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Tema 12:

María ... ¿Fue siempre virgen?

¿Podemos decir que María siempre fue virgen?

Todos los cristianos aceptan a María como Madre de Jesús; pero mientras los católicos
hablamos de ella como «la Virgen María», las otras religiones cristianas y muchas
sectas no quieren decir ni reconocer que María es siempre virgen. Muchos dicen,
simplemente, que María tuvo más hijos y por eso no pudo ser «virgen».

En una carta anterior ya les hablé de los «hermanos de Jesús» y les aclaré que no hay
ningún fundamento bíblico para decir que María tenía más hijos. En esta carta les quiero
hablar, a partir de la Biblia, acerca de María siempre virgen.

1. La concepción virginal de María


El hecho de la virginidad de María en el nacimiento de su hijo Jesús se afirma
claramente en la Biblia:

Mt. 1,18: «El nacimiento de Jesús fue así: Estando desposada María, su ma-dre, con
José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo».

Lc. 1, 30-35: «El ángel Gabriel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia
delante de Dios... y ahora concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo... María dijo al
ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel le dijo: El
Espíritu Santo vendrá sobre ti... y el Ser Santo que nacerá de ti será llamado Hijo de
Dios».

Juan 1, 13: «El que nació no de la sangre, ni del deseo de carne, ni del deseo de hombre,
sino que nació de Dios».

Estos tres textos bíblicos son testimonios sólidos para afirmar el hecho de la virginidad
de María en la concepción de Jesús.

2. ¿Quiso María esta virginidad?


El Evangelio dice que «María era una virgen desposada con un hombre llamado José»
(Lc. 1, 27). Este matrimonio de María con José nos mueve, a primera vista, a decir que
María no quiso esta virginidad.
Sin embargo, el evangelista Lucas nos ofrece otros datos acerca de este com-promiso
matrimonial.

Leamos atentamente en el Evangelio de Lucas 1, 26-38: En este relato bíblico vemos


cómo Dios respeta a los hombres. El no nos salva sin que nosotros mismos queramos.
Jesús el Salvador ha sido deseado y acogido por una madre, una joven-cita que, libre y
conscientemente, acepta ser la servidora del Señor y llega a ser Madre de Dios.

Vers. 26: «Al sexto mes el ángel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José. José era de la casa
de David y el nombre de la virgen era María».

San Lucas usa dos veces la palabra «virgen». ¿Por qué no dijo «una joven» o «una
mujer»? Sencillamente porque el escritor sagrado se refería aquí a las palabras de los
profetas del A. T. que afirmaban que Dios sería recibido por una «virgen de Israel» (Is.
7, 14): «El Señor, pues, les dará esta señal: la Virgen está embarazada y da a luz un
varón a quien le pondrás el nombre de Emmanuel».

Durante siglos, Dios había soportado que su pueblo de mil maneras le fuera infiel y
había perdonado sus pecados. Pero el Dios Salvador, al llegar, debería ser recibido por
un pueblo virgen que hubiera depuesto sus propias ambiciones para poner su porvenir
en manos de su Dios. Dios debía ser acogido con un corazón virgen, o sea, nuevo y no
desgastado por la experiencia de otros amores.

-Incluso en tiempos de Jesús, muchos al leer la profecía de Is. 7, 14 sacaban la


conclusión de que el Mesías nacería de una madre Virgen. Ahora bien, el Evangelio nos
dice: María es la virgen que da a luz al Mesías.

-Vers. 34-35: María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, pues no conozco va-rón?»
Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra, por lo cual el Santo que de ti nacerá será llamado Hijo de Dios».

Aunque María es la esposa legítima de José, la pregunta de ella al ángel indica el


propósito de permanecer virgen.

El ángel precisa que el niño nacerá de María sin intervención de José. El que va a nacer
de María en el tiempo es el mismo que ya existe en Dios, nacido de Dios, Hijo del Padre
(Jn. 1, 1). Y la concepción de Jesús en el seno de María no es otra cosa que la venida de
Dios a nuestro mundo.

¿Qué significa «la sombra» o «la nube» en este texto bíblico?

Los libros sagrados del Antiguo Testamento hablan muchas veces de «la sombra» o «la
nube» que llenaba el Templo (1 Reyes 8, 10), signo de la presencia divina que cubría y
amparaba a la ciudad Santa (Sir. 24, 4). Al usar esta figura, el Evangelio quiere decir
que María pasa a ser la morada de Dios desde la cual El obra sus misterios. El Espíritu
Santo viene, no sobre su Hijo, sino que primeramente viene sobre María, para que
conciba por obra del Espíritu Santo.
3) ¿Había pensado María en consagrar a Dios su virginidad antes
que viniera el ángel?
El Evangelio no da precisiones al respecto, solamente encontramos la palabra de María:
«No conozco varón» o «no tengo relación con ningún varón». (Lc. 1, 34).

Recordemos que María ya está comprometida con José (Lc. 1, 27) lo que según la ley
judía, les da los mismos derechos del matrimonio, aunque no vivan todavía en la misma
casa (Mt. 1, 20).

En estas condiciones, la pregunta de María: «¿Cómo podré tener un hijo, pues no


conozco varón?» (Lc. 1, 34) no tendría ningún sentido, si María no estuviese decidida
ya a mantenerse virgen para siempre. María es la esposa legítima de José. Si este
matrimonio quiere tener relaciones conyugales normales, el anuncio del ángel referente
a su maternidad no puede crearle ningún problema. Sin embargo, María manifiesta
claramente su problema: «pues no conozco varón». Además esa pregunta de María
permite otra traducción válida en la mentalidad de los judíos: «¿Cómo será eso, pues no
quiero conocer varón?». Sin duda esta pregunta de María indica en la Virgen un firme
propósito de permanecer virgen.

Algunos tendrán dificultades para aceptar esta decisión de María y dirán que tal
decisión es sorprendente por parte de una joven judía; porque es sabido que Israel no
daba gran valor religioso a la virginidad.

No debemos olvidar que en la Palestina de entonces había grupos de personas que


vivían en celibato (los esenios) y con su estilo de vida esperaban la pronta venida del
Mesías. Por otra parte el celibato o la virginidad de por vida no existía para mujeres que,
según la costumbre judía, por orden de su padre tenían que aceptar un matrimonio
impuesto. Por eso la joven María que quería guardar virginidad, difícil-mente podía
rechazar este compromiso matrimonial impuesto. Y por eso ella había aceptado este
compromiso con José, pero con la decisión de permanecer virgen.

Como conclusión podemos decir que este texto bíblico es favorable a la voluntad de
virginidad de María.

Además está claro en la Biblia que María tenía como hijo único a Jesús y que no tuvo
más hijos.

4. ¿Qué sentido tiene la virginidad ?


María no expresa sus motivos, pero todo lo que Lucas deja entrever del alma de María
supone que ella tenía motivos elevados. Por medio del ángel, Dios la trata de «muy
amada», «llena de gracia», «el Señor está con ella». Y María quiere ser su «sierva», con
la nobleza que da a esta palabra la lengua bíblica: «Yo soy la servidora del Señor,
hágase en mí lo que has dicho» (Lc. 1, 38). Su virginidad parece así una consagración,
un don de amor exclusivo al Señor.
Mucha gente moderna se extraña ante tal decisión de María: ¿Cómo pensaría María en
mantenerse virgen en el matrimonio, especialmente en el pueblo judío, que no valoraba
la virginidad? Incluso en las iglesias no-católicas muchas personas al leer en el
Evangelio la expresión «hermanos de Jesús» concluyen sin más que María tuvo otros
hijos después de Jesús. (En otra carta les he hablado claramente de este asunto y está
muy claro en la Biblia que Jesús no tenía hermanos en el sentido estricto de esta
palabra).

Pero lo grave es que muchas sectas están deseosas de negar sin más la virginidad de
María. ¿A qué se debe esto? Sin duda que a vanos prejuicios y a falta de conocimientos
bíblicos. ¿O será por el prurito de buscarle «peros» y dificultades a la religión católica?

Virgen debía ser aquella que, desde el comienzo, fue elegida por Dios para recibir a su
propio Hijo en un acto de fe perfecta. Ella, que daría a Jesús su sangre, sus rasgos
hereditarios, su carácter y su educación primera, debía haber crecido a la sombra del
templo de Jerusalén, como dice una antigua tradición, y el Todopoderoso, cual flor
secreta que nadie hiciera suya, la guardó para sus divinos designios. Es por eso que
María renunció a todo menos al Dios vivo. Y así en adelante ella será el modelo de
muchos que, renunciando a muchas cosas, entrarán al Reino y obtendrán la única
recompensa que es Dios.

5. Consideración final:
Para un hombre o una mujer creyente, no es cosa excepcional renunciar definitivamente
al sexo, es decir, a tener relaciones sexuales. Hay un sinnúmero de ejemplos de jóvenes
que, desde muy temprano, han intuido que este camino evangélico es un camino más
directo para acercarse mejor a Jesús: Sor Teresa de Los Andes, el Padre Hurtado y
tantos otros. ¿Acaso María era menos inteligente que ellos o menos capaz de percibir las
cosas de Dios? ¿No podía ella captar por sí misma lo que dirá Jesús respecto a la
virginidad elegida por amor al Reino? (Mt. 19,12). Y después de ser visitada en forma
única por el Espíritu Santo, que es el soplo del amor de Dios, ¿necesitaría María todavía
las caricias amorosas de José? Si la historia de la Iglesia nos proporciona tantos
ejemplos del amor celoso de Dios para quienes fueron sus amigos y sus santos, ¿cómo
iba a ser menos para aquella mujer, María, que fue «llena de gracia»?

¡Qué torpeza inconsciente son las sinrazones de aquellos que se olvidan de la Tradición
de los Apóstoles, la cual proclama que María fue y permaneció siempre virgen!

Rechazar la virginidad de María... ¡qué manera de rebajar las maravillas de Dios!

María deseaba ser totalmente de Dios y con el «sí» de la Anunciación ella se consagró
total y exclusivamente al plan de Dios: «He aquí la sierva del Señor, hágase en mí
conforme a tu palabra» (Lc. 1, 38).

Realmente es incomprensible la fobia de algunos de nuestros hermanos evangélicos que


tratan de denigrar y rebajar la dignidad de María. Nunca predican sobre ella, y en
repetidos casos han destruido sus imágenes. Nosotros tenemos que tener bien
fundamentado nuestro culto y veneración por María y tenemos que seguir proclamando
sus alabanzas, tal como ella ya lo anticipó en el canto del Magnificat.
Por otra parte, María aparece unida a Jesús en la encarnación, en el nacimiento, vida,
pasión y muerte de su Hijo Jesús y también en la primitiva Iglesia. Ahora bien, el
mismo Jesús dice: «Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre». Honremos pues a
María y redoblemos nuestros esfuerzos por quererla, por nosotros y por quienes la
desconocen.

Décima del Canto a lo Divino:

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea pues todo un Dios se recrea en tan graciosa
belleza. A ti, celestial princesa Virgen sagrada María yo te ofrezco en este día alma,
vida y corazón,mírame con compasión,no me dejes, Madre mía.

Cuestionario:

¿Qué dicen las sectas sobre la virginidad de María? ¿Cómo fue la concepción de Jesús?
¿Cómo se anunciaba la venida del Mesías? ¿Qué profecías se cumplen en ella? ¿Qué
sentido tenía la virginidad para María? ¿Por qué contrajo matrimonio si no pensaba
tener hijos? ¿Hasta qué punto María se sometió al plan de Dios? ¿Por qué las sectas
rechazan la virginidad de María? ¿Cómo hay que interpretar los textos en que se habla
de «los hermanos de Jesús»?

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