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El documento analiza un episodio clave de la novela Los ríos profundos de José María Arguedas, en el que el protagonista Ernesto escribe una carta de amor. Ernesto experimenta una tensión entre su identidad mestiza y los mundos indígena y blanco que representan respectivamente la cultura oral quechua y la cultura escrita en español. Al escribir la carta en un primer momento usando retórica romántica en español, Ernesto se da cuenta que ese lenguaje no corresponde al mundo de las jóvenes indígenas a
El documento analiza un episodio clave de la novela Los ríos profundos de José María Arguedas, en el que el protagonista Ernesto escribe una carta de amor. Ernesto experimenta una tensión entre su identidad mestiza y los mundos indígena y blanco que representan respectivamente la cultura oral quechua y la cultura escrita en español. Al escribir la carta en un primer momento usando retórica romántica en español, Ernesto se da cuenta que ese lenguaje no corresponde al mundo de las jóvenes indígenas a
El documento analiza un episodio clave de la novela Los ríos profundos de José María Arguedas, en el que el protagonista Ernesto escribe una carta de amor. Ernesto experimenta una tensión entre su identidad mestiza y los mundos indígena y blanco que representan respectivamente la cultura oral quechua y la cultura escrita en español. Al escribir la carta en un primer momento usando retórica romántica en español, Ernesto se da cuenta que ese lenguaje no corresponde al mundo de las jóvenes indígenas a
Arguedas haba tematizado la situacin de armona o caos en el universo a partir de
las experiencias sexuales de sus personajes. Ernesto, protagonista adolescente de Los ros profundos, vive la tensin y crece entre el sexo violento y malsano que observa en el patio del internado en el que estudia y las imgenes idealizadas de sus enso!aciones. Entre ambos extremos hay un punto de conciliacin inestable. En el muy importante captulo " de Los ros profundos se presenta el zumbayllu, un trompo al que Ernesto atribuye cualidades mgicas. #El canto del zumbayllu se internaba en el odo, avivaba en la memoria la imagen de los ros, de los rboles negros que cuelgan en las paredes de los abismos$. %a presencia del zumbayllu en el patio del internado de Abancay resulta de una enorme importancia: #&ara m era un ser nuevo, una aparicin en el mundo hostil, un lazo que me una a ese patio odiado, a ese valle doliente, al 'olegio$. El zumbayllu (ha explicado el relato a trav)s de un narrador de cultura al principio del captulo( est emparentado con objetos cuyas palabras tienen la terminacin yllu o illa. 'omo se ver ms adelante en este trabajo, esa aproximacin resulta, desde el punto de vista de la ling*stica moderna, ms que discutible. +in embargo re,leja la ,orma de creencia en un mundo que enlaza las cosas por sus nombres, situando en la onomatopeya el vnculo anmico -A. Escobar, ./01, remonta esta a,iliacin al mundo griego, luego de aclarar que Arguedas nunca pretendi ser ling*ista y que esos problemas surgieron de su conciencia de creador2. A Ernesto el t)rmino zumbayllu le evoca otras palabras y por lo tanto otras realidades: el tankayllu, por ejemplo, insecto volador que da su nombre al danzarn cubierto de espejos. El canto del zumbayllu, el sonido que realiza al girar, hace eco en la palabra que nombra al objeto: #(3Zumbaylllu, zumbayllu4 5epet muchas veces el nombre, mientras oa el zumbido del trompo. Era como un coro de grandes tankayllus ,ijos en un sitio, prisioneros sobre el polvo. 6 causaba alegra repetir esta palabra, tan semejante al nombre de los dulces insectos que desaparecan cantando en la luz$. 7o es casualidad, pues, que a continuacin, en el mismo captulo, aparezca el episodio en el que Ernesto escribe la carta de amor por pedido de su compa!ero Antero, quien lo reconoce como poeta. 8ay que leer con sumo cuidado el orden de los acontecimientos para entender el sentido que la escritura de la carta adquiere en el mundo ertico y cultural del protagonista. %a encomienda de la carta desencadena en Ernesto una serie de evocaciones y revelaciones. En primer lugar descubre lo ajeno y distante, tambi)n lo #literario$, que le resulta el mundo de las muchachas: #6o no conoca a las se!oritas del pueblo -...2 'onsider) siempre a las se!oritas como seres lejanos -...2 %as tema, hua de ellas9 aunque las adoraba en la imagen de algunos personajes de los pocos cuentos y novelas que pude leer. 7o eran de mi mundo. 'entelleaban en otro cielo$. Esa distancia arrastra otro recuerdo que ya haba aparecido en la novela: el de un sonido de piano que sale de la casa(hacienda que rodea Abancay. #'antaban las calandrias y los centenares de jilgueros que hay entre los rboles, junto al corredor de la casa(hacienda. 7unca pude ver a la persona que tocaba el piano9 pero pens) que deba de ser una mujer blanca, de cabellos rubios, quien tocaba esa m:sica lenta$. 8e ah uno de los extremos, el de la enso!acin de Ernesto que re:ne la m:sica del piano, el canto de la naturaleza y una imagen idealizada de una mujer blanca que parece adquirir los rasgos de la madre( amada ausente. Ese recuerdo se remonta a:n ms lejos y arrastra otro, en otra casa( hacienda, durante los viajes con su padre. En )l #una joven delgada, vestida de amarillo9 -...2 melena casta!a$ vela, desde su indi,erencia, los sue!os de Ernesto. %a ni!a amada por Antero, para quien Ernesto escribir la carta, es bien morena, casi negra. +in embargo, est tan lejos como las otras, pertenece a un mundo inabordable. ;e ah que Ernesto crea que su carta es como un puente y que las palabras son como el sonido del zumbayllu: en ellas podr saltar la distancia que lo separa del mundo de las muchachas. ;e manera que el ,avor que le promete a su amigo resulta adems la ,orma que Ernesto tiene de aproximarse a ese lugar extra!o: #6 como quien entra en un combate empec) a escribir la carta...$. %a escritura de la carta tiene dos instancias. En una primera Ernesto prueba con la retrica amorosa que incluye jilgueros, zorzales, calandrias y mariposas rondando el #due!a de mi alma, adorada ni!a, reina ma, nin,a adorada$. Ese borrador se aborta por un descontento repentino. Ernesto despierta su propio sentimiento pero se da cuenta que esas no son las palabras que corresponden a su mundo a,ectivo. &ara las destinatarias posibles de sus emociones, no las se!oritas de la ciudad sino las jvenes que Ernesto conoci en los caseros de los pueblos, esas palabras son in:tiles y solo el canto que trasmite el movimiento de la naturaleza puede llegarles. Entonces Ernesto detiene la escritura y se dice: #+i yo pudiera escribirles, mi amor brotara como un ro cristalino9 mi carta podra ser como un canto que va por los cielos y llega a su destino$. 6 descubre que escribir para ellas, para las #jvenes silvestres$, sera in:til, inservible. A ellas habra que esperarlas en los caminos y cantarles. ;e esta ,orma, reacomodado su sentimiento y sus emociones a las destinatarias potenciales de sus palabras de amor, Ernesto hace el segundo intento de escribir. 'omienza escribiendo en quechua y contin:a con imgenes que responden a la realidad anmica del mundo indgena: el pica,lor esmeralda le lleva a la ni!a amada el mensaje del joven corazn del amante en el zumbido de sus alas. Esta segunda instancia satis,ace a Ernesto, que concluye la escritura con un llanto de plenitud. Estudiando este mismo episodio 'ornejo -.//12 escribe: #<ntuyo que aqu se encabalgan varios sentidos. ;e una parte, el desplazamiento es entre la autoimagen de Ernesto que se siente #indio$ y el espacio de las #se!oritas$, pero tambi)n desde su posicin de adolescente misti, educado, capaz de ejercer la modernidad de la escritura, hacia el #arcasmo$ de las muchachas indias anal,abetas, con las que se alegoriza tanto la distancia que separan dos tiempos que sin embargo son coetneos, cuanto la posibilidad de ir y venir de uno a otro en una oscilacin que es a la par dolorosa y exultante$. El ,ragmento de Arguedas muestra el con,licto entre los mundos representados en la novela: el de la cultura escrita en espa!ol, que ocupa una mitad del universo espiritual de Ernesto, y el de la cultura oral, el del canto y el quechua. Estas dos mitades luchan y ponen en crisis la identidad de Ernesto, que sirve de espacio para el litigio que la novela plantea. +i el mundo blanco llega a Ernesto con la imagen idealizada de la mujer inaprensible que toca el piano en la casa(hacienda y se materializa en la carta, habitada por una retrica amorosa #en espa!ol$, el mundo indio irrumpe con el canto, el quechua y los sonidos de la naturaleza que remedan el llanto del corazn del amante. 'ornejo escribe: #En realidad, la carta en quechua -...2 es algo as como una rearticulacin de tpicos de las canciones indgenas antiguas y modernas. -...2 =usto en el punto mismo de la enunciacin se acumulan el narrador culto, que traduce la carta para los lectores de la novela, el protagonista que la escribe en quechua pero que solo puede hacerlo acudiendo a las canciones que conoci de ni!o y los productores de estas que expresan una secular y extendida conciencia grupal en un lenguaje cuyo eje no es el individuo sino, como es claro, la colectividad -...2 En el borde de dos mundos, oral y escrito, novela y cancin, moderno y antiguo, urbano y campesino, espa!ol y quechua, el sujeto y su actitud discursiva no tienen otra posibilidad que entreverarse con todo un pueblo quebrado y heterclito$. El personaje de la novela resuelve, provisoriamente, su con,licto ertico y vuelve al mundo. En el primer captulo #El viejo$ de Los ros profundos, se produce un ejemplar desa,o a la capacidad integradora de Ernesto, si bien su motivo no es all visiblemente ertico. +e trata de los muros incas que el muchacho encuentra al entrar al 'uzco, centro del mundo inca. Ernesto descubre la ciudad de su padre degradada por los que viven en ella. En las casas coloniales, debajo del segundo piso construido por el conquistador, permanece el muro inca como testigo del sometimiento. Ernesto toca esas piedras que, para su sensibilidad crispada, bullen, parecen vivas, llamean en sus junturas. En contacto con las piedras incas Ernesto recuerda canciones en quechua que hablan del #ya>ar mayu$, ro de sangre, del #ya>ar unu$, agua sangrienta, de #pu?(ti?@ ya>ar ?@ocha$, lago de sangre que hierve, de #ya>ar >e?@e$, lgrimas de sangre. %as expresiones quechuas mentan realidades que Ernesto hace presentes sintiendo la corriente en las piedras de los muros. Aambi)n evocan las danzas que representan los movimientos de la naturaleza. Entonces Ernesto se ve compelido a juntar las imgenes que vienen de las canciones con la experiencia del muro viviente bajo sus manos y acu!a nuevas imgenes que toman ,orma en lengua quechua: #BAcaso no podra decirse #ya>ar rumi$, piedra de sangre o, #pu?(ti?@ya>ar rumi$, piedra de sangre hirvienteC Era esttico el muro pero herva por todas sus lneas y la super,icie era cambiante, como la de los ros en el verano, que tienen una cima as, hacia el centro del caudal, que es la zona temible, la ms poderosa$. Ernesto culmina la escena gritando su hallazgo ,rente al muro: en la lengua que el muro provoca exclama en voz alta puktik yawar rumi, ya sin las comillas que indican la ajenidad. #Es )l quien grita desde s mismo y no desde el recuerdo de canciones odas antes que las piedras son realmente #pu?@ ti? ya>ar rumi$, piedra de sangre hirviendo$, se!ala 'ornejo &olar -.//12. 'on esa actitud exacerbada, de crispadsima subjetividad, consagra verbalmente una nueva imagen que da ,orma a su sentimiento, a su zozobra de adolescente en la encrucijada de un tiempo de maduracin y en la indecisin entre sus dos culturas. En el estudio de esa imagen nueva, acu!ada por Ernesto, 'ornejo sostiene el concepto de heterogeneidad. %a conjuncin de la piedra, como smbolo de resistencia indgena, y la sangre, producto del sacri,icio de la conquista, no sintetiza las contradicciones. %a materia en ebullicin, que incorpora un ,uego no nombrado y con )l la coexistencia inestable entre lo slido, lo lquido y lo vaporoso, no hara otra cosa que se!alar la armona imposible entre lenguas y culturas, entre historias. El rumbo impredecible, azaroso, a,irma 'ornejo, es lo que proporciona a obras como Los ros profundos su turbadora e inquietante belleza. Arguedas, como su personaje Ernesto, persigui la inscripcin de su trabajo creador en un sistema de raz unanimista para evitar as la inestabilidad que le planteaba la heterogeneidad de sus culturas en discordia. Dusc que la escritura individual ,uese una mani,estacin -una especie de hiero,ana2 de la realidad y de la naturaleza, una de sus ,ormas de expresin. &ero, como se!ala 'ornejo, esa sntesis ,ue una ilusin. Arguedas se parti, inevitablemente, -subrayo, no pudo ser de otra manera: no haba disponible para )l, ni hay hoy para otros, otra opcin que esa2 entre su raz andina y su inscripcin vital e intelectual en el mundo moderno. Ese ser dividido ,ue el responsable del complejo proyecto verbal que practic desde sus primeros cuentos, escritos, seg:n intencin expresa, para enderezar el entuerto perpetrado por los escritores indigenistas. Aambi)n in,luy en sus trabajos cient,icos: su primera recopilacin ,olclrica, Canto kechwa -./E02, intent resolver la incertidumbre de esa doble pertenencia con un mixto de traduccin y recreacin. %a ilusin de Faritegui acerca de una literatura escrita por los indios -#Gna literatura indgena, si debe venir, vendr a su tiempo. 'uando los propios indios est)n en grado de producirla$2 se expres, en la introduccin a las canciones recogidas por Arguedas, de esta manera: #En circunstancias propicias Hel ?ech>aI podr dar una gran literatura$. &ero eso no ocurri con la plenitud o la hegemona con que la so!aron Faritegui y Arguedas. El tiempo mostr que no era ms que una utopa, aunque provocara en el proyecto narrativo de Arguedas continuas re,lexiones e in,lexiones. Arguedas respondi a esa tensin con la construccin de un sujeto plural, de una poli,ona hecha del tejido de dos lenguas y de dos culturas. El desdoblamiento le impuso una identidad ,isurada, descentrada, inestable, oscilante, que desde la pertenencia al mundo misti lo remiti, en un continuo viaje de ida y vuelta, a una memoria social anterior, annima, colectiva, identi,icada con el pueblo quechua, sus canciones, sus ,ormas de con,igurar el mundo, su mgica aproximacin a las cosas.