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FILOSOFÍA.

VOCABULARIO
Aísthēsis (αἴσθησῐς): percepción.
Alétheia (αλήθεια): verdad.

Ánthropos (ἄνθρωπος): humano.


Ápeiron (άπειρον): indeterminado.
Chorismós (χωρισμός): falla, separación abismal.
Cósmos (κόσμος): mundo.
Diaíresis (διαίρεσις): divisibilidad.

Dóxa (δόξα), pl. dóxai (δóξαι): dogma, creencia.


Dýnamis (δύναμις): potencia, posibilidad.
Eîdos (εἶδος): forma, idea (teoría platónica).
Eínai (είναι): «ser», unidad intensiva indivisible.
Éndoxa (ἔνδοξα): opiniones autorizadas.

Epistéme (ἐπιστήμη): ciencia, conocimiento cierto.


Estí (ἐστί): ser, «es» (verbo copula).
Hyle (ὕλη): materia indeterminada.
Hypokeímenon (ὑποκείμενον): substrato, lo subyacente.
Kínesis (κίνησις): movimiento.

Lógos (λóγος): razón reunidora.


Metá-ta-physiká (μεtά ta φuσιkά): «más allá de lo físico», metafísica.
Méthexis (μέθεξις): participación.
Méthodos (μέθοδος): método.
Métron (μέτρον): criterio.

Mímesis (μῑ́μησις): copia.


Noeîn (νοεῖν): pensar.
Ousía (oὐσία): entidad.
Phýsis (φύσις): naturaleza como brotadero de los fenómenos.
Prâxis (πρᾱξις): acción.
Psyché (Ψυχή): alma, mente.
Simploké (συμπλοκή): estructura conceptual.
Sôma (σώμα): cuerpo.
Tà onta (τὰ ὄντα): lo ente, lo presente, lo que se da.

Téchne (τέχνη): producir, hacer.


FILOSOFÍA
Movimiento: los filósofos presocráticos comprueban que la naturaleza, la physis, es algo
mutable, cambiante, en continua transformación. Así, la naturaleza es movimiento, frente a
lo divino, que es inmutable, innamovible, constante.
El ser lógico es el ser pensado, el ser reflexionado. El ser ontológico es que existe en todas
las cosas, lo común de todo lo que existe. Para los filósofos presocráticos es inmutable,
eterno e infinito.
Realismo: postura que defiende que las cosas existen, es decir, hay una naturaleza
independientemente de que alguien pueda observarla o pensarla.
Idealismo: la realidad es una creación de nuestra mente y no existe nada más allá de ella.
Cosas extensas: aquellas cosas que están compuestas por partes que se pueden a su vez
subidividir hasta llegar a lo que no admite más divisiones.
Cosas inextensas: aquellas cosas no se pueden dividir más.
La mayéutica Sócrates
La mayéutica es la figura de la madre que da luz a un hijo.
Dice en un pasaje del Teeteto de Platón:
“Mi arte mayéutica tiene las mismas características generales que el arte de las
comadronas. Pero difiere de él en que hace parir a los hombres y no a las
mujeres, y en que vigila las almas, y no los cuerpos, en su trabajo de parto. Lo
mejor del arte que practico es, sin embargo, que permite saber si lo que
engendra la reflexión del joven es una apariencia engañosa o un fruto
Verdadero”.
La religión dentro de los límites de la mera razón (1793), traducción de Felipe
Martínez Marzoa, Alianza Editorial, 1991.
Hay en el hombre una propensión natural al mal; y esta propensión misma, puesto que ha
de ser finalmente buscada en un libre albedrío y, por lo tanto, puede ser imputada, es
moralmente mala. Este mal es radical, pues corrompe el fundamento de todas las máximas;
a la vez, como propensión natural, no se lo puede exterminar mediante fuerzas humanas,
pues esto solo podría ocurrir mediante máximas buenas, lo cual no puede tener lugar si el
supremo fundamento subjetivo de todas las máximas se supone corrompido; sin embargo,
ha de ser posible prevalecer sobre esta propensión, pues ella se encuentra en el hombre
como ser que obra Libremente.
Los cínicos griegos, fragmentos y testimonios. Les Cyniques grecs, fragments et
témoignage, traducción de L. Paquet, P. U. d'Ottawa, 1975 (traducción para
este libro de Irache Ganuza Fernández).
Peter Sloterdijk (alemán, nacido en 1947)
Filósofos onanistas y pedómanos. Él (Diógenes) tenía la costumbre de hacerlo todo en
público, las obras
patrocinadas por Deméter tanto como las de Afrodita. Razonaba, en efecto,
de la siguiente manera: si no hay nada absurdo en desayunar, no está fuera
de lugar hacerlo en público; ahora bien, desayunar no es absurdo, luego no
está fuera de lugar hacerlo en la plaza pública. Incluso masturbándose en
público decía: «¡Ah!, si pudiésemos acabar con el hambre con solo frotarnos
así el vientre» [...]. ¿No es chocante que los adeptos al cinismo osen tener la
sodomía por una cosa indiferente? Y mientras que nos parece
absolutamente indecente tener trato con una mujer en público, ellos se
aparean a plena luz, sin hacer distinciones, tal y como hemos oído decir del
filósofo Crates [...]. Metrocles de Maronea, hermano de Hiparquia, fue al
principio alumno de Teofrasto el peripatético. Este lo maltrató hasta tal punto
que un día Metrocles, tras haberse tirado un pedo en mitad de un ejercicio
oratorio, se encerró en su casa de tan avergonzado que estaba, decidido a
dejarse morir de hambre. Sabiendo esto, Crates fue a verlo, como se le
había invitado a hacer, y no sin haber devorado, a propósito, un plato de
judías; en un principio, trató de convencerlo de que no había cometido
ningún delito: efectivamente, habría sido sorprendente que los gases no se
hubieran escapado como lo quiere la naturaleza. En resumidas cuentas,
Crates se puso a tirarse pedos a su vez y reconfortó de esa manera a
Metrocles ofreciéndole el consuelo de imitar su acto. A partir de ese día,
Metrocles se sumó a la escuela de Crates y se hizo un hombre valioso en
filosofía [...]. Los peces hacen gala de tener casi más inteligencia que los
hombres: cuando sienten la necesidad de eyacular, salen de su retiro y van a
frotarse contra algo rudo [...].
Esas son las características de la filosofía de Diógenes: que pisotea los
humos del orgullo, que se ríe de los que ocultan en la sombra la satisfacción
de sus necesidades naturales —quiero decir, la expulsión de los
excrementos—, pero que, en mitad de las plazas públicas y las ciudades,
cometen actos más violentamente contrarios a las exigencias de nuestra naturaleza, como
robos de dinero,
calumnias, asignaciones injustas y prosecución de otras prácticas igualmente
inmundas. Si, en efecto, Diógenes ha dejado escapar una incongruencia, si
se ha aliviado, si ha hecho, como no se deja de repetir, cualquier otra cosa
de la misma clase en la plaza pública, ha sido para humillar el orgullo de
aquellos y para enseñarles que cometen actos mucho más viles y mucho
más insoportables, al ser las necesidades conformes a la naturaleza de
todos nosotros, mientras que los vicios, por decirlo así, no son conformes
con la naturaleza de nadie, sino que son todos ellos el resultado de una
Perversión.
. Crítica de la razón cínica, versión española de Miguel Ángel Vega, Taurus, v. I.
Lector de los cínicos griegos, de Nietzsche, Virilio (ver las notas) y Baudrillard, a una parte,
parece explicarse de una manera filosófico-natural —naturalia non
sunt turpia—, entonces su centro de gravedad queda dentro del ámbito
político, teórico-social. La vergüenza constituye la más íntima atadura social
que nos liga, por encima de todas las reglas concretas de la conciencia, a los
patrones generales de comportamiento. No obstante, el filósofo de la
existencia no puede contentarse con los prefijados adiestramientos sociales
de la vergüenza. Él desarrolla el proceso desde el principio; que el hombre
tenga que avergonzarse realmente es una cosa que en absoluto viene dada
por los convencionalismos sociales, tanto más cuanto que la sociedad misma
es sospechosa incluso de apoyarse en perversiones e irracionalidades. El
quínico* deja las andaderas de uso general que nos imponen a través de las
prescripciones de vergüenza profundamente encarnadas [...].
El quinico es el cínico de la Antigüedad, por oposición al cínico
Contemporáneo.
Con su masturbación pública comete una desvergüenza con la que él se
pone en oposición a los adiestramientos políticos de la virtud de todos los
sistemas. Esta desvergüenza fue el ataque frontal a toda política familiar, la
pieza nuclear de cualquier conservadurismo. Dado que él, tal y como dice
vergonzosamente la tradición, se canta su canción nupcial con sus propias
manos, no sucumbió a la necesidad de llegar al matrimonio para satisfacer
sus necesidades sexuales. Diógenes enseñaba de una manera práctica la
masturbación, entendida como progreso cultural, no como regreso a lo
animal. Según el sabio, se debe dejar vivir incluso al animal en la medida en
que este es condición del hombre. El jocoso masturbador («también se podía
expulsar el hambre frotándose el vientre») rompe la conservadora economía
sexual sin realizar sacrificios vitales. La independencia sexual es una de las
condiciones más importantes para la emancipación.
El banquete (384 a. de C), 21 1«, traducción M. Martínez. Hernández., Credos,
Platón (griego, 428-347 a. de C.) Importantísima figura de la filosofía occidental. Propone su
pensamiento en forma de diálogos. Idealista (hace primar la Idea sobre la Realidad
presentada como derivada de aquella) y dualista (separa lo real en dos mundos opuestos: el
alma, lo inteligible, el cielo —positivos— y el cuerpo, lo sensible, la tierra —negativos). El
cristianismo le debe mucho. De los bellos cuerpos a la idea de lo Bello En efecto, quien hasta
aquí haya sido instruido en las cosas del amor, tras haber contemplado las cosas bellas en
ordenada y correcta sucesión, descubrirá de repente, llegando ya al término de su iniciación
amorosa, algo maravillosamente bello por naturaleza, a saber, aquello mismo, Sócrates, por
lo que precisamente se hicieron todos los esfuerzos anteriores, que, en primer lugar, existe
siempre y ni nace ni perece, ni crece ni decrece; en segundo lugar, no es bello en un aspecto
y feo en otro, ni unas veces bello y otras no, ni bello respecto a una cosa y feo respecto a
otra, ni aquí bello y allí feo, como si fuera para unos bello y para otros feo. Ni tampoco se le
aparecerá esta belleza bajo la forma de un rostro ni de unas manos ni de cualquier otra cosa
de las que participa un cuerpo, ni como un razonamiento, ni como
ciencia, ni como existente en otra cosa, por ejemplo, en un ser vivo, en la tierra, en el cielo o
en algún otro, sino la belleza en sí, que es siempre consigo misma específicamente única,
mientras que todas las otras cosas bellas participan de ella de una manera tal que el
nacimiento y muerte de estas no le causa ni aumento ni disminución, ni le ocurre
absolutamente nada. Por consiguiente, cuando alguien asciende a partir de las cosas de este
mundo mediante el recto amor de los jóvenes y empieza a divisar aquella belleza, puede
decirse que toca casi el fin. Pues esta es justamente la manera correcta de acercarse a las
cosas del amor o de ser conducido por otro: empezando por las cosas bellas de aquí y
sirviéndose de ellas como de peldaños ir ascendiendo continuamente, en base a aquella
belleza, de uno solo a dos y de dos a todos los cuerpos bellos y de los cuerpos bellos a las
bellas normas de conducta, y de las normas de conducta a los bellos conocimientos, y
partiendo de estos terminar en aquel conocimiento que es conocimiento no de otra cosa
sino de aquella belleza absoluta, para que conozca al fin lo que es la belleza en sí.
Bibliografía Platón
Antes de continuar con otro orden de consideraciones llega el momento de hacer unas
pocas recomendaciones bibliográficas. Por ejemplo, las siguientes: David Ross, Teoría
platónica de las Ideas, ed. Cátedra; Francis M. Cornford, La teoría platónica del
conocimiento, ed. Paidós; Mario Vegetti, Platón, ed. Gredos; Felipe Martínez Marzoa,
Iniciación a la filosofía, ed. Istmo (en un artículo publicado en la revista electrónica A parte
rei, nº 62, titulado “Una confrontación incesante: ontología y metafísica”, he abordado
algunos temas que apuntan a las cuestiones que aquí están en juego)
Las Ideas Platón
‘simploké’ (un término que significa, más o menos, ‘tejido’ o ‘entretejido’). Un punto
álgido de esta teoría se encuentra en el diálogo ‘El sofista’, en el que señalan que estas
combinaciones (el tejido de las Ideas) está regidas a priori por tres pares de ‘principios’:
ente/no ente, identidad/diferencia, reposo/movimiento (estos tres pares juegan un papel
parecido a lo que en Aristóteles son las categorías). Desde luego, en la bibliografía muy
especializada se aborda este asunto, pero, como te digo, es mejor no empezar la casa por el
tejado y sólo después de haber estudiado temas más fáciles de Platón adentrarse en serio
en este laberinto de la ‘simploké’. En todo caso el punto central es este: las Ideas no están
aisladas entre sí, sino que un remite a otras, el problema es cómo y bajo qué límites (pues
no todas las Ideas encajan entre sí de un modo cualquiera; las Ideas de círculo y de
cuadrado se repelen entre sí: en el universo eidético no cabe un ‘círculo cuadrado’
“dialéctica” en Platón es enormemente complejo, y está surcado por varios significados (no es
fácil decir ni cuántos son, ni, tampoco, si hay alguno que sea principal y otros secundarios).
Uno de esos significados de “dialéctica” alude al diálogo como procedimiento para alcanzar la
verdad en el conocimiento (episteme). Este procedimiento (es aconsejable evitar el término
‘método’, pues este término procede del racionalismo de Descarte) incluye al menos dos piezas: la
‘ironía’ y la ‘mayéutica’ (aunque aquí habría que incluir otros elementos como la ‘anábasis’ y la
‘katábasis’ –el camino ascendente y el descendente, como se ve en la ‘alegoría de la caverna’).
Otro significado de “dialéctica” se refiere a la cuestión, especialmente destacada en la fase final de la
propuesta platónica, de cómo se combinan o conjugan (‘comunican’) las Ideas entre sí (pues unas se
pueden unir a otras, pero no todas con todas, etc.). Es el tema, espinoso como pocos de la
‘symploké’ de las Ideas (de su peculiar ‘entretejido’).
Distinguiendo bien estos dos significados, no mezclándolos entre sí, se despeja la duda planteada
(aunque el asunto es aún más complicado pues estos no son los dos únicos significados
de‘dialéctica’).
Tres apuntes para terminar: a) el asunto de la dialéctica en Platón es un auténtico laberinto; b) las
dos principales propuestas que tienen en su centro a la dialéctica son la platónica y la de Hegel (el
cual destaca que la diálectica consiste en declarar la Identidad final de las contradicciones; un libro
panorámico sobre el tema que merece la pena leer: “La dialéctica” de Ramón Vals Plana); c) en el
siglo XX se ha intentado rebatir la orientación dialéctica en las llamadas ‘filosofía de la diferencia’
(pues estas rechazan la primacía de la identidad –es decir, de la esencia o del concepto; sobre esto,
por mencionar un libro, puede leerse ‘Diferencia y repetición’ de Gilles Deleuze en el que se debate
tanto con Platón como con Hegel).

Aristóteles el acto puro, que es incausado, es la divinidad, o el dios. En tanto que primer motor, es el
origen del movimiento. El problema de Guillermo Fraile OP, es que es dominico, e interpreta a
Aristóteles desde la escolástica, que es un movimiento filosófico muy interesante que estudiará en
Filosofía medieval (muy propio, por cierto, del pensamiento español). Es un Aristóteles, digamos,
cristianizado.

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