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Impactos Sociales
2.1 Adolescencia: etapa vulnerable
El principal motivador del abuso de alcohol durante la secundaria es la convivencia
frecuente con consumidores habituales. En esa etapa se inicia el proceso para
convertirse en futuros adictos, porque es cuando el niño enfrenta cambios cruciales en
su vida. La presión social sobre los jóvenes es muy fuerte y se enfrentan situaciones
que pueden afectar seriamente su autoestima. Esto provoca en ellos tensión, angustia
y en muchas ocasiones frustración, que detonada por el alcohol puede manifestarse
de modos muy destructivos. Cualquier posición que los padres adopten sobre el tema
del alcohol con sus hijos debe mantenerse firme. Los límites son indispensables porque
acotan los parámetros dentro de los que se pueden desarrollar y divertir los jóvenes.
Conviene hablar con los hijos sobre las consecuencias del consumo del alcohol a
edades tempranas, así como de su abuso a cualquier edad, a fin de que puedan
evitarlas:
Perder el autocontrol
Mentir
Ocultar cosas y problemas
Volverse violentos
Olvidar lo que sucede, perder la consciencia
Causar accidentes de tránsito
Poner en riesgo su salud e integridad física y moral
Faltar a clases o bajar su rendimiento académico
Tener problemas con la ley
Embarazos no deseados y enfermedades venéreas
Volverse adictos
La mejor forma de apoyar y ayudar a los jóvenes es estar cerca de ellos. Los jóvenes
que perciben a su familia presente y pendiente de ellos tienen una propensión menor
a desarrollar el hábito de consumir alcohol.
Estudios científicos han demostrado que el alcohol es adictivo para todas las personas
sin excepción, pero cuando el consumo se inicia en la adolescencia, esa adicción
aumenta por lo menos cinco veces. Los adolescentes que consumen alcohol están
expuestos a iniciar actividad sexual temprana, situación que expone a mayores riesgos
de infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados.
El alcohol es un factor significativo en las muertes de personas menores de 21 años en
Estados Unidos todos los años. Esto incluye las muertes por accidentes
automovilísticos, homicidios, sobredosis de alcohol, caídas, quemaduras,
ahogamientos y suicidios.
Desde muy pequeños, los niños ven mensajes publicitarios que muestran a personas
hermosas que disfrutan de la vida... y del alcohol. Y como muchos padres y otros
adultos beben alcohol socialmente (por ejemplo, toman una cerveza o vino para
cenar), muchos adolescentes creen que el alcohol no puede hacerles daño.
El alcohol también perjudica las zonas del cerebro responsables de la memoria y del
aprendizaje, que también se encuentran en desarrollo y que dificultan sobremanera y
perjudican la capacidad de crear y almacenar recuerdos, la atención y la concentración.
Estas habilidades son imprescindibles para el desarrollo de la educación y el aprendizaje, por
lo que, a la larga, su carencia o su desarrollo incompleto pueden traer graves consecuencias.
Además de los riesgos para el desarrollo del pensamiento maduro y la capacidad cognitiva,
el consumo de alcohol en adolescentes afectan sobremanera a la conducta, lo que puede
provocar el desarrollo de un comportamiento agresivo que dificulte el correcto desarrollo de
las relaciones sociales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece una serie de perjuicios derivados del
consumo de alcohol en adolescentes y adultos, entre los que destacan:
Accidentes de tráfico y tránsito, que representan una de las mayores causas de muerte
prematura entre los jóvenes.
Las señales de alarma que pueden alertarnos sobre un posible abuso de alcohol en
adolescentes son:
Físicas: fatiga, múltiples quejas sobre la salud física, ojos enrojecidos y con un
brillo característico, vómitos.
Emocionales: cambios en la personalidad, cambios bruscos de humor,
irritabilidad, comportamientos irresponsables y arriesgados, baja autoestima,
tristeza o depresión, desinterés general en actividades que antes les gustaban.
Familiares: riñas más frecuentes, desobediencia de las normas, mentiras
repetidas, estar retraído o no comunicarse con la familia, secretos excesivos
(respecto a amigos, sitios donde van, no poder entrar en su habitación, etc.)
Escolares: disminución del interés por el colegio, actitud negativa, no ocuparse
de hacer los deberes, disminución de las calificaciones, ausencias del colegio,
problemas de disciplina.
Sociales: amigos nuevos a los que no les interesan las actividades habituales de
la familia y el colegio, problemas con la ley, cambio hacia un estilo diferente de
vestir o de gustos musicales, tatuajes o piercings excesivos.