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La Justicia Federal Argentina: organización y funcionamiento

Por Mariano Borinsky

El centro de las decisiones judiciales actuales pasan en gran medida por la justicia
federal. Por ello se impone una explicación sobre cómo está organizada en el ámbito
nacional la justicia federal y cuál es su funcionamiento en las distintas instancias.

Asií cobra relevancia los conceptos de competencia y jurisdicción. La competencia


representa la aptitud que tiene un tribunal para entender en un determinado proceso o
momento del mismo por razones territoriales, materiales o funcionales; la misma no
debe confundirse con el concepto de jurisdicción, que consiste en la potestad de decir
el derecho, abarcando la facultad o poder que el Estado confiere normativamente a
ciertos órganos estatuidos y organizados por ley, de decidir o dar solución a conflictos
sociales. Entonces, se puede concluir que la competencia funciona como la medida en
la cual el poder o facultad de juzgar –jurisdicción– es concedido por la ley a un tribunal
determinado: en materia penal, entiende un tribunal de esa naturaleza que es el "juez
natural".

La competencia se determina conforme a diversos parámetros establecidos en la C.N.,


leyes y reglamentos, y tiene como fundamento la gran cantidad de asuntos de diversa
naturaleza que se suscitan y que deben ser tramitados y juzgados por los tribunales.

La competencia federal y ordinaria

La primera distinción o clasificación que corresponde hacer respecto de la


competencia es aquella que determina la actuación de tribunales federales y
ordinarios.

La distinción entre la competencia federal y la ordinaria (local) tiene como fundamento


histórico-político el sistema federal adoptado constitucionalmente por la República
Argentina.
El régimen federal adoptado por el Constituyente da lugar a la existencia de un doble
orden judicial en la República Argentina, constituido por el Poder Judicial de la Nación
y los Poderes Judiciales de las Provincias y de la C.A.B.A.

El federalismo funciona como base de la unión a través de la instauración de un poder


central con dominio limitado sobre todo el territorio de la República para proveer a su
mantenimiento y a las relaciones con el exterior.

En este sentido, nótese que el art. 121, C.N. establece que "Las provincias conservan
todo el poder no delegado por esta Constitución al Gobierno federal, y el que
expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo de su
incorporación".

Uno de esos poderes delegados por las provincias al Gobierno Federal es el judicial,
siempre que la cuestión en pugna verse sobre una materia relacionada a la defensa de
intereses públicos de carácter general que custodia el poder central.

La competencia federal se encuentra asignada expresamente por normas de la C.N. y


leyes dictadas por el Congreso de la Nación.

En tal sentido, y a modo de ejemplo, el art. 116 C.N. establece, de modo general,
cuestiones e intereses cuyo entendimiento corresponde a la justicia federal. Por su
parte, la ley 48 reglamenta la cuestión, siguiendo los lineamientos constitucionales
antes mencionados.

La competencia federal tiene las siguientes características:

– Es de excepción: las provincias (y también C.A.B.A., con sus particularidades) deben


administrar ordinariamente la justicia dentro de sus respectivos territorios y la Nación
lo hará en los casos de excepción que surgen de las facultades delegadas por las
provincias al poder central (art. 1º, C.N.), y con las atribuciones limitadas a casos
en determinadas materias, casos vinculados con determinados sujetos o por hechos
realizados en determinados lugares.
– Es expresa: sólo actúa cuando el caso le está expresamente atribuido al fuero
federal por la ley con fundamento en la C.N.. Es decir, una causa no puede ser
sustraída de los tribunales provinciales sino por una ley consecuente con la C.N., y sin
que pueda ser extendida a los casos no señalados.

– Es limitativa o restrictiva: las leyes que la prevén no pueden ser extendidas a casos
análogos ni ampliadas por vía de interpretación.

– Es suprema y privativa: las resoluciones dictadas por la justicia federal no pueden


ser revisadas por un tribunal provincial. Sólo los tribunales federales pueden entender
en las causas a ellos asignadas por las leyes.

– Es inalterable: no puede variar por las modificaciones que sufra la materia o los
elementos objetivos o subjetivos del hecho del proceso. El hecho objeto del juicio fija
la competencia definitivamente en el momento de su comisión aunque después pierda
su naturaleza federal.

Determinación de la competencia federal

La intervención de un tribunal federal puede quedar determinada a partir de ciertas


características del caso.

En este sentido, en líneas generales, pueden identificarse los siguientes parámetros:

– Determinación de la competencia federal por la materia.

– Determinación de la competencia federal por la investidura del sujeto.

– Determinación de la competencia federal por el lugar.

Determinación de la competencia federal por la materia


La C.N. y leyes nacionales fijan la competencia federal en razón de la naturaleza del
caso en el que debe entender el tribunal, entre otros, en los siguientes casos:

– causas especialmente regidas por la C.N.;

– causas especialmente regidas por leyes del Congreso de la Nación y que no están
comprendidas en las materias que corresponden a los códigos civil, comercial, penal,
de minería, del trabajo y de la seguridad social;

– causas especialmente regidas por los tratados con las naciones extranjeras;

– causas de almirantazgo y jurisdicción marítima.

Determinación de la competencia federal por la persona o investidura del sujeto

En ciertas ocasiones, la investidura o ciertas características de los sujetos


involucrados en la causa, pueden determinar que corresponda la competencia federal.
Entre otros, esos casos son:

– las causas en que la Nación sea parte;

– causas que se susciten entre habitantes de diferentes provincias;

– las causas que se susciten entre un ciudadano argentino y otro extranjero;

– causas concernientes a embajadores, ministros públicos y cónsules extranjeros.

Determinación de la competencia federal por el lugar

En materia penal, otro elemento que interesa a fin de determinar la competencia


federal es el lugar donde el delito se comete, debiendo tratarse de un territorio donde
el gobierno nacional tenga poder absoluto y exclusivo por estar fuera de los límites
provinciales.
La "federalización" de un territorio resulta suficiente para que los hechos allí cometidos
sean de competencia federal.

Es facultad del Congreso Nacional el dictar legislación exclusiva sobre los territorios
federalizados. De allí que se establezca que "Los crímenes de toda especie que se
cometan en lugares donde el Gobierno Nacional tenga absoluta y exclusiva
jurisdicción, serán juzgados por los Jueces de Sección allí existentes".

Esos lugares de absoluta y exclusiva jurisdicción federal son:

– lugares extraprovinciales que integran la República Argentina comprendidos en la


expresión "territorios nacionales": islas y ríos y puertos argentinos;

– lugares intraprovinciales adquiridos por compra o cesión para utilidad pública


nacional;

– los delitos cometidos en alta mar abordo de buques nacionales.

Casuística y ejemplos de determinación de la competencia federal penal

No obstante lo expuesto, la determinación relativa a si una causa es de competencia


federal u ordinaria no siempre resulta una tarea automática y simple, pues, a fin de
determinar la competencia, hay que aplicar a cada caso concreto el marco teórico
sobre justicia federal referenciado anteriormente.

Si bien se presentan casos en los cuales las normas establecen en forma clara y
unívoca quién debe intervenir en cada delito, en otros, no sucede lo mismo. No hay en
el ordenamiento jurídico una enumeración completa (sólo con relación a algunos) de
todos los delitos previstos en la ley con la indicación respectiva a la competencia
federal u ordinaria.

Por ello, en muchos casos, la determinación de la competencia federal consiste en una


tarea casuística, que requiere la valoración de los particulares elementos del caso con
aplicación de las reglas y normas de competencia señaladas con anterioridad; sin que
pueda dejarse de lado el fundamento histórico-político que sustenta la distinción entre
tribunales federales y ordinarios: el federalismo.

Algunos casos de competencia federal (enumeración no taxativa)

– Régimen Penal Tributario: Los delitos contra el fisco nacional, en cuanto


comprometen la integridad de la hacienda pública del gobierno central, y por ende su
capacidad de funcionamiento, afectan a la Nación toda –y no a determinada
jurisdicción– y, por lo tanto representan delitos federales.

En el ámbito de la C.A.B.A., dicha competencia recae sobre tribunales especializados


(fuero penal económico).

En caso de que la conducta haya afectado a haciendas locales (tributos provinciales o


municipales), corresponderá intervenir a la justicia local por tratarse de un delito de
competencia ordinaria.

– Contrabando: El Código Aduanero fija la competencia federal para esta clase de


delitos. En C.A.B.A. y en ciertos partidos del conurbano intervienen los juzgados en lo
penal económico y en el resto del país los juzgados federales.

Debe recordarse que la función aduanera corresponde al gobierno federal sin que
puedan existir aduanas provinciales. Como los delitos referidos afectan el control
aduanero sobre las importaciones y exportaciones de mercaderías (cuestión de interés
nacional), su juzgamiento corresponde a los jueces con competencia federal.

– Delitos marcarios: la Ley de Marcas dispone que "La Justicia Federal en lo Criminal y
Correccional es competente para entender en las acciones penales, que tendrán el
trámite del juicio correccional; y la Justicia Federal en lo Civil y Comercial lo es para
las acciones civiles, que seguirán el trámite del juicio ordinario".
Los delitos marcarios afectan intereses nacionales relacionados al correcto
desenvolvimiento del comercio nacional e internacional, y exceden los intereses de
una provincia determinada, por lo que se encuentra justificado que el delito pertenezca
al fuero federal.

– Narcotráfico: la ley de estupefacientes establece la competencia federal para los


delitos de narcotráfico, tomando en consideración que el bien jurídico afectado es la
salud pública, por lo que trasciende el mero interés local.

– Falsificación de moneda: la C.N. confiere al Congreso Nacional la facultad de hacer


sellar moneda, fijar su valor y el de las extranjeras y dictar legislación relativa a la
falsificación de monedas. Se trata de poderes expresamente delegados por las
provincias y entran en juego intereses de clara raigambre federal que trascienden el
mero interés provincial o local.

– Trata de personas y secuestro extorsivo: El fundamento para asignarle competencia


federal a estos delitos es que, habitualmente, son llevados a cabo por organizaciones
que actúan contemporáneamente en o a través de las diversas jurisdicciones locales,
y a veces hacia o desde el exterior del país, y que la centralización de las
investigaciones en cabeza de la justicia federal puede resultar la vía más apta para
optimizar los procedimientos.

Ahora bien, en el caso del secuestro extorsivo, aunque existe una norma expresa que
determina la competencia federal para ese delito, se suscitan debates al respecto.
Ello, pues la C.S.J.N. ha interpretado que la ley presume la competencia federal
cuando el delito se trata de uno de los enumerados en la ley procesal como
perteneciente a la competencia federal, pero cuando inequívoca y fehacientemente se
acreditase que los hechos tuvieren estricta motivación particular (cuando no existe la
posibilidad de que resulte afectada la seguridad del Estado Nacional o sus
instituciones, procede asignar su conocimiento a la justicia ordinaria).

– Delitos contra la administración pública nacional:los delitos contra la administración


pública llevados a cabo por funcionarios públicos del Estado Nacional, que afectan su
correcto desenvolvimiento. Al respecto, la ley establece que corresponde al juez
federal intervenir en las causas en que se investigan hechos que corrompan el buen
servicio de sus empleados. Por ello, en cada caso en concreto, a los fines de fijar la
competencia federal, el juez deberá comprobar la afectación de un interés nacional.
Puede tratarse de casos en que el funcionario es el sujeto activo del hecho, así como
cuando es la víctima, siempre que ello sea en perjuicio del servicio federal que tiene
asignado. Se incluyen aquí los casos de corrupción.

– Delitos de lesa humanidad: Los delitos de lesa humanidad son de competencia


federal. Se considera que este tipo de crímenes afectan no sólo a la Nación toda, sino
a la humanidad, y violentan en forma directa e inmediata tratados internacionales de
derechos humanos y también la C.N. Así, su juzgamiento excede de un interés
meramente local, para convertirse en una prerrogativa y deber federal. Por ejemplo, la
justicia federal resulta competente para juzgar los delitos cometidos durante la última
dictadura militar en Argentina como parte de un plan sistemático de persecución y
exterminio de determinados sectores de la población civil.

– Lavado de activos de origen ilícito: la ley no establece en forma expresa si el delito


de lavado de activos es de competencia federal u ordinaria, sino que dicha cuestión
debe ser examinada por el juzgador en cada caso tomando en consideración sus
particulares circunstancias.

En relación a este delito, debemos distinguir entre la situación anterior a la reforma


introducida por la ley 26.683, durante la vigencia de la ley 25.246, y la actual.

Durante la vigencia de la ley 25.246, el lavado de activos no se encontraba previsto


como un delito autónomo, sino como una especie de encubrimiento. Por ello, en líneas
generales, la competencia para investigar y juzgar este delito se encontraba
estrechamente vinculada con el carácter federal o común de la infracción precedente.

En la actualidad, como consecuencia de la sanción de la ley 26.683, el lavado de


activos es concebido como un delito autónomo en el Título XIII, denominado "Delitos
contra el orden económico y financiero". Si bien la reforma es demasiado reciente para
poder hablar de un criterio jurisprudencial asentado, la Procuración General de la
Nación ha sostenido la competencia federal para el delito de lavado de activos a partir
de la ley 26.683, con fundamento en que la reforma aludida tomó en cuenta que los
capitales espurios objeto del lavado de activos afectan la legítima competencia
económica y ponen en desventaja a los que provienen de actividades licitas, con el
consiguiente perjuicio a la salud del sistema financiero y a la confianza de los
ciudadanos en las reglas de la economía; factores que son de interés federal.

Distribución de la competencia en razón del territorio

El territorio como punto de conexión con un conflicto determina la competencia del


tribunal que tiene asiento en dicha jurisdicción.

La competencia territorial en materia civil y comercial se determina por la naturaleza


de las pretensiones deducidas en la demanda y no por las defensas opuestas por el
demandado. El único supuesto en el que se admite la prórroga de la competencia
territorial ante el acuerdo de las partes es en asuntos exclusivamente patrimoniales.

En materia penal, se establece que será competente el tribunal de la circunscripción


judicial donde se ha cometido el delito. Esta regla es expresada a través de un término
en latín, forum delicti commissi, y surge de la disposición constitucional a que los
juicios se hagan en la misma provincia en donde se hubiera cometido el delito, que -a
su vez- se entrelaza con el principio del "juez natural".

Esta regla persigue que el tribunal se acerque lo más posible al lugar del hecho a
investigar y juzgar. Ello favorece el normal ejercicio del derecho de defensa, la
celeridad y la autenticidad en la investigación, y la trascendencia social del fallo
juntamente con la publicidad de los debates.

Así, por ejemplo, la intervención del juez del lugar de comisión del delito determina su
cercanía con el material probatorio, así como, en general, mayor facilidad para obtener
las declaraciones de testigos.
En definitiva, la regla responde a principios de justicia y economía procesal, siendo
además menos costoso para las partes involucradas en un conflicto litigar en la misma
jurisdicción en la que ocurrieron los hechos.

Pero puede pasar que el hecho se haya cometido en varios lugares e inclusive que el
resultado se haya producido en otro. En este caso se estima cometido en todos ellos
(principio de ubicuidad) y la asignación del juez que habrá de intervenir (entre todos
los competentes) estará dada por aquellos principios de justicia y economía procesal.

Justicia federal

El Poder Judicial de la Nación es ejercido por la C.S.J.N. y por los demás tribunales
inferiores establecidos por el Congreso en el territorio de la Nación en función de la
potestad prevista en el art. 75, inc. 20 de la C.N. (Art. 108, C.N.).

En uso de esa facultad, a partir de la ley 24.050,el Congreso Nacional dispuso la


división del territorio nacional en diecisiete (17) distritos judiciales federales: Comodoro
Rivadavia, General Roca, Bahía Blanca, Mendoza, Córdoba, Tucumán, Salta,
Resistencia, Corrientes, Posadas, Paraná, Rosario, Mar del Plata, Ciudad de Buenos
Aires, San Justo, La Plata y San Martín.

En la imagen siguiente se puede observar la división territorial de la justicia federal en


los diecisiete (17) distritos mencionados.

Como se puede ver en el mapa, algunas jurisdicciones coinciden con la provincia a la


que pertenecen, como es el caso de la jurisdicción de Paraná –que coincide
territorialmente con la provincia de Entre Ríos, a la que pertenece—, mientras que
otras abarcan varias provincias. Tal es el caso del distrito de Córdoba, que excede los
límites políticos de la aludida provincia homónima e incluye también a la Provincia de
La Rioja. Lo mismo ocurre con la jurisdicción de Tucumán, que incluye a la provincia
homónima y se extiende a las provincias de Santiago del Estero y Catamarca.
Además, se puede observar que existen jurisdicciones que no coinciden con los límites
políticos establecidos, sino que se encuentran agrupadas de tal manera por cuestiones
de cercanía y conveniencia. La jurisdicción de Resistencia es un ejemplo de lo
expuesto, porque abarca la totalidad de las provincias de Formosa y Chaco y el norte
de la provincia de Santa Fe.

A su vez, las provincias con mayor densidad poblacional, se encuentran divididas en


múltiples jurisdicciones judiciales –la provincia de Buenos Aires es parte de las
jurisdicciones de La Plata, San Martín, San Justo, Mar del Plata y el Este de la
jurisdicción de Bahía Blanca—.

Por otra parte, se determinaron jurisdicciones territorialmente más extensas por


motivos de la baja densidad poblacional. Tal es el caso de la jurisdicción de Comodoro
Rivadavia, que se extiende sobre las provincias de Chubut, Santa Cruz y Tierra del
Fuego.

Cada uno de los diecisiete (17) distritos cuenta con una estructura judicial para
satisfacer el acceso a la justicia en aquellos casos que se susciten en la respectiva
jurisdicción y lograr una administración de justicia más eficiente y más accesible para
los justiciables. De esta manera, cada una de las aludidas jurisdicciones cuenta con
diversos Juzgados Federales de Primera Instancia distribuidos en la extensión
territorial.

En la C.A.B.A. y en el conurbano bonaerense, la densidad poblacional genera no sólo


que el territorio se divida en una mayor cantidad de jurisdicciones, sino también que
los juzgados federales allí establecidos tengan una competencia más específica según
la materia en la que entienden: penal, electoral, civil, comercial, etc. Así, y sólo como
ejemplo, los juzgados que tienen competencia exclusivamente penal son el Juzgado
Federal de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional de San Martín Nº 1, el
Juzgado Federal de Primera Instancia de Azul N° 1 y el Juzgado Federal de Primera
Instancia de Mar del Plata Nº 1. Otro ejemplo de juzgados con competencia específica,
en este caso civil y comercial, es el Juzgado Federal de Primera Instancia de Azul N°
2.
Por el contrario, en las jurisdicciones con menor densidad poblacional, los juzgados
federales suelen tener competencia múltiple, sobre todo asunto federal que se
presente en la jurisdicción de las diversas materias federales existentes. Ejemplos de
ello son los Juzgados Federales de Primera Instancia de Río Grande, de Caleta Olivia,
de Paso de los Libres y de San Luis.

Sin embargo, a medida que fue aumentando la litigiosidad en estas jurisdicciones, se


han ido creando nuevos juzgados federales, a fin de satisfacer la demanda por el
servicio de justicia. Así, se crearon por ley nuevos juzgados, como el Juzgado Federal
de Primera Instancia en lo Federal con asiento en la ciudad de Gualeguaychú,
provincia de Entre Ríos, el Juzgado Federal de Primera Instancia de Oberá, provincia
de Posadas, el Juzgado Federal de Primera Instancia en lo Civil, Comercial y
Contencioso Administrativo de San Justo, el Juzgado Federal de Primera Instancia de
Santiago del Estero N° 2 y el Juzgado Federal de Primera Instancia de Venado Tuerto.

Además, cada jurisdicción cuenta con una Cámara Federal del distrito (que actúa
como superior de aquellos juzgados) y Tribunales Orales Federales.

Ante cada juzgado federal, Cámara Federal o Tribunal Oral Federal intervienen
dependencias del Ministerio Público Fiscal y de la Defensoría Pública Oficial.

La Cámara Federal de Casación Penal constituye el tribunal superior que actúa como
órgano revisor de las Cámaras Federales de Apelaciones y de las sentencias dictadas
por los Tribunales Orales Federal en todo el país.

Distribución de la competencia por materia en la Capital Federal

En la competencia según la materia, lo relevante es el tema y la sustancia de la


cuestión jurídica que se debate y las normas legales que se aplican al caso. El
fundamento de este criterio de competencia radica en lograr una mayor
especialización y eficiencia en la administración de justicia respecto de las contiendas
a resolver en cada caso concreto. De esta manera, cada magistrado está mejor
preparado para abordar cada controversia y puede brindar una respuesta más rápida y
precisa a las partes de un pleito.

La competencia según la materia se divide y subdivide en los siguientes fueros:


criminal y correccional (instrucción, correccional, menores), ejecución penal, penal
económico , penal de rogatorias, civil, comercial, laboral, seguridad social, contencioso
administrativo y electoral.

La justicia penal

Principalmente el fuero penal se divide en federal y ordinario, conforme los criterios ya


explicados anteriormente.

La gravedad de la imputación es determinante de la competencia del juzgado que


deberá llevar adelante la investigación. En líneas generales, el fuero correccional está
a cargo de los delitos menos graves y el fuero criminal se encarga de los delitos más
graves.

Específicamente, es competencia de la justicia correccional –Juzgados Nacionales en


lo Correccional— investigar y juzgar en única instancia los delitos reprimidos con pena
no privativa de la libertad y los delitos reprimidos con pena privativa de la libertad cuyo
máximo no exceda de tres (3) años. Así, los Juzgados Nacionales en lo Correccional
se encuentran a cargo tanto de la investigación como del juzgamiento en juicio oral y
público. Si bien normativamente se prevé que la pesquisa y el juicio de un caso se
encuentran a cargo del mismo juez correccional, la C.S.J.N. entendió que ello vulnera
la garantía de imparcialidad del juzgador (art 18, C.N.), correspondiendo la
intervención durante el juicio de un magistrado correccional distinto al que llevó a cabo
la instrucción.

Por otra parte, la investigación de los delitos de acción pública de competencia


criminal son competencia del juez de instrucción en lo criminal –Juzgados Nacionales
en lo Criminal de Instrucción–.
CÓMO DETERMINAR LA COMPETENCIA
FEDERAL DE UN DELITO

La competencia federal tiene las siguientes notas


esenciales:

- De excepción: las provincias deben administrar


la justicia dentro de sus respectivos territorios y la Nación lo
hará en los casos de excepción que surgen de las facultades
delegadas por las provincias al poder central (art. 1º, C.N.), y
con las atribuciones limitadas a casos en determinadas
materias, casos vinculados con determinados sujetos o por
hechos realizados en determinados lugares.
- expresa: sólo actúa cuando el caso le está expresamente
atribuido al fuero federal por la ley con fundamento en la C.N..
Es decir, una causa no puede ser sustraída de los tribunales
provinciales sino por una ley consecuente con la C.N., y sin
que pueda ser extendida a los casos no señalados.

- restrictiva: las leyes que la prevén no pueden ser extendidas a


casos análogos ni ampliadas por vía de interpretación.

- suprema y privativa: las resoluciones dictadas por la justicia


federal no pueden ser revisadas por un tribunal provincial. Sólo
los tribunales federales pueden entender en las causas a ellos
asignadas por las leyes.

- inalterable: no puede variar por las modificaciones que sufra


la materia o los elementos objetivos o subjetivos del hecho del
proceso. El hecho objeto del juicio fija la competencia
definitivamente en el momento de su comisión aunque después
pierda su naturaleza federal.

Determinación de la competencia federal


La intervención de un tribunal federal puede quedar
determinada a partir de ciertas características del caso: en
razón de la materia, la investidura del sujeto o por el lugar. En
particular:

- causas especialmente regidas por la C.N.;

- causas especialmente regidas por leyes del Congreso de la


Nación y que no están comprendidas en las materias que
corresponden a los códigos civil, comercial, penal, de minería,
del trabajo y de la seguridad social;

- causas especialmente regidas por los tratados con las


naciones extranjeras;

- causas de almirantazgo y jurisdicción marítima.

- las causas en que la Nación sea parte;

- causas que se susciten entre habitantes de diferentes


provincias;

- las causas que se susciten entre un ciudadano argentino y


otro extranjero;

- causas concernientes a embajadores, ministros públicos y


cónsules extranjeros.

En materia penal, otro elemento que interesa a fin de


determinar la competencia federal es el lugar donde el delito se
comete, debiendo tratarse de un territorio donde el gobierno
nacional tenga poder absoluto y exclusivo por estar fuera de los
límites provinciales.

La “federalización” de un territorio resulta suficiente para que


los hechos allí cometidos sean de competencia federal.
Es facultad del Congreso Nacional dictar legislación exclusiva
sobre los territorios federalizados. De allí que se establezca
que “Los crímenes de toda especie que se cometan en lugares
donde el Gobierno Nacional tenga absoluta y exclusiva
jurisdicción, serán juzgados por los Jueces de Sección allí
existentes”.

Esos lugares de absoluta y exclusiva jurisdicción federal


son:
- lugares extraprovinciales que integran la República Argentina
comprendidos en la expresión “territorios nacionales”: islas y
ríos y puertos argentinos;

- lugares intraprovinciales adquiridos por compra o cesión para


utilidad pública nacional;

- los delitos cometidos en alta mar abordo de buques


nacionales.
No obstante lo expuesto, la determinación relativa a si una
causa es de competencia federal u ordinaria no siempre resulta
una tarea automática y simple, pues, a fin de determinar la
competencia, hay que aplicar a cada caso concreto el marco
teórico sobre justicia federal referenciado anteriormente.

Si bien se presentan casos en los cuales las normas


establecen en forma clara y unívoca quien debe intervenir en
cada delito, en otros, no sucede lo mismo. No hay en el
ordenamiento jurídico nacional una enumeración completa
(sólo con relación a algunos) de todos los delitos previstos en
la ley con la indicación respectiva a la competencia federal u
ordinaria.

Por ello, en muchos casos, la determinación de la competencia


federal consiste en una tarea casuística, que requiere la
valoración de los particulares elementos del caso con
aplicación de las reglas y normas de competencia señaladas
con anterioridad; sin que pueda dejarse de lado el fundamento
histórico-político que sustenta la distinción entre tribunales
federales y ordinarios: el federalismo.

Algunos casos de competencia federal


(enumeración no taxativa).
- Régimen Penal Tributario: Los delitos contra el fisco nacional,
en cuanto comprometen la integridad de la hacienda pública
del gobierno central, y por ende su capacidad de
funcionamiento, afectan a la Nación toda –y no a determinada
jurisdicción– y, por lo tanto representan delitos federales.

En el ámbito de la C.A.B.A., dicha competencia recae sobre


tribunales especializados (juzgados, Camara de Apelaciones y
Tribunales Orales, en lo penal económico).

En caso de que la conducta haya afectado a haciendas locales


(tributos provinciales o municipales), corresponderá intervenir a
la justicia local por tratarse de un delito de competencia
ordinaria.

- Contrabando: El Código Aduanero fija la competencia federal


para esta clase de delitos. En C.A.B.A. y en ciertos partidos del
conurbano intervienen los juzgados en lo penal económico y en
el resto del país los juzgados federales.

Debe recordarse que la función aduanera corresponde al


gobierno federal sin que puedan existir aduanas provinciales.
Como los delitos referidos afectan el control aduanero sobre las
importaciones y exportaciones de mercaderías (cuestión de
interés nacional), su juzgamiento corresponde a los jueces con
competencia federal.

Por su parte, el fuero penal económico tiene competencia


mixta, pues interviene tanto en ciertos delitos federales como
ordinarios, (delitos que le correspondan “por su actual
competencia material”). Entre ellos se encuentran: contralor de
drogas y productos usados en medicina (ley 16.463), régimen
penal cambiario (ley 19.359), Código Aduanero (ley 22.415),
libramiento de cheques sin provisión de fondos, fraude al
comercio y a la industria y balance falso.

El fuero penal económico sólo tiene competencia sobre los


delitos cuya competencia le fue expresamente atribuida por ley,
que hayan sido cometidos en la C.A.B.A. Ello, con excepción
de los delitos previstos en el Código Aduanero (ley 22.415),
supuestos en cuyo caso la competencia del fuero penal
económico se extiende territorialmente al primer cordón del
conurbano bonaerense.

Los delitos cuya competencia esté atribuida a la justicia penal


económico que sean cometidos fuera de la C.A.B.A., serán
competencia de la justicia ordinaria provincial o federal con
asiento en las provincias, según la naturaleza —común o
federal— del delito.

- Delitos marcarios: la Ley de Marcas dispone que “La Justicia


Federal en lo Criminal y Correccional es competente para
entender en las acciones penales, que tendrán el trámite del
juicio correccional; y la Justicia Federal en lo Civil y Comercial
lo es para las acciones civiles, que seguirán el trámite del juicio
ordinario”.

Los delitos marcarios afectan intereses nacionales


relacionados al correcto desenvolvimiento del comercio
nacional e internacional, y exceden los intereses de una
provincia determinada, por lo que se encuentra justificado que
el delito pertenezca al fuero federal.

- Narcotráfico: la ley establece la competencia federal para los


delitos de narcotráfico, tomando en consideración que el bien
jurídico afectado es la salud pública, por lo que trasciende el
mero interés local.

- Falsificación de moneda: la C.N. confiere al Congreso


Nacional la facultad de hacer sellar moneda, fijar su valor y el
de las extranjeras y dictar legislación relativa a la falsificación
de monedas. Se trata de poderes expresamente delegados por
las provincias y entran en juego intereses de clara raigambre
federal que trascienden el mero interés provincial o local.

- Trata de personas y secuestro extorsivo: El fundamento para


asignarle competencia federal a estos delitos es que,
habitualmente, son llevados a cabo por organizaciones que
actúan contemporáneamente en o a través de las diversas
jurisdicciones locales, y a veces hacia o desde el exterior del
país, y que la centralización de las investigaciones en cabeza
de la justicia federal puede resultar la vía más apta para
optimizar los procedimientos.

Ahora bien, en el caso del secuestro extorsivo, aunque existe


una norma expresa que determina la competencia federal para
ese delito, se suscitan debates al respecto. Ello, pues la
C.S.J.N. ha interpretado que la ley presume la competencia
federal cuando el delito se trata de uno de los enumerados en
la ley procesal como perteneciente a la competencia federal,
pero cuando inequívoca y fehacientemente se acreditase que
los hechos tuvieren estricta motivación particular (cuando no
existe la posibilidad de que resulte afectada la seguridad del
Estado Nacional o sus instituciones, procede asignar su
conocimiento a la justicia ordinaria).

- Delitos contra la administración pública nacional: los delitos


contra la administración pública llevados a cabo por
funcionarios públicos del Estado Nacional, comúnmente
afectan su correcto desenvolvimiento. Al respecto, la ley
establece que corresponde al juez federal intervenir en las
causas en que se investigan hechos que corrompan el buen
servicio de sus empleados. Por ello, en cada caso en concreto,
a los fines de fijar la competencia federal, el juez deberá
comprobar la afectación de un interés nacional. Puede tratarse
de casos en que el funcionario es el sujeto activo del hecho, así
como cuando es la víctima, siempre que ello sea en perjuicio
del servicio federal que tiene asignado. Se incluyen aquí los
casos de corrupción.

- Delitos de lesa humanidad: Los delitos de lesa humanidad


son de competencia federal. Se considera que este tipo de
crímenes afectan no sólo a la Nación toda, sino a la
humanidad, y violentan en forma directa e inmediata tratados
internacionales de derechos humanos y también la C.N. Así, su
juzgamiento excede de un interés meramente local, para
convertirse en una prerrogativa y deber federal. Por ejemplo, la
justicia federal resulta competente para juzgar los delitos
cometidos durante la última dictadura militar en Argentina como
parte de un plan sistemático de persecución y exterminio de
determinados sectores de la población civil.

- Lavado de activos de origen ilícito y otros delitos financieros:


la ley no establece en forma expresa si el delito de lavado de
activos es de competencia federal u ordinaria, sino que dicha
cuestión debe ser examinada por el juzgador en cada caso
tomando en consideración sus particulares circunstancias.

En relación a este delito, debemos distinguir entre la situación


anterior a la reforma introducida por la ley 26.683, durante la
vigencia de la ley 25.246, y la actual.

Durante la vigencia de la ley 25.246, el lavado de activos no se


encontraba previsto como un delito autónomo, sino como una
especie de encubrimiento. Por ello, en líneas generales, la
competencia para investigar y juzgar este delito se encontraba
estrechamente vinculada con el carácter federal o común de la
infracción precedente

En la actualidad, como consecuencia de la sanción de la ley


26.683, el lavado de activos es concebido como un delito
autónomo en el Título XIII, denominado “Delitos contra el orden
económico y financiero”. Si bien la reforma es demasiado
reciente para poder hablar de un criterio jurisprudencial
asentado, la Procuración General de la Nación ha sostenido la
competencia federal para el delito de lavado de activos a partir
de la ley 26.683, con fundamento en que la reforma aludida
tomó en cuenta que los capitales espurios objeto del lavado de
activos afectan la legítima competencia económica y ponen en
desventaja a los que provienen de actividades licitas, con el
consiguiente perjuicio a la salud del sistema financiero y a la
confianza de los ciudadanos en las reglas de la economía;
factores que son de interés federal.

-Delitos contra el medio ambiente. Ley de residuos peligrosos


24.051. En la medida que se produzca la afectación del medio
ambiente interprovincial.

-Terrorismo. Si bien como título autónomo se prevé el


terrorismo y el financiamiento del terrorismo en el nuevo
Código Penal que se encuentra a debate del Congreso de la
Nacion (Senado de la Nacion, Comisión de Asuntos Penales y
Justicia), en el actual código penal hay un inciso del art 41
(quinquies) que prevé la agravante de actos que tenga por
finalidad aterrorizar a la población.

-Falsificación y uso de documento público.

El territorio como punto de conexión con un conflicto determina


la competencia del tribunal que tiene asiento en dicha
jurisdicción.
La competencia territorial en materia civil y comercial se
determina por la naturaleza de las pretensiones deducidas en
la demanda y no por las defensas opuestas por el demandado.
El único supuesto en el que se admite la prórroga de la
competencia territorial ante el acuerdo de las partes es en
asuntos exclusivamente patrimoniales.

En materia penal, se establece que será competente el tribunal


de la circunscripción judicial donde se ha cometido el delito.
Esta regla es expresada a través de un término en latin: forum
delicti commissi y surge de la disposición constitucional a que
los juicios se hagan en la misma provincia en donde se hubiera
cometido el delito, que -a su vez- se entrelaza con el principio
del “juez natural”.

Esta regla persigue que el tribunal se acerque lo más posible al


lugar del hecho a investigar y juzgar. Ello favorece el normal
ejercicio del derecho de defensa, la celeridad y la autenticidad
en la investigación, y la trascendencia social del fallo
juntamente con la publicidad de los debates.

Así, por ejemplo, la intervención del juez del lugar de comisión


del delito determina su cercanía con el material probatorio, así
como, en general, mayor facilidad para obtener las
declaraciones de testigos.

En definitiva, la regla responde a principios de justicia y


economía procesal, siendo además menos costoso para las
partes involucradas en un conflicto litigar en la misma
jurisdicción en la que ocurrieron los hechos.

Pero puede pasar que el hecho se haya cometido en varios


lugares e inclusive que el resultado se haya producido en otro.
En este caso se estima cometido entodos ellos (principio de
ubicuidad) y la asignación del juez que habrá de intervenir
(entre todos los competentes) estará dada por aquellos
principios de justicia y economía procesal.

Justicia federal
Los delitos federales se investigan en la justicia federal. El
Poder Judicial de la Nación es ejercido por la C.S.J.N. y por los
demás tribunales inferiores establecidos por el Congreso en el
territorio de la Nación en función de la potestad prevista en el
art. 75, inc. 20 de la C.N. (Art. 108, C.N.).

En uso de esa facultad, a partir de la ley 24.050, el Congreso


Nacional dispuso la división del territorio nacional en diecisiete
(17) distritos judiciales federales: Comodoro Rivadavia, General
Roca, Bahía Blanca, Mendoza, Córdoba, Tucumán, Salta,
Resistencia, Corrientes, Posadas, Paraná, Rosario, Mar del
Plata, Ciudad de Buenos Aires, San Justo, La Plata y San
Martín.

Algunas jurisdicciones coinciden con la provincia a la que


pertenecen, como es el caso de la jurisdicción de Paraná –que
coincide territorialmente con la provincia de Entre Ríos, a la
que pertenece—, mientras que otras abarcan varias provincias.
Tal es el caso del distrito de Córdoba, que excede los límites
políticos de la aludida provincia homónima e incluye también a
la Provincia de La Rioja. Lo mismo ocurre con la jurisdicción de
Tucumán, que incluye a la provincia homónima y se extiende a
las provincias de Santiago del Estero y Catamarca.

Además, se puede observar que existen jurisdicciones que no


coinciden con los límites políticos establecidos, sino que se
encuentran agrupadas de tal manera por cuestiones de
cercanía y conveniencia. La jurisdicción de Resistencia es un
ejemplo de lo expuesto, porque abarca la totalidad de las
provincias de Formosa y Chaco y el norte de la provincia de
Santa Fe.
A su vez, las provincias con mayor densidad poblacional, se
encuentran divididas en múltiples jurisdicciones judiciales –la
provincia de Buenos Aires es parte de las jurisdicciones de La
Plata, San Martín, San Justo, Mar del Plata y el Este de la
jurisdicción de Bahía Blanca—.

Por otra parte, se determinaron jurisdicciones territorialmente


más extensas por motivos de la baja densidad poblacional. Tal
es el caso de la jurisdicción de Comodoro Rivadavia, que se
extiende sobre las provincias de Chubut, Santa Cruz y Tierra
del Fuego.

Cada uno de los diecisiete (17) distritos cuenta con una


estructura judicial para satisfacer el acceso a la justicia en
aquellos casos que se susciten en la respectiva jurisdicción y
lograr una administración de justicia más eficiente y más
accesible para los justiciables. De esta manera, cada una de
las aludidas jurisdicciones cuenta con diversos Juzgados
Federales de Primera Instancia distribuidos en la extensión
territorial.

En la C.A.B.A. y en el conurbano bonaerense, la densidad


poblacional genera no sólo que el territorio se divida en una
mayor cantidad de jurisdicciones, sino también que los
juzgados federales allí establecidos tengan una competencia
más específica según la materia en la que entienden: penal,
electoral, civil, comercial, etc. Así, y sólo como ejemplo, los
juzgados que tienen competencia exclusivamente penal son el
Juzgado Federal de Primera Instancia en lo Criminal y
Correccional de San Martín Nº 1, el Juzgado Federal de
Primera Instancia de Azul N° 1 y el Juzgado Federal de
Primera Instancia de Mar del Plata Nº 1. Otro ejemplo de
juzgados con competencia específica, en este caso civil y
comercial, es el Juzgado Federal de Primera Instancia de Azul
N° 2.
Por el contrario, en las jurisdicciones con menor densidad
poblacional, los juzgados federales suelen tener competencia
múltiple, sobre todo asunto federal que se presente en la
jurisdicción de las diversas materias federales existentes.
Ejemplos de ello son los Juzgados Federales de Primera
Instancia de Río Grande, de Caleta Olivia, de Paso de los
Libres y de San Luis.

Sin embargo, a medida que fue aumentando la litigiosidad en


estas jurisdicciones, se han ido creando nuevos juzgados
federales, a fin de satisfacer la demanda por el servicio de
justicia. Así, se crearon por ley nuevos juzgados, como el
Juzgado Federal de Primera Instancia en lo Federal con
asiento en la ciudad de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos,
el Juzgado Federal de Primera Instancia de Oberá, provincia
de Posadas, el Juzgado Federal de Primera Instancia en lo
Civil, Comercial y Contencioso Administrativo de San Justo, el
Juzgado Federal de Primera Instancia de Santiago del Estero
N° 2 y el Juzgado Federal de Primera Instancia de Venado
Tuerto.

Además, cada jurisdicción cuenta con una Cámara Federal del


distrito (que actúa como superior de aquellos juzgados) y
Tribunales Orales Federales.

La Cámara Federal de Casación Penal constituye el tribunal


superior que actúa como órgano revisor de las Cámaras
Federales de Apelaciones y de las sentencias dictadas por los
Tribunales Orales Federal en dichas jurisdicciones.

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