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DIABLOS DANZANTES DE NAIGUATÀ

No son tan conocidos como los famosos diablos de Yare, pero no por eso
son menos espectaculares. En ambas tradiciones son los promeseros
(personas que han hecho una promesa al "Santísimo Sacramento") que se
visten de diablos y salen a bailar, eso sí, con un gran respeto hacia la
iglesia, para agradecer los favores recibidos o solicitar nuevos favores.
La celebración se inicia en la víspera, es decir el miércoles antes del jueves
de Corpus Christi; al mediodía, las campanas y el toque de la "caja"
(tambor) llama a los diablos a concentrarse en la plaza frente a la iglesia
pueblo arriba. Salen los diablos de sus casas y llegan a la plaza en donde se
hace una pequeña ceremonia de iniciación a los nuevos diablos y de allí
salen a recorrer el pueblo con su peculiar danza, tanto en la parte baja como
alta.
El jueves de Corpus Christi todo se inicia con una misa solemne en honor
al Santísimo Sacramento. Los diablos no se acercan y es solo a las 12 del
mediodía, cuando repican las doce campanadas, con la iglesia ya cerrada,
que el "cajero" (el que toca la caja) llama a los diablos que empiezan a
acudir de todo el pueblo. Llegan bailando y una vez en la plaza, frente a la
iglesia, empieza el cumplimiento de la promesa: caminar de rodillas desde
la cruz hasta la puerta de la iglesia (unos 30 metros). Al llegar, aún de
rodillas, se inclinan ante la iglesia, en señal de sumisión al Santísimo
Sacramento.

SAN JUAN BAUTISTA


El frenesí de los Tambores marca las fiestas del 24 de junio cuando se
celebra el día de San Juan Bautista en las poblaciones de herencia africana
en Venezuela, fecha en la que se cierra el ciclo de sequía de la tierra en las
fiestas tradicionales venezolanas, tiempo de buena cosecha de cacao en el
año, luego del solsticio de verano. El arraigo de esta tradición se mantiene
en las poblaciones de varios estados venezolanos: Miranda (Barlovento,
Cúpira, Río Chico y Curiepe), Vargas (Naiguatá), Aragua (Cata), Carabobo
(Patanemo, Borburata),Guárico (San Juan de Los Morros) y Yaracuy; las
características de la veneración al Bautista varían según la localidad, pero
el elemento de cohesión son los repiques de tambor.

El día 23 las calles de los pueblos se adornan con coloridos altares en honor
a San Juan; quien es recibido con repiques de tambores el 24 de junio
mientras entonan el verso ¡San Juan to’ lo tiene! ¡San Juan to’ lo da!…
Los actos inician con una solemne misa ante la imagen de San Juan,
seguida con procesión; la algarabía inunda los pueblos al ritmo de los
tambores, mientras los participantes agitan pañuelos rojos.

Al final del día el Santo es regresado a la iglesia o a la casa que lo


resguarda según sea el caso y continúa la celebración hasta el amanecer del
25, ese día es de tristeza pues se han despedido de su protector; la fiesta se
extiende hasta el 26 en muchas localidades con El robo del Santo: la
imagen es sacada del templo, o la casa y se devuelve en la noche.

CRUZ DE MAYO

El Velorio de Cruz de Mayo es una manifestación


cultural-religiosa sembrada en la tradición venezolana
desde hace más de 150 años en casi todo el territorio
nacional. En muchas regiones de Venezuela se
conmemoran las tradicionales celebraciones de la Cruz de
Mayo todos los sábados de Mayo en las casas particulares,
en las que se preparan altares especiales para la cruz, en la
mayoría de los sectores del país se acostumbra a vestir la
cruz, adornarla, montarla en un altar y alumbrarla.

El motivo principal de esta fiesta en Venezuela y en otros


países del mundo, es rendir a la Naturaleza un homenaje
por ser en mayo el inicio de la temporada de cosechas, y
se vincula a la naturaleza por el hecho de que empieza la
época de lluvias. La evolución de la costumbre ha llevado
a considerarla como una forma de pedir su protección
durante el resto del año. Estas fiestas van acompañadas de
manifestaciones musicales propias de cada región, como
son los galerones, punto y llano, fulías, malagueñas,
romances y tonos. Los instrumentos utilizados son el
cuatro, la mandolina, la guitarra, el tambor cuadrado, las
maracas y el acordeón. Se reparten también bebidas y
dulces típicos. La música, los rezos, la comida y demás
elementos varían de acuerdo a la localidad.
Tradicionalmente se elabora la Cruz con madera,
ubicándola siempre en un lugar alto y visible; pintada de
azul o caoba la cual es vestida con papeles de colores y
adornada con flores campestres, tales como rosas,
jazmines, malabares, trinitarias y clavellinas. El altar
generalmente es hecho con una armazón de caña amarga
arqueada y muy bien labrada conformando una especie de
nicho forrado con sábanas y adornado con cintas de
colores.

En pueblos como Choroní y Puerto Colombia en el


estado Aragua , esta celebración es de suma importancia y
tradición, y tanto el pueblo como los visitantes participan
en una gran fiesta a orillas del malecón y amanecen al
ritmo de los tambores, bailando en honor a la Cruz de
Mayo.
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