Está en la página 1de 6

IE JUAN GUERRERO QUIMPER

ACTIVIDAD 1: LEEMOS CON ATENCIÒN Y SUBRAYAMOS


LAS IDEAS PRINCIPALES

ORIGEN DEL TEATRO

El teatro nació en Atenas, Grecia, entre los siglos V y VI Antes de Cristo. Los
atenienses celebraban los ritos en honor a Dionisio, dios del vino y de la vegetación
También conocido como Baco. Estas primitivas ceremonias rituales acaban
evolucionando hacia el teatro, constituyendo uno de los principales logros culturales
de los griegos.

CARACTERÌSTICAS DEL TEATRO GRIEGO

 El teatro griego se caracterizó por sus obras vinculadas a las ceremonias


religiosas de culto al dios Dioniso

 Inspiradas en episodios de la mitología griega, que solían formar parte de la


religión griega. Solo podían actuar los hombres y, las primeras obras, constaban
de un solo actor que se mostraba disfrazado con un traje y una máscara, para
representar a los dioses.

 Las grandes máscaras con rasgos exagerados fueron un ícono importante del
teatro griego. Eran utilizadas porque formaban parte de los rituales religiosos,
adaptados para recrear las obras teatrales y también porque permitían que un
mismo actor pudiera representar a diferentes personajes.

 El coro : Estaba conformado por un grupo solo de hombres cuyo desempeño


interactuaba durante todo el desarrollo de la obra, generando un clima particular
en cada instancia. Además, cumplía el rol de entretener y divertir al público al
acompañar la danza de los actores.
 El público era masivo y estaba conformado por personas de diversos estratos
sociales.
Representantes
Entre los dramaturgos o autores representantes del teatro griego, se destacan:
 Esquilo (525 - 456 a. C.). Fue considerado el creador de la tragedia griega y
reconocido por su innovación tras incorporar un segundo actor (cuando aún las
obras eran interpretadas solo por un personaje). Sus guiones se basaban en
temas de la mitología, con personajes de dioses, semidioses o seres
sobrehumanos que se expresaban con un lenguaje grandilocuente y
metafórico.
IE JUAN GUERRERO QUIMPER

 Sófocles (496 - 406 a. C.). Fue muy popular por incorporar


diversas innovaciones, como el coro, la escenografía y la técnica actoral. Las obras
de Sófocles reflejaban el sufrimiento de los hombres expuestos a las situaciones
extremas que les depara el destino y por la justicia divina de los dioses.
 Eurípides (484 - 406 a. C.). Fue celebrado por sus diálogos inteligentes, realistas y
por plantear preguntas incómodas a la audiencia, que invitaban a la reflexión. Se
dedicó por completo a plasmar los problemas y las pasiones. En sus guiones se
destacaron los héroes de carne y hueso.

 Aristófanes (444 – 385 a. C.). Fue el principal exponente del género cómico,
también llamado comedia antigua o comedia aristofánica. Sus guiones reflejaban un
gran nivel cultural y artístico, a través de un humor sarcástico y de duras
críticas políticas, sociales y religiosas, incluso, críticas hacia Sócrates y
Eurípides.

EDIPO REY
AUTOR : (Tragedia) Sófocles
La obra está basada en un mito que cuenta la historia de Edipo, hijo de Layo y
Yocasta, rey y reina de Tebas, respectivamente. Años antes, un oráculo había
advertido a Layo que sería asesinado por su propio hijo y que este se casaría
con su madre. Decidido a rehuir su destino, ató los pies de su hijo recién
nacido y lo abandonó para que muriera en una montaña solitaria. Un pastor
recogió al niño y se lo entregó a Pólibo, rey de Corinto, quien le dio el nombre
de Edipo (pie hinchado) y lo adoptó como su propio hijo. El niño no sabía que
era adoptado y, cuando un oráculo proclamó que mataría a su padre,
abandonó Corinto. Durante su travesía, encontró y mató a Layo, creyendo
que era el jefe de una banda de ladrones y así se cumplió la profecía.
Solo y sin hogar. Edipo llegó a Tebas, ciudad que estaba acosada por un
monstruo espantoso, la Esfinge, que andaba por los caminos matando y
devorando a todos los viajeros que no sabían responder al enigma que les
planteaba. Cuando Edipo resolvió acertadamente el enigma, la esfinge se
suicidó. Creyendo que el rey Layo había muerto en manos de asaltantes
desconocidos, y agradecidos al viajero por librarlos del monstruo, los tebanos
lo recompensaron haciéndolo su rey y dándole a la reina Yocasta por esposa.
Durante muchos años la pareja vivió feliz, sin saber que ellos eran en realidad
madre e hijo. Entonces descendió una terrible peste y el oráculo proclamó que
para terminar con ella debía ser castigado el asesino de Layo. Pronto, Edipo
descubrió que involuntariamente había matado a su padre. Atribulada por su
vida incestuosa, Yocasta se suicidó y, cuando Edipo lo supo, se quitó los ojos
y abandonó el trono. Vivió en Tebas varios años, pero acabó desterrado.

El siguiente fragmento relata el momento en que un anciano mensajero


viene a avisar a Edipo que su padre presunto, Pólibo, ha muerto. En la
IE JUAN GUERRERO QUIMPER

conversación, el espectador descubre que dicho parentesco


no existe y que la profecía se ha cumplido.

Mensajero: ¿Me pueden informar, extranjeros dónde está la mansión del rey Edipo?
Corifeo: Esta es su morada, y él está dentro, extranjero. Esta es su mujer y madre de
sus hijos.
Mensajero: ¡Ojalá seas siempre feliz en medio de feliz familia, puesto que eres una
esposa excelente!
Yocasta: Y tú igualmente, extranjero, pues lo mereces por tus buenas palabras. Pero,
dime cuál es el objeto de tu venida y qué es lo que quieres anunciarnos.
Mensajero: Buenas noticias para tu casa, para tu esposo y para ti, mujer.
Yocasta: ¿Qué clase de noticias son esas? ¿De parte de quién vienes?
Mensajero: De Corinto. Con el mensaje que voy a darte tal vez te alegres __ ¡cómo no!
—, pero tal vez te entristezcas.
Yocasta: ¿De qué se trata? ¿Cuál es la noticia que tiene esa doble virtud?
Mensajero: Los ciudadanos del Istmo van a nombrar rey a Edipo.
Yocasta: ¿Cómo? ¿No está ya Pólibo en el poder?
Mensajero: No, porque la muerte lo llevó a la tumba.
Yocasta: ¿Cómo dices? ¿Acaso ha muerto el padre de Edipo?
Mensajero: Me muera yo si no digo la verdad.
Yocasta: Criada, ¿por qué no vas a decirle esto enseguida a tu amo? ¡ Ay, oráculos de
los dioses! ¿Dónde están? Por temor de matar a ese hombre huyó hace muchos años
Edipo, y ahora ha muerto por obra de la fortuna, y no suya.
(Entra Edipo)
Edipo: Yocasta, querida esposa mía, ¿por qué me mandaste venir aquí?
Yocasta: Escucha a este hombre, y observa a dónde han ido a parar los oráculos del
dios.
Edipo: Y este, ¿quién es y qué tiene que decirme?
Yocasta: Ha venido de Corinto para anunciar que tu padre, Pólibo, ha muerto.
Edipo: ¿Qué dices, extranjero? Dame tú mismo la noticia.
Mensajero: Si lo que debo anunciar claramente es esto, ten la seguridad de que aquél
se ha marchado de la vida.
Edipo: ¿A traición acaso, o debido a una enfermedad?
Mensajero: El menor contratiempo abate a los ancianos.
Edipo: ¡Ay! ¿Por qué prestar, mujer. tanta atención al altar de Delfos, o a los pájaros
que graznan en lo alto, que decían que yo habría yo de matar a mi padre? Pero
este, muerto, yace bajo tierra, y yo estoy aquí sin haber tocado un arma. A
menos que haya muerto por la pena de mi ausencia. Por lo pronto, Pólibo yace
en el Hades y allá se llevó todos los oráculos.

Yocasta: ¿No te lo advertía yo desde hace tiempo?


Edipo: Sí, pero yo desvariaba con mi temor.
Yocasta: Pues entonces ya no vuelvas a darle importancia a nada de eso.
IE JUAN GUERRERO QUIMPER

Edipo: ¿Y cómo no voy a sentir temor por la predicción de que me


casaría con mi madre?
Yocasta: Pero, ¿por qué ha de sentir temor un hombre sobre quien impera la
buena fortuna, y no tiene adivinación cierta de nada? Lo mejor es vivir al azar,
como buenamente se pueda. Y no temas por la boda con tu madre: son muchos
los mortales que en sueños han yacido con su madre. El que no le hace caso a
estas cosas sobrelleva con más facilidad la vida.
Edipo: Tendrías razón en todo lo que has dicho, si por ventura mi madre no
estuviera viva.
Yocasta: Con todo, es un gran alivio la muerte de tu padre.
Edipo: Sí, pero siento miedo de la que está con vida.
Mensajero: ¿Cuál es la mujer de la que sientes temor?
Edipo: Mérope, con la que vivía Pólibo.
Mensajero: Y ¿qué hay en ella que te provoca tanto temor?
Edipo: Un pavoroso oráculo pronunciado por un dios, extranjero.
Mensajero: ¿Se puede saber o está prohibido que lo sepa un extraño?
Edipo: Te lo diré. Un día Loxias dijo que yo me uniría con propia mi madre y
derramaría con mis manos la sangre de mi padre. Por esa razón es que habito
lejos de Corinto. Todo salió felizmente; pero, a pesar de ello, es lo más dulce ver
el rostro de los padres.
Mensajero: ¿,Por esos temores te desterraste de allí?
Edipo: Por no querer convertirme en asesino de mi padre, anciano.
Mensajero: ¿Y no te he librado ya de ese temor, señor, puesto que llegué con
buenas intenciones?
Edipo: Es verdad y recibirás de mí la merecida recompensa.
Mensajero: Para eso precisamente vine, para obtener algún beneficio a tu
regreso a casa.
Edipo: Jamás me reuniré con mis progenitores.
Mensajero: ¡Oh, hijo!, bien claro está que no sabes lo que haces...
Edipo: ¿Cómo, anciano? ¡Explícame, por los dioses!
Mensajero: Si por ese motivo rehúyes el regresar a tu casa...
Edipo: Es que temo que Febo me resulte verídico.
Mensajero: ¿Temes acaso hacer algo impuro con quienes te dieron la vida?
Edipo: Eso mismo, anciano, es lo que constantemente me atemoriza.
Mensajero: ¿Sabes, acaso, que no tienes motivo justo para sentir espanto?
Edipo: ¿Cómo no voy a tenerlo, si soy hijo de esos padres?
Mensajero: Es que Pólibo nada tenía que ver con tu parentesco.
Edipo: ¿Cómo dices? ¿No fue Pólibo quien me engendró?
Mensajero: No más que yo.
Edipo: ¿Y cómo puede estar en igualdad de condiciones mi padre con alguien
como tú, a quien no conozco?
Mensajero: Ni aquel te engendró ni yo tampoco.
Edipo: Entonces, ¿por qué me llamaba hijo?
Mensajero: Te recibió un día de mis manos, como un regalo.
IE JUAN GUERRERO QUIMPER

Edipo: ¿Y habiéndome recibido así, de mano extraña, pudo


amarme tanto?
Mensajero: Porque nunca pudo tener hijos.
Edipo: ¿Y tú me habías comprado o me habías encontrado por casualidad
cuando me entregaste?
Mensajero: Te encontré en las boscosas quebradas del Citerón.
Edipo: ¿Y por qué caminabas por aquellos lugares?
Mensajero: Estaba allí a cargo de un rebaño en la montaña.
Edipo: ¿Eras, pues, pastor. y andabas de un lado para otro?
Mensajero: Y fui tu salvador también, al menos en aquel momento.
Edipo: ¿Y qué dolencia tenía yo cuando me recogiste en tus manos?
Mensajero: Las articulaciones de tus pies te la podrán decir.
Edipo: ¡Ay! ¿Para que mencionas esta antigua desgracia?
Mensajero: Yo te desaté, pues tenías los tobillos atados.
Edipo: ¡Horrible afrenta recibí en mi infancia!
Mensajero: Por ello se te dio el nombre que tienes Edipo: ¡Por los dioses!
¿Me la infirió mi madre o mi padre? Explícamelo.

Mensajero: No lo sé. Quien te entregó a mí sabe mejor de eso que yo.


Edipo: Entonces. ¿me recogiste de otro o me encontraste casualmente?
Mensajero: No, fue otro pastor quien te entregó a mí.
Edipo: ¿Quién es ese? ¿Le puedes nombrar?
Mensajero: Era el esclavo de Layo.
Edipo: ¿El mismo que antes fue rey de esta tierra?
Mensajero: Exactamente, era pastor de ese hombre.
Edipo: ¿Y está aún con vida? ¿Puedo verlo?
Mensajero: (Al coro). Ustedes, los del país, lo pueden saber mejor que yo.
Edipo: (Al coro). ¿Hay alguno aquí que conozca al pastor de que habla,
que lo haya visto en el campo o aquí? Díganlo, pues ha llegado el momento
de que se descubra esto.
Corifeo: No es otro que ese mismo que deseabas antes ver haciéndole
venir del campo. Pero, sobre esto, tal vez sería Yocasta la que mejor podría
hablar.
Edipo: Mujer, ¿conoces a aquel que hace un momento deseábamos que
viniera? ¿Es ese de quien habla este?
Yocasta: ¿Qué importa que sea quien sea ese de que está hablando? No
te preocupes. Olvídate de estas palabras inútiles.
Edipo: No puede ser que, tras haber recibido yo tal información, no
pueda descubrir mi origen.
Yocasta: No trates, ¡por los dioses!, de averiguarlo, si tienes interés por tu
vida. Basta con mi propia angustia.
Edipo: ¡Ánimo! Ni aunque resultara yo ser hijo de una esclava en tercera
generación, aparecerás tú menos noble.
Yocasta: Hazme caso; te lo suplico, no lo hagas.
IE JUAN GUERRERO QUIMPER

Edipo: No puedo obedecer tu consejo hasta no haberlo


averiguado con seguridad.
Yocasta: Con la mejor intención, te doy el mejor consejo.
Edipo: Pues ese mejor consejo me está ya martirizando.
Yocasta: ¡Ay, desgraciado! ¡Ojalá no te enteres nunca de quién eres!
Edipo: ¿No irá nadie a traerme aquí a ese pastor? A esta déjenla que se
envanezca con su linaje opulento.
Yocasta: ¡Ay, ay, desgraciado!, pues esta es la única manera como te puedo
llamar y ya nada te podré decir de aquí en adelante. (Sale rápidamente)

ACTIVIDADE 2 : REALIZA UN ORGANIZADOR VISUAL DEL TREATRO.

ACTIVIDAD : 3 RESUELVE LA FICHA DE LECTURA. EN TU CUADERNO

Ficha de lectura

Nivel literal:
1. ¿QUIÈNES SON LOS PERSONAJES ?
2. ¿EN QUÈ LUGAR O LUGARES SE DESARROLLAN LOS HECHOS ?
3. ¿CON QUIÈN SE CASÒ EDIPO ?
4. ¿QUIÈN ERA EL VERDADERO PADRE DE EDIPO ?
5. ¿QUÈ VINO A COMUNICAR EL MENSAJERO ?

Nivel inferencial :
1. ¿QUÈ RELACIÒN EXISTE ENTRE EDIPO Y YOCASTA ?
2. ¿TRAS LA MUERTE DEL SUPUESTO PADRE DE EDIPO QUÈ SE
DESCUBRE ?

Nivel crítico:
1. ¿CREES EN LOS ORÀCULOS ( PREDICCIONES )?
2. QUÈ OPINAS DE ESTA HISTORIA?

También podría gustarte