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CARENCIAS ESENCIALES

Tantas y tan frecuentes son las carencias esenciales con las que nos
confrontamos diariamente, que realmente parten el alma.

Hay carencias de virtudes, tan necesarias y válidas como la honradez


(material y espiritual) la veracidad (para no vivir dudando y desconfiando) la
generosidad (para servir un poquito mas a los demás) la esperanza (para
proyectarnos a un futuro mejor) la caridad (para querer más y mejor al
prójimo) la fortaleza (para soportar mejor los dolores físicos y espirituales), y
otras tantas más que nos harían un poco más humanos.

Pero también hay otras carencias, tan esenciales como la falta de comida en
la mesa de tanta gente.

Falta comida, alimentos en algunos o muchos hogares de ésta “Argentina


granero del mundo” (inconcebible) pero también hay faltas en los comedores
comunitarios que asisten a los más desprotegidos y vulnerables.

Y bien, creo y sostengo, que no podemos desentendernos ante estas


necesidades, Gobierno y pueblo (los primeros con mayor responsabilidad) no
podemos desconocer el hambre de nuestros niños y viejos, no podemos
hacernos los distraídos y mirar para otro lado, es algo que nos toca, nos
golpea e increpa. Tampoco es justo asistirlos con comida basura, enlatada,
disecada y artificial, cuando en casa comemos comida sana, fresca, natural y
saludable.

No podemos especular, ni justificar, ni argumentar -paralizando nuestro


potencial humano- hay que hacer, hay que actuar, hay que responder,
todos juntos, funcionarios y particulares, hay que aprender a privarse
personalmente de tantas cosas -que finalmente nos agobian- para poder
ceder algo a los demás, a esos que ya no tienen posibilidades de hacer
escuchar su voz y justificadamente quejarse.

Tanta gente pide comida casa por casa y de cada diez, en una se le da un
pedazo de pan, reduciendo la dieta de esa pobre gente a solo un mendrugo
de pan.

Debiéramos preguntarnos, ¿qué comemos nosotros? Milanesa tal vez?


Podemos dar entonces un emparedado de milanesa, o de hamburguesa, o de
queso, o una fruta, al que golpea nuestra puerta.

Siempre hay algo que podemos hacer,……. Un café con leche calentito para
ese niño que me pregunta si tengo algo, . . y nos cercioramos que llenamos
por un rato una panzita hambrienta.

Entendamos de una vez, (Gobierno, políticos y pueblo) que solo


anteponiendo la generosidad a los egoístas intereses personales, la
donación personal a la indiferencia, sólo así, podremos colaborar a conseguir
un mundo realmente mejor, mas justo, menos carenciado.

Tampoco debemos olvidar que en el último día ( que inexorablemente


llegará) se nos juzgará según las palabras de Jesús . . . . .”todo lo que hicieron
por el más pequeño a Mi me lo hicieron” (Mt 25-40)

Agendemoslo.

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