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Nuevas Perspectivas Sobre El Habla Interior
Nuevas Perspectivas Sobre El Habla Interior
SpringerBriefs en Psicología
Psicología y Ciencias del Desarrollo Cultural
Pablo Fossa
Editor
Nuevas perspectivas
sobre el habla interior
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SpringerBriefs en Psicología
Editores de serie
SpringerBriefs in Psychology and Cultural Developmental Science es una extensión y finalización temática de
IPBS: Integrative Psychological and Behavioral Science Journal (Springer, editor jefe: Jaan Vasiner) que
amplía algunos temas relevantes en forma de libro de un solo autor (o de varios). La Serie tendrá un enfoque
internacional e interdisciplinario claramente defnido y albergará trabajos sobre la interconexión entre la
Psicología Cultural y otras Ciencias del Desarrollo (biología, sociología, antropología, etc.). La Serie tiene
como objetivo integrar el conocimiento de muchos campos en una síntesis de la ciencia general de la Psicología
Cultural como una nueva ciencia del ser humano.
La serie incluirá libros que ofrecen una perspectiva sobre el estado actual de la ciencia del desarrollo,
abordando promulgaciones contemporáneas y reflexionando sobre las direcciones teóricas y empíricas y
brindando, también, ideas constructivas sobre caminos futuros.
Con volúmenes compactos de 100 a 115 páginas, cada resumen de la serie está destinado a proporcionar
un reconocimiento claro, visible y multifacético de los esfuerzos teóricos de los académicos de todo el mundo.
Tanto las propuestas solicitadas como las no solicitadas se consideran para su publicación en este
serie. Todas las propuestas estarán sujetas a revisión por pares por parte de árbitros externos.
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Pablo Fossa
Editor
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Pablo Fossa
Universidad del Desarrollo
Santiago, Chile
© El(los) editor(es) (si corresponde) y el(los) autor(es), bajo licencia exclusiva de Springer Nature
Suiza AG 2022
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Este libro es un tour de force que parte del acto observable de hablar y encuentra su tortuoso
camino hacia los misterios del habla interior. El lector de este pequeño volumen puede rastrear
en casi todas las páginas la tensión entre la facilidad de observar el habla externa y el esfuerzo
por penetrar su contraparte interna. Este último esfuerzo es en verdad muy sustancial —y los
lectores de este volumen pueden observar cómo los bien intencionados autores ejecutan
interesantes danzas intelectuales en el umbral del gabinete de curiosidades del discurso interior
— temiendo entrar. Vemos la razón de este temor en el retorno muy tentativo de la metodología
de la psicología al reconocimiento de la introspección como método central (Bühler, 1951;
Valsiner, 2017). Por lo tanto, el lector puede llegar a ejemplos cercanos a reportar evidencia
introspectiva por el Cap. 5, por ejemplo, en la forma del siguiente relato de presenciar un
accidente deportivo:
La sensación de que algo iba a pasar iba creciendo dentro de mí, de alguna manera sabía que iba a
terminar con el tipo cayéndose, y siguió subiendo, y llegó al punto más alto y luego se cayó y fue como:
' ¡aaaah!' (énfasis añadido)
El habla interna crea continuamente un campo de significados, un psychisches Field, que difiere de la
situación externa; esta es la fuerza de la abstracción y la libertad: somos incapaces de cambiar el campo
de fuerzas y el Aufforderungscharakter externo, pero al cambiar el campo interno, cambiamos su impacto
sobre nosotros también desde el exterior. El problema de la voluntad se traslada de afuera hacia adentro,
del plano de la conducta al plano de la conciencia: el
en
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La característica crucial del habla interna es la liberación del pensamiento del lenguaje a través
de la abstracción y la generalización. El “mono parlante”, como lo son los seres humanos en sus
mundos públicos, se convierte en un ser humano contemplativo al seguir la Ley de Janet-
Vygotsky (de transferencia constructiva de significados relevantes del campo externo al interno).
En el habla interior, la sinestesia entre diferentes formas de medios de construcción de significado
se establece en un rápido proceso de síntesis. Los caminos de acceso a estos, incluso si
tuviéramos una visibilidad directa de los procesos subjetivos internos, todavía no estarían
abiertos a métodos puramente centrados en el lenguaje (análisis narrativo, análisis conversacional,
análisis del discurso) ya que el propio lenguaje utilizado en el discurso externo se está
transformando en un Abstraído Gestalt abreviado de tipo musical, visual o táctil. Literalmente, el
fenómeno del habla interna “huye” de las categorías fijas de métodos que son aplicables al habla
externa.
La demostración de cómo los fenómenos del habla interna escapan de nuestros métodos
estándar en psicología se puede encontrar en una fuente inesperada: el relato de Alexander
Luria del hombre con capacidades de memoria fenomenales (Luria, 1987). En su afán por
averiguar cómo funciona tan enorme capacidad de memoria, Luria (en diciembre de 1937) le
entregó los primeros cuatro versos de la Divina Comedia de Dante para que los recordara. A
pesar de no saber italiano, el mnemotécnico recordaba perfectamente los versos y los repetía
con muy buena entonación. la primera linea
En medio del viaje de nuestra vida
fue informado por el mnemotécnico en retrospectiva como un intenso esfuerzo sinestésico que
involucraba visualizaciones que apoyaban el habla externa oral:
La revelación de la creación del escenario sinestésico por parte del creador ilustra la imposibilidad
del estudio del habla interior por medio de métodos lingüísticos. Esto lleva a una afirmación
importante: los métodos de estudio del habla interna deben ser polifónicos y trascender las
fronteras de las imágenes en diferentes modalidades.
Como recopilación de avances teóricos y empíricos relacionados con el fenómeno del habla
interior, este libro puede suscitar nuevos debates e ideas. El editor Pablo Fossa ya ha logrado
asumir el desafío de discutir de una manera nueva una de las mayores contribuciones de
Vygotsky a la psicología moderna, la de fundamentar el pensamiento humano en lo que no es
inteligible inmediato (Kozulin, 1999). En el habla interior, uno de los procesos psicológicos más
íntimos e importantes es
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Referencias
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pensamiento. Prensa de la Universidad de Columbia.
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Contenido
índice _ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
ix
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Editor
Colaboradores
xi
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xi Editor
Editor XIII
Capítulo 1
Discurso Interior: El Espacio
Privado para Recordar, Jugar y Soñar
PabloÿFossa
1.1 Introducción
El fenómeno del habla interior ha sido una antigua preocupación en la historia del conocimiento. Los
primeros escritos que hacen referencia a este fenómeno se encuentran en la filosofía platónica,
concretamente en el Teeteto, así como en las Confesiones de San Agustín (2010). Para Platón, “el
alma, cuando piensa, no hace más que conversar consigo misma” (Platón, 427/357a.c, p. 69). En
pleno siglo XX, es Lev Vygotsky quien retoma este fenómeno para argumentar que constituye uno
de los mayores desafíos en el estudio de la conciencia humana y un objeto de estudio obligado para
quienes deseen adentrarse en los pasajes de la (inter)subjetividad. . Vygotsky (1934) propone que el
habla interior como fenómeno psicológico consiste en una intersección de dos procesos psicológicos
superiores: el pensamiento y el lenguaje. Según la descripción del mismo, el habla interior es la
expresión de la intelectualización del lenguaje y la verbalización del pensamiento. Es por esto que,
desde una comprensión vygotskiana, el habla interior puede concebirse como pensamiento verbal.
Para Vygotsky (1934), el habla interior corresponde a una interiorización del lenguaje egocéntrico
piagetiano. Vygotsky (1934) critica la noción piagetiana de que el lenguaje egocéntrico –y su
correspondiente correlato, el pensamiento egocéntrico– desaparece en la edad escolar cuando
aparece en el niño el lenguaje social.
Para Vygotsky (1934), el lenguaje egocéntrico del niño no desaparece, sino que se interioriza y
establece como una función interior. He aquí el principal argumento para vincular el habla interior
con la resolución de problemas: si el habla interior es una internalización del lenguaje egocéntrico
del niño y el habla egocéntrica tiene como función principal la resolución de problemas, entonces el
habla interior también mantiene esta misma función como característica principal. .
Desde esta descripción vygotskiana del fenómeno del habla interna, se ha dedicado un
importante cuerpo de conocimiento en la investigación psicológica a explorar el
Fosa P. (*)
Departamento de Psicología, Universidad del Desarrollo, Santiago, Chile
correo electrónico: pfossaa@udd.cl
2 P. fosa
fenómeno. Los estudios sobre el fenómeno del habla interior son principalmente elaboraciones
teóricas (ver Emerson, 1983; Morin, 2005; Rosenthal, 2012; Cresswell, 2013).
Existe evidencia científca que ha explorado el fenómeno del habla interior en su carácter
discursivo y como proceso de cognición humana (Heery, 1989; Kinsbourne, 2000; Ridgway,
2009, entre otros). Como ya he comentado, gran parte de la literatura ha explorado el fenómeno
del habla interior desde su función intelectual cognitiva, es decir, desde una orientación hacia
la resolución de problemas (Roberts, 2008; Villagrán et al., 2002; Damianova et al., 2012; Da
Costa & Barbosa, 2012).
Otras investigaciones han explorado la relación entre el habla interna y la planificación (Lidstone
et al., 2010; Baddeley & Hitch, 2000) y la memoria y la comprensión lectora (Baddeley & Hitch,
1974; Abramson & Goldinger, 1997; Sokolov, 1972); otros han explorado la neuroanatomía del
habla interior, específcamente desde la neurociencia (Girbau, 2007; Morin, 2005, 2011; Morin
& Hamper, 2012), mientras que otros trabajos han explorado la orientación dialógica del habla
interior (Bakthin, 1981, 1984; Hermans & Dimaggio, 2004; Hermans & Hermans-Konopka,
2010). Finalmente, diversos estudios han estudiado la relación entre el habla interior y la
divagación mental, centrándose específcamente en el habla interior como una falla para
concentrarse o mantener el control ejecutivo de una tarea dada (Mason, 2007; Christof et al.,
2009; Horovitzab et al. ., 2009; Fransson, 2006; Killingsworth & Gilbert, 2010; Smallwood et al.,
2008, entre otros). Así es como se ha abordado el habla interior en la literatura moderna,
principalmente desde su papel en la resolución de problemas. Distintos manuscritos teóricos y
empíricos se han orientado hacia el papel que tendría el habla interna para resolver distintos
problemas de la vida cotidiana. Sin embargo, en menor medida, el fenómeno ha sido abordado
para comprender otras actividades de la vida interior, como la memoria, el juego y la proyección
del futuro. Pocos estudios han explorado el fenómeno del habla interior en otros contextos en
los que la temporalidad de la conciencia está intrínsecamente relacionada, como la experiencia
de recordar (pasado), jugar (presente) e imaginar (futuro) (Barros et al., 2020; Tapia Aróstica &
Fossa, 2021). Recientes elaboraciones teóricas y evidencias empíricas han defendido la idea
de un discurso interior al servicio de otras “tareas”, que distan mucho de la resolución de
problemas. Me refiero a las tareas internas, las motivaciones más profundas de la subjetividad
humana. Aquí juega un papel fundamental la memoria, el juego y la imaginación, que no tiene
que ver con la resolución de problemas, sino con recordar el pasado, entretenernos en un
espacio privado durante el tiempo libre o en actividades poco atractivas, y en la proyección del
futuro, ya sea lejano o cercano. En cualquiera de estos casos, el discurso interior se establece
como una zona liminal de ensayo o preparación para la emergencia que está por ocurrir.
Esta experiencia tiene lugar mientras caminamos por la calle, cuando andamos en bicicleta,
cuando viajamos en autobús o cuando lavamos los platos. La experiencia de estar con nosotros
mismos, sin resolver problemas, sino simplemente recordando, jugando o proyectando el
futuro, nos prepara para la acción y constituye un motor fundamental del desarrollo humano y
una expresión de la constitución cultural del psiquismo humano.
El habla interior, entonces, no es solo un espacio para la resolución de problemas, sino
también un espacio para el deambular mental (Fossa et al., 2018), así como un lugar para la
creatividad y la resistencia (González et al., In Press). La naturaleza del fenómeno dificulta su
investigación, por lo que se han desarrollado metodologías creativas para acceder a él. Una multitud de
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Se han desarrollado técnicas para poder investigar un fenómeno tan íntimo que “se
escapa” cuando queremos estudiarlo. Los diseños experimentales, los estudios de
autoinforme, los diarios de vida, los relatos autobiográficos, los estudios retrospectivos
de la memoria autobiográfica y las estrategias de “pensar en voz alta”, entre otros, se
han cruzado en las investigaciones para poder “aproximarse” o conocer una parte del
fenómeno del habla interior. . Hablar de discurso interior es hablar del gran problema
de la vida humana: la existencia de la alteridad, la interiorización como proceso
fundamental para el desarrollo psicológico y la influencia de la cultura en la constitución
de la subjetividad humana.
En resumen, este libro intenta presentar avances teóricos actualizados sobre el
fenómeno del habla interior. Del mismo modo, este libro presenta nuevas metodologías
para abordar empíricamente el estudio del habla interior. El lector encontrará
metodologías creativas y nuevas elaboraciones teóricas en las siguientes páginas de
este libro, con el objetivo de contribuir al debate y reflexión de investigadores y
estudiantes interesados en este fenómeno inherente y profundo de la conciencia humana.
4 P. fosa
Referencias
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Parte I
Avances Teóricos sobre el Habla Interior
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Capitulo 2
Habla interior reflexiva y prerreflexiva
PabloÿFossa andÿCristóbalÿPacheco
2.1 Introducción
Vygotsky (1934/2001) dedicó los últimos momentos de su vida a escribir Pensamiento y lenguaje.
En este trabajo, Vygotsky desarrolla una teoría completa sobre la dimensión interna del lenguaje
humano. Además, en su obra, la principal función atribuida al fenómeno del habla interior es la
resolución de problemas (Vygotsky, 1934/2001). Esto nos permite pensar en el carácter reflexivo,
controlado y ejecutivo que Vygotsky le dio a esta función de la psique humana, probablemente
debido a la influencia de la psicología tradicional, el desarrollo de la teoría cognitiva y su interés
por estudiar los procesos instruccionales/educativos. Sin embargo, en algunos pasajes de su
última obra, Vygotsky (1934/2001) da cuenta de formas de habla interna más estructuradas –
formas de habla interna mediadas por el lenguaje externo– y de formas de habla interna más
primitivas, a saber, formas incipientes de lenguaje o habla interior más difusa, menos estructurada.
Esto plantea la pregunta sobre el papel de la reflexión en el fenómeno del habla interior
vygotskiana.
Otro importante autor que estudia los fenómenos ligados a la conciencia humana es Edmund
Husserl. Al desarrollar su fenomenología trascendental, propone dos dimensiones en el
funcionamiento de la conciencia: una dimensión activa o reflexiva y una dimensión pasiva o
prerreflexiva.
En este capítulo se desarrollará una integración entre los enfoques de Vygotsky (1934/2001)
sobre el fenómeno del habla interior y la teoría husserliana sobre la conciencia reflexiva y
prerreflexiva.
Fosa P. (*)
Facultad de Psicología, Universidad del Desarrollo, Santiago, Chile
correo electrónico: pfossaa@udd.cl
C. Pacheco
Pontificia Universidad Católica Argentina, Buenos Aires, Argentina
10 P. Fossa y C. Pacheco
El lenguaje interior es una formación especial en cuanto a su naturaleza psicológica, una forma especial de
actividad verbal, con características propias y que mantiene una relación compleja con otras formas de actividad
verbal. Creemos que no es indiferente que se hable por uno mismo o por los demás. El lenguaje interno es un
lenguaje para sí mismo y el lenguaje externo es un lenguaje para otros. No se puede admitir que esta diferencia
radical y fundamental entre unas y otras funciones no tenga consecuencias para la naturaleza estructural de
ambas funciones verbales. …
No se trata simplemente de vocalización. La presencia o ausencia de vocalización
no explica la naturaleza psicológica del lenguaje interior, sino la consecuencia que se sigue de esa naturaleza.
El lenguaje interior no sólo precede al exterior, sino que es contrario a él. El lenguaje externo es el proceso de
transformación del pensamiento en palabra, su materialización y objetivación. El lenguaje interior es un proceso
de sentido contrario, que va de afuera hacia adentro, un proceso de evaporación del lenguaje en el pensamiento.
El fenómeno del habla interior constituye uno de los últimos desarrollos teóricos en la
vida de Lev Vygotsky. En busca de estudiar las relaciones interfuncionales y las
unidades que componen la interacción entre funciones psicológicas, Vygotsky
(1934/2001) dedicó el último tiempo de su vida al estudio de las complejas relaciones
entre pensamiento y lenguaje. En este contexto, Vygotsky (1934/2001) realiza una
profunda revisión de las investigaciones filogenéticas y ontogenéticas del desarrollo del
pensamiento y el lenguaje hasta su época. En su análisis del desarrollo filogenético,
Vygotsky (1934/2001) afirma que el curso del pensamiento y el lenguaje tienen orígenes
evolutivos diferentes y paralelos. Si bien existe evidencia de la posibilidad de pensar y
resolver problemas en animales, específcamente en primates, también existen
evidencias de formas de comunicación –lenguaje– en otras especies anteriores al
Homo sapiens (Vygotsky, 1934). Sin embargo, en el desarrollo ontogenético del ser
humano, concretamente alrededor de los 2 años de edad, algo sucede en el desarrollo
humano que el lenguaje humano aparece de una forma más compleja que en especies
anteriores. Vygotsky, revisando la investigación de los psicólogos del desarrollo Piaget
(1923) y Stern (1924), e incluso reproduciendo algunos de sus experimentos, propone
que es la intersección del pensamiento y el lenguaje lo que permite que el pensamiento
se vuelva verbal y que el lenguaje se vuelva intelectual (Vygotsky , 1934/2001).
Vygotsky (1934/2001) critica las posiciones de Stern (1924) y Piaget (1923) sobre el
nacimiento del pensamiento verbal. Para Stern (1924), el lenguaje aparece en el
desarrollo humano de una vez por todas, careciendo de una orientación genética. Para Piaget (1923),
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El habla interior ha sido descrita entonces por Vygotsky (1934/2001) como pensamiento verbal
o lenguaje no vocal, que tiene como función principal la resolución de problemas en la edad
escolar, en la adolescencia ya lo largo de la vida adulta.
El habla interior, siguiendo una orientación principalmente vygotskiana, difiere del habla
vocalizada en al menos tres aspectos: fonético, sintáctico y semántico. A nivel fonético, el habla
interior es un lenguaje sin sonido. A nivel sintáctico, hay una tendencia a predominar
predicativamente en el habla interior, es decir, una tendencia a mantener los predicados y omitir
los sujetos. Finalmente, a nivel semántico, el lenguaje interior es una forma de lenguaje diferente,
con una mayor carga de significado que el lenguaje vocalizado.
Esto se debe a su cercanía y vínculo con las zonas más profundas de la conciencia (Vygotsky,
1934/2001).
En este punto de la obra de Vygotsky se vislumbra un vínculo importante entre el habla interior
y la afectividad (Cornejo, 2012, 2015; Fossa, 2017, 2019, entre otros).
Las formas de expresión, el contenido y el tipo de lenguaje interno están directamente relacionados
con la esfera afectivo-volitiva de la conciencia, es decir, la dimensión afectivo-motivacional de la
psique humana.
Vygotsky (1934/2001), en su intento por estudiar el holismo y microcosmos de la conciencia
humana (Cornejo, 2015), establece los dos elementos y dimensiones principales del funcionamiento
psicológico, a saber, el carácter generativo de las emociones y la relación interfuncional entre los
diferentes procesos psicológicos. Con esto, Vygotsky (1934/2001) refiere que la unidad de análisis
de las funciones psicológicas es la unidad compleja que integra la intersección de dos o más
funciones cognitivas, depositada sobre la base de una matriz afectiva que genera y organiza esta
interacción funcional ( Barros et al., 2020; Fossa et al., 2020).
Para Vygotsky (1934/2001), la relación específica entre pensamiento y lenguaje difiere en cantidad
y calidad durante los distintos momentos del desarrollo ontogenético y microgenético. Es en este
contexto que Vygotsky hace explícita su referenciada idea sobre el desarrollo de las funciones
cognitivas: “En el
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12 P. Fossa y C. Pacheco
En definitiva, desde una perspectiva vygotskiana, el fenómeno del habla interior ha sido
entendido como una forma diferente de lenguaje –con las características anteriormente
explicadas– que surge de la interacción de dos funciones cognitivas: el pensamiento y el
lenguaje. La defnición vygotskiana del habla interior como pensamiento verbal o
pensamiento en palabras está directamente ligada a la principal función atribuida a este
proceso psicológico: la resolución de problemas. La noción de pensamiento en palabras y
la función de resolución de problemas, ambas atribuidas al fenómeno del lenguaje interno,
dan cuenta de una forma de actividad cognitiva ejecutiva, controlada, dirigida a un fin,
voluntaria, proposicional y referencial, es decir, una dimensión reflexiva. de la experiencia cognitiva.
Sin embargo, al menos desde una perspectiva vygotskiana, no es posible comprender una
dimensión prerreflexiva del lenguaje interior. Aunque algunos trabajos actuales han
intentado una aproximación a esta dimensión prerreflexiva del habla interior (Cornejo,
2012; Fossa, 2017, 2019), solo es posible completar una verdadera teoría del habla interior
prerreflexiva revisitando la teoría de la conciencia humana. en la obra de Edmund Husserl
y el desarrollo de su fenomenología trascendental.
Edmund Husserl, influido directamente por los planteamientos establecidos por Brentano,
introduce el concepto de fenomenología, rescatando el carácter de las experiencias
relacionadas con algo, indicando que todas las experiencias se refieren necesariamente a objetos.
Husserl llama a estos objetos objetos intencionales (Husserl, 2002). También plantea,
además, lo inmanente como carácter necesario de todo conocimiento fenomenológico, no
refiriéndose a lo inmanente como ingrediente real de las experiencias, sino también a lo
inmanente en sentido intencional (Husserl, 2012). El papel de la intencionalidad, rescatado
de Brentano, representa un papel fundamental en la comprensión de las experiencias
cognitivas, los sentimientos o actos sentimentales, la razón o los actos de la razón práctica.
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14 P. Fossa y C. Pacheco
La dimensión pasiva de la conciencia humana se relaciona con una parte importante del trabajo
de Husserl (1999), quien establece cómo esta característica pasa a confgurar un elemento
signifcativo de la existencia humana, entendiendo al hombre como receptor de datos y
precategorías. , que responde a momentos específcos en los que la conciencia presenta una
conexión con el mundo de la vida. Previo a los planteamientos de Husserl (2002), es posible
distinguir elementos similares en lo planteado por Kant (2019), quien, en su Crítica de la razón
pura, destaca la diferencia entre “sensibilidad” y “comprensión”, habitando una dimensión anterior.
a la reflexión sobre el ejercicio de la sensibilidad, que se asocia de manera a priori, previa a
cualquier identificación conceptual con el objeto o experiencia particular. La llamada imaginación
productiva es posicionada por el autor en una dimensión anterior a la conceptualización teórica o
reflexiva.
Aproximaciones similares han sido expuestas por Gallagher y Zahavi (2013), quienes
asocian la experiencia no como un logro de eventos objetivables, sino como un evento
propio de la subjetividad, que alberga una representación particular de una realidad
percibida. Thompson y Zahavi (2007) realizan una descripción de la conciencia prerreflexiva,
logrando una clara identifcación de sus principales características, las cuales se asocian
con lo siguiente:
1. La mente está encarnada; está ligado a la experiencia particular, así como a la representación
que el lenguaje particular hace del mundo natural.
2. Los mecanismos que promueven la razón en el individuo no están directamente ligados a la
razón; son de naturaleza preconsciente. El razonamiento del que surge el lenguaje tiene un
origen prerreflexivo.
3. La razón y el lenguaje no son representaciones objetivas de la realidad; están anclados a la
dimensión experiencial y sensitiva de la naturaleza humana.
La dimensión pasiva prerreflexiva del lenguaje está ligada a la nominación de situaciones que
surgen inmediatamente en el mundo externo, las cuales son referidas o nombradas desde las
posibilidades experienciales en un determinado nivel. En cuanto a la dimensión activa, el ejercicio
reflexivo motiva a establecer un ejercicio representacional de las cosas del mundo, los nombres,
adjetivos y nombres específcos, que surgen como una necesidad de ordenamiento a nivel particular
y colectivo.
18 P. Fossa y C. Pacheco
han presentado una amplia gama de estudios de las ciencias naturales. Es importante
mencionar que el estudio de estas unidades características está asociado a una
perspectiva funcional, ejecutiva y basada principalmente en un rol activo y reflexivo
respecto a su utilidad, respondiendo a la identifcación explicable de su funcionamiento
metacognitivo, lo que favorece un dominio con respecto a sus determinadas
características. Desde los inicios históricos, ligados al desarrollo de la psicología como
disciplina científica dedicada al estudio de la reflexión como esencia del psiquismo, se
ha podido distinguir una intención basada en el papel activo de la mente humana,
como sinónimo de experiencia, existencia e identidad. Desde una posición cartesiana
basada en el “cogito, ergo sum”, el ejercicio reflexivo tiene un papel preponderante en
la forma de entender la especie humana y su relación con el mundo exterior, ejercicio
empírico-racional que orienta la propia existencia.
Las primeras aproximaciones investigativas de la mano de pioneros como Wundt y
James albergaban la necesidad de abrazar la introspección como ejercicio reflexivo,
contemplativo y meditativo, para identificar la voz pensante propia de la experiencia
subjetiva. Sin embargo, la aceptación absoluta de que la comprensión del ser humano
y su propia interpretación de la realidad se basan únicamente en un ejercicio reflexivo
introspectivo nos abstrae de una amplia posibilidad de exploración, que está ligada a
los elementos pasivos de la conciencia, el terreno de la pre- experiencia reflexiva, lo
que no ha sido meditado, lo que no tiene forma, lo que sólo responde a la inmediatez
de la experiencia más pura a nivel experiencial.
Este capítulo busca rescatar elementos que muchas veces son ignorados en los
estudios de las ciencias naturales y sociales, pero no por ello de menor importancia o
relevancia a nivel científco e investigativo. El vínculo con el estudio de la cualidad
prerreflexiva de la conciencia tiene una amplia posibilidad investigativa, que va más
allá de lo categórico, posicionándonos en alternativas de reconocimiento de emociones,
lenguaje, percepción y experiencia, desde el sentimiento, pero no desde el pensamiento
que enmarca la experiencia en un conjunto categorial, revestido de adjetivos,
explicaciones y defniciones, no la descripción que se pretende lograr en este tipo de
fenómenos de carácter experiencial.
Desde los planteamientos de la fenomenología es posible lograr un acercamiento
a la experiencia inmediata, a la experiencia en un momento irrepetible, a un ser no
poseído en la aurora reflexiva que tiñe la naturaleza humana, como dimensión
dependiente de la mente que da forma y vida.
En una aproximación a las características del habla interior, percibida como una
dimensión prerreflexiva de la existencia humana, fenómenos como la divagación
mental, las respuestas verbales inmediatas y los momentos íntimos de autoverbalización,
se asocian a la ocurrencia no condicionada por el conocimiento cognitivo. ,
respondiendo a una emergencia encarnada como respuestas de carácter vivencial. Es
oportuno visualizar, la forma en que hablamos, interactuamos y categorizamos todo lo
que nos llama la atención en el día a día, cómo el lenguaje se constituye en una
poderosa herramienta que traduce las inquietudes del espíritu, dando vestidura a las
intenciones que surgen en los momentos vivenciales, previos a lo que se refeja y
elabora desde el contenido cultural. En este sentido, podemos entender la existencia
como una pre-reflexión y respuesta en continuo desarrollo a la inmediatez del momento mismo, que y
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2.8 Conclusión
20 P. Fossa y C. Pacheco
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Capítulo 3
La alteridad en la constitución del
psiquismo: argumentos desde el
psicoanálisis y la cultura
Psicología
3.1 Introducción
La experiencia humana siempre está dominada por impulsos bivalentes simultáneos de una matriz
relacional: uno hacia la diferenciación y el otro hacia la indistinción; uno hacia la separación y el
otro hacia la fusión; uno hacia la apertura y el otro hacia el cierre de las fronteras interpersonales
(De Luca Picione, 2021a, b, c).
Encontramos esta ambivalencia original en todos los pasajes importantes de la vida, en todos
los desarrollos y crisis que imponen cambios profundos en la vida de los individuos y de la
comunidad.
En la experiencia del amor, la sexualidad, el duelo, el juego y la competencia, y el arte, en el
encuentro con un extraño, pero también en la experiencia del acontecimiento inesperado y de la
crisis, cada uno se enfrenta al mismo tiempo a un doble escenario de abriéndose a lo nuevo y
cerrándose dentro del perímetro de lo familiar y ya conocido (De Luca Picione & Valsiner, 2017).
R. De LucaÿPicione (*)
Universidad Giustino Fortunato, Benevento, Italia
correo electrónico: r.delucapione@uniffortato.eu
MF Freda
Universidad de Nápoles Federico II, Nápoles, Italia
correo electrónico: mariafrancesca.freda@unina.it
Las relaciones de un individuo con sus padres y sus hermanos y hermanas, con el objeto de su amor y
con su médico —de hecho, todas las relaciones que hasta ahora han sido el tema principal de la investigación
psicoanalítica— pueden pretender ser consideradas como fenómeno social; ya este respecto pueden
contrastarse con ciertos otros procesos, descritos por nosotros como 'narcisistas', en los que la satisfacción
de los instintos se sustrae parcial o totalmente a la influencia de otras personas. (Freud, 1921/1955, pág. 69)
Por su parte, en Historia del desarrollo de las funciones mentales superiores (1917),
Vygotsky concluye que existe una ley general de desarrollo en la que la dimensión
social precede a la individual:
Podemos formular la ley genética general del desarrollo cultural de la siguiente manera: cada función en el
desarrollo cultural del niño aparece en el escenario dos veces, en dos planos, primero, el social, luego el
psicológico, primero entre las personas como una categoría intermental, luego dentro del niño como una
categoría intramental. Esto pertenece igualmente a la atención voluntaria, a la memoria lógica, a la formación
de conceptos y al desarrollo de la voluntad. Estamos justificados en considerar la tesis presentada como una
ley, pero se entiende que el tránsito de afuera hacia adentro transforma el proceso mismo, cambia su
estructura y funciones. Genéticamente, las relaciones sociales, las relaciones reales de las personas, están
detrás de todas las funciones superiores y sus relaciones. A partir de esto, uno de los principios básicos de
nuestra voluntad es el principio de la división de funciones entre las personas, la división en dos de lo que
ahora se fusiona en uno, el desarrollo experimental de un proceso mental superior en el drama que ocurre
entre las personas.
Por esta razón, podríamos denominar el resultado básico al que nos conduce la historia del desarrollo
cultural del niño como sociogénesis de formas superiores de comportamiento. La palabra "social", tal como
se aplica a nuestro tema, tiene un significado amplio. En primer lugar, en el sentido más amplio, significa
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que todo lo cultural es social. La cultura es a la vez un producto de la vida social y de la actividad
social del hombre y por ello, la misma formulación del problema del desarrollo cultural de la
conducta ya nos conduce directamente al plano social del desarrollo. Más aún, podríamos señalar
el hecho de que el signo que se encuentra fuera del organismo, como una herramienta, está
separado del individuo y sirve esencialmente como órgano social o medio social. Yendo más allá,
podríamos decir que todas las funciones superiores no se formaron en biología, no en la historia
de la filogénesis pura, sino que el mecanismo mismo que es la base de las funciones mentales
superiores es una copia de lo social. Todas las funciones psíquicas superiores son la esencia de
las relaciones internalizadas de un orden social, una base para la estructura social del individuo.
Su composición, estructura genética, método de acción, en una palabra, toda su naturaleza, es
social; incluso al transformarse en procesos mentales, siguen siendo cuasisociales. El hombre
como individuo mantiene las funciones de socializar. (Vygotsky, 1917/1987, pág. 106)
Según James (1890), la experiencia humana se caracteriza por ser capaz de construir
múltiples realidades (los llamados subuniversos de realidad), cada una de las cuales se
caracteriza por su inconmensurabilidad, su propio criterio de definición y su propia
especificidad temporal. Estos subuniversos son el producto de la estructura psíquica
humana, caracterizada por una multiplicidad de yos. El ego se entiende como la posición
desde la cual se hace la experiencia, y cada uno de ellos corresponde a un mundo
específco. James usa el término polipsiquismo para indicar la pluralidad de egos, que
conscientemente experimentan varios mundos específicos. Por ejemplo, la ciencia, la
locura, el sueño, el mito, el sentido común, el arte y la religión constituyen diferentes
subuniversos de la realidad. Sin embargo, su delimitación nunca está claramente defnida.
La conciencia se caracteriza como un flujo (la llamada corriente de conciencia), es decir,
un proceso continuo que pasa de un estado a otro sin interrupción. James cree que todo
mundo, mientras sea objeto de atención, es real a su manera. En la visión de James, la
conciencia no puede ser cortada en piezas únicas (ni en el caso extremo admite una parte
inconsciente), porque los diversos yoes fluyen a lo largo de su corriente y las diferentes
posiciones conscientes del sujeto “se funden entre sí”. Para indicar este estado de
transición, James utiliza la noción de franja, entendida al mismo tiempo como el halo que
envuelve los objetos de atención y como la conciencia de este halo.
A través de la franja, los seres humanos pueden tener, cerca del núcleo central de las
experiencias, también experiencias de umbral “vagas e inarticuladas”, que por lo tanto
pueden proporcionar la percepción de un otro lugar que no está actualmente enfocado,
hacia el cual la atención es potencialmente capaz de cambiar. . La franja es el "borde", la
"red de arrastre" o el "halo del objeto" que actúa como fondo para la experiencia de la
conciencia y la atención, creando las condiciones para el paso de la transformación. Por lo
tanto, el modelo de James se caracteriza por un gran énfasis en la variabilidad y la fluidez de los pasajes.2
En cambio, en el modelo psíquico de Pierre Janet, la mente humana se conceptualiza
como una jerarquía de funciones que subyace a la tensión psicológica, y en la parte
superior de esta jerarquía se encuentra la función de la realidad. Más allá de un mecanismo
reflexivo de estímulo-respuesta, Janet enfatiza el carácter de libertad impredecible de la
acción humana como resultado de una combinación de una organización antigua y otra
más nueva que le da carácter a la acción presente y estar preparado para el progreso
(Janet, 1938). Esta idea fue muy influyente para el mismo Vygotsky. De hecho, como está
bien documentado (Van der Veer & Valsiner, 1988), el psicólogo ruso conocía profundamente
2
James, en el curso de sus obras, a menudo oscila entre una visión continuista del Yo (basada en una
cierta unidad) y una discontinuista (basada en la multiplicidad). Sin embargo, los dos enfoques no deben
ser considerados como una contradicción lógica sino como una condición esencial del yo.
De hecho, por un lado, James considera el yo como equivalente al yo como conocedor, y tiene tres
características: continuidad, distinción y volición. La continuidad del yo como conocedor se caracteriza
por un sentido de identidad personal, es decir, un sentido de igualdad a través del tiempo. En relación
con el Yo, el Mí se equipara con el sí mismo como conocido y está compuesto por los elementos
empíricos considerados como pertenecientes a uno mismo. En opinión de James, el yo se "extendía" al
entorno. Las personas y las cosas del entorno pertenecen al yo, en la medida en que se sientan como
“mías”. Esto significa que no sólo “mi madre” pertenece al yo sino también “mi enemigo”. En opinión de
James, el yo se "extendía" al entorno.
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con las obras de Janet. Leyendo las siguientes citas, encontramos un fuerte vínculo entre la
idea de sociogénesis de Vygotsky y Janet (Van der Veer & Valsiner, 1988):
Según la ley que les discutí, cada individuo repite en sí mismo las conductas sociales. El niño crea su
individualidad porque siempre se le menciona de la misma manera y porque el comportamiento de uno hacia
él tiene cierta unidad. (Janet, 1929, pág. 268)
Todas las leyes psicológicas sociales tienen dos aspectos: un aspecto exterior con respecto a otras personas,
un aspecto interior con respecto a nosotros mismos. Casi siempre la segunda forma es posterior a la primera.
(Janet, 1929, pág. 521)
3Freud atribuye al inconsciente una serie de modos de funcionamiento muy específicos, entre ellos: a) la ausencia de
contradicción, b) la ausencia de temporalidad, c) el proceso primario –es decir, un proceso dirigido a la satisfacción
inmediata de necesidades– , d) la confusión entre realidad externa y realidad psíquica, ye) la condensación y el
desplazamiento de contenidos.
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4La identifcación proyectiva de Klein (1946) es un mecanismo inconsciente defensivo: el sujeto produce una fantasía
inconsciente, en la que se experimenta un segmento del yo como si estuviera colocado en otra persona. Entonces el
sujeto queda identificado con el otro y trata de controlarlo. Bion va más allá de esta visión y retiene que la identifcación
proyectiva es la primera forma de comunicación intersubjetiva entre los infantes y la madre.
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por lo tanto más fácil de absorber, pero también se apropia de la misma forma de pensar
(función alfa) (Bion, 1967). Sin la función alfa, toda la información sensorial, las percepciones
y las experiencias emocionales no se experimentan como fenómenos sino como cosas en
sí mismas, como objetos concretos, como entidades autónomas. Estas reifcaciones -por su
indigestibilidad psíquica y la angustia y la sensación de muerte que provocan- son
expulsadas (evacuadas) del sistema psíquico hacia el mundo exterior y son experimentadas
como objetos amenazantes y persecutorios.
Al evitar una visión reifedida de la psique, es decir, con su propia identidad, homogeneidad
y separación de su sistema relacional y contextual, estamos destacando la centralidad de
la función de la alteridad. De hecho, es sólo a partir de la dimensión de la alteridad y sus
diversas expresiones que el psiquismo individual puede instanciarse, desarrollarse y
transformarse.
Este proceso es inherentemente dialógico; sin embargo, cabe aclarar que este diálogo
no tiene el carácter de un simple intercambio bilateral, ni es el paso de información entre
los distintos participantes. Más bien, consideramos el diálogo como el proceso de
transformación de la psique e integración de la perspectiva de los Otros dentro de la
construcción de un marco compartido. Decimos que para hacer posible la relación con el
Otro, entonces es necesaria la definición de un espacio estable de construcción de sentido,
que funcione como garante, marco superordenado, estabilizador y promotor del encuentro
con el Otro. Esta pregunta es central y requiere alguna aclaración. Consideramos el
sensemaking como un proceso semiótico con efecto recursivo y dinámico en el tiempo que
expande o contrae los sistemas de relación con los demás sujetos involucrados en un
escenario relacional (Salvatore & Freda, 2011; De Luca Picione & Freda, 2016; De Luca
Picione et al., 2018). Para realizar el proceso de creación de sentido, se necesitan dos
condiciones necesarias:
Al dar cuenta de ello, se pasa de una visión naturalista del diálogo (entendido como una
condición natural entre personas que intercambian información mediante la codificación y
decodificación sin contexto alguno) hacia un estudio de la dinámica semiótica que se basa
en el diálogo (como forma de construir modelos de interpretación y agencia, a partir de las
relaciones con otros puntos de vista).
La importancia de la presencia de un marco “super partes” como condición de
posibilidad y garantía del diálogo ha sido elaborada de diferentes maneras, por
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6 Vale la pena notar para los propósitos de nuestro trabajo sobre la dialogicidad interna y externa que el
mismo Vygotsky usa la noción de feld refiriéndose al discurso interno:
El habla interna crea continuamente un campo de significados, un psychisches Field, que difiere
de la situación externa; esta es la fuerza de la abstracción y la libertad: somos incapaces de
cambiar el campo de fuerzas y el Aufforderungscharakter externo, pero al cambiar el campo interno,
cambiamos su impacto sobre nosotros también desde el exterior. El problema de la voluntad se
traslada de afuera hacia adentro, del plano de la conducta al plano de la conciencia: la creación de
campos interiores, para lo cual es indispensable la presencia del habla significativa.
(Vygotsky, 2018, p.336)
7El aparato psíquico grupal es un dispositivo psíquico cuya extensión puede incorporar también otras
configuraciones de vínculos (pareja, familia, instituciones, etc.). Según Kaës, el aparato psíquico del
vínculo se sustenta de manera múltiple y recíproca sobre las formaciones grupales diferenciadas e
indiferenciadas del psiquismo de cada miembro que forma el todo. El aparato psíquico del vínculo social
no puede reducirse al aparato psíquico individual (Kaës et al., 2018). Cada configuración de vínculo es
una estructura de apelación respecto de los lugares psíquicos necesarios para su conservación y
funcionamiento. En tales lugares se representan objetos, imágenes, instancias y significantes. Sus
funciones y razones son encarnadas y desempeñadas por algunos sujetos (Kaës et al., 2018). Kaës
incluye una serie de razones que subyacen a la necesidad de vinculación. En primer lugar, el ser humano
siempre nace dentro de un vínculo (esto es cultural, afectivo, idealizado, soñado) que le preexiste. Su
inmadurez biológica al nacer le impone la necesidad de un vínculo social para sobrevivir. Las personas se
vinculan por el placer de estar unidas en el sueño de una idealización. También crean un vínculo contra el
miedo a la separación, para mantener la ilusión de unidad, para mantener la ilusión de la integridad
narcisista entre el ego y el mundo exterior. El vínculo protege del miedo a la noche, a la oscuridad, a lo
desconocido, a lo inesperado. A través del vínculo se asegura la continuidad de la vida psíquica entre
generaciones.
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Vygotsky valoró las funciones superiores del psiquismo (entre ellas, principalmente la
conciencia, la volición y la libertad – Cimatti, 2021) pero sin reducir nunca al ser humano a
un individuo solipsista. Anticipó claramente tal perspectiva:
La conciencia es un diálogo con uno mismo. Ya el hecho de que el niño primero escuche y
comprenda y luego adquiera conciencia verbal indica que: (1) La conciencia se desarrolla a partir
de la experiencia; (2) Hablar consigo mismo = actuar conscientemente, el niño toma la posición
del otro, se relaciona consigo mismo como con otra persona, imita a otra persona que le habla,
reemplaza a la otra persona en relación consigo mismo, aprende a ser otra persona en relación
a su propio cuerpo. La conciencia es un doble. De ahí que el niño no conozca el "yo": "Bobby"
cayó, en lugar de "yo" cayó. Esto es posible gracias a la reversibilidad de la palabra: La reacción
es un estímulo. Pero esto se llama imitación. Todo discurso es imitación.” (Vygotsky, 2018, p.75)
La psique, por lo tanto, se sitúa siempre en una frontera (De Luca Picione, 2021c) con
una oscilación constante entre la estabilidad y la inestabilidad. Esta condición liminal es
la matriz misma de la psique y su principal fuente de constante transformación. Esta
dinámica liminal siempre toma la forma de una oscilación:
[…] el vivir humano, dado que surgen de la condición potencial humana de buscar y esforzarse
permanentemente por la coherencia y la estabilidad, por un lado, mientras se dan cuenta
incesantemente de la inestabilidad y la diferencia, por el otro. Esto significa que lo que realizamos en
nuestras relaciones con el mundo del yo lo hacemos en términos de pares de opuestos, de acuerdo
con un movimiento combinatorio simbólico desequilibrado entre opuestos […]. (Simão, 2016, p. 23)
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Parte II
Avances empíricos sobre el habla interior
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Capítulo 4
Expresividad e Internalidad Psíquica:
El uso de diarios en línea
en las formas de vida contemporáneas
4.1 Introducción
Este capítulo se propone desarrollar una reflexión sobre los significados teórico-
metodológicos de la metáfora de la interioridad psíquica en Psicología, a través de una
reflexión sobre las perspectivas epistemológicas-interpretativas involucradas en la
concepción de interioridad. La problematización de la metáfora de la interioridad privada
del psiquismo seguirá la crítica emitida por Hacker (2000), a partir de su lectura de la
segunda filosofía de Wittgenstein, tal como se encuentra en Investigaciones filosóficas (2009).
En este trabajo encontramos no sólo los operadores reflexivos fundamentales del
pragmatismo lingüístico en su inherente dialogicidad propia de los usos ordinarios del
lenguaje, sino también una crítica al vocabulario psicológico y los juegos de lenguaje
vigentes sobre la conciencia, las sensaciones y la corporeidad. A la luz de esto, nos
acercamos a la noción de juegos de lenguaje de la espacialización psíquica de la
subjetividad (Hacker, 2000; Wittgenstein, 2009). Por lo tanto, se pretende discutir la
naturaleza dialógica (Bakhtin, 1990, 1999; Pinheiro & Leitão, 2010) y, en consecuencia,
siempre bordeando el yo-otro de la psique, reconociendo que los procesos propiamente
psicológicos están necesariamente marcados y constituidos por la alteridad del mundo, a
través de las relaciones intersubjetivas y sus formas de emergencia del signo.
En la reflexión propuesta, como una forma de dar vida a la discusión teórica mencionada
anteriormente, también se abordará la experiencia de investigación de los autores con el
uso de diarios en línea sobre la vida cotidiana durante la primera ola de la pandemia de
COVID-19 en Brasil. . Esta investigación se realizó con grupos de participantes integrados
por mujeres en confinamiento domiciliario y exploró las mutaciones culturales provocadas
en la cultura personal y en las colectividades en marcha junto a la realidad desencadenada
por el coronavirus. Durante un intervalo de 15 días, cuatro participantes enviaron al investigador
44 MA Pinheiro et al.
En este sentido, sería interesante pensar cómo los procesos históricos que actúan
en estas formas de subjetivación en las sociedades occidentales contemporáneas se
han convertido en un paisaje subjetivo muy diferente a las novelas mencionadas por
Vygotsky como ejemplos sobre el habla interior (Vygotsky, 2010) y del que hablaremos
más adelante. En la cultura contemporánea, si pensamos en el ego editable (Pinheiro,
2016) de las redes sociales virtuales, encontramos formas de subjetivación muy
adversas a la noción de internalidad. Estas formas de avatarización simbólico-imágenes
de uno mismo se fraguan en prácticas performativas y extrospectivas que recorren el
campo de las relaciones online to offfine. En estas prácticas, la actividad de edición y
exhibición de la cotidianidad, incluso cotidiana, sigue siendo ficcionalizante y
codependiente de un público también avatarizado y testigo de la virtualización de uno mismo.
Dados los límites argumentativos de este texto, descartamos la posibilidad de
desarrollar aquí una reflexión exhaustiva sobre los procesos de subjetivación en juego
en la interioridad psíquica y sus vocabularios en Psicología. El propósito específco de
este capítulo es ofrecer al lector (1) un breve cuestionamiento sobre los significados de
privacidad interiorizados en las gramáticas de las perspectivas socio-históricas y
culturales de la Psicología (Bruner, 2002; Valsiner, 2012; Vygotsky, 2010); (2) una
aproximación a las críticas del pragmatismo lingüístico de Wittgenstein a los juegos de
lenguaje desde la interioridad hasta el individuo psicológico; y (3) una discusión a partir
de un instrumento de investigación para diarios en línea (Barros et al., 2021; Pinheiro &
Mélo, 2020), sobre otra gramática de carácter dialógico, que prescindiría de la
espacialización de la psique para hablar de subjetividad . La agentividad y sus procesos
psíquicos frente a la alteridad de la vida de relación intersubjetiva.
Así, esperamos sensibilizar al lector sobre los efectos de la interioridad espacializada
en los modos de vida ultraindividualistas actuales y animarlo a prestar atención a cómo
la ética dialógica, anclada en el ideal de las utopías democráticas, puede iluminar el
camino mismo. concebimos, describimos y producimos conocimiento sobre la esfera
subjetiva. En ese sentido, pensamos en la ética dialógica no como un efecto, sino como
una matriz de los modos utilizados por la Psicología para teorizar el devenir humano
en un continuum entre la singularidad subjetiva y la posibilidad del individuo de
convertirse en el poeta fuerte de su vida. su historia (Rorty, 1995) frente a las
contingencias socio-históricas (inherentes a sistemas complejos, abiertos e
indeterministas) de la relación entre pueblos y culturas.
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46 MA Pinheiro et al.
Una de las funciones psicológicas que trae en nombre propio la mención predicativa
de internalidad psíquica es el concepto de habla interior, tal como lo conocemos a
través de Vygotsky (2010) en el artículo Pensamiento y habla. En este texto, de
marcado carácter reflexivo y argumentativo con la Psicología de la época, leemos
una franca defensa del habla interior como función psíquica. Vendría de un proceso
de desarrollo en el que, a través de la interacción entre individuo y cultura, el niño se
individua y crea un yo a partir de una condición social-alteritaria fundamental. Este
camino evolutivo refleja una concepción del ser humano que sería para siempre
tributario del lenguaje como unidad fundamental de la conciencia. Como sabemos,
en este trabajo, Vygotsky argumenta en contra de las tesis piagetianas de la
desaparición del habla egocéntrica relacionada con una etapa autista del pensamiento
que sería reemplazada por el lenguaje social y por la posibilidad de descentrar el razonamiento infa
En esta discusión, Vygotsky, apoyado no sólo en sus investigaciones sino en
acercamientos a la literatura y la filosofía, refuta radicalmente la proposición de la
existencia de un discurso que estaría privado de su función social. Muy
diferentemente, Vygotsky afirma que todo lenguaje sería social y que el estudio del
desarrollo de las palabras estaría correlacionado con la comprensión del desarrollo
de la conciencia. El autor entiende que el llamado discurso egocéntrico sería un
discurso que no se diferencia de la alteridad social, un discurso que a lo largo del
desarrollo se iría interiorizando, perdiendo su aspecto vocal. En términos descriptivos,
el habla interior sería como el lenguaje de los pensamientos de un individuo hablando
con sus propios botones, por así decirlo. El discurso interior tendría la característica
de estar formado por signos y enunciaciones abreviadas, ya que el individuo domina
su propio contexto enunciativo, así como las predicaciones de su acción psíquica.
Sería prototípico de situaciones en que el individuo se encuentra antes de resolver
problemas, teniendo como marca su acontecimiento subjetivo, es decir, la intensidad
afectiva.
En el discurso interior existiría, por tanto, la primacía de los significados singulares
sobre los vividos, significados preñados de afecto que serían traducidos externamente,
en el discurso social dirigido en relación al otro con todas sus entonaciones posibles. .
El habla interior vygotskiana sería una función psicológica más que una topología
posicional. Así, deja pistas sobre la función de la singularidad dialógica que
transforma siempre los mensajes desde la alteridad social, histórica e interaccional:
Si “el lenguaje es tan antiguo como la conciencia”, si “el lenguaje es una conciencia práctica que
existe para los demás y, en consecuencia, para mí”, si “la maldición de la materia, la maldición de
las capas móviles del espíritu, pende sobre el puro conciencia”, entonces es claro que no es un simple
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pensamiento sino la conciencia como un todo que está ligado en su desarrollo al desarrollo de la
palabra. (Vygotsky, 2010, p. 77)1
En esta cita se cuestiona cierta tradición cartesiana en términos de otra forma de trascendencia.
Esta otra forma de trascendencia aludiría a la precedencia lógica e histórica del lenguaje en el
desarrollo de los individuos humanos, donde Vygotsky concluye: “La palabra es a la conciencia
como el pequeño mundo es al gran mundo, como la célula viva al organismo. , como el átomo al
cosmos” (Vygotsky, 2010, p. 77).
En consecuencia, a pesar de que el discurso interno se concibe como una función psíquica
engendrada a través de un desarrollo en los tejidos socioculturales, la internalidad vygotskiana
sería más una predicación de procesos de individuación y separación inclusiva (Valsiner, 1998)
de la alteridad social. No se aborda como un reino ontológico situado dentro del propio ser, en
una dimensión inconmensurablemente diferente de sus venas expresivas y lingüísticas. Su
trayectoria de desarrollo ontogenético marcaría su origen y naturaleza junto con la externalidad
del mundo de las relaciones humanas y los intercambios comunicativos.
En este pasaje, Bruner recupera la historia del nacimiento de la Psicología en los laboratorios
de psicofísica (Wundt), que, guiados por el valor otorgado al método experimental, convirtieron
la actividad introspectiva de la experiencia en una actividad descriptiva-objetiva de volúmenes,
proporciones, sonidos y asimetrías.
El empirismo cartesiano hizo que la psicología se desviara del significado de la experiencia
humana desde su mismo nacimiento. Vygotsky, de manera pionera, buscó precisamente
recuperar este sentido perdido, sin recurrir a subjetivismos metafísicos individualizantes,
considerando, por tanto, el lenguaje como la marca de una subjetividad socialmente constituida.
La subjetividad vygotskiana sería tan única y agentiva, ya que
1Cita original en portugués: “Si 'el lenguaje es tan antiguo como la conciencia', si 'el lenguaje es una
conciencia práctica que existe para los demás y, en consecuencia, para mí', si la 'maldición de la materia,
la maldición de las capas en movimiento de la el espíritu se cierne sobre la conciencia pura', entonces
es evidente que no es un solo pensamiento, sino toda la conciencia como un todo que está ligada en su
desarrollo al desarrollo de la palabra” (Vygotsky, 2010, p. 77).
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48 MA Pinheiro et al.
produce significados, intenciones e innovación, además de estar sujeta a las leyes históricas
del desarrollo filogenético, ontogenético y sociohistórico.
Bruner, en Acts of Meaning (2002), propone que la Psicología debe interesarse no sólo
por lo que hacen las personas, en una actitud de desprecio por el lenguaje, sino también por
lo que dicen que hacen, lo que dicen sobre lo que les hizo hacer lo que hacen. hicieron, y
también lo que la gente dice que otros hicieron. Para el autor, lo que las personas dicen
sobre sus mundos debe ser el primer interés de la psicología culturalmente orientada, pues
se entiende que ese decir es tanto reflexión como construcción de ese mundo mismo en la
faz performativa-creativa del lenguaje. Desde esta perspectiva, la ambigüedad sería
precisamente la marca de la actividad humana, en su permanente empeño por reducirla a
intérprete de los devenires posibles de sus propios enunciados. La ambigüedad, por tanto,
no sería un defecto e inexactitud de la función representacional del lenguaje, sino, sobre
todo, la marca de la posibilidad humana como creadora de futuros.
Contemporáneamente, en la Psicología Cultural de las Dinámicas Semióticas (Valsiner,
2012, 2017, 2019), se propone la internalización en su doble procesualidad junto a la
externalización. La dinámica dialéctica de internalización-externalización es una clave
interpretativa para comprender la autonomía relativa del mundo personal sobre el público.
“Tanto la internalización como la externalización implican transformaciones constructivas de
signos, lo que convierte a cada individuo en una persona única, mientras se basa en el
mismo trasfondo general dentro de la sociedad dada en un momento dado” (Valsiner, 2017,
p. 150).
En el giro semiótico producido por Valsiner, la cultura se concibe como un proceso de
mediación a través de signos que representan, pero también prepresentan, anticipan y
transforman aspectos o capacidades de la inmediatez del mundo y de las formas de vida de
las personas. En consecuencia, los signos serían mediación y trascendencia al circuito
estímulo respuesta, generando un arco cultural-subjetivo y creativo. En él se activan
repertorios de significados provenientes de experiencias previas a través de interpelaciones
del presente que buscan, así, reducir la incertidumbre e indeterminación del futuro a través
de la producción de nuevos signos. Estos últimos serían intérpretes permanentemente
emergentes de la incesante inconclusión de nuestras cadenas de sentido.
Por eso, Lívia Simão (2016) propone que la cultura es una especie de más allá, es decir,
una frontera simbólica en movimiento.
Al considerar la cultura como un sistema semiótico, Valsiner propone que la acción
humana estaría, por tanto, guiada por signos interiorizados, apropiados/privatizados por la
subjetividad concebida como cultura personal o subjetiva y situada y dirigida en los dominios
públicos de la interacción humana. En este sentido, la cultura es pensada como una función
propia del mundo psíquico de cada singularidad que transforma activamente los mensajes
provenientes de la alteridad cultural. El autor destaca que – “independientemente de una
etiqueta” (Valsiner, 2017, p. 150) – en la noción de internalización, el foco está en la función
de la cultura para entender la relación entre individuo y cultura y no cómo la llamamos . La
duplicidad entre internalización y externalización, o incluso el continuum entre la singularidad
de la cultura personal y la intersubjetividad situada de la direccionabilidad de los enunciados,
nos lleva a considerar la internalidad como un tipo especial de actividad relacionada con la
reflexividad sobre nosotros mismos.
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¿No sería la internalidad una metáfora heredada que se utiliza para dar cuenta del
rostro autoral, agente y transformador del yo? Si es así, ¿por qué mantenemos esa
expresión fuera del lenguaje? Lo que ponemos como interioridad profunda o intimidad,
¿no sería un vocabulario aprendido para hablar de una forma especial de reflexividad
sobre uno mismo en la posición de frontera temporal-dialógica junto a la alteridad del
mundo de las relaciones y las tensiones mismas de los diálogos? ¿consigo? Si el
lenguaje, o incluso los sistemas semióticos no simbólicos, hablan de la infinita
continuidad/porosidad entre el yo y el otro, ¿por qué insistimos en la interioridad como
vocabulario para abordar cierto rostro autónomo y creativo, singularizador del ser con
los demás?
Estas preguntas pueden parecer una mera disputa de nomenclatura, un mero
aspecto semántico, una expresión obsoleta en relación con el significado actual de la
Psicología Cultural y sus usos en diferentes contextos. Sin embargo, ¿no son los límites
de nuestro lenguaje los límites de nuestro mundo, como diría Wittgenstein I? Por ello,
en el siguiente apartado, nos adentraremos en un abordaje wittgensteiniano sobre la
región de sombras de los usos de los juegos de lenguaje de la interioridad psíquica en
Psicología, con el fin de resaltar sus impasses y posibilidades de reconstrucción de sus gramáticas.
50 MA Pinheiro et al.
por una verdad platónica, anterior o más real que las formulaciones lingüísticas. Muy por el
contrario, el antiesencialismo de la pragmática del lenguaje entiende que la cuestión central
no estaría situada en una correspondencia entre palabra y objeto, sino en vislumbrar cómo
el cambio en la forma de hablar puede representar una transformación en nuestra producción
cultural. modos de vida actualizados a través de juegos de lenguaje.
Es con este espíritu que Wittgenstein II articuló provocaciones y contraargumentos muy
esclarecedores en relación con las tradiciones cartesianas sobre la privacidad y la internalidad
psíquica, tal como las trata Hacker (2000), en la obra Wittgenstein: On Human Nature. En
este sentido, antes de acceder a las provocaciones pragmatistas sobre el privatismo interno
de la experiencia, es válido retomar, aunque sea brevemente, la piedra angular de su
perspectiva, es decir, la cuestión de los usos del lenguaje.
Desde esta perspectiva, el significado de las palabras se da a través del uso que hacemos
de ellas. Esta proposición fundamental de Wittgenstein II frustra así una comprensión del
significado que no sea un advenimiento o un apéndice del uso de las palabras. En sentido
contrario, el uso del lenguaje es la dimensión a través de la cual y en la cual el sentido se
actualiza, es decir, se convierte en acción humana. En consecuencia, la inteligibilidad o
posibilidad de comprensión en un determinado campo comunicativo emerge a través de
nuestra participación en juegos de lenguaje propios de una determinada cultura o forma de vida.
La noción de juegos de lenguaje no encuentra en Wittgenstein una definición adecuada,
una definición ostensible. Por cierto, para el filósofo, la pregunta por el ser de las cosas
pertenece a las gramáticas esencialistas, apasionadas por las correspondencias entre el
lenguaje y el estado de las cosas que no serían más que un mito o un tipo específco de
juego de lenguaje como él mismo aborda de forma radicalmente diferente. filosofía opuesta
en Tractatus Logico-Philosophicus (Wittgenstein, 1994).
Solo aprendemos un juego participando en él; Investigaciones filosóficas nos advierte a
través del ejemplo clásico de lo que podemos aprender sobre jugar al ajedrez solo con el
nombre de sus figuras (Wittgenstein, 2009, §31). En sus palabras, “¿Cómo le explicaríamos
a alguien qué es un juego?”. Creo que describiendo juegos, y podríamos agregar a la
descripción: “esto y cosas similares se llaman juegos”. ¿Y sabemos, nosotros mismos, más
que esto? […] No conocemos los límites, porque no se han trazado límites (Wittgenstein,
2009, § 69).
Así, la noción de juegos de lenguaje requiere su reconocimiento en la gramática de
Wittgenstein en su rostro fluido, abierto y ambiguo. Las reglas o modos de acción y el
discurso son más intuidos que conscientemente concebidos, experimentados por el individuo
como un tejido organizativo y performativamente inventivo de su participación en prácticas
culturales específicas o, como explicamos anteriormente, formas de vida (Meira & Pinheiro,
2007 ). ):
La enseñanza del significado sería la enseñanza relacionada con el uso adecuado a los posibles
contextos en los que se puede aplicar a través de una inmersión intensiva en su dinámica viva,
como cuando aprendemos una lengua extranjera. Por eso el acto de participar en un juego de
lenguaje es participar en una forma de vida donde el lenguaje se constituye como una acción de
efectos performativos y perlocutorios, de consecuencias anticipadas e impredecibles en las
relaciones yo-otro-mundo. (Pinheiro, 2020, p. 653)
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A partir de las premisas presentadas, podemos ahora acercarnos con un poco más de precisión a
la naturaleza de las críticas wittgensteinianas sobre la privacidad interiorizada de la experiencia en
oposición a una externalidad social compartida.
Según Hacker (2000), Wittgenstein entiende que el dualismo cartesiano naturalizó una metáfora,
generando la imagen del alma como poseedora de una esencia, el pensamiento y el cuerpo, como
materia y extensión. En consecuencia, la conciencia sería vista como una especie de teatro interior
en el que vemos, a través de nuestros sentidos, el mundo que tenemos frente a nosotros, dado a
través de estímulos. En esta comprensión, la consecuencia primaria sería la naturaleza privada de
la experiencia de la conciencia, sus representaciones a las que sólo el individuo tendría acceso
privilegiado. Este potente dualismo se mantendría en otras dualidades, como mente y cerebro,
cerebro y cuerpo, interioridad y exterioridad, y afectividad y racionalidad/conciencia.
Sólo dentro de una lengua puedo tener presente algo como algo. Esto muestra claramente
que la gramática de 'tener en cuenta' no es idéntica a la de 'representar algo' y cosas
similares. (Wittgenstein, 2009, §35)
En este pasaje reconocemos la primera aproximación crítica al precepto de un mundo interior sólo
accesible al individuo que los posee a través de la introspección y un mundo exterior empíricamente
observable. La gramática de tener en cuenta dependería, por tanto, de la participación de un
determinado juego de lenguaje y no de la naturaleza de una mente o de un individuo que lo tiene
en sí mismo. A partir de esta proposición, el filósofo nos altera que la naturaleza de esta posesión,
de las experiencias, o incluso de lo que podría llamarse contenido ideacional e inmaterial, no es
equivalente a la posesión o propiedad de otros objetos materiales, que se extienden en el espacio.
Wittgenstein problematiza este juego de lenguaje sobre la propiedad privada y una episteme
distinta de la internalidad en relación con los eventos externos y públicos a través de la cuestión del
dolor. La genialidad del problema abordado por el filósofo aludiría al rostro más incomunicable al
que puede acceder el pragmatismo y, simultáneamente, al registro que nos humaniza: el dolor.
Decir en urgencias de un hospital que mi dolor está en el nivel 4 de una escala del 0 al 5 nos
permite inferir sobre el 4 de otro paciente. La escala no es más que un juego necesario para el triaje
de la urgencia entre un conjunto de otros signos expresivos que se cruzan el individuo. Poseer un
dolor no sería idéntico al juego de lenguaje de poseer una pluma o una piedra en el bolsillo. Yendo
más allá, no tendría sentido decir que un individuo tiene un dolor, pero no sabe que lo tiene, o,
incluso, no es consciente de ello, de lo que le duele. Saber que uno tiene dolor es concomitante con
tener el dolor. No hay forma de entender el dolor como un proceso que está más allá del alcance
del proceso de “tomar conciencia”. Con estas preguntas, el filósofo no estaría negando lo mental y
asumiendo un conductismo superficial basado en lo corporal o
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52 MA Pinheiro et al.
incluso el movimiento verbal. Lejos de esto, la crítica pasa por el profundo cuestionamiento
de la introspección como percepción interna y diferenciada de un registro ontológico
inconmensurable al registro público y compartido de la experiencia.
Según el pragmatismo, lo que concebimos como introspección sería una forma
especial de actividad, producida en una determinada forma de vida. Sería, sobre todo, una
actividad discursiva sobre nosotros mismos cuando buscamos simbolizar, determinar y
caracterizar la naturaleza de lo sentido. No es como entrar a un teatro y ver una obra que
discurre independiente de nuestros deseos y anhelos, sino una producción de discurso y
comprensión sobre lo que sentimos. En el caso del dolor, por ejemplo, no habría distinción
entre tener dolor, dar y ser consciente de ello. No hay forma de imaginar un dolor que pasa
desapercibido. Ser consciente de un dolor no es descubrirlo; lo está expresando
(Capistrano, 2002, p. 261).
En la inventiva de este juego de lenguaje expresivo, la introspección es pensada como
una actividad situada. Es interesante observar cómo el juego de lenguaje de la interioridad
parece obsoleto, cuando pensamos en el registro de su expresividad y no en un
descubrimiento de que algo estaría ahí y entonces en lo más profundo del ser. Por lo tanto,
“El cuerpo humano es la mejor imagen del alma humana” (Wittgenstein, 2009, p. 238). Con
esto, el filósofo no nos llevaría a la negación de lo subjetivo, sino a la comprensión de que
sería en la superficie donde opera el campo de la profundidad humana, su expresividad,
es decir, su rostro encarnado permanente con el otro.
Como señala Bezerra Jr. (2001) , el surgimiento de un tipo de subjetividad, un yo, se
basa en la adquisición, o el desarrollo, por parte de los organismos humanos, de una
habilidad especial, a saber, la capacidad de confgurar sus experiencias a través de signifcaciones.
Esto no significa que la mente o la experiencia subjetiva estén corporizadas, así como
nuestras estructuras biológicas están inscritas en un contexto amplio que es a la vez
biológico y cultural. A partir de una reflexión pragmatista, el autor destaca que “los seres
humanos están siempre (incluso antes de nacer) en contacto permanente con el mundo,
interactuando con él: es la acción en el mundo la que orienta la agenciación de sus
estructuras y recursos, en un continuo que va desde las habilidades biológicas hasta las
adquisiciones culturales” (Bezerra Jr., 2001, p. 42).
En consecuencia, la cuestión no sería negar la dimensión no lingüística de la experiencia,
sino comprender que nuestra corporeidad es una condición necesaria pero no suficiente
en el proceso de construcción de sentido. La vida mental sería entonces específica a los
modos de vida humana en los que realizamos juegos de lenguaje específicos para dar
forma a la experiencia, a su expresividad. No sería dentro del cerebro o en el teatro de la
conciencia donde sentimos dolor de muelas. Así como el cerebro no piensa, no tiene sexo,
ni se frustra. Sólo los humanos, con una determinada forma de vida y sus juegos de
lenguaje, con este equipamiento biológico y corporal, somos capaces de pensar como
expresividad holística del individuo.
La crítica a los juegos de lenguaje de la interioridad se produce precisamente en el
punto en que su herencia cartesiana no sólo desencarna la experiencia sino que es capaz
de individualizar, señalando causalidades, disfunciones y fallos neuroquímicos, como
causas últimas de nuestro malestar. Común en algunas metáforas computacionales y
neurocientíficas, este tipo de ultraindividualización adopta lógicas que eliminan la naturaleza
relacional y sistémica, alienando al individuo de la creación de su propio
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A partir de las reflexiones epistemológicas generadas por las críticas pragmatistas sobre la
interioridad privada de la experiencia psíquica, nos proponemos ahora el desafiante ejercicio de
problematizar un instrumento de investigación que podría verse directamente relacionado con la
introspección, a saber, el uso de diarios en línea sobre la vida cotidiana. . Con ello, se pretende
producir, en esta etapa del capítulo, una reflexión teórico-empírica sobre la dialogicidad
involucrada en la construcción de tales diarios. Desencadenaría dinámicas expresivo-creativas
de modos de vida, en este caso, en situación de confinamiento domiciliario durante la primera
ola de la pandemia de COVID-19 en Brasil (Barros et al., 2021; Pinheiro & Mélo, 2020). Así,
pretendemos discutir cómo este instrumento de investigación engendra un proceso muy diferente
de una lectura representacional y desencarnada de la experiencia.
Los enunciados producidos en el contexto de los diarios en línea pueden ser considerados
no como “productos de un proceso” externo, resultado de dinámicas internas, o como borrosos/
productos verbales ambiguos y poco fiables de una interioridad más inmediata y más verdadera,
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54 MA Pinheiro et al.
Por tanto, los enunciados en los diarios personales se revelan como sentidos de la
responsividad de los individuos, siempre inéditos en medio de sus compromisos y
articulaciones con la alteridad (intrapsíquica, social e histórica, así como intersubjetiva).
El reconocimiento de la intimidad como experiencia construida a partir de estas
interpenetraciones coincide con la comprensión de la singularidad como unicidad
subjetiva, como fuerza autoral que se revela en las contingencias del mundo-de-la-vida.
En este sentido, “no existe una coincidencia absoluta que disipe nuestras
singularidades” (Santos & Gutelvil, 2017, p. 153), dado que la propia experiencia con la
que se produce la subjetividad en la coetaneidad es siempre original.
Si bien contiene la inscripción de la alteridad, la intimidad tomada como proceso es
siempre una experiencia interpretativa del mundo de la vida y, por tanto, de estas
resonancias en nosotros. Así, la elaboración simbólica de la parte más íntima de los
diarios es también lo que opera al lanzarlos al mundo, siendo asegurado este
movimiento por la posición del individuo ciertamente no en el espacio cartesiano, sino
en el mundo estético (Merleau-Ponty, 2014), un mundo que debe ser descrito como un
espacio de trascendencia y un espacio de incomposibilidades, eclosiones y dehiscencias
y no como un espacio objetivo-inmanente. Así, los diarios llevan la marca de una
especie de secularismo, la experiencia incesante de expresar el individuo al mundo.
Entonces, el individuo “debe ser descrito también como una situación espacial, acompañada de su 'loc
(Merleau-Ponty, 2014, p. 201). En este sentido, es importante resaltar que la ubicación
experimentada corporalmente o la posición del yo en la arena de las voces culturales
no implica necesariamente la espacialización subjetiva criticada. Aunque podamos
reconocer cierta semejanza de familia terminológica (Wittgenstein, 2009), el pragmatismo
lingüístico nos enseña que es importante reflexionar sobre el uso de las palabras en su
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56 MA Pinheiro et al.
A su vez, la intimidad creativa que provocan los diarios de investigación aboga por la
lectura de estos registros como la eventicidad dialógica que son. Así, cuerpo, temporalidad y
expresividad son signos abiertos y transitivos, precisamente porque son equivalentes a su
producción subjetiva, procesual y situacional. Son, por así decirlo, del mismo tejido carnal,
desprendidos de un tiempo-espacio rígidamente determinado en los modelos de formas de
vida.
La elaboración de diarios en línea cataliza un proceso de autoría frente a diferentes
circunstancias de la vida, promoviendo la acción de decir/expresar desde lo corporalmente
vivido. En consecuencia, los enunciados nos revelan las experiencias del individuo-en-
situación que se ve, en sus propias discontinuidades, interpelado a elaborar nuevas respuestas
a las preguntas del mundo de la vida. Los impactos subjetivos de los objetos de experiencia
corresponden a las dinámicas de encarnación de nuevas realidades perceptivas y sensibles,
descritas y compartidas por nuestros interlocutores a partir de las producciones de sus diarios.
Por lo tanto, la intimidad cotidiana es también un lugar para registrar la relación del yo y el
cuerpo, pero no es la relación de un Yo puro con un objeto, ya que “mi cuerpo no es un objeto,
sino un medio, una organización”. (Merleau-Ponty, 1945/2006, p. 377). En consecuencia, los
enunciados nos señalan caminos para atravesar lo insólito, lo que exige la reorganización de
saberes y signifcaciones a partir de lo aprendido en la carne sensibilidad del yo.
quería compartir con los investigadores, con una gestión rutinaria ahora pensada por
este diálogo. En lo que pretendíamos traer como experiencia estética de un tiempo de
nebulosidad, reconocemos la voluntad de hablar de un mundo perdido producto, por
ejemplo, de la pandemia, pero también de proyecciones en torno a una “nueva
normalidad” que, una vez “novela”, nunca puede ser idéntica a lo que ha sido y lo que es.
Nos gustaría iniciar las discusiones en torno al contenido del diario elaborado por la
interlocutora Laura (entonces 42 años, abogada y madre de un niño de 6 años),
destacando su compromiso con el dispositivo de investigación. De manera recurrente, la
participante señaló el valor del ejercicio diario como momento reflexivo de una
cotidianidad que, a pesar de su carácter de emergencia, ya figuraba como invasiva de
su existencia. Al respecto, podemos referirnos a un fragmento en el que, mostrándose
sorprendida por la densidad de contenidos de sus propias elaboraciones a lo largo de su
participación en la investigación, la participante justifica su preferencia por las grabaciones de voz:
Me gusta escucharme a mí mismo. No sé por qué, pero me hace pensar mejor. Por eso cambié
al audio.
Una cosa en la que he pensado mucho estos días, [de] una de las conversaciones que les di.
Este nuevo mundo, esta nueva normalidad, cómo va a ser. (...) Seguí pensando, repensando,
repensando cómo cambiaríamos esto.
58 MA Pinheiro et al.
Hoy fue complicado. Millones de reuniones, conferencias. Mi pobre hijo tuvo que pedir el almuerzo
dos veces, porque la primera vez no pude escuchar que ya tenía hambre. Esto te hace sentir
culpable, sigues pensando “maldita sea, me seguirán cobrando en el trabajo, necesito hacer mi
mejor esfuerzo para cuidarlo bien y realmente quiero cuidarlo y él no está haciendo nada malo en
pidiéndome de comer, pobrecito”. Pero es complicado. Un pequeño viaje de culpa, un sentimiento
de inseguridad, un sentimiento de "¿qué estoy haciendo?" "¿Qué es lo correcto?" "¿Qué está mal?"
es dificil
Es importante señalar que la distribución espacial de su cuerpo y del cuerpo del niño en un
mismo ambiente no garantiza, a lo largo de la rutina, el sentimiento de realización respecto a la
inversión afectiva que correspondería a la
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La experiencia de “dar la vuelta por el agotamiento” ilustra, por tanto, una dinámica en
la que Laura parece delegar en el cuerpo el poder de establecer un límite crucial para
sus acciones frente a la lógica de un tiempo que reconoce como tirano, pero a la que
inevitablemente se ve enredada -hasta el punto de confundirse con su propia duración-
como condición de una forma de vida a la que sólo puede acompañarla.
Así, si por un lado se queja del desvanecimiento de las fronteras de tiempo/espacio
que antes delimitaban los campos de sus diversas actividades, también reconoce ceder
a las órdenes de la rutina que entonces se perfilaba. Este asentimiento parece ser una
forma de realizar algo a lo que aún no sabe cómo referirse, pero que se revela como
un recurso frente a la angustia que le provoca el escenario de indeterminación, de
profundas incertidumbres. Reconociéndose como una “persona controladora” y con
sentido práctico, destaca la inmersión en el tiempo productivo como algo que le permite
sentirse al menos en fux, en el tráfico, en movimiento:
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60 MA Pinheiro et al.
“Estoy deseando que llegue el fin de semana para poder respirar y estar tranquilo de nuevo, pero
así lo tenemos que hacer. Por ahora no hay otra salida, hay que hacer cosas. No puedo hacer las
cosas que me agobian hoy y esperar, esperar que vengan días mejores”.
La recurrencia del adjetivo “gracioso” perfila una temporalidad que moviliza el extrañamiento
y se interpreta a partir de la percepción de sus ambigüedades. Hay, en estos términos, un
cambio en la cognición del tiempo, a pesar del mantenimiento de la gramática temporal por
la que ya se había organizado el mundo objetivo y real (Gell, 2014). Es decir, esta variación
en la cognición se produce en vista de la continuidad del tiempo estándar que antes regía los
modos de organización social: a modo de ejemplo, el número de horas del día permanece
cuantitativamente inalterado en relación con los modos de vida. en el que se procesan las
vivencias antes del surgimiento de la pandemia. Sin embargo, la temporalidad del encierro
doméstico parece ser leída por Laura como ambiguamente acelerada y de cadencia lenta.
Todos dicen que tiene que ser diferente, pero seguimos haciendo las cosas de la misma manera. (...)
Peor aún, en realidad, porque las circunstancias han cambiado para peor y seguimos insistiendo en
las mismas rutinas.
Es gracioso que hoy en este mundo (...) la mujer que decide tener una familia, tener hijos, es
sumamente criticada y juzgada y exigida ser la mejor. No, si decido esto, sé que tendré menos tiempo,
pero eso no me convierte en un peor profesional. Mi dedicación allá en el trabajo es la misma, ni
siquiera me hace mala madre porque me gusta trabajar. (...) O, elegiste trabajar y elegiste ser un buen
profesional, entonces no puedes tener una familia. Puedo tener las dos cosas, tal vez no sea la mejor
mamá o la mejor profesional, pero seré la persona feliz haciendo las dos cosas y eso no me impide
intentar ser las dos. Entonces, es complicado, eres juzgado por ambos lados. Eres juzgada por las
madres en la escuela porque trabajas mucho y eres juzgada en el trabajo porque decidiste tener un
hijo y no tienes la misma dedicación y productividad que esperas de una mujer moderna.
De una manera, Laura encarna la ritmicidad cotidiana que le angustia y de la que es crítica, como
una entrega orgánica a las demarcaciones de esta organización temporal. Por otro lado, utiliza
un “reloj de arena propio” en su ejercicio de fccionalización de un futuro, como mínima estrategia
de apaciguamiento, recurso psíquico de supervivencia en medio de la angustia que provocan las
condiciones presentes. Así, a pesar de las críticas al borrado de la variabilidad de las respuestas
posibles a un mismo proyecto de cultura compartido, es marcadamente en el campo voraz de las
acciones que ella crea un sentido de su propia existencia, reconociéndose en el traspaso.
No es casual que el interlocutor nos actualice con frecuencia, de manera metódica, respecto
de las proyecciones de los especialistas en cuanto a la posible reanudación de las actividades
presenciales:
He visto algunas noticias ahora que la vida se normaliza en once semanas. Aunque es una predicción
a largo plazo para mí porque ahora once semanas es un largo plazo para mí, pero es una perspectiva.
Hay un final; hay algo así como un hito por suceder. (...) Como te dije, para mí es importante saber a
dónde voy, por qué voy, aunque sea lejos, pero es importante tener un destino. Se puede cambiar
como todo lo ha sido, pero al menos tiene una dirección, una plomada, una flecha que apunta a alguna
parte.
En el pasaje final del enunciado, el signo de la flecha puede leerse como una operación de una
metáfora que retoma la orientación del tránsito en las vías, la experiencia del movimiento hacia
el mundo. En su caso, el camino desconocido la reconforta más que la asusta. Viajar es la
primera y última posibilidad.
Al enviarnos un registro fotográfico de un plato lleno de trozos de manzana, ofrecido a su hijo
a la hora de la merienda, Laura justifica su elección de comentar un rasgo del niño en relación
con la alimentación. De manera relajada, que no nos recuerda el peso de la culpa explicado en
la narración del hecho en el que se olvidó de preparar el almuerzo del niño, nos explica:
También envié la [foto de] manzana de Paulo porque hay otra cosa que no sé si mencioné, pero él es
un poco metódico como su papá, y es gracioso que se queje de que yo
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62 MA Pinheiro et al.
no se pueden cortar todas las manzanas del mismo tamaño, en la misma forma. Cada forma de mi
manzana es diferente. Se enoja y se queja cada vez. Pero come. Quejándose, pero come. Pero no puedo,
así que está más allá de mi habilidad cortar todos los pedacitos de manzana exactamente de la misma manera.
Samuel [el marido] dice que es mi manifestación, que es mi autenticidad.
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Capítulo 5
Una fenomenología experimental
Aproximación al Estudio del Habla Interior en
la Empatía: Sensaciones Corporales, Emociones
y Conocimiento Sentido como Experiencial
Contexto de las voces internas habladas
5.1 Introducción
Discurso interno, también conocido como la “pequeña voz en la cabeza” o “pensar en palabras”
(Langland-Hassan & Vicente, 2018), ha sido objeto de investigación teórica y empírica durante
casi nueve décadas, comenzando principalmente con el trabajo pionero de Vygotsky (1986).
En su libro Pensamiento y lenguaje (1986), destacó la importancia del habla interior para la
autorregulación y la resolución de problemas y la describió como un fenómeno con múltiples
significados condensados, una forma de conversación interiorizada, en la que los intercambios
lingüísticos con los demás son progresivamente se reproduce privada e internamente en la
mente de los propios niños, con la peculiaridad de que el sujeto gramatical de las oraciones
siempre se omite en el habla interna. En este sentido, afirmó que “la predicación es la forma
natural del habla interior; psicológicamente consiste sólo en predicados” (Vygotsky, 1986, p.
243). El habla interior también se ha beneficiado de la aportación de reconocidos autores, como
Oliver Sacks (2011), que atribuye al habla interior la capacidad para el desarrollo de la identidad,
y Voloshinov y Bakhtin (1986), que afirman que el habla constituye “el esqueleto de la vida
interior” (p. 29). Además, otros autores han sugerido que el habla interna permitiría el
compromiso en relaciones sociales significativas (Daniels,
© El(los) autor(es), bajo licencia exclusiva de Springer Nature Switzerland sesenta y cinco
AG 2022
P. Fossa (ed.), Nuevas perspectivas sobre el lenguaje interno, SpringerBriefs in Psychology,
https://doi.org/10.1007/978-3-031-06847-8_5
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66 M. Vergara et al.
5.2 Método
5.2.1 Participantes
Dieciséis adultos participaron en el estudio (nueve mujeres y siete hombres; edad media,
25,68 ± 2,2 años; año de educación, 17,78 ± 1,5). La captación de participantes se realizó con
estudiantes universitarios y anuncios en redes sociales. Los participantes que reportaron
cualquier condición cognitiva o física que afectara sus facultades psicológicas y motoras
normales fueron excluidos del estudio. Todos los participantes firmaron el consentimiento
informado. Este estudio fue aprobado por el Comité de Ética Científca del Servicio de Salud
Metropolitano Oriente y el Comité de Ética en Investigación en Seres Humanos de la Facultad
de Medicina de la Universidad de Chile.
Para la construcción de la empatía ante los estímulos del dolor se produjeron 12 videos
utilizando material audiovisual que se encuentra bajo licencia Creative Commons en la web.
Cada video tuvo una duración promedio de 7 a 11 s. Los videos incluyeron imágenes de
deportistas y deportistas que sufrieron intensos accidentes físicos durante la práctica de deportes extremos.
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68 M. Vergara et al.
deportes (es decir, parkour, ciclismo de montaña, escalada, slackline de alta montaña,
snowboard acrobático). No se utilizaron videos de desmembramiento, desfiguración o
muerte para construir el video.
Después de construir los videos de empatía por el dolor, se validaron con 147 estudiantes
universitarios (103 mujeres y 44 hombres; edad media, 24,2 ± 5,79) con el Self Assessment
Manikin (Bradley & Lang, 1994). Este cuestionario de autoinforme evalúa la reacción
emocional de la persona a través de tres conjuntos de figuras humanoides que representan
las dimensiones de valencia, excitación y dominio en una escala de calificación de 9 puntos
(1–9). Las puntuaciones más altas indican una valencia agradable, más excitación y control
de la situación; y las puntuaciones más bajas indican una valencia desagradable, menos
excitación y pérdida de control de la situación. Finalmente, construimos un video de 60
segundos que contenía siete escenas que fueron calificadas como desagradables, de alta
excitación y pérdida de control de la situación, que es la reacción emocional estándar a un
estímulo social aversivo (p. ej., Azevedo et al., 2005; Hagenaars et al., 2012, 2014). La
puntuación de los videos elegidos fue valencia (media = 2,44 ± 1,69), excitación (media = 6,
49 ± 1, 65) y control (media = 4,38 ± 2,45).
5.2.3 Procedimiento
Al inicio del estudio se realizó una breve entrevista para corroborar que los participantes
cumplieran con los criterios de inclusión. Posteriormente, los participantes debían estar de
pie e inmóviles a 1 m de distancia de un televisor de pantalla de 40 pulgadas, instalado a la
altura de los ojos. A continuación, se reprodujo el video en la pantalla, e inmediatamente
después de finalizado, un investigador realizó una entrevista fenomenológica.
Se realizó una entrevista fenomenológica con cada participante. Este tipo de entrevista tiene
como objetivo explorar la experiencia humana vivida, revelando las formas en que las cosas
se nos presentan en y a través de esa experiencia (Sokolowski, 2008). En este sentido, la
fenomenología pretende orientar y esclarecer la investigación científica sobre la subjetividad
y la conciencia (Thompson, 2007). En este estudio, las entrevistas se centraron en las
sensaciones corporales, las emociones, los pensamientos y el habla interior que aparecían
en la experiencia empática de ver a otros seres humanos con dolor.
La estructura principal de la entrevista fenomenológica consiste en practicar un particular
acercamiento a la experiencia, que se puede caracterizar en tres puntos principales (Giorgi
et al., 2017):
Dado que el objetivo principal de este estudio fue explorar la experiencia del discurso
interno y su contexto experiencial, se optó por un enfoque fenomenológico para analizar
los datos. El método aplicado fue el método Psicológico Fenomenológico Descriptivo,
también denominado método Psicológico Fenomenológico Existencial (Giorgi et al.,
2017). Este tipo de análisis capta el significado de la experiencia, cómo el sujeto da
sentido a su propia experiencia vivida en el mundo (Giorgi et al., 2017). Esto se logra
mediante un proceso en el que la experiencia se entiende como una conciencia
psicológica a través de un método psicológico fenomenológico no trascendental (Giorgi,
2021).
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70 M. Vergara et al.
A continuación, describiremos las cuatro primeras fases del método de análisis fenomenológico
(Giorgi et al., 2017) (el análisis completo de Giorgi consta de cinco pasos, pero dado el objetivo
de nuestro estudio, no implementamos el último).
En el primer paso, llamado “lectura inicial para un sentido de conjunto” (Englander & Morley,
2021), el investigador leyó cuidadosamente la transcripción completa de la entrevista. Luego de
esto, el investigador hace un breve resumen de la experiencia en estudio para captar el sentido
básico de toda la descripción situada. Luego, en el segundo paso, denominado “adoptar la
actitud psicológica fenomenológica” (Englander & Morley, 2021), el investigador encarna la
actitud fenomenológica, similar a la actitud fenomenológica en el proceso de entrevista, por lo
que el investigador revela sus propias suposiciones, prejuicios , y pensamientos, estando
abiertos a observar el fenómeno que surge sin prejuicios (Hamilton et al., 2018). Además de la
adopción de la actitud fenomenológica, el investigador “reduce” o restringe su marco de referencia
a una determinada región de significación: la psicológica; esto significa que tiene que centrarse
en una dimensión de la experiencia que “no es ni abstractamente conceptual ni objetivamente
física; es vivida concreta y personalmente, por una persona particular, siempre socialmente
comprometida, en una situación particular de la vida social cotidiana, en el espacio, el tiempo y
la historia” (Englander & Morley, 2021). El tercer paso, denominado “dividir los datos en unidades
de significado” (Englander & Morley, 2021), consiste en seleccionar y resaltar cuidadosamente
las palabras textuales específicas que se refieren directamente a la experiencia del participante
(unidades de significado), siendo el discurso interno y su contexto experiencial en este estudio.
Luego, después de identificar y marcar las palabras relevantes, viene el cuarto paso, llamado
"transformación de expresiones cotidianas en significado psicológico".
(Inglaterra y Morley, 2021); el investigador debe transformar las expresiones de los participantes
en expresiones que resalten sus significados psicológicos (Giorgi et al., 2017). Este proceso de
generar las unidades de significado psicológico es fundamental en el análisis: desde el punto de
vista del investigador, requiere una forma de pensar abierta pero precisa para generar categorías
fenomenológicamente significativas potenciales para mantener el significado original de las
palabras singulares al mismo tiempo. tiempo permitiendo una generalización de las mismas a
experiencias similares de otros participantes. Llevando adelante el proceso en el cuarto paso, se
analizan más entrevistas; cuantas más categorías fenomenológicas se creen; algunos de ellos
convergen con los que ya surgieron, convirtiéndose en parte de ellos; y algunas otras categorías
divergen de las que ya surgieron, creando otras nuevas. Esta operación de formación y
estabilización de categorías se repite iterativamente hasta alcanzar la saturación teórica. La
naturaleza iterativa del método de Georgi es relevante porque las categorías creadas más
adelante en el proceso pueden reemplazar a las más antiguas si encajan mejor entre sí. El
análisis de datos fue apoyado por el software de análisis de datos cualitativos ATLAS.ti 9.
5.3 Resultados
Voz interna hablada Durante el curso del video, los participantes experimentaron
pensamientos espontáneos que surgieron explícitamente como discurso verbal interno
en forma de lenguaje hablado. Se describen como una “voz interior” que expresa una
preocupación relacionada con las preocupaciones sobre las posibles consecuencias que
el accidente podría generar a las/los deportistas o una preocupación centrada en la
experiencia desagradable que viven los propios participantes. Más concretamente, los
contenidos de esta voz interior se refieren a las creencias sobre las consecuencias del
accidente, las valoraciones y juicios negativos sobre la persona accidentada y las frases
de autorregulación y tranquilidad (Tabla 5.1).
Categorías
fenomenológicas
de la voz interna
Unidades de significado hablada
P2: “El hecho de que no estaba protegido ni nada, dije '¡oh no!' [voz afligida], no sé, Creencias sobre
pensé lo peor, que se podía romper los huesos” las consecuencias
del accidente
P8: “Cuando se cayó, inmediatamente pensé que se había roto los huesos”
P7: “¿Si pensara en algo? Fue más bien como: 'Espero que sus amigos hagan algo al
respecto'”.
P11: “Lo único que pude pensar fue 'Espero que no se rompa los huesos'”
P2: “Entonces me dije: 'Relájate, es solo un video' [risas], es como decirte a ti mismo Autorregulación
'esto es solo un video, puedes calmarte'” y tranquilidad
P11: “No me gusta ver estos videos, así que me dije a mí mismo 'Tendré que mirar y
no quiero, pero estoy en un experimento, así que no puedo decir que no puedo hacerlo.
eso' (…). Me dije a mí mismo: 'Si es espantoso, no sé qué voy a hacer', pero no fue tan
terrible, así que fue como: 'Ok, no importa'".
P participante, I entrevistador
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72 M. Vergara et al.
Tabla 5.2 Elementos experienciales contextuales del habla interna que se refieren a sentimientos emocionales negativos
estaba más rígido, tal vez por eso durante todo el video
estuve más equilibrado, porque en realidad estaba tenso”
P participante, I entrevistador
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Tabla 5.3 Elementos contextuales experienciales del habla interna referidos a sensaciones corporales
significado P13: “Lo sentí en mis brazos y piernas, una Localización de las sensaciones.
especie de temblor”
P16: “Creo que lo más intenso fue la sensación que
sentí en el pecho”
P14: “Sentí una contracción en las nalgas y los muslos,
y traté de sostenerme bien, de enraizarme”
P9: “Yo lo siento así. Como si (el corazón) estuviera Calidad de las sensaciones
literalmente apretando”
P13: “Creo que sentí de una manera muy sutil, un temblor
en mis extremidades”
P4: “[refiriéndose a su movimiento corporal] era como: Motivación al movimiento corporal.
'No quiero ver nada después de lo que acabo de ver'”
P participante, I entrevistador
el accidente verbalmente o a través de acciones específcas, o, por otro lado, para evitar ver
el video ellos mismos, o para regular su respuesta fisiológica a los videos (Tabla 5.3).
5.4 Discusión
El objetivo principal de esta investigación fue estudiar la fenomenología del discurso interior
y su contexto experiencial en el paradigma de la empatía por el dolor. Para lograr este
objetivo, diseñamos un método fenomenológico experimental en el que los sujetos eran
expuestos a videos de personas que sufrían accidentes físicos mientras practicaban
deportes extremos. Este estudio encontró que existen dos tipos principales de discurso
interno relacionado con la experiencia empática: (a) una preocupación relacionada con las
preocupaciones sobre las posibles consecuencias que el accidente podría generar a las
deportistas/deportistas y (b) una preocupación centrada en lo desagradable. experiencia que tienen los par
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74 M. Vergara et al.
Tabla 5.4 Elementos contextuales experienciales del discurso interno que emergen como conocimiento sentido
P participante, I entrevistador
76 M. Vergara et al.
percepción y afecto. Sin embargo, hasta donde sabemos, este enfoque no se ha aplicado antes
a estudios empíricos del habla interna. Afortunadamente, nuestro estudio sugiere que la premisa
enactiva de la centralidad del cuerpo vivido probablemente también sea correcta en el caso del
habla interna. Nuestros resultados muestran que la experiencia de hablarse interiormente a uno
mismo no ocurre en un vacío experiencial. Por el contrario, aparece dentro de un contexto
experiencial fenomenológicamente integrado, incluyendo las dimensiones corporales y afectivo-
emocionales de nuestro ser sintiente. Por ejemplo, nuestro estudio sugiere que alguien que
siente de manera prerreflexiva, en/a través de su cuerpo, la ocurrencia inminente del accidente
(nuestra subcategoría “estar expectante…” dentro de la categoría “conocimiento sentido”)
experimentará alguna sensación congruente en su cuerpo (nuestra categoría de “sensación
corporal”). Algunas de estas sensaciones estarán relacionadas con la emoción negativa (nuestra
categoría de “sentimiento emocional negativo”) y, lo que es más importante, experimentarán en
su discurso interior un contenido proposicional concordante, por ejemplo, expresar sus
preocupaciones sobre lo que le va a pasar a la otra persona. deportista/
mujeres (nuestras “expectativas…” Subcategoría dentro de la categoría “voz interior hablada”).
En otras palabras, las categorías fenomenológicas que encontramos en torno al habla interior,
lo que llamamos su contexto experiencial, y que junto con las primeras constituyen un todo
experiencial multidimensional unitario, nos hacen hipotetizar que los contenidos, el estilo, el
ritmo y otras propiedades del el habla interna puede ser infuenciada directamente y, a su vez,
puede infuir en las propiedades fenomenológicas de la dimensión afectiva y corporal, en una
especie de diálogo cruzado entre significados corporales prediscursivos, implícitos, pero
precisos, por un lado, y discursivamente pensamientos articulados, explícitos, hablados
internamente en el otro. Con este fin, un registro dinámico y en tiempo real de las formas en
que los significados y el conocimiento varían dentro de estas dimensiones pre y post discursivas
puede ser ideal para abordar esta hipótesis enactiva.
Además, dada la premisa enactiva de que el cuerpo es tanto una estructura experiencial como
un sistema dinámico vivo, el trabajo futuro también debería incluir medidas neurofisiológicas
que se correlacionen con las fenomenológicas. Esta visión lograría una interacción explicativa
mutuamente esclarecedora entre la fenomenología y la neurofisiología del habla interna, tal
como lo prevé la neurofenomenología de Varela (Bitbol & Petitmengin, 2017; Olivares et al.,
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Parte III
Conclusión
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Capítulo 6
El Otro Interior: ¿Quién Habla Cuando
Me Hablo A Mí Mismo En Silencio?
PabloÿFossa
En los diferentes capítulos presentados en este libro, se evidencian dos aspectos teóricos importantes
que encuentran evidencia en las aplicaciones empíricas también presentadas en este volumen. El
primero de ellos corresponde al papel de la “otredad” en la constitución del yo. Es decir, el espacio
intersubjetivo de la relación yo-otro que, a través de procesos de interiorización, se establece como
un discurso interior esencialmente dialógico. La interacción y el diálogo con ese otro interiorizado –
real o imaginado– son los que generan el desarrollo psicológico durante la experiencia de hablarse
a sí mismo. En este punto, vuelve a cobrar sentido la relevancia teórica del proceso de internalización,
tan enfáticamente descrito por Vygotsky (1934), en diferentes pasajes de su obra. Para Vygotsky,
los procesos psicológicos que tienen lugar en el espacio “interpsíquico” tendrán lugar posteriormente
en el espacio “intrapsíquico”. A través del proceso de interiorización, cada persona dialoga con la
cultura y el entorno (incluyendo a otras personas significativas) en su lenguaje interior. Estas nociones
se evidencian claramente en la integración teórica realizada por De Luca Piccione y Freda (en este
volumen) y el trabajo empírico realizado por Pinheiro, Mélo y Barros (en este volumen). Para De
Luca Piccione y Freda (en este volumen), la otredad juega un papel fundamental en la construcción
de la identidad en particular y del psiquismo en general; mientras tanto, para Pinheiro, Mélo y Barros
(en este volumen), la otredad se expresa en la naturaleza dialógica del discurso interior durante la
grabación de diarios en línea. El discurso interno del participante del estudio expresa un carácter
dialógico, así como las demandas del otro (Pinheiro, Mélo y Barros, en este volumen).
La segunda elaboración teórica que encuentra evidencia empírica en este libro corresponde a la
noción de discurso interior prerreflexivo. En relación a esto, lo que presentan Fossa y Pacheco (en
este volumen) constituye el marco teórico de lo que Vergara et al. (en este volumen) muestran
empíricamente, es decir, una prerreflexión y
Fosa P. (*)
Departamento de Psicología, Universidad del Desarrollo, Santiago, Chile
correo electrónico: pfossaa@udd.cl
84 P. fosa
de una experiencia sufrida. Esta dimensión posibilita el habla interior pre-reflexiva, que ocupa gran
parte de nuestras actividades cotidianas. Por momentos surge la reflexión y somos conscientes de
nuestra actividad mental interior (Fossa et al., 2018b). Por supuesto, no existe una división clara
entre reflexividad y prerefexividad; por el contrario, la experiencia es pasiva-sufrida, al mismo tiempo
que controlamos y dirigimos nuestros procesos cognitivos hacia las diferentes metas o tareas del
entorno. Es aquí donde emerge un nuevo componente, junto con la alteridad: la terceridad. También
existe una tercera posición en el habla interior, que trasciende la relación yo-otro y que observa o
analiza posiciones dialógicas. La terceridad constituye una posición recursiva o metaposición, que
mantiene una relación dinámica con las posiciones dialógicas, generando más bien una relación
triádica. Esta tercera posición constituye una especie de posición metacognitiva y reflexiva sobre las
otras dos posiciones en el diálogo. Siguiendo el planteamiento de Cornejo (2012), en esta reflexión,
la noción de “posición” o “voz interior” no debe ser tomada como sinónimo de “persona”, sino como
una herramienta de expresión de la subjetividad. De esta manera, la palabra interior es solo una
piedra en la construcción del significado, siguiendo el enfoque de Vygotskian. En síntesis, el lector
al que ha llegado este libro ha tenido la oportunidad de leer nuevas reflexiones teóricas sobre el
fenómeno del habla interior y nuevos enfoques metodológicos para poder captarlo empíricamente.
Sin duda, los capítulos presentados en este libro abren nuevos interrogantes para seguir explorando
esa voz inagotable que resuena a diario en nuestro interior.
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Índice
Y PAGS
H R
Husserl, 3, 9, 12–15, 19, 67, 84 Conciencia reflexiva, 9, 11–16, 18, 19, 43, 46
yo
En
O Wittgenstein, 16, 43, 45, 49–54
Diarios en línea, 3, 43–62, 83
© Los editores (si corresponde) y los autores, bajo licencia exclusiva de Springer Nature 87
Suiza AG 2022 P. Fossa (ed.), New Perspectives on Inner Speech, SpringerBriefs in
Psychology, https://doi. org/10.1007/978-3-031-06847-8