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INSTITUTO INDIGENISTA INTERAMERICAN( ERCER TRIMESTRE 196: por Richard P. Schaedel La reforma agraria como tema de investigacién en Latinoamérica posterior a su aparicién como medida politica, y aunque su mani- cién como plataforma en los programas y movimientos de los ridos liberales y de izquierda haya estado en boga desde Ia segunda de este siglo, pocos estudios serios que puedan considerarse te como investigaciones de reforma agraria se realizaron ta Ia tercera década. Muchos de los primeros estudios que pueden como precursores en este campo son los efectuados por algunos para la averiguacién de hechos sobre el aprovechamiento tierras,’ y algunos estudios tempranos sociolégico-rurales de la indole? En muchos casos, esta clase de estudios ha continuado rante la década pasada.® La serie de estudios antropolégicos de Ia d (en su mayorfa rural) representa un tipo precursor de con enfoque microscépico sobre la tenencia de Ia tierra. bian pocos censos agricolas sobre los cuales basarse para llevar a cualquier estudio de amplitud nacional, y por lo general el ma- fundamental de consulta para Ia reforma agraria hasta 1950 fen su mayor parte, restringido y conjectural, * Ese artculo aparecis en el primer nimero de la LATIN AMERICAN RCH REVIEW (invierno de 1965) bajo el titulo de “Land Reform s" y ha sido traducido al espaol por Sergio Elizondo y Bernardo Vallejo. al profesor Schaedel la autorizacién para la presente publicacién. ‘RicHARD P. SCHARDEL, antropélogo norteamericano. Bator de Latin Amer- “1 McBride en Bolivia y Chile. 2 Carl Taylor, en Argentina y el estudio del Consejo de Bienestar Rural bre los Andes Venezolancs. De Young en Haiti, Ford en Peré, y Fals Borda en Colombis. ca Indigena—Vol. XXVI, no. 3, julio 1967. América Indigena tun tipo de mejoramiento en la situacién econémico-social del area rural, pero con el aumento de la productividad como consideraci6n primordial, y con la justicia social como aspecto muy secundario, Estando este prejuicio mas o menos expuesto con claridad, es po- sible discutir los concepeos que constituyen la esencia de Ia investiga- cién de la reforma agraria con cierta objetividad, sea que los datos provengan de una fuente latinoamericana o norteamericana. Mientras algunos estudios anteriores a 1a guerra pudieron ser muy objetivos en ‘su orientacién, hay casi siempre un prejuicio en la orientacién de los estudios postetiores a 1950 que se inclinan a favor o en contra de la probabilidad y deseabilidad de la redistribucién de la tierra. Se en- ‘cuentre esto explicito o implicito en el lenguaje tendencioso del texto, cl prejuicio suele ser inequivoco. No puede uno sefialar hasta hoy un fesumen comparativo de la reforma agraria latinoamericana que sea ‘objetivo. Esta situacién deriva, en parte, del hecho que gran parte de la investigacién sobre la reforma agraria ha sido motivada y finan- ada por programas de orientacién prictica. Sobre la cuestién de cuéin imparcial puede ser el cientifico social en program: ‘A. Ochoa de Eguileor ® 2 “Al investigador que tiene conciencia social, fuertemente afectado por Jo que ve diariamente en Latinoamérica, le digo que no hay (y sub- raya el no hay) incompatibilidad enere su posicién como investigador cientifico y una participacién més activa en esta batalla... Yo no veo ninguna raz6n por la que un investigador no pueda meterse comple- ‘tamente en el rfo humano que es esta lucha, y al mismo tiempo re- tenet 0 aun aumentar su eficacia como cientifico e investigador.” Los informes de la ONU que regularmente resumen los acontecimientos cada dos afios a escala mundial demuestran ampliamente el conoci- miento de este prejuicio, pero aun en el informe mas reciente Ia leal- tad a la organizacién impide un tratamiento totalmente imparcial de los casos de estudio sobre los éxitos y fracasos de la reforma agraria en Ia historia reciente de Latinoamérica. Similares nubarrones oscure- cen los informes casi inaccesibles de la AID y varias evaluaciones gubernamentales (norteamericanas y latinoamericanas). Son muy ratas las evaluaciones independientes de estudiosos universitarios. Quizés los informes del Land Tenure Center en Wisconsin, particularmente aque- os que documentan e! intercambio franco de trabajos en mesa redonda. reflejan el enfoque més cercano a la objetividad en el tratamiento de Ja tenencia de la tierra; y estos suelen limitarse a casos de estudio en tun pais. © Gilberti ot al, p. 114. Estudios sobre reforma agraria 499 El segundo rasgo distintivo de los estudios de la reforma agraria es el grado en que reflejan un fuerte interés interdisciplinario. Ori- i ‘como area de Ia geografia humana, el campo Mamado paulatinamente Ia atencién del economista agricola y del “antropSlogo. Recientemente, y con mucha algazara, los especialistas parse de cierta area de investigacién en la que profesa capacidad, el ‘studio individual tiende, y es obligado, a afirmar proposiciones 0 ge- neralizaciones basadas sobre datos de otras disciplinas. Asi muchas de las aportaciones antropolégicas, que representan vistas microscémi- cas dirigidas a analizar el modus vivendi y los valores del campesino, tienden a mostrar en profundidad un solo segmento del problema agrario. El economista agricola puede examinar el manejo de granjas 0 los modelos de cultivo, preocupado fundamentalmente por Ia pro- ductividad y la renta, o puede estudiar muestras de empresas “'tipicas”. Sucle apreciar los indices cuantitativos o las desigualdades més pronto ue el antropélogo, pero no capta tan bien los aspectos cualitativos, a menudo motivaciones, de determinada situacién ecolégica entre el hombre y la tierra. Aun entre antropélogos y socidlogos hay una ten- dencia al desacuerdo en el hincapié que hay que hacer sobre los as- ppectos estructurales del andlisis social agrario. Se declara a menudo, hhasta el punto de ser ya un Iugar comiin de la reforma agraria, que a macro-estructura, heredada desde la época colonial, del hacendado- administrador-pedn (0 campesino), es el obsticulo institucional in- superable al progreso en Latinoamérica, y que es responsable de los correspondientes sistemas de valores “tradicionales” de grupos altos y bajos. © ges Ia perspectiva del mundo hispano catdlico la que produce Ia estructura jerirquica? El debate se enciende a menudo sobre el tema de si la microcomunidad tipica latinoamericana (que es el ni- ‘leo de Ia reforma agraria) tiene en realidad alguna estructura y si vale Ia pena conservar tal estructura 0 adaptarla a cambios. Se en- ‘cuentra poca uniformidad sobre la definicién de las caracteristicas del ‘campesinado Iatinoamericano cuando se pasa revista de los trabajos de campo primordiales. Desde una distancia més holgada para el economista del desarro- lo, Jos amplios contornos aparecen menos borrosos, y su. enfoque margina las diferencias regionales y aun nacionales que impiden un acuerdo entre socidlogos y antropélogos, puesto que él se interesa en las cuestiones fundamentales que necesitan una respuesta “para mar- char adelante”. {Con qué fenémenos puede correlacionarse la refor- América Indigena Las dificultades de obtener productos agricolas de alta uniforme calidad de una multitud de productores del tipo pequefios campesinos, han Ilevado a algunos economistas a ‘onclusién de que la tarea es imposible en muchos paises desarrollados. La atencién se ha desplazado a unidades del tipo de fincas o plantaciones, o variantes de las formas de tipo co lectivo en gran escala dentro de la organizacién agricola, Estas unidades de direcci6n centralizada pueden org ‘masas de trabajadores rurales no calificados en unidades produccién razonablemente eficientes. En areas atrasadas, don de Ia especializaciGn administrativa es escasa, estas uni Ease tee pos oles caisson ten Ia supervisién del trabajo sobre una base masiva, y posible Ia obtencién de niveles aceprables de produccén, lidad y uniformidad. Estos son éxitos impresionantes a co pplazo. Pero estas ganancias se han adquirido en muchos 2 precio muy alr, Las planaciones y otras undades g hhan contribuido raramente al desarrollo de la calidad en mano de obra. Y han fracasado abiertamente en p el desarrollo de la crianza intensiva de animales, Inhibiend desarrollo de redes amplias de educacién agricola, extensié créditos y servicios de venta, han perpetuado agricola constituida de una minorfa alramente calificada, y u masa primitiva de produccién indigena.* Segiin el punto de vista de este economista la reforma se ve como una manera de desarrollar el capital social y los recursos. trabajo humano, y Erasmus se hace eco de esto, como una de las me das de evaluacidn de Ia reforma agraria en tres ‘Thomas Carroll” se refiere a la distribucién inequitativa de _gresos, gastos antieconémicos y la falta de reinversiones en la como consecuencia de 1a mala distribucién general de tierras pruebas basadas sobre los censos y estudios especiales. Hay, sin er , bargo, argumentos para justificar un gran desequilibrio en Ia ap 7 Raup, 1964: § Ibid. 13-14, ® Erasmus, 1964, % Carroll, 1964. Estudios sobre reforma agraria 503 a de la tierra con una distribucién de ingresos més equitativa, ente hay razones de productividad que podrian citarse para ar la acusacin de que la mala distribucién de Ia tierra es una in sin atenuantes. Carroll mismo es el que mejor resume los sgumentos y la evidencia sobre este problema: “Ya es obvio que la in agricola, sin cambios dristicos en la tenencia de la tierra, resultados menores que lo dptimo y es probable que agrave tensiones sociales. Hay que considerar ademas que la distribucién Ja renta por si sola, sin una politica paralela de inversi6n adecuada, sin nuevas estructuras para absorberla, probablemente conduzca a 32 decepcionante ejecucion econdmica.” * Otro punto teérico planteado por Raup es el del “tamasio adecua- o de la granja y del sistema de tenencia de la tierra apropiado para tenerlo”."* Indica que se ha hecho algin progreso desde la posi- n original etnocéntrica en que la dimensién econémica se considera- tun concepto técnico. Se refiere a la redefinicién de Hirschman, en 0s econdmicos, de que el tamafio econémico ¢s proporcional las ganancias normales y al eficiente abastecimiento exterior, pero oncluye: "El tamafio econémico de la granja ¢s no sélo un concepto ico, sino también un concepto cultural. No puede interpre- sino en funcién del ambiente total en el que la actividad econdmi- ocurre” (Ia cursiva es mia). Este punto dichosamente realizado or el economista debe tenerse en cuenta en los siguientes resimenes se citan cifras ad nauseam sobre el tamaio de la granja para jemostrar este 0 aquel grado de desigualdad sin la menor referencia la significacién del “tamafio econémico de Ia granja”. Relacionado con las implicaciones teéricas de los cambios en el men de la propiedad (posesién y sub-arriendo), Raup desarrolla is de que la “reforma de Ia tenencia de Ja tierra que mejor ser- estas necesidades (formas de técnica agricola que aumentan la duccién) es aquella que de el maximo incentivo para el aumento la produccién al miximo porcentaje de la fuerza de trabajo agri- Las unidades fuertemente mecanizadas y en gran escala, no parecen adecuadas para esta tarea ni, como sefiala més tarde, las caracteri- das por varios niveles de subarriendo, Las unidades en pequeiia escala, trabajadas en forma intensiva por una mano de obra alfabeta 'y habil, con interés personal en una alta produccién y un buen trabajo ‘agricola son las indicadas”. América Indigena sociales y presiones econémicas en constante cambio. Quizés Chevalier es el més préximo a esta opinin al referrse a la flexibilidad de los ejidos mexi ESTUDIOS LATINOAMERICANOS DE CONJUNTO La principal organizacién internacional responsable de los estudios de reforma agraria han sido las Naciones Unidas, y a través de los afios, de 1954 al presente, ha hecho una crénica de los acontecimientos en este campo en todo el mundo, Después de una breve revista de lo informes sucesivos de las Naciones Unidas, enfocaremos nuestra aten- cién en algunos de los principales generalizadores sobre la. reforms agratia latinoamericana que representan puntos de vista diferentes. En el primer informe de las Naciones Unidas sobre el progres Ja reforma agraria (1954), hay cifras sobre la distribucién de la tierra fen dteas reptesentativas de la mayor parte del mundo. Patece claro hay dos patrones de distribucién de la tierra para los “paises de: Iados”. En uno de ellos, por 1o menos el 50% del érea cultivada ‘en propiedades de mas de 400 has sin minifundios. En esta ca tia estin los Estados Unidos de América, Australia y Nueva Zelandia. El otro patrén muestra un gran nimero de pequefias granjas (por Io ‘menos un tercio de las propiedades inferiores a dos hectdress) y el por centaje mas grande de tea cultivada en propiedades de menos d 400 has. Este es el modelo caracteristico de Europa. Puerto Rico representa una combinacién de los dos modelos, con un 52.3% de granjas de menos de 3.5 has (minifundios) y 41% d rea cultivada en propiedades de més de 100 has (no se dan ci ppata las propiedades de mayor niimero de hectireas). Los pocos pals Jatinoamericanos que informaron (México, Brasil, Chile, Ecu Panama y Cuba), revelaron un patron “sub-desarrollado” con us nimero grande de minifundios y a Ia vez una gran traci de propiedades grandes. El informe concluye: “En Latinoam aunque los defectos de la estructura agraria de los varios paises q informaron admisiblemente impiden el progreso social y agricola, le necesidad de una politica de reforma en interés de los agricultore sin tierra y los propietarios pequefios y medianos, apenas empieza reconocerse ahora... Por consiguiente, un repaso del progreso sugi te que Ia necesidad de un mayor adelanto es més evidente en lo pafses de Latinoamérica... y en el Medio Oriente” + Chevalier, 1965:38. #1 United Nations, 1954:283-285. Estudios sobre reforma agraria En el segundo informe de las Naciones Unidas de 1956, Colombia, Rica, Guaremala, Nicaragua, y Pera presentaron su informe pot ‘vez, Bl sumario del informe de 1956 se refiere al poco progre- ‘extensi6n. El tercer informe de las Naciones Unidas, 1962, ade- de encuestas a las gobiernos, se basa sobre casos de estudio en jnados paises, informes de agencias especiales de las Naciones y de otros centros de investigacién. Finalmente se afirma una eralizacién fundamental: “La modalidad agricola de la mayoria Jos paises latinoamericanos se caracteriza por propiedades muy gran- Jatifundios, por un Jado, y pequefias propiedades, minifundios, por © lado. Los latifundios son a menudo granjas trabajadas en forma iva, mientras que otros se arriendan o son cultivados en aparceria condiciones penosas para los arrendatarios 0 aparceros. La po- ‘én indigena, especialmente en Bolivia, Ecuador, y Peri, ha sido y pobres”.* Al discutie Ia productividad agricola y el redimiento, la misma “hace hincapié en la falta de informacién adecuada por un jento satisfactorio de los cambios de 1a produccién y la produc- causados por la reforma agraria, pero subraya que los problemas plicitos son vitales”* La reforma agraria ha afectado los salarios y condiciones de vida en esta forma: “En México la reforma agraria ayudado a absorber a los desocupados”. En Cuba se informa que la ricultura diversificada ha eliminado una considerable desocupacién jporal, mientras en Bolivia y Venezuela los jornaleros se han bene- ciado con la directa rediscribucién de Ia tierra.™* ‘Bajo la reforma agraria y el desarrollo econémico, el informe de Naciones Unidas para 1962 hallé que “las estadisticas consecutivas :prensivas que permiten comparar la produccién total nacional y después de Ja reforma agraria no existen, o existen apenas, que las comparaciones transversales son poco concluyentes. mo en muchos de los paises considerados, especialmente en los que cabezan a lista de crecimiento general per capita, ha habido un pulso polifacético y enérgico hacia un desarrollo econémico més alto, ‘peligros de emplear un simple anilisis de causa y efecto que toma la ‘agraria como punto de partida son obvios”.* 2 United Nations, 1962:2. 28 [bid., p. 4. +3 Ibid. * Ibid, p. 8-9. (Véase el informe del Instituto Interamericano de Estadistica sob los censos agrarios de América Latina). El sumario mis reciente de las Naciones Unidas aforrunadament. indica que Ia ONU y CIDA (Comité Interamericano de D Agricola) han orientado las investigaciones recientes hacia d ‘nes més concretas: “Para cada distrito dentro de cada pais se cz al tamafo de las propiedades que, segin Ia calidad de los suel locales predominantes y el clima, representaban, respectivamente, ‘nor que suficiente, apenas suficiente, y mas que suficiente para tener ocupada a una familia normal”. Ademés de ser ap mente tres veces mas copioso que los anteriores, el informe de l Naciones Unidas de 1965 es mucho més rico en detalles : para cada pais y en anilisis que en generalizaciones amplias de so bremesa. Si bien los autores de este informe ejemplar dirigian su cid especifica a las Naciones Unidas y las agencias espe para inducitles a volear sus recursos de investigacién y experie sobre los problemas agrarios, el investigador independiente en traré el sumario indispensable y rico en material nuevo, t do por vez primera. Un cuadro comparativo de la legislacion Ja distribucién de la tierra en 13 paises elimina lo que ha p ser una tarea pesada desde que los investigadores se sintieron in sados en el tema, y presenta pronto los aspectos comparativos Gales de uno de los asuntos més complicados, y mas. ripidament recientes. ‘Cudnto ha “madurado” la crénica de las Naciones Unidas Ja reforma agratia a través de una década de documentacién se reflej en las recomendaciones para la investigacién en el informe de 1965 Al presentar el capitulo de conclusiones, titulado “El impacto de eforma agratia sobre el desarrollo econémico-social”, el is dice: “La escasez general de informacién relevante sobre los de las medidas de reforma agraria que los esfuerzos han debido ‘tar para reunir datos, sugiere que muy poco progreso se ha hech cn la evaluacién de los resultados de los programas de reforma ag ia...” Después de subrayar que paises con programas de agraria mis antiguos debian emprender reevaluaciones mis 8 United Nations, 1965:Ad. 2.9. Estudios sobre reforma agraria sil yy juicios criticos, declara: “Puesto que tantos de los efectos ¢ Ia reforma agraria dependen de cambios a largo plazo en las es- 1 ‘de las comunidades, las relaciones de clases y las actitudes opulares, un juicio completo requiere no s6lo la recoleccién de los fos cuantitativos més facilmente medidos a través de canales admi- 3s, sino también investigaciones mds intensivas en profundidad competentes cientificos sociales? (10 subrayado es mio). Més se cita como una en Ia serie de cinco necesidades que requieren inmediata en la tarea de reforma agraria, “la necesidad eviden- da por el informe adjunto, de una continua evaluacién objetiva To que se esti consiguiendo como resultado de las medidas de re- orma agraria que se han tomado y se siguen tomando; la cuestién determinar no s6lo si ellas alcanzan las metas propuestas, sino ‘si tales metas son apropiadas ain, o si necesitan someterse ‘cambio y mejora... paralela con la provisién de asistencia técnica, seudio e investigacién continuos para ayudar a responder a las pre- antas que surgen en el curso de la planificacién e implantacion de teforma agraria” Si el equipo anénimo de especialistas de las Naciones Unidas se tornado mas cauteloso a través de los afios en la habilidad para Sobre el latifundio-minifundio Carroll di ‘notables, el sistema de hacienda es ineficaz tanto en el nivel lual como nacional. La produccién por individuo y por tierra vada es baja... Las grandes propiedades ya se habian apodera- do de la mayoria de las tierras buenas, comptimiendo los minifun- ddiscas hacia los certos 0 las tierras més pobres”. Sobre los minifundi “Las tres cuattas partes o més de todas las granjas en Ecuador, El Salvador, Guatemala, Paraguay, la Repablica Dominicana y Haiti tie- ‘nen menos de cinco hectéreas. Sus duefios carecen no s6lo de sierra (lo subrayado es mio) sino de otros recursos de produccién’”*? En estas conclusiones uno se inclina a pensar que una propiedad de cinco hectireas ¢5 abismalmente pequefia. Existe evidencia de ‘campo suficientemente detallada por lo menos en tres paises sobre Tas formas de uso de tierra para inferir que a mayoria de los agri- ‘eultores latinoamericanos (ciertamente 10s que no tienen animales 3 bid, p. 35. 9 Carroll, 1964:89. 314 América Indigena su evaluacién del papel de la “plantacién” —que identifica como una especie de propiedad moderna grande— como negativo en su em- pleo de los trabajadores (s6lo temporal) y de la tietta (para cosechas de exportacién). La mayoria de las autoridades —T. Lynn Smith, Br- ven Long, y posiblemente Carroll mismo—, consideran la empresa comercial como una unidad econémica, y hasta los protagonistas de Ja reforma agraria en Venezuela defienden las propiedades azucareras como empresas equitativas y bien administradas. Hay también una diferencia importante que debe hacerse entre la plantacién tradicional yy 1a empresa comercial moderna.** 4) estancamiento de 1a agriculeura. Esta presentacién deja la impre- sién de que quitando 1a causa se remediaré el mal, Los ejemplos de programas de reforma agraria ya implantados proveen amplios ca sos de estudio para refurar cada uno de estos puntos de causa y Desplazéndose hacia una descripcién del fenémeno de la estrati- ficacién, Chonchol enjuicia 1a situacién actual: "En pocas palabras, puede decirse que dentro de Ia expansién de Latinoamérica, las opor. tunidades para la ascensién social se limitan al minimo, y que bajo la estructura actual las castas coexisten sin haber sido integradas ‘con oportunidades muy distintas... no es posible adelantar sin cambio profundo en las relaciones actuales entre los grupos sociales”. Una vez més lamentablemente, Chonchol no apunta las di centre Ja situacién agraria en México, Venezuela y Bolivia y Ia Ecuador, Guatemala y El Salvador. Este sumatio habria sido no samente Util, aunque algo exagerado, en 1945 0 atin en 1950; pero ‘con a marcha de los movimientos de la reforma agraria durante I década_ 1950-60, apenas puede defender la omisién de referencias un cambio obvio y las variaciones significativas dentro de la modalids Jatinoamericana. El resumen publicado més recientemente 5 la antologia de T. Lynn Smith. La inttoduccién esti afectada por el prejuicio del tinguido sociblogo sobre las politicas que debian aplicarse, como con: secuencia de su asociacién a los programas de reforma agraria consejero durante treinta afios. No podria esperarse de otra m. sin embargo, la compilacién de opiniones y de antecedentes i 9 Mintz, 1963. Estudios sobre reforma agraria 515, 0s sobre la necesidad y las metas de la reforma agraria constituye ‘provechosa guia sintética para el investigador interesado en la ofia de la reforma agraria y su desarrollo en Latinoamérica. La osofia misma de Smith, basada sobre el deseo de la existencia de fuerte clase media que fomente las granjas poseidas y trabajadas familia lena toda la obra. Su seleccin de autores latinoameri- 0s se inclina hacia la tendencia sobre reforma agraria del Partido emécrata Cristiano (sobre todo en Brasil y en Colombia, donde él trabajado més). Aunque la antologia incluye opiniones de la 4 asi como las posiciones gubernativas oficiales, omite todo uerzo de analizar los pronunciamientos frente a las realidades, y siguiera da un comentario sobre esfuerzos como los de Hirschman Colombia, con los que el autor debe estar muy bien familia Drie ceased coer mira ellen de la investigacién Ja reforma agraria es el de Pompeu Accioly Borges, represen- re de la FAO en Brasil. Se distingue su estudio por tomar en enta el hecho de que los programas de reforma agraria en Venezue- Bolivia y Cuba han modificado las cifras del censo agricola de 1950; que Argentina y Uruguay representan casos especiales en el De sus fuentes dice que “son las obras de alcance y altura que lan la materia desde un punto de vista dinamico y objetivo. La de ellas se limita a descripciones meramente cualitativas, de ufo impresionismo; raramente se encuadran en el ambito de la so- gia econdmica y, lo que es peor, no siempre corresponden a la puesto. que se refieren a situaciones ya superadas en el pro- Pocos estuclios latinoamericanos escapan a esta cri- aunque casi todos se citan sin ninguna reserva. "Mis adelante se refiere a los problemas de comparar “empresas gricolas” donde varios censos nacionales omitieron el minifundio, fal- s asi los totales de una manera considerable. Otros aspectos, las clases de propiedad, la explotacién de la tierra y los eriterios ‘propiedad son igualmente dificiles de comparar por la falta de uni- jormidad en los criterios de los censos. Su punto de vista sobre Ia subestimacién de la tierra explotable bien fundado y puede ser comprobado por cualquiera que haya & Smith, 1965. 8 Accioly Borges, 1962. Estudios sobre reforma agraria pparte civicos con la creacién legal de un campesinado te, Extiende esto a Bolivia, diciendo: “Los beneficios eco- icos para la nacién pueden ser discutidos, pero no puede dudarse ‘que el cambio de peén a propietario produjo cambios en Ia estruc- ra de la sociedad rural y en la moral del campesino”."* Desgracia- mente, Nelson carecié de documentacién adecuada sobre Ia expe- ‘yenezolana, y en realidad las pocas fuentes citadas sobre Bo- ‘no justifican ‘adecuadamente la afirmacién del auror respecto a “reciente bibliografia sobre informes y observaciones acerca de resultados de las experiencias boliviana y venezolana”.** En la evaluacién directa de Ia reforma en los tres paises. Erasmus bi6 su doble enfoque: la distribucién de la tierra y el desarrollo (mediante la inversion en capital social en general y el bien- social). Ambos debian verse en dos dimensiones: 1) beneficios Girectos y 2) efectos sociales indirectos. Mientras que el in de Nelson padece la falta de conocimiento concreto de los ises involucrados, quizis el de Erasmus padece por Ia abundancia ‘ejemplos citados para probar este o aquel punto. Sin embargo se 1 generalizaciones que, como él observa, “tienen valor heuristico Jas preguntas y dudas que despiertan en la mente de otros inves- : “Tenemos la impresidn de que hacen algo més que es0. Dividiendo su materia, primero trata sobre las diferencias estruc- rales. La distribucién de la tierra ha tenido mucha més imporrancia Bolivia y México que en Venezuela, en términos del total de tie- afectadas, Esto no se demuestra con estadisticas, pero parece mos- ‘por numerosas observaciones, y se sugiere que contituye una Ha para un futuro trabajo de investigacién. Otra diferencia im- centre la de Venezuela y las otras dos reformas agrarias es ‘el concepto del desarrollo de Ia tierra mediante Ia colonizacién t4 incorporado en Ja idea venezolana de la reforma agraria, mien- que en Bolivia Ia idea de colonizacién es muy distinta, y la re- agratia se restringe a la redistribucién de tierra que ya esta jo cultivo. Se encontrd que los ejidos eran de muy semejante ex- ten México, pero el tamafio de la parcela vatiaba entre menos fe cinco a més de treinta hectireas. En cuanto al problema de la olidacién” de las propiedades de la reforma agraria, Erasmus mentra que 1os abusos en la venta de mejoras o incrementos de itcelas inalienables y de “aparcerfa a la inversa” son mas comunes México y Venezuela, donde las comunidades son menos homogé- 4 Ibid, p. 90. 48 Ibid, p. 2. 522 América Indigena nivel de vida del campesino medio, Cita cifras para mostrar que af cl panorama de la distribucién de la tierra esti muy lejos de ser tativo después de més de 50 afios (se calcula que 3,500,000 hect estin en latifundios agricolas particulares; otras 60,000,000 escin fincas grandes; el 82596 de todas las ‘ocupa slo u 13.5% del total de la tierra cultivable; y 439,000 propictarios ‘menos de una hectirea de tierra). Sin embargo, juzgada sobre bi Bricolégicas, polities y sociales, a reforma ha so un éxito. ‘Chevalier cita la creciente fuerza politica de la CNC (Confed racién Nacional Campesina) que incluye poderosos representantes d algunas de las mayores propiedades ejidales a riego, pero no muy ti picas. Esti de acuerdo con los cilculos recientes de economistas sob ‘que probablemente los jornales agricolas se han reducido, pero afi sma que la situacién todavia no es critica, puesto que, aunque el ni mero total de ejidatarios, mas aquellos con “derechos a salvo”, sob pasa 2 3,000,000, los Estados Unidos pueden absorber los trabajadon ‘migrantes que necesitan para suplementar los ingresos agricola Chevalier concluye que la estabilidad notable en el México rur se debe en gran parte al alivio de Ja tensién social que producia nuevo tipo ejidal de la estructura agraria; tensién que todavia verse en una forma agravada en Peri. Advierte, sin embargo, q la flexibilidad ejidal debe aumentar si permanecen constantes los otr aspectos que hasta ahora han dado para ocupar el exceso de trab jadores rutales (industrializacién, emigracién, riego). Muy seme} al sumario de Chevalier en contenido sintético ¢ igualmente pero enfocado exclusivamente sobre los problemas de la. propied es el informe de Price. ‘Una investigacién aplicada a Ia reforma agratia se esti cabo en el Centro de Economia Agricola en Chapingo y el de Investigaciones Agrarias. Se estin reclutando y coordinando los fuerzos de varias agencias de asistencia técnica y alguna ayuda Fundaciones para organizar un centro agricola experimental en M co, que deberd convertirse en un centro para investigaciones de reforma agraria latinoamericana. Bolivia: La experiencia boliviana, inaugurada bastante preci damente en 1953, sigue en antigiiedad, si uno excluye la fi experiencia en Venezuela durante las administraciones Gallegos court. A pesar del interés que desperté Ia revoluci6n boliviana y consecuencias inmediatas, existen pocos relatos sobre lo que xa mente ocurrié; y atin después de una década de acontecimientos 4 Price, 1964. Estudios sobre reforma agraria 523 muchos datos seguros sobre los cuales pueda establecerse una eva- Patch ha informado con regularidad, en boletines de la American jversities Field Staff, sobre los acontecimientos bolivianos desde el de su tesis doctoral que fue un anilisis de los orfgenes del vento reformista en Ucurefia en la regién de Cochabamba. Esta ‘una de las pocas fuentes, y continiia su interés a través de su tra- con el Wisconsin Land Tenure Center. Los estudios de campo Heath y Erasmus en 1963, patrocinados por el Wisconsin Land enure Center en Bolivia produjeron algunos casos recientes de estu- 0s y materiales de examen, pero todavia no han sido integrados sa- factoriamente en una evaluacién nacional. Heath y Ezell rerminaron re estudios antropol6gicos adicionales en Bolivia. "El resumen de Ferragut, en 1963, es probablemente el mejor co- io breve sobre los éxitos y fracasos de la experiencia boliviana términos cuantitativos. Sus observaciones principales, con las que ath y Erasmus estan substancialmente de acuerdo son: 1) la refor- boliviana tuvo el efecto positive de liberar y emancipar al cam- durante los primeros afios, seguida de una paulatina recupe- —aunque las cifras de los iiltimos ocho afios son algo ambi- ; 3) las propiedades parecen haber sido, por lo general, com- redistribuidas y sin compensacién; 4) esta redistribucién afecté a las tierras de Jas comunidades indias y se calcula que éstas jrufan una tercera parte del niimero total de propiedades; 5) los ‘deales de operacién de la reforma agraria eran is “con el presupuesto nacional boliviano, y por consiguiente 1a reforma ‘fue administrada en gran parte sobre una base ad hoc, sobre todo al ‘principio; 6) las inversiones para servicios agricolas —extensi6n, cré- lito, y otros servicios infraestructurales como provisién de vivienda y ‘agua potable— son muy escasas todavia, aunque se han registrado ipresionantes mejoras cuantitativas en asistencia escolar ru- 7) Ia principal tendencia del gobierno desde el periodo de estabilizacién (1956-57) ha sido, como en México ‘iltimamente, la inversi6n en colonizacién y caminos para poner nue- ‘vas tierras bajo cultivo. Patch, en 1960, informé sobre algunos efectos cualitativos de la teforma agraria sobre el campesino, que estin adoptando normas mes- tizas y desarrollando actitudes adquisitvas, con una mayor patticipa- ‘cién en Ia economia monetaria, Erasmus advierte que éste es un América Indigena la cita de Saco resume adecuadamente el cuadro completo: “El ‘mento registrado en el crecimiento de la contribucién de la tura a la produccién material bruta, de 4.59% al afio durante el p. 1951-1959 a 7.7% al afio durante el periodo 1959-1962, se en gran parte a la distribucién de 1.5 millones de hectéreas de tiett durante este iltimo periodo y al alto nivel de inversién estatal g Jo acompanié.” ® El gobierno venezolano gasté un promedio de 75

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