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Hoy vengo ante ti, reina de mis corazones a rendirte pleitesía en esta noche de estrellas.

Hace 30 años llego a la institución, desde ya hace 30 años me formó y formó parte de la
enseñanza de muchos niños incontables ya en su trayectoria como maestra, como docente,
como educadora, como nuestra segunda madre incluso, al final muchos la conocerán como
la tía Letty.
En 1960 nace un alma que será la encargada de educar y encaminar los primeros pasos de
muchos infantes en esta vida. Sus padres José Ulloa Copiano y Julia Mercedes Alvear en un
acto de amor adornado por la dicha trajeron al mundo a nuestra quería Leticia Ulloa.
Años después despertaba en ella la pasión por enseñar, por aprender esa ardua labor de
maestra de pequeñas vidas en inicial desarrollo, enseñándonos a moldear con plastilina
nuestros sueños de niños, a cortar con nuestras pequeñas manos usando tijeras, papel
brillante de igual brillo que nuestros delicados ojos, rasgando papel de seda tan suave como
nuestros hilados cabellos, a pintar de colores nuestros días, a embarrarnos de goma los
dedos para pegar figuras en el papel blanco de nuestra imaginación, nos enseñó a saltar la
cuerda preparándosenos para saltar obstáculos en nuestras futuras aventuras, a deslizarnos
por la resbaladera como cual desliz de las locuras, fortalecer los brazos en el pasamano para
después aprender a abrazarla a ella y a nuestros queridos seres, treparnos al sube y baja
ensayando sobrellevar todos esos futuros vaivenes de la vida.
Ella me enseño que pipón es un muñeco muy guapo y de cartón, que a pulgarcito lo
invitaron a dar una vuelta en un avión, arriba juan vamos a la escuela, que yo tengo un
elefante que se llamaba trompita, que tengo una manito y la podía hacer bailar, y que las
lechuzas siempre hacen shhhhh.
Al final de su docencia fue la encargada de tomar las riendas del jardín Club de Leones,
quien como ella pues la más idónea para dirigir con vasta experiencia la institución pues
inspirada por el vellocino de la sabiduría y el tesoro de los argonautas quien como ella si no
la más capaz para vaticinar como en un acto de conjuro mágico, un acto de clarividencia el
futuro de nuestras vidas con su mirada que le otorga profunda transparencia al agua.
Siempre quise estar aquí, año tras año pues cuando me tocaba ya por la edad irme a otra
aula y recibir clases con otra maestra, la preferí mil veces a ella, participando de cuentos, de
números artísticos, magia, enseñanza, veladas donde se elegían a las reinas del jardín, y hoy
con estas letras y parado cerca de ella intento una suerte de proclamación por todos sus
años que dedicó a la formación inicial de muchos de nosotros que hoy ya somos
profesionales y alguien en la vida.
Colorín colorado esta historia no ha terminado, sin antes brindarle un millón de
felicitaciones, un millón de gracias por existir, y por formar parte de todas puestas vidas,
felicitaciones a la madre, tía, amiga, hija, maestra de maestras, una docente 20 sobre 20
una profesora que morirá sin estatua, Leticia Ulloa Alvear la maestra que quiere ser eterna,
“un ratito más”

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