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el joven adulto
12 de agosto de 2022
Datos y cifras
En 2020 murieron más de 1,5 millones de adolescentes y jóvenes
adultos de entre 10 y 24 años de edad, lo que supone casi 5000 al día.
De todos los grupos de edad, el que presenta el menor riesgo de
muerte es el de los jóvenes adolescentes de entre 10 y 14 años.
Las principales causas de defunción de adolescentes y jóvenes
adultos son las lesiones y los traumatismos (incluidos los causados
por el tránsito y los ahogamientos), la violencia, las conductas
autolesivas, enfermedades infecciosas como las infecciones
respiratorias y las dolencias ligadas a la maternidad.
La mitad de todos los trastornos de salud mental en la edad adulta
comienzan antes de los 14 años, pero en la mayoría de los casos no
son detectados ni tratados.
El hecho de empezar tempranamente a consumir sustancias está
asociado a un mayor riesgo de caer en dependencias y otros
problemas durante la vida adulta. El abuso de sustancias afecta a las
personas jóvenes de forma desproporcionada, en comparación con
las personas de más edad.
A escala mundial, en 2020 dieron a luz 41 de cada 1000 chicas de
entre 15 y 19 años de edad.
Violencia
Salud mental
Muchos son los factores que inciden en el bienestar y la salud mental de los
adolescentes. La violencia, la pobreza, la estigmatización, la exclusión y la vida
en entornos frágiles o de crisis humanitaria pueden aumentar el riesgo de que
surjan problemas de salud mental. El hecho de no ocuparse de los trastornos
de salud mental de los adolescentes tiene consecuencias que se extienden a la
edad adulta, perjudican la salud física y mental de la persona y restringen sus
posibilidades de llevar una vida plena en la edad adulta.
Consumo de tabaco
VIH/sida
Según los cálculos, en 2019 había 1,7 millones de adolescentes (de entre 10 y
19 años) que vivían con el VIH, de los que alrededor del 90% estaban en la
Región de África de la OMS (3). Si bien las nuevas infecciones de
adolescentes han ido cayendo sustancialmente desde el pico máximo
registrado en 1994, este grupo de edad todavía representa alrededor de un
10% del total de nuevas infecciones de adultos por el VIH. Dentro de ese
porcentaje, tres cuartas partes corresponden a chicas (4). Además, aunque las
nuevas infecciones pueden haber disminuido en muchos de los países más
gravemente afectados, la cobertura de las pruebas realizadas últimamente
sigue siendo baja, lo que deja pensar que quizá muchos adolescentes y
jóvenes adultos vivan con el VIH sin saberlo (5).
Los adolescentes que viven con el VIH tienen peor acceso a tratamiento
antirretroviral y en ellos se observan índices más bajos de cumplimiento del
tratamiento, permanencia en el proceso asistencial y supresión de la carga
vírica. Un factor básico que contribuye a ello es la escasa prestación de
servicios adaptados a los adolescentes, que incluyan apoyo e intervenciones
psicosociales.
Las jóvenes que quedan embarazadas deben poder recibir una atención
prenatal de calidad. Cuando la ley lo permita, las embarazadas que decidan
poner término a su embarazo han de tener acceso a un aborto seguro.
Desnutrición y obesidad
Actividad física
La actividad física aporta beneficios para la salud sumamente importantes en
los adolescentes, entre ellos la mejora de la capacidad cardiorrespiratoria y
muscular, de la salud ósea, el mantenimiento de un peso corporal saludable y
beneficios psicosociales. La OMS recomienda que los adolescentes realicen al
menos 60 minutos de actividad física de moderada a intensa de promedio
diario a lo largo de la semana, por ejemplo mediante juegos o deportes,
actividades de desplazamiento (como el ciclismo o caminar) o la educación
física.
Para aumentar los niveles de actividad, los países, las sociedades y las
comunidades deben crear entornos y oportunidades seguros y propicios para
que todos los adolescentes puedan realizar actividad física.
Respuesta de la OMS
En mayo de 2017, la OMS publicó un importante informe: Aceleración mundial
de las medidas para promover la salud de los adolescentes (Guía AA-HA!):
Orientación para la aplicación en los países. La Guía AA-HA! se basa en las
aportaciones recibidas tras un amplio proceso de consultas con los Estados
Miembros, los organismos de las Naciones Unidas, los adolescentes y los
jóvenes, la sociedad civil y otros asociados. Su objetivo consiste en prestar
asistencia a los gobiernos a la hora de decidir qué prevén hacer, y cómo, para
responder a las necesidades sanitarias de los adolescentes en sus países.
Este documento de referencia va dirigido a los formuladores de políticas y a los
gestores de programas nacionales para ayudarlos a planificar, aplicar, seguir y
evaluar los programas de salud del adolescente. Se ha formado a equipos de
68 países en la aplicación de la Guía AA-HA! por lo que respecta a la
determinación de las prioridades nacionales, la programación, el seguimiento y
la evaluación, y muchos países están utilizando este enfoque para actualizar
las estrategias y políticas nacionales.
Para mejorar las mediciones sobre la salud del adolescente en todo el mundo,
la OMS, en colaboración con el ONUSIDA, la UNESCO, el UNFPA, el UNICEF,
ONU-Mujeres, el Banco Mundial y el Programa Mundial de Alimentos (PMA),
ha establecido el Grupo Consultivo sobre la Acción Mundial para la Medición
de la Salud del Adolescente (GAMA). GAMA proporciona orientación técnica a
la OMS y a los organismos asociados de las Naciones Unidas para definir un
conjunto básico de indicadores de la salud del adolescente con miras a
armonizar las medidas sobre la medición y presentación de informes en ese
campo.
Referencias
(1) Grupo Interinstitucional para la Estimación de la Mortalidad en la Niñez de
las Naciones Unidas. Levels and trends in child malnutrition: Report 2021.
https://childmortality.org/wp-content/uploads/2021/12/UNICEF-2021-Child-
Mortality-Report.pdf
(3) ONUSIDA, https://aidsinfo.unaids.org/