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Saludos, os estaréis preguntando que es esta imagen, pues esta imagen es unas horas después

de la gran catástrofe, también conocida como el asesinato o la gran masacre, y estas son:

Mi hija mayor Clarisa (nombre que no tiene tradición en mi familia), es la que está sentada en
el suelo, la de al lado, es mi mujer Layla. Y la niña que está sentada en la silla es mi hija menor
Nahla.

Os preguntareis donde estoy yo, pues bueno, ahora mismo yo estoy en el otro barrio, por
culpa de la gran catástrofe, o la gran masacre y sus asesinos, también os preguntareis que pasó
para estar yo donde estoy, pues es muy sencillo. Iba como todos los días normales a trabajar a
mi empresa Tecvaco, pero se me olvidó mi chip de identificación en casa, así que llame a casa
para decirle a mi hija mayor Daniela, que tenía 21 años de edad recién cumplidos que me
llevara el carnet de identidad al trabajo, cosa de la que me arrepiento. Mi hija, como buena
hija, me trajo el carnet de identidad, y justo cuando se iba a ir a casa, aparcaron unos suicidas
en la puerta, llevándose para adelante a mucha gente, y cargados de pistolas entraron en mi
edificio de trabajo, y mataron a 50 personas, yo, mi hija y mas trabajadores que habían en el
edificio, y después pusieron una bomba en el edificio con ellos dentro.

Justo en ese momento, de la impresión, mi hija y mi mujer, del asombro se asomaron a la


ventana (que desde ella se puede ver el edificio) y contemplaron la gran masacre con lágrimas
en los ojos.

Dos de las cosas de las que me arrepiento es de no haberme despedido de mi familia, y de que
por mi culpa mi hija este conmigo en el otro barrio.
En la imagen mi hija mayor, está mirando el mar que se ve desde mi casa, y hablando con su
madre sobre lo que ha pasado, y decían que se sentían culpables por haberme dejado ir a
trabajar.

Yo les estaba gritando entre lágrimas, no es culpa vuestra, no os culpéis, pero claro, no me
escuchaban.

Yo pensaba que pronto me despertaría de mi pesadilla, pero eso nunca llegó a pasar, yo
pasaba todos los días con mi familia, claro que no me veían, pero para mí era suficiente estar
con ellos. Vi como crecieron mis hijas, como se casaban y como morían.

Pero yo ya no estaba ahí muerto, era un bello perro callejero que lo adoptó mi hija Nahla, y
desde allí, pude contemplar a mi familia, aunque en otra vida.

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