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Se exprime la cara. Se frota las piernas. Se suena los dedos. Endereza la espalda. Cierra los ojos.

Escucha los autos. Piensa en un contingente de materia oscura. Elavora un sentido que se disuelve
en el instante. Inspira fuerte. Tiene desatados los cordones de la cabeza. Expira despacio.

Se dispone a correr por un pantano y a escribir sobre la córnea de un doble.

Se conecta a los cinco chats que ha estado entrenando durante cinco años. Cada uno con su data
específica, para cada uno su función operativa, su destino poético, su container de basura, su cuerno
abundante y su espada filosófica.

Está afilando el hacha


Primero la teória, el filo está enterrado
Después viene el brillo: se abre la pulpa
y dice: venganza.

Miró el verano, le pareció viejo


una vejes temible
Viene derecho a vos
(a tu cuerpo en tu mente)

No temas
Sin antídoto
tramar el complot

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