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EL BUFÓN EN EL REY LEAR

El rey Lear, de William Shakespeare, se basa en un cuento popular que aparece


incorporado a la historia antigua de Inglaterra desde el siglo XII. La tragedia
fue escrita en 1603 y estrenada a finales de 1604. Se compone de 5 actos, en
donde se trata temas tales como la ingratitud, la vejez y la locura.

Cuando Lear llegó a la vejez, decidió conocer el afecto que le profesaban sus tres
hijas. Para ello dividió el reino en tres partes, que repartirı́a de acuerdo al amor
que sus hijas le manifestasen. Para su satisfacción, las dos primeras, Gonerill y
Regan, le respondieron con halagos exagerados, pero Cordelia, la menor, vino a
decirle que le querı́a como padre y nada más. Lear, disgustado, la desheredó y
repartió su reino entre las otras dos hijas. El Conde de Kent intenta sin éxito
mediar para que Cordelia no pierda su parte, pero el Rey Lear, ciego de ira le
destierra. Con el tiempo, las hijas mayores demostraron ser crueles e ingratas y
Lear comprendió que quien de veras le querı́a era su hija menor, Cordelia. De
la misma manera, Kent decide disfrazarse y de esta manera seguir sirviendo a
su rey.

La pena por la traición de sus hijas mayores, y por la injusticia cometida con
Cordelia, llevan al Rey Lear por el camino de la locura. Es en este estado que
Cordelia, quien se ha casado con el Rey de Francia, encuentra a su padre y en un
breve momento de lucidez del rey, padre e hija se reconcilian. Cordelia tras una
guerra con sus hermanas y cuñados, reinstala a Lear en el trono. Sin embargo,
en un último ardid de las hijas mayores, Cordelia es asesinada y el rey muere
con su querida hija en sus brazos, sin enterarse que Cordelia le ha reinstaurado
en el trono.

Adicionalmente a esta trama, existe una segunda trama paralela a la de Lear,


que es la de la historia del Conde de Gloucester y sus dos hijos: el legı́timo, que
al igual que Cordelia es leal a su padre y es desterrado, y el bastardo, que finje
ser un hijo ideal, pero el realidad conspira contra su hermano para ası́ heredar
las posesiones de su padre . Dicha trama no solo es un mero complemento a la
historia, sino que funciona como espejo de la trama de Lear, tanto ası́ que ambas
tramas terminarán entremezclándose, siendo Lear y Gloucester compañeros en
la locura y siendo ayudados por sus hijos leales.

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En cuanto a los conflictos que se plantean en el Rey Lear, es mi opinión que el
principal de ellos gira en torno a la decisión de ser un traidor o ser leal. El rey
es monarca absoluto, pero también ser humano y, más concretamente, padre.
Tiene el deseo de saber quien de sus tres hijas es la que mas le quiere, y por lo
tanto planea la división del reino en tres partes.

Su plan funciona con las dos hijas hipócritas, más herederas que hijas, que termi-
nan traicionándole pero tropieza con la integridad de Cordelia. Evidentemente,
la hija menor rechaza la adulación de sus dos hermanas y sabe lo que se esconde
detrás de su elocuencia.

Aquı́ me parece interesante señalar que en oposición a Gonerill y Regan, Cordelia


no es traidora, pero sobre todo, ella no se traiciona a sı́ misma, De ahı́ su dilema:
hablar serı́a adular para expresar un amor inexistente; como el suyo es auténtico,
no puede adular y, por tanto, no puede hablar. Hacer lo primero la enfrentarı́a
consigo misma; hacer lo segundo la enfrenta a su padre el rey.
Lear, que no ha visto el desamor tras la elocuencia, tampoco ve el amor en el
silencio, y menos aún en los intentos de explicarse a que fuerza a su hija. Co-
mo luego demostrará Cordelia, aunque para su padre ahora sea incomprensible.
Sencillamente, el rey no ve y por eso Kent le pide que mire bien y que le deje
ser la guı́a de sus ojos.

El conflicto entre Lear y sus hijas es mostrado abiertamente, pero es el bufón


quien lo explica y comenta. Al ser visto como un loco, el bufón se puede per-
mitir pronunciar palabras que, en boca de un sabio podrı́an costarle la vida,
o el destierro como le pasa a Kent. En cuanto entra en escena, el bufón llama
implı́citamente bobo a Kent ((por estar de la parte del que pierde)) y no cesa de
recordarle a Lear su error: ha convertido a sus hijas en sus madres y ahora es ((un
cero pelado)). Como él mismo dice, al menos él es un bufón, pero Lear no es nada.

A partir del Acto III, empieza el descenso a la locura de Lear. A medida que
el rey enloquece el personaje del bufón desaparece, pudiéndose pensar que el
bufón es la representación de la locura inminente de Lear, siendo este innecesa-
rio cuando el rey está completamente loco.

Mi propuesta es analizar las escenas en las que aparece el bufón. Este personaje
es el único que puede hablarle con la verdad a Lear, criticando y señalando
los errores del rey. Y con su propio conflicto, ya que no importa lo que haga,
siempre sale mal librado, ya que es golpeado por decir la verdad, mentir o callar.

Para este propósito me he permitido extraer las primeras tres escenas (que no las
transcribo integras) en donde aparece el bufón, además de Lear, Kent y Gonerill.

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Acto I, escena IV
Entra Kent [disfrazado]

KENT
Si adopto otros acentos que puedan encubrir en mis palabras mis buenas inten-
ciones, alcanzarı́a el fin por el que cambié mi aspecto. Ahora, Kent desterrado,
si pudieras servir a quien te condena, y ojalá ası́ sea, el señor a quien amas
quizá tu esfuerzo reconozca algún dı́a.

Entran Lear y sirvientes

LEAR
No me hagáis esperar la cena ni un instante. ¡Id, preparadla!
[Sale un sirviente]
¿Qué ocurre? ¿Tu quién eres?

KENT
Un hombre, señor.

LEAR
¿Y cuál es tu trabajo?¿Qué deseas de nosotros?

KENT
Servir lealmente a quien ponga en mi su confianza; amar al que es honesto;
relacionarme con el sabio que habla poco; ser temeroso del divino juicio; luchar
cuando no tenga otra elección, y no comer pescado.

LEAR
¿Quién eres?

KENT
Persona muy honrada, tan pobre como el rey.

LEAR
Si eres tan pobre como súbdito como es él siendo rey, ciertamente eres pobre.
¿Qué deseas?

KENT
Servir.

LEAR
¿A quién quieres servir?

KENT
A vos.

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LEAR
¿Me conoces, amigo?

KENT
No señor, pero hay algo en vuestro porte por lo que gustoso os llamarı́a señor.

LEAR
¿Qué es ello?

KENT
Autoridad.

LEAR
¿Qué servicios nos puedes prestar?

KENT
Se guardar un secreto honrado, cabalgar y correr, estropear un buen cuento al
contarlo, notificar sin ceremonias un mensaje sencillo. Estoy capacitado para
todo aquello en que son aptos los hombres ordinarios, y lo mejor de mi es ser
diligente.

LEAR
¿Qué edad tienes?

KENT
No tan joven señor, como para amar a una mujer por su canto, ni tan viejo
como para encapricharme de ella sin motivo. Cuarenta y ocho años llevo a mis
espaldas.

LEAR
Sı́gueme; me servirás a mi; si no me gustas menos cuando acabe la cena, no te
dejaré marchar. ¡La cena! ¡Eh! ¡La cena! ¿Dónde esta el granuja de mi bufón?
Id, traedme a mi bufón.

[Sale un sirviente]. Hay una riña entre un sirviente de Gonerill y Lear. Kent defiende
al Rey

LEAR
¡Bien! mi fiel servidor, te lo agradezco. Aquı́ tienes un anticipo por tus servicios.

Entra el bufón

BUFÓN
Yo también me lo alquilo, Aquı́ tenéis mi gorra de bufón.

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LEAR
¡Qué hay! ¿Cómo estas mi pequeño bribón?

BUFÓN
A ti señor, mi cresta de bufón te quedarı́a mejor.

KENT
¿Por qué, bufón?

BUFÓN
¿Por qué? Por ponerte de parte de quien ya no goza de favor. Es más, si tu
no sabes adaptarte a los vientos que soplan, pronto estarás resfriado. Toma mi
gorra. ¿Ves? Este hombre a desterrado a dos de sus hijas y dio su bendición a
la tercera contra su voluntad. Si le sigues habrás de ponerte mi cresta. ¿Qué te
parece, amo? ¡Ojalá yo tuviese dos crestas y dos hijas!

LEAR
¿Por qué muchacho?

BUFÓN
Si yo les diera mi fortuna, me quedarı́a con mis crestas. Aquı́ tienes la mı́a,
mendiga las otras a tus hijas.

LEAR
¡Cuidado tu, con el látigo!

BUFÓN
La verdad es un perro condenado a su jaula que debe ser sacado a latigazos,
mientras madam, la perra, puede permanecer junto al fuego, aunque apeste.

LEAR
¡Cuánta hiel pestilente!

BUFÓN
Señor, te enseñaré unas rimas.

LEAR
Bien, adelante.

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BUFÓN
¡Atento, amo!
No enseñes todo lo que tienes
ni digas todo cuanto sepas,
presta menos de lo que posees,
usa el caballo y no las piernas,
no creas todo lo que dicen,
tampoco todo lo que veas,
si permaneces en tu casa
no arriesgas todo lo que llevas;
déjate de bebidas y de putas
y tendrás mas de veinte por veintena.

KENT
Bufón, eso no es nada.

BUFÓN
Es como la elocuencia de un abogado que no cobra; pues nada me pagasteis.
Amo ¿no podrı́ais vos hacer algo con nada?

LEAR
No muchacho, nada puede hacerse con nada.

BUFÓN
[A Kent] Decı́dselo, os lo ruego; a eso mismo haciende la renta de sus tierras.
A un bufón no le creerı́a.

LEAR
¡A un bufón amargo!

BUFÓN
Muchacho, ¿conoces tu la diferencia acaso entre un bufón amargo y uno dulce?

LEAR
No, amigo mı́o, mostrádmela.

BUFÓN
Que quien te aconsejó
que entregaras tu hacienda
venga y este a mi lado
o se tu quien se venga.
Tendremos de inmediato
un dulce y un amargo
bufón el uno ahı́,
otro a cuadros aquı́.

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LEAR
¿Me estas llamando bufón, muchacho?

BUFÓN
De todos tus otros tı́tulos ya te has desprendido; con este, sin embargo, viniste
al mundo.

KENT
Este no está del todo loco mi señor.

BUFÓN
No, a fe mı́a, no me lo permitirı́an los señores y los poderosos. Si yo tuviese el
monopolio, ellos tendrı́an su parte; y tampoco las grandes damas dejarı́an que
me guardara toda la locura para mi; me la arrebatarı́an. Amo, dame un huevo
y te daré dos coronas.

LEAR
¿Y cómo habrán de ser esas coronas?

BUFÓN
Las mitades del huevo después de que partido me coma lo de dentro. Cuando
partiste tu corona por la mitad y cediste ambas partes, te cargaste el burro a la
espalda para cruzar el barro. Poco juicio tuviste bajo tu calva coronilla cuando
te desprendiste de la de oro. Y si en esto hablo como lo que soy, que se azote al
primero que ası́ lo considere.

Que nunca un loco lo fue menos


que siempre el listo es mucho más
llevando el juicio a sus espaldas
y como simios a imitar.

LEAR
¿Desde cuando sois tan pródigo en canciones?

BUFÓN
Lo soy desde que hiciste a tus hijas tus madres, amo. Por que cuando les entre-
gaste la vara y te bajaste los calzones he aquı́ que:

de alegrı́a lloraban,
yo de pena cantaba:
que el rey un niño fuera
y tal bufón se hiciera.

Te lo ruego mi amo, tráete a un maestro que pueda enseñar a mentir a tu bufón;


me gustarı́a fingir que aprendo a mentir.

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LEAR
Y si mientes, te haremos azotar.

BUFÓN
Me pregunto de qué clase de gente sois tu y tus hijas. Ellas quieres azotarme
por decir la verdad, tu quieres azotarme por mentir; y, a veces, se me azota
por callarme. Preferirı́a ser cualquier cosa antes que un bufón, y, aún ası́, no
quisiera ser tú, amo. Has podado tu entendimiento por ambos lados, sin dejar
nada en medio. Mira, ahı́ llega una de tus ramas.

[Entra Gonerill]

LEAR
¿Cómo estáis hija? ¿A que viene esa cara? Últimamente siempre os veo con ese
ceño.

BUFÓN
Eras un hombre de bien cuando no tenı́as necesidad de preocuparte de su ceño.
Ahora eres un cero sin cifras, y yo soy más que tú; soy un bufón, y tu nada. Sı́,
controlaré mi lengua, por supuesto; ası́ lo ordena tu semblante aunque no digas
nada.

¡Chito! ¡Chitón!
Quien hastiado de todo no se guarda
ni corteza ni miga
todo lo mendiga.

Ahı́ tenéis, no el fruto, sino la espiga.

GONERILL
Señor, no solo este bufón privilegiado, sino otros de vuestro séquito insolente,
a toda hora critican y disputan, provocando riñas intolerables, mi Señor, ha-
ciéndooslo saber creı́ haber encontrado solución eficaz, pero empiezo a temer,
por lo que hacéis y decı́s vos mismo, que protegéis tal conducta y la fomenta ası́
vuestro consentimiento. Si ası́ fuera, la falta no escaparı́a condena, ni se harı́a
esperar la solución.

BUFÓN
Pues como ya sabéis amo,
por tanto tiempo al cuco nutrı́a el gorrión,
que por las crı́as su cabeza arrancada acabó.

Extinguida tu vela, nos cubrió la tiniebla.

LEAR
¿Sois vos nuestra hija?

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GONERILL
Quisiera veros usar vuestro buen juicio con que me consta estáis dotado, y re-
nunciarais, a esas veleidades que tanto os alejan de lo que sois en realidad.

BUFÓN
¿No sabrı́a hasta un burro cuando es el carro quien tira del caballo?
¡Arre, caballo que te quiero!

LEAR
¿Quién de vosotros me conoce? Ése no es Lear. ¿Camina ası́ Lear? ¿Habla ası́?
¿En dónde están sus ojos? Quizá su entendimiento se haya debilitado y su senti-
do este en letargo. ¡Ah! ¿Estoy despierto? No es verdad. ¿Quién sabrı́a decirme
quién soy yo?

BUFÓN
La sombra de Lear.

LEAR
Me gustarı́a saberlo, pues lo emblemas de la realeza, de la razón y del conoci-
miento, quisieran convencerme erróneamente que tuve hijas.

BUFÓN
Que harán de ti un padre obediente.

GONERILL
Señor, ese desvarı́o trae mucho el recuerdo de esas otras recientes artimañas
vuestras. Os ruego que no malinterpretéis mis propósitos. Tal viejo venerable
deberı́ais tener más juicio.

LEAR
¡Infierno y diablos! ¡Ensillad mis caballos! ¡reunid mi séquito! Degenerada bas-
tarda, no te molestare nunca más. Aún me queda una hija. [Sale]

GONERILL
[Al Bufón] Vos, más bribón que loco, ¡detrás de vuestro amo!

BUFÓN
¡Lear! ¡Mi amo! ¡Espera! Lleva contigo a tu bufón.

A una zorra atrapada


y a hijas como vos
a la horca llevara
si mi gorra la soga comprara
y el bufón dice ¡Adiós!

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Acto I, escena V
Entran Lear, Kent y el bufón

LEAR
Adelantaos con esta carta al castillo de mi hija. No digáis a ella nada de lo que
sabéis, aunque os haga preguntas. Si no os apresuráis, estaré allı́ antes que vos.

KENT
No dormiré mi señor, hasta haber entregado vuestra carta. [Sale].

BUFÓN
Si el cerebro de un hombre estuviera en los talones, ¿No le saldrı́an sabañones?

LEAR
Sı́, muchacho.

BUFÓN
Entonces te lo ruego, sé feliz, tu sensatez no necesitará de zapatillas.

LEAR
¡JA! ¡JA! ¡JA! ¡JA!

BUFÓN
Verás como tu otra hija te trata amablemente, pues aunque se parezca a la de
aquı́ como una pera a una manzana, yo digo lo que digo.

LEAR
¿Y que dices, muchacho?

BUFÓN
Que su sabor será tan parecido, como lo es el de una manzana a otra manzana.
¿Sabrı́ais decirme por qué la nariz esta en medio de la cara?

LEAR
No.

BUFÓN
Para tener un ojo a cada lado y ası́ poder ver lo que se escapa al olfato.

LEAR
[Golpea al bufón] Le hice daño...

BUFÓN
¿Sabrı́ais decirme como una ostra hace su concha?

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LEAR
No.

BUFÓN
Ni yo tampoco, pero se por que la tiene el caracol.

LEAR
¿Por qué?

BUFÓN
Para meter dentro su cabeza, no para dársela a sus hijas, dejando sus cuernos
sin cubrir.

LEAR
Quiero olvidar mi naturaleza. ¡Un padre como yo, tan complaciente! ¿Están lis-
tos mis caballos?

BUFÓN
En ello están tus asnos. La razón de que las siete estrellas no sean más que siete
es muy hermosa.

LEAR
¿Por no ser ocho, acaso?

BUFÓN
Si, en efecto. Harı́as bien de bufón.

LEAR
¡Monstruo ingrato!

BUFÓN
Amo, si fueras mi bufón, harı́a que te pegaran por haber sido viejo antes de
tiempo.

LEAR
¿Cómo es eso?

BUFÓN
No deberı́as haber envejecido antes de ser sabio.

LEAR
¡No dejéis que enloquezca, loco no dulces cielos! ¡Conservad mi razón! ¡Yo no
quiero estar loco! Que bien, Están listos mis caballos. Vamos muchacho.

BUFÓN
La que ahora es doncella y rı́e con mi marcha, no lo será por mucho, si las cosas aguantan.

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Acto II, escena V
Al llegar al castillo de Regan, Kent es puesto en el cepo, de esta manera lo encuentra
Lear.
Entran Lear, Bufón. [Kent está en el cepo]

KENT
Noble amo, os saludo.

LEAR
¡Ah! ¿Haces de esta vileza un pasatiempo?

KENT
No, mi señor.

BUFÓN
¡Ja! lleva la liga tosca. Por la cabeza se sujeta al caballo, al perro y al oso por el
cuello, por la cintura al mono, y al hombre por la pierna. Cuando a un hombre
le baila la pierna se le enfunda en madera.

LEAR
¿Quién es el que ha malentendido tanto tu lugar, que ahı́ te ha puesto?

KENT
Él y ella a la vez, vuestro hijo y vuestra hija.

LEAR
No.

KENT
Sı́.

LEAR
Que no digo.

KENT
Y yo digo que sı́.

LEAR
Que no, no, no podrı́an.

KENT
Sı́ que pudieron.

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LEAR
¡Por Júpiter! Yo te juro que no.

KENT
¡Por Juno! Yo, que sı́.

LEAR
No osarı́an hacerlo; no podrı́a ni querrı́an hacerlo; cometer tal ultraje al honor
es peor que matar. Explı́came como viniendo de mi parte, pudiste merecer este
trato.

KENT
Mi señor. Cuando en su casa les entregué las cartas de Vuestra Majestad, antes
que me levantara del lugar donde mostraba arrodillado mi respeto, llegó un men-
sajero jadeante, sudando en su premura, casi sin aliento, resollando saludos de
su ama Gonerill; entregó carta que al instante leyeron; a causa de su conteni-
do llamaron a la servidumbre; de inmediato montaron a caballo; me ordenaron
seguirles y esperar el favor de su respuesta, me lanzaron miradas frı́as, y en-
contrando aquı́ al otro mensajero, cuyo recibimiento habı́a envenenado el mı́o,
siendo el mismo individuo que ha mostrado abierto descaro a Vuestra Majestad,
y habiendo mas hombrı́a que razón en mı́, desenvainé. Despertó a la casa con
fuertes y cobardes gritos, y vuestro hijo e hija hallaron esta ofensa digna de la
vergüenza que aquı́ sufro.

BUFÓN
Aún perdura el invierno mientras los gansos salvajes vuelan por ahı́.

Los harapos del padre


vuelven ciego a su hijo,
y si el padre tiene bolsa
se convierte en su amigo;
Fortuna, puta ingrata;
no estás con el mendigo.

Por eso te harás rico en dolores a causa de tus hijas tanto como te sea posible
contar en todo un año.

LEAR
¡Oh, cómo crece hacı́a mi corazón esta especie de cáncer! ¡Hysterica passio! Ba-
ja, tu, amargura que asciendes, tu lugar esta abajo. ¿Dónde esta mi hija?.

KENT
Con el conde, señor, ahı́ dentro.

LEAR

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No me sigáis, quedaos ahı́.

Sale
BUFÓN
¿No cometisteis ninguna ofensa sino la que habéis dicho?

KENT
Ninguna. Pero, ¿cómo es que el rey viene con tan poco séquito?

BUFÓN
Si te hubieran puesto los cepos por esa pregunta, bien te lo habrı́as merecido.

KENT
¿Por qué bufón?

BUFÓN
Te enviaremos a la escuela con la hormiga, y que ella te enseñe que no se trabaja
en invierno. Todos los siguen sus narices, se guı́an por los ojos, a excepción de
los ciegos; y no hay una nariz entre veinte que no pueda oler a quien apesta.
Cuando una rueda grande vaya montaña abajo, dejala ir; no sea que te rompas
el cuello por seguirla. Pero si una grande va hacia arriba, dejate llevar. Cuan-
do un sabio te de mejor consejo, devuélveme el mı́o. Me gustarı́a que nadie lo
siguiera, salvo los bribones; pues es un loco el que lo da.

El que te sirve y busca beneficios,


y te secunda solo en apariencia
hará equipaje al empezar la lluvia
y sabrá abandonarte el la tormenta;
más yo me quedaré, el bufón se queda
dejando que alce el vuelo la cordura.
Si un truhan lo hace se convierte el loco
mas no en truhan el bufón, ni su locura.

KENT
¿En dónde has aprendido todo eso, bufón?

BUFÓN
No en los cepos.

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