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UNIDAD I

HUGO KLAPPENBACH (2006)


“PERIODIZACIÓN DE LA PSICOLOGÍA EN ARGENTINA”
La historia de la psicología argentina ha sido examinada en reiteradas oportunidades. Es

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necesario remarcar que cualquier intento de periodización de la psicología argentina parece ser
una empresa prematura, no podría tratarse más que de un esquema provisorio, tentativo,
pasible de ser rectificado en la medida en que las investigaciones parciales de carácter más
empírico vayan aportando nuevos conocimientos. De todas maneras, diferentes razones
inducen a avanzar en un intento de periodización.

En la psicología argentina ¿A qué temas habremos que referirnos para llevar acabo tal

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periodización? Podría afirmarse que una historia de la psicología incluye por lo menos:

Una historia de las teorías científicas consideradas psicológicas.


Una historia de las personalidades que han contribuido al desarrollo de la psicología.
Una historia de las técnicas psicológicas (desde la historia de los test mentales hasta la
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historia de la escucha y la interpretación, o más ampliamente, la historia de dispositivos
como el denominado encuadre analítico).
Una historia de las prácticas psicológicas (desde la historia de la psicología aplicada
hasta las distintas intervenciones en los más variados campos de la disciplina).
Una historia de las instituciones psicológicas (entendiendo por tal no solo a las
sociedades científicas o profesionales, sino también a la historia de programas
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universitarios, a la historia de publicaciones o editoriales, etc.).

¿A que habremos de considerar psicología argentina?

Entendemos por psicología argentina a la psicología que se produce y se recepciona en


nuestro medio.
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Resulta posible fundamentar periodos bien característicos en el desarrollo de la psicología


argentina. Se parte de periodos conocidos de la historia institucional y de la historia de las
ideas, en función del impacto de los acontecimientos políticos y sociales sobre la psicología
en el país.

Es posible identificar cinco periodos diferenciados en la psicología en Argentina:




 Periodo de la psicología clínica, experimental y social (1895-1916)


 Periodo de la psicología filosófica (1916-1941)
 Periodo de la psicotecnia y orientación profesional (1941-1962)
 Periodo de la discusión del rol del psicólogo y de la psicología psicoanalítica (1962-
1984)
 Periodo de la plena institucionalización de la psicología (desde 1984)

De los tres primeros periodos existe un caudal de investigaciones suficientes como


para intentar una caracterización general. En cambio, del cuarto periodo es poco lo que
se ha investigado hasta el momento y menos todavía del último. En tal sentido, si
consideramos que nuestra periodización es en general provisoria y menos todavía del
último. En tal sentido si consideramos que nuestra periodización es en general
provisoria y tentativa, esa provisoriedad alcanza muy especialmente a los últimos
periodos.

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PERIODO DE LA PSICOLOGIA CLINICA, EXPERIMENTAL Y SOCIAL (1895-1916)

La primera psicología argentina de principio de siglo era considerada como psicología


experimental, tal caracterización estaba fundada en que la institución del laboratorio de
psicología experimental apareció tempranamente en el país. Ejemplo de ello son Víctor
Mercante y Horacio Piñero que, entre 1891 y 1905 llevaron a cabo laboratorios de
psicofisiológica y psicología experimental en San Juan y en la ciudad de La Plata.

Es necesario examinar que implicaba el adjetivo experimental, que calificaba a aquellos


laboratorios, así como también el objetivo de los mismos en el contexto intelectual de la
Argentina que aquellos años. Horacio Piñero, en una conferencia publicada en 1903
ponía de manifiesto el afrancesamiento de la elite cultural argentina a principios del
siglo XX. En el campo de la cultura Francia se había convertido en un verdadero

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modelo, en palabras de Piñero “intelectualmente somos en realidad franceses”

La temprana recepción de la psicología europea se hizo a través de cinco canales:

 Obras originales de autores franceses.


 Publicaciones de periódicas originadas en Francia.
 Obras de divulgación de autores franceses.
 Traducciones al francés de autores de otras lenguas.

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 Traducciones al español de autores de otras lenguas.

Podemos dar cuenta de la importancia del tamiz francés en la recepción de la temprana


psicología en Argentina. Un claro testimonio de esa tendencia lo constituye la recepción de la
psicología Wundtiana. Binet había reconocido el importante papel de Wundt en el surgimiento
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de la denominada nueva psicología. Sin embargo, consideraba que personalidades como
Charcot y Ribot habían contribuido en un mismo plano jerárquico en el desarrollo de aquella
psicología.

Dos de las personalidades de mayor envergadura en la temprana psicología argentina,


Horacio Piñero y José Ingenieros, replicaron el punto de vista de Binet en cuanto a la
LA

importancia de Wundt, Charcot y Ribot para el desarrollo de la incipiente Psicología de esa


época.

En Argentina, tanto Piñero como Ingenieros señalaban que tres factores estaban en la base de
la nueva psicología: la observación clínica, la investigación experimental y la divulgación
científica. Esto ponía de manifiesto que, de aquel trio, solamente las figuras de Charcot y Ribot
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se convertían en los modelos de la temprana psicología argentina. A Charcot se lo consideraba


el principal impulsor de la observación clínica en el campo de la psicología, gracias a sus
estudios sobre la hipnosis y la histeria, gracias a los cuales ganó popularidad. En cuanto a
Ribot era considerado como uno de los principales organizadores del campo institucional de la
psicología, responsable del primer congreso internacional de psicología realizado en Paris en
1889 y Presidente del mismo en 1900.


Los objetivos de los laboratorios de psicología experimental instalados en Argentina, distaban


notoriamente de los objetivos de los laboratorios fundados en Alemania. Estos últimos tenían
fines de investigación y de producción de conocimientos, coherentes con la finalidad de las
universidades alemanas. En Argentina, en cambio, tanto los laboratorios fundados por Piñero
como el método experimental respondían a la finalidad de divulgación y enseñanza, tendientes
a “complementar la enseñanza de la cátedra”.

La denominación psicología experimental en la temprana psicología tenía poco que ver con el
concepto de psicología experimental producida en Alemania. Por el contrario, la denominación
psicología experimental se relacionaba directamente con la introducción a la Medicina
Experimental de Bernard, quien sostenía que la experimentación era la culminación de la
medicina científica, advertía que la medicina experimental no excluye la medicina clínica, sino
que viene detrás de ella.

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Toulouse, Vaschide y Piéron, consideraban que existían tres grandes dominios y tres grandes
métodos de la psicología: la psicología fisiológica, la psicología patológica y la psicología
experimental. Reconocían que el método experimental era el verdadero método científico de la
psicología. El pensamiento médico y clínico francés tuvo un fuerte impacto en la Argentina a
principios de siglo, es por ello que se ha caracterizado a aquella temprana psicología como
clínica y experimental. Sin embargo, esta caracterización de psicología clínica y experimental
no agota todos los rasgos de este primer periodo, por lo que sería más correcto referirse a una
psicología clínica, experimental y social. El apoyo que esta psicología recibió desde el Estado,
la preocupación por la temática del delito, las masas o la nacionalidad, ponían de manifiesto la
importancia que adquiriría la disciplina para un proyecto de reforma del orden público.

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PERIODO DE LA PSICOLOGIA FILOSOFICA (1916-1941)

En este período, cuatro rasgos podrían caracterizar los principales desarrollos de la psicología:

 En primer lugar, la psicología académica experimentó un repliegue hacia posiciones


filosóficas, en el sentido de preocuparse por establecer los límites de las formas
sensibles de la experiencia. Como también, si a principio de siglo lo característico de
los fenómenos psíquicos era que constituían los procesos más heterogéneos y

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complejos de las funciones vitales del organismo (desde una perspectiva spenceriana
en el período que nos ocupa), lo más importante de los fenómenos psíquicos no podía
reducirse a su origen evolutivo, toda vez que involucraba valores y razonamientos que
interrogaban los presupuestos evolucionistas y situaban el psiquismo humano en un
plano diferenciado y singular. Como afirmaba Alejandro Korn “la identificación del
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hecho psíquico con lo orgánico es una superstición vulgar.
 En segundo lugar, a pesar de las caracterizaciones más familiares sobre este
período, resultó notorio el intenso movimiento de circulación de autores, instituciones e
ideas psicológicas.
 En tercer lugar, las relaciones con la tradición de las primeras décadas del siglo fueron
ambiguas, por una parte, no dejaban de señalarse los límites de la psicología
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fisiológica, pero, al mismo tiempo, la tradición clínica y patológica conservó un interés


pronunciado en el período, al menos en algunos autores o publicaciones.
 Y, en cuarto lugar, es posible identificar los primeros intentos de aplicar la psicología al
campo del trabajo, desarrollos que serán característicos del período siguiente.

A partir del Centenario, y especialmente en la década de 1920, la psicología era visualizada


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nuevamente como una disciplina de carácter filosófico, ya que se consideraba que toda
cuestión de psicología era, al mismo tiempo, una cuestión de filosofía, lo que borraba las
diferencias entre filosofía y psicología era que ambas estaban centradas en fundamentar los
límites de la experiencia sensible. En ese marco (partiendo de Bergson, Scheler, y, sobre todo,
Ortega) la psicología argentina a partir de la tercera década del siglo se orientaría hacia


posiciones crecientemente estructuralistas y fuertemente críticas hacia toda forma de


naturalismo. Es de destacar que la renovación de las ideas en el campo de la psicología se
producía en un marco de transformaciones más abarcativas, como por ejemplo en 1918, se
había producido la reforma universitaria que democratizaría la vida universitaria y permitiría el
acceso de sectores medios a la educación superior.

Una de las obras más importantes de este período fue Instinto, Percepción y Razón de
Mouchet, que llevaba por subtítulo Contribuciones a una psicología vital. Mouchet, con
reminiscencias de José Ingenieros, enfatizaba en el estatuto biológico de la psicología vital,
sostenía que el psicólogo vital es el biólogo de la introspección. Esto quiere decir que su
psicología era una psicología biológica. Sin embargo, aclaraba que «nuestra psicología vital no
es igual –ni de lejos– a lo que comúnmente se entiende por psicología biológica. El libro de
Mouchet fue considerado una de las cien obras más importantes en la historia de la psicología.

Fue el continuador de la tradición clínica y patológica de la primera psicología argentina.

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Reconocía su deuda con Piñero y sobre todo con Ingenieros, de quien se consideraba
discípulo.

En esa dirección, eran constantes sus referencias a autores como Ribot y Dumas, aunque
también a Marx, Bergson, Scheler, von Uexküll y Köhler. Tal amplitud se debía a una
concepción enciclopédica inocultable, como también a un esfuerzo de especialización sobre los
diferentes dominios de la psicología que no era para nada despreciable, sobre todo cuando
Mouchet abordaba sus temáticas privilegiadas: los fenómenos de la emoción, la percepción de
obstáculos en ciegos, y ciertos fenómenos psicopatológicos como la despersonalización, la des
realización y los trastornos del lenguaje.

En 1930, por iniciativa de Enrique Mouchet, se recreaba la Sociedad de Psicología de Buenos


Aires, que intentaba continuar a la primitiva Sociedad Argentina de Psicología organizada en

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1908 por Ingenieros, Piñero, de Veyga y Mercante, entre otros.

A finales de 1931, se organizaba el Instituto de Psicología dentro de la Facultad de Filosofía y


Letras de la UBA, sobre la base del Laboratorio de Psicología Experimental y designándose a
Enrique Mouchet al frente del mismo, por entonces profesor titular del Primer Curso de
Psicología en dicha casa de estudios.

PERIODO DE LA PSICOTECNIA Y ORIENTACION PROFESIONAL (1941-1962)

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Eugenio Pucciarelli, graduado en Medicina y Filosofía, reemplazaría a García Morente en el
dictado del curso de Psicología. La enseñanza de Pucciarelli, centrada en las corrientes de
psicología de la época, se iniciaba con un planteo acerca de la esencia de la psicología: si se
trataba de metafísica o de una ciencia, si consistía en un saber especulativo o se trataba de un
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conocimiento empírico.

Pucciarelli, ubicaba a la psicología en la tradición wolffiana-kantiana, que reconocía dos


vertientes diferenciadas de la psicología: una psicología racional y una psicología empírica. La
crítica kantiana a la psicología también era desarrollada por Pucciarelli en su curso de
Gnoseología y Metafísica, al que asistían los mismos alumnos. Allí se ocupaba de la cuestión
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del «alma y los paralogismos de la psicología racional», en el marco de la imposibilidad de la


metafísica como ciencia. El resto del curso de Psicología, Pucciarelli lo destinaba a la
psicología empírica, a las «direcciones de la psicología científica», donde destacaba tres
orientaciones: dirección explicativa, descriptiva y comprensiva. El curso se ocupaba de las
distintas teorías, en especial de Bergson, Dilthey, Spranger, la psicología de la forma, la
fenomenología, y el psicoanálisis en las tres direcciones que se recortaban en la época:
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freudiana, adleriana y junguiana. Las deudas de Pucciarelli hacia Dilthey serían una constante;
en su opinión, Dilthey era «un romántico rezagado condenado a vivir en una época positivista
hostil a la filosofía».

En Buenos Aires y en La Plata, luego del Golpe de Estado de 1943, los cursos psicológicos
serían ocupados por personalidades provenientes del campo de la filosofía. Sin embargo, en


contradicción con ese clima cultural, el contexto económico y social no autorizaba demasiado
una disciplina psicológica especulativa y filosófica y, paralelamente, comenzó a desarrollarse
un modelo de intervención psicológica centrado en la psicotecnia y orientación profesional.

Mientras la psicotecnia aparecía como un estudio o investigación centrado fundamentalmente


en el aprovechamiento y rendimiento en el trabajo, la orientación profesional definía mucho
más una actuación, la intervención, sobre el mismo problema. El desarrollo de la psicotecnia y
la orientación profesional en Argentina estuvo relacionado con dos procesos. Por una parte, los
avances producidos en el campo de la psicología aplicada y la psicotecnia en relación con el
conocimiento de las aptitudes y características de personalidad que tornaban posible la
adecuación del trabajo al hombre, así como también en relación con las técnicas o inventarios
de personalidad necesarios para establecer exitosamente el diagnóstico, la nivelación y la
reorientación que aquellos problemas involucraban.

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Durante el peronismo, en el que contradictoriamente confluían valores modernizadores y
tradicionalistas, y una cultura democrática pero escasamente republicana, se consolidó una
nueva clase trabajadora urbana que requería de una rápida reconversión laboral. En dicho
marco, la orientación profesional llegó a alcanzar rango constitucional tras la reforma de 1949,
al ser incorporada en el artículo 37, que consagraba los derechos del trabajador, la familia, de
la ancianidad y de la educación y la cultura: “la orientación profesional de los jóvenes,
concebida como un complemento de la acción de instruir y educar, es una función social que el
Estado ampara y fomenta mediante instituciones que guíen a los jóvenes hacia las actividades
para las que posean naturales aptitudes y capacidad, con el fin de que la adecuada elección
profesional redunde en beneficio suyo y de la sociedad”.

En esa misma dirección, el Segundo Plan Quinquenal peronista fijaba el objetivo de «encausar
el aprendizaje y la orientación profesional» en el campo de la educación y el trabajo.

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En relación con el trabajo, se fijaba que la política social y económica del Estado debía
desarrollarse sobre diversas bases: establecimiento de correlaciones racionales entre la aptitud
del trabajador y su ocupación, a fin de obtener los más altos índices de productividad y d
retribución. Las aspiraciones evidenciadas en ese tipo de consideraciones se relacionaban con
la orientación profesional colectiva, la cual era concebida a partir de un interés público. Al
mismo tiempo, creaba condiciones para el desarrollo de una orientación profesional individual,
la cual encontraría mejores condiciones para su consolidación a partir de la década de 1960.

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Esas condiciones originarían un conjunto importante de intervenciones, inclusive, la creación
de nuevos espacios curriculares y de nuevas carreras.

La primera de las carreras, fue originada en el Instituto de Psicotecnia y Orientación Profesional


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de la Universidad Nacional de Tucumán. En Tucumán, la orientación profesional estaba
sustentada en un doble registro. Uno de ellos de tipo económico, centrado en la racionalidad de
la ciencia del trabajo. El otro, de carácter antropológico-filosófico, fundamentado en la
búsqueda de la realización personal. La licenciatura de Psicotecnia y Orientación Profesional
funcionaría hasta 1958 y se graduarían no menos de veinte licenciados en Psicotecnia y
Orientación Profesional. El plan de estudios de esa carrera no se organizaba por años, sino por
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grupos de materias. La transformación de esta carrera, en la carrera de Psicología, surgió


luego del Primer Congreso Argentino de Psicología, llevado a cabo en 1954, precisamente en
Tucumán. Allí se recomendó la creación de carreras de Psicología o de psicólogo, en las
universidades nacionales, y en particular, para el caso de Tucumán, «la creación de la carrera
del psicólogo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán,
sobre la base de los estudios que se cursan en la carrera y profesorado de psicotecnia, y
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teniendo en cuenta los lineamientos de la carrera del psicólogo antes aprobado».

En San Luis, la Universidad Nacional de Cuyo organizaría en 1952, la Dirección de Psicología


Educacional y Orientación Profesional que dependía conjuntamente de la Universidad y del
Gobierno provincial y era dirigida por Plácido Alberto Horas, quien concebía la orientación
profesional como un punto de encuentro entre las aspiraciones y condiciones individuales


(personalidad y aptitud) por una parte, y las necesidades sociales, por la otra. La orientación
profesional aspira a que se elijan los oficios y profesiones de modo congruente con la propia
personalidad, las aptitudes y el ámbito social.

En San Luis la orientación profesional aparecía menos relacionada con el ámbito del trabajo y
más con el de la educación, aun cuando estos campos pudieran haber estado íntimamente
emparentados. Las actividades de orientación profesional descritas, más todas aquellas que
preveía la Dirección de Psicología Educacional y Orientación Profesional, planteaban el
problema de la formación del personal técnico especializado. El propio Plácido Horas promovió
la creación de una «Especialización en Psicología», para lo cual tomaba en cuenta, entre otros
elementos, los antecedentes de carreras similares en España, Francia y Estados Unidos; el
desarrollo de la psicología en nuestro país y las relaciones entre la formación en Psicología y
los objetivos del 2.º Plan Quinquenal.

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La implementación de la carrera de Psicología luego del Primer Congreso Argentino de
Psicología eclipsó la Especialización en Psicología que había sido imaginada por Horas. Lo
que caracterizaba estos proyectos era la comprobación de que era necesaria una nueva figura
profesional, capaz de intervenir ante las nuevas demandas que el campo de la educación y el
trabajo planteaban.

En síntesis, al promediar el siglo XX se desarrollaría en Argentina todo un conjunto de teorías,


técnicas e intervenciones prácticas en el campo de la orientación profesional, que serían
canalizadas por un Estado con intenciones planificadoras. Cuando al madurar la década del
sesenta, dicho Estado comenzara a perder hegemonía, también lo haría aquella modalidad de
orientación profesional, que comenzaría a ser reemplazada por una perspectiva clínica,
centrada principalmente en las demandas del individuo. A pesar del fuerte impulso por parte del
Estado, los procesos involucrados en la psicotecnia y orientación profesional permitían lecturas

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y la organización de constelaciones ideológicas bastante complejas. Así, enfrentados a la
concepción taylorista, tanto Claparède como Alfredo Palacios en Argentina se adherían a ideas
de izquierda.

Inclusive, el tratado de mayor circulación en el país, aun en las escuelas de psicotecnia


oficiales y en cierto sentido cercanas al peronismo, era el Manual de Orientación Profesional,
que otra personalidad de izquierda, Emilio Mira y López, había publicado en 1947 y que en
poco menos de un año había agotado su primera edición. La obra constituía un verdadero

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tratado de psicotecnia y orientación profesional, en el cual se discutía al mismo tiempo
cuestiones teóricas, técnicas e institucionales.

PERIODO DE LA DISCUSION DEL ROL DEL PSICOLOGO Y DE LA PSICOLOGIA


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PSICOANALITICA (1960-1983)

El debate sobre el rol del psicólogo estaba originado, sobre todo, por la urgencia en clarificar
una nueva función profesional, todavía imprecisa. En uno de los extremos del debate, se
sostenía el papel del psicólogo como psicoanalista o mejor todavía, la propuesta de Harari
consistía en no confundir el psicoanálisis como una profesión, sino que, tal como lo planteaba
Freud, debía considerarse al mismo tiempo como una teoría, una terapéutica y un método de
LA

investigación. Esta posición fundamentaba que, desde un punto de vista estrictamente


freudiano, el psicoanálisis era nada más que una psicología, ni siquiera una psicología médica,
sino una psicología a secas, cuyo objeto de estudio era el inconsciente. Harari fundamentaba la
exclusión para el psicólogo de la psicología animal, de la psicología de laboratorio y aun de la
psicología fenomenológica. En el otro extremo del debate, se sostenía la posición del psicólogo
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como agente de cambio. Bleger consideraba que la psicología constituía un oficio más que una
ciencia. A partir de tal concepción, definía el rol del psicólogo de diferentes maneras, pero
todas ellas orientadas en una misma dirección. “El psicólogo es un especialista en tensiones de
la relación o comunicación humana”.

La contradicción entre el rol del psicoanalista y el de agente de cambio no excluía el




psicoanálisis para quienes optaran por esta última vía, al contrario, el propio Bleger era un
prominente didacta de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y Juana Danis reconocía
que el psicólogo podría disponer de conocimientos psicoanalíticos. A diferencia del antropólogo
que principalmente se interesa en conocer, un psicólogo (por toda su tradición como
profesional empeñado en provocar cambios) no es solamente un mero conocedor de ese
nuevo campo, sino que debe encontrar estrategias de operación, inclusive sobre una
comunidad, lo que es muchísimo más complicado.

En 1967, el gobierno de facto sancionaría la ley 17132, de ejercicio legal de la medicina, por la
cual incluía las actividades del psicólogo en el capítulo 9, destinado a los auxiliares de la
medicina. Según el artículo 91 de tal normativa, el psicólogo sólo podía desempañarse
profesionalmente bajo dependencia del «médico especializado en psiquiatría» y sólo «por
indicación y bajo su supervisión».

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En cierto punto, el debate sobre los distintos campos de la práctica profesional del psicólogo se
superponía con el debate acerca del rol. La cuestión principal era la de definir el rol adecuado
para prácticas menos tradicionales. Un caso interesante lo constituía la definición del rol del
psicólogo en el ámbito de una comunidad terapéutica, allí, por ejemplo, se volvía necesario
replantear la tradicional distinción entre las instancias de evaluación y operación, ya que ambas
se daban simultáneamente, asimismo, el espacio de las asambleas exigía poner a un lado las
nociones aprendidas acerca del «secreto profesional». En tal ámbito, en definitiva, el rol del
psicólogo se plasma en función de las nuevas necesidades que vayan surgiendo, recibiendo
modificaciones y reestructuraciones. Es un rol en transición.

En una dirección parecida, también se trataba de establecer el rol del psicólogo en la institución
escolar. También las áreas más tradicionales exigían una redefinición del rol profesional y, en
ese marco, comenzaban a reconocerse distintas actividades en el campo de la clínica, y, en

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particular, la posibilidad de terapias breves o de «procesos correctores de duración y objetivos
limitados», como los denominaba Kesselman. La posibilidad de las psicoterapias breves
también se daba en un contexto en el cual se negaban las posibilidades de «psicoanálisis para
todo el mundo», en función de ciertas condiciones o exigencias propias del psicoanálisis. Al
mismo tiempo, la propuesta de la psicoterapia breve también debía contextualizarse en las
necesidades de masificación de la asistencia psicológica, de una asistencia popular y nacional.

En 1976 se produjo un golpe militar que introduciría una de las dictaduras más represivas y

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sangrientas en América Latina. El impacto sobre la psicología fue inmediato, no sólo
interrumpió bruscamente las condiciones que habían favorecido el debate sobre el rol del
psicólogo, no sólo secuestró e hizo desaparecer a una enorme cantidad de psicólogos y
estudiantes de Psicología, no sólo cerró carreras universitarias de Psicología, sino que
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inclusive visualizó a la psicología como una de las ideologías que habían promovido una visión
ajena a la tradición del país.

PERÍODO DE LA PLENA INSTITUCIONALIZACIÓN (DESDE 1983)

La transición democrática iniciada hacia 1983, con todas sus limitaciones, ha creado
condiciones que favorecieron dos cuestiones centrales para el desarrollo de la psicología.
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Por una parte, el pleno ejercicio público de la profesión del psicólogo, a través de leyes,
reglamentaciones y disposiciones que ordenaron jurídicamente el campo psicológico. Por otro,
las tentativas de constitución de una tradición académica en torno a la enseñanza y la
investigación en psicología, la cual había sido sistemáticamente interrumpida por razones de
tipo ideológico-políticas en muchos momentos de los períodos anteriores. Un primer rasgo que
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se destaca en el período, en lo relacionado con la profesionalización, es la legalización plena


del ejercicio profesional de la psicología, que se consolidaría en todo el territorio de la
República. Después de Malvinas, con la dictadura en retirada, los psicólogos argentinos habían
logrado alcanzar algunas reivindicaciones en sus antiguos planteos profesionales. Durante
1983 se habían sancionado leyes del ejercicio profesional por las entidades de psicólogos en


Salta, Tucumán, Catamarca y San Luis. Estas coincidían en al menos tres características:
reconocían la plena autonomía del psicólogo, los diferentes campos de la práctica profesional y
la pertinencia del tratamiento psicoterapéutico en el campo clínico.

Recuperada la democracia, en agosto de 1985, el entonces secretario de Asuntos


Universitarios del Ministerio de Educación y Justicia, Hugo Storani, convocaba unas jornadas
de trabajo para la elaboración de las incumbencias del título de psicólogo y licenciado en
Psicología.

En éstas participaron representantes de las universidades nacionales y privadas donde se


dictaba la carrera de Psicología, representantes de la Federación de Psicólogos funcionarios y
técnicos de la mencionada Dirección. El resultado fue el proyecto de resolución,
inmediatamente aprobado a través de la resolución 2447/85. Como características salientes de
dicha resolución, todavía vigente, hay que señalar en primer lugar, la de haber surgido a partir
de una amplia participación de los sectores involucrados, en segundo lugar, la de haber

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contemplado, en sus veinte competencias, tanto las capacidades propiamente científicas, como
las relacionadas con los distintos campos del ejercicio profesional: el clínico, el educacional, el
jurídico, el laboral y el socio-institucional-comunitario, aun cuando pueda discutirse si el último
corresponde o no a un campo diferenciado. En tercer lugar, la de haber reconocido la
incumbencia para la psicoterapia, en forma explícita: efectuar tratamientos psicoterapéuticos de
acuerdo con diferentes modelos teóricos, específicamente psicológicos, aun cuando, además,
otras dos incumbencias igualmente aludieran a dicha competencia: realizar tareas de
diagnóstico, pronóstico y seguimiento psicológicos y realizar tareas de rehabilitación
psicológica. En ese sentido, la Resolución 2447 venía a significar un giro fundamental respecto
a las dos resoluciones anteriores sobre incumbencias.

Hay que señalar el impacto del retorno al país de un número importante de psicólogos exiliados
durante la dictadura militar, que obtuvieron posgrados en el extranjero o que simplemente

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tomaron conocimientos de vías de implantación de la psicología muy diferentes a la argentina.
La circulación de nuevas perspectivas teóricas ha venido a dinamizar un campo que, desde el
punto de vista teórico, permanecía cristalizado en torno al desarrollo lacaniano del
psicoanálisis. No puede dejar de señalarse la incidencia de los fenómenos de globalización,
que ha contribuido a familiarizar a la psicología local con instituciones internacionales. Al
mismo tiempo, la experiencia del Mercosur, que incluye un área de compatibilización entre la
formación y práctica profesional de los países de la región, ha posibilitado el intercambio con

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experiencias académicas y profesionales de otros países de la región, los cuales, salvo
Uruguay, han transitado vías de desarrollo de la psicología muy diferentes a la argentina.
Todos esos factores han contribuido a establecer los límites del perfil profesional del psicólogo,
y a diseñar modelos curriculares alternativos.
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En definitiva, la psicología argentina a partir de 1983 pareciera encaminarse hacia un horizonte
de mayor pluralismo teórico y también profesional, sin abandonar el compromiso característico
con la esfera pública. Desde el punto de vista académico, la instancia abierta con la
democratización universitaria ha favorecido un replanteo de cuestiones centrales en la
formación del psicólogo, aun cuando el alcance de las reformas todavía parece muy limitado.
LA

ALEJNDRO DAGFAL
“PARA UNA ESTETICA DE LA RECEPCION DE LAS IDEAS PSICOLOGICAS”
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El objetivo de Dagfal en este trabajo es abordar algunas cuestiones metodológicas que


plantean las historias de la psicología realizadas en los países “periféricos”. La posición “no
central” de estos países pone de relieve el problema de la recepción de las ideas creadas en
los centros de mayor producción teórica, por lo que el autor se pregunta ¿se trata de una mera
copia, de una asimilación pasiva de “influencias” remotas? Para responder a este interrogante


Dagfal hará un repaso de la noción de recepción, tal como fue concebida por la teoría de la
comunicación literaria de Jauss, y tal como ha sido utilizada en la historiografía de la psicología
argentina.

INTRODUCCION
La estética de la recepción se transformó, a partir de la década del ’60, en una teoría de la
comunicación literaria. El objeto de sus investigaciones es la historia literaria definida como un
proceso que implica siempre tres factores: el autor, la obra y el público. Un proceso dialéctico
en donde el movimiento entre producción y recepción pasa por la intermediación de la
comunicación literaria. De este modo, la noción de recepción es entendida en el doble sentido
de acogida (o apropiación) e intercambio. Dagfal se pregunta cuál es la pertinencia de este
debate (que en apariencia es interno al campo de las letras) para una historia de las ideas
psicológicas.

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Hugo Vezzetti en 1994 sostuvo lo siguiente en cuanto al panorama de la historia de la
psicología en la Argentina:

“Los autores y los modelos de conocimiento son europeos en general y franceses en particular.
Frente a esto se suele acentuar la “dependencia” y la idea de la mera copia. El problema es
más amplio que el de una historia de la psicología y tiene que ver con la cuestión de la
conformación de un pensamiento y una cultura nacionales. La categoría de recepción da
cuenta de una apropiación activa que transforma lo que recibe”.

El autor quiere determinar cuál ha sido el verdadero provecho de transpolar este concepto de la
teoría de la comunicación literaria a la historia de la psicología.

La estética de la recepción y la historia de la literatura.

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A la recepción se la puede entender como un acto que incluye el efecto producido por la obra
de arte y el modo en que su público la recibe. De este modo, la estética de la recepción le
restituye el valor a la función activa del lector, considerando que, a lo largo de la historia de la
literatura, han sido los lectores quienes han “concretizado” el sentido de las obras, por no decir
que lo han fijado, o incluso establecido. Por ello, podría decirse que la historia de la literatura
no es más que la historia de las interpretaciones de los textos, entendiendo por interpretación a
un intercambio de experiencias, un dialogo de preguntas y respuestas. Este rescate de la

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función activa del lector permite el reconocimiento de que la función de la obra de arte no es
solo la de representar lo real, sino también de crearlo.

La literatura puede “crear” nuevas realidades, generar sus condiciones de posibilidad,


ampliando los horizontes de la experiencia. Se podría trazar un paralelo entre las tríadas “obra
DD
autor- público” y “mensaje-emisor-receptor”, de la teoría de la comunicación. La recepción de
una obra por parte del público, al igual que la recepción de un mensaje, da lugar a una
respuesta, aunque solo sea el silencio o la indiferencia.

El lector tiene una función de selección respecto de la tradición con la que se confronta: puede
apropiarse del pasado (incluyendo las interpretaciones realizadas por otros lectores) o puede
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rechazarlo y tratar de superarlo. En cualquiera de los dos casos, la interpretación que realice
será forzosamente parcial, ya que estará limitada por su propio punto de vista, por su propia
perspectiva. Es en esta concepción dialéctica (en el sentido de diálogo, de preguntas y
respuestas, de problemas y soluciones), en esta interacción entre producción y recepción, en
este “intercambio continuo entre autores, obras y públicos”, donde reside la originalidad de la
estética de la recepción.
FI

La interpretación de un texto, la conjunción entre el efecto propio de una obra y su recepción


activa por parte del lector no se realiza en el vacío, sino que responde a todo un sistema de
referencias que modula la disposición del lector frente a dicha obra. Jauss llama a este sistema
de referencias horizonte de expectativas, y lo considera como el fruto de una experiencia
intersubjetiva. Este concepto de horizonte es central para la estética de la recepción, ya que,


por un lado, permite una continua puesta en relación del presente y el pasado, se aplica tanto
al lector (en el momento que interpreta un texto) como al autor (en el momento en que lo
escribe), lo cual abre a una continua tensión entre el texto del pasado y el horizonte del
presente.

Por otra parte, el autor diferencia un horizonte de expectativas de tipo social, más general
sostenido por una comprensión de la realidad cotidiana, del mundo y de la vida y un horizonte
más propiamente literario, regido por los códigos estéticos de la literatura de la época, por las
normas específicas del género y por las formas de relacionar ficción y realidad.

En el proceso de recepción, el sentido de una obra surge de una doble fusión de horizontes,
que continuamente pone en relación dialéctica al presente con el pasado y a la literatura con la
sociedad. Es en este punto que la estética de la recepción aporta algo nuevo respecto de las
teorías literarias más tradicionales, resituando la interpretación en una dimensión histórica y
social.

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La “estética de la recepción” y la especificidad de las ideas psicológicas.

Entre los textos pertenecientes al campo literario y aquellos que provienen del campo de la
psicología existen toda una serie de diferencias. En primer lugar, en los textos literarios prima
una voluntad de transmisión estética, mientras que en los textos psicológicos lo que se quiere
comunicar son los principios de una teoría o las particularidades de una práctica. Sin embargo,
aun cuando la dimensión estética no quede en primer plano, no puede negarse que, incluso en
los textos de tipo teórico, ella juega un papel importante. Aunque el placer estético no sea su
objetivo principal, la producción y la recepción de este tipo de textos también están
condicionadas por los cánones literarios de cada época, que determinan en el lector una cierta
afinidad o un rechazo que no pueden explicarse solamente en relación a los “contenidos
teóricos”.

OM
En cada momento histórico, en cada lugar, el “gusto” del público está más preparado para
recibir algunos conceptos, para adoptar ciertas teorías. La constitución de ese gusto, la
formación de esa sensibilidad, es el resultado de una experiencia estética intersubjetiva, en
donde el horizonte de expectativas articula aspectos estéticos y cognitivos que trascienden al
campo literario. En este sentido es importante la utilización de la categoría de interés
intelectual, este concepto, que debemos a Kurt Danziger, busca dar cuenta de la estructura
intencional transindividual que caracteriza a una disciplina, son sus objetivos, sus propósitos,
sus intereses, los que determinan su lugar respecto de otras disciplinas. Esos intereses

.C
permiten establecer las normas de evaluación de la producción de los miembros de esa
disciplina. Los intereses intelectuales permiten una doble legitimación: por un lado, en virtud de
ellos, una disciplina puede obtener el reconocimiento y la legitimación de otras comunidades
disciplinares u otros actores sociales, y por otra parte los intereses intelectuales delimitan el
DD
dominio dentro del cual trabajan los integrantes de una comunidad disciplinar, estableciendo
las metodologías a emplear y los resultados que serán considerados como válidos.

Otra categoría de utilidad para la historia de la psicología es la de campo, de Pierre Bourdieu,


que busca dar cuenta de la autonomía relativa de una comunidad respecto de otros grupos y
de influencias sociales más generales. El campo se define como un espacio complejo, con
LA

propiedades y reglas específicas que constituyen un “sistema de relaciones objetivas entre


posiciones adquiridas”, donde las ideas, los textos y las prácticas tienen un valor que es
relativo a la posición que ocupen los actores. Dentro del campo, el acceso a posiciones de
autoridad depende de la acumulación de un capital simbólico específico, lo cual implica una
dinámica de competencia y de lucha por la legitimidad. El concepto de campo pone de relieve
el carácter conflictivo de la legitimidad y el reconocimiento.
FI

Esta categoría, aplicada a la historia de la psicología, permite pensar el carácter específico de


las ideas y las prácticas de la disciplina, sin por ello perder de vista la dimensión social, cuya
eficacia, sin embargo, resulta mediatizada por la lógica de las relaciones del propio campo.

Otro concepto importante de Kurt Danziger es el de problemática, entendido como un proceso




generador que, como fruto de la interacción social, plantea problemas comunes a un grupo
determinado. Se debe hacer una distinción entre problema y problemática. Los problemas
puntuales remiten a una dimensión individual y consciente, en la que los actores se
representan aquello que aparece ante ellos como un obstáculo o una dificultad. La
problemática alude en cambio a una estructura colectiva, patrimonio de un grupo, que es en
gran parte inconsciente, y que constituye el marco dentro del cual los problemas puntuales se
hacen posibles. Los objetos psicológicos no son el resultado de la invención de sujetos
individuales, sino que responden a actividades constructivas realizadas por grupos que
comparten una misma problemática. Por ello, los verdaderos sujetos históricos no serán
entonces los actores individuales, sino los sujetos colectivos.

En resumen, los conceptos de horizonte de expectativas, interés intelectual, el de campo y el


de problemática, comparten algunas características comunes que los hacen provechosos para
una historia de la psicología que se pretenda crítica:

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 Rompen con las viejas antinomias entre lo social y lo disciplinar, lo externo y lo interno.
 Comprenden los problemas históricos en un marco transindividual e intersubjetivo.
 Aspiran a una cierta objetividad, aunque no de manera ingenua.

A modo de ejemplo, trataremos de poner en relación la obra de dos autores argentinos de los
años 1960, Ravagnan y Bleger. Ambos fueron contemporáneos, en la misma época fueron
profesores de las carreras de psicología recién creadas, publicaron diversos libros y artículos
durante los años ‘50 y ’60, e incluso privilegiaron las referencias a los mismos autores
franceses, como Merleau-Ponty y Lagache. Sin embargo, si tenemos en cuenta cuáles eran las
problemáticas a las que querían dar respuesta y cuáles eran sus intereses intelectuales, en
realidad pertenecían a dos “épocas” radicalmente distintas. Sus horizontes de expectativas
eran totalmente disímiles y buscaban legitimarse en subcampos diferentes.

OM
Ravagnan era uno de los miembros más antiguos del grupo de profesores que intervino en la
creación de las carreras de psicología. Llegaba a esta disciplina a partir de preocupaciones
teóricas derivadas de su formación filosófica, publicaba con cierta frecuencia en órganos
emblemáticos de la cultura letrada y liberal, como el diario La Nación y en la revista Sur, o
incluso daba conferencias en el Instituto Francés de Estudios Superiores o en la Escuela
Superior de Guerra.

Bleger, era un joven médico que llegaba a la psicología desde su formación psiquiátrica y su

.C
pasión por el psicoanálisis, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina y del Partido
Comunista, había ganado notoriedad a través de un libro polémico en el que trataba de
conciliar psicoanálisis y marxismo. Se había inspirado en sus camaradas franceses que siendo
también psiquiatras rescataban la psicología concreta de Politzer. Consideraba que la
DD
psicología era básicamente un oficio que se definía por su propia práctica.

Aunque hayan coincidido parcialmente en tiempo y lugar, mientras que Ravagnan era uno de
los últimos exponentes del pensamiento de los años ’40, Bleger era uno de los primeros en
hacerse cargo de los problemas que caracterizarían a los años ’60.

El interés reside en mostrar cómo, detrás de supuestas copias o detrás de yuxtaposiciones


LA

carentes de valor, se esconde todo un horizonte de expectativas radicalmente distinto del de la


obra de origen, enlazado a una problemática sociohistórica compleja y singular. Es este
horizonte de expectativas el que es importante reconstruir, esas problemáticas a las que dan
respuesta los objetos teóricos que es necesario desmenuzar para restituir al proceso de
recepción su carácter activo.
FI

Una historia pensada solamente con las categorías del centro y del presente encuentra que los
hechos históricos de la periferia están fuera de lugar o fuera de época. Este desfasaje solo
podrá ser salvado en la medida en que la historia pueda descentrarse respecto del presente y
de la perspectiva de las metrópolis, para dar cuenta del carácter diferencial del tiempo y del
lugar histórico, basándose en categorías que, sin dejar de ser críticas, aspiren a una cierta


objetividad.

UNIDAD II
JOSÉ INGENIEROS (13 DE OCTUBRE DE 1906)

“PSICÓLOGOS FRANCESES”
DIARIO LA NACION

Todo el mundo se cree psicólogo, sostiene José Ingenieros. Cualquier amable conversador de
salón improvisa la “psicología” de un suceso de actualidad. El más zurdo periodista se atreve a
escribir la psicología de cualquier cosa: del chisme, de la educación, de la bicicleta, de una
época histórica. Surgen psicólogos por doquier y todas las cuestiones acaban por tener una
psicología.

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Es en este sentido que Ingenieros sostiene que se debe distinguir psicólogos de psicólogos y
psicologías de psicologías. En las clínicas y en los laboratorios, por ejemplo, se cultiva un
género que no es precisamente el que repunta en las charlas de sobremesa mundana.

Las funciones psíquicas son las más complicadas del animal viviente, por lo que, para
estudiarlas se necesitan nociones generales de biología y conocimientos especiales de
fisiología.

Su estudio (objeto de la psicología) entra en el dominio de los fisiólogos y requiere el concurso


de sus métodos experimentales y de observación. Ingenieros sostiene, además, que las
diversas enfermedades cerebrales producen alteraciones, disociaciones e involuciones de la
actividad mental, destruyéndola o desviándola, total o parcialmente. El estudio de esos
trastornos permite inferir datos acerca de las funciones normales, por ello el autor expresa que,

OM
para estudiar psicología, además de ser fisiólogo conviene ser médico, y los estudios del
laboratorio deben complementarse con los de la clínica. El resultado de esa labor constituye la
psicología biológica, única digna del nombre de ciencia.

El psicólogo debe ser, a la vez, un experimentador y un clínico. Estas dos condiciones pueden
estar reunidas en ciertos médicos; por eso, en todas las universidades modernas la enseñanza
de la psicología suele ser confiada a médicos y se lleva a cabo según los criterios de la
enseñanza fisiológica y clínica.

.C
En Francia esta Psicología es cultivada con interés. El curso oficial de psicología en el Colegio
de Francia, hasta hace algunos años lo dictaba Ribot, cuando éste pidió su jubilación se
planteó un verdadero conflicto, los candidatos para sucederle fueron Pierre Janet y Heni Binet.
DD
Janet tiene mayor preparación clínica, su cultura médica es grande, ha realizado estudios de
las enfermedades nerviosas y mentales, posee excelentes condiciones de expositor y cuenta
varios libros en su haber intelectual. Es más clínico y mejor conferencista. Binet es más hombre
de laboratorio, prefiere las investigaciones de psicología pedagógica, es una dedicación
ejemplar y ha escrito libros muy estimados, es un experimentador más diestro. La ventaja de
este último para suceder a Ribot consistía en que vive consagrado a sus tareas
experimentales, mientras que Janet se reparte entre la ciencia y el ejercicio de la medicina.
LA

Cuando llegó la ocasión del nombramiento definitivo, Janet fue designado sucesor de Ribot,
obteniendo un voto más que Binet, el cual quedó como director del laboratorio de psicología
experimental. Ribot no tomó partido por ninguno de ellos, ambos le parecían dignos de
sucederle, aunque desde diferentes puntos de vista.
FI

Janet es un hombre entre los cuarenta y cinco y cincuenta años, de buena presencia. Sus
estudios clínicos sobre la histeria, las obsesiones y las ideas fijas son de primer orden. Como
profesor posee cualidades que caracterizan a los maestros de la escuela francesa, su
elocución es nítida y fácil, convincente, prefiere tratar temas de Psicología clínica, en los cuales
desarrolla puntos de vista originales y demuestra tener una cultura excepcional. Para


complementar su enseñanza, Janet tiene un consultorio externo en la Salpetriere, donde


desfilan decenas de enfermos interesantes.

Ingenieros sostiene que Francia aplica este principio: para tener buenos profesores hay que
pagarles bien, La cátedra debe dar para vivir, ya que de otra forma los profesores no se
dedicarían a ella. Mientras que en la Argentina el profesorado universitario es un adorno o una
ayuda, pero no una carrera.

Georges Dumas enseña psicología experimental en la Sorbona, es de la misma generación


que Janet y también es médico especialista de enfermedades nerviosas y mentales.

En las sociedades científicas brilla por su ingenio y su disciplina intelectual. Sus estudios sobre
los estados intelectuales en la melancolía, el estado mental de Augusto Comte y de Saint
Simón, la tristeza y la alegría, etc revelan un talento superior. Cultiva con igual éxito los
trabajos clínicos y los experimentales. Junto con Janet, Dumas dirige la mejor revista de
psicología normal y patológica, complementaria de la revista dirigida por Ribot.

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En el Congreso internacional de Psicología de Roma en 1905, a Ingenieros le llamó la atención
un joven, quien se encontraba en varias sociedades científicas de Paris, Henri Pierón, de tan
solo 30 años, quien es uno de los jóvenes más conocidos en el mundo científico
contemporáneo. Le interesan por igual todas las ciencias fisiconaturales, biológicas y sociales;
está al día en todo orden de conocimientos. Tiene ideas generales bien definidas, orientadas
según el criterio del determinismo evolucionista. Trabaja en el laboratorio de Psicología
Experimental instalado en el manicomio de Villejuif. Como investigador es, al mismo tiempo,
hombre de ciencia y hombre de conciencia. Conoce el español y dedica atención a los trabajos
científicos hispanoamericanos.

PLOTKIN, MARIANO (1966)


“FREUD EN LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES: DESDE LA PRIMERA ETAPA

OM
HASTA LA CREACIÓN DE LA CARRERA DE LA PSICOLOGÍA”.
Cap. I: Los comienzos de psicoanálisis en la argentina.

En 1927 el Dr.Juan Ramón Beltrán, médico psiquiatra con una larga trayectoria en medicina
forense fue nombrado perito, para determinar el grado de competencia de un hombre acusado
de haber cometido asesinatos. Beltrán concluía que el acusado era un degenerado y un

.C
criminal innato. La degeneración se manifestaba en la presencia de ciertos “estigmas físicos”
tales como el pie plano y una forma inusual en las orejas y los dientes, y se atendía también a
la historia sexual del paciente. Para este autor, la conducta violenta del criminal era el resultado
de una combinación de degeneración e impulsos sexuales patológicos .Para realizar su análisis
DD
utilizo dos teorías incompatibles: la teoría de la degeneración y el psicoanálisis freudiano.

La teoría de la degeneración siguió siendo durante décadas una corriente de pensamiento


importante en la psiquiatría argentina. Dicha teoría se basaba en la idea de que ciertas
enfermedades físicas y mentales se transmitían de generación en generación cada vez en
proporciones más fuertes y más destructivas.
LA

La extraña combinación teórica de Beltrán formaba parte en realidad de un patrón más amplio
de recepción del psicoanálisis por parte de los círculos médicos en la Argentina durante las
primeras décadas del S.XX. El psicoanálisis y otras corrientes de pensamiento fueron añadidos
al arsenal terapéutico y teórico existente, y esto dio origen a una mezcla que contenía
elementos incompatibles entre sí.
FI

Hasta fines del 40’ la psiquiatría no estaba definida en la argentina como una especialidad
médica autónoma y legitima (y por cierto, muchos menos el psicoanálisis).La psiquiatría era
considerada una subespecialidad menor de la medicina .La importancia de los psiquiatras
respondía más a su función social y política que a su status científico.

En la recepción del psicoanálisis en la Argentina se pueden distinguir tres momentos:




1. Desde fines de la década del 10’ hasta comienzos de los años 20’ el psicoanálisis fue
discutido inicialmente en los círculos médicos y era considerado una doctrina
extranjera. Su conocimiento provenía casi en su totalidad de fuentes francesas y era
concebido como una teoría puramente médica.
2. Desde mediados de los años 20’hasta fines del 30’ los psiquiatras más progresistas
comenzaron a incorporarlo gradualmente a su arsenal terapéutico , o a criticarlo
fuertemente, demostrando en ambos casos que la disciplina ya tenía un lugar
asegurado dentro del campo de las terapias y teorías disponibles.

Al mismo tiempo, versiones popularizadas del pensamiento freudiano comenzaron a circular


entre el público general.

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El psicoanálisis era reconocido como una corriente importante de pensamiento aun por
aquellos que se oponían a él. Hacia fines de la década del 20’ el psicoanálisis no era solo una
técnica terapéutica sino también un objeto de consumo cultural.

3. Finalmente entre 1930 y 1940, el psicoanálisis y la psiquiatría llegaron a establecerse


como especialidades autónomas en una sociedad altamente polarizada. Para 1942,
cuando un grupo de médicos funda la Asociación Psicoanalítica Argentina, el
psicoanálisis ya había ganado un lugar importante en la cultura urbana del país.

Primer momento. El Psicoanálisis como una idea extranjera.

Los psiquiatras argentinos fueron menos receptivos al Psa, durante las primeras décadas del

OM
siglo XX, que sus colegas de otros países como los EE.UU o incluso Brasil .Los psiquiatras
argentinos fueron los que iniciaron una discusión sobre las ideas freudianas a diferencia de
Francia, donde en un principio ciertos grupos artísticos de vanguardia se mostraron abiertos a
las ideas de Viena, que los círculos profesionales.

La primera mención al psicoanálisis en un foro científico en la Argentina fue la de German


Greve, un médico chileno. Este médico elogiaba la teoría freudiana de la etiología sexual de las
neurosis y recomendaba la aplicación de una versión poco ortodoxa del método psicoanalítico.

.C
Greve inició una tradición que daría forma a la recepción temprana del Psa. En la Argentina.
Freud seria leído en francés tanto por sus simpatizantes como por sus detractores.

Para finales de la década del 10’ el Psa. Estaba comenzando ser discutido por un número
DD
creciente de psiquiatras. Esta primera recepción fue negativa, ya que se discutía el psa. Para
criticarlo.

Durante la primera década del siglo XX la psiquiatría argentina se desarrolló bajo la influencia
de las escuelas francesas e italiana y no fue demasiado hospitalaria con la nueva disciplina.

“Desde el punto de vista intelectual, somos franceses “declaraba Horacio Piñeiro, el psiquiatra
LA

que ocupaba la cátedra de Psicología en la Universidad de Buenos Aires en 1903.

En Francia la recepción del Psa. Se dio más tempranamente en círculos artísticos e


intelectuales, que en la medicina.

La enraizada tradición neurológica, la influencia de psicólogos como Pierre Janet que había
desarrollado su propia conceptualización de los fenómenos inconscientes (en muchos aspectos
FI

incompatibles con la freudiana), y la existencia de cierto sentimiento nacionalista anti alemán (y


antisemita), conspiraba contra la recepción de dicha disciplina en la psiquiatría.

La teoría de la degeneración, introducida en Francia por el médico Morel, fue durante décadas
la corriente de pensamiento dominante del pensamiento psiquiátrico en la Argentina. Esta


teoría en nuestro país adquirió una dimensión particular al ser asociada con el tema de la
inmigración masiva. A comienzos del siglo xx, intelectuales nacionalistas, argumentaban-
citando evidencia “científica “-que la inmigración sin control podía degradar la raza nacional
incorporando grandes cantidades de degenerados en la sociedad.

La psiquiatría formaba parte de un engranaje medico amplio erigido por el Estado para
controlar y al mismo tiempo mejorar las condiciones de vida de las nuevas masas urbanas.
Hasta 1930 y también un poco más tarde, la psiquiatría en la Argentina estaba en sintonía con
lo que Hale denominaba “estilo somático “. Se pensaba que los orígenes de las enfermedades
mentales podían descubrirse en la morfología del cerebro o del sistema nervioso y que los
trastornos debían ser tratados de un modo acorde.

Otra figura de gran importancia en la psiquiatría argentina-y en la criminología- es José


Ingenieros, que si bien pensaba que la psicología era una rama de la biología, introdujo y
promovió los estudios de la hipnosis, los sueños y la sexualidad, todos temas que abrían
espacios de recepción para el Psa.

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Aunque él se oponía a dicha disciplina, ya que la consideraba una doctrina carente de
fundamento científico, su interés por la hipnosis y la psicoterapia así como también sus escritos
sobre las patologías sexuales y la histeria, que llegaba a un público que excedía el campo
limitado de los especialistas, generando curiosidad .Sus discusiones sobre psicoterapia
promovieron la idea de que el enfermo mental debía ser escuchado, que el discurso del
paciente tenía un significado.

Influidos por la mirada francesa, los argentinos caracterizaban el psicoanálisis como una teoría
pansexualista. Aunque algunos elementos del método freudiano fueron aceptados de manera
gradual, Freud seguía siendo criticado por su dogmatismo- esto es, por el énfasis que ponía en
la preeminencia de la sexualidad en la etiología de las neurosis. Sin embargo, dicha disciplina
iría teniendo significado a la largo del tiempo para los médicos argentinos, al punto que incluso
aquellos que adherían a concepciones puramente biológicas de la enfermedad mental, sentían

OM
que era necesario prestarle atención.

Desde fines de la década del 10’ se verifico un creciente interés por parte de los intelectuales
latinoamericanos, hacia corrientes filosóficas de origen europeo, alejadas del positivismo. La
declinación de dicha corriente, coincidió con la emergencia de un campo de producción
cultural, ligado a la profesionalización de disciplinas tales como la filosofía y la literatura.

La crisis del positivismo afecto también a la profesión médica y abrió la puerta a la recepción de

.C
teorías terapéuticas alternativas .Durante la década del 20’, el paradigma de la degeneración
hereditaria comenzó lentamente a perder hegemonía .Los psiquiatras pasaron gradualmente
de un abordaje puramente somático de la enfermedad mental a una visión más global de los
pacientes que abarcaba la dimensión psíquica, la mente tanto como el cerebro.
DD
El declive del positivismo y la incorporación de terapias alternativas, colaboraron con la
aceptación de al menos ciertas lecturas del psicoanálisis por parte de la comunidad psiquiátrica
y de círculos intelectuales. Sin embargo, las primeras personas que presentaron el
psicoanálisis (o cierta versión de él) desde una luz positivista, fueron médicos extranjeros.

Segundo momento .La extensión y la internalización del psicoanálisis


LA

Mientras el positivismo perdía su influencia sobre la elite intelectual argentina en tanto visión
del mundo, y la idea de la degeneración hereditaria dejaba lenta pero gradualmente de gozar
del favor de los psiquiatras, el Psa hacía algunos progresos en los círculos médicos.

En 1929 un grupo de psiquiatras fundo la Liga Argentina de Higiene Mental, influidos por el
FI

movimiento de higiene mental que había surgido en Estados Unidos y en otros lugares del
mundo. Los higienistas mentales promovieron la noción de que la enfermedad mental podía ser
prevenida y curada así como también que la psicoterapia era una técnica efectiva.

La ideas de la posible curación de los trastornos mentales disparo el interés por la búsqueda de
nuevas formas de tratamiento.


La Liga, en tanta organización que promovía la renovación de la psiquiatría, atraía a jóvenes


interesados en nuevos caminos de abordaje de los trastornos mentales.

En 1940, Enrique Pichón Riviére y su mujer Arminda Aberastury, trabajaban en los consultorios
externos creados por la Liga en el hospicio junto a Rascocsky, otro futuro fundador de la APA.
Otro miembro de la Liga era Goldemberg, un joven psiquiatra que hizo mucho por la promoción
del psicoanálisis en los 50’ y 60’.

A partir del 30’, nuevas terapias psiquiátricas comenzaron a estar disponibles en todo el
mundo, entre ellas diversos tipos de shock (eléctricos o químicos). Estas terapias eran
relativamente efectivas, pese a no contar siempre con un anclaje teórico firme.

Aunque la práctica de la psiquiatría seguía centrada en el hospicio, algunos hospitales


argentinos comenzaron a ofrecer servicios de consultorios externos, a menudo a instancias de
la Liga argentina de Higiene Mental. Además algunos médicos de inclinaciones progresistas

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empezaron a cuestionar los fundamentos básicos de la práctica psiquiátrica. Ellos tenían una
concepción más amplia de la medicina en la cual la dimensión psicológica de la enfermedad y
el tratamiento médico no podían ser ignorados. Algunos terapeutas veían al Psa como una de
las terapias alternativas disponibles que tenía fundamentación teórica más sólida.

El Psa podía incluso ofrecer una fundamentación teórica para algunas terapias somáticas. A
finales de la década del 30’mientras los psiquiatras en la argentina y en otras partes, admitían
no saber claramente cómo y por qué operaban las terapias de shock, Pichón Riviére, un
pionero en el uso de la terapia electro convulsiva en el país y más tarde miembro fundador de
la APA, propuso una explicación psicoanalítica .La terapia de shock funcionaba en los casos de
“melancolía”(enfermedad que sería luego considerada por él como la base de la enfermedad
mental) porque satisfacía el deseo de castigo del paciente, reduciendo así sus tensiones y
ansiedades.

OM
Por otro lado, en los años 10’ y 20’ el Psa comenzó a ser considerado como una de las
corrientes espirituales más importantes del momento .Hacia 1930, era discutido en nuevos
contextos .Se lo publicó en revistas populares. Hacia finales de esas décadas, varios
psiquiatras se sintieron atraídos por dicha doctrina, no como un método exclusivo sino como
una herramienta que podía ser agregada a técnicas y teorías más tradicionales, y a veces
combinada con ellas. Esto último dio cuenta de la gran flexibilidad por parte de los psiquiatras y
contribuyó al proceso de legitimación de la disciplina.

.C
La apropiación ideológica del psicoanálisis

Una vez que empezó a integrarse en la cultura argentina, se convirtió también en un tema
DD
sujeto a la apropiación ideológica. En la Argentina el consenso liberal que había conformado
una suerte de “mito fundador” para la elite a partir de la segunda mitad del siglo 19, entró en
crisis en los años 20’ y 30’, cuando comenzó a hacerse evidente que la “mano invisible” de la
economía no seguiría beneficiando eternamente los productos pampeanos, y cuando, por otro
lado, se hizo claro que una sociedad cada vez más compleja, requería intervenciones que iban
mucho más allá de las que resultaban aceptables a los “liberales reformistas” de las décadas
anteriores.
LA

Las revistas y las instituciones podían declarar abiertamente sus preferencias políticas aunque
el valor de las teorías científicas discutidas en ellas se justificaba dentro de la lógica del
discurso científico .Una de las revistas La psicoterapia, mencionaba que la psicoterapia era una
respuesta moderna a los problemas modernos originados por las condiciones críticas de la
época. Ella iba a jugar un papel importante en la construcción de una sociedad nueva, un rol
FI

que iría, más allá de la mera cura de las neurosis. .La revista planteaba la necesidad de
establecer una ruptura con la psiquiatría tradicional.

La psicoterapia científica y moderna que la revista proponía se diferenciaba de lo tradicional .La


psiquiatría debía ser renovada y la psicoterapia sería un componente esencial de esta


renovación y también parte de un programa político. Era considerada una herramienta para una
mejor comprensión de las críticas condiciones históricas y sociales por las que estaba
atravesando el mundo contemporáneo.

Pizarro Cresco, Bermann, Thénon y Beltrán representan sólo algunos ejemplos de personas
que buscaban compatibilizar el Psa con sus respectivas posiciones ideológicas .Todos ellos
combinaron dicha doctrina con otras teorías psiquiátricas.

Psicoanálisis para un público expandido.

Psicoanálisis y otras disciplinas.

El psicoanálisis comenzaba a gozar de una creciente aceptación en otros ámbitos .Si bien la
universidad de Buenos Aires no contaría con una carrera de psicología hasta entrados los años
50’, existía sí una cátedra de psicología desde 1896. El psicoanálisis fue introducido como
tópico de discusión en un programa de estudios por primera vez en 1914. Cuando Horacio

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Piñero, un psiquiatra, propuso una comparación entre las teorías de la histeria de Freud y
Breuer por un lado y las de Janet por otro.

La orientación clínica psicopatológica del primer curso, y el declive del positivismo entre los
intelectuales argentinos abrieron una puerta para la entrada del psicoanálisis en el currículo de
psicología.

Fue Mouchet, un psiquiatra miembro del partido socialista quien dedicó un curso completo a la
discusión del psicoanálisis. Lo consideraba como uno de los métodos modernos de
investigación psicológica y lo presentaba junto a otros métodos de la psicología experimental.
Para este autor, dicha disciplina era menos una técnica clínica que un método de investigación.

Victor Mercante destacaba sus usos en la pedagogía, introduciendo otra manera de leer a
Freud. Este autor fue un reformista en educación que interpretaba el pensamiento de Freud

OM
desde una perspectiva biologicista.

“COLEGIO NOVECENTISTA” (1960)


El novecentismo es un movimiento estético español, inicialmente artístico y literario, pero que
se extendió a otros ámbitos de la cultura, data de principios del S. XX.

El Colegio Novecentista fue un movimiento anti positivista argentino agrupado bajo el lema del

.C
novecentismo, una institución de cultura que fomentaba la libertad del pensamiento, constituido
por una juventud estudiosa que descontenta con la cultura argentina que imperaba en esa
época, invocaba el advenimiento de una nueva cultura nacional fecunda, con nuevos ideales.
Tenía como fin oponer resistencia a un perjudicial predominio del positivismo en los claustros
DD
docentes de las facultades (Filosofía y Letras, Derecho y Ciencias Sociales). Se propuso llevar
a cabo un conjunto de acciones destinadas a cuestionar los valores y principios que se
sostenían en el ambiente intelectual de la época, por medio de seminarios y conferencias, y a
través de la publicación de la revista Cuaderno. La juventud novecentista afirmaba sentirse
huérfana de buenos mentores y por lo tanto debió suplirlos a través del propio esfuerzo
autodidáctico.
LA

El colegio consideraba novecentista a toda actitud espiritual que afirmaba el carácter sustantivo
de la personalidad humana, este es el mínimo de doctrina que el novecentismo solicitaba al
adepto, cualquiera fuera la inclinación política, estética, religiosa, etc. El novecentismo era
creencia en la personalidad humana como valor supremo. Simpatiza con toda filosofía o forma
cultural que limite la interpretación mecánica del universo y tienda a definir la personalidad
FI

humana en términos de libertad. El novecentismo es idealismo militante, una actitud filosófica.

La institución contaba con un presidente, un secretario, un tesorero y miembros, estos últimos


para incorporarse debían ser propuestos por al menos uno de los integrantes y ser aceptados
por la asamblea. El colegio estuvo lejos de llegar al techo de 30 miembros que sus estatutos
establecían como límite, el máximo fue 18, que coincidió con el momento de su conformación y


a partir de allí, sufrió una constante disminución. Una de las razones de su limitada expansión
fue la conflictiva interna entre sus miembros debido a sus diversas orientaciones.

SANDRA CARLI (2008)


“MANIFIESTO LIMINAR DE LA REFORMA UNIVERSITARIA”.
El manifiesto liminar del 21 de junio de 1918 constituye el texto inaugural del movimiento de la
reforma universitaria.

Al referirnos a la reforma universitaria debemos dar cuenta de los acontecimientos de 1918 en


la Universidad y en la ciudad de Córdoba, como también reconocer el desarrollo de un

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pensamiento y de una tradición reformista con impacto tanto en Argentina como en el resto de
América Latina durante el siglo XX.

La Universidad de Córdoba, fundada en 1613, aunque se nacionalizó en 1854, mantenía


rasgos coloniales y clericales, con una presencia de profesores vitalicios vinculados con la
oligarquía local. En 1918 era una de las 4 universidades nacionales que se regían por la ley
Avellaneda. Desde principios del siglo XX se exigía la reforma de dicha ley en diversas
universidades del país. En el caso de Córdoba se cuestionaba la legitimidad del rector y de los
decanos, y es en este contexto que los estudiantes llevaron a cabo una denuncia en relación
con el atraso científico de la Universidad, cómo el carácter extremadamente arcaico y elitista
que tenía el sistema de gobierno de la institución. En 1918 se conformó un comité pro-reforma
para insistir en el reclamo, en donde se decidió la primera huelga y se llevaron adelante las
primeras asambleas y manifestaciones callejeras. A seis días de iniciado el conflicto se dio a

OM
conocer el manifiesto liminar, y a partir de allí se llevaron a cabo diversos sucesos, como la
creación de organismos estudiantiles, la realización de asambleas universitarias para la
elección del rector y la celebración del primer Congreso Nacional de estudiantes, en donde se
insistió en la necesidad de autonomía, gobierno tripartito, régimen de concursos, entre otras
demandas.

Esta serie de acontecimientos culminó con la renuncia de los profesores más conservadores y
el ingreso a la docencia de muchos profesores reformistas, así como también se llevó adelante

.C
la reforma de los estatutos qué incorporaron los principios de docencia libre y participación de
los estudiantes en el gobierno de la Universidad.

El principal actor de la reforma universitaria fueron los estudiantes, junto con algunos
DD
profesores jóvenes, quienes llevaron adelante una revuelta de alcance local, pero con fuerte
impacto en el contexto nacional y más tarde latinoamericano. Fue una revuelta juvenil, por eso
la necesidad de entender la emergencia de la juventud como actor que demandaba
participación y representación en el gobierno de la Universidad.

Esta emergencia juvenil se ligaba con la necesidad de renovación de las elites, de ascenso de
las burguesías locales en países de componente inmigratorio como Argentina, qué ante el
LA

atraso de las instituciones universitarias demandaban modernización y democracia.

Ese proceso de emergencia juvenil y de renovación de las élites, se articulaba con un


movimiento político e intelectual qué abonaba un escenario de debate de ideas que
impactarían sobre la vida universitaria y sus fronteras siempre abiertas con la sociedad, el
mundo del trabajo, el campo cultural y la cultura política.
FI

El manifiesto liminar es un texto marcado por una sensibilidad política de época, que da cuenta
de un diagnóstico crítico sobre la Universidad y la aspiración política de los jóvenes estudiantes
como portadores de un gesto y de una actitud renovadora y reformadora de la Universidad. Se
podría decir que el manifiesto liminar, al cuestionar la concentración de poder en la Universidad


en profesores vitalicios procedentes de la oligarquía local y católica, ponía en primer plano a


los estudiantes como sujetos de las enunciadas capaces de denunciar el anacronismo de la
Universidad y de dar forma a otro cuerpo de profesores.

La reforma universitaria de 1918 instaló principios claves como el cogobierno, los concursos
docentes y la asistencia libre, estos principios han configurado a la Universidad como república
democrática, un rasgo que caracteriza a la tradición universitaria Argentina.

El manifiesto liminar círculo en toda América Latina, la reforma universitaria significó la forma
más radical de participación política que encuentra el despertar de la posguerra de las capas
medias sacudidas por un mundo en proceso de cambio revolucionario. En cada país las
manifestaciones de los estudiantes y los procesos de reforma tuvieron un despliegue y una
resonancia particulares, pero en forma común, a partir de la década de 1920, la crítica anti
imperialista y la reivindicación de un espíritu latinoamericano fue convocando a los
movimientos universitarios. Movimientos que realizaron congresos, crearon centros y

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federaciones y dieron forma a una voz pública que intervenía de manera activa en el debate
político cultural y educativo.

Debemos preguntarnos acerca de la vigencia de la reforma universitaria de 1918 en tiempos de


masificación universitaria, globalización y profesionalización académica, movilidad social
insatisfecha y crisis de la representación política.

UNIDAD IV
HUGO VEZZETTI (2016)

OM
“PSIQUIATRÍA, PSICOANÁLISIS Y CULTURA COMUNISTA. BATALLAS
IDEOLÓGICAS EN LA GUERRA FRIA”.
CAPITULO 2

.C
En 1948, la decisión de hacer un congreso en Londres obedecía a un doble propósito: por un
lado, recuperar los lazos con colegas pertenecientes a naciones que habían sido enemigas
durante la guerra, y, por otro lado, incluir la cuestión de la salud mental en un proyecto europeo
de reparación y de edificación de la paz. En el curso del congreso se instituía un cambio
DD
significativo en el vocabulario: el término “higiene mental” sería reemplazado por el de “salud
mental”. La reciente creación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la definición
ampliada de la salud, ofrecían el sustento para un cambio que ya se había producido en
algunos de los países participantes. La higiene arrastraba todavía sentidos asociados a la
tradición eugenésica, ahora relegada.

La psiquiatría y la psicología de guerra habían llevado a un creciente reconocimiento de la


LA

importancia de los vínculos humanos y las condiciones grupales en el origen de los trastornos
subjetivos y en las acciones de prevención. En consecuencia, la medicina tendía a perder su
posición dominante.

La higiene mental y el psicoanálisis


FI

El abandono o directamente el rechazo de los dogmas de la eugenesia, sobre todo después de


las prácticas estatales de esterilización de presuntos alienados (en Alemania, Estados Unidos y
algunos países de Europa), está en la base del reemplazo de “higiene” por “salud” en el
discurso de la nueva psiquiatría. Son los tiempos de una redefinición de la significación de la
salud, que pasa a ser considerada como algo más que ausencia de enfermedad. “La salud es


un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de


enfermedades o afecciones”.

Esta reorientación que habilitaba la asociación con políticas sociales y de intervención


psicosocial en la familia y en la vida colectiva, tiene una historia previa que se despliega en el
período de entreguerras, desde los Estados Unidos, Europa occidental y América Latina.

En sus comienzos, la higiene mental se concentraba en la reforma de los manicomios y


combinaba la acción de grupos privados con algunos psiquiatras. La Primera Guerra Mundial
produjo, de manera limitada, un primer encuentro de la medicina con las ideas provenientes de
la higiene mental. La psiquiatría de guerra durante la primera contienda descubría numerosos
casos afectados de lo que comenzaba a llamarse “neurosis de combate”, y esa experiencia
ofrecía un primer laboratorio para la reorientación de la psiquiatría, en un camino que
incorporaba la tesis sobre las neurosis, y buscaba herramientas psicoterapéuticas y modelos
preventivos. La combinación del movimiento nacido para la reforma de los manicomios, con las

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exigencias de la guerra abría un nuevo horizonte e impulsaba otras búsquedas para la
disciplina psiquiátrica.

Nacían de esta manera las condiciones para una psiquiatría separada del reducto manicomial,
en un proceso que va a desplegarse a lo largo de tres décadas.

La primera declinación de la psiquiatría organicista, apegada a las tesis de herencia y


degeneración, comenzó en las situaciones excepcionales de la guerra, frente a centenares de
miles de afectado por conductas de descontrol psíquico y emocional. Experiencia que dio como
consecuencia una recepción amplia y ecléctica del psicoanálisis en Estados Unidos.

En lo que se refiere a la higiene mental, la implantación del psicoanálisis fue determinante en la


formación de una especialidad moderna, distanciada del modelo asilar y centrada en la
consulta ambulatoria. Va a nacer el psicoterapeuta como el especialista en trastornos

OM
subjetivos y desajustes menores y una nueva figura del paciente, separado del manicomio.
Esta primera operación será necesaria para el giro reformador que desembocará en el
movimiento de salud mental.

En cuanto al impacto sobre la salud mental, la apropiación norteamericana del freudismo


imponía algunas novedades, se impregnaba de una visión optimista sobre el tratamiento de los
desórdenes mentales y neuróticos: admitía una extensión del método psicoanalítico al ámbito

.C
de la psicosis y destacaba el factor ambiental. De esta manera, se consumaba una
transformación sin rupturas, el psicoanálisis proporcionaba la matriz de una psicoterapia para
pacientes ambulatorios y el modelo del entrenamiento correspondiente. El marco de recepción
postulaba el papel reactivo de los conflictos y reducía el peso de la herencia y la constitución.
DD
Lo que la nueva clínica proponía era crear un nuevo ambiente terapéutico, orientado por un
abordaje multidisciplinar en el que se incorporaba el psicoanálisis como un componente básico.
Allí nacieron algunos de los rasgos más permanentes de la renovación psiquiátrica y la
ampliación hacia el psicoanálisis y las ciencias sociales que van a fundar el moderno
dispositivo de la salud mental.
LA

Psiquiatría y sociedad

Williams Frankwood, psiquiatra estadounidense, fue el director del Comité Nacional de Higiene
Mental y tenía por objetivo elevar la ciencia de la psiquiatría con el objetivo de reducir el
número de casos de enfermedades mentales a través de la prevención.

En un plazo relativamente breve, entre los años ‘20 y los ’40, el papel de la herencia va a
FI

quedar relegada y se destacará la importancia de la educación temprana, como también se


promoverá un esfuerzo preventivo que comenzará a reunir a los psiquiatras con otros
profesionales no médicos, psicólogos, sobre todo, así como maestros y trabajadores sociales.

El derrumbe económico y social iniciado en 1929 produjo un impacto profundo en el discurso




de la higiene mental. Las ideas predominantes en la década anterior consideraban a los


trastornos sobre todo como desajustes ambientales, todas las manifestaciones del desorden
social podían abordarse con la idea psicobiológica de la adaptación, de modo que el
comportamiento social era considerado como el plano de la expresión de la patología. En
principio los higienistas mentales se habían apoyado en esas ideas para desplazar su
programa más allá del asilo. Los objetivos eran individuos “en riesgo” señalados a partir de
indicadores de una conducta perturbada. Pero el incremento de tales indicadores durante la
“Depresión” venía a confirmar la importancia de una caracterización preventiva y positiva de la
salud mental. Se trataba de favorecer individuos capaces de enfrentar los conflictos en el
medio social y familiar con la idea de salud mental positiva. También se apuntaba a una
intervención preventiva sobre los factores sociales que participan en los desajustes
emocionales. Esta reorientación del diagnóstico hacia la sociedad traía aparejado un
desplazamiento del foco del tratamiento individual a una propuesta de gestión colectiva, por lo
que el deslizamiento a la política era inevitable.

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En ese marco el énfasis se trasladaba de la dimensión de la “desadaptación” a las condiciones
y beneficios de lo que comenzaba a llamarse “seguridad social”. Las nociones que en los años
‘20 definían a la salud mental en términos de adaptación ya no eran sostenibles. El programa
de la higiene mental se debía ampliar hacia propuestas de reorganización social, hacia el
sostén de esa seguridad que debía apuntalarse en el interior del sujeto y esa perspectiva social
reformista ya no era compatible con las consideraciones de la psiquiatría clásica.

LONDRES 1948

El congreso realizado en Londres se proponía como un acontecimiento internacional


destacado. El objetivo era retomar contactos e intercambios interrumpidos por la guerra y
desarrollar algunos conceptos nuevos en el ámbito de las relaciones humanas. Apuntaba a un
conjunto de disciplinas y profesiones consideradas relevantes para los problemas de la salud

OM
mental en una perspectiva global.

Surgía así un objeto nuevo y más ambicioso que eran las relaciones humanas en la escala de
situación mundial, produciéndose una ampliación de la mirada sobre los grupos y los vínculos
sociales que no se limitaba a la familia, el trabajo o la educación, que habían sido temas
clásicos de la higiene mental desde los años treinta. En esta perspectiva, la amenaza de la
guerra y por tanto la edificación de la paz, dependían mayormente de factores psicosociales,
de allí el propósito de estudiar y de discutir tópicos que emergían como centrales en este

.C
proyecto de una psicología y psicopatología social aplicada a la guerra y la paz.

“Mental Health and WorldCitizenship” (Salud mental y ciudadanía mundial) era el título del
documento que había preparado la comisión y allí se afirmaba que el objetivo último de la salud
DD
mental era ayudar a la gente a vivir con otros en el mismo mundo y promover en los pueblos y
naciones el mayor nivel posible de salud mental en la dimensión más amplia, médica, biológica,
educacional y social.

El presidente del Congreso, John Rees se convirtió en el primer presidente de la Federación


Mundial para la Salud Mental, creada durante el congreso. Otra figura importante fue George
BrockChisholm, designado secretario ejecutivo de la comisión interina para la creación de la
LA

OMS y fue su primer director en 1946, a él se debe la ambiciosa definición de salud.

La psiquiatría de guerra consolidó cambios en el patrón de las prácticas psiquiátricas, en la


medida en que respondía a la exigencia de intervenir sobre los trastornos allí donde se
originaban, fuera del asilo y el hospital. Esto hizo posible una doble transformación en el campo
de la medicina mental, por un lado, la insistencia en la patología como reacción a situaciones
FI

ambientales intolerables descubría la importancia de los vínculos y de la protección de los


grupos y la institución; por esta vía, se incorporaban conceptos y técnicas provenientes de los
modelos de las ciencias sociales. Por otro lado, los trastornos en general confirmaban la tesis
del psicoanálisis sobre la importancia de los conflictos inconscientes implantados en la propia
historia personal.


William Menninger, proponía un balance de las enseñanzas de la psiquiatría de guerra y tomar


en consideración factores sociales y grupales en el surgimiento de los trastornos. Este autor
decía, que el trabajo del psiquiatra es estudiar y tratar las reacciones anormales de las
personas antes situaciones normales; en la situación de guerra debe ocuparse de reacciones
normales ante una situación anormal. Esta transferencia de las enseñanzas de la guerra se
fundaba en una convicción: que las reacciones las situaciones de la guerra no diferían
demasiado de las que emergían en las condiciones inhóspitas del mundo social. Un saber
sobre los conflictos subjetivos intensificados en la guerra sería capaz de iluminar los conflictos
en la vida social corriente.

La traducción de los malestares subjetivos en términos de conflictos ambientales hace


reaparecer y transforma el viejo tema positivista de la adaptación y el papel del medio. Ahora
es la antropología social, y no la biología, la que ofrece los modelos dominantes. La adaptación
ya no era una peripecia individual en la lucha por la existencia, sino que dependía básicamente
de la socialización como aprendizaje cultural. De allí se derivaba la importancia de la infancia,

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de las primeras experiencias y de la historia de la socialización familiar temprana, lo que
posibilitaba la convergencia con el freudismo. Esta convergencia del psicoanálisis con el nuevo
campo de salud mental se edificaba también en Londres.

La guerra, la paz y la familia

Las peripecias de la familia y los trastornos y las enseñanzas de la psiquiatría de guerra


sintetizaban dos tópicos de la nueva formación de saberes que confluían en el paradigma de la
salud mental. En un caso, el foco eran las relaciones más privadas, a partir de la situación
infantil en la familia se establecía el destino público del sujeto en las instituciones
fundamentales de la sociedad. En el otro caso, el foco era la anormalidad de la guerra, que
ponía en juego tanto las exigencias que llevaban al límite las capacidades y resistencias del
sujeto como lo que esa experiencia había impulsado la renovación de los conceptos y las

OM
nuevas técnicas en la gestión de los trastornos de la subjetividad.

Un tema mayor era la importancia de las relaciones humanas como un objetivo estratégico en
la prevención y en la promoción de una idea amplia de salud. Uno de los propósitos del
Congreso era el tema de la “ciudadanía mundial”, que aludía a una idea de las relaciones
humanas que en parte se separaba de los vínculos primarios y movilizaba otras referencias
emparentadas con la política como actividad asociativa y con el programa de una acción
directa sobre la sociedad.

.C
El fantasma de la guerra asomaba en el nuevo discurso de la psiquiatría, ampliada a los
problemas de la sociedad. Uno de los que expuso esto de modo provocador y descarnado fue
Chisholm, en dos conferencias que organizó después de concluida la guerra, quien
DD
diagnosticaba los males del mundo a la luz de la experiencia de la guerra, decía que la guerra
era una enfermedad y no se trata de una alteración pasajera. Por primera vez, se constituía en
una amenaza planetaria: cualquier guerra es amenaza para la humanidad. Evitar y prevenir
para siempre las guerras, exigía admitir que lo que debía cambiarse residía en el
comportamiento humano y las responsabilidades sobre los cambios necesarios recaían en los
científicos y profesionales de la conducta, psiquiatras y psicólogos, sociólogos, economistas y
políticos. El término clave para este autor era la “madurez”, que se conjugaba en una seria
LA

abierta: perseverancia, confiabilidad, independencia, determinación, flexibilidad, tolerancia,


adaptabilidad, compromiso.

Las consecuencias para la psiquiatría eran obvias, ya no podían limitase a tratar individuos,
sino que, trasladado el énfasis a las tareas preventiva, debía trabajar para producir una
generación de ciudadanos maduros. Este autor desplegaba la cuestión de las
FI

responsabilidades de los profesionales, convertidos a partir de la guerra y sus consecuencias


en ciudadanos del mundo. Concluía con los lineamientos de un programa de salud mental
amplio y ambicioso, que debía extender sus influencias sobre todas las especialidades médicas
y comprometerse en prácticas de profilaxis en todas las áreas de la vida social.


Otro autor importante es Sullivan, que ponía el acento en la necesaria reforma de la disciplina
psiquiátrica y sus practicantes. Atribuía un papel de avanzada a quienes habían participado de
la experiencia de la guerra, en condiciones muy diferentes de las de la psiquiatría tradicional.
Se infería que era la guerra la que había despertado en algunos psiquiatras la voluntad de
alcanzar objetivos que no podían reducirse a la escala modesta del hospital o consultorio.
Salud mental global y ciudadanía mundial en los tiempos de la guerra fría “Mental Health and
WorldCitizenship” es el informe que preparó la Comisión Internacional y que aprobó como
declaración final el Congreso. Este informe exponía objetivos análogos a los de Chisholm,
sobre todo el tópico de “ciudadanía mundial”. El objetivo de la preservación de la paz
convocaba a formar una comunidad mundial edificada sobre el respeto por las diferencias
individuales y culturales.

El problema mayor era que en 1948, con el bloque soviético, los sentidos de la “paz” estaban
sometidos a fuertes disputas en el plano internacional. Desatada la Guerra Fría, para los
Estados Unidos la paz significaba consolidar el nuevo orden, expandir su idea de la democracia

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y prevenir el fascismo y el comunismo. Mientras que para la Unión Soviética se trataba de
prevenir la amenaza de un ataque contra las posiciones soviéticas e impulsar la lucha
antiimperialista.

El discurso de la salud mental recogía esa nueva agenda y ampliaba el elenco de problemas
respecto a los temas tradicionales de higiene mental y por ese motivo convocaba a las ciencias
sociales y políticas. Ante todo, el documento, insistía en la posibilidad de modificación y en la
plasticidad del comportamiento y de las instituciones humanas, como también exponía los
cambios en los paradigmas del saber sobre el hombre y la sociedad. La otra contribución, se
orientaba a un diagnóstico de los obstáculos (prejuicios, hostilidad o nacionalismo excesivos)
que se oponían a un desarrollo óptimo de la personalidad, afincados en las relaciones
tempranas, en la familia y en las instituciones básicas del aprendizaje social.

OM
La construcción de la paz, del diálogo, de la resolución pacífica de conflictos, debía cimentarse
en el terreno de las actitudes y los valores. Esa edificación excedía los objetivos de la
educación para la paz y debía enfrentar resistencias arraigadas en la personalidad, el grupo y
la cultura. El alcance ambicioso y dramático de la propuesta sobre la ciudadanía mundial era
proporcional a la enormidad de la amenaza de la paz. La comunidad mundial sería, según el
razonamiento que ilustraba este proyecto de mundialización de la salud mental, una condición
del bienestar y el equilibro subjetivos en la medida en que logra evitar los sentimientos de
inseguridad y ansiedad en un mundo amenazado por la destrucción. Pero el razonamiento era

.C
circular, si la paz era condición de la salud mental individual, la madurez psicológica de los
individuos y grupos era la condición de la paz.

Promesas, debates y fracasos


DD
El Congreso abarcó tres conferencias internacionales: la de psiquiatría infantil, la de
psicoterapia médica y la de higiene mental. En la conferencia de psiquiatría infantil, el problema
central que aparecía era la agresividad, las consecuencias de las tensiones grupales,
resentimientos, prejuicios raciales, sentimientos y estereotipos nacionalistas. El desarrollo de la
personalidad en sus aspectos individuales y sociales, con especial referencia a la agresión, fue
el tema general de esta conferencia. El foco en el niño, como el núcleo duro de la salud y la
LA

madurez prometida al adulto, ilustraba el abordaje que el congreso procuraba de los


especialistas convocados, aunque por supuesto muchos de ellos no respondieron del modo
esperado. Una posición común de muchos participantes fue que, si bien admitieron el marco
general de la convocatoria, llevaban al congreso el tipo de trabajos habituales en las reuniones
científicas que solían frecuentar.
FI

La conferencia sobre psicoterapia médica había definido como tema general, la culpa, que sin
duda guardaba relación con la experiencia de la guerra. Por último, la Conferencia
Internacional de Higiene Mental fue la más importante y la que daba sentido al Congreso.
Recuperaba la tradición de los anteriores congresos, pero al mismo tiempo se renovaba al
constituirse en el nacimiento del nuevo movimiento de salud mental. Se desarrolló durante una


semana y reunió a la mayor cantidad de participantes. John Rees declaró en la inauguración,


que no se iban a dedicar a individuos sino a grupos y comunidades que están enfermos. Los
objetivos de la salud mental para una sociedad mundial se incluían en un marco institucional
explícito, la ONU, y en relación con agencias específicas como la OMS y la Unesco.

Más allá de la expresión de deseos condensada en la figura de ciudadanía mundial, no era fácil
cernir sus contenidos y alcances, a diferencia de las conferencias anteriores, en las
intervenciones apareció con más frecuencia el pensamiento de las ciencias sociales. La una
unimidad de los buenos propósitos disimulaba los malentendidos, pero el optimismo de la
voluntad chocaba con las experiencias recientes, la guerra, los muertos.

Algo quedaba eludido en ese conjunto de intervenciones sobre la edificación de la paz y el


proyecto de una sociedad mundial: la fractura que ya estaba implantada en las relaciones
internacionales. La ausencia de especialistas soviéticos en el Congreso era una directa
manifestación de la división, pero el problema apenas era reconocido.

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En la quinta sesión Rees anunció que se había creado la Federación Internacional para la
Salud Mental, una entidad que reunía asociaciones y no miembros individuales y admitiría más
de una por país. Es decir que la organización mundial renunciaba al criterio de unificación por
naciones. Rees admitía que en el comité ejecutivo los psiquiatras eran mayoría, pero se
proponía cambiar eso en el futuro. El propósito estuvo lejos de cumplirse. El impulso que llevó
al Congreso y a muchas de sus ideas, comenzando por la ciudadanía mundial, correspondían a
un tiempo que ya estaba cambiando en 1948. En el final del Congreso que se llevó adelante en
1948, una escena casi doméstica revelaba los obstáculos para cumplir con esa proclamada
vocación global, que se proponía derrumbar las fronteras entre los países, las lenguas y las
culturas.

GALENDE, E. (1990)

OM
“PSICOANÁLISIS Y SALUD MENTAL”
CAPITULO 4

Los movimientos de psiquiatría institucional

Desde comienzo del siglo XX se produjeron críticas tanto a la psiquiatría positivista como a la
institución asilar. En Estados Unidos, el movimiento de higiene mental, la experiencia del open

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door, el surgimiento del trabajo social que llevo a la creación de colonias de rehabilitación, etc.
En Francia, un destacado psiquiatra, Serieux, denunció la situación de los internados, las
condiciones de miseria en que habitan durante su encierro, la falta de medios materiales y
humanos a que los condena la política del Estado, sin embargo, no visualiza las causas
DD
generales del encierro manicomial ni la función de la ciencia médica en el sostén de estas
instituciones.

Este psiquiatra es quien más se aproxima en ese tiempo a mostrar la verdadera ignorancia
científica en la que se encontraba la medicina mental.

Desde el siglo pasado existían sectores de la sociedad, en general entre las clases altas y en el
LA

seno de las actividades de beneficencia, que habían creado instituciones de ayuda a los
enfermos internados, estas se denominaban Patronatos de Ayuda al Enfermo Mental, quienes
colaboraban en las condiciones de vida de los internos con ayuda económica y al llegar el
momento de la externación los protegían durante un tiempo. Otorgaban consejos en la
búsqueda de empleo, apoyo financiero y tenían también como misión la de lograr una
aceptación mayor de la sociedad hacia estos individuos excluido de la vida social. No se puede
FI

decir de estos movimientos que sean reformadores. No es casual que hayan cubierto con su
ayuda a los leprosos, enfermos mentales y presos, reeditando el viejo conglomerado de los
marginados.

Más interesante en Francia fue el movimiento que generó Toulouse, psiquiatra que inicia la


lucha por servicios abiertos a comienzos de este siglo, llego a crear el primer hospital
psiquiátrico libre, desde el cual extendió por toda Europa la crítica al manicomio. El debate
entre los partidarios de los servicios abiertos, libres y los que defendían el asilo cerrado,
comenzó con el siglo, lo impulso Serieux, fue agitado por Heuder y Toulouse, y fue
conformando una ideología anti-alienista que triunfó finalmente con la liberación del nazismo en
Francia y la realización de la política del Sector.

La existencia de estos movimientos no logro modificar el panorama de la psiquiatría. Hace


pensar que los intentos de reforma de la institución psiquiátrica no realizan sus objetivos si no
cuentan con el respaldo de movimientos sociales o políticos. Los movimientos de Higiene
Mental o de crítica asilar terminaron en instituciones humanitarias o de beneficencia para
ayudar a los internados, sin afectar tampoco al poder representado por el asilo psiquiátrico.

En el centro del reordenamiento de posguerra se sitúo la cuestión del poder, tras el final de la
guerra una nueva conciencia del poder invade al mundo. El nazismo, la guerra mundial, hacen
evidente la capacidad del hombre para dominar y destruir a otros hombres. En este contexto de

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horror y asombro por el poder desnudado, la comparación con el poder manicomial era
inevitable ¿Cómo no vincular los campos de concentración, el exterminio nazi de los enfermos
mentales, con las condiciones de segregación y encierro que sustentan los asilos? ¿Cómo no
asociar el poder de la represión y la tortura sobre los enemigos políticos con los dispositivos de
contención y tratamiento de las instituciones psiquiátricas? Se plantearon así dos líneas de
interrogación que caracterizaron a la medicina mental hasta los años ’60:

a. La exigencia de una coherencia entre lo que la ciencia médica psiquiátrica enuncia en


sus teorías y las practicas concretas que realiza sobre los enfermos, ya que se
sostenía que la referencia al saber medico hizo de cobertura a una realidad de
represión y encierro.
b. Es necesario reabrir interrogantes sobre el espacio social que ocupa la institución
psiquiátrica, por qué razones y de qué manera le es aceptable a la sociedad esta

OM
solución práctica del manicomio.

El psiquiatra dispone de un poder sobre el enfermo que no ha servido para producir ningún
conocimiento ni para comprender mejor sus operaciones practicas; y que además ha utilizado
para defenderse del paciente, de la angustia frente a la locura y lo desconocido. El enfermo,
precisamente en cuanto internado, se adecua rápidamente a este poder objetivante, que lo
libera de la problemática real que no supo o no puede enfrentar. Ambos, psiquiatra y enfermo,
aceptan finalmente el poder de la institución que asigna lugares, distribuye saberes y regla el

.C
poder. Como afirma Jaspers, el diagnóstico es finalmente un juicio de valor, reconociendo la
incomprensibilidad de muchos procesos patológicos. En la realidad institucional el sujeto que
no comprende es intrínsecamente malo, y debe ser doblegado o reeducado, solo lo que es
comprensible se hace humano, empático, bueno. La guerra también ayudo a ver que la
DD
población de los hospicios provenía de los sectores más pobres de la sociedad, la selección de
clase entre los internados mostraba claramente la relación de estas instituciones con los
problemas más generales de la marginación social y explicaba cierta aceptación del
manicomio, ya que éste forma parte del conjunto de instituciones que regulan la vida social,
apartando y conteniendo a los que no se adaptan o fracasan.
LA

Además de la sensibilización de la consciencia social frente a las formas del poder, tres hechos
contribuyeron a partir del año ’45 a la reforma institucional de lo psiquiátrico.

En primer lugar, la guerra provocó la destrucción de las organizaciones de salud en los países
de Europa, tanto en la cantidad de recursos materiales y humanos como en los sistemas de
cobertura y financiamiento. Por otra parte, la guerra dejó una cantidad importante de individuos
FI

con necesidad de atención psiquiátrica, lo cual hizo necesaria una reconstrucción acelerada de
los sistemas de atención, pero a la vez facilitó que puedan introducirse reformas en el sistema.

También la guerra generó un crecimiento de las posiciones humanistas, tras el horror de lo


vivido, se revalorizan los problemas teóricos y prácticos de la subjetividad. En este contexto, el
psicoanálisis y la reflexión fenomenológica atrajeron a muchos intelectuales y también a


algunos psiquiatras y psicólogos que potenciaron en el plano de las ideas la necesidad de un


cambio en las relaciones que instituye la psiquiatría asilar.

El mismo crecimiento de las posiciones humanistas tiene su expresión política en el ascenso


de los sectores populares, progresistas y democráticos a los gobiernos de Europa y hace a los
Estados más sensibles y dispuestos a los planteos innovadores en salud.

Las comunidades terapéuticas

Si bien la denominación “Comunidad Terapéutica” se oficializa con Maxwell Jones, ya en 1943


Bin y Rickman, que trabajaban en Inglaterra con soldados afectados mentalmente, organizaron
grupos de enfermos para realizar discusiones colectivas sobre sus problemas y para hacerlos
participar también en el gobierno del pabellón. El trabajo de este grupo, donde se originó toda
una corriente de psicoanálisis grupal, es conocido como Comunidad Terapéutica.

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El Hospital en el que Jones trabajo hasta los años ‘70, fue asociado al surgimiento de estos
tratamientos que se denominaron “socio-terapias”. Sus presupuestos no son ya médicos sino
sociológicos. Un principio básico de la comunidad terapéutica es el del aprovechamiento de
todos los recursos de la institución, a la que concibe como un conjunto orgánico, no
jerarquizados, de médicos, pacientes y personal. Las características más generales son:

a. Establecer una libertad de comunicación en todos los niveles, evitando la organización


jerárquica de la comunicación.
b. Tender al análisis de los intercambios institucionales en términos de dinámicas
grupales.
c. Crear espacios terapéuticos grupales.
d. Liquidación de las estructuras jerárquicas tradicionales, de carácter piramidal.
e. Generar un espacio social de reconocimientos recíprocos, como forma de fomentar la

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sociabilidad del grupo.
f. Proponer que la asamblea comunitaria, en lo posible en reunión diaria, sea el órgano
de gestión, organización y evaluación de todas las actividades.

Podemos tener en cuenta también los principios propuestos por Rappoport, como por ejemplo
propender a una democratización que otorgara el mismo valor de opinión para todos, incluidos
médicos, enfermeros y enfermos; generar un ambiente de permisibilidad que diluyera el rostro
siempre represivo de los reglamentos institucionales; construir una comunidad de intereses y

.C
objetivos, que consoliden al grupo en las tareas propuestas; propender a una relación de la
comunidad con el exterior.

Durante algunos años, el montaje de las comunidades terapéuticas en asilos y hospitales


DD
psiquiátricos se convirtió en el nuevo rostro de la institución psiquiátrica. Detrás de los servicios
de comunidad terapéutica sobrevivió, más desprestigiada y repudiada que nunca, la vieja
psiquiatría asilar, con sus hedores y miserias.

Sin embargo, más allá de las críticas que ha merecido el dispositivo institucional de la
comunidad terapéutica, el panorama asilar cambió a partir de ella. La guerra forzó a los
psiquiatras en Europa a mirar fuera de los hospitales. Algunos volvieron a los asilos, pero ya no
LA

fue lo mismo: no se pudo seguir siendo psiquiatra sin hacer explícita su función social. En la
posguerra se había producido una importante modificación de los esquemas político-culturales
de la sociedad inglesa, con una participación inédita de la comunidad en responsabilidades
sociales. El gobierno implementó una medicina social y un sistema de cobertura previsional. El
éxito de la des-psiquiatrización que impulsó la comunidad terapéutica no hubiera sido posible
FI

sin este contexto político y esta conciencia social.

En 1953, la Organización Mundial de la Salud, recomendó la transformación en comunidad


terapéutica de todos los hospitales psiquiátricos. Solo se tomó una parte de la recomendación:
se construyeron con una parte de la población internada comunidades terapéuticas que
funcionaban junto a la organización tradicional del asilo. Esta, creemos, fue la razón mayor del


fracaso. Basaglia sostuvo siempre que toda reforma que permita alguna forma de existencia
del asilo, termina por ser absorbida y neutralizada por éste. En los años ’50 se va definiendo el
nuevo reordenamiento de lo mental en el mundo. Crecen las socioterapias y se plasman
muchas comunidades terapéuticas. Con las políticas de Salud Mental se modifica la
concepción del daño psíquico: éste es puesto nuevamente en relación con la vida social.

La política de desinstitucionalización en Italia

En relación con las experiencias del Sector francés, en Italia la reforma es posterior, a partir del
’67 y por lo tanto había ya una aplicación, aunque parcial, de los ideales del Sector y existían
algunas comunidades terapéuticas. Basaglia, en ese entonces director del Hospital Psiquiátrico
de Gorizia, impulsó un movimiento social y político que logró en pocos años el cierre definitivo
de un número importante de estos establecimientos.

Según el pensamiento de Basaglia la psiquiatría era definida como la práctica de una


contradicción, pero que se escinde y niega. En esto ve la función de encubrimiento que hace la

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medicina mental, ya que desplaza el problema sociopolítico que el enfermo y la institución
representan hacia una solución técnica-científica. El problema sigue siendo, en cuanto al asilo,
el mismo con el que se encontró Pinel: discernir entre el marginado por la pobreza o el
desamparo social, el recluido por asocial o delincuente y el loco, a quien la psiquiatría significó
como enfermo.

Basaglia acepta y se compromete con la dimensión sociopolítica del problema del asilo, y
advierte contra el encubrimiento que acompaña las categorías teóricas y técnicas. El enfermo
mental se constituye socialmente como tal en tanto estigmatizado social, es víctima de una
exclusión violenta, como el pobre, el asocial, el delincuente.

Basaglia toma la dimensión global del enfermo en su contexto sociopolítico, indisociable,


cuestiona las propuestas de la psiquiatría comunitaria, crítica sobre la cual va a surgir su

OM
propuesta de desinstitucionalización.

Vamos a intentar una síntesis del proceso italiano en tres ítems:

a. el incidente de Gorizia y el diseño de la política;


b. el Programa de Psiquiatría Democrática y la Ley de Salud Mental; y
c. hacia donde se avanza: los resultados.

El incidente de Gorizia

.C
El hospital psiquiátrico de Gorizia era un asilo típico. En los años ’70 Basaglia, director del
hospital, junto a otros trabajadores del mismo, se plantearon una crítica del funcionamiento,
que se concretaron en propuestas para convertirlo en un hospital abierto.
DD
Se produce un crimen que dio lugar al llamado “incidente de Gorizia”, un paciente, internado
desde hacía 10 años, que había salido por unos días de visita a su casa, mata a su esposa a
golpes de hacha. La prensa aprovecha este episodio para atacar toda la experiencia de
apertura y transformación del hospital y Basaglia fue acusado de homicidio responsable y
procesado. Este proceso no prosperó y finalizó dos años después sin condena. Este episodio,
dio lugar a un gran debate público sobre la experiencia de la transformación del hospital y, por
LA

ende, de todo el problema asilar.

Este caso tiene la virtud de provocar el desnudamiento de los factores que convergen en la
sociedad para mantener el asilo. Las autoridades cautela en el proceso de reforma de modo
que no se conmocione el tejido social, hay tolerancia para que el hospital se transforme en
comunidad terapéutica, pero siempre que se mantenga el control sobre los enfermos
FI

internados.

Se propone a la comunidad que se creen centros de Higiene Mental, insertos en la población y


dirigidos ya no solo por los psiquiatras sino también por las fuerzas políticas representativas y
líderes de la comunidad. El problema va tomando un carácter más amplio: ya no es un debate


interno de la medicina, sino una articulación de cuestiones ideológicas y políticas a la función


médica del hospital. Frente a las trabas que la administración provincial pone al plan de
externación y apertura del hospital, el equipo terapéutico, junto a su director, decide renunciar a
sus cargos.

El programa de psiquiatría democrática y la Ley de Salud Mental

A partir de la experiencia de Gorizia y luego desde el Hospital Psiquiátrico de Trieste, que


también dirigió y cerró Basaglia, se fue conformando una doctrina que es la que finalmente, con
el apoyo político y social con que cuenta la psiquiatría democrática, orientó toda la reforma
psiquiátrica hasta la aprobación de la ley de Salud Mental en 1978. Las propuestas son las
siguientes:

a. Generar un movimiento social y político, organizado para apoyar en una primera etapa
la apertura de los hospitales psiquiátricos, para lograr posteriormente su cierre
definitivo.

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b. Se emprende la tarea, para incluir a los pacientes internados en el proceso de
apertura, haciéndolos protagonistas de su propia externación: visita a las familias,
reencuentro con amigos, formación de clubes de ex internados, búsqueda de empleo y
de vivienda, etc.
c. Se agrupa a los pacientes, dentro y fuera del hospital, para realizar “colectivos de
externación”, un espacio grupal de elaboración de todas las vicisitudes del proceso de
externación y reinserción social.
d. A partir del cierre del Hospital Psiquiátrico de Trieste, se trabaja con los enfermos para
su instalación fuera del hospital, algunos en nuevos hogares de ancianos, otros en
casas que el Estado dispone. En estas casas se continúa el trabajo colectivo de
reinserción social.
e. Se va clausurando el hospital, a medida que se desocupa. No se admiten nuevas

OM
internaciones ni reinternaciones.
f. Los pacientes externados que requieren atención psiquiátrica son asistidos en el
Centro de Higiene Mental de la zona.
g. Algunos pacientes que no pueden ser desinstitucionalizados por incapacidades
diversas son conducidos a hogares especiales para vivir, en general, sin tratamiento
psiquiátrico, es decir, una forma no psiquiátrica de institucionalización.

El gobierno decide sancionar la nueva ley de Salud Mental en 1978. Por esta ley se establece

.C
que a partir de su sanción no puede admitirse ningún paciente nuevo en los hospitales
psiquiátricos de toda Italia y tampoco se puede reinternar a ningún enfermo que haya sido
externado. Para aquellas internaciones obligatorias que se crean necesarias (es decir, sin
consentimiento del enfermo), deben certificar el pedido al menos dos médicos y una autoridad
DD
civil local. Solo puede internarse por un periodo fijado y no mayor de diez días. Estas
internaciones, al igual que las voluntarias, pueden hacerse en los servicios de psiquiatría de
hospital general.

La ley crea en cada Unidad Sanitaria Local un Departamento de Salud Mental, el Servizio
d’Igiene Mentale (S.I.M). Todo el sistema está basado en la participación política local. En toda
la primera etapa se trabajó principalmente en el S.I.M. con los pacientes que se habían, o
LA

estaban siendo externados, para proveer ayuda de resocialización. El enfoque es más


comunitario, se tiende a no objetivar la enfermedad. Esta primera etapa fue ampliamente
exitosa. Se logró la desinstitucionalización masiva de enfermos, al mismo tiempo que se
creaban las condiciones para prevenir la hospitalización, se cerraban hospitales psiquiátricos
asegurando un nivel adecuado de resocialización; se logró agitar a la sociedad sensibilizándola
al problema de la exclusión y encierro, consiguiendo una aceptación notable de los enfermos
FI

liberados.

¿Hacia dónde se avanza? Los resultados

El proyecto de psiquiatría democrática trataba de crear una conciencia social diferente sobre el
enfermo mental que hiciera posible políticas de salud mental no centradas en la internación.


Este proyecto no era viable sin la constitución de un frente social y político que lo legitimara y lo
impulsara en el seno de sus demandas por un bienestar general.

La población, los médicos y el personal de las instituciones psiquiátricas, la organización


administrativa del Estado, la organización política, no son espontáneamente permeables a un
proceso de transformación como el que se inició en Italia. La familia, la población, tiene
incorporada una conciencia medica sobre la enfermedad mental y el trato al enfermo que no es
fácil cambiar. La negativa de este movimiento a construir teorías alternativas lo priva de fundar
métodos consistentes de abordaje. Un tema pendiente es si la socialización del paciente, en la
familia o la comunidad, es en sí misma suficiente para resolver la problemática subjetiva del
enfermo, o si es necesario acompañar alguna forma de tratamiento. Al no fundar una
alternativa en la práctica, los pacientes reciben habitualmente tratamientos
psicofarmacológicos.

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La experiencia de la reforma en Salud Mental en Italia no está cerrada. Una de sus mayores
enseñanzas fue la de mostrar la inmediata contextualización social y política que acarrea toda
crítica al sistema institucional de la psiquiatría y la revelación de la complejidad de elementos
en juego: la fuerza de las disciplinas, los efectos sociopolíticos de los saberes constituidos, los
requerimientos de institucionalización de lo mental por parte del aparato estatal, la presión de
una conciencia social, cuyas representaciones de lo sano y enfermo están dominadas por la
existencia social de saberes constituidos y disciplinas reguladoras del consenso. Todo intento
de reforma del dispositivo de la Salud Mental, luego de la experiencia adquirida, no puede
obviar la necesidad de actuar sobre estos diversos planos de manera conjunta.

PICHON-RIVIERE
“TEORÍA DEL VÍNCULO. CAPITULO V”.

OM
El objeto central de las investigaciones psicológicas es el campo psicológico, donde se
establecen las interacciones entre la personalidad y el mundo. El concepto de situación es
importante porque connota las modificaciones en que el medio es el agente, en tanto que el
concepto de conducta connota las modificaciones en que la personalidad es el agente.

El objeto mismo de la psicología es el campo de la interacción. Antes se consideraba que este

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campo era hueco o vacío a causa de la dicotomía que la psicología clásica establecía entre el
individuo y la sociedad. Pichón Riviére se plantea trabajando precisamente ahí, en el sitio
donde antes existía una dicotomía entre individuo y sociedad.

El campo psicológico, según Lagache, ofrece al investigador cinco clases de datos:


DD
1. el contorno, definido como el conglomerado de situaciones y de factores humanos y
físicos que están en permanente interacción. La situación interpersonal estudiada
profundamente y que sirve para todo orden de investigación es la situación analítica;
2. la conducta exterior, espontánea o provocada;
3. la vivencia, o sea la experiencia vivida, inferida por la conducta exterior y comunicada
LA

verbalmente por el sujeto;


4. las modificaciones somáticas objetivas aparecidas en una determinada situación
5. los productos de la actividad del sujeto.

De modo que el campo psicológico estudia el contorno, la conducta exterior, la vivencia, las
modificaciones somáticas y los productos de la actividad del sujeto. En psicoanálisis se ha
tratado siempre de señalar que, en cierto modo, la teoría y la práctica están juntas en
FI

permanente interacción, a través de un proceso en espiral dialéctica. Es decir que teoría y


práctica se resuelven en el campo de la investigación, cualquiera que sea ésta.

El analista, trabajando e investigando al mismo tiempo, en el momento anterior a la formulación


de una interpretación recurre al uso de un esquema referencial que denomina esquema


conceptual, referencial y operativo (ECRO), con el cual construye la interpretación sobre la


base de la observación de todos los indicios obtenidos en las cinco direcciones antes
señaladas. Con este esquema y con los indicios señalados, se construye una interpretación
sobre lo que está sucediendo, se le formula al paciente y en el momento en que se formula se
hace la síntesis entre teoría y práctica. Este esquema referencial es el instrumento de trabajo,
dinámico y plástico, en el sentido de que debe ser rectificado o ratificado en cada momento y
en cada pasaje del espiral.

El autor plantea a lo largo del texto varias antítesis o dicotomías: normal/patológico (donde las
variaciones son predominantemente cuantitativas); conducta/conciencia (el aporte de Lewin
permite demostrar la unidad de ambos conceptos); consciente/inconsciente; psiquis/soma.
Pero se podría sostener que las más importantes o destacadas son las de individuo/sociedad y
la de constitucional/adquirido.

Con respecto a la dicotomía entre individuo y sociedad, el autor plantea que la sociedad está
adentro y está afuera, la sociedad que está adentro lo está de una forma particular para cada

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individuo. Podemos tener en cuenta la acción del medio sobre el individuo, así como la acción
del individuo sobre el medio y esto en una continua espiral dialéctica.

La otra dicotomía, constitucional/adquirido, Pichón-Riviére va a decir que si no tomamos en


cuenta el factor interno y la manera en que la realidad es vivida por ese sujeto en particular de
acuerdo con su historia personal, estamos ignorando lo fundamental, la reacción particular de
ese individuo ante una situación determinada.

Con respecto a las dimensiones de la temporalidad se puede ver cómo en cada acción del
sujeto, en cada conducta, en cada cosa que él hace o dice, en cada momento, están incluidos
siempre su pasado, presente y futuro. Y a través del emergente investigado en el análisis se
indaga qué es lo que está condicionando la actitud y la conducta del sujeto en ese momento. Al
autor le interesa contribuir a la investigación de las motivaciones que dirigen la conducta actual

OM
y presente del individuo, y trabajar más en profundidad con una teoría de la conducta. Si se
actúa en ese contexto, se podrá modificar el campo psicológico creando un nuevo campo
operacional donde el psicólogo podrá operar en forma activa.

El progreso de la psicología médica ha contribuido a poner de relieve la interdependencia entre


el organismo y el medio. El concepto de interdependencia y de actividad de intercambio entre
los campos es un elemento tendiente a transformar en operacional el concepto de articulación.
Surgen así las disciplinas interdisciplinarias.

.C
Para el autor, psicología es precisamente el descubrimiento de la interacción. Esta necesidad
responde a la noción de campo psicológico y a la de campo de las interacciones del organismo
con el medio. Esta teoría del campo fue sistematizada y desarrollada por Lewin y en ella se
DD
enfatiza la idea de que las conductas no dependen solo del organismo y del medio sino de la
interacción entre ambos. La noción de interacción es fundamental. Uno no puede representarse
una conducta sin establecerla en relación con otro. Pero la conducta en última instancia es
comprensible en la medida en que incluimos el mundo interno y los vínculos con los objetos
internos. Podemos entender el desarrollo de la personalidad como un proceso de socialización
progresiva.
LA

ALEJANDRO DAGFAL (2015)


“EL PASAJE DE LA HIGIENE MENTAL A LA SALUD MENTAL EN ARGENTINA. DE
FI

ENRIQUE PICHÓN-RIVIÉRE.”
Introducción

Si bien las historias tradicionales del movimiento de la higiene mental suelen situar su origen en


Estados Unidos a principios del siglo 20, Dagfal en este trabajo tendrá en cuenta también las
características de su surgimiento en Francia considerando el impacto que esos desarrollos iban
a tener en el río de la plata. Luego de la caída del paradigma heredo degenerativo que había
dominado gran parte del siglo XIX, las causas de la patología mental comenzaban a situarse
del lado del medio, en términos adaptativos. Así, la higiene mental comenzaba a hacer énfasis
en las condiciones ambientales de la enfermedad. En este marco, para evitar la aparición de
enfermedades mentales, era necesario apelar a medidas profilácticas, prestando atención a las
condiciones de habitación y de alimentación, promover el ejercicio físico y el deporte, entre
otros, que contribuían a una vida saludable.

La enfermedad mental admitía entonces ciertas diferencias de grado, lo cual hacía que las
afecciones menos importantes pudieran ser tratadas de forma ambulatoria, sin necesidad de
hospitalización, recomendando estos tratamientos para los alcohólicos, neuróticos y formas
leves de la locura. Sin embargo, el higienismo mental nunca llegó a cuestionar los asilos, sólo
limitó sus indicaciones terapéuticas, abogando por mejores condiciones de internación. Este
programa que fue determinante en la modificación de antiguas prácticas suscitó la oposición de

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sectores mayoritarios de la psiquiatría y de las Neurología tradicionales que se aferraban a la
causalidad Orgánica y a la solución asilar.

La higiene mental se apoyaba en ideas y en prácticas pero existentes que la emparenta van
por un lado con la eugenesia y por el otro con el higienismo y la medicina social, así la
prevención y el tratamiento de las enfermedades mentales se situaban en continuidad con la
lucha contra las enfermedades infecciosas como lo fue la tuberculosis o contra flagelos
sociales como el alcoholismo.

La higiene mental en Argentina, siguiendo la tradición francesa, se había desarrollado


directamente en la esfera pública, en el marco de programas y acciones del Estado. Esto en
oposición a la norteamericana, que surge en la iniciativa privada con financiamiento igualmente
privado.

OM
Desde una perspectiva comparativa 30 años más tarde el nacimiento del movimiento de la
salud mental también va a tener características diferenciales que separan el ámbito anglosajón
del franco argentino.

La higiene mental entre Francia y Argentina

De las discusiones que tuvieron lugar en torno a la higiene mental en la sociedad de


Neurología y psiquiatría y de los artículos que las reflejaron surgen diversas cuestiones: por un

.C
lado, si bien se tenía muy en cuenta el nacimiento institucional del movimiento de la higiene
mental en Estados Unidos las principales referencias de los protagonistas de este proceso eran
eminentemente francesas.
DD
Si bien el mayor impulso de la higiene mental llegó a la Argentina luego de la organización del
movimiento producido en Estados Unidos, todo indica, que en el plano local, el impacto de esta
nueva tradiciones se hizo sentir a partir de las instituciones y publicaciones francesas, Toda
ellas resultaban familiares para los médicos argentinos cuya formación seguía el modelo de la
Facultad de Medicina de la Sorbona y cuya especialización en psiquiatría implicaba un viaje a
Francia.
LA

La liga argentina de higiene mental y la revista psicoterapia

Esta Liga fue creada en 1929 y dentro del grupo fundador cabe destacar la figura de Gonzalo
Bosch, quien sería su primer presidente. Bosch fue un personaje faro para la psiquiatría local
en los años ’30 y ’40. En 1931 fue designado director del hospicio de las Mercedes el enorme
hospital neuropsiquiátrico fundado por su tío abuelo, dentro del hospicio creo los primeros
FI

cursos de especialización en psiquiatría, pese a ser médico de formación clásica dice católica e
ideas nacionalistas, alentó a jóvenes psiquiatras progresistas que se aventuraron por nuevos
caminos, tal es el caso de Enrique Pichón Riviére. Bosch no pudo escapar a las
preocupaciones eugenésicas que, luego de la inmigración y de la crisis económica de los años
30, estaban a la orden del día.


Los higienistas se presentaban como los guardianes de un nuevo orden, de una moderación
saludable apoyada en principios científicos. Ante la necesidad de dar respuesta a las
problemáticas sociales emergentes, abrevaban tanto en el psicoanálisis como en la psicología
experimental la caracterología u otras disciplinas más efímeras.

Enrique Pichón Riviére y sus inicios en el ámbito de la higiene mental

Enrique Pichón Riviére probablemente sea una de las figuras más interesantes de la historia
psi latinoamericana, psiquiatra y psicoanalista, devenido psicólogo social fue también deportista
periodista y crítico de arte. En 1942 fue uno de los miembros fundadores de la Asociación
Psicoanalíticas Argentina (APA) de la cual se alejaría progresivamente a finales de los años 50.
Gracias a un recorrido poco ortodoxo, Pichón termina transformándose en el representante de
una psicología de base psicoanalítica que se implantó en la sociedad, luego de encontrar un
público ampliado, más allá de la institución analítica y de la Universidad. La trayectoria de este
psiquiatra psicoanalista, entre los años 30 y los años 60, sirve para ilustrar el pasaje de la

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higiene mental a la salud mental en Argentina, pasaje que sus discípulos terminaron de
transformar en un proyecto profesional.

Enrique Pichón Riviére nació en Ginebra en 1907, tres años más tarde su familia partió rumbo
a Buenos Aires para instalarse luego en el noroeste de Argentina en las provincias de Chaco y
de Corrientes, es por ello que Enrique habló primero francés, luego guaraní, aprendiendo el
castellano más tarde en una escuela rural. Según su propio relato fue marcado profundamente
por esa infancia de inmigrante confrontado a una cultura extraña. A los 18 años el joven
Enrique partió a Rosario con el fin de iniciar sus estudios en medicina, una fuerte neumonía lo
obligó a regresar a Corrientes y luego partió a Buenos Aires donde retomó la carrera.

En 1934, Pichón había comenzado a ejercer como practicante en el Asilo Regional Mixto de
Retardados de la localidad de Torres, en Luján. Este asilo-colonia respondía al mismo proyecto

OM
de “puertas abiertas” que la Colonia Nacional de Alienados creada por Cabred, ambas
instituciones apoyaban su funcionamiento en una trilogía terapéutica que combinaba libertad,
trabajo y bienestar físico y moral. Las dos eran citadas como ejemplos de la concreción de los
ideales de la higiene mental. Fue en esta institución donde Pichón-Riviére realizó sus primeras
prácticas profesionales.

Es su amigo, Federico Aberastury, quien parece haber tenido un rol importante en la


orientación futura de su amigo, sería quien haría introducido a Pichón en la literatura

.C
psicoanalítica y quien también lo impulsó a unirse a la Asociación de Biotipología, Eugenesia y
Medicina Social. También fue Aberastury quien le presento a su hermana Arminda, con quien
Pichón se casó luego de obtener su título de médico. Pocos meses después accedió a un
cargo de médico en el hospicio de las mercedes.
DD
Pichón Riviére y la fundación de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

¿Una identidad marginal?

A finales de los años 30, Pichón comenzó a frecuentar a Rascovsky, un pediatra amigo de
Aberastury, con el que conformaría el grupo local que posibilitó la creación de la Asociación
LA

Psicoanalítica Argentina a finales de 1942.

El encuentro de Pichón-Riviére con el psicoanálisis se dio de manera bastante particular.

En 1938, siendo ya jefe del servicio de admisión del Hospicio de las Mercedes, emprendió la
tarea de formar y sensibilizar a los enfermeros, con el fin de mejorar las condiciones de vida de
los pacientes. Para eso, los reunía en grupos, con el fin de discutir los distintos casos a la luz
FI

de las concepciones psiquiátricas modernas, con resultados asombrosos. En 1945, su servicio


fue privado de enfermeros por razones políticas, y, por lo tanto, tuvo que enfrentar ese
problema utilizando como enfermeros a los pacientes en “mejor condición”, a quienes formó en
la técnica de grupos. Los enfermos devenidos enfermeros no solo trataban al resto de sus
compañeros con mayor dedicación, sino que eran más competentes para esas funciones que


los propios profesionales a los que reemplazaban. Para Pichón tanto esta experiencia, como el
Asilo de Torres tomarían más tarde un valor fundacional. De este modo, habría sido su
voluntad reformadora y progresista la que lo habría llevado a cuestionar la lógica asilar.

En 1947 logró crear un servicio específico para adolescentes psicóticos en un hospicio, en el


que habría comenzado a utilizar técnicas grupales, siendo esta una experiencia innovadora, ya
que en la mayoría de las instituciones los adolescentes eran ubicados con los adultos o con los
niños. Sin embargo, ese mismo año debió renunciar a la dirección del servicio, que terminó
siendo cerrado. La experiencia del servicio de adolescentes llegó a su fin, pero entró en el
imaginario de los psi argentinos como el origen mítico de una tradición grupal autóctona.

El alejamiento de Pichón del hospicio dio inicio a la creación de una serie de instituciones que
él mismo dirigía y que, en un principio, funcionaba como complemento o extensión de la APA.
Al mismo tiempo, seguía creciendo dentro de la APA. Llegó a ocupar el cargo de presidente
entre 1951 y 1953. En esa época también con la ayuda del psiquiatra Muñoz fundo un Instituto
Privado de Asistencia, Enseñanza e Investigación, más conocido como la clínica de la calle

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Copérnico, durante casi una década esta institución fue un centro de punta del psicoanálisis
argentino, recibiendo la visita de Hanna Segal, Henry Ey, entre otros.

Si bien los orígenes de Pichón estaban más cerca de Jaques Lacan (por su interés por el
tratamiento de la psicosis y por la aventura surrealista) su futuro estaría más ligado a una
mezcla de kleinismo con psicología social lagachiana.

En 1951, en el cenit de su carrera como psiquiatra y psicoanalista, Pichón se encontró con


alguno de los principales referentes del psicoanálisis y la psiquiatría de la posguerra europea
(Klein, Lacan, Lagache, Ey, etc). Después de las catástrofes de Hiroshima y Nagasaki, era
necesario volver a pensar los fundamentos mismos de la vida en sociedad. En ese contexto, el
movimiento de la salud mental nacía gracias al impulso moral del cambio y la libertad, basada
en las posibilidades humanas de aprendizaje, tanto en los grupos como en las instituciones y

OM
en la sociedad en su conjunto. Cambio, libertad y aprendizaje serían entonces algunas de las
claves para comprender la salud del hombre, quien, a la luz de las ciencias humanas, ya no
podría ser considerado fuera de su contexto sociocultural.

La psicología social pichoniana y su relación con la salud mental

Entre los golpes de estado de 1955 y 1966 (incluyendo los dos gobiernos democráticos de
corta vida) tuvo lugar una asombrosa renovación social y cultural, en el seno de la cual las

.C
universidades se democratizaron. Entre 1957 y 1959, se crearon carrera de psicología en cinco
universidades nacionales (Buenos Aires, Córdoba, La Plata, San Luis y Tucumán). Comenzó
entonces la historia de la psicología como profesión, que vino a sumarse a la historia de la
psicología como disciplina. Al mismo tiempo, el psicoanálisis dejaba de ser patrimonio
DD
exclusivo de algunos médicos, para insertarse en ámbitos diversos, desde los hospitales
públicos hasta la carrera de psicología. Y en cuanto a la psiquiatría, aceleraba rápidamente su
proceso de institucionalización.

En este marco, y mientras florecían iniciativas interdisciplinarias en todo el campo psi, Pichón-
Riviére comenzó a alejarse gradualmente de la APA, no se trató de una ruptura institucional ni
de una escisión, simplemente por sus nuevos intereses, dejó de participar en la institución
LA

madre para llevar el psicoanálisis a la escena pública. Si bien nunca abandonó del todo el
encuadre clásico (atención individual en consultorio), que era el que primaba en la APA, su
curiosidad ya apuntaba hacia otro tipo de iniciativas, más ligadas a lo colectivo y a dispositivos
grupales.

En estos años se dedicó a la elaboración de dos sus teorías principales: la teoría del vínculo y
FI

la del grupo operativo. La primera de estas, en principio era una extensión psicosocial de la
relación de objeto kleiniana. Para él el vínculo era una estructura más compleja, más vasta que
la relación de objeto, ya que incluía también a la conducta. Las relaciones de objeto eran la
cara oculta de los comportamientos manifiestos, de aquello que Pichón denominaba “el campo
externo”. Si la relación de objeto remitía exclusivamente a la díada madre-hijo, el vínculo se


refería más bien al grupo familiar. Y es aquí donde se enlaza con la segunda teoría de Pichón-
Riviére que es la de los grupos operativos. El enfermo era aquel que asumía un rol patológico,
que en realidad le era atribuido por los miembros de la familia. Era entonces el “emergente
dinámico” de una configuración vincular colectiva. El líder, el portavoz y el chivo emisario
constituían roles inherentes a la vida grupal. Podían ser desempeñados de manera sucesiva
por miembros diferentes, en el marco de un juego de atribución y asunción de roles concebido
en términos de identificaciones proyectivas e introyectivas. En el juego de roles había siempre
un depositario, un depositante y algo depositado. La patología residía en la cristalización de un
rol, en la imposibilidad de desmarcarse de las funciones establecidas por los otros.

En cierto modo, podría decirse que la consecuencia de la teoría del vínculo fue la teoría de los
grupos operativos. En este sentido, no puede subestimarse la importancia de lo que el autor
denominaba “esquema conceptual, referencial y operativo” (ECRO) el cual se modificaba en
contacto con la realidad, confrontándose a lo existente, lo cual daba lugar a nuevos
“emergentes”, sobre los que había que trabajar. La extensión de este concepto a los grupos

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hacía que la primera “tarea” colectiva fuera la de construir un ECRO común, para poder actuar
con eficacia.

En 1958, el IADES (El Instituto Argentino de Estudios Sociales) bajo la dirección de Pichón,
emprendió la tarea de probar los grupos operativos a gran escala. Se planificó una ambiciosa
intervención en la ciudad de Rosario, bajo la forma de laboratorio social. Se trataba de
“movilizar” a tantas personas como fuera posible, en un encuadre estrictamente implementado
por una veintena de coordinadores. Finalmente, la experiencia tuvo lugar en la Universidad
Nacional del Litoral, en las facultades de Economía, Filosofía y Letras y Medicina, con la
colaboración del Departamento de Psicología y el Instituto de Estadística.

Si a fines de los años 40 los grupos de enfermeros conformados por Pichón habían constituido
el mito de origen de un enfoque innovador de la cuestión asilar, “la experiencia de Rosario”

OM
cumpliría esa misma función respecto de una nueva psicología social.

Conclusiones

Hoy en día, se pueden ver tres disciplinas (psicoanálisis, psiquiatría y psicología)


profesionalizadas e íntimamente relacionadas en el marco del movimiento de salud mental. La
psicología social pichoniana es un fiel exponente de esta interrelación, que reclamaba un
abordaje interdisciplinario.

.C
Los dos golpes militares sucesivos (el de 1966 y el de 1976) implicaron un sucesivo repliegue
de los “practicantes psi” hacia el ámbito privado. En este marco, es comprensible que toda
práctica de tipo grupal o colectivo fuera considerada sospechosa e incluso peligrosa, mientras
que el consultorio privado se constituía en una suerte de refugio. De este modo fue
DD
produciéndose una paulatina privatización de las “actividades psi”. En este contexto se produjo
el fallecimiento de Pichón-Riviére, en 1977.

AUTORES VARIOS (1974)


LA

“REVISTA LOS LIBROS: PARA UNA CRITICA POLITICA DE CULTURA”


Pensamos que todo discurso sobre la salud mental y sobre la teoría que debe regir la práctica
terapéutica es abstracto, si no tiene como marco de referencia las condiciones concretas del
ejercicio profesional. No se trata solo de "lo social" en general sino de situar el lugar material-
FI

institucional a partir del cual puede y debe elaborarse una propuesta capaz de promover una
nueva organización institucional de la salud mental.

El debate sobre las instituciones de salud abordada en Los Libros tiene sin duda, un ámbito de
resolución: la política juega aquí su instancia decisiva y es en este marco en el que deben
leerse los textos que hoy publicamos.


1 ¿Cuáles son los rasgos más sobresalientes que determinan y configuran la estructura
de la asistencia psiquiátrica en la Argentina?
2 ¿Cómo se expresa, en la actualidad, la situación de crisis institucional, tanto en el
nivel corporativo como en el asistencial?
3 ¿Cuáles son los aspectos que presentan mayor urgencia en el desarrolla teórico y
técnico, en relación con la situación señalada en 1 y 2?

Contesta Enrique Pichón-Riviére

Lo que recorre como implícito los tres puntos del cuestionario es la pregunta por la salud
mental, su concepción y la organización del sistema asistencial y de prevención. La elaboración
de un criterio de salud es el único punto de partida posible para la caracterización y evaluación
de estructuras asistenciales, situaciones institucionales y puntos de urgencia en el desarrollo
teórico técnico en la formación de los agentes de salud.

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El análisis de los distintos criterios y definiciones de salud, y de las formas de organización y
asistencia que inspiran o justifican nos remite a sus condiciones de producción, condiciones
histórico-económica-políticas. Toda definición, toda teoría de la salud y enfermedad implica y
reenvía a una concepción del sujeto, del mundo y la historia que la fundamenta. Según las
características de esa concepción, ocultante u objetiva y científica se elaborarán los criterios de
normalidad y anormalidad.

La norma de comportamiento, el criterio que permite establecer si la conducta de un sujeto es


adaptada, normal o patológica está emparentado

a) con un sistema de representaciones;


b) con una infraestructura de relaciones sociales, de producción, legitimada en ese
sistema de representaciones, que orienta las expectativas sociales y las encuadra. El

OM
criterio de salud, la norma que evalúa la forma de adaptación a la realidad, es funcional
al sistema de relaciones sociales, como lo es la norma jurídica.

Quien rompe alguna de estas normas, la jurídica y la de salud, se hace acreedor, en nuestro
sistema, de una sanción social semejante: marginación y descalificación sistemática de sus
actos y pensamientos.

Existen hoy dos formas de ley: la escrita, codificada que constituye el orden jurídico y que

.C
expresa la voluntad de una clase en el poder, y otra forma de ley, que configura el criterio de
normalidad a partir del cual se juzga la conducta de los sujetos. Esa ley no escrita es también
expresión de intereses de clase.

El abordaje del problema de la salud mental fundada en esa concepción de lo "sano y lo


DD
enfermo", como instrumento de dominación, legitima, un tipo de adaptación a la realidad, una
forma de relación consigo mismo y con el mundo, acrítica, ilusoria y alienante. Este aparato de
dominación, en el que se materializa la ideología dominante, tiene sus cuadros en psiquiatras,
psicólogos y otros trabajadores en el campo de la salud que vehiculizan una concepción
jerárquica, autoritaria, dilemática y no dialéctica de la conducta. Son líderes de la resistencia al
cambio, condicionantes de la cronicidad del paciente.
LA

En esa jerarquía irreversible establecida entre el "sano" y el enfermo, particularmente


instaurada en las instituciones asilares, en la que separan también al terapeuta del enfermo
diferencias de clase, se produce una devastación de la experiencia, una negación de la
experiencia, de la cultura y de la identidad del paciente. Basta mencionar los bajos
presupuestos de salud y salud mental, la infraestructura obsoleta para comprender la
FI

verdadera relación de fuerzas y la escasa efectividad que ha tenido hasta hoy todo el "cambio"
en la asistencia psiquiátrica. Esto lleva a preguntarnos por el sentido "revolucionario" de
planteos como terapias breves, talleres protegidos, comunidad terapéutica, etc.

Reformulamos el par conceptual vigente en psiquiatría: salud y enfermedad, en términos de


adaptación activa o pasiva a la realidad. Con el término adaptación nos referimos a la


adecuación o inadecuación de la respuesta del sujeto a las exigencias del medio. A la conexión
operativa, transformadora o inoperante, empobrecida, entre sujeto y mundo. El sujeto es "sano"
en la medida en que aprehende la realidad en una perspectiva integradora y tiene capacidad
para transformar esa realidad transformándose a la vez él mismo. El sujeto está "activamente
adaptado" en la medida en que mantiene un interjuego dialéctico con el medio, y no una
relación rígida, pasiva, estereotipada. La salud mental consiste en aprendizaje de la realidad,
en una relación sintetizadora y totalizante, en la resolución de las contradicciones que surgen
en la relación sujeto-mundo.

En nuestro esquema conceptual el concepto de Adaptación Activa se identifica con el de


aprendizaje, al que se define como Apropiación instrumental de la realidad para transformarla.

Conciencia Crítica es el reconocimiento de las necesidades propias y de la comunidad a la que


se pertenece, conocimiento que va acompañado de la estructuración de vínculos que permitan
resolver esas necesidades. La conciencia crítica es una forma de vinculación con lo real, una

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forma de aprendizaje que implica la superación de ilusiones acerca de su propia situación,
como sujeto, como grupo, como pueblo. Como trabajadores en Salud Mental estamos
obligados a lograr esa forma de lectura de la realidad.

Contesta Juan Carlos Risau

1 La asistencia psiquiátrica es un sector de la asistencia de salud en general y ésta un


resultado de la estructura socioeconómica del país. El sistema efector en salud
comprende los subsectores estatales, obras sociales y privado.
En cuanto al criterio con el que se trata al paciente, el criterio de alta, de curación,
podemos ver que al sistema le interesa: la más rápida reintroducción del enfermo en el
circuito de producción y consumo, que la elaboración de las motivaciones de los
conflictos que lo llevan a la consulta sea resuelta en tal forma que no sea cuestionado

OM
el orden social, es decir, debe lograrse el hombre adaptado que produzca y consuma.
Para ello usa técnicas que eliminan síntomas, medicamentos, métodos convulsivos.
Lo que no se puede solucionar en plazos breves pasa a formar parte del gran
contingente de los crónicos.
2 De la suma de los factores mencionados llegamos a la situación de crisis asistencial
actual. Expresada en el déficit de la cantidad y calidad de la Asistencia, en cantidad,
ya que sectores de la población como el infanto juvenil y el geriátrico no están
cubiertos y en cuanto a la calidad no responde a los adelantos teóricos y técnicos de

.C
la psicología y psiquiatría actual. La toma de conciencia de estos hechos, de la
importancia de los factores sociales en la causalidad de la enfermedad mental, ha
llevado a los trabajadores de la Salud Mental a Iiderar en el campo profesional las
luchas por un cambio sustancial de las condiciones de asistencia y trabajo en
DD
beneficio de las clases populares.
3 Yo privilegiaría en el campo de nuestras instituciones gremiales, la necesidad de un
frente conjunto con todos los trabajadores de la salud, sean o no profesionales. Es
importante no desgajar la salud mental de la salud pública como ha hecho hasta hoy el
sistema. Se deben reivindicar como puntos básicos:
a. Asistencia gratuita, eficiente y a cargo del estado para toda la población.
LA

b. Implementar un plan de prevención de la enfermedad mental.


c. Control popular de la tarea hospitalaria asistencial y sanitaria.
d. Funcionamiento horizontal de los hospitales.
e. Carrera sanitaria para todos los trabajadores de la salud, con ingreso por
concurso, revisión periódica de cargos, salario digno y estabilidad.
f. Formación adecuada y gratuita a cargo del estado para todos los profesionales.
FI

Contesta Gregorio Baremblit

1 Se trata de una prestación totalmente ineficaz y antieconómica, no ya para los objetivos


que genuinamente debería cumplir, sino para la funcionalidad represora y de
recuperación compulsiva de fuerza de trabajo a la que el Estado de nuestra formación


económico-social-capitalista dependiente la tiene destinada. Está orientada


fundamentalmente hacia el depósito e inmovilización del enfermo "consumado". La
actividad psicoprofiláctica: familiar, grupal, laboral, comunitaria, etc. es prácticamente
inexistente, al igual que la articulación entre el aparato asistencial con otros organismos
estatales a los fines del seguimiento para consolidar la rehabilitación de los pocos que
tienen la suerte de egresar de alta.
2 La asistencia es clasificable en: privada, mutual, de beneficencia y estatal. La primera
suele consistir en una hotelería de lujo que no por lo inalcanzable de su costo disimula
su régimen carcelario cuyo instrumental favorito es el llamado "chaleco de fuerza
químico" y el "sueño prolongado". La segunda se suele articular con la primera y la
tercera en tanto los mismos sanatorios particulares operan como concesionarios,
empleando instalaciones de menor categoría donde los servicios se abaratan a costa
de masificarse deshumanizándose. La asistencia oficial, insuficiente por razones
presupuestarias, comprende los hospicios, secciones psiquiátricas de hospitales

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generales, centros de salud, etc. Estos últimos, al igual que algún otro servicio
privilegiado de hospital y contadas salas de hospicio intentan emplear técnicas
avanzadas psico y socio terapéuticas, sin embargo la falta de recursos y de una
adecuada revisión teórica y control de la aplicación de esos instrumentos técnicos
convierte esas iniciativas en centros de ideologización reaccionaria, reclutamiento de
pacientes para los consultorios privados y trampolines demagógicos para psiquiatras
oportunistas con vocación de ascenso político-burocrático. Debe sumarse a todo esto
el supe concentración de trabajadores de la Salud Mental en la Capital Federal, debida
al déficit institucional sanitario psiquiátrico en el interior y la superproducción
universitaria de profesionales sin preparación adecuada ni inserción posible en el
mercado, lo cual genera una desocupación y degrada la calidad de su trabajo.
3 La exigencia básica sería que todo reordenamiento se realice involucrado en un plan

OM
de medidas tendientes a la socialización de la medicina, la reestructuración
universitaria y un auténtico mejoramiento del bienestar social entendiendo por tal la
atención a las necesidades de vivienda, alimentación, instrucción y régimen laboral de
la población. La medida precaria más impostergable es la radical transformación de los
hospicios y la implementación de una campaña psicoprofiláctica intensiva.

Contesta Ricardo Grimson

En el campo de la salud mental se replantea hoy el concepto mismo de enfermo mental, la

.C
fundamentación de los tratamientos, la planificación de una estrategia adecuada, la necesidad
de responder a necesidades masivas de la población. Podemos decir que lo que está en
cuestión es el significado social de la práctica psiquiátrica y la vinculación de tal ejercicio con el
fenómeno de opresión social, marginación del pensamiento y represión de las conductas. Pero
DD
también hay ámbitos ajenos a esta polémica.

En la madeja multiforme de los intereses económicos, la persistencia de técnicas perimidas, la


jerarquización paralizante de las funciones, el estado de hacinamiento y desprotección de los
pacientes, los húmedos corredores y las esperas interminables, se juega el destino de la salud-
locura. Es peculiar a cada institución el tipo de explotación que elige, las formas en que las
LA

mantiene, los motivos por los que perdura.

El sistema asistencial psiquiátrico sufre una larga cura de sueño cuyos efectos se miden en el
deterioro de volúmenes importantes de pacientes. El asilo es una escuela eficiente con un
producto uniforme. La única fuga a la violencia externa está en la auto-mutilación, en la
limitación, en perpetuar los síntomas. Un loco que sobrevive es un loco que se distrae, que no
FI

se da cuenta, que no se ubica y que no entiende, que no pregunta y que no protesta. Lo que
caracteriza a una institución asilar es su necesidad de persistir.

El hospicio no produce salud ni se centra sobre los pacientes. Está dirigido a su propia
permanencia. En ese sentido sus componentes pueden jerarquizarse según la importancia que
tienen para mantener a la institución. El cambio del hospicio no pasa por la introducción de


modificaciones parciales sino de alteraciones de los valores, de los objetivos, de la orientación


de los esfuerzos, de los programas. Sin una disminución de la opresión de los enfermos
mentales, no hay futuro en el que pueda inscribirse la concepción de la salud mental.

La visualización de los problemas psicológicos como problemas inherentes al campo global de


la salud de la población permite entender que las soluciones son de la órbita de la planificación
de acciones colectivas, que sus agentes no son individuos sino sectores de técnicos
preparados para detectar las necesidades y especialmente para entender la forma en que los
sectores populares definen sus necesidades, que el marco de la respuesta adecuada es el
marco de las instituciones a crear, y que la función de la Universidad es capacitar para tales
instituciones.

Contesta Roberto Harari

1 En una formación social como la de nuestro país, signada por relaciones de producción
pertenecientes a la esfera de un modo de producción capitalista dependiente, la

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asistencia psiquiátrica muestra, en marzo de 1974, la marca indeleble de una neta
discriminación clasista. Quien por sus recursos deba apelar a la atención brindada por
las entidades estaduales, se hallará con graves deficiencias en varios órdenes, sea que
su asistencia requiera un tratamiento ambulatorio, sea que se imponga la internación.
Si se trata de la internación, nos encontramos con un paciente que a su disturbio
mental adicionará el provocado por su estancia en el establecimiento, que propenderá
muy probablemente a su cronificación irreversible.

La violencia va desde los "recursos terapéuticos" -shocks de diversa naturaleza, manguerazos


de agua fría, inyecciones de leche, celdas individuales de reclusión, etc.-, hasta la escasez de
habitaciones, camas, ropas, alimentos y profesionales.

Para quien disponga de excedentes pecuniarios pasibles de inversión en asistencia

OM
psiquiátrica, el panorama muta radicalmente. Se hallan las clínicas, centros o institutos
privados que a aranceles medios intentan obviar las falencias de los hospitales y la privacidad
selectiva de los consultorios, a los que se accede desde la pequeña y mediana burguesía hacia
arriba.

2 Dada la gratificación económica que elementalmente otorga, y el clima confortable de


trabajo, el profesional de la salud mental tiende a volcarse paulatinamente desde su
egreso a la labor privada. Lo paradojal es que el profesional recientemente egresado,

.C
necesita acopiar experiencia y aprendizaje clínico, se ve forzado a luchar por la
obtención de un cargo gratuito en un hospital. Como de éste no ha de poder vivir, debe
a su vez privilegiar otra tarea, fundamentalmente la de consultorio privado. Cuando
comienza a intensificarse su trabajo privado, se puede pensar que su nivel científico-
DD
técnico es notoriamente superior al que ostentaba al ingresar al hospital: es el
momento, entonces, de dejarlo. Irse, para que otro recorra el mismo sendero. Vale
decir que el hospital, cuando capacita, expulsa.
3 Concibo al psicoanálisis como la práctica teórica que da cuenta de cualquier abordaje
fundado científicamente en el terreno de lo psíquico. Por lo tanto, urge imperiosamente
consumar el anhelo freudiano: crear la Facultad de Psicoanálisis en la Universidad, que
LA

supla a su institucionalización privada y sea otra cosa que la carrera de Psicología.

UNIDAD VI
FI

ANONIMO (1954)
PRIMER CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA
En 1954, cerca del final del segundo gobierno de Perón, se realizó en San Miguel de Tucumán


el Primer Congreso Argentino de Psicología, a instancias de un pequeño grupo de personas


que, de diversas maneras, aplicaban la psicología en el campo de la educación. Dicho grupo
venía afianzándose desde 1949, año en que se realizó en Mendoza el Primer Congreso
Nacional de Filosofía, donde se dieron cita por primera vez algunos profesores universitarios,
filósofos y médicos interesados en el tema. El Congreso de 1954 fue la culminación de una
década durante la cual la psicología había ganado terreno en el país a partir de la utilización de
los test psicométricos y proyectivos en instituciones estatales vinculadas principalmente a la
educación y a la orientación profesional. Si bien la disciplina no contaba con figuras que
sobresalieran por sus desarrollos teóricos, sus múltiples aplicaciones la habían difundido en el
plano institucional a partir de la creación de institutos y carreras menores de psicología, que
comenzaban a pugnar por un mayor reconocimiento oficial.

Es notable la fluidez de los intercambios entre los “precursores” de este grupo pionero, la
mayoría de ellos se había desempeñado en instituciones de distintas ciudades, por ejemplo,
Ricardo Moreno, uno de los secretarios del Congreso, había dirigido la Dirección de Psicología
Educacional y Orientación Profesional de La Plata entre 1949 y 1952. Plácido Horas, egresado

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de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, creó en San Luis en 1952 una institución con el
mismo nombre a partir de sus contactos personales con Moreno y publicaba en la Revista de
Educación de La Plata, Luis María Ravagnan también escribía a menudo para esa revista,
además de dictar clases en la UBA y de llegar a ser director de la Dirección de Psicología de
La Plata. Pucciarelli, en Tucumán, había sido decano de la Facultad de Filosofía y Letras,
dictando clases a su vez en la UBA y en la UNLP. Guerrero había hecho otro tanto en la UBA y
en la UNLP, pero, además, había estado en la Universidad del Litoral. Este grupo tan
heterogéneo, conformado por filósofos, pedagogos y psicotécnicos parecía haber logrado los
consensos necesarios para comenzar a gestionar ante los poderes públicos la creación de la
carrera universitaria de psicología.

En la ciudad universitaria de Tucumán se celebró, entre los días 13 y 22 de marzo, el Primer


Congreso Argentino de Psicología, nacido por iniciativa de un grupo de jóvenes profesores de

OM
la Facultad de Filosofía y Letras, que encontró acogida en las autoridades de la Universidad. El
número de comunicaciones recibidas obligó a distribuir las tareas en diez comisiones, con el
siguiente temario: Problemas históricos y epistemológicos de la psicología; Psicología general,
especial, social y del arte; Técnicas psicológicas de exploración; Aplicaciones educacionales,
médicas, forenses, militares y económicas; Perspectivas y necesidades de los estudios
psicológicos en nuestro país.

Al crecido contingente de profesores argentinos se sumaron delegados extranjeros y a parte de

.C
los delegados de las universidades argentinas también concurrieron representantes de los
Ministerios de Asuntos técnicos, de Defensa nacional, de Aeronáutica, de Marina, de Trabajo y
previsión y de Salud pública de la Nación.
DD
En carácter de delegados de la Facultad de Humanidades actuaron, entre otros, el doctor
Eugenio Pucciarelli que disertó sobre los estudios psicológicos en la Argentina, habiendo
presentado además una comunicación sobre Interpretación psicológica de la catarsis; y el
profesor Francisco González Ríos quien se ocupó sobre Psicología diferencial,
constitucionalidad, caracterología y de la personalidad, presentando tres comunicaciones sobre

Explicación y aprehensión significativa en el conocimiento, Emotividad y carácter en una


LA

psicología concreta y Aptitudes y creencias de la psicología social contemporánea.

En la sesión plenaria que se realizó en la ciudad de Salta el 22 de marzo se aprobó una


ponencia relativa a la creación de la carrera universitaria del Psicólogo profesional presentada
por los profesores Luis Juan Guerrero, Eugenio Pucciarelli, Alberto Palcos, Francisco González
Ríos, Carlos Astrada, Ricardo Moreno, Oscar Oñativia, Plácido Horas, Luis M Ravagnan y
FI

Osmán Dick, y concebida en los siguientes términos:

“El Primer Congreso Argentino de Psicología” declara la necesidad de crear la carrera


universitaria del Psicólogo profesional con arreglo a las siguientes condiciones:

1 Se establecerá como sección autónoma en las Facultades de carácter humanístico,




aprovechando los institutos ya existentes y la enseñanza que se imparte en esas y en


otras Facultades que puedan ofrecer su colaboración (Medicina, Derecho, Ciencias
Económicas, etc.)
2 La carrera comprenderá un plan completo de asignaturas teóricas y la debida
intensificación práctica en las distintas especialidades de la profesión psicológica,
otorgando los títulos de Licenciado en Psicología (previa tesis de Licenciatura) y de
Doctor en Psicología (previa tesis de Doctorado)
3 Establecerá además carreras menores de Psicólogos auxiliares en los distintos
dominios de la Terapia médica, Pedagogía, Asistencia social, Organización industrial y
otros campos de aplicación a las necesidades de orden nacional y a las regionales
servidas por las diferentes universidades argentinas”.

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MONASTERIO, FERNANDA; RAVAGNAN, LUIS MARÍA; ROLLA, EDGARDO &
TOBAR GARCÍA, CAROLINA (1962).
FUNDAMENTOS Y FINES DE LA PSICOLOGÍA “FORMACIÓN Y FUNCIÓN DEL
PSICÓLOGO”
Resulta obvio señalar que la superación del dualismo tradicional ha coincidido con el
advenimiento de una concepción del ser humano como totalidad originaria. En consecuencia,
los procesos psíquicos reconocen su trama biológica y el organismo se torna, por ende,
esencialmente psíquico. Tal concepción reclama el concurso de diversas ciencias para
considerar los diversos problemas que afectan al ser humano en su totalidad. La presencia del

OM
psicólogo queda justificada en las múltiples dimensiones de la conducta, cuya interpretación
exige la participación de todas las especializaciones científicas que puedan contribuir al
examen y solución de diversos problemas que refieren a la vida mental, aprendizaje, relaciones
humanas, delitos, etc.

La carrera de Psicología que se cursa en la Facultad de Humanidades de la UNLP, ofrece un


plan de estudios acorde a la naturaleza unitaria del hombre. La formación recibida de índole
científica, capacita para cumplir tareas en el orden clínico, educacional y laboral.


.C
El campo de actividades del Psicólogo Educacional:

Se ocupa de la orientación educacional y vocacional en los cuatro niveles de la


enseñanza.
DD
 Colabora en la elección de los métodos más adecuados a las características
personales y de aprendizaje de los alumnos y estudiantes.
 Asesora al maestro y al profesor en los aspectos psicológicos vinculados a la
educación.
 Estudia problemas de rendimiento escolar, adapta o construye pruebas psicológicas
para examinar las aptitudes de los estudiantes.
LA

 Asesora al educador para crear un clima psicológico favorable para el proceso del
aprendizaje.

Dicha formación pedagógica y psicológica que el médico no tiene, justifica la presencia del
psicólogo educacional. El psicólogo educacional deberá solicitar al médico diagnóstico y
medidas terapéuticas necesarias en los casos que deba establecerse la naturaleza de la
FI

enfermedad que afecte a un escolar.

El Psicólogo Laboral, por su parte:

 Se ocupa de la selección y orientación profesional en el campo de las relaciones


humanas en los lugares de trabajo.


 Estudia, planifica e investiga acerca de las funciones psicológicas que participan en el


desempeño de una ocupación y en la realización del trabajo.
 Elaboración de técnicas y recursos para contribuir a la solución de los problemas
psicológicos que surgen del trabajo y cuya solución puede proveer una realización
armónica.

Estos hechos justifican la presencia técnica del psicólogo laboral. Cuando los problemas
psicológicos se producen por afecciones de cualquier naturaleza, caen bajo la competencia del
médico laboral.

En cuanto al Psicólogo Clínico, dicha denominación exige una aclaración: es una traducción
literal de la expresión inglesa “Clinical Psychology”, rama de la psicología del campo de la
psiquiatría, que colabora con el médico en el examen de algunos aspectos psíquicos que
requerían técnicas psicológicas, tiene por objeto definir las características y aptitudes
vinculadas al comportamiento mediante métodos de medición, análisis y observación. Se

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integra dicha información con datos del examen médico e historia social, para luego formular
sugerencias y recomendaciones para la adaptación del individuo.

• Su función radica en realizar el examen psicológico con técnicas científicas, interpretar


los datos proporcionados, establecer el dictamen psicológico y entregárselos al médico,
quien formula el diagnóstico y las medidas terapéuticas.
• No está en condiciones de tratar bajo su responsabilidad los trastornos funcionales de
la personalidad (neurosis o psiconeurosis) ni efectuar diagnósticos que corresponden al
médico.

Las funciones enumeradas no invaden la jurisdicción de ninguna labor específica profesional,


sino que intentan contribuir al desarrollo de un humanismo técnico, que abrace la totalidad
humana comprometida.

OM
Si bien la participación del psicólogo es ajena a todo ejercicio propio de las ciencias médicas,
esto no implica que él deba desconocer determinadas disciplinas o estudios particulares acerca
de los cuales deba poseer la información adecuada para que lo capacite para una eficaz
colaboración.

La psicología puede captar la unidad biopsicosocial del hombre sin necesidad de recurrir a la
medicina, la cual se ocupa de la salud y la enfermedad en el ser humano. Aquí participan

.C
factores psicológicos. Este hecho puede justificar la intervención del psicólogo en el equipo que
integra las clínicas de la conducta.

El psicólogo no puede quedar excluido de ningún sector en el que esté presente un


determinado problema humano. Su título universitario, su preparación científica y la concepción
DD
holista de la conducta, le da valores suficientes para intervenir en una acción conjunta como
colaborador y miembro de un equipo.

DELUCCA NORMA (1994)


“PALABRAS DE UNA VETERANA DE LA PRIMERA PROMOCIÓN DE
LA

PSICOLOGOS A LOS ESTUDIANTES Y FUTUROS COLEGAS”


Norma Delucca, titular de Psicología Evolutiva II en ese entonces, realizó el discurso de
apertura de las “Primeras Jornadas de reflexión, debate y propuesta de los alumnos,
graduados y docentes de la carrera de Psicología de la UNLP”, en 1993, como representante
FI

de la Primera Promoción de Psicólogos recibidos en 1962.

Señala que para contar la historia de los primeros recibidos es necesario hacer referencia al
marco político de ese entonces. A fines de 1955, durante el gobierno provisional que derrocó a
Perón, el ministro de educación Atilio dell’Oro Maini (vinculado a la alta jerarquía de la iglesia
católica) presentó una reforma al sistema universitario. En su artículo 28, esa reforma


establecía que la iniciativa privada podía crear universidades libres que estarían capacitadas
para expedir diplomas y títulos habilitantes. Esto implicó que se destinaran fondos públicos
para subsidiar los establecimientos privados, con el consiguiente debilitamiento de los
presupuestos destinados a la educación pública.

Se sabe que la educación por sí mismo no determina los procesos histórico-sociales, pero es
un arma poderosa. Ante el hecho de la extensión y ampliación de los servicios educativos
durante el gobierno peronista, los sectores sociales conservadores trataron de lograr un
domino sobre los mismos.

En 1958, Arturo Frondizi asume la presidencia y se le presenta el anteproyecto de ley de


universidades privadas. Ya había defraudado a sus propios partidarios con inesperadas
privatizaciones de importantes empresas y acuerdos petroleros. En este contexto la
denominada “enseñanza libre” adquiere singular relieve, por enseñanza libre se alinearon la

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Iglesia Católica y los grupos conservadores, por la laica, la gran mayoría de la población,
incluyendo ciertos sectores católicos no conservadores.

El intento de reglamentación del artículo 28 tuvo una repercusión muy intensa a nivel de los
tres claustros de las universidades, y en los sectores populares. En septiembre de 1958 se
realiza una movilización histórica frente al Congreso, pero el artículo 28 se mantuvo, aunque se
lo tachó de inconstitucional. En este marco convulsionado, se crea la carrera de Psicología en
La Plata a mediados de 1958. La clase inaugural de la carrera estuvo a cargo de la primera
directora de la misma, Fernanda Monasterio. Delucca también ubica las figuras de E.
Pucciarelli y N. Pousa en Filosofía, Ravagnan en Introducción a la Psicología.

Señala que esta marca fundante les imprimió a los de esa generación una actitud de
resistencia y de participación activa, un “espíritu militante”, que supone poder articular en cada

OM
acción esa participación activa con un sentido de pertenencia: a un grupo, a un movimiento, a
la búsqueda de ir “más allá” del objetivo individual, para enriquecerlo con metas que hacen
cadena, eslabones con otros. Delucca caracteriza a la primera promoción como la generación
de la resistencia y la generación “rastrillo”, porque respetaban a quienes los respetaban, pero
se oponían duramente a quienes usurpaban sin idoneidad el lugar de las cátedras.

Resalta lo positivo de su generación: el debate permanente, el alto nivel de formación filosófica


y política, la cultura del libro por sobre el apunte, la posibilidad de pluralidad teórica de los

.C
profesores. Señala que la propuesta del psicoanálisis fue la más rica, sistematizada y
coherente, ya que les aportó un conocimiento o una interrogación nueva sobre el ser humano.

Lo negativo que sitúa de su promoción es la ausencia de trabajos prácticos, ya que sólo se


DD
nombraron profesores titulares y adjuntos en algunas cátedras. Finalmente, Delucca señala
que la formación clínica la realizó por fuera de la carrera, y continúa siendo una deuda que
tendrán que saldar las generaciones anteriores con las actuales, rescatando siempre ese gusto
por los objetivos compartidos. “Para que no se mueran los ideales, para que los nuestros
hagan posta con los de ustedes, o para que se unan unos con los otros y corran juntos”.

VICTORIA, MARCOS (1965)


LA

“PSICOLOGÍA PARA TODOS, BUENOS AIRES: LOSADA, TRES BREVES


ARTÍCULOS PUBLICADOS EN LA RAZÓN DURANTE 1960”
¿Qué es un psicólogo?
FI

A fines de los 50 y principio de los 60 se instaló en Argentina la disputa entre el campo medico
psiquiátrico y la recién creada carrera de psicología, por el ejercicio de la psicoterapia. Al no
estar reglamentada dicha profesión, la formación clínica que se impartía a los estudiantes
amenazaba con poner en peligro la exclusividad del ejercicio de la psicoterapia por parte de los


médicos. Se generó una polémica produciendo divisiones dentro del mismo campo psiquiátrico,
algunos profesores de la carrera de psicología eran médicos y pensaban que los psicólogos
debían estar autorizados para curar por medio verbales.

Marcos Victoria (primer director de la creación de la carrera de psicología de la UBA) estaba en


contra de la intromisión de los psicólogos en el campo de la enfermedad. En 1959 la Facultad
de Ciencias Médicas solicitó al Consejo Superior de la UNLP que suprimiera la rama clínica del
ciclo superior de la carrera de psicología, por considerar que el ejercicio de la clínica implicaba
un ejercicio ilegal de la medicina. En el 1965 se había alcanzado un cierto consenso sobre las
incumbencias del psicólogo en el área clínica, pero no había aun una reglamentación de la
profesión.

Según el autor, es necesario poder empezar a ordenar el campo de la psicología debido a la


confusión de la función, los roles, que no permite al público diferenciar entre psicólogos
capaces y charlatanes. Por eso el primer trabajo es proporcionarle a este público interesado,
conocimientos precisos y básicos, una visión exacta de lo que debe ser el psicólogo. El

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psicólogo deja de ser un ser mágico, para convertirse en un intermediario entre las verdades
científicas inobjetables y los problemas particulares en los individuos y la sociedad. Al igual que
el médico, sus conocimientos deben tener un basamento empírico.

Para ser psicólogo se debe tener formación universitaria y no ser un mero aplicador de test, se
debe tener una formación biológica con agudo espíritu crítico para poder enfrentar diferentes
escuelas sin base empírica (psicoanálisis) con amplia base de humanidades y suficiente
experiencia personal.

El psicólogo contra el medico


Hay un conflicto de jurisdicciones con los médicos psiquiatras, este ha presenciado con
inquietud la penetración del psicólogo en casos de su clientela, primero en los trastornos de

OM
conducta en los niños, luego en la neurosis y psicosis de los adultos. La discusión se potencia
en relación al ámbito de la psicoterapia. Hay un punto inatacable en la resistencia de los
médicos a permitir la entrada de estos intrusos: es la existencia de la responsabilidad médica.
El psicólogo no está vinculado a un juramento hipocrático del ejercicio de su profesión,
diferente al médico que debe responder ante la justicia llegado el caso, por los errores
cometidos, que pueden acarrear daños considerables o la muerte de su enfermo. La resolución
de la UNLP que facilita el ejercicio de la profesión de los futuros psicólogos los autoriza a
ejercer la psicoterapia por medio verbales sin haber tenido en cuenta que un psicólogo

.C
inexperto (que no está obligado a ningún juramento médico) puede provocar el suicidio de un
deprimido ansioso por una terapia mal conducida, etc. Siendo lo más grave la aplicación en la
psicosis.
DD
Nadie que no sea medico tiene derecho a curar, con medio físicos o con medios psicológicos.
El psicólogo no es médico y carece de autoridad científica y profesional para ejercer la
psicoterapia por medios verbales, la labor del psicólogo es otra.

El psicólogo aliado del medico


El autor propone al psicólogo como auxiliar de la medicina. Su inserción estaría en las salas
LA

asistenciales de los Hospitales neuropsiquiátricos, las cuales están sin médicos, ni enfermeras,
repletas de pacientes. ¿Cuál sería su tarea? Lo primero que tendrían que hacer los psicólogos
es aplicar los test a los enfermos, trabajo que no siempre tiene tiempo de hacer el psiquiatra.
Un psicólogo puede proporcionar al médico una completa historia psicológica del paciente,
proporcionada por los datos de los test, más informaciones provenientes de familiares y
allegados. El psicólogo como cooperador del médico, también colaboraría con él en los
FI

servicios para neuróticos.

BLEGER, JOSÉ (1966)




PSICOHIGIENE Y PSICOLOGÍA INSTITUCIONAL.


“CAP. 5: PERSPECTIVAS DEL PSICOANÁLISIS Y LA PSICOHIGIENE.”
Nos hallamos en la actualidad en una situación de emergencia en lo que se refiere al problema
de la salud y la enfermedad mental, hay una necesidad de elaborar y aplicar planes de gran
alcance social en el terreno de la higiene mental y la salud pública, no solo en cuanto a los
enfermos mentales sino también conductas antisociales y perturbaciones conflictivas de todo
tipo, es necesario un enfoque desde la profilaxis.

Se destacan los siguientes hechos:

1 Necesidad de mejorar y difundir la asistencia a los enfermos mentales.


2 Atender los requerimientos del diagnóstico precoz y la rehabilitación.

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3 Necesidad de actuar en situaciones que –sin ser enfermedades mentales– se
beneficiarían con la ayuda profesional del psicoanalista, psicólogo o psiquiatra.
4 Gran limitación social de muchos procedimientos que son, de índoles terapéuticas y no
preventivas.
5 Gran limitación de muchos procedimientos por ser, de índole individual (a lo sumo
grupal) con los que sólo podemos atender a una pequeña proporción de individuos.
6 La índole de las afecciones mentales no tiene causas específicas sino una compleja
constelación multifactorial de índole social (educación, relación madre-niño, trabajo,
alimentación, vivienda, etc.), con lo cual el problema a enfrentar se hace sumamente
complejo.
7 El problema es social y nuestros instrumentos son individuales (o grupales como
mucho) enfocamos en primer lugar la enfermedad y lo que se requiere es la profilaxis y

OM
la promoción de bienestar y salud.

Bleger sostiene que no se debe enfrentar el crecimiento de las enfermedades mentales con un
incremento de la cantidad de psiquiatras y psicoterapeutas que trabajan de manera individual.
Los psicoanalistas no se han ocupado sistemáticamente del tema de la higiene mental y de la
profilaxis.

Se plantea la siguiente cuestión: Tenemos conocimientos psicológicos, deducidos


especialmente de la investigación psicoanalítica, que sabemos pueden ser muy beneficiosos

.C
para mejorar la vida de los seres humanos, pero ¿cómo aplicarlos de manera que beneficien a
toda o gran parte de la comunidad? Entonces el problema ya no es el de la enfermedad mental
sino el de la promoción de la salud: la psicoprofilaxis en su más alto nivel. El problema está en
construir una estrategia que permita aplicar y aprovechar nuestros conocimientos
DD
psicoanalíticos en una escala mucho más amplia.

PSICOANÁLISIS CLÍNICO

El psicoanálisis se define por constituir al mismo tiempo una terapia, una teoría y una
investigación, sin embargo, debemos reconocer que el valor social del psicoanálisis en cuanto
terapia es bastante limitado, es decir, hay una limitación social de psicoanálisis, ya que es
LA

utópico pretender formar tantos psicoanalistas para que toda la población sea sometida a
tratamiento psicoanalítico.

La importancia social del psicoanálisis reside en su capacidad de ser un método de


investigación de los fenómenos psicológicos, aporta conocimientos valiosos sobre las leyes
psicológicas que rigen la dinámica de la salud y la enfermedad. El psicoanálisis clínico no
FI

puede resolver por sí solo el problema de la salud mental en la amplitud y extensión en que ello
se hace necesario en el presente, por lo tanto, formar más psicoanalistas para enfrentar este
problema es insostenible. Pero la investigación del psicoanálisis clínico aporta resultados y
conocimientos de gran valor, que son los que sí pueden y deben emplearse en vasta escala en
los programas de higiene mental. Sus aportes pueden ser utilizados en dos estrategias de la


salud pública:

 En el orden administrativo, intervenir por intermedio de la acción gubernamental,


influyendo leyes, status, costumbres, etc. El psicoanalista actúa como experto
asesorando a los cuerpos administrativos gubernamentales en torno a lo que atañe a la
salud, ya sea en el sentido de mejorar o prevenir perjuicios o daños, por ejemplo, se
pueden utilizar conocimientos sobre la relación madre niño y los efectos nocivos de
largas separaciones en el caso de la organización de un servicio hospitalario, etc.
 En el orden de la relación interpersonal, los conocimientos de la investigación
psicoanalítica pueden ser empleados en técnicas psicoterápicas más breves, o en
técnicas grupales.

Tres formas de psicoanálisis: psicoanálisis clínico, psicoanálisis aplicado y psicoanálisis


operativo.

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El psicoanálisis aplicado Freud lo utilizó en el caso Schreber, Totem y Tabú, etc. Es un
verdadero procedimiento de investigación, es posible utilizarlo en el estudio de distintas
manifestaciones culturales, comportamientos o actividades y también en el estudio de pautas
culturales y en el de la interacción individuo sociedad.

Mientras que psicoanálisis operativo, puede considerarse como una variante del aplicado, ya
que al igual que este, se realiza fuera del contexto en el que se lleva a cabo el psicoanálisis
clínico, se caracteriza por:

• Utilizarse en situaciones humanas de la vida corriente, en cualquier actividad o


quehacer o en toda institución en la que intervienen seres humanos, es decir, en la
realidad y la situación viva y concreta (educación, trabajo, juego, ocio, etc.), y en
situaciones de crisis normales por las que necesariamente pasa el ser humano

OM
(cambios de lugar, de estado civil, de empleo, paternidad o maternidad, muerte de
familia-res, eta.), además de las crisis normales del desarrollo.
• Indaga los dinamismos y las motivaciones psicológicas inconscientes, pero se utiliza
dicha indagación para lograr modificaciones a través de la comprensión de lo que está
ocurriendo, cómo y por qué.
• Esta intervención (operación) se realiza a través de múltiples procedimientos, sea
interpretando las relaciones, la tarea, los procedimientos, la organización, la institución,
la comunicación, etc., para lograr una modificación de las situaciones, la organización o


.C
las relaciones interpersonal, en función de la indagación realizada y de las
conclusiones obtenidas.
Toda psicología y psicoterapia grupal de inspiración psicoanalítica, debe ser incluida
como variante del psicoanálisis operativo.
DD
El psicoanálisis operativo abre perspectivas importantes en el campo de la higiene mental y la
psicoprofilaxis.

FORMACIÓN DEL PSICOANALISTA

En los planes de formación de psicoanalistas debemos señalar:


LA

 No admitir ninguna urgencia por formar más psicoanalistas para resolver el problema
social de la salud y la enfermedad mental, es necesario no perder la rigurosidad y
condiciones para su formación.
 Revisar nuestros programas de estudio para que no se orienten a formar profesionales
del psicoanálisis, sino investigadores del psicoanálisis, incrementando la enseñanza de
FI

metodología, filosofía de la ciencia, etc.


 El único organismo encargado y habilitado para formar psicoanalistas es el instituto de
psicoanálisis, no permitir la formación de psicoanalistas silvestres. Entonces el eje
fundamental es la formación del psicoanalista clínico en cuanto científico y técnico de
un método de investigación.


PSICOLOGÍA Y PSICÓLOGOS

En nuestro país, los psicólogos no pueden ingresar en el Instituto de Psicoanálisis y, por lo


tanto, no pueden ser psicoanalistas. De ninguna manera se soluciona el problema creando
organismos encargados de formar (directa o indirectamente) psicoanalistas silvestres. Es
importante remarcar que el problema de la salud y la enfermedad mental no se puede resolver
formando más psicoanalistas, ni tampoco semi-psicoanalistas (psicólogos).

La psicología recibe un aporte valioso del psicoanálisis, el problema está en que sigan
recibiendo estos aportes, pero sin dejar de ser psicólogos, es decir que se transformen en
psicoanalistas silvestres. Los psicólogos se orientan a tomar el modelo del trabajo profesional
de la actividad médica, es decir de carácter individual y orientada a la curación (asistencial) y
no a la prevención o a la higiene, por lo tanto el psicólogo no debe ser alentado a ser terapeuta,
sino que tienen que ser orientados hacia el campo de la psicohigiene, se les debe proporcionar

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los conocimientos e instrumentos necesarios para actuar antes de que la gente enferme dentro
de actividades grupales, institucionales, y de trabajo en la comunidad.

Los psicólogos legalmente deben ser autorizados para ejercer la psicoterapia, pero no deben
ser alentados a ello, ya que desde el punto de vista social no es lo óptimo preparar
profesionales que se dediquen en su mayor proporción a la actividad asistencial e individual,
porque lo que necesitamos es la atención de la salud pública en el plano de la promoción de
salud y en escala social.

El campo específico del psicólogo es el de la psicohigiene, no el de la enfermedad mental.


Psicohigiene quiere decir utilización de recursos (conocimientos y técnicas) psicológicos para
mejorar y promover la salud de la población (y no sólo evitar enfermedades), como también
administración adecuada de esos recursos a nivel de la organización de la comunidad.

OM
La preparación de los psicólogos como auxiliares de la medicina es totalmente errónea, ya que
su campo está principalmente fuera de la medicina y fuera de la enfermedad. Hay que aclarar
que, no significa que no debe enseñarse psicoanálisis a los psicólogos, todo lo contrario.

Lo que no debemos hacer es transformar a los psicólogos en psicoanalistas silvestres, es decir,


no enseñarles a manejar el psicoanálisis clínico. Lo que si es necesario es que enseñemos el
psicoanálisis de tal manera que les permita comprender el comportamiento de los seres

.C
humanos en la vida cotidiana, tanto en el ámbito individual, grupal, institucional y comunitario,
comprender las motivaciones inconscientes, reconocer los conflictos, los mecanismos de
defensa y las ansiedades.

PSICOANÁLISIS Y MÉDICOS
DD
Es importante incorporar la formación y el pensamiento psicoanalítico en los médicos, pero sin
que estos abandonen su campo específico para transformarse en psicoanalistas, ya que se
considera esto como nocivo, porque entonces el psiquiatra, pediatra, u otro médico, que
emprendía un análisis o requería información sobre psicoanálisis, terminaba en la disyuntiva,
de convertirse en psicoanalista (formándose en el Instituto de Psicoanálisis) o seguir con su
LA

propia especialidad.

Es necesario crear una formación psicoanalítica seria (para los especialistas de distintas ramas
de la medicina) en los aspectos que le son necesarios, para que puedan seguir
desempeñándose mucho mejor dentro de sus tareas específicas.

OTROS PROBLEMAS RELACIONADOS


FI

Debemos contar con la posibilidad no sólo de extender los grupos de enseñanza a otros
profesionales o líderes en distintas actividades, sino de crear también un Centro de Consulta
en el cual los psicoanalistas podamos intervenir asesorando sobre los problemas psicológicos
a distintas instituciones o lo que se denomina personas "claves" de la comunidad.


Se debería intervenir en el control o supervisión de los profesionales (psicólogos y médicos)


donde lo que se debe enseñar es el psicoanálisis operativo y no el psicoanálisis clínico; con los
psicólogos, alentando a que se ocupen e intervengan más sobre la psicoprofilaxis que sobre la
terapia, y más de grupos, instituciones y de la comunidad que de individuos; en el caso de los
médicos a que comprendan y manejen las situaciones terapéuticas y la relación médico-
paciente con la asimilación de conocimientos psicoanalíticos, pero dentro de las técnicas que
ellos utilizan en cada caso.

EL PSICOANALISTA EN EL HOSPITAL

Cuando el psicoanalista va a trabajar al hospital, lo que no debería hacer es tomar pacientes


del hospital en tratamiento psicoanalítico dentro del hospital (psicoanálisis individual) y este se
ve abrumado por una enorme cantidad de trabajo. Lo que debe hacer es enseñar a sus colegas
a pensar psicoanalíticamente (no a hacer psicoanálisis clínico), a utilizar los conocimientos
dinámicos de tal manera que ellos los puedan utilizar dentro de otras técnicas terapéuticas o

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bien dentro de sus propias relaciones grupales, o dentro de toda la propia organización
institucional, de la sala o del hospital, tanto como en la comprensión del trabajo de comunidad.
La práctica demuestra que el psicoanalista es más útil en el hospital cuando forma grupos
operativos o de enseñanza, que cuando se dispone a una tarea asistencial con el psicoanálisis
individual.

BORINSKY MARCELA (1998)


“CUATRO POLÉMICAS EN LA CONSTITUCIÓN DE LA PSICOLOGÍA COMO
PROFESIÓN. INFORME PARCIAL DE BECA DE INICIACIÓN. BUENOS AIRES:

OM
CONICET”
La revista argentina de Psicología (RAP) se presentó en sociedad en el año 1969. En ese
entonces Argentina contaba con varias camadas de egresados de las distintas carreras de
psicología creadas entre 1955 y 1959. La revista participó del proceso de politización creciente
que caracterizó a una parte importante de los intelectuales de nuestro país en ese periodo. La
política se convirtió en un instrumento privilegiado para interpretar la realidad, actuar sobre ella

.C
e intentar transformarla. La RAP no fue ajena a este movimiento, por lo que el debate por la
profesionalización se desplazó al terreno de la política y puso en primer plano una interrogación
por las posiciones ideológicas de los actores.

En este contexto, este nuevo grupo profesional (que luchaba por la apropiación de un lugar
DD
específico en la distribución de los saberes) decidió emprender un proyecto editorial orientado
a afirmar la eficacia de sus prácticas. Estas prácticas se habían visto conmovidas por la
sanción de la ley de ejercicio de la medicina en 1967, que encuadró la tarea de los psicólogos
en la categoría de “auxiliares de la Psiquiatría”. Desde el punto de vista legal, las funciones
permitidas al psicólogo (aplicación de test, investigación, rehabilitación, entre otras) requerían
de la supervisión de un médico, al tiempo que se les prohibía el ejercicio de la psicoterapia y el
LA

psicoanálisis.

Estos jóvenes profesionales se comprometerían en la búsqueda de un reconocimiento social


en distintos frentes: académicos, laborales y legales. La RAP fue la primera revista escrita,
producida y dirigida por psicólogos. Poseía un formato tipo libro y su cuerpo principal estaba
compuesto por artículos de carácter técnico y profesional. No era la historia sino el presente la
FI

preocupación principal de los protagonistas, un presente que se caracterizó de entrada como


polémico y contradictorio, la contradicción se afirmaba como un valor positivo, fue la primera
definición de un grupo que reconoce su unidad en la diversidad y en la polémica.

Este articulo tiene por objetivo analizar las diferentes polémicas que recorrieron el primer año
de la publicación de la revista, allí residen las claves para situar la tensión interna que definió


este proceso de profesionalización de la psicología.

1ra polémica ¿Cómo debe leerse a Freud?

Uno de los artículos del primer número de la revista se tituló “Leer a Freud” y es un resumen de
una conferencia de Masotta del ´69 donde critica un libro de Rodrigué. En ese año Masotta
tenía 39 años y una formación heterogénea qué articulaba saberes y tradiciones diversas como
la crítica literaria, la filosofía fenomenológica francesa y la introducción de las ideas lacanianas
en Argentina. Mientras que Rodrigué era un psicoanalista de la asociación psicoanalítica
argentina, miembro didacta de la institución, se había formado en Londres con psicoanalistas
kleinianos y fue uno de los que introdujo las teorías analíticas inglesas en la Argentina. El
ataque de Masotta al libro de Rodrigué da cuenta de una divisoria de aguas que refleja un
modo moderno de leer a Freud que se destaca sobre otro modo antiguo y sesgado de seguir
las enseñanzas del creador del psicoanálisis. El tema de las disputas psicoanalíticas y acerca
del psicoanálisis va a ocupar un lugar protagónico en las discusiones de los psicólogos.

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Este rol central que ocupa el psicoanálisis en las discusiones por la profesionalización de la
disciplina merece ser subrayado. El eje del artículo de Masotta pasa por distinguir dos maneras
opuestas de leer y de usar a Freud, una de ellas representada por Rodrigué e inscripta en la
historia oficial de la asociación psicoanalítica Argentina, la cual es criticada por obscurecer la
obra freudiana y rescatar sólo la última parte de esta producción. Por otra parte, la posición de

Masotta (que se remite a Althusser para articular un encuentro entre Marx y Lacan) le permite
abordar desde la lingüística contemporánea un proyecto de retorno al verdadero Freud
reprimidos según el por los psicoanalistas contemporáneos. Este movimiento (que formaba
parte de un proceso intelectual más complejo de introducción del pensamiento estructuralista
en la Argentina) vino a abrir camino el caso del psicoanálisis para una lectura al mismo tiempo
moderna en términos culturales y de izquierda desde una perspectiva política.

OM
2da polémica ¿cómo debe trabajar un psicólogo de izquierda?

Esta discusión delimitó un tema clave para entender el pensamiento social de este periodo en
general y en particular la instalación de los jóvenes psicólogos en el contexto de politización
creciente. ¿De qué manera enlazar una práctica profesional y una práctica política?

En la transición de los ´60 a los ´70 los jóvenes graduados en psicología conciben a la
disciplina como un campo sólidamente asociado a una moral del compromiso social y político.

.C
El artículo de la revista que se toma para dar cuenta de esta polémica es una crítica de Sastre
(graduado de la carrera de psicología de la UBA) a un artículo de Kesselman (medico
psicoanalista).

Kesselman aborda una problemática crucial para una generación y la resuelve


DD
incorrectamente.

Lo que debe discutirse son las distintas modalidades que puede asumir la relación entre
psicoterapia y política. El desafío planteado por Kesselman es desarrollar una práctica
psicoterapéutica que sea eficaz, nacional y popular, para ello resulta necesario comprender
que lo reprimido en juego es la “responsabilidad social” del sujeto que consulta, en palabras del
LA

autor “la responsabilidad social son los sentimientos, pensamientos y acciones que demuestran
que el sujeto es capaz de identificarse con los intereses de su clase o con los intereses de otra
clase, creo que solo la liberación social puede garantizar el valor social de la liberación de los
impulsos reprimidos”.

Sastre critica la lectura demasiado rápida que a su entender realiza Kesselman, ataca un
sistema que cataloga como falso y plagado de mitos y prejuicios “pequeño-burgueses”. Frente
FI

a esto propone llevar la discusión al terreno de la ciencia y distinguir con claridad los niveles de
intervención posibles del terapeuta. Si bien Sastre reconoce los aportes de Kesselman en
términos de incorporación de nuevos recursos al quehacer terapéutico, su visión del problema
es otra e implica e implica avanzar más lentamente pero con mayor seguridad en el desarrollo
de las categorías de análisis teóricas.


3ra polémica: las relaciones entre psicología y psicoanálisis

Esta polémica se inscribe en la estructuración del campo profesional, se trata de una polémica
entre psicólogos que se origina y desarrolla en las páginas de la revista. Danis era una de las
primeras egresadas de la carrera de psicología de la universidad de Buenos Aires y participó
directamente en la fundación de la asociación de psicólogos de Buenos Aires. Harari también
era licenciado en psicología en la misma universidad, formaba parte del consejo de redacción
de la revista y era en ese momento presidente de la asociación de psicólogos de Buenos Aires.
¿Qué discutieron Danis y Harari en 1969? La relación que se establece entre psicología y
psicoanálisis desde el punto de vista de las competencias profesionales, cual es el ámbito de
intervención propio de “ellos” y de “nosotros”. ¿Qué no discutieron? Al psicoanálisis como
corpus proveedor de legitimación profesional. Es la relación fundante con el psicoanálisis la
que le va a otorgar el sello diferencial a la historia de la profesionalización de la psicología en la
Argentina.

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Danis partía de la constatación de un conjunto de conocimientos comunes al psicólogo y al
psicoanalista, pero distinguía entre ambas profesiones dos espacios diferentes de acción: para
el psicoanalista queda el ámbito privado mientras que para el psicólogo se abre el ámbito de lo
público en su conjunto. Pese a que esta orientación implicaba modificaciones en la técnica
analítica tradicional esto se veía compensado ampliamente por los beneficios que obtiene el
psicólogo de su inserción social como “partero de los cambios de la comunidad en la que vive”.

Harari sostenía que el único objeto que legítima tanto a la psicología como al psicoanálisis es la
investigación del inconsciente, en este sentido no es posible plantear diferencias entre ambas
profesiones. Esta delimitación del objeto de trabajo del psicólogo implica para Harari una
definición tajante de lo que deben y lo que no deben hacer los nuevos profesionales: exclusión
para el psicólogo de los animales, de lo fenomenológico exclusivo, de lo laboratorial, etc. Sin
embargo, no resulta difícil leer en los planteos de Harari la atracción que ejerce el espacio

OM
público como ámbito especial de intervención para el psicólogo. De allí que la discusión entre
Danis y Harari se sitúa más en el terreno de las teorías que en el de las practicas.

La respuesta de Danis a la crítica de Harari desplaza la polémica del plano teórico para insistir
en un abordaje grupal y de Psicología social qué le permite distinguir las particularidades de
cada una de las profesiones, a la vez que insistir con una palabra clave para entender estos
años que define un rol diferencial para el psicólogo: “psicólogo que asiste psicólogo que asiste
cambios”.

.C
4ta polémica ¿Qué valores deben guiar la práctica profesional de los psicólogos?

Ostrov era un psicólogo y psicoanalista atípico, formado en la facultad de filosofía y letras de la


DD
universidad de Buenos Aires y egresado del instituto de la asociación psicoanalítica Argentina,
no es médico, pero reúne los antecedentes académicos suficientes que lo habilitaron para
asumir desde los inicios de la carrera el dictado de las materias específicas de psicoanálisis.

En un número de la revista publicó un artículo que fue atacado por el propio director de misma.

En el artículo se proponía discutir la afirmación acerca de la neutralidad del analista para


LA

señalar los límites no siempre explícitos de la misma y desarrollar a partir de allí una teoría de
la contratransferencia que pone el acento en los valores del analista y sobre todo en su
preocupación por cuidar los intereses del paciente.

La respuesta del director de la revista colocaba el problema directamente en el espacio


ideológico para debatir ya no el tema de la incidencia de los valores en la práctica terapéutica
FI

sino que tipo de valores entran en juego en esta tarea. Valores que defienden el status quo
social y cultural establecido o valores revolucionarios que critican el orden imperante.

Estos valores definen a su vez características de clase y de pertenencia social que nos
posibilitan distinguir a los psicólogos de los psicoanalistas. A su vez la propuesta del director
promueve una discusión acerca de la flexibilización del encuadre psicoanalítico tradicional en


sus diversos aspectos normativos: asiduidad de las sesiones, fijación de honorarios y


vacaciones, abstinencia del analista, entre otros.

Reflexiones finales

El objetivo principal de tomar a la revista como objeto de investigación fue rastrear las
características particulares que asumió el proceso de profesionalización de la psicología en
Argentina y en especial en Buenos Aires. Una conclusión importante qué podemos destacar es
que la discusión por la profesionalización no se dirige a lo concreto de las prácticas y a un
debate por las competencias técnicas específicas sino que asume un estilo ideológico y
político. Las discusiones se ordenan alrededor de 2 núcleos: por un lado el psicoanálisis entra
en escena como el protagonista central de esta historia, marco de referencia teórico, ideal
profesional, emblema de prestigio, instrumento para entender la sociedad en la que viven, el
psicoanálisis determinó el campo en el que se describe la discusión a la vez que fija el deber
ser de esta nueva profesión en la Argentina. Por otro lado el psicólogo tiene que intervenir en la
escena pública para asistir al hombre contemporáneo en sus ámbitos concretos de acción y de

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malestar cotidiano. La tarea debe desplazarse a las instituciones educativas, laborales,
asistenciales, recreativas, gremiales, para intervenir directamente sobre los conflictos que allí
se despiertan.

Se cruzan en esta coyuntura histórica un corpus de conocimientos originalmente ligado al


tratamiento de las afecciones psíquicas desde un modelo intersubjetivo basado en la clínica
médica privada con una preocupación insistente por desplazar este sistema asistencial a un
terreno más amplio y de límites abiertos.

UNIDAD VII

OM
MASOTTA OSCAR (1969)
“EL INCONSCIENTE FREUDIANO Y EL PSICOANÁLISIS FRANCES
CONTEMPORANEO”
PRÓLOGO

.C
En este prologo Masotta da cuenta de la situación actual del psicoanálisis francés y señala las
encrucijadas de la interpretación del pensamiento de Freud que, en la línea de la investigación
francesa, aparece en los límites mismos fuera de los cuales no sería posible hablar en serio de
Freud ni de psicoanálisis.
DD
En el centro de estas encrucijadas se halla el objeto básico de la conceptualización
psicoanalítica: el inconsciente. Masotta sostiene que el trabajo que Laplanche y Leclaire
presentaron en Bonneval constituyó un buen resumen de la problemática, que puede ser
considerada como el aporte francés al psicoanálisis actual, y que se halla vinculada a la
tradición del pensamiento francés contemporáneo: la fenomenología francesa de Sartre y
Merleau Ponty. El autor considera que esta vinculación no es de inclusión sino de exclusión, ya
LA

que lo es que verdaderamente especifico del análisis psicoanalítico comienza allí donde
terminan las búsquedas fenomenológicas.

El aporte de la ponencia de Bonneval también se encuentra en la importancia dada a la


compleja noción freudiana de “representante-representativo”, pero el interés por el lenguaje se
desdobla en la necesidad de una investigación filológica de los textos de Freud.
FI

La exhumación de los conceptos no termina con las dificultades de interpretación que plantea
la totalidad de la obra freudiana. El trabajo de Green, en contestación a la ponencia de
Bonneval, llama la atención sobre las dificultades que esta visión de Freud podría acarrear si
se dejaran de lado los conceptos económicos.


La introducción en el seno de la conceptualización psicoanalítica del “significante” de Saussure,


como la idea de un inconsciente estructurado como un lenguaje, serán de gran utilidad si se
mantiene la exigencia de no abandonar la lectura que debe realizarse desde una triple
perspectiva: tópica, económica y dinámica a la vez. Según Massota, fue excelente el trabajo de
Laplanche y Pontalis donde las reflexiones sobre el objeto del psicoanálisis completan ciertos
puntos básicos de una problemática que se interna en lo imaginario psicoanalítico sin dejar de
lado el problema filosófico que le concierne: dar cuenta de los supuestos ontológicos y
epistemológicos sobre los que se orientan la conceptualización y la técnica.

UNIDAD VIII
ALEJANDRO VAINER (2005)

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“LOS DESAPARECIDOS A LA SALUD MENTAL”
Poder hablar de la memoria es un hecho muy importante. Los efectos de la última dictadura
militar tienen aún una persistente presencia entre nosotros. Y por eso es necesario recordar. La
memoria tiene su importancia para la actualidad, no es simple rememoración, sino que es una
memoria que toma el pasado para el presente y el futuro. Las “huellas de la memoria” tienen
dos sentidos, por un lado, esas huellas que nos han marcado y constituyen el núcleo de
nuestra identidad, y por otro, las huellas son un camino para seguir, porque sin huellas en
cualquier campo o terreno estamos perdidos.

Alejandro Vainer se centra en los efectos que aún siguen presentes en la actualidad y que nos
determinan en el campo de la Salud Mental. ¿Qué continúa hoy de la última dictadura en
nuestro medio? Los desaparecidos y sus huellas. Hay dos clases de desaparecidos.

OM
1 Los 110 Trabajadores de Salud Mental y los 66 estudiantes. Es necesario recordar que
la impunidad del poder les quitó sus vidas. Se destacan como símbolo de todos a
Beatriz Perosio, la presidenta de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires y a Juan
Carlos Risau, Secretario Gremial de la Federación Argentina de Psiquiatras.
2 Los otros desaparecidos en Salud Mental. En el campo de Salud Mental tenemos otros
desaparecidos: las teorías y las prácticas que la maquinaria de la dictadura intentó

.C
borrar.

El golpe del 24 de marzo de 1976 vino para consolidar algo que había empezado: la
instauración del capitalismo financiero en nuestro país, para eso, en nuestro territorio, se
impuso el Terrorismo de Estado que focalizó sobre toda la sociedad, pero especialmente contra
DD
intermedias, como gremios, instituciones, etc. En nuestro país funcionaron 340 campos de
concentración. Se prohibieron todos los encuentros grupales, salvo que tuvieran autorización
policial, sino eran tildados como “subversivos”. Este fue un método para aterrorizar y paralizar a
la población frente al avance del nuevo “modelo”.

Efectos en el campo de la Salud Mental


LA

En la década del ‘70 nos encontrábamos con un sistema manicomial aún sostenido, pero
cuestionado por diversas “experiencias piloto” que mostraban que otras formas de pensar y
trabajar en nuestro campo eran posibles, por ejemplo, las experiencias de las comunidades
terapéuticas, que demostraban que los manicomios de por vida eran una decisión política de
los psiquiatras manicomiales. Con menos recursos económicos se podían atender mejor y
externar a aquellos pacientes crónicos. Por otro lado, se habían logrado implantar los
FI

abordajes en Hospitales Generales y se habían desarrollado los abordajes grupales y


comunitarios para poder atender a toda la población.

También había un movimiento gremial importante: Las Asociaciones de Psicólogos de todo el


país luchaban no sólo por defensas gremiales, sino generales. Se había organizado la


Confederación de Psicólogos de la República Argentina (COPRA) en 1971. El 13 de octubre de


1974 en un encuentro llevado en Córdoba se había instaurado el “día del psicólogo” como
símbolo de las luchas que ya venían haciendo por el reconocimiento profesional.

La Asociación Psicoanalítica Argentina había perdido una importante cantidad de miembros en


1971 con la partida de los grupos Plataforma y Documento, esta fue la primera ruptura por
motivos ideológicos con la Asociación Psicoanalítica Internacional. Estos psicoanalistas
consideraban que el psicoanálisis no tenía que aliarse con el sistema imperante, tal como lo
solían hacer. Dichos grupos, junto con la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, la
Federación Argentina de Psiquiatras, la Asociación de Asistentes Sociales y la Asociación de
Psicopedagogos habían fundado la Coordinadora de Trabajadores de Salud Mental. Esta había
organizado una formación novedosa para los Trabajadores de Salud Mental. Por otro lado,
comenzaba el “volver a Freud” de los grupos lacanianos en la Argentina, liderados por Oscar
Masotta. Todo este magma que abarcaba no sólo nuestro campo, sino toda la sociedad, fue
atacado desde la “Triple A” primero, la derecha peronista de López Rega con sus acciones de

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gobierno, la intervención en la Universidad, cierres de Facultades. Luego por la dictadura, que
con su terrorismo de Estado persiguió, aterrorizó y desarticuló experiencias, desarticuló punto
por punto todo lo precedente. No sólo hubo casi 200 desaparecidos. Sino que todas estas
experiencias fueron “desaparecidas” por un complejo mecanismo.

La implantación del terror implicó:

1 desarticularlas en el momento, con el Terrorismo de Estado.


2 desprestigiarlas después en la subjetividad y en las viejas y nuevas generaciones
para:
3 condenarlas al limbo del olvido finalmente.

Las “experiencias piloto” en Salud Mental fueron todas cerradas: Comunidades terapéuticas,
los trabajos comunitarios y barriales también, los tratamientos grupales tendieron a

OM
desaparecer. Luego vendría el desprestigio que comenzaron a tener hasta hoy. Los servicios
de Salud Mental más avanzados fueron atacados especialmente, sus principales referentes
fueron siendo desaparecidos. En los hospitales del país hubo cesantías por motivos
ideológicos, las Residencias de Salud Mental habían comenzado a cerrarse durante el
gobierno de Isabel Perón, la dictadura avanzó aún más, había que desarticular la formación de
los denominados “Trabajadores en Salud Mental”, hasta desapareció ese nombre gestado a
fines de los '60. Se comenzó a hablar de “profesionales de Salud Mental” o simplemente de

.C
psicólogos, psiquiatras, psicoanalistas. Se desarticuló lo poco o mucho que se venía haciendo
contra el edificio de la psiquiatría manicomial, que retomó toda su fuerza el campo.

La desarticulación de los espacios gremiales fue un eje del Terrorismo de Estado para
implantar el nuevo modelo económico. “Desapareció” la Federación Argentina de Psiquiatras
DD
debido a las desapariciones y persecuciones; se cerró la Coordinadora de Trabajadores de
Salud Mental y su Centro de Docencia e Investigación. Es de destacar también la lucha de las
diferentes Asociaciones de Psicólogos del país no sólo por la demorada “Ley del Psicólogo”,
sino por los derechos humanos, antes y después de la desaparición de Beatriz Perosio.

La destrucción también llegaba a las teorizaciones que ponían en cuestión el estado de cosas.
LA

Sólo pudo continuar una psiquiatría biológica-manicomial y un psicoanálisis que negara la


determinación social mediante un estructuralismo a-histórico. El compromiso social fue dejado
de lado por las instituciones psicoanalíticas, aunque no así por algunos psicoanalistas que
siguieron trabajando y pensando y colaborando con organismos de derechos humanos en el
exilio interno o externo.
FI

En la década del 70 comenzó a usarse un neologismo: el “psicobolche” cuyas raíces se hunden


en un antecedente: Freudo/marxista. El uso de esta descalificación se usaba para señalar a
aquellos profesionales de nuestro campo con ideas de transformación social. Pero para el
imaginario este “descalificativo” comparte con el “freudomarxista” el hecho de que es alguien
muy desprolijo, es quien hace un entrecruzamiento de poca consistencia teórica y clínica entre


marxismo y psicoanálisis. Un freudomarxista es alguien impresentable para el campo científico


e intelectual. Se sostenía que estos terapeutas trataban de convencer a los pacientes para que
se comprometieran social y políticamente. Significativamente el término “psicobolche” se
extendió durante la dictadura militar del '76, y muy especialmente en los ‘80 y los ‘90 para todos
aquellos que continuaron hablando de las determinaciones sociales en la subjetividad.

Luego del descrédito, vino la desaparición. Durante los ‘80 y ‘90 la hegemonía en nuestro
campo intentó hacer como que nada había sucedido y que había que importar las novedades.
El mayor de los ejemplos está en los abordajes psiquiátricos farmacológicos, que pretenden
hacer pasar toda la subjetividad por un desorden molecular que debe ser solucionado en ese
nivel.

Este activo olvido de los desaparecidos físicos y las experiencias tienen un sentido de
convalidar un modelo de país y de subjetividad con técnicos en Salud Mental que promuevan la
adaptación a este capitalismo financiero que hasta ahora ha sido el vencedor. Por ello, la
importancia de retomar la memoria, que no es cualquier memoria, sino una memoria de estas

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luchas, estas teorizaciones, estas experiencias. No para repetirlas, sino para elaborarlas. Es
necesario rescatar no sólo los desaparecidos, sino quienes se enfrentaron a toda esta
situación. A quienes resistieron. Los que en ese momento pudieron luchar; los que se exiliaron
afuera o dentro del país. En lo que se pudo, pero que allí y luego en desde los 80 fueron
descalificados por las nuevas hegemonías. Los que seguimos luchando. Los que tomamos a
esta memoria, con el espíritu de esas palabras de Eduardo Galeano, que dice que cuando “de
veras está viva, la memoria no contempla la historia, sino que invita a hacerla”.

WALSH RODOLFO (1977)


“CARTA ABIERTA DE UN ESCRITOR A LA JUNTA MILITAR”

OM
• El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a
cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo
término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En
esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel
Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara
males que ustedes continuaron y agravaron.

.C
• Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de
minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al
pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse
transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la
DD
prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.
• En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus
crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la
miseria planificada. En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores
al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18
horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar,
resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos
LA

coloniales. Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas
de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo
asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al
récord del 9% prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído
las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los
FI

trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando


cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros
no aparecieron.


VISACOVSKY SERGIO (2002)


“EL LANÚS, MEMORIA Y POLÍTICA EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA TRADICIÓN
PSIQUIÁTRICA Y PSICOANALÍTICA ARGENTINA”.
LA IRRUPCIÓN DEL TERRORISMO DE ESTADO Y LA DESTRUCCIÓN DEL ANTIGUO
SERVICIO: LA RUPTURA COMO FUNDAMENTO DEL LANÚS

El furor represivo desatado connotó como “políticas” y “subversivas” prácticas a las que sus
protagonistas rechazan en la actualidad atribuirles dichas propiedades. Un ex residente de
psiquiatría recordaba como todas las actividades con los pacientes internados –no sólo las
grupales y comunitarias- se habían convertido, para la mirada de la derecha, en focos de
agitación comunista:

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“Este clima se inicia antes del golpe, en la época de las tres A, toda la cosa de persecución. En
la última época del periodismo, antes del golpe, se ve algo más o menos parecido, era difícil
trabajar (…) Y, por un lado, se nos acusaba de cosas (éramos) digamos más o menos los
comunistas. Yo dejé de sacar a los pacientes de la sala porque cada vez que me reunía con un
montón de familiares, que yo trataba de hacer una reunión familiar ampliada, a ver qué pasaba,
cómo se llegaba a través de las generaciones a que haya un paciente psicótico y poder
redistribuir un poco la problemática (…) medio que empezaba a ser visto como que uno
empezaba a hacer asambleas afuera y que vaya a saber qué intenciones políticas tenia. Yo la
verdad es que no tenía ninguna, mi interés estaba puesto en eso otro y empecé a sentir que
eso era peligroso, que eso era visto como vaya a saber qué y tuve que dejar de hacer eso.”

Pocos días después del golpe, el nuevo subsecretario de Medicina Asistencial y Rehabilitación
firmo la “licenciatura extraordinaria” de jefes de servicio o personal subalterno, de médicos,

OM
psicólogos o asistentes sociales ya la prohibición de asistencia del personal concurrente. Entre
las justificaciones de la medida, se aducía que los afectados incurrían en “presunta o potencial
perturbación ideológica”

Los centros de salud mental de CABA, los hospitales neuropsiquiátricos, fueron desmantelados
y reducidos a un funcionamiento mínimo. En general, se eliminaron los cargos ad honorem, las
actividades formativas (por ende, las residencias médicas) y las supervisiones. En varios
aspectos se regresó a situaciones ya superadas: por ejemplo, se prohibió a los psicólogos que

.C
efectuaran psicoterapia, permitiéndoseles únicamente la aplicación de test psicológicos, y se
volvieron a emplear técnicas de tratamiento que habían sido abandonadas o marginadas
durante el curso de los años 1960, como electroshock.
DD
“De los 150 profesionales que integraban el servicio hacia mediados de los años 1970,
quedaron apenas 40, debido a las cesantías forzosas y el éxodo generalizado como
consecuencia del terror provocado por la presencia permanente en el hospital de soldados
armados. El Hospital de Día, donde desde hacía unos meses funcionaba el club “Amanecer”,
fue cerrado definitivamente; se prohibieron los grupos terapéuticos y se fue limitando la
internación en las salas hasta quedar reducidas a un 50% de su dotación de camas (Ibáñez
LA

1992.145: La Opinión, 30 de Abril de 1976). Muchas de las actividades que se realizaban con
los pacientes internados, como las asambleas o las fiestas, fueron suprimidas, limitándose a
atenderlos de modo Individual (Ibáñez 1992:145). Además, fue destruida gran parte de la
biblioteca del servicio, al igual que las historias clínicas (Feldman 1992:124)
FI


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