Mito de Electra

Resumen: Electra es una personaje de la mitología griega, hija del rey de Micenas, Agamenón, y su mujer, la reina
Clitemnestra.
Cuenta la leyenda, que tras la muerte de Agamenón, a manos de su mujer y su amante Egisto, Electra busca vengar a
su padre matando a ambos culpables.
Asimismo, envía a su hermano Orestes lejos de la ciudad, temiendo que él también sea asesinado por Egisto y
dejándolo en manos de su más fiel siervo, quién se encargaría de prepararlo para la lucha y convertirlo en un
guerrero.
Mientras tanto, y debido a la muerte del rey y la desaparición del heredero al trono, Egisto usurpa el trono de
Micenas.
Siete años más tarde, cuando la vida de Electra ya no es imprescindible para encubrir el crimen de Egisto y la reina,
Orestes regresa convertido en un gran guerrero y con sed de venganza. Finge su muerte y aprovecha la bajada de
guardia por parte de los reyes, para después sorprenderles y concluir su mortal venganza honrando así a su difunto
padre. Una vez los dos reyes han sido asesinados a manos de Orestes, este no siente orgullo con lo que ha hecho; en
cambio, su hermana Electra siente, por fin, tras 7 años, paz y seguridad.
¿ES LA VIOLENCIA UNA MANERA DE HACER JUSTICIA? Si es así, ¿TIENE LAS MISMAS REPERCUSIONES EN
TODOS LOS HUMANOS?
En la antigüedad, los hombres solucionaban sus problemas concorde al refrán “ojo por ojo, diente por diente”. Si
alguien, por ejemplo, mataba a uno de sus guerreros, la acción se devolvía al contrario, y si era posible con más
intensidad, es decir, en vez de a uno de los guerreros, igual asesinaban a 10.
Así empezaban normalmente las guerras/combates en la antigua Grecia, en los cuales miles de guerreros (muchos de
ellos obligados a luchar debido a las leyes) morían en combate.
En el mito podemos observar cómo Electra tiene sed de venganza debido a las condiciones en la estado viviendo
desde la muerte de su padre, corriendo incluso peligro su propia vida. En cambio, Orestes ha sido criado para dicha
venganza, pero sin sentir el odio que su hermana sentía, ya que él no tuvo que convivir con los asesinos de su padre
todos estos años, y no siente ese odio hacia ellos, solo ha sido criado y entrenado para defender el honor de su
padre. Por todo esto, el asesinato y la venganza no se siente de igual manera en los dos hermanos.
En mi opinión, de igual manera pasaba en los ejércitos de la antigua Grecia, cada guerrero tenía una motivación
distinta para luchar en la guerra. Muchos de ellos por lo mismo que Electra, venganza; y otros por imposición real, ya
que habían sido reclutados para la guerra ,incluso sin ser guerreros.
Gracias nuestra evolución, cada día son menos los conflictos bélicos existentes; aunque por desgracia todavía hay
culturas que priorizan la guerra a la negociación.
En mi opinión, la venganza no lleva a ningún sitio, y la violencia mucho menos. Si has hecho algo malo, lo vas a
recordar siempre y va a caer sobre tu conciencia. No discuto que algo tan duro como vivir el asesinato de un ser
querido, nos cree un sentimiento muy grande de venganza, de que él asesino sufra lo mismo que lo estamos
haciendo nosotros. Pero, ¿cómo nos vamos a sentir si, por ejemplo, acabamos matando al respectivo asesino? ¿Nos
sentiríamos orgullosos? ¿Sentiríamos paz? No, porque en el fondo, probablemente, no seamos así.
Alguien que va asesinando a gente por la vida no tiene conciencia, y es un desalmado, por lo que nunca tendrá
compasión ni sentimiento de culpa; mientras que todos nosotros, sí tenemos estas cualidades que hacen que no
vayamos por la vida haciendo daño a los demás.
Un asesino nunca se va a sentir mal por lo que ha hecho, ya que lo hace porque quiere, y piensa que está en su
derecho de hacer el mal. Nosotros, en cambio lo recordaremos toda la vida, y, probablemente, nos coma la culpa
poco a poco.
La venganza, no merece la pena; en cambio, hacer justicia, es necesario. Para ello disponemos de leyes, las cuales
tal y como definió Sófocles en la Antígona: “las leyes de los hombres, para ser justas, deben tener un respaldo moral;
de no ser así, se alejan de los principios fundamentales del hombre.”