertida en danza guerrera contra los malos espíritus y que
convoca a los antepasados (cc. 29-59). Dvorak amaba la música de los indios americanos
porque en el verano de 1893 acogió en su hogar a un grupo de iroqueses y kickapoes.
La estructura del movimiento posee dos tríos y es la siguiente: AABACABA. Es decir,
comenzamos con el tema scherzante de tipo danzarín y festivo, dicho tema, eje central del
movimiento, se repetirá una vez más. El primer trío, interpretado por las maderas, mantiene
la línea juguetona y alegre, según el musicólogo Michale Beckerman, hace alusión a la
canción entonada por el indio Chibiabos en la obra de Longfellow. De nuevo, el compositor
checo usa la escala eólica como representante de la cultura india.
Tras esto se retoma de nuevo el tema del scherzo pero, para dar la entrada al segundo trío,
hace de nuevo aparición una sombra distorsionada del tema épico del primer movimiento. El
segundo trío hace referencia directa a la boda de Hiawatha y mantiene de nuevo
el carácter pastoral y de celebración. La obra se reexpondrá de nuevo hasta su primer trío
concluyendo con el tema scherzante y una nueva alusión de la trompa al primer movimiento.
Pero este movimiento también acabará en el triste acorde de Mi menor. ¡No hemos vencido
todavía! El combate seguirá en el cuarto y último movimiento con los temas épico, pastoral,
afroamericano e indio.
Cuarto Movimiento: Allegro con fuoco
Llegamos al último acto, el cuarto movimiento. La sombra, las fuerzas del Mi menor, siguen
apareciendo por la sinfonía. Pero ahora entra en escena un nuevo personaje, el afamado tema
de carácter dramático, resuelto, decidido y, por supuesto, heroico. Lo llamaremos el tema
poderoso (cc. 208-219).
Así que recopilando: primer movimiento, se alzan contra la sombra el tema épico y el tema
pastoral; segundo, hay una especie de descanso del guerrero; tercero, se prepara el desenlace,
con esa danza india frenética; y cuarto, aparece el tema poderoso, además regresará con más
fuerza que nunca el tema épico del primer movimiento (cc. 333-336).
Una dura y contundente introducción al unísono e in crescendo da el pistoletazo de salida,
como una cuenta atrás de lo inminente hasta que los metales inician el conocidísimo primer
tema con la percusión reforzando la melodía con fuerza. Con un alarde de contrapunto, las
cuerdas se adueñan del tema, volviéndolo menos agresivo pero más desgarrador. Como en el
primer movimiento, Dvorak inserta un tema de transición para llegar al segundo que, en este
caso, es una reducción melódica del primero sus notas básicas (una reducción a lo “absurdo”).
El segundo tema es lírico y más ligero en contraste con la rotundidad y densidad del primero,
se inicia con un solo de clarinete mientras es replicado por las cuerdas, para que luego se
sume toda la orquesta en un éxtasis musical. Al segundo tema le seguirá un nuevo tema de
transición que servirá de coda que una la exposición con el desarrollo.
El desarrollo vuelve a ser una disputa. Desde la lejanía se enuncia el primer tema jugando
con el tema codal y el tema de transición. La primera lucha por la supervivencia se produce
entre el tema del corno inglés del segundo movimiento, tocado con un carácter más
impetuoso por las maderas, y el tema scherzante del tercero por las cuerdas. Batalla que
parece ganar el tema del Largocuando los metales se imponen abanderando su melodía. Una
zona de turbulencias continúa, la tierra parece temblar y las melodías traídas del
pasado parecen huir, ya que a las praderas americanas llegan los dos titanes sinfónicos, el
épico del primer movimiento hace una aparición efímera y parece desvanecerse ante la
imperiosa fuerza del tema principal de este último movimiento que crecerá y crecerá hasta
convertirse en su propia reexposición.
La fuerza devastadora del primer tema en los últimos compases del desarrollo ha terminado
por fulminar al tema de transición que se omite en esta reexposición. En cambio, el tema A
pierde fuelle hasta convertirse en una bestia mansa, en una sombra de lo que fue y conectarse
con esa serenidad al tema lírico.
En la coda, Dvorak producirá la otra gran batalla, aprovechando el clima tranquilo y la
guardia baja, el grandioso tema del primer movimiento asesta un golpe por sorpresa y, de
nuevo, los dos colosos musicales, los dos temas del primer y
último movimiento, comienzan su particular batalla con el tema de transición como árbitro o
animador. Es una lucha a muerte donde ambos medirán sus fuerzas en una legendaria batalla
final. Ante las praderas desoladas por la conflagración, vuelve a aludirse los dos temas del
segundo y tercer movimientos que ya oímos en el desarrollo, pero entonces el justo vencedor
se levanta. Ambos titanes se elevan hermanados en un final apoteósico y triunfal. El nuevo
estilo norteamericano acaba de nacer.
Pero la pregunta es: ¿acaba bien la sinfonía? ¿Nos iremos trágicos a casa? Al final el gran
tema épico se juntará con el tema poderoso, fundidos, combatiendo juntos. ¿Vencerán a la
sombra inicial del acorde de Mi menor? ¿Los indios, los afroamericanos, la gente común,
triunfarán en aquel Nuevo Mundo contra las maldiciones de la opresión? La respuesta el fin
de semana del 9, 10 y 11 de diciembre. Fecha en la que la Orquesta Nacional de España
interpretará esta sinfonía en el Auditorio Nacional de Música.
En su estreno en diciembre de 1893 la Sinfonía del Nuevo mundo tuvo un éxito arrollador.
Una de las razones de este éxito fue el carácter revolucionario de la misma. El que Dvorak
insertara temas indios y afroamericanos era algo que no se podía hacer, por aquel entonces
era impensable que en una sinfonía de un maestro europeo se metieran temas musicales de
“razas inferiores”.
Ojalá podamos captar la grandeza de este monumento musical. La diferencia entre un genio
creador y un mero combinador de sonidos es que el genio crea mundos y seres vivos, con un
estilo propio, y luego esos seres se posan en nuestra conciencia y nos visitan en nuestros
sueños. Pues en los sueños encontramos un mundo enteramente nuestro, sumerjámonos en el
mar más profundo, sobrevolemos la más alta nube.
Edvard Grieg
(Edvard Hagerup Grieg; Bergen, 1843 - 1907) Compositor noruego considerado el principal
representante de la música nacionalista de su país. Edvard Grieg Inició su formación musical con
su madre, Gesine Judith Grieg, que era pianista y había estudiado con Albert Methfessel en
Hamburgo. En 1858 tuvo lugar un acontecimiento relevante para la formación musical del
compositor noruego: un amigo de los Grieg, el compositor y violinista Ole Bull, les hizo una
visita en el transcurso de la cual escuchó tocar el piano al joven Edvard. Quedó tan impresionado
que convenció a sus padres para que lo enviaran a estudiar al Conservatorio de Leipzig.

Grieg ingresó en dicho centro de estudios cuando contaba 15 años, y allí estudió piano con Louis
Plaidy y E. F. Wenzel, que había sido amigo de Robert Schumann, e Ignaz Moscheles. Adquirió
también conocimientos de armonía y contrapunto de la mano de E. F. Richter, Robert Papperitz
y Moritz Hauptman. Su profesor de composición en Leipzig fue Carl Reinecke. En la ciudad
alemana, Grieg tuvo la oportunidad de asistir a importantes recitales como el que dio Clara
Schumann en el Gewandhaus o a diversas representaciones de óperas
de Wagner como Tannhäuser. En aquella época, alrededor de 1862, Grieg ya había escrito su
Op. 1, que consistía en cuatro piezas para piano, además de sus Cuatro canciones para
contralto con textos alemanes, que constituyen su Op. 2.
En mayo de 1863 decidió trasladarse a Copenhague, ciudad donde se desarrollaba la mayor parte
de la vida cultural de Escandinavia. Allí estudió con el compositor danés Niels Gade, líder de la
escuela romántica escandinava. Éste le animó a componer una sinfonía que Grieg llevó a cabo
pero nunca quiso estrenar. También en la capital danesa entró en contacto con otros músicos
como Emil Hartmann y Gottfred Matthison-Hansen, así como con los escritores Benjamin
Feddersen y Hans Christian Andersen. Este último le proporcionó poemas para su obra Hjertets
melodier (Melodías del corazón), Op. 5, que interpretaría magistralmente su prima y futura
esposa, la cantante Nina Hagerup.
Fue también en la capital danesa donde trabó amistad con la persona que más le marcó en su
trayectoria posterior: el compositor Rikard Nordraak (1842-1866). Nordraak, autor del himno
nacional noruego, fue quien introdujo a Grieg en la música nacionalista de su país. Cuando ambos
se conocieron en 1864, el joven Nordraak estaba trabajando en la música incidental para la
obra Sigurd Slembe del dramaturgo Martinus Björnson, con quien también colaboraría Grieg
años después.
El agradecimiento que sintió el músico de Bergen hacia su compatriota le llevó a dedicarle
su Humoresker Op. 6 para piano, primera obra de Grieg que muestra influencias de la música
popular noruega. Su interés creciente por el folclore y la tradición musical de su país le llevó a
fundar la sociedad Euterpe, junto a los ya citados Nordraak y Matthison-Hansen, cuyo objetivo
era divulgar la música escandinava.
Entre 1865 y 1866 vivió en Roma, donde conoció al dramaturgo Henrik Ibsen, a cuya obra Peer
Gynt pondría música más adelante. El 15 de octubre de 1866 dio un concierto de música noruega
en el Teatro de Christiania (la actual Oslo) junto a la cantante Nina Hagerup y la violinista Wilma
Neruda. Al año siguiente se inauguró la Academia de Música Noruega que Grieg y el crítico Otto
Winter-Hjelm habían proyectado fundar. Ese mismo año, el 11 de junio, se casó con Nina y
pronto acabó de componer su segunda Sonata para Violín Op. 13.
En 1869, Franz Liszt le escribió elogiando una de sus sonatas para violín y piano y le mostró su
deseo de conocerle personalmente. Ambos se encontraron en Roma meses más tarde. En el
verano de 1869 llegó a manos de Grieg una copia de la colección de canciones populares de
Ludwig Mathias Lindeman (1812-1887), titulada Aeldre og myere norske fjeldmelodier (Viejas
y nuevas canciones montañesas). Este descubrimiento le posibilitó seguir adentrándose en las
posibilidades de la música popular noruega y escribir su Op. 17 para piano, una serie de piezas
basadas en estas canciones.
A comienzos de 1870 comenzó su fructífera colaboración con el dramaturgo Björnson en obras
como Foran sydens kloster, o diversas cantatas como Arnlijot Gelline, para voces femeninas,
y Landkjending, para voces masculinas. Ambos planeaban crear una ópera sobre tema noruego
titulada Olav Trygvason que finalmente no llegaron a completar. En 1871, Grieg contribuyó a la
fundación de una sociedad musical para promover la música orquestal. En 1874, el Estado le
concedió una ayuda económica anual para que pudiera dedicarse de lleno a la composición. De
esta época son, entre otras obras, su Cuarteto de cuerda en sol menor, Den Bergtekne para
barítono y orquesta y el Álbum para coro masculino.
A partir de 1876 emprendió grandes giras de conciertos por Europa, en las que interpretó y dirigió
sus propias obras. Su presentación en Londres en 1888 supuso el reconocimiento internacional
de su obra. Entre 1880 y 1882 dirigió la orquesta del Harmonien (Sociedad Armónica) de su natal
Bergen. Éste fue uno de los últimos compromisos oficiales que aceptaría, ya que el resto de su
vida lo dedicó a otras tareas como la composición de su Sonata para violonchelo Op. 36 y de
varios cuadernos de Piezas Líricas. Además, participó en el bicentenario del nacimiento del
escritor Ludvig Holberg en 1884 con la suite Fra Holbergs tid(Del tiempo de Holberg).
En el verano de ese mismo año comenzó la construcción de su futuro hogar en Troldhaugen,
actualmente casa-museo del compositor. Fue en esa localidad donde pasó el resto de sus años,
componiendo y revisando antiguas partituras o paseando por las montañas noruegas. En 1898,
sus esfuerzos para la difusión de la música de su país culminaron con la creación del primer
festival de música de Noruega, que se celebró en Bergen. Para este evento compuso sus
populares Danzas Sinfónicas Op. 64, basadas en las canciones de Lindeman. Su salud se
deterioró, pero continuó dando conciertos en ciudades extranjeras como Varsovia y París. En
1906 compuso su última obra, los Fire salmer (Cuatro salmos), basados en melodías populares.

La música de Grieg tiene aires de vida campestre y de contacto con la naturaleza, aspecto que
tuvo gran peso en la vida del músico. No es una música de grandes contrastes desgarradores, pero
posee gran lirismo y fluye de manera ágil y reposada. Grieg es principalmente un melodista: sus
obras poseen un gran atractivo melódico y esto propició su rápida difusión. Es también un
instrumentador fino que maneja a la perfección las cuerdas y los instrumentos de viento-madera
como el clarinete o el fagot. No emplea en exceso los metales como otros contemporáneos suyos,
aunque sí saca partido de las tubas cuando es necesario.
En su etapa de formación, Grieg centró su interés en la música romántica y sobre todo en el
compositor alemán Robert Schumann. A partir de 1865, y tras conocer a Nordraak, comenzó a
inspirarse en el folclore de su país. Supo tratar la música popular noruega de forma innovadora y
es en sus arreglos de melodías folclóricas como las Norwegische Tänze Op. 35 (Danzas
noruegas) para piano donde aparecen con mayor claridad los principales avances armónicos de
su lenguaje. También se encuentran huellas del impresionismo musical en algunas obras suyas
como el Cuarteto en Sol menor Op. 27 (1877-8), en el que utiliza la disonancia de forma muy
libre, como después haría Claude Debussy en sus propios cuartetos.
Grieg escribió numerosas colecciones de canciones, en parte porque su esposa, la cantante Nina
Hagerup, era su más próxima fuente de inspiración, además de una excelente intérprete de sus
melodías. Los temas de sus canciones suelen ser amorosos, como en las Hjertets melodier Op. 5,
o populares como el ciclo Haugtussa Op. 67, basado en poemas tradicionales noruegos.
El piano fue el instrumento, aparte de la voz, al que más obras dedicó. El estilo pianístico de
Grieg posee delicados adornos y debe bastante a la obra del polaco Frédéric Chopin y, por
supuesto, a los ritmos y melodías de Noruega. Su Concierto para piano en La menor, compuesto
en 1868 y revisado en 1907, es una obra de gran exuberancia, con tintes folclóricos y rica en
material contrastante.
Otro excelente ejemplo de su obra pianística es la Balada en Sol menor Op. 24, estéticamente
cercana a su Cuarteto de cuerda en el mismo tono. La balada está inspirada en una de las
canciones de Lindeman y está estructurada como un ciclo de variaciones. Sus diez colecciones
de Piezas líricas forman parte del repertorio de muchos pianistas aficionados, por su encanto
melódico y accesibilidad técnica.
La producción camerística de Grieg, si bien no es tan abundante como su obra pianística o vocal,
posee bellos ejemplos como las tres sonatas para violín, la Sonata para violonchelo o los dos
cuartetos de cuerda. La obra que le dio más popularidad fue la música incidental para la obra Peer
Gynt del dramaturgo Ibsen. Grieg trabajó duramente en esta obra, que en la actualidad se
interpreta en dos suites (Op. 46 y Op. 55), que tan sólo incluyen ocho de los veintiséis números
originalmente concebidos por el compositor para la obra de Ibsen.
Obras mas Importantes
Entre las obras más destacadas que compuso Grieg figuran:
- las dos suites para el drama poético Peer Gynt -de Ibsen-,
- concierto para piano y orquesta en la menor,
- la suite En tiempos de Holberg,
- la cantata Olav Trygvason para coro y orquesta,
- sus piezas líricas para piano,
- y sus canciones.

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