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Tema 23. Del Neolítico a las sociedades urbanas del Próximo Oriente.

Fuentes
arqueológicas.
Introducción:
A lo largo de este tema trataremos de ofrecer una visión general en torno a las
particularidades que caracterizaron la Revolución neolítica, sus causas y
consecuencias, así como el proceso que condujo al nacimiento de las primeras
sociedades urbanas en Próximo Oriente.

El desarrollo de este tema seguirá el siguiente esquema:


1. El Neolítico: análisis cultural y material
1.1. La revolución neolítica. Teorías explicativas
1.2. Características y difusión del Neolítico
1.3. El Neolítico del Próximo Oriente y europeo
2. La Edad de los Metales: Calcolítico, Edad del Bronce y Edad del Hierro
2.1. El Calcolítico
2.2. La Edad del Bronce
2.3. La Edad del Hierro
3. Origen y características de las primeras sociedades urbanas
4. La civilización mesopotámica
5. La civilización egipcia
6. Conclusión
7. Bibliografía

De acuerdo con el Decreto 83/2013, de 4 de julio, que establece el currículo en


la Educación Secundaria Obligatoria y en el Bachillerato en la Comunidad
Autónoma de Canarias, este tema contribuye al desarrollo de las asignaturas de
Geografía e Historia en 2º de ESO, y en Historia de España en 2º de Bachillerato.

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1. El Neolítico: análisis cultural y material
1.1. La Revolución neolítica. Teorías explicativas
Atendiendo E. Ballesteros en El Neolítico (2013), a partir del noveno milenio a.
C., las sociedades humanas conocieron un lento proceso de transformación
conocido como Revolución neolítica, marcada, entre otros aspectos, por la
conformación de una economía productiva basada en la agricultura y la
ganadería y el paso del nomadismo a la sedentarización.
Los centros originarios del Neolítico, dispersos en el espacio y en el tiempo,
fueron los siguientes:
 Próximo Oriente (8.500 a.C. aprox.) con cultivos cerealistas como el trigo
y cebada, a los que más adelante se unieron las leguminosas.
 China (8000 a.C. aprox.) con el cultivo de arroz y mijo.
 Mesoamérica (6000 a.C. aprox.) con el maíz.
 Otros subcentros de relevancia fueron los Andes, el Amazonas y África
subsahariana.
Los motivos que llevaron a las sociedades de cazadores-recolectores a
convertirse en sociedades agrícolas no están del todo claros; varias teorías se
han postulado al respecto:
Por un lado, encontramos las teorías que centran su explicación en los
cambios medioambientales como la teoría del oasis de Gordon Childe, en la
que establece que, debido a la reducción de la superficie fértil (por los cambios
climáticos), los grupos humanos se concentraron en las zonas no desertizadas,
donde domesticaron a los animales y cultivaron las especies vegetales.
En otro grupo se sitúan las teorías que tienen que ver con el aumento
demográfico que se registra en esas fechas como la teoría de la presión
demográfica, de Mark Cohen, en la que afirma que la saturación espacial de los
grupos de cazadores-recolectores provocó que la estrategia general de
subsistencia (caza-recolección) fuera sustituida por otra (producción), que
requiere menos movilidad espacial.
Una óptica totalmente diferente ofrece teóricos como David Rindos y su
teoría de la selección cultural, en la que, bajo un prisma neodarwinista, afirma
que ciertas características genéticas del ser humano fueron determinantes para
la aparición de variantes culturales.

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1.2. Características y difusión del Neolítico
El término Neolítico fue definido, inicialmente, y en función de criterios
puramente materiales, por John Lubbock, quién, en 1865, aludía a la "nueva
piedra" (piedra pulimentada) por oposición a la piedra tallada, del Paleolítico.
Sin embargo, el Neolítico supuso mucho más:
 Transformaciones económicas y sociales: el desarrollo de la agricultura y la
ganadería tuvo como consecuencia la aparición de excedentes en la
producción que posibilitó que una parte de la población quedara libre de las
tareas agrícolas; apareciendo la división del trabajo, una incipiente economía
de mercado basada en el trueque y la diferenciación de los individuos en
función de su riqueza (propiedad privada) o del papel que ocupasen en la
escala social (consejo de ancianos).
 Transformaciones tecnológicas: entre las novedades materiales habría que
citar el pulimento de la piedra; una mayor especialización de los útiles líticos
relacionados con la agricultura; el desarrollo de la cerámica, del telar y de la
cestería; las incipientes técnicas de navegación; y los sistemas de irrigación y
drenaje. Se abre, además, el camino a la utilización de objetos de metal.
 Transformaciones culturales, religiosas y artísticas: se desarrollaron los
cultos telúricos y de las fuerzas de la naturaleza. La Tierra era adorada como
una diosa madre, quedando materializada en forma de exvotos y estatuillas
femeninas; nacen también las primeras religiones con jerarquías
organizadas. Se extendió el culto a los difuntos con distintas formas de
enterramiento, algunas vinculadas a la arquitectura megalítica. En el arte, se
impusieron las formas esquemáticas y abstractas, en contraste con el
naturalismo del Paleolítico.
1.3. El Neolítico del Próximo Oriente
Los comienzos de la economía productora aparecen documentados en la
transición entre el IX y el VIII milenio a. C. En Shanidar (Irak), se han localizado
silos (almacén de excedentes), que demuestran una fase previa de
experimentación agrícola y ganadera. En el VII milenio a. C. ya era patente el
cultivo de trigo y cebada, y la cría de cabra; apareciendo los primeros poblados
netamente sedentarizados (tells) y las primeras fortificaciones; como demuestra
el yacimiento de Jericó (Israel).
Hacia el 6000 a. C., el Neolítico se había consolidado plenamente y
aparece la cerámica (formas sencillas y poco decoradas). Destaca el tell de Catal
Hüyük (Turquía), cuatro veces mayor que el de Jericó, con casas rectangulares
en adobe, calles, pintura mural y santuarios.

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El VI milenio a. C. fue la edad de oro del Neolítico; prueba de ello es la
expansión de las cerámicas pintadas en Irak de tipo Hassuna. En Turquía, Siria,
Irak e Irán se inició un Calcolítico antiguo, que no constituye una ruptura con el
Neolítico en los demás aspectos. A mediados del V milenio a. C. el metal
comienza a extenderse en las demás regiones, acompañado por la enorme
radiación de la cerámica pintada de Tell Halaf (Siria). En el IV milenio a. C.
aparece, en Mesopotamia, el torno de alfarero y la escritura cuneiforme.
2. La Edad de los Metales
2.1. Edad del Cobre
Hemos visto que en el Neolítico se crea un excedente productivo que permitía
mantener un sector de especialistas no dedicados a la agricultura. Atendiendo a
G. Vega en La Prehistoria (2003), de estos artesanos surgió en el VI milenio a.C.
en Anatolia (Çatal Huyuk) y los Zagros (Yarim Tepe) la metalurgia del cobre. Para
el V milenio a.C. ya se utilizaba la técnica de cera perdida (documentada en
Nahal Mishmar). Para el IV milenio a.C. ya existe una importante especialización
y una intensa circulación, con culturas muy orientadas a su trabajo, como el
Gasuliense (Canaán) con poblados especializados (Beersheba) donde el mineral
se importaba.
Según la teoría tradicional de Childe, la aparición del metal en Europa
fue consecuencia de la difusión de la metalurgia hacia Occidente desde las altas
culturas del Próximo Oriente. Hoy en día esta teoría está en revisión y se
sostiene un posible origen autóctono de la metalurgia en diferentes puntos del
continente europeo, como en Vinca (Serbia) y en la Península Ibérica.
En cualquier caso, distinguimos en Europa tres culturas principales:
- Hacha pulimentada (III milenio) en Europa central y occidental.
- Megalitismo de influencias orientales y mediterráneas, que se extienden
por Europa occidental, atlántica y mediterránea, pero no hacia el interior.
Destaca la cultura de los millares (2500).
- Cultura del Vaso Campaniforme en Europa central y occidental, donde
ya está generalizado el cobre.
2.2. Edad del Bronce
En Afganistán, a fines del IV milenio, comienza a alearse el cobre con estaño
(10%), esta aleación, el bronce, mucho más resistente, se generaliza a lo largo
del III milenio en detrimento del cobre. Esta nueva etapa la podemos subdividir
en:

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- Bronce antiguo (1700-1500): donde destaca la cultura minoica en Creta y
la cultura de los túmulos armoricanos en Bretaña y Normandía.
Encontramos objetos de bronce con bastante frecuencia en los ajuares
de toda Europa central, destacando la cultura de Unetice.
- Bronce Medio (1500-1100): destacan la cultura micénica, sucesora de la
minoica en el Egeo; la cultura de los túmulos en Europa central; la
cultura de Terramaras en la Europa mediterránea; y el Bronce atlántico
con torques, gargantillas y hachas de talón como fuentes arqueológicas.
- Bronce Final (1100-750): destaca, por encima de todas, la cultura de los
campos de urnas, de origen indoeuropeo que se extiende por Europa
central, la península Itálica y la ibérica. Se caracteriza por un nuevo rito
funerario: cremación y depósito en urnas de cerámica.
2.3. La Edad del Hierro
El uso y expansión del hierro fue resultado de un lento proceso; su empleo pudo
comenzar en el II milenio a.C., en la región del Cáucaso. Los hititas fueron el
primer reino que controló su producción, hacia el 1200 a.C.; con el decaimiento
del poder hitita se inició la difusión del metal por Europa ligado, principalmente,
a la producción armamentística manteniéndose el bronce como material de
lujo. Podemos diferenciar dos etapas o culturas:
- Cultura de Hallstatt o Hierro I (725-450): en Europa central y
mediterránea. Es una evolución de la cultura de Campos de Urnas al
contacto con los pueblos del mar. Sociedades de base agrícola pero
eminentemente comerciales y guerreras.
- Cultura de La Tené o Hierro II (desde 450): de origen celta
(Centroeuropa, Inglaterra, Báltico) con ciudades-estado ya con plan
urbanístico (ortogonal), acuñación de moneda e intenso comercio con
griegos, fenicios y cartagineses.
- En Europa del Este aparecieron los escitas y los pueblos de las estepas
euroasiáticas.
3. Origen y características de las primeras sociedades urbanas
Atendiendo a G. Bravo en Historia del mundo antiguo: Una introducción crítica
(2008), mientras Europa aún se estaba neolitizando, algunas zonas del Próximo
Oriente (principalmente Mesopotamia, Egipto y Asia Menor), en torno al IV
milenio a. C., desarrollaron estructuras políticas complejas; se produjo entonces
el nacimiento de las primeras sociedades urbanas.

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Proceso, denominado por Childe como revolución urbana, comparándola
con la revolución neolítica. Los autores actuales prefieren hablar de
transformación, con un matiz cuantitativo, pues la forma de producción sigue
siendo la misma:
 Hipótesis hidráulica: Wittfogel y Stewart establecen que la agricultura de
regadío requería más infraestructuras, solo viables con la gestión de un
gobierno central que coordinase a una importante masa de población.
 Hipótesis de los conflictos poblacionales: Diakonoff establece que las
diferencias de estatus económico provocarían conflictos de clase y, en última
instancia, la formación del Estado como agente para mantener el dominio de
la clase dirigente.
 Hipótesis de factores múltiples: Robert Adams establece que la
jerarquización social y la transferencia del poder administrativo del templo al
Estado (militarismo) concentrarían el poder.
Las primeras civilizaciones urbanas presentan una serie de características
comunes:
 Transformaciones económicas y sociales
Debido a la diversificación y especialización de las actividades productoras se
produjo una mayor estratificación social, con una esclavitud institucionalizada
en los estratos inferiores y una élite formada por un grupo minoritario de
funcionarios, jefes militares y sacerdotes. La población se especializó en tareas
artesanales, comerciales, agrícolas y ganaderas, lo que condujo al desarrollo del
comercio de los excedentes. Por otro lado, la nueva vida urbana trajo consigo
problemas sanitarios y epidemias contagiosas, manteniendo el nivel
demográfico gracias al flujo constante de habitantes de las zonas rurales vecinas
y no por un crecimiento natural.
 Transformaciones políticas
Surgen sistemas de gobierno muy variados, desde las primeras comunidades-
poblado y ciudades-estado, hasta formas estatales más complejas con
monarquías hereditarias y grandes imperios teocráticos. Con el paso del tiempo,
algunas de estas formaciones políticas comenzaron a aumentar su tamaño y
poder, lo que provocó numerosos conflictos bélicos entre ellas, en la búsqueda
de mercados distantes y fuentes de materias primas, por lo que se hizo
necesaria una estructura militar organizada.
 Transformaciones tecnológicas

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Se crea el arado (buey como fuerza motriz), que trajo consigo un considerable
aumento en la producción agrícola. Se produjeron importantes avances en la
industria textil como la invención del telar y en la cerámica con la invención del
torno alfarero. La invención de la rueda permitió el transporte de grandes
cargas a mayor distancia y la creación de carros ligeros para la guerra. Se
desarrolla la navegación fluvial permitiendo el transporte de pesados
materiales haciendo posible la construcción de numerosas obras públicas
(sistemas de regadía, murallas defensivas, palacios, templos, etc.).
 Transformaciones culturales, religiosas y artísticas
La religión fue el primer catalizador político en la formación de las sociedades
urbanas; los primeros Estados fueron de carácter teocrático, con el sacerdocio
constituido como clase gobernante o administrativa que monopoliza el control
de la economía, el conocimiento y la vida religiosa. Así, el arte estuvo al servicio
de la religión. Por otro lado, se produjeron importantes avances intelectuales en
el campo de las matemáticas y de la astronomía; se crearon los sistemas de
pesas y medidas, y los calendarios. De igual modo, como necesidad para el
control administrativo, surge la escritura. Estos registros de carácter económico
se convertirán rápidamente en forma de expresión de variadas inquietudes
intelectuales y políticas
4. La civilización mesopotámica
Atendiendo a A. Pérez en Historia Antigua de Egipto y Próximo Oriente (2007),
etimológicamente, Mesopotamia significa tierra “entre ríos”; comprende el
territorio entre el Tigris y el Éufrates. La cultura mesopotámica fue el resultado
de un conglomerado de culturas y cambios que arrancan en torno al IV-III
milenio a. C., con la civilización sumeria. Su origen se localiza en los pueblos
neolíticos de la baja Mesopotamia, que al evolucionar acabaron por convertirse
en ciudades-estado como Uruk, Nippur, Ur, Eridú y Lagash. De esta última,
destaca el rey Eannatun y su Estela de los buitres (2.500 a.C.), en la que se
observa un importante desarrollo militar y la importancia del elemento
propagandístico en la época.
En torno al 2350 a.C. son invadidos por los acadios, pueblo semita, que
asimila la cultura sumeria, del que se recuerdan gobernantes como Sargón I y su
nieto Naramsim, primer rey mesopotámico que se confiere a sí mismo
naturaleza divina. Su superioridad bélica favoreció el establecimiento de un
poder hegemónico sobre toda Mesopotamia, Elam, Siria y Anatolia oriental, con
un estado centralizado con capital en Akad. Sobre el 2.200 a.C. son invadidos
por el pueblo de los guteos de los Montes Zagros, iniciándose el llamado
renacimiento sumerio, en el que destaca la figura de Hammurabi, rey de

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Babilonia, cuyo legado más importante fue la homogenización legislativa para
todos los territorios de su imperio.
Por su parte, en el norte de Mesopotamia, los asirios logran
independizarse del yugo sumerio (invadido por los casitas) a principios del II
milenio, y constituir un poderoso imperio (capital en Asur) que acabó con los
poderes de la zona: Imperio hitita y reino de Mitanni. De este periodo destacan
los reyes Senequerib, fundador de la ciudad de Nínive y Asurbanipal, fundador
de la biblioteca de dicha ciudad. Su fin sobrevino sobre el 600 a.C., como
consecuencia de los enfrentamientos civiles, la falta de cohesión y la invasión de
los medos, los cuales constituyen un nuevo imperio que entra en declive por la
expansión en la zona del Imperio persa aqueménida.
De igual modo, en el año 539 a. C., Babilonia, que había conocido su
último momento de esplendor bajo el gobierno de Nabucodonosor II se
convirtió en una satrapía persa a manos de Ciro II el Grande. Cuyo imperio de
extendería por Media, Babilonia, Lidia (en Asia Menor), Fenicia, Siria, Asiria y
Egipto hasta su conquista por Alejandro Magno en el 330 a.C.
5. La civilización egipcia
Atendiendo a J.A. Arenas en Aproximación a la civilización y la historia del
Antiguo Egipto (2018), la historia de Egipto comienza tras el asentamiento de
grupos neolíticos en el valle del Nilo, quienes desarrollaron varias culturas como
la de El Fayum, la amratiense y la semaniense, entre otras, durante la época
predinástica. Podemos dividir su historia en las siguientes fases:
La Época Tinita (3100-2600 a.C.): surgió de la unificación de los nomos del Alto y
Bajo Egipto a manos del rey Menes, fundador de Menfis.
El Reino Antiguo (2600-2180 a.C.): llegó de la mano del faraón Zoser y su visir,
Imhotep. Su capital se localiza en Menfis; se produjo una expansión hacia los
territorios al sur de la primera catarata.
Primer Periodo Intermedio (2180-2050 a.C.): estuvo caracterizado por una gran
descentralización política. Al norte, la principal ciudad era Heracleópolis,
mientras que Tebas ejercía su dominio en el sur.
Reino Medio (2050-1750 a.C.): el faraón Mentuhotep II unifica nuevamente el
Alto y Bajo Egipto. Es el momento de la construcción de los grandes santuarios
como el de Karnak, sede del nuevo dios oficial Amón. Bajo Sesostris III se
produjo la máxima expansión territorial; la influencia egipcia llegaba hasta la
baja Nubia.

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Segundo Periodo Intermedio (1750-1550 a.C.): se produce una nueva
fragmentación del Estado debido a la invasión de los hicsos.
Reino Nuevo (1550-1070 a.C.): el faraón Amosis I consiguió la unificación tras la
guerra de liberación contra los hicsos. De este periodo destaca el cisma de Tell
el-Amarna en el que el faraón Amenofis IV (Akenatón) impone un culto
monoteísta al dios Atón y la batalla de Qadesh entre faraón Ramsés II y el
Imperio hitita, reconocida como la batalla mejor documentada de la
Antigüedad.
Tercer Periodo Intermedio (1070-650 a.C.): fue un tiempo de fragmentación
política debido a la invasión de los pueblos del mar. Sobresalen dos reinos
importantes: Tanis y Tebas.
Baja Época (650-332 a C.): se consiguió de nuevo la unificación del Imperio,
pero no tardaron en ser invadidos por los asirios. A estos les sustituyeron los
persas hasta la llegada de Alejandro Magno, en el 332 a. C.
6. Conclusión
El Neolítico representa la transformación más radical que ha experimentado la
Humanidad. La adopción de la agricultura y la ganadería como medio de
subsistencia, tuvo tal éxito adaptativo que supuso una transformación
irreversible en nuestra evolución social y económica. Con el tiempo, las
sociedades neolíticas que habían iniciado el uso de la metalurgia se fueron
urbanizando y dieron como resultado las primeras sociedades urbanas que
configuran los primeros Estados y las primeras civilizaciones, como las de
Mesopotamia y Egipto. Con el nacimiento de la escritura, la Prehistoria llegó a
su fin: se inicia entonces la Historia de la humanidad.
7. Bibliografía
 Arenas J. A. (2018) Aproximación a la civilización y la historia del Antiguo
Egipto. Madrid: Editorial CEF.
 Ballesteros, A. E. (2013). El Neolítico. Madrid: Hiares.
 Bravo, G. (2008). Historia del mundo antiguo: Una introducción crítica.
Madrid: Alianza.
 Pérez, A. (2007). Historia Antigua de Egipto y Próximo Oriente. Madrid: Akal.
 Vega, G., et al (2003). La Prehistoria. Madrid: Síntesis.

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