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PIEDAD

1. ORACIÓN: Invocación al Espíritu Santo para pedir Piedad


Dios mío, yo quiero ser piadoso, porque la piedad no es otra cosa que el amor. Yo
quiero amarte sobre todas las cosas y con el mismo amor, amar a mis padres, a mis
hermanos, a mi cónyuge, a mis hijos.
Espíritu Santo, dame tu amor para poder a mar con amor divino.
2. LECTURA BÍBLICA
Romanos 8, 14-15
«Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. Pues no habéis
recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un
Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: “¡Abba, Padre!”»
3. DEFINICIÓN DEL DON
El don de Piedad indica nuestra pertenencia a Dios y nuestro vínculo profundo con Él.
Nos lleva a ver a Dios como Padre y amarle como tal; pero también a ver a todos los
seres humanos como hermanos nuestros y amarlos fraternalmente, porque también
ellos son hijos del mismo Dios, y por lo tanto, hermanos nuestros, todos por igual.

4. EXPLICACIÓN DEL DON


Cuando hablamos del don de la Piedad tendemos a confundirlo o hacernos ideas
diferentes sobre el mismo. Así decimos, por ejemplo, que una persona es piadosa
cuando pasa solo orando, en la Iglesia, ante el Santísimo. En parte lo es, porque este
don despierta ese deseo de hablar con Dios por ser nuestro padre. Pero este don va
más allá de nuestra relación con Dios, nos traslada también a ver al prójimo como
nuestro hermano.
Es un hábito sobrenatural que despierta en nosotros, por instinto del Espíritu Santo, un
afecto filial hacia Dios considerado como Padre y un sentimiento de fraternidad
universal para con todos los hombres en cuanto hermanos nuestros e hijos del mismo
Padre, que está en los cielos. Significa ser verdaderamente capaces de gozar con quien
experimenta alegría, llorar con quien llora, estar cerca de quien está solo o angustiado,
corregir a quien está en el error, consolar a quien está afligido, acoger y socorrer a
quien pasa necesidad.
5. PETICIONES
 Pidamos al Señor que el don de su Espíritu venza nuestro temor, nuestras
inseguridades, también nuestro espíritu inquieto, impaciente, y nos convierta en
testigos gozosos de Dios y de su amor, adorando al Señor en verdad y también en
el servicio al prójimo con mansedumbre y con la sonrisa que siempre nos da el
Espíritu Santo en la alegría.
Roguemos al Señor…
 Que esta nueva piedad fraternal nos lleve a ver a nuestros prójimos como a
verdaderos hermanos en la sangre de Cristo, esto es, en la vida nueva de la gracia.
Y «hagamos bien a todos, pero especialmente a los hermanos en la fe»
Roguemos al Señor …
 Pidamos siempre al Padre el espíritu filial y fraternal, y pidámosle que nos lo
infunda por el don de piedad, propio del Espíritu de Jesús y al mismo tiempo
dispongámonos a recibir ese don junto con las virtudes y prácticas cristianas.
Roguemos al Señor …

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