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40 años de democracia

Democracia y ampliación de derechos

Un sistema democrático se caracteriza por el desarrollo de elecciones periódicas mediante


sufragio universal. Pero la democracia no consiste únicamente en la vigencia de los derechos
políticos, sino que también es la consagración de los derechos económicos, sociales y culturales,
que incluyen los derechos a la alimentación, a la vivienda adecuada, a la educación, a la salud, a la
seguridad social, a la participación en la vida cultural, al agua y saneamiento, al trabajo, a la
identidad. Estos derechos garantizan la igualdad y la equidad entre las personas que habitan la
nación, independientemente de su origen, religión, pertenencia étnica o edad.

A lo largo de los 40 años de democracia, Argentina fue vanguardia en leyes de ampliación de


derechos, por ejemplo, la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario o de la Ley de Identidad de
Género, que fueron promulgadas luego de años de debate público y de lucha de las comunidades
LGBTIQ+ y los feminismos.

Sin embargo, la aplicación de medidas que ampliaron derechos no fue sistemática. Existieron
instancias en las que, a pesar de reclamos y movilizaciones populares, las medidas de protección
social y el avance en materia de derechos económicos y culturales estuvieron estancados. Y, por el
contrario, en otras coyunturas existieron programas y políticas que garantizaron derechos, por
ejemplo, la sanción de la Ley de Educación Sexual Integral, la Asignación Universal por Hijo, la
extensión de la obligatoriedad de los niveles educativos inicial y secundario, las pensiones a
excombatientes de Malvinas o el reconocimiento de derechos de pueblos originarios, entre otras
resoluciones llevadas adelante por organismos estatales.

En estos 40 años, también puede recorrerse la historia de las políticas de memoria, verdad y
justicia en relación con los crímenes de lesa humanidad cometidos por el terrorismo de Estado
durante la última dictadura cívico-militar. Los procesos judiciales sobre los responsables de los
crímenes tuvieron sus vaivenes, y los distintos Gobiernos democráticos fueron más o menos
activos en cuanto a garantizar su desarrollo. La construcción de una memoria colectiva del “Nunca
más” fue oscilante, sin embargo, hoy forma parte del pacto democrático vigente.

Las/Los invitamos a compartir materiales audiovisuales que abordan definiciones de derechos y la


historia de su vigencia a lo largo de los últimos 40 años.

Democracia es soberanía

La democracia no consiste únicamente en la vigencia de los derechos políticos, sino que también
es la consagración de los derechos económicos, sociales y culturales.

La democracia es también justicia social y soberanía económica y territorial.

Durante los últimos 40 años, se sucedieron instancias de enorme desigualdad en la distribución de


ingresos y en el acceso a derechos básicos como la tierra, el techo y el trabajo. A la vez, en
ocasiones, esas situaciones críticas coexistieron con pérdida de soberanía económica y políticas
internacionales que descuidaron los derechos de soberanía del pueblo argentino.
Pero, asimismo, en la historia de nuestros 40 años de democracia, los Gobiernos adoptaron
posiciones a favor de la defensa de los intereses nacionales, como así también medidas tendientes
a favorecer las condiciones materiales de las mayorías.

La implementación del Plan Alimentario Nacional en el año 1984, que buscaba reparar la situación
de pobreza en que había quedado parte de la población tras los planes económicos de la
dictadura, así como la campaña masiva de alfabetización del mismo año, fueron algunas de las
primeras medidas de justicia social desde la recuperación de la democracia.

La década de 1990 se caracterizó por el desfinanciamiento del Estado y el desmantelamiento de


sus funciones de protección social, situación que comenzó a repararse luego de la crisis de 2001.
Algunas de esas medidas reparatorias fueron la restitución al ámbito de gestión pública de los
fondos previsionales (2008), que habían sido puestos bajo la órbita del mercado durante el
gobierno de Carlos Menem, el derecho a la Asignación Universal por Hijo (2009), la Asignación por
Embarazo para las personas gestantes (2011), entre otras.

Los años 90 también se caracterizaron la pérdida de derechos de soberanía sobre territorios y


recursos nacionales. Si bien ese proceso se había iniciado durante la dictadura, bajo los gobiernos
de Carlos Menem y Fernando De La Rua eso cuadro se profundizó.

A partir de 2003 se toman medidas que buscan restituir los derechos del pueblo argentino sobre
sus bienes y recursos. Por ejemplo, entre otras medidas de igual importancia, en el 2006, se re
nacionalizan las empresas de suministro de aguas y saneamiento, en 2012 el Estado recupera el
50% de las acciones de la empresa YPF, vendida a capitales extranjeros en la década del 90.
Con el propósito de garantizar la soberanía audiovisual, la Ley Nacional de Servicios de
Comunicación Audiovisual sancionada en el año 2009, derogó la ley de Radiodifusión instituida por
la dictadura y hasta entonces vigente. La nueva Ley tuvo el propósito de ampliar la diversidad de
voces en los medios de comunicación, desconcentrar y desmonopolizar la propiedad de los
medios, incluir mayor producción nacional, crear un órgano de aplicación democrática de la Ley.

Diversidad lingüística y cultural

Durante gran parte de su existencia, el Estado nacional argentino invisibilizó la matriz


multilingüística y pluriétnica de la nación, en especial, la vinculada con los pueblos indígenas. No
obstante, el número de personas que se reconocen como indígenas supera las cifras de un país
imaginado como homogéneo y monolingüe.

A lo largo de las últimas cuatro décadas, las luchas de los pueblos originarios por el acceso a la
tierra y la preservación de sus identidades culturales promovieron algunas de las medidas que -
si bien no fueron suficientes- incluyeron a los integrantes de las comunidades indígenas como
sujetos plenos de derechos y parte constitutiva de la nación. La creación del Instituto Nacional de
Asuntos Indígenas, en 1985, y la incorporación de la modalidad de educación intercultural
bilingüe, en el año 2006, fueron algunas de esas instancias tendientes a visibilizar la matriz
pluriétnica y el multilingüismo de Argentina.
Inclusión e integración

Durante gran parte de su existencia, el Estado nacional argentino invisibilizó la matriz


multilingüística y pluriétnica de la nación, en especial, la vinculada con los pueblos indígenas. No
obstante, el número de personas que se reconocen como indígenas supera las cifras de un país
imaginado como homogéneo y monolingüe.

A lo largo de las últimas cuatro décadas, las luchas de los pueblos originarios por el acceso a la
tierra y la preservación de sus identidades culturales promovieron algunas de las medidas que -
si bien no fueron suficientes- incluyeron a los integrantes de las comunidades indígenas como
sujetos plenos de derechos y parte constitutiva de la nación. La creación del Instituto Nacional de
Asuntos Indígenas, en 1985, y la incorporación de la modalidad de educación intercultural
bilingüe, en el año 2006, fueron algunas de esas instancias tendientes a visibilizar la matriz
pluriétnica y el multilingüismo de Argentina.

Participación popular

A partir de 1983, la participación popular -acallada y reprimida durante los años de la dictadura-
volvió a hacerse presente en los espacios públicos de todo el país. Los masivos actos políticos o
culturales y la presencia del pueblo en manifestaciones y marchas de distinto tipo fueron
continuos a lo largo de los 40 años.

En 1983, con la posibilidad de elegir representantes, se recuperó también la libertad de resolver


los conflictos sociales -inherentes a toda comunidad- a través del diálogo, la negociación y la
lucha.

La militancia y participación en sindicatos, centros de estudiantes de escuelas y universidades,


comisiones barriales, entre otras organizaciones de la sociedad civil, también fue una marca de la
vida democrática.

Géneros

A lo largo de la historia, determinadas identidades de género padecieron sufrimiento, injusticia y


violencias. Las injustas diferenciaciones fueron el resultado de construcciones sociales inscriptas
en relaciones de poder, que generaron opresiones, privilegios y ciudadanías desiguales.

Durante los 40 años de democracia, los feminismos y las comunidades LGBTIQ+, mediante
reclamos y luchas, consiguieron la igualdad de derechos y la ampliación de ciudadanía plena a
mujeres y diversidades.

En este sentido, la sanción de la ley de Educación Sexual Integral en el año 2006 resultó clave para
instalar la reflexión acerca de estos temas en todos los niveles educativos y escuelas del país.

Por otra parte en 2010 se sancionó la llamada “Ley de matrimonio igualitario” que permite el
matrimonio entre personas de un mismo sexo, y en 2012 la ley que establece el derecho a la
identidad de género de las personas. En 2020 el Estado avanzó en la protección de derechos de las
diversidades a través de la sanción de la ley que establece que las personas travestis, transexuales
y transgénero, que reúnan las condiciones de idoneidad, deberán ocupar cargos en el sector
público nacional en una proporción no inferior al 1% del total de los cargos.

Por último, la ley de interrupción voluntaria del embarazo, sancionada el mismo año garantiza la
interrupción del embarazo en el sistema de salud como derecho si una persona con capacidad de
gestar así lo elige.

Memoria

La recuperación y permanencia de la democracia en Argentina implantó, como uno de sus pilares,


el ejercicio y la construcción de la memoria colectiva sobre los procesos históricos y políticos que
quebraron el orden institucional entre 1976 y 1983 e instauraron el terrorismo de Estado.

Los principios de memoria, verdad y justicia y el reclamo por la soberanía argentina en las islas
Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur alimentaron las luchas de la sociedad durante estos 40 años
y fueron materia de decisiones políticas de los diversos Gobiernos democráticos.

En el año 2003 se anularon las leyes de Obediencia Debida y Punto Final sancionadas durante el
gobierno de Raúl Alfonsín, y así se reabrieron los juicios por los delitos de lesa
humanidad cometidos durante la dictadura. Por otra parte, en 2006 se declararon
inconstitucionales los indultos a los responsables del terrorismo de Estado que habían sido
otorgados por el gobierno de Carlos Menen.

Con respecto a los reclamos por soberanía, a partir de 2004 el Estado argentino, con apoyo de
otras naciones, consiguió que la “Cuestión de las Islas Malvinas” figure en la agenda permanente
de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, y que pueda ser tratada previa
notificación de un Estado miembro.

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