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Anatomía Humana
Conceptos de Anatomía
Grupo: LE01N
CONDUCTO INGUINAL
La formación del conducto inguinal se relaciona con el descenso de
los testículos durante el desarrollo fetal. En los adultos, el conducto
inguinal es un paso oblicuo, de unos 4 cm de largo, dirigido
inferomedialmente a través de la porción inferior de la pared
anterolateral del abdomen. Se sitúa paralelo y superior a la mitad
medial del ligamento inguinal. Las principales estructuras que ocupan
el conducto inguinal son el cordón espermático en el hombre y el
ligamento redondo del útero en la mujer. Se trata de estructuras
funcional y evolutivamente diferenciadas que se encuentran en una
misma localización. El conducto inguinal también contiene, en ambos
sexos, vasos sanguíneos y linfáticos, y el nervio ilioinguinal. El
conducto inguinal está abierto en ambos extremos:
• El anillo inguinal profundo (interno) es la entrada al conducto inguinal.
Se encuentra en situación superior a la mitad del ligamento inguinal y
lateral a la arteria epigástrica inferior. Es el principio de una
evaginación de la fascia transversal que forma una abertura que
recuerda la entrada de una cueva. A través de esta abertura pasan el
conducto deferente extraperitoneal y los vasos testiculares en el
hombre (el ligamento redondo del útero en la mujer) para entrar en el
conducto inguinal. La fascia transversal se prolonga dentro del
conducto, formando la cubierta más interior (fascia interna) de las
estructuras que atraviesan el conducto.
ESCROTO
El escroto es un saco cutáneo formado por dos capas: piel muy
pigmentada y la túnica dartos, estrechamente relacionada con ella,
una capa de fascia sin grasa que incluye fibras de músculo liso
(músculo dartos) que confieren su aspecto rugoso (arrugado) al
escroto. Puesto que el músculo dartos se fija a la piel, su contracción
hace que el escroto se arrugue cuando hace frío, lo que engruesa la
capa tegumentaria, reduce la superficie escrotal y ayuda al cremáster
a mantener los testículos más cerca del cuerpo, y todo ello disminuye
la pérdida de calor. El escroto está dividido internamente en dos
compartimentos, derecho e izquierdo, por una continuación de la
túnica dartos, el tabique escrotal. El tabique está señalado
externamente por el rafe escrotal, una estra cutánea que marca la
línea de fusión de las prominencias labio escrotales embrionarias. La
túnica dartos superficial carece de grasa y se continúa, anteriormente
con la capa membranosa de tejido subcutáneo del abdomen y
posteriormente con la capa membranosa de tejido subcutáneo del
periné. El desarrollo del escroto guarda una estrecha relación con la
formación de los conductos inguinales. El escroto se desarrolla a
partir de las prominencias labio escrotales, dos evaginaciones de la
pared abdominal que se fusionan para formar una bolsa cutánea
colgante. En fases posteriores del período fetal, los testículos y los
cordones espermáticos entran en el escroto.
EPIDÍDIMO
El epidídimo es una estructura alargada, situada en la cara posterior
del testículo. Los conductillos eferentes del testículo transportan,
desde la red testicular hacia el epidídimo, los espermatozoides recién
formados. El epidídimo está formado por sinuosidades diminutas del
conducto del epidídimo, tan compactadas que tienen un aspecto
macizo. El conducto se va volviendo progresivamente más pequeño a
medida que pasa desde la cabeza del epidídimo, sobre la parte
superior del testículo, hasta su cola. En la cola del epidídimo empieza
el conducto deferente, como una prolongación del conducto del
epidídimo. Durante el largo recorrido de este conducto, los
espermatozoides se almacenan y siguen madurando.
El epidídimo está formado por:
• Cabeza: la porción superior ensanchada, compuesta por lobulillos
formados por los extremos enrollados de 12 a 14 conductillos
eferentes.
• Cuerpo: el conducto sinuoso del epidídimo.
• Cola: se continúa con el conducto deferente, que transporta los
espermatozoides desde el epidídimo al conducto eyaculador para su
expulsión a través de la uretra durante la eyaculación.
COLON
El colon consta de cuatro porciones—ascendente, transverso,
descendente y sigmoide que se suceden y forman un arco. El colon
rodea al intestino delgado, de modo que el colon ascendente se sitúa
a la derecha del intestino delgado, el colon transverso es superior y/o
anterior a él, el colon descendente a su izquierda, y el colon sigmoideo
en una posición inferior. El colon ascendente es la segunda porción
del intestino grueso. Discurre superiormente por el lado derecho de la
cavidad abdominal, desde el ciego hacia el lóbulo derecho del hígado,
donde gira hacia la izquierda formando la flexura cólica derecha
(flexura hepática). Esta flexura tiene una posición inferior a las costillas
9 a y 10, y está cubierta por la parte inferior del hígado.
El colon ascendente es más estrecho que el ciego y es
secundariamente retroperitoneal, a lo largo del lado derecho de la
pared posterior del abdomen. Suele estar cubierto por peritoneo
anteriormente y a los lados; sin embargo, en torno al 25 % de las
personas tienen un corto mesenterio. El colon ascendente está
separado de la pared anterolateral del abdomen por el omento mayor.
Entre la cara lateral del colon ascendente y la pared abdominal
adyacente se encuentra un surco vertical profundo (el surco para
cólico derecho) tapizado de peritoneo parietal. La irrigación arterial del
colon ascendente y de la flexura cólica derecha procede de ramas de
la AMS, la arteria ileocólica y la arteria cólica derecha. Estas arterias
se anastomosan entre sí y con la rama derecha de la arteria cólica
media, la primera de una serie de arcadas anastomóticas que se
continúa con las arterias cólica izquierda y sigmoidea para formar un
conducto arterial continuo, la arteria marginal (arteria yuxtacólica).
Esta arteria discurre paralela al colon durante toda su longitud, junto a
su borde mesentérico. El drenaje venoso del colon ascendente fluye
por la vena ileocólica y la vena cólica derecha, tributarias de la VMS.
El drenaje linfático pasa primero hacia los nódulos linfáticos epicólicos
y para cólicos, y luego hacia los nódulos linfáticos cólicos derechos
intermedios e ileocólicos, y de éstos hacia los nódulos mesentéricos
superiores. La inervación del colon ascendente procede del plexo
mesentérico superior. El colon transverso es la tercera porción, más
grande y móvil, del intestino grueso. Cruza el abdomen desde la
flexura cólica derecha hasta la flexura cólica izquierda, donde se dobla
inferiormente para convertirse en el colon descendente. La flexura
cólica izquierda (flexura esplénica) en general es más superior, más
aguda y menos móvil que la flexura cólica derecha. Se sitúa anterior a
la porción inferior del riñón izquierdo y se une al diafragma a través del
ligamento freno cólico. El colon transverso y su mesenterio, el
mesocolon transverso, se curva hacia abajo, a menudo inferior al nivel
de las crestas ilíacas, y se adhiere o fusiona a la pared posterior de la
bolsa omental. La raíz del mesocolon transverso se sitúa a lo largo del
borde inferior del páncreas y se continúa con el peritoneo parietal
posteriormente. Al poder moverse libremente, el colon transverso tiene
una posición variable; suele colgar hasta el nivel del ombligo (nivel de
la vértebra L3). Sin embargo, en individuos altos y delgados, el colon
transverso puede extenderse hasta la pelvis. La irrigación arterial del
colon transverso procede principalmente de la arteria cólica media,
una rama de la AMS. Sin embargo, también puede estar irrigado, en
grado diverso, por las arterias cólicas derecha e izquierda a través de
anastomosis, componentes de la serie de arcadas anastomóticas que
colectivamente constituyen la arteria marginal (arteria yuxtacólica). El
drenaje venoso del colon transverso se produce a través de la VMS. El
drenaje linfático del colon transverso corre a cargo de los nódulos
linfáticos cólicos medios, que a su vez drenan en los nódulos linfáticos
mesentéricos superiores. La inervación del colon transverso procede
del plexo mesentérico superior a través de los plexos peri arteriales de
las arterias cólicas derecha y media. Estos nervios conducen fibras
nerviosas simpáticas y parasimpáticas (vágales), y fibras nerviosas
aferentes viscerales.
Bazo
El bazo es un órgano ovoide y pulposo, habitualmente de tono
morado, que tiene aproximadamente la forma y el tamaño de un puño
cerrado. Es relativamente delicado, y está considerado el órgano
abdominal más vulnerable. Se sitúa en la región supero lateral del CSI,
o hipocondrio del abdomen, donde goza de la protección de la caja
torácica inferior. Como el mayor órgano linfático, participa en el
sistema de defensa del organismo: es un lugar de proliferación de
linfocitos (células blancas de la sangre) y de vigilancia y respuesta
inmunitarias. Prenatalmente, el bazo es un órgano hematopoyético
(formador de sangre), pero después del nacimiento se ocupa sobre
todo de identificar, extraer de la circulación y destruir los glóbulos rojos
gastados y las plaquetas rotas, así como de reciclar el hierro y la
globina. El bazo actúa como reservorio de sangre, almacenando
glóbulos rojos y plaquetas, y hasta cierto punto puede proporcionar
una especie de «autotransfusión» en respuesta al estrés provocado
por una hemorragia. A pesar de su tamaño y de las numerosas y útiles
funciones que desempeña, no es un órgano vital (no es necesario para
la vida). Para llevar a cabo estas funciones, el bazo es una masa
blanda y vascular (sinusoidal) con una cápsula fibroelástica bastante
delicada. Su fina cápsula está rodeada por completo por una hoja de
peritoneo visceral, excepto en el hilio esplénico, por donde entran y
salen las ramas esplénicas de la arteria y la vena esplénicas,
respectivamente. Por ello, es capaz de una notable expansión y de
una cierta contracción, relativamente rápida. Se trata de un órgano
móvil, aunque no suele rebasar inferiormente la región costal;
descansa sobre la flexura cólica izquierda.
Hígado
El hígado, el mayor órgano del cuerpo después de la piel y la mayor
glándula del organismo, pesa unos 1 500 g y supone un 2,5 % del
peso corporal en el adulto. En el feto maduro actúa como órgano
hematopoyético, y es proporcionalmente el doble de grande (5 % del
peso corporal). Con excepción de los lípidos, todas las sustancias
absorbidas en el tubo digestivo se dirigen primero al hígado a través
del sistema de la vena porta hepática. Además de sus numerosas
actividades metabólicas, el hígado almacena glucógeno y secreta la
bilis, un líquido amarillo amarronado o verde que colabora en la
emulsión de las grasas. La bilis sale del hígado a través de los
conductos biliares los conductos hepáticos derecho e izquierdo que se
unen para formar el conducto hepático común. Éste se une al
conducto cístico para formar el conducto colédoco. El hígado produce
bilis continuamente, pero entre comidas se acumula y almacena en la
vesícula biliar, que además concentra la bilis absorbiendo agua y
sales. Cuando el alimento llega al duodeno, la vesícula biliar envía bilis
concentrada al duodeno a través de los conductos biliares.
10.4 Región posterior del abdomen
La pared posterior del abdomen está compuesta principalmente por:
• Cinco vértebras lumbares y los correspondientes discos
intervertebrales (centralmente).
• Los músculos de la pared posterior del abdomen (psoas mayor,
cuadrado lumbar, ilíaco, transverso y oblicuos del abdomen),
lateralmente.
• El diafragma, que contribuye a formar la parte superior de la pared
posterior.
• La fascia, incluida la fascia toracolumbar.
• El plexo lumbar, compuesto por los ramos anteriores de los nervios
espinales lumbares.
• Grasa, nervios, vasos (p. ej., la aorta y la VCI) y nódulos linfáticos. Si
únicamente se observa la anatomía de la pared posterior del abdomen
en diagramas bidimensionales, sería fácil suponer que es plana. Al
observar un cadáver diseccionado o un corte transversal, resulta
evidente que la columna vertebral lumbar forma una destacada
prominencia central en la pared posterior, creando dos «surcos»
paravertebrales a cada lado. La parte más profunda (más posterior) de
los surcos está ocupada por los riñones y la grasa que los rodea. La
aorta abdominal se sitúa en la cara anterior de la protrusión anterior
formada por la columna vertebral. Normalmente sorprende comprobar
lo cerca que se encuentra la aorta abdominal de la pared anterior del
abdomen en las personas delgadas. Por supuesto, hay muchas
estructuras situadas anteriormente a la aorta (AMS, partes del
duodeno, páncreas y vena renal izquierda, etc.), por lo que estas
estructuras abdominales posteriores pueden estar más cerca de la
pared anterior del abdomen de lo que cabría esperar en las personas
delgadas, sobre todo cuando están en decúbito supino.
La pared posterior del abdomen está cubierta por una capa continua
de fascia endo abdominal, que se sitúa entre el peritoneo parietal y los
músculos. La fascia que tapiza la pared posterior del abdomen se
continúa con la fascia transversal, que recubre el músculo transverso
del abdomen. La denominación de la fascia se corresponde con la
estructura que cubre. La fascia del psoas, que recubre el músculo
psoas mayor (vaina del psoas), se fija medialmente a las vértebras
lumbares y a la línea terminal. La fascia del psoas se engruesa
superiormente, forma el ligamento arqueado medial y se fusiona
lateralmente con la fascia del cuadrado lumbar y la fascia
toracolumbar. Inferior a la cresta ilíaca, la fascia del psoas se continúa
con la porción de la fascia ilíaca que cubre al músculo ilíaco.
La fascia toracolumbar es un amplio complejo fascial insertado
medialmente en la columna vertebral, que en la región lumbar consta
de una lámina anterior, otra media y otra posterior, que envuelven a
los músculos que se encuentran entre ellas. Es delgada y transparente
en las zonas donde cubre las porciones torácicas de los músculos
profundos, pero gruesa y fuerte en la región lumbar. Las láminas
posterior y media de la fascia toracolumbar envuelven a los músculos
profundos verticales del dorso (erector de la columna) de forma
comparable a cómo envuelve los rectos del abdomen la vaina de los
rectos en la cara anterior. Sin embargo, esta vaina posterior es todavía
más imponente que la vaina de los rectos, debido al grosor de su
lámina posterior y a su fijación central a las vértebras lumbares, a
diferencia de las vainas de los rectos, que carecen de soporte óseo en
la línea alba, donde se fusionan entre sí.
La porción lumbar de esta lámina posterior, que se extiende entre la
12. a costilla y la cresta ilíaca, se une lateralmente a los músculos
oblicuo interno y transverso del abdomen, al igual que ocurre con la
vaina de los rectos. Sin embargo, a diferencia de la vaina de los
rectos, la fascia toracolumbar no se une al oblicuo externo; lo hace en
el dorsal ancho. La lámina anterior de la fascia toracolumbar (fascia
del cuadrado lumbar), que cubre la cara anterior del músculo cuadrado
lumbar una lámina más delgada y transparente que las otras dos
láminas se une a las caras anteriores de los procesos transversos de
las vértebras lumbares, la cresta ilíaca y la 12. a costilla.
La lámina anterior de la fascia toracolumbar se continúa lateralmente
con el origen aponeurótico del músculo transverso del abdomen. Se
engruesa superiormente, formando los ligamentos arqueados
laterales, y se adhiere inferiormente a los ligamentos iliolumbares.
Moore, K. L. (2018). Anatomia con orintacion clinica . Lippincott.