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Asignatura: Historia y política de la educación latinoamericana, argentina y chaqueña.

Profesores: Meza Andrés Eduardo

Benítez Fabiana Aricela

Comisiones: A, B, C y D

Apunte: Historia Argentina Colonial

1- El descubrimiento y la conquista rioplatense. Expedicionarios y fundación de las


primeras ciudades.

Debido a la bula del Papa Pablo III Sublimis Deus de 1537 que declara a los indígenas
hombres con todos los efectos y capacidades de cristianos, hubo un gran contraste entre la
colonización española, la anglosajona y francesa en América. En el Imperio español la
unidad social se concebía a través de la unidad de la fe de la Iglesia católica. En el primer
siglo de la colonización española murió la mayor parte de la población indígena
produciéndose una catástrofe demográfica. Para compensar la falta de mano de obra
indígena causada por el colapso demográfico, España introdujo en el actual territorio
argentino esclavos y esclavas secuestradas en el África negra.
La época colonial en la Argentina se divide en tres períodos: el descubrimiento y conquista,
durante el cual se llevaron a cabo las exploraciones del territorio y la fundación de las
ciudades mayores; el período de las gobernaciones, durante el cual los asentamientos
españoles lucharon contra las poblaciones indígenas y trataron de consolidarse, registrando
pocos cambios territoriales y económicos; y el período virreinal.
Una gran parte del territorio actual de la República Argentina y de los pueblos indígenas
que lo habitaban no estuvo bajo el dominio colonial de España, principalmente las
regiones chaqueña (bajo dominio wichi y qom) y pampeana-patagónica (bajo
dominio tehuelche-mapuche-ranquel).
El navegante Juan Díaz de Solís arribó en 1516 al estuario del Río de la Plata, al que
denominó Mar Dulce; desembarcó primeramente en la isla Martín Garcíanota 1 y luego en
algún punto de la costa del río Uruguay, donde fue muerto y comido por un grupo de
indígenas charrúas, o —más probablemente— los guaraníes.
En 1519 y 1520 Hernando de Magallanes, en el primer y famoso viaje de circunvalación
del mundo, recorrió toda la costa de la actual Argentina, hasta el estrecho que lleva su
nombre al que llegó el 21 de octubre de 1520.
En 1526, el italiano Sebastián Gaboto zarpó de España para dirigirse a las islas Molucas en
Oceanía, con el objeto de repetir el viaje de Magallanes y Elcano. Al llegar a la isla de Isla
de Santa Catarina tomó contacto con los guaraníes que habían pertenecido a la expedición
de Alejo García. Éste había sido un náufrago de una de las naves de Solís, que había hecho
una expedición hacia el oeste, llegando hasta cerca del Perú y regresando con un enorme
tesoro de piezas de plata, aunque había sido muerto por los indígenas. Los guaraníes le
informaron de la leyenda del Rey Blanco, un monarca de un país tan rico en plata que
estaba recubierto en él. Según los mismos indígenas, se podía llegar a las tierras del Rey
Blanco por el ancho río que había descubierto Solís, ya que éste se internaba hacia una
tierra llamada "Sierra de la Plata".

En abril de 1527 Gaboto ingresó al Río de la Plata y el 6 de abril estableció una pequeña
fortaleza llamada San Salvador, cerca de la actual ciudad de Carmelo (Uruguay). Allí
encontró a Francisco del Puerto, sobreviviente del grupo de Solís, quien vivía con
los charrúas y le confirmó la existencia de un Imperio de Plata, aguas arriba. El 9 de
junio de 1527 Gaboto ordenó establecer un fuerte al que llamó Sancti Spiritu, primer
asentamiento europeo en el actual territorio argentino

Gaboto remontó el río Paraná, llegando hasta Itatí. Luego remontó el río Paraguay,
ingresando aguas arriba por el río Bermejo, pero debido a la resistencia de
los payaguás volvió a Sancti Spíritu.

Conquista del Río de la Plata


Luego de la Conquista del Perú, la corona entregó títulos sobre las tierras de Sudamérica en
"capitulaciones": en 1534, el territorio sudamericano al sur del Ecuador fue dividido en
cinco secciones: el primero, al norte de Cuzco, a Francisco Pizarro; el segundo, al sur de la
misma ciudad —e incluyendo al extremo noroeste de la actual Argentina— a Diego de
Almagro; el tercer sector —que incluía la mayor parte del actual norte argentino, la mitad
norte de la región pampeana y las provincias de Cuyo— a Pedro de Mendoza, al sur de este
otro a Simón de Alcazaba; y por último un sector asignado a Pero Sancho de la Hoz, que
incluía la mitad sur de la actual provincia de Santa Cruz y proseguía hasta el cabo de
Hornos.

Pedro de Mendoza llegó al Río de la Plata en febrero de 1536 y fundó el Real y Puerto de
Santa María del Buen Ayre, en honor a la virgen de Bonaria, patrona de los navegantes. El
trato con los pampas y querandíes que habitaban el área fue al comienzo cordial,
abasteciéndose la expedición de víveres gracias a ellos; pero estos pueblos eran nómadas y
llevaban una economía de subsistencia, por lo que pronto las relaciones se tensaron, debido
a que los españoles demandaban lo que los "indios" no tenían para dar. Así, mientras los
capitanes de la expedición recorrían la región en busca de oro y plata, quienes se quedaron
en la ciudad guerreaban constantemente con los locales. En esta situación tras una cruel
matanza de aborígenes, éstos cercaron la ciudad, llevando a sus ocupantes a la hambruna y
el canibalismo.

Un lugarteniente de Mendoza, Juan de Ayolas, remontó el río Paraná, a orillas del cual
fundó el fuerte Corpus Christi, cerca de las ruinas de Sancti Spiritus. En el norte
del Paraguay, sobre el río del mismo nombre, fundó Candelaria, desde donde saldría en
dirección al Alto Perú como gobernador delegado. Ayolas llegó al Alto Perú, descubriendo
la ansiada "Sierra del Plata" —en realidad el Cerro Rico de Potosí— a la que otra
expedición española había arriba con anterioridad. Por su extraordinaria riqueza en plata,
Potosí se convertiría en el centro económico de la dominación española en América del
Sur. En el camino de regreso, Ayolas fue muerto por indígenas del gran Chaco.

Domingo Martínez de Irala y Juan de Salazar de Espinosa fundaron la ciudad


de Asunción en 1537.13El cabildo de la ciudad eligió gobernador de Asunción a Irala, cuya
autoridad fue discutida por Francisco Ruiz Galán, que gobernaba Buenos Aires como
comisionado de Pedro de Mendoza. La llegada de una real cédula que daba al cabildo la
potestad de elegir a los sucesores de Mendoza fortaleció el poder de Irala, que ordenó el
despoblamiento de Buenos Aires en el año 1541. La población se concentró en el Paraguay,
donde los guaraníes eran numerosos y sedentarios, pasibles de ser encomendados. Las
capitulaciones habían tenido pobres resultados, ya que apenas habían logrado la fundación
de Asunción. Pero esta ciudad perduraría, y se constituiría en la principal base española
para la conquista y colonización de casi toda la cuenca del Plata:15 desde ella se fundarían
las ciudades de Villa Rica del Espíritu Santo (fundada inicialmente por Juan de Salazar de
Espinosa), Ontiveros y Santa Cruz de la Sierra, fundada por Ñuflo de Chávez. Luego del
largo gobierno de Irala, el gobernador Juan de Garay marchó hacia el estuario del Río de la
Plata, para fundar un puerto que permitiera comunicar el Paraguay con España. A la vera
del Paraná se encontró con Jerónimo Luis de Cabrera, gobernador del Tucumán, quien le
discutió su derecho sobre la zona. Entonces Garay decidió fundar cerca de allí un puerto
intermedio: Santa Fe de la Vera Cruz, fundada en 1573.17 La tarea de Garay se completó en
1580, cuando fundó la ciudad de Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre, que con
el tiempo sería conocida como Buenos Aires.18
En 1585, Alonso de Vera y Aragón fundó Concepción del Bermejo, en el centro de la
región chaqueña, y en 1588, Juan Torres de Vera y Aragón —último adelantado del Río de
la Plata— fundó San Juan de Vera de las Siete Corrientes.

Conquista de Cuyo
Tras el traspaso de la provincia del Tucumán a la dependencia directa del virrey del Perú,
los gobernantes de Chile no renunciaron a extenderse al este de los Andes: en marzo de
1561, Pedro del Castillo fundó la ciudad de Mendoza, que tres años más tarde fue
nombrada capital del recién creado Corregimiento de Cuyo, dependiente de la Capitanía
General de Chile. En junio de 1562, Juan Jufré fundó San Juan de la Frontera, y su
hijo Luis Jufré de Loaiza y Meneses fundó San Luis de Loyola Nueva Medina de
Rioseco en 1594; la ciudad fue pronto abandonada y refundada en 1596. Poco tiempo
después pasaría a llamarse "San Luis de la Punta de los Venados".22
Durante más de un siglo, la región de Cuyo vivió una vida aislada de sus vecinas; su
principal función era proveer de indígenas huarpes mansos para trasladarlos a Santiago de
Chile, donde eran sometidos en encomienda.

Conquista del Tucumán


En 1549 llegó una expedición enviada por el "pacificador" Pedro de la Gasca, al mando
de Juan Núñez de Prado. En 1550 realizó su primera fundación: la ciudad de El Barco, en la
actual provincia de Tucumán. Poco tiempo después, llegó a la región Francisco de Villagra,
lugarteniente del adelantado de Chile, Pedro de Valdivia, alegando que esas tierras
correspondían a la jurisdicción de Chile; por lo cual Núñez del Prado trasladó la ciudad a
los Valles Calchaquíes. Enterado de esto, Valdivia envió a Francisco de Aguirre para
remplazar a Núñez del Prado, a quien arrestó y envió prisionero al Perú. A continuación
ordenó a la población de la ciudad trasladarse dos km al sur, donde fundó la ciudad
de Santiago del Estero (1553).

Durante diez años, el Tucumán siguió siendo una dependencia de Chile; en ese
período, Juan Pérez de Zurita fundó las ciudades de Cañete en el lugar llamado Ibatín, cerca
de la primera El Barco; Londres, al oeste de la actual Catamarca; y Córdoba del Calchaquí,
en el valle del mismo nombre.

En 1563, el rey Felipe II decretó la formación de la gobernación del Tucumán; que pasaba a
depender de la Audiencia de Charcas. Nombró gobernador de la misma a Francisco de
Aguirre, que derrotó y ejecutó a Juan Calchaquí y refundó Londres; no obstante, los
españoles se mantuvieron alejados de los Valles Calchaquíes. En 1565, Diego de
Villarroel fundó la ciudad de San Miguel de Tucumán en Ibatín, donde antes había existido
Cañete.33 En 1567, un grupo de españoles rebeldes fundaron la ciudad de Nuestra Señora de
Talavera, también llamada Esteco.
El sucesor de Aguirre, Jerónimo Luis de Cabrera, buscó desprenderse de la tutela de
Charcas, orientando la colonización hacia el Océano Atlántico para relacionarse
directamente con España. Así, en 1573 fundó la ciudad de Córdoba de la nueva Andalucía.
A continuación se trasladó al río Paraná; al llegar a sus orillas se encontró con el teniente de
gobernador Juan de Garay, proveniente de Asunción, con quien discutió sobre los límites
del Tucumán; viendo la superioridad numérica de la gente que traía Garay, regresó a
Córdoba sin hacer ninguna fundación en el Paraná.
En 1591, el gobernador Juan Ramírez de Velasco fundó Todos los Santos de la Nueva
Rioja.

Como un hecho simbólico que marcaba un cambio de época, en el mismo año de 1593 en
que Zárate era nombrado gobernador del Tucumán, otro nacido en América —Hernandarias
— era también nombrado gobernador del Río de la Plata.

2- Periodización:

Seguiremos la de Zorraquin becú, en su obra “La organización política argentina en el


periodo hispánico” desde un punto de vista institucional:

-Epoca de la organización (1536-1593): corresponde a regímenes inorgánicos,


inestables y con frecuencia personalistas. La necesidad de actuar con particulares
lleva a la Corona a otorgar privilegios de tradición medieval como los concedidos a
los adelantados en las capitulaciones. Inicia con la capitulación de Pedro de
Mendoza hasta 1593, cuando Hernando de Zarate es designado primer gobernador
del Rio de la Plata.
-Época de los Gobernadores (1593-1776): supone ya la organización política de las
Indias en provincias mayores y menores, con autoridades jerarquizadas y estables.
La figura predominante es el gobernador.
-Época del Virreinato (1776-1810) coincide con el advenimiento de las reformas de
la dinastía borbónica, que propician una organización política de las Indias
afianzando el control administrativo fiscal.

Por otro lado podemos tener en cuenta la periodización realizada por Jorge Maria Ramallo:

- La del reinado de los reyes de la casa de Austria (siglos XVI y XVII): etapa de la
evangelización.
- Reinado de los reyes de la Casa de Borbón (siglos XVIII y XIX) hasta la
emancipación: etapa de la educación popular.

Autoridades residentes en España.

Rey

La casa de contratación de Sevilla: fundada en 1503 y tres funcionarios, tesorero, contador


y factor. Su función consistía en el control del comercio con américa, interviniendo en la
implementación de las empresas conquistadoras. El movimiento de barcos, pasajeros y
mercaderías era de su resorte.

El consejo de Indias: Creada en 1519. Sus atribuciones fueron de asesoramiento del Rey,
gobierno, la preparación de la legislación para las Indias, proponía y atendia las consultas
formuladas por los organismos que estaban en América, controlaba la publicación y
circulación de los libros referentes a Indias, todo lo que atañía al buen tratamiento del
aborigen y su evangelización. Justicia, supervisaba los tribunales judiciales existentes en
américa.

Autoridades residentes en América.

Adelantados, capitulación: licencia que se le otorgaba estableciendo sus obligaciones y


derechos o mercedes regias, que podían consistir en distintos títulos, asi como el poder de
repartir tierras entre las huestes.

Virreyes: funcionarios de altísima jerarquía.

Gobernadores: de Provincias mayores, menores o subordinadas. Gobierno, hacienda,


justicia y guerra.

Intendentes, corregidores y alcaldes mayores.


Consulados: eran corporaciones cuya finalidad era defender los intereses de los
comerciantes nucleados en ellos. Hasta fines del siglo XVIII solo hubo consulados en
mexico y Lima. Podían incluso reglamentar las actividades comerciales si recibían las
facultades del rey al respecto.

Audiencias: Constituía cuerpos colegiados, y como los virreyes representaban de forma


directa al rey, actuando en nombre de este.

Cabildos: No había ciudad sin cabildo ni cabildo sin ciudad. Era un cuerpo colegiado que
ejercía el gobierno de la ciudad y su zona circunvecina. La importancia que ha tenido entre
nosotros es relevante, dieron origen a 13 de las 14 primitivas provincias argentinas. No
hubo legislación española especial para los cabildos americanos, se rigieron por la
costumbre y que alguna que otra ordenanza aislada. Los cabildantes representaron a los
vecinos. Administraban justicia, velaban por el abasto de la ciudad, controlaban precios y
salarios, vigilaban el comercio. Controlaban los títulos de autenticidad de los demás
funcionarios.

El monopolio y el contrabando
Los habitantes de Buenos Aires y del litoral fluvial necesitaban comprar bienes que sólo
podían ser provistos por mar desde Europa: muebles, ropa, papel, y muy especialmente
objetos de hierro y bronce; pero no disponían de ningún bien exportable a ultramar, de
modo que sólo los podían pagar con moneda. En cambio, la llanura pampeana producía
bienes apreciados en el Perú: el ganado en pie -caballos, mulas y vacas- al cual pasaban
cruzando el Tucumán. De modo que comenzó a formarse un circuito comercial, en que el
ganado viajaba a pie hasta el Alto Perú, donde era pagado en plata, que a su vez viajaba
hacia el litoral y a Buenos Aires; allí era utilizada para comprar mercadería de ultramar.
Pero este circuito nunca llegó a establecerse de forma normal: significaba una competencia
para los comerciantes de Lima, que por ser a la vez puerto y capital del Virreinato del Perú,
al que pertenecía Buenos Aires, pudieron obtener la protección real. Apenas esbozado el
circuito comercial y salidos algunos embarques de plata, en 1594 obtuvieron la prohibición
real de exportar metales preciosos desde Buenos Aires, con algunas excepciones para evitar
el desabastecimiento de la población: la autorización de fletar dos embarcaciones anuales
con productos de la zona, principalmente cueros.
La mercadería que llegara al litoral debía cruzar el Atlántico, el istmo de Panamá y parte
del Océano Pacífico, antes de recorrer más de 5000 km por tierra, con el resultado de que
su precio se multiplicaba varias veces en el camino. En cambio, si se lograba sortear la
prohibición, se obtenía un beneficio económico enorme; de modo que la ciudad de Buenos
Aires se especializó sistemáticamente en el contrabando. Éste sería la principal actividad
económica de Buenos Aires colonial, y varios de sus gobernantes fueron cómplices del
mismo, beneficiándose económicamente.
El contrabando se realizaba en forma bastante abierta: generalmente un barco portugués,
holandés o francés declaraba falsamente una avería en las cercanías de la entonces pequeña
pero estratégica ciudad de Buenos Aires - una aldea, aunque con puerto de ultramar- y
solicitaba las reparaciones necesarias, las cuales pagaba con parte de la carga que llevaba.
Otro sistema similar era anclar sin declarar la carga que llevaba, para que la misma fuera
decomisada y rematada en pública subasta; el capitán del buque negociaba en secreto la
mercadería, y repartía la carga entre los comerciantes locales, cobrando de los mismos su
valor real. A continuación, los compradores se presentaban en la subasta, donde cada uno
compraba lo que cada uno había ya comprado por un valor mínimo, sin competir entre
ellos; ese fue el llamado "contrabando ejemplar".
Muchos comerciantes hicieron grandes fortunas en Buenos Aires, debido a la necesidad de
bienes materiales e insumos que eran necesarios en Tucumán y el Alto Perú, que se hacían
innecesariamente onerosos a través del sistema de flotas y galeones, que debía atravesar el
istmo de Panamá, embarcados hasta Lima y luego cruzar los Andes, pagando derechos de
paso en varias localidades.
Por otro lado, la resistencia real al comercio con los extranjeros -
franceses, holandeses e ingleses- llevó a repetidos ataques al pequeño puerto de Buenos
Aires y a los buques que partían de allí; por eso se hizo necesario concentrar grandes
esfuerzos en la defensa de la ciudad. El primer esfuerzo en ese sentido lo inició Fernando
de Zárate - que por breve lapso ocupó simultáneamente las gobernaciones del Tucumán y el
Río de la Plata- al construir el Fuerte de Buenos Aires.
La mayor parte de los gobernantes del Río de la Plata fueron cómplices del contrabando.
No obstante, algunos se esforzaron por cumplir las ordenanzas reales, para evitar la
generalización de la corrupción que el contrabando generaba; el más destacado de éstos fue
Hernandarias, que luchó durante dos décadas contra los contrabandistas. A largo plazo, sin
embargo, su lucha fue en vano.

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