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Clase N° 1
Para enmarcar la propuesta de trabajo que quiero hacerles, les anticipo que se
trata de un trabajo de investigación. Con los profesores invitados -y también con
Mauro-, hemos trabajado un poco en el verano y nos hemos propuesto que fuera
un trabajo de investigación. Con ello queremos decir que se trata de una lectura
de textos, en este caso del Seminario 16 y 17 de J. Lacan. La propuesta original
era trabajar también el Seminario 18, pero la nueva modalidad de trabajo estimo
que nos va a rendir menos que la del año pasado, ya que antes había más cortes
y más posibilidad de introducir temas nuevos, ahora en cambio, la continuidad
2
El tema fundamental podría ser planteado como “el psicoanálisis como discurso”,
lo intentaremos leer a partir de los Seminarios “De un Otro al otro”, que ya está
publicado en francés; y “El envés del psicoanálisis” que también está ya
publicado en francés y en español. Y las preguntas que intentaremos sostener
van a ser: ¿por qué plantear al psicoanálisis como discurso? ¿Para qué? ¿Qué
se gana –y ya aquí mismo haciendo un bucle anticipado, o sea, aplicando la
misma teoría del discurso de J. Lacan a la designación del psicoanálisis como
discurso, ver qué se pierde. Lacan plantea que siempre que se establece una
dinámica discursiva, lo primero que no hay que perder de vista es qué se pierde.
Cosa que es muy sorprendente, porque si uno lee a los psicoanalistas lacanianos
trabajando el tema del psicoanálisis como discurso, se ve que jamás plantean lo
que se pierde, siempre plantean sólo lo que se gana. Y Lacan lo primero que
enseña es que si uno plantea algo como discurso, tiene que empezar a trabajar
intentando establecer qué opera como resto, como objeto a, en esa dinámica.
c) contexto social. No existe discurso por fuera del contexto social. Más allá de
la tipología de discursos que uno constituya para concebir o plantear la existencia
o la lógica de determinado discurso, no hay que perder de vista que, dentro de
la perspectiva de análisis de discurso, todo discurso existe en determinado
contexto social, que es superior al contexto de la tipología de discursos. Esto
quiere decir que si los cuatro discursos de Lacan fuera una tipología de
discursos, en el sentido del análisis de discurso, habrá que plantear cuál es el
contexto social pertinente. Muy groseramente podría ser Occidente-Siglo XX,
por ejemplo, lo que podría ser dicho desde otra perspectiva como “la sociedad
democrática, capitalista, cristiana de la política de mercado”, supongamos. Pero
hace falta establecer en qué contexto social se inscribe un discurso. Sin contexto
social, no hay discurso posible.
Hay una bibliografía para este curso que es la que preparé en mayo del año
pasado, a la cual agregaré más material. Considero que el material nuevo es
condición sine qua non para el desarrollo de este curso, dato que no sabía aún
en mayo del año pasado. Son 5 ó 6 títulos nada más, todos ellos muy
recomendables y muy importantes en la disciplina análisis de discurso, y son los
siguientes: Teun A. Van Dijk, -que es una de las personalidades más importantes
de la disciplina análisis de discurso- “Estructura y funciones del discurso”, de
Siglo XXI, se trata de un conjunto de conferencias muy fáciles de leer y muy
recomendables para la formación del psicoanalista. Del mismo autor, “Del
discurso como estructura y proceso”, aquí Van Dijk es compilador y participan
muchos autores de análisis de discurso, es de Gedisa. De Graciela Reyes,
autora argentina, “La pragmática lingüística”, editorial Montesinos.
Y del programa original, el texto de Kroeber sobre las Lecturas de Tótem y Tabú
de Freud, dispongo sólo de la versión en francés. El segundo trabajo de Kroeber,
“Tótem y tabú. Un psicoanálisis etnológico”, ese está en español. Y también en
francés, el material de Sellin, “Moisés y su significación”, ese material no se
consigue en español.
considerado por fuera de ese campo, lo que había dicho primeramente como
coherencia.
“El tema inicial de investigación fue el mito endopsíquico: “este último engendro de mi
actividad cerebral”, escribía Freud el 12 de diciembre de 1897, un mes después de haber
planteado en principio “el enlace entre el proceso patológico y el proceso normal”.
Prefiguración del discurso, en tanto que le corresponde prestar el alcance de una tesis
especulativa a una autopercepción que implica al sujeto en su estructura,3…
1
Kaufmann, P. Elementos para una enciclopedia del psicoanálisis. Paidós. (pp.137-138)
2
Ibid. p. 138
3
Ibid. p. 138
7
¿se dan cuenta del argumento? “Tardíamente, la noción de discurso, etc.…” pero
¿de dónde viene? ¿¡De la fuente freudiana!?
50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76
Vean que en el año ’59 hay cuatro apariciones, pero vean el aumento en los años
‘67 a ‘73…
En “¿Qué es un autor?”, Foucault dice que hay que producir la tipología de los
discursos, eso fue el 22-02-69, y vean el salto que pega el cuadro. ¿Acaso Lacan
no le respondió a Foucault? La conferencia inaugural del College de France de
Foucault, que se llama “El orden del discurso” es del 02-12-70. ¿No resulta
evidente? Acaso ¿no les preguntamos a los pacientes desde cuándo algo le
empezó a suceder? ¿Ustedes hacen esa pregunta a sus pacientes o ya no se
lo preguntan más? Y si fuera que ya no se lo preguntan, entonces ¿no han tenido
acaso un buen pediatra que cuando el nene levantaba fiebre les preguntaba si
había pasado algo en la casa, algún cambio, alguna discusión, etc.? El contexto,
¿sirve o no sirve para pensar algún elemento? Fíjense cuándo aparece en Lacan
la noción de discurso. Les advierto que las coincidencias son muchísimo
mayores, esta es una presentación muy global, pero es para que vean cuán
desorientado está el trabajo de investigación en psicoanálisis lacaniano cuando
se hace caso omiso de estas enormes relaciones que –al menos para mí-
caracterizan a la enseñanza de Lacan. Lacan es el único psicoanalista que
articuló al psicoanálisis con las ciencias sociales de su época, palmo a palmo.
9
4
Lacan, J., “Situación del psicoanálisis en 1956” en Escritos 1, Buenos Aires, Siglo XXI, 1988, p. 469
10
5
Lacan, J., “Proposición del 9 de Octubre de 1967”, Primera Versión, en AA.VV. Ornicar? 1, El saber del
psicoanálisis, Buenos Aires, Petrel, pp.26-27
11
Esta cita es de la “Proposición”, quiere decir que esto sólo les pasa a los
psicoanalistas. ¿Por qué dice Lacan que esto sucede? Escúchenlo, aunque tal
vez a algunos no les va a gustar, es una interpretación de Lacan. Si no les gusta,
no hay problema, pero sepan que si a uno no le gusta una interpretación, tiene
que ir preparando alguna otra, ya que no alcanza con decir “no me gusta”. Si no
6
Ibid.
12
les gusta, tendrán que producir otra. Cito a Lacan, en la “Proposición…”, versión
oral:
“La solidaridad de las tres funciones capitales que acabamos de trazar halla su punto de
reunión en la existencia de los judíos. Lo cual no ha de asombrar cuando se conoce la
importancia de su presencia en todo su movimiento. [el movimiento psicoanalítico]
Es imposible liberarse de la segregación constitutiva en esta etnia con las
consideraciones de Marx, y mucho menos con las de Sartre…”7
“...Por este motivo especialmente la religión de los judíos debe ser cuestionada en
nuestro seno.”8
Cuando yo leí esto pensé: “¡otro que es antisemita!”, porque los judíos hacemos
así, vamos yendo por la vida diciendo quién es y quién no es antisemita, pero es
nuestra locura propia, de la cual está hablando acá Lacan.
Cuando mataron a Kennedy, mi bobe preguntó: “¿y eso, es bueno o malo para
los judíos?”. ¿Se dan cuenta de que se trata de una posición que se considera
por fuera? La pregunta de mi bobe no fue qué significó para el mundo, ni siquiera
preguntó qué significaba para EE.UU. Mi abuela lo pensó desde la perspectiva
de un grupo que estando dentro de otro grupo, se considera por fuera de ese
grupo. Lacan dice que es por ese motivo que en la escuela que fundaba en ese
momento, con los AE y los AME, la religión de los judíos debía quedar por fuera
–no los judíos, sino su religión. ¿Por qué? Porque es religión se caracteriza por
una posición extraterritorial. Si estamos de acuerdo con el diagnóstico de Lacan
de que los judíos se caracterizan por una posición extraterritorial, obviamente
hay que pensarlo desde la diáspora, antes no había extraterritorialidad, esto hay
que pensarlo después de la segunda destrucción del templo de Jerusalén, si no,
no tiene ningún sentido. Pero lo que más conocemos es la historia de los judíos
en tanto etnia perseguida, justamente cuando está fuera de Jerusalén.
Fíjense ahora qué dicen al respecto Jacques-Alain Miller –el psicoanalista vivo
más importante a nivel mundial- y Germán García –uno de los psicoanalistas
más prestigiosos y más importantes del lacanismo argentino- vean que se trata
de dos figuras inobjetables en su valía y en su representación. Miller, en
“Psicoanálisis y sociedad”:
7
Ibid.
8
Ibid.
9
Miller, J.-A., “Psicoanálisis y Sociedad”, en Freudiana 43/44, Marzo-Octubre, 2005.
13
muy pocas veces en toda su enseñanza, sólo para el objeto a. Lacan sólo la
utilizó un par de veces para el objeto a. Miller dice que la utilizó para el analista,
que el analista está siempre por fuera, es un exiliado en el interior.
Retomo la cita:
“… Se trata de predicar una posición éxtima del analista. La extimidad del analista. Se
trata de saber qué medida y qué sentido dar a esta sustracción del psicoanálisis respecto
de la sociedad. Qué sentido dar a la posición de extimidad del analista.”10
Germán García es un psicoanalista que trabaja muy en relación con J.-A. Miller,
vamos a encontrar posiciones muy parecidas, aunque los argumentos no son los
mismos. “Una conversación sobre la impostura”, es una entrevista que le hacen
a G. García y que está en la página web de la Fundación Descartes. Dice García:
“No sé si esta posición es una obcecación, o si se debe a una sabiduría de la cultura judía
al mantenerse en una posición extraterritorial…11
¡Justo al revés de lo que plantea Lacan! Lacan dice que eso debe estar prohibido
para la sociedad psicoanalítica, por corresponder a la lógica de la religión judía.
Y Germán García dice que no sabe si es obcecación o si se trata de la sabiduría
de la cultura judía… Y sigue diciendo:
“...y no tener compromisos con ningún Estado, pero lo cierto es que esa política Jacques
Lacan no la alteró, fundó una Escuela haciendo una ironía de la evaluación al decir:
“Esto es un AE, esto es un AP.”12
O sea, lo toma directamente de la “Proposición…”, allí donde Lacan dice que hay
que ir en contra de la religión de los judíos, Germán García dice que se trata de
la sabiduría del pueblo judío. Es notable. Y allí donde Lacan critica la
extraterritorialidad científica, Miller dice que somos exiliados en el interior.
Si ustedes están de acuerdo con las ideas de Miller o García, no hay problema
alguno. Pero sepan que aquí trataremos de ir en contra de esos argumentos.
Este curso va a ir en contra de esos argumentos, es decir, no vamos a plantear
al psicoanálisis como extraterritorial, fundamentalmente porque vamos a trabajar
a Lacan, quizás si trabajásemos a Freud deberíamos aceptar que haya que
trabajar al psicoanálisis extraterritorialmente, porque Freud lo postuló así. Pero
nosotros vamos a trabajar al psicoanálisis desde la perspectiva de Lacan,
sorprendentemente en contra de la gran mayoría de los psicoanalistas
lacanianos. Consideraremos entonces al psicoanálisis como no-extraterritorial.
10
Ibid.
11
Alonso A., “Una conversación sobre la impostura” en www.descartes.org.ar/etexts-alonso1.htm [entrevista a
Germán García]
12
Ibid.
14
A.E.: claro, como comentaristas, comentamos las Torres Gemelas, por ejemplo.
Y la extraterritorialidad es subsidiaria de este problema: que el psicoanálisis no
se separó de la fundación del mismo por un judío que no tenía analizada su
relación al padre. ¿Quieren encontrarse de vuelta con este mismo problema?
Ojo, no digo que esta sea la verdadera explicación, pero que yo sepa es la única
formalmente presentada por un psicoanalista y argumentada durante 30 años –
puede que haya otro analista que haya argumentado también y yo no lo conozca.
Pero el único que argumentó durante 30 años sobre este problema fue Lacan.
Obviamente, se las comento porque a mí me parece correcta, no digo que
necesariamente sea la correcta explicación. Pero si quieren otro problema
donde se ven las mismas coordenadas y la misma interpretación de Lacan, es
por qué a Lacan lo echan cuando va a dictar el seminario sobre “Los nombres
del padre”, fíjense la presencia de la religión de los judíos en el seno del
psicoanálisis y cómo Lacan interpreta que ese es el problema por el cual se lo
echó de la IPA: porque él iba a decir que no era cierto lo que decía la religión
de los judíos acerca que hay un solo padre. Versión que aún hoy –ustedes me
dirán si tengo razón o no- reina como explicación sociológico-antropológica e
histórica entre los psicoanalistas de todas las corrientes, ¿o no? ¿Cuál es la
versión sobre la especie humana entre los psicoanalistas? El cuentito de que
hubo un padre que poseía a todas las mujeres… etc., etc. ¿No es así? Hasta
que no superemos la idea de que todo comenzó con “un” padre… Porque el
problema no es tanto sobre el comienzo, porque que Lacan va a poner el signo
de interrogación sobre el “un”. ¿Cuál es nuestro “un”? El dios del monoteísmo,
que solamente existe en forma pura en el judaísmo. En el cristianismo, Freud lo
dice en el “Moisés…”, no se trata de una religión estrictamente monoteísta,
porque ¿qué sería ser devoto de la Virgen? O la Santísima Trinidad. Sé que
para la religión cristiana la Trinidad es un misterio, es decir, es algo que no se
explica. Pero no porque no se lo explique va a dejar de ser un problema. La
religión monoteísta, exclusivamente, tal como la conocemos, es la religión de los
judíos. Y lo que se está poniendo en tela de juicio es que el origen sea de “un”
padre, o “los” nombres del padre. Podrán objetar que se trata de un problema
antropológico y como a los analistas no les interesa lo antropológico, no leen
nada de antropología y no les preocupa el problema. De acuerdo. Pero el
problema está en que si rige un monoteísmo estricto y religioso en nuestra
15
Lo que parece ser el problema es que seguimos marcados por una concepción
fuertemente religiosa. Y esta concepción religiosa que nos hace
extraterritoriales, implica suponer que hubo “un” padre. Sabrán como es el “un”
padre de los judíos, ¿no? No decimos que no haya otros. La religión de los
judíos no dice que no haya otros dioses, dice que nosotros sólo creemos en uno,
y no nos interesa nada de los otros. Por ejemplo, Jehová, si fuera River, ¿tenía
su Boca? Sí, Baal, que quiere decir “señor”, y que para colmo después fue uno
de los nombres de Dios. Jehová jamás dijo que Baal no existiera, sino que
“ustedes se caracterizarán por ser Uno –el Pueblo Elegido- siempre y cuando
acepten que Yo soy Uno”. ¿Se entiende la idea? Para Lacan este es el problema
por el cual el psicoanálisis se mantiene extraterritorial, como Israel dentro de
Palestina, no actualmente sino el pueblo de Israel en la Palestina antigua,
cuando todos se regían por otros dioses, todos eran politeístas, pero ese pueblo
era el Pueblo Elegido –Uno-. ¿Por qué Israel no hizo guerras de conquistas
como hizo el cristianismo después? Tema del que habla Freud en el “Moisés…”.
Por ser el Pueblo Elegido. La religión judía se caracteriza por carecer de
proselitismo: no sale a la conquista de nadie, no sale a pescar nuevas
conciencias. En el cristianismo se llama “salvar almas”. Los judíos no salen a
salvar almas, porque son extraterritoriales en el mundo. Mi mamá diría “que se
quemen en el infierno”. Si no creen en Dios, que se quemen en el infierno. No
sale a salvar a nadie. Tampoco hay que olvidar cómo Colón y detrás de él los
cristianos, vinieron a “salvar” a los indios de América… Pero igualmente está el
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Pasemos ahora a trabajar con discurso. El recorrido va a ser por Ferrater Mora,
“Diccionario etimológico griego” y “Diccionario etimológico latino”; “Grand
Robert”; “Dictionaire de la Academie Française”, “Diccionario de la Real
Academia Española”, el Diccionario de Enrique Castro y el “Elementos para una
enciclopedia del psicoanálisis” de Kaufmann.
Hace 15 años que conozco el Seminario 16, “De un Otro al otro”, en francés y en
castellano, y en la versión francesa que yo tengo, cada vez que dice “De un Otro
al otro” están tachadas las palabras Otro y otro, muchas veces, o sea, el pobre
tipo del que robamos la primera versión francesa que llegó a la Argentina, no
sabía a cuál otro se iba, y supuso –como los psicoanalistas lacanianos de esa
época- que se iba del otro con minúscula al Otro, porque en aquella época era
lo simbólico lo más importante. Ahora, el título de ese seminario, ¿no les resulta
extraño? El título es de un Otro con mayúscula al otro con minúscula, y la
confusión se disipó cuando entendimos bien que “otro” no era el otro imaginario
sino el objeto a. Pero digo, “de una cosa a la otra” ¿no les resulta un título raro?
A mí siempre me resultó un título complicado. Con “El envés del psicoanálisis”,
nunca entendí a qué envés se refería. Ese seminario, en inglés lleva por título
“The other side of psychoanalysis”, y ahí se entiende mejor, pero no obstante no
es un título que trajera problemas, en cambio “De un Otro al otro”… sí.
“Aristóteles definió al discurso como un sonido vocal o una serie de sonidos vocales. La
primera división del discurso es pues esta: discurso oral, discurso escrito.
Esta división es muy importante, vamos a tener que trabajarlo, porque en español
hay un problema y es que tendemos a pensar discurso como palabra, y texto
como escritura. Y en el análisis de discurso se trabaja muy fuertemente esa
diferencia: si se la acepta o no se la acepta, etc. Lo vamos a trabajar. Pero ya
observen que si uno trabaja con discurso como logos, como “oratio”, ya allí hay
una primera división: discurso oral, discurso escrito. ¿Se entiende? Que primero
discurso implica de un Otro a otro, de algo a algo, esa es la primera acepción de
discurso. La segunda acepción ya implica una tipología de discursos, tipos de
discursos.
“El discurso en el sentido aristotélico anterior, tiene que ser enunciativo. Una plegaria
no es un discurso.
“Se entiende en ella por discurso a un complejo de signos que pueden tener diversos
modos de significación y ser usados con diversos propósitos. Según los modos y los
propósitos, los discursos se dividen en varios tipos.
“Discurso es lo que “se dice”, pero este decir no está confinado a los actos
lingüísticos en sentido estricto, aun si todo discurso está asociado al lenguaje.
El discurso es un orden en virtud del cual se circunscriben el campo de la
experiencia y del saber posible, definiéndose el modo de ser de los objetos que
aparecen en tal campo.
Trabajaremos un poco más Foucault, hay una exposición de Mauro Vallejo sobre
el tema para que lo pensemos más, pero no pierdan de vista que ya la noción de
discurso –la moderna- implica una salvedad a la forma típica de procesamiento
psicoanalítico del material. ¿Por qué? Porque por ejemplo: “Pegan a un niño”,
en el sentido de discurso de Foucault, no tiene el valor que nosotros solemos
darle. Porque nos falta todo el contexto de lectura.
¿Se entiende el planteo? Sin eso, no es posible leer. Porque podría ser, por
ejemplo, que “Pegan a un niño” signifique “Papá, dejá de analizarme seis veces
por semana, lo hacés desde hace años”. Saben que Freud analizó a su hija
Anna 6 veces por semana durante 7 años. ¡Como para que no haya quedado
tejiendo cual Penélope, la pobre! Entonces, “Pegan a un niño” ¿no pudo haber
sido dicho por Anna para que él la dejara de maltratar en esa práctica? ¿No
podría ser leído así? Alguno de ustedes podrá levantarse y decir “no, es el
fantasma masoquista, el masoquismo estructural” y todas esas frases repetidas
sesenta veces por los psicoanalistas… ¡les falta el contexto! A lo que voy es a
un problema muy serio, que es la fórmula del fantasma.
A.E.: ah, pero eso lo decís porque ya escuchaste los primeros 15 minutos de
esta clase. Yo ya lo anticipé y ustedes ahora saben a donde voy. Pero si hubiera
empezado la clase preguntando: “Pegan a un niño” ¿qué es? Hubieran
respondido “la fórmula del fantasma”. ¿Y qué es la fórmula del fantasma? Una
frase. ¿Y qué indica esa frase? La posición del sujeto. Pero con una frase,
¿tenemos la posición de un sujeto? ¿Qué es la fórmula del fantasma? Desde
que hay discurso analítico, desde que Lacan articula el psicoanálisis con
discurso, ¿cae la teoría de la fórmula del fantasma? ¿Existe esa frase? No digo
que tenga una respuesta, podríamos trabajar juntos en ver si arrimamos el
bochín para algo de esta índole, pero ya es un problema. Y es un problema que
no nos planteamos. Y no nos lo planteamos porque seguimos trabajando con la
lingüística de 1950, que trabajaba sólo con oraciones. La lingüística moderna ya
no trabaja con oraciones. Ya se sabe muy bien que el valor de una oración
19
depende del contexto donde esté y de lo que se quiera hacer con ella. ¿Cómo
hacen ustedes para interpretar una frase en una sesión? No sé cómo lo hacen,
pero para mí es un problema. ¿La ponen en relación con todo lo demás que se
ha dicho o no la ponen en relación?
Dianoia, en griego. Esto es muy importante porque hay una diferencia muy fuerte
entre discurso en español y discurso en francés. Les advierto que tenemos ahí
ya un problema y habrá que ver cómo lo digerimos: esto es que lo que se dice
en francés mediante el término discurso tiende a un polo y en español tiende a
otro, ya les voy a dar ejemplos. Pero primero trabajemos con dianoia.
¿No les sorprende? No dice nada del decir. Y la primera acepción de discurso
es esta. Según Ferrater Mora y según la escolástica medieval, el valor de
discursus es derivado de dianoia del griego. Y dianoia del griego es facultad de
pensar, pensamiento, inteligencia, imaginación, raciocinio, opinión. Fíjense que
“palabra” no está.
En el latín, discursus:
“De discurso. Acción de correr aquí y allá. Carrera de una parte a otra.
Todo el Seminario16 es para pensar cómo de una cosa se pasa a la otra, pero
no cómo de un significante se va a otro significante. Nosotros, sin embargo,
seguimos argumentando en función de la década del ’50, ¿por qué? Porque sólo
conocemos la lingüística de esa época, y todo lo que pensamos de álgebra
lacaniana la pensamos en función de esa lingüística. Pero Lacan no se quedó
ahí, Lacan siguió el curso de las ciencias sociales de Occidente, palmo a palmo.
Lacan caminó el camino de las ciencias sociales de Occidente. Y entonces
produjo este paso, de S1 al A (Otro), de un otro a otro otro. En este caso,
(S1→S2), de un Otro al otro, en cierta medida sí, en cierta medida no. Este
significante (S2), ¿es otro de este significante (S1)? Por estar en posición 2, sí,
pero es un significante, o sea, no. S1, ¿es significante? Sí. S2, ¿es significante?
Sí. Entonces no hay pasaje de otro a otro, de un otro a otro otro. Aquí sí hay
pasaje de un otro a otro otro: S1 → A
Elisa B.: ese pasaje, ¿no sería la introducción de otra materialidad que no sea
sólo significante?, por la introducción de la pragmática que mencionabas.
A.E.: por ejemplo, esta flecha puede ser entendida pragmáticamente como acto.
S1 A
21
acto
Qué hace, cómo incide S1 sobre A. Que es una pregunta que no es válida para
hacer con S1 sobre S2, porque esto es función del bucle, de la retroacción.
retroacción
S1 S2 S1 → A
Retomando, “cursus”, viene de “curro” que en latín se lo utiliza para todas las
declinaciones de correr, y
“…se dice de hombres y animales y propulsión de objetos inanimados que van de algo a
algo.
Nuevamente aparece “de una cosa a la otra” pero aquí es facultad racional, no
es discursivo.
“1. Facultad racional con que se infieren unas cosas de otras sacándolas por
consecuencia de sus principios, conociéndolas por indicios o señales. 2. Acto de la
facultad discursiva. 3. Uso de la razón. 4. Reflexión, raciocinio sobre algunos
antecedentes o principios.
“5. Serie de palabras y frases empleadas para manifestar lo que se piensa o siente. 6.
Razonamiento o exposición sobre algún tema que se lee o pronuncia en público.
“Escrito de no mucha extensión, o tratado, en que se discurre sobre una materia para
enseñar o persuadir.
Con lo cual tenemos un primer problema: discurso, para nosotros, para nuestra
tradición lingüística –lalangue-, tiene que ver más con pensamiento. ¿Sabían
que las obras completas de Freud fueron publicadas primero en español, antes
que en alemán? La edición española de López Ballesteros de las obras
completas, fue la primera edición mundial. Luego vino la Gesammelte Werke, y
en tercer lugar la edición de Strachey, sistemática y universitaria. ¿Por qué tanta
pasión por Freud, por qué tanta pasión por el psicoanálisis en el Río de la Plata?
Cuando un psicoanalista escucha a un paciente, en “atención flotante”… ¿qué
cree que está escuchando cuando escucha? Cuando un psicoanalista argentino
23
Clase N° 2
Los textos con los que vamos a trabajar ahora están ordenados por criterio, por
autor, por orientación epistémica, para mí fueron textos nuevos que estudié con
mucho entusiasmo, y reencontré muchísimo más a Lacan en estos textos que
en Miller, García, Mazzuca, Rabinovich, etc. Por ejemplo, nunca vi tan bien
trabajado “sujeto de la enunciación”, justamente porque sujeto de la enunciación
es un concepto del análisis de discurso.
Che vuoi?
enunciación
enunciado
Decidí empezar por Teun A. Van Dijk, quien es una de las dos o tres máximas
personalidades del análisis de discurso en el mundo en la actualidad. Dos
comentarios de un libro que es “El discurso como estructura y proceso”. ¿Cómo
sienten este título? Estructura es algo que ya teníamos. Y “proceso”, ¿no es “de
un Otro al otro”? Me parece que las coincidencias son sorprendentes. Lo
primero a destacar de este autor es que propone que el análisis de discurso es
una ciencia transdiciplinaria. Y en esto coinciden todos los autores y me parece
26
Del segundo libro de Van Dijk, “Estructuras y funciones del discurso”, ahí plantea
algo que para mí fue una noticia bárbara porque eran buenas nuevas. La mala
noticia era que no podía creer que yo fuera tan bruto. Porque ahí hace la historia
de la lingüística y dice que hasta el ’60 fue la lingüística estructural, que hasta el
‘68/’70, fue la lingüística generativa transformacional chomskiana que dejó de
ser paradigma dominante. Para mí es una excelente noticia de la que no me
había enterado. ¿Ustedes sabían? ¿No creían que la generativa
transformacional de Chomsky seguía siendo el paradigma dominante en
lingüística y que nosotros seguíamos perdiendo el partido? Pues no es más
paradigma. Ahí es cuando viene el momento de la pragmática. Y desde el
‘64/65, análisis de discurso. Para Van Dijk, el momento inaugural a partir del
cual existe la disciplina análisis de discurso, es 1964.
“Es decir, una gramática sólo puede describir textos, y por lo tanto sólo da una
aproximación de las verdaderas estructuras empíricas de discursos emitidos.14
“Nótese que en esta última cláusula está implícito que hay todavía una diferencia entre
un discurso como tipo y una emisión discursiva como ocurrencia. Sólo esta última es un
“evento” empírico inmediato en un contexto particular y único.15
Entonces tenemos que a su vez discurso puede ser usado como tipo de discurso,
pero ya es una elaboración; o el evento discurso que como tal no puede ser de
ningún tipo, ya que tipo de discurso es una interpretación del evento. No existe
el “discurso analítico”, solamente hay discursos, en tanto fenómenos
observacionales. Decir “discurso analítico” es el producto de una interpretación.
Con lo cual: diván, diploma de psicólogo, tipo con barbita, judío, libreta, una mujer
histérica que llora, eso no es discurso analítico. Ahí solamente habría discurso.
Será por interpretación que se dirá si eso es discurso analítico, de amo, histérico,
etc.
“Un texto, por otra parte, es más abstracto, un constructo teórico de los varios
componentes analizados en la gramática y en otros estudios discursivos. No sólo tiene
estructura “gramatical” (narrativa, por ejemplo) y otras clases de estructura que la
lingüística actual no puede explicar.17
13
Van Dijk, Teun A.: Estructura y funciones del discurso. Siglo XXI (1978) p. 20.
14
Ibid.
15
Ibid.
16
Ibid.
17
Ibid. p. 21
28
transdiciplinar
discurso
texto
Una pregunta que nos podríamos hacer es si nosotros podríamos ir en este nivel:
transdiciplinar
discurso
¿psicoanálisis?
texto
transdiciplinar
Psicoanálisis
discurso
texto
El psicoanálisis ha perdido desde los años ‘50/’60 casi todas sus temáticas y se
los voy a demostrar, porque todas ellas fueron conquistadas por el análisis de
discurso. Por ejemplo, para el análisis de discurso, todo texto es producido en
transferencia. ¿Podría haber pragmática sin transferencia? ¿Qué decía la
lingüística? La lingüística trabajaba una oración, y sobre esa oración trabajaba
cómo operaba sobre el significado y cómo operaba con el referente. ¿Qué dice
la pragmática? Que si alguien dice algo, lo dice para hacer algo con eso que
30
Van Dijk propone –y son utilizadas prácticamente por todos los autores- tres
macrorreglas para la interpretación de discursos y son las siguientes: supresión,
generalización y construcción. Si no es represión, interpretación y
construcción… ustedes me dirán. Y son autores que no leen a Freud, no lo citan
jamás, no les interesa, es un muerto, un cadáver vienés; Lacan no existió o en
todo caso fue un loco soberbio y nada más. No crean que estos autores estén
influenciados por el psicoanálisis. Si el psicoanálisis fue el relevo del médico en
cierto momento del malestar en Occidente, les advierto que, para mí, el análisis
de discurso es el relevo de la caída del psicoanalista.
1. Supresión:
Dada una secuencia de proposiciones, se suprimen todas las que no sean
presuposiciones de las proposiciones subsiguientes de la secuencia.18
2. Generalización:
Dada una secuencia de proposiciones, se hace una proposición que contenga un
concepto derivado de los conceptos de la secuencia de proposiciones, y la
proposición así construida sustituye a la secuencia original.19
3. Construcción:
Dada una secuencia de proposiciones, se hace una proposición que denote el mismo
hecho denotado por la totalidad de la secuencia de proposiciones, y se sustituye la
secuencia original por la nueva proposición.20
“En las pláticas anteriores sostuvimos que las oraciones no deben estudiarse
aisladamente sino en relación a las demás oraciones de un discurso. Hemos demostrado
que el acento, la entonación, las estructuras sintácticas y sobre todo el significado, y la
18
Ibid. p. 48
19
Ibid.
20
Ibid.
31
referencia deben analizarse en relación a las estructuras de las secuencias y del discurso
como un todo.
Ahora queremos dar otro paso adelante y argüir que tampoco la emisión, cuya estructura
textual ya describimos, debe analizarse “aisladamente”. Las emisiones se usan en
contextos de comunicación e interacción sociales, y tienen, por consiguiente, funciones
específicas en tales contextos.”21
Quiere decir que si uno trabaja con la noción de discurso, tiene que establecer
dónde va a poner el corte, corte que va a fundar el discurso como un todo, ya
que solamente el discurso como un todo es lo que permitirá leer las oraciones.
El famoso corte de sesión breve, lacaniano, que es típico en nuestra práctica,
¿qué busca hacer? Producir un efecto nuevo de sentido. Eso es el canon, lo que
decimos todos todo el tiempo. En función de qué, ¿para qué? De una oración
que hemos escuchado y que a la “atención flotante” del analista le resultó
sorprendente. Ahora, ¿es válido leer una oración fuera de discurso? Las
oraciones, ¿valen per se? ¿Es verdad que las oraciones valgan per se?
La interpretación en la práctica analítica, ¿qué posibilidades de existencia tiene?
Por ejemplo, ustedes, ¿tienden o no a dejar que transcurran bastantes
entrevistas antes de hablar y decir algo más o menos jugado al paciente? ¿O
interpretan de primera mano? ¿Dejan pasar varias entrevistas? ¿Por qué? Para
que hable, sí, pero dejar que hable no cura a nadie. Hablar no es nada, ni
siquiera es un concepto, no estamos trabajando con “hablar”, estamos
trabajando con discurso. Discurso es una unidad. El corte debe producir algo,
una unidad que sea de discurso. ¿Qué virtud tiene producir ese corte que genera
esa unidad? Que es el contexto en el cual se pueden leer las oraciones que están
implicadas adentro. Dejamos pasar un montón de entrevistas antes de
intervenir, porque estamos tratando de establecer el contexto. Siempre cuento
el mismo chiste: “Me voy a separar” le dice un amigo al otro. Y el amigo le
responde “¡Por fin, hacés bien, te engaña desde hace años!”. Y el primero
aclara: “No, de mi socio, me voy a separar de mi socio…” ¿Qué pasó? El amigo
interpretó en función de la oración sin saber siquiera de lo que el otro estaba
hablando. ¿Qué le faltó? ¡El contexto discursivo! Te vas a separar de quién, por
qué, para qué me lo contás a mí, etc. Todo eso, en el sistema freudiano no entra,
¿por qué? Porque en el sistema freudiano el decir solamente es una expresión
de los contenidos interiores, es como un oráculo, como una bocca di leone pero
funcionando al revés: en lugar de tragarse los mensajes, es una boca de la cual
salen mensajes, y el analista, como una pitonisa, interpreta eso que sale, que
son frases. Pero habría que ver si justamente nuestra práctica no está invalidada
si la entendemos como una práctica de interpretar oraciones. Si nosotros
interpretamos oraciones, si es así como interpretamos, me parece que ni siquiera
tenemos pensado el problema de por qué los psicoanálisis son tan largos.
¿Por qué son tan largos los análisis? “Por el goce, o sea, la fijación libidinal, o
sea, la pulsión, o sea, el cuerpo”. Pero si sacamos el cuerpo y aceptamos que
no todo lo que pasa en el mundo sea por el cuerpo biológico, si no explicamos
todo con el goce y el cuerpo, la pregunta sería ¿por qué dura tanto un análisis?
21
Ibid. p. 58 Con formato: Fuente: 9 pto
32
¿Se han hecho esta pregunta alguna vez? Me parece que ha llegado la hora de
que nos lo preguntemos, porque todos nuestros enemigos se quejan de eso.
Todos nuestros enemigos, la primera queja que manifiestan es de que dura al
menos 15 años. Ellos lo solucionan en un año con la terapia breve. Pero
nosotros ¿por qué tardamos tanto? Creo que es la demora típica que tarda un
analista en hacerse idea del contexto. Es lo que tarda el analista en armar el
discurso. ¿Y por qué es tan difícil armar un discurso? Porque no es ni una
oración ni la suma de oraciones, sino la operación lógica de un conjunto
inusitadamente grande de oraciones, para armar de eso un discurso, algo que
tenga una coherencia y del cual se pueda decir que empezó acá y terminó allá.
Edith Tage Muler: te hago una pregunta, vos esto ¿lo estás criticando? Porque
por un lado hay una lógica en contextulizar para poder armar el discurso, para
poder hacer una intervención; pero por otro lado, los enemigos dicen ¿Por qué
tanto tiempo? Entonces, ¿ellos dicen cualquier cosa, o son más vivos que los
analistas que necesitan tanto tiempo para armar el discurso?
A.E.: ni tanto, ni tanto, lo que digo es que cuando ellos nos dicen que tardamos
mucho, la pregunta es qué pensamos nosotros de nuestros 10, 12, 15 años de
análisis. ¿No creen que llegó la hora de pensarlo? Freud, cuando llegó al primer
tratamiento de 10 años se preguntó por qué diablos tardó tanto. Eso sucedió en
1902. Ahora, los análisis duran 20 ó 30 años y nosotros ni nos preguntamos.
Una razón de por qué se tarda tanto podría ser porque algunos análisis no van
a ningún lugar, son los fracasos. Pero los buenos análisis, los que concluyen…
supongamos que hubiera un análisis que llegue a buen puerto, y que haya
habido cura de la neurosis –supongámoslo también. ¿Por qué habitualmente no
dura 3, 6, ó 10 meses? Si se tratara de una oración…
Yo he escuchado a analistas decir que ellos escuchan la fórmula del fantasma
en la primera entrevista… ¿y por qué esos análisis duran 15 años entonces? Me
da la impresión de que el análisis de discurso empieza a brindarnos herramientas
para poder empezar a pensar estos problemas. Porque si para nosotros se trata
de una práctica del análisis de una oración, tras otra oración, tras otra oración,
no contamos con ninguna lógica para pensar el problema.
Lacan es un autor de los pocos que hizo un hincapié muy fuerte en el análisis
finito y en un cambio radical de posición de quien termina un análisis y adviene
como tal el analista. Ese corte, ¿cómo es posible de ser pensado? Si uno
escuchase un testimonio de pase, ¿qué tendría que escuchar? Mi impresión es
que ahora contamos con una noción que nos permite pensar qué se podría
escuchar: un discurso. Y sería la unidad mayor que englobaría a todos los
decires. Pero nosotros no teníamos hasta ahora cómo pensar el conjunto de los
decires, ya que para nosotros era uno, luego otro, luego otro, luego otro.
En esta comodidad de no pensar el problema, la dirección de la cura quedó dicha
como “que siga hablando”. Pero que la dirección de la cura sea “que siga
hablando” me parece una estafa de la peor índole, porque la gente habla sin
análisis. La gente habla hasta por los codos y me parece que hasta habla más
fuera del análisis que en el análisis. Con lo cual, la dirección de la cura jamás
podría ser “que siga hablando”. La gente habla, no son mudos. Entonces, me
33
parece que con discurso comenzamos a tener una noción que nos empieza a
permitir trabajar tanto con unidades mayores de la oración, en coherencia
discursiva –que en Freud no la hay. ¿Cuál es el esquema de la organización
discursiva en Freud? La red de neuronas bien investidas del “Proyecto…”,
¿recuerdan? El punto 14 del “Proyecto…”, como una red22. Con una red que
tiene esta forma, arborificada, ¿se puede armar un discurso? No, porque es
asintótica en todos los sentidos, siempre podrá continuar. Por eso los análisis
tienden a infinitarse, porque hoy dice una cosa, yo interpreto otra, mañana dice
otra cosa, yo le interpreto otra… ¿Por qué esa interpretación? “Porque se me
ocurrió, no sé de dónde lo saqué…” es la típica “posición analítica”. Siempre se
puede seguir diciendo algo, pero ¿todo sirve? Me parece que hay una forma
ahora de poder pensarlo, hay un concepto para poder pensarlo, más aún, nos
dice que el discurso es una unidad englobante de oraciones que puede ser leída
según distintas disciplinas. Y entonces podríamos pensar si alguna de esas
disciplinas pudiese ser pensada como analítica o no.
“La idea principal de esta conferencia y de la anterior ha sido que un discurso no sólo
debe estudiarse “internamente” sin también “externamente”23,…
“…es decir, dando cuenta del hecho de que el discurso es usado, como acción, en los
procesos de la comunicación.24
22
Ver esquema en: Freud, S. Proyecto de Psicología. En Obras Completas, Tomo I (p.369) Buenos Aires,
Amorrortu. (1994)
23
Van Dijk, Teun A.: Estructura y funciones del discurso. Siglo XXI (1978) p. 97
24
Ibid.
34
“Es obvio que una teoría del discurso no sería completa sin una explicación de las
funciones sociales del discurso en la comunicación.25
ustedes, ¿cómo toman “discurso del amo”? En “discurso del amo”, el “del” es la
conjunción de “de” y “el” y está entonces en juego el “de” genitivo. ¿En qué forma
hay que entender el genitivo? El “discurso del amo”, ¿en qué sentido? Me parece
que el “discurso del analista” hay que tomarlo como aquello que caracteriza al
analista. Con lo cual, Lacan produjo una tipología de discursos que caracteriza
al analista, al universitario, a la histérica y al amo. Esas son funciones sociales.
Quizás entonces, lo que hizo Lacan fue una tipología de las funciones sociales
del discurso en la comunicación. O quizás sea una tipología de las funciones
sociales del discurso no en la comunicación sino, por ejemplo, respecto del
saber. Quizás Lacan podría estar produciendo una tipología de discursos en
función de establecer cuáles son las funciones sociales en relación al saber: hay
amo, hay profesor, hay histérica y hay analista, que serían las cuatro funciones
sociales.
“En muchos sentidos tal explicación debe ser la base de una seria teoría del discurso,
dada la afirmación trivial de que la lengua, el uso de la lengua y el discurso son
fenómenos sociales26.
¿Escucharon lo que para Van Dijk es trivial? “Trivial” se usa muchas veces en
ciencia para referirse a lo obvio, lo prácticamente evidente. La lengua, el uso de
la lengua y el discurso son fenómenos sociales. Sin embargo, para el
psicoanalista no son fenómenos sociales. Para el psicoanalista, la lengua y el
uso de la lengua son la expresión que hace alguien de sus contenidos interiores
en la sesión analítica, a la sanfasón. En la sesión analítica se considera que ni
siquiera le habla a alguien. Observen que ahí hay un problema muy fuerte y es
que para el psicoanalista la lengua no es una función social.
El libro de Van Dijk que estoy recomendando son conferencias que tienen
agregados atrás, un anexo de 1980 y un anexo del año 2005. Con lo cual, él
retoma esas conferencias tan prematuras que dio y presenta el estado de la
disciplina 10 y 30 años después. En el anexo del 2005 dice así:
25
Ibid. p. 106
26
Ibid.
27
Ibid. p. 187
35
Otra idea que es importante pensar: el discurso no tiene plural, no hay plural de
discurso, lo que hay es tipos de discurso. Pero el fenómeno discurso es un único
fenómeno. Es difícil pensarlo, pero es interesante.
“Discurso versus oración. El discurso constituye una unidad lingüística formada por
una sucesión de oraciones. (…)
Discurso versus lengua:
1) la lengua definida como sistema de valores virtuales se opone al discurso, al uso de la
lengua en un contexto particular que filtra estos valores y puede suscitar otros nuevos.
Estamos muy cerca de la oposición saussuriana lengua/habla…30
30
Maingueneau, D. y Charaudeau P. Diccionario de análisis de discurso. Buenos Aires: Amorrortu. p. 179
37
discurso
S1 S2 (A)
$ a
resto de esta operatoria, que nunca es negativo
esto que me trae es un típico discurso de enfermeras”, y ahí estaría tipificado por
el locutor. Ahora, el locutor del discurso de las enfermeras ¿era una enfermera?
No, era el jefe del servicio de obstetricia. Esa es una diferencia que nosotros
también perdimos, pero ahora la vamos a ver reaparecer acá. Y también puede
ser por la función que se le de al lenguaje, entonces puede ser un discurso
polémico. Observen que la tipología de discursos puede hacerse desde
posiciones muy diversas, en función de cómo se usa la potencia de la lengua, en
los valores de la lengua.
“El análisis del discurso es, en efecto, una disciplina situada en un punto de cruce: el
discurso integra por un lado dimensiones sociológicas, psicológicas, antropológicas…,
y por el otro se encuentra en el corazón mismo de estas disciplinas…”31
31
Ibid. p. 9
39
“El propio término “análisis del discurso” proviene de un artículo de Z. S. Harris (1952),
quien consideraba por tal la extensión de los procedimientos distribuicionales a unidades
transoracionales.”32
o sea, es una forma de distribuir el corte, y es, en 1952, pasar el corte a unidades
transoracionales. ¿Recuerdan el Seminario 1 de Lacan? Se llama “Los escritos
técnicos de Freud”. Fue publicado en vida de Lacan. El Capítulo 6 de ese
seminario corresponde a la clase del 17-02-54 –y recuerden que esta autora dice
que “análisis del discurso” se acuñó por primera vez en 1952- ¿saben cómo se
llama esa clase del Seminario 1 de Jacques Lacan, de 1954? “Análisis del
discurso y análisis del yo”. ¡Es increíble! Lacan en 1954 ya estaba operando
con análisis de discurso, Seminario 1, clase 6. Y hasta 1970 ¿qué psicoanalista
lo tomó? Ninguno, hasta que él mismo lo retomó en el ’70. Pero vean ustedes la
actualidad del posicionamiento de Lacan respecto de lo que pasaba en las
ciencias afines. Casi en el mismo año, o a un año de diferencia.
“Situado en el punto de cruce de las ciencias humanas, el análisis del discurso es muy
inestable. Existen analistas del discurso más bien sociólogos, otros más bien lingüistas,
otros más bien psicólogos.”33
¿y cuál es? Ah, no, no sabemos cuál es, se lo tenemos que preguntar, nos lo
tiene que contar. Ahora, si ya no sabemos, ¿cómo lo interpretamos? Por el
problema de que una cosa es lo que la madre le dijo, pero ¿qué quería? Cómo
interpretarlo.
“Es posible distinguir, no obstante, algunos grandes polos: 1) los trabajos que inscriben
el discurso en el marco de la interacción social; 2) los trabajos que privilegian el estudio
de las situaciones de comunicación lingüística, y por lo tanto el estudio de los géneros de
discurso; 3) los trabajos que articulan los funcionamientos discursivos según las
condiciones de producción de conocimientos o según posicionamientos ideológicos; 4)
los trabajos que ponen en primer plano la organización textual o la detección de marcas
de enunciación.34
Les hago una pregunta: ¿qué surgió primero? ¿El discurso psicoanalítico o los
cuatro discursos? Al discurso psicoanalítico Lacan lo produce en el Seminario
16 y los cuatro discursos en el 17. Con lo cual, podríamos pensar que los cuatro
discursos son el marco para pensar el discurso psicoanalítico, no las relaciones
sociales.
“…3) los trabajos que articulan los funcionamientos discursivos según las condiciones
de producción de conocimientos”, me parece que a esto sí corresponden los cuatro
discursos de Lacan. Por ejemplo, ¿cuál es la función del discurso histérico?
Introducir el saber, son las formas de producir conocimiento. ¿Y el discurso del
amo? Robar el plus producido por el esclavo. ¿El universitario? La forma de
concebir mediante el dominio del saber la producción de estudiantes. Para Lacan
hay plusvalía en la posición del estudiante.
34
Ibid. pp. 34-35
41
mecánica –es una máquina, como un reloj- pero no es para Lacan el sistema de
los discursos ni la forma esencial de clasificar a todos los discursos. Es, en
función de cierta lógica, ver cuáles son las cuatro posiciones fundamentales en
que se pueden tomar, pero en función de esa lógica. Para Lacan el discurso de
la ciencia no pertenece a este dispositivo. Con lo cual, podría entrar si fuese
bajo la forma de discurso del amo, histérico, analítico o universitario. O sea, para
Lacan hay discurso de la ciencia, pero discurso de la ciencia no es uno de los
cuatro discursos. Es que los cuatro discursos no tipifican a los discursos en
general, no es una clasificación de discursos. Y ya hemos visto que hay varias
clasificaciones de discursos, y las clasificaciones que se puedan hacer dependen
de muchas variables. De hecho, como es transdisciplinaria, la clasificación y la
tipología de discursos pueden ser hechas desde las disciplinas mismas,
entonces podría haber una clasificación de discursos sociológica, antropológica,
psicológica, lingüística, etc. Con lo cual, si los psicoanalistas lacanianos
hablamos de “la” clasificación de discurso, es porque no sabemos nada de
análisis de discurso. Discurso no admite eso, discurso es un fenómeno. Y sobre
eso, se podrán hacer elaboraciones de saber. Y las elaboraciones de saber que
se hagan para tipificar discursos, dependerán de la perspectiva que se les de.
Entonces, por ejemplo, habría que establecer cuál es la perspectiva que Lacan
asumió para la elaboración de esa tipología, ya que solamente lo que Lacan dijo
era desde esta perspectiva, que para mí es el saber, los cuatro discursos es la
forma en que Lacan dijo que en Occidente actual son las formas discursivas en
las cuales se puede armar el saber, desde la perspectiva del discurso
psicoanalítico. O sea, habido el discurso psicoanalítico, entonces el saber puede
tener estas cuatro modalidades: el discurso psicoanalítico y otras tres. De hecho,
hasta se podría plantear si para Lacan el discurso no empieza siempre con M
[discurso amo] para terminar siempre en A [discurso analítico]:
M→ →A
discurso amo discurso analítico
→
↑ ↓
←
o sea, lo que podríamos tomar es que en el margen de los cuatro discursos, los
cuatro movimientos que tienen una única dirección –ya lo trabajaremos mejor en
el próximo encuentro-, podríamos pensar si no se trata de que siempre se
adviene en psicoanálisis a partir del discurso amo y el fin del análisis es terminar
–luego de todo el periplo de las cuatro posiciones- en el discurso analítico. Les
advierto que es muy razonable. Habrán visto que Lacan articuló esta función de
amo al inconsciente. Habría que ver si no será psicoanalítico partir del supuesto
de que a esta función S1 se le supone un sujeto. Quizás la posición analítica sea
que a ese saber (S1) se le supone un sujeto ($). Entonces, quizás los cuatro
discursos no tipifiquen a los discursos en general –cosa que ya sabemos que es
imposible desde el análisis de discurso. El discurso es un fenómeno, y los tipos
42
de discurso son todas las clasificaciones que ese fenómeno pueda recibir, que
necesariamente serán múltiples, porque discurso es un punto de
entrecruzamiento de todas las ciencias humanas, que ahora pasan a ser
perspectivas del análisis de discurso: sociológicas, psicológicas, antropológicas,
psicoanalíticas, etc. Si hubiese una que fuera psicoanalítica, entonces
podríamos decir que habido discurso, el psicoanálisis postula que desde la
posición… les había preguntado por el genitivo, ¿recuerdan? Cuando decimos
“discurso del amo” ¿estamos hablando de algo que posee el amo o de algo que
tipifica al amo? Cuando decimos “el burro del herrero”, que es el ejemplo del
diccionario, ¿qué estamos queriendo decir, que el herrero es un arado, un
animal, o que él posee un burro? Es el problema del genitivo, que puede ser
objetivo o subjetivo. Cuando decimos “discurso del amo” ¿qué estamos
diciendo? Que tipifica al amo, no que el amo posee un discurso. Sería ridículo
suponer que alguien poseyera un discurso, ya que un discurso es algo que nadie
puede poseer. Lamentablemente, todavía en psicoanálisis se puede suponer
que alguien posee un inconsciente, esa barbaridad se puede decir, pero es
imposible suponer que alguien posea un discurso. Porque el discurso es una de
aquellas cosas que no puede estar sino “entre”, no son de la índole del “Uno”.
Cuando decimos “discurso del analista” o “discurso analítico”, ahí hay una
sorpresa. Porque cuando se dice “no hay análisis” respecto de un caso, por
ejemplo, si pensamos en la entrada en análisis en función de una decisión que
queremos tomar, por ejemplo, el uso del diván, se puede sostener que el pasaje
a diván es una función derivada de un diagnóstico de un estado de situación que
sea la entrada en análisis. ¿Estamos de acuerdo en eso? Bien. Y supongamos
que decimos que no, que no hay análisis, cuando decimos eso, ¿de quién
creemos fundamentalmente que estamos hablando? Del paciente. Con lo cual,
nosotros tendemos a decir que hay o no análisis en función del paciente. Hay
que ver qué demanda, puede demandar psicoterapia, apoyo, ayuda. Entonces,
cuando decimos “discurso analítico” ¿qué estamos diciendo? Cómo se posiciona
el analista. Con lo cual, “discurso del amo” es del analista. ¿Qué significa?
Significa suponer para esta dialéctica [S1→S2], esta función [$] y calcular este
resultado [a], pero ya es hecho desde el analista. El discurso-amo es la operatoria
del inconsciente, o sea, “vengo a verlo porque estoy todo el día que pongo la
piedra y que saco la piedra”. “¿Y por qué lo hace?”, “No tengo ni la menor idea”.
O: “me siento culpable porque creo haber matado a mi padre”, un caso de Freud.
“Ah, y su padre ¿cuándo murió?”, “No, mi padre vive…”, “Ah, y entonces por qué
se siente culpable de haberlo matado si está vivo?”, “¡Es por eso que vengo a
verlo! No sé por qué pienso eso.” ¿Por qué piensa eso? ¿Cómo lo diría la
persona? “Se me impone”. Entonces, hay una función de dominio. ¿Cómo
entendemos nosotros la función de dominio o agente? Nosotros suponemos un
sujeto, que jamás debe ser confundido con el paciente que viene a la consulta:
el sujeto supuesto no es la persona que consulta. Pero en Lacan hay una
ambigüedad, a veces dice que “sujeto supuesto saber” es la posición de los
pacientes que vienen a buscar analista. Y muchas veces dice lo contrario,
lamentablemente dice las dos cosas. También dice que “sujeto supuesto saber”
es la posición del analista, o sea, qué hacemos nosotros cuando nos
encontramos con esta dominancia de un contenido como “maté a mi padre”,
43
“La cura tiene que ir en el sentido de que el individuo se pregunte acerca de lo que le
ocurre, cómo reacciona consigo mismo y con los otros.
podría querer decir eso?”, “No sé”, “Ya sé que no sabe, pero trabajemos juntos
a ver si podemos calcular, por contexto, qué podría querer decir eso.” Si
podemos calcular lo que quiere decir, también podríamos calcular quién lo está
diciendo y a quién se lo podría estar diciendo. Quizás fueron personas, o no,
quizás fueron instituciones de adopción donde esta persona se crió. Pero
entiendan que se trata de una posición que uno asume. Con lo cual, discurso
del amo no es ni histórico ni tipifica todo tipo de discurso, sino que una vez
producido el discurso psicoanalítico… Yo creo que el Seminario 16 requiere de
un punto de partida que es “supongamos que hay discurso psicoanalítico”, es
condición sine qua non, porque no está demostrado que haya una forma de
pensar a los discursos tipificados de tal manera que en esa tipificación uno sea
dicho “discurso analítico”, que es el que sostiene el analista. De ser así, ¿cuáles
serían los otros de ese? ¿Se entiende cómo empezó Lacan? Lacan llegó a que
hay discurso psicoanalítico. ¿Y por qué dijo discurso psicoanalítico? Porque la
ciencia para pensar las conversaciones, el sujeto de la enunciación, los
enunciados, los significantes, las referencias, etc. es el discurso. Entonces
Lacan dijo que hay discurso psicoanalítico. Pero si lo hay, ese discurso, al ser
discurso está dentro de un contexto. ¿Cuáles son los discursos que le hacen de
contexto al discurso psicoanalítico? Y Lacan dice que necesariamente tiene que
ser el punto de arranque: “me pasa algo que no quiero que me pase y no puedo
evitar que me pase”, podríamos decir que es un comienzo por impotencia. Pero
si uno está impotente frente a eso, eso ¿cómo es respecto de uno? Más potente,
me domina, función de dominancia. Depende de cómo nosotros nos
posicionemos frente a esa posición de dominancia… porque una posición podría
ser la de enseñarle al paciente, como la terapia cognitivo-conductual, donde le
explican al paciente que lo que les pasa es por esto, esto y lo otro, y para salir
del problema tendrá que hacer esto, esto y esto otro. El terapeuta cognitivo sabe,
porque para enseñar tiene que saber.
Ahora, si la posición en cambio es la de suponer un sujeto, podría ser que yo
tampoco sepa cuál es el asunto en juego acá. De hecho, si lo supongo es porque
no lo conozco. Con lo cual, me parece que efectivamente hay “discurso de la
ciencia”, Lacan lo dice muchas veces, Lacan dice muchas veces discurso y dice
que hay discurso de todo: discurso de Freud, “mi discurso” (el de Lacan), ¿el
discurso de Lacan sería un tipo de discurso? Lacan utiliza discurso como
cualquiera de nosotros, para todo. Pero producido el discurso psicoanalítico,
que es poner al psicoanálisis en función asociada y derivada de las ciencias del
discurso, ahí entonces podemos empezar a pensar otra lógica. Y es cómo se
produce una elucubración de saber en el seno de la práctica analítica, que
indique el recorrido de un análisis. Pero me parece que con el discurso de la
ciencia no nos metemos.
Les aclaro que no es tan claro que cuando Lacan dice discurso del amo no sea:
a) Aristóteles, Sócrates y Platón, o b) el amo de Hegel. De hecho, Lacan habla
de los dos. Más aún, ¿quién fue el filósofo que elevó a categoría determinante
la posición del saber en la dialéctica humana? Hegel. Es más complejo de lo
que yo lo digo, pero que sea más complejo me parece que puede ser pensado
así: Lacan no pudo leer el Diccionario de análisis del discurso. ¿Por qué?
Porque él lo hizo simultáneamente, en los mismos años. El análisis de discurso
45
como disciplina surge dos años antes de que Lacan produjera el discurso
analítico. Pero me parece que los cuatro discursos no permiten hacer la
maniobra propuesta como pregunta: que el discurso de la histeria sea discurso
de la ciencia. Me parece que la histeria, o la histérica –yo prefiero “histeria”, pero
Lacan dijo “histérica”, con género femenino- me parece que está todo analizado
desde la perspectiva del discurso analítico, que es el primer paso dado por
Lacan, porque es lo único que nos da coherencia. Lo demás no tiene ninguna
coherencia, habría que decir respecto de lo demás que a Lacan se le ocurrió,
probó, pero no clasifica a la sociedad, no organiza siquiera todos los campos del
saber. Por ejemplo, el saber del chamán. Cuando uno lleva a la hija enurética
a la bruja y la bruja nos manda a calentar un ladrillo y ponerlo debajo de la cama;
si le preguntáramos cómo sabe ella que eso funciona ¿qué nos dice? “Yo lo sé
y no preguntes”. Hay otros tipos de saber que producen bastantes efectos…
mano a mano, la bruja y el psicoanalista, a efectos sumables, ¿quién gana? La
bruja, lejos. Quiere decir que hay otras modalidades de saber, y hay otras
modalidades en las que el saber produce efectos también. Nosotros estamos
trabajando con un determinado concepto de saber. ¿Cuál? El saber no sabido.
“En lingüística, esta noción puesta en primer plano por G. Guillaume experimentó un
desarrollo fulgurante con la declinación del estructuralismo y el ascenso de las
corrientes pragmáticas.”36
Enunciación. Para nosotros es un paso dado por Lacan que el sujeto del
inconsciente sea el sujeto de la enunciación, ¿verdad? La noción con la que
Lacan opera de sujeto del inconsciente, y aclaremos algo: no puede ser
freudiana, porque Freud no supone un sujeto, Freud sabe que todos tienen un
inconsciente con determinados contenidos, Freud no supone un sujeto. Freud
sabe que hay un inconsciente con contenidos y con deseos. Los dos elementos,
el saber y el deseo, que nosotros suponemos, Freud los da adentro de alguien
pero no supuesto sino sabido. ¿Queda clara esta diferencia? Bien. Lacan
articula el inconsciente de Freud a la noción de sujeto. Me parece que lo hizo
para desresponsabilizar. Habrán visto que todo el psicoanálisis moderno va
hacia la responsabilización, que el sujeto se haga responsable. Seminario 17,
pág. 81 de la edición en español, habla de Freud. Cito a Lacan:
Me parece que hay una tensión permanente entre el Lacan no-freudiano, que es
el Lacan que se articula a las ciencias lingüísticas de su época, y nuestra
posición tan psicoanalítica-freudiana. Porque efectivamente, por ejemplo, de las
intervenciones de Freud de los historiales freudianos, que son un desastre todas
ellas, Freud mismo lo admite, hay una que es especialmente desastrosa que es
la dirección de la cura del caso Dora. Los lacanianos aman la intervención de
Freud que dice “Qué lugar ocupa usted en aquello de lo que se queja”.
Imagínense que ustedes atiendan a una chica de 17 años a la cual su padre la
intercambia con su amigote para encamarse con la esposa del amigote… ¡es
para los diarios, mínimo! Mucha gente se ríe de Dora, como si no le hubiera
pasado nada. ¡El padre la entrega al amigo para que el amigo le entregue su
esposa a él! Si recibieran a una chica así en la consulta, y en la primera de
cambios le dijeran: “¿Y vos qué culpa tenés en todo esto, eh? Con esa
minifalda… ¡Bien que te gusta el Sr. K!” ¡Es de locos! Y Freud produjo un acting-
out inexorable. ¿Saben por qué se llama “Análisis fragmentario…”? Porque Dora
se fue y lo dejó colgado a las 8 sesiones. ¿Por qué se fue? Por la salvajada de
Freud de hacerla responsable. Ahora, Freud ¿por qué la hizo responsable?
Porque Freud sabía que ella quería al Sr. K. ¿Por qué Freud sabía que ella quería
curtirse al Sr. K? Porque Freud ya sabía cuál era el deseo de la gente. Ahora,
para nosotros es crucial la cuestión de la responsabilidad. Bueno, van a ver que
en análisis de discurso queda disuelta la cuestión de la responsabilidad.
36
Maingueneau, D. y Charaudeau P. Diccionario de análisis de discurso. Buenos Aires: Amorrortu. p. 179
37
Lacan, J. El Seminario. Libro 17. Buenos Aires: Paidós. 1992. pp. 81-82 [el subrayado es mío]
47
“La idea que puede hacerse de la enunciación oscila entre una concepción discursiva y
otra lingüística. Si se insiste sobre la enunciación como acontecimiento producido en un
tipo de contexto, así se lo aprehenda en la multiplicidad de sus dimensiones sociales y
psicológicas, se estará operando más bien del lado del discurso. Pero la enunciación
puede ser considerada también en un marco estrictamente lingüístico, como conjunto de
operaciones constitutivas de un enunciado, “conjunto de actos que efectúa el sujeto
hablante para construir, en un enunciado, un conjunto de representaciones
comunicables.””38
“Esto induce a O. Ducrot (1984, pág. 179) a definir la enunciación como “el
acontecimiento constituido por la aparición de un enunciado”, es decir, a considerarla
independientemente de todo autor.”40
“Desde al perspectiva del análisis del discurso, el interés por la enunciación es a todas
luces central.”41
Enunciador:
“Noción central para toda especie de lingüística y para todo análisis del discurso
inscriptos en el enfoque enunciativo. Tiene siempre un valor inestable, según las
relaciones que mantenga con nociones próximas como las de locutor, sujeto hablante o
punto de vista.”42
Les leo otra cosa: “Fuegos del Sur. Revista de psicoanálisis”. Ya con ese título…
Año 2, enero 2005, N° 23:
38
Maingueneau, D. y Charaudeau P. Diccionario de análisis de discurso. Buenos Aires: Amorrortu. p.211
39
Ibid.
40
Ibid.
41
Ibid. p. 212
42
Ibid. p. 215
48
“La grieta en el Otro podría haber sido el título de este trabajo, pero para poder hablar
de la grieta en el Otro, quién mejor que el poeta”.
Cuando uno hace análisis de discurso, lo primero que tiene que preguntarse es
qué dice ese discurso. Y lo segundo que hay que preguntar es quién lo dice.
Terminamos con esto:
“Las dificultades que promueve la noción de enunciador son insparables de las que
suscita todo aquello que gira alrededor de la subjetividad hablante.”43
“En efecto, a esta subjetividad se le asigna una variedad de estatutos: los de sujeto
productor efectivo del enunciado, sujeto organizador del decir, sujeto responsable del
acto de lenguaje, sujeto fuente de punto de visa, sujeto punto de origen de las
localizaciones deícticas, sujeto opuesto a otro sujeto en la alteridad fundadora del
intercambio lingüístico…”44
43
Ibid. p. 215
44
Ibid. pp.215-216
45
Ibid. p. 216
46
Ibid.
49
Instancia no es una persona. Hay una instancia productora, pero también puede
ser el producto. O sea, si nosotros aceptamos que se diga eso, entonces, de
quien se dice eso, va a ser una mierda. ¿Se entiende? También tipifica al sujeto
el contenido de ese discurso. No es solamente una instancia que se tiene que
suponer.
Les advierto que me parece que hoy, si el psicoanálisis llevó cierta delantera en
la interpretación de textos y discursos en la sociedad occidental, hoy hemos
perdido totalmente esa posición, ya hay otras disciplinas que han hecho nuestro
relevo y del sujeto de la enunciación ya no nos hacemos más cargo nosotros.
Se están haciendo cargo otros que ni siquiera admiten que nosotros seamos
quienes también participamos de esta lógica.
47
Ibid.
50
Clase N° 3
“…Como si Roussel no pudiera desempeñar su papel de guía sino en los primeros rodeos
del laberinto y los abandonara en cuanto en cuanto el camino se acerca al punto central
en el que está él mismo, (…) los hilos de su máximo enredo o tal vez de máxima
simplicidad.
Y después dice:
51
“Extraño poder el de este texto destinado a explicar, tan dudoso aparece en su estatuto
el lugar en donde se erige y donde deja ver lo que muestra, la fronteras hasta donde se
extiende, el espacio que sostiene y socava a la vez que sólo alcanza en un primer
deslumbramiento, un efecto: propagar la duda, extenderla por omisión, concertada allí
donde no tenía razón de ser, insinuarla en lo que debería estar protegido, y afincarla en
el suelo firme en el que él mismo se arraiga.”
“La arqueología del saber” tiene un estatuto muy extraño, porque al tiempo que
trata de explicar qué es lo que hizo, es muy fácil percibir –para quien no ha leído
sus obras anteriores- que ese libro no trata en realidad de sus obras anteriores
exactamente: dice mucho más y dice mucho menos. Es decir, propone toda una
batería de herramientas metodológicas para analizar los discursos, que él habría
utilizado en sus libros anteriores, donde exactamente no la utilizó, incluso él
mismo lo dice, él mismo dice que no va a explicar qué dijo en sus libros anteriores
ni siquiera que haya tenido en mente esa batería al momento de escribirlos, sino
que –por si la confusión fuera poca- lo que trata de hacer es ver qué legalidad
gobernaba eso que él había dicho en los libros anteriores. Es decir, hace una
arqueología de su arqueología para explicar la arqueología.
Todo esto es para decir que quizás la tarea de definir qué es el discurso para
Michel Foucault se enfrenta con varias dificultades, una es ésta: que la obra que
el expone es una obra a cuya dificultad se agrega otra muy importante que es
que se vuelve difícil acceder a “La arqueología del saber” sin haber leído antes
los tres libros anteriores. Hay que tener presentes esos libros para entender las
tesis de “La arqueología del saber”, con lo cual a mí también se me dificulta un
poco la exposición de hoy, porque él trabaja acá con definiciones de los otros
libros. Por lo tanto, para explicar qué entiende él por objeto de un discurso, toma
“Historia de la Locura…”, cosa que yo no voy a hacer hoy. La solución que
encontré para sortear esta dificultad es utilizar dos escritos anteriores a “La
arqueología del saber”, dos escritos que Foucault publicó en revistas, uno es una
contestación a la revista Esprit, esa revista le había mandado a Foucault un
cuestionario sobre sus libros, en el ’67, y Foucault en el ’68 publica en la misma
revista su respuesta; y el otro artículo se llama “Contestación al Círculo de
Epistemología”, con quienes había pasado algo similar, el Círculo le envió una
serie de preguntas y Foucault escribió un artículo para responderles. Estos dos
escritos están en castellano publicados en el libro “El discurso del poder”.
Trabajaré unas citas de esos escritos, que a veces son retomados textualmente
en “La arqueología del saber”.
52
A esta serie de dificultades se suma otra, que en parte Alfredo las comentaba
ayer hablando respecto de la obra de Lacan; y es cierto que Foucault muchas
veces usa discurso en un sentido más coloquial y no conceptual, por lo cual
habría que desgranar o separar qué son acepciones y también todo cuanto
Foucault decía del discurso que no concernía a lo que a nosotros nos interesa.
La noción de discurso en Foucault se mezcla bastante con otro concepto,
Foucault tiene una teoría de la literatura, de la producción literaria, sobre el por
qué del nacimiento del lenguaje tal y como gobierna la lingüística estructural, y
tiene teorías muy cercanas a la noción de discurso que yo no voy a trabajar.
En “Las palabras y las cosas”, respecto del discurso se plantea la idea del título
de esta exposición, o sea, de la ilimitada posibilidad de decir a un discurso
reglado, y este texto comienza con una cita de Borges donde refiere a una
enciclopedia china donde se clasifican las cosas en base a una taxonomía
bastante extraña y Foucault se pregunta qué pasa ahí, es decir, esas palabras
de esa clasificación que propone separar a los seres entre animados e
inanimados, los pintados con un pincel, los que están en el horizonte o los que
están aquí, etc., Foucault se pregunta qué se juega en ese texto de Borges, es
decir: hay posibilidad de decir esas palabras, esas palabras fueron dichas y son
decibles, pero no son pensables, no hay terreno, no hay un suelo que sustente
o sostenga a esas palabras como soporte de un pensamiento.
A “Las palabras y las cosas”, Foucault le puso explícitamente ese título que es
irónic, porque no trata ni de las palabras ni de las cosas, eso lo dice en “La
arqueología del saber”, ¿por qué? Ayer Alfredo hablaba de esta empresa
lacaniana, este interés de Lacan por empezar a circunscribir una tipificación de
los discursos, que no hace sino poner a la luz que el discurso psicoanalítico
gobernado por la obra de Lacan estaba muy en correlación y muy en discusión
con las ciencias afines, y en este sentido particular en la teoría de discursos con
lo que se producía otras disciplinas. Y en cuanto al discurso, un autor esencial
es Foucault, pero más que tipificación de los discursos, en la obra de Foucault
se trata de individualización de los discursos. Porque tipificación me parece que
se presta –en el sentido más coloquial del término- a establecer tipos de
discursos que sería limitado. Ayer Alfredo se preguntaba si la tipificación de los
discursos no apuntaba a establecer formas del decir que operan de cierta forma
con el saber. Los cuatro discursos de Lacan pondrían en juego ciertas
modalidades de operar con el saber.
53
Foucault dice que para establecer las unidades discursivas hay que prescindir
de estas categorías, pero ¿en qué caso? Lo que Foucault construye con la
arqueología -con lo qué él llama el método arqueológico para definir los
discursos- no es una teoría del decir. Él no explica qué sucede en el decir, o qué
pasa al hablar. Tampoco es una teoría sobre el saber científico. Lo que él
propone es una teoría sobre los enunciados que se producen en el terreno de la
ciencia con pretensión de veracidad, pero no en cualquier ciencia. No estudia a
la ciencia como un objeto global sino que dice que las herramientas que él
construyó le sirvieron para analizar el recorte que a él le interesaba y que tenía
que ver con saberes no totalmente formalizados. Es decir, el método
arqueológico sirve para explicar cierto tipo de saberes científicos, que él va a
circunscribir todavía más diciendo que a él le interesaban sobre todo los
discursos que tienen por objeto al hombre, es decir, lo que a grandes rasgos se
54
Voy a describir brevemente las puestas de lado de cada uno de estos puntos,
voy a tratar de describirlos en breve, y después, lo que había preparado para hoy
es una suerte de ejemplificación de esta teoría con algunos momentos del
discurso psicoanalítico, o sea, voy a retomar sobre todo la cuestión del objeto y
la cuestión de las opiniones y los temas, y ver si podemos intentar individualizar
el discurso psicoanalítico luego de prescindir de la obra, el autor, etc., ver si
podemos individualizar a partir de las herramientas que Foucault va a proponer
para reemplazar esta pretensión de individualizarlo por el objeto y/o por los
temas que lo atraviesan.
Respecto del objeto, y esa es quizás la primera evidencia con la que Foucault se
enfrenta, con la locura, y dice que es imposible afirmar que una historia de la
locura fuera la historia de un objeto, es decir, lo que se denomina “locura”, de lo
que se trató en la historia de la locura o en la historia de estos aconteceres, fue
de cómo se produjo ese objeto a través de esos enunciados. Es imposible,
sobre todo cuando uno trabaja con un recorte histórico, pretender que hubo un
objeto “locura” sobre el cual se dijeron tales o cuales cosas a lo largo de la
historia, es decir, en la relación de parentesco en la que esos objetos se ubicaban
respecto de otros, las instituciones que les eran destinadas, el tipo de enunciados
que se encargaba de decir qué enunciados valían para ese objeto, etc.; se fueron
modificando de tal forma que en el entrecruce de esas nociones es imposible
entender que hubiera un objeto invariable que habría sido tomado o habría
sufrido un relevo de quién decía qué. Entonces, ¿qué dice Foucault? Que más
que definir un discurso por el objeto que trabaja hay que definir las reglas que
55
Vamos a ver que respecto de cada uno de estos cuatro puntos –este es el
primero- va a reemplazar esta pretensión de fundar el discurso por unidades ya
dadas (objetos, enunciaciones, conceptos y opiniones) por sistemas de
legalidades. En cada uno de los casos, por ejemplo el segundo, el discurso no
se individualizaría por el sistema de enunciación que pone en juego sino por las
modificaciones y las reglas que tuvieron que producirse para que ciertas
enunciaciones se hicieran posibles. El ejemplo más claro sería el discurso
médico: para que se produjera el discurso clínico en la medicina clínica tuvo que
producirse una alteración de la forma en que el médico se formaba, la inscripción
del médico en el hospital, el tipo de descripciones que se destinaban a los
objetos, es decir, los objetos ya no eran mirados con una grilla clasificatoria que
usara el lenguaje como forma de acceso sino que eran descriptos en un lenguaje
de la mirada, la forma, los colores, etc. La medicina clínica entonces no se
individualizaría por las enunciaciones que la atraviesan sino por aquello que tuvo
que suceder para que cierta forma de enunciación se librara de tal forma para
que ese discurso se produjera.
Respecto del los temas y las opiniones, Foucault va a decir que el discurso no
puede definir por las opiniones sino por el sistema de reglas que hace posible
que ciertas opiniones se pongan en juego en el discurso. En un rato, cuando
intente ejemplificar esto con momentos del discurso psicoanalítico, vamos a
volver a estos puntos, al primero (objeto) y al cuarto (temas y opiniones).
Ahora vayamos a ver qué entiende Foucault por discurso. Les voy a leer algunas
citas. La primera es de la “Respuesta a Esprit”:
56
Voy a leerles en secuencia tres citas sobre discurso para luego desglosarlas un
poco. La segunda es de “Contestación al Círculo...”:
“El discurso, en cambio, es el conjunto siempre finito y actualmente limitado de las solas
secuencias lingüísticas que han sido formuladas; pueden ser innumerable, pueden, por
su cantidad, superar toda capacidad de registro, de memoria o de lectura: de todos
modos constituyen un conjunto finito.”49
“En cuanto al término discurso, del que se ha usado y abusado aquí en sentidos muy
diferentes, se puede comprender ahora la razón de su equívoco. De la manera más
general y más indecisa, designa un conjunto de actuaciones verbales. Y por discurso se
entendía entonces lo que había sido producido eventualmente, todo lo que había sido
producido en cuanto a conjunto de signos. Pero se entendía también un conjunto de actos
de formulación, una serie de frases o de proposiciones. En fin, y es este sentido el que al
fin prevaleció, con el primero que le sirve de horizonte, el discurso está constituido por
un conjunto de secuencias de signos, en cuanto que estas son enunciados, es decir, en
tanto que se les puede asignar modalidades particulares de existencia. Y si consigo
demostrar, cosa que trataré de hacer inmediatamente, que la ley de semejante serie es
precisamente lo que hasta aquí he llamado una formación discursiva, si consigo
demostrar que esta es el principio de dispersión y de repartición, no de la formulación,
no de la frases, no de las proposiciones sino de los enunciados. El término discurso
48
Foucault, M., “Respuesta a Esprit”, en El discurso del poder. pp.77
49
Foucault, M., “Contestación al Círculo de Epistemología”, en El discurso del poder. pp.97
57
podrá quedar fijado así: conjunto de los enunciados que dependen de un mismo sistema
de formación y así podré hablar de discurso clínico, del discurso económico, del discurso
de la historia natural, del discurso psiquiátrico.”
para nosotros es impensable. Definir los animales en: a) los que se ven, b)
animados, c) de los que yo hablo; esa posibilidad de decir palabras
correctamente, según una lengua, en este momento, por más que puedan ser
decibles como palabras, esas palabras hoy ya no tienen lenguaje, ya no tienen
sustento. Si les interesa el tema les recomiendo un libro de Umberto Eco, “En
búsqueda de la lengua perfecta”, donde trabaja una serie acotada de los intentos
que se han hecho en la historia de construir lenguas perfectas. Hay todo un
desarrollo sobre todo en la época medieval y hasta el Renacimiento, por construir
lenguas perfectas, en el sentido de que no den margen a la equivocidad del error
y de que permitan clasificar casi exhaustivamente lo real sin lugar a la confusión.
Si a Foucault lo conmueve tanto ese ejemplo de Borges es por esto: no todo
puede ser dicho en un momento, no en el sentido de que las lenguas varíen, sino
en el sentido de que eso sea pensable, que ese decir pueda inscribirse en un
discurso.
Seducción
Filogenia
Tres ensayos
Herencia
Familia
Degeneración
Hay que tratar de entender por qué en psicoanálisis hay una serie de enunciados
y también por qué hay una problemática respecto de en qué posición ubicarse
respecto de una serie de enunciados. Primero, la teoría de la seducción, qué le
pasó a Freud con la teoría de la seducción. Lo que ya está establecido es que el
recuento que hace Freud de la teoría de la seducción falla. Seguro recordarán
el enunciado de que su teoría al comienzo se apoyaba en una etiología basada
en un trauma sexual, sobre todo infligido por personas cercanas -el padre- y
dependiendo de cómo haya sido vivenciado determinaría la neurosis a
desarrollar y qué tipo de neurosis. Esa teoría es de 1897, luego va a postular
que en realidad eran fantasías y él estaba tomando como real lo que era el relato
de fantasías histéricas. Freud hace pública esa teoría en tres escritos de 1896,
donde por primera y única vez él defiende su teoría de la seducción, en esos
relatos Freud tuvo muchos problemas para dar cuenta de la teoría de la
seducción, porque en esos textos jamás dice que sea el padre el que abusa de
los niños. Lo menciona sólo una vez como un caso de la secuencia, pero luego,
cuando hace su recuento va a decir que siempre era el padre. Después él va a
decir –en defensa de su teoría- que está hablando en base a casos curados, es
decir, el desarrollo de la cura había demostrado la veracidad de la hipótesis
porque se habían curado y terminado el tratamiento, mientras que en las cartas
a Fliess se verifica que ninguno de esos casos en realidad habían terminado el
tratamiento. Pero hay toda una serie de problemas para establecer no solo el
posicionamiento de Freud como persona respecto de su teoría de la seducción
61
Terrazas también analiza un escrito sobre las Actas de Viena en donde Freud se
resistía a que sus discípulos mencionasen el papel del otro en el despertar de la
sexualidad. Y los Tres ensayos están gobernados por esta ambivalencia acerca
de si la sexualidad es completamente endógena o si hay un papel del otro en su
despertar.
Herencia y Degeneración las voy a trabajar juntas. Voy a citar de las Actas de
Viena. También hay una posición problemática de Freud no tanto sobre la
herencia, el sistema freudiano es bastante claro respecto de la herencia y la
considera muy importante, ya que al fin y al cabo –sobre todo en Tres ensayos-
lo que vale es la herencia. Tomar al psicoanálisis como ambientalista, es una
lectura posterior al segundo psicoanálisis, tras la muerte de Freud y los primeros
discípulos, ya que al comienzo era muy claro –sobre todo luego de la caída de
la teoría de la seducción- que Freud seguía sosteniendo muy a rajatabla la teoría
de la herencia, incluso respecto del problema en relación a la filogenia, Freud
siguió siendo siempre un convencido lamarckiano. Lamarck sostenía que los
caracteres adquiridos se heredaban, esa y la tesis de que la ontogenia copia a
la filogenia –tesis que se encuentran en Freud muchas veces- fueron sostenidas
siempre por Freud. Respecto de la herencia, Jones relata que la tesis
lamarckiana se rebatió completamente con el descubrimiento de la invariabilidad
de los genes, y que él le rogó a Freud que retirara la mención a Lamarck del
“Moisés…”, ya que iba a desprestigiar por completo al psicoanálisis, ya nadie la
sostenía, pero Freud le dijo que no le importaba lo que dijera la biología, ya que
él precisaba de esa tesis para explicar lo que quería explicar.
atravesada por muchos enunciados sobre cómo los padres pueden provocar
enfermedades a sus hijos. Les leo otra cita de “Tres ensayos…”
“Sin duda, un exceso de ternura de parte de los padres resultará dañino, pues apresurará
su maduración sexual; y también “malcriará” al niño, lo hará incapaz de renunciar
temporariamente al amor en su vida posterior, o contentarse con un grado menor de este.
Uno de los mejores preanuncios de la posterior neurosis es que el niño se muestre
insaciable en su demanda de ternura a los padres; y , por otra parte, son casi siempre
padres neuropáticos los que se inclinan a brindar una ternura desmedida, y contribuyen
en grado notable con sus mimos a despertar la disposición del niño para contraer una
neurosis. Por lo demás, este ejemplo nos hace ver que los padres neuróticos tienen
caminos más directos que el de la herencia para transferir su perturbación a sus hijos51.”
Y por último, en apoyo a esta cita de “Tres ensayos…”, donde Freud dice que
para buscar el origen de la neurosis hay que ver qué hicieron los padres con los
hijos, los padres son culpables de las neurosis a través de sus seducciones y
sus mimos excesivos. Trabajando con las Actas de Viena, traté de establecer
que las actas están completamente atravesadas por esta preocupación que
seguía mucho a una preocupación por la educación sexual, y la educación de
las generaciones, la educación de los niños, en el sentido del papel de los padres
en el despertar de las neurosis. Les cito de las Actas, sin mencionar al autor:
“Nunca es demasiado temprano para iniciar la educación de los niños, y como la mayoría
de los padres no están capacitados para hacerlo, la tarea deberá llevarse a cabo en la
escuela. Por supuesto ello supone la preparación especial de los educadores. La
educación sexual también puede ser muy importante para desvincular de sus padres el
afecto de los niños.”
“La pregunta por aquello que el psicoanálisis espera del pediatra puede en general ser
contestada de la siguiente manera: espera de él sus confirmaciones y verificaciones.
Todas las cosas que postulamos se remontan a la infancia, pero no fueron (…)
descubiertas en el niño. Estos son asuntos que solo estarán fuera de duda cuando los
pediatras lo confirmen. ¿Es la parte asignada a la herencia sub o sobreestimada hoy en
día? Cuánto de aquello que he llamado herencia es en efecto pseudoherencia, por
ejemplo, efectos de la influencia parental en los primeros años de vida.”
51
Ibid. p.204
64
Ya para redondear todo cuanto dije, toda esta serie de enunciados que ustedes
podrán decir que está bastante desordenada y es cierto, traje simplemente como
algunos recortes de cómo los enunciados psicoanalíticos pusieron tanto en el
tapete una problematización de ese objeto que era la transmisión generacional,
y cómo su saber estuvo atravesado… y quizás pueda establecerse la
individualización de ese discurso tanto por la preocupación por ese objeto como
por explicar por qué hay tantas opiniones al respecto. Es decir, puede estudiarse
tanto el primer psicoanálisis como su desarrollo posterior, por las vueltas que se
dio a la transmisión generacional. Por qué siguió siendo un objeto de
preocupación la transmisión generacional. Y cuando les decía que Foucault trata
de estudiar cómo inciden las prácticas no discursivas en un discurso, -que no le
dicen qué objeto debe estudiar ni cuales son sus instrumentos de análisis-
retomando las mismas hipótesis de Foucault de reubicar al psicoanálisis en la
estrategia biopolítica, es decir, en la urgencia que hubo a fines del Siglo XIX por
problematizar la raza, por problematizar la transmisión generacional; yo creo que
acotadamente y utilizando ciertos recortes, ya sean de la psiquiatría de la
herencia, o del primer psicoanálisis; se puede establecer que esa cuestión
política o esa cuestión estratégica, reunía las condiciones como para establecer
como nuevo objeto de preocupación la transmisión generacional, y por lo tanto
permitía que ciertos saberes se disputaran ese objeto, como objeto de
preocupación. Esta lectura del psicoanálisis tratando de individualizar su
discurso, no trata simplemente de buscar dónde se equivocó sino que se trata
de ver qué legalidad puede explicar que esos enunciados hayan podido ser
dichos en esos lugares y que no puedan faltar, que hayan sido dichos porque
otro enunciado no podía ir a ese lugar. Bueno, hasta aquí.
A.E.: el conjunto de lo producido por Foucault, que puede ser el conjunto de sus
textos, o el conjunto de la incidencia que su obra y su vida ha dejado como
legado, ¿habilita un campo discursivo? ¿Hay discurso foucaultiano?
M.V.: un comentador de Foucault que comenta “La arqueología del saber” dice
que en verdad la intuición de Foucault no fue el discurso, no está ahí Foucault,
él trabajó sobre todo con la cuestión de la rareza y la objetivación, porque él lee
y dice que Foucault es un historiador, el máximo historiador de Occidente.
A.E.: y habría que ver si hay una práctica foucaultiana, si se puede practicar el
“foucaultismo”. O sea, hay discurso psicoanalítico y una práctica psicoanalítica…
Martín K.: ¿no sería una práctica dentro de lo que sería el campo de la historia?
M.V.: cuando me propuse trabajar esto lo hice con este recaudo de trabajar con
enunciados ya hechos, no hay cambio de enunciados. Si bien voy a buscar
fuentes que me sirven a mí, trato de establecer que si suspendo el concepto de
obra, y trato de amplificar un poco más y meter textos que no son considerados
de la obra, ir buscando enunciados… está bien que yo tenía una hipótesis
anterior que es la de Foucault, la de Donzelot, etc., pero primero investigué la
teoría de la degeneración, de ahí venía. Utilicé la hipótesis de Foucault de que
allí estaría el nacimiento del psicoanálisis, y la forma de trabajo es tratar de leer
estos textos, actas, cartas; o tratar de entrecruzar líneas conceptuales que
quizás a veces son tomadas como resabios de Freud, equivocaciones de Freud,
o cosas que no vale tener en cuenta, para hacer con eso un campo que permita
unificar el discurso de otra forma. Y eso sirve –que es ahí donde yo me detengo-
para ver si se puede establecer que eso sea una problematización del discurso
psicoanalítico, pero quizás también sea la posibilidad de definir una ruptura.
Habría que ver si en el kleinismo y en el lacanismo se trata, al ser ésta la
unificación del discurso psicoanalítico, si se trata del mismo discurso, si se trata
de los mismos enunciados o si se trata de otra cosa.
67
M.V.: claro, y le confiere a los enunciados otro valor distinto que el que tenían
bajo la égida de la obra o del autor.
A.E.: hay que ver el estatuto de ese detalle, porque los psicoanalistas vivimos
medio desesperados por encontrar “el” detalle, “la” palabra, “el” lapsus perdido
que nos armaría todo el caso. Pero me parece que el detalle no considerado, a
veces puede ser el texto más repetido, sostenido y al que más apostó un autor.
De este detalle que Mauro tomó como ejemplo de Freud, me parece que no es
una cita a pie de página que Mauro encontró en alemán y que tenía una palabrita
agregada y entonces, etc. Quizás el “detalle” es lo que Freud más dijo todo el
tiempo.
Andrea L.: me parece que lo que planteaba Mauro es que un mismo enunciado
dicho desde otro lugar quiere decir otra cosa completamente distinta. Como tal
vez la transmisión de Freud es en relación a cierto discurso, y sesgarlo desde
otro lugar daría otra manera de entenderlo. Toda esta serie que vos armaste es
en torno a la discusión de lo endógeno y lo exógeno…
M.V.: claro. Y tomé enunciados que ya estaban, no es que trabajé con una
traducción distinta, son los mismos enunciados pero que dicen otra cosa. El
enunciado de la seducción que la madre ejerce sobre el niño como antecedente
de la neurosis, ubicado en esta serie o en esta legalidad, nombra otra cosa en el
sentido de que el sujeto que allí está hablando o de lo que allí se habla es otra
cosa que lo que se dice respecto de la evolución del concepto freudiano de
sexualidad, por ejemplo.
David S.: y en ese sentido no es lo mismo decir que Freud es el padre fundador
de una nueva ciencia a decir que es el continuador de la nueva policía de las
familias…
A.E.: bueno, vamos a dejar aquí. Igualmente la modalidad de este año es que
el profesor invitado participe de todas las reuniones, con lo cual el diálogo con
cada uno de ellos sigue abierto, así que si más adelante aparece algo más para
preguntar, Mauro seguirá aquí para retomar el diálogo.-
68
Clase N° 4
Alfredo Eidelsztein: el título del libro de Remo Bodei que no recordaba ayer era
“Destinos personales”52. Los títulos de este autor son francamente excelentes,
porque condensan realmente todo lo que los libros tratan. No sé si a ustedes les
evoca lo mismo que el autor intenta evocar mediante “destinos personales”, pero
les advierto que el que haya destinos personales, se trata de una modificación
novedosa introducida por el cristianismo. Hasta el cristianismo, el destino era el
destino de todo el pueblo.
Hay otro libro de Bodei que también tiene un título muy interesante y es “El Doctor
Freud y los nervios del alma”53. Ahí tenemos dos cuestiones coyunturales de
nuestra cultura que son el destino y el alma, que por la incidencia del
advenimiento del cristianismo, pasaron a ser individuales. El paso que Bodei dice
que Freud concretó es que al alma –que para Freud ya es individual y
lamentablemente no estudió ese problema, faltó mucho en Freud el estudio de
las religiones comparadas, es el defecto de no haber revisado suficientemente a
la religión judía desde la perspectiva del análisis de la relación de Freud con su
padre- decía que respecto del alma, el movimiento freudiano no solamente
levanta al alma individual sino que la considera regida por nervios. Me da la
impresión de que con “Doctor Freud”, Bodei está queriendo decir algo más, pero
no lo pesco bien, si tuviera que decirles qué me evoca, sería a Frankestein, Dr.
Shekyll y Mr. Hyde, algo así.
52
Bodei, R. Destinos personales. La era de la colonización de las conciencias. Buenos Aires: El cuenco de plata.
2006.
53
Bodei, R. El Doctor Freud y los nervios del alma. Filosofía y sociedad a un siglo del nacimiento del psicoanálisis.
Buenos Aires: Siglo Veintiuno. 2005.
69
Eso es lo mismo que sostiene Jacques-Alain Miller: el goce es Uno, proviene del
cuerpo y provee la unidad. Es una idea de 1750/1780 y es una idea que tiene
destinos y tiene proveniencia, y participa de legalidades como nos enseñó
Mauro. Y Bodei plantea un argumento que sólo lo encontré en él y que es muy
interesante, es el siguiente: si yo me doy la existencia a mí mismo, por “x”
maniobra, por ejemplo, porque pienso; si yo existo, me lo garantizo yo a mí
mismo en la medida en que pienso, ¿estamos de acuerdo? No requiere del Otro.
Otra cosa sería cómo garantizo la coherencia y el funcionamiento del sistema, si
lo hago con Dios, por ejemplo. Pero yo, me garantizo de mí mismo. De hecho,
yo digo que pienso. Descartes no parte de su lógica con la idea de “si otro dice
que yo pienso…”, sino que dice “pienso”, parte de que yo digo, supongo,
pienso… pienso que pienso. Habrá que ver cuál es el verbo que iría ahí: siento
que pienso, pienso que pienso, supongo que pienso. Hay que analizarse un
poco en un verdadero psicoanálisis para darse cuenta de que es muy compleja
la cuestión de quién piensa, cómo se piensa, cuándo es que piensa, cómo se
sabe lo que se piensa, etc., es muy complejo. Continúo con el planteo de Bodei:
el problema es cuando dejo de pensar, así de sencillo. Por ejemplo, cuando
duermo. Cuando duermo ¿no soy? Si soy cuando yo soy capaz de verificar que
pienso, entonces, cuando ya no soy capaz de verificar que pienso, ¿soy? –y no
importa que digan que hay pensamientos oníricos, ¿podrían haber soñado sin
que ustedes sepan que han soñado? Perfectamente. No sé por qué ustedes
aceptan eso, pero lo aceptan. Cuando sueño, entonces, no soy. Mientras
duermo, no soy, porque no puedo garantizar que esté pensando. ¿Cómo
garantizo que soy?
Es la caída del argumento del cogito cartesiano lo que habilita al ser del cuerpo
como sustancia corporal, es de ahí de donde proviene toda esta búsqueda,
hallazgo y sostenimiento –cada vez con más fuerza- del ser del hombre por la
vía del cuerpo. Continúo citando y resumiendo mucho de este libro que es
maravilloso:
“La tesis de la pluralidad de los yoes desempeña un papel decisivo en la crítica del modelo
cartesiano del ego substancial, al que Nietzsche contrapone la actividad anónima del
cogitare. Es el cuerpo el que produce al yo (…) «–tu cuerpo y su gran razón: ésa no dice
yo pero hace yo».”
Eso es Nietzsche. Es fuerte la tesis que sostiene que no es uno que piensa, sino
que “eso se piensa”. Y cuando en una sociedad algo se empieza a pensar, los
54
Bodei, R. Destinos personales. La era de la colonización de las conciencias. Buenos Aires: El cuenco de plata.
2006. p. 104
70
que tienen más disponibilidad a dejarse ser pensados por eso que se piensa,
empiezan a producirse nombre. Bodei es un autor actual, es profesor en
universidades italianas y vive parte de su tiempo en Estados Unidos.
En el “New York Times” de hoy, que viene como suplemento del Clarín, hay una
nota que dice:
Les había dicho que en estas cuatro reuniones pensaba plantear también no sólo
discurso y análisis de discurso, sino también desde qué posicionamiento yo lo
asumía. Se podría decir, por ejemplo, desde la exposición de Mauro, que el
psicoanálisis es un discurso que fundamentalmente tramita el problema de lo
endógeno y lo exógeno, o del problema generacional. También se puede decir
del psicoanálisis que tiene el honor político de haber respondido a cómo
Occidente corre desesperadamente a que la verdad del hombre esté en el
71
cuerpo, con el valor simbólico de lo sexual. Ambas cosas se pueden decir. Con
lo cual, les propongo que no pierdan de vista que más allá de lo que se debería
esperar de nosotros y es que sigamos investigando, preguntando, e
intercambiando entre nosotros y con los de afuera, sobre estos temas, no pierdan
de vista que llega el momento en el que debemos, cada uno, asumir una
posición. “Freud dijo, Lacan dijo, Miller dice…” pongan en la lista a quien ustedes
quieran. Pero más allá de eso, uno tiene que asumir una posición. Lo que estoy
proponiendo desde ayer y que seguiré trabajando hoy es que mi posición, la mía
personal, es que: a) el psicoanálisis no tiene por qué responder por la verdad del
hombre; b) que nosotros, los psicoanalistas, cumplimos una función social que
es responder a demandas por determinados y muy puntuales tipos de
sufrimiento. Respecto de ese sufrimiento, me parece que la respuesta que
demos en torno a cómo lo concebimos y a cómo creemos consecuentemente
que hay que practicar sobre él, arma la posición psicoanalítica. Yo no digo que
el goce no sea lo más importante, o que el goce no sea una energía que salga
de las tripas, no lo sé. Y tampoco sé si no es el cuerpo lo que determina
fundamentalmente a cada uno de nosotros, bajo la forma de pulsión o bajo la
forma del goce del cuerpo. De lo que sí estoy seguro –y es mi posición- es de
que, como psicoanalistas, la respuesta que tenemos que dar a demandas por
sufrimiento por las cuales se nos consulta es que no, que no es por eso. Lo que
digo es: qué decimos como psicoanalistas, qué hace a la posición psicoanalítica.
Y me da la impresión de que la posición psicoanalítica –y en eso coincido con
Foucault respecto a lo que dice del psicoanálisis, él dice que el psicoanálisis
tiene el honor político de haber respondido a la tendencia biopolítica de
Occidente bajo la forma de sostener lo simbólico y la ley. Me parece que el
psicoanálisis efectivamente es eso. Y como psicoanalistas, las personas no nos
vienen a consultar por un problema laboral, o uno social, o porque las ventas
estén flojas. A nosotros nos vienen a consultar –en tanto psicoanalistas- pero a
veces se equivocan y pueden venir a buscar algo así como un “coaching” para
vender más, ahí hay que advertirles que con eso no los podemos ayudar. Ahora,
si ellos creyeran que tienen un problema por el cual creen que tienen culpa
respecto de ese problema, ahí sí podríamos empezar a trabajar. Pero mi
impresión es que la posición psicoanalítica es que la estructura podría ser
definida como simbólico, imaginario y real, pero que ser psicoanalista es hacer
hincapié en lo simbólico. Me parece que el problema es que todo el psicoanálisis
-antes de Lacan- ya padeció de la pasión corporal que termina haciendo sostener
que es genética la determinación sexual. Creo que si hoy Freud estuviese vivo
y leyera el artículo del New York Times, diría “¡siempre lo supe!”. Esto es Freud:
que el sexo viene del cuerpo. Cada semana sale en el diario un mapa del cerebro
con alguna nueva localización de alguna cuestión humana. Tendremos que
discutir también cómo vamos a concebir a lo humano.
Lo que planteo es que, como nosotros nos hemos corrido y hemos dejado ese
campo vacante, ahora lo ha tomado el análisis de discurso. El análisis de
discurso se ha hecho cargo de todas las temáticas que el psicoanálisis –por esta
vertiente pulsional, real y de goce- ha dejado vacante. Uno podría decir, “bueno,
dejá de quejarte y dedicate al análisis de discurso”. El problema es que el
análisis de discurso no es una práctica directa sobre el sufrimiento. Si el sujeto
hablante es una temática que ya es masturbatoria para el psicoanálisis, ya que
para el psicoanalista lacaniano hay que dejar de hablar, hacerse responsable de
su goce y cortar la sesión; el problema es que si es el análisis de discurso el que
se va a hacer cargo de estas temáticas, entonces va a desaparecer la última
chance actual en Occidente de que el sufrimiento reciba un tratamiento de
orientación científica y que no sea biológico. Sólo va a quedar la bruja, el
manosanta, el pastor, el rabino, van a ser los últimos que van a decir “venga,
cuénteme”. En psicoanálisis ya ni diálogo hay, no hay Otro, es el reino del
individualismo. Pero si el ser humano, desde la perspectiva psicoanalítica, es el
reino del individuo, ¿cómo distinguirlo al individuo del interior de su cuerpo?
S1 S2
S1 S2
$ a
$ a
74
Por algún motivo, yo produzco un corte. Por producir un corte, éste será el
anterior al corte, y retroactivamente este se llamará 1, luego veré si
efectivamente este será 1 de éste tomado como 2, si verifiqué una relación
lógica. Si yo opero así, con estos términos, entonces puedo suponer un sujeto.
Luego Lacan da un paso y articula a esta dialéctica el objeto a, que es un paso
más que Lacan da a esta lógica que él ya tenía. Es por eso que sujeto se nos
desplazó, porque en la escritura anterior de Lacan era el sujeto intervalar.
S1 S2
Ahora, en esta otra lógica, el sujeto ya no va más allí. Ahora hace falta que en
ese intervalo escribamos dos cosas, que son de distinta estofa: una es un
supuesto y la otra es un saldo, un resultado de una operatoria, entonces, como
se nos ha duplicado, tenemos que escribir uno a cada lado.
S1
↑ ↓
$
porque no es cierto. Me parece que habría que recuperar que para Lacan esta
barra es una barra resistente, de no paso, no es la barra de continuidad del signo
saussuriano. Esta barra dice que no se puede pasar, eso está en “Instancia de
la letra…”, donde Lacan funda el funcionamiento para el álgebra de sus
matemas, esta barra. Entonces, observen que para nosotros la dimensión de
sujeto no se corresponde con ningún Uno. El psicoanálisis, al correr tan
fuertemente a fundar la subjetividad en la pulsión o el goce, y hacer una apuesta
tan exclusiva a la condición particular –que es inamovible-, tanto ha ido el
psicoanálisis de la época detrás de la condición particular, que creen que es el
aporte de Lacan –a través de la noción sujeto, el sujeto particular- que se ha
vuelto a introducir algo que resulta increíble –a tan poco de la muerte de Lacan-
que es el individuo. Recuerden la cita que les leí ayer del artículo de Vera Gorali
sobre psoriasis donde decía claramente “que el individuo se haga responsable”.
cosa que dijimos contradice a esta otra cosa que dijimos ahora. Y esto mismo
lo podría decir el paciente: “pero esto que dijimos de mi mamá contradice aquello
otro que habíamos dicho sobre ella, ¿cómo puede ser?” Ese “cómo puede ser”,
es la pregunta por el sujeto. ¿Cuál es el asunto que está en juego aquí? ¿Se
dice así, o se dice de aquella otra manera? Para nosotros, esa dimensión se ha
perdido. Pero no se ha perdido porque Miller sea maquiavélico. Hoy hablamos
de Miller porque es el psicoanalista más importante de nuestra época, es el
psicoanalista que está en posición de punta orientando todo el movimiento
psicoanalítico. Ahora, no es por ninguna maldad ni por un cálculo de intereses
políticos y personales de él. Es el movimiento psicoanalítico, que a pesar de
muchos argumentos de Lacan, se orienta siempre –a mi entender- hacia el
mismo lugar. Por eso lamento que Lacan no haya cambiado el nombre al
psicoanálisis. De hecho, Lacan ¿usa el término “psique”? ¿Utiliza el psiquismo?
¿Qué es el “psico”análisis? Hablar de la “psique” de una persona, es una
antigüedad. ¿Por qué seguimos hablando de psicoanálisis? ¡Como si
analizáramos la cabeza de una persona! El problema es que todos los puntos
que son atinentes al inconsciente tal como podría ser el honor político y social
del psicoanálisis, planteándose en oposición a que lo humano cada vez más se
cifre en la genética del cuerpo… si todo Occidente va hacia que lo verdadero de
lo humano está en la genética de su cuerpo, y si el psicoanálisis va en sentido
contrario, es sosteniendo la noción de inconsciente. La noción de inconsciente
como producto de la función de la palabra que solamente adviene en
circunstancias de discurso, ese es un argumento que hemos perdido, ya no es
más nuestro, es de una disciplina que se llama análisis de discurso. El problema
es que nosotros así nos quedamos sin clínica –habrán visto la falta de clínica.
Todos los psicoanalistas dicen respecto de todos los sufrimientos: “que se haga
responsable”. Y nos hemos quedado sin clínica. ¿Qué quiere decir “que se haga
responsable”? Que yo no lo puedo ayudar, se tiene que hacer responsable usted.
La clínica psicoanalítica de la responsabilidad, que es una clínica completamente
superyoica, produce empeoramientos sintomáticos en todos los pacientes –al
menos de los que yo conozco. Tengo muchos pacientes en reanálisis, y todos
han venido empeorados por el tratamiento, porque la dirección de la cura es “que
usted se haga responsable”, pero si es así, yo como psicoanalista ¿qué tengo
para hacer? Nada. Nos hemos quedado sin clínica.
A.E.: pero hoy ya nadie habla de deseo, eso es “del Lacan del Seminario 5…”
Habrán visto que Miller le pone títulos a las clases del Seminario de Lacan, la
mayoría post mortem, y siguiendo la tradición de Lacan, agrupa las clases por
título. El Seminario 16, que ya fue editado por Miller en francés en una edición
muy buena, las clases están todas llamadas por el goce y agrupadas por algo en
76
relación al goce, por ejemplo: la lógica del goce, lo real del goce, etc. Hay 16
clases y están agrupadas por tres tramitaciones del goce. Y les advierto que las
clases ni tratan del goce. Tengo buscadores electrónicos y he rastreado las
veces que Lacan nombra “deseo” en el Seminario 16, son como 40 veces. Y
jamás una clase recibió de Miller un título en relación al deseo. A mí no me
interesa Miller en absoluto, lo que me sorprende es que el Seminario 16 esté
publicado desde hace 2 años y nadie diga nada. Me sorprende que todos los
psicoanalistas antimillerianos de París, que leen a Lacan en francés y que
estuvieron presentes cuando Lacan dictó el Seminario 16, compren ese
seminario y no digaN nada, y estén convencidos de que Lacan ahí habló del
goce. Me parece que es una lucha perdida, ya no se puede rectificar eso, no sé
si no habrá que inventar una práctica nueva. El asunto es quién lo hace, porque
para hacerlo hay que tener una posición, una posición social, política, etc. Pero
me da la impresión de que ya se nota que la clínica psicoanalítica es un terreno
agotado. ¿Cuántos psicoanalistas recomiendan a sus pacientes que consulten
al psiquiatra? Y… si el goce es mucho, todos. Porque “la medicación atempera
el goce y permite seguir trabajando”, dicen. Melanie Klein decía que si había
mucha pulsión de muerte… ya no había nada para hacer.
A.E.: ese es un problema, porque Lacan nunca dijo “pasemos a otra cosa”.
Cambió la significación de todos los conceptos psicoanalíticos, les cambió el
nombre a todos, al final de su obra hasta le cambió el nombre al inconsciente, y
lo llamó “una equivocación” –y no “lo contrario de la conciencia” como
sostenemos nosotros- se animó a cambiarle el nombre al inconsciente, pero no
se animó a cambiarle el nombre a la práctica. En esa claudicación de Lacan,
podríamos pensar por qué toda su obra, orientada hacia el orden simbólico, el
significante, la palabra, hacia el discurso; quedó reducida al “primer Lacan”,
siendo el “último Lacan” lo único que vale. Si el paso de los años asegurara que
las obras mejoran… ¿es así? ¿Es una verdad científica que lo último es mejor
que lo primero? El último libro de Saramago ¿es mejor que el primero y lo deja
fuera de circulación? ¿Alguna vez escucharon un planteo semejante? ¿El último
libro de Borges es mejor que el primero? ¿Se escucha decir semejantes idioteces
respecto de otros autores? No, pero con Lacan sí. ¡Es el único autor que mejora
porque el número de su seminario va aumentando! Es increíble. Y nosotros
estamos creídos de que somos unos tarados porque no entendemos el
77
Seminario 8, por lo tanto, jamás llegaremos a leer el 27, por lo tanto, jamás nos
animaremos a escribir nada, o sea: la inhibición que esa idea produce es total.
Pero ¿será cierto que Lacan va hacia lo real? Por ejemplo: ’68, ’69, ’70, se murió
en el ’80 y desde el ’79 tenía demencia multi-infártica. Si recuerdan el cuadro de
ayer, entre el ‘67 y ’70 campea el concepto de discurso. Discurso, ¿es real? No.
¿Viene del cuerpo? No. ¿Es Uno? No. Miller, ¿usa el concepto de discurso?
No, no se usa el concepto de discurso, salvo cuando se quiere hablar sobre las
Torres Gemelas como hace Eric Laurent. Falta que se diga que a Bin Laden se
de desató el nudo borromeo. Eric Laurent –salió en todos los medios- quiso
explicar el atentado a las Torres Gemelas con el nudo borromeo. Salvo que el
psicoanalista quiera explicar un fenómeno social, si no, no utiliza discurso. Los
lacanianos usan el discurso para explicar la sociedad, pero considerar al
psicoanálisis como discurso no, no se lo utiliza, porque no parece real. Porque
todavía tiene mucho que ver con la palabra hablada en la conversación o con el
texto en contexto. Me parece que ese podría llegar a ser para nosotros un tema
de investigación para este curso.
Ahora sí las citas, retomo las de ayer. Continuamos con el Diccionario de análisis
de discurso.
55
Maingueneau, D. y Charaudeau P. Diccionario de análisis del discurso. Buenos Aires: Amorrortu. p. 216
78
1. _____
2. _____
α 3. _____
4. _____
5. _____
6. _____
7. ………
La intención de decir.
“… Sin contar con que a veces el lenguaje nos hace decir lo que no queremos decir58,
“…porque uno habla y es hablado –aprisionado- por una red de significados lingüísticos,
de textos previos, de intenciones previas ajenas adheridas a las palabras propias.”59
No consigo un solo psicoanalista que pueda decir las cosas así. Cuando dice
“aprisionado”, ¿no es el “asujetado” de Lacan? Lo que pasa es que los
lacanianos lo han reprimido y en su lugar han puesto la responsabilidad
subjetiva. Continúo citando:
“Se puede considerar por lo tanto que o bien la conjunción’ y’ es ambigua, o bien que
los significados de las palabras son, en general, vagos, y dependen de su colocación en
la frase.”60
56
Reyes, G. La pragmática lingüística en el estudio del uso del lenguaje. Ed. Montesinos. p. 60
57
Ibid.
58
Ibid.
59
Ibid.
60
Ibid. p. 69
80
puede variar según las sociedades. Lo que subyace a estos problemas es nuestra noción
de sujeto hablante:…”61
se refiere al sujeto “ideal”, al sujeto hablante. “¿Por qué se habrá dicho eso?”,
“No sé”, “Pero por algo se dijo. Trabajemos para establecer por qué se dijo eso
que se dijo”, “Bueno, se dijo por cualquier cosa…”, “Pero nadie dijo que no frente
a eso”. Si en la familia se decidió echar a esa hija, nadie dijo “no, no la echemos”,
entonces “echémosla”, aunque nadie lo dijo, fue aceptado por todos, pero ¿por
qué se dijo? La racionalidad se busca en por qué fue dicho lo que se dijo, aunque
no haya sido dicho, pero porque fundamentalmente produjo actos y nadie los
contrarió.
“Ya no te quiero, es cierto, pero tal vez te quiero afirma el hablante del poema de Neruda.
La contradicción es patente: es cierto que no te quiero, pero tal vez te quiero. Si es cierta
una cosa, no puede ser cierta la contraria ni la posibilidad de la contraria. Pero no
percibimos ese enunciado, ni en un poema ni fuera de un poema, como un sinsentido, a
causa de su realismo psicológico: el individuo que quiere es presentado no como una
entidad monolítica e invariable, sino como un ser en el tiempo, variable en su
continuidad, ambivalente.63
“Por polifonía (…) suele entenderse la pluralidad de voces (no siempre armoniosas) que
se perciben en un enunciado. (…) La conciencia es plural, intersubjetiva, polifónica.”64
“El cartero no quiso decir ‘correo basura’, solamente lo dijo. Por supuesto usar el
lenguaje significa entre otras cosas usar las palabras de los otros, con sentidos o
connotaciones que a veces no queremos decir, pero que, como el cartero, decimos. No se
sabe de la existencia de ningún hablante unitario, absolutamente responsable de cada
fono que emite.65
ah, pero los pacientes de los lacanianos, sí. Pero Reyes está haciendo
referencia a un universal, no se sabe de la existencia de ningún hablante
responsable.
61
Ibid. p. 84
62
Ibid.
63
Ibid.
64
Ibid. p. 85
65
Ibid.
81
“Aproximarse al discurso como objeto supone postular un sujeto productor y una relación
dialógica locutor-interlocutor (autor-lector, etc.).
Lingüísticamente, la noción de sujeto es necesaria para dar cuenta de la transformación
de la lengua en discurso. El sujeto del discurso es así un presupuesto de la teoría
lingüística.67
66
Ibid.
67
Lozano J. y col. Análisis del discurso. Hacia una semiótica de la interacción textual. Capítulo III. Ed. Cátedra
(2004) P. 89
68
Ibid.
82
a un paciente “¿Y quién lo dice?”? Cuando un paciente dice “Soy una tarada,
una mierda, una estúpida”, ¿tiene que hacerse responsable y pagar caro la
sesión para que deje de quejarse? Como si la persona no hubiera verificado ya
que con el correr del tiempo cada vez le sale más caro quejarse…
Ahora, hay también sujeto –es el Jakobson de Lacan- hay sujeto también como
producto del texto, con lo cual podría ser que uno le pudiera preguntar “Pero
¿quién dice que sos una tarada?”, “Yo”, “Sí, ya escuché que vos decís que sos
una tarada, pero ¿no será que alguien más lo dice?”. ¿Nunca probaron esa
interpretación, maravillosa, que da resultados? “Ah, ahora que lo decís, sí, mi
mamá me dice todo el tiempo que soy una tarada, me dice ‘callate, vos, tarada’”.
Pero el lacaniano ahí dice “no importa que la madre se lo diga, ahora se lo dice
ella a sí misma y se tiene que hacer responsable de lo que dice”, por eso ni lo
preguntan, porque la única clínica que practican es la de que el individuo se haga
responsable y frente a eso es indiferente que se lo diga la madre. Se pierde toda
dimensión del Otro, porque sostienen que no hay Otro. “De la inexistencia del
Otro y sus comités de ética” es un curso de Jacques-Alain Miller dado
conjuntamente con Eric Laurent, muy, muy popular. En psicoanálisis se sostiene
que no hay Otro, por eso el psicoanalista se tiene que quedar callado, para no
dar consistencia a la estúpida imaginación neurótica de que haya Otro. Son
puros individuos que son instancias padecientes del goce corporal y que algo
tienen que hacer con el goce corporal para que eso no duela tanto, pero que
igual va a doler por el malestar en la cultura. Igual va a doler, pero no tanto –el
exceso de goce.
“Lo que aquí nos interesa es el discurso y su sujeto, un sujeto que sólo podemos conocer
por su discurso. De una parte, por cómo se presenta a sí mismo –representación a
menudo falaz, advierten Greimas y Courtés (1979)- y, de otra, como el responsable de
conjunto de operaciones puestas en marcha a lo largo del texto.”69
“Este principio representante, cuya imagen reconstruimos al final del recorrido textual,
es el sujeto de la enunciación que, en términos teóricos y metodológicos, no se confunde
con el sujeto empírico (emisor, autor…) que efectivamente haya producido el texto.70
De hecho, Miller, en su libro “Lo real y el sentido”71, dice que para Lacan la
esencia del goce es el autismo. Para el psicoanálisis lacaniano, el goce es
masturbatorio. ¿Cómo podría ser que no fuera masturbatorio si no hay Otro? Si
no hay Otro, no queda otra alternativa más que la masturbación. Les advierto
que el “no hay relación sexual” de Lacan, no es que no haya partenaire, sino que
no hay tercero que permita armar una lógica de cuándo hay hombre ni cuándo
hay mujer. O sea: ni el hijo, ni el matrimonio, ni la iglesia, ni el objeto a que cada
uno encuentra en el partenaire –según Lacan- permite establecer un tercero que
arme la relación/proporción que diga qué es un hombre o qué es una mujer. Pero
los lacanianos han convertido el “no hay relación sexual” en que cuando uno
tiene una relación sexual con alguien, en realidad se está masturbando. Y para
eso aprovechan la idea de “no sé del goce del Otro, sólo existe mi goce”, que es
la mentira más garrafal. ¿Cómo pueden los psicoanalistas decir que no hay goce
del Otro incidiendo en mi goce cuando un hombre, con un buen desempeño
sexual, puede concluir que todo fue una porquería porque ella estuvo con cara
71
Miller, J.-A. Lo real y el sentido. Colección Diva. (1990). p. 80
84
de no haber gozado? Hay hombres que tienen la vida sexual arruinada porque
tras un desempeño ejemplar, ella no obstante refiere no haber gozado. Los
psicoanalistas tenemos un profundo desconocimiento de lo humano, actuamos
como marcianos, porque desconocemos las cosas más elementales y son otros
los que se están haciendo cargo de ellas.
“El enunciador es, como hemos apuntado, lógicamente diferenciable del emisor, en
cuanto éste es una realidad empírica y aquél una construcción textual, autor lógico y
responsable del texto pero también construido por él.72
¿Entienden lo que quiere decir con “responsable del texto pero también
construido por él”? Si su madre siempre dijo que si “a” entonces “b”; ¿por qué si
pasó “a” ella no hizo “b”? ¿Ven cómo usamos la responsabilidad? Primero,
“madre” no es su mamá, es “si su madre siempre dijo”, o sea, lo armamos por
los textos, ¿cuáles textos? Lo que Ud. me contó para que yo tuviera en cuenta,
ya que yo no la conozco a la señora. Pero si me lo contó es para que lo tuviera
en cuenta, ¿o no? Si su mamá decía que si su papá la engañaba ella lo dejaba,
¿por qué cuando se enteró de que tenía una amante no lo dejó? ¿Por qué no
hizo lo que dijo que haría? Si la paciente me dijese “No sé, ¿le pregunto a mi
mamá?”. ¿Qué dirían? Que no hace falta, pero ¿alguna vez habló con su madre
de esto? Si nunca habló, tal vez convenga que hable, tal vez esté bueno que
hable con la madre, pero igualmente lo tenemos que resolver nosotros, porque
este problema surge en este discurso. ¿Qué le podría decir la mamá? “Nena,
72
Ibid. p. 113
85
yo nunca dije eso”, “Sí lo dijiste”, “Bueno, lo habré dicho… enojada. ¿Estás
segura que lo dije?”. De hecho, ¿estamos seguros de que lo dijo? ¿Hace falta?
No hace falta, porque tiene lógica discursiva. Y la pregunta que estamos
planteando… porque la madre podría decir “Ay, nena, yo tenía 30 años cuando
lo dije, ahora tengo 60, si me separo del imbécil de tu padre, no tengo jubilación,
¿de qué vivo?”. O sea, cómo le vas a venir a preguntar a ésta si fue aquella la
que lo dijo… aquella ¿cuál? La de discurso. No es que se desvanece el problema
de por qué no hizo lo que dijo, es que el sujeto es de discurso.
¡Miren desde cuándo se sabe que no se puede confundir que quien habla se
tenga que hacer responsable por el contenido de lo que dice! Hace rato ya que
en Occidente se sabe que eso es un desaguisado para el análisis e interpretación
de textos. ¿Qué interpretamos nosotros? Textos. Pues para el análisis de textos
hace rato que se sabe que no se puede hacer responsable a quien habla del
contenido de lo que dice. Si no estamos de acuerdo, al menos tendríamos que
discutirlo.
“Greimas y Eco (1979), desde posiciones diferentes, los diferencian de los sujetos
textuales (enunciador/enunciatario como representantes del sujeto textual o de la
enunciación para Greimas. Autor y Lector Modelo como estrategias textuales para Eco).
En cuanto al enunciador, se ha señalado la necesidad ya apuntada de no confundirlo con
el /yo/ sujeto del enunciado, con el que ocasionalmente se superpone, /yo/ que de hecho
recubre entidades diferentes.”74
El /yo/ puesto entre barras se refiere al deíctico. ¿Ellos tienen que decirnos a
nosotros que /yo/ encubre instancias psíquicas diferentes? ¿Cómo podemos
decir nosotros –si trabajamos con el concepto de instancias- que el sujeto tenga
que hacerse responsable? ¡Ni Freud podría haber dicho eso! Hizo falta el colmo
producido por el movimiento lacaniano –del cual les traje citas por doquier- que
hasta casos de depresión crónica lo tratan con responsabilidad subjetiva.
¿Recuerdan el artículo de Eric Berenger sobre depresión crónica? El título era
“Yo, ¿responsable de mi queja?”. ¿No es muy fuerte? Así nos presentamos
nosotros en sociedad, y Jorge Lozano, Graciela Reyes y otros, leen ese artículo
de Berenger –que es un capo- y ¿qué pueden pensar? ¡Que nos quedamos en
1904! Que todavía no distinguimos entre el sujeto del texto y el sujeto enunciador
del texto, porque creemos que tiene que ver con el yo. Los psicoanalistas
suponen que donde está la partícula /yo/ está el sujeto. Entonces, todo lo que
dijo Lacan es para tirar a la basura, ya que sujeto en lacanés es el nuevo nombre
del yo.
No sé si han recorrido ida y vuelta varios seminarios de Lacan. ¿No les resulta
el colmo del malentendido, que en el lacanismo se haya llegado al punto de hacer
una práctica cuyo único eje sea que el sujeto coincida con el yo? Por eso los
73
Ibid. p. 114
74
Ibid.
86
psicoanalistas lacanianos intervienen mucho con el “pero Ud. lo dijo”. ¿Es cierto
que lo haya dicho? ¿No se podría probar con un “¿y quién lo dice?”? Me refiero
a la validez, no me refiero a quién se lo dijo, me refiero a otro tipo de
intervenciones analíticas, a las que tienen más que ver con el marco del
fantasma. “Herr Doctor, si eso no funciona, me suicido”, y se suicidó el turco del
que hablaba Freud. ¿Por qué se suicidó? Se suicidó porque no tenía erecciones.
¡Y Freud diciendo “Ud. vió cómo son los turcos”! Si fuese así, ¡no habría turcos!
Porque los hombres muchas veces no tenemos erecciones.
A.E.: ahí está. ¿Será que la legalidad del discurso psicoanalítico implicaba que
Lacan fuese torcido hacia donde se torció y que Miller sea necesariamente el
quien diga la verdad del lacanismo? Ahí está, ahí ya ganamos algo, que es otra
forma de pensar, y es salir de la crítica a las personas, o sea, no tiene nada que
ver si era o no era el yerno, si es francés o judío, no importa eso. Yo creo que
efectivamente se trata del problema de la estructura interna del psicoanálisis
como discurso, que habilitó a que ahora, tras 100 años, nos quedáramos sin
clínica.
87
Haydee Montesano: mi idea para esta clase es la de compartir con ustedes una
articulación de un texto de Giorgio Agamben que pertenece al libro “El tiempo
que resta. Comentario a la Carta a los Romanos”. En principio, para que se
entiendan las razones por las cuales me pareció pertinente proponer este recorte
del libro de Agamben -que además se trata de un autor que es del campo de la
filosofía política- les propongo tomar en cuenta que los desarrollos de Agamben
se abren desde una perspectiva discursiva, que en rasgos generales podemos
decir que se relacionan con los aspectos interrogados en este curso.
Como primera cuestión creo que no es menor plantear que Giorgio Agamben, en
su condición de filósofo, tiene una propuesta respecto de la consideración de la
subjetividad que creo que es de gran interés, al menos para poner en discusión,
o en acuerdos o desacuerdos, su planteo, su definición de la ética, como para
dar una noción -si bien abarcativa pero bastante clara. Para él la ética es aquello
que sólo es posible porque en lo humano, en el hombre, no habría ningún destino
a cumplir: ni biológico, ni social, ni histórico. Estamos entonces en una
concepción de lo humano que se resistiría en alguna medida a ser definido, no
podríamos ubicar, aun en la tensión en que Agamben suele trabajar en distintos
textos, entre viviente y hablante, algo que pueda ser considerado como una
definición que estabilice qué es lo humano, qué es el hombre. A partir de eso,
quisiera llevarlos a poder ubicar en qué punto del recorrido aparece para mí este
texto de Agamben.
Por otro lado, creo también que es de interés señalar que trabajar con un autor
ajeno al campo del psicoanálisis –si bien Agamben tiene su perspectiva respecto
del psicoanálisis, no es porque lo desarrolle en extenso o en muchos libros, pero
las pocas menciones que ubican algún comentario sobre el psicoanálisis nos
permite pensar que tiene una lectura y recorrido sobre Freud y Lacan que le
permiten una posición crítica muy pertinente- para que tengan alguna idea, para
Agamben la posibilidad de que el psicoanálisis no se convierta en una psicología
es por la maniobra lacaniana de instrumentar el lenguaje. Esto lo menciona en
“Infancia e historia”. También en ese texto hay una lectura de Agamben sobre
el inconsciente, que lo propone como un síntoma de la modernidad, en el sentido
de que no hay discurso moderno que pueda dar cuenta de la experiencia en el
hombre. Esta idea de la experiencia como expropiada al hombre moderno a
89
Volviendo al marco que también quiero plantear para hoy, además de ese
objetivo a largo plazo que les decía, me interesaba situar dos nociones como
para poder darle marco al texto que vamos a trabajar hoy. Una sería, casi
retomando una idea que se ha ido construyendo en los distintos cursos que ha
dado Alfredo, que sería plantear que la posibilidad de operar discursivamente
permite hacer caer la idea de aparato psíquico, como cuestión epistémica. ¿En
qué sentido? En que el aparato psíquico pareciera que inevitablemente nos lleva
a un registro de la subjetividad que sólo pasa a ser pensable bajo la condición
de individuo, y además con un criterio de localización espacial al interior, en una
interioridad. Mientras que la posibilidad de lo discursivo, claramente nos permite
pensar la noción de lazo, la noción de relación, cierto orden de red, donde queda
desdibujada la condición del Uno del individuo, y en todo caso sabemos que es
posible entramar, ya sea lo transgeneracional, las distintas posibilidades de lo
discursivo; además la espacialidad topográfica queda cuestionada en la idea de
“lugar”, pero en tanto lugar ligado al discurso. Sería entonces esa una de las
ideas, y por otra parte, como el otro punto de contexto, serían dos frases que
están presentes en la primera clase del Seminario 16, “De un Otro al otro”. Sería
interesante ubicar que cuando Miller establece el texto de la edición en francés,
además de llamar a esta primera clase como “Introducción”, cosa que a mí no
me genera desacuerdo porque es una clase en la que parece estar altamente
condensado lo que después se va a ir desplegando, y parece que allí hay
ubicados muchos temas que luego se retoman en las otras clases; pero Miller
escoge un título y es: “La esencia de la teoría psicoanalítica es la de ser un
discurso sin palabras”. Esa frase queda puesta allí como titulando esa primera
clase o Introducción, y me interesa, la había ubicado aún antes de ver el
Seminario en francés, porque me había resaltado respecto de otra construcción
que va a aparecer unos párrafos más adelante, no sé si recuerdan ese momento
en que Lacan hace alusión a los rollos del Mar Muerto y al pote de mostaza en
el que vuelve a traer este punto crucial que tiene que ver con el significante y no
con los significados, y en ese párrafo termina concluyendo sobre la importancia
del significante y dice:
90
“El hecho que sea en potes que hayamos encontrado los manuscritos del Mar Muerto,
está hecho para hacernos sentir que no es el significado lo que está en el interior, es muy
precisamente el significante y que es a él a lo que debemos atender cuando se trata de
aquello que nos importa, a saber: la relación del discurso y la palabra en la eficiencia
analítica”.
Y me parece importante poner en tensión estas frases. No quisiera suponer -
más allá de que tal vez la mala intención me podría llevar a hacerlo- que se
podría hacer una lectura tan mezquina de “discurso sin palabras” aludiendo a un
problema de silencio, de contraponer o de interpretar allí una posición silenciosa
por parte del analista. Entiendo que ya con pasar al Seminario 17 donde la frase
vuelve a quedar retomada en la primera clase por Lacan, donde hay una
explicitación o al menos un avance sobre lo que significa empezar a pesar la
función misma del discurso, y en esa construcción de relaciones estables, que
hacen a la condición de lo discursivo, él comenta que en alguna medida la
palabra tendría cierta modalidad de lo ocasional. Entonces, frente a las
relaciones estables y a la palabra pensada en términos de lo ocasional, es allí
donde él pareciera que acentuara esta condición de lo esencial en la teoría
psicoanalítica como un discurso sin palabras.
Ahora, me parece que en algún punto esa frase tiene que quedar tomada
respecto de la otra, de la relación entre el discurso y la palabra, atendiendo a la
condición, al valor del trabajo con el significante. Como si dijéramos algo tan
básico como que trabajamos en un punto donde habrá palabras y haremos algo
con ellas, y en este sentido es que me pareció que este libro de Agamben, que
les cuento que lo empecé a trabajar hace unos cuantos meses, ni siquiera con
la idea de ubicarlo dentro de este campo de investigación, es cierto que muchas
veces uno lee bajo ciertas condiciones, con preguntas que están allí y algún buen
texto puede empezar a responderlas; pero me parecía que el trabajo con este
texto tiene algunas posibilidades ventajosas.
Primero, que como él va a trabajar con palabras, pareciera que podemos ver en
cierta forma, cierto acto, cierta posibilidad de ubicar cómo es posible relacionar
palabra y discurso. Y por otra parte, porque más allá de estas relaciones
estables con las que Lacan va a hacer su construcción de los cuatro discursos,
hay también ciertas categorías lógicas que trabaja Agamben, que me parece que
nos permiten ubicar aquello que más allá de enunciados fehacientemente
pronunciados, nos permiten ubicar ese “tener lugar”, ese “estar allí”, más en
condición de categorías que hacen a lo discursivo.
Para empezar a trabajar con el libro, creo que es importante ubicarlos respecto
de qué se trata. Es un trabajo que hace Agamben con la Carta de San Pablo a
los Romanos. Y lo hace con un fin que él plantea muy claramente y es recuperar
de los textos de Pablo el “evento mesiánico”. Evento mesiánico, que trae a
cuento el problema del tiempo, del tiempo mesiánico. Y que les aclaro que para
acomodar el problema del Mesías, no me resultó fácil, no me sigue resultando
muy sencillo, e hice un trabajo minucioso para poder ubicar claramente cuál es
el trabajo que hace Agamben con esto. Rápidamente uno advierte que no es un
trabajo religioso o de lectura de lo religioso en el sentido teológico, sino más
91
Algo que me generó cierta interrogación al ver el peso que los textos de Pablo
parecieran tener sobre las construcciones en la cultura, me remití un poco a
aquel otro trabajo sobre el autor que presenté en un curso anterior, y es esa
distinción que hace Foucault sobre los fundadores de discurso –entre los que
ubica a Marx y a Freud- y que excluye especialmente a los textos religiosos
canónicos. Y pensé que en ese sentido, Pablo es un autor raro, porque si bien
uno diría que está en relación a esta condición de texto canónico religioso, sin
embargo, en lo que va a hacer hincapié Agamben es en que él no coincide en
suponer que Pablo sea fundador de una nueva religión, sino que en todo caso
la operación de la sinagoga y de la iglesia católica ha sido dejar por fuera o tapar
lo que realmente está en juego en los textos de Pablo y que es el evento
mesiánico. En ese sentido, me abría una duda respecto de esta condición de si
funcionaría o no como un fundador de discurso, viendo todas estas condiciones
no claramente explicitadas pero que funcionan como influencia fuerte en otros
autores.
a la lógica de la operación del tiempo mesiánico, y para que nos quede claro de
entrada, es indispensable el despliegue de todo el texto paulino, para luego ir a
recuperar en la operación de estos diez términos toda una lógica que queda en
tensión con el texto total. O sea, no es una extracción de diez palabras, sino que
alude a lo que esas diez palabras recapitulan de la lógica general de todo el
texto.
Les comento que no me voy a detener en cada una de las diez palabras, no estoy
en condiciones de hacerlo, y se nos escaparía la posibilidad de generar un
trabajo de interés específico para nosotros, pero que en algunas circunstancias
voy a tener que referirme a alguna de ellas que no son puntualmente las que voy
a trabajar, pero que si no procedemos así, no permiten ubicar la lógica para llegar
a determinadas categorías discursivas que me interesa que veamos.
Hay una cuestión en relación a una afirmación tajante que hace Agamben en esa
primera jornada, porque ubica el problema de los nombres propios, respecto al
nombre propio de Pablo, y también de Jesús como Cristo-Jesús. Les confieso
que hasta ese momento yo pensaba que Cristo-Jesús era nombre propio, pero
el único nombre propio en juego es Jesús, ya que Cristo es la traducción griega
del término Mesías, tomado del hebreo. Y Agamben dice que a partir del tiempo
mesiánico, ningún nombre propio es nombre propio, el tiempo mesiánico separa
al portador de su nombre, todos tendríamos que replantearnos algo así como
que el nombre propio no es ese que recibimos al nacer, se torna un
sobrenombre. No nos detendremos en eso puntualmente, sólo menciono que
cierta lógica de “separación” que rompe la idea de lo “propio”, será retomada más
adelante.
Lo que ahora nos interesa es leer cómo Agamben va a ir rastreando que ese
“como no”, al quedar ligado a otro término que está en las Cartas de Pablo y que
es cierta condición de nulificación, quiere decir que los que lloran “como no
llorando”, si se lo toma con un registro de lo mesiánico, en tanto fin de los
tiempos, en cuanto llega el Mesías y se terminan los tiempos, o sea, el evento
escatológico, del final, esto empieza a tomar otra orientación, otro criterio. ¿Por
qué? Porque en realidad lo que produce es casi un vaciamiento de cualquier
sentido posible de cierto hacer mundano, queda nulificado respecto de ese punto
final. Aún digo, más allá de la expectativa que pudiera representar en alguna
medida esta condición del final de los tiempos como una vida mejor. Pero lo que
vamos a ubicar ahora es cómo empieza a trabajar esto más del lado de instalarse
94
“La filosofía, que sólo podría justificarse por la desesperación, sería la tentativa de
considerar todas las cosas como si se presentaran a sí mismas desde el punto de vista de
la redención.”
O sea, hay una utilización del “como si” ligado al problema de esta idea de
justificarse la filosofía en el orden de cierta desesperación, pero que plantea
desde Adorno, una consideración del fracaso que la filosofía ha tenido respecto
de esta posibilidad de lograr un cierto fin. Ahora, toda esta modalidad en Adorno,
donde hay una construcción de lo que no alcanza a cubrir o cumplir con su fin,
empieza a situar algo del orden de lo que sería irreparable. Y aquí aparece una
categoría en lo discursivo, señalada por Agamben, que es cierta maniobra o
manejo de un tiempo, un modo del tiempo verbal, digo, porque estaría en relación
a cierta construcción de la temporalidad de los verbos- pero que toma como
modo el impotencial. ¿Por qué “impotencial”? Porque deja de tener potencia a
futuro y algo queda tomado, dicho, conjugado en un modo de lo que instala lo
irreparable. Lo que no pudiendo cumplir con su fin, con su finalidad, queda
puesto, como incrustado en una condición de irreparable.
Ahora, según Agamben, toda la filosofía de Adorno queda ubicada en esta forma,
en esta manera discursiva de lo impotencial. Esto lo lleva a Agamben a ubicar
una noción vinculada a la contingencia, porque el fracaso en juego está
planteado como contingente, en este fracaso de la filosofía en su finalidad se
piensa en un hecho contingente. Algo que no necesariamente tenía que
acontecer y al acontecer parece determinar que ya no hay posibilidad de cumplir
con un fin. Esto lo lleva a Agamben a proponer que en estas posiciones, en
estos movimientos que han llevado del “como no” paulino, a esa construcción
95
del “como si” tomado en una modalidad que empieza a corresponderse con cierto
peso del nihilismo, que instala la idea de lo irreparable accionado por lo
contingente, justifica para Agamben proponer la puesta en relación de la
categoría de la “exigencia”. Y dice que a las categorías habituales que son: la
posibilidad, la imposibilidad, la necesidad y la contingencia, habría que
acompañarlas con una categoría filosófica que en general está olvidada y que
es la exigencia.
Posibilidad / Imposibilidad
Necesidad / Contingencia
Exigencia → lo inolvidable
“Todo existente exige su propia posibilidad. Exige llegar a ser posible. La exigencia es
una relación entre lo que es o ha sido y su posibilidad.”
“Existen una fuerza y una operación del olvido que no pueden ser medidas en términos
de memoria conciente ni acumuladas como saber, pero cuya insistencia determina el
rango de todo saber y de todo conocimiento. Lo que exige lo perdido no es el ser
recordado o conmemorado sino el permanecer en nosotros y con nosotros en cuanto
olvidado, en cuanto perdido y únicamente por ello como inolvidable.”
Ahora, para Agamben esta condición de lo inolvidable es lo que hace posible que
una tradición sea transmisible y que la historia sea historizable. Porque empieza
a comprometer algo que se va a situar respecto de lo que es posible o imposible.
Aquí se remite a Freud, y dice que si la operación que hacemos con aquello que
96
se exige como inolvidable es la del rechazo, dice que aparece como un Golem
silencioso que va a traer un efecto perverso o maligno, como para ser gráfico; y
que lo remite no solo a lo colectivo, a lo social, sino también como cuestión de
lo particular. Y él acá toma de Freud lo que Freud llamaba el retorno de lo
rechazado. Utiliza el término “rechazado”, es decir, el retorno de lo imposible
como tal. Pero ¿a qué se refiere? A que si lo que opera allí con esto que exige
ser inolvidable es el rechazo, lo que va a constituirse es en el punto de lo
imposible. Y en este sentido, me parece que empieza a introducirse el problema
de la temporalidad, de cierto registro de la temporalidad en lo discursivo, pero no
de un tiempo que funcione como una linealidad de lo que es pasado-presente-
futuro, sino que se empieza a ubicar algo que tiene vigencia en relación a otras
operaciones lógicas, y dejamos un poco el problema del tiempo para poder
articular otras categorías para llegar a plantearlo y retomar esto.
Estaríamos partiendo de una primera división que opera la ley, la ley primera,
que es la que parte al conjunto de los hombres bajo la condición de Pueblo
Elegido, entre judíos y no judíos o gentiles. Cualquiera de estas dos partes es
un subconjunto de un total posible que serían los hombres. Y a su vez, cada uno
de ellos tiene un cierto registro de totalidad. Ahora, a partir de lo que para Pablo
funciona como la ley mesiánica, ley que divide la operación de la ley primera, ya
la condición de judío o no judío empieza a desestabilizarse, porque aparece otra
división, que es la de: según la carne o según el espíritu (o soplo), que ubicaría
la condición de lo manifiesto (carne) y de lo no manifiesto (espíritu o soplo).
Insisto, es a partir de la ley mesiánica que Pablo introduce este problema que
opera respecto de la primera gran división de la ley. Pasa lo mismo con los no
judíos: podrían ser según la carne o según el espíritu. Esta operación de división,
la señala Agamben no como siendo una división que tiene un objeto sino que la
división recae sobre la división misma. Que la división paulina lo que hace es
dividir la división, establecer un corte allí. ¿Por qué? Porque dice Agamben que
97
hay, por ejemplo en Nicolás de Cusa, una construcción lógica basada en los
textos de Pablo, que es cuando él trabaja el tema de la identidad tomando A y
no A, dice que puede aplicar una modalidad lógica que Agamben ubica como
intuitiva, que trae una tercera posibilidad: tenemos “A”, tenemos “no A”, y
podemos tener “no no A”, que es una doble negación que no estaría anulándose
y reenviando esta A a ser aquella primera, se entiende que es una tercera
modalidad que instrumenta una condición en la que ya “no no A” no se
corresponde con ninguna de las otras dos. Agamben dice que esa es, en todo
caso, la operación de Pablo, que ya acá en judíos y no judíos, aparece el “no no
judíos” en referencia entonces a esta otra partición que divide a la primera gran
división. Es lo que para Agamben permite trabajar la idea y el registro de un
resto. Dice Agamben que de esta manera lo que introduce la división en la
división es la noción de un resto que claramente no es numérico, no es
sustancial, pero que en todo caso lo que hace es operar con la imposibilidad de
que el pueblo judío o cualquier pueblo –no judío- ya no va a poder coincidir
consigo mismo. Porque en esta inclusión, en esta introducción de un resto, ya
nada podría coincidir consigo mismo. Entiendo que en alguna medida es otra
manera, otro lugar donde se va maniobrando, donde se puede ir manifestando
esta idea que ya introducía con el “como no”, aquello que pone en tensión a algo
consigo mismo en el punto de romper cualquier registro de lo que sería en sí
mismo.
Judíos No judíos
No no judíos No no judíos
Resto
“Blanchot ha escrito en cierta ocasión que el hombre es el indestructible que puede ser
infinitamente destruido. Reflexionen en la estructura paradójica e implícita en esta
formulación, si el hombre es el indestructible que puede ser infinitamente destruido, ello
significa que no existe una esencia humana que pueda destruirse o volver a encontrarse,
sino que el hombre es un ser que tiene una carencia infinita en sí mismo, que está siempre
dividido en sí mismo. Pero si el hombre es lo que puede ser infinitamente destruido, eso
significa también que queda siempre algo en esa destrucción, y más allá de ella, que el
hombre es ese resto.”
pasado futuro
| | | fin de los tiempos
presente
Ahora, para Agamben, lo que se puede leer respecto del tiempo mesiánico según
lo plantea Pablo, queda más en relación al registro de un resto. Porque no sería
posible pensar la condición del tiempo calculando al Mesías que va a venir, o
como dice un autor, es tan complejo vivir con el Mesías por venir como
cargándolo en las espaldas porque ya vino; pareciera que el registro del tiempo
mesiánico que intenta rescatar Agamben de los textos de Pablo, es el de un
registro del tiempo dentro del tiempo, que es el tiempo mesiánico. ¿Cómo llega
a ubicar esto?
99
Entonces, bajo esta condición –decía Guillaume- esto no funciona para entender
cómo se construye la temporalidad, claramente en relación al campo subjetivo,
porque esta representación espacial nada dice de la posibilidad de la inclusión
subjetiva respecto de una temporalidad. Entonces Guillaume introduce una
noción que es la de tiempo operativo de la lengua. Dice que el tiempo operativo
es aquél que necesariamente transcurre desde que algo del orden de lo que
puede ser pensado pasa a quedar en la instancia de lo hablado, de la lengua, y
de la construcción del tiempo verbal como representación. Arma lo que
Agamben dice que es algo así como una posibilidad de generar algo
tridimensional respecto de esta linealidad del tiempo, y tal vez la definición
escueta de tiempo operativo sea: el tiempo que la mente emplea para realizar
una imagen-tiempo que es la ubicación espacial de esa representación temporal
(pasado-presente-futuro). Dice entonces que esa construcción, ese tiempo
operativo, permite ubicar lo que sería una cronogénesis, que es un proceso
donde se puede advertir la formación de la representación del tiempo, que por
más breve que sea, tampoco siquiera se trata de medirla en cuanto segundos o
fracciones de segundo; sino en que esto va a traer un registro de lo que no es
una coincidencia, lo que trae cierta incongruencia, discontinuidad, un punto
donde esta linealidad del tiempo como representación no es suficiente, y
entiendo yo que no es suficiente tampoco para pensar cierto orden de lo subjetivo
allí.
Lo que les planteaba era que este registro del tiempo mesiánico, que en definitiva
todo este desarrollo que hace Agamben respecto de la teoría de la enunciación
y la inclusión de este tiempo operativo para mostrar lo discontinuo, lo
incongruente, el punto de incongruencia que no es ajeno a la constitución de la
subjetividad; involucran un tiempo dentro del tiempo que funcionaría al modo de
lo que luego él diferencia como el cronos y el kairós. Cronos como lo cronológico,
ese tiempo que tiene una posibilidad de medición, es el tiempo de los relojes, de
ese modo lo enuncia Heidegger; y el kairós, que si bien Agamben se resiste a
banalizarlo traduciéndolo como “ocasión”, dice que traducirlo como ocasión sería
banalizarlo, pero me parece que al menos nos empieza a orientar. Porque, el
registro del kairós que se ubica en el cronos, en lo cronológico, alude y se
relaciona con lo que habíamos visto sobre la vocación o llamada que promueve
un “ahora”, o un momento que no puede ser mensurable, sin embargo, no está
por fuera de cualquier registro del tiempo, no es otro tiempo, es un tiempo que
funciona tal vez con esta misma idea de lo que veíamos como la división que
divide, lo que permite introducir siempre este registro de resto. Que en algún
punto es también lo que funciona respecto de la subjetividad, en ese sentido. Si
bien pareciera que algo en este registro de la temporalidad ligada al “ahora”,
hace posible pensar cierto registro subjetivo en la producción de ese kairós.
Yo les decía que todo aquel trabajo con la idea de lo que exige como inolvidable,
en referencia a lo que puede ser entendido también como lo irreparable, me
parece que es posible entenderlo a partir de esta noción de un tiempo dentro del
tiempo, que no se desdice de lo cronológico pero que viene a ubicar este otro
movimiento, otro momento, permite esta figura de la recapitulación de la que
hablábamos al principio. Porque el tiempo mesiánico, en algún sentido, en esta
inclusión, sería como la compresión del tiempo respecto del pasado y del futuro,
pero que podríamos decir que funda otro modo de lo presente, porque es el
ahora bajo ciertos términos donde la condición del pasado no queda en esa línea
o en esa distancia cronológica. Sino que la recapitulación pareciera que trae y
permite cierta cuestión, y yo interrogaría ¿algo de lo que exige lo inolvidable, ser
inolvidable? En este punto de un tiempo comprimido, comprimido en el sentido
de aquello que arma la recapitulación. Y aparece otra figura, otra categoría
101
lógica en juego que es la del typos, que alude a algo que formaría tipología, de
lo que podría derivarse la tipología, pero que en realidad es aquello que en tanto
existente en relación al pasado, es actualizada en relación a ese momento
mesiánico, a ese momento de cierto ahora que se produce como compresión de
la temporalidad, donde no es que se pierda el registro del orden cronológico,
pero donde ese pasado pasa a tener una recapitulación que da otra posibilidad
en este ahora.
Creo que hasta aquí sería lo que quería presentarles, y me gustaría que
pudiéramos intercambiar ideas o comentarios.
H.M.: me parece que hay algún tipo de diferencia, yo no tengo una lectura de
Benjamin como para poder establecerlo, le creo a Agamben en este punto
porque traza la modalidad diferencial, que este era el punto: que según
Agamben, en Pablo no se trata de otro tiempo sino más bien otro tiempo en el
tiempo. No sería la fundación de un tiempo que se dispara de este tiempo, sino
de un cierto acontecer –juega con la idea de presente como esa compresión,
donde lo pasado tiene cierto valor pero en función de esta figura del typos, no de
cualquier cosa como si uno dijera de “todo el pasado”. Por eso, ahí sí, por eso
también está presente en Pablo la idea de constelación, porque es lo que
organiza que esa condición de typos tenga algún anti-typos –creo que ese era el
término, ya estoy mareada con tantos términos en griego y hebreo- pero me
refiero a que la lógica es que algo de lo que se constituye en ese momento alude
a lo del pasado en esta recapitulación –que ligada al typo es la constelación-
pero no en una línea que conserva la temporalidad o que escape a otro tiempo.
Tal vez Benjamin tenga otra posición al respecto. No sé si el tiempo mesiánico
de Benjamin es coincidente con el que lee Agamben en Pablo. Me interesaba
ubicar esto para plantear, como para ubicar operaciones discursivas que hacen
en relación al tiempo, y en relación a lo que podríamos llamar eficacia respecto
de un orden subjetivo, que están operando con elementos que podríamos ubicar
desde la lingüística, pero que en cierto acto de lo discursivo marcan lógicas. Este
era un poco el propósito, a continuar.
Alfredo E.: quizás podríamos darle una vuelta más a lo que vos llamabas –o
Agamben llamaba- “secularización”, porque puede querer decir dos cosas. El
uso más habitual o más tradicional de secularizar es que de lo religioso se pasa
a lo laico y se pierde lo religioso, ese es el uso más habitual, o que corresponde
a como se decía hace 50 años, cuando se trabajaba mucho con ideologías que
102
A.E.: bueno, Nicolás de Cusa es uno de los grandes nexos entre la iglesia y la
ciencia moderna. De hecho fue el autor que intentó demostrar matemáticamente
la existencia de Dios.
103
Hay una discusión que de vez en cuando vuelve y es que habría un psicoanálisis
judío que sería el de Freud y habría un psicoanálisis cristiano que sería el de
Lacan. De estas cuestiones hay varias, también se dice que hay un psicoanálisis
de hombres –Freud y Lacan- y uno de mujeres –Anna Freud y Melanie Klein.
Ahora, se podría decir que dado que Lacan fue criado en un colegio cristiano,
entonces su noción de objeto a como resto, sería a consecuencia de su
formación cristiana. Es una posible forma de leer. Otra forma de leer es ver si
se puede sostener la pregunta de si esta función de resto inconmensurable –las
definiciones que vos dabas eran prácticamente las lacanianas…
A.E.: con lo cual, uno se podría preguntar si este resto, que en Agamben ya
estaba en “Lo que resta de Auschwitz”, con lo cual no es la primera elaboración
fuerte que hace Agamben en torno a la noción de resto, y conoce profundamente
la enseñanza de Lacan, así que conoce perfectamente la noción de objeto a…
A.E.: claro, entonces la pregunta sería si mediante objeto a, como resto, lo que
tendríamos es una introducción de nociones cristianas a partir de Lacan, porque
es propio de su formación, si se está introduciendo a través de la persona de
Lacan un resto de cristianismo; o si en realidad Lacan fue sensible en dar cuenta
de algún elemento que participa de la estructura fundamental de elementos que
componen para nosotros la subjetividad, que es un resto de nuestra constitución
en base a lo judeocristiano.
H.M.: sí, porque a mí una de las cosas en las que por razones de pertinencia al
espacio no me demoré, o tal vez hasta fue erróneo, porque ahora entiendo que
hubiera sido interesante; aún la idea de resto que rastrea Agamben en Pablo, no
es ajena a su condición de fariseo, del problema de la separación, y aún al
término en hebreo, que no lo puedo seguir bien, pero hay algo también de un
registro del resto en su misma tradición judía en Pablo.
H.M.: no conozco el hebreo, en eso le tengo que creer a Agamben que dice que
fariseo en hebreo quiere decir “separado”.
H.M.: claro. Tendría que ver cómo rastrea Agamben esa interpretación.
104
Comentario: tal vez tenga otra acepción que tenga que ver con el separado.
H.M.: sí. Pero aún, me parece que Pablo es esa figura que al menos desde esta
lectura de Agamben no queda del todo instalada como el “católico”, si es por esa
noción de universalidad de lo que significa catolicismo, y de la que según
Agamben está en juego en Pablo, no sería del todo católico pero ya tampoco
podría ser considerado estrictamente judío. Entonces, tal vez sea como ese
punto que arma de lo judío con lo católico. Porque aun si seguimos utilizando al
cristianismo, estaríamos aludiendo también a esta idea del Mesías, el problema
es que es transformado a nombre propio, lo que le restaría esa condición misma
de Mesías.
H.M.: una de las críticas que yo escuché hacia la figura de Agamben, es de una
francesa, Judith Revel, estudiosa de Foucault, de Agamben, de Esposito, le
cuestiona a Agamben, en parte tomando este texto, y más que por lo que dice
Agamben es por lo que ella dice que ha generado en sus seguidores, en sus
discípulos, y es la idea de una especie de “estar en suspenso”. Quizás no haya
podido transmitirlo como creo que lo he entendido, pero me parece que no
necesariamente la condición del tiempo mesiánico se trataría de un “suspenso”
sino todo lo contrario, porque está la condición de ese kairós, de ese tiempo
dentro del tiempo, eso que Agamben dice que es banal traducir por “ocasión”,
pero me parece que sitúa eso… a ver, no quisiera compararlo con los tiempos
lógicos de Lacan, en la medida de querer hacer un ajuste punto a punto, pero sí
algo del orden de lo que liga, por ejemplo, la noción de acto. No digo que el
tiempo mesiánico nos permita entender el acto, pero sí creo que aproxima cierta
condición del hacer que además, “hacer” como tal tampoco llegue a convertirse
en “soy eso”, digo, bajo toda esta lógica que rompe con lo idéntico. Por eso decía
que esta inclusión del orden de la subjetividad respecto de una temporalidad
abre la pregunta por el acto que acontece en un punto que no es cronológico
pero que afectó y afecta el tiempo, es un antes y un después para alguien. Lo
asocio con el dicho de las vecinas: “nada sucede en la víspera”. Me refiero a
esta condición de registro de determinado momento, que tampoco se rige por lo
cronológico.
parecía que el método que usaba Agamben nos podía permitir decir que
obviamente no se trata de un trabajo sin palabras, y el modo en que tal vez se
vincule o relacione el trabajo con la palabra, obviamente en la operación
significante, respecto de la operatoria de lo discursivo, no debería desconocer
aspectos de la lingüística. Este era el punto. Ahora, me parece muy interesante
lo que planteás respecto del título, no lo había considerado.-
107
S1 S2 S2 a
—— —— —— ——
$ a S1 $
$ S1 a $
—— —— —— ——
a S2 S2 S1
108
$ S2
—— ——
S1 a
S1 S2
$ a
Y hay otro envés, que es el envés que Lacan plantea respecto de su posición en
cuanto a la enseñanza de Freud. Ahora, habría que ver si este segundo envés
no es idéntico al primero, ¿se entiende? Si no sería que para Lacan, por ejemplo,
Freud estaría acá (M) y Lacan acá (A). No digo que sea así, pero a partir de esta
propuesta ya se podrían empezar a probar estas ideas.
Con lo cual, si Lacan produce un envés respecto de Freud, es muy difícil decir
que Lacan sea idéntico a Freud. Pero no se realiza esa crítica. Después de
Lacan, que fue el gran crítico del psicoanálisis, me parece que está reinando un
periodo en psicoanálisis donde está muy mal vista la crítica. Me enteré de una
vez que Miller criticó una presentación clínica de Chamorro, y lo que se decía
era: “Miller lo hizo mierda a Chamorro”, y lo que se concluía era “deben estar
peleados”. Porque nadie concebía la idea de que Miller pensara una cosa y
Chamorro otra, y que Miller no estuviera de acuerdo con Chamorro.
A.E.: pero eso no es crítica. Estamos llenos de eso. Todas las escuelas de
psicoanálisis que tienen su maestro, en todas, cada maestro tiene su exégesis
del texto de Lacan, y es por eso que cada escuela se sostiene. Por supuesto
que hay diferencias, a cada uno le gusta más un concepto que otro, un seminario
que otro, unos tienen el pase y otros no tienen el pase, etc. Pero eso no es
ejercer una crítica. Por eso ahora voy a avanzar un poco sobre lo que significa
realizar una crítica. Porque hay diferencias, pero a pesar de haber diferencias,
111
para muchos autores es eso lo que caracteriza al estado actual del psicoanálisis
lacaniano, y que se asemeja al funcionamiento de las sinagogas. Sabrán que la
diferencia entre iglesia y sinagoga es que la sinagoga no está unificada en un
criterio de masa organizada como sí lo está la iglesia. Justamente, en cada
sinagoga, cada gran maestro tiene su forma propia de leer y se la enseña a sus
discípulos, pero eso no es ejercer una crítica. Eso no es someter a crítica el
texto religioso. Someter a crítica el texto religioso es lo que hacen los niños de
6 años cuando ustedes les cuentan el texto religioso: el niño dice, en realidad lo
dice Stephen Jay Gould –que es un “niño” maravilloso- dice: “Bacterias y hongos,
¿también?” Eso que nos mata, ¿Dios también quiso que hubiera dos de cada
especie…? Pero bueno, no importa –dice Stephen Jay Gould- porque eso es
muy complejo. Pero recordarán que el arca de Noé tenía un tamaño
determinado, porque Dios le dijo a Noé cómo construirla, ¿verdad? S. J. Gould
se pregunta ¿y entraban? Dos caballos, dos elefantes, dos llamas, dos jirafas…
y calcula el tamaño que tendría que haber tenido el arca y deduce que no, que
de ningún modo entraban. ¿Ustedes creen que un rabino haría esta crítica? Es
imposible que Dios, omnisciente, haya propuesto que dos de cada especie –un
macho y una hembra- de todas las especies, vayan al arca de Noé –más toda la
familia de Noé. Por ejemplo, sigue diciendo S. J. Gould, ¿y el líquido, el agua
que hacía falta para que todas esas bestias bebieran todos los días? Porque
afuera estaba lleno de agua, pero ¿y el líquido que hacía falta adentro? Ya que
agua de mar no se puede beber… Eso es crítica, y eso es lo que no se hace.
Hay una diferencia entre la exégesis –que es interpretar el texto religioso- y la
crítica. Un ejemplo es el que les daba la vez pasada. La presencia del problema
judío dentro del psicoanálisis es muy ardua, tan ardua es que Lacan afirmó en
una conferencia –la “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el analista de
escuela”- que la religión de los judíos tenía que quedar por fuera de la institución
psicoanalítica, eso lo dijo en octubre del ’67. En diciembre del ’67, cuando ese
texto se publicó, ese renglón fue tachado. Fíjense si será arduo el problema, que
Lacan autocensuró su propio texto para que no quedara registrado.
Afortunadamente, Miller publicó ambas versiones, la conferencia y el escrito, y
ahí aparece la diferencia de ese renglón tachado. Vean lo difícil que es, que
Lacan tuvo que volver atrás, quitar, reprimir y censurar de su propio texto el
comentario sobre la religión de los judíos.
Vean la diferencia entre una crítica racional, de filiación científica, y una exégesis
religiosa, que a todos los judíos se los llama “el pueblo del libro”. Es maravillosa
esa designación, a mí se me ocurrió pensarlo recién la semana pasada, y concluí
esto: “el pueblo del libro”… ¡de un único libro! ¿Qué opina el rabino sobre el
Corán? ¡No lo lee ni muerto! ¡Es el pueblo del libro, que lee un solo libro! La
exégesis que se hace es siempre sobre el mismo libro. Es un libro.
A.E.: puede ser, puede que sea a consecuencia del factor institucional, y
deberíamos pensar cómo ese factor incide sobre la teoría, la práctica y la
posición del analista. Pero también podría ser que no fuera exclusivamente por
112
Tomé del Diccionario de Ferrater Mora, el artículo sobre crítica kantiana, que se
llama “Criticismo”, les leo la cita:
“La época moderna, que ha sido considerada habitualmente como una época crítica,
revela el carácter de este criticismo que pretende averiguar el fundamento racional de
las creencias últimas…”
“…pero no sólo aquellas creencias que son explícitamente reconocidas como tales sino
inclusive de todos los supuestos.”
Eso es la actitud crítica, la crítica kantiana, la crítica que propone hacer Kant en
“Crítica de la razón pura”. Es de los fundamentos. Por ejemplo, de los cuatro
conceptos fundamentales. Y de los supuestos que habilitan que nosotros
tengamos esos conceptos fundamentales.
Para que vean el problema: la crítica que les voy a proponer hacer es una crítica
a medio camino, ya que es siguiendo una propuesta de Lacan hecha en la clase
12, del 10 de junio del ’70, del Seminario 17. Allí Lacan dice:
“Esto es como un aparato. Es preciso tener al menos la idea de que podría servir como
palanca, como pinza, que puede atornillarse, construirse de tal o cual manera.”75
¿En qué sentido les propongo que la crítica no está hecha? Les voy a leer algo
que quizás sirva de ejemplo. Traje tres citas de Lacan, del Seminario 16, del
Seminario 17 y del Escrito “De nuestros antecedentes”, que es lo que cita en el
Seminario 17. Del Seminario 16 voy a citar del francés y hago la traducción
mientras lo leo, ya que no ha salido aún la edición castellana, Lacan dice en la
pág. 92 del Seminario 16 en francés:
75
Lacan, J.: El Seminario. Libro 17. “El reverso del Psicoanálisis”. Buenos Aires: Paidós. (1999). P. 182.
113
“Ensayo de dar a los términos freudianos su función, en tanto que esto no se trata de
nada menos que de una inversión de los principios mismos del cuestionamiento.
Dicho de otra manera, lo que está comprometido en este esfuerzo es la exigencia mínima
que condiciona el pasaje a este cuestionamiento renovado.
Esta exigencia mínima es aquella si se trata de hacer psicoanalistas. Este
cuestionamiento no sabría en efecto plantearse sin el planteamiento del sujeto en su
posición auténtica que es la que remite de un significante a otro significante.”
“En un texto fechado en 1966, en concreto una de esas introducciones que hice en el
momento de la recopilación de mis Escritos y que los escanden, texto titulado De
nuestros antecedentes, caracterizo en la página 68 lo que ha constituido mi discurso
como volver a tomar, digo, el proyecto freudiano al revés.”
“He aquí la pregunta en que podría enunciarse ese abordar del revés el proyecto
freudiano con que hemos caracterizado recientemente el nuestro.”
regidas por el principio del placer. Los elementos de esa red son señalables en los
retornos y los recortes del discurso del paciente en el curso de la rememoración.”
Punto aparte. Sigue: “Para Freud,… y no dice que hay una disciplina que es el
análisis de discurso, que se caracteriza por… etc., como hicimos nosotros el
encuentro pasado. Dice:
esto no es el “como no” paulino ni tampoco el “como si”, sino que “es igual a”, va
el símbolo (=), o sea, representaciones, Vorstellungen de Schopenhauer, es lo
mismo, exacto, que “significante” de la lingüística estructural moderna. ¡Es
increíble! Salvo que Dios estuviese metiendo la cola por todos lados… sino, ¡es
increíble!
“Es lo que Lacan llama red de cadenas significantes, regidas por el principio del placer.”
La red de cadenas significantes están regidas por el principio del placer… ¿eso
dice Lacan?
“Los elementos de esa red son señalables en los retornos y los recortes del discurso del
paciente en el curso de la rememoración.”
“Esta red o automaton, debe sin embargo ser distinguida de lo real destacado por
Freud…”
¿¡Freud!? Vean que cada vez que uno espera ver Lacan, resulta que aparece
Freud. La red de significantes es de Freud, la categoría de lo real es de Freud…
“Esta red o automaton, debe sin embargo ser distinguida de lo real destacado por Freud
a través de la noción de trauma y repetición.
Lo real es la hiancia causal que comanda y que es disimulada por esta última.”
Lo vuelvo a leer.
…específicas de las relaciones del sujeto con los significantes y con el objeto, que son
determinantes para el individuo y reglan las formas del lazo social.”
“El sujeto para el psicoanálisis no es el hombre cuya naturaleza es ser inmutable pero
tampoco es el individuo cambiante en función de las peripecias de la historia…
Etc., etc. Pero observen que está Lacan desarrollando la teoría de discurso, y
en el artículo está la teoría de discurso de Jacques Lacan, pero no está
contextuada. No dice nada del análisis de discurso. Tendría que haber ido a ver
cómo Chemama define significante, porque seguramente debe definir
significante como lo que representa a un sujeto para otro significante, y no debe
decir nada de la lingüística estructural, no debe decir nada de Saussure. ¿Se
entiende el problema? Que cómo se va a producir un estudio o un análisis crítico
de algo si ni siquiera está dado el contexto. Y no está dado el contexto porque
los elementos principales de ese contexto están anulados, ya sea bajo la forma
de la igualación –Freud=Lacan, con lo cual no hace falta contextuarlo- o, lo que
no es psicoanálisis no existe. Análisis de discurso no existe, por ejemplo.
Esta es entonces la orientación del trabajo: realizar una crítica racional, con
argumentos de razón, a lo que son los conceptos y los supuestos que permiten
proponer la existencia de esos conceptos. O sea, no sólo discutir cómo vamos
a concebir al inconsciente, o al goce, sino también preguntarnos cuáles son los
supuestos que habilitan a plantear el hablar del goce en forma conceptual en
psicoanálisis. Ustedes me podrían decir que no hace falta. Que no haría falta,
porque hay goce. No hace falta dar cuenta del supuesto que permite fundar el
concepto de goce, porque goce, hay. Eso dicen algunos. Pero fíjense lo que
dice Lacan en el Seminario 17, hablando de la noción de pulsión de muerte:
76
Lacan, J.: El Seminario. Libro 17. “El reverso del Psicoanálisis”. Buenos Aires: Paidós. (1999). P. 14.
116
de que podemos suponer que se tocaban desde bastante antes. Por ejemplo,
en muchas otras culturas, de muy diversa índole que la nuestra, en
representaciones sumamente antiguas, de miles de años, hay representaciones
de gente tocándose –y tocando también a otros- el pitulín. Entonces, ¿qué
sucedió? No es una fenomenología. Sucedió un cambio de la concepción de las
cosas tal que el tocarse el pitulín empezó a ser expresión de una pulsión. Pero
no es que la gente empezó a tocarse el pitulín a partir de que Freud dijo “los
chicos se tocan”. Con lo cual, vean que si no aceptamos que el goce sea
fenomenológico –hay un texto de Miller77 donde dice que el “último Lacan” es
fenomenológico, que hay una fenomenología lacaniana- yo les voy a proponer
como trabajo crítico en psicoanálisis no hacer coincidir al psicoanálisis con una
fenomenología. Esto quiere decir que no supongamos que la pulsión de vida, la
pulsión de muerte, el principio del placer, el inconsciente, sean cosas que se
observan. Con eso van a estar de acuerdo. No sé si van a estar tan de acuerdo
con que yo les proponga entonces, consecuentemente, que la mejoría de los
pacientes tampoco se observa –que es de donde se apoyan muchísimos
psicoanalistas. Son los que dicen “que el psicoanálisis sirve es seguro, porque
mis pacientes mejoran”. Yo les propondría que si no trabajamos
fenomenológicamente, pongamos también en tela de juicio que los pacientes
mejoren, porque quizás no mejoran, quizás empeoran. Si leyeron el libro “El día
que Lacan me adoptó” de Gérard Haddad, que es el testimonio acabado de un
psicoanalista lacaniano de su análisis con Lacan durante 12 años, -hay otros que
terminaron peor, François Perrier, por ejemplo, ese sí que terminó acabado,
“acabó” su análisis con Lacan- les propondría hacer un ateneo clínico
basándonos en ese testimonio para ver si mejoró o empeoró. El paciente
(Haddad) da testimonio de que mejoró maravillosamente, pero les sugiero si no
convendría hacer también un análisis, un trabajo que hasta nos quite de la idea
de suponer que eso sí podría ser fenomenológico. De hecho, el pase de Lacan
lo implica, ya que no alcanza con que un tipo diga que quiere dar testimonio de
que su análisis terminó exitosamente, sino que eso tiene que ser revisado,
porque podría ser que alguien que no participó de la experiencia, diga que eso
no concluyó favorablemente, que ese análisis no concluyó.
Antes de empezar a ver cómo funciona el aparato de los cuatro discursos que
diseñé aquí en cartón, les quiero decir que hay algunos problemas de edición.
Sí, es claro que voy criticar a Miller, pero les pido por favor que me autoricen a
criticar a Miller como hacíamos los viejos cuando decíamos “a mí me gusta más
Amorrortu o a mí me gusta más Ballesteros”, ¿recuerdan que se decía así? Que
una era más poética y la otra más rigurosa, etc. Nosotros tenemos una edición
de Lacan que es la que hizo Miller. ¿Podríamos hacer como hacíamos con
Amorrortu (o Etcheverry) y Ballesteros; o Miller está en otra categoría? Bueno,
porque hay un problema muy grave con la edición. Ustedes me dirán que es
difícil que lo haya, dado que no hay casi críticas en París con las ediciones de
los textos de los Seminarios que hace Miller. Y recordarán el desastre que
ocurrió con el Seminario 8 que publicó Miller, hubo tantos problemas, tantos, que
se editó un libro completo con los errores de esa edición –propuesto por otros
77
Miller, J.-A. Lo real y el sentido. Colección Diva.
117
En el Seminario 16, tal como fue editado, con títulos y subtítulos, hay 25 clases,
agrupadas en grupos de clases. El primer grupo se llama “Introducción” y tiene
una clase; el segundo grupo tiene 5 clases y se llama “La inconsistencia del
Otro”; el tercer grupo tiene 5 clases y se llama “De la apuesta de Pascal”. Lo
interesante son los otros tres grupos de clases. El siguiente grupo de clases, las
5 clases que siguen, se llama “El goce. Su campo.”; las otras 5 clases están
agrupadas bajo el título “El goce. Su real.”. Y las otras 5 clases –ya van 15 de
25, de la cual una es “Introducción” y la última se llama “Evacuación”, porque
hubo lío con la sala- están agrupadas bajo el nombre “El goce. Su lógica.”
Quiere decir que Miller dice que hay 15 clases del seminario dedicadas
programáticamente al goce: el goce, su campo; el goce, su real y el goce, su
lógica.
Habrán visto que Miller pone subtemas como acápite de cada clase. ¿Han
revisado esos subtemas, los han contrastado con el contenido de las clases?
Hay una maniobra –y ustedes que son analistas debieran pensarla todo el
tiempo- y es que el recorte que ustedes hagan de un texto, cambia notablemente
la interpretación y el sentido de ese texto. Si alguien dijese “Renuncio…”, pero
el texto completo es “Renuncio a recibir aumentos por horas extras”, etc., y sobre
eso yo recorto y pongo como título “La renuncia”, se interpreta que se renuncia
al cargo, cuando en realidad está renunciando al aumento. Si tienen un CD con
la obra de Lacan, y si el CD les permite poner textos, pongan “Seminario 16” y
pongan buscar la palabra “deseo”. En los subtítulos que pone Miller, que son 5
por clase, a 25 clases son 125 títulos, solamente aparece una vez la palabra
deseo, en los 125 titulitos de Miller. Miller dice que todo el Seminario 16 es un
seminario programático destinado al goce. Y no se puede decir que esté
alterando la letra de Lacan, porque es como él la titula. Ahora, pareciera que
para Miller solamente en la clase 8, que la tituló “El uno y el pequeño a”,
solamente ahí aparece el deseo en El deseo y la gracia como subtítulo de la
primera partecita de esa única clase de 25 clases. Pero el problema es que el
deseo aparece justamente en todas las clases del seminario. Y no solamente
que “deseo” aparece en todas las clases del Seminario, sino que, por ejemplo,
en la clase 6 del 8-9-69, deseo aparece 11 veces. En la clase 8, el término deseo
aparece 10 veces, en la clase 11 aparece 7 veces, en la clase 14 aparece 13
veces, y nunca ningún título de Miller levanta el problema del deseo. ¿Entienden
cuál es el problema? Que en Miller hay una maniobra de lectura propuesta, y es
obvio que en una edición haya una maniobra de lectura propuesta. ¿Ustedes
podrían suponer una ingenuidad semejante como la de creer que no haya en el
establecimiento del texto una propuesta de una forma de leer ese texto? Y en
este caso, la propuesta es convertir al texto de Lacan diciendo que Lacan habla
118
en este seminario solamente del goce. Que el tema de este seminario sea el
goce.
Ahora ya lo sé y soy capaz de decirlo: que la promoción que Miller hace del
concepto de goce en su establecimiento del texto de Lacan implica una maniobra
de represión que recae sobre el deseo. Porque en este establecimiento de texto,
lo que significa la promoción del goce a tema exclusivo de Lacan, a hacer de
Lacan un autor del goce, implica reprimir en Lacan la presencia y la función del
concepto de deseo. Pero es una represión muy piola, ya que ¿cuál es la
represión piola? Que deja al deseo en el texto –no lo altera-, pero todos los títulos
hablan sobre el goce. Es una maniobra muy interesante y para que piensen el
estilo de esta maniobra es como esa vez que Lacan nos propone pensar en el
juego de descubrir la palabra dentro del mapa. En el juego del mapa, Lacan dice
que el que juega mal cree que debe elegir una palabra muy chiquita para que el
otro no la encuentre. Lacan dice que no, que lo que hay que elegir es el nombre
del continente, que es el que está en letras más grandes, ya que eso es lo más
escondido y más difícil de encontrar. El gran título es el mejor mensaje
inconsciente que se pueda producir de un texto.
Del Seminario 17 les propongo revisar para la próxima reunión y hacer un trabajo
conjunto, serio, de verdad, con las clases 3, 4 y 12. La clase 3 se llama “Saber,
medio de goce”, la 4 se llama “Verdad, hermana del goce”, y la 12 “La impotencia
de la verdad”. Son títulos fuertísimos. Pero más allá de que sean citas textuales
de frases de Lacan, les propongo, al que quiera, que diga si le parece correcto
el título de esas clases. Les propongo que veamos si lo que Lacan dice en esas
clases, para ustedes está bien representado por ese título, o sea, si
efectivamente en la clase 3 Lacan habla del saber como medio de goce; si en la
clase 4 habla de la verdad como hermana del goce; y si en la 12 se trata de la
impotencia de la verdad. Porque vean que si nos guiamos por los títulos,
terminaríamos diciendo, bastante convencidos, que la verdad es la hermana
impotente del goce.
“El objeto a del que les hablé hace un rato no es un objeto. Es lo que permite tetraedrar
esos cuatro discursos. Cada uno de estos discursos a su modo, y es por supuesto lo que
no pueden ver, no pueden ver ¿quiénes?, cosa curiosa, los analistas.
Es que el objeto a no es un punto que se localiza en algún lugar en los otros cuatro, o los
cuatro que forman juntos. Es la construcción, es el matema tetraédrico de esos discursos.
Si hay algo seguro es que no pude articular estos tres discursos en una especie de matema
más que porque surgió el discurso analítico.”
Si la noción de matema les resulta compleja, les recomiendo leer “El estatuto del
poema a partir de Heiddegger”, artículo de Alain Badiou que está en Internet, ahí
está muy interesantemente planteado el estatuto del matema en oposición al
120
Por otro lado, en relación a este cierre que estoy proponiendo como
característica fundamental del concepto de discurso para Jacques Lacan, mi
problema es que ya no sé si decir concepto de “discurso” o concepto de “cuatro
discursos”, porque la máquina es de cuatro discursos. Lo otro que se puede
decir categóricamente es que luego, el término “discurso”, está utilizado por
doquier tal como lo utilizamos nosotros, en Lacan se encuentran usos
recurrentes de discurso común, discurso matemático, discurso normal, discurso
neurótico, mi discurso, discurso capitalista, discurso de la ciencia, discurso
filosófico, discurso del psicoanalizante, discurso de Freud. Al menos esos usos,
están varias veces utilizados a lo largo de su enseñanza. Y lo más interesante
es que “discurso analítico” está desde el Seminario 1 e “Intervenciones sobre la
transferencia”, desde 1952/53 hasta el final de la enseñanza del Lacan, todo el
tiempo. Quiere decir que la expresión “discurso analítico” Lacan la tiene desde
antes de lo que yo les había propuesto.
Vamos a tomar desde el Seminario 17, las dos citas que tomó Haydeé del
Seminario 16. En la edición francesa del Seminario 16 se dejan unos renglones
en blanco luego del título en mayúscula de cada clase. Y luego, dentro de un
rectángulo o una “cajita”, una frase. En las ediciones en español no se respetan
las características de la edición francesa, por ejemplo, tienen todas las tapas
distintas. Y en la edición francesa, entonces, abajo dice que en el pizarrón está
escrita una frase dentro de un rectángulo o una “cajita”. En la escritura jeroglífica,
estas “cajitas” son fundamentales, se llaman cartuchos. Ptolomeo y Cleopatra
fueron descubiertos por Champollion porque eran palabras repetidas que
estaban dentro de un cartucho, y se descubrió que lo que estaba dentro del
cartucho eran nombres. Les doy estas referencias porque son importantes para
estudiar la teoría de las psicosomáticas de Jacques Lacan. Lacan dice que la
psoriasis es como un cartucho, una cajita que lleva dentro un jeroglífico, que es
un nombre. Es una idea interesantísima, está en el Seminario 11.
121
“…el discurso como una estructura necesaria que excede con mucho a la palabra,
siempre más o menos ocasional.78
“…el discurso como una estructura necesaria que excede con mucho a la palabra,
siempre más o menos ocasional. Prefiero, dije, incluso lo escribí un día, un discurso sin
palabras.
Porque en realidad, puede subsistir muy bien sin palabras. Subsiste en ciertas relaciones
fundamentales. Estas, literalmente, no pueden mantenerse sin el lenguaje.79
78
Lacan, J. El Seminario. Libro 17. El Reverso del Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós. (1999) p. 10
79
Ibíd. p. 10
122
lejos que las enunciaciones efectivas. Estas no son necesarias para que nuestra
conducta, eventualmente nuestros actos, se inscriban en el marco de ciertos enunciados
primordiales. Si no fuera así, ¿qué sería de lo que encontramos en la experiencia,
especialmente la analítica –que mencionamos en este punto porque a ella precisamente
nos referimos-, ¿qué ocurriría con lo que hallamos bajo la forma del superyó?”80
80
Ibíd. p. 11
123
Entonces, no pierdan de vista que en “un discurso sin palabras” se trata de que
estamos trabajando al nivel del matema, a nivel del álgebra, y estamos tratando
de establecer relaciones fundamentales, que si bien decimos “sin palabra”, son
del lenguaje y hechas –el tetraedro- a la luz del discurso analítico y/o del objeto
a.
“Hay estructuras –no podemos designarlas de otro modo- para caracterizar lo que se
puede obtener de ese en forma de…”
“Hay estructuras –no podemos designarlas de otro modo- para caracterizar lo que se
puede obtener de ese en forma de que el año pasado me permití acentuar con un uso
específico, es decir, lo que se produce por la relación fundamental, tal como la defino,
de un significante con otro significante. De ello resulta la emergencia de lo que llamamos
el sujeto –por el significante que, en cada caso, funciona como representando a este
sujeto ante otro significante.”81
Con lo cual, observen que de hecho hay estructuras. Es muy importante que lo
tomen en cuenta si les interesa el tema de la estructura en la enseñanza de
Lacan, me estoy refiriendo a “El periplo estructural” de Jean-Claude Milner,
porque Milner dice que cuando Lacan pasa a discurso, abandona la estructura.
81
Ibíd. p. 11
124
Observen que esto es falso, ya que desde la primera clase hasta la última de
todo el Seminario 17, el discurso para Lacan es estructura. Porque Lacan
incorpora discurso, pero lo tramita como estructura. Más aún, observen que
cuando presenta la estructura fundamental, la presenta tal como yo presenté
esta, en esta posición, se empieza de acá:
S1 S2
Discurso del amo (M)
$ a
Avanzo un poco para luego volver a trabajar la estructura de discurso tal como
la propone Lacan, mañana voy a darles más datos, datos que justamente van en
contra de la argumentación de Milner -que propone que Lacan abandona la
estructura- y de la maniobra de Miller -que hace de los Seminarios 16 y 17,
seminarios del goce. Estoy tratando de trabajar otra versión de Lacan –otra
versión que sostengo por motivos clínicos- y es que sigue vigente la noción de
estructura en Lacan, que su incorporación de la noción de discurso es
considerándolo estructurado; y por otro lado voy a trabajar muchos argumentos
de Lacan de los Seminarios 16 y 17, que al menos nos van a obligar a tener una
posición más reflexiva, más racional, no tan “deme dos” respecto del goce. Por
ejemplo, mañana voy a trabajar que Lacan dice que el S 2 como saber, es la
condición previa, temporal, de todo el dispositivo del discurso. Quiere decir que
primero hay S2. Entiendan entonces que si hay goce, entonces vendrá del S2.
Desde que Lacan tiene S1, S2; vean que siempre Lacan va a decir que primero
hay S2, es muy importante tenerlo en cuenta para ver con qué lógica se maneja
Lacan. Si S2 va en posición primera, todo lo que venga después –el goce, por
ejemplo- tendrá que considerarse su existencia como dependiente de S2, que
por ejemplo, lo vamos a llamar saber. Si el goce es un derivado o depende de
la existencia del saber, ya tenemos bastantes problemas cuando se habla del
goce del cuerpo. En todo caso tendremos que decir que será un efecto en el
cuerpo de la existencia de un saber. Pero si es un efecto en el cuerpo de la
existencia de un saber, entonces es algo muy distinto, es otra cosa que el goce
que proviene del cuerpo como una energía psíquica, como la pulsión de muerte
mal entendida. Lo que estoy diciendo es que si ponemos primero el saber,
entonces no estamos poniendo primero al cuerpo.
corte
1° 2°
125
S2 → j
Saber goce
cuerpo
Una obviedad: tenemos 4 términos. Los discursos se arman con los dos
términos superiores, y los dos términos inferiores son los efectos. ¿Cuáles son
las relaciones fundamentales? Las cuatro formadas por los términos superiores,
es bien marcado que son las relaciones fundamentales, porque para eso están
las flechas: S1→S2; S2→a; $→S1 y a→$.
Nosotros vamos a trabajar el aparato completo, las flechas, las barras, todo.
Tenemos 4 términos que pueden ir en 2 posiciones. Entonces, hay 16
combinaciones posibles: 4x4. De las 16 combinaciones posibles, podríamos
quitar todas las que sean pares idénticos: S1 con S1, S2 con S2, $ con $ y a con
a. Quitamos 4, quedan 12. Pero observen que no trabajamos con esas 12, no
trabajamos con todas las combinaciones posibles de los 4 términos en una
relación dual, sino que trabajamos sólo con 4.
Lo segundo que quiero que vean es cómo funciona. Partimos del Discurso del
Amo. Podemos pasar al discurso de la Universidad. Si del Discurso del Amo
hacemos un giro levógiro, un giro hacia la izquierda, vamos al Discurso de la
Universidad. Pero si del Discurso del Amo hacemos un giro dextrógiro, hacia la
derecha, se va al Discurso de la Histérica. Observen que nunca entonces por un
solo giro se podrá llegar del Discurso del Amo al Discurso del Analista. Hará
siempre falta al menos 2 giros, y dependerá también de la orientación. Con lo
cual, si nos fijamos en la clase 5 del Seminario 17 en la que esto está presentado,
clase que lleva por título “El campo lacaniano”82, está escrito:
M U
H A
H A U M
82
Ibíd. p.73
126
En las clases “El amo y la histérica”83, y “Saber, medio de goce”84, Lacan escribe:
U M H A
U H M
A.E.: sí, es donde Lacan dice que no importa nada lo que Freud haya hecho con
la cuñada. Ahora, en “El libro negro del psicoanálisis”, muchos artículos hacen
referencia a que Freud se acostaba con la cuñada. Hay una escritora
norteamericana que escribió un libro que no recuerdo el nombre, pero era algo
así como “La irrupción del psicoanálisis en Francia”, es un libro importante
porque es en el único lugar donde está el debate Lacan-Chomsky, y allí en ese
libro la autora refiere que entrevistó a 100 psicoanalistas lacanianos en París, de
los cuales pudo poner el nombre de sólo uno de ellos, ya que el resto tenía miedo
de salir dando testimonio con nombre y apellido. ¡Vean el estado de represión
dentro del psicoanálisis! Los psicoanalistas que debían hablar sobre el estado
de situación del psicoanálisis, no querían dar el nombre por miedo a quedarse
sin trabajo. En el primer capítulo de ese libro habla del desarrollo del “freudismo”.
Si en “El libro negro del psicoanálisis” se puede decir que es una objeción al
psicoanálisis el hecho de que Freud se acostara con la cuñada que cohabitaba
con él y su familia, es porque los psicoanalistas aceptamos que psicoanálisis y
“freudismo” es lo mismo. Si psicoanálisis y freudismo son sinónimos, entonces
tenemos que asumir todas las macanas que se haya mandado Freud. Pero si el
psicoanálisis no tiene que ver con el señor Freud, con el hombre, entonces no
importa en absoluto con quien se haya acostado. Si Leibniz se masturbaba,
¡eso no objeta la teoría física ni la filosofía de nadie! De “El libro negro del
psicoanálisis” se vendieron 20000 ejemplares de la edición española en una
semana. Eso está hablando de nosotros. Observen que Lacan, en esta clase,
está diciendo que le importa un comino con quién se acostó Freud. Pero Lacan
83
Ibíd. p. 29
84
Ibíd. p. 41
85
Ibíd. p. 57
127
también dijo que el deseo de Freud nunca iba a dejar de estar en el centro del
psicoanálisis, razón por la cual yo creo que hay que dejar caer al psicoanálisis.
El psicoanálisis está infectado de Freud. Habría que inventar otra cosa, con los
principios teóricos, clínicos y éticos que nosotros creamos adecuados, para
sacarnos de encima el problema del deseo de Freud. Si el deseo de Freud nunca
fue analizado en relación a lo que dejó pendiente el padre, ¿vamos a seguir toda
la vida con ese problema?
Retomando lo que planteaba Lacan en la clase “Verdad, hermana del goce” del
Seminario 17, decíamos que allí escribe: U H M. Vean que haciendo los
cuartos de giro, no se llega al Discurso del analista. Para quienes trabajaron “La
Carta Robada” –y quienes no, trabájenla- si recuerdan la Red 1-3, lo que decimos
es que [Discurso del Amo y Discurso Analítico] y [Discurso Universitario y
Discurso Histérico], son como 1 y 3, es decir, no puede haber ninguna serie
consecutiva si uno opera con estos términos de tal manera que si estos cuatro
términos pasan una posición (un cuarto de giro), se logre la continuidad Discurso
Universitario-Discurso Histérico y viceversa; o Discurso Amo-Discurso Analítico.
Esa es una dimensión, una acepción de envés.
También se podría ver si hubiésemos tenido papel transparente, y si
escribiéramos las letras en transparencias y las invirtiésemos, ahí sí se
produciría el envés, operando las dos vueltas como inversión (2 inversiones
especulares).
Con lo cual, se podría decir que estos giros podrían significar movimientos en el
análisis. De ser movimientos en el análisis, estaríamos diciendo que todo
análisis, para llegar a su fin, requeriría de dos movimientos. ¿Por qué no pensar
–es una propuesta de trabajo- que estos movimientos son los pases? Como si
todo análisis consistiese en dos pases. Un pase (no me estoy refiriendo al “pase
a la entrada” de J.-A. Miller) que habilite la entrada en análisis, lo que
habitualmente se dice histerización, la histerización del obsesivo, pero también
hace falta la histerización de la histeria, es decir, hace falta una posición que
explique una relación tal, más aún, les propongo pensar si no podría plantearse
que siempre de la relación de la que hablamos sea la de arriba, ya que abajo
están las consecuencias, los efectos, los supuestos, pero la relación es la de
arriba. Les planteaba si no podría pensarse así lo que nosotros designamos
transferencia, si es que hacemos de la transferencia una especificidad analítica.
Si hacemos la maniobra freudiana: padres, maestros, médicos, analistas, eso es
sugestión de la persona, en otros casos podrá ser autoridad. Pero tiene la
desventaja de no tipificar la transferencia analítica. Freud dice que sí, que la
diferencia con la transferencia analítica es que el analista la disuelve al final,
mientras que un cura o un médico jamás lo haría. Pero ahí la distingue por el
destino de la transferencia. Pero yo me pregunto si no habrá algo que tipifique
a la transferencia analítica como relación fundamental pero no por su salida, sino
por el tipo de vínculo. Entonces, no alcanza con que haya un amo, vieron que
muchos analistas dicen que cuando el paciente dice “me quedé pensando en lo
que me dijiste”, entonces lo pasan a diván y dicen “hay transferencia”. Otros
analistas, cuando el paciente dice que tuvo un sueño, el analista lee “formación
128
a→($◊a) (Sem.10)
130
Lo que estamos diciendo es si esto [con resaltador en la fórmula], ¿no es lo mismo que
esto?: a→$ Y si tenemos establecido esto, ¿no tendríamos el fin de análisis?
Entonces, esto nos podría permitir pensar no solamente que los cuatro discursos
implican una forma de concebir algo que efectivamente se mueve (los pasos en
el análisis) si no que para colmo no sólo decimos que los constituimos a partir
del discurso analítico y el objeto a, sino que los constituimos para ser aplicados
a la lógica de la dialéctica del discurso analítico, ya que tampoco son aplicables
por fuera. Los cuatro discursos tipifican las relaciones posibles que pueden
establecerse en un análisis, siendo esas relaciones estas cuatro: S2→a, S1→S2,
$→S1, , a→$, y cada una tiene consecuencias, y tendremos que leer cómo
operan las consecuencias si caen de uno u otro lado.
Si yo parto de esta posición (M) y hago un movimiento hacia la derecha, digo
que paso a esta otra posición y digo histerización (H), y si hago otro movimiento
hacia la derecha, tengo el fin de análisis (A). Me parece muy interesante, si
aceptamos la banalidad de este aparato primitivo hecho con cartones y ganchos
y pegado con cinta Scotch, podemos pensar qué podría suceder si frente a esta
posición de arranque (M), lo que sucede es este movimiento (cuarto de giro
dextrógiro). Entonces ahí podríamos preguntarnos por la dirección de la cura y
el sentido de este movimiento. Me parece que hay secuencias y pasajes, y que
conviene escribirlas así, pero se trata de una formalización total. Y al ser
formalización total, uno puede trabajar con las modificaciones en las posiciones
de las letras, -estamos haciéndolo muy primitivamente porque no hemos
discutido bien qué quiere decir cada una de las cuatro letras, los cuatro lugares
o las flechas y las rayas. Pero lo que les quería presentar es que se trata de un
matema, o un aparato algebraico, que no refiere al mundo en general sino que
refiere a los movimientos propios de un análisis, y siendo concebido respecto a
los movimientos propios de un análisis habría que ver si todo el tiempo esto
estaría queriendo decir el problema del goce. Especialmente si partimos de que
la lógica de estos movimientos, parten relaciones. El goce ¿con qué hace
relación, si es Uno y es del cuerpo? Justamente, el “no hay relación…” es una
consecuencia de la teoría del goce. De ser así, el problema que vamos a tener
es tratar de leer dentro de esta lógica, qué pueda querer decir que Lacan al objeto
a del deseo, o al objeto a causa del deseo, una vez lograda esta formalización
notable, a partir de concebir al psicoanálisis como discurso, lo empiece a llamar
plus-de-gozar.
María Inés Sarrailet: me había propuesto trabajar el tema del sujeto, tal como
lo trata Lacan en los Seminarios 16 y 17. En la medida en que fui avanzando en
la lectura, decidí circunscribir el tratamiento que le da Lacan al sujeto del
inconsciente como impersonal. Entonces, sujeto del inconsciente como
impersonal es el gran título que me quedó. Para tratar de situar esta propuesta
de Lacan básicamente en el Seminario 16, me tomé bastantes licencias, por no
decir que entré casi en el campo de la herejía, porque estoy proponiendo trabajar
este tema sin tocar cuestiones fundamentales, herramientas fundamentales que
toma Lacan en este seminario sobre la teoría de conjuntos, formalizaciones
matemáticas, topológicas, el problema de la estructura del Otro en relación a la
paradoja de Russell; todo eso dejé de lado. Se los comento porque ese recorrido
requiere una profundización bastante brava, así que voy a intentar trabajar
haciendo caso omiso de esos desarrollos y ver si se puede mantener cierta
seriedad en el trabajo.
Voy a tomar unas cinco o seis citas del Seminario 16, cuya versión oficial todavía
no salió publicada en castellano, entonces las tomo del francés. Lo que hice fue
respetar la traducción de la versión no autorizada que circula en castellano, en
los lugares en que me pareció que no difería mucho de la versión original nueva
que tenemos en francés.
Hace dos años invitamos a Apertura en La Plata a Edgardo Castro, que es autor
de “El vocabulario de Michel Foucault”, y hablando de la cuestión del sujeto, hizo
un desarrollo excepcional acerca de la historia del uso del término sujeto en
filosofía y nos comentó que actualmente en filosofía ya no se está hablando de
sujeto, justamente por los problemas que trae. Entonces nos preguntaba a
132
nosotros si trabajábamos con el sujeto, a lo que le respondimos que sí, pero que
no era el sujeto al que él se refería. Con lo cual, terminó diciéndonos que él no
entendía para qué usábamos la palabra sujeto, no entendía por qué para no
hablar del sujeto teníamos que empezar hablando del sujeto, entonces no se
sabe qué es ese sujeto que no es sujeto. ¿Y todo esto por qué? Porque el sujeto
en la modernidad, por ejemplo, según lo sitúa Heiddegger, desde Descartes, es
el yo. El sujeto que es traducción del hypokéimenon griego, en latín es
subjectum, y dice Heiddegger que hasta Descartes era lo que estaba en el
fundamento. Lo sigue siendo, pero cualquier ente es concebido como sujeto. A
partir de Descartes, lo que está en el fundamento es el yo, entonces yo y sujeto
se equiparan. Por ejemplo, en el Diccionario Psicoanálisis de Chemama, sujeto
en términos generales –no en el sentido psicoanalítico- es el hombre mismo
como fundamento de sus pensamientos y sus acciones, o sea, el yo: es el
fundamento, está en el origen y base de sus acciones y pensamientos. Por lo
tanto, habría una especie de fuente unificada de los actos a la que llamaríamos
sujeto.
la propuesta freudiana del ello como instancia, una suerte de inversión del “yo
pienso” cartesiano, o sea, del sujeto que en la modernidad se inaugura como el
fundamento de sus actos y pensamientos. Esto se invierte en “ello habla”. Yo
entiendo que lo que puede querer estar diciendo es que en todo caso no piensa
y habla el yo –para plantearlo esquemáticamente- sino que piensa y habla el ello.
Quiere decir que hay algo que piensa, está bien, pero enseguida podemos decir
que no se trata de un alguien, sino de un algo.
Yendo a lo que implica el término alemán “ello”, Es, que todos conocemos, lo
que pude encontrar –hasta donde entendí, porque no manejo el alemán- es que
se trata de un pronombre que puede ser usado tanto en forma personal como
impersonal. Yo copié y puse en la fotocopia que les repartí, cuatro o cinco
ejemplos de su uso en la forma impersonal y puse la fuente de donde lo obtuve.
En función de estos ejemplos, el uso del término impersonal, de este pronombre
que si tiene un uso personal puede traducirse por “él”, por la tercera personal del
singular; pero si lo traducimos por “ello” o “lo” ya responde al impersonal, por
ejemplo: “no lo aguanto más” o “no se puede fumar”.
En español se puede traducir en algunos casos como “se”, como “lo”, como “ello”,
y está también el Es Gibt que se traduce en español como “hay”. Otro caso es
el “Había una vez…”. Incluimos también el Es regnet que se refiere a la lluvia y
se traduce por nuestro “llueve”, impersonal. En este caso es complicado, porque
es la desinencia del “llueve” lo que marca el impersonal en español, pero
responde a la misma declinación que tiene la tercera persona del singular.
Entonces, fui a buscar en qué sentido para Freud el ello como instancia está
caracterizado como personal. Y por lo menos subrayé dos puntos –que no son
los únicos. En primer lugar, está el precedente de Groddeck, de donde levanta
Freud el término, que era un médico con quien Freud tenía una relación epistolar,
él nos aclara que emplea esta expresión en función de una idea que extrae de
Groddeck, y responde a una concepción cuasi-mística –incluso Groddeck mismo
lo decía- era una fuerza impersonal. Un poder ignoto e ingobernable frente al
cual el yo es pasivo. O sea, es un algo que yo me animo a pensar como la fuente
de ese accionar, como fuerza o poder –y en esto se ve la relación de dominio
que planteaba Alfredo- que gobierna y domina al yo. A la vez, Freud nos aclara
que ya Nietzsche había hablado del ello, en “Más allá del bien y del mal”, les leo
la cita de Nietzsche, está hablando de la frase “ello piensa” como una frase que
usan los lógicos para referirse al momento en que un pensamiento viene en el
momento en que él quiere y no cuando yo quiero. Dice:
Me pareció que Nietszche está aludiendo a este problema del yo que no piensa
y de un pensamiento que viene cuando él quiere, y eso se traspone en “ello
piensa”, este problema consiste en que el ello queda ubicado como una especie
de “otro yo”, de otro yo que llamamos ello y que no soy yo.
“Las vivencias del yo parecen al comienzo perderse para la herencia, pero, si se repiten
con la suficiente frecuencia e intensidad en muchos individuos que se siguen unos a otros
generacionalmente, se trasponen, por así decir, en vivencias del ello, cuyas impresiones
{improntas} son conservadas por herencia. De ese modo, el ello hereditario alberga en
su interior los restos de innumerables existencias-yo.”
O sea, habría yoes dentro del ello. De modo tal que la impersonalidad,
simplificando un poco, tendría que ver con lo que vivieron nuestros
antepasados, es decir, con personas. Esto es para entender por qué Ricoeur
dice “personología”, por qué dice que yo, superyó y ello son variantes del
pronombre personal. El ello, que es un pronombre impersonal en la lengua
alemana, pero que también puede ser pronombre personal, me parece que para
la doctrina freudiana –según los párrafos de Freud que uno elija- se puede
entender como otro yo. Está el riesgo de que se conciba así. El carácter de
impersonalidad del ello también está en su caracterización como un caldero lleno
de pulsiones borboteantes.
135
El superyó es también para Ricoeur una variante del pronombre personal “yo”.
Freud subraya la impersonalidad del superyó, la característica de impersonalidad
que adquiere el superyó como conciencia moral, es heredero del Complejo de
Edipo, pero dice que la impersonalidad del superyó está atenuada en la neurosis.
Por ejemplo, en “Análisis Profano”, dice:
Y lo que nos queda –porque no voy a tomar la realidad como instancia, ya que
para Ricoeur son cuatro las instancias- es el yo, el yo como vasallo, como
esclavo de estos dos amos que son a su vez impersonales pero personales. Se
les puede dar un tratamiento en términos de pronombres personales. Por eso
es que me parece que Ricoeur habla de personología.
“He de experimentar entonces que esto, negado por mí, no sólo "está" en mí, sino que
también ‘actúa’ ocasionalmente desde mi interior.”
Ese es el ello, que no sólo está en mí sino que actúa desde mi interior. Salteo
una oración, y dice:
“Pero este yo se ha desarrollado a partir del ello; forma una unidad biológica con el
mismo; no es más que una parte periférica, especialmente modificada, de aquél; está
subordinado a sus influencias; obedece a los impulsos que parten del ello. Para cualquier
finalidad vital sería vano tratar de separar el yo del ello. Además, ¿de qué me serviría
ceder a mi vanidad moral pretendiendo decretar que en cualquier valoración ética de mi
persona me estaría permitido desdeñar todo lo malo que hay en el ello sin necesidad de
responsabilizar al yo por esos contenidos? La experiencia me demuestra que, no
obstante, asumo esa responsabilidad, que de una u otra manera me veo compelido a
asumirla.”
136
O sea, está clarísimo: para cualquier finalidad vital, es vano separar al yo del
ello. Entonces, es una unidad biológica. Entonces la responsabilidad es del yo.
Me parece que ahí se está pensando en términos del sujeto que Heiddegger
aísla a partir de Descartes, como el fundamento de sus actos y pensamientos, y
no importa que se le atribuya a una instancia del aparato psíquico, porque eso
de todas maneras actúa desde mi interior y soy responsable por ello.
En Lacan sí está el término sujeto como concepto, y sabemos que el sujeto del
inconsciente en Lacan es lo que establece en su axioma como lo que un
significante representa para otro. Pero también Lacan usa el término sujeto
aludiendo a la persona, al paciente, al hombre, o al animal humano que habla,
marcando la condición de que lo humano es lo que nos diferencia de los
animales; también usa sujeto para referirse a esos términos. Y también está la
propuesta de Alfredo de entender al sujeto lacaniano como asunto o tema, que
es una de las primeras acepciones que figura en el diccionario en francés. No
voy a ahondar en eso, pero es lo que enmarcó el trabajo que pude hacer, hasta
donde llegué con el este problema del impersonal.
que también es un sujeto hablante unificado, lo importante es que sea una sola
voz, por ejemplo: si nosotros reivindicamos un enunciado como propio,
asumimos la responsabilidad todos los que estamos acá de una consigna y
salimos a cortar calles, en ese caso “nosotros” no sería otra cosa que una
variación del yo, porque habría una sola voz. Esta función de sujeto es la que
Lacan dice que requerimos en la posición de partida del análisis, requerimos que
el sujeto la suspenda, que esté dispensado de decir “yo digo”, me parece que se
puede pensar en términos del sujeto hablante unificado de la teoría polifónica de
la enunciación, o del locutor en Benveniste.
“¿Qué hacemos nosotros en el análisis sino instaurara por la regla un discurso? Este
discurso es tal que el sujeto suspende algo allí, ¿qué? Lo que precisamente es su función
de sujeto. El sujeto es dispensado de sostener su discurso de un “yo digo”
“Y, para ello, es necesario retomar lo que se refiere a ese sujeto cuestionado aquí por un
procedimiento de artificio, el cual ha sido demandado, en efecto, a no ser aquel que
sostiene todo lo que se está haciendo.
O sea, dice lo mismo que la cita anterior. Pero después sigue y dice:
“No hay que creer sin embargo que él se disipa, pues el psicoanalista está precisamente
allí para representarlo,
138
“No hay que creer sin embargo que él se disipa, pues el psicoanalista está precisamente
allí para representarlo, quiero decir mantenerlo todo el tiempo que él no pueda, en efecto,
reencontrase en cuanto a la causa de su discurso.
“Yo no he dicho que el Otro no sepa, son aquellos que dicen eso los que no saben gran
cosa, a pesar de todos mis esfuerzos porque lo aprendan.
“Yo he dicho que el Otro sabe, porque es evidente porque es el lugar del inconsciente.
Solamente el no es un sujeto. La negación en la fórmula no hay sujeto supuesto saber,
cae sobre el sujeto, no sobre el saber. Esto es fácil de aprehender por poco que se tenga
una experiencia del inconsciente, porque ella se distingue justamente en eso, que no se
sabe quién es que sabe.
Está diciendo que no hay sujeto del inconsciente. Pero nosotros con toda lógica
decimos que hay sujeto del inconsciente, pero él está diciendo que no hay,
porque está diciendo que no hay nadie que sepa. Y menos que menos que sea
el analista. Entonces, esta misma definición está en sintonía con la que aparece
en “Reseñas de enseñanza” del seminario anterior, que es el del Acto analítico
(Sem.15), del 10-06-69, dice:
“Que haya inconsciente quiere decir que hay saber sin sujeto. La idea de instinto aplasta
a este descubrimiento, pero el descubrimiento sobrevive porque ese saber, a la postre, se
comprueba sólo por ser legible”
O sea, hay saber sin sujeto, saber legible –sería una definición del inconsciente-
pero sin sujeto. Otra aclaración muy interesante que hace es que es sujeto que
no se supone –es muy difícil hablar, porque nosotros todo el tiempo trabajamos
con que suponemos un sujeto en lo que se dice, que en el saber suponemos un
sujeto, etc. Pero fíjense que en el sentido en que usa sujeto Lacan, está diciendo
que no se supone ningún sujeto como Otro en el sentido del dios de los filósofos,
que es el dios de Descartes. O sea, un saber que sea Uno, y que lo detente uno,
139
que fuera pensable, dice Lacan, como el principio de razón suficiente, que por
supuesto yo no conocía, así que fui al Diccionario de Ferrater Mora y encontré
obviamente un montón de versiones, pero la principal es la de Leibniz, donde
dice:
“Ningún hecho puede ser verdadero o existente, ni ninguna enunciación verdadera, sin
que haya una razón suficiente para que sea así y no de otro modo”.
M.I.S.: tengo que buscarla porque no la tengo transcripta. Está en la página 347,
en Paradojas del acto analítico, está hablando del Dios que habla, del Dios de la
Biblia, diferenciándolo del Dios de los filósofos. Dice:
“aún cuando el Dios que habla se levanta para irse, para partir, al menos para algunos,
queda el sitio del Otro en tanto que él sitúa el campo unificante, unificado, y tiene un
nombre para aquellos que lo piensan. Llamémosle si quieren, el principio de razón
suficiente.”
Si este nombre que adquiere el Dios de los filósofos como principio de razón
suficiente, pero me parece que más allá de Leibniz, por lo que encontré en
Ferrater Mora, lo sostiene porque hay una formulación del principio que es de
Abelardo, que dice:
“Hoy he planteado hasta este punto mi discurso sobre el acto analítico. ¿Cuál es el punto
dónde situarse este discurso, a saber, el punto desde donde yo lo enuncio? ¿Es el punto
donde se sostiene el sujeto supuesto saber?
Está armando el matema del discurso analítico que es lo que aparece después.
Vean cómo está todo el tiempo cuestionando esto de localizar al analista como
fundamento de sus actos y pensamientos, dice:
“Ciertamente no. Nada está cerrado donde lo que yo abro como interrogación en lo
concerniente a lo que se refiere a este acto. Que yo sea allí el lógico y de un modo que
confirma que esta lógica me hace odioso a todo el mundo, ¿por qué no? Esta lógica se
articula en coordenadas mismas de su práctica y en los puntos en los cuales ella toma su
motivación”
Estoy tratando de repetir y enfocar el problema desde diferentes citas para darle
distintos matices. Justamente porque ahí es donde aparecen los problemas en
el tratamiento -y es el núcleo de mi exposición- del sujeto del inconsciente como
impersonal en Lacan. Porque entonces, si no hay sujeto en el inconsciente, ¿de
quién hablamos? Esa pregunta que aparece como estribillo en toda la
enseñanza de Lacan que es ¿quién habla?
ejemplo: el Es, el ello del alemán, muchas veces juega con que es el sujeto, la
letra S, del sujeto de Lacan. “Ello es” lo traduce en francés por c’est, que para
nosotros sería “eso es”, o “es” directamente. Pero también como s’etre que
podría traducirse en castellano como “serse”. No sé si alcanzan a pescar cómo
varía sobre el juego de la impersonalidad en los verbos y los pronombres.
“Donde ello era”, lo traduce c’etait, a veces pone ça, que es el “eso” nuestro.
Pero también “donde se era”, s’etait. Por ejemplo, en “La Cosa Freudiana”, la
traducción al español es:
“Allá donde ello era, puede decirse, allí donde ‘se era’, quisiéramos hacer entender, mi
deber es que yo venga a ser.”
Y ahí aparece el problema, porque ese yo que viene a ser, ¿de dónde viene?
¿Estamos hablando del sujeto como fuente unificada de actos, pensamientos y
decires, el fundamento, el sujeto como yo de la modernidad?
Me parece muy apropiado ubicar otra versión que da del sujeto del inconsciente
en “Observaciones sobre el informe de Daniel Lagache” donde lo trabaja como
“nadie”. La traducción al castellano es “ya nadie” y ahí hay todo un problema,
porque en francés es Plus-Personne que es el mismo problema que hay con
plus-de-goce y plusvalía. Plus es más, pero también puede ser “ya no más”. De
todas maneras, no sé si recuerdan el párrafo donde juega con la anécdota de
Ulises cuando va a cegar al cíclope, que tiene un solo ojo y le saca el ojo,
entonces, cuando están escapando el gigante dice ¿quién hizo esto? Y Ulises
había sido lo suficientemente astuto como para presentarse con el nombre de
“Nadie”, entonces lo llama como nombre propio, “Nadie lo hizo, Nadie lo hizo”
grita el gigante enfurecido. ¿Quién hizo esto? Nadie lo hizo. “Nadie” es una
manera de nombrar al sujeto del inconsciente y me parece que se entronca
perfectamente con el trabajo que hace con los giros impersonales en este
seminario para poder sostener este aforismo “Donde ello era…” ese yo que debe
advenir, es interesante porque en “La Cosa Freudiana” dice “mi deber es que yo
venga a ser”, y en “Subversión…” dice “el yo debe advenir, desapareciendo del
dicho”, entonces ahí tenemos un yo que adviene desapareciendo, o sea, que no
habría sujeto como yo.
Me interesaba situar esto porque para contrastar con otras versiones que hay en
la actualidad, por ejemplo encontré en J.-M. Vappereau una versión donde el
“Donde ello era, yo debo advenir”, no responde a esta lógica. El yo adviene
desapareciendo del dicho, por lo tanto el sujeto es nadie, podríamos decir, y de
allí pasamos a considerarlo impersonalmente. Pero Vappereau, por ejemplo,
dice que el “Allí donde ello estaba, yo debo advenir” es una solución que
consigue Freud al problema del superyó. Y Vappereau dice:
“Ahí donde estaba, ahí donde había inconsciente, ahí donde efectivamente soy
enteramente dependiente de los otros-porque es lo que dice Freud, yo no soy amo de mí
mismo en mi propia casa-, ahí debo comenzar a decir ‘yo’. Y no hay ninguna
circunstancia atenuante.”86
86
J.-M. Vappereau: Es Uno o es dos, p. 79
142
Creo que Lacan en este seminario da otra versión que permite una posible
resolución al problema de la responsabilidad, que es pensar a la neurosis como
una apuesta, y ahí empiezan a aparecer términos como el en jeu (apuesta), es
otra manera de circunscribir al sujeto. En je, también dice, como una apuesta
que se juega en el drama familiar. Y dice que pensamos a la familia como una
metáfora -y ahí trae un neologismo- de lo que él llamaría famil. Y subraya el il.
Está hablando del superyó, en el sentido de que la apuesta que hace el neurótico
en tanto superyó es asumir la falta paterna, la falta de la pareja parental, como
propia, al estilo del Hombre de las Ratas, que prefiere considerarse criminal él y
no el padre, para decirlo rápidamente. La culpabilización recae entonces sobre
el sujeto. En la apuesta, está en juego un valor. Ese valor, que es el valor que
hace a la condición del deseo para el neurótico, es lo que se apuesta, y en todo
caso, se pierde para sostener un drama, que puede tener este texto del drama
familiar del Hombre de las Ratas, que no se casó con la mujer que quería, etc. Y
el que termina sintiéndose culpable de las peores faltas es el hijo. Una vez
disuelto este problema y levantado el velo que ahora cubre la falla de la pareja
parental, se diluye el problema de la responsabilidad, porque el trabajo que
propone Lacan acá es un paso siguiente que es la interpretación analítica como
la interpretación del deseo. Estoy dando sólo los títulos, pero lo que me interesa
subrayar es cómo empieza a enunciar Lacan este trabajo, por ejemplo: en la
clase 6 del seminario, trabajando con el grafo, circunscribe, le da una lectura a
la falla de la estructura y que es esta:
Y dice:
143
“En el grafo que ustedes conocen, el signo S de A barrado, que representa la respuesta
dada por el Otro al término de lo que se plantea como enunciación deseante, es
exactamente la falla que representa el deseo”.
“No importa lo que “yo me demando” y escribimos aquí “lo que tú quieres” (la demanda
llevada sobre el deseo del Otro)
“El acontecimiento consiste en un dicho. Aquel, sin duda, del cual el “il” marca el lugar.
Entonces, me parece que el sujeto del inconsciente como “nadie”, “nadie lo dice”,
“nadie lo hizo”; está tratado en función de esta expresión impersonal en francés,
que Lacan aprovecha para que no retorne el sujeto como fuente unificada de
actos y pensamientos, para que no se personalice como el ello freudiano, para
que no se cosifique o sustancialice en términos de una fuerza o un poder. Es
acontecimiento de discurso, y discurso de nadie en particular. Esto ya está
trabajado (el “Llueve”) en el Seminario 12.
para Benveniste el que habla es un individuo, pero se refiere a que aparece cada
vez. Para hablar de enunciación, tiene que haber acontecido cada vez. Con lo
145
Ahora, es muy interesante, porque en este diálogo o en esta crítica que hace
Ducrot a Benveniste, cuando Benveniste dice que el acontecimiento se relata
solo, no hay locutor, Ducrot dice que ahí hay un problema y es el mismo problema
que yo estoy tratando de compartir con ustedes. Ducrot dice que puede aparecer
en ese impersonal del acontecimiento un sujeto unificado, que puede ser, por
ejemplo, la historia o la verdad. Pueden hablar la historia o la verdad, “la historia
lo juzgará”, por ejemplo. Entonces ahí aparecería otra vez el sujeto unificado.
Entonces, directamente lo que propone Ducrot es la diferenciación entre lo que
sería el sujeto hablante como locutor, responsable del enunciado; de lo que llama
los enunciadores, que son los puntos de vista de lo que se dice en el enunciado.
Por ejemplo: el marido ronca y la mujer no puede dormir en toda la noche, a la
mañana el marido se levanta y dice “no pude pegar un ojo”, y la mujer contesta
“sí, seguro que no dormiste, pero de todas maneras roncaste”, fíjense cómo la
responsabilización por la autoría del enunciado no recae sobre el que está
hablando, en el sentido de que dice “sí, seguro no dormiste” parece que ya
estuviera consensuando la apreciación del marido, pero por ese “pero sin
embargo, roncaste” nos enteramos de que “seguro dormiste” era plantear el
punto de vista del marido para presentarlo como absurdo y desmentirlo. Esa
fuente de puntos de vista, Ducrot los llama enunciadores. Y lo toma del estudio
de la narratología, donde están los puntos de vista, está el narrador que puede
ser impersonal, el ejemplo es Proust, puede haber un narrador impersonal pero
146
M.I.S.: me parece que uno de los disparadores de este problema es lo que vos
has trabajado desde diferentes ángulos como la superposición Freud-Lacan. Se
me ocurre que es fundamental entender eso, porque de hecho es como durante
muchos años leí a Lacan. Entendiendo que el ello freudiano es el Es lacaniano,
como el sujeto lacaniano. Y por más que el aparato psíquico esté dividido en
tres instancias que no las consideramos –siempre nos enseñaron así- al estilo
del inconsciente de los filósofos, pero lo que caracteriza al ello tiene resonancias
muy parecidas a Groddeck, o a Schopenhauer, si entendemos que el sujeto
lacaniano se superpone a ese ello, y ahí decimos “eso es el sujeto dividido”, hice
un esfuerzo especial por no hablar de sujeto dividido, porque me parece que es
una forma que paradójicamente puede cerrar los problemas mal. Porque se
termina diciendo que no es el sujeto de los filósofos, no es el yo de Descartes,
sino que es el sujeto dividido en dos, entonces me parece que en principio se
podría pensar que esta superposición de los autores retraducidas Freud con
Lacan y Lacan con Freud, nos lleva a jerarquizar esa maniobra de Freud en el
análisis de Dora. Y el problema es que Lacan pone en la dirección de la cura esa
maniobra, y la que opera sobre el Hombre de las Ratas, como la que sugiere,
como la intervención necesaria de parte del analista del comienzo de la cura.
Pero me parece que el efecto que se produce es que se reprime la intervención
sobre el Hombre de las Ratas, que no consistió en hacerlo responsable de lo que
se quejaba sino de proponerle un tratamiento lógico para la interpretación de los
síntomas, y nos quedamos con el contra-ejemplo que es el de Dora. Me parece
que el diagnóstico que vos hacés de la lectura de Lacan y Freud en continuo,
puede llevar a que reaparezca el sujeto bajo distintas versiones, una puede ser
el goce. Después hay todo otro costado del problema y es el del sujeto como
sustancia. Lacan dice, en el seminario, que hay que pensarlo al sujeto en el
marco del tratamiento de la sustancia en Aristóteles, lo cual es un bodrio, porque
está el hypokéimenon pero también está la ousía, uno se traduce como sujeto y
el otro término como realidad, entidad, esencia, etc. Y me parece que eso fue
leído en tanto cuerpo como sustancia gozante, el sujeto como ousìa de
Aristóteles se tradujo en sustancia gozante, y al hypokèimenon como sujeto
lógico, como sujeto y predicado, se lo hace responsable de lo que goza. Por eso
yo me preguntaba en esa conclusión del seminario de Miller “El Otro que no
existe y sus comités de ética”, a quién se refiere Miller cuando dice que hay que
arreglárselas con el síntoma, porque encima, lo dice en impersonal. Hay que
arreglárselas con el síntoma, ¿qué es? ¿Algo que se produce mecánicamente?
¿Se trata de una fuerza que anda sola y la persona tiene que dominar,
arreglárselas para no sufrir? No tengo respuesta.
Comentario: inaudible.
M.I.S.: el analista como lógico, que se escribe con la letra a, ¿es la persona del
analista? ¿O es un efecto que se produce en la articulación de un saber cuando
se lee?
148
Alfredo E.: una cosa es que empiece a existir una cierta corriente psicoanalítica
que postule la noción de sujeto como “nadie”, y otra cosa es que se concluya de
ello que no se pueda leer. Porque ahí habría que ver qué se ataca mediante esa
crítica. Y me da la impresión de que se ataca fundamentalmente al Uno. Que es
una discusión muy delicada. Lo que vos decías, me parece, es que la crítica al
aparato psíquico de Freud es que las tres divisiones, cada una de ellas, es una
consigo misma, es Una, son tres Unos. Y me da la impresión de que el
tratamiento del saber que está proponiendo Lacan, lo propone siempre en
inmixión de Otredad, que me da la impresión de que implica que no es Uno y
que a su vez requiere del Otro. Con lo cual, si lo presentásemos como
“nosotros”, como “nosotros” puede ser reducido a Uno, ¿cuál sería la forma de
no reducir a Uno el nosotros? Es un argumento de Hannah Arendt sobre el juicio
de Nuremberg: cuando los nazis se defendían decían que era cierto, que “todos
eran responsables”. Hannah Arendt dice que si todos son responsables, ninguno
lo es. Entonces, me parece que la salida es por el nosotros, pero de un nosotros
que esté prevenido de no consistir en Uno. Que incluya también la Otredad. La
Otredad no es la instancia que arma dialéctica para el sujeto, sino que inmixión
de Otredad lo que está diciendo es que aún para el conjunto más vasto y
numeroso, que constituya al nosotros, a pesar de eso, el asunto es ver si ese
conjunto, que constituye un nosotros tan fuerte, está cerrado en Uno o si
incorpora la inmixión de Otredad. En caso de incorporar la inmixión de
Otredad… Lacan trabajó mucho en la Conferencia de Baltimore, que no es del
Otro sino de Otredad. Y me parece que esa dimensión de Otredad sugiere como
aquello que cada vez que uno contempla el conjunto, no pierda de vista en
contemplar lo Otro de ese conjunto, que impide que haga Uno. Por ejemplo: en
determinada época se piensa. El fundamento de la aritmética se pensó a fines
del siglo XIX, y decir “se pensó” implica: Cantor, Frege, Dedekin,… más del Otro,
o más lo Otro que pertenece (…). Un nosotros que no haga Uno. En la escena
analítica, muchas veces, si un paciente dice “por lo que hemos dicho la sesión
pasada…”, ese “que hemos dicho”, con ¿qué se contrasta? El analista podría
decir “no, no hemos dicho eso, eso no fue dicho”, o el paciente puede decir una
frase más interesante: “porque a mí me pareció que habíamos dicho”, y si uno
tiene la sensación de que no fue dicho ¿podría haber sido dicho no obstante?
Podría haber sido perfectamente. En ese caso, sería una dimensión de Otredad.
A.E.: más aún: que en la polifonía siempre hay que sumar otra, otra más de las
que contemplamos. Escapamos al problema tan solo si siempre tenemos en
cuenta en nuestra cuenta la inmixión de Otredad.
A.E.: ahí lo que nos queda por trabajar de manera más precisa es la diferencia
entre A y a. Porque si no, se equipara el Otro con el objeto a. Lo que tenemos
que trabajar mejor es ese camino de un Otro al otro, porque si no, se nos
149
Comentario inaudible
Comentarios inaudibles.
M.I.S.: (…) una instancia que se haga responsable de los impulsos del ello.
Comentarios inaudibles.-
150
87
Lacan, J. Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI. (1988) p. 59
151
interesante ver cómo Lacan testimonia de por qué él arribó a Freud, por qué
llegó a Freud. La pregunta que yo les leí era:
“He aquí la pregunta en que podría anunciarse ese abordar el revés del proyecto
freudiano con que hemos caracterizado recientemente el nuestro.”88
¿Se acuerdan que yo les había leído esta cita? La frase empieza: “He aquí la
pregunta…” ¿cuál es la pregunta? La del párrafo anterior. Vean la pregunta del
párrafo anterior:
“¿Qué resulta en estas condiciones de aquel entrecruzamiento por el cual la identidad
de los pensamientos que provienen del inconsciente ofrece su trama al proceso
secundario, permitiendo a la realidad establecerse a satisfacción del principio de
placer?”89
¿Entienden por qué no la leí ayer? Porque no se entiende nada. Se las leo
nuevamente, recuerden que es la pregunta inmediatamente anterior a proponer
abordar el proyecto freudiano al revés. La pregunta de 1936 es:
“¿Qué resulta en estas condiciones de aquel entrecruzamiento por el cual la identidad
de los pensamientos…
¿Se acuerdan del doble quiasma del Seminario 7? Se está refiriendo a ese
entrecruzamiento.
…que provienen del inconsciente ofrece su trama al proceso secundario, permitiendo a
la realidad establecerse a satisfacción del principio de placer?”
¿Qué resulta en estas condiciones? Podríamos decir ¿cuáles son estas
condiciones? El párrafo anterior. Se los leo:
“Freud en su ‘Más allá’ da cabida al hecho de que el principio de placer, al que ha
dado en suma un sentido nuevo al instalar en el circuito de la realidad, como proceso
primario, la articulación significante de la repetición, viene a tomar uno más nuevo aún
por facilitar el derribo de su barrera tradicional del lado de un goce –cuyo ser entonces
se reviste con el masoquismo, o incluso se abre sobre la pulsión de muerte.90
¿Ven el goce? ¿Ven que el goce está planteado en el contexto de discutir el
principio de placer y el principio de realidad en Freud? Voy a reorientar parte
del trabajo que voy a realizar para la próxima en función de esta cita. El
concepto de goce, como principio. Es importante que no perdamos de vista que
principio de placer y principio de realidad son principios, principios que mueven,
que motorizan. Quizás con Lacan haya una reelaboración de qué funciona
como principio en psicoanálisis, y quizás el concepto de goce haya sido
introducido para desarrollar esta problemática. Yo estoy trabajando con esta
idea.
Respecto de la propuesta de la profesora Rabinovich sobre el giro a la
izquierda, o el giro a la derecha; yo espero no haber dicho ayer, y si lo dije me
rectifico, que esto gire a la derecha o a la izquierda. Esto no gira hacia derecha
o izquierda: uno puede hacerlo girar hacia la derecha o hacia la izquierda.
Depende el giro que uno le asigne, serán los resultados. Habría una discusión
profunda con lo que plantearía la profesora Rabinovich, ya que ella afirmaría
que se parte del discurso universitario (U), eso seguro que no, porque se parte
del discurso del amo (M), en Lacan se parte desde el discurso del amo, o sea,
que un significante representa al sujeto ante otro significante, no hay forma de
88
Ibíd. p. 62
89
Ibíd. pp. 62-63
90
Ibíd. p. 62
152
partir de otra manera. Igualmente, a esta forma de partir (M), hoy la voy a abrir
y la voy a cuestionar, para salir de la ingenuidad de la suposición de que un
significante represente al sujeto ante otro significante, signifique que S1 está
primero, suponer eso es una ingenuidad que no se sostiene en la práctica.
Lo que propongo es que se parte de (M), discurso amo, Maitre. Si se gira hacia
la izquierda, se obtiene el universitario (U), si se da una vuelta más se obtiene
el analítico (A), y si se da una vuelta más, el histérico (A).
H A U M
M H A U
Pases
entrada en análisis salida de análisis
($◊D)
S1 S2
S1 S2
batería y tesoro
A
153
91
Lacan, J.: El Seminario. Libro 17. Buenos Aires: Paidòs (1992) p. 11
155
previo
S1 → S2
exterior al batería
campo del A A
saber
92
Ibíd.
156
¿X? Y Z Y
S1 → S2
¿es así? Digo, ¿terminó el análisis así? ¿O realmente es ahí que aparece el
verdadero momento del análisis? Entonces puedo poner todo esto entre
comillas y volver a preguntar: “¿y por qué cada vez que su papá se iba de
casa, usted perdía el sueño? Ya que hemos verificado que cada vez que su
papá dejaba a su mamá, usted perdía el sueño”. ¿Por qué? Porque podría
haber tenido enuresis… por ejemplo. O podría no haberle pasado nada. ¿Por
qué le pasó eso? ¿Por qué le pasa hoy, y por qué le pasó eso? ¿No creen
que en ese sentido podríamos encontrar algo de este lado?, por ejemplo:
“Ahora me acuerdo que mi mamá siempre decía que si alguno de nosotros se
iba, acá no dormía más nadie”, disculpen el ejemplo pero no se me ocurrió otro.
Entonces, esa frase estaba de antes.
a b c “¿X? Y Z Y”
¿ S1 S1 → S2 ?
S2
Con lo cual, en este momento, este término S1, pasa a ser S2. Y por efecto de
esa pregunta que hicimos de ese S2 sobre ese S1, el que era S1 se convirtió en
S2 y este material (a b c) empieza a ser S1. Con lo cual, lo que estamos
tratando de plantear es que para el psicoanálisis, respecto de cualquier término
que interviene, hay un saber que se considera previo. Pero previo no quiere
decir que esté de uno ni otro lado. Previo refiere a que nosotros suponemos
que hay una lógica operante, posible de ser establecida en un trabajo de cierta
índole, que dé alguna posibilidad de operar y que además produzca efectos
157
clínicos. Lo cual no tiene nada que ver con decir que el discurso universitario
sea previo, etc.
Y Lacan sigue diciendo en el Seminario 17:
“Y su supuesto, ύποκείμενον, es el sujeto, en tanto representa este rasgo específico que
debe distinguirse del individuo viviente.93
Para Lacan, todo este sistema, que es algebraico –a mi entender- tiene una
virtud, y es la que se presenta cuando Lacan los presenta, y es que cada vez
que los presenta dice que “se lee”: la virtud es que nos obliga a leerlo. Vamos
a tener que estar advertidos de que vamos a tener que leerlo en cada caso. Si
yo fuera a verlos como analistas por mi insomnio, ¿están convencidos de que
S1 que interviene sobre S2, sea “insomnio”, o querrán escuchar un poco más,
porque seguramente en poco tiempo será otra cosa? Parecía que era
insomnio, pero en realidad el verdadero problema eran dificultades en el
trabajo, eran las dificultades en el trabajo las que producían insomnio. Lo que
me producía insomnio era el temor a que me echaran del trabajo, no lo sabía,
apareció en el análisis. Hay que leer, y hay que leer cada vez, y eso significa
que a veces haya que sustituir.
Teníamos entonces que S1 interviene sobre S2, y su supuesto, lo puesto abajo,
es el sujeto, desde Heidegger –como citaron Haydeè y María Inés- se ha
recuperado el valor de hypokéimenon como “puesto abajo”, supuesto. El sujeto
en tanto representa este rasgo que debe distinguirse del individuo viviente,
¿cuál es? El sitio de la marca. Quiere decir que tenemos a $ como el sitio, el
lugar de la marca, y S1 es la marca, y a partir de las clases de María Inés y de
Haydeè, claramente ya podemos establecerlo como sujeto impersonal, como el
sitio de la marca. Lacan no define habitualmente al sujeto como sitio, en
general, el que es lugar es el A. Pero aquí lo define como sitio de la marca y lo
distingue de cualquier viviente. Y Lacan agrega:
“… pero lo que el sujeto introduce por medio del estatuto del saber es de otro orden.”94
Quiere decir que el sujeto no solamente es el sitio de la marca sino que
también implica la dimensión del saber. Tenemos entonces una marca, que ya
veremos cómo opera, el campo del saber que para nosotros es una necesidad
lógica que planteamos siempre como previa; tenemos supuesto un sitio de la
marca pero que ese sitio introduce también el estatuto del saber. Y ahí viene el
problema:
“… di en llamar saber al goce del Otro.”95
La fórmula sería (j(A)), el goce del Otro. El saber nombra, designa, el goce del
Otro, quiere decir seguro que no se trata de cuerpos biológicos, seguro no se
trata de energías corporales, ni ninguna dimensión vinculada a la pulsión
freudiana. Es cierto que cuando el saber aparece tan sólo en pequeñas líneas
negativas, uno no tiene la certeza de saber mucho, ni que se avance mucho;
pero esta entrada del goce –al menos esta entrada del goce en el Seminario
17- no indica ningún funcionamiento de lo corporal, acá el cuerpo biológico no
tiene nada que ver. La virtud de esa presencia del goce seguro no tiene nada
que ver con el cuerpo biológico de nadie, no tiene que ver con la res extensa ni
93
Ibíd.
94
Ibíd.
95
Ibíd. p. 12
158
S1
S1 → S2
Incide entre S3
Si esto es una red, este término interviene, o sea, incide en alguna articulación
entre elementos de ese saber. Es como yo tiendo a pensar la intervención,
porque hasta este seminario, he trabajado mucho con el sujeto “intervalar”.
Aquí queda disuelto el sujeto intervalar, ya no es más S1…S2 y el intervalo en el
medio, porque S1→S2 ya no es más la cadena significante, sino que un término
que repite e insiste sobre un campo articulado ya como saber, ya ordenado.
Se disuelve el sujeto intervalar. Y de hecho, una consecuencia de esta
escritura de Lacan es que el sujeto deja de estar en el medio y queda bajo S1.
En la cadena significante standard, se escribía así:
S1 … S2
$
$ en el intervalo, ni uno ni otro, pero uno y otro. Intervalo significa entre dos
marcas. Quizás la palabra sea casual o esté respondiendo a este problema.
Pero igualmente les propongo que este es un problema clínico: si el Otro es un
campo articulado previamente como saber, ¿qué participa de este campo?
Todo. Cada vez que viene un paciente, ¿en qué contexto tendremos que
estudiar cómo interviene S1? ¿Cuál sería el contexto? Es un problema clínico
muy importante. Puede ser que esté referido a la historia, a la economía, a la
política, a cuestiones filosóficas, etc. Hay que delinear cierto acotamiento de
este campo del Otro para poder aplicar. Se podría pensar cómo incide S1 entre
S2 y S3, pero ¿S1 respecto de todo S2? O no se puede pensar, o sería como lo
que pasa en la cola del Banco, cuando la gente se pone a hablar con el que
tiene adelante y confiesa a desconocidos cosas terribles, y uno ¿qué le dice?
“Aaah, claaaro, mire usted…” ¡Nada! ¿Qué le vamos a decir, si no sabemos
nada del contexto? Salvo que seamos psicólogos y entonces ya sabemos
cómo tiene que reaccionar la gente ante cada cosa. O uno sabe o no sabe, no
hay otra forma de trabajar en la red de la vastedad del Otro. Me parece que
uno tiene que producir un acotamiento, y quizás ese acotamiento esté indicado
160
por dónde interviene, en qué tipo de subcampos del campo del Otro interviene
ese S1.
Retomo la cita de la página 14 del Seminario 17 que les leí ayer:
“… la experiencia analítica, en tanto es estructura de discurso. Puesto que no debemos
olvidar que la pulsión de muerte no se inventa observando el comportamiento de la
gente.”
Y ahí aparece una frase que vamos a tener que trabajar, porque me parece
que hace problema, y es en la página 16:
“…el discurso estructura el mundo real,…”
Y en la página 17:
“…en la experiencia analítica, que es una experiencia de discurso.”
Así como María Inés se preguntaba si cuando Lacan utiliza sujeto lo hace en el
mismo sentido, les cuento cómo me posiciono yo frente a autores como Freud
y como Lacan. Me parece que Freud introdujo una subversión a la tendencia
occidental de su época respecto de cómo concebir el sufrimiento, me parece
que efectivamente introdujo esa subversión. Pero en su forma de decirlo y en
su forma de concebirlo, habilitó dos vertientes: una que sostenía esa
subversión y otra que la anulaba. Mi impresión es que con Lacan sucede
exactamente lo mismo: en Lacan hay textos para sostener la subversión del
sujeto, y hay textos para que la progresión de su propio decir implique un
retorno a un psicoanálisis –a mi entender- estrictamente kleiniano. Yo ya he
dicho y he publicado que entre J.-A. Miller y M. Klein no hay diferencias
teóricas. Ya he firmado y publicado que la característica fundamental del
psicoanálisis milleriano es que es kleiniano: que implica el imperio de la pulsión
de muerte considerada como un instinto que proviene del cuerpo, lisa y
llanamente. Pero me parece que eso está habilitado con muchos decires de
Lacan, porque Lacan no es un autor –como ninguno en este tipo de disciplinas
que no es ni física ni matemática- que esté caracterizado por tener un decir que
sea unívoco, salvo que tengan una sola cosa para decir, pero si se trata de una
enseñanza viva, de 25/30 años, tiene idas y vueltas permanentes. Y me
parece que aquí tenemos un ejemplo: puesto que dice que el discurso
estructura el mundo real, pero no aclara que eso es para el psicoanalista. Con
lo cual, deja habilitada la posibilidad de hacer de los cuatro discursos una
cosmovisión. Y efectivamente, se utilizan los cuatro discursos de Lacan para
hacer una cosmovisión.
“… Una vez surgido S1, primer tiempo, se repite ante S2. De esta puesta en relación
surge el sujeto, representado por algo, por cierta pérdida,…”
La pérdida es el objeto a, y dice que llamó plus-de-gozar a ese objeto a.
Vayamos a la cita, que me parece importantísima, salvando los problemas que
no voy a tomar que es cuando me parece que Lacan deja este hilo del
argumento para argumentar hacia otros destinos en los que no me interesa
seguirlo en ese punto:
“Una vez surgido S1, primer tiempo, se repite ante S2. De esta puesta en relación [S1→S2]
surge el sujeto, representado por algo, por cierta pérdida
Es obvio que si el S1 del primer tiempo se repite ante ese S2, es porque S2
estaba antes, antes del primer tiempo del S1. Cada vez que yo argumento a
favor de algo, también lo hago en contra de algo, en este caso estoy
argumentando contra el rasgo unario de los lacanianos, concebido como esa
161
Freud, podría ser que Lacan estuviese proponiendo algo así como una solución
a este problema –y quizás por eso se llama plusvalía, porque es donde está el
valor- como condición particular. Con lo cual, para nosotros, lo que sería valor,
ya tendría la connotación de ser de cada uno, pero sería verdaderamente lo
que nos rescataría de esta posición de solamente supuestos, o sea, la falta de
persona ($). Dada la falta de persona –el impersonal, ($)- y no sólo como lo
cita Lacan en el sentido de las máscaras del teatro, sino persona también como
las personas de la Santísima Trinidad, como San Agustín arma la Trinidad
pasando de esencias a personas, porque ahí es como en Occidente se
establece que cada uno seamos personas, porque puede ser que la persona
no levante bien el problema que podríamos llamar –desde el Seminario 11- la
alienación del sujeto. Alienación en tanto efecto mortificante que produce la
modalidad de existir en sociedad para nosotros, y lo que nos rescate de esa
mortificación sea el objeto a.
S1 → S 2
$ a
ahora mismo- y es ¿qué hago yo acá?? Con lo cual, entiendan que lo que nos
estamos planteando es una posición frente a un tipo muy peculiar de malestar y
que el discurso del amo es la forma de plantearlo psicoanalíticamente. El
discurso del amo no es una malformación de las cosas, o cuando las cosas van
mal en psicoanálisis, o algo que haya que corregir. Sino que ya es una posición
psicoanalítica –propuesta por Lacan- para un tipo de clínica que se nos
presenta a nosotros en tanto analistas, y podría ser que esta máquina de los
cuatro discursos nos permita tener una idea de cómo podemos maniobrar.
Dado que está muy avanzada la hora, dejamos el espacio de preguntas para la
próxima. -
166
96
Lacan, J.: El Seminario, Libro 17. Buenos Aires: Paidós. (1999). p. 91
168
Es clarísimo que Lacan dice que es por el surgimiento del discurso psicoanalítico
que fue capaz de articular los otros tres. Quiere decir que el planteo de los otros
tres discursos que junto con el psicoanalítico forman cuatro, es a consecuencia
del advenimiento del discurso psicoanalítico. Eso lo en el Seminario 17. Pero
ahora voy a citar de la conferencia “Sobre la experiencia del pase”, del 3 de
noviembre de 1973, donde ahí Lacan dice:
“Si por estos cuatrípodos y su rotación pude especificar el discurso del amo, como
también otros discursos, (…) esto solo fue a partir del discurso analítico.”97
Con lo cual, es clarísimo que Lacan sostiene que es a partir del discurso del
psicoanálisis que se pueden establecer los otros tres. En el año ’72, en la
conferencia de Lacan en Milán, publicada en el libro Lacan en Italia, de la cual
tenemos una traducción castellana en una ficha de Páremai, allí Lacan afirma:
“No es menos cierto que lo que estoy diciendo ahora…
… y es importante para nosotros porque es ahí donde Lacan plantea el discurso
capitalista, y plantea el problema que está en el pizarrón, donde lo más
problemático de todo es lo que les marqué en rojo98.
“No es menos cierto que lo que estoy diciendo ahora - lo que seguramente será explotado
de aquí a veinte años-…
… venimos con diez años de atraso…
“…cuando es a las estructuras de la lógica matemática que recurro, para definir de qué
se trata en lo que llamo discurso psicoanalítico.”99
Quiere decir que a partir de la existencia del discurso psicoanalítico, Lacan puede
articular los otros tres que forman con él los cuatro discursos, pero es con la
herramienta de la lógica matemática mediante la cual Lacan lo constituye. Lo
digo porque muchos no tienen clara la función de la lógica matemática en la
constitución de esta teoría.
Del Seminario 18, la clase 2, “El saber del psicoanalista”:
“El objeto a es lo que permite tetraedrar estos cuatro discursos. Cada uno de estos
discursos a su modo. Y es por supuesto, lo que no pueden ver. ¿Quiénes? Los analistas.
Es que el objeto a no es un punto que se localice en algún lugar de los cuatro, es la
construcción misma, es el matema tetraédrico de esos discursos.
Con lo cual, si Lacan dice que es a partir del discurso psicoanalítico, luego aclara
que es a partir de allí pero en función del objeto a. O sea, es en función del
objeto a, del discurso psicoanalítico, como se pueden constituir los otros tres
discursos para formar cuatro, con la herramienta de la lógica matemática, porque
son cuasi-matemas.
Otra cita de “Sobre la experiencia del pase”:
“Si no existiera el discurso analítico, nunca habría pensado yo el discurso del amo como,
(…) el fondo de nuestra experiencia, a saber: la estructura misma del inconsciente; antes
que yo, nadie había pensado en referir a eso el discurso del amo. Es notable, y a mí
mismo me sorprendió, que se diera allí como necesario, bajo el término del “plus-de-
gozar”, lo que en el discurso capitalista Marx supo detectar como la plusvalía.”100
97
Lacan, J. “Sobre la experiencia del pase”. En Ornicar? 1, El saber del psicoanálisis. Barcelona: Petrel. p. 33
98
Ver los esquemas en página 6 de esta desgrabación.
99
Lacan, J. “Conferencia en Milán”, 12 de mayo de 1972. En Lacan en Italia, Milán: La Salamandra (1978) pp. 32-
55. - Traducción castellana de Carlos Ruiz en Ficha de Pàremai Nº 001, p. 11 (www.paremai.org)
100
Lacan, J. “Sobre la experiencia del pase”. En Ornicar? 1, El saber del psicoanálisis. Barcelona: Petrel. pp. 33-34.
169
Con lo cual, observen que Lacan, en el ’73, es capaz de decir que el discurso del
amo es el discurso del inconsciente. Y es por eso que el envés del psicoanálisis
es el inconsciente.
Recordarán que la vez pasada surgió la polémica en torno a cómo giraban los
discursos, si hacia izquierda o hacia derecha, no suponiendo que fuera a la
sanfasón, según cómo cada uno lo quiera hacer; sino que en la máquina hay un
tipo de funcionamiento implícito, como si dijéramos que el reloj gira en el sentido
horario. O sea, si el reloj tiene manecillas, éstas sólo giran en sentido horario.
Cada máquina gira en un sentido. Entonces, nos habíamos planteado hacia
dónde giraba la máquina de los cuatro discursos, si hacia izquierda o hacia
derecha, y por otra parte nos habíamos preguntado también por dónde se
comenzaba. Yo les había planteado que se comenzaba sin lugar a dudas por
el discurso del amo, pero uno de ustedes había comentado que otro autor había
planteado que se comenzaba por el universitario.
Tenemos entonces que Lacan dice que la máquina se constituye por el discurso
analítico –del cual su envés es el discurso del amo- y que el discurso del amo es
el discurso del inconsciente. Todo esto lo desarrollaremos bastante más. Esta
máquina, que es definida en su estructura como matema, dice Lacan que se trata
de un aparato algebraico que permite una formalización del discurso. Aclara que
el procedimiento es el “cuarto de vuelta”, para los que están familiarizados con
la enseñanza de Lacan sabrán que este procedimiento del cuarto de vuelta ya
había sido trabajado por Lacan varias veces antes, por ejemplo con el esquema
Z en “Kant con Sade”101, la estructura misma de “Kant con Sade” se funda en
cuartos de vuelta que Lacan opera sobre el esquema Lambda.
En la página 181 del Seminario 17, lo cito para la polémica, Lacan dice
claramente que cada discurso es un cuarto de vuelta en relación con el discurso
del amo. Yo tomé para una revisión la polémica que se armó en nuestro
encuentro pasado –sobre si se parte del discurso universitario o del discurso del
amo- y revisé nuevamente todas mis notas y apuntes sobre el problema, y ahora
tengo claramente la posibilidad de demostrarles que al menos en una cantidad
muy importante y muy clara, Lacan sostiene que se parte del discurso del amo.
Un lugar donde lo sostiene es en la página 181 del Seminario 17 en español. En
la página 41 del mismo seminario dice:
“…es una permutación circular, con términos que permanecen en el mismo orden-,…”
Eso es clave: se trata de una permutación circular de elementos que permanecen
en el mismo orden.
Elisa Bellmann: perdón, pero cuando dice que cada discurso es un cuarto de
vuelta respecto del discurso del amo, ¿también se refiere al discurso analítico?
A.E.: sí, porque ahí serían dos cuartos de vuelta. Cuando hablamos del cuarto
de vuelta, no se está especificando qué cantidad de cuartos de vuelta, sino que
se refiere a ¼ -uno sobre cuatro- pero no dice si es una vez ¼ o dos veces.
Entonces, hasta la Conferencia en Milán, lo que va a ser clave para nosotros es
que los cuatro términos giran siempre en el mismo orden, es inamovible el orden.
Siempre el orden será girando hacia la derecha o hacia la izquierda, pero nunca
se podrá quitar un elemento y cambiarlo de lugar alterando el orden en el que
rotan, como sí hace Lacan con el discurso capitalista y he ahí el problema: desde
101
Lacan, J.: “Kant con Sade” en Escritos 2. Buenos Aires: Siglo XXI (1988). pp. 744-770
170
el discurso del amo invierte los dos términos de la derecha (S1, $), sublevando
la norma constitutiva de este aparato algebraico:
$ a S1 a
U M H
Pero eso es superficial, no estamos planteando las cosas de ese modo. De lo
que estamos hablando es de cómo deben permutar las cuatro letras en ese
orden, para pasar de un discurso a otro. ¿Se ve la diferencia? Porque plantear
el sentido de los giros confunde mucho. Porque si yo escribo: UM, voy a decir
que el giro es dextrógiro, pero si escribo MU, el giro es levógiro… Planteado así,
depende de lo que yo escriba en la pizarra. Y en realidad el movimiento no
depende de lo que yo escriba en la pizarra sino del funcionamiento de la
máquina. De hecho, como el funcionamiento es circular, uno puede hacer una
secuencia de las cuatro letras, por ejemplo: M H A U M… y podría cortar en
cualquier lugar, porque el funcionamiento es circular:
M H A U M…
corte
U M H
Digo que no es lo mismo que en el grafo, porque: habría que sustituir primero la
estructura pentagramática por una polifonía, y segundo, porque ahí se trata de
un significante, luego otro, y luego otro, etc. Pero aquí, en este primer enlace,
S2 no es el segundo significante de la cadena significante. S1 es un significante
que tiene la función amo respecto del conjunto de los significantes, que es S 2,
cuyo nombre es A, y que para describirlo lo llama “saber”. Y si lo llamamos
“saber” es evidente que es el conjunto de los significantes y no un significante,
ya que un significante en cuanto tal no significa nada, hace falta el conjunto de
los significantes para que pueda establecerse lo que ahí se sabe.
Entonces, los enlaces que fundan discurso son:
S 1 → S2 A
$ → S1
a → $
S2 → a
Para que quede claro que Lacan se está refiriendo a otra cosa y no a la relación
de la cadena significante S1…S2, mediante este S1 y este S2 es que la flecha va
hacia un lado, mientras que entre el S1 y el S2 de la cadena está el vector de la
anticipación y el vector retroactivo, pero en el discurso no.
174
Discurso: S1 → S 2
Cadena: S1 S2
dirección de la cura
M → H → A
recorrido del análisis
102
Lacan, J.: El Seminario, Libro 17. Buenos Aires: Paidós. (1999). p. 56
103
Kreszes, D., “La elección deliberada de una ley inexorable”, en Imago Agenda Nº 110. Buenos Aires: Letra Viva.
(2007). p. 30
176
ése produzca lo que se produce. Esos son los lugares. No es tan clara la división
en lugares, funciones y partes de la máquina.
Al final del Seminario 17, en la página 182, empieza a aparecer que al lugar de
agente también se lo llama “semblante”. Al final del seminario empieza a
aparecer la pregunta que Lacan se hace de esta estructura, porque en esa
página se pregunta: al que hace actuar, ¿quién lo hace actuar a su vez? Es
decir, le empieza a vacilar a Lacan la función de agente. ¿Es cierto que sea el
amo quien hace que los esclavos produzcan? ¿Creen eso? ¿Por qué no se
escapan 5000 presos de alta seguridad, cuando sólo hay 8 carceleros, gordos,
con armas que no funcionan, y comiendo pizza? ¿Creen que son esos 8
custodios los que hacen que los 5000 no se escapen? Con que sólo se subleve
un cuarto de los presos… ¿se ve el problema? ¿Dónde está el dominio? El
analista ¿es dominante del paciente? ¿Eso se verifica? Sí, hasta el día que al
paciente se le ocurre no venir nunca más… ¿Es verdad que hay amo, o se trata
de un semblante de amo? Es una pregunta interesante el que haya amos, o si
no se trata de que hay mucha gente que quiere que haya amos y hacen el
semblante de que alguno lo es y otros hacen que son esclavos. ¿Es verdad? No
estoy diciendo con esto que no sea posible que un ejército haga desaparecer a
miles de personas, cuidado, no digo con esto que haya gente “tonta” que se deja
matar, no, no estoy diciendo eso. Digo que evidentemente hay un problema aquí.
De hecho, en la dialéctica del amo y del esclavo de Hegel, Lacan siempre dijo
que había un problema y es que en la lucha a muerte por el puro prestigio, en la
dialéctica del amo y el esclavo, comienza por alguien que desea ser reconocido.
Para Hegel, para que ese reconocimiento valga, lo tiene que aportar alguien que
también quiera ser reconocido como hombre. Ahora, ese reconocimiento no es
mutuo, no es “yo te reconozco a vos y vos me reconocés a mí”, sino que uno
tiene que doblegar al otro para que lo reconozca o viceversa. Pero ¿cómo
demuestro yo, en ese mito hegeliano, que soy hombre? Por estar dispuesto a
perder la vida animal, por lo tanto, la lucha debe ser a muerte. Lacan dice: si los
dos mueren, la dialéctica no sirvió para nada. Para que la dialéctica sirva, uno
tiene que renunciar a ser reconocido por el otro, y Lacan dice ¿cómo se hace
para que uno testimonie, dos luchando a muerte con la espada… recuerden que
es un mito antropogenético –no habría hombre antes- cómo hacer para bajar el
arma y que el otro no me mate? ¿Se entiende que tuvo que haber acuerdo previo,
como el “pido” del juego de la mancha? Eso tiene que ser pactado antes. La
dialéctica tiene un defecto, porque que uno baje la lanza reconociendo al otro
como amo, no se distingue, en una lucha a muerte, del cansancio de uno de los
combatientes y que frente a eso el otro lo mate. Para que se distinga, tiene que
haber una señal, con lo cual, la dialéctica es inconcebible, porque tiene que
haber un orden simbólico previo, que haya alguna forma de bandera blanca.
Entonces, tenemos el lugar de amo, el lugar dominante, el lugar del orden, pero
sin perder de vista que el analista hace semblante de esa función, pero lo que
caracteriza es, francamente, el sujeto supuesto saber.
Habíamos dicho que cada discurso era caracterizado por una relación y
designado en función del lugar dominante. En el Seminario 18, un año después,
en la clase 10 del 16-06-71, dice: todo discurso en tanto que discurso del
semblante. Discurso de semblante de amo, discurso de semblante de la
histérica, etc.
179
Entonces, vean que si dijo que va a escribir con todas las letras las funciones
propias del discurso, lo que escribe es el discurso del amo. ¿Ven que Lacan
siempre arranca desde el discurso amo? Y el problema que tenemos aquí,
gravísimo, es que escribió “goce”. En algunas circunstancias escribe allí el
objeto a, pero aquí escribió goce. Lacan nunca dice “plus-de-goce”, siempre dice
“plus-de-gozar”, en francés es siempre plus-de-jouir y no “plus-de-jouissance”,
pero en la traducción al español pasó como plus-de-goce, es un error de
traducción. Supongo que se debe a que en español reina la versión de Miller,
que es casi argentino, y no la de Lacan que es francés. Pero en la página 97 del
seminario escribe allí “goce”. Si me preguntaran por qué puso goce allí, tengo
que decirles que no tengo ni la menor idea. De hecho, me parece un error franco,
porque si luego tenemos que pasar “goce” a álgebra, habría que escribir allí “j” y
no “a”, porque hay álgebra para goce (jouissance), y es j. Me parece que Lacan
está lleno, en este seminario especialmente, de idas y vueltas discursivas donde
tropieza, vuelve, se confunde, se contradice, etc.
Hay una articulación para hacer, es compleja, es de Lacan y está varias veces,
es la siguiente: el goce del Otro es el saber. Pero ¿qué quiere decir esa frase,
que el saber sea el goce del Otro? ¿Cómo entenderla? Cómo entenderla pero
en el sentido en el que estamos trabajando nosotros, avanzando un poco,
retrocediendo otro poco, yendo hacia un lado o hacia el otro, analizando las
contradicciones, o sea, haciendo intentos de lectura y viendo cómo esto puede
incidir en nuestra clínica. Me da la impresión de que está queriendo decir que
hay una distinción entre Otro y A, siendo el Otro la encarnadura y el A el lugar
tercero evocado por todo acto de palabra. “A” puede ser designado como orden
simbólico y el Otro como el representante de A que en todo caso tiene que haber.
Esa es nuestra postulación: en todo caso tiene que haber Otro que sea
representante de A para alguien. Habitualmente sostenemos que no adviene
ese alguien si no está el Otro funcionando como encarnadura del A. El Otro
entonces tiene un cuerpo, por eso se define como la encarnadura real del A.
Pero también se podría decir que el A tiene un cuerpo, es un cuerpo de saber.
Como si supusiésemos un conjunto de significantes, cuyo movimiento, cuya
dialéctica sea designada saber. Con lo cual, uno podría decir –por fuera del
psicoanálisis- que es perfectamente concebible un goce del cuerpo de este Otro,
no el jouissance de Lacan, sino goce en el sentido común, por ejemplo, un
paciente podría decir que su madre gozaba muchísimo de escucharlo a él tocar
el violín. No objetaríamos para nada esa frase –salvo que en ese caso el violín
fuera el Wiwimacher. Y el A, ¿cómo goza? El saber es el goce del A. ¿Se
entiende la idea? Pero ahí goce está utilizado para dar cuenta de que es la
operatoria y el movimiento de los elementos que articulan saber, lo que anima al
A.
Comentario: ¿lo que anima al A como lugar simbólico?
180
A.E.: el A para Lacan tiene muchos nombres, es el lugar tercero evocado por
cada acto de palabra, es el lugar de la verdad, es el orden simbólico, es el lugar
de la palabra, es el que no tiene Otro, no hay Otro del A. Lacan es un autor muy
problemático. El A no tiene Otro, lo que podría escribirse así: (A)A , pero el “no
hay Otro del Otro” de Lacan, Miller lo convirtió en “no hay Otro”, que es lo que
caracteriza a la enseñanza de Miller, y como no hay Otro, toda la dinámica, tanto
del tratamiento como de la vida del paciente, es el goce. Pero eso es la
consecuencia de la lectura milleriana de Lacan como “no hay Otro”. Cosa que
puede leerse en Lacan, Lacan en el Seminario 14 dice claramente que no hay
Otro. Más adelante Lacan aclara que lo que eso quiere decir en su enseñanza
es que no hay Otro del Otro. Pero según dónde uno ponga el corte, se dirá una
cosa u otra. Con lo cual, sería una instancia de Otredad a la cual le falta otra
instancia de Otredad. Si lo quieren trabajar, si lo quieren pensar, más extendido
en el tiempo y de forma más amigable, les recomiendo “Gödel, Escher, Bach.
Ese eterno y grácil bucle”, cuyo autor es Douglas Hofstadter, hay una versión de
UNAM que es barata pero no se las recomiendo porque está pág. 180toda
errada. La versión de editorial Tusquets es la recomendable. Es un libro de
divulgación matemática donde se trabaja el teorema de Goedel, los dibujos de
Escher y las fugas de Bach. Todo trabajado a la luz de “no hay Otro del Otro”.
Es un libro muy agradable de leer, es un best-seller, pero tiene 600 páginas. Pero
es ameno. El ejemplo paradigmático es la prohibición de frotar la lámpara de
Aladino, que aparezca el genio y que cuando el genio ofrezca los tres deseos,
pedir que el tercer deseo sea poder elegir tres deseos más. Ahí lo que trabaja
muy bien es que el genio responde “tendría que preguntarle a mi amo”. Lo que
no hay es eso. No hay amo del genio de la lámpara.
Retomando el Seminario 17, dice plus-de-gozar en la página 17 (en versión
francesa). Y está escrito goce en la página 97. Cito de la página 97:
“Pues bien, este año hago la aportación siguiente –estas funciones propias del discurso
pueden hallar distintos emplazamientos. Esto es lo que define su rotación por esos cuatro
lugares, que aquí no ven ustedes designados por letras, sino tan sólo por lo que esta vez
llamo arriba, a la izquierda, abajo y a la derecha. ”
¿Entienden lo que está haciendo? Como está definiendo las funciones, no está
definiendo los lugares. Y para no definir los lugares, los define de una manera
clásica: arriba a la izquierda, abajo a la derecha, etc.
Y también tenemos las partes de la máquina. Les propongo escribirlas así:
Produce; relación fundamental
→
Se encuentra vinculado ∆ contraste
barrera; hay algo que obtura
y en la 188 “hay algo que obtura”. Y en la página 199 aparece el esquema que
ya convienen introducirlo y que es este:
S1 S2
$ a
Alfredo Eidelsztein: Lacan es un autor que tiene una producción muy peculiar.
En el transcurso de los años de lo que él llama “mi enseñanza”, encontramos la
introducción de una pluralidad enorme de articulaciones puntuales, una cantidad
enorme de creaciones propias de él -789 neologismos de Jacques Lacan es un
libro que existe, está bien investigado- y es un autor que articula el psicoanálisis
en distintos momentos a distintas corrientes de pensamiento, ya sean filosóficas,
matemáticas, lógicas, etc. Muchas veces trabaja dos o tres años con un conjunto
fuerte de ideas, y los trabaja por doquier, y luego tienden prácticamente a
desaparecer, o aparecen salteadamente en alguna referencia dos o tres
seminarios más tarde, y después puede no hablar más de eso. Por ejemplo:
podría decirse que prácticamente al final de su enseñanza no es como discurso
que piensa al psicoanálisis, porque se desvanece como tema central de su
argumentación, y pasa a serlo, por ejemplo, el nudo borromeo. Y seamos
sinceros: no tienen nada que ver la teoría del discurso y el nudo borromeo, no
tienen nada que ver, no tienen procedencia de la misma índole, uno proviene de
la teoría matemática, el otro de las ciencias sociales. Con lo cual, el problema
con el que nos encontramos es que es muy difícil leer a Lacan en el nivel de
articulación que nosotros intentamos, porque no sólo que no hay respuestas a
esto, no lo dice en ningún lugar, al menos de los que yo tengo chequeados- sino
que para colmo, tampoco es una temática sobre la que él haya operado
ininterrumpidamente durante 25 años, porque ya a los tres años estaba en otra
cosa. Entonces es muy difícil responder a algunas preguntas. Lo que yo practico
es una lectura lo más ceñida al texto de Lacan, incluyendo como texto de Lacan
también a las fuentes, o sea: leer mucho teoría de discurso para leer los cuatro
discursos de Lacan. Me parece que la teoría de discurso –aunque él no la cite-
está en Lacan, aunque él no cite ni una sola vez a los autores. No puede ser
que en todo el Seminario 17 no cite ni una sola vez a Foucault, cuando no existe
un solo libro de teoría de discurso que no tome a Foucault como elemento troncal
de la constitución de una teoría de discurso. Con lo cual, ahí ya tenemos para
arrancarnos los pelos. Me parece que lo que resta es leerlo desde cierta
posición: que uno vaya asumiendo cierta posición en psicoanálisis, que cierta
orientación o posición ética sea la que uno sostiene, que cierta posición y
dirección de la cura sea la que uno rechaza, e ir viendo en los textos si es
sostenible la lectura que uno propone o si hay que dejarla caer. Porque si no,
no se puede leer a Lacan. No se puede leer a Lacan sin otra cosa. Son autores
que no se pueden leer en sí mismos. De hecho, no sé qué opinan ustedes, pero
Lacan no leyó a Freud con Freud. No hay una sola página de Freud que Lacan
no haya leído con otro autor, otro problema, con otra disciplina, con otra época,
etc. Para todas las respuestas que yo les doy a ustedes –para casi todas- tengo
una cita. En general, cuando las utilizo intento apoyarme en más de una cita.
Pero hay otras citas que son contrarias. Y hay muchas respuestas que les doy
a preguntas que ustedes me hacen, para las cuales no tengo ninguna cita, pero
lo hago desde una perspectiva, desde cierta posición ética, lo hago desde cierta
concepción de la cura. Podría parafrasear a Lacan y decirles a ustedes así: yo
184
M H A U
U M H A
En la página 47, va a decir que M-A, y H-U son polos opuestos. Con lo cual ahí
logramos otra forma de escribir, aprovechando el cuadrado de oposiciones
lógicas de Aristóteles, o sea, que lo verdaderamente contradictorio serían el
discurso del amo y el discurso analítico por un lado, y el discurso histérico y el
universitario por otro:
M U
contradictorios
H A
Ω: I α __ __ γ
R δ imposible (lo que no cesa de no escribirse)
104
Trabajado en el curso de posgrado “Formalizaciones matematizadas en Psicoanálisis”, dictado por A. Eidelsztein
en el año 2006.
105
Lacan, J., “El seminario sobre ‘La carta robada’”, en Escritos 1, Buenos Aires: Siglo XXI (1988), p. 43
187
Y Lacan va a decir que lo real es delta (δ), porque en la lógica de la Tabla Omega
(Ω), delta (δ) no puede escribirse ni en el segundo ni en el tercer lugar. Y alfa-
gama (α, γ) van a ser lo simbólico –o sea, lo prohibido- porque alfa (α) no se
puede escribir en el segundo lugar pero sí en el tercero, y gama (γ) no puede
escribirse en el tercer lugar pero sí en el segundo. Es decir que alfa (α) está
prohibido en el 2º lugar y gama (γ) está prohibido en el 3º. Delta (δ) no puede
ser escrito ni en el 2º ni en el 3º, por lo tanto es lo real, lo imposible, lo que no
cesa de no escribirse. Con lo cual, la diferencia entre lo imposible y lo simbólico
no es ontológica, o sea, no es que lo imposible sea que la piedra vuele y lo
prohibido sea lo propio del orden simbólico: todo es propio del orden simbólico,
lo real y lo simbólico son dos dimensiones distintas, ambas propias del orden
simbólico. Alfa (α) cesa de no escribirse, ya que no se escribe en el 2º lugar
pero sí en el 3º, pero delta (δ) no cesa de no escribirse, es imposible, nunca se
podrá escribir delta (δ) en 2º o 3º lugar, respetando las leyes de la Tabla Omega.
Todos estos desarrollos lógicos de La Carta Robada, si a alguno le interesara,
están en mi tesis de doctorado, cuya copia debiera estar en la biblioteca de esta
Facultad. Ahora hay una nueva Comisión de Doctorado, y se dieron cuenta que
la Comisión anterior no había mandado copia de ninguna de las tesis de
doctorado a la biblioteca –como debiera ser. Pero ahora, con la nueva comisión
debieran estar para ser consultadas.
Ahora, si tuviésemos:
M U A H
no se pueden escribir seguidos
U M A
S2 → a S1 → S 2 a → $ agente → trabajo
S1 $ $ a S2 S1 verdad producción
nos damos cuenta de que entonces se podrían empezar a producir muchos otros
discursos. Ahora, ¿cuál será la legalidad de todos esos otros discursos? No lo
sé. Por ejemplo, Néstor Braunstein, que es un psicoanálisis argentino radicado
en México, propuso hace dos años el discurso del mercado, es decir, que con
los elementos de Lacan se podía escribir lo que muchos sociólogos,
antropólogos o politicólogos de la actualidad están proponiendo. En general, las
lecturas sociológicas y antropológicas, aunque no sean de orientación marxista,
son base marxista, porque proponen que la estructura fundamental de la
sociedad es el sistema de producción y el intercambio de ganancias y bienes.
Entonces proponen que ya no estamos en un sistema de capitalismo puro,
porque sostienen que el régimen social se deriva del económico –eso es
marxista: suponer que el régimen social se deriva del económico, eso es Marx,
es lo que inventó Marx y todo el mundo se convenció de que es así… Entonces
Braunstein propone que a partir de un juego de letras se puede producir el
discurso del mercado, cosa que no fue bien recibida por los psicoanalistas, fue
un desastre. Lo que pasa es que la catástrofe radica en que no hay legalidad
alguna desde la cual leer, o sea, se desbarataría todo el trabajo que vinimos
realizando nosotros hasta ahora, con todas nuestras dudas, inseguridades y
conjeturas. Porque a partir de Milán ya no se respetaría ninguna ley de
generación de discurso a discurso, y no respeta ninguna legalidad interna. El
discurso capitalista no solamente invierte los términos sino que además invierte
las flechas.
En esa Conferencia de Milán, aparecen escritos los cuatro discursos de Lacan
con el mismo nombre y los lugares adecuados del Seminario 17, pero con un
nuevo funcionamiento de la máquina, con lo cual, yo ya no puedo leerla. No digo
que sea ilegible, pero hoy no sé cómo leerlo, no me dice nada, ya no entiendo
qué quieren decir los nuevos movimientos que propondría. Para colmo, Lacan
propone un quinto discurso generado no por el cuarto de vuelta de los cuatro
elementos respetando su orden, sino alterando la estructura y el funcionamiento
de la máquina. Sería algo así como un neologismo que lo dice una única vez.
Hasta ahí tenemos ese problema.
Si buscan “discurso capitalista” en internet, aparecerán millones de artículos de
lacanianos, y todos dicen lo mismo: que el discurso capitalista es la perversión
del discurso del amo. Y se quedan contentos diciendo eso. Pero no queda claro
que Lacan diga en la conferencia que el discurso capitalista sea la perversión del
discurso del amo. Recuerden que les había dicho que Lacan utiliza discurso
para decenas de cosas, no lo reservó solo para estas cuatro designaciones. Hay
como 30 usos distintos de “discurso tal…” de Lacan, lo usa coloquialmente como
todos nosotros. Decir que el discurso capitalista es la perversión del discurso
del amo, no tiene para mí ningún sentido, salvo uno: que es como Lacan concibe
a la perversión. Lacan hace el siguiente paso y dice que a lo que Freud llamó
“el negativo de la neurosis”; perversión como el negativo de la neurosis, Lacan
lo va a llamar “lo inverso”. Con lo cual, para Lacan la perversión implica una
inversión. En sentido estricto, hasta la altura de los seminarios 12 ó 13, la
inversión de la perversión es una fórmula del fantasma. Porque la fórmula del
fantasma no se aclara pero se lee obviamente de izquierda a derecha. O sea,
es canon que se lea en el sentido en que se escribe, de izquierda a derecha, por
eso no se escribe ninguna flecha en la fórmula del fantasma: ($◊a), así como a
190
los números positivos no se les escribe el signo, el signo se escribe sólo en los
negativos. En la perversión, la fórmula del fantasma se escribe igual pero se lee
al revés: cuando alguien en posición de objeto se postula provocando la división
del partenaire. Con lo cual, si en la neurosis el fantasma se lee de izquierda a
derecha, en la perversión se lee en forma invertida:
($◊a)
Con lo cual, hay un uso fuerte en Lacan, clínico, y es que perversión significa
inversión, y me da la impresión de que decir que el discurso capitalista –ninguno
de los autores lo dice- es la perversión del discurso del amo, no quiere decir que
sea peor o más jodido –aunque moralmente sea más jodido. Moralmente es
peor, porque por ejemplo, en una sociedad esclavista los amos son dueños de
las personas. ¿Creerían que siendo dueños de las personas permitirían una
guerra mundial donde mueran millones de personas? ¡Ni locos! Me parece que
efectivamente el discurso del amo es más humanista que el discurso capitalista,
porque en el discurso del amo cada esclavo tiene un valor. Pero recuerden por
qué se celebra el día de la mujer… si se pierden obreros, se pone un anuncio y
se tienen otros, no se pierde nada. Entonces el discurso capitalista es perverso
pero en el sentido de amoral o malo. Eso se puede llegar a decir. Pero me
parece que en el sentido de Lacan, está queriendo decir que el discurso
capitalista es la perversión del discurso del amo porque en Lacan perversión es
inversión de sentido. Ahora, ¿qué querrá decir esa inversión de sentido? No lo
sé. Los analistas pueden darle cualquier explicación, decir cualquier cosa, se
podría decir cualquier pavada. Pero qué valor tendría en el sistema de los
discursos esa pavada que digamos… no veo cómo articularlo, ya que no habría
una red con un sistema mínimo de legalidad que nos permita hacer esta lectura
dentro de un sistema. Si no tenemos una estructura mínima donde nuestra
lectura pueda ser escrita, coherentizada con otro sistema legal y que nos permita
algún cálculo de acción, no hacemos nada, lo que digamos no servirá para nada
si nos falta eso. Si quieren leer sobre el discurso capitalista, el autor que más lo
trabajó es Jorge Aleman, pero no se metió con el tema de que ese quinto
discurso no tiene nada que ver con los otros cuatro y además desbarata todo el
sistema, porque como ya dijimos, el cuarto de vuelta sólo permite cuatro
discursos y además ese funcionamiento no está permitido en el sistema.
Ahora vamos a trabajar con los cuatro discursos y cómo las cuatro funciones, en
los cuatro lugares, se van modalizando, van recibiendo distintos modos, según
cada discurso. Van a ver que ahora el recorrido va a adquirir una connotación
muy interesante en función de cómo voy a caracterizar DM (discurso del amo,
maître), voy a caracterizarlo primero como “discurso en general”, en función de
varias citas de Lacan; y luego voy a escribir DM en álgebra e iré proponiéndoles
todos los lugares donde Lacan define cada una de las funciones en esos lugares.
Nuevamente, en la conferencia “Sobre la experiencia del pase” del 03-11-73,
Lacan dice:
“…lo que constituye, en resumidas cuentas, el fondo de nuestra experiencia, a saber: la
estructura misma del inconsciente; antes que yo, nadie había pensado en referir a eso el
discurso del amo.”106
106
Lacan, J., “Sobre la experiencia del pase”, en Ornicar? 1. Barcelona: Petrel. pp. 33-34
191
Con lo cual, podríamos decir que lo que Lacan escribe aquí como M, es el
inconsciente, la estructura del inconsciente. Y me da la impresión de que esa
forma de decirlo que tienen Lacan marca mucho algo de la índole de su
descubrimiento o de su invención, por lo de que a nadie se le había ocurrido
antes que a él. Lacan tiene 700 neologismos, cosa que a nadie más que a él se
le ocurrió, pero cada vez que Lacan dice un neologismo no comenta que es el
único al que se le ocurrió. Pero esta vez destaca eso. Van a ver que es
consistente, hay muchos más elementos que apuntan muy directamente a lo
mismo.
Ya habíamos citado que Lacan había postulado que M era la primera forma del
discurso. En la página 19 del Seminario 17 dice que S1 es la función significante
en la que se apoya la esencia amo, en la página 20, de S 2 dice que el campo
que le corresponde al esclavo es el saber, el esclavo es el soporte del saber; con
lo cual nosotros podemos empezar a escribir S1 →S2 y llamar a esto la
primera forma o la primera relación. En la página 29 del Seminario 17 dice:
“Si podemos ver reducido el discurso del amo a un solo significante, ello implica que
representa algo. (…) representa x,…”
Entonces ya tenemos la idea de qué puede querer decir discurso del amo, pero
quitamos totalmente el concepto histórico y no pensamos en los amos de la
Grecia Antigua ni en la fenomenología del espíritu de Hegel.
Entonces, aquí S1 es el agente y S2 es el conjunto de todos los significantes, o
sea, que aquí S2 es el nombre de lo que todos conocemos como A. Lacan dice
que si somos capaces de decir que un significante adquiere esta posición (S 1)
respecto de todos los otros (S2), es porque este significante (S1) representa algo.
Con lo cual, en nuestra clínica nosotros arrancamos en la posición discursiva en
la cual adviene –en la clínica- que un significante representa algo. La virtud de
esto que dice Lacan es que un significante en cuanto tal no significa nada, pero
Lacan no dice que de a dos no. De hecho Lacan trabajó mucho metáfora y
metonimia como producción de significación. Lacan no dice que con los
significantes no se pueda significar nada, sino que nos advierte que con sólo uno
no. Con lo cual, lo que les propongo pensar es que si con esta escritura, que es
la parte de arriba del DM, lo que determina el DM -luego veremos las
consecuencias, lo que está abajo- no estaríamos frente a lo que Lacan antes
escribía como el Ideal del A. Sobre lo que Freud llamó Ideal del yo, Lacan
produjo una subversión radical, notable, no comentada en general por el
psicoanálisis lacaniano –que siempre sostienen que Lacan dice lo mismo que
Freud- y es que Lacan dice que no se trata del Ideal del yo sino del Otro. Pero
en el Ideal del Otro, escrito así I(A), esa I vale por 1, puede leerse como un 1.
Con lo cual podríamos decir que del conjunto de los significantes (A) se ha
aislado uno, y habiéndose aislado ese uno, produce un efecto de ideal. ¿Cuál
sería el ideal en este caso? Que I sea capaz de significar. Y si I puede significar,
puede lograr entonces quitar la barra que cae sobre A. ¿Se entiende lo que
significa entonces esta escritura I(A)?
1ª relación
1 significante que representa algo S1 → S2 (A) conjunto de todos los significantes
Recuerden que avanzamos, en el grafo del deseo, del significante de una falta
en el Otro S(A), y terminamos con esta escritura I(A) del mismo lado:
Ф S(A)
I(A)
lo que tenemos del lado izquierdo del grafo es un significante de una falta en el
Otro, S(A), versus el Ideal del Otro, I(A). Y ¿cuál es la función? Acá tenemos un
problema serio y es que el S de arriba también es 1, es el significante fálico (Ф),
cosa que nos llevaría bastante rato explicar que es un significante distinto de
todos los otros significantes, es un significante que no arma ninguna cadena
significante. Lo que pasa es que dicho así, adviene la pregunta de para qué
entonces llamarlo “significante”, por qué no llamarlo de otro modo. Es un
problema. Por eso Lacan llama al significante fálico símbolo, porque es el único
verdadero símbolo, ya que en realidad no es un significante como los otros. Pero
va a ser demasiado para digerir hoy la relación de los otros significantes con un
símbolo. Pero sea como fuere, vean que aquí hemos logrado que mediante un
término (I) -que puede valer tanto como la “I” de ideal como el 1 en números
romanos- con un término que aislamos del Otro, quitamos la barra que cae sobre
el Otro, y ese término se convertirá en lo que nosotros llamamos ideal, lo cual es
una interesante indicación clínica: ideal no es algo que esté “idealizado” por la
familia o por el texto del paciente, ya que el significado del término elegido como
ideal puede ser la denigración máxima.
La virtud de este término (I) es que funcionará aislado, y al funcionar aislado y al
postularse que es capaz de significar, le quita la barra que caería sobre el Otro.
Con lo cual, yo les propongo que se trataría de la clínica psicoanalítica en el
discurso del amo, donde se postula que 1 término es capaz de representar algo,
de representar “x”. De representar ¿cómo? No frente a otro, como decíamos
antes, en “Instancia de la letra…” o “Subversión del sujeto…” decíamos que un
término representa ante otro término. Ahora ya no, ahora se trata de 1 término
que representa ante el conjunto de los significantes. ¿Por qué Lacan no escribe
A y escribe S2? No lo sé. Lo llama “Otro”, y en otras páginas lo van a ver escrito
como Otro con mayúscula, pero la escritura que queda estable es S2, pero me
parece que es articulable a esta lógica. Con lo cual podríamos decir que se trata
de la clínica de la función del ideal, de lo que produce en nuestra clínica la función
del ideal.
Martín Krymkiewicz: esto tiene que ver con lo que planteabas de la función de
dominio, de que el yo no logra dominar…
A.E.: claro, pero ahora sabemos mucho más, ahora sabemos que vamos a tener
una clínica de un yo caído, porque nunca va a estar a la altura de lo que ese
término representa. De eso se trata en nuestra clínica.
193
Para Lacan, hay un efecto del encuentro con la dupla significante, un efecto
primero, que es un efecto de afánisis sobre el sujeto, es un efecto letal sobre el
sujeto. Y lo que rescata al sujeto de ese efecto letal producido por el encuentro
con la dupla significante, es el hallazgo del objeto del deseo, la interpretación y
el hallazgo del objeto del deseo. Pero la interpretación y el hallazgo producen
un efecto sobre el sujeto, y es que el sujeto ya no queda igual luego de la
interpretación y el hallazgo del objeto. Con lo cual, cada vez que se produce una
interpretación del objeto del deseo, qué será aquello que me quitará del efecto
de afánisis que me produce la dupla significante –esto lo pueden estudiar del
escrito “Posición del inconsciente” y del Seminario 11, en torno al “¿Puedes
perderme?”, para que no pierdan de vista que el objeto a no deja de tener
relación con el Otro-, entonces para Lacan se trata de la salida de la posición
neurótica. Porque la posición neurótica es el ceder en la interpretación del objeto
del deseo y aceptar que venga a ese lugar la demanda del Otro. Con lo cual, la
fórmula del fantasma en la neurosis se escribe igual que la pulsión –esto está en
“Subversión del sujeto…”: ($◊D). Con este álgebra se da cuenta de la pulsión y
también se escribe la neurotización del fantasma. Y hay que ver en cada caso
cómo se lee. Entonces, podríamos tener una clínica donde se manifieste que yo
no encuentro lo que deseo o busco, pero resulta que no se trata de lo que yo
deseo o busco, sino que es la demanda del Otro. Con lo cual, hay que producir
el trabajo de sustitución de la demanda del Otro por la interpretación del objeto
a del deseo. Ahora, el encuentro, el hallazgo del objeto a del deseo, retorna
sobre el sujeto produciendo una nueva división que implicará una nueva
búsqueda, algo que podría llamarse acto. Esta sería la lógica del acto: el acto
sería la interpretación y el hallazgo del objeto que rescata del efecto de afánisis
pero que a su vez produce un nuevo efecto, porque el objeto del deseo no
sustituye al objeto causa de deseo, con lo cual habrá una nueva interpretación y
un nuevo hallazgo.
($ a) A (demanda)
acto
Entonces lo que Lacan propone es que lo que antes escribíamos I(A), ahora lo
escribimos S1→(A), (prefiero que escribamos A y no S 2 para poder dar cuenta
mejor de lo que estoy planteando), y eso es lo contrario de la fórmula del
fantasma:
S1→(A) ≠ ($◊a)
Con lo cual, podríamos tomar M→H→A como una forma de escribir la dirección
de la cura, o también podríamos escribirla así:
($◊D)
I(A) ($◊a) cura de la neurosis
M H A
fantasma”. El problema es entonces el “más allá del fantasma”, que es algo que
se dice mucho. Y como fantasma en Lacan se confunde con fantasía
inconsciente en Melanie Klein, es claro que la cura tendrá que ver con salir de
ver al mundo con mis propios cristales, lo que es bastante estúpido. Pero si
aceptamos que el fantasma no tiene nada que ver con el cristal con el que se ve
al mundo sino que se trata de la cura de la neurosis, recordarán el grafo:
S(A) ($◊D)
la pregunta es ¿qué implica el “más allá del fantasma” sostenido por Lacan, que
implica poner a trabajar en análisis el S(A) y ($◊D) como la pulsión? Esto es
delicado, pero podremos ir avanzando despacio. Hay una frase de Lacan que es
bastante interesante a mi gusto, y es cuando dice que el único que está obligado
a hacer un análisis completo es el analista. ¿Qué quiere decir? Lo que quiere
decir, a mi entender, es que arribados a este punto en un análisis [ver grafo] se
ha arribado al final de un análisis, porque se ha producido la cura de la neurosis:
ha caído la demanda del Otro y su castración en lugar del objeto del deseo,
porque si yo satisfago la demanda del Otro ¿qué supongo que hago
satisfaciendo la demanda del Otro? Completando la falta en el Otro. Si se
produce el pasaje de ($◊D) a ($◊a), categóricamente se puede decir que es la
cura de la neurosis, lo que no significa la desaparición absoluta del sufrimiento
en la vida ni el arribo a la felicidad absoluta, no, no estamos hablando de calidad
de vida ni de montos de sufrimiento, hoy se utiliza mucho la categoría de
“atemperar el goce” para hablar del fin de análisis, no estoy hablando de eso.
Estoy planteando -mediante el álgebra- otra forma de concebir el fin de análisis
que no sea por la cantidad o el monto de sufrimiento, sino que sea la sustitución
de la demanda del Otro en el lugar del objeto del deseo, por cierta interpretación
particular de ese objeto y su hallazgo consecuente. ¿Estamos de acuerdo hasta
aquí? Lo que Lacan dice cuando se refiere a que el único que debe hacer un
análisis completo es el analista, o sea, que vaya más allá del fantasma, ¿por qué
es? Porque para cada uno de nosotros, esta fórmula ($◊a) implica una ilusión y
un engaño, ya que ese objeto no es aquello que nos está faltando. El “objeto
causa de deseo” es aquél que Lacan escribe así: a→($◊a). El objeto a que
aparece en la fórmula del fantasma es el “objeto del deseo”, son dos objetos que
se escriben igual y se confunden, se confunden en nuestra vida, y se confunden
porque el hallazgo es ilusorio, ya que el objeto causa es una falla de la estructura.
Jamás ningún objeto vendrá a cubrir esa falla de estructura, pero sí es cierto que
hay algún objeto que interpretará en forma correcta mi falta y que me permitirá
seguir dando una vuelta para ir operando con cómo se me inscribió a mí –en
forma particular- esa falla de la estructura. Ahora, el analista tiene que ir más
allá de este trabajo, porque tiene que trabajar que su solución fantasmática es
ilusoria. ¿Y por qué el analista deberá trabajar que su solución es ilusoria? Lacan
196
lo representa con una metáfora muy linda que es la de caminar detrás del
decorado en el escenario. Habrán visto que en un escenario, el decorado de
fondo está siempre al menos separado un metro respecto de la pared del fondo
real del escenario. Lacan dice de ir caminando por detrás…
Comentario: entre bambalinas…
A.E.: no, porque las bambalinas están a cada lado del escenario y es por donde
entran y salen los actores. El decorado está en el fondo…
Mariana Stávile: ¿no lo llama “practicable”?
A.E.: sí, Lacan lo llama “practicable”. Hay que aclarar que “practicable” es un
término del teatro, en Argentina son las superficies neutras de apoyo para los
actores en obras donde casi no hay decorado, son como cubos negros que usan
para sentarse o pararse, etc. Pero en Francia, practicable es otra cosa, por
ejemplo: si el fondo del escenario –en escena- es una pared con una ventana
que da al mar, esa ventana y ese mar están pintados. Pero al lado de esa
ventana pintada hay una puerta verdadera (o sea, no está pintada, es real), por
donde el actor podría efectivamente salir y pasar a lo que está detrás del
escenario, que generalmente es un espacio que está hecho una roña, con
mugre, basura, polvo, etc. No es una puerta pintada como la ventana, es una
puerta verdadera, pero que da atrás del escenario (no se sale a la “playa” por
esa puerta). A esa puerta, en Francia, se le llama practicable. Lacan dice que
el fantasma, en el trabajo que el analista o quien quiera ser analista tiene que
hacer en su propio análisis, tiene que operar como un practicable, para ver lo
que hay del otro lado, para descubrir, palpar, que es una ilusión. Pero ¿por qué
el analista tiene que palpar que es una ilusión? Para aceptar que para el otro,
puede ser otra la ilusión que cubra la fórmula del fantasma. Porque si no atacase
que se trata de una ilusión, que es una ficción lo que él ha hallado como
respuesta al problema de la falla en la estructura, podría dirigir las curas de tal
modo que todos sus pacientes hallen la misma solución. Ese es el peligro. Por
ejemplo, el fin de análisis freudiano: casarse, tener hijos, trabajar, etc. Parece
que Freud no hizo el trabajo de análisis suficiente para darse cuenta de que esa
era la forma para él, no para todo paciente. El analista tiene que ir más allá del
fantasma para darse cuenta de que es una ficción verdadera –o una verdad
ficcional- que opera para uno, pero uno como analista debe saber que opera sólo
para uno, que es una solución posible, pero no es “la” solución, o la solución más
verdadera. Hay que poner en tela de juicio que haya algo que sea más verdadero
que otra cosa como solución fantasmática. El más allá del fantasma es ese
movimiento. Pero arribar a la fórmula del fantasma es la cura de la neurosis, con
lo cual, verán que yo postulo que hay cura de la neurosis. Mi argumento aquí es
que hay entrada en análisis y salida del análisis, y que la salida implica la cura
de la neurosis. Y la cura de la neurosis no tiene que ver ni con calidad de vida
ni con montos de sufrimiento, sino con la sustitución de D por a. Como es álgebra
y se lee, nunca se puede estar muy seguro en análisis de que se haya producido.
Por ejemplo, muchos pacientes están sumamente disponibles a sustituir la
demanda de los padres por la demanda del analista. Es muy común, porque
justamente quienes vienen a consultar están en posición de amor de
transferencia, con lo cual es gente muy disponible a desear lo que se les
demanda, más aún, a desear que se les demande, a pedir que se les demande.
197
ya citamos, “Sobre la experiencia del pase”, del 03-11-73, vean lo que dice del a
en el discurso del amo, y recuerden que había dicho que sólo a él se le había
ocurrido llamar inconsciente al discurso del amo, que es bastante coherente con
la idea de enmascaramiento, inconsciente y enmascaramiento. Y hasta
podríamos decir que el enmascaramiento es sintomático, ¿no? O sea, cuando
nosotros intervenimos es cuando ya el enmascaramiento se ha hecho
sintomático. Vean cómo define al a en el discurso del amo, en esa conferencia:
“Lo que, en el llamado discurso del amo, viene a ocupar el lugar del plus-de-gozar es
algo que hace ya largo tiempo denominé “objeto a”. A fin de cuentas, este objeto no
representa otra cosa que un cierto número de enigmas polarizados, que para los que
hablan se presentifican en estas grandes funciones que no dejan de estar ligadas al
cuerpo: el seno nutricio, el residuo, el desecho, la mierda, para llamarla por su nombre,
o incluso cosas que, no por tener un aspecto más noble, dejan de ser estrictamente del
mismo nivel: la mirada y la voz.”107
Los cuatro objetos… ¡vean dónde están los cuatro objetos del psicoanálisis!
Oral, anal, escópico e invocante: el discurso del amo ¿es o no es el comienzo
del análisis? Es clarísimo. Vayamos por partes: dijimos que se empezaba por
aquí (DM), dijimos que lo íbamos a leer en la perspectiva de la clínica
psicoanalítica, dijimos que tenía que ver con el inconsciente, y estamos
planteando que en el discurso amo, que es proponer que 1 término –que podría
perfectamente ser un síntoma que enmascara la división del sujeto- es
justamente en esta dialéctica que Lacan dice que el objeto a es el objeto de la
clínica psicoanalítica. Ahora, observen que lo plantea en el discurso del amo,
que es -en una Banda de Moebius- el inverso del discurso analítico. Es el
opuesto contrario absoluto:
M A
Es en discurso del amo donde se ve funcionar al objeto como oral, anal, escópico
o invocante. Por ejemplo, un paciente que dice que cada vez que tiene que dar
examen se caga, literalmente, no es que se muere de miedo. De hecho ha dejado
de dar exámenes por esa razón. O el paciente que dice que se siente culpable
porque comió bombones, y luego aclara que eran un kilo… ahí tenemos la clínica
del objeto oral, o anal: es en el discurso amo, que es el discurso de arranque de
la experiencia analítica. Si no, esa función de disuelve. Pero en el lacanismo se
habla al revés, porque se suele decir que es al final del análisis cuando se
produce el hallazgo del objeto del goce, y que se trata de que la persona “se
amigue” o establezca algún tipo de lazo –activo o pasivo- con la mierda que es.
Con lo cual, hay muchos elementos que contribuyen a pensar que efectivamente
el discurso del amo: a) se establece a partir del discurso analítico, b) deberíamos
desconfiar que tuviese que ver con el amo de la Grecia Antigua y clásica; y c) es
la posición desde donde arranca todo análisis.
1ra. relación
síntoma S1 → S2 (A)
Ley (enmascara la objeto de la clínica psicoanalítica:
107
Lacan,
división J.: “Sobre la experiencia del pase” en Ornicar? 1. Barcelona:
subjetiva) Petrel.
oral, anal, p. 35.e invocante
escópico
199
$ a
DM = inconsciente
Alfredo Eidelsztein: [en respuesta a una pregunta sobre la función del objeto a al final
del análisis y el objeto de la pulsión] Cuando se dice “objeto de la pulsión” –al
menos en la enseñanza de Lacan- hay que distinguir netamente entre el objeto
tridimensional, tapón que obtura; y la nada. Para ir más despacio: ¿cómo se
distinguen en Freud, con Lacan, la zona erógena y el objeto? No se confunden,
no pasan a ser uno. Si quieren leer sobre objeto de la pulsión y zona erógena,
les recomiendo lo más maravilloso que yo he leído, no se puede creer lo
maravilloso que es –como siempre, se trata de un libro que no lo escribió un
psicoanalista- es “El hay de la relación sexual” de Jean-Luc Nancy. No saben
cómo define zona erógena, objeto, etc. Es una conferencia que dictó para el
100º aniversario de la muerte de Lacan en la Escuela de Allouch, sobre el “no
hay relación sexual” de Lacan. Son 50 páginas maravillosas.
¿Cómo distingue Lacan, en Freud, zona erógena de objeto? A diferencia de
Freud, al funcionamiento de la pulsión para Lacan hay que pensarlo a través del
Teorema de Stokes. Les advierto que Lacan introdujo una corrección en la
segunda edición de los Escritos, pero que en español no fue corregida y se la
publicó como estaba, o sea, lamentablemente, para la versión del Teorema de
Stokes hay que conseguirse la versión francesa de los Escritos. Ese teorema
estudia cómo los fluidos recorren agujeros, por ejemplo: cómo el agua sale del
agujero de la bañera, cómo se produce ese juego energético. Les advierto que
no se entiende absolutamente nada, son sólo letras, ni una sola palabra.
También estudia cómo fluyen los fluidos apoyados sobre una banda de Moebius.
Es interesantísimo pero muy difícil.
En Lacan hay una distinción entre el objeto de la pulsión en su versión
tridimensional –que es el tapón que tapa el agujero-, que se llama “objeto de la
pulsión”; y el objeto intrínseco de la pulsión que es la nada. Ahí aparecen los
problemas de traducción, de “la nada”, “el nada”, habrán visto ese problema que
tienen los traductores para traducir esas expresiones de Lacan. Lacan a veces
trabaja con “la” nada, a veces con “el” nada, son problemas abiertos. Pero se
podría decir que para Lacan, la nada es el objeto intrínseco de la pulsión. Para
funcionar normalmente, esa nada tiene que ir a alojarse a un agujero corporal,
ya que si –anómalamente- se localizara por fuera de un agujero corporal,
tendríamos una psicosomática. Si aparece la úlcera gastroduodenal, psoriasis
o alopecia areata, para Lacan sería lo mismo, sólo que no ha ido al
funcionamiento normal porque no se ha inscripto bien la falta. Porque para la
pulsión es falta con falta: donde hay un agujero corporal, ahí se tiene que
superponer el objeto intrínseco de la pulsión, que es la nada. Con lo cual: el
pecho, las heces, especialmente, porque para con los objetos de la pulsión, para
colmo, Lacan produce la incorporación categórica de mirada y voz, pero dice que
de los cuatro objetos, dos –oral y anal- tienden a la demanda y los otros dos –
mirada y voz- tienden al deseo, vean entonces cómo se complica todo, no? Pero
así es Lacan, es el autor con el que estamos trabajando, si estuviésemos
trabajando con otros autores, tendríamos también otro tipo de problemas. Lo
que no quiere decir que no podamos ir avanzando igualmente. Mirada y voz son
203
Mariana Stávile: ayer decíamos que se podía hacer equivaler al discurso del
amo con la fórmula del fantasma neurótico que es ($◊D).
Mariana S.: sí, y al ser el mismo matema de la pulsión, pensaba que rellenando
el rombo en el fantasma, si eso no se podía articular a que lo pulsionante ya está
en el discurso del amo.
A.E.: y sí. En “Subversión del sujeto...” hay una frase muy enigmática de Lacan
que dice que es por eso que la lista de los objetos pulsionales se estableció en
la clínica de las neurosis. Me parece que tiene que ver con el discurso del amo.
Cuando el psicoanalista enfrenta el estado de situación que nosotros llamamos
neurosis de transferencia, me parece que tenemos el dominio del inconsciente,
el inconsciente como amo. ¿Recuerdan que yo ayer, en el discurso del amo
había ubicado el síntoma en el S1? Bueno, me quedé pensando, y creo que con
eso vamos a tener que dar marcha atrás. Me parece que para pensar el taponaje
simbólico de la falta en el Otro nos vamos a tener que quedar con I(A) y no con
síntoma. Tendremos que retroceder respecto de lo que planteamos ayer y
quedarnos en I(A) para pensar el tapón. Que de hecho, me parece bien que
204
Les propondría pensar entonces que habría dos pases, y no me refiero a la moda
de finales de los ’90 del “pase a la entrada” de J.-A. Miller. No es el pase a la
entrada de Miller, ya que ese se ubicaría desde el vamos, yo digo que hay todo
un trabajo a realizar, que significa el pase al psicoanálisis, y hay psicoanálisis
cuando hay psicoanalista y psicoanalizante, antes había paciente y futuro
psicoanalista. Y a la salida, lo que tendremos del lado derecho es el
psicoanalista que adviene, y el a como el resto de la operatoria en el lugar de
quien fue analista en el proceso. Efectivamente, me parece que ayer me
equivoqué cuando dije que había síntoma en el período 1, porque en realidad el
síntoma es analítico, tiene que haber trabajo del analista, va en el período donde
hay psicoanálisis (ΨΑ), ya que síntoma no es el mero padecimiento con el que
llega un paciente, porque si no, habría analizante de entrada. Síntoma en el
sentido analítico implica ya un cierto procesamiento de ese malestar, que lo
convierte en síntoma. El procesamiento del malestar no significa un cambio en
el estatuto fenomenológico del malestar, no es que el padecimiento cambia en
lo fenomenológico y ese cambio es lo que lo transforma en síntoma analítico,
sino que se trata de la articulación de ese padecer con la palabra. Y establecer
la relación entre ese padecer y la estructura de palabra, no es el jueguito de
palabras lacaniano de la década del ’90. Que implique palabra, quiere decir que
implica al Otro y a la dimensión de la verdad, no al jueguito significante. Hasta
que el padecer no se articule a la palabra, es decir, a la dimensión del Otro y a
la función de la verdad, no hará síntoma. Y si es así, entonces el síntoma ya no
es más individual. Saben que yo soy profundamente anti-individualista, no sé
ustedes, pero necesariamente me tendrán que dar la razón ya que si es síntoma,
es en transferencia, y ¿qué quiere decir transferencia si no es Otro y verdad?
Podrán argumentar que se puede plantear de otra manera y decir que el síntoma
se articula al inconsciente. Habrá que ver ahí con qué inconsciente trabajan, si
es el inconsciente de Freud, será individualista porque es interno, pero si es el
inconsciente de Lacan, es el discurso del Otro y ya estamos de vuelta en el
mismo lugar. ¿Se entiende? Yo ayer efectivamente di un paso en falso al ubicar
al síntoma en el estado de situación que Lacan describe como discurso del amo.
205
Estamos obligados a quedarnos para el discurso amo con I(A), con la fórmula
del fantasma en su versión neurótica ($◊D) y por eso mismo nos encontramos
con los objetos de la pulsión en su función tapón, si se quiere, en su versión más
sintomática, por ejemplo: masturbarse con el pomo de crema dental. Aclaremos
algo: cada uno se masturba como quiere y con lo que quiere, pero me parece
que en todo análisis habría que poner en tela de juicio: a) cuando lo sexual se
cierra en un objeto tridimensional que no inscribe al Otro, y b) habría que pensar
la diferencia entre deseo y compulsión, es decir, si el vínculo a la práctica
(masturbarse con el tubo de crema dentífrica) es por la vía del deseo o por la vía
del no poder dejar de hacerlo. Me parece que los objetos de la pulsión en el
discurso del amo tienen que ver más con esa perspectiva (compulsiva). Y ahora
entiendo –después del Seminario 17- por qué Lacan en “Subversión del sujeto…”
(que es infechable) dijo que la lista de los objetos se establece en las neurosis
de transferencia, porque ahí es donde aparece la pulsión funcionando
fuertemente taponada con objetos, y de manera compulsiva.
Pasemos ahora a trabajar con el discurso histérico (DH). Lo primero que tengo
para decirles es que hay ahí un problema grave, que lo van a ver
inmediatamente: en la página 187 dice “hace desear” y en la clase 1 dice que
está “en el origen del deseo de saber”, y no nos da. No nos da por este problema:
porque entonces, esta relación a→$, en el DH, ¿qué quiere decir? Me parece
que no da, ahí hay un problema.
Hay que tener en cuenta que el Seminario 17 es un seminario que fue publicado
muy tempranamente, en comparación con lo postergados que están en su
publicación los seminarios de Lacan. La ley ampara a J.-A. Miller, ya que ganó
el juicio que se le hizo para intentar quitarle los derechos de publicarlos debido
a la demora que tenía, pero el año pasado ganó el juicio. Mientras que los
Cursos de Orientación Lacaniana, que son los que Miller dicta, salen publicados
casi en tiempo real, al año siguiente de que él los dicta, pero los de Lacan llevan
40 años de demora… Pero hay otra cuestión también, y es que no salen
publicados en el orden en que Lacan los dictó: primero el uno, luego el dos, etc.
En el orden de la publicación, uno podría decir que el 17 salió muy
tempranamente, y me da la impresión de que se lo publicó tan temprano por la
conveniencia del argumento de J.-A. Miller, es por eso que él decidió que se
publicara tan prematuramente, y creo que es porque supone que es el seminario
donde ya desaparece el Otro, y se impone la versión del goce en psicoanálisis,
en la enseñanza del Lacan. Me parece que si eso fuera así, la primera gran
contradicción, el primer problema que tendría Miller –no yo- es que el discurso
psicoanalítico es el que tiene que ver con la causa del deseo. Acá se llama
“causa del deseo”, y no “plus-de-gozar”, “goce”, ni nada de eso: es causa del
deseo. Con lo cual, el discurso psicoanalítico se caracteriza por que su
dominante es que causa el deseo, y no que acota el goce, o amigarse con el
goce, revisar el goce… no tiene nada que ver con el goce. Es increíble que el
objeto a en un discurso se llame de una manera y en otro discurso de otra, pero
si es causa de deseo, indiscutiblemente el problema que tenemos es con el
discurso histérico. Si bien está la salvedad que planteaban recién que dice “en
el origen del deseo de saber”, es un problema de todo el seminario, ya planteé
206
En la página 34 ya aparecía que para analizarse había que pasar por el discurso
histérico, de modo que esta secuencia se consolida: DM, DH, DA.
Un problema gravísimo es que en todo el transcurso del seminario y de la
enseñanza de Lacan, tiende a ser más frecuente la expresión “el discurso de la
histérica” que “discurso histérico”. A veces habla de una persona que es una
mujer (la histérica), y a veces habla del discurso histérico, pero es más frecuente
que diga “el discurso de la histérica” o de “las histéricas”, con lo cual, lo hace
persona, lo hace mujer, y la verdad es que no sé qué hacer con eso. El traductor
aclara ese problema, pero yo no sé qué hacer con eso… que sea “el discurso de
una mujer”, para mí no tiene ninguna acepción psicoanalítica. Ya sé que en
Europa está lleno de princesas que hicieron escribir los primeros tratados de
divulgación científica, sí. La ciencia moderna se caracteriza por no poder ser
comprendida y estudiada por la vía de la intuición, o sea, deja de ser intuitiva
porque es formal. Al dejar de ser intuitiva, con la intuición –que no progresa, ya
que sigue siendo aristotélico-medieval- ya no se pueden seguir los desarrollos
de la ciencia, hay que estudiar y hacerse científico. Y los que somos fiacas,
como nosotros, leemos libros de divulgación científica. Estos libros de
divulgación surgieron junto con la ciencia. Ahora, las versiones de los científicos
más grandes del comienzo de la ciencia moderna, de esos libritos de divulgación,
hay diez o doce que fueron escritos para princesas. Los reyes contrataban para
las hijas, como profesor, al mejor científico de la época. En esa relación gran
científico-princesa alumna, que el diagnóstico que le quepa a esas mujeres sea
207
histérica… me parece que no alcanza con esa historia, que es una historia
interesante en el desarrollo de la ciencia moderna occidental, sobre eso no tengo
nada para decirles, ni he encontrado ningún artículo que hable sobre eso, porque
los psicoanalistas son muy proclives a aceptar que se hable de personas, no se
plantea el gran problema de cuando se habla de la estructura aparezcan las
personas, a mí sí se me arma el problema porque yo soy estructuralista en
sentido estricto. El gran problema de las estructuras –y la razón por la cual ha
muerto el estructuralismo como forma de concebir las ciencias sociales- es que
son impracticables, porque no son capaces de operar con personas. A mí no me
hace problema, porque yo no trabajo con personas sino con sujeto. Me interesa
la persona, obviamente, me interesa que le vaya mejor, que sufra menos, que
logre lo que quiere, etc., pero mi campo de operación no es esa persona sino el
sujeto del inconsciente. Entonces, tenemos en la página 34, esta cuestión de “la
histérica”, y mi versión es que es una posición posible de discurso desde la
perspectiva del psicoanálisis y de la estructura. Pero acá no lo dice así, está el
problema sobre la mesa y habrá que dejarlo macerar, ir y venir, etc.
En la página 86 dice que lo que el analista instituye es la histerización del
discurso. Sería así:
1
pase
ΨΑ
bueno, porque nos hace más analistas: que cada vez que atendamos tengamos
en cuenta que no sabemos qué es lo que puede llegar a ser síntoma.
Les voy a proponer entonces salir del “hace desear” –ya que lo voy a dejar para
el discurso analítico- y les voy a proponer una articulación que es la del Seminario
8, el seminario sobre la transferencia, la clase sobre el significante fálico, que es
donde Lacan produce las fórmulas del fantasma histérico y del fantasma
obsesivo.
porque recuerden que habíamos llamado a S1, amo. Con lo cual, yo les
propondría que $ → S1 es neurosis de transferencia, es la posición de la
búsqueda de alguien que sepa. Ayer me olvidé de decirles que para Lacan, el
amo y el esclavo son siempre y en forma homogénea, del saber. El andarivel
exclusivo de la relación amo-esclavo en Lacan es el saber. El esclavo es el que
detenta el saber y el amo es quien se lo sustrae a partir de la operación de los
primeros filósofos –filósofos en el sentido estricto. La filosofía griega tiene una
época en la que se mezclan filosofía, religión y física, hay un momento de
separación de la filosofía de la religión y de la física, especialmente de la física,
y a partir de ahí muchos dicen que nace, estrictamente hablando, la filosofía
griega, que sería el momento socrático. Otros dicen que la filosofía nace con
Platón –no con Sócrates- porque es la primera sistematización de la filosofía, y
porque además Platón es el primero que introduce lo abstracto en el mundo
griego. Hasta Platón no existía lo abstracto, o sea, el ser era pensado en el
mundo griego hasta ese momento, siempre con un correlato material. Ese
material, para nosotros, sería sustancial y tridimensional.
ninguna de sus combinaciones. Existe algo, que en Platón es tan categórico que
hasta da un poco de miedo, porque dice que existe antes que los dioses.
Discurso Histérico:
neurosis de transferencia
a → $
210
S2 S1
1º x → y
↓ ↓
2º a b
Y del lado del analista, entonces, está el saber. Aquí tendríamos que ver qué
estamos diciendo, si el DA es la continuación del DH, en la secuencia DM, DH,
DA. Del DH habíamos dicho que buscaba un amo, que es quien sabe. Cuando
pegamos el cuarto de vuelta desde el DH y llegamos al DA, y decimos “de su
lado hay el saber”, ¿qué estamos diciendo? ¿Que seguimos con la misma
suposición de saber que en el DH? No, no es esa dimensión de saber. Me
parece que implica un saber. En la estructuración de discurso que llamamos
histérico, hay alguien que sabe, un amo, y es quien detenta el saber. Ahora, en
el discurso del analista, directamente es a lo que funciona como amo, pero del
lado del analista, de su lado, hay saber.
A.E.: seguramente vamos a encontrar en más de un lugar que Lacan dice que
“hace semblante” de saber. Pero que el analista “haga semblante” de saber, ¿a
qué se refiere? ¿A que acepta esta posición del DH? Me parece que sí. Me
parece que acepta esa posición, no digo que sea lo que tenga que hacer uno
como analista, sino que la frase “hace semblante de saber”, como se considera
que la clínica comienza con la neurosis de transferencia, puede querer decir que
alguien que nos consulta supone que nosotros sabemos, y se dice entonces que
el analista tiene que hacer semblante. Entonces, me parece que la frase quiere
decir que se acepta esa posición. Sin embargo, en el discurso psicoanalítico
Lacan dice que lo subyacente a la posición del analista es un saber. ¿Por qué
lo destaco? Porque se dice que el analista no tiene que saber –son cosas que
se dicen, cosa bastante cómoda por cierto, porque se cree que con sólo
analizarse alcanza para ser analista. A mí me parece que Lacan dice que no,
que hay que estudiar, que efectivamente hay algo para estudiar, y me parece
que lo que tenemos que estudiar es la estructura. Hay un saber. Por ejemplo,
no es inútil saber qué quieren decir las fórmulas del fantasma histérico y del
211
Pero ¿hay que hacer semblante de saber? A mí, francamente, me parece que
no. No sé qué quiere decir “hacer semblante de saber”, además de ser una
mezcolanza francoespañola, salvo que sea “poner cara”, poner cara de que se
sabe… y decir “Mhmm”. Me parece que es mucho mejor, en tal caso, poner cara
de que no se sabe y preguntar. ¿Por qué cree que le pasa lo que le pasa? ¿Por
qué será que empeoró desde que viene a verme? Por mi experiencia clínica,
creo que en todo caso conviene siempre poner cara de que no se sabe.
En la página 39 del Seminario 17 dice que el analista se hace causa del deseo
del paciente. Ahí ya es bien categórico que se produjo una confusión entre el
discurso histérico y el discurso analítico. Quizás termine la clase de hoy con el
DA, dejando el discurso universitario para el próximo encuentro. Ahora, el
problema: en la página 39 dice que el analista se hace causa del deseo del
paciente, esto es en la clase 2. Y voy a ubicar dónde se me presenta a mí el
enorme problema, que es porque sigue diciendo que, respecto del deseo del
analista, su función ya se había manifestado con los presocráticos. Ahí tenemos
el grave problema. Primero, obviamente, porque la noción de sujeto, es Lacan
quien dice que adviene a partir de Descartes, que no hay sujeto en sentido
estricto sino a partir de Descartes. Con lo cual, el sujeto con el que opera el
psicoanálisis es el sujeto producto de la ciencia. Llegó la hora de que los
lacanianos revisen la frase “la ciencia forcluye al sujeto” y que le tengan tanta
tirria a la ciencia, es cierto que Lacan dijo que la ciencia forcluye al sujeto, pero
muchas más veces dice que la ciencia forcluye la verdad y que la ciencia tiene
una noción de sujeto. De hecho, la noción de sujeto surge por Descartes, más
108
Ver fórmulas en página 8.
212
aún, Lacan dice que es el Ich de la frase de Freud (Wo Es war soll Ich werden),
ahí es donde Lacan dice que debe ir sujeto y no yo.
Entonces, en Wo Es war soll Ich werden, lo que Lacan produce ahí es sujeto,
porque está trabajando con la otra noción de yo, y no porque confunda al yo del
narcisismo con sujeto. Sujeto es un concepto nuevo introducido al psicoanálisis
por Lacan. Lo que sucede es que Lacan sostiene que hay dos nociones de yo
en Freud. Lo cual se verifica, porque si Freud ya tenía una noción de yo en el
Proyecto, ¿para qué necesitó una nueva introducción en 1914? Porque se
trataba de otro yo (el yo del Proyecto no se ama a sí mismo como el de 1914).
Habría que investigar, a partir de 1914, cada vez que Freud utiliza Ich, a qué
noción de yo se refiere, o si a partir de 1914 el anterior yo (el del Proyecto) quedó
disuelto.
Entonces, vamos a trabajar esta cuestión que plantea Lacan en la página 39 del
Seminario 17, de que la función del deseo del analista, en el DA, ya se habría
manifestado en los presocráticos, y dice que si Freud había recurrido
109
Lacan, J., “El Seminario sobre ‘La carta robada’”, en Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI. (1988) p. 49
213
“Empédocles de Acragas (Girgenti), nacido hace 495 a.C., aparece como una de las
figuras más grandiosas y asombrosas de la historia de la cultura griega.
“Su espíritu parece haber reunido dentro de sí los más tajantes opuestos; exacto y sobrio
en sus investigaciones físicas y fisiológicas, no retrocede ante una oscura mística, y
edifica una especulación cósmica de una osadía asombrosamente fantástica. Capelle lo
110
Freud, S., “Análisis terminable e interminable” en Obras Completas, Tomo XXIII. Buenos Aires: Amorrortu.
(1997) pp. 246-247.
214
compara con el doctor Fausto, ‘a quien tantos secretos fueron revelados’. Nacido en una
época en que el reino del saber no se fragmentaba aún en tantas provincias, muchas de
sus doctrinas no pueden sino sonarnos primitivas. Explicó la diversidad de las cosas por
unas mezclas de los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire; creyó en el carácter
animado de la naturaleza entera, y en la transmigración de las almas; pero también
entran en su edificio doctrinal ideas tan modernas como un desarrollo por etapas de los
seres vivos, la supervivencia de los más aptos y el reconocimiento del papel del azar
(τύχη) en ese desarrollo.
“Pero aquí merece nuestro interés aquella doctrina de Empédocles tan próxima a la
teoría psicoanalítica de las pulsiones que uno está tentado de afirmar que ambas serían
idénticas, si no mediara el distingo de que la del griego es una fantasía cósmica, mientras
que la nuestra se ciñe a pretender una validez biológica.
O sea, que la validez de las pulsiones, para Freud, es biológica. Hay un libro
publicado hace 25 años que lleva un artículo de Ilse Grubrich-Simitis, que se
llama “Metapsicología y metabiología” y está hablando de Freud, y se pregunta
si efectivamente la obra de Freud es una metapsicología –como Freud mismo
dice- o si se trata de una metabiología.
“Es cierto que sustrae a esta diferencia buena parte de su significado la circunstancia de
que Empédocles atribuyera al universo el mismo carácter animado que al ser vivo
singular.
El filósofo enseña, pues, que existen dos principios del acontecer así en la vida del mundo
como en la del alma, dos principios que mantienen eterna lucha entre sí. Los llama φιλία
(amor) y νεĩиος (discordia). Uno de estos poderes, que en el fondo son para él ‘unas
fuerzas naturales de eficiencia pulsional, en modo alguno unas inteligencias conscientes
de fines’, aspira a aglomerar en una unidad las partículas primordiales de los cuatro
elementos; el otro, al contrario, quiere des-hacer todas esas mezclas y separar entre sí
esas partículas primordiales. Empédocles concibe al proceso del mundo como una
alternancia continuada, que nunca cesa, de períodos en que una u otra de las dos fuerzas
fundamentales conquista la victoria, de suerte que una vez el amor y la vez siguiente la
discordia imponen de manera plena su propósito y gobiernan al mundo, tas lo cual la
otra parte, la derrotada, se recobra y a su turno vence al copartícipe.
Los dos principios básicos de Empédocles, φιλία y νεĩиος,…
Ya va para largo la cita de Empédocles… ¿no les llama la atención el lugar que
Freud le da? A mí sí, tras haber leído tanto a Freud nunca había reparado que
solamente de Empédocles hablaba Freud en esos términos. Y nunca lo había
advertido hasta que lo leí en Lacan.
“Los dos principios básicos de Empédocles, φιλία y νεĩиος, son, por su nombre y por su
función, lo mismo que nuestras dos pulsiones primordiales, Eros y destrucción,
215
Freud jamás usó “tánatos”, no es cierto que “Eros y Tánatos” sea de Freud, Eros
sí, pero nunca usó tánatos.
Salió un nuevo libro de Stephen Jay Gould, post-mortem, que es ese autor que
siempre les recomiendo leer, que tiene un artículo dedicado por entero a Freud
–como en todos sus libros- y el artículo se llama “Una fantasía filogenética”. No
recuerdo bien el título del libro, es algo así como “Lo nacido de nuevo” o “Lo que
vuelve a nacer”. Es lo más grande que tenemos de revisión de la teoría
darwiniana, y por eso mismo, de revisión del lamarckismo –que Freud ahí entra
de pleno. Jamás encontró Stephen Jay Gould, una exageración de lo peor de
Darwin con Lamarck que en Freud –y ni que hablar de Ferenczi y Thalassa.
“Por otra parte, en cierta medida hemos dado infraestructura biológica al principio de
la “discordia” reconduciendo nuestra pulsión de destrucción a la pulsión de muerte, el
esfuerzo de lo vivo por regresar a lo inerte.
“Esto no pone en entredicho que una pulsión análoga pueda haber existido ya antes, y
desde luego no pretende afirmar que una pulsión así se ha engendrado sólo con la
aparición de la vida. Y nadie puede prever bajo qué vestidura el núcleo de verdad de la
doctrina de Empédocles habrá de mostrarse a una intelección posterior.”
Vamos a trabajar un poco los presocráticos con Ferrater Mora, Kirk y Raven y
algunos artículos de Internet. Y vieron que Freud dice que luego de 2500 años
retorna esa teoría, me parece que efectivamente algo hay ahí. Del artículo de
Ferrater Mora sobre los presocráticos, que es bastante largo, seleccioné 3 citas,
que me gustaría que escucharan:
Quiere decir que es una filosofía que se preocupa por la physis. Hoy para
nosotros sería una ciencia, la física. Para nosotros, es impensable la filosofía sin
metafísica. Es más, para nosotros, filosofía es casi metafísica. Metafísica como
aquello que está más allá de lo material. De todos modos este párrafo de
Ferrater Mora es discutible, digo, el que haya una característica común a todos
los presocráticos, pero si la hubiese, sería esta preocupación por la physis.
Segunda cita:
“En ello se basa la división muy común de filosofía griega clásica en un periodo
cosmológico –presocráticos-, antropológico –sofistas, Sócrates y socráticos- y
sistemáticos -Platón y Aristóteles.
La tercera cita de Ferrater Mora es de la página 2680. Lo que voy a leer ahora
es cómo los modernos hemos leído a los presocráticos, y evidentemente los
autores de nuestra referencia van a ser obviamente Nietzsche y Heidegger. Dice
así:
“Ya Nietzsche había sostenido en ‘La filosofía en la época trágica de los griegos’, que
Sócrates destruyó la conexión necesaria entre la filosofía y el mito, que seguía viva entre
los presocráticos, la “abertura al ser” de los presocráticos fue por consiguiente cerrada
por Sócrates.
217
La abertura del ser, está entre comillas en Ferrater Mora. Saben que los artículos
de Ferrater Mora no son todos escritos por Ferrater Mora, son de terceros pero
no llevan firma. Ahora, tengan en cuenta entonces que hay cierta lectura de los
presocráticos. Recién decíamos que los presocráticos eran los que se ocupaban
de la physis. Y ahora estamos diciendo que hay cierta posición moderna, ¿cuál?
la más fundamental de la filosofía occidental moderna: Nietzsche-Heidegger, que
es indudablemente lo más fundamental de la filosofía occidental moderna de los
siglos XX y XXI, que dice que el cierre del periodo presocrático es el cierre de la
filosofía a la cuestión de la abertura del ser. Con lo cual, observen que hay cierto
parangón que ya podríamos hacer, entre ser y physis.
“Una opinión análoga mantiene Heidegger al indicar que la tarea de la filosofía consiste
en reposibilitar la citada abertura mediante una destrucción de la historia de la
ontología, según se proponía en Sein und Zeit (El Ser y el Tiempo), y mediante un salto
a la autenticidad que haga del hombre el pastor del ser, según ha escrito (…). El regreso
a los presocráticos es pues, según esta tesis, algo muy distinto a la adopción de una
filosofía anterior…
Del artículo “Filosofía griega”, tres pequeños párrafos. Son de las páginas 1212
y 1213 de Ferrater Mora:
“Para los primeros filósofos griegos, los milesios, la llamada –para abreviar- ‘cuestión
del ser’, fue contestada desde un punto de vista cosmológico y material.
“Con el siglo V a.C. aparecen por una parte los continuadores del llamado periodo
cosmológico –Empédocles, Anaxágoras, Demócrito- que elaboraron sistemas coherentes
de explicación del universo, basados en la constancia del mismo problema, y por otra la
corriente de los sofistas, que al volcar el interés de la reflexión sobre el hombre y los
problemas humanistas, dan un nuevo giro a la historia del pensamiento griego, ese nuevo
giro culmina en Sócrates,…
218
Una cita de la misma página, un poco más adelante, dice Ferrater Mora, esto es
fundamental, es para mí la clave de todo el problema, está también en Kirk y
Raven, escuchen:
“Por otro lado, la filosofía griega no experimenta su primer gran vuelco sino cuando con
el cristianismo irrumpe en el mundo un principio nuevo, el principio que puede llamarse
un filosofar partiendo de la nada, como posibilidad de la creación. Por eso puede
propiamente hablarse de una culminación al mismo tiempo que un derrumbamiento de
la filosofía griega en San Agustín.
O sea, nada “nace”. Es muy fuerte, es muy contundente este párrafo, es una cita
que Ferrater Mora hace de Empédocles. Son los hombres los que dicen, por
ejemplo, “ha nacido una ciudad”, o “ha nacido un niño”, pero no ha nacido una
persona, sino que es una forma de mezcla de los cuatro elementos. Los cuatro
elementos, para Empédocles, están desde siempre, no hay creación, no hay
creación ex nihilo. No se saca nada de la nada.
“Es aun incapaz de imaginarse cualquier forma de existencia sin extensión espacial, y en
consecuencia representa al amor y la discordia como si fueran también materiales. Ya
hemos visto anteriormente, (se autocitan, pág. 423 y subsiguientes) el carácter
extraordinariamente gradual del progreso del pensamiento griego hacia la aprehensión
de lo abstracto. Empédocles da un paso más en esa dirección y hemos de ver que
Anaxágoras sigue en dicha progresión, pero la meta definitiva sólo se alcanzó cuando
Platón elaboró su Teoría de las Ideas.
También se puede leer a Benveniste, quien dice que se puede justificar que la
filosofía haya surgido en el mundo griego, porque disponían del verbo ser. Por
ejemplo, los hebreos antiguos que carecieron absolutamente de filosofía y
especialmente de teología, no tienen verbo ser. No hay verbo ser en hebreo,
con lo cual, no hubo posibilidad de hacer una filosofía. Esto lo dice Benveniste.
Pero no hay que perder de vista que para nosotros, modernos, después de
Hamlet, hoy, la cuestión es ser o no ser. Pero no hay que olvidar que para los
presocráticos, lo que estaba pegado al ser era la sustancia, y no había no-ser,
no había nada que pudiera ser proveniente del no-ser.
220
Lo que les quiero plantear, que es una idea delirante si las hay, es que Freud
tenía razón: se ha cumplido un ciclo de cierre de 2500 años. Y que Occidente
hoy está exactamente en el mismo estado que en la época de Parménides y
Empédocles: o sea, no concebimos que exista nada que no tenga sustrato
material. ¿Hace falta que les diga que todas las semanas aparece en Clarín una
nueva localización de la tristeza, de la angustia, de la homosexualidad, etc., en
el cerebro? ¿Se los tengo que recordar? Aparece en todos los diarios, todas las
semanas. No quiero ni pensar lo que debe ser el New York Times. No creemos
que las emociones, los sentimientos, los afectos, las inclinaciones sexuales –en
Occidente- provengan de otro lado que no sea un sustrato material corporal. Por
eso nuestra oposición hoy no son los psiquiatras –que se han convertido en
nuestros máximos aliados- porque han perdido el dominio de la prescripción de
medicación psiquiátrica. Como la medicación psiquiátrica ya no hace mal –todo
el mundo toma clonazepam- la puede recetar cualquier médico. Hoy el médico
clínico receta clonazepam. Con lo cual, el psiquiatra de hoy dice que no alcanza
con la medicación sola, hay que hacer un poco de psicoterapia también, y se
ofrece para conducir el tratamiento. Nuestro verdadero rival hoy es el neurólogo,
ese es nuestro verdadero rival intelectual. ¿Por qué? Porque es el que sostiene
que todo lo humano tiene un sustrato material en el cerebro, que es lo que cree
todo Occidente. Si no es en el cerebro –que es una metáfora un poco antigua-
será en el genoma.
El verdadero problema está en que cuando Lacan dice que el psicoanálisis tiene
un antecedente y es que se apoya en los presocráticos, ¿qué nos está
proponiendo? ¿Volver a esto: ser = physis?
A.E.: salvo que leamos a ver qué dice. Es muy problemático. Me parece que dice
las dos cosas. Me parece que Lacan es el único autor en psicoanálisis que
introdujo el problema de la creación ex nihilo (Seminario 7, Seminario 11). Y es
evidente que si un significante en cuanto tal no significa nada, y de los
221
significantes salen cosas, entonces para Lacan se trata de creación ex nihilo. Por
otro lado está el goce. Cualquier lacaniano compra que sea del cuerpo: el goce
es del cuerpo. Con lo cual, tenemos las dos versiones. Esta segunda versión es
seguramente milleriana, pero no me queda claro si también es de Lacan. Hay
muchos párrafos de Lacan que me hacen pensar que no, pero otros que sí.
David Szyniak: me parece que en Lacan está todo el tiempo esta tensión entre
las dos posiciones, me parece que Lacan no lo puede resolver, está esa lucha…
A.E.: a mi me parece que Lacan no lucha, me parece que en Lacan están las
dos versiones, pero no se hizo cargo del conflicto. En Lacan están los
argumentos pasibles de una tensión, pero él no se pregunta por la tensión que
222
Seleccioné unas citas de Lacan sobre los presocráticos, para que veamos qué
posición dice Lacan que asume respecto a esta reconducción del psicoanálisis
a la filosofía presocrática. Vamos a hacerlo rápido porque ya es bastante tarde.
Seminario 11, clase 4:
“Lo cual no quiere decir, como lo enuncia no sé qué porquería de traducción, Le moi
doit déloger le ça, ‘el yo tiene que desalojar al ello’. Dense cuenta de cómo se traduce a
Freud al francés, cuando una fórmula como ésta iguala en resonancia a las de los
presocráticos. No se trata del yo (moi) en ese soll Ich werden, se trata de lo que es el Ich
bajo la pluma de Freud, desde el comienzo hasta el fin –cuando se sabe, desde luego,
reconocer su sitio-, el lugar completo, total, de la red de los significantes, es decir, el
sujeto, donde eso estaba desde siempre, el sueño. En ese lugar, los antiguos reconocían
toda índole de cosas, y en ocasiones, mensajes de los dioses. ¿Y por que habrían de estar
equivocados? Algo hacían ellos con esos mensajes de los dioses.”111
Con lo cual, observen que primero hacía falta volver a esta cuestión freudiana
para ver cómo correspondía traducir para Lacan el Wo Ich war, soll Ich werden.
Para Freud el Ich es la red de neuronas bien investidas, que para Lacan es la
red de significantes, pero además vean que lo que acentúa Lacan de los
presocráticos no es tanto el que sean físicos sino el que se hayan sostenido en
el mito, o sea, en que todavía para ellos hablen los dioses, que podría ser el
discurso del Otro.
“Por su parte el analista se hace causa del deseo del analizante. ¿Qué significa esta
rareza? ¿Tenemos que considerarla como un accidente, una emergencia histórica,
aparecida por primera vez en el mundo?
Anticipándome a la continuación de una vía que tal vez nos llevará a dar un largo rodeo,
les señalaré tan sólo que su función ya se había manifestado, y si Freud recurría
preferentemente a tantos presocráticos, a Empédocles entre otros, no era sin motivo.”112
“La naturaleza, como toda noción que nos viene a la mente, es una noción excesivamente
vaga. La contra-naturaleza es a decir verdad mas clara que lo natural. Los
111
Lacan, J., El Seminario, Libro 11. Buenos Aires: Paidós. (1984) pp. 52-53
112
Lacan, J., El Seminario, Libro 17. Buenos Aires: Paidós. (1992) p. 39
223
Ustedes dirán, bueno, gracias a Dios, apareció lo mítico. Seminario 17, pág. 115:
Yo les había dicho que el analista tenía que saber. Pero Lacan acá no habla de
eso.
¿Entienden adonde apunto? Si Lacan está diciendo que hay que volver a los
presocráticos, ¿lo dice en el sentido de lo físico o de que ellos todavía no habían
separado de la reflexión filosófica estricta lo que provenía de lo mítico? Es
Sócrates el que se hace la pregunta, en los Diálogos, la pregunta de Sócrates
era “Pero tú, ¿crees en los mitos?” Sócrates es el primero que se atreve a
preguntarlo en el ágora, en la plaza pública. Lo pagó caro… no la sacó gratis. Es
cierto que pudo escapar, pero bueno, se tomó la cicuta, porque fue el primero en
cuestionar la creencia en los mitos, planteaba que los mitos estaban, sí, pero tú,
¿crees en los mitos? Se ve que ya se había producido el quiebre. Entonces
Lacan dice que hay que volver a los presocráticos por la creencia en el mito,
porque el saber en el lugar de la verdad, del lado del analista, tiene que ver con
los mitos. Página 116:
Con lo cual, cuando Lacan dice, en la cita anterior, deben recordar que lo que se
sitúa ahí al principio tiene un nombre, es el mito. ¿Qué es ese “al principio”? Al
principio del psicoanálisis, o sea, Freud. Freud lo que puso al principio del lado
del analista como saber es el mito. A los lacanianos eso les encanta, porque
como rechazan el saber del lado del analista, siempre tienen que sostener el
113
Lacan, J.: Seminario 24 “L’insu que sait de L’une-bévue s’aile à mourre”. Clase 7. Traducción de R. Rodríguez
Ponte y S. Sherar. p. 42.
224
mito. Pero no pierdan de vista que Lacan dice que eso era al principio, pero que
él rechaza que sea el mito.
Con lo cual, el problema que nos queda –avanzamos un poco con el discurso
analítico- es ¿qué relación guarda el psicoanálisis con la filosofía presocrática?
Porque si es que era una filosofía que no se había separado del mito, no es
volver a los mitos, Lacan no propone que nuestro saber tenga una estructura
mítica. Recuerden que para Lacan el complejo de Edipo es un sueño de Freud y
el mito de la horda primitiva no es más que una fantasía para sostener al padre.
Esa es la posición de Lacan, toda la última parte del Seminario 17 es la crítica al
complejo de Edipo y al mito de la horda primitiva. Con lo cual, cuando Lacan
dice que hay que volver a los presocráticos, me parece que está siendo
heideggeriano, está creyendo que hay que volver a la pregunta de la apertura
del ser. Es cierto que los presocráticos se preguntaban por el ser, pero el
problema es si los psicoanalistas nos vamos a preguntar por el ser bajo la forma
física, o si nos vamos a preguntar efectivamente por el ser pero bajo la forma de
la falta en ser. Con abertura del ser, en Heidegger, ¿a dónde llegamos? Con
Nietzsche, el superhombre, el eterno retorno y la voluntad de poderío, más la
obra de Heidegger, ¿a dónde llegamos? Al nazismo, a eso llegamos. Que la
filosofía tenga un apoyo sustancial y material lleva al racismo. Si la verdad está
en el cuerpo, entonces, qué o quién es un hombre se busca en el cuerpo. Y
entonces empieza a aparecer que tal cuerpo es de hombre –el ario- y tal otro no.
No crean que insisto tanto en estas cosas porque sea judío, va más allá de eso.
Me parece que el problema es que el nazismo sea el paradigma del Siglo XX,
entendiendo el nazismo como racismo de Estado. Y entiendan que mi problema
no es con J.-A. Miller, sino con el planteo del goce del cuerpo, que nos lleva a lo
peor en Occidente. Cuando las histéricas iban a ver a Breuer –que no supo
mucho qué hacer con ellas y se las empezó a mandar a Freud- acaso ¿no eran
mujeres a las que les dolía el cuerpo y a las que el médico les decía “usted en el
cuerpo no tiene nada”? ¿No arrancamos de ahí, acaso? ¿Vamos a volver ahora
con que todo es goce del cuerpo?
Bueno, hasta aquí lo que había preparado.-
225
David Szyniak: voy a conversar e intentar pensar junto con ustedes acerca del
Seminario 16 “De un Otro al otro” donde Lacan propone pensar una función que
él crea en este seminario, denominada plus-de-jouir. Lo vamos a tomar en
principio como una noción, vamos a ver si es o no un concepto, y me había
propuesto trabajar con ustedes un aspecto, que es una primera definición de
Lacan donde dice que la plusvalía, en el discurso de Marx, es homóloga al plus-
de-jouir en el discurso psicoanalítico. Hay dos o tres lugares donde dice esto y
vamos a tener en cuenta que estamos en un seminario donde Lacan se propone
trabajar dos conceptos muy importantes que son el de Otro –en el retorno a
Freud que hace Lacan, en su lectura de Freud lo que hace es “inyectar” o
introducir su noción de Otro a muchos conceptos freudianos y los hace trabajar
de esa manera. El otro concepto es lo que Lacan llama su único invento, el
objeto a, y en este seminario va a decir que hay una relación muy particular entre
el objeto a y el plus-de-jouir. Digo plus-de-jouir porque en francés el plus tiene
doble acepción: el de más y el de negativo. Al traducirlo al español se pierde la
doble acepción, ese doble juego de negativo y positivo, de más y menos que
está en la lengua francesa.
Para ubicarnos en época, estamos en 1968, ya pasó el Mayo del ’68, estamos
en la clase del 13-11-68, meses después del estallido del Mayo francés, la
famosa frase que le dirigen a Lacan “Las estructuras no bajan a la calle”, esa
frase tiene que ver con la lucha contra los académicos de la universidad francesa
que enseñaban en ese momento el estructuralismo, movimiento muy importante
en las ciencias humanas francesas de esa época, y entonces aparece esta idea
de que las estructuras no bajan a la calle. Lacan comienza su seminario con una
apuesta muy fuerte por el estructuralismo y la seriedad, es una apuesta a lo serio,
a la necesidad de que el psicoanálisis tenga un discurso científico, en el sentido
de alejarse de la charlatanería. Son distintas maneras en que Lacan va a plantear
esta cuestión. Respecto de la historia de Lacan, recuerden que hay un corte en
1963/64, cuando Lacan dicta su último seminario para la Sociedad Francesa de
Psicoanálisis, cuando deja de ser miembro, que es el Seminario de los Nombres
del Padre. A partir de ahí establece una relación personal con quien va a ser el
teórico más importante del marxismo francés de ese momento, que es Louis
Althusser. El Marx de Lacan es el Marx anterior a Althusser, pero luego será el
Marx de Althusser. Me parece importante tomarlo, porque es un Althusser que
va con y contra Lévi-Strauss. Con y contra, tiene que ver con el horizonte de la
época.
Hay una cita anterior del Seminario 5, “Las formaciones del inconsciente”, clase
32 bis, del 23-11-57, donde dice así:
Hay otras citas, pero me parece que esta es la más interesante para lo que
vamos a trabajar nosotros. Y para introducirlos en la relación de este tiempo (del
‘64 al ‘68), quiero presentar a Althusser, con quien Lacan tiene una relación que
tiene algún nivel de intensidad, en términos teóricos y personales. Althusser fue
un teórico muy importante para el marxismo, un recuperador de la noción e
introductor de la idea estructural de Marx. Tiene dos libros básicos, que son “Para
leer El Capital” y “Por Marx”. Hagamos este pequeño excursus, porque es
importante para entender de dónde sale este concepto de Lacan y a qué viene
a responder. Tenemos que pensar que a veces un concepto viene a querer
encontrar una solución a un problema, por eso es importante que veamos cómo
es que nace esta noción.
227
Para eso, tomé dos textos. Althusser ya había trabajado antes que a Marx sobre
Spinosa, Montesquieu; fue durante muchos años colega de Derrida, y también
es el filósofo al que se lo conoce por haber ahorcado a su mujer, y también es
conocido por haber sido quien le gritó a Lacan en la disolución de la Escuela
Freudiana de París. Es un filósofo que tiene mucha relación también con la
mudanza de lugar donde Lacan dictó el Seminario 11. En esa época Lacan
trabajaba mucho con gente de ciencias sociales, y es Althusser quien le consigue
a Lacan dónde dictar el seminario, en la Escuela Normal Superior. Althusser fue
muy olvidado. Estos dos libros que les mencioné, son obras conjuntas hechas
con un grupo de gente que trabajaba sobre nociones de filosofía y teoría del
discurso. Althusser siempre fue un autor prolífico y contradictorio. Van a ver que
en este juego con Lacan, en este contrapunto con Lacan, Lacan toma algunas
cuestiones de Althusser.
Voy a tomar textos de Althusser que no fueron publicados, pero que sí conoció
Lacan (fueron publicados con posterioridad). Uno de ellos se llama “Tres notas
sobre teoría de los discursos”. Hay un texto que se publicó en el ’64 que se llamó
“Freud-Lacan”, Althusser se lo dedica a Lacan. En las cartas entre Lacan y
Althusser se ve la problemática de la excomunión de Lacan, quién lo va a apoyar,
cómo se siente, etc., hay conceptos que tienen que ver con la teoría
psicoanalítica pero también con el alejamiento de Lacan, lo traicionaron sus
discípulos, sus pacientes lo vendieron, y en ese contexto Lacan se apoyó en este
grupo de filósofos cuya cabeza era Louis Althusser. A Althusser en América
Latina se lo conoció por un manual que se llama Manual del materialismo
histórico, de una socióloga chilena que se llama Marta Harnecker, era de
divulgación, con eso se estudiaba a Althusser. La propuesta de Althusser era
una revolución teórica en Marx, porque era colocarlo a Marx diciendo que Marx
había hecho una revolución pero que no había tenido las herramientas
filosóficas.
Martín Krymkiewicz: ¿se podría decir que hay en Althusser un “retorno a Marx”?
David S.: sí, absolutamente. Althusser escribe como un militante político, como
un militante del partido comunista francés. Y su debate es dentro del partido
comunista francés hasta que el partido cae. Ese es un punto muy importante,
porque su escritura no tiene que ver sólo con la cuestión teórica de la filosofía,
sino también con las armas de la discusión política de esa época. Althusser
desaparece de la escena, y creo que después de que mata a su mujer, que fue
también su compañera de trabajo durante muchos años, no sé si conocen un
texto que se llama “El porvenir es largo”, donde él va a hacer su mea culpa.
Althusser es de los que escriben de su propia problemática psicoanalítica, el
tema de la culpa, porque es declarado inimputable, porque la mató en un acceso
de furia. Y ahí, en ese libro, escribe acerca de la culpa que siente por haber
matado a su mujer y por haber sido declarado inimputable, y su problemática en
torno a eso. Ahora hay un cierto retorno de Althusser, hay un libro que se publicó
ya hace un tiempo que se llama “Louis Althusser. Escritos sobre psicoanálisis.
Freud y Lacan”, que vale la pena leerlo por las cartas entre Althusser y Lacan,
cómo Lacan llega a la Escuela Normal Superior y también está este texto que es
228
Lo que está en juego siempre para Althusser es una división tajante entre ciencia
vs. ideología. Quisiera decirles también que él tiene una opinión, a partir de esas
tres notas, sobre la problemática del sujeto en Lacan. Él se opone a la noción
de sujeto en Lacan. Voy a intentar ubicar cómo es que él se opone a la noción
de sujeto, porque para él, toda filosofía del sujeto es una filosofía del
desconocimiento, y la idea del sujeto es una sustancialización que tapona el
posible trabajo científico. Cuando critica la idea de sujeto, también critica su
correlato que es el objeto. Este es uno de los temas de toda la teorización de
Althusser y de su necesidad de salir con esta idea de la teoría del discurso, él lo
ve como una salida posible estructural. Es una salida posible estructural a la
cuestión del sujeto. Es interesante siempre pensarlo en la temática del discurso,
la idea de sujeto, lo que muchas veces va a criticar Althusser es una estructura
dual de sujeto, en el sentido de una dualidad imaginaria, como efecto imaginario
de taponamiento del vacío, como idea de taponamiento de la posibilidad de hacer
ciencia, que es la idea de la completud yoica, de la posibilidad de la no-
investigación.
Una nota de color, para que vean dónde empiezan estas cuestiones: hay varias
cartas en la correspondencia con Lacan, hay un periodo crucial de intercambio
de cartas, a finales de 1963, ahí Lacan contesta esa carta, le dice que su relación
es de toda la vida aunque no lo conozca personalmente, lo invita a cenar, y
Lacan se queda en ese momento sin lugar donde dictar su seminario y Althusser
le propone un lugar en la Escuela Normal. Les cuento lo que dice la carta:
“Estimado Lacan: usted que (…) veo a muchos que aún lo ignoran, no sabiendo usted
que se dirigía tan directamente, todos ellos obligarán a los pseudopsicólogos y demás
filósofos de la persona humana y de la intersubjetividad…
… a tragarse sus pretensiones y sus sermones. Le envío mis mejores deseos para su
trabajo.114
Es interesante trabajar la carta que Althusser le escribe a Lacan pero que nunca
le manda, donde le hace una crítica. Y hay una que sí le manda, donde también
114
Louis Althusser. Escritos sobre psicoanálisis. Freud y Lacan. Carta del 26/11/1963. México: Siglo XXI (1996) p.
241
229
aparecen algunas críticas que Lacan va a tomar. Y la nota de color que les decía
es de una nota del ’64 que Lacan le escribe a Althusser, luego de que éste le
recomendara a alguien para que vaya al seminario. Esta persona va y le hace
una pregunta a Lacan, y Lacan en la nota le dice a Althusser: “Bastante bien su
muchacho. Gracias”. Ese muchacho era Jacques-Alain Miller, que había
tomado la palabra por primera vez en el seminario, en el ’64, para hacerle una
pregunta sobre el adjetivo ontológico que utilizara en algún lugar para calificar a
la carencia. Fíjense que Miller no nace siendo Miller, y esa pregunta que hizo
desaparece del Seminario 11, no está, sólo dice “ahora hay preguntas y
respuestas”, sin decir quién pregunta ni qué se responde.
Vean que había cierta cercanía, la discusión tenía que ver con este pasaje, con
este corte que Lacan hace de a quiénes va a hablar a partir del Seminario 11.
Yo tomé también para aquellos que les interese ubicarse en esta polémica, que
es muy interesante y muy actual sobre el tema de la transformación y también
sobre el deseo del analista, que es una de las preocupaciones de Lacan en el
año ’64, en todas las cenas que tiene con Althusser, éste le dice que está de
acuerdo con que el problema es el deseo del analista y tendría que desarrollar
más ese tema, etc. Pero me gustaría ubicarlos un poco en la problemática actual
de los textos de Althusser y del viraje de Althusser, y de lo que se fue
encontrando como textos inéditos, muchos de esos textos inéditos tienen que
ver con este libro que les estoy recomendando sobre psicoanálisis, Freud y
Lacan, y donde habla de la teoría del sujeto. Hay un nuevo libro que salió ahora,
de Emilio de Ipola, un sociólogo argentino famoso, que se llama “Althusser y el
infinito adiós”, de Siglo XXI. Me parece muy interesante porque ubica
fuertemente la problemática de cómo fue olvidado Althusser. Me sorprendió al
encontrarme con una feroz crítica a J.-A. Miller. De Ipola critica fuertemente a
una cierta versión del estructuralismo de Miller –un mal estructuralismo de Miller-
, donde trabaja básicamente el esencialismo en la teoría del sujeto en Miller. Que
ese es un tema que viene de la época de Althusser, les leo las cartas que le
manda Althusser en el ’66, sobre la lectura sintomal, y sobre el tema del discurso
ideológico. Le recomienda qué tiene que leer, y fíjense lo que dice:
Vean que lo que le propone Althusser a Lacan es acerca de cómo trabajar sobre
la idea de discurso inconsciente de forma estructural. Es decir, salir de la idea
115
Ibíd. p. 263
116
Op. cit. p. 256
230
“Considero que es necesario revisar todo lo que indiqué a propósito del lugar del sujeto
en cada uno de los discursos.117
Sí, Althusser hablaba de discursos para el psicoanálisis, decía que había cuatro
discursos, esto es del año ’66. Planteaba el discurso de la ciencia, el discurso
del inconsciente, el discurso de la estética y el discurso ideológico, pero dice que
lo que hay que revisar ahí es la problemática de qué estatuto tiene la condición
de sujeto. Y le propone a Lacan que se defina sobre la obra de Lévi-Strauss y
sobre otros temas de la ciencia. Dice así:
Traigo estas cuestiones como preámbulo. Una última nota, es una frase que
trabaja Badiou:
“La tentativa de concretar sobre este punto Althusser por Lacan –la teoría lacaniana del
sujeto- es desde mi punto de vista impracticable. Hay en Lacan un concepto teórico de
sujeto, que incluso tiene un estatuto ontológico.”119
“Puesto que el ser del sujeto es acoplamiento de vacío y del objeto a. Nada de eso hay en
Althusser, para quien el objeto existe aun menos que el sujeto.
117
Op. cit. p. 105
118
Op. cit. p. 107
119
de Ípola, Emilio: Althusser el infinito adiós. Buenos Aires: Siglo XXl. p. 124
231
“Es más, Althusser escribe “el objeto es igual que reflejo especular del sujeto. El objeto
es la imagen de una inexistencia. El proceso sin sujeto lo mismo se cumple como proceso
sin objeto.
Estas son las ideas de Badiou. ¿Para qué plantearles todo esto? Un poco para
ubicarnos en lo que me parece que responde Lacan diciendo que el plus-de-jouir
es homólogo a la plusvalía. Ahora vamos a ver qué quieren decir el plus-de-jouir
y la plusvalía. Pero es a este debate sobre una problemática que hace al sujeto,
al estatuto del objeto a, el estatuto de la idea de estructuralismo, de estructura,
a ese lugar lo conduce este debate a Lacan en un seminario que empieza en
1968, por lo menos esa es mi lectura.
Porque esto tiene mucho que ver con lo real, cómo vamos a pensar lo real, si lo
real es el goce del cuerpo, o si va a haber otro estatuto para lo real. Estas eran
las preocupaciones que Althusser tenía y me parece que estando tan cercano
en los temas y en las aulas, con los alumnos, en las discusiones de Francia, en
la problemática de la universidad francesa, me parece que hay que inscribir en
ese contexto a este seminario y a esta propuesta de Lacan del principio del
seminario, que en realidad son dos propuestas, una ya la conocen -hay que ver
cómo se la lee, no es fácil de leer- y es que “la esencia de la teoría psicoanalítica
es la de ser un discurso sin palabras”. ¿Qué quiere decir? ¿Que no hablamos,
que no hay más palabras? Es fuerte. Está ya vigente en el ’68 la idea de discurso,
de una teoría de los discursos. La otra propuesta es esta homología –que no es
una analogía- y que voy a intentar por lo menos proponerles cómo fue pensada
en Marx y por qué se le ocurre a Lacan que tiene que ser homólogo.
Hay una forma fortuita del valor, que sería mercancía – mercancía, y hay una
forma desarrollada del valor. Marx trabaja varias cuestiones que hacen a las
formas del valor como formas de relación entre los sujetos, son formas de
relaciones entre sujetos, tanto que ubica una forma relativa del valor y una forma
equivalente del valor. Si nosotros decimos que un saco vale 20 metros de hilo,
sería:
1 saco = 20 m de hilo
forma relativa forma equivalente
Hasta 1850, Marx habla en sus textos de “trabajo”. A partir de 1850 reconvierte
esa idea de trabajo en “fuerza de trabajo”. Antes de “El Capital”, Marx escribe
233
otras obras donde trabaja estas cuestiones, por ejemplo, “La miseria de la
filosofía”, donde discute con Proudon temáticas que hacen al tema del valor, o
“la ideología alemana”, y básicamente “La contribución a la crítica a la economía
política”. Recuerden que la economía política de la época a la cual Marx critica
no es la economía política que conocemos hoy. Marx critica fundamentalmente
a los autores más clásicos de la economía que son Adam Smith y David Ricardo,
que habían trabajado la teoría del valor-trabajo, también.
Entonces, la idea de Marx es que este plus tiene que salir de un proceso que es
una caja negra, no sabemos cuál es, y que esta caja tiene que ver con este
movimiento y que a su vez tiene que ver con una fuerza de trabajo especial, con
una mercancía especial que es la fuerza de trabajo. A esa fuerza de trabajo le
pagan el valor de cambio, pero tiene un valor de uso especial que es crear más
valor del que se paga por ella. Esa sería la diferencia entre valor de uso de la
fuerza de trabajo y el valor que se paga por ella, o sea, en otras palabras: la
fuerza de trabajo genera más valor automáticamente. Esta es la relación de los
sujetos. Tanto, que la lectura que va a hacer Althusser, reposicionándose sobre
Marx, es que los sujetos –el capitalista y el obrero- no funcionan a voluntad
personal sino que funcionan como soporte. Va a usar la idea de soporte (trager),
y va a utilizar otras ideas que toma de Freud, como la idea de Darstellung, que
dice que este proceso –que es un proceso de explotación, de dominación, pero
que no pasa por la conciencia, ya que el sistema funciona de manera automática-
culmina con esa forma de movimiento que no aparece a ojos vista y que es la
plusvalía.
Siempre que Marx trabaja estos temas aparece una tensión que tiene que ver
con el Marx joven y el Marx maduro. El Marx joven es el de los Manuscritos, y
el maduro es el de “El Capital”, en esa obra trata de resolver de manera contable
este problema. El Marx de los Manuscritos estaba más preocupado por
cuestiones filosóficas, por ejemplo, qué quiere decir que una persona trabaje,
por qué trabaja, está más ligado a las tesis hegelianas. Aunque en El Capital
también se puede ver eso, está también la cuestión de cómo tomar el trabajo, la
idea de medir el valor, la idea de medida es que la fuerza de trabajo se mide por
las horas socialmente necesarias para producir valor de cambio. Intenta pensar
lo social antes que lo individual. Esta es la lectura que acentúa Althusser, de
pensar en Marx las formas en que se da la explotación capitalista en forma
automática.
Dos cuestiones para tener en cuenta sobre algunos problemas: una es que el
capitalismo no se puede desarrollar si no existe la extensión absoluta de la
libertad de la fuerza de trabajo. Si no hay libertad de trabajo el capitalismo no
funciona
David S.: sí, tiene que ser lo más democrático posible. Lo que intenta trabajar
Marx es el modo de funcionamiento capitalista, que es por fuera de la voluntad
de los hombres. No lo saben pero lo hacen.
234
Comentario: me parece que está la idea de que es algo que se saca a otro.
Alfredo E.: si buscan en internet, en todos los artículos escritos por lacanianos,
todos usan el “plus-de-goce”.
“Lo que es aparece como novedoso en este discurso [en el discurso psicoanalítico] es
que articula esta renuncia que hace aparecer allí, pues allí está la esencia del discurso
psicoanalítico, lo que yo llamaría la función plus-de-gozar.
Está hablando de la esencia del discurso analítico y es con esto que abre el
Seminario 16, “De un Otro al otro”, en la Clase 1 del 13-11-68.
“Esta función aparece por el hecho del discurso [del discurso psicoanalítico], porque
ella demuestra ser, en la renuncia al goce, un efecto del discurso mismo”.
Vamos a intentar pensarlo juntos. En esta clase Lacan también trabaja algunas
cuestiones que hacen a la relación del valor de uso con el valor, es decir,
recuerden que hay temas que no vimos y que no vamos a tocar, y es que las
sociedades no-occidentales tienen relaciones de intercambio, por ejemplo, con
los dioses. Hablaríamos ahí de valor de homenaje, por ejemplo. Para quien esté
interesado, le recomiendo a Maurice Godelier, que trabaja sobre dinero y
religiones antiguas, es muy interesante. Trabaja sobre qué era lo que sería como
equivalente general, etc. El dinero también es un problema, qué valor tiene, qué
valor tuvo, qué tradición tiene, la relación con el ágalma, el valor fálico del dinero,
etc., cuestiones muy interesantes para pensar en relación a esta homología.
David S.: es una cuestión, porque recuerden que si seguimos con la función
plus-de-gozar, esa función se convierte con otro valor, que es el objeto-causa, el
a-causa. Y cómo es este pasaje del objeto de la función plus-de-gozar a la
función causa de deseo, eso sería algo a ubicar. Acá también estamos viendo,
con el nacimiento de este concepto, una articulación con la plusvalía homóloga,
Lacan plantea que la plusvalía no funciona sin la idea de capital, de fuerza de
trabajo, de valor de uso, etc. y aquí ya empieza a aparecer lo que luego va a ser
los cuatro discursos, esta función a como plus-de-gozar, aparece como uno de
los cuatro conceptos fundamentales, para ubicar algebraicamente cuáles son los
otros, $, S1, S2. Habría que ver en este texto qué estatuto tiene. Van a ver que
en este texto tienen estatutos diversos, que empiezan a aparecer como diversos
de cómo Lacan los pensaba antes, por ejemplo, el S2 como A.
Alfredo E.: hay una cuestión con este “plus-de-goce” y es que me parece que
hay que hacer un trabajo para distinguirlo del beneficio o la ganancia de la
enfermedad de Freud. Estamos inundados de Freud, esa es la característica del
psicoanalista argentino, a diferencia del de otros países. Acá, como se sabe
mucho Freud, se está inundado de Freud, entonces cuando se piensa en “plus-
de-goce” hay que hacer un trabajo para ver cómo se distingue del beneficio o
ganancia del síntoma y la enfermedad. Entonces, me parece que con “plus-de-
goce”, las dos grandes líneas para pensar es que si se lo articula a Marx o si se
lo articula a Freud. Me parece que el psicoanalista lacaniano, como sostiene
que Freud y Lacan están en continuidad, dice que va a articular Lacan a Marx,
pero cuando se hace el comentario se dice: “claro, como dice Freud, hay
ganancia de la enfermedad”.
David S.: es interesante lo que decís, porque hay un sintagma de Freud que
sería “plus de lust”. Lust tiene un estatuto raro en alemán. Pero Lacan usa
Mehrlust
Alfredo E.: no hay que perder de vista que en Freud, si hay más satisfacción se
produce más satisfacción, pero pasado cierto monto, produce insatisfacción. Y
también a más insatisfacción da más insatisfacción pero pasado cierto monto da
de vuelta satisfacción. Con lo cual, el más y el menos en Freud pasan a ser
cuantitativos necesariamente. Habría que ver si ese más y ese menos nosotros
vamos a aceptar el derivarlo necesariamente de una ganancia cuantitativa, que
es el Qn de Freud, la cantidad. Pero en la estructura no hay cantidad, uno de
los problemas más graves de la aplicación de la estructura es que no trabaja con
237
Alfredo E.: la cantidad de trabajo, para producir el alimento, para preservar ese
cuerpo para que a su vez produzca fuerza de trabajo. Con lo cual, hay una caída
en el argumento de Marx a tener en cuenta, por eso Hannah Arendt propone
distinguir labor –que es la de los animales-, de trabajo –que no alcanza para los
humanos por el tema de la fuerza de trabajo- y la tercera categoría es el acto. O
sea, que para que haya ser humano hace falta acto, porque el problema del
trabajo es que lo deja servido –y para colmo en el segundo Marx- a fuerza de
trabajo, y fuerza ya es biológica, es corporal.
David S.: está bien lo que decís. Quiero decirles que la homologación de
plusvalía y plus-de-gozar no la hago yo, simplemente estamos tratando de leer
a Lacan y entender lo que dice. Lo que me faltó decir es que Lacan va a decir
que tiene que ver con el lenguaje. Y va a trabajar mucho la idea archiconocida
238
David S.: quisiera decirles algo más antes de cerrar. Me gustó mucho trabajar
el Seminario 16, en ese sentido, y me parece que es un seminario muy fuerte
por cómo fue establecido en francés, la idea de plus-de-jouir está a través de
todo el seminario, pero la colocación de los títulos en francés, porque el plus-de-
jouir –que es fundamental- se va diluyendo en los títulos. Es claro cómo en el
establecimiento del texto se resalta el goce (jouissance), y eso tiende a la
sustancia, y la sustancia ligada a lo corporal. Y es un seminario muy importante
porque es el preámbulo de los cuatro discursos, y nada menos sustancial que
los discursos. Se diluye el plus-de-jouir debido a quien ha establecido el texto.-
María Inés Sarraillet: quiero aprovechar esta oportunidad para retomar dos
cuestiones que se desprenden del recorrido de mi exposición anterior que
versaba sobre la noción de sujeto del inconsciente como impersonal en Lacan,
especialmente en el contexto del Seminario 16. Estas dos cuestiones consisten
en una aclaración y en el planteo de un problema que se me presentó luego de
la vez pasada, porque me parece que hay una grieta, una falla, una cuestión
pendiente en la argumentación que les presenté, y la quiero compartir con
ustedes y en todo caso escuchar algún comentario, pregunta o interrogante, si
es que les parece pertinente esta problematización sobre lo que he trabajado.
239
En este sentido les había propuesto rescatar el uso del impersonal que hace
Lacan en el Seminario 16, cuando recorta este pronombre impersonal en francés
–que es “il”- que a la sazón también es el pronombre correspondiente a la tercera
persona del singular, pero que en el uso de verbos que hacen alusión a
fenómenos meteorológicos, que refieren al clima o al tiempo –llover o nevar-
igual que en castellano, se conjuga sin sujeto gramatical. Se dice “llueve”, sin
sujeto, salvo cuando se lo usa metafóricamente y se dice “llueven verdades”,
“llueven desgracias”, pero si no, no llueve nadie. En francés es “Il pleut”, y Lacan
exprime esta expresión para dar cuenta de un modo enunciativo que él trabaja
bajo el título de enunciación deseante, que sería aquel decir que se produce en
análisis en la medida en que el análisis consiste en un trabajo estrictamente
lógico. Es decir, Lacan dice que no es pensable el analista como sabio, o sea,
no habría -en términos estrictos- análisis en relación a la posición inicial que es
pre-condición de la instalación del sujeto supuesto saber, porque allí Lacan
encuadra lo que llama “el analista como sabio”, dice que no se piensa como
analista en tanto sabio sino en tanto lógico.
Yo pensaba dos cosas: una, que en términos estrictos esta enunciación que
trabaja bajo la forma del impersonal, en donde lo que se dice nadie lo dice, se
enmarca bajo el matema del discurso analítico formalizado como tal recién en el
seminario siguiente, en donde aparece en el lugar dominante el a como causa
del deseo, puesto el deseo en el lugar de $, como vino trabajando Alfredo en las
últimas clases.
240
“Que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha (o entiende)”120.
Ese “se” es impersonal, que es el “on” en francés (no es el “il”) que es equivalente
a nuestro “se”, en “se dice”, “se piensa”, o al “uno dice”. Lo que me interesaba
aclarar, ya que no fue subrayado en mi exposición anterior, es en primer lugar
que el planteo del discurso del inconsciente como discurso de nadie, que está
así en estos términos por ejemplo en la Clase 1 del Seminario 18, “De un discurso
que no fuese semblante”, ahí habla del discurso del inconsciente como el
discurso de nadie en particular, y dice que es un acontecimiento, un
advenimiento de discurso. Yo les comentaba que había al menos dos lingüistas
de la enunciación, uno de ellos es Benveniste, que es un clásico, que habla de
la enunciación como acontecimiento, y que lo que remarca es que debe
producirse cada vez, en ese sentido es un acontecimiento. Cuando se produce,
engendra individuos pero lingüísticos, que son por ejemplo los pronombres. O,
en la otra vereda, está Ducrot, que critica mucho a Benveniste pero que también
define la enunciación como acontecimiento, en la medida en que es un
acontecimiento de aparición de un enunciado, pero que en ese nivel no estamos
obligados a decidir ni quién es el autor ni quién es el actor responsable de ese
enunciado, o sea, al que le adjudicamos la responsabilidad del enunciado. Me
parece que en ese sentido se puede aprovechar esta expresión reiterada de
Lacan, que es que la enunciación, yo diría la enunciación que él trabaja como
enunciación deseante, enmarcada ya en el contexto de la maquinaria del
discurso analítico, es un acontecimiento. Está bien que Lacan habla de acto
120
Lacan, J.: El Seminario, Libro 20. Buenos Aires: Paidós. (1995). p. 24.
241
analítico, pero cuando habla de acto analítico tiene que ponerse a decir que no
hay sujeto, o que el sujeto no es el mismo antes que después del acto, me parece
que ahí aparece todo el problema semántico que tiene el término sujeto, porque
se desliza la connotación de sujeto como persona, como actor, dueño y fuente
de lo que se dice, del sujeto hablante unificado, que sería el yo, el “Je”.
Creo que en resumidas cuentas era hasta aquí donde había llegado la vez
pasada. Me parece importante marcar el problema que puede haber entre
“discurso de nadie” y “discurso de nadie como nada”, porque no solamente en el
Seminario 18 sino que más tempranamente, en el contexto del escrito
“Observación sobre el informe de Daniel Lagache”, al impersonal del ello, al
sujeto del inconsciente, lo nombra como nadie, “ya nadie” o “plus-personne”,
“más nadie”, es ambigua la expresión. Entonces, me importa ahora sí empezar
a problematizar la cuestión del sujeto como nadie, la impersonalización del
sujeto, y el problema que se puede suscitar si superponemos nadie a nada,
porque podemos caer en un trabajo analítico que suponga la impersonalización
del sujeto como nadificación, en un sentido que voy a aclarar ahora, si es que
puedo. Por ejemplo, una cuestión bastante obvia pero que no está demás
decirlo: que sea sujeto de nadie, no quiere decir que nadie lo diga, en el sentido
de que no se diga. Me corrijo: que sea discurso de nadie no significa que no se
diga. Por eso, lo que refuerza Lacan en L’Etourdit, “que se diga queda olvidado
en lo que se dice tras lo que se escucha…”, lo que refuerza es la necesariedad
de que eso “se diga” en análisis, porque si no se dice, en términos freudianos no
habría levantamiento de la represión. No basta con pensarlo, es necesario que
se diga “entre”. Y ahí nos es de gran utilidad la maquinaria del discurso analítico:
que se diga entre esas dos posiciones discursivas, las del nivel superior: a y $.
“… para terminar, sobre un nuevo juego de palabras que les he anunciado, y donde el
estado de la lengua permite los encuentros, si nos entretenemos con la palabra
hommell,…121
121
Lacan, J. Le Séminaire, Livre XVI “D’un Autre á l’autre”. Clase XVIII. pp. 292/293.
242
“…, si nos entretenemos con la palabra hommell, a transformarla en el piso más bajo en
famil, en la neurosis. Este famil, ¿no parece verdaderamente mostrarnos como un claro
entre dos puertas, lo que es de la función metafórica de la familia misma? Si para el
perverso hace falta que haya una mujer no castrada, o más exactamente, si él hace tal
hommell, ¿no es notable en el horizonte del campo de la neurosis ese algo que es un “il”
en alguna parte pero en donde el “je” es verdaderamente la apuesta de lo que se trata
en el drama familiar?122
“como invitado de piedra que viene a turbar en los síntomas el banquete de sus
deseos…123
del paciente.
“… pues las uvas verdes de la palabra por las cuales el niño recibe demasiado pronto de
un padre la autentificación de la nada de la existencia…124
Recuerdan –si no me equivoco- que una de las expresiones del padre era casi
un insulto, cuando se enoja con él y le dice en el marco de una riña porque a su
122
Ibíd.
123
Lacan, J.: “La cosa freudiana o el sentido del retorno a Freud en psicoanálisis" en Escritos 1. Buenos Aires: Siglo
XXI. (1988) pp. 416-417
124
Ibíd.
243
“…el enigma homónimo -entre rei y reo- que podemos hacer brotar del genitivo rei, que
sin cambiar siquiera de acento puede ser el de la palabra reus, que quiere decir parte en
un proceso, y más particularmente el acusado, y metafóricamente el que está en deuda
por algo,125
“…, nos sorprende dando finalmente su fórmula a la adecuación singular cuya cuestión
planteábamos para nuestro intelecto y que encuentra su respuesta en la deuda simbólica
de la que el sujeto es responsable como sujeto de la palabra.126
125
Ibíd.
126
Ibíd.
244
La deuda simbólica es del Hombre de las Ratas, no es que sea de todo sujeto.
En estos términos, algo estructural, extensible a la relación del sujeto a lo
simbólico, si lo pudiéramos plantear así.
Me parece entonces que en este caso, en el drama familiar del Hombre de las
Ratas, hay una apuesta. Una apuesta que se recorta en la medida en que el
sujeto asume su nadificación en términos de denigración, para el sostenimiento
del ideal, que sería el padre, que es verdadero deudor, cosa que está velada en
su maniobra neurótica. En ese sentido, me parece que puede pensarse, no sé
qué les parecerá a ustedes, con la maquinaria del discurso histérico en la medida
en que:
a S2
acá podría aparecer, si es que aceptamos que habría una pregunta en el Hombre
de las Ratas, “¿soy o no soy un criminal?”, por ejemplo, o deudor, tal cual se
produjo en el inicio de la consulta con Freud. En ese sentido hay una apuesta,
porque lo que concierne a la condición particular del objeto para su deseo, en
este momento, no estaría puesto en juego, ¿no? La apuesta, dice Lacan, es
entre el Je, o lo que llama a-causa, y acá sería no-Je. Dice Lacan que en esos
términos trabaja el sujeto del inconsciente como impersonal, pero como se los
planteaba yo al principio. Me parece que el problema con la impersonalización
es no distinguir contundentemente la nadificación en términos, ahí sí, de lo que
sería la relación del sujeto en tanto es efecto de la mortificación significante, de
la nadificación que se puede llegar a posibilitar en función de la maniobra
neurótica, si es en función de taponar el ideal; y la impersonalidad que hace al
decir, cuando estamos pensando en términos del discurso analítico.
Les doy una argumentación más para seguir problematizándolo. Lacan juega
todo el tiempo con “apuesta”, que en francés es enjeu, y él lo corta y fabrica una
combinación entre juego y en (que indica lugar): en-jeu. Y entonces divide
apuesta en en-Je, que sería en-yo. Y dice, a partir de un trabajo muy peculiar
sobre la apuesta de Pascal, me parece, que hay una pregunta planteada en la
neurosis por el Je, y es: “¿existe el Je?”. Creo que uno de los usos que hace
Lacan de la apuesta de Pascal es exhaustivarla para trabajar la posición
neurótica. No sé qué les parece a ustedes, si han tenido la posibilidad de
estudiarla, si tienen algún desarrollo hecho, coméntenlo, que nos va a venir muy
bien. Él trabaja en distintos momentos con la noción de juego para pensar la
posición de partida de un análisis. Y por ejemplo, en función de lo que les
comentaba la vez pasada, en el Seminario 16 plantea de entrada el problema
del sujeto del inconsciente a partir de la institución del Je, pero en el inicio,
cuando dice que le pedimos como analistas al sujeto que deponga la autoría
sobre lo que dice, es decir, que no sostenga el “yo digo”, que lo deje caer, por
ejemplo, en la Clase 1 del Seminario 16, del 13-11-68:
245
“El sujeto es dispensado de sostener su discurso de un yo digo. Este discurso es tal que
el sujeto suspende algo allí. Es la regla del discurso. 127
Les comentaba la vez pasada que esta suspensión del “yo digo”, que también la
podemos tomar como un llamado a la impersonalización del sujeto, porque
estamos pensando en un punto de partida como condición necesaria que es la
búsqueda del saber; dice que el neurótico se define como un buscador de saber,
y nosotros lo incitaríamos en esta búsqueda de saber. Recuerden que estamos
en la posición de partida, lo dispensamos al sujeto de sostener el “Je”, el yo, y
¿cuál es el riesgo? Que el lugar del sujeto como autor y responsable del dicho lo
asuma el analista, que el analista pase a encarnarse en un “yo sé”, ahí estaría el
analista como sabio, que Lacan rechaza, pero que es condición necesaria. En
el Seminario 13, que es el seminario sobre el objeto, esta misma cuestión la
trabaja en términos de juego, y dice que en la relación del sujeto con el saber
hay un juego que es el de la espera. La espera, en el sentido de la espera del
saber del Otro, la espera de la reunificación del Je. De entrada, entonces, se le
demanda al sujeto que deponga el “yo digo”, y uno de los efectos puede ser la
detención en la posición del discurso histérico. Porque la espera de la
reunificación del Je viene a jugarse justamente como apuesta. Les leo una cita
del Seminario 13, de la Clase 16, del 19-05-65 (inédito) dice:
“Lo que en todo juego busca el jugador, el jugador como persona, es siempre algo que
comporta esta conjunción como tal de dos sujetos, y la verdadera apuesta del asunto es
este jugador, sujeto dividido, en tanto que allí interviene él mismo como apuesta a título
de ese pequeño objeto, ese residuo,128
“…ese residuo que conocemos bien bajo la forma de ese objeto al cual le he dado el
nombre de una pequeña letra, que es el objeto a. Si él es algo que soporta toda
actividad de juego, es ese algo que se produce en el reencuentro del sujeto
dividido, en tanto sujeto, con ese ello por el cual el jugador se sabe él mismo
deyecto de algo que se ha jugado en otra parte…
127
Lacan, J. Le Séminaire, Livre XVI “D’un Autre á l’autre”. Clase I. p. 19.
128
Lacan, J.: Seminario 13, Clase del 09-02-65 (inédito)
129
Ibíd.
246
“¿Está allí justamente el punto del cual se desvía, yendo a buscar en el opuesto esa
relación de un sujeto al saber?”130
Para concluir, me parece que para sacarle el jugo a este problema, Lacan trabaja
con la apuesta de Pascal –es una idea. Es muy árida la lectura que hace Lacan
de la apuesta de Pascal, por momentos parece que utiliza la apuesta de Pascal
para hablar de la relación del sujeto con el significante en términos bien
generales; por otro lado hay comentadores, autores, que articulan el trabajo que
hace Lacan sobre la apuesta de Pascal con la problemática del masoquismo. Me
parece que hay una vacilación en Lacan que da pie a estas distintas lecturas. Yo
estimo que una de las opciones más fructíferas es tomar la lectura de Lacan de
la apuesta de Pascal para pensar la maniobra neurótica y el lugar del superyó.
En la clase 6, “El amo castrado”, del Seminario 17, después de pasarse 5 ó 6
clases del Seminario 16 dándole vueltas a la apuesta de Pascal, fabricando
matrices, matematizándola, polemizando con Pascal; en dos párrafos, muy
apresuradamente da una clave, que hay que elegir si nos conviene tomarla o no,
pero la comparto con ustedes a ver qué les parece. Está haciendo una crítica
fuertísima al Complejo de Edipo freudiano en estos capítulos del Seminario 17,
y dice:
“En efecto, ¿quién utiliza, qué lugar tiene en un análisis, la referencia a este famoso
complejo de Edipo? Les pido aquí a todos los que sean analistas que respondan. Los del
instituto, seguro que no lo utilizan nunca. Los de mi escuela se esfuerzan un poco. Sin
duda eso no tiene ningún efecto, el resultado es el mismo que para los otros. Es algo
estrictamente inservible, salvo porque recuerda de forma grosera el valor de obstáculo
de la madre para toda investidura de un objeto como causa de deseo.
De ahí las elucubraciones a las que llegan los analistas en lo que se refiere al padre
combinado, como ellos dicen. 131
“…Esto sólo significa una cosa –edificar un A que encierra un goce, generalmente
llamado Dios, con quien vale la pena jugarse a todo o nada el plus de goce, es decir, ese
funcionamiento que se llama superyó.”132
130
Ibíd.
131
Lacan, J., El Seminario, Libro 17. Buenos Aires: Paidós. (1992) pp. 104-105
132
Ibíd.
247
O sea, un Otro que encierra goce, frente al cual vale la pena jugarse a todo o
nada el plus-de-goce, eso es el superyó. Entonces, acto seguido dice:
“Hoy les estoy mimando. Todavía no había soltado esta palabra. (el superyó). Tenía mis
razones. Era preciso que llegara al menos al punto donde me encuentro, para que aquello
que enuncié el año pasado de la apuesta de Pascal pueda ser operativo.”133
O sea, que parece ser que todo el trabajo que se tomó por ser difícil el
entendimiento de la apuesta de Pascal, que de por sí es altamente contradictoria,
es para introducir una crítica al Edipo freudiano y para establecer las
coordenadas de lo que sería el superyó para Lacan.
En dos o tres palabras condensó la apuesta de Pascal. El mismo Pascal dijo que
era un discurso, es muy interesante porque es un discurso –me parece- en uno
de los sentidos en que había recortado Alfredo al comienzo de este curso,
cuando hizo la revisión de las acepciones de discurso, en francés, que es el
discurso como una forma coherente de presentar argumentos sobre un tema.
Por ejemplo, el discurso del método de Descartes. Lacan nos da pistas también
para pensar este discurso de Pascal en términos del discurso sin palabras, en la
medida en que él hace alusión al discurso sin palabras como aquel discurso que
se reduce a una escritura, o sea, matematizable o pasible de ser transportado al
álgebra, en ese sentido me parece que vale el término discurso para la apuesta
de Pascal. Es un discurso, sabrán, que se arma a partir de unos papelitos que
encontraron cosidos en el dobladillo del abrigo de Pascal, después de muerto.
Allí, él, imaginariamente habla con un interlocutor que es incrédulo, ateo, Pascal
no busca probar la existencia de Dios con argumentos racionales –considera que
eso es imposible-, que Dios si existe es infinitamente incomprensible y no se
puede saber si es o si no es. Si es, es infinitamente incomprensible, es infinito.
Por lo tanto, lo invita a apostar. Toda la retórica de Pascal es convencer a su
interlocutor imaginario, que es un libertino, mediante la demostración de que vale
la pena apostar a que Dios existe. Algunos comentadores dicen que el libertino
podría pensarse como Pascal mismo, puesto que en este diálogo con este
libertino, Pascal de alguna manera asiente a la posición incrédula del ateo y dice
“sí, sí, yo también podría llegar a dudar”, porque desde un cierto punto de vista
es difícil creer porque no hay pruebas racionales, contundentes, aceptables y
consistentes acerca de la existencia de Dios, rechaza el argumento ontológico,
por ejemplo.
133
Ibíd.
134
Ibíd.
248
pregunta por el sujeto y no la pregunta por Dios. Badiou dice que la pregunta de
Pascal es “¿Qué es un sujeto cristiano?”. Lacan dice que la pregunta de Pascal,
y para mi gusto en la neurosis, puede plantearse como “¿Qué es el Je?”. Por eso
juega con el juego y la apuesta, lugar del yo, (enjeu, en-jeu, en-Je), ¿existe el
yo? Incluso lo formula con el “il” del impersonal: ¿es que el yo, él (il) existe? ¿Es
qu’il existe? Combina la tercera persona con el impersonal, la pregunta de la
neurosis. Badiou dice que la pregunta de Pascal es qué es un sujeto cristiano o
si existe, porque Pascal –en este diálogo con el libertino- trata de mantenerse
cerca del sujeto nihilista, en este sentido: una de las primeras aseveraciones de
Pascal es que frente al infinito, lo finito se anonada. Más específicamente: la
unidad agregada al infinito, al infinito no lo cambia.
Lo que hace Lacan es articular este valor de la vida –pero ahí sale del argumento
de Pascal y hace lo que le conviene- con el número de oro. El número de oro,
cuyo valor es 0,618… y sigue hacia el infinito, pero siempre es calculable: está
entre el 0 y el 1, es un número irracional. Eso es lo que hace Lacan. Lo que me
interesa traerles para pensar la maniobra neurótica y la nadificación del sujeto
como impersonalización es el argumento de Pascal. Porque dice Pascal: la
ganancia será una eternidad de vida y de felicidad, y no perdemos nada –que no
es nada más ni nada menos que nuestra vida. En otro momento dice: una
infinidad de vida, infinitamente feliz. Con lo cual ya no sería una eternidad de
249
vida sino una infinidad, y Lacan dice que ahí está el problema de si estamos
hablando de 1 vida o de varias vidas infinitamente felices, porque no es lo mismo,
una infinidad de vida infinitamente feliz que infinidad de vidas, contable, y encima
que en intensidad son infinitas también.
“Dejémonos detener un instante alrededor de este juego. Quizás un poco más armado
que otros para captar lo que aportará de irreductible diferencia, franqueamiento que
pudiéramos pensar así, porque es necesario que esas dos vidas estén cada una entre el
nacimiento y la muerte. Pero es necesario también que sea el mismo sujeto.135
Yo no había pensado esto. Claro, es una obviedad, pero hay que pensar también
que esa vida va a ser nuestra. ¿Se entiende? Yo apuesto a que tengo dos vidas
más, o apuesto mi vida a ganar una infinidad de vidas infinitamente dichosas…
pero ¿voy a ser yo? Hay que pensar que va a ser el mismo sujeto, dice Lacan.
“Todo lo que se haya jugado precisamente en la primera, sabremos que podemos jugarlo
de otro modo en la segunda. [...] ¿Cómo no esperar que en la segunda (la segunda
vida) nos de un punto de vista sobre la primera, que para un sujeto el significante no
será lo que represente en el infinito para otro significante, sino para el otro sujeto que
seremos también?136
“¿Cómo no entender que entonces estamos esperando que el otro sujeto (que sería algo
así como el del Juicio Final para el cristianismo) nos de la verdad (la verdad como
causa final) sobre el primero, sobre lo que desconocemos de ese objeto escondido que
somos…137
dice Lacan, velado. Claro, esto funciona en Pascal por la idea de la relación del
sujeto cristiano a la gracia. De entrada, Dios dispone quién es el réprobo y quién
va a ser salvado, y eso no lo sabemos, no lo podemos saber hasta el momento
de la muerte. Hay una verdad desconocida que solamente puede ser revelada
en el Juicio Final después de la muerte, pero justamente, es ahí donde Lacan
pone a trabajar este paralelo entre la gracia y el deseo del Otro como enigmático.
135
Lacan, J.: Seminario 13, Clase del 09-02-65 (inédito)
136
Ibíd.
137
Ibíd.
250
Nº de Oro (0,618…∞)
en la cual apuesto a que Dios existe (A), o a que Dios no existe (A tachado). Me
olvidé de decirles que a esta apuesta nosotros la llamamos “apuesta de Pascal”,
pero el texto se llama Infinito-nada. Entonces, si apuesto a que Dios existe, la
ganancia es el infinito (∞), pero mi existencia se nadifica, o sea, entonces,
necesariamente, mi vida no vale nada si apuesto a que Dios existe.
Ahora, si apuesto a que no, a que Dios no existe –y aquí es donde Lacan
introduce lo suyo-, ya escribe a, y me parece que ahí va el número de oro, que
no es 0, sino 0,618… y sigue, que es un número irracional que es resultado de
una proporción que es la proporción áurea, o sea, introduce un número que
tiende al infinito, pero siempre el número que sigue es calculable, se puede
escribir, pero es infinito.
Me parece que todas estas elucubraciones -van a encontrar que después Lacan
torsiona la apuesta de Pascal y fabrica las matrices en las que no apuesta a que
Dios existe o no existe, pero sigue ubicando letras-, todo este trabajo responde
a dar cuenta de una posición religiosa/neurótica padecida por la cultura. Y que
se infiltra en el vínculo analítico si no la tenemos clara. Porque fíjense que donde
más abiertamente dice para qué trabaja la apuesta de Pascal, es en el marco de
los capítulos del Seminario 17 donde critica al Edipo, y termina diciendo que
Freud sostiene, en su clínica y su teoría, una posición religiosa.
Ernesto Vetere: quizás ustedes ya vienen trabajando sobre esto, pero para mí
son concepciones bastante nuevas, me cuesta seguirla. Pero pensaba sobre la
utilidad clínica que tiene hablar o no de responsabilidad subjetiva, si nos sirve o
no. Digo, hablar de responsabilidad subjetiva claramente oponiéndola a la lógica
superyoica. Lacan dice que de nuestra posición de sujetos somos siempre
responsables…
M.I.S.: sí, ahí está hablando del analista. Para mí es muy difícil no caer en la
lógica superyoica si se habla de responsabilidad subjetiva. Acá sí está hablando
de responsabilidad subjetiva (en el Hombre de las Ratas) pero porque se trata
de un sujeto culpabilizado por su superyó, a partir de cómo se arma la
distribución de posiciones entre el padre y la madre, etc.
Ernesto V.: pero por ejemplo, para pensar la condición particular, y la posición
de alguien frente a esa condición particular, frente a una maniobra neurótica o
frente a un cambio de posición subjetiva. Ahí, ¿nos puede servir mantener la
noción de responsabilidad subjetiva? Donde ni la posición frente a la maniobra
neurótica ni la posición frente a un cambio, serían atribuibles al yo.
M.I.S.: no se me ocurre…
a → $
S2 S1
sujeto
Esto hablaría del desvanecimiento subjetivo a la hora de poder decir todo acerca
de la verdad concerniente a su deseo. Si se dice acerca del objeto del deseo, se
lo dice como Otro. El deseo es el deseo del Otro, entonces, en la medida en que
lo digo, ya lo digo como Otro, me parece que esa es la lógica implícita para este
momento del análisis, que sería la salida.
Martín K.: pero eso no sería el saber, sería más bien estar “en causa”
253
M.I.S.: exacto. La verdad como causa. Entonces, lo que se dice ahí no lo diría
como “yo”. Es muy difícil de enunciarlo, lo estaríamos diciendo como Otro. No sé
para qué nos serviría hablar de responsabilidad, porque no habría otra manera
de decirlo que no fuera en análisis y diciéndolo –no pensándolo. ¿Se entiende
cuál es el alcance del problema? Me parece que no tiene ninguna utilidad pensar
a nadie como responsable de eso que se dice.
Haydee M.: es lo que dice en la frase del Seminario 17, creo que en la segunda
clase…
M.I.S.: sí, donde dice que el inconsciente es un saber articulado del cual nadie
es responsable.
Como para dar un marco, yo quería partir de dos citas, dos alusiones a, por un
lado algo que menciona Jean-Claude Milner en El periplo estructural, y por otro
lado a cierta propuesta que hace Jacques-Alain Miller en Lo real y el sentido.
Este libro de Miller es casi una referencia constante en estos cursos, entiendo
que es importante localizar lo que se está proponiendo, lo que se está planteando
en el campo del psicoanálisis, y que pareciera que pasa bastante de largo, no
hay discusión al respecto, y creo que son al menos enunciaciones muy fuertes.
un retorno a las cosas mismas, es, por una parte el término retorno, en tanto
“retorno a Freud”, pero por otra parte, al señalar “las cosas mismas”, hace la
mención a que el acercamiento de Lacan al psicoanálisis no se produce a partir
de Freud sino de la fenomenología. De la fenomenología entendida como esa
experiencia directa e inmediata con la situación del análisis, del encuentro; y dice
que en este punto, el descubrimiento del inconsciente va a tener en Lacan un
valor de comunicación. O sea, esa primera situación en la que Lacan se topa con
el psicoanálisis es –si quieren- un encuentro en términos de comunicación, que
le permite a Lacan en esa experiencia directa e inmediata, localizar al
inconsciente. Después dice Miller que Lacan se entusiasma con la lógica, la
matemática, con un planteo cientificista, y es allí cuando hace su recorrido por el
estructuralismo, en ese intento de formalizar; pero que luego, ya a partir de los
nudos, Lacan lo que hace es retomar una posición fenomenológica. Obviamente,
Miller está planteando que él observa este movimiento y que ya no se trataría de
situarse en relación a la estructura, porque la estructura sería una construcción,
que funciona como mediación, y que para el “último Lacan” está noción de
estructura ya no es admisible, dado que bajo el criterio del inconsciente como
equívoco, se trataría de un encuentro con eso que se da. Esa condición dada
también –al menos así lo piensa Miller- es una situación de inmediatez, que
llevaría hasta dejar caer la noción del inconsciente estructurado como un
lenguaje, como discurso del Otro.
Entonces, pareciera –según Miller- que Lacan retornaría a una suerte de posición
fenomenológica en la línea de Husserl.
Razón demás, me pareció, para revisar un poco de qué se trata o cómo pensar
el problema de la experiencia, para ubicar la experiencia, porque también se nos
puede desbandar en el uso coloquial, el término aparece constantemente y se lo
encuentra en Lacan infinidad de veces. Me ocupé de hacer ese rastreo, e
imagínense la cantidad de veces que Lacan menciona “experiencia”. Pero lo que
me resultó de interés es que en el contexto general, más allá de los usos
coloquiales, siempre aparece ligada a lo científico. Después cuando entremos
en el desarrollo de Agamben, podemos volver a esta consideración.
Pero para empezar desde lo más básico, fui a Ferrater Mora, para ver qué
podemos pensar sobre experiencia, y tener un mínimo ordenamiento. En
Ferrater Mora hay por lo menos cinco acepciones para definir la experiencia. La
primera dice que se trata de:
“…una aprehensión, por un sujeto, de la realidad. Una forma de ser, un modo de hacer,
una manera de vivir. La experiencia es entonces, un modo de conocer algo
inmediatamente, antes de todo juicio formulado sobre lo aprendido.
Señalo entonces este punto que me parece que es el de nuestro interés: se trata
de un acceso inmediato, que siempre es previo a todo juicio que exista sobre
aquello dado en esa experiencia.
Segunda:
“La aprehensión sensible de la realidad externa. Se dice entonces que tal realidad se da
por medio de la experiencia, también por lo común antes de toda reflexión.
256
“…aquello que permite la confirmación de los juicios sobre la realidad, por medio de
una verificación, por lo usual, sensible de esa realidad. Se dice entonces que un juicio
sobre la realidad es confirmable o verificable por medio de la experiencia.
Ahí tiene un filo que nos va acercando más al problema del hombre moderno. La
quinta acepción es la idea de la experiencia como aquello que permite soportar
o sufrir, por ejemplo cuando se dice que alguien experimenta un dolor o una
alegría, y se piensa en relación a lo interno. Recuerden que antes había sido
planteada en relación a lo externo, y esto sería la posibilidad de experimentar
cierto hecho de manera interna.
Ferrater Mora arma también una posible articulación que nos va a ubicar en la
relación de la experiencia al empirismo, en la medida en que “empírico” querría
decir –tomada del griego- experiencia; y la fenomenología. En una definición muy
rápida y sin hacer lugar a las diferencias que cada filósofo ha introducido o
desarrollado sobre la fenomenología, la fenomenología sería la teoría de la
apariencia y es fundamento de todo saber empírico. Por supuesto que Ferrater
Mora aclara que esto es previo a Husserl. En Husserl hay todo un desarrollo
donde la fenomenología es método y modo de ver, en una especificación que no
257
queda coagulada allí sino que todo el tiempo se retroalimenta: un modo de ver
funda un método y un método un modo de ver.
Esto sería la organización mínima de un término, para que no nos quede tan
suelto. Pero me parecía de interés poder articularlo o plantearlo en relación a
algún desarrollo que tomara en torno a la experiencia, y como suele sucederme,
lo encontré en Agamben, los que me conocen saben que suelo insistir con este
autor. Me parecía realmente muy rica la producción y el recorrido que va a hacer.
Además, nos va a permitir detectar algunos puntos de articulación que pueden
abrir algunas discusiones, con el psicoanálisis.
Voy a tomar algunos puntos muy acotados del libro Infancia e historia, cuyo
subtítulo es “La destrucción de la experiencia y el origen de la historia”. El libro
se inicia con una frase que es categórica, dice:
Lo que entiendo que se ubica en esa frase es, en primer lugar, la condición de
tiempo actual. Es bastante complejo situar un límite temporal con ese término:
¿qué señala lo actual en el tiempo? Cuando sigue avanzando sobre el desarrollo
del libro se entiende que lo que está ubicando es, la inflexión que produce la
ciencia moderna, pero que si utiliza el término actual no es porque sea un autor
poco preciso en su decir –todo lo contrario- sino que se advierte que aunque se
instale ese punto de inflexión en la ciencia moderna, no es un punto absoluto
que borre lo anterior; algo de lo previo al momento de la aparición de la ciencia
moderna permanece. Algo recapitula, en lo actual, de lo que ya no sería actual.
Pero ¿qué significa que en la actualidad no podamos registrar algo del orden de
la experiencia? Además, lo interesante es que Agamben lo plantea en términos
de discurso. O sea, no habría discurso que pueda dar cuenta de la experiencia,
o, en todo caso, si se constata que ya no es realizable la experiencia, está
planteado en términos discursivos. Ya se comienza a ubicar que en alguna
medida la experiencia no podría ser entendida como algo dado, sino que es algo
que solo es posible de pensar –ya sea porque no se realiza, no se tiene o no se
transmite- en el plano de lo discursivo. En este sentido, luego irá trabajando el
problema de la experiencia en relación a un hacer o realizar, y también a un tener
y transmitir. Ahí habría un esbozo para pensar la experiencia en relación al
sujeto, en este hacer o realizar; y como objeto, en el tener o transmitir. No voy a
incursionar por la vía de la condición del objeto. Sí voy a tratar de ubicar una
articulación del campo de la subjetividad respecto de este problema, que es para
Agamben la constatación de que la experiencia ha sido sustraída al hombre
moderno; siempre entendida la experiencia como posibilidad discursiva,
borrando cualquier intento de pensarla como algo con una existencia en sí que
llevaría a concluir que si se ha sustraído es que “eso” podría recuperarse, en
tanto sustancia.
El problema es que algo pasó entonces, porque además, esa experiencia remite
–esa pre-Modernidad- a la figura de la autoridad. La autoridad estaba ligada, era
correlato de la experiencia, y se daba en la transmisión de las narraciones y la
palabra. Lo interesante que señala Agamben es que hasta la modernidad, la
experiencia no estaba ubicada en relación al conocimiento. No se trataba de
conocimiento. En el momento actual, la autoridad jamás podría pensarse en
relación a la experiencia, nadie diría que la experiencia otorga alguna autoridad.
Lo que Agamben señala es que en este único sujeto que va a plantear la ciencia
moderna, que arranca del ego cartesiano, se puede reconocer un rastro en la
astrología, en la alquimia, donde hay un intento de reunir el campo celeste –en
la astrología- como ubicando estas dos esferas –la divina y la humana- en el
intento de integrar en un solo sujeto las dos esferas. Lo que va a subsistir es un
punto de dificultad insuperable que se localiza en la discusión sobre racionalidad
e irracionalidad. Algo de lo que ayer en la presentación de Andrea había surgido
260
A su vez, como decíamos, las cosas no son tan puras; hay dos relatos, uno de
Montaigne y otro de Rousseau, que para Agamben señalan una consecuencia
de esta manera de pensar la subjetividad. Los dos relatos se organizan respecto
de una experiencia límite, en la que sufren un accidente con golpes y heridas, de
la que no pueden sostener un registro de conciencia, pero que de igual modo
logran pensarla como propias. Habían perdido momentáneamente la conciencia,
hablan de una experiencia límite, pero obviamente sin haber atravesado la
muerte. Es el punto a partir del cual se inicia la idea del inconsciente del Siglo
XIX, dice Agamben, desde Schelling a Schopenhauer, hasta que Freud retoma
la noción de inconsciente de un modo novedoso, marcando diferencias que lo
postulan de otra forma, en tanto ya no se trata de la experiencia sobre la muerte.
A Agamben le interesa la elección de Freud del Es, la condición del Es como la
no-persona. El problema es que se construye una idea de una experiencia, o
mejor dicho, una vivencia que sería lo que más le pertenecería a alguien, pero
que estaría radicada en el registro de la no-persona. Lo interesante para
Agamben es que a partir del psicoanálisis, lo que antes era experiencia límite
con la muerte, ahora pasa a ser experiencia de la infancia, en esta nueva manera
de plantear –a partir de Freud- al inconsciente como el Es, diferenciándolo del
inconsciente del Siglo XIX, ya no hay experiencia límite con la muerte sino de la
niñez.
“…, no basta con que esta división sea para él –el psicoanálisis- un hecho
empírico,…”138
Y a partir del segundo párrafo, son tres o cuatro los que continúan ubicando
como sujeto de la oración al psicoanálisis, ni Freud, ni Lacan mismo, ni los
analistas, sino el psicoanálisis. Me parece que empuja o refuerza aún más la
idea de cierta organización de un saber sin persona empírica o ligada a un orden
de experiencia. Demás está recordar que es allí donde establece claramente la
no existencia de las ciencias del hombre, si no que en todo caso solo existe el
sujeto de la ciencia.
138
Lacan, J., “La ciencia y la verdad” en Escritos 2. Buenos Aires: Siglo XXI. (1987) p. 834
262
Me parece que esto también trae para nosotros una fuerte interrogación. Cómo
lee uno la frase del Seminario 16, “la estructura es lo real, es lo más real”. Por
un momento me sobresalté, luego me pregunté cómo estoy pensando yo lo real.
Me parece que ese es el punto. Eco no trabaja en el cuerpo de los capítulos a
Lacan, sin embargo hay una cita que quiero leerles, porque nos remite por un
lado a lo que él está trabajando y además retoma lo que había comentado
Alfredo en su última clase sobre los presocráticos y el Wo Es war soll Ich werden.
263
“Cuando Heidegger nos recuerda ante un texto oírlo como manifestación del ser, no
quiere decir entender lo que dice, sino sobre todo lo que no dice pero a lo que se refiere,
nos sugiere una idea que volvemos a hallar en muchos textos de estructuralismo
ontológico, en los que se sigue en el lenguaje las ligerezas de la metáfora y la metonimia.
La pregunta ¿quién habla? significa ¿quién es que nos llama, quién es que nos incita a
pensar? El sujeto de esta llamada no puede agotarse en una definición. En un fragmento
de Parménides, en apariencia simple, interpretado normalmente como es necesario decir
y pensar que el existente es, Heidegger usa toda su sutileza y acrobacia etimológicas
para conducir lo dicho a una explicación más profunda que casi invierte su sentido más
usual.”139
O sea, está ubicando en la modalidad heideggeriana, un párrafo de Parménides
que siempre fue entendido de una manera, manda toda esa inversión, y bueno,
parte de eso que él decía, no sé si les remite a alguien… que los textos no son
para ser entendidos. Más adelante dice:
“El lenguaje deja aparecer algo que el pensamiento custodiará y dejará vivir sin
violentar y entumecer en definiciones que lo determinen y lo destruyan.”140
Quería llegar al punto donde aparece la cita a Lacan, que es la duplicidad del
existente y del ser, llega a ubicar eso, y hay un llamado, y una gran cita. No se
olviden que está hablando de los textos de los estructuralistas ontológicos.
“Según Lacan (1966, p. 655) el drama del sujeto en el verbo es que el hecho de hacer la
prueba de su falta- en- ser. En el mismo Lacan (p. 585) volvemos a encontrar otra vez el
juego etimológico que Heidegger aplica a la citación de Parménides, comentada hace
poco, adaptada a un célebre dicho de Freud “Wo Ich war soll Ich werden”. Este dicho
no se interpreta siguiendo la tendencia corriente, “donde estaba el ello debe estar el yo”,
pero precisamente el sentido contrario y afín al que Heidegger ubica en Parménides.”141
139
Umberto Eco: La estructura ausente, pág. 377
140
Op. cit., pág. 377
141
Op. Cit., pág. 378
264
Es decir, que ubica en esto la posición de Lacan tomado por esta propuesta
heideggeriana para leer no sólo el Parménides sino también el Wo Ich war soll
Ich werden.
“No se trata de sustituir la claridad racional del yo por una realidad oscura y originaria
del Es. Se trata de ad-venir, de ir hacia, de venir a la luz allá, en aquel lugar originario
donde está el Es como lugar del ser. Se puede hallar la paz en la cura psicoanalítica
como en la cura filosófica que me impulsa a preguntarme qué es el ser y qué soy yo,
solamente si se acepta la idea de no estar en donde habitualmente se está sino de estar
en donde habitualmente no se está. Es preciso hallar el lugar de origen, reconocerlo,
dejarlo aparecer y custodiarlo.”142
“No sin razón atribuye Lacan al dicho de Freud un tono presocrático. La referencia es
a una interpretación que Heidegger ha dado a un dicho presocrático. La referencia es a
una interpretación que Heidegger ha dado a un dicho pre-socrático.“Cuando hablo de
Heidegger o sobre todo cuando lo traduzco, me esfuerzo en dejar a la palabra que él
profiere su significancia soberana.”143 (“La Estructura ausente”, pág. 378)
Es lo que dice Lacan respecto de Heidegger. Para mí no queda tan claro que en
Lacan se verifique un estructuralismo de orden ontológico. Acá Eco trae una cita
en la cual lo hace francamente sospechoso de serlo, probablemente por esta
articulación a Heidegger. Pero yo me quería remitir a la famosa pregunta
escamoteada por Miller en el Seminario 11, que había mencionado David la vez
pasada, que la ubica Althusser y que también ubica Badiou. Todos hablan de
esa famosa pregunta. Y recordarán que en el Seminario 11 lo que aparece es la
mención de Lacan a la pregunta. Termina la clase 2 y dice “faltan las preguntas
y las respuestas”. Y abre la clase 3 con “El sujeto de la certeza” y les leo lo que
respondía Lacan, o cómo ubica Lacan la pregunta. Recordemos que la pregunta
era ¿cuál era su ontología?. Lacan menciona que uno de sus oyentes –Miller- le
había hecho la pregunta luego de haber hecho un excelente trazado. Dice:
“Después de realizar esta sinopsis, nada inútil, al menos para quienes ya tengan algunas
nociones acerca de mi enseñanza, me interrogó sobre mi ontología.
No pude responderle dentro de los límites señalados al diálogo por el horario, y hubiera
sido conveniente que me precisara primero de qué manera deslinda él el término
ontología. Sin embargo, no quiero que crea que me pareció inapropiada su pregunta.
Aun diré más: su pregunta daba precisamente en el clavo pues, en efecto está en juego
una función ontológica en esa hiancia,…
… con la cual he creído necesario introducir la función del inconsciente, por pensar que
le es esencial.
142
Ibíd.
143
Ibíd.
265
“El enunciado según el cual las matemáticas son la ontología, la ciencia del ser-en-tanto-
ser.”145
El rayo de luz que para él aclara cierto problema que había tenido en un libro
anterior respecto de la teoría del sujeto. Y va a articular el problema de si acaso
hablar del ser nos llevaría a excluir o a incluir al sujeto, al proceso-sujeto. Y vean
lo que dice:
“Pero que el proceso-sujeto sea compatible con aquello que puede decirse o es dicho del
ser, sí es una dificultad seria que yo había señalado en la pregunta planteada sin rodeos
por Jacques-Alain Miller a Lacan en 1964 ¿Cuál es su ontología?”146
Les recuerdo que en esa época Badiou era asistente a los seminarios de Lacan
“Nuestro maestro, astuto, respondió con una alusión al no-ente, algo que resultaba
ajustado pero breve, de un modo semejante, Lacan, cuya obsesión matemática fue
creciendo con el tiempo, había indicado que la lógica pura era ciencia de lo real. Sin
embargo, lo real sigue siendo una categoría del sujeto.”147
Cuando ayer mismo decíamos “eso es efecto de estructura”, ¿en qué carácter lo
estamos ubicando, cómo lo estamos proponiendo?
144
Lacan, J., El Seminario, Libro 11. Buenos Aires: Paidós. (1984) p. 37-38
145
Badiou, A. El ser y el acontecimiento, pág. 12
146
Ibíd.
147
Op. Cit. pág. 13
266
H.M.: es cierto lo que señala Mauro. Vieron cuando yo eludí hablar de esa zona
que decía que habría entonces una estructura detrás de la estructura, como una
estructura originaria, que sería la que tiene un funcionamiento propio y
automático, que él lo va a rescatar de los textos por ejemplo, claramente de
Heidegger, con este tema de que no es que nosotros hablamos sino que somos
hablados por el lenguaje, empieza a ubicar en toda esa vuelta, esa suerte de
267
H.M.: tomo unos minutos más para hacer una aclaración que me surgió a partir
de una pregunta que me hicieron en el intervalo y me di cuenta de que no les
había propuesto el cierre de lo que había presentado, que se trata de una línea
hipotética para pensar.
Recuerdan que abrí la cuestión ubicando este decir de Milner sobre el problema
que nos traería si entendiéramos junto con él que Lacan abandonó la estructura
con la teoría de los discursos. Y luego en esta discusión sobre la estructura
como una posible ontología, donde pareciera que algo del orden de lo dado, del
ser, de lo preexistente, pasaría a tragar esa noción de estructura y deja de
permitir que esto opere como un instrumento posible.
Mi idea es si acaso podremos intentar leer –no digo que Lacan lo haya dicho o
lo haya intentado así- si acaso no podremos leer en la maniobra de los discursos
una posibilidad de no quedar tomados en esta condición de la estructura como
ontológica, sino que la vuelta que permite la maniobra del discurso es que puede
ubicar la figura del operador estructural, que era lo que había señalado respecto
de la clase del Seminario 17 en la que Lacan trabaja en relación a la muerte del
padre, el goce, etc.; la cuestión del operador estructural pero ubicado en lo que
es la construcción de los cuatro discursos.
Porque además, en todo el seminario, ya sea en el 16 como en el 17, el término
estructura sigue insistiendo y de un modo constante, si bien referido a la
estructura de los discursos, o sea, que el término sigue allí, tal vez una hipótesis
para seguir investigando es si la maniobra del discurso nos daría la posibilidad
de no quedar tomados en la constitución de una estructura última y final que
daría cuenta de lo humano como una suerte de radicación del ser.
Comentario inaudible
H.M.: no como aquello que permite el develamiento de un ser siempre olvidado
y oculto, sino como una condición que ubicaría en los discursos aquello que
opera de cierta manera y no en base a un ser dado.-
268
David Szyniak: quisiera retomar hoy la cuestión de por qué Lacan insiste tanto
en la homología entre plusvalía y plus-de-gozar. La vez pasada, una colega que
no está presente hoy, me preguntó de dónde salía la plusvalía, y retomé algunas
cuestiones que me parecieron interesantes para pensar. Esta colega me decía,
en su pregunta, “entonces la plusvalía sale del mercado”. Y eso me obliga a
pensar nuevamente. Les anticipo que en lo que sería el saber económico hay
dos teorías del valor: el valor objetivo, que proviene de los autores clásicos Adam
Smith y David Ricardo, de quienes Marx es un crítico, Crítica de la economía
política es un texto básico de Marx además de El Capital. La otra teoría es la del
valor-utilidad. En ese saber conformado que es todavía la economía, está esta
teoría subjetiva que es la de la “utilidad” que tendría para cada individuo un bien,
una mercancía. De ahí resultaría el precio que tiene en el mercado, por ejemplo,
si se demandan muchas computadoras, y hay más demanda que oferta, eso
haría subir el precio. Marx hace una crítica de los autores clásicos –Smith y
Ricardo- y va a trabajar la idea del valor-trabajo.
idea? Lacan tiene esta idea interesante acerca de que hay algo que llama la
absolutización del mercado del saber .
Mariana Stávile: ¿tiene que ver con la fetichización de las relaciones sociales?
David S.: eso ya es un término de Marx, pero lo que quería marcar es este
pasaje, que implica dos cosas: una, que la producción capitalista ya no es más
producción mercantil solamente, hay un cambio de calidad –para llamarlo de
alguna forma. Recuerden que por alguna razón la homología es entre plus-de-
gozar y plusvalía. Ahora entramos en la génesis lógica, habíamos visto el
siguiente esquema:
donde lo que circulaba eran las mercancías. Lo que va a trabajar Marx es una
fórmula que es:
que tiene que ver con el desarrollo de la teoría del valor, del valor equivalente.
El tema es pensar por qué una mercancía como cualquier otra, se convierte en
equivalente general. Hay cuestiones acá para pensar y son las que toma Marx
para dar cuenta de la cosificación de las relaciones sociales. Por ejemplo, el
dinero, que es un papel –hasta tanto no haya una crisis- tiene el valor de un
equivalente general. Habrá que ver en los momentos de crisis, qué funciona
como equivalente general. La deducción lógica e histórica del equivalente
general, tiene que ver con la teoría del valor y también con una teoría de crisis
de equivalencia general, que es algo que vale por sí, o sea, en el momento de
crisis, ver qué cosa irá al lugar del equivalente general.
Lo que Marx trabaja es este otro tipo de circulación, donde alguien busca dinero
para obtener una mercancía para hacer más dinero:
D - M - D’
Lo que Marx trabaja aquí es que esta mercancía es la única que puede producir
esto en forma estructural porque su valor de uso crea más valor que el valor por
él pagan, y es la fuerza de trabajo (FT). Este sí es un invento ya más marxista,
porque este es un valor calculado en horas de trabajo, en fuerza de trabajo como
un concepto, y en horas de trabajo socialmente necesarias. Para que esto exista,
tienen que estar resueltas las relaciones de dominación anteriores. Porque para
270
Lacan dice que Marx ha sido quien más ha consolidado el capitalismo, porque le
ha dado una teoría, habla de su funcionamiento, del proletariado, arma toda una
escenografía y le va poniendo nombres a esos discursos, con lo cual, ayuda a
consolidar el capitalismo.
Una nota más sobre el diálogo con Althusser. Me parece interesante, porque si
Umberto Eco habla de Lacan, Lacan retoma a Miller después de que este habla
en una clase –era la primera vez que Miller iba al seminario- tiene mucho que
ver que era la consideración de Lacan por el lugar que le daba Miller, por el lugar
que tenía para dar su Seminario 11 a partir de lo que le había conseguido
Althusser. Miller era el “buen alumno” de Althusser, por eso le hacía a Lacan
preguntas sobre la ontología. Es interesante ubicar esto, porque antes de los
cuatro discursos de lacan, yo les había comentado que Althusser había
propuesto cuatro discursos. Hay tres notas en el libro que les recomendé la vez
pasada, “Escritos sobre psicoanálisis. Freud y Lacan”, y ahí ubica Althusser la
problemática de qué es ciencia y qué es ideología. Ideología es oscurantismo,
opacidad y función del dominio del capitalismo –está hablando desde el
marxismo. Y ciencia es lo que puede llegar a la verdad. Ese es el camino. Para
hablar de ciencia tenemos que salir del campo de la ideología. Total discusión
de la década del ’60. ¿Qué plantea? Que si hablamos de sujeto, volvemos a
tener el problema del sujeto trascendental. Sujeto es una noción ideológica. Y
está muy mal que Lacan hable de sujeto del inconsciente. Pero lo que sí se
puede contemplar es el discurso. En 1966, antes de que Lacan hablara de la
teoría de los cuatro discursos, en una nota –que Lacan conoce, porque parte de
la gente que trabaja con Althusser eran alumnos de Lacan- Althusser le propone
a Lacan cuatro discursos –pero no tiene contestación de Lacan a esta nota.
Althusser propone: el discurso del inconsciente (no como sujeto sino como
discurso), el discurso ideológico, el discurso de la ciencia y el discurso estético.
Se podría hacer la siguiente homología entre lo que propone Althusser y Lacan:
pero 3 años después, Lacan plantea el reverso del psicoanálisis con la teoría de
los cuatro discursos.
Iremos viendo cómo todas estas cuestiones tienen que ver con nuestra actividad
de psicoanalistas: el plus-de-gozar, qué tiene que ver con la discursividad, cómo
lo ubica Lacan allí, qué lazo hay entre esto y el objeto a, por qué el objeto a tiene
que ver con el cuerpo o no, etc. Son cuestiones muy fuertes en Lacan que
aparecen en todo el Seminario 16 y también en el 17. Es una homología que deja
a Lacan más cerca de Marx que de Freud.
Lo que Lacan está ubicando en el plus-de-gozar es la producción lógica del
objeto a, como una producción estructural y no de conciencia, de saber o de
voluntad. Sería una producción que se da por el solo hecho de hablar. De hablar
donde no hay un Dios absoluto, donde hay una nostalgia de lo absoluto –
parafraseando a Steiner- y donde uno le debe suponer ese lugar de absoluto tal
vez al Otro. Hay Otro que funciona como Dios –puede ser una institución, o el
Otro materno- pero es interesante esta idea, porque esto antes de la ciencia
moderna no funcionaba así.
Una cuestión antes de entrar en los seminarios: la vez anterior hablé sobre la
palabra plus, que usa Lacan, que en francés puede tener la idea de menos y en
más, ese juego de renuncia y de en-más, que es diferente a plusvalía. Pero no
comenté nada del juir, gozar, que es una traducción de lust freudiano, que en
alemán puede ser tomado tanto como deseo o como placer. No habíamos dicho
nada sobre esto. Pensaba que este juir, este gozar, nos lleva directamente a una
referencia de Agamben, en su libro “Infancia e historia”, donde toma de
Benveniste el tema del juego y lo sagrado. Agamben trabaja una diferenciación
entre la idea de juego-locus y juego-ludere. Uno como un juego de palabras, y
el otro como un juego lúdico, como lo que hacen los chicos. Es una
diferenciación interesante, que Lacan no la hace, y que va directo al tema del
plus-de-gozar. El locus sería este juego de palabras en el cual lo que aparece
sería algo del juego y lo sagrado, pero requiere del mito, dice Agamben, sin lo
ritual. Y el ludere implicaría la inclusión de lo ritual. Recuerden que nosotros en
la experiencia psicoanalítica trabajamos con ciertos “rituales”. Es una cuestión
interesante para pensar, si en el campo del análisis no habría cierta tensión entre
el locus y el ludere, entre un juego “mental”, o de palabras; y un juego “con otros”.
D.S.: ahora vamos a entrar de lleno al problema del gozar y el goce, que hace al
problema de la contabilidad y la homogeneización. En el texto establecido por
Miller en español del Seminario 17 se tradujo plus-de-jouir por plus-de-goce.
Miller conoce el español, con lo cual, creo que no es un error de traducción, sino
un efecto de lectura. Y el efecto de lectura es que una cosa es el gozar como
verbo, y otra el goce colocado como sustantivización, que se presta a pensar
más en la acumulación y la contabilidad. Es llamativo.
273
Lo que les voy a proponer ahora es que podamos ubicar en el Seminario 16, que
para Lacan hay varias formas de presentar el plus-de-gozar. En la clase 1 lo
presenta como una función que hace de renuncia al goce. ¿Qué significará esta
renuncia al goce? ¿A qué goce se refiere? Más adelante, va a decir varias cosas.
Dice concretamente, renuncia al goce incestuoso, al goce cerrado, incestuoso,
de la madre. Hay un efecto estructural del hablar, este es el punto más
interesante, y que es por la definición de sujeto y significante que da Lacan donde
si un sujeto está representado por un significante para otro significante, lo que
Lacan dice es que ahí siempre hay un resto, que no encaja, y ese resto sería
esta función plus-de-gozar. Lo pone como una pérdida de identidad del
significante, como algo que queda en el camino. Lo que a nosotros nos interesa
es la relación de homología, es la idea de que hay un operador estructural, lógico,
como en la plusvalía, ese sería el operador plus-de-gozar. Este operador plus-
de-gozar ¿es directamente el objeto a, o es la función plus-de-gozar la que hace
que encaje el objeto a ahí? Hay algo ahí que tiene que ver con cómo se
fundamenta el objeto a y cómo se fundamenta la función plus-de-gozar, que no
son idénticos. Lacan en algún momento dice que son lo mismo y en otros
momentos dice que no. Me parece que vale la pena detenerse a pensar eso.
Porque me parece que plus-de-gozar sería la función lógica del objeto a. Esto se
ve mucho más claramente en la construcción del nudo borromeo en el Seminario
19, donde se ubica más claramente que hay un costado lógico del objeto a y que
sería la función plus-de-gozar.
Frase oscura. Cuando dice “causa de sí en el deseo”, les anticipo que tiene que
ver con algo que está anticipado y es que Lacan intenta trabajar el objeto a aquí,
intentándolo encajar con la dialéctica del amo y del esclavo de Hegel. Y resolver
la cuestión de la lucha a muerte por puro prestigio, con la construcción de este
objeto. Si la identidad no encaja y hay un resto, esta podría ser la salida. El Hegel
de Lacan es el Hegel de Kojéve, es de allí que saca Lacan el trabajo de la
dialéctica del amo y del esclavo donde pone a trabajar la función del objeto a,
pero acá estamos hablando de dónde encaja en la lógica.
¿Qué es lo que está en juego, en la definición? Por ejemplo, fíjense:
148
Lacan, J.: Seminario 16, Clase 1 del 13-11-68.
149
Ibíd.
274
Está hablando del discurso del psicoanálisis en general, Lacan está trabajando
de un Otro al otro, está haciendo ese pasaje, está intentando pensar ese pasaje.
¿Qué querrá decir que el plus-de-gozar sostiene la enunciación? Que la renuncia
al goce, lo que hace es, que ubicada la pérdida ahí, habilita a hablar y sostiene
la enunciación. Lacan está elaborando un instrumento de la enunciación como
seres hablantes. Y dice que la pérdida que se establece por el sólo hecho de
hablar, por la insatisfacción de hablar, se establece el plus-de-gozar y hace que
se siga hablando, en la enunciación. Es una idea estructural, se diga lo que se
diga.
Mariana Stávile: sí, que siga hablando, pero está marcando la posición
enunciativa que es la que habilita, ¿tendrá que ver con el deseo…?
S1 → S2
$ a plus-de-gozar
150
Ibíd.
275
¿qué querrá decir “el objeto a en el mercado”? ¿En qué mercado? Después
Lacan va a trabajar sobre objeto a, sobre lo que viene a taponar como objetos
esa función estructural que es el plus-de-gozar, se podría pensar de esa manera.
Fíjense que ahora hace este pasaje al tema de la mercancía:
Francisco Riter: la plusvalía sería algo que se agrega pero también algo que se
quita al trabajador.
D.S.: claro, por eso Lacan dice que Marx nunca trabajó esa renuncia al goce,
¿a qué goce?, dice, porque Lacan trabajó por ejemplo la renuncia del amo, por
qué el plus-de-gozar tiene que ver también con el amo, ¿qué es lo que pierde el
amo? Bueno, pierde el saber del esclavo. Marx tenía un yerno, llamado Paul
Lafargue, que escribió un libro llamado “El derecho a la pereza” o “El derecho al
ocio”, donde critica a Marx por consolidar el capitalismo y la explotación. Y que
algo que rompería con la explotación sería, por ejemplo, no hacer nada. Tiene
que ver con cómo poder pensar el sistema, que Marx con su teorización ayuda
a consolidar, con esa discursividad; y esa idea de que no hay salida por ese lado.
Marx dice que la salida es estructural, con el sujeto colectivo, el proletariado, etc.
Lo que Lacan remarca de Marx, además de la homología entre plusvalía y plus-
de-gozar, es que la plusvalía se podría haber llamado plus-de-gozar, como
renuncia, como la renuncia que cada uno hace, por ejemplo trabajando. Y el
trabajo es el trabajo del capitalismo, que nosotros lo vivimos también, porque por
ejemplo, cuando decimos “absolutización del mercado”, o nuestra relación al
mercado hace 30 años, era otra, era una relación difusa, más laxa. De hecho
nuestra profesión era una profesión liberal, como la de los médicos o los
abogados. Pero ahora es cada vez más evidente la total absolutización del
mercado, que la notamos todos.
D.S.: el tema del mercado, entonces, no es cualquier cosa. Esta función, como
mercado del Otro, el Otro como mercado, la absolutización del Otro, la
absolutización del mercado en el Otro. En este seminario, Lacan se hace la
pregunta de qué es el objeto a. Hago una pequeña digresión: recuerden que la
idea de Lacan es que el objeto a es uno de los soportes del yo. Está trabajando
el grito de Munch, y la emergencia de la angustia frente a un objeto, un objeto
que no sería un objeto aprehensible en la palma de la mano, sino que sería el
objeto a.
“Frente a él, no hay nada más que aquél, uno más en medio de tantos otros y no
puede de ningún modo responder a ese grito de la verdad, sino porque es
precisamente su equivalente, el no goce, la miseria, la angustia y la soledad. Es
la contrapartida de ese a, de ese plus-de-gozar que hace la coherencia del
sujeto, en tanto que yo (moi).”153
Por ejemplo, alguien que se pelea con el marido y se repite y siempre es el mismo
tipo de pelea. La situación es una mierda, y todo es una mierda”, y hay ahí algo
establecido, una relación coagulada, que para llamarla en lacanés sería un goce,
un goce coagulado. La paciente por ejemplo, podría argumentar que “yo soy así,
que cambie él”. Pero ese “Yo soy así” tiene que ver con el objeto al que está
identificada. Al objeto al que está identificada, lo podemos nombrar como los
objetos freudianos, identificada al objeto de la demanda del Otro, o la demanda
al Otro. Esta identificación tiene que ver con la aparición de ese objeto a, por
ejemplo, la mirada del Otro o identificarse a la mierda. Pero lo que sostiene ese
“yo soy así” es ese objeto, que es lo que sostiene a ese yo. ¿Qué pasa si ese
objeto empieza a vaciarse?
D.S.: sí. Yo les diría que es de un preciosismo para la clínica muy interesante,
ya que en muchas ocasiones se dice este “yo soy así”. Lo interesante que está
en juego es el objeto a que tapona la función plus-de-gozar, la consistencia que
el objeto le da a eso, y algo que aparece como un efecto de estructura que vale
la pena trabajar, por eso les decía que en el vaciamiento de ese objeto lo que va
a aparecer es la angustia. Esto es una indicación clínica. Si desaparece, si se
trabaja esa (…?) que produce el objeto a, la salida, el bordear ese vacío, va a
provocar angustia. Es trabajo del analista soportar ese monto de angustia que
va a aparecer y que seguramente va a pulsar nuevamente hacia el objeto, va a
pulsar hacia una posición más enunciativa, más deseante.
Haydee M.: se podría relacionar con lo trabajado por María Inés, cuando
planteaba esa operatoria neurótica respecto de ese “nadie”, en el punto en donde
153
Ibíd.
277
D.S.: claro, soy el objeto, esa nada, para el Otro. Y este yo que hace consistir
no es el Je sino el moi. Y es interesante porque permite identificar al objeto y
poder trabajarlo en análisis. La pregunta es ¿es un artificio del discurso
analítico? El objeto a, ¿existe per se o es artificio del discurso analítico? Hay una
respuesta de Lacan que nos da la idea de un funcionamiento estructural (el plus-
de-gozar) pero que el objeto a es un artificio psicoanalítico, que no es lo mismo.
Si es un artificio psicoanalítico, hay que producirlo en la experiencia
psicoanalítica, es decir, si el objeto a no viene dado per se, aparece en el lugar
de esa función y es un resto entre significantes, donde aparece ese resto como
objeto, y ese resto no viene dado (nadie viene diciendo que está identificado
como mierda para la mirada de la madre), el problema con el que estamos es
que el objeto a es una producción y es una producción del discurso
psicoanalítico. No el plus-de-jouir, ya que el plus-de-jouir es pensado como
función del discurso del amo; pero el objeto a es pensado como construcción del
discurso analítico. Veamos lo que dice Lacan:
“Es más probable, es por eso que hemos introducido el plus-de-gozar, que esta
absolutización del mercado pueda considerarse no más que como una condición
para que la plusvalía aparezca en el mercado.”154
154
Ibíd.
155
Op. Cit., Clase 3.
278
“El objeto a es efecto del discurso psicoanalítico, y como tal lo que yo digo de él
no es más que ese efecto mismo.” 156
“¿Es esto decir que no es más que artificio creado por el discurso
psicoanalítico?”157
El artificio es, según el diccionario, es el arte con el que está hecha una cosa, es
un aparato o un mecanismo para lograr un fin. La pregunta sería si el objeto a es
un artificio del discurso psicoanalítico.
156
Ibíd.
157
Ibíd.
158
Ibíd.
159
Lacan, J.: Seminario 16, Clase 3.
279
“Recordaré para tocar una de esas imágenes que sale -y no se sabe dónde- de
la experiencia analítica el corte que contiene la leche, la que se evoca bajo su
toma a la inversa, bajo el nombre de seno, primero de los objetos a. Este corte
no es la estructura por donde el seno se afirma como homólogo al enchapado
placentario, pues es la misma realidad, fisiológicamente hablando- sin la entrada
en juego el verbo, solo hasta para el saber, lo que acabo de decir a saber, antes
que escenifique ese seno en la dialéctica del objeto a, para saber lo que está allí,
entiendo fisiológicamente, es necesario tener una zoología bastante avanzada
(…) expreso de una clasificación
El lugar del objeto a -el seno, la leche, la demanda- va al lugar de ese plus-de-
gozar, de esa función plus-de-gozar, porque la función plus-de-gozar es una
función de la lógica. La lógica donde no hay identidad entre un significante y otro
significante, donde siempre hay un resto. Es a ese lugar de la lógica donde
aparece el objeto a y las diferentes posiciones del objeto a.
Ahora vayamos al tema de la repetición. Insisto con esto porque me parece que
en la experiencia del psicoanálisis, es como si tuviéramos tiempos lógicos
diferentes en la experiencia de un análisis, donde hay un tiempo donde en el
propio análisis es necesaria la construcción del objeto a, o sea, el objeto a tiene
lugar en la lógica por el plus-de-gozar, pero en la experiencia analítica el objeto
tiene que ser construido, es decir, ese tapón también tiene que ser construido.
El tapón es una construcción para sostener ese momento del objeto, para
después vaciarlo, mover algo del cuadrípodo en el trabajo con la posición
enunciativa. Y Lacan ubica aquí la importancia de la repetición, la repetición
como pérdida.
“He allí la verdad que puede disipar algún señuelo, y recordar que el a es este
año cuando lo he planteado como plus-de-gozar. Dicho de otro modo, la apuesta
que constituye la postura para la ganancia del otro goce.162
“¿De dónde viene este significante, aquel que representa al sujeto para un Otro
significante? En ese lugar más que en virtud de la eficiencia en la repetición.163
Lo que Lacan tiene claro a la salida de este seminario es que hay un pasaje, una
salida del 2 para el 3 y del 3 para el 4. Y que de aquí en adelante vamos a trabajar
siempre por lo menos con cuatro. Estos cuatro, que son los cuatro matemas que
nos presenta Lacan, en su funcionamiento –que lo va a trabajar en los
Seminarios 17 y 18- luego desaparecen, pero desaparecen cuando dice, en el
Seminario 19:
“Me es permitido trabajar esta tétrada, incluso la del objeto a, con la aparición
del nudo borromeo”164
162
Op. Cit., Clase 25.
163
Op. Cit., Clase 23.
164
Lacan J.: Seminario 19, Clase 12.
281
(Comentario inaudible)
Estuve trabajando sobre una serie que sería en principio levógira, partiendo del
discurso histérico, donde se busca una amo, la relación de imposibilidad ($→S1)
es de hacer desear, la relación entre a y S2 sería de impotencia, ubicando en el
a el ser objeto para ser deseada. Por un giro levógiro se pasaría del discurso
histérico (DH) al discurso del amo (DM), en el cual la imposibilidad es la de
gobernar (S1→S2), y el a como plus-de-jouir. Por un cuarto de giro levógiro
llegamos al discurso universitario (DU), que Lacan lo trabaja ironizando con los
estudiantes del Mayo francés, cuando dice que son “astudados”, qué lugar ocupa
la universidad, etc.; donde la imposibilidad es de educar. El último giro haría
llegar al discurso analítico (DA) con la imposibilidad de analizar y el a como
causa.
a → $ S2 → a S1 → S2 $ → S1
S2 S1 S1 $ $ a a S2
DA DU DM DH
D.S.: entiendo que no. Tengo aquí algunos datos de “La Tercera” que es una
conferencia que dio Lacan en Roma, donde está claro que no es así, porque si
no, uno podría armar una infinidad de discursos. Y está claro que esto es sólo
un artificio. (…) Hasta donde venimos viendo, creo que hay algo entre la
experiencia psicoanalítica y la estructura. Y no vería ninguna utilidad en trabajar
esto fuera de la experiencia psicoanalítica.
H.M.: pensaba también que si estamos diciendo que el valor de estas cuatro
producciones tienen que ver con el proceso analítico, me da la sensación que
respecto del discurso de la ciencia, está como horizonte de época de la
subjetividad más allá del recorte del campo del psicoanálisis, y que por otra parte,
si volvemos a “La ciencia y la verdad”, claramente es el sujeto con el que trabaja
el psicoanálisis. Como si uno dijera que el discurso de la ciencia es algo de una
índole tal que quedaría casi como fundando la posibilidad de todo esto.
D.S.: exactamente.
Comentarios inaudibles
Mariana Stávile: (…) a donde tenemos que apuntar con el discurso analítico es
a que el objeto tenga valor particular (…).
D.S.: mi manera de verlo es esa, que Lacan dice que la plusvalía está antes y
eso le permite a Marx nominarla. Lo que no se entiende es por qué el abandono
tan rápido de la teoría de los discursos, por qué se pasa a la lógica borromeica.
Cuál sería la ganancia –es la pregunta- de pasar de los discursos a trabajar una
dirección de la cura con el nudo borromeo.
Bueno, creo que podríamos dejar aquí.-